No. 100 Ene. 1969
No. 100 Ene. 1969
No. 100 Ene. 1969
100
meA.R." GUA::
EXTRANJERO:
5 Crdoba;
1.50 Dlar
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VOL. XX - No 100
ENERO, 1969
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SEGUNDA EPOCA
. . . . . ---.. .
""-l4
DIRECTOR
SUMARIO
ARTURO CRUZ
ECONOMICO
Pgina
CHARLES PIERSON
REDACTOR
Edit01'ial
3 Entrevista con Pablo Antonio Cuadra
COLABORADORES
DE ESTE NUMERO
Eduardo Zepeda-Henrlquex
CREDITOS FOTOGRAFICC
ARCHIVO DE
REVISTA CONSERVADORA
PROHIBIDA LA REPRODUCClON
TOTAL
INCIDENTES
D~
VIAJE
EDITADA
EN
POR
PUBLICIDAD DE NICARAGUA
TEL 250-49
APTDO 2108 -
JOHN L. STEPHENS
TOMO 11
EN
IMPRENTA NOVEDADES
LA
REFINERIA
NICARAGUENSE
HIGIENICO y
NO,
DECOLORA
NES,
REDUCE
CONTIENE
OPACIDAD
lAS
LA
MODERSOl.UCIO
CENIZA QUE
ELIMINANDO
DE
HA LLEGADO A
SUS
LA
IMPUREZAS,
PRODUCIR
EN
COMO LA
TAN
SU-
MAYOR
DEL
CAPOTA METALICA
CArOTA DE LONA
C A S A PELLAS
Revista
Conservadora.
del Pensamiento Centroamericano
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ticopilofidlo. OIJa
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el deltlido de qtle
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EDITORIAL
El N9 100... Es con ntima satisfaccin personal que presentamos a nuestro. fectores el nmero cien de nuestra publicacin. Lo que en otros medios
liera un hecho sin importancia, eso de ~Icanzar la meta centenaria en la produccin, en el nuestro significa un verdadero acontecimiento.
Porque REVISTA CONSERVADORA naci en una poca de mutaciones, agitaciones y
contratiempos, no precisamente como rgano de Un partido poltico al que por
su nombre ha sido erradamente Igada, sino en un momento en que necesi~
taba ~"anetener, esto es, conservar, el acervo histrico, politico, econmico '1
social de Nicaragua, el que a travs de los tiempos, Se ha ido enriqueciendo
por la persistencia de la tradicin Conservadora en considerar como valoreo
espirituales y culturales, dgnos de mantener..~, -conservarse,- y que estn
expresados con las palabras: Dios, Orden, Libertad, Justicia.
En esa primera etapa de su vida, REVISTA CONSERVADORA fue objeto
de variadas criticas a la par que reciba el respetuoso reconocimiento de su valios" labor. Se le criticaba su acentuado afn de presentar los valores pretritos que fueron antao el triunfo de las ideas conservadoNs, pero a la vez se
le reconoca su amplitud de criterio al convertirse a veces, en mesa redonda,
-o bien pentagonal.- en la que se discutan ideas polticas de dismiles tendencias.
Aquella fue la poca en que REVISTA CONSERVADORA public la Autobiografa del General Emiliano Chamorro, salvando para fa posteridad los recuerdos del ltimo Caudillo de Amrica; el Diario Intimo de Don Enrique
Guzmn, lleno de datos sobre hechos y persones que han pasado por el escenario, las ms de las veces trgico, de la vida polilca de Nicaragua; La Voz Sos.-tenida, Antologa del Pensamiento Nicaragiiense, de Orlando Cuadra Downng,
rico material para el estudio de la literatura e historia patrias; Folklore Mdico
Nicaragilense, del Doctor Ernesto Miranda, valosa aportacin al folklore cientfico del pas; y como culminacin de una vida dedicada a la direccin cultural y filosfica de la juventud de Ni caragua, "desde la tribuna vacilante de
su ancianidad", como l mismo dijera en frase y ocasin memorable, el Doctor
Carlos Cuadra Pasos, nos dej el testamento de las actitudes y de los pensamientos fundamentales de su larga vida poltica en los Cabos Sueftos de mi Me-moria que fueron rotos por la muerte.
Con estas publicaciones y otras que le dieron
SERVADORA se convirti en una verdadera biblioteca sin la cual no ser posible escribir en el futuro la verdadera historia de Nicaragua.
Con el NQ 46, REVISTA CONSERVADORA se convirti en Revista Conservadora del Pensamiento Centroamericano, ampliando con ello sus horizontes
nicaragHenses a los confines de Centro Amrica.
En esta etapa, as como en la primera, la Revista fue ganando prestigio
internacional. La Alianza para El Progreso, el Mercado Comn, la Integ"acin
Econmca, la Organizacin de Estados Centroamericanos, entre otros, fueron
temas a los que la Revista dedic su atencin al punto que un estudio sobre el
desarrollo de las actividades ele esos organismos en el rea centroamericana no
puede ser completo sin ella.
La historia y la literatura, as como los movimientos politicos y sociales de
Centro Amrica, han llenado brillantes pginas de la Revista Conservadora del
Pensamiento Centroamericano, que cree haber cumplido con el deber que le imponia la ampliacin de su nombre.
La Revista Conservadora del Pensamiento Centroamericano, al alcanzar la
madurez que implica el llegar al N9 100, mira hacia el futuro con el mismo entusia.mo del principio, con la satisfaccin de los logros alcanzados en el pasado V
COn el deseo siempre ferviente de servir a nuestros lectores Jo mejor de nuestros colaboradores, sin cuya ayuda nuestra labor no hubiera sido posible.
ENT~EVISTA
CHARLES PIEIlSON
ronel Urtecho. Yo tena a mi cargo la pgina artesanal que trataba sobre temas socIaTes "La Reccin" fue
un peridico poltico Que no dur ms de tres meses
La mat el Gobierno Entonces comenzamos a buscar
cmo publicbamos nuestras cosas. Nuestra eterna bsqueda. E hicimos una publicacin que se llam ((Trinchera" que diriga yo. Era muy parecida a la aPgina
de Vanguardia" Despus en Len nuestro grupo, ya
ms amplio, public un rgano que Se llamaba ((Gris".
Esta publicacin sali cuando comenzaba el movimiento poltico; fue un rgano de lucha puramente polttica, que apoy a Somoza En Chinandega haba otra
publicacin llamada ((Jornal" En Managua sala otra.
Todo ese movimiento Intolectual fue acabado por 80moza apenas subi al poder.
R.-Puede ser que "Patria' haya sido la ms impoltaute y la qua dUl ms. Public ms de 200 nmelos.
Ahora que uno regresa a buscar cosas de las generaciones anteriores, las que tienen mayor riqueza de coJabol aeiones son UPatria" y u Ateneo Nicarageuse"
Hubo otra que tuvo mucha fama, llamada HToae de
Marfil" dirigida por Santiago ArgelJo, que por desgl'aeia no dur mucho; nunca la he podido conocer.
otra, donde publicaban los modernistas y dil'igidapor
Juan FeUIIG 'l'oruo, fue la revista HAzul", P01'O er60
que la de mayor importancia, desde Rubn hasta la
generacin de Vanguardia, fue uPatlia"
P:-Por qn?
R:-Porque no le gustaba la doctrina social que pro.....
clambamos. Adems. nuestro gl upo era extremista y
ya comenzaba a enfilar muchachos que estaban Ol gauizando el sindicalismo. En Managua ya comenzaba a
sentirse el movimiento. En Chinandega y en Granada
existan movimientos similares, yeso no le gust al
Dictallor
P:-Siempre en esa bsqueda de medios de divulgacin, qu publicaciones brotaron deslms de ese primer golpe dictatol'ial contra sus levjstas juveniles?
P:-Quieres ahora historiarnos sobre tus publicaciones? Comenzando, desde luego. con los ((Cuadernos del
~allcr San Lucas", pues creemos f!ue fue el prime~
lI~tento de dar .~ conocer ~I pueblo nicaragense no
solo la producclOn de' sus mtelectuaJes. sino tambin
el primer intento de divulgar nuestras fuentes y laees
h~s~ricas, nues~ro pasado in~gena y las obras de los
VJ3lelOS extranjeros que deJaron tantos testimonios
sobre Nicaragua.
R:-Para negar a ((Cuadernos" debemos como ante.
cedente necesario, colocarnos en 1931 con l UPgina (le
V~guardia", dirigida por Octavio ~ocba y yo. Esta
pflg~a tuvo dos etapas: UDa puramente literaria y polemlca, con encuestas sobre temas literarios manifiestos, producciones y crticaS; y luego una serunda etapa que no se puede llamar poltica, pero donde comenzamos a meternos con la ffistorla a descubrir
nuestra Hi~toria q~e siempre t~ene politl~a, no?, y en
I~ c,!al atacbamos muy rabi()samente a los dos partidos
hlStOrfcos y a la democraci criolla. Podramos decir
qut:' fue un preludio al peridico ((La Re~ccI6n" Despues de las dos etapas de la "Pgina de Vanguardia"
pubJicaD),os ((La Reacci6n", cuyo Direotor fue Jos Co..
Sobalvarro que se deca novia de Sandina y se carteaba con el guerrillero, a Al~iandro Burtado y. a muchos
ms Oho aspecto que debe subrayarse respecto a nueS_
tras iniciales publicaciones -comenzando por "Vanguardia
es el aspecto decididamente revolucionalio
de nuestro pensamiento y accin paradojalmente llall
-
mado "reaccinario" porque descansaba en los principios del evangelio cristiano Nuestra generacin fue,
creo yo, la primera que irrwnpi en Nical'agua proclamando LA NECESIDAD DE UN CAMBIO TOTAL. En
nuesb a filosofa cristiana, seguramente inspErados en
y Juan XXID, ha encontrado el hombre cristiano: devolvel al Evangelio su fuerza de fermento social y su
preocupacin primOl dial por el prjimo Naturalmente,
esta filosofa, que nos salv de caer llenamente en bl azos del fascismo, o del comunismo, estaba mezclada con
influencias muy poderosas del mismo fas{lismo -que
era entonces la docb'ina ms apasionante para la ju.
ventu", como el castrismo hoy da- y pOl )a influencia de l\-Iaurrs, cuya filosofa poltica anti-demoCltica hizo pleno impacto en nosotros, testigos (le gUe!'H1S
civiles f1'atricidas y de un pleito eterno y deplimente
de nuestros partidos llamados democrticos
P:-Pero la primera verdadera revista que ustedes
publicalon fue c 4Cuadernos del Taller San Lucas", no
es cierto? Qu trascendencia crees t que tuvo?
P:-Haciendo un paralelo entre "Cuadernos del Talle San Lucas" y "El Pez y la Serpiente", vemos qu~
en Cuadernos hay mayor diversidad mientras que en
el Pez exaltas ms los valores puramente literal ios
Es ese tu propsito?
R:-S Resulta qoe cuando sacamos los Cuader.nos
exista uada y tenamos que dar cabida a los diferentes valores que lormaban el amplio grupo nuestro, que eran muy variados. Hay que tomar en cuenta
que en esa poca formamos tambin la Casa de la Cultura. Nosotros queramos hacer uPoa especie de UniversIdad, porque no haba nada. Cuando organic "EI Pez
ya la Serpiente" ya existan Universidades, ya exista
Mariano Flanos Gil como Rector de la UNAN que fue
el que le di la nueva visin a la Universidad. En mate1'ia cultural la universidad anterior era desolad0l3
Lo nico que interesaba ela la profesin y la profe~
sionalizacin Al formar ttEl Pez y .la Serpiente", DI1
idea era tener nn rgano de calidad editado COn arte
tipogrfico y l:!ue este rgano pudiera presentarse bien
ante el extranjero El Pez ba tenido en el extranjero
una acogida superior a la que yo esperaba, y pudiera
circular ms si tuviramos una buena. distribuidora,
pero sucede que soy yo quien hace todo, El Pez cubre
un rea geogrfica muy rrande. Tiene suscripciones
incluso en muchos pa~s detrs de la' cortina de hierr~.
110
ll
P:-Los nicaragenses son en general poco aficionados a la lectura y particularmente a la de revistas cul...
turales especializadas, cul es tu opinin sobre las dificultades que han tenido y tendrn en el futuro las
revistas especializadas?
ESCORZO HISTORI,C,O DE
NUESTRA BIBLIOTEC~ NACIO'NAL
Por Eduardo ZEPEDA HENRIQUEZ,
Director de la Biblioteca Nacional de Nicaragua.
Nuestra B'iblioteca naci con el ao 1882, como la
mejor de Amrica Central, d~stiDndase quince mil pe_
sos para su instalacin Fue inaugurada por el Prc~i
dente don Joaquin Zavala en el costado noreste, pri.
mer piso, del antiguo Palacio Nacional, destI uido pOl
la catsbofe de 1931, sin que nuestro tesoro bibliogrfico sufllera prdidas Los cinco mil volmenes fun_
dadores -encuadernados en pasta espaola y con el
Escudo de Nicaragua grabado en oro en la portadafueron seleccionados en Espaa por Emilio Castelar, a
peticin del Gobierno del General Zavala. Con ocasin
del acto inaugural, Rubn Daro -que apenas contaba
15 aos de edad- escribi las cien dcimas de su poema HEl Librou , precisamente fechado el 1'9 de enero;
poema que su autor DO pudo recitar entonces, sino has-
ciones Exteriores, Justicia y Negocios Eclesisticos, interviniendo entonces en un serio problema de relaciones entre la Iglesia y el Estado, durante la Presidencia
del General Santiago Gonzlez; Gobernador y Comandante General de San Miguel; Inspector Militar Divisionario del mismo DepartaJ;1lento y de los de Usulutn
y La Unin; General de Divisin, por Decreto Legislativo del ao 1876; y, en fin, Jefe militar de los Departamentos orientales En la personalidad del General
Brioso, no cedieron las armas a la toga, sino que ambas
se hermanaron con lazo amorossimo; y, de segulO, Don
Miguel tena muy presente aquel clebre DiscUISO de
Don Quijote, en el cual se dice "que las al'mas requie1 en espritu como las letras"
Poco ms queda lJOr espigar en la vida del pI ime)'
Bibliotecalio Nacional de Nical'agua, Se haba casado con Doa Vu'ginia Bardos el 30 de septiembre de
1869, siendo padrino de la boda el Presidente Dueas.
Cuando Brioso fue designado pala dirigir nuestra Bibliote~a, ya contaba cincuenta aos de edad, No slo
el a un tpico hombre de la l1ush acin, COll mayscula,
sino profundamente ilustrado; y. a dems, un hombre
de cuerpo entero, que luego mu1' valerosamente en
el campo de batalla, en aquel combate de Cerro Partido, en el Departamento salvadoreo de Cuscatln
Apenas haban pasado cuatro aos desde que el licenciado Brioso saliera de las aulas universitarias,
cuando ya era Diputado por Chinameca. Su carrera
poltica fue realmente vertiginosa. Poco tiempo des~
pns, el Gobierno del General Gerardo Barrios le man-
da.
La Academia NiClaragense
de la Lengua
D~
La Academia se fund con ocho miembros Enseguida se seal en vientiocho el lmite de individuos
de nmero; luego fueron aumentadas las plazas a treinta y seis. Adems de numerarios tiene miemblos correspondientes y de honor
Para que colab~raran con la Real Espaola, se establecieron AcademIaS de la Lengua en los paIses de
la Amrica Hispana y en las Islas Filipinas. Los acadmicoS' de nmero de estas Corporaciones, al tomar
posesin. pasan a ser Correspondientes de la Real de
Madrid.
Academia Uruguaya Nacional de Letras. Las dos ltimas Academias. la Argentina y la Uruguaya, si bien
.son excelentes colaboradoras de la Real Espaola, no
figuran como correspondientes de ellas en el Anuario
ni en el Diccionario de la Corpnracin madrilea
Desde su fundacin, por ms de dos siglos y medio,
todos los quehaceres del idioma, sus reformas gramaticales o lexicoglficas. los asuntos concernientes a su
unidad y defensa, enseanza y difusin, estuvieron 1 eservados o confiados de modo exclusivo a la Real Academia Espaola. El papel de las Academias Correspondientes y Colaboradoras era de simples ejecutoras
de las normas y disposiciones de aquella. y de enviar
-de vez en cuanto- listas de voces regionales (regionalismos o provincialismos) para su inclusin en el
Diccionario comn (labor de enriquecimiento del caudal idiomtico).
En vista de ello, en 1951, el Lic. D. MIGUEL ALE-
de agosto de 1928). Su llersoneria jurdica le fue otorgada pOl Ley de 22 de febrero de 1929 Fueron sus fWldadores siete (7) ilustres personalidades de las letras
patIias: Su Exclencia Reverendsima, MONSEOR JO~
JE ANTONIO LEZCANO Y ORTEGA, Arzobispo de
MALDONADO, inspirado poeta y orador grandilocuente: DOCTOR PEDRO JOAQUIN CHAMORRO ZELA-
YA. abogado, historiador de recia ellvergadura. periodista vibrante; DOCTOR ALFONSO AYON, gran fil.
logo; DOCTOR LUIS H DEBAYLE, poeta y escritor
castizo, sabio mdico; y DOCTOR FRANCISCO P ANIA-
COl respondientes
gua R.lvas;
o os
dioses ordenaron
partir", resumen de las culturas indgenas precolll1binas por Samuel Kirklalld Lothropj ((Dos hombres dos historias"
por Teodol'o Picado y Carlos Cuadra P~sos' ((La Inter~
vencin", por Felipe Rodrguez Serrano; 4) TEATRO:
3 obras de Teatro Nuevo ((La Chinfona Burguesa"
((Por .Ios caminos van los campesinos" y ((Judit")CIENCIAS: ('Zonas Geogrficas y Fauna Nicaragen_
ses", por el P. Bernardo Ponsol, S.J.
Es posible que se me haya escapado algUlla obra
Pido excusas si as fuere
Como homenaje a la memoria de Rubn Daro con
motivo del Centenario de su Nacimiento, la Academia
a sus habitantes,
'
SABED:
Que el Congreso ha ordenedo lo siguiente:
"EL SENADO Y CAMARA DE DIPUTADOS DE I.A
REPUBLICA DE NICARAGUA.
DECRETAN:
Aprobar en los siguientes tl'1llinos el Decreto Ejecntivo de 8 de agosto de 1928.
Art. 1 - La Academia Nicaragense que va a es.
tablecerse como Correspondiente de la Real Espaola
es persona jurdica y tendr el carcter de Cuerp~
Consultivo del Gobierno para todo lo 1 elativo a la conservacin y perfeccionamiento de la lengua nacional
que es la castellana o espaola, as como para el fo":
mento de la literatura.
Art. 2 - La Academia abrir y premiar por lo
menos cada dos aos, uno o varios concursos 'confm'me a sus Estatutos Es tambin a su cargo I~ formacin de un Diccionalio de Provincialismos de las diversas regiones de Nicaragua El Estado cubrir las correspondientes erogaciones
Art. 3 - Por los nexos internacionales de la Aca.
d~mia, esta funcionar en inteligencia con el MinisteriO de Rela~ione.s Exteriores de la Repblica, el cual
se entendera con ella en todo lo que se relacione con
sus tareas. El Presupeusto de la Academia cOlrespondera tambin a dicho despacho.
Arto. 4 - La Academia tendr los siguientes emolumentos mensuales que se sacarn del Tesoro Pblico y figulaln en el PIesupuesto: Para un SecIetario
Perpetuo C$ 100.00; para un Esclibiente C$ 30.G!); pala
un pOi tero C$ 15 00: para ga.tos C$ 6500
Al t. 5 - Se concede a la Academia Nicaragense
el. f1~recho de. vigilar la administracin interna de la
Blb~IOtec.a.Na(llonal; para lo cual dictar el Reglamento
y dlSpO.slcfones que a bien tenga en orden al cuido,
mantennnlento 'Y fomento del establecimiento.
Art. ~ - Mientras la Academia carezca de un loca~ apropiado y. adecuado a sus altas funciones tendr
aSIento en el mIsmo edificio de la Biblioteca Nacional
separando las habitaciones necesarias con el fin desti":
nado.
Dado en el Saln de Sesiones de la Cmara del
S~llado Managua, 29 de diciembre de 1928. J Deme.;.
trIO Cua!lra, S: P - Vicente F. Altamirano, S. S. _
J. Agushn TreJos, S S. (Aqu un seno).
'
Al Poder Ejecutivo. C~mara de D.iputados. Managua, 13..de febrero de 1929. Ant Cruz Hurtado, D P _
H Arguello Cerda, D S. - Jos D. Florez D. S. (Aqu
otro seIlo)
.
"
POR TANTO: EJECUTESE Casa Presidencial. Mal
u~gna, 22 de febrero de 1929. J. M. MONCADA, El MiUlstro de Instruccin pl:J1ica J. ,R. SEVJLLA."
si
Vol.
Vol.
N9
48
Pg.
23
Esapac
10
10
13
Varios
Nuestra situacin administrativa bajo
el ojo de expertos nacionales
10
48
48
63
48
14
74
15
67
AGRICULTURA Y GANADERIA
Vol.
Annimo
Nicaragua y su fisonomia agraria
Annimo
Resumen del Proyecto de Ley
Agraria
Arana Montalvn, Ral
ObserVaciones sobre la Ley de
Reforma Agraria
N9
Pg.
12
12
12
52
14
42
15
12
12
13
59
59
l\'Ioutes O , Osear
Desalrollo econmico y Reforma
Agraria
12
59
Muller, Albert
La Escuela Agrfcola Panamericana
11
52
36
12
52
33
33
Revista Conservadora
Poltica agraria
Guandique. Flix E.
Deficiencias de la Reforma Agraria
Hidal&,o Jacn, Ricardo
El problema jurdico agrario
de Nicaragua
30
11
Romn. Adolfo
La restauracin del cacao
"Nical agua"
14
13
Schick, Ren
El Gobierno y la Reforma Ag18ria
12
Somoza D, Luis
01 igen, aplicacin y problemas de
la Reforma Agraria
12
59
WalIace, Henry A.
Algo nico, gozoso y bello
11
52
38
Vol.
NP
Pg.
30
Altamirano, Pilar
Vivienda (Carlos Santos, comentarista) 7
35
AID Y ONP
La Alianza en Nicaragua: contribucin
de Estados Unidos y ole Nicaragua
6
30
28
30
Alvarez Montalvn, Emilio
Inh oduccin a la Alianza
Cole, Alfredo
Situacin del cnltivo del algodn en
Nicaragua
14
Coronel Kautz, Ricardo
Sitnacin actual de la ganaderla
en Nicaragua
66
39
Pg.
Desarrollo integral
N~
13
3
12
12
69
12
59
10
13
Annimo
La obra de Kennedy: Ha tenido
xito la Alianza?
Arana Montalvn, Ral
Apuntes ganaderos
57
Avils, Orontes
Salnbridad (comentarista: Roberto
Caldern)
:11
10
50
30
35
Vol.
Nq
Vol.
PIr.
Barreto, Ol'Jando
Integracin
35
').1
Brown, Aarou S
Una Alianza del Esp ilu
30
J3
35
35
35
Esh'ada, Rall'h C
Contribucin de Estn.do8 Unidos
(3
30
22
(3
30
30
23
Educaci6n
35
JI
45
GabU31'oi, Carlos
La empre!';a pl ivada y la Alianza
para el Progl.eso
Guandique. FJi. E.
A~l1ntes a la lnvelsin
~xhanjel"a
Maltin, Ed\yin M
Qu eS la Alianza para el
Plogleso?
Montes, Oseall'
Ucfolma Agraria (comentarista:
Orlando 'flejos S)
Porras, Enrique
Ohjetivos
Porras, Enrique
El Embajador Brown y la Alianza
18
:io
15
ValioD
Objetivos de la Alianza parl\ el
Pl agreso Carta de Punta del Este
3U
Varios
La Prensa Nacional (comentatios cIt'
Jos principales peti6dicos sobre las
JOllladas del Segundo Anivelsmio
de la Alianza para el Progleso)
7
:.m
Varios
Declnracin de los pueblos de
Amrica
16
77
Vol.
N'l
17
35
Jitevb:tn Conservadora
Cmo entiende la libertad Emiliano
Chamono
35
llevI!sta. Consel'vadora
Ancdota del Plesidente Guzmn
10
13
16
77
35
54
Rcmta Comervadora
El Presidente multado (Ancdota del
Pl esidente Gral Joaqun Zava1a)
1
Revil'ta Conservadora
Rubn Darlo fuo Coronel del Ejl'cito 1
35
J5
Monteal.egl~
7
7
35
35
13
3
16
Revista Conservadora
12
Revista Conservadora
El Presi.dente Quadlu
36
22
32
13
25
18
31
21
'10
Remta Conservndora
Propietarios a la fue1 za (Ancdota del
Presidente GI al Toms Mal. tlnez)
1
77
P~.
20
16
1J
35
2S
Daro, R~bn
Rubn Daro y los gobernantes
cense1 vadores
Scbio"- Ron
Intloducci6n (segundo aniversario
de la Alianza)
30
18
de la Alianza)'
31
35
Pg.
Steam, R<tbert
La educacin y la Alianza en
Nicaragua
ANECDTAS
JO
NQ
Silva, Julio C.
Los recursos nacionales para el
xito de la Alianza
Vigil, Francisco
Doa Elena Al'ellano y Santa Teresa
de Jess
3
Vl~il, Joaqun
El Pl esidente Crdenas y don
Alfredo Pellas
1
BmLIOGRAl!'IA
ANTROPOLOGlA y ARQUEOLOGlA
AdaW5, Richard N.
19
S. S. y Cumins, Harold
Un crneo Maya descubierto en
Hondura.
13
90
11
52
32
Cartln, Lonla
Lincoln y una colonia de negros
en Centroamrica
17
81
53
81
54
32
15
Haberland, Wolfgang
Conferencia y exposicin
~rqueolgici.\
Lomnx, Louis E.
Un negro habla de la tribu
que surge
71
81
19
Revista Conservadora
Lo. miskito. Trasfondo histrico
Pg.
Vol
A~ilar
Pg.
Vol
Leiva, Antonio
Diccionario Geogrfico de Nicaragua 20
97
30
11
53
47
13
(i3
75
2G
50
~ep.u),t1
18
90
lB
20
20
97
.ll
Vol
N9
Pg
Pens:uniento Controamericano
Libros recibidos (varios autores)
77
90
BlOGRAFIA
Revista Conservadora
Lo. sumos
Richardson, Flancis B.
La ms antigua huella del hombre
nicaragense
16
4
18
77
. 91
17
31
13
18
34
18
86
69
36
36
11
53
41
39
31
37
53
90
4:
Stone, Doris
El papel de los tula-tolteeas en
hondlllas precolombina
11
52
54
ARTI':
N~
Pr;.
23
22
11
51
19
10
49
45
Vol.
Bolaos, Po
Don HOlacio (Gu'l.mn), el periodista
y diplomtico
18
Cardenal, Ernesto
Esculturas
Claps, Gerardo
Pelculas de vaqueros
20
10
99
49
20
BolnlOS, Po
Don Isidro Ultecho (Incluido en
el UbIO de Mes)
18
88
14
Bolaos, Po
Carlos Selva
le
80
23
32
4&
3
67
13
63
Separata
Vol.
N"
17
83
Pg.
Tijel'ino, Toribio
Reminiscencias histricas
18
17
86
84
21
22
Tijerino Toribio
Autorretrato
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13
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16
76
70
41
14
67
Chamorra, Emiliano
Autobiografia
Elizondo, Arturo
Semblanza de Diego Manuel
Chamarra
18
92
12
12
59
77
86
60
Guzmn B. Enrique
Don Fernando (Guzmn), el
Presidente y su esposa
18
18
88
Herzl, Teodoro
Autobiografla
15
71
33
38
18
86
33
Lee, Bruce
Kennedy: su vida
Lezcano y Ortega, Jos Antonio
Memorias y ancdotas
Lorant, Stefan
Abraham Lincoln (cronologa
de su vida)
10
55
18
77
14
Miranda, Francisco G.
Un mdico inolvidable (Juan
Ignacio Urtecho)
18
88
18
40
88
22
23
Palacios, Enrique
Apuntamientos biogrficos de
Justo Rufino Barrios
15
73
37
Rivas, Anselmo H.
Don Emilio Benard
17
82
50
16
78
18
88
22
40
Urtecho. Isidro
Gente de su tiempo (Luis H Debayle y
Juan Jos Martnez, Manuel COlonel
Matus, Enrique Guzmn) (Incluido
en el Libro del Mes)
18
88
40
88
Vivas, Adn
Anselmo H Rivas
14
33
Simn Bolivar.
Monte Sacro
Del Avila al
Urtecho, Isidro
Galera de Rivenses notables
(Ledo Laul cano Pineda, el Padre
Pedro Avendao, Don Pedro
Chamarra, Don Rafael Lebrn)
(Incluido en el Libro del Mes)
Viv"". Adn
Carlos Selva
32
31
Vivas, Adn
Jos DolO! es Gmez
33
22
18
86
22
Vol.
NQ
Pg.
36
Argello, Gustavo A
Caita al Dr Felipe Rodrlguez
Selrano
Cannon y Cl'oce
Cartas (En Diciembre, hace 51 aos)
~O
Pg.
39
Chamarra, Emiliano
Adolfo Dfaz y Emiliana Chamarra
N"
100
separata
85
Vol.
11
10
Chamorro, EmUiano
Carias al Dr Molina Mallorquin
10
30
Figueres, Jos
Declaracin a Revista Conservadora
17
Gonzlez-Rojas, Publio
Carta al Director de Revista
Conservadora
17
81
Hurtado, Pablo
Carta al DI', Jos Brcenas
Meneses
Vol.
Hurtado, llabIo
Cal ta al DI Jos Blcenas
Meneses
NO
NO
Pg.
22
11
50
Vol.
Pg.
Valios
Managua vista POI viajelos del sigln
pasado (Roberts, Balc;her, Stephens,
Squier, Stout, Sherzel, Belly, Levy.
Pimm, Simmons) (Trad y notas do
Luciano Cuadra)
4
1
4
4
18
18
Meneses
29
Montealegre, Eduardo
Cm ta al Dr Len Debayle
15
45
63
IItIrtado, Pablo
Carta al Dr Jos Brcenas
60
12
separata
22
20
21
mosquitos
CULTURA
Rradbrook, 1\1. C.
T S Eliot, el tradicionalista
sorprendente
36
Capdevila. ALtIllo
Los selafdfes y nuestra Madle
~~
RONIS1'AS y VIAJEROS
Vol.
N"
Pg.
Elisedn, Marqus de la
Ramh'o de Maeztu, el defensor de la
hispanidad y su sentido de mjsin
Jacovella, Bruno J.
La intoxicacin cultural del hombre
La Orden Mil'acle, Ernesto
Fum to Rica, hermano hispnico
Lewin, BolesJao
Los mal ranos en las Indias
nOl'tearoericano
17
15
82
48
63
~teja
15
72
OPllenlleimol', Roban
Reflexiones sobre la ciencia
y la cultUl a
18
89
31
Escala, Vctor H.
Filosofa de los viajes
18
89
40
87
19
28
33
16
44
Robel'ts, Edmundoo
Episodio de un comeI ciante ingls
en la Costa Atlntica (Trad de
Luciano Cuadra)
Sherzel', Cad
Don Miguel, el hidalgo de San Juan
del Norte
14
14
Masaya
Squier, Epbraim George
Al mal, al mar! ('rIad. de
Luciano Cuadra)
Tel'mer, Frans
Carlos Sapper, explorador de
Centl oamrica
57
35
Vol
No
Pg.
~2
40
25
33
31
16
20
97
15
fll
Zg
26
36
20
100
25
30
26
34
26
35
12
60
.5
10
\ 811 as
Conservadol a
al D1'
411
Zavala, Juan de
'!'igelino, TOl'ibio
Cal ta al Dil ector de Revista
Cal tu
5r
14
28
18
69
35
Revista Conservadora
Notas de Cultura: Flancia y El Pel
Revista Conservadora
Centro de Cultma: el Colegio
Francs de Granada
Romero de Valle, Emilio.
Vida y muerte del Ateneo
Americano en Washington
Trujeda, LuiJJ
Deshielo cultural en la URSS?
UsIro' Pietri, Arturo
La e8th pe y la cultura
hispanoamel icana
32
21
17
81
59
18
90
30
23
39
20
100
Weaver, Richard M.
La importancia de la libertad
30
cultural
32
DERECHO
Vol.
18
N9
Vol
90
lB
53
77
37
'1
~2
14
Bardos, Modesto
ener en desuso
10
50
Lerner, Natu
El Deleeho Israeli
15
71
19
10
48
47
Mendleta, Francisco A.
Evoluci6n hist6rica de los derechos
humanos
'lO
15
14
70
.17
'H
25
San Juan
Gl"ingoire, Pedro
No intervencin
Grullegald, Donald
La disputa anglo_guatemalteca
SObl e Belice
18
20
22
37
d~
41
31
111
19
14
~7
l~l1js
16
53
54
J ,a Reforma Constitucional
1 iD
il
53
Facio, GC'llzalo J.
16
Internacional
37
Buitrago. Edt"ro.'do
12
Pg
Pg
86
66
15
11
Rojas, Arm::md9
La disn\1tD anglo-venezolana
GumHlique, Flix- E.
sobre La Guayana
Gnmltlique, Flix E
La administraci6n de justicia en
Nicaragua dmante los ltimos
veinticinco aos
25
Gunndique, Flix E
El imperio de la Ley
17
21
Guandique, Flix E.
La justicia en Nicaragua
19
11
14
13
25
22
49
17
25
25
16
16
1{
45
Revista Conservadora
La libertad e independencia del
Poder Judielal
29
53
27
15
Revista Conservadora
Comentario a la promulgacin de la
Ley de Radio y Televisin
1
Revista Conservadora
Anlisis "Comparativo, la libertad
y el libre comercio
1
Revista Conservadora
Brjula pal'a leer (resea critica del
libro "La Consulta hemisfrica de
Santiago de Chile y la gl'ave crisis de
la solidaridad americana", por Jos
Sansn 'eru)
6
66
Rooning, C. NeaJe
TnteJ venci6n Derecho Internacional
y el SIstema Interamericano
Pg
Vol
SandillO Al'gi1.eIlo, Ro!lolio
57
jO
intemporal
10
40
19
40
'14
413
13
62
27
24
1'-
55
Neale Roolling, e
Asilo Diplomtico
10
9
2
Vol.
~Tf)
Pg
4~~
56
14
63
15
7:1
91
Bcll, Davhl E.
El desarrollo 1 ural intelllacional
11
:i3
33
14
68
20
99
24
Crdenas, Alejandro
La Costa Atlntica en la Economa
Nacional
:3
13
25
20
99
13
!lS
17
82
19
18
27
Delgado. Santiago
El caf en la Economa Nacional
13
38
Dilloll, Douglas
Desarrollo de Latinoamrica
11
51
37
Grand, William S
Vitalidad del Istmo
10
47
13
42
11
52
10
1'1
25
22
J2
5'7
G5
Bellgoechea, Adolfo
20
Vol.
N"
16
30
al tesana
CODllCA
JO
16
48
77
44
35
9'1
Granada en cifl as
33
DIPLOMACIA
Annimo
Bowles, Chestel'
Hacia una nueva diplomacia
ECONOMIA
'1
Zepe(la, Mximo n.
Convencin centl'oamelicnna sobre
leyes protecto13S de obrerog y
habajadOles
42
Uniformidad en la Legislacin
Da de la Raza
Varios
Las gestiones de ayer del Pm tido
Libel al (RecOl tes de peridicos)
52
'1
Centroamericana
Pg
Smith, LOllis
El control civil del poder militm
Vol
16
77
77
38
17
Cruz, Aduro J.
Poltica socio-econmica del Partido
42
93
Gabuardi, Carlos
La industria en la economa
nacional
Gna, C. R.
Desarrollo econmico de Hondui'as
DISCURSOS
Vol.
Cuadra Pasos, Carlos
La elocuencia en conmemoracin del
terremoto
16
Pg.
78
17
'll
Vol
NO
Pe
Revista Conservadora
Inagm acin de la planta elcb lea
CICentroamrica"
11
54
46
Revista Conservadora
La electl'ificacn de Nicaragua
11
54
39
20
Senz, Ral
Integracin y cooperaci6n
internacional
10
49
20
66
47
19
92
Ulate, Otlllo
Capitalismo popular
10
48
Upton, Gl'aydon T
El hombre: llzn y causa del
proceso de desan olla
10
46
45
Varios
Un nuevo ferlccarril para Nicaragua
(Carlos Santos B, Boulney Poulson
Sergio Malio Montealegre, Alejandr~
Baca Mufioz, Samuel Barreta A"
Dayton Caldera)
7
32
10
Valios
Balance de cuatro grandes
banqueros de Estados Unidos y
Europa (David Rockefeller, George
S Moore, JOlge del Canto Gervasio
Collar LUis)
,
10
50
32
Varios
El Nor-Este de Nicaragua con bases
especificas para su desarrollo
(Carlos TvIolina, Edmundo Astorga e
Anlbal Ramirez F)
'14
68
20
Varios
Simposium de hambl es de empresa
19
94
25
Vol.
N9
Pg.
26
14
Annimo
Millones de libas para uso gratuito en
las Escuelas Pblicas de Centroamrica
14
Y Panam
69
26
Bultrago, Edgardo
Voz y promesa de la UniversIdad en la
1
crisis actual de la Cultura
12
Vol
NO
PI:'
13
34
Horvilleur I Gabriel
&1 algodn en la Economa Nacional 3
13
14
Guandlque, ,Flix E.
La minera en la Economa Nacional
Horvilleur, Valentin
Nuestra bal ata mano de obra
es cara
Iglesias, Eduar(1o
Problemas del desarroJJ.o
jndustrial
Jurcidiui, Jorge
Los
leCUl'SOS
humanos en la Costa
14
68
32
Klenner, Fritz
La libertad en un mundo planificado 12
58
60
20
99
10
Linares, Julio
El desatrollo del capitalismo y la
moderna tecnocracia nicaragense
20
97
24
11
52
Montealegre, Eduardo
Des3n-ollo econmico. educacin
superior y la comunidad
17
81
63
Atlntica
MonUel, Fernando J.
Un catastro fiscal e inventario de
XCCUlSOS naturales de Nicaragua
Na'Val'ro Deshon, Angel
Objetivos de una nueva polltica
econ6mlca
Ramirez Eva, Amoldo
Serios pi oblemas de nuestra
eco:r:;loma
14
70
34
10
31
19
92
Rockefeller, David
Cinco creencias errneas
13
63
10
Rostow, W. '\Y.
EstructUlando nuestro futuro
11
54
31
10
Rostow, W W.
DesauoUa econmico por etapas
Revista Conservadora del
pensamiento Centroamericano
EXpl esi6n de nuestro subdesarrollo
econmico-social
17
83
Revista Conservadora
Nicaragua. pals que no progresa
28
Revista Conservadora
Introduccin al desarrollo b6sico
de Nic81agua
31
Revista Conservadora
Entrevista con el Licenciado
Roberto Ramfrez
Revista Conservadora
Un ao de labores: 1964 (Honduras)
~e~sta cowwrYa~
EDUCACION
Annimo
Cuadros Eslad!sticos (poblacin
estudiantil de Nicaragua)
Buitrago, Edgardo
Pasado. presente y futuro de nuestra
61
13
Escuela de Derecho
Barret, Ward y Cotton, ftlather
Pal8 nuestros universitarios:
puertas abiertas en los Estados
14 M
Unidos
11
52
11
52
18
Barrientos, Ivn
La formacIn del estudiante
universitario
Cabrales, Luis A.
Nuestros ploblemas educacionales
11
52
20
47
50
18
89
18
28
61
Castelln, Guillermo
Cmo naci nuestra Escuela de
Periodismo
Coronel Urtecho, Jos
Discurso de Inauguracin de la
Urtivclsidad Centroamericana
Cerezo Dardn, Hugo
La escuela secundaria y los
estudios generales
Vol
N9
13
61
13
64
Pg
Vol
No
!'g
lO
47
16
13
64
25
64
J7
13
64
17
26
27
26
18
13
62
Pallais, Maurico
Unificacin educativa en
Centloamdca
10
47
18
Pallais, Manlieio
La HistOl ia de Nicaragua a travs
de la Educacin
18
90
12
13
61
26
Quezada, Arturo
Expansin de la educacin superior
13
64
20
10
Ramrez, Sergio
Universidad Cenhoamericana
13
64
Romero, Matas
Hacia una filosofa de la educacin
centroamericana
19
95
13
64
13
62
13
61
13
61
16
13
61
56
17
43
Marroqun, Alejandro D.
Algunas metas sociales en el
proceso educativo
35
CSUCA
64
CSUCA
64
26
21
18
86
13
62
13
13
61
61
30
56
dinmica
26
13
64
22
13
61
27
641
33
Faeio B, Rodrigo
Los estudios generales: la Universidad
de Costa Rica y su Facultad de
Ciencias y Letras
13
Gutirrcz, Claudio
Comentalos al movimiento de la
RefOlma Universitaria actualmente en
curso en el rea Centroamericana
13
64
41
13
61
37
10
47
13
13
62
Tnnerman, Carlos
La Universidad y la iniciativa
privada
Tnnerman, Carlos
El mensaje de Mariano Fiallos Gil
a los univel siatrios nicaragenses
Jara. Jos de la
La Universidad Catlica y el
subdesarrollo
Lepoutre, Gerard
La creacin de Universidades
Catlicas en los pafses en
desarrollo
Martnez Cabezas, Denta
Perspectivas de estudio en la
Universidad Nacional de Nicaragua
13
13
13
62
62
61
UNAM
Cronologa Universitaria
13
16
UNAM
La Universidad Nacional y sus
problemas econmicos
13
61
22
24
6l.
34
22
13
ENTREVISTAS Y REPORTAJES
Vol
N"
Pg
19
941
Guzmn B J Enrique
La Semana Santa en Granada hace
medio siglo
19
21
Guzmn n. Enl'ique
Tladiciones glanadinas Su venelada
imagen de Concepcin
24
28
24
15
74
29
~6
22
94
Vol
N"
Pg.
91
Annimo
Discmso de ligar de un joven
glanadino (sobre don Adolio Benald) 17
82
49
Annimo
Una cuchara con monograma
de familIa
17
82
46
19
93
41
19
17
81
12
17
82
45
40
Varios
Los intelectuales de la poca y
don Emilio Benard. (Modesto Barrios,
Fabio Camevalini, Luciano Gmez
Salvador Castillo, Nicols QuinUn
Ubago, Manuel Cuadra, Manuel
Mejla)
17
82
67
17
82
71
17
81
Vol.
N"
Pg.
15
71
45
15
71
22
l\Ierril, John e
F$tados Unidos visto pOl Mxico
33
'!
12
60
49
Fatues, M.
Visita al Rey David
15
71
60
I'iel'son, Charles
Enh evista
COI!
Pa)10 Antonio
Cuadra
20
100
pensamiento Ccntroamelicano
Tres viejos con ms de un siglo
de vida
Revista Conservadora
Sobre capacitacin social (Entrevista
con hes jvenes guatemaltecos)
17
63
4~
13
46
10
47
10
50
49
11
51
40
15
71
15
71
61
17
34
FOLKLORE
Annimo
Las fiestas de Agosto
Annimo
Las oraciones mgicas de venta en
nuestros inercados
Serros l\Iayorga, Maria
La adivinanza en Nicaragua
Buitrago, Berta
La Semana Santa en Len en el
siglo X1X
GllNEALOGlA
45
81
22
Vol.
N"
Pg
11
36
19
94
15
74
44
19
Varios
Los poetas de la poca y don
Emilio Benarcl (Antonino Aragn
Flix Medina, Agustn Alfaro,
'
Cesreo Salinas)
Vivas Benard, Pedro Pablo
Genealoga de la familia Arellano
17
I~
91
separata
(1)
Vol
Pg
N~
17
82
36
17
83
Vol
N~
16
79
50
16
79
78
16
79
27
79
41
Meek, Eugene
Peces de los gl andes lagos de
Nicaragua
Millor, Robert R.
18
86
43
Rotschi, Henri
La glan aventma contina
13
87
47
18
88
14
18
84
85
77
19
92
separata
19
16
79
79
16
79
85
16
79
89
79
16
78
25
(I)
nicaragense
El desauollo pesquero en
Centroamlica
92
sepmata
(II)
Spilhaus. Athelstan
Vol
NO
Pg
Investigaciones de un jesuita en
aguas de Nicaragua (Paleografa
origen de los peces de los lagos,
bistoria de la ictiologa, nuestro
tibm n, nuestl o pez-sierra, nuestl o
gaspar)
16
79
65
16
79
45
43
42
Zenlrevich, L. y LaktionovJ A.
Tmpanos y trpicos
16
79
25
43
42
Vol.
NO
Pg
43
34
16
79
13
lquida
HISTORIA DE AMERICA
CalderJ Ritche
Las olas misteriosas bailarinas del
mar
22
18
90
58
79
43
18
90
12
16
79
33
Coln, CrIstbal
(La) Carta (de)
17
97
16
79
19
84
85
10
49
58
Gandia, Enrique de
Los precursores del separatismo
americano
16
Carr, Archie
Origen del Lago de Nicaragua
16
Collins, Peter B.
El tiempo y el mar
CosteauJ Jacques-Ives
Conquista del anti-Everest
79
Finn, D B
Ms pescado en la mesa del mundo
16
79
35
IncerJ Jaime
Nuestro guapote
20
96
53
16
79
77
Latil. Pierre de
En el reino de los peces trpodes
Hyman, Sidney
La presidencia de los Estados
Unidos
16
79
10
16
49
51
Hurley. Neil
Abraham Lincoln
10
49
54
11
55
Lessmann, HeImut
Influencias climatolgicas en la
Economa de Centroamrica
28
LorantJ Stefan
30
11
Vol
N9
Pg
20
96
50
20
97
10
84
120
Perennidad de Espaa
17
85
18
90
17
84
96
Sauz, Carlos
Influencia de la cm ta de Coln
en la Historia Universal
17
Schoenrich, Otto
Pleitos de la familia Coln
85
840
84
96
61
18
86
lO
66
24
10
49
65
18
87
10
17
84
105
85
32
25
55
Centroamrica
10
73
13
20
96
12
60
31
Vela, David
Antonio Jos de IIisalri
10
49
33
Vol.
NI?
Pg.
84'
31
mundo
20
96
59
17
84
107
85
HISTORIA DE CENTROAMERICA
A) Artculos Generales
20
Stansifer, Charles L.
E GeOlge Squier: yankee verstil en
Vol.
Alellano, JOlge Eduardo
Consecuencias de la Guerra Nacional
en el futuro histrico de
Centroamrica
17
Pg
Revista ConSel'Vad0l3
Monumenta Centraamel icae
Historica
109
85
Valios
N.
102
85
17
Vol.
Pechio, Conde de
Bosquejo de la Repblica de
CentroamIica en 1829
Rodrguez Beteta, Virgilio
La primera gobelnadora que hubo
en Amrica (doa Beatriz de
Con!l eras)
N9
Pg.
HISTORIA DE CENTROAMERICA
B) Independencia
84
62
BB
10
87
Cal'tn G , Luis
10
95
sepalata
de la Independencia
17
20
96
37
96
28
84
96
38
64
35
18
89
48
17
18
87
15
Larreynaga, Miguel de
Evocacin de la Independencia
20
Lard, Jorge
Acepcin liberal de la palabra
cachureco
18
90
28
Ortiz, Pedro
Una celebridad nicaragense de
la Independencia: Gabino Ganza
17
Melndez;, Carlos
Seis documentos fundamentales
para la historia centroamericana
10
73
:11
19
94
19
Rivas, Anselmo B.
La independencia de los Estados
Centroamericanos en relacin con
la de los Estados Unidos de Amrica y
la de los Estados Unidos
Mexicanas
17
85
85
85
84
85
12
24
Vol
l'g
Vol
"aadas
8
20
36
96
20
Varios
La Independencia y los esclitores
guatemaltecos
20
Varios
Los tres plimeros meses de nuestra
vida independiente en Costa Rica
(Al tUl o Robles Al ias, Manuel Segura
Castro y Hobelto Sainz Cuesta)
20
10
3
9"
96
20
84
85
16
HISTORIA DE NICARAGUA
A) ElIDen Precolombina
Vol
Castelln, HUdebl'ando
Plimeros ind'genas nimuagenses
vistos por Coln
17
20
84
85
98
98
Bemlaa, Alberto
Ciclo de poblamiento de
Nical agua por Francisco
Hernndez de Crdoba
12
BOl gen, Jos Francisco
El desaguadero de la Mar Dulce
(resea sobre el libIO de Prez-Valle) 1
Cobarrubias, Andrs de
U na calta so bl e Rodrigo de
Conheras
7
Coronel Urtecho, Jos
Los Reyes y los Indios
20
Coronel Urtecho, Jos
Perfil de una cultura
5
27
31
37
29
Pg
77
50
43
32
fi6
33
17
10
43
18
90
57
20
98
24
17
30
20
98
25
N9
Pg.
45
35
18
98
22
17
Posada" Fl'ancisco de
Relacin geogrfica del Partido
de Chontales y Sbaco
Vol
NQ
~3
Pasos, Joaqun
Origen e interpretacin de la
mujel nicalagense
C) -
EllOca Colonial
Vol
Alellano, Jorge Eduardo
Gl anada, la llave de Centroamrtca
y Jos piratas
16
Rarberena Prez, Alejandro
El pOl tal de los leones
9
BIS'fORJA DE NICARAGUA
m:;;TORIA DE NICARAGllA
B)
\8
31
116
17
~.2
30
96
20
43
Bihlioglafia e iconog1afa de la
Independencia
Guzmn, Joseplt
Testimonio
Varios
El Acta de la Independencia
Pg
13
19
42
34
12
13
42
37
42
18
45
11
45
14
Vol
NQ
11
53
Vol
NQ
Pg
William Walker
11
52
44
15
72
13
17
84
85
69
15
72
10
8~
83
Pg
Perltins, Dexter
El Canal, Amrica Latina y la
Rippy, Fred J.
La Unin de Centroamrica, el Canal
por Nicaragua y Justo Rufino
Barrios
9
45
16
Cal tn
Revista Conservadora
Dn hazo nUevo sobre la ruta del
Canal por Nicaragua
42
78
explosivos nucleares
Revista Conservadora
Mtodos convencionales en la
apel tura de canales
Revista Conse1'vadora del
Pensamiento Centroamericano
Nuevo enfoque sobre el Canal
(entlevista a Leo Salazar)
Sval verud, Carl
La crisis canalera
Thompsoll, Wallace
Los viejos amigos de los Estados
Unidos y el Canal
42
42
79
15
17
84
85
52
50
15
72
14
~4
54
llIal'tnez, Toms
Llamado a la unidad
15
72
10
42
36
Rothschuh, GuilIenno
Un soldado de fuego:
Emmanuel Mongalo
17
75
Recls, Eliseo
La derrota de la esclavitud
en Centroaml ica
84
85
15
72
Revista Conservadora
Ploceso contra el filibustero
'Villiam Wallter
37
65
31
15
72
12
15
72
11
15
72
15
72
u
'"
84
85
50
17
84
85
67
15
72
42
21
42
41
Revista Conservadora
Saldo de la Batalla de Rivas
42
43
HISTORIA DE NICARAGUA
Invasin filibustera
72
44
Astacio, Alejandro
El espritu centroamericano ante la
15
D)
85
Varios
Zavala)
17
85
Varios
Los cuatro b atados canaleros
1884 Zavala-Fl elinhusen / 1901
Snchez-Mell'Y / 1913 ChamorroWeitzey / 1914 Chamorro-Bryan
Luis
Frost, Meigs O
Revista Conservadora
Aplicacin pacftica de los
Gonzlez~
Un noble amigo
Vol
N9
Pg.
24
28
14
Vol
NV
Pg
Varios
24
Zepeda, Hel'menGgildo
La Constitucin del ao 1858
72
15
HISTORIA DE NICARAGUA
E) -
Epoca independiente
Vol
N9
Pg
16
12
Annimo
Tratado de Independencia de Nicaragua
con Espaa / 1850
14
68
separata
56
55
70
separata
11
16
41
34
43
11
19
92
14
19
92
22
16
78
34
41
41
28
12
57
55
20
16
77
46
39
25
43
Pasos
11
17
Elizondo, Joaqun
La infraesb uctura en Nicaragua
24
34
de los 30 afias
43
29
:Bravo, Carlos A.
Los glanadinos de antes
43
53
16
77
42
Bolaos. Po
Napolen III y el diplomtico
Francisco Castelln
Bendaa, Alberto
Datos histricos sobre doa
Damiana Palacios
8uih ago, Berta
29 de Abril de 1863 vivIdo ,episodio
Obispo
aos de edad
12
7
57
57
31
23
Levy, Pablo
Usos y costumbres
22
67
32
de Nicaragua
43
48
Monografa histrica
11
55
16
76
31
45
26
18
86
75
',1
41
10
Supervigilancia electOlal
liberales)
Annimo
Los vende-patria
87
Chamarra, EmiUano
3
Nicaragua
18
Annimo
Presupuesto de la Guardia Nacional
/ 1927-1961
NV
En el centenario de la ejecuclOn de
WilUam Walker (flagmentos de fl\Vith
Walkel' in Nicaragua" de Joaqun MiUer,
de "Filibusters and Financiels"
de William O Scroggs y de "The
FUibuster" de Lawrence Green
Traducciones de Luciano Cuadra)
1
Pg
Vol.
73
~asa8
21
15
Vol
NQ
Pg
43
11
43
33
12
57
53
Prez, Jernimo
La situacin de Masaya en 1858
Prez Alons(), Manuel Ignacio
La contribucin de Nicaragua a la
independencia de Estados Unidos
14
IDEOLOGIA
0d
Pensamiento Centroamericano
19
10
41
41
41
11
51
23
12
24
24
20
Al istteles
MielObl.eviario poltico
AUl'bach, Morton
La ilusin conservadora
(Brjula para leer)
21
27
11
13
Benton, lVilJiam
Nuestros territorios, campo~
propicios pal a la simiente comunista
~~
20
38
Bowles, Chester
La ideologa comunista es
inaplicable
2~
17
36
27
Burke. Edmuud
Microblevimio poltico
2
12
14'
10
44
32
27
Confucio
Analeeta
11
11
24
22
10
47
30
11
54
48
Selva, Carlos
Articulas (El modo de ser polltico en
Nicaragua La Prensa ministerial. La
prensa de Partido El derecho de
insurreccin Necesidad de la
revolucin, etc,)
16
Tigerino, Toribio
Mi pelea
95
Pg.
'~'l
N9
22
67
Vol
Varios
Cul fue la cualidad ms descollante
del General Chamorro (Flix E.
Guandique, Roberto Gutirrez G.,
Ricardo Paiz Castillo. Eduardo
Conrado Vado, Uriel Mendieta
Gutirrez, Adolfo Calero
14
Orozco)
20
80
22
44
14
23
67
In
Cqn.serv~tJsmo. Democra.cia.
18
16
Cdstiana
Pg
N9
Vol
CltamOll.'O, Diego IVlannel
Rede,finicin integl al del Partido
Conservador Y la dimensin
social-clistiana de su ploglama
Et pensamiento conservadol
tancs
21
11
Niora, Jos A.
Una filosofa politica
Mm ton, Wal'll
El 81 te y la ciencia de la
polltica
1'1
tiempo
E1iot, T. S.
El conservatismo en el siglo XX
(del pensamiento de T S Eliot)
35
Goldwater, Bal1'Y
Conciencia del canselvatismo
24
26
14
10
13
10
14
66
41
10
:~7
14
'lO
53
3'1,
34
Uossiter, Cliuton
El genuino y el espreo
causel vatisma nal teamel'icano
11
34
Rossiter, cHut
Intl aduccin al consel vatismo
en Estados Unidos
34
12
26
34
15
19
93
23
19
14
39
12
14
43
Rivas, Anselmo R.
Los pal Udos polltieos en
Nicaragua
34<
Picper, Josejlh
La tl adicin en un mundo que ae
tl'ansfolma
13
~1:xico
R p R.
14
70
27
La Re(laccin
El Consel vatismo (nota intl'oductotia al
l).nsamiento y la poesa de
T S EHot)
2
1.ce, Challes E.
DiscOl dancia entre conservadOl'es
37
23
Goh\water, Ral'l'Y y
Roofhe Luce, Ciare
El consel vatismo en los Estados
Unidos
25
11
20
70
24
11
91
27
Cltamono, Enl'iqne
POI qu me hice liberal
24
25
17
70
La Poitiea de Platn
20
Olivel, Revino P.
Consel vatismo y realidad
19
rg
51
11
!lO
20
Conservatismo o Comunismo
el vel dadero dilema
Vol
MohlCl', Thonl.1S
:1
R P. R.
Hispanomnlica y el marxismo
Revista Cousel'Vft(lOl'a
'1
15
27
11
11
25
i11
Vol
NO
Pg
14
70
21
Latinoamrica y el movimiento
16
Centroamericano
Ployecciones pal a el Mercado
13
10
49
14
69
12
57
Fisher, Fredelic R.
El cOInercio interl egional de
Centroamrica
12
60
18
Fishel', Fredelic R.
Desarrollos monetarios en
Centroamrica
13
63
15
14
70
42
Flix E.
NICaragua y la Integl aci6n
Cenil oamericana vistas por
un profano
11
53
12
10
50
49
23
18
14
70
30
28
Tower, John G
Nuestro conservatismo
34
Vigil, Camilo
Socialismo y consel vatismo
34
19
39
39
14
70
34
45
28
G~andjque,
32
Lanez, Francisco
Ploblemas de la Integ13ci6n
12
56
Le Pan de Ligny, G.
La AmIica Cenil al de hoy y
el Mercado Comn
45
20
19
36
26
20
99
12
12
56
22
44
10
46
38
12
NQ
56
Pg.
10
47
24
13
63
28
23
Revista Conservadora
Nicaragua en la Integl acin
Econmica Centroamericana
Delgado Enriqne
Integracin econmica
Centroamericana
Delgado Enrique
El primer seminario nacional
sobre integracin econmica
99
De Sola, Francisco
Cal acteristicas presentes del
Mm cado Comn Centroamericano
Y configm aciones pasadas que
lo explican
Esteves, Vel'non R.
Poltica de industlializacin
Bryee. Murray D.
Realidades del Mercado Comn
20
Comn Centroamericano
27
Pg
13
Zepeda, Mximo H
Pensamiento poltico
NO
De Sola. Francisco
Terril, Dean
El conservatismo, su proceso
critico
Zambrana, Antonio
Carta a MarU
Vol
Delgado Entique
Un "Clima plopicio" para nuestro
desarlollo industrial
12
10
12
57
46
56
Revista Conservadora
Balance del TI atado sobre
Mercado Comn e Integracin
Revista Conservadora
Un programa pala enfrentarse al
pIoblema del rea
3
1
Delgado Enrique
El Banco Centroamericano en
la Integracin
12
56
12
Qelgado EnriqUe
Plomocin industrial
12
57
18
l'g
Vol
10
48
57
12
58
68
15
73
7'
15
79
73
15
15
73
85
74
90
27
Vinelll, Panl
La Banca Privada en la Unin
Econmica Centroamericana
12
60
11
Vinelli, Panl
Creacin de un mercado de
capitales y valores en Centroamrica 10
50
46
Vyasulu K.
Posibilidades indllStriales
12
57
15
Vol
NQ
Pg.
15
71
18
24
37
14
66
56
34
34
17
81
71
18
86
10
18
41
15
71
20
El habla nicaragense
19
93
14
66
60
16
70
fV1
77
fl?
Cuadra, Pablo A.
Las dos tentaciones del
Castellano en Amrica
16
77
63
Pensamiento Centroamericano
La industl ia nicaragense y su
proyeccin a Centloamrica
99
Buitrago, Edgardo
Pelspectivas de la lengua espafola
ante las exigencias de afirmacin
original y universal de hispanidad
r('rmsamiento Cent1'oamericano
Annimo
Nuestra lengua y los judlos
Pg
I,ENGUAJE
N9
81
73
de- Centroamrica
VOl
Vorlos
Kiene, Guillermo
Glamtica Sumu
20
99
20
57
12
56
26
12
56
12
10
Silva, Fernando
99
12
Lazar, Moshe
Hacia la conservacin del
judea-espaol
LITERATURA
57
50
51
19
Vol
N9
Pg
15
75
41
14
70
44
Vol
N9
P8'
17
81
35
10
46
70
Vol
N9
Pg
10
49
6'/
Val'ios
El pino en la poesa hondurea
11
52
27
11
52
56
18
88
Varios
.Poemal io patritico centroamericano
(Salomn de la Selva, Miguel
141
70
46
13
63
31
Varios
Cuentos hondureos (Eliseo Prez
Cadalso, Alejandro Castro b' J Juan
Ramn Malina, Rafael Pez
Paredes)
54
Vados
Luto en las letras
centl oamericanas (por la muerte de
Lazar, l\loshe
Dos aspectos de la poesa
contempOl nea en Israel
Meja Snchez, Ernesto
Una cal ta de Bello al doctor Mier
Pound, Ezra
Tarjeta de visita
Soil'zano, Carlos
Algunas ideas sobresnlientes de
Aml ca Hispnica en el Teatro
del siglo XX
Twain. Marlt
El lago
15
71
12
60
69
15
Varios
Florilegio (SObl e Toa Salazar)
10
46
55
19
92
10
12
60
58
32
Valios
Los autDIes cenuoamericanos y
sus Obl as (1 esei.as edUcas por J
Antonio VillacOl ta, Hctor
HumbeLto Samayoa y Manuel
Chavauia FloleS)
27
18
88
Vela, David
Rafael Landvar y Caballero,
plimer poeta lrico de AmLica
19
93
25
Vol
N9
Pg
24
32
34
N9
Pg.
18
89
14
18
89
LITERII.TURA NICARAGUENSE
Al -
Poesa
Alfaro, Agustn
Al CatO! ce de Septiembre
Ihevs;ma Introduccin a la
L!telutula Cenboamelicana
10
46
67
ne Culoba, Ramiro
NeUlosis en la Litelatura
Cenh camCl icana
Annimo
CuatL o poemas miskitos
14
68
28
18
37
Baldos, Gilberto
llan Runnels
14
66
58
18
89
20
98
18
10
46
53
10
48
79
28
20
47
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20
41.!
86
10
46
53
11
53
38
17
83
H?
17
84
85
81
Estrada, Ricar{lo
La pI osa de Miguel Angel Asturias
FCllllldez, Julio Fausto
Don Chico Gavidia y Too Salazar
lAudo, Ungo
Nauativa de El Salvador
Revel te Comas, Jos Manuel
El Qu'jote visto por un panameo
Salazar, Too
Bxb avagancia y grandeza del
d!sparate
Vatios
Seis cuentos del Istmo (de AlfIedo
Balsells Rivela, Salarru, Altmo
]\,Tejfa Nieto, Adolfo Calero OIOZCO,
Manlle] de la Cruz Gonzlez y
Mario Augusto Rodrguez)
10
47
54
20
Pg
Cardenal, Ernesto
Nele de Kantule
19
93
Cal'denal. Ernesto
Kayanel enhkowa
20
98
Castlo, Edwin
Maana J hijo mio, todo ser
distinto - Y si no reglesara?
Coronel Urtecho, Jos
Oda al Mombacho
20
43
50
69
28
15
'15
54
43
51
15
75
53
20
98
15
17
81
43
17
83
37
DazJ Carmen
Adis a mi to Domingo Daz
17
41
15
84
81
15
74
70
Gnti1'l'ez, El'uesto
Tahuantinsuyo o crnica de
los Incas
20
98
17
32
38
18
86
72
33
20
43
49
43
52
Pallais, Azal'as H.
Granada y Len
10
16
79
92
20
98
78
20
Pl ez Estrada, Francisco
La Mal a Martinez
15
75
20
98
15
74
73
Selva, Salomn de In
Evocacin de Pndalo (fragmento)
14
22
Selva, Salomn de la
La Patria J antes que todo,
es madre
21
141
23
17
El
26
24
20
98
10
20
98
1'1
20
98
15
13
89
38
22
13
B) -
Pasos, .Joaqun
Los indios ciegos ---' Los indios
viejos - El indio echado
74
Vivas, Adn
A ~ratildc Guzmn
Pasos, Joaqun
ElegIa del pez
8ilva, Fernando
Yo que soy un indio
Indio de corazn
Sols, Endol'o
Tmagen del Indio antes de la
Conquista
Dra1 te, Jrvn
Siete poemas Atlnticos
Varios
N oehe de Nicaragua J Poemarlo.
(Annimo - Azalias H Pallalo)
Varios
En los albores de los 30 aos
Poesa 1858-1860 (Mara de Jess
Malinez, Josefa O de Lezcano,
GregOlio JUlCZ, J A Q J G. S,
PbIO H V, Annimo, Justo Pastor
de la Rocha, Cal men Da , El
Cuelpo Militar)
Pr
Selva, Salomn de la
Ama a su Patria
[jl"llva, Salomn de la
Rosa de la Sabidm'ia!
Selv1'l., Salomn de la
Qnilaztlj, la AlumbradOla
Coatlicue, la selpiente
HuixtocihuaU madle de la
miseria
'
85
GE ERRE ENE
(Gonzalo Rivas Novoa)
Poemas
N9
19
25
Vol.
12
13
52
3'1
86
71
Vol.
NI'
Pr
13
90
59
Ensayo y edtica
16
14
11
69
separata
54
21
Vol.
NQ
Pg
15
73
51
11
51
39
18
87
36
31
21
DaI'o, Rubn
Esttica de los plimitivos
nicalagenses
17
117
84
85
17
81
67
Annimo
Gutirrez, Ernesto
Rubn Dario y Shakespeare
18
87
21
15
73
56
Huezo, Francisco
Sus ltimos das (de Rubn Dario)
13
65
15
10
50
52
12
57
60
31
18
16
76
65
24
34
15
75
45
15
73
48
Varios
Sus contemporneos de Len (de
Rubn Dalo) (Nicols Tigerino y
Loisiga, Simen Pereira y Castelln
Azalas H Pallais, Felipe Ibana, '
Modesto Banlos, Santiago Argello
Alejandro Bermdez, Mariano
'
Balleto, Juan de Dios Vanegas
Fl ancisco Paniagua Prado Fx
Qui6nez, Antonio l\iledra~ot
Rildebl ando H Caste1l6n, Luis
H Debayle)
13
65
31
Varios
Sus contemporneos de Granada
(do Rubn Dara) (Pedro Joaqun
CUadl<l eh, Enrique Guzmn
"t1elmdez, Joaqun Gmez Rohand
Anselmo Fletes Bolaos)
,
65
49
23
25
15
74
19
94
12
C) -
Dara, Rubn
Shakespea, e y la polltica
hispanoamelicana (sobre el
General Bernaldo Reyes)
Narracin Y Teatlo
Vol.
NI'
Pg
El Gcgence comedia-bailete de la
Ailnimo
Los cuentos de to coyote y to
conejo (iuh aduccin y transcripcin
de Pablo Antonio Cuama)
15
74
15
74
51
20
98
29
19
24
45
22
33
74
62
12 escenas desconocidas
Buitrago MOl'aIes, Fernando
Pasadas
1
15
D) -
Dm o en un potico discurso
de ayer
Rubn Daro
Annimo
Homenaje a Rubn Dalio
en Parls
Annimo
Cronologia de Rubn Darlo
Vol.
NI'
Pg
10
50
54
13
65
73
61
87
37
35
65
Varios
Dalo y los actuales escritores
nicmagenses (Salomn de la Selva
,Jos Sansn Tern, Mariano Fiallos'
Gil. Edgardo Buitrago, Luis Alberto
14
15
separata
22
13
Vol
Cabrales, Ernesto Mejfa Snchez,
Pablo Antonio Cuadra Carlos
Mal tnez RivllS, Edgardo Prado,
Julio Ycaza Tigerino, Nicols
Buitrago Matus, Gilberto :Barrios,
Jos Coronel Urtecho, Catlos A.
Bravo, Diego Manuel Sequeira,
Alejandro Reyes Huete y Alejandro
Hurtado Chamorro)
13
Vela, David
Vibl ante humanidad y universalidad
de la personali dad y obra del
poeta (Rubn Darlo)
18
y caza Tigerino, Julio
Rubn Dalio en el concepto: vital
de la hispanidad
N9
N.
Pg
11
54
37
11
55
16
81
44
Rapaille, Gilbert
Un estudio sobre la vejez
17
81
28
SoIrzano, Porfirio
Ocho dlogas naturales
Nicaragua
18
90
30
21
23
16
78
69
21
29
Vol.
NI'
Pg
16
74
Morgan, Murray
El hombre de los murcilagos
Morgan, MurJ;ay
El caso de los aulladores
silenciosos
65
87
25
Pfeiffer, John
65
43
NI'
en
38
MEDICINA Y SALUD
Vol.
Vol.
Pg
Pg.
16
77
87
21
12
MUSICA
Annimo
Alegres sones del Gegence o
macho ratn caribe
19
17
81
46
Cardenal, Salvador
Breves apuntes sobre la ;msica
nicaragense
20
35
21
16
Fajardo, Santiago
Pablo Vega y Raudez
28
26
84
41
21
85
28
21
20
12
57
64'
Gutirrez. Rafael
El alcoholismo
21
26
21
32
17
81
26
20
97
22
OEA
28
Morgan, Murray
Enfermeras a pie y a caballo
12
56
32
Morgan, Murray
Kwashiorkor
11
53
25
Bevier, George A.
La Malaria (entrevista con)
Gutirrez, Rafael
La frenologfa en la actualidad
"
Levy, Pablo
La ~l;mentacin nicaragense hace
medio siglo
'
17
23
45
38
18
86
73
28
26
45
45
18
88
104
Vol.
NI'
Pg
12
58
19
95
12
12
60
Vol.
NO
95
19
95
19
19
95
10
19
95
16
PERIO DISMO
Vol.
Pi
centroamericano
16
76
:1
l'
70
41
VoL
N'O
Pc
15
71
72
11
Claude l. Panl
Cristb al Coln y los marino s
13
11
Claude l J Panl
El camino de la Cruz
19
23
Diego, Gerard o
La Vhgen, esperan do la navida d
15
29
Ellot, T. S.
Dificui tades de Un estadis ta
16
Ellot, T S.
Marcha Triunfa l
:1
17
Ellot, T. S.
Los hombre s huecos
18
86
:1
14
15
31
15
11
12
17
82
27
Jarnme s. Francia
El asno del Doming o de Ramos
16
29
12
17
Markha m, Edwln
El hombl e de la azada
10
16
MCl'ton, Thoma s
Que hable el pobre
16
33
Miller, Joaqlll
Con Walker en Nicarag ua
24
15
71
5:J
16
17
POE SIA
N9
Varios
Opinio nes de ilustrad os
Vol
Pg
11
16
NO
55
76
Pg
Annim o
Talmud (fragme ntos)
70
Ruezo, Fl'ancis co y
n.lontalvn, Gustav o A.
HistOI ia del periodi smo en
Nicarag ua
16
76
54
Guilln , Nicols
Poemas
FrancIs co
El primer diario de Nicara gua
16
76
67
Resiado
Los tI abajos agrlcol as
13
61
45
HU9Z0,
16
16
16
76
76
76
14
25
48
16"
76
Nfiez, Franc's co
Monngrl'lfia del periodi smo en
Costa Rica
16
76
51
24
Vol
N"
Pg
20
97
30
Pound, Ezra
Canto LXV
Rizal, Jos
Ultimo adis
16
SO
15
71
62
15
14
66
54
Salomn
'Whihnau. Walt
Oh Capitn! Mi Capitn!
Gonztez 1\1., A. J.
La 1 ealidad cubana expuesta
POI un espaol
Nical agua vista pot un alemn
1l
55
fi4
27
24
38
POLITICA INTERNACIONAL
Vol
Annimo
r.c:l Instituto de Educacin
noJitica con sede en San Jos
de Costa Rica
De Gaullo, Charles
Sentido del prestigio
9
Durn. JOl'ge Fidel
Kennedy est en la cumbre y ya
nunca la podr exceder
10
}l~igueres, Jos
Cal ta a Revista Conservadora
Giles, William E.
SOll1ozas vistos por un
nOl tcamel icano
.1
Gmez, R. A.
El Poder Ejecutivo Latinoamericano:
sus escncias y variaciones
3
NO
Pg
45
50
12
17
tl
32
11
3U
13
62
10
23
10
48
36
Gl'ublJc, retcr
Pastores de Beln -
Vol
Rwnllhl'CYI lIubelt H
La politica norteamericana en la
A..m rica Latina
Jane, Cecil
Dei gobierno de repblica
democrtica al gobierno autocrtico
de las dictaduras en
Hispanoamrica
Johnson, LYlldon B.
Su primer mensaje al Congreso
Desclat acin sobre la Alianza
38
98
J{ennedy, John
Su pensamiento
38
28
16
34
11
44
Kennedy, Jo1m
PlatafOlma para Amrica
Latina
31
AvtOlkbanov, A.
"Factores de la paUUca
exterior sovitica
24
10
45
10
49
26
Manlcl', 1Vlagnus
Caudillos y militares en la evolucin
hispanoamericana
10
1'1
22
12
12
10
50
Shermal1 1 Georgc
Los dictadores pleocupan a
Kennedy
28
Washington Post
Cancerbero (Editorial)
28
Washington S, \Valtcr
Las estudiantes en la pallUca
latinoamericana
A(lenanel', 1\:0nra(1
Bailey, NOl'mall A
Barrer. Mal'Y B.
Los refugiados cubanos en Miami
Beaulac, WiUard L
Uu lapso en la vida pallUca
de Centro amrica
BOllt, Albel't W.
El sistema interamericano y la
actualidad dominicana
31
11
12
55
44
25
60
12
28
26
Colliel's, David S
Latinoamrica vista por los
Estados Unidos
10
26
Coquet, James E.
Somozas vistos por un francs
11
33
Dallin. David L.
Mtodos de la diplomacia sovltlca 4
17
36
(SU)
Vol
NQ
Pg
40
17
Revista Conservadora
Grficas de las manifestaciones del
doctor Agero
16
Revista Conservadora
Reflexiones sobre el Ejrcito
11
Revista Conservadora
El Plebiscito Liberal y las
votaciones pasadas
16
33
43
Ulate, Otilio
Respuesta al presidente Sornoza
12
Varios
Encuesta sable la abstencin del
Partido Conservador en las
elecciones de 1963
29
Varios
Opiniones sobre la Poltica a seguir
por el Partido Conselvador en los
plximos cuat! o aos (Emiliano
Chamorro, Carlos Cuadra Pasos,
Horacio Argello Bolaos)
7.32
POLITIOA NlCARAGUENSE
Vol.
Annimo
La toma de los cuarteles de
Jinotepe y Diriamba
N9
Pg
15
18
15
19
15
15
13
15
Cardenal, Luis G.
jvenes conservadoles
23
Chamarro, Emiliano
Discmso
Chamarro, Emiliano
Declaracin
28
11
13
Gutirrez G, Emilio
La Ley Fuga
11
Revista Conservadora
La helel}ca neg18, lenguaje
de los numeres
Daz, Adolfo
36
13
28
12
19
14
17
Revista Conservadora
Anlisis campal ativo: la libre
emisin del pensamiento bajo
constituciones conservadoras y
liberales
Revista Conservadora
Anlisis comparativo: la libertad
individual bajo constituciones
conservadoras y liberales
Revista Conservadora
Homenaj e al General Emiliano
Chamarra
Revista Conservadora
Efemrides del General Emiliano
Chamorro
Revista Conservadora
Actividades cbnservadoras
durante el ao 1961
Vados
Revista ConservadOla enfoca la
cedulaci6n (Emilio Gutinez, Alejo
Icaza Icaza, Flix E Guandique,
Eduardo Rivas Gasteaz01 o, Horacio
Argello Bolaos, Alvaro Ramrez
Gonzlez, Adn Sequeira Arellano,
Mario Palma Ibana, Jos Pallais
Godoy, Juan Manuel Gutirrez,
Carlos Molina Th-Iayorqufn, Felipe
Rodrguez Serrano, Manuel J Morales
Cruz, Ildefonso Palma Martfnez,
Guillermo Pasos Montie1)
Zavala Urtecho, Joaqun
Entrevista con el DI' Fernando
Agero
17
33
23
29
12
RELIGION
1
Vol
11
15
21
28
16
78
65
33
41
Bastos, Alfredo
Riquezas, lujo y cristianismo
42
Cabrini, Francisca
75 aos de labor misionera:
Madre Cabrini en Nicaragua
15
Hakim, George
Por la verdadera concordia de todos
los hombres y todos los pueblos
15
26'
l'g.
41
71
Pg
Vol
Hobing, Euno
La Iglesia y la opinin
pblica
nussar, Bruno
Nuesti a Iglesia y los judos
Paulo VI
Primera alocucin
'rime
Dios y el Homble en Notre Dame
(Artculo de fondo del "Time"
Traduccin de Carlos Chamorro
Coronel)
Varios
Vamos a canonizar a Lutero?
(Luis Alberto Cabrales y Mario
Jvn BUlgOS
SOCIOLOGIA
Alvar~ Montalvn, Emilio
Realidades nicaragenses
econmico-sociales
13
flZ
15
71
10
33
24
14
Vol.
10
20
17
33
N'I
47
99
42
Pg
23
35
81
47
Barahona, Luis
Visin interna del campesino
costan-icense
18
86
Bttitrn, Anbal
La mujer latinoamericanll
15
75
27
30
14
69
Pg
15
36
17
j2
16
Herzl, 'Xeodoro
El Estado Judo
t5
71
35
Juan xxm
Pacem in terris
31
27
16
:15
JAN
El <mico ployecto de vivienda
1
Liewen, Edwin
El militarismo de la Am'lica
Latina
McGrath. l\Ionseor Marcos
La docttlina del progreso
10
47
Marlls, Leonard H
rAbel tad de comunicacin
15
73
29
l\iagnet, Alejandro
Oligen de la inquietui, de
nuestras masas
10
48
Magnet, Alejandro
Tres revoluciones latinoamericanas
10
50
17
Mendieta, Edmundo
La mujer nicaragense
15
75
24
Maurois, Andre
Los Estados Unidos en los
ltimos aos
16
77
32
Me. Alister, L. N
Relaciones cvico-militares
en Amrica Latina
13
17
Paulo VI
Enciclica "El desarrollo de los
pueblos"
Ir.
77
65
11
51
15
Rapaille,Gilbert
Encuesta a los estudiantes de las
Universidades de Texas, Mxico y
Nicaragua
~O
9'7
J4
Ravines, Eudocio
Amrica Latina un continente
en el upcin 1
32
Ravines, Eudocio
Amrica Latina, un contonente
en erupcin II
57
37
24
Sauvy, Alfred
En erupcin la Amrica Latina
27
13
Teicbter, Pedro C. M.
La Amrica Latina y el impacto
socio-econmico de la
Revolucin Cubana
18
24
17
NI'
54
Annimo
Qu pasa con el negro en los
Estados Unidos
Vol
13
14
16'
14
23
13
48
18
11
27
27' '
Vol.
N"
Pg
17
82
27
16
36
VARIOS
Vol.
N9
Pg
10
39
Annimo
I!'H aeI, un vistazo
15
71
Clark, L. G.
Nicaragua y la Univelsidad
de Pennsilvania
11
53
17
45
31
15
71
43
44
45
animales
16
77
Lerner~ Max
La mujer flancesa
15
75
35
La mujer
I\iachiex, Clanda
1l0l teamericana
15
75
30
16
78
Terlller, Franz
Habitacin rural en
Centroamrica
Annimo
El conspirador del silencio
10
39
20
15
30
CoeHo, Jorge A.
El "catlacho" y el "nica"
Eshltol, Levi
La ciencia y la investigacin
en el desarrollo de Israel
educacin
16
Gutirrez~ Emilio
El girs ha colgado sus aperos
21
Hasseutein, Bernhard
13
64
separata
33
,11
Problemas socio-econmicos y el
espl itu de la solucin
39
16
10
46
21
Miguel
Conciencia turstica
Vol.
NO
Pg.
12
59
12
59
Managua
10
12
9
59
43
3
35
12
59
23
20
99
23
Hernndez, Francisco J.
La Amrica Central, la carretera
nteramericana y el turismo
12
59
20
Schick, Ren
El Gobierno y el turismo
13
Arstegui~
Hernn
La Secretara de Integracin
Turstica Centroamericana
Palacios, Apolonio
'rURISMO
Alemn~
12
59
16
78
11
39
38
43
25
Revista Conservadora
Homenaje a 1 Director de Revista
Conservadora Comental ios de la
Prensa Nacional Lista de los
asistentes a la recepcin Grficas
39
Revista Conservadora
El montaismo, una aficin
deportiva cultnral
10
48
50
16
77
28
16
78
14
28
Ribudeneira, Edmundo
Los beaUes y el desnudismo
!tuiz Hel'rel'o, Miguel
Nicaragua, paraso de cazadoles
18
89
53
44
un tico
47
~Gcll'!,;ue:;
Beteta, Virgilio
Una estatua para Ellliquc
Mar Unez Sobral
12
(iD
'.B:'ern, Francisco
Geogaffa de las Islas Galpagos
15
73
19
Varios
Revista Consel vadOl a en su telcCl
anivelsalio (CalloS Cuadra Pasos,
Felipe Rodl'iguez Serrano, Alejo
{caza Icuza, Emilio AlvUlCZ
Montalvn, Enrique Guzmn B, Jos
Coronel Urtecho, Pablo Antonio
Cuadra, Diego Manuel Chamorro;
Edgul'do Buihngo, Luis Alberto
Cabrales)
3
Varios
Nuevas voces de aliento pala
Revista Conservadora (Emilio
Gutirrez G y Horacio AlgUello
Bolafios)
Vario9
Oraciones fnebres en la muerte
de Kennedy (Mike Mansfield, Earl
Wallen, John McCormack)
'Varios
En pro y en contra de nuestra
publicacin (Humberto Lpez
Vil1arnil, Virgilio Rodliguez
Beteta y otros)
Verbisky. Gregorio
Visi6n y realidad en el sueo
(JO
93
31
10
11
17
82
Pataky, La~slo
Nical agua desconocida
15
75
14
68
20
98
20
99--100
UJ
93
Yanng, Tllomas
Una estadla en la Costa
Mosquitia
...
13
~!ellhells,
JOhll L
Incidentes de viaje en
CetlOamlica, Chiapas y
Yucatn
'fhompSOll, G. A.
36
37
11
33
53
Genealoga
HO
43
Vol,
N'I
1'7
83
71
45
Warrcn, Earl
Nuestro destino radica en la
unidad
10
19
53
Wal'l'en, Comisin
Sus 12 conclusiones
10
50
13
Gamboa. Fcdedco
Las pginas celltloamelicanas
del Diao de Federico Gamoba
ltobel.'ts, Ol'1au(lO
15
<le HCl'zl
Vol
Pr,
Vol
31
Geologa y CliIl!1atologia
Vol,
N9
16
79
16
73
Vol.
NI1
1~1'antzius,
Alejandro
Condiciones climnto16gicllll
de Centroamlica
Sapller, CarIos
Volcanes de la AmriclI Central
Vol.
NI'
lO
19
18
53
75
15
07
Wel1s. William V.
Exploraciones y aventwas en
Honduras
20
96
10
51-53
Huezo, Francisco
La cada de un Presidente.
19
92
18
86
Vol.
18
12-13
59_63
Rivas, Anselmo H.
Ojeada rebospectiva
18
76
ltosales. Nicals
)~l hospital San Juan de Dios
de Granada
16
77
Selva, Callos
Un poco de histOlia De cuando
se luchaba conba Zelaya
16
80
18
88
11
Historia de Amrica
N~
Escobar, Esteban
12
Varios
Documentacin original de la
Independencia
Vol.
NI?
90
Varios
umto
DEI. MES
Historia de Nical'agua
Vol.
N'
15
73
17
Carr, Albert Z.
El mundo y Willlnm Walker
(dos tomos)
Rodl'gnez Beteta, Virgilio
GUCHa de Centtoamrica contra
Walkel
10
84-85
50_51
N9
19
95
Vol
N9
12
56
Lenguaje
10
49
Val1e, Alfonso
Walker. Wllliam
15
72
Historia de Nicaragua
b) _
Literatura Centroamericana
Epoca Independiente
Vol.
N9
Bolaos, Po
Memorias
14
69
Crdoba, Cstula
Dolorosos recuerdos de In
Revolucin de 1854 y de la
Guerra Nacional
14
70
19
91
(dos tomos)
Vol.
10
Vol.
N9
11
55
I\Ii1la, Jos
Aventuras en Centroamlica
(Dos novelas humorsticas: "El
r:sclavo de don Dinero" y "To
Clima. en la feria'')
Literatura Nlcaragiieuse
Arellano, Jorge Eduardo
Panorama de la Litel atura
Nicaragense Epoca anterior a
Darlo (1502-1881)
47-48
30
Vol.
N9
20
97
Vol
N9
Vol.
Nll
Bacil, Stefan
168 hOlas de poesa en Nicaragua
17
81
18
87
Silva, Felnallllo
De tiena yagua
15
74
Chamorro, EmiUano
Autohioglafa
1-4
1-18
2-3
9-12
5-'1
25-34
SUPLEMENTOS
Vol
Bolaos, Po
Granada. la ciudad ttgica
NQ
CnalllU, Guillermo E
MemOlias de uo ex-oficial de la
Guardia Nacional
16-18
5-8
21-28
Y 3U- 39
Direccin de la Comalldanclll
Genetal del Cuerpo de Marinon de
Estados Unidos de Amlica
Reseia de la organizacin y
opelaciones de la Gual'dia
Nadonal en Nicaragua
3-4
13-20
35-37
Y 39
5-9
22--45
Doubleday, C. W.
Reminiscencia de la guerra
filibustera en Nicaragua
4-5
19-24,
Guzmn, Emique
Diario ntimo
1-9
1-45
6-8
4-5
18-21
Bovaluis, Cad
Viaie por Cenh oaml ica
Cardenal, Enlesto
Vida en el Amor
Cuadra DowIng, Ollando
La vo:!; sostenida Antologa del
pensamiento nicalagiiense
1-3
1-13
41
Miranda, Ernesto
FolklOle mdico nicalagen8C
1-1
de~
~y,~ .J~MnHtgn~i@Hrnfh~~
Acumuladores Centroamericanos, S A
Air France
Banco de Amrica
Banco NicaragUense
Banco Centroamericano de Integracin Econmica
Banco Nacional de Nicaragua
Banco de Guatemala
Banco Atlntida
Banco de Ahorro Hondmeo
Banco Obl'ero y Campesino
B;enes Raices, S. A. (BIRSA)
Pedro Bel1i & Ca Ltda.
Bayel' Qumicas Unidas, S A
Booth de Nicaragua, S A.
Bank of Amerlea
Casa Pellas
Comercial Internacional, S. A.
Caf Soiuble, S. A
Compaa Azucarera Nacional, S A. (CANSA)
Cotton States Chemcal, S. A
Centro Mdico
Caldera & Cia. Ltda.
Casa McGregor
31
Distribuidora de Vehfculos
Distribuidora Comercial, S. A.
DistlibuidOla de Repuestos, S A, (DIRESA)
Distribuidora DatgUD, S. A.
Diario La PIensa
Diario La Noticia
Dial io Novedades
Callos Duque Estrada
Dinner Club
Deltona
Desmotadora de Ploductos, S A
DISTEXSA
Editorial Alemana
Editorial Novedades
EmbotelladOla San Jos
Embotelladora Milca
Embotelladora Nacional, S A.
Exclusivas Europeas
El Chic Parisien
Empl esa Nacional de Luz y Fueiza
Empresa Aguadora de Managua
El 113
Embajada Americana
Esso Standard Oil, S. A.
ELPESA
Financiera de la Vivienda
Financiadora Nacional, S. A.
Ferretera Lugo
li'otoglabados Calmen J Prez.
FeIl QCail il del Pacfico de Nicaragua
Grace & Ca. Centroamrica
Griffith & Co. Ltd.
GEMINA
GINSA
Gobiel no de Guatemala
J. Adn Gueua
Gallo y Villa
Gambrinus
Gran Hotel Costa Rica
Hotel Reisel
Hotel Balmoral
Holmann y Holmann 'l'h Cia. Llda
Artm o Hurtado y Ramn Lpez
Carlos Halder Sucesores
Industrias Qumicas Atlas de Centloamrica, S A
Industrias OCAL
Insecticidas Stauffer
InmobHialia de AhollO y Prstamo, S A
Industl ias Qulmico Agrlcolas ('J'OWICO)
IndustIia~ Dacal
lndustrias Gemilla
Industrias Quezalsa. S A.
INA
INFONAC
INSS
INVI
mCEI
INDESA
INFISA
IBM World 'Trade Corporation
Instituto Guatemalteco de Seguridad Social
Impl enta Novedades
INCESA
Rodolfo Jere. S> (Venus y McGregor)
Kativo de Nicaragua, S. A
Emesto Lpez O. & Cla Ltda.
Librel fa Cultural. NicaragEmse
Libl era En Marcha
Librera Universal
Liblela Cardenal
Csar Augu.to Lacayo
'Tina Lugo
Armando Llanes Hnos. & Cia. LId.
Laboratorios RARPE
Laboratorios Cherossi
LaboratOlios Solka
Ramil o Lacayo Montealegre (Ron Zanatino)
LANICA
La Salud
LACSA
Ulises MOlales & Ca Ltcln
Enrique Mntica
F A Mendieta
El nesto Mntica S.
Gilbcrio MOl ales Bolaos
tJ ulio Mal tncz
Max FactOl Hollywood
METASA
Muebles ModClnos. S A
Mexicana de Aviacin
Mamenic Line
MejOles Trajea Gmez
ManuiactUlera Centroamericana, S A
Nicmagua Sugar Estates Ltd.
Noguea & Cia. Ltda.
Nicalagua MachinelY Co
Nabisco Cristal
Opca Santa Lucia
01 ganizacin Rank
ODJWA
E Palazio & Cia Ltda
Daniel Plego & Cla
E Pereirs, S A
Panificacin "Pan Fino Vitaminado"
ProveedOla Falmacutica
Publicidad Wilmor
Plywood de Nicaragua, S. A.
Publicidad Clladl'a Chambet Jaiu
Pan American World Airwayf.l
POl tales de la Suerte
Pintm as Glidden
PROMINSA
Productos N estle
Plsticos Record
Palacio de Modas
Productos de Concreto, S A
Pasos, S. A.
Rappaccioli Sabanas, Cia. Ltd"
Ron FIOl de Caa
Octavio Rocha
Ramn Rocha Cruz
Reencauchadora Santa Ana
Refinera Nicaragense
Jos Rodllguez Bien Sucesores (Sta. Cecilia)
Alfredo Roque
Calzado Rolter
Rodiomll
Radio Centauro
Unin Radio
Radio Atenas
Radio Catlica de Nlcars/l1ll1
Rheem Centroamericana, S. A
Soll zano Villa Pereira
Sucesores de Rafael Cabrera
Supelmercados Central y La Colonia
Sala de Artes
Sollzano y Saborlo Co Ltda
Suministros y Festejos, S. A
SIECA
Servicio Aglcola Gurdln
David Stadthagen Cm'denal
Reynaldo Tefel
'featl o Salazar
Toxapheno-DDT
Roberto Tern h.
Televisin de Nicaragua, S A.
Tl'Opigs
'rransportes Palmieri
Texaco Caribbean Ine.
Tabacalera de Nicaragua
Tienda 'Los Gemelos"
Universidad Centroamericana
Julio Vivas Benard
J. Alfonso Zniga P.
Zacarlas Bendek & Cia.
32
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O
CAPITULO 1
VISITA AL VOL CAN DE lUASAYA - EL PUEBLO DE MASAYA - EL LAGO DE MASAYA - NINDIRI _ ASCENClON AL VOLCAN - REFERENCIAS DE EL - EL CRATER - DESCENSO AL CRATER
EL VOLeAN DE NINDIRI - IGNORANCIA DEL PUEBLO CON RESPECTO A LOS OBJETOS DE IN.
TERES _ REGRESO A MASAYA _ OTRO PAISANO. - MANAGUA ~ EL LAGO DE MANAGUA. PESCANDO _ HERMOSO PAISAJE - MATEARES - LA QJUESTA DEL RELOX - NAGAROTE CRUCES - UN GUARDA DE COTO - PUEBLO NUEVO
a las cuatl o de la tal de, despus de una calurosa caminata, entramos al pueblo, uno de los ms antiguos
y gi~andes d~ Nical agua, y aunque completamente tie11 a adentro conten'tcndo, incluso los arrabales; una
poblacin de veinte mil almas Nos dirigimos a la casa
de don Sabino Sab oon, quien estaba 1 ecostado en una
hamaca roncando con la boca abierta, pela su esposa,
una biJllita ioven de media sangre, me t ecibi cordial.:
mente, y con el debido,miramiento hacia los achaques
de un marido anciano y hacia m, no 10 despert De
repente l cen la boca y abri los ojos, y me di una
afectuosa bienvenida Don Sabino ela un colombiano
que haba sielo desterrado desde haca diez aos, como
l djo, por los servicios prestados a su patria; y ha_
bindose conducido a Masaya, se haba casado con la
bonita jOVf'll mestiza, y establedse como doctor Adentl o de la puerta,' detrs de un pequeo depsito
de azcar al roz, salchichas y chocolate, estaba un for
midable ¶to de tarros y botellas, exhibiendo tantos colores y tan enigmticas etiquetas como una bo_
tica en mi p3s
Tuve tiempo pala dar un corto paseo alrededor
del 'pueblo, y doblando el camino, a una distancia de
medm milla llegu al borde de un precipicio, de ms
de cien pies de elevacin, a cuyo pie, y a poca distan
cia ms all estaba el Lago de Masaya El descenso
era casi pelpenrliculal, en un lugar }Jor una tosca escale1 a y despus por medio de gradas cortadas en la
roca 'Me v obl-'gado a detenellne mienhas que pasaban quince o veinte mujeres, la mayor parte de ellas
jvenes Sus cntaros estaban hechos de la cscal a
de unas grandes calabazas redondas, con caprichosas
figm as rayadas en la superficie, y pintadas o lustradas; sostenidos a la tspalda por medio de una tira de
cuelO cruzada ~obre la frente y asegUlados con una
fina malla Abajo venan ellas charlando alegrement.e pero al momento de negar al punto donde me han&ba, ya iban sUenciosas, con movimientos muy pausados, 1esph ando fuel temente y con el rostro cubier_
to de abundant(' sudor Esta era una glan Pal te del
trabajo diario de las muieres del lugal, y slo de este
modo podan plocurarse el agua suficiente para las
necesidades domsticas; pero todos los caballos, mulas o vacas estaban obligados a ir por un camino tortuoso de ms de una legua, para conseguirla POl qu
esta gran poblacin se haba desarrollado y pelmane_
cido tan leios de este vital elemento, no lo s Los
espaloles la hallalon como un gran pueblo ndgena,
y como ellos inm~diatamente hicieron de los dueos
de la tieHa sus acall'eadores da agua, no sintieron la
lalga, ni tampoco sus descendientes en la actualidad
Mienh as taflto lleg mi gua; quien, para mi ma
yor satisfaccin, era nada menos que el mismo alcalde en persona Pronto se hicieron los art eglos, y yo
tendda que juntallne con l a la maana siguiente en
su casa en Nindh D a mis mulas y a Ni.cols un
da de descanso, y part en el caballo de don Sabino,
w
11
en vez de mhar el clter del lejano volcn, me hallaba delante Me v aun obligado a proseguir hasta el la
do de arliba del rbol, y aqu estaba yo mas ansioso
al borde de otro.
Entre las maravillas consignadas de los descubri- que nunca de alcanzar el fondo; pero de nada me sirmientos en Amrica, esta montafi.a era una de ellas; y vi. Suspendido a media bajada, impresionado con
los espaoles. que en aquellos das jams se quedaban la soledad y con el extraordinario aspecto de la escea medio camino en cualquier asunto que hiriese la na sobre las que tan pocos ojos humanos habian des_
imaginacin, k llamaban El Infierno de Masaya El cansado, y con el poder del Gran Arquitecto que ha
histoliador al hablar de Nicaragua, dice HHay mon- diseminado sus maravillosas obras sobre toda la super
taas ardiontes en esta provincia, la principal de ellas ficie del globo, no pude menos de pensar cun gran
eS Masaya, donde los nativos en ciertos tiempos sacri~ derroche de bendiciones ha derramado la Providenficaban doncellas, arrojndolas dentro de ella, creyen- cia sobre esta favorecida pero desdichada tierra! En
do ?paciguar el fuego con sus vidas, para que no des- mi patria este volcn seria una fOltuna; con un buen
tI uyera el pas y ellas iban muy alegremente hacia hDtel en la cima, una baranda ah ededor par a proteall", y en otro lugar dice: "A tres leguas de la ciu_ ger a los nios de una cada, una escalera en zig-zag
dad de Masa, a, hay un pequeo monte, plano y redondo hacia abajo en las faldas y un vaso de limonada con
llamado Masaya, que es una montaa ardiente, cuya hielo en el fondo Las cataratas son buenas p1opieda_
Boca tiene media Legua de Circunferencia, y una plO des con gente que sabe cmo sac31les plovecho Las
fundidad dentro de ella de doscientas y cincuenta bra- cataratas del Nigar~ y de Trenton pagan bien - y los
zas All no hay Arboles ni Yerbas, pero las Aves ani- dueos de los volcanes de Centro Amlica podrfan sadan sin ninguna Molestia por el Fuego. Hay all otra car dinelo de ellos proveyendo facilidades para los viaBoca como la de un Pozo a un Tiro de flecha pala jeros Este probablemente podria complarse para los
arriba, cuya distancia hasta el Fuego es alrededor de viajelos Este probablemente podra comprmse pOl
ciento cincuenta Brazas, siempre hirviente, y esa masa diez dlares, y yo habra dado el doble de esa suma
de Fuego, a menudo se levanta y produce una gran por una cuerda y un hombre para sostenerla Mientras
Luz, de manera que ...-puede ser vista a considelable tanto, aunque anhelando estar en el fondo, yo levandistancia Ella se mueve de un lado para oho, y a ve.. taba mis ojos ansiosamente para arriba La torcedu_
ces ruge tan fuerte que es espantoso, sin embmgo nun- la de un tobillo, la lotura de una rama, la cada de
ca atroja nada ms que hwno y llamas. El Liquor una piedra o la falta de vigor, podrian colocarme donnUnca descansa en el fondo, ni su hervor, imaginndo- de habra sido tan dificil que me hallaran como al gose que este fuera ORO, F BIas del Castillo, de la Or- bierno de Centro Amrica. Comenc a subir, despaden de Santo Domingo, y otros dos Espaoles, fueron cio y con cuidado, y a su debido tiempo me arrastr
bajados a la primera Boca en dos Cestas con un Cubo hasta un lugar seguro
A mi derecha tenia una plena vista del destrozado
hecho de un Pedazo de Hierro, y una larga Cadena para elevar un poco de aquella ardiente Materia, y sa- crter del volcn de Nindir El lado frente a mi es~
ber si era Metal. La Cadena COITi6 ciento cin~uenta taba loto y oecaido, de modo que todo el intmior del
Brazas, y tan pl anta como lleg al Fuego, el Cubo se crter quedaba a plena vista A ste, el alcalde lo hafundi con algunos Eslabones de la Cadena, en muy bia declmado inaccesible; y en palte solo por Ilevarle
corto Tiempo, y de ah que ellos no pudieron saber lo la contrada, me abr paso hasta l con extremado tla_
que haba abajo. Permanecieron all aquella Noche bajo y dificultad Al fin, despus de cinco hOlas de
sin ninguna Necesidad de Fuego ni de Candelas, y sa- la ms 1 uda faena entre los speros montones de lava,
lieron otra vez en sus Cestas suficientemente asusta- descend al lurar donde habamos dejado nuestras
provisiones Aqu agalr la calabaza de agua, y perdos"
O el monje, chasqueado en su busca de oro, haba manec durante varios minutos con la cara vuelta hamentido, o la Naturaleza haba efectuado uno de sus cia los cielos y enseguida me dirig al alcalde y a los
ms extraordinarios cambios El crter el a como de comestibles Tanto l como sus compaeros manifes_
milla y media de circunferencia, de quinientos a seis.. taron su completo asomblo de lo que les desclibi, y
cientos pies de profundidad, con sus lados ligeramen- pelsistielon en decir que ellos no saban de la exis_
te inclinados y tan regular en sus proporciones que tencia de tal lugar
Insisto sobre este asunto en beneficio de cualquier
paleca una excavacin artificial El fondo era plano,
tanto los lados romo el suelo cubiertos de yerba, y se- futuro viajelo, para que pueda ir apto y preparado pa_
mejaba un inmenso tazn cnico verde All no ha- ra explorar las interesantes regiones volcnicas de
ba ninguna de las tremendas seales de una erupci Centro Amrica Durante todo mi viaje, mis trabajos
volcnica; nada aterrador. o que sugiriese una idea fueron aumentados glandemente por la ignorancia y
de el infierno; sino, al contralio, era un paisaje de tran- la indiferencia del pueblo en lo concerniente a los obquila y singular belleza Yo descend a un lado del cr- jetos de inters en su inmediata vecindad Uf1.0S poter y anduve a lo lalgo de la orilla mirando el rea de cos hombres inteligentes y educados saban de su
abajo Hacia el otro extremo haba una vegetacin existencia como parte de la historia del pafs, pero
de al bolitas, y en un lugar no creca la yerba, y el sue_ nunca encontr alguno que hubiese visitado el volcn
lo estaba negro y terroso, parecido al fango seco. Esta de lVlasaya; y en el pueblo que est a sus pies, el viaera quizs la boca del pozo misterioso que atrojaba jero no obtendr ni aUn la escasa infOlmaci6n ofreci_
llamas, que lanzaba su luz a "considerable distancia", da en estas pginas El alcalde haba nacido cerca de
dentlo del cual las doncellas indgenas eran arrojadas, este volcn; Qesde su niez haba pelseguido al ganayel que fundi el cbo de hierro del fraile Lo mismo do extraviado por sus faldas, y me cont que conocia
que l, yo snta curiosidad por "saber lo que haba el terreno palmo a palmo; sin embargo me dej en ayuabajo"; pero los lados del crter elan perpendicula- nas con 1especto al nico objeto de inters, estando
res Entelamente solo y con una hora de penosa fa- ignorante, como l dijo, aun de su existencia. AhOla
tiga entre mis guas y YO, vacil en el intento de bajar, bien, o el alcalde minti y era demqsiado haragn papela me disgustaba el regresar sin hacerlo En cierto la acometer el ~labajo que yo habia anostrado, o me
lugar Y cerca de la tiel'la negra, la orilla estaba rota, estaba imponiendo un trabajo superior a mis fuerzas.
y habia algur..os arbustos y rboles achaparrados Plan_ En cualquiera de estos dos casos merece una chicot mi escopeta junto a una piedra, at mi pauelo al_ teada, y yo le luego al plximo viajero, como un farededor de ella como una seal de mi paradero, y muy vor particularmente para m, que se la d
Yo estaba demasiado indignado canoa el alcalde
pronto me hall dehajo del nivel del suelo Dejndome bajar con la ayuda de las races, arbustos y pie- para tener algo ms que hacer con l; y resuelto a ha_
dl as salientes, descend hasta un l bol achaparrado cer otro intento, a mi regreso al pueblo me encamin
que creci sobre el flanco como a media subida desde a la casa del cura, para obtener su auxilio en conseel fondo, y debajo de l ya no haba ms que un mu- guir hombreg y hacer otros preparativos indispensal'o desnudo v perper..dicular Era imposible seguir a- bles Sobre las gradas del COl redor de atrs vi a un
12
1 calzada
Y,
13
CAPITULO 2
HERMOSA LLANURA - LEON - PASEO POR LA CIUDAD - PERNICtOSOS EFECTOS DEL ESPIRI.
TU PARTIDARISTA HORROROSAS ESCENAS - NOTICIAS DESAGRADABLES _
CONTINUACION DEL VIAJE - UN MENDIGO FASTIDIOSO - ClUNANDEGA - EL GOLFO DE CONCHAGUA _
VISITA A REALEJO - FABRICA DE ALGODON - EL PUERTO DE REALEJO - EL VIEJO - EL
PUERTO DF NAGOSCOLO - LA IMPORTANCIA DE UN PASI\PORTE - EMBARCANDO MULAS _
UN BONGO - EL VOLCAN DE COSAGUINA (COSIGUlNA - LA ERUPCION DE 1835 - LA UNION. -
14
15
16
a Len.
un
17
del plomontodo, desde el cual pudisemos fijar nuestro CUlSO, los balquelos se metieIon entre el agua para lemolcar el bongo Yo los segu" y con un sombrero de paja de ala ancha para plotegerme del sol, me
encontr con que el agua estaba deliciosa DUlante
este tiempo uno de los tripulantes tlajo arena de la
playa para aplaliar la concavidad del fondo del bote,
y proporcionar a las mulas donde hacer pie firme In_
capaces de pasar ms all del lugar, a la una y media
echamos el ancla, y muy pronto todos los hombres de
a bOl do estaban dm'miendo
Yo despert con las piel nas del piloto descansan_
do sobre mi hombro Esta ~ra una posicin un poco
dcula, pero ninguno la vi Flente a m se encontraba el volcn de Cosagina, con su campo de lava y
su playa desolada, y ningn ser viviente estaba a la
vista, salvo mis dormidos bar queras Cinco aos antes, en las' playas del Mediterrneo y al pie del monte
Etna, le en un peridico un relato de la el upcin de
este volcn Poca era entonces mi esperanza de verlo
jams: la ms tr emenda en la historia de las erupciones
volcnicas, cuyo estruendo sobrecogi al pueblo de
Guatemala, cuatrocientas millas ms all, y en Kingston, Jamaica. a ochgcientas millas de distancia, se supuso que seran los caonazos en seal de peliglo de
algn buque en el mar Cambi el aspecto de la Na_
turaleza; desapareci el cono del volcn; una montaa
y un campo de lava lodaron hacia el mar; una selva
antigua como la cleacin haba desaparecido entela_
mente, y dos islas se formaron en el mar; se descubrie_
Ion bajos, en uno de los cuales un cOlpulento rbol
se haba fijado de arriba abajo, un lo qued completamente tapadr, y se form otro que coua en opuesta
direccin; siete hombres empleados del plopietario de
mi bongo bajalon COl riendo hasta el agua, se aleja_
Ion en un bongo. y nunca ms se supo de ellos; las
bestias salvaies, aullando, abandonaron sus cuevas en
las montaas, y los jagual es, los leopardos y las ser_
pientes huyeron a refugiarse en las moradas de los
hombres
Esta erupcin ocurri el 20 de EnelO de 1835 MI'
Savage estaba ese da en. las faldas del volcn de San
Miguel, a una distancia de ciento veinte millas, buscando ganado. A las ocho de la maana vio una den_
sa nube elevndose hacia el Sur en forma piramidal,
y oy un estruendo que repercuti como el blamido
del mar Muy planto las espesas nubes fueron alumbradas por vvidos lelmpagos, de color de rosa y bi_
furcados, desc31gando y desap31ecindo, lo cual supu_
so que sera algn fenmeno elctrico Estas ap31iencias aumentaran tan 1 pidamente que sus hombres se
amedrentaloH, y dijeron que er a una l uina, y que el
fin del mundo se aploximaba Muy pronto l mismo
se convenci que sta la la erupcin de un volcn; y
como el Cosaguina el a en ese tiempo una tranquila
montaa, no sospechaba que contuviCla fuegos subte_
rrneos, y supuso que procedera del volcn de Tigris
Regres a la ciudad de San Miguel, y al caminar tI es
cuadras sinti hes sevelas sacudidas de tel'lcmoto Los
habitantes se hallaban angustiados por el tenor Los
piaros volahan locamente por las calles, y, cegados
pOl el polvo, caian muer tos en el suelo A las cuatro
de la tarde ya estaba tan obscuro que, como dice MI'
S se puso la mano fl ente a los ojos, y no pudo vrsela' Nadie se mova sin nna candela, la que daba una
opaca y nublada luz, que Se extenda slo a pocos pies
En esos momentos la iglesia estaba llena y no poda contener ni la mitad de los que deseaban entrar
La imagen de la Virgen fu conducida a la plaza y paseada por las calles, seguida por los habitantes, con
candelas y antorchas, en procesin penitencial, cla~
mando al Seor POI el peldn de sus pecados Tae_
Jan las campaas, y durante la procesin hubo otro
temblor, tan violento y tan lalgo que anoj por los
suelos a muchas gentes que iban en la procesin. La
obscmidad continu basta las once del da siguiente,
hOla en que'el sol fu parcialmente visible, pela opaco y nebuloso, y sin ninguna bdllantez El polvo so_
18
110 tan bien como cualquiera, le aplic unos bastonazos en los homblos al que haba tenido el honor de
conocer a un cnsul una vez antes, e inten umpi la
partida Existe un antiguo sentimiento de respeto ha_
cia el hombre que pOI ta espada, pelO tal sentimiento
ha desapalecido en Cenho Amdca
CAPITULO 3
VIAJE A SAN SALVADOR - UN NUEVO COMPAERO - SAN ALETO - SAN MIGUEL - ALARMAS
DE GUERRA - OTRO PAISANO - EL ESTADO DE SAN SALVADOR - EL RIO LEMPA - SAN VICENTE _ EL VOLCAN DE SAN VICENTE - FUENTES TERMALES -- COJUTEPEQUE - ARRIBO A
SAN SALVADOR - PREJUICIOS EN CONTRA DE LO" EX'rRANJEROS - CONTRIBUCIONES - RE.
CLlJTANDO GENTE - EL VICE.PRESIDENTE VIGlL - TOMA DE SAN MIGUEL Y SAN VICENTE RUniORES DE UNA MARCHA SOBRE SAN SALVADOR - SALIDA DF SAN SALVADOR.
19
20
21
roso de quedalme y paltimos pala leunilnos en Guatemala; nunca ms nos volvimos a vei Pocos das
despus l hla para salvar su vida y ahora se encuenha Expatriado y bajo pena de muerte si regresa El
partido que hoy gobierno Guatemala amol1tona OplObias sobre su nombre pero yo, en los recueldos de mi
lJlecipiado viaje, jams olvidal a quien tuvo la infor_
tunada distincin de haber sido Vice_Presidente de la
Repblica
No lecib m. pasaporte sino hasta muy POI la tarde y, aunque yo haba indicado lo contrario, agregaton cl nombre del capitn en l Nosotros ya habamos tenido algunas difelenclas de opinin con respecto a nuestros movimientos El no se mostraha tan in_
clinado como :vo a que nos furamos para Guatemala,
y adems, no me paleca conecto que en un pasapOl te
oficial apmeciese el nomble de un paltidalio o gueuillero En consecuencia, al da siguiente por la maana fuf a la casa del go lerno para que me lo camoi.11 an Los pasaportes ya separados se me entregaban cuando o un hopel en la calle y quince o veinte
de a caballo entlalon al patio precipitadamente. cubiertos de sudor y de polvo, eno e quienes pude reco_
nocer al corone! Hoyas, con su noble caballo, pero tan
queblantado que casi no le conoca.,Haban caminado
toda la noche Las hopas hondtueas haban tomado
San Miguel y San Vicente y ahora marchaban SObl e
San SalvadOl Si no eran repelidas en Cojutepeque,
ese da esalan sobre la capitaL Durante cuatro das
habia yo estado esquivando el encontrarme con tales
tlopas y ahora, rOl' un extrao capricho y bajo la pClSpectlya de la actual colisin me lamentaba de tener
mis 811 eglos ya tan avanzados y de DO tener la necesidad de quedarme Tena un gran deseo de ver una
ciudad tornada por asalto, pero desgraciadamente no
encontlaba la. ms mnima excusa para evitar el viaje
Ya tenia en mano mi pasapOl te y las mulas estaban
preparadas Sin embal go, antes de Ilegal' a casa de
don Pedlo me decidl a quedalme El capitn ya estaba listo ~on su espada al cinto y calzadas las espue_
las slo espelndome Le refer las ltimas noticias
y entonces lanz una exclamacin. de gratitud porque
ya todos estuvil amoS plepalados y mont inmediatamente Le hic~ ver mi intento de quedarme, pela l
no quiso hacer lo mismo dicindome, que l conocia
ncjor que yo el calcter sanguinario del pueblo y que
no quela ]uesencial" un combate sin tomar par te en
l Tuvimos un pequeo altercado pero, en 1 esumen,
ell'esultado fu L'omo siempre que se tIata de dos homhles obstinados, que ni yo me iba ni tampocC;l ~ se
quedaba Le recomend mis mulas con el eqUlpaJe ':l
mis criados y parti con el propsito de espel arme en
una hacienda del camino Yo desensill mi caballo y
le puse oba racin de maz
Mientras tanto haban volado las noticias y en la
ciudad reinaba gran excitacin y alalma Nadie pensaba en huir el espritu de lesistencla era general A
todos los sol'dados forzados que estaban en la plisin
los .sacaron y les dieron al mas y hubo redoble de t~m
bOl es pOl toda la ciudad en demanda de vol\lntarlOs
Cuando regres de la casa del gobierno habia visto a un
sast\. e ocupado en la meSa de su tallel; al pasar de
nue~o ya le v roon su caballo Usto en la puelta y calzndose las ~spu.elas. mientras que su sollozante espo_
sa le pona las pistolas en las pistolelas Ms talde
lo encontr montado frente al cuartel recibiendo una
lanza con banderola roja y galopando en seguida l1ara
ocupar su puesto en las filas En dos horas todo lo
que la empobrecida ciudad podIa hacer estaba hecho
Vigil, el Jefe del Estado. los empleados y toda: la S~l
vidumble, estaban ya preparados para la rcslstencla
A medio da la dudad se enconlaba tan silenciosa que
pareca mueIta D un paseo por el lado sombreado
de la plaza y la Quietud era espantosa Como a las dos
de la taule tuvi~lon~e noticias que las hopas de San
Vicente se haban letirado hacia Cojutepeque y que
las tlopas hondlU'eas an no haban negado Inmediatamente se rli la orden de hacer all el punto de
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CAPITUl.O 4
CONTRIBUCIONES - EL BARRANCO DE GUARAnIAr~ _ EL VOI,CAN DE IZALCO - DEPREDACIO_
NES DE RASCON - ZONZONATE - NOTICIAS DE GUA'I'EMALA - CONTINUACION DEL VIAJE
AGUlSALCO ~ APANECA - MONTAA DE AGUACHAPA - FUEGOS SUBTERRANEOS_
AGUACHAPA - DERROTA DE nrORAZAN - CONFUSION JI" TERROR
El capitn me haba sugelido una idea con un caballo que tera de lemuda, y yo haba camInado uno
a un oficial del General Motazn, quien lo vendi
pOlque no enbaha al combate, recomendndolo como
ms a prop!:1ito para alejar a su dueo de las balas
A dos leguas de distancia llegamos a la hacienda don_
de nuestros hombtes nos espclaban con el equipaje
Estaba habitada por lU1 miserable viejo solitalio, que
tenia un enonne bocio, enfclmedad muy comn en todo el pas, lo mismo que en las montaas de Suiza
MienttM que nuestros hombles calgaban de nuevo las
UlulaS. OUlOS el hopel de caballela, ploducido por el
galope de quince o yeinte lancelos que se detuvielon
[rente al }lOl tn de la hacienda, y el jefe de ellos, un
moreno de a:;:pecto lt'spetable V sevclo, como de cua_
l enta aos, ('on J anca voz llam al viejo para que se
alistara v montala inmediatamente, dicindole que ha.
hia negado 1:1 hora en que cada uno tenia la obligacin
de luchar por su paria, que si antes 10 hubieran he~
cho as, sus propios ba! cos flof.aLnn sobre el Atlntico v el Pacir'co y que abola no estaran a melced de
los extranjel os y de los enemigos Todo e1 discut'SO
Cla magnfico y muy adecuado para una 1 eunin patritica dc un cnatlo de Julio, O pala una sesin pol.
tica de bUllio; pela en boca de un hombre POclClOSO,
bien montado, bien mmado y acompaado de lance_
lOS, no era un sonido muy grato pala los odos "exhan~
jelos tl a los cuales sin duda iba dirigido En veldad,
la enelga del hombre ela para mi digna de lespcto,
pelO su expresin y maUelas excluan tada cOltcsfa,
de modo que aunque nos mil aba como espel ando la
lespuesta. nc le contestamos El anciano lespondi
que l ela demasiado viejo para pelear, y entonces el
oficial le contest: que ayndal8 pues a otlOS para que
fueran al combate contlibuyendo por lo menos con sus
bestias Como esto tambin 1ezaba con nosoh'os. pro
cm amos apartar las r;uestras, quedando a la vista so~
lamente una infeliz mula, tan miselable como su due.
o, el anciano Este manifest que esa el a todo lo que
posea, y el (lUcial, buscando algn pletexto pala apo.
delalse de las. nuestras, le dijo que Se la entlegal3, a
lo que el vicio, lentamente y sin profelh una palab13,
la desat y In ll(~V a la puelta dndosela a uno de los
lancclos ni'nrlose ellos al recibir todo lo que el vicjo posea, piralon la mula con sus lanzas y siguieron
galopaudo en busca de ms conh ibuciones
Desgraciadamente siguielon pOi nuesllo camino
y nosotros temamos encontral nos con g upos POl el
estilo hast.a llegar a Zonzonatc Esto nos hajo a la
mente un aSl.mtu que nos daba mucha inquietud Como
el sel vicio de Colleos estaba POlO completo intenumpi_
do y nadie viajaha, a m me hicielon portador de Caltas POI todo el camino, desde Nicaragua Haba yo s1Ifrido tanto por no recibh las cartas pala m, que sen_
ta mucho gusto en sel vil' a todo aquel que me lo so~
licitaba. pela como habia sido u-atado con tanta since_
Lidad pOl.' el "partido" en San SalvadOl , tena el pro
psito de no sel un medio de comunicacin para sus
enemigos, de modo que siernl>l e tena el cuidado <le
v
preguntal' si no contenan las cartas alguna infolmacin tocante a la politica, no aceptndolas mientras no
se me asegmara que no tlataban de tales asuntos Mu_
~has de st~s ihan dil'igidas a MI' Chatfield y a altos
mgleses reSIdentes en Guatemala Bastante odio habia en contra de 1\11' Cha1.field. y la insolencia de es_
te hombre de apatiencia 1 ealn~ente 1 espetable nos daba una ligera idea de la e~asperacin que 1 einaba en
contI a de los extlanjeros en general, y como ellos estaban identificados con la revolucin hasta la dileccin misma podria exponernos a peUios con c1.t.alquiC't
banda de {miosos partidarios que nos enconnasen
por el camino Si hubiera tenido OpOl tunidad las ha_
hria legtCSa(1.o a San Salvador No podamos confil.scla~; al viejo y nos pusimos a delibelal' si no sela mejOl leglesar y esperar la crisis en la capital; pelO no~
sottos pelseguamos un objeto: enconirarnos lo ms
celca posible de la costa y quiz al alcance de algn
b31 ca, de modo que decidimos continuat Como a la
hOla divisamos a los del mismo gl upo, todos desmon_
tados, a alguna distancia del camino v f1ente a la puerta de una haciendo. gtande, con algnos de ellos deuti o, pelo por fOJ tuna tan lejos, que aunque omos que
nos hablaban, no pudimos entender lo que decan En
seguida y muy planto uescendimos pOi un paso montaoso y desolado y entramos a El Bauanco de Guma_
n~al. estlecllo ~esfiladel'o con lados altsimos y perpenc1lcula l es, CUblC1 tos con arbustos, floles si1vesb'es y
musgo; ceuado por encima con grandes ramas de lboles que se el uzaban entre s POl' ambos lados alriba
de nuestlas cabezas Una glan cOl'liente intel'lumpida
por tIoneos ele l boles y enormes piedras. forzaba su
camino 'Por el bm ranco Ms o menos media legua
del camino debla hacclse soble el lecho del anoyo
con el agua a las lodillas de las mulas En cierto lugar
y hacia la dc!echa se precipitaba una helmosa cascada
desde arlba y casi atIavesaba la barl'llc Un poco ntes
del anochece1' encontramos a un vendedor de puel COS
que habia acampado en un lecodo del bananco p81a pasar la noche all Tenia sus animales amarl ados a un r_
bol y su muiel.' estaba preparando la Cena Cuando le
contamos que por ahf andaba una escolta huscando vvel es, tembl por sus marranos Un poco despus de a~
nochecer negamos a la hacienda de Gual amal Haba
all mucho zacate, pero no tenamos quien lo fuel a a
COl tal' El maYOl domo era un viejo V los mozos tenan:
miedo a las culpbLas Por lo dems nos encontrba_
mos bien; tenamos camas de ruadel a PUl a dOllnl en
una pieza dividida por un tabique para el mayordomo y
su mujer
Autes de amanecer ya estbamos a caballo, caminamos hasta las once, 1101'a en que llegamos a un pe_
queJio pueblo pal a que pacieran nuesh as mulas y para evitaln05 del calor del medioda A las hes de la
1:ardC;' montamos nuevamente y ya entrando la noche
o aba vez los retumbos del volcn de Izaleo, que parecan tl uenos lej3l1os. pasamos por su base y paramos en
la misma casa donde yo haba estado cuando visit el
volcn El lugar se encontraba en completa anarqufa
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clOn de Izaleo, haba llegado a la hacienda en misela- una profanacin de la hel mosUl a de la escena Aqu
ble condicin y enfel mo de la campaa, y que actuaL terminalon nuestlas dificultades; el resto del camino
mente se enronh aba en el puelto a bOl do de La Cos- el a para abnjo El camino uos conduca Pel' el filo
de la montaa A nuesha derecha veamos el borde
mopolita, con rumbo al Per
Al 1 egl esar a Zonzonate nos cnconb amos de nue- COl tado a tajo, y en el fondo del llano, como a dos mil
vo en medio del tumulto Dos de los pasajelos que pies de profundidad, mirbamos el lago y el pueblo
haba dejado el capitn D'Yrial te, 1 umbo a Guayaquil, de Aguachapa al frente En vez de diliglt nos en lUegalon 'aquella tarde, directamente de Guatemala, con nea recta haria la poblacin, lodeamos la montaa y
la noticia de que Canela, con dos mil honlbles, ha- llegamos a un campo donde humeaban unas fuentes
ba salido de la ciudad al mismo tiempo que ellos, en tClmales El suelo estaba incI ustado con azufle, seco
malcha conha San Salvador Que Callera no saba y requemado pOl' los fuegos subterrneos En algunos
nada de la ploxhnidad de MOlazn; que sus tropas eran lugares habh grandes Olificios por donde el vapor sal_
una desOl denada y tumultuosa JTIasa, y que al hacer taba violentamente COll mucho ruido. y en atlas, glanalto a treS legu.ls de la ciudad ya sus caballos estaban des pozas o lagunas, una de eUas como de ciento cincansados Que alU nuestros lnfolmantes se escabul1e- cuenta pies de circunferencia, de agua color pardo obsIon y que conlO hes horas ms Larde encontlalon ~l curo, hirviendo con monsu uosas bUl bujas de tres a
ejlcito de MOlazn, en buen orden, marchando en fi_ cuatlO pies de altula, con las que Homelo podra hala V con el mismo MOl azn a la cabeza, l y toda su ber fOlmado los manantiales de Acheln Por todo el
caballela desmontados, llevando del diestro a sus ca contolllO, en Ulla inmensa rea, la tiella se encontlaballos {tescos y listos pala una accin inmediata Que ha en estado de comlJustiu, quemando nuestras botas
MOlazn los par haciendo que le ptesentaran sus pa- y asustando a los caballos; y hubimos de tener sumo
sapottes y cartas, y que ellos le haban infol mado de cuidado con ellos para evitar que cayelan en las griela safida de las tlopas de Carrera y de su condicin
tas A ciel ta distancia se encontIaba un manantial de
De todo lo dicho llegamos nosotros a la conclusin de agua sulfurosa l y siguiendo nosotros hacia aniba enque MOlazn los hablia atacado el mismo da, derro- cont18.mos UIla glan poza, le fOlmamos un dique con
tndolos y que ya debera estar en posesin de Gua- piedras y con ramas y disfl utamos del ms lefrescantemala 'Desde luego consideramos estas noticias fa_ te balo de. agua caliente
vorables pala nosobos, pues cOJibamos en que ya
Casi anocheca cuando entlamos a la poblaci6n
los caminos estaran ms seguros
fronteliza del Estado y punto avanzado de peliglo ToA las ti es de la maana del dia siguiente esthamos dos esperab~n ansiosamente noticias de Guatemala
a caballo Un ton ente de fuego bajaba del volcn Cabalgando hacia la plaza nos encontJ. amos con un
de Izalco, blillante pela empalidecido pOI la luz de nuevo cuerpo como de doscientos soldados patriotas"
la luna Anduv!mos dos leguas de buen camino V lle_ uniformados y equipados. recibiendo la insb uccin de
gamos al pueblo indgena de AguJsalco Nuestlas bes- la talde, lo cual era una garantia contIa Ja tmbulel1tias venan soblecalgadas y una de las de don Satur- cla que habamos obser vado en Izalco Su comandannino ya no podfa ms Tlatamos de conseguir otras, o te, el cmonel Angoula (Angula), era el mismo que haalgunos indios cargadOles, pero nos fu imposible: na- ba deshozado a la cuadlilla de Rascn Todos se a_
die quela moverse de.: su hogar Don Saturnino carg sombraban de nuestlo plop6sito de ir a Guatemala,
su 1110pia mula de silla y anduvo a pie, y si no hubiera y era muy enfadoso y desalentador or a cada paso los
sido pOl su infatigable persevel ancia, todos babl amos malos pronsticos para nuestlo viaje Nos encamitenido que pararnos
namos a la casa de la viuda de Padilla, amiga de don
A la una d la ta1.de llegamos a Apaneca y nos a- Saturnino, y la encontramos en grande afliccin Su
peamos en una de las mejOl es casas, donde un viejO y .hijo mayor, que habA tenido que hacel un viaje de nesu mujer se entargalon de preparalnos el almuerzo
gocios a Guatemala, con su pasapOlte couespondiente,
uestras mulas pI esentaban un aspecto lastimoso La haba sido aplesado por canela y haca un mes que se
ma, que haba conducido mi liviano equipaje como encontraba detenido; y a ms de eso haba sabido -lo
una pluma desde La Unin, caminando con admilable que se uataba de ocultrsele_ que su otro hijo, un
1 csistencia por todas partes, ahora temblaba toda ella
joven como de veintitm aos, estaba agregado a la exy antes de qultel]e la caIga esperaba yo vella cae!. pedicin de MOlazn Nuestl"Q plopsito de l a GuaNicols y el aniero aseguraban que morira, y el fiel temala abli la fuente de sus pesal"es Se afliga por
bruto me mlaba lastimeramente como replochndome sus hijos, pe'o su mayor pena era por el ms joven
el haber PUf'sto tan pesada carga Sobl e sus lomos
Lamentaba el que se hubiese alistado como soldado
Trat de con'pral o de alquilar otla, pelo todas se las pOlque saba de los hOllOles de la guena y, como si se
haban llevado a una o dos leguas de distancia del ca_ tratala de un nio capeador, nos rogaba que le supli_
mino por dor.de pasaban las tropas
clamos a lVIolazn que lo mandara a su casa. TodaSe convino en que yo seguita pala Aguachapa y va vesta ella luto por su padle, quien haba sido amiquo Pl"OCU13Ia tener otras mulas listas pala ]a maa- go personal del General MOl"a'l.n, y tena adems, tres
na biguiente, pero mientras tanto el capitn concibi hijas. todas jvenes, la mayor de no ms de veintitrs
algunas sospechas del viejo y de su mujer y I esolvi aos casada con el coronel Molina, segundo jefe de las
no pel manecel aquella noche en el pueblo Por for- tlops; todas e1las gozaban de fama en el pas pOl su
tuna mi mula levivi6 y comenz a comer Don Satur- belleza y, am:.que las circunstancias de la noche me imnino repiti su "st bueno" con que nos animaba en pedan vellas detenidamente, pude darme cuenta que
todas nueshas pelplejidades del da, y detelminamos este era uno de los ms elegantes e intel esantes gruseguir adelante Ninguno de noson os tenia algn e- pos familiares que yo habia visto en el pas
quipaje que quisiera dejar, porque seguramente ya no
La plimero que hicimos fu aVCligual si haban
lo volvela a ver jams Cal gamos en consecuencia mulas El coronel Malina, yerno de la viuda, despus
nuestras bestias de silla y proseguimos a pie Tan de plocural disadilnos de emplendel nuestlo viaje,
planto como salimos del pueblo empezamos a ascen- mand a averiguar si habrfa algunas, resultando que
del. a la montaila de Aguachapa, la parte ms 131 ga y no encontralon ninguna de alquiler, pelo supimos que
peor del camino, quP. en ]a estacin lluviosa requiere un homble tena dos de venta y que haba prometido
dos dlas pala atravesaria Una pendiente muy empi- Uevlselas por la maana muy temprano Ya habanada qne encontramos al pi inclpio me hizo temblar mos suflido !.nuchas molesUas sin que de nuesha paIte
por el lcsultado La subida ela como de hes millas, hubisemos agl~gado ninguna, pero desgraciadamente.
y en la propia cima, metida entre los 8,1 boles, estaba con motivo del mal estado de las bestias, se suscit una
una henera d"'sde donde se dominaba todo el pano- agria disput9 entl e don SatUl ni no y el capitn Fu
1ama atrs del pueblo, y por el otl o lado, hacia el de_ solici.tada mi intelvencin por ambos lados V, al tratal
clive de la. mom:aa, el valle de Aguachapa El golpe de poner paz entre eUos, estuve a punto de que los dos
del mal tillo y la tiznada cara del hell"eIO, P31 ecan se volviesen contt a m. La disputa era tan violenta
Entl a la casa en donde la viuda y sus hijas estaban empacando todos los objetos de valor y en segui_
da sal a la ('ane Las campanas de las iglesias sona_
ban espantosamente, y un hombre a caballo y con ban_
derola roja en la punta de su lanza, COIl a por las calles previniendo a todos los habitantes que hUYelan
POl todas pal tes se vean caballos ensillados fl ente a
las puertas y hombl es con bultos a la espalda saliendo de sus casas, mujeres con Uos y paquetes llevando
de la mano a Jos nios precipitadamente La luna
brillaba con Rin igual esplendor; ni las muieres ni los
nios lImaban; el terror ms profundo se 1eflejaba en
todos los rostros Me dhig a la iglesia: el cura es_
taba en el altal recibiendo urgentes confesiones y admimsil ando los sacramentos a los desvelltm ados ha_
bitantes eme en seguida huan de la poblacin Vi a
una poble- mndle que haba peldido a su hijo y que andaba buscndolo; pero sus amigos le decan apleSU1a~
damente "la gp.nte viene!" y la empujaban para que
saliel a Una enorme fila de fugitivos, con sus bestias
cargadas con grandes hultos, se mova desde la puerta
de la iglesia y desapareca POl detr s de la cresta de la
loma Fu la primera vez que vi el tenor operando
sobre las multitudes y abrigo la espelanza de no volvello a ver jams Regres a 1& casa La familia Padi_
lla aunno haba salido y la poble viuda ,estaba todava aneglanclo sus paquetes Le dijimos al coronel
Malina que se apresUlala, que como comandante l
sela la plimeIa vctima El saba el peliglO; pelO en
un tono de voz. que pona de ma,nifiesto los hollares
de una guelra de paltidos, nos diio que no poda dejar all a las jvenes Pocos momentos despus ya todo estaba listo La viuda nos entreg la llave de la ca~
sa, nos despC'dimos encomendndonos mutuamente a
Dios, y muy triste y silenciosamente salieron de la poblacin El coronel Molina permaneci todava un
momento con nosotros, aconsejndonos que huyramos,
diciendo que los enemigos eran asesinos y ladiones,
que no lespetaran ni a nuestras pClsonas ni nuestros
ttulos y que, furiosos al encontrar la poblacin desier.,.
ta, se tOlnaria gU ira en contra nuestra Espole su
caballo y no le volvimos a ver jams En el atrio de
la iglesia quedaban slo los ancianos, los enfermos y
los invlidos La casa del cura tambin estaba llena
de nios y de ,gente desamparada Por lo dems, nosotros l amos los nicos que quedbamos en posesin
del pueblo
Apenas haca una hora que estbamos en pie . No
habamos tenido tiempo de aveliguar algo con: lespecto a las ti opas que llegaban. El gtito de alal ma era
"la gente viene"; pelO nadie saba ms, ninguno se fi_
jaba en nosc,los e ignOlbamos si el ejlcito de CalTela estaba para llegar o si era slo una banda de
merodeadol es En el primer caso abtigaba yo la es_
pel allza de (lue Canera Ilegala con sus tropas y que
no se habla olvidado de mi levita de diplomtico; me
senta satisfecho de que los soldados se hubiesen malcllado y de que los habitantes huyeran, pues as, no encontrando r~sistencia ni habiendo dell'amamiento de
sangre, no habl a motivo alguno para excitar la fm ia
de la indisciplinada soldadesca Nos dirigimos de nue_
vo a la iglesia Viejas y nios nos ladeaban admla_
dos de que no hubilamos huido Llegamos a la puer_
ta de la casa del cura; la habitacin era pequea y estaba repleto de mujeres ancianas. Tlatamos de animalIas, pela la vejez haba peldid6 su locuacidad y
esperaban su suerte en silencio Regl esamos a la casa
entt etenindono~ en fumar y en ansiosa espectacin
El enemigo no llegaba., la campana ces en su horrible
taido y, pOl fin, ya sentamos deseos de que lIegman
pI anta y de que cuanto antes la situacin se definie_
ra Salimos a observ31 escuchando atentamente; pe_
ro no se oa ni ruido ni movimiento alguno En ver_
dad ya estllamas cansados de espel al; faltaban todava como dos hOl as para que amaneciera Nos 1 ecostamos y, cosa extlaa, todava pudimos conciliar el
sueo.
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CAPITULO 5
P).tOXIMIDAD DE LAS FVE).tZAS DE CARRERA - TERROR DE LOS HABITANTES - SV HUIDAltENDlClON DEL PUEBLO _ FEROCIDAD DE LOS SOLDADOS - VN BOLETIN _ DIPLOMACIA UN PASAPORTE -UN DESAYUNO - UNA ALARMA - LA VIUDA DE PADILLA - UN ATAQUE DERROTA DE .LAS FUERZAS DE CARRERA ~ TOMA DE 1"11, POBLACION I'OR EL GENERAL MORA
ZAN _ SU ENTRADA -llL HIJO DE LA VIUDA - VISITA AL GENERAL MORAZAN - SU APARIEN.
CIA, CARACTER' ETC - PLANES FRUSTRADOS.
El a ya muy entrado el da cuando despertamos, mente, y as antes que nosotros estuviramos preveni~
sin hlida alguna de machete y estando todava en dos de nuestla situacin, cada lancero que pasaba, en
tr anquila posesin del pueblo En' lo primero que pen_ un tono de voz regulado por el estado de su nimo y
s fu en las ruulas; ya se haban acabado su zacate a veces con amenazante ceo exclamaba ferozmente:
quedndoles pocas esperanzas ~e algo ms para des_ "Viva Carrela!"
La in.fantera era de peor apuiencia que los lan~
pus, pero las f'nvi inmediatamente al '1 o para que
bebielan agua. Acababan de irse cuando un muchaw ceros, pues en su mayor pal te eran indios anfu ajosos,
eho que sali de. la iglesia corriendo noS dijo que ya medio desnudos. con sombreros viejos de: petate y desse 3ptoximabala gente. "Nos apresmamos a regresar calzos, ,armados con mosquetes, ,IUachetes, y muchos
con l, y los de,sdichados que enconhbamos en las con anticuados trabucos espaoles~ Ellos competan
gradas, 'con nuevOs terIores, creyendo que nosotros un a otro en aspel eza y ferocidad y a veces hasta al amos amigos de los invasores, nos rogaban que los puntndonos cpn sus aunas nos gritaban: "Viva Ca_
salvsemOS .. Seguidos de ti'es o cuatl o muchachos lrera!" Nosotlos estbamos completamente deSpre_
amedrentados, ;subimos al campanalio de la iglesia y venidos, no habia escape y creo qe nos habran madesde all vimos a los cachurecos a distancia, descen- tado al punto si hubisemos rehusado contestar a sus
diendo por el 'borde de la 10m-a en una fila, con sus gritos Yo plocur corresponder a mi dignidad, no res_
mosquetes brIllando a los rayos del sol .Notamos que pondiendo en tono tan' alto como la urgencia del caso
estos no formaban l grueso del ejrcito de Carrera lo le.qu~J;'a; pero de seguro que nunca haba yo pasa_
sino aparentemente una compafifa explotadora; pero dO. VOl una experiencia tan dura Don Saturnino haen todo' caso, ellos eran muchos para nosotros, y lo re- ba .tenido. la prudencia de mantenerse fuera del al_
ducido de su hmei'o les daba. toda la apariencia de cance de la vista de estos energmenos; mas el capi~
una banda de fOlajidos Todava, tenan que atravesar tn, que haba 'intentado luchar contra estos hombres,
una llanura 'para ascender a la colina 'en que estaba nunca titube y cuando pas el, ltimo soldado todava
ediflcado el pueblo El badajo de la campana seencon- agreg Uh. exha "Viva Carrera!". Otra vez me sent
traba al alcanc de mi mano; le di un fuerte tirn y, satisfecho de que los soldados hubieran salldo .de la
diciendo a los muchachos que tocaran alarma, baj poblacin y que no hubiera habido lucha Terrible
rpidamente, Al salir de la Iglesia 'omos los destem- hubiera sido caer en manos de ,tales hombres, sedien~
plados gritos de las ancianas en ,la casa del cura" y los tos de sangl~ y enfurecidos por la res~stencia I lle..
viejos y nios que estaban en las gradas nos pregunta_ ga,r a la plaza, lanz}l'on un ~rito general de "Viva
<:jarrera!" y apliaron sus armas Pocos minutos des_
ban si ellos tambin serian asesinados
Las mulas no haban regresado y, temeroso de que pus, unos cuantos de ellos vinieron ~n busca de desahubieran sido interceptadas por la calle, corr haCa el yuno, mas como no pudimos drselo nos pedan medio
i.'o y las encontr .que ya venan para la casa Mien", o seis peniaues Poco 'a poco fueron llegando otros
tras tanto, al final de la calle, un soldado se mova cau_ ms hasta' 'que la habitacin qued repleta Ellos no
telosamente y, atisbando con cuidado en cada casa co- haban tenido una gran ganancia con tomar el pueblo;
mo si s'ospechase de alguJl traicin, avanz con una no se haban desayunado, y all no se conseguan vve~
carta dhigidn al coronel, Angoula (Angulo) El capi~ leS Les pedimos noticias de Guatemala y les compratn le dHo, que poda buscar a ,Angoula en las monta'" mos varios ejemplares del "Ptte Oficial", del Supre~
as Le preeuntamos el nombre de su jefe, que cun_ mo Gobierno, encabezado as: "Viva 'la Patria!11
tos hombles le .?compaaban, y le dijimos que no en- Viva el General Carrera! El enemigo ha sido cortl..
conhara oposicin pues que la poblacin se rendida Hetamente 'extermimldo en su ataque a la ciudad, la
inmediatamente. Cost mucho que creyera lo que le cual intentaba devastar El tirano Morazn huye ate_
deciamo!; del abimdono de la', poblacin El General lroriz,ado, dejando la plaza y las' calles llenas de cad~
GUoroa (Figueroa) no saba nada. haba hecho alto a veres de hombres sacrificados a sus criminales' ambi
corta distancia, temeroso de hacer el ataque de noche ciones Los lJriucipales oficia.1es de su estado mayor
y esperaba una inmediata lJatalla Seguramente que hn perecido, etC Gloria eterna al invencible Jefe
a l no le agradara tanto el evitarla como' a nosotros. GENERAL CARRERA y a las valIentes tropas de su
El enviado legres y al poco tiempo vimos aparecer, 'a triando" Ellos noS dijeron que Carrera, con tres mil
lo lejos, la nuca de un caballo que sala de la calle hOD:).bres, esblba en plena persecucin En poco ti.em~
transversal hacia la izquierda Un gl upo de soldados po la solicitud de medios o sixpences fu tan fl ecuentc
de caballera, turnados con lanzas, venan' en seguida que nO$otros, temerosos de que se creyese que tena_
avanzando por la calle y mirando a su alrededor como mos mucha plata, nos dirigimos a la plaza pala presen_
si todava temieran una emboscada A los pocos mo_ tarnos al genelal Fi~oroa y establecer las condiciones
mentos el. Gp.nel al Figoroa; montado en un pequeo y de nuestra 1 endicin o, de todos modos l a "definir
fogoso caballo, sin uniforme, pero con silla militar de nuesha posicin" LQ encontramos en el cabildo, muy
pao neglo; pistolas y espada de gumnicin dOlada, a su gusto con un grupo de oficiales, blancos, mestizos
que le daban. una apariencia muy guerrel a, apareci y .l1mlavos, fumando B interlogando a algunos ancianos
encabezando la vanguardia Al aproxim31se a nuestl de 1'a iglesia acerca de los movimientos del COl onel An~
puerta lo saludamos quitndonos el sombrero, C01res- goula y de sus soldados, la hora de su salida y la dipondiendo l a nuestro saludo Como 'cien lanceros leccin qUe haban tomado. El era un joven -todos
te seguan, de a dos en fondo, con banderolas rojas en los hombres en aquel pas elan jvenes- como de
la punta de sus lanzas y pistolas en sus pistoleras Al treinta y dos a tj einta y tres aos, vesta una levita co~
pasar, un individuo de cara patibularia, mirndonos 101' de tabaco y pantaln del mismo color; apeado de
fieramente y empuando su lanza exclam: "Viva su aguellido corcel y sepalado de su banda de hom~
Carrela!" No habindole contestado nosotros inme'- bl es con ap~,riencia de asesinos, se le vea todo el as~
diatamente, repiti su grito de tal manel a que nos vi_ pecto de un hombr e honrado.
mos precisados a responder ms fucrte y satisfactOlia_
Una de las peores cosas de esta guel'la civil, era
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que ningn respeto se tenia a los pasapOl tes del paltido contralio El capitn tena su pasaporte de San
Salvador, que aqu era peor que si no lo tuviese. Don
Saturnino era poseedor de un sm tido de pasaportes de
comandantes de dif~rentes partidos, y en esta ocasin
hizo uso de uno firmado por un coronel de Ferrera El
capitn me present bajo el titulo de "El Seor Minis..
tIa de Norte Amrica", y yo procur hacerme acepta_
ble diciendo que haba estado en San Salvador en bus..
ca de un gob:erno y que no me haba sido posible en.o
contlarlo El hecho era que, aunque yo no poda, por
de pronto, entrar en negociaciones regulares, siempre
que tena la oportunidad de ejercer la diplomacia por
propia cuenta, lo haca; y con objeto de definir y de
de aclarar de una vez nuestras respectivas posiciones,
tom a mi cargo el hacer los honores de la ciudad, invitando al general FigOloa y a todos sus oficiales a un
desayuno Era este un golpe atrevido; pero Talley..
rand no podra haber tocado cuerda ms sensible
Ellos desde el medio da anterior, no haban comido
nada' y hasta creo que gustosos habran abandonado su
fcil conquista por un buen desayuno Aceptaron mi
invitacin inmediatamente, poniendo as punto final a
mis escasas provisiones preparadas para el camino El
general Figoroa nos c?J}firm la derrota y h~da d.e
Morazn. y su persecuclOn por Carrera, y el "InvencIble jefe" qujz se hubiera sorplendido por el placer
que yo me prometa de encontrarme con l
En pocos momentos nos pusimos de acumdo en abandonar este pueblo fronterizo tan pronto corno fuera posible y seguir adelante Yo casi abandonaba u~
teriores proyectos para atender slo a nuestra segUlldad personal Regresar, pensbamos, sera m/eternos
en la hoca del loho El pueblo de San Salvado estaba
furioso contra los extranjeros, y las tropas de Hondu1 as lo invadan por un lado mientras las hordas de
Carrela por el otro Permanecer donde estbam~s
nos pona en peligro de ataque por ambos lados; SIguiendo adelante encontraramos las tropas de Carrera y si logrbamos pasar dejaramos la guerra por detrs' no tenamos ms que un riesgo y este sera pues~
to r:. prueba en un da Bajo esta creencia le dije al
general que habamos determinado seguir con rumbo
a Guatemala Y que sera una ayuda para nuestra; seguridad el ohtener su pasaporte Era esta su pnme_
ra campaa y haca pocos das que estaba en servicio,
habiendo sido enviado con presteza a tomar posesin
de este pueblo para cortar la retirada de Morazn Se
sinti halagado con que le solicitramos nuestro pasaporte y nos dijo que ciertamente lo crea indispensable Su secretario y ayudante haba sido dependiente
de una botica en Guatemala y, por consiguiente, saba
el respeto que se le deba a un Ministro, y. l mismo
nos dijo que hara el pasaporte Yo estaba ansioso de
obtenerlo El capitn manifest que no tenamos pri_
sa pero yo abandonando toda cortesa, le dije que nos
urga pOlq~e tenamos que partir inmediatamente des_
pus 'del desayuno.. Yo estaba temeroso de tar.danza~,
de dilaciones Y aCCIdentes y, a pesar de los ImpedI_
mentos y trabas, no descans hasta que vi sentado al
secretario en la mesa escribindolo, quien, de una plumada me ascendi a todo un "Ministro Plenipotenciario" El nombre del capitn fu agregado al pasapor~
te 10 firm el genelal Figoroa y hasta que lo puse en
mi bolsillo pude respirar tranquilamente
Regresamos a la casa y a los pocos minutos el general su secretario y dos oficiales mulatos, lleg310n a
desayunarse siendo una fortuna que no llegaran otros,
porque ellos se preocupaban ms de la cantidad que
de la calidad y {'n este particular era en lo que estba_
mos ms eseasos. Tenamos bastante chocolate, algo
de pan y algunos huevos que habamos encontrado en
la casa Pusimos en ]a mesa todas nuestras plovisiones y le dimos al general el puesto de honor a la cabecel a Uno de los oficiales prefiri sentarse aparte
comiendo loo; -huevos con los dedos Es, en veldad,
muy poco grato para el invitante, el verse obligado a
medll la cantidad de comida a sus huspedes; pela en
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asuntos pend'entes de mayor importancia, plocur hacer mi visita lo ms colta posible y lcgles a casa
Ya habn salido la luna y YO' me enconhaba ansioso de partir cuanto antes; pero nueshos planes fla_
casalon ot1'a vez, el gua que tenamos hablado pala
conduchnos al Ro Paz, no apaleci y nos fu imposi~
ble conseguh otro; nadie se atieva a salir del pueblo
aqUella noche po! temor de caer en manos de los cle_
Hotados No valan ni promesas ni amenazas Va..
los de los ofidales llegaron a toniar chocolate con
nosotros y a la cabeza de la mesa se sent un sacerdote con su espada a un lado Yo me haba desayunado con hombles que se sentiran felices de COl tarles
la cabeza y que ahOla se enconhaban escondidos en la
montaa huyendo pata salvar la vida Si Carrela llc_
gata, mis nuevos amigos tendran que huir pIecipitadamente Todos ellos se I etiraron en seguida pal a
dOlmir sable las armas en la plaza. y nosotros nos quedamos solos con la viuda y con su hijo Vino en seguida una angustiosa escena de preguntas y de tlistes pIe_
sentimientos de la viuda por su hijo mellO!, de las cua_
les el mayor pudo salir con gran trabajo V logndol
que le permitiera ir a dormir Cosa singular: a nin_
guno se le haba ocurrido preguntarle pOl los muel'tos
y heridos de la ltima escaramuza Helidos no haba
ninguno, pues todos los que caan el an 1ematados a
lanzadas, y los muel tos abandonados en el campo El
vena a la reta~ual(lia de las ttopas de MOlazn. El
fuego no haba sido muy nuttido y sin embalgo, 13m
la calle por donde entraron al pueblo, haba contado
hasta diez y ocho cadveres
CAPITULO 6
VISITA DEL GENERAL MORAZAN - FIN DE SU CARRERA - BUSCANDO UN GUIA - SALIDA PARA GUATEIIIAI.A - TEMOR DE LOS HABITANTES ~ EL RIO PAZ - HACIENDA DE PALMITAUN ESCAPF, AF'ORTUNADO - HACIENDA DE SAN JOSE - UNA SITUACION EMBARAZOSA - UN
BONDADOSO HOSPEDADOR - EL RANCHO DE HOCOTILLA - ORATORIO Y LEON - EL RIO DE
LOS ESCLAVOS - ' EL PUEBLO - APROXIMACION A GUATEMALA - LLEGADA A GUATEMALA
UN BOSQUEJO DE LAS GUERRAS - DERROTA DE MORAZAN _ ESCENA DE MATANZAS
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do de una casa nos salud en voz alta un oficial caChUl~CO, tan ebrio que apenas poda tenelsc sobre el
caballo Acelcndose empez a contmnos cunntos sol_
dados de Morazn haba matado; Poco antes de anochecel y caminando por el p"osque, creyendo que nos
habamos peldido, s~limos al fin y contemplamos flente a nosotros los majestuosos volcanes de Agua y Fue_
go, oyendo a l mismo tiempo los saluelos y gritos de go_
zo que nos enviaban don SatUlnino y nuestlos hombres
Haban acampado en un~ pequea choza a la milla de
una glan planicie, dand9 tiempo a las bestias P4la que
pacieran Don Satmnino tena mucha pena por naso
tros, pelO no obstante haba seguido su camino pensando que, en c.aso de algn accidente, podra selllos ms
til estando en Guatemala. Ellos po haban encontlado a MOlazll y a sus tI opas po;rque, cuando pasman
f)staban en la hacienda a .un ldo del camino, y tam~
poco saban nada de la del1.'ota ,de Figoroa
. El ~'~ncho slo; tena una pe'quea habitacin ape_
nas SUfICIente :mua el hombre y la mujer que la ocup&pan, pero afue).a haba ancho campo. Despus de
Ul~ pesado viaj e de ms _de cincuenta millas y pensando que no estbamos ms que a un da de Guatemala,
P1 onto me dorm
A la mafana sigu~erite una de las mulas se extravi " no ,la encontramos sino hasta las ocho POl la
tnlde,. descendiendo de una eminencia, nos encontra_
hlOS_ en el vane de Guatemala.. Me pareci helmos_
sima y nunc.a Cl e que. tendra la dich& de volVerlo a
vel Haba terminado un viaje de mil doscientas millas y aunque tn~ dieran todo el oro dlfl Pel , no lo
volvera. a haGer E:p. llegando, la ptimerq persona a
quien encontr, fu a mi amigo don Manuel' Pavn
Yo pensaba que &i Morazn hubiera tomado la ciudad
dnde esta1Ja este mi amigo? Can era no se encontra~
ba en GU,atemaJa; habia salido en pelseucin de Mol azn, pelO en el camino. tuvo algunas noticias que le
hicieron marchar sobre Quezaltenango Con bastante satisfaccin me entel de que ninguno de mis con_
CQllOcidos haba muelto y ms tarde supe que tampoco
haban estado en el combate
Yo d a Pavn las plimer:is noticias de Morazn
Nad~ saban de l desde su salida de la Antigua pues
nadie haba llegado, ~n _d por aquellds lugares, to_
da la gente estaba demasiado atefi101izada para emprender un viaje y ]a chIdad aIi. no se 1 ecobrba del
ten.or _A cada paso encontrbamos amigos que me
felicitaban pOl mi regreso~ Se daban cuenta de que
mi vida haba .corrido peligro y el haber escapado milagrosamente cle un lazo de afecto entlel1osotros
Se me hacia duro pensar que,pelsonas tan amables y
que me'reci~an con tanto cario, y ;;1 quienes yo mis_
hlO me _sentm feliz de volver a ver, hubiesen estado
expuestas a ser expulsadas por Morazn Si tal hubiela sido, ninguna de ellas estara dndome 'la' bienve_
nida Muchas veces me vi obligado a detelierme pal a
refetirles los acontecimientos de Aguachapa; cuntos
hombres acompaaban a MOlazn, qu oficiales, si le
haba yo hablado" qu apatiencia ten,a y qu era lo
que deca Les present al capitn y cada uno de nosotros tuvo su Brupo de 'oyeiltes El capitn, entonces, pala indemnizarse de sus involuntaiios "vivas a
Can el a n en el camino, sintindose ya con libel tad de
hablar entte ger!te bien ve!3tida Y ciyilizada, dijo que
"si los caballos de MOlazn no hubieran estado tan
cansados, todos Jos soldados de Figorba habran muel to
en el combate ll Desglaciadamente yo not que nues~
has noticias hubieran sido mejOI lecibidas si se ttata~
la de leferir una derrota de Morazn, o de que estuvie_
1 a hetido o mue 1 to
A medida que avanzbamos pudimos notar que las pmedes de las casas estaban matcadas con titos de fusil y las del flente de la plaza seve_
ramente daadas Mi casa se encontt aba inmediata a
la plaza y se me ensearon tt es balas que haban quitado del maderamen para mostrrmelas como seal de
la batalla. Una hOl a despus de mi negada ya haba yo
visto por mi9 propias penas, no me haba imaginado
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lecielau todos los eremigos de Guatemala El capitn recibi una prevencin OPOI tuna Su histOlia
aquella de que I'si los caballos de MOlazn no bubie~
1an estado tan (aosados, todos los soldados de Figoloa habl an perecido" ya haba circulado. se le consi~
del aba parcial y se tIataba de aceligual quin ela
l Se vea obligado a or y aplobal o a no decit nada En el camiho l hablaba siempre en voz alta, se
explesaba pelfe<:tamente. y con sus lucientes allnas y
su blioso colcel haciendo cabriolas al enhat a los pue;
bIas, el a consid:':l ado como Hmuy valiente"; PCI"O aqu
ahma ela un PQJe diablo que attaa las mitadas de
todo el mundo, pela no por los mismos motivos que
en el camino, sino pOI que inspil aba desconfianz Pe~
10 l tena un consuelo que nadie le poda quital: que
no haba est'1do en la batalla, porque de habel estado
en ella -usando sus propias palabras- a110la se enconttal'a tendido en el suelo, con la cara para arriba
PO! la t21de, inespeladamente, neg6 Mr Cather_
wood Haba pasado un mes en la Antigua, y acababa
de r-egtesar de su segunda visita a Copn, habiendo eX~
pIOlado tamhin oh-as luinas. de las cuales se hatlt
mencin de aqu en adelante En nuestl o gran gozo
de volvernos a vel I nos dimos un estrecho aln azo y al
momento resolvimos na sepal al nos ms mientt as nos
enconbramos en tf1n pettulbado pas
CAPITUl)
"j
LAS RUINAS DE QUIRIGUA - VISITA A ESTAS RUINAS - LOS AMANTES - ESTRUCTURA PIRAMIDAL - UNA CABEZA COLOSAL - UN ALTAR - UNA COLECCION DE MONUMENTOS - S_
TATUAS _ CARACTER DE LAS RUINAS - UNA (!lUDAD PERDIDA - COMPRANDO UNA CIUDAD
EN RUINAS
un
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"
Otro tiene veintitrs pies fueta del suelo, con {lgUlas de' hombres al {rente y por detrs. y jeroglfi_
cos en bajo relieve en los costados, y rodeado por una
base que se proyecta a quince o. diez y seis pies de l'}
A una corta distancia, ergUIdo en la mIsma POSIcin con l elacin a los puntos de la brjula, se halla
un obelisco o pit'dra csculpida, con veintisis pies fuela del suelo y probablemente con seis 'lt ocho ente_
11 .dos (Fig NQ 2)
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CAPITU!. 3
RECEPCION EN LA CASA DEL GOBIERNO. - El, CAPITAN EN AFLICCIONES - CAMBIO DE CARACTER. ARREGLOS PARA EL VIA.TE A PALENQUE. ARRESTO DEL CAPJrAN. SU LIBERTAD. - LA VISITA DE UN PAISANO. - PELiGROS EN PERSPECTIVA. - ULTIMO PASEO POR
LOS ARRABALES. - EL HOSPITAL Y EL CEMENTERIO DE SAN JUAN DE DIOS. HORROROSA
CONDICION DEL PAIS ULTmIA ENTREVISTA CON CARRERA. _ PARTIDA DE GUATEMALA.
- UN DON QUIXOTE _ CIUDAD VIEJA - LLANO DE EL VIEJO. VOLCANES, LLANURAS Y
PUEBLOS. SAN ANDRES ISAPA. CAMINO PELIGROSO. - UN MOLINO
Al da siguiente hice una vistta al Jefe del Estado Esta vez no era cuestin de presentar credenciales, y fui recibido por l y por todos los caballe~
lOS de su compaa sin ninguna desconfianza o Iecelo, y ms como a uno identificado con ellos en
sentimientos e intereses que como un agente extranjero. Yo habfa conocido ms de su pas que ninguno de los presentes, y habl de su extraordinalia
belleza y fertilidad, de sus volcanes y montaas,
del gran canal que podla hacel'lo conocido de todo
el mundo civilizado y de sus inmensos recursos, si
ellos dejaran descansal la espada y se mantuvielan
en paz unos con ob os
.
Algunas de las observaciones en estas pginas tal
vez se considelen speras y una pobre recompensa
por la benevolencia que se me manifest Mis pre-'
dilecciones estaban en favor del partido libelal, no
slo porque ellos sostenan la fede18cin sino porque
me daban la espelanza de un gobierno; pero yo siento
un tierno afecto hacia, ITIuchos de los plincipales
miembros del partido central
Si hablo con dureza
es de su actuacin pblica y poltica solamente; ~'
si los he ofendido; lo siento mucho
Al salir de ]a Casa del Gobierno, un caballelo
me sigui, y preguntme quin era eSe capitn que
me ha.ba acompaado, aadiendo, lo que me sor~
prendi no poco, que el gobierno tena in(Ol mes oc
su viaje conmigo desde La Unin, de su intencin
de junt31se- a la expedicin de MOlazn, y de su cam~
bio de mla a consecuencia de encontrarlo d~ll'otado
en el camino; que an no haba sido molestado so~
lamente porque habia estado en mi casa
Yo me
inquiet por esta comunicacin
Me enconhaba ex.. .
puesto a la imputacin de aprovecharme de mi ca~
rctcr ofcal pala abrigar a un guerrillero Yo ela
el nico amigo que tena el capitn, y, por supuesto,
estaba lcsuelto a defenderlo; pero l no era nica"""
mente objeto de sospechas, sino que ya tenan prue~
bas en su conh a; pOl causas mucho menores se
encalce1aba a los hombles y se les fusilaba; en caSO
de un tumtto, mi casa no sera una proteccin, el a
mejor evitar cualquier agitacin y tener tUl enten...
elido al momento Con este plopsito regres a don~
de el Jefe del Estado, y mencion las circunstancias
bajo l~s cuales habamos viajado juntos, con el agle~
gado de que, con resJ?~cto a m, yo hahra tomado
a un mucho ms dudosp compaero antes que viajar
solo, y en cuanto al capitn, que si la suerte le
hubieta al'l Diado a tierra sobre sus costas, sin duda
habra entrado a la campaa al lado de ellos; que l
110 estaba en camino de tmirse a la expedicin cuando enconhamos a Morazn, y le asegur muy seria~
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(1)
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un peligloso VIaJe, y que estimaba indispensable fOltalecerme con todas las seguridades que pudiera obtener Cuando Carrera regres le dije mi intencin;
que yo haba esperado nicalnente su regleso; le mos~
tr el pasapOlte del gQJ2ielno, y le rogu que pusiela
su firma en l. Can era no tuvo esclpulos en la
matelia; y alebatndome el pasaporte de la mano lo
arroj sobre la mesa diciendo que me dara uno! nueVo y fiunado por l mismo Esto era ms de lo que
Yo espela.ba; y enseguida, con toda tranquilidad y dicindome. "sintese", envi a Su esposa a otra pieza
POl el secretado, y le dijo que hiciera un pasaporte
para el "Cnsul del Norte" El tena un vaga idea
de que yo ela un giran personaje en mi plopia} tierra,
y una nocin no muy clara del lugar en que estaba
mi pas Yo no era exigente can respecto a mi ttulo,
de modo que fuela muy letumbante, pero El Norte era
ms bien una vasta extensin, y pala evitar equivocaciones le di al secletario el otro pasaporte
lo llev
a otro cuarto y Carrera se sent a mi lado junto a! la
mesa El haba tenido noticia de mi encuentro con
Morazn en su retirada, e inquiri acerca de l, aunque menos ansiosamente que ohos, pero habl ms
de la cuestin; dijo que estaba haciendo sus pleparativos, y que dentro de una semana pensaba marchar
sobre San Salvador con tres mil hombres, aadiendo
que si hubiera tenido un can habrfa arrojaqp a Morazn muy pronto de la plaza. Le pregunt si era
ciel to que l y Morazn se haban encontrado personalmente en las altulas del Calvario, y contest que
s; que eso. fu al final de la batalla, cuando aqul se
rethaba Que uno de los soldados de caballera de
Morazn, desmontado, le ananc sus pistoleras, que
Morazn le disPal a l con su pistola, y que l acometi a lVIorazn con SU espada y la cort la silla,
MOIazn, dijo l, tena muy hermosas pistolas; y lo
que ms me impresion fu que l pensaba que si hubiel a matado a Morazn habra logrado las pistolas
Yo no poda menos que reflexionar en la extraa po~
sicin a la que yo haba sido impelido: estrechando las
Inanos y sentndome al lado de hombres que estaban
sedientos de sus respectivas sangles, bien recibido por
todos, sabiendo lo que cada uno deca del contrario,
y en muchos casos sus planes y propsitos, tan sn re
sel va como si yo fuera un miembro viajelo de ambos
gabinetes A los pocos minutos el secretar:io lo llam,
y fu y regles l mismo con el pasaporte, firmado
de su propia mano, y con la tinta todava fresca. Le
haba lleva.do ms tiempo del que hubiera necesitado
pala cortar una cabeza, y pareca ms orgulloso de
ello, En -verdad, esta fu la nica vez que yo not
en l la ms ligera elevacin de sentm~nto Hice
un comentalio sobre la excelencia de la letra, y con
sus buenos deseos por mi feliz llegada a El Narte y
pronto regreso a Guatemala, me desped de l Ac
tualmente yo Cleo que no me dad, una muy cordit~.l
bienvenida si supiela lo que digo de l; pero 10 conSldelo homado, y que si.upiera cmo Y pudiera re~e':"
nar sus pasiones, hara ms bien a Centro AmrIca
que ningin otro hombre de all.
AhOI a ya me encontraba fortalecido con la mejor
seguridad que poda obtener para nuestro viaje. PaSamos la tarde -escribiendo cartas y empacando <:osa~
para remitirlas al hogar (entre las cuales iba mi levlta de diplomtico), y el da siete de Abril nos levantamos para emprender la marcha El primer movimiento fu plegar nuestlas gamas Cada individuo
en ese pas tiene una pequea cama llamada catre,
preparada para doblaIse con un gozne, que puede ser
plegado y envuelto, con almohadas y lopa de cama,
en un cuero de buey, para llevarlo en viaje Nuestro
principal objeto ela el viajar con desahogo Cada mula y criado adicional ocasionaba una molestia ms,
pela nosotros no podamos con menos de u.na mula de
carga por persona Cada uno tenamos dos petacas,
bales de cuero de res fOIl aclos con delgados petates,
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Se
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SatUlllino se volvi h~eia m con una explesin de Unele Toby en el lastro, aqul th al suelo el cabesbo
salt sable un cerco y corri con direccin al pueblo'
Don SatUlnino, sin desconceltalse, levant el loznal,
y espoleando su mula, sigui adelante El camino se
extcndfa sob~c Ilna esplndida meseta, teniendo en algunos lugare::. fu. boles a cada lado pOl una gl an distancia M'> ac'eJante tuvimos un tempestuoso aguacela, y ya avanzada la tarde llegamos al borde de un
inmenso ple~ipio, der.de el cual, a una glan distancia,
vimos el molino, pal ecido a una fblica de Nueva
Tnglatena El descenso era muy escarpado y lodoso,
sel penteando en algunos lugm es muy estrechos a lo
largo de la pl ecipitada falda del ball'anco Haba que
tener mucho cuidado con las mulas; su tendencia ela
hajar de lado, 10 que era muy riesgoso, pero en los
lugares ms empinados, manteniendo la cabeza derecha, podan rlesJiZ81 se en el Jodo varios pasos juntando
las patas y sin caer
Ya enbada la noche, mojados y enlodados, y en
medio de un fuel te aguacero Ileg~mos al molino El
mayordomo el a ID) costarricense. paisano de don Saturnmo, y afortunadamente. tuvimos un cuarto para
nosabos, aunquf' estaba hmedo y fria Aqu supimos
que Tecpan Guatemala, una de las ciudades en ruinas
que desebamos visitar, quedaba a slo tres leguas de
distancia, y el mayordomo se ofreci a ir con nosoitas por la mafzna
CAPITULO 9
COI\TINUACION DEL VIAJE. - BARRANc'AS. -.TECPAN GUATEMALA - UNA IGLESIA MAJES_
LUOSA - UNA PIEDRA SAGRADA. - LA ANTIGUA CIUDAD - DESCRIPCION DE LAS RUINAS
_ UN MOI~INO. - OTRO TEMBLOR. - PATZUM. UNA BAFRAl\CA - FORTIFICACIONES. _ LOS
ALTOS _ GODINES - PERDIENDO UN BUEN AMIGO. - ESPLENDIDO PAISAJE _ SAN ANTONIO.
- LA LAGUN4. DE ATITAN
4S
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sobre las montaas y volcanes, y la laguna se encontraba violentamente agitada por un fuelte viento del
Sudoeste- y como dijo nuestro gua, la laguna est mu~
cha brav~. 'Santiago Atitn quedaba casi al lado opues~
to, a una distancia de seis 9 si.ete leguas, y siguiendo
por el irregulal y rnontaoso_ borde de la laguna, desde
el punto donde don Saturnino nos dej, dudbamos que
l pudiela haber llegado aquella noche Quedaba mu~
cho ms lejos de lo que suponamos, y con la laguna en
tan estado de agitacin, y sujeta, segn nos dijo nues_
CAPITULO 10
LA LAGUNA DE ATITAN - CONJETURAS RESPECTO A SU ORIGEN. ETC. - UN PASEO POR, LA
LAGUNA. - UNA PELIGROSA SITUACION. - UNA E'LEVADA FILA DE MONTA>AS. - ASCENSO A
LAS MONTA:;AS - UNA VISTA DOMINANTE - HERMOSA LIJANURA. - UN PUEBLO ELEVADO.CABALGANDO A LO LARGO DE LA LAGUNA. - SOLOLA - VISITA A SANTA CRUZ DEL QUICHE.PAISAJE EN EL CAMINO. - BARRANCAS. - SAN'!10 TOMAS LA PICaTA, LLANURA DEL
QUINCHE. - EL PUEBLO. - LAS RUINAS DEL QUICHE. - SU HISTORIA. - PAISAJE DESOIJADO'. UN CURA RISUE&O - DESCRIPCION DE LAS RUINAS. - PIIANO. EL PALACIO REAL - EL LUGAR
DEL SACRIFICIO - UNA. IMAGEN. - DOS CABEZAS. ETC.
DESTRUCCION RECIENTE DEL
PALACIO. - UN ARCO.
POl la maana temprano bajamos otra vez: a la laguna No haba vapOles sobre el agua y la cima de
los volcanes estaba limpia de nubes Miramos con di.
reccin a Santiago Atitn, pero no se divisaba canoa
alguna que viniera por nosotros Nos divertamos ca_
zando patos silvestres, pelo slo pudimos lograr dos en
tierra, los que despus ~contramos de excelentr sabor
De acuerdo con el relato dado por Huarros. las aguas de
esta laguna son tan fras que en pocos minutos dejan
yertos e hinchados los miembros d.e todos los qu~ se
baan en ella Mas era tan atractIva que determma..
mos arrIes:;al nos y 111 nos quedamos yertos de fria ni
nuestros miembros se hincharon. Se nos dijo que los
habitantes Se baan all constantemente; y MI' e permaneci largo tiempo en el agua, con ayuda de su sal~
vavidas y sin hacer ejercicio, y no sinti ningn fro
extremado Por la total ignorancia que existe con respecto a la geoglafa y geologa de aq1.lel pas, puede
ser que el relato de su insondable profundidad, y la
ausencia de un desaguadelo visible, sea tan infundado
como el de la frialdad de s.u~ aguas.
<lEl Viajero Moderno", lefirindose a la necesidad
de informacin especfica con respecto a su elevacin,
y atlas circunstancias con las cuales forjar una conjetura relativa a su origen, y a la probable comunica.
cin de sus aguas con algn oh o depsito, establece
que "los peces que contiene son los mismos que se en~
cuentran en la laguna de Amatitn", y plegunta: "No
podl haber all alguna comunicacin entre estas lagu~
nas, a lo menos entre la insondable y el Volcn de Agua? Se nos dijo que la mohara (mojalla), el pez pOl
el cual tiene fama la laguna de Amatitn en aquel pas,
ho se encontraba, por cierto, en la laguna de Atitn;
as que por ]0 menos, sobre esta base, no hay razn pala suponer una comunicacin entre las dos lagunas
Con respecto a alguna conexin con el Volcn de Agua,
si el relato de TOlquemada es cer to, la inundacin de
agua del volcn no fue causada por una el upcin, sino
por una acumulacin de agua en una cavidad de la cima,
y por consiguiente, el volcitn no tiene potencia de agua
subtell nea
La elevacin de esta laguna nunca ha
sido tomada, y la totalidad de esta legin del pas invita la atencin del viajero cientfico
Mienh as qUe nos vestamos, Juan, uno de nuestros
mozos, encontr una canoa pOI la playa Era una oblonga "plagua" tosca y desvencijada, hecha para solo
una pelsona; pelO la laguna estaba tan mansa que un
tabln pmeca suficiente Nos metimos en ella, y Juan
la empuj y rem A medida que avanzbamos las
montaosas orillas del lago Se elevaban majestuosa~
mente ante nosotros; y yo acababa de llamar la aten~
48
ceptando en la cima el salto de agua que habamos visto desde la canoa Muy pronto comenzamos a ascendel' la senda iba fOlmando zigzags y dominaba alter_
nativamente una pelspectiva del llano y de la laguna
El ascenso era teuible para las mulas con carga, pues
haba algunos lugares con gladas coItadas en la piedla
como de una escalela. Cada vez que mirbamos la la_
guna era con una vista difelente A las cuaba de la
tarde, mirando hacia atrs sobre las elevadas filas de
montaas que habamos cruzado, vimos los glandes voL
canes de Agua y de Fuego Seis volcanes tenamos a
la vista al mismo tiempo, cuaba de ellos aHba de diez
mil, y dos de casi quince mil pies de elevacin l\'1il an_
do hacia el lago divisamos una canoa, tan pequea que
pareca un simple punto sobre el agua, y, segn supusimos, quiz la enviada para nosotros pOl nuestto amigo don Saturnino Cuatl o das ms tarde, despus de
desviarnos y leglesando al camino leal, encontr una
carta de l dirigida a ~IEl Ministro de Nueva York en
la que deca que haba enconbado el camino tan dificil
que le haba SOlpleridido la noche vindose en la necesidad de paral tres leguas ms ac de Atitn Al lle_
gar a ese lugar supo que la canoa estaba de su lado en
la laguna, pela que los balqueros no quisielon Cl uzalla
hasta que el viento de la tarde se levantal a La cal ta
haba sido esclita despus dellegreso de la canoa, y :te~
mitida por coneo con dos das de viaje, suplicndonos
que regresramos y ofrecindome como SObOlI10 una
magnfica mula, la cual, en nueshas zumbas pOI el ca_
mino, afitmaba l que ela mejor que mi macho POI
dos veces el rastro de las mulas casi nos condujo a la
cada de las cataratas, y la ltima vez que llegamos
arriba de la laguna miramos hacia abajo un llano an
ms hermoso que el du Panachahel Dhectamente abajo
de nosotlos, a una inmensa distancia pero elevndose
el mismo a mil quinientos o dos mil pies, estaba un pueblo, con su iglesia a la vista, y pareca como si nosob os
pudiramos arrojarle una piedra hacia abajo sobre el
techo IDesde el momento que esta laguna apaleci ante
nosobos hasta que la dejamos de ver, nuestro viaje pOI
sus cercanas present la ms admirable combinacin
de bellez'as que ninguna otra legin vista por mi jaw
ms La ltima subida nos llev una hOla y hes cuartos Como viejos caminanjes, la habramos evitado si
hubiera habido oho camino; pero una vez emplendida
no la hubiramos dejado por nada del mundo Muy
planto divisamos Solal En los arrabales haba indios
bOlrachos palados en lnea, y se quitaban sus viejos
peiates (sombrelos de paja) con ambas manos Ela da
domingo, y las campanas de la iglesia tocaban a vsperas, se disparaban cohetes, y una plocesin, encabezada
con violines, ostentaba alrededor de la plazal a imagen
de un santo a caballo, vestido como un arlequn Al
lado opuesto del cabildo el alcalde, con una tUl ba de
mestizos, jugaba a los gallos.
ll
,
49
cOlledor hasta una espaciosa habitacin, e hicimos bajar las mulas POl aba gladela a una patio clculado
pOl un alto muro de piedla Este convento fue el plmela eligido en el pas POI los frailes Dominicos y databa desde el tiempo de Alvalaclo Fue construido en
teramente de piedra, con macizos mUlOS, y cOlledores,
pavimentos y patio, suficientemenie slidos par a una
fOltaleza,pclo la mayOl parte de sus habitaciones se en
contraban desoladas o llenas con desperdicios, una ser_
va pala saeate, aba para el maZ', y oha preparada corno gallinero para las aves de coHal El padle se haba
ido a oho pueblo, sus habitaciones estaban cenadas, y
a nosotros se nos mosl uoa contigua, como de treinta
pies en cuadro, y casi de la misma altura, con pisos y
paIedes de piedla, y completamente vaca a excepcin
de un quebrantado y curtido militar en un lincn, que
reglesaba de las campaas en Mxico Como nosotros
no habamos trado oha cosa ms que nuestros ponchos,
y las noches en aquella regin son sumamente fras, no
estbamos muy dispuestos a dormir sobre el piso de
piedla, y con el sirviente indio del padle nos fuimos a
donde el alcalde, quien, debido al poder del pasapor te
de Canera, nos proporcion la sala de audiencia del
cabildo, la cual tena en un extremo Una elevada plataforma con una balanda, una mesa y dos largos bancos
Con lespaldo alto Contigua quedaba la crcel, que ela
solamente un espacio cenado pOl cuatro paredes altas
de piedra, sin techo, y lleno con ms del acostumbrado
nmelo de criminales, algunos de ellos, segn vimos a
travs de la reja, estaban tendidos en el suelo, con unoS
pocos trapos para cublirse, tiritando de flo El alcalde nos proporcion la cena y prometi conseguirnos un
gua para las ruinas
I
Po la maana temprano, con un mestizo almado
con una lalga espada guacaluda, quien nos aconsej
que l1evlamos nuestras armas, pues dijo que no debamos confiar de los habitantes, salirnos pala las luinas
A corta distancia pasamos otra inmensa bananca, en
la cual, pocas noches antes, un indio, perseguido POl los
alguacHes, o cay o se a11 aj al abismo de mil qui~
nientos pies de profundidad hacindose pedazos Co~
mo a una milla distante de la poblacin llegamos a una
hilera de elevaciones, que se extenda a gran distancia
unida por un Jaso, que habla evidentemente fOlmado
la lnea de fortificaciones de la ciudad en r uinas Es~
taban formadas por los lestos de los edificios de piedl, plobablemente tOlres, estando las piedras bien cortadas y cadas en conjunto, y la masa de escomblos alrededor abundante en pedernales pala puntas de flechas Enil e ; sta lnea haba una elevacin, que surga
ms imponente a medida que nos acercbamos, cuadra_
da con terraplenes, y que tena en el centro una tone,
co~ una altUI a total de ciento veinte pies. Ascendimos
por gradas a tres espacios de terraplenes, y al llegar
a la pal te alta entrarnos a una superficie limitada pOI
-muros de piedra, y cubierta con cemento endurecido, en
muchos lugales todava pelfecto. De ah subimos por
gladas de piedra hasta encima de la tone, toda ella
cubier ia con estuco, y levantada como una fOl taleza
a la entrada de la gl.an ciudad de Utatln, la capital del
Ieino de los indios quichs
De acuerdo con Fuentes, el cronista del leino de
Guatemala, los leyes del Quich y Kachiqules eran
descendientes de los indios toltecas, quienes, cuando lIe_
galon a este pas, lo enconhalOn ya habitado por gen_
tes de diferentes naciones Segn el manuscrito de don
Juan Tones, nieto del ltimo rey del Quich, qUe estaha en podel del teniente-general designado pOI Pedro
de Alvmado, y que Fuentes dice habedo obtenido pOI
medio del Padle Francisco V~squez, historiado}, de la
orden de San Francisco, los mismos toltecas descendan
del linaje de Israel, quienes fuelon libertados pOI Moiss
de la tirana de Fuan, y despus de ah aVCSflr el Mar
Rojo, cayeron en la idolaha Pala evitar la replobadn de Mni:::{.s, o por temor de que se les impusieIa algn castigo, separlonse de l y de sus heunanos, y bao
jo la direccin de Tanub, su jefe, pasal on de un conti
u
50
la
51
52
in:
53
CAPITULO 11
EL !N'fERIOR DE UN CONVENTO - EL AVE REAL DEL QUlCRE - LENGUAS INDlGENAS. - EL
PADRE NUESTRO EN LENGUA QUlCRE. - GUARISMOS EN L,~ l\lISMA LENGUA - IGLESIA DEL
QUlCRE - SUPERSTICIONES INDlGENAS. - OTRA CIUDAD EN RUINAS. - TIERRA DE GUERRA.
_ LOS ABOIUGENES. - SU CONVERSION AL CRISTIANIbl\IO - ELLOS JAMAS FUERON CONQUlS
TADO,;, - UNA CIUDAD HABITADA _ TRADICION INDIGF.NA CON RESPETO A ESTA CIUDAD. PROBABLEl\lENTE NUNCA HA SIDO VISITADA POR LOS BLANCOS - PRESENTA UN MAGNIFICO
CAMPO PARA FUTURAS EMPRESAS. - NUESTRA PARTIDA - SAN PEDRO. - LA VIRTUD DE UN
PASAPORTE. - UN ASCENSO DIFICIL. - PAISAJE EN LA MON'fA"<A. - TOTONICAPAN. - UNA EX.
CELENTE COMIDA - UN CAMPO DE ARBOLES. - LLEGADA A QUEZAL TENANGO.
54
to, para evitar que las mujeres echalan dentro las cosas en confusin Cuando entramos se hallaba en al'.
den. como l lo llamaba; pero este orden era de una
Hcolahuh, Quince.
Uaelaht1h, Diez y seis.
Velahuh, Diez y siete.
Uapxaeluhub, Diez y ocho.
Belehnlahuh, Diez y nueve
Huuinat, Veinte.
Huuinachun, Veintino.
Huuillaehlahuh, Treinta.
Uahxalqnib, Ocho.
Beleheb, Nueve.
Lahuh, Diez.
Hulahuh. Onoe
Cahlahuh. Doce.
Dxlahnh, Treee
Cahlahuh, Catoree
mis~
Caninac, Cuarenta.
Lahuh Raxcal, Cincuenta
Oxcal. Sesenta
Lahuh Uhumuoh. Selenl.
Humuoh, Ochenta.
Lahuh Rocal, Noventa.
OeaJ, Cien.
Otoe Rox Ocob, Un Mil.
55
y los conocimientos del padre no estaban confin~ E3tado de CWapas) est ocupada por Candones Oacan_
dos a su iI.mcdiLta vE'cindad Su plimer curato haba dones) o indios rin bautismo, que viven Como sus ansido en Cobn, en la provincia de Vela Paz, y nos re.. tepasados, sin lcndir vasallaje a los espaoles; y el gofili que a cuatro leguas de aquc1lugar existia oba an bIerno de Centro Amrica no pretende ejelcer autOlL
tigua ciudad tan grande como Santa Cruz del Quich, dad alguna sobre elos Pero el asunto que nos excidcsi12rta y deso!~da, y casi tan pelfecta como cuando t6 fue la asercin del padre que, a cuatl o das de ca_
fue ('.vacuadrl por sus habitantes El haba vagado por mino para Mxico, del otro lado de la gran sierl ai exissus silenciosas c:!.lles y sobre' sus gigantescos edliicios, tia una cbd~d habitada) grande y populosa, ocupada
y su palacio se cncontlaba tan completo como el del
por mdios, preci!o':am:nte en la misma condicin .en que
Quich cuando lo vio por vez plimera Se encuentra s- se hallaban antes del descubrImiento de -Amrica. El
ta a doscients millas de Guatemala, y en un distrito haba tenido noticias de ella muchos aos antes en el
del pas no dstm bade por la guerra; sin embargo, con pueblo de ehajul; y le fue dicho por los aldeanos que
todas nuestras indagaciones, no habamos odo nada con d~sde la -m:1s alta cima de la sierra, esta ciudad poda
l.eSp0cto a ella y ah0l3, la infounaci6n realmente distlngul1'se cla1 ~mei1te I En aquella poca l el a jo~
nos afliga La ida 2. ese lugar ailadira ochocientll;s ven, y con mucho trabajo trep hasta la desnuda cum~
millas a nuestto viaj~~ Nuestros planes ya estaban fl- bl e de ja . :iiel'ra, desGe la cual, a una elevacin de diez
iados y l1uesh o tiempo limitado; y en aquel pas sal- o do~e mil pies, examin una inmensa planicie que se
vaje y en :m incicI ta condicin, tenamos sU'p~lsticiq~os extiende hasta Yucatn y el Golfo de Mxico, y vio a
temores que nos sela fatal ellegresar MI ~mpreslOn, una gran distancia una gran; ciudad tendida SObl e un
sirl embalgO de la E::xistencia de tal ciudad, es de lo v'~sto espado. y con torrecillas blancas que relucian al
ms vigorcs~ AQrigo la ,ms 8ldiente esperanza que sol La elacin tradicional de los indios de _Chajul
algn- futl'o viajclo la visitm El no oir hablar de es: que niugm hombre blanco ha, llegado jams a esta
ella ni an. en t1uatnmala, y _quiz se le diga que no ciudad; que los habitantes hablan la lengua maya. que
existe A - p~$al' de (SO, no le impidan que lB: busque; saben que una za de extl anjer.os ha conquistado, todo
y si la encuentra, axperimenta,r sensaciones que rala
el pas alrededor y qu.e matan a cualquiel hombre bla,nvez caen e-n- r;uel te a un hombre afo;tunado
ca que fI:1i.ente penetrar a su' territorio Que no tie_
Pela ellJ;.:dl' noe dijo ms: algo que a~ment nues~ nen moneda ti airo medio circulante; no tienen cabaha excitacin al ms alto glado Haci; el abo lado de lles, ganado, mulas ni otros animales; domsticos ex_
la gl-an fila t1'an~welsal de cOldiUelas se extiende la co- cepto aves, y que a Jos' gallos] los guardan cn stanos
marca de Vera Paz, en un tiempo J]aInacta Tieua de para evitar que su canto sea odo;
._
Guell a pOl el belico~o calcter de sus habitantes abo_
Habla una extraa novedad -algo que hera la
rgenes Tre~ veces los esp!1oles fuelon rechazad.os ~n imaginacin~ en cada paso,de'nuestro viaje por aquel
sus tentativas oora conqmstada Las Casas, vICarIO pas el vicjo padre, en el profundo silencio de su semidel convento de-la O1.den de los dominicos en la dudad obscmo convento, con su larga levita. negra como Ul1a
de uatemala lamentando la efusin de sangre causa- toga, y su relampagueante mirada, evocaba la imag~n
da pOl lo que' llamaban la conversin de los indios ~l dl';! los atrevi.1os y resueltos sacerdotes que acompaa_
clistianismo, escribi6 un hatada para probar que la DI- ron a los ej;'rcitos; de los conquistadores; Y mientras exvina Providencia haha instituido la predicacin del tendin un mnpa sobre la mesa, y sefialaba en la sierra
Evangelio como el nico medio de convC:lsi6n a la fe el lugar a dcr_de habla subido,!y la posicin de 1a misClisttana, que la guel'~a no podra ser hech~. con justi- teriosa ciudRd el inters que despert en. nosob os fue
cia conba aquf'Hos ,que nunca haban cometIdo nmgu- de lo ms vivo que jams he experimentado Una mi~
na agresin contla los clistianos; )' que hostigar y des. rada a aquelJa ciudad valdra diez aos' de una; vida
truir a los indio~ era estorbar el cumplimiento d~ este cotidiana Si l est en lo ciel to, queda un lugat donde
deseado objeto PI edic esta doctrina desde el plpi<;" los indios Jl una eiudld indigena, existen como Corts v
to y la lefOlz En asambleas privadas. Mofronse de Alvarado los eneontraron; hay hombres vivos que puel, lo lidiculiz310n y desdeosamente le aconsejaban
den lesolv~r el misterio que se cierne sobre las ciuda_
que pusiera f'n rrctica su teora Sin tUl balse por es. des arruinadas de Amrica; quiz quien pueda ir a
ta burla, acept la propuesta, escogiendo como campo Copn y leer las inscripciones de sus monumentos Ninde sus operaciones la inconquistable comarca denomi- gn asunto ms excitante y atractivo presntasc a mi
nada Tierra de Guelfa, e hizo un arreglo pal a que a p~nsamiento, y le, profunda imp"esi6n de aquella noche
ningn espaf'ol Je fuera permitido residir en aquel te- jams la olvidar
PuedE;. psto ser verdad? Estan90: aho] a selena mi
Hitolo clm ante cinco. aos Una ve~ convenido sto,
los dominicos comDu~ierori algunos himnos en lengua razn, yo creo verdacerametite que l1ay al! mucho cam_
Quich, descr~hj(ndo la creacin del mundo, la cada po para sup.er,que 10 que -el padre nos cont es autntico De que:la regiCn referida no reconoce al gobierde Adn, la redencin de la humanidad y los principales miste tes qe la vida, pasin y muerte de Nues- no de Guat~mala. que nunca, ha sido explorada y' que
tro Salvador Estos himnos fueron ap~'endldos pOI al_ ningn hornhe blanco na pretendido entrar en ella, yo
gurlOs indios qtm traficaban con los quichs, y un ca- e5toy convf':ncido Por ,otras" vas supimos qUe desde
c'que Pl incip~l de In regin, ms tarde llamado Don aquella sierra e' a visible una gran ciudad 'en ruinas
y se nos l'f.lfh i de otra persona que haba subido a la
JUan. habie-nc1o odolos cantar, pidi a quienes los re_
petlan que le explical ail detalladamente el significado cum bre de la sierra, pero que, con motivo de la densa
d~ esa3 tan nUf'vas para l. ,Los indios se excusaron
nube que descansaba sobre ~lla, no haba podido ver
diciendo que eUros solsmente podrian ser aclarados por nada De todas manelas, la creencla de los aldeanos
los padres que ')1'> las haban enseado El cacique en- de ChajuI es general y levanta una; curiosidad que
vi a uno de QUS hermanos con muchos presentes, para aide pm velse satisfecha Nosotros ,tenamos un veherogarles que ,Uet!aran y que le hicieran conocer lo que mente deseo de llegar a la misterio~a ciudad' Ningn
contentan los cantos de los indios comerciantes Un hombre) an qUe!iendo exponer su vida, podria comensolo fraile dominico regres con el embaiador, y el ca- zar la empresa con ~lguna esperanza de triunfo, sin
cqUF.:. habienrio ("omprendido IQs mister 10s de la nueva rondar por uro o dos afios por los confines de la regin,
fe, quem sns !dolos y predic el cristianismo a sus estudiando la le:-gua y el carcter de los indios inme~
propios vasallos Las Casas y otro compafiero se fue_ diat IS, y r~lacionndose can algunos de los nativos
]on en seguida, y, como los ap6stoles de la antigedad, Quirlentos homhres podran probablemente marchar en
sin alforja ni brulo. nevaron a cabo lo que no pudie- seg:.tida a la ciudad, y-la invasin sera ms iustificaron as armas e!'ipaf'olas, convirtiendo a la fe cristia. ble que n1nguna de las llevadas a cabo jams por los
na hna parte de la Tierra de Guerra El resto de esta espaoles, p\:yo el -gobierno se encuentra demasiado o_
1 egin nUfOca fQC conquistado, v por estos das la seccupado con sus propias' guerra~. y el conocimiento no
ci6n nordeste 11mltMa por la fila de cordilleras y el podra l!lgl'arse c::alvo a precio de sangre Dos jvenes
56
cultivada tIe maizales ypunteada con numerosos lcbaos de c.al nel os, los primelos que veamos en el pas
en ambos lados del camino habfa setos de gigantcsco~
loes. En un paraje contamos arriba de doscientos
en p~ena flOl esccncin En medio de la llanUl al a una
distancia de dos y media leguas, atlavesamos, sobre un
1 udo puente de troncos, un ancho ro, memorable }>ot
103 mueltos y heridos aLrojados en l en la batalla
dz Alv8lno con los indios quichs, y denominado itRio
de Sangle" Dos leguas ms delante llegamos a la
vista de Quezaltenango. edificada al pie de una glan fi_
la de montaas s1.1peladas pOi un despedazado volcn
que al aja launa constantemente, y frente a l una pel1ascosa montaa de lava, que, si hubiera tomado su
cmso con dirc-ccn a la ciudad la halna sepultado ca
mo a Hercul:mo y Pompeya '
-
CAPITULO 12
QUEZALTENANGO.-SU HISTORIA.-CONVERSION DE SUS HABITANTES AL CRISTIAJiIS~IO-AS
PRCTO DE LA CIUDAD -EL CONVENTO.-LA I"'SURRECCION.~LA~1ARCHA DE CARRERA SOBRE
QUEZALTENANOO.-SU !llANERA DE TRATARA LOS HABITANTES.-PREPARATlVOS PARA LA
SEMANA. SANTA.-LA IGLESIA.-UNA PROCESION. - EL VIERNES SANTO. - CELEBRACION DE LA
RESURRECCION.-LA CEREMONIA DE APERTURA -LA CRUClFICCION. - UN SERMON -EL DESCENSO DE LA CRUZ.-LA GRAN PROCESION.-LA IGLESIA DEL CALVARIO-EL CASO DEL CURA
LAS FUENTES TERMALES DE ALMOLONGA.
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su lugar mabacas de madera A medida que nos aproxhnbamos armados hasta los dientes, la multitud
abria paso silenciosamente. Pasamos frente a la
puerta de la iglesia y entramos por la puerta grande
del convento El cura estaab ausente por el momento, pero una seora sirvienta, de aspecto respetable, nos recibi de tal modo que auguraba una buena
lecepc6n de parte de su amo Se notaba, sin embargo, cierto aire de excitaci6n y trepidacin ~n toda
la casa y la buena mujer parecIa deseosa de comuni,;.
car aI{;lUnas cosas que le tenan el nimo inquieto y
amedrentado
Despus del chocolate pasamos a casa del conegidor, a quien presentamos puestras credenciales y el
pasaporte de Cartera Era l uno de los expulsados
por Morazn, de muy buena apostura militar, pero,
segn nos dijo, no soldado de profesin; estaba en
servicio por acidente y muy ansioso de dejar el mando; seguramente que SU!; breves servicios no elan una
ganga para l Nos present a don Juan Lavanigna
(LavagnJno), un italiano de Gnova, expatriado por
la 1 evolucin encabezada por el rey actual, entonces
presunto heredero, ]a cual intentaba colocarlo en el
bono: pero quien una vez fuera de esto dej vilmente
a sus seguidores abandonados a su suerte De qu
modo el signor vino a este lugar, lo ignoro; pero lo
elerto es que l no encontr paz, y, si no me equivo..
co, estaba tan ansioso de salir de all como cuando
sali de Gnova.
A nuestro regreso al convento encontramos al
cura, tIttien nos di6 personalmente la bienvenida que
110S habia prometido su ama - Con l estaba un indio de aspecto respetable, que tena el ttulo de gobernador y que era el alcalde indfgena; y fu algo
singular el que una hora despus de nuestro arribo a
Quezaltenango, hubiramos conoctio a las cuatro vctimas sobrevivientes de la ira de Carrera, que hablan
escapada milagrosamente de la muerte y cuyas noticias tenamos desde Guatemala. Todava la gente
temblaba ante el espantoso recuel.do de tales hechos
Ya h~biamos odo mucho sobre el particular por el
camino, y en QuezaItenango, exceptuando a los del
partido ntel esado, nadie hablaba ms que de estos
acontecimientos
Cuando los soldados de Morazn entraron por vez
primera a la plaza de Guatemala, en Un infortunado
momento se envi un correo a,.Quezaltenango anun- ser fusilados a las ~inco de la tarde si no pagaban
cianclo la toma de la capital. El efecto aqu fu in- mil dlares c,ada uno a Carrera y dosc~ntos y cien
mediato y 'decisivo el pueblo se levant contra la respectivamente a su s~cretario Don Juan era el
guarniciI1 de Carrera intimndola _a rendir las a1'-; pr~ncipa,l comerci,mte de l~ plaza, pero a pesa;r de
mas~
El corregidor, no queriendo h,acer fuego sobre eso le era difcil reunir la suma que le pedan. El
los ciudadanas y vin~ose imposibilitado de reprimir pobre cura manifest a Carrera que i no posea ms
la i;nsurrecin con \lna fuerza tan pequ~a, por con- bienes en el mundo que: sus muebles y sus libros A
sejo cle!: ~ura y de don Juan Lavanigna, indujo a los nadie se: le permita visitarlo excepto a l~ anciana
soldadQs q entregar las armas y a que abandonaran criaqa que fu quien pri,mero nos refiri la historia
la: ciudad, evitando ~si la efusin de sangre y una ho~ Muchos de sus amigos hab(ln huido para econderse
nible matanz9. de ciudadanos indefensos La misma y slq la vieja criada Jlndapa de unlug~r a otro con
noche, la municipalidad, sin el,conocjmiento de Lava.. cartas,es(}ritas por el p.lismo cura pidiendo cinco dlanigna, lo nombr comandante de la plaza,. El rehus r es" o diez, a los ql1e quisieran darle Una anciana
ellcargo, pero,el pueblo se encontraqa c;;n un violc;mto le lUaud;, ciendplares,A las cuatro de la tarde y con
e'stado c1,e excitacin y le urgan ,a ;queac~ptara ppr tqc}os ,sus, es~uerzos no haba reunido ms que seteesa noche solamente, porque de Jo cop,trario , la furia ci~ntos dares; pero, despus de pasar por todas las
del populacho se tornara contra ,~l L misma noche agonas de ia muer te;.'.cuando el ~ura haba p,erdido
el pueblo se pronunci en favor d~ Morazn e inm~ ya toda i esperanza, clan Juan, que haba estado dos
diatamenJe, despacharon,"a un in.dio envindole una horas, en libertad; 10gl conseguir 10 que faltaba y lo
carta de cOIJ.gratulacin pebemo$ recordar, sjn ~m dejarO;I1 1,b,re,
'.
,j,
,
cA la :lUa~na siguiente, CSl;'rera manet a pedir
bargo, qlle mientras tanto M;or~,zn habfl sido J;'ep~~
lido de la capital: y que CarreJ;'a lQ persegua en 84 prestaclp~: a don. Juan S.1,l8 , ~tiles par~ ~feitarse y do~
huda~ iEn IR Antigua, Carrera encontr a \ln:sargen.,. Jua~ :se los, 'lev personalmente
El siempre haba
to desarmado, ,qqien lo puso al cOlr'ienre de lo oc- estado ~n bu~nas, relacioI1es con Carrera y ste le
rrido en Quezaltenango Dej entonces de pex:segu~r pregunt, ~i YR,l~;haba pasado el susto, con tal famiw
a ,Morlzn y mar:ch gire,ctamente para a~ Pro~to l;ar~dp.d cPfn.9: si nada hubiese acoptecido Pocos mose tuvieron noticias de su aproximacin, y entonces mentos qespus se le ';';i6 e:t una v~ntana tocando gWel corregidor;: el cura y, don Juan Lavanigna fu~ron tarra y T-ln~ ,hora ms tarde, sin la menOr fC\"'ma de
envia,dos cOplo diput~ci6n parw r~cibirle 11.0 encon- jui~io~ ni ?un ei de la cort~ marcial, 'diez y ocho miem_
traron ~n, Totonic~pn. Carrera ya tena, noticias de brp~, pe l~ municipalidad fueron, sacadps a la, plaza y
-cmo hpbia inducido, a sus soldaQos a rendir las ar- pasados por las armas' Todos ellos eran d la~ prinmas, ,y Su primer saludo fu una furiosa declaracin cipales perSQpas de'Que~al,tenango; y Malina, el' al~
de que ,sus cabezas que;daran en aquel lugar y, h,a- cal<Ie ma:yqr,,: en familj~, posicin y ~a,rcter~ no t~nfa
ciendo; a un lado su, fanatismo y respet hacia 198 sa w se;gundp en la repblica. '~a esposa de Malilla, pen.
cerdotes, estall, particularmente contra, ~l cura, afir~ dIente de las rodillas de, Carrera, .le implorapa por
mando que ste era pariente de Morazn. El cura la,;v~(ia de su esposo a tiempo que ,~~.te: p<;lsaba entre
Ella grit "Robertito!" y
~espondi que no era su pariente sino que slo era una escolta de s,oldados
Su paisano (lo que en aquel pafsquiere decir del~isw l la alz a ver pero no dijo nada. ~ Entonces la seo_
mo ,pue1;>lo) y que no podla renunciar del lugar de ,su ra, ~aIl2{and,o un ~rito se d~~,may. y antes de recobrar
nacimiento: pepq Carrera inmediat~mente orden a el ~ sentldo ya su esposo haba muertp Lo llevaron
cQatro soldados quedo llevaran a pocos pasos de dis- cerca de la, esqWna. de la, casa,. 10 sentaron en una
tancia ,y que lo fusilaran en el acto Entonces el go,~ piedra y l\> fusilaron al inStante. A los Otfos se les
bernador, el indip ~nciano: ,a quien nos J1,Ehn'qs l,'eferr~ sel1t<?: en el mis~o lugar uno. a Uno~ La piedra y el
do, se arrodill ante Carr~ra implorando por la vida ~uro;de la. casa todava estabanensangren~a,dos. Me
Q,el cura; pero Carrera desenvainando su espada le contaron que Carrerel verti lgrimas por la muerte
,hiri dOs v.eces en el horpbro, y ,cuando lei vimos, aun de loS do~ primems y (lijo que los. (lems no le inl
no habiansanado,las herida~. Sin embargo, ya,ha~ P9rtaban nada Hasta el dia, en todas las revolucio~
ba desistj()o de su inmediat<;> propsito de. fu~ilara,l nefi, sie,repre. se ;haba Jt:lostrado, cierto resp.eto hacia
cura y 10:e'lftreg a los soldados ,A don Juan L?V;l~ los triqunaif7s,de jo.sticia, y no s~ poda concebir cun
nigIla 10 salv ,el s~retario de, Ga,rrera, quien public gra'J;1de .era el, hprror de los habitantes por este inicuo
en IIEl Ti~mpo'':, peri4dioq oficial de Gu,atemal3, el ~sesin~to de lo~ llejores hombres de Quezalte:nango.
,extr,acto de u,Il,~ Ca.Ij;l escrita por don Juan a ~n amigo Estos hecho~ 'fuerqn notorios para todos en la ciudad.
de la ,capital" a1flban~o la condl1~ta d~ Carrera en su NosQtros sppimos d~ ellQS, CQn muy pequeas varia.
~ntrada anterior 3 Quezaltenange;> y la di~ciplina y
ciones d~ drtalle, de ms de una docena de personas
.
buen,port~ de sus tropas.
,
' difere.nt~s .,
Despus de haber consumado, esta atrocidad, Ca~
Al da sigui,~nte, wuy, de ma~fugad, nafch C!'rJ,"era l3obre! !Qu~zaltenango ,~on ,el ~ura y dOl1 Juan rl'era regr~s 'a 'Ollltemala, dejanao al pueblo sumiqo
c0lf10 prisioI;leros. ~ municipalidad. 10 esp~raba en en la ms grande consternacin. Se consideraba esto
.la" plaza; perq desgraciadamente, el '~ndio, a quien se c01!l0 un golpe a 1<;>s blancos y todos temian los ho
le haba confia()Q la c~rta. par~ Moraz~ri,' haba. esta~ rrr~s <te una guerra de c~sta,s. Yo.qe procurac;lo evipo! vagandQ; por, la, poblaClIll Y: en ~ste lllOD1<:;nto: ipw tar el ~,!=presarme con, dureza de Carrera SIempre
fortunado la present ,a Garrera. Antes que su scre. que he podido. 'Me cOQ.sidero: personalmente o1:>liga~
tario hubiese terminado su lectura, Carrera, en un dQ hacia l, pues siri su protecin nunca habra podi
transporte de furia, desenvain su espada para. matar- dO' viajar por el pas; pero es imposible reprimir el
los ,con su propia manQ, hirjendo a rv,rolina, el alcal sent,im,i~n.to de iq,dignaci:Q. que se levanta contra el
0'1..,. mayqr, y a otros dos miembros de la municipalidad
gob~erno q:ue, consciEmte de la atrocidad de su con
pero retr~nndose,en seguida, orden, a sus soldados ducta, y. del, exces,iy desprecio en que se le tenia, nun
apoderarse ,<;le ellos En seguida se dirigJi, a donde el ca se, atrevia', a llamarle a cuentas y ahora le' adula
couegidor y estallando otra vez su furia' desenvain y le ,sosti~ne en el poder'
~
su espada contra l; una mujer que estaba en la haw
Pero, :volvamos al cQra: era el como de cuarenta
bitaci6n se interpuso entre los dos y Carrera le peg y cinco, aqs de edad, altO, corpulento y bien parecivarias veces alrededor de, ella, y J,J<?r ltimo, con~e~ do, tena a su carg varios curatos y, despus de la
nindose de nuevo, orde;n el, fusilamiento del corre de cannigo, su posicin era la ms alta en el pas;
gidor a menos que levantara una contribl1cin de cin~ pero tena sus quehaceres Se encontraba en e~os
co mil dlares en la ciudad A don Juan y al cura da's. muy ataleado cOn las cer-emonias de la Semana
se les encerr en una habitacin con la amenaza de Santa, y por la noche le acompaamos a la iglesia
de
60
no permitan or sus palabras; pero el conmovido acento de su vOz toc las fibras ms sensibles del corazn de sus oyentes, y las madres, indiferentes a los
gritos de sus hijos, sentadas e inmviles, le oan con
un semblante de severo entusiasmo Era la mism
iglesia y nosotros podamos imaginarnos que ~ran las
mismas mujeres all presentes quienes, en la furia y
frenes" del fanatismo, haban arastrado por los cabellos al infeliz vice-presidente (vice-jefe) y asesinn,.
dole con sus propias m~nos A, cada instante la excitacin pareca en aumento El sacerdote, quitndose
violentamente el bonete y reclinndose en el plpito;
extendi6 ambos brazos hacia el frente y la'nz un frentico apstrofe l la sangrienta imagen en la cruz Un
escalofriante y espantoso gemido repercuti por todo
el mbito de la iglesia~ y al momento, a una seal del
cura saltaron indios sobre la enramada de pino y de
ciprs rompindola en dos partes y, con un ruido anlogo al que producira un gran incen~io, luc~aban Y
se emp\ljaban alrededor del altar haCIendo nul pedazos las ramas consagradas para guardarlas como re
liquias santas . Dos indios, .cOn sombreros .de anchas
alas, subieron pot las, escaleras colocadas a ambos lados de la cruz, y con paos bordados en las manos Y
tenazas de plata, arrancaron los clavQS de las manos
de la imagen ~l sentimiento de las mujeres prorrumpi en lgrimas,. sollozos, gemidos, mritos y lame?tos,
tan fuertes y profundos que llegando a nosotros lnes
paradamente, nos causa~on.tal impresin de ~nquietud.
que hizo bambolear el mmo hasta de qUienes m~
dominio tenan sobre su propio espritu. Tales gritos
de a.ng'ustia j~ms los haba yo odo proferir por un
sufrimiento mortal y como el cuerJlo manchado de
sangre 10 tenan e~ alto bajo el Plpito, en tanto ~ue
el sacerdote inclinado le apostrofaba con frenbco
fervor, y la masa de mujeres desenfren~damente.e~ci
tadas se mova de aqu( para all como la~ olas agitadas de un borrascoso IDar; t?da .la escena era tan
emocionante. tan terriblemente lgubre que, sin saber por qu saltron las lgrimas de, nuestros ojos.
Cuatro aos antes, en Jerusaln, sobre el propio Monte Calvario y en presencia del escarnio musulmn,. yo
haba presenciado la misma cere;monia del. desce~so
de la cruz; pero el entusiasmo de los peregrInOS gnegos en la iglesia. del Santo sepulcro .erD.;. nada compa.
rada con este torbellino de fanatismo y frenes Poco
a poco fu calmndose la excitacin; ces la quebradura de las ramas; toda la enramadas ya haba sido
distribuida y muy pronto dierQn comienzo los preparativos para la gran procesin
. ,
Nosotros salimos con el corregidor y los miin;'
bros de. la IDUI1icipalidad a oCtlpar nq.estro lugar en
los balcones del-cabildo La pJ;ocesin se presentaba
de un modo tan extraorclinario que, ocultndome a la
observaci6n de Jos de abajo, .m~ prepar al instante
para tomar nota de. ella. AbrI. la marcha un hombre
a caballo llamado el cnturin, con yelmo y coraza de
cartn cubiertos de papel plateado, mscara negra de
crespn, pantalones cortos de r;;iSO negro, medias blan.cas, banda roja, cintas de rojo Y azul en los brazos,
espada con empuadura plateada y lanza, con las que.
volvindose de cuando en cuando, haca seales y ademanes ante la procesin En seguida llevaban Un ca~
ballo enjaezado COll una antigua silla mexicana ricamente chapeada de plata Atrs, dos hombres encapuchados con tnicas azules, CO.D s610 ~os agujeros a
la altura de los ojos para mirar; conduciendo dos mulas apareiulas cubiertas enteramente con paos negros hasta las patas y seguidos de otros en~puchados
como los primeros Despus vena la gran cruz de
plata de la crucificcin, sobre un pedestal plateado,
ricamente decorado y con adornos que parecan linternas pendientes de los brazos de la cruz, conducida
por cuatro hombres vestidos 'con largas tnicas negras. E;n seguida una procesin de indios de a dos en
fondo, con largas capas negras, sombrerQs negros de
il
61
La casa se encontraba en completa confusin El empacaba sus libros y sus muebles prepalndose para
dar cumplimiento a la orden del vicario Sus amigos
consideraban que no le convendra ir a Guatemala,
po! que all, decan: ellos, estara a la vista de Carrela, quien, en un lapto de clera, podra herirle o matarle por la calle Pero si no hacia el viaje, el vicario enviala a buscarlo con soldados, tal era _por ('ntonces el rigor de la disciplina eclesistica. Ellos deseaban que huyela del pas y que se fuera con noSotros para Mxico, pero no podra salir sin pasaporte
de Guatemala, ql,J.e de segUIo no se 10 daran El he~
cho que ellos quisieran descargar sobre nosotros masbaba el desamparo de su condicin. Sus amigos
crean que yo podra influir en su favor ante el vicario y me suplicaban que le escribiera relatndole los
hechos tal como se conocan en todo Quezaltenango"
Yo haba determinado no intervenir en los asuntos
pblicos o privados de esta infortunada revolucin, y
aunque en este caso no hubiera vacilado en correr alg(m 1 iesgo o molestia por sel vir al cura, si de tal modo le pudiera hacer alg~n bien, conocia la susceptibilidad de los hombres en el poder y crea que tanto
el vicario como el gobierno se resentiran par mi in~
tervencin en el asunto ~ propuse, sin embargo,
escribir a l..1n amigo mo, que yo saba que cultivaba
buenas relaciones con el vicario, suplicndole que en
mi nombre visitar a este diglP.atario y que lo pusiera
l tanto de todo lo ocurrido, sugirindole al mismo
tiempo que debera enviar algn amigo para que hablara personalmente con el vicalio. Ya de regreso a
un pas donde. hay gobierno y leyes,. se me hace I\lUY
dlicil comprender cmo pudo ser posible qu~, muy
paco tiempo' antes, hubiera yo sido llamado eJ:l conseJo para la seguridad de un hombre del carcter y posicin social del CUla. Relativall1ente los ms respe~
tables clrigos en nuestra pas no ocuparan un pue~
to tan elevado cQmo el que l ocupaba en Guatemala
A la maana siguiente. se nos invit para almor~
zar con otro amigo y confidente casi tan extr.anjero
coino yo, y era ste la anciana se,ora que habia. enviado al cura los cien dlares a que ya me he referido El plan ya estaba discutido y arreglado, y du~
ra'hte el curso del da, dos amigos tomaran a su cargo hacer el viaje a GuateIUalaen favor del cura
Nosotros habamos pensado en ascender al volcn de
CAPITULO 13
Por la maana temprano s ensillatQll nuestl as mulas para el Vlaje El gobernador y otro amigo del cura
lltgaron a r,~cibll' instrucciones para la partida y emprendieron la marcha para Guatemala Las indios contratados pur.~~ nnsotros ita aparecieron; y, deseosos de
aprovechal~ el da, cargamos las mulas y enviamos por
dE'lante a -Juan y a Bobn con el equipaje Al paca ra_
to llegaron dos mujeres a decirnos que nuestros indios
estaban presos Yo las acompa para ver a dos o hes
oficiales, y con mucLa dificultad y prdida de tiempo
dimos can el hombre que las tena a su cargo, quien
dijo que, sabienrJo que ya nosotros les habfamos adelantado parte' de su salario, y temiendo que comprasen
aguardiente .., que faitasen, los haba encen ado la no_
62
la
a:
63
64
se
La
65
66
En cier...
CAPITULO 14
COAlODOS ALOJ4MIENTO$-:'COIITINpACJON DEL VIAJE - CAMINO PEDREGOSO ~ HERMOSO
roo - {jN PUENTE. COLGANTE - EL DOLORES - roo 1,AGARTERO --MENGUADO EL ENTU.
SIASMO - OTRO PUENTE. ..,.. ENTRADA'A MEXlCO - UN BAlIlO _ UNA IGLESIA SOLITARIA. _
UN LUGAR F.S:fI;:RIL - ZAl'~UTA - COMlTAN - OTRO PAISANO - MAS PERPLEnDADES - COR '
TESIA OFICIAL - EL CO~PIO DE COMlTAN - EL CONTRAlJANDO - ESCASEZ DI;: JABON. ~
A la n'laana sig\t.iente nos encontramos con que el
convento era tatt confortable, estbamos tan abundantemente servidos, el alcalde o su' mayor, con vara' en
mano, se hallaban a ,nuestro servicio en todo tiempo y
el paraje era tan hermoso,' que no tenfamos mucha prisa para irnos; pero el alcalde nos inform que ya to..
do ~staba J.st..o Nosotros no vimos a nuestros conduc_
tores, y averigm<mos que l y su mayor eran los mo
zos a quiene~ l habia consultado Ellos nos dejaron
escapar 10R dos dlares por cada uno, y dejando por un
lado sus varas y su dignidad, se desnudaron las espal_
das, se pusieron el mecapal sobre la frente, levantaron las cargas V salieron trotando.
Nos pusimo:oo en marcha cinco minutos antes de
las ocho El ti~mpo era hermoso pero nublado. Des_
de el pueblo descendimos una colina hasta un extenso
llano ped.egoso, y como a una legua de distancia lle_
gamos al borde de un precipicio, desde el cual miramos
67
tanto que el Hallo, ms distante estaba seco y abrasa_ n~ un soldado, todo estaba tan desolado como si nin_
do; ellos SE' encontraban verdes y lQzanos Caminando gun ser hum?no hubiese jams cIuzado antes la fion~
a lo largo de l, llegamos a. un puente colgante de la tera Tuvimes HDa breve consulta' para decidir sobre
ms primltiva apariencia y consb ucd6n, llamado POl ~n qu Jada ~campar. y dispusimos hacer nuestro a10los, uativos La Hamaca, el. cual exista aH desd~ Jiem- JmllJento en M,rico. Yo iba montado en el caballo de
po inmemcri!ll. Estaba hecho de :nlimbres letorcidos en PawHng, y lo espole para que: enb ara al agua, para
forma de CU(~I da~, con un espacio e,amo de tres pies en_ se~ el pl'i'l1e~'o e.n tocar ,tierra Con, una zambullida
tre uno Y otro, y tendidQ a travs del 1'10 con una ran. s~s patas delante,ras ya n.o tocalO.l.t fonclo, y mis pier_
da colgante de ~nl'edaderas" con los extremos amarr,a~ nas quedaron baJO de agua Vacil por un instantedos al tremeD de dos rbo~es opl,1estos; Se hallaba sus. m~s como el ag~la 8ubiQ hasta mis pistoleras, perd lo~
pendido coro", a veinticinco pies, arriba del ro, el cua~ bl'1~:J y di medIa vuelta para Centro Arnlica, Segn
tenia aqu Unos ochenta p~.es de ancho, y esta.1?a soste- SUpl~nQS ms ta!'de, el agua tepa diez. o doce pies de
nido en dif~renfes lugares' por bejucos a,ta.Qos a las profundidad
"
.
ramiJS Se s:lbia ha!1ita l PQr una ruda es~ala J,asta
" AguaId~:nofi a JOf: jndJos, con cierta duda sobre Si
una'plataforma en la horquilla, del rbol En.el fono serIa P?sihle. en~ to~o cas? cruzal. con el equipaje A
do de la hamaca estaban tendi,dos dos o tres palos para sor'...a dlslallc~a 11ama arrIba habia un 3n:ecife de pel>as31,;la~ Se halrmceaba con el ;Viento, y era un vaci~
nas, formando ]'2udales, sobre el cual haba habido un
lantE Y algo inseguro medio de transporte Desde el puente con uu arco de :rnad~ra y estr~bos de piedra
cenu'o, la vista elel ro por ambos lados. bajo 10$ arcos e?listiendo to~~vfa ~stos ltimos. pues el puente'habi
de los rboles e:"a tan hermosa, 'Y en tod.as direcciones SIdo ~rrastrarlo por 1]1 f;l'.ecida de las aguas siete aos
la hamaca era.. un objeto de los ms pintOl escos Pro- antes 'Estb:lm<'s a fines,de la estacin seca las ro~
seguimos ('On direcci6nal pu~blo, 'y despus de una c~s en a1gJ,mrs Iqgares e~taban enjutas, el caudal del
corta parada y de .fumat con el alcalde, caminamos no tor1'1a en canales de ambos lados, y, colocamos un
hast.a el extrAmo final del valle y por :una subida em- madero hasta ellas, desd~ los estribos' del puente Car_
pinada y pedregosa, a las dQce y., veinte minutos llega- gamos c(>n las sillas y"brldas de ,las mulas, y caut3~
mos al terreno plano. de aJitiba. ,Aqui nos 'apeamos, mente, ca)) e, agua. rompindose con r.1pidez pOI arri.
les quitamos al {reno a nuestras, mulas y nos sentamos ba de nue:;tr:s rodillas, pasamos a mano todas las ca.
para: aguardg' a nuestros indios, mirando hacia abaj() sas hasta p.1 otrQ lado; op~racin que nos llev una ho_
el- profundo y abrigad.o valle, ~.pOl' detrs la gran fila ra Una noc{le de aguacero en ]a montnJa 10, habra
de cordilleras coronadas POI' la Sierra Madre, que pa. hecho im11asab1e, En seguida las mulas atravesaron
reca una barrela a propsito para ,separar dos mun D~dando, V tcdor saltamos a tierra felizmente en M_
XlCO,
dos,
.
Libres de' todo' recelo,. nos hallbamos ahora en
pleno goce del agl'este pals y del priniltlvo mddo de
En la 9 ri l\ opu~sta ~I lugar por d!>nde yo intent
viajai'~ - Pero nu~strog pc>bres indios, tal vez, no goza~ atraVf~sar baba un claro semicircula.. de] ellal la tutdan tanto' de' l, La carga acostumbrda era de tres ca ab,~t~t~ ela ~,l paso que con~uCa' ~ lils provincias
a cuatro rrobas. de setenticinco a cien libras; las nues_ mexicana!; l o cerramo~', soltamos" las ~las, colga_
tras' no' efon ms que' oe cincuenta; pero 'el sudor les m9 s ~e, log rboles nuestros. efectos petEonales, !Y: vi
corr1a por su~ :desnudos cuerpos,'y todos sus miembros vaqu.eaI'nos en el centro. Los edados encendieron, un
temblaban' Despus, de un corto descanso emprendie- ft~go, y f1li~n~as, ellQS pJ;eparaoah 'l~ cepa. l\osotros
ron de nuevo su camino . El da era caluroso y sofo_ b~~H~O~. al 1'10 pira b~fiarnC?~., I,.o~ r~upa]es s~ rom--:
cante,' el terreno 'seco: abrasado y pedregoso Tuvimos pi~R- ar'lba ~e nosotros Lo s~lvale de la e.scena su
dos abru)Jtos descensos, Y' llegamos al ro Dolores En sep!"r~c~n y rlelamie~to, la l~mpidez del.agua.,ln ~en.,
ambos lanas. haba grandeS' rboles, que'brindaban una sacIn. ~e, ~abe' efectL!8,do u~a. par~ iirtportaqfe de
hermosa sombra, la C!ue", despus de :nuestra abrasado. nue~t~o Vl::t]<'. todo reyV1.<J t;I.ue~h,? ~er en lo flSco y
ra caminata en(~ontrinos, deliciosa El.lio era como eh lo mOlal Les vestidos' limpios consumaron la "glode trescientoR pies de ancho. En la estacin lluviosa 11a de eSte b~o. Por varios 'das nuestros rganos
es impasahle. pelo en el tiempo seco tiene no ms que digestivos hablan estado desarreglados, pela cuando
tres o cuatro pies de hondo, es muy claro. y d~ colQf. ~ nos sentar~os ~_ cena)' ellos podrfa~ haber tomado por
verde pal dusco probablemente por el reflejo rle 16s ! ~u. ~~c:.:~ta las Ilendas de las mulas. y mi bravo macho
rboles :-10 habamos tenido agua desde que dejamos -eIa, un placer el orle cascando su maiz Nos en_
el puente colgante, y tanto las mulas como nosotros con.rrabamol fuera de. Centro Amrica, salvos de los
nos propd~amos de la medida: bebiendo)
,pe,l\gr:os qe l~ rey<?lucII), es~Q~mofi, ~n los. ~srestes
,Nos demoramos"qul 'una media hora; y luego lo.s conf1\i~,.<I . ~'lXlco. cpn buena ~~!td, buen apetl.to. y
temo.1'es; que haban':estado operando ms o menos to.. con. aIpo .~\le c.9tpe,r TeT1famo~ H\l~ ~r,ehte a :nosotr'?s
do el tiempo nos hiC:ieron sent.irnos muy desconsolnl.. un ~l ~menr)p VJ~Je" p~ro ~sto no, SJgnJfr~ab.a. n.a~ ~n~
dos Estbamos apr,nxjm'tldonos, y, .ya muy cerca, a dUV.lmo& a gran...es. :p~o,s .p~r eJ pe~ut=;fj.~ claro" t{lD 01'..
la flantera oe MXIco Este camino era tan poco gUl1osaf!lente como los COtlqU1sta~ores de. Mexlco, y
transitado, qtle, segun se nps in~orm, all no habla ~n. medlO de nUr:'stra extraVaga~Cla re;olv~os conse~
una guarnia E'n ,toda forma, sino piqu~tes !=le sldaqos gwr un. p(>scado para el desayuno: _No ten13~os. an
que recorl an toda la lnea de la "frontera para impe. zu~los, y en nuertras maletas de YJa]e n~ ~abla nI un
dir el contraba~do, qQieneS' p6drfan consiqrarnos a alflle~, p~r.o tenf.amos .!lilo:~ ,~,g~Jas Pawhng ,,, con la
nosotros mismos: coreo 'tal '. N1,i.~str?s pasaportes eran expen.encl8 de R~ete anos dt} vlda borrascosa t. tena
vlidos para s~i,1jr J~ .Centro AIJIrlCa; pero para en_ expe~dlentE'S, v p1:.S0 una aguJa al fuego, <tue suavIZ s,u
t1'ar a Mxico ~e hada ncesalio ~l pasaporte de .las temple, de modo q~e Pl;ldo ha~er con ella un arponCl..
autoridades rnextcans de', Ciudad Real, a', cuatro dfas 110 En todos los arboles habla pa~os, y nosotI'o~ po.:
de 'camino Ira, 'rala1?ra r~oced~r ~b estaba n nue.s. diamos ver los pe~es en ela~a;Jlo un~~o que necesIt..
tro vocabular~o; quiz'?, nQs 'Vrfart).os ,obliga.dos a espe. bamos d~ ellos ~~a_ que abrIeran, la, bbca y se ~~gan..
'ar <::n el desle-rtc hasta que pudiramos enviar por uno. chalan en la aguJa, pero e~to fue 10 que n.o qUIsIeron
I .
..
.
.
hacer, y s610 por estR razn 110 pescamos mnguno Re~
A la media hora: llegamos al ro Lagai'tero, la lnea gresamos.. Nuestros hombres cortal'on algunos palos
dlv'mria entre Guatemala y Mxico, a una escena de y los apo)'aron pn la orqueta de un rbo', cubrindo..
agreste y de sin par, belle~a, con ri!Jeras sombreadas los con ramaS "Extendimos debajo nuestros petates, y
poi 'algunl)s de los mas maJestuosos arboles de: las sel- qued pre.-arado nuestro techo y nuestras camas. Los
vas tropictles, con agua' tan clara como el crista~ y criados apilaro~ trozos de lea sobre el fuego, y nues"
peces de en pie de !,lrgo jug!1~teando en ella tan oul ha sueo fu .profundo y gl~X:ioso. ,
.
cemente Lomo 'S' alH _no hubIera anzuelos No se vela
Al rompt"r el dla a la manana Siguiente ya ;estba...
68
mas atta vez en el agua Nuestro bao fu an mejoL' RegleSamGS j' encontlam,os a MI' Cathel wood calenque el de la nOf'"he anteriot., y cuando mont me sen- tndose a la llama de tres o cuatro tielnos rboles, que
ta capaz de caminal a travs de Mxico y de Tejas habia apilado liI.o sable otro El viento ~hOla barria
basta la propia puerta de mi hogar Ya de vuelta una furiosamente sobre el llano La noche se aploximavez ms a los vapores y ferrocarriles, qu aburridas, bu; no hah.famm: comido nada desde por la maana;
plidas e inspidas me pareceran todas sus comodida- nuestro pe-quco depsito de provisiones se hallaba en
manos inseguras y comenzamos a temer que ninguna
des.
Nos pusimos en marcha a las siete y media A muy de ellas nos llegara. Nueshas mulas estaban en ta-n
corta dishmcia tres jabaHes cruzaron nuestul senda, malas conifi<'ior.es como nosotros El pasto ela tan
todos a tno de escopeta~ pelo nuestros cados lleva- escaso que requE-ran una amplia extensin, y las dejamos ir libres excepto a mi pobre macho, al que, POI
ban las armas, Y al momento ya era demasiado tal de
Muy pronto c::aUmos del bosque que bOL deaba el rlo, y ciertas pIopensiones a andm'rear adquiridas antes de
lleg&r a mi poder, nos vimos obligados a amarrar a
l1e~.Jmos a un llano abierto. A las ocho y media el uzamos una pequea colina pedl egosa y Jlegamos al se- un rbol. Ya haca un rato' que haba anochecido
co lecho ue un lo El fondo era plano y calcinado, y cuando se asom Santiago con las alforjas de provisio~
los lados lisos y simtricos, como los de un canal A nes en la espalda E~ habia regresado seis millas cuan~
media legua tle nistancia apaleci el agua, y a las nue- do encontr la huella de los pies de Juan, una de las
V"e y media de la maana se convirti en una couiente ms anchas que jams se hab"in plantado, y la sigui
considerable De nuevo penetramos a una selva, y ca- hasta una infeliz choza en el bosque, en la que esper~
minando por una angosta senda, vimos directamente bamos detenerncs Nada bablamos perdido con no pa~
al frente ~e nosotros, cerrando el paso, el costado de 1 al' alll todo lo que.. eUos pudieron conseguir para lleuna gt3n igl(>si~ Salimos, y miu~,mos todo el gigan- varse fueron ruatro huevos. Cenamos, apilamos nuestesco edUido sin una sola habitacin, ni vestigios de tros bales a barlovento, extendimos nuestros petates,
ninouna a la vista. El paso nos condujo a travs del nos acostamos, contemplanlos por breves instantes las
1 atoO muro de un patio
Nos apeamos en la obscura eshelIas y nos dormimos. Durante la noche cambi el
sombra d<::1 frente La fachada era suntuosa y perfec- viento y por poco no~ arrastra.
ta Tenia sesenta pes de frente y doscientos cincuenLa maana siguiente, previa a la entrada una veZ
ta de fontIo, pero estDba sin techo, con rboles crecien- ms a regiones habitadas, hicimos nuestra toilet; eS
do en su area hasta nrriba de los muros Nada pow.a decir, colgamos lID espejo de la rama de un rbol, y
exceder a la quietud y desolacin de la escena; pero nos afeitamm! el labio d arriba y una pequea pai.te
habla algu singularmente interesante en estas deste- de la barba A las siete y c"lUlrto nos pusimos en mar;.;
chadas iglesi."'s. E"xistent1is en lugares enteramente des- cha, despus de comemos" xiuestros ltimos fLagmentos
conocidos Santiago nos cont que esta se llamaba Desde que salimos d Gista
habamos visto un Sel'
Cohat, Y. segn la tradicin, fu en un tiempo tan li- humano; el uas estaba todava desolado y tliste; no
ca que los habitantes llevaban sus cntaros con cuer- habla ni un soplo ]~ aire; las colinas, las montaas y
das de secla Dndole nuestras mulas ti Santiago, en- los llanoser~n todos ,estlile~ y pe;dregosos; pela, a
tramos por la 3biert puerta de la iglesia El altar medida" que el s.l apuntaba sobte el "hOlizonte,'sus ra_
estaba derribado, el techo yaca en rotas masas sobre yos alegl,aban erta ~scena qc infecundidad; Durante
el suelo, y toda el rea era.' una: selv~ de rboles Al dos horas ascendimos por una estril y pedregosa mon~
pie de la iglesia, y en comunicacin con ella, habia un taa. "Aun B:t1tes de es"to la desolada flonfera pareca
convento No tenia techo, pero las dependencias se casi una' harrera inexpugnable; pero AlvaL'ado la ~a"
hallaban coJrlpletas como cuando el buen padre estaba ba atravesado para penetrar a Un pas desconOCIdo
para dar hi bieilvenida al caminante. Enfrente de la lleno de enemigos, y poi- dQs'veces un ej~rcito mexica~
iglesia, a cada lado, haba una escalera que conducla a no haba invadlpo a eerttro An':1riea. .
un camp~nario en el centro de. la fachada Nosotxos
A las diez ) nieda llegaMoS a ia eun,?r", de la
subimos hasta la punta. Las campanas que haban montaa, y PD. JfIea debajo d~ nosotros ml~amos. la
llamado a los rezos matutinos y vespertinos ya no es~ igle,ia de Zapa)ut', el ,primer pueblo de MXIeo Aqul
taban; los br3zo~ de la cruz estaban quebrados. Las ;reviviel'on nuestros temores por"la falta de pasaporte:
piedras del campanario eran slidas" masas de conchas, Nuestro gi ail objeto era. Ilegal' a Comitn; y alll eSpe.
gusanos. "bajas E" ;ns.ectos petrificados. : Hacia un la- rar el- golpe, AprOXImndonos al pueblo, evitamos el
do miramos nara abajo dentro del rea destechada, Y carnmil ."qt.le pas;.ba. P9r .la pJaza, y deja~do el ~quipa
hacia el otr sobre una desolada legin Un homble je que .pasara ~omo p"udie;1'3 caM!na~?S de Pll!i...a por
los subut bios asustando a a gunas mUJeres y nmos, y
haba escrito alll su 1j.ombre:
antes que nupsta entrad"a se sup.le":ta en el cabildo no:JOAQUIN RUl)ERIGOS,
sotros ya estbamos mlis 'all del pueblo. Caminamos
a buen paso como tina milla, y en seguida nos para_
Conat, Mayo 1Q, 1836
mos a re5pirar. Un inmenso peso se quit de nuestra
mente, y uno~ a otros nos dimos la bienvenida a MNosotros esmbimos nuesu'os nombres abajo del xico Lleg'nrlo de .la desolada frontera, se abri para
suYO Y descendimos, motitamos, caminamos sobre un nosotros como un antiguo pafs bien constituido, civilitel'reno pedregoso y desold, cruzamos Un ro, y vimos zado, pacifico y bie~ gobernado
"
a nuestro frente una l'inglera de colinas, y ms all
tina cadena de montaas. En seguida salimos encima
Cuatro boras de cabalgar soble una planicie ride \Uta ab~erta y pedl egosa meseta. y despus de cua- da Y atenosa noc;;. llevaron a Comitn. Santiago> que
tro horas y merUa de cabalgar, vimos el camino sel..:. era un desertor del ejrcitO 'nxIcano l temiendo Ser
penteado a t~avs de una estril montaa hacia nues_ captilrado. llOS abandon ~n los suburbiOS para legletra delecl)a, y, temelOsos de haber perdido nuestra sal' solo a travs del desierto que babiamos pasado, y
ruta, nas paramos debajo de un pequeo rbol fl on~ nosotros nos dirigimos a la plaza Fl ente a ella, en
doso a eSllerar a nuestros hombres. Dejamos libles a una de las casas ms grandes, viva un americano. Par_
las mulas, y despus de aguardar por algn tiempo, te del frerte esteba ocupada como tienda; y detrs del
mandamos a Santiago a busca1'las El viento azotaba mostradOl estaba un homble cuyo lastro evocaba el
sobl e el Uano, y mientras que Mr Cathel'woo<l corta_ recuerdo del hogar; Yo le pregnt en ingls su pomba ieos, Pawling y yo bajamos a un barranco a bus~ bre eIa M'Kinney, y l me contest: lIS, sei'ior" Le
cal' agua. El lecho estaba enteramente seco, y uno de hice otras valia& prepuntas en ingls, a las cuales res_
nosotros tom rumbo hacia all'iba y el otro hacia aba_ ponui en e~paol Los sonidos le eran familiales, sin
jo Pawling hall un hoyo de agua lodosa en una roca, embargo tl'at'scurri6 algn tiempo antes que l pudie~
Ja que, aun ,ara hombres sedientos, no era tentadOla. ra comprender T.Jlenamente que estaba oyendo su na~
no
69
70
sitamos al plefecto, quien nos ,tecibi con igual cortesa, lamentando la necesidad de estorbar mis mo_
vilnientos al mostrarnos una copia de la orden del gobleloo, que era IIllPerativa, y no haCa excepcin en fa_
v~r de Agentes CQ.nfidenci~les Extraordinarios El,
s~1! embarvo, est"f'ba en verdad deseoso de servunqs, y
dIJO que ~e huena gana incurrira en alguna respon_
sabilidad rOl' ayudarno~, y. que consultaria con el comandante Nos separamos de l muy bien implesio_
nados de la urbanidad y buenos sentimientos de los
funrionarios m<:xical'os, y satisfechos de que, cualquiel a que flleSf' el r~sultado, ellos estaban dlspuestos
a tdbutar gran lespeto a sus vecinos del Norte A la
mafl~na sir"uiente, el prefecto me mand a devolvel
el pasapo.l. te accmpaado de un atento mensaje manifestando que desde luego me consideraban como si hu_
biera llegado acl editado ante' su' propio gobierno que
seria feliz de pr<.:porctonarme tQdas las facilidades que
estuviesen a su alcance, y que; Mxico estaba abierto
pala m para viajar por donde yo quisiera J\,sf qued lemovida una gran dificultad Recomiendo a todos los que des{'~n viajar que se ploveah de un nomi){amiento d~ \V~shngt-otl;
.
Por; lo que toca a las revoluciones, despus de haber pasado POl el estallido de' una c'entramericana no
se nos baria retroceder por umi mexicana Pelo' no
era tan fcil desembarazarse de la orden que impeda
visitar las rUln~s de Palenque Si nO$otros hacamos
una splica pal"8 que se nos permitiese, nos senUamos
seguros de la buena disposicin de las autoridades 10_
cale!); l>elO si no estaba en sus facultades el concederlo
y se vieran obHgadas por rden~s imperativas a ne~
garla, sera u~a falta de. cortesa el pretender tal cosa
Al mismo tiempo yante.Ios informes del Dr. M'Kinney,
ela desalentador el :mpri:!:nder el viaje sin esta licen..
Cla El vernos obligados a volver sobre nuestros pa.
sos, y a emplender el l~rgo viaje hasta la capital pa_
ra solic.tar el permiso,. serSa terrible; pero supimos
que las ruinas S' hallaban alejadal5 a alguna distancia
de toda habitacJn; nosotros no crefamos que, en medio de una formidable revolucin, el gobiernp tuviera
soldados disponibles para ~stacionarlos ,all como guar_
dianes I-'or lo tlue conocamos de otr,as ruinas, tena_
mos razn para creer que el. lugar se encontraria enteramente desolt:,do; podramos estar sobre el terreno
antes que nariie se die,se cuenta que nos l).all~bamos en
ias cercanas y entonces di&Poner si DOS quedbaIJlos
all o desocupbamos el campo, segn las: circunstan..;..
cias; y bien valla la pena. si logrbamos un da de tran_
quia posesin Con esta dudosa persp~ctiva, inmediatamente comenzamos. a reparar lo d~ado y a hacer Ios, pleparativos para nuestro viaje.
La sat1sfacci6n con que nos encontrbamos en este lejado lugar" en ca.s~. d~ ~p. paisapo, difcilmente
pue...ie- ser apreciada. Eh el' traje; los modales, la apa~
riencia, los hb~tos :\' sentiII\lentos, el doctor se con_
servaba tan idIltico como s lo hubiramos hallado en
nuestro propio pas. La nica diferencia consl~tia en
su lenguaJe, que no po~la hqblar coordina()amente, sino
intei'calntlolo con expre~iones espaolas, El andaba
entle los del pUl'!blo, pero no era uno de ellos; y el nico lazo que ;10 ataba era una Qelleza espaola de ojos
negtos, Ulla de ~as pocas que vi en aquella tierra por
quien un hombre podra olvidar a los parientes y al ha.
gar El est~ba ;; nsIaso de abandonar el pals, pero Se
]0 impedla una promesa hecha a su suegra de no ba~
cerIo mientras ella viviese, Se mantenla, sin embargo,
en tan constante ansiedad, que esperaba que ella lo
libr31a de~ compromiso.
.
Comitn. la ciudad fronteriza de Chiapas, contle.
ne alred.or de die7 mil habitantes Posee una soberbia igl<'Fia y un convento bien llen de frailes dominicos Las mejores clases, como en Centro Amri_
ca. tentan su domicilio en ]a ciudad, y delivaban su
sub~istencla oe !c.s productos de sus haciendas, las cUa~
les vsitabim de C"uanda en cuando Esta es una impor_
CAPITULO 15
LA PARTIDA- SOTANA.,... UN i\DLLONARIO - OCOSINGO - RUINAS - PRINqPIO D~ LA ~STA
CION LLUVIOSA - UN GUIA FEM~NINO .,... LLEGADA A LAS RUINAS.,... IMAGENES D~ .~IEDRA .,...
ES'IRUCrURAS PIRi\MIDALES - UN ARCO - UN ORNAM1';NTO DE ESTUCO ~UN :DINTEL DE MA.
DERA _ UNA CURIOSA CUEVA - EDIFICIOS, ETC .UNA GALZ.ADA ~MP~DRADA -= MAS RUI.
NAS ...... VIAJE L\ PAL~NQUE - EL roo GRANDE - CASCiUJAS - SUC~SION DE PUEBLOS - UN lilA.
NlATICO ~ EL YAHALON - TUMBALA - UN LUGAR AGRE'lTE .-: UNA ESCENA. DE GRANDEZA Y
SUBLIMIf)AD -' INDIOS CARGADORES - UNA 1Il0NTAl'l"A ESCARPADA _ SAN PEDRO. -
El, primero d~ Mayo, .con, un, bullido, y col,ifusin ,!,ontaas conun;\ 1$lesia g~n<le;y en'el muro' del paserQejante$;, '~'- del da prhl1~ro de Mayo ~n nues,~J;a pa_ bq .aot~mC's dos ~Igu.l,'as' esctIlpi<l~s de las ruinas que
tria, ,fuimos .')aliendQ de ~a casa d~ d~:m Santiago;: mon~ tenamos el ('lrQr9$it~ ,de vi.sitar, algo por el estilo de
tamos y ie dljinws adis. Sin dtiqa antes de .ahorll su las de Copn. ;ln el centro de la plaza habia una magdiaria rutina' no .1Iaba sido Ii\terrumplda por la vlsl. nfica celba. Nos dirlgmPs a la casa de dpn Manuel
ta, de un paisano, y .1a cOIT\UW~aCi6n es. tan difcil que Pasada, el prefecto, la que, con una vieja sirvienta, te..
l jams tep" nq~iclas d~ la patria. Nos e~carg men_ nf!lmQs ent~ramen. te u;nuestr.a.. :.d,iSP?~i. cin., pues la f$_
sajes par?, SJ.l amIgo. dqctor Coleman, consul de l~s mIlla se encontraba en su .haCIenda. Laasa .era. un
Estados Uni(los ;en Tabasco, quien.. y~ entonces habla gran cerctdo, ~on lJn cbertiz,O al'fr~nt; .y'amuebtada
f'allecido; y el lector: quiz, lQ se~tir por' l cilando le cpn catres hechos de. <\liasra!adas~1]. ds, y sostenidas sobre palos apoyados en el sl\elo.
. .
m~ncione que probablemente un ejeroplar ,de e~ta obra,
que intento retnt~rle, nunca ~leg~r 3;, .sus manos
El alcalde era Un mestizo, .11111Y atento, que se ale~
Dejar; p~saT' por al.to Ja ~l,gu~e~te,Jornada de nues~ gr de vernos Y'llos"habl de las ruinas de las cercatro viaje, la cual fu. trav$ d~ una regin menos nas en los trm\nos' ms. extravligantes, pero dijo qe
montafiosa pero no mEmQ~ ,solitaria qu' l~ que aca~ se encontraban tan completament ocultas en El MOD"
bamos ,de atrave~ar L~ prim.~ra tarde paramos' en lA te que seria neceraIia 'una ctUidrUi a de hombres durante
hacienda de Sotnn, perten~c.ente '3 Un cuado de don dos. o. tres da,s par abrir un camino hasta--ellas; y dio
SantIago, en un plcido. ya~~nQ valle, junto al CQllI mucha imr orlanC'ia a una cueva',':cuya entrada estaba
habia up.a capilla. con campana. que por la tarde 11a- enteramente tlPada con piedras, y' que comunicaba por
maba a lo::: labrador~s indgenas, a las mujeres y a los un camino subterraneo con la a:ntigua ciudad de Panios para los. rezos vespertin:s, ,Al da siguiente, en lenque, ctJmo a ,ciento cinc;uenta minas de distancia
lel domicilio del Padre So~s~ un cura anciano' y rico, Aadi qUE\ si nosotros queramos aguardar unos pocos
ancho y de escaEa estatura" que viva en una hermosa d~s para hacer los preparativos;' l. y ~odo el pueblo
hacienda, :llmof?amos en slida vajilla de plata'lJebi- irau con nosotros, y. haramos. ,una completa explora..
mos en copas d~ plata, y nos lavamos en jofaina de don Nosotros, le diJimos que primero desebamos hapl.ta El haba vivido en Palenque, contaba de los cer .observaciones preliminares, y l nO$ prometi un
Cildones (la ~andones) o indios sin bautismo, y quera gua para la maana siguient~.
comprar mi macho, prometind"ome conservarlo. h~sta
Esa noche se desat sobre nosotrs la tormenta
su muerte; y J nica cosa que me alivia de reprochar- Pl ecursora d~ la estacin lluviosa. El estruenpo' del
me a m mls1,l1o el!tQ hab~rle asegtlrado tales pastos eS rayo al estal1e;tr repercuta en las montaas, los. rayos
el recuero de lo que pesa el padre
iluminaban ~rm [spantosos relmp~gos la lobreguez de
El ter ter d:;l a las cuatro. de .la tarde llegamos a la noche, la 11u\,;a caa como ;un. dilt):vio sobre el techo
Ocosingo, tambin en una bella $ituac~n. rodado de de paja, y aun fdtaban l,~s peore;; monta,as del cami..
e.l
71
no que atl'aVeSal Todos nuestros esfuerzos por anticiparnos a la estacin de lluvias haban sido infructuo_
sos
Por la maena todava negros nubarrones oscurecan el cielo peto retrocedieron y se ocultaron ante los
resplandores del sol naciente. La grama y los rboles tostados por seis meses de sequa, se tornaban en
un verde ms vivo, y la8 colinas y montaas daban seales de alegria El alcalde, yo creo, enojado porque
no quisimos hacer un alTeglo inmediato para explorar
las ruinas, se haba ausentado durante el da sin man~
darnos ningn gla, q.ejando dicho que todos los hom_
bres estaban ocupados reparando la iglesia Procura_
mos sons&c8l' a "mo de ellos, pero fu en vano. Al regreso nos encontramos con que nuestro corredor era
la e,cuela de! pueblo Media docena de nios estaban
sentados en una banca, y el maestro, medio ebrio, los
estaba educando, es decir, ensendoles a repetir de
memoria el ritual del culto de la iglesia Le suplicamos que uas ayudara pero l nos aconsej esperar un
dia o dos; en aquel pals nada se podla hacer de prisa
Nos encontrbamos sumamente molestos ante la perspectiva .de perder el da; y al momento cuando pens_
bamos que no haba ms remedio que conformarnos,
lleg una muchE'chita a decirnos que una mujer, en
cuya haciE'nda estaban las ruinas, estaba a punto de
ir a visitarlas, y que ofreca acompaarnos Su caballo estaba ya parado frente a la puerta, y antes que
nuestras mulas ~stuvieran listas pas ella por nosotros
Le tributam'3 nuestros respetos le regalamos un buen
puro y encendIendo los nuestros, partimos Ella era
tU18 m~sbza jovial, y la acompaaba un su hijo, bello
mozalbete como de quince aos de edad Salt~os a
las nueve y media de la maana, y, despus de qna ardiente y ~ofocarte c8minata, a las once y ve~nte miR
nutos llegamos a su rancho. Este' er~ una_ mera choz<;I,
com..truida con palos y repellada con lodo, pero la SI_
tuacin era una de aquellas que nos entusiasmaban a
la vida del campo Nuestra bondadosa gna envi con
nosotros a su hijo y a un indio con su machete, y a la
media hora e~tbamos en las ruinas
Luego despus que salimos del lancho, y como a
una milla dE' distanci~" distinguimos sobre u1!a alta
elevacin, a travs de ~os claros por entre 10.s. a:rboles
que crecan en su alrededor, uno .de los edIfiCIOS de
TonH nombre indgena de esta regin para designar
cass de l'iedra . A-l aproximar;nos a ella, pa~~mos so
bre un plano al frente de dos lIUge'.'es d~ piedra que
yacan en el suelo, ,_con las .caras hac18 aUlba; estaban
bien esculJ;>idas, pero l~s, graRados ~e hallaban ';1~ tanto . deteriorados a COJ;1secuenc18 <,le lar~aexposl~~n a
los elementos; auJiq~~ todaVa dlsceFmbles DeJandolos, seguimos caminando hasta, el pie de. una elevada
estructura, probflblem~nte una f~rtaleza, q~e se levan_
taba en forma piramidal, con cmco,espaclOsas terrl:l~
zas. Todas rsta'l terrazas haban si~o cubiertas con
piedra Y revestidas dE7 ~rgamasa, p~ro en muchos Iu.
gares estabar. rotas y,pobladas de yerbas. y maleza~
AprovechandC' UI~a ~c las partes rotas subImos el pr1mer declive, y, ngU1!=ndo la plataforma. de, la terra~a,
ascendimos por '" tra brecha hsta la segunda, y del mIS_
mo modo hasta la tercera. AlU amarramos nuestros
caballos y trepam_os a pi.e Sobre la cima haba una
estructura piramidal cul;>ierta de rboles, soportando
el eeificio que habamos divisado des~e el llano abajo.
Entre los rbole~ haba varios limoneros silvestres, .car_
gados de fruto y de muy buen sabor, los que, S1 no
fueron trados por tos espaoles, deben ser indgenas.
El edificio tif'ne cincuenta pies de frente por treinta y
cinco de fondo; Y est construido de piedra y cal, y to_
do el frente estuvo en un tiempo cubierto con estuco,
del cual parte de la corniza y molduras todava permanece La entrada se h~ce por una puerta de diez
pies de ancho, que conduce a una especie de antecR
mara, en cada Uno _de cuyos lados hay una pequea
puerta que da' paso ~ una habitacin de diez pies en
72
dibujados y de tamao natural, pero con los pies 0CUlt0S P01~ los escombros sobre el piso Mr. Catherwood se arrastr6 al interior para hacer un dibujo de
eHas, pero, a consecuencia del humo de las candelas,
de la esti.'eChez y del excesivo calor, era imposb1e per~
m3Eecer all' el iempo suficiente En apariencia y carcter gener31 ellas eraD iguales a las que ms tarde
vimos esculpidas sobre piedra en 'Palenque
Por medio de un rbol que creca animado junto
al muro de ;este edifici sub 'hasta la parte superior,
y vi otro edificio muy cerca y encima de una estructura an ms elevada. Trepamos hasta arriba de sta,
y I~ encontrarnos de! mismo modo general, pero ms
arruinada Descendiendo de all; pasamos por en medio de otros doS' edificios situados sobre elevaciones
piramidales y salimos: a una abierta meseta que' pro~
bablemente haba sido en otro tiempo el sitio de la
ciud'ad E!=:ta se hallaba protegida de todos \lados por
las mismas 'elevadas terrazas, dominando por una
gran distancia todo ~ el campo en derredor, y haciendo
impsi'tJle al enemigo aproximarse por cualquier lado
sin ser visto. A travs de la meseta estaba un eleva~
do y ~ngosto an ecife que parecia en parte natural y
en parte af'tificip.l, y sobr el cual, a cierta distancia, se
encontraba un 'montculo, con los cimientos de un e~
dificio que probablenente habla sido una torre Ms
all de Se, el arrecife se extenda hasta unirse a una
cordillera de monta,as _ De los pocos libros espaoles
que he tenia') a mi alcance, no be. podido saber nada
absolutarnt..nte relativo la historia de este lugar, si
existfa o nd en la poca de la conquista Me siento
inclnado a C'reer, sin emb'argo, que 's exista, y que
se hace mencin de l en algunos autores espaoles
De todas ma'era~, 'no haba un' lugar que hubisemos
visto que noS diese tal idea de la grandeza de las obras
erigidas' por los primitivos habitantes Apremiados
como estbamos. dispusimos quedarnos y; hacer una
completa E-xpiOrrci6Ii
Ya; casi -1nchecia cuando regresamos al pueblo
InmediatarriI'te nos fuimos a visitar al alcalde, pero
apenas al entrar ya lo encontramos con el atraso y la
demora acqstumbrados Nos repiti la advertencia del
maestro d~ f>scuela: 'que nada se podia hacer apresu~
radamente. Netesitara dos das para reunir hombres
y herramlentas, y de' stas no podan conseguirse las
que haclan frita.' No' habla una barreta de hierro en
el lJgar; .ln' embargo el alcalde dijo que se podla hacer una, pE'ro al mismo tiempo dijo que no haba hie_
rro; haba un medio herre~o, pero hierro no se conse_
gua en ningn lugar ms inmediat~ que en Tabasco;
como a och ruez dias de camino Mientras estba_
mos con' l- se hos vino encima otra terrible tempestad.
Regresamos .apresuradamente en medio de ella, y determinamos sIn tardanza seguir rumbo a Palenque Yo
tengo la firIl'e ('onviccin de que en este lugar' hay
mucho con l que ~ el futuro viajero pueda quedar re~
comp-ensacto Se nos refiri6 que como a diez leguas
de distancia ~ixistailotras ruinas, a lo largo de'la mis.;.
roa cordiberad~ montanas; y esto tenia un '. inters
adiCIOnal a nriestrosojos, por la circunstancia 'que all
sera el ~n~jor 'P~nto desde el cual podrfaintentarse
el :dcscubrlm;ento de la misteriosa ciudad vista ;desde
lacumbreide la, COldil1era~.
En o'eosi~gq ,estbamos' sOPl'e l~ lnea de viaje dei
C~pltn IJUpajx,'cuya gran obra sobre Antigedades
Mexicana;, publ'cada en Parls en 1834_35, despert la
atencin de los sabios en Europa Su expedicin a Pa_
ienque se verific en 1807 El lleg a este lugar desde
la ciudad de Mpxico, en comisin del gobierno, acom~
paado por tln dibujante y secretario, y parte de un
regImiento de dragones. "Palenque", dice l, "est a
ocho dias de mm cha desde Ocosingo.; El viaje es lllUY
fatigoso. LoS' camtnQs, si Se pJleden llamar as, son
slo angoJo'tas y difciles veredas, que serpentean a tra~
vs de ml)ntaas y precipicios, y que es necesario Se..;
~uir aigunas vec's en mulas, otras a pie, otras en hom_
A las ocho y cuarto salitl\os deOcosingo M~ fijaba tan poco en, ninguno, de nustros ayudantes, que
me habla olvld~do enterametne hasta d~l nombr~ de
cada uno de ellos., En verdad,' ~ste fu~el caso ,dUran_
te todo e~ viaje. En ,otros p,a~~s unarri.ero griego, un
barqqero Atabe o un gua be(,f:u~n~ e~a un compae:ro;
aqu la gE.nte no tena carcter, ,y'na~a,que nos pudie..
ra interestlr excepto sus espaldas, Cada indio lleva_
ba, a ms de su carga, una red conteI.iendQ sus, provisioneS para el ramino, e~, ;decir,,,:lgunas tortillas y
grandes bola~ dE' maz amas.aQ-q enVA~ltO ,ell hojas Una
taza para fleh.er, que como era la mitad de una calaba..
za, llevaba a veces sobre la cabeza. En cada corriente
llenaba de a,gua su taza, dentro de cual meneaba un
poco de su maz,., haciendo una esp~c~~, de; sopa fra;
y sto, por todo el paill. es lo que, Sqstiene la vida de
los indios en viaje. A ~a :m~dia llora, ;pa~amos acier_
ta' dlstanci~ sobre nuestra derecha gt;'~ndes moutf;ulos,
en tl~mpos pas".dos estructuras q\le formaban parte
de la antigua ciudad. A las,nijQVE;'! de la maana cru_
zamos el no Qra'(lQe () Huacach~hpu,~, seguimos por al_
guna distanc~a s.obre la' ribera; y ,pasamos tres casca~
da.s que SE: espafran sobre el r0C20~()-1~cho del ro, ni~
ca y peculiar eJl hermosura, y pro1;lablemente muchos
ms de la misma calidad estarn' rompindose no ob_
servados y desccnocidos en medio del desierto por don_
de corren, pero, al dar la vue~ta PQr una spera mon_
taa, lo perdimos de vista. El camh~o era quebrado
y monta.oso No en(,'on~ramos nj ,una sol~ persona, y
a las tres dE' la tarde, movindonos: en direccin nor~
noroeste, l?ntramQs a~ pueblo de Huacachahoul, situa~
do en un paraje abierto, rodeado, de montaas y po_
blado enteramente, de indios, incultos, ms rsticos y
73
74
cIar culpable; mas logr escapar de la sentencia confesando francarrente que un homble lo haba empujado, ji que flomo l era demasiado haragn no haba podido detelrerse a si ffiismo Esto fu lo que a nosotros
no:: pas Era ms difcil resistir que dejalse ir. Nuestras mulas ven!Jll rodando atrs de nosotros; y despus del ms rpido, caluroso y fatigoso descenso, llegamos a una corriente cubierta de hojas y de insectos.
Aqu dos de nuestlos indios nos dejaron para regresar
esa noche ia T~Jmbal!. Nuestro trabajo fu excesivo; cmo seria el de ellos1, aunque probablemente,
acostumbrados i:.l llevar carga desde su niez, sin duda
sLnran menos que nosotros; y la llbertad de s~s deSnudos miembro~ los aliviara del calol' y de la sofoca_
cin que nosotrlls sufriamos con los vestidos hmedos
por el sudor. Fu el dia ms caluroso que habamos
experimentado en el paS Ms adelante tuvimos un
violento descenso a travs de selvas de casi impenetrable espesura, y a las cuatro menos cuarto llegamos
a San Pedro. Al mirar hacia atrs sobre el espacio
que acabetbamos de crnzar j divisamos Tumbal, y el
puni0 elevade, sobre el cual estuve la tarde anterior,
en liJ;lea recta, s610 a pocas millas de distancia, pelO
por el carr:ino a veintisiete.
Si una mala fama poda matar un lugar, San Pedro estaba condenado. Desde la hacienda del Padre
Sols basta 'rumbal, cada uno que encontrbamos nos
prevena contra los il'dios de San Pedro. Afortunadamente, sin embargo, ('asi todo el pueblo se haba ido a
la fiesta de TUIllbal, All no haba alcalde, ni alguaciles; unos pocos inoios estaban echados por ah, en
un estado dE" completa desnudez, y cuando mhamos
hacia el interior de las chozas, las mujel es salieron corriendo, ptobablemente alarmadas de ver hombres con
pantalone" El cabildo se hallaba ocupado por un grupo de viaj{>l'os, con cargas de azcar para Tabasco. Los
conauctorE's de la partida y dueos de las cargas eran
dos mestizos. qt e tenan sirvientes bien almados, con
quienes nos hicimos conocidos y formamos una alian_
za tcita. Una de las mejores casas estaba desocupada;
el propietario, c"n su familia y su ajuar domstico, excepto los eatres de caa fijados en el suelo, se haba
ido a la fiesta Tomamos posesin de ella y apilamos
nuestro equipaje adentro.
Nuestros mo.lOS, sin aviso alguno, nos abandonaron
para 1 egl esar a Tumbal, y nos quedamos solos No
podamos habll' la lengua, y no nos era posible el con~
seguir nacTa 1,lata la.c, mulas o para nuestra comida;
pero por 1Y'edio del conductor de la partida de azcar,
supimos que una nueva cuadrilla de hombres llegara
por la maana para llevarnos Adelante. Con el calor
y la fatiga yo senta un fuerte dolor de cabeza. La
montaa p91a el prximo da era peor, y, temerosos
del esfuer zo y df'l riesgo de imposibilitarSe en el cami..
no, MI.'. e y Pawling se empearon en conseguir tilla
hamaca o silla, la que les fu prometida para la ma_
llana SigUIente.
CAPITULO 16
UNA REGION SILVESTRE - ASCENSO DE UNA 1VI0N'i'AA - VIAJANDO EN SILLA DE MANOS. _
UNA PRECARIA SITUACION. - EL DESCENSO - EL RANCHO DF NOPA - ATAQUES DE ZANCU_
DOS - APROXIIVIANDONOS A PALENQUE _ CAMPOS DE PASTURAS - LA ALDEA DE PALENQUE
UN EMPLEADO ASPERO - UNA ATENTA RECEPCION - ESCASEZ DE PROVISIONES _ EL DlA DO_
MINGO - EL COLERA - OTRO PAISANO _ LA CONVERSION. APOSTASI;\. y RECUPERACION DE
LOS INDIOS - EL RIO CHACAMAL - LOS CARIBES _ LAS-RUINAS DE PALENQUE.
Tem!Jrano a la maana siguiente el grupo aZucarero se puso en mal ('ha, y a las siete menos cinco mi_
nutos seguimos nosotros, con silla de manos y hom...
75
76
tras teIDOl es de que estallara la tOllnenta, puedo asegmal que ningunos viajeros la bajalon nlmca en menos tiempo A las cinco menos cuarto llegamos al lla_
no La montaa se hallaba oculta por las nubes, y la
tormenta hata ahora con furia arriba de nosotros
Cruzamos el ro, y. siguiendo a lo largo de l a travs
de lma tupida selva, llegamos al Rancho de Nop
Se hallaba situado en un claro circular como de
cien pies (le dimetro, celca del ro, con la selva alrededor tan tupida de arbustos y monte bajo, que las
ffiula nos podian penetrarla, y con ninguna abertura
ms que para el paso del camino a travs de ehIa. El
lancho no era !'duo un techo en declive cubierto con
hojas de palmer". y sostenido por cuatro troncos de r~
boles Por todo el contorno haba montones de con_
chas de Ch1 acol~ y el piso del rancho tena varias puL
gadas de cenizar:, resto de los fuegos para cocellos.
Auenas acabf;bamos de congratularnos por nuestro a_
u'bo a tan bello lugar, cuando ya habamos sufrido
tal embestida de zancudos cual jams la habamos expelimentado en el pas. Hicimos un fuego} y, con el
apetito aguzado por ;un penoso da de trabaJo, nos sentamos sobre el ('sped a disponer de una gallina de
San Pedro, pero nos vimos obligados a levantarnos, y
mientras ocuubamos una mano con los comestibles,
usbamos la otra para sacudirnos los ponzonoos in_
sectos Pronto notamos que tenamos una mala pers_
pectva para ]a noche. encendimos fuegos por todo el
rededor del rancho, y fumamos desoldenadamente No
tenamos pri~a .{:or acostarnos y permanecimos senta_
dos hasta una hora avanzada, consolndonos con el
pensamiento de que, si no fuera por los zancudos, nuestra satisfaC'ci6n sela ilimitada El obSCUlo borde del
cIaro se vea alumbl'ado por lucirnagas de extraolnario tamao y brill~ntez, que revoloteaban por entre
los til boles, no brillando y desapareciendo, sino llevan_
do una luz fiia; y, excepto POl' su l'uta serpentina; semejaban estrellas errantes En diferentes lugares haba dos qlle parecan estacionarias, emitiendo una plida pelO hermosa luz, y con aire de seoritas rivales
en da de recepcin Los gneos eh'culos revoloteaban
de uno a otro; y cuando alguno, ms at1'evido que los
dems, se apro~lmaba demasiado~ la coqueta retiraba
su luz, y el revoloteo terminaba' Una, sin embargo,
las atrajo a todas frente a ella, y nosotros contamos
hasta siete revoloteando a su alrededor
Por ltimo nos preparamos para dormir. Las hamacas nos expondran por todos lados a los crueles a_
taques de los zC'.ncudos, y extendimos nuestlos peta~
tes en el suelo. No nos desvestimos Pawling, con
mucho trabaio, iispuso sus sbanas en forma de mos_
quitero; p~ro ba{'ia. tanto calor que no pudo respirar
debaJO de ellas, y se estuvo paseando por los alrededores o en el 1'10 casi toda la noche Los indios se
haban ocupado' en recoger caracoles' yen: cocellos pa-:1 a cenar, y en s(',guida se acostaron a dormir a la orilla
del ro; pero a ]a media noche, CQn fuertes truenos y
relmpagos, se desencaden un aguacero torrencial; y
todos ellos se albergaron bajo el cobel,'tizo, y acostn_
dose enteramente desnudos, mecnicamente, y al pare_
cer sin que esto les perturbase, se daban manotadas
en el cuerpo. El incesante zu;mbido y los piquetes de
los insectos nos mantuvieron en estado de vigilia e irritacin. Podiamos protegernos nuestros' cuerpos, pero
con una c;:nbierta sobre la cara el calor era insufrible
Antes de amane('er me dirig al ro, que era ancho y
de poca plofundidad, y me extendi sobre el arenisco
fondo, donde el agua tena slo la hondura suficiente
para correr sobre mi cuerpo Este fu el primer momento agl adable que yo haba tendo. Mi acalorado
cuerpo se I e-':resc, y all me qued hasta el amanecer. Cuando saH pal, a vestirme se vinieron sobre mi
con el apetito excitado por el espritu de ]a venganza.
Nuestro dla de trabajo haba sido tremendamente dulO, "Pero el de la noche fu peor. El aire matutino, sin
embargo, E'ra refrescante, y al apuntar el da desapo.-
77
ClOD
Cl
me
78
el tlanscmso de una hOla de callejeo, nos hicimos conocidos, Yo no tena ms que palalme flente a la
puerta y leciba una invitacin: "Pasen adelante, capitn" cuvo ttulo yo deba al guila de mi somble1o C~da familia tena su hacienda en las cercanas, y
al clbo de una hora yo ya saba lo que estaba sucedien_
do en Paknque, es decir, saba que nada estaba suce""
diendo
En cll?xh emo ms alto de la plaza, dominando esta
escena de qU101tld, estaba la casa de un amelicano llamado j Wllliam Er own! Era este un extr ao lugar para la mOlnda d(' un amelicano, ~r 1Vrr Blown ela un
americano emprendedor En la glan 10tela l se ha_
ba sacado una esposa pa1enquiana, la que en aquel
tranquilo lugar probablemente lo haba librado de mo.. .
!ir de tedlo Qu fu' lo primero que lo trajo al pas;
no lo s El tel!a e' privilegio exclusivo para la na_
vegacin a vapor del Ro Tabasco, y habra hecho una
fortuna, pNO su balco se fu a pique en el segundo
viaje Entonf'es emplendi el corte de maderas bajo
un nuevo mtodo, y estuvo a punto de hacer otr a fortuna, pela algo hubo que le sali mal En el tiempo
de nuestra visita se hallaba ocupado en canalizal un
pequeo COl te hasta el mar, para unir dos los cerca
de su hadenda Para asombro de los palenquianos,
l estaba 8iempre ocupado, cuando poda vivir tI anquibmente en su hacienda en el vel ano y pasar los
inviernos en el pueblo Muy a nuestro pesal, no se
encontr aba entonces en la aldea Habra sido inteH~_
sante el IHl~lr a un paisano de su 'temple en aquel
tranquilo rincn del mundo
El pI efecto era rr:.uy velsado en la historia de PaJcnoue Est. situado en la provincia de los tzendales,
y dUrante Ufl.a centuria despus de la conquista de
Chiapas qued en poder de los indios Hace dos centUlias Lorenzo Mugll, un emisario directo de Roma,
levant entre eUos el estandarte de la Cl uz Los indios todavia conservan su vestido como una sagrada
reliquia, pe) o tienen mucha desconfianza de mostrarlo a los extranjelos, y yo no pude lograr que me lo
ensearan La campana de la iglesia, tambin, fu
enVIada de~de la santa ciudad; Los indios se sometie_
Ion al dominio de los espaoles hasta el ao 1700,
cuando todo; la provincia se sublev, y en Chilln, Tum_
bal y Patenque apostataron del cristianismo, asesina_
Ion a los s:acerdotes, profanalon los templos, tributaIon impa 3.aorncin a unamujel' indgena, destrozaron a los hombles blancos y se apoderaron de sus Jilujeleb como esposas Pero tan plonto como lleg la no:..'
ticia a Guatemala, un poderoso ejrcito fu enviado en
contra de eUt;s redujeron a los pueblos sublevados
restaurnuolofi a la fE" catlica y se restableci la tran...
quilidad El derecho de los indios, sin embargo a la
propiedad de la tierra estalJa todavia reconocido, y a 10
menos ha3ta la independencia mexicana, reciban renta por la tieua en los pueblos y por las milpas en los
alrededoreg
j
CAPITULO 17
PREPARATIVOS PARA VISITAR LAS RUINAS - PASEO - LA PARTIDA _ EL CAMINO _ LOS
RIOS MICOI, y OTULA - LLEGADA A LAS RUINAS - EJ, 'l'ALACIO - UN FEU.DEJOIE _ ALO
JAMIEN10S EN EL PALACIO - INSCRIPCIONES DE LOS VISITANTES ANTERIORES _ LA ,MUER.
TE DE BEAJ\;HA.'II: -DESCUBRIMIENTO DE LAS RUINAS DE PALENQUE - LA VISITA DE DELRIO.
LA EXPEDIf'ION DI, DUPAIX _ LOS DIBUJOS DE LA PRESEl'ITE OBRA ,- PRIMERA COMIDA EN
LAS RUINAS - ENORMES LUCIERNAGAS - DORMITORIOS - LA EXTENSION DE LAS RUINAS
OBSTACUI,OS PARA LA EXPLORACION - SUFRIENDO POIt LOS ZANCUDOS_
Tempumn a la maana siguiente nos preparamos
para tl aswdal nus a las l uinas. Tuvimos que hacer
pLOvisiones p~la el manejo de los asuntos domsticos
en glan ezcala; nuestros utensilios de cocina eran de
tosca alfal E'r'a, y nUE.stras tazas de dm as 'cscaras de
19
80
s~ fo!m~
81
prepmar una vivienda en el palacio y conseguir _plOvisiones ,de la orlla del mar, "esa~ peligrosas soleda_
des" podrn serlo todo menos desagradables
y pala demostrar 10 que puede .llevar a cabo un
individuo, declaro: que los dibujos de Mr Catherwood
incluyen todos 19s objetos represe!ltados en la obra
de Dupaix, y adems otros que por Gerto no aparecen
en dicha obla, y que jams han sido presentados ante
al pblico; entre ellos se encuentran el frontispicio de
este tomo y las grandes tabletas de jeroglficos, las
ms cUliosas e interesantes piezas de escultura en Pa~
lenque Puedo agregar, con el pleno conocimiento
que sel contradcho por futuros viajeros si estoy en
un enor, que todos los dibuios de Mr e son ms correctos en PIOpolcin, diseo Ysombras que los de Du..
paix, y que suministran ms exacto material para especulacin y estudio Yo no habra dicho todo esto si
no fuera por el deseo de infundir confianza al lectOl
que pudiera estar q.ispuesto a investigar y estudiar es...
tas interesante.s reliquias En cuanto a la mayor palte de los lugares visitados por nosotros, no hallar ms
materiales, cualesquiera que sean, salvo los proporcio_
nados en estas pginas Con respecto a Palenque en~
contrar una esplndida labor, cuyos m~tel'iales fueron
conseguidos bajo la sancin de una comisin del gobierno, y dados a la luz con explicaciones y comenta_
rios de hombl es erudltos de Pars, al lado de los cua~
les mis dos tomos en octavo valen bien poco por su
insignificancia Pero mantengo en alto los dibuios
contra esos costosos infolios, y contra cualquier otro
libro que se haya publicado en cualquier tiempo con
lelacin a estas ruinas Mi obieto .ha sido, no Plodu_
cir una obla ilustrada, sino presentar los dibujos en
una forma bar ata como para _ponerla al alcance de la
gran mayola de nuestro pblico lector
Mas volvamos a nosotros en el palacio 1\1:ientras
hacamos nuestras observaciones, Juan estaba ocupa_
do en un asunto que amaba con ardor Lo mismo que
todos los mozos del pas, su orgullo y ambicin era
servil' a mano Desdeaba la varonil ocupacin de
al'liero y aspiraba a la de un servil lacaYO Estaba ansioso de quedarse en pueblo y no le agradaba ;la idea
de pel manecer en las ruinas, pero se reconcili con
ellas cuando se le permiti dedicarse exclusivamente
a la cocina A las cuatro nos sentamos pal a nuesh a
plimer comida Dos anchas hojas ,eran el mantel,
cada una como de dos pies de lalgo. arlancadas de un
rbol en la terraza frente a ]a puerta Nuestro sale_
ro estaba como una pirmide; era un estuche form~
do de dobladores juntados a lo largo, y que co~tema
cuatro o cinco libras en terrones desde el tamano de
un guisante hasta ei de un huevo de gallina Juan
estaba tan -feliz como si l hubiera prepar ado la comida exclusivamente para s; y todo iba tan alegre como una fiesta de bodas, cuanQO el cielo se encapot y
estall un agudo trueno precursor de la torme:nta de la
tarde Desde la elevacin de ]a terraza, el piso del
palacio dominaba una vista de la copa de la selva, y
pudimos ver los rboles encorvados por la fuerza del
viento; muy pronto una furiosa rfaga barri por enh e las puertas abiertas. laque fu. seguida al instan_
te por un aguacero La mesa fu limpiada por el
viento, y, antes que pudiramos es~apar, qued empapada por la luvia Arrebatamos nuestros platos y aca_
bamos de comer como pudimos
La lluvia continu, con fuertes truenos y rayos,
toda la tarde En la absoluta necesidad de fOlmar
nuestra vivienda entre las ruinas, apenas habamos
pensado en el peligro de estar a la intempele, hasta
que nos vimos obligados a ello Por la noche no pudimos encender una candela, pero. la ObSCUl idad del
palacio fu alumbrada por Iucilnagas ~e extraordinario tamao y brillantez, que levoloteaban por los corredores y se estacionaban sobre los muros, fOlmando
82
el
un espectculo impresionante y bello Eran de la misma clase de las que vimos en Nop, conocidas con el
nombl e de escarabajos brillantes, y son mencionadas
por los primitivos espaoles, entre las maravillas de
un mundo en donde todo era novedad, "como las que
muestran el camino a los que viajan de noche" El
histOl iador las describe como "un poco ms pequeas
que GOlriones, y tienen dos estrellas junto a los Ojos,
y dos ms bajo las Alas, las cuales daban una Luz tan
grande que con ella podan ellos hilar, tejer, escribir
y pintar; y los espaoles iban por la noche a cazar los
Dtios o pequeos conejos de aquel pas; y para pescar,
nevaban estos animales atados a sus dedos gordos del
pie o a los pulgares, y ellos los llamaban Locuyos,
siendo tambin de utilidad para libraIlos de los Mosquitos, que all son muy fastidiosos Lo~ cogan por
la noche con tizones, porque ellos se haclan a la luz,
y llegaban cuando se les llamaba por su nombre; y
son tan pesados que cuando caen ya no pueden levan_
tarse otra vez; y los hombres se frotan la cara y las
manos con una especie de humedad que hay en esas estrellas, que mientras dura parecen encendidas"
Siempre nos proporcionaba un gran gozo el corn_
pIobar los romnticos y al parecer medio fabulosos relatos de los historiadores de la conquista Muy pI anta encontramos sus originales descripciones tan vvi_
das y fieles como para infundir el espilitu que alienta por sus pginas Cogimos varios de estos insectos,
no, empelO, llamndolos por sus nombl es, sino con un
sombrelo, como los muchachos de escuela acostum_
bran coger las lucirnagas, o, menos poticamente,
las chinches de luz en nuestra tierra Tienen stos
ms de media pulgad& de largo, y poseen Un agudo y
movible cuerno en la cabeza; cuando se les pone de
espaldas no pueden voltearse a menos que hagan presin con este cuerno contra una membrana sobre la
frente Detrs de los ojos tienen dos substancias re_
dondas transpalentes, llenas de materia luminosa, casi
tan gr~ndes como una cabeza de alfiler, y debajo una
membrana ms grande que contiene la misma substancia luminosa Cuatro de ellos juntos arrojan una brillante luz por varias yardas a la redonda y a la luz de
uno solo lemos distintamente la menuda leh a de las
pginas de un peridico amelcano Era ste uno de
los de un paquete, llerto de debates del Congreso, al
que apenas le haba yo dado una mirada, y me pare_
ci el ms rato de todos los incidentes de mi viaje el
estar leyendo a la luz de los insectos, en las 1 uinas del
palacio de Palenque, los dichos y los hechos de los
grandes hombres de la patria En medio de todo esto
MI' Cathel wood, al vaciar la espaciosa bolsa de una
chaqueta de caza, me alarg un billete de mnibus de
Broadway
UGuod to tbe bearer fol' a l'ide,
A. Brower".
8S
CAPITULO 18
PRECAUCIONES CONTRA LOS ATAQUES DE LOS ZANCUDOS ~ MANERA DE VIVIR EN PALENQUE
DESCRIPCION DEL PALACIO - PILASTRAS - JEROGLIFICOS - IMAGENES - ARCADAS- CORRE.
DORES - PATIOS _ UNA RELIQUIA DE MADERA - GRADAS DE PIEDRA - TORRES - TABLETAS.
ORNAMENTOS DE ESTUCO, &c" &c. ...,. LA CAPILLA REAL - EXPLORACIONES - UN ACUEDUCTO UNA ALARMA - INSECTOS - EL RESULTADO DE LAS PICADURAS DE LOS INSECTOS - REGRESo
AL PUEBLO DE PAL~NQUE.
Regres al amanecer y encont.r a Mr e y a Pawling sentados sobre unas piedras, a medio vestir, en
lastimoso cnclave Haban pasado la noche peor que
yo, y nuestra condicin y perspectivas eran tristes Las
lluvias, el trabajo rudo y la mala comida nos parecan
nada; pero no podramos existir sin dormir ms que el
Hmuchacho fatuo" de Esopo, que, ~uando ya habia aprendido a no comer. m'uri6 En todos sus viajes a tra_
vs del pals, Pawllng jams hablan encontrado un trabajo tan rudo como desde que se junt6con nosotros
84
biedo de estuco y plntado Las pilastras estaban Ofnamentadas con vvidas imgenes en bajo relieve, una
de las cuales se .representa en el grabado del frente.
En la palte de alriba tiene tres jeroglficos hundi~
dos en el estuco Se encuentra guarnecida por un ribete ricamente ornamentado, como de diei pies de al,.
to y cinco de ancho, del cual ahora solo queda una parte El personaje principal est de pie y de perfil, exhi_
biendo un ngulo facial extraordinario como de cuarenta y cinco grados La parte superior de la cabeza
parece haber sido comprimida y alargada, quiz por el
mismo procedimiento empleado: sobre las cabezas de
los indios choctaw y flat~head, de nuestro propio pas
La cabeza lepresenta una especie difelente de cualquiera de las ahora existentes en aquella regin del
pas; y suponiendo que las estatuas fuesen imgenes de
pel sonajes vivos, o creacin de los artistas segn sus
ideas de las figuras perfectas, ellas indican una raza de
gente actualmente perdida y desconocida El tocado
es con certeza un penacho de plumas Sobre los hombros lleva un pequeo abrigo decorado con tachones y
un peto; parte del ornamento del cinturn est quebra_
do; la tnica es probablemente una pH~1 de leopardo'
y todo el atavo no hay duda que exhibe la usanza de es:
te desconociqo pueblo Sostiene en la mano una vara
o cetro, y frente a sus manos estn las marcas de tres
jeroglficos que se han gastado o han sido quebrados
A sus pies se encuentran dos figuras desnudas sentadas con las pirnas cruzadas, y aparentemente' en actitud de splica Una fecunda imaginacin podra hallar muchas explicaciones para estas extraas figuras,
pero a m ninguna interpretacin satisfactoria se me
representa a la mente Los jeroglficos sin duda refieren su historia. El estuco es de admirable consistencia, y duro como la piedra. Haba estado pintada
y por distintos lugares alrededor de ella descubrimo~
restos de color rojo, azul, amarillo, negro y blanco
Las pilastras que todava permanecen en pie contienen otras figuras del mismo carcter general pero
desgraciadamente, estn ms mutiladas, y por ei decli~
ve de .la terraza era difcil colocar la cmara lcida en
una p'Ostura apl'opiada para dibujarlas. Las pilastras
que se han cado no cabe duda que estaban enriauecidas con los mismos ornamentos Cada una tena un
especial. significado, y el todo probablemente represen_
taba alguna alegora e historia; y cuando se hallaban
enteras y pintadas. el efecto que- produciran a\ subir
por la terraza ha de haber sido hermoso e imponente
~
La entrada principal no se distingue por su tama1,10. o por algn adorno superior, sino que est indicada
umcamente por una gradera de anchas piedras que
conduce hacia ella en la terraza Las arcadas no tie~en puer tas, ni existen los restos de ninguna
En el
mterlOr, a cada lado, hay tres nichos en el muro como
~e o~ho o diez pulgadas en cuadro, con una piedra cihndllca como de dos pulgadas de dimetro fijada a
plomo, por medio de la cual, quiz, se aseguraba una
puerta A. 10 largo de la corniza en el exterior que
sobresale ahededor de un pie fuera del frente. haba
hoyos barrenados a intervalos a travs de la piedra' y
nl}estra impr esin fu, que una inmensa tela de algod?n, que correra 'por todo el largo del edificio, quiz
pmtada en un estIlo que correspondiese con los orna_
:nentos, sera atada ti esta corniza, para subirla o ba]arla como una cortina, de acuerdo con las exigencias
del sol y de la lluvia Tales cortinas se usan ahora
fr ente a los COl redores en algunas haciendas de Yucatn
Los remates d las arcadas estaban todos arruina~
dos Estos evidenteIllf!nte haban sido rectangulares
y arriba de cada uno haban grandes nichos en el mu~
ro a cada lado, en los cuales haban estado colocados
los dinteles Todos estos dinteles se hban cado, y
las piedras arriba formaban arcos naturales rotos A-
85
bajo haba montones de escombros, pero all no exisUan restos de dinteles Si stos hubieran sido simples planchas de piedra, algunas de ellas deherJan haber estado a la vista y prominentes; y nos persuadimos
de que tales dinteles eran de madera Nosobos 1)0 tenemos autoridad para ello No lo sugieren ni Del Ro
ni el Capitn Dupaix, y quiz no habramos aventurado la conclusin si no hubiera sido por el dintel de
madera que habamos visto sobre la arcada en Ocosingo; y por 10 que ms tarde vimos en Yucatn, quedamos convencidos, fuera de toda duda, de nuestra opinin No es mi idea, sin embargo, que esto proporcione algn dato concluyente con respecto a la antigedad
de los edificios La madera, si es tal como la hemos visto en otros lugares, seria muy durable, su dcteriOlO
debe haber sido sumamente lento, y los siglos podan
haber corrido despus de su completa destl uccin
El edificio tiene dos corredores p,nalelos que corren a lo largo en todos sus cuatro costados lA frente estos conedores tienen alrededor de nueve pies de
ancho y se extienden por todo el largo del edi~ci.o ms
de doscientos pies En e~ largo muro que los dlVlde no
hay ms que una puerta, que est frente a la puerta
plincipal de entrada, y tiene una que )e corresponde
al otro lado, que conduce hasta .un patIo en el f<?udo
Los pisos son de cemento, tan shgos co~o los melOres
que se ven en las ruinas de los banas y cIsternas romanos Dichos muros tienen como diez pies de al.to,. es_
tn repellados, y a cada lado de la eutt ada princIpal
01 namentados con medallones, de los. cuales solo quedan los bordes qui.z stos contendnan los bustos de
la famIia real.' El muro de separacin tena dbertu~
ras como de un pie, probablemente destinadas a l~ ventilacin "Algunas eran ~ en falma de Cruz Guega y
otras en forma de Tau Egipcia, que han sido objeto de
muY el uditas especulaciones"
Los cansh uCtOl el:' evidentemente ignOl aban los pI inci_
pos del alCO, y el SOPOl te estaba hecho con piedra~ sa_
tidizas a medida que se elevaban, como en Ocosmgo,
y enb e las cclopes rui!13s en Grecia y. en ItaHa A
lo largo del remate habla un lecho d~ pIedra plana, y
los lados que estaban repellados, presentaban lUla supel Ocie lisa Los largos y no interrump\dos corred~
1 es al frente del palacio estaban prohab~e~ente d~s~J_
nados a los seores y caballeros de sel VICIO; O qUlzas,
en esa hermosa posicin, desde la cu~l, antes que cle_
ciese ]a floresta se ha de haber dommado un extenso
panorama de la' cul?vada. Y, habi~ada planicie, el 1 ey
mismo sentalase aIh a leclbIr lo~ mfor~es de sus fun_
cion31ios Y a administtar justicIa Bala nuestto dominio, Juan ocupaba el corredor. de .cnflente como cocina, y el ouo era nuestto dormItollo
I
Desde la puel ta del centro .de es~e corredOl, una
hilera de gradas de piedl a de tremta pIes de largo con_
duce a un patio rectangular, de ochenta pies de lalgo
por setenta de ancho A cada lado de .las gradas h.ay
disformes Y gigantescas figuras, ~Scul!)ldas sobre ple_
dla en bajo relieve, de nu,:,ve .0 dIez ple;s de alto, y en
una posicin ligeramente lnchnada haCIa atls, desde
el exhemo de las gradas hasta el piso del COI redor El
g1.abado de enfl ente rep~esenta ~ste lado del patio, y
el que le sigue muesua 5010 las flgUlas en mayor eSca_
la Estn adornadas con magnficos tocados y canales pelO su actitud es de pena y turbacin El dibuio Ylas proporciones anatmicas de las imgenes son
defectuosos, pela hay una fuelza de expresin POI to_
das ellas que demuestI.a la habilidad y el poder de con~
cepto del artista Cuando por primela vez tomamos
posesin del palacio, este patio se encontraba estOl'ba~
bado por los ,rboles, de tal modo que nos el ~ difcil
mirar a travs de l, y estaba tan lleno de escombros
86
La primera estaba. rodeada por un borde, muy ancho en la base, una parte del cual est desb. uido El
asunto consta de dos figuras con ngulos faciales similares a los de la plancha dada anteliormente, penachos
de plumas y otras de.e-oraciones .por tocado 1 collares, cinturones y sandalias; cada una sostena el mismo cUlioR
so bastn, parte del cual est destruido) y enfrente de
sus manos hay jerogfificos, los cuales probablemente
lefieren la historia
estos incomprensibles persona_
jes. Las otl as estn ms arruinadas y ninguna tentativa se ha hecho para restaurarlas Una est arrodillada como para recibir honores y la otla como pala
lecibir un golpe
de
87
ei
88
CAPITULO 19
UNA VOZ DE LAS RUINAS - COMPRANDO PAN - LLEGADA DE LOS PADRES - EL CURA DE PALENQUE - JUEGO DE BARAJA - EL DlA DOMINGO - LA MISA - UN ALMUERZO - RECUERDOS
DE LA PATRIA - COSTUMBRES EN LA COMIDA - REGRESO A LAS RUINAS - UN CAMBIO NOTABLE - UN TRUENO ESPANTOSO - UN TORBELLINO UNA ESCENA DE LO SUBLIME
Y LO TERRIBLE.
Al tel cer da o desde las ruinas una VOZ quej umblDBa Juan habia volcado la manteca, y se haba del ramada hasta la ltima gota La suplicante cal ta que
lecib despelt6 todas mis sensibilidades; y, olvidndome de todo en la emergencia, me precipit adonde el
alcalde y le dije que un cel do tena que molir El alcalde p'uso dificultades, Y hasta el da no puedo dm me
cuenta del por qu me ocult un hecho del cual ~l ha
de haber tenido conocJmiento, es decir, que esa ffils:na
noche matalan un puel co Muy tempumo a la mana-
89
90
corredoles mojados; las continuas lluvias haban uabajado por entre las hendeduras y las grietas, y abiel to
lendijas en el techo; sillas de montal, blidas, botas,
zapatos, etc, estaban verdes y mohosos, y las escopetas y pistolas cubiel tas con una capa de orn La apaliencia de Mr Catherwood me asust Estaba plido
y flaco; cojo, como yo, por los piquetes de los insectos;
su cara estaba hinchada. y SU brazo izquierdo colgando
con leumatismo, como paralizado
Mandamos a los indios que atravesaron el patio
hasta el correrlol opuesto, donde la vista de nuesb as
trampas colgantes no los pudielan tentar a deshacerlas,
V escogiendo un lugar para el efecto, se almaron los
catres inmediatamente, y, con todas las comodida_
des del hogar, se tumbaron los padIes pala IDla hora
de leposo Yo no tena mala voluntad bacia estos dignos hombres; por el contrario, los ms amigables sentimientos, y, para hacer los honores del palacio, los invit a abnorzar con nosotros Catherwood y Pawling
se opusieron. y habran estado mejor si los hubisemos dejado solos; pero ellos aprecia10n el espritu de
la invitacin y me lespondieron muchas gracias. Des_
pus de su siesta los acompa por todo el palacio, y
los dej en su habitacin Cosa bastante rara l aquella
noche no llovi; asi que, con un sombrero frente a una
candela, atIavesamos el patio y les hicimos Wta visita;,
hallamos a los tres reverendos seores sentados sobre
un petate en el suelo, concluyendo el da COll un agla_
dable juego de baraja, y los indios durmiendo a su allededor
La maana siguiente, con la ayuda de Pawling y
de los indios para levantarlos y jalarIos, los acompa
a los otros edificios, 01 algunas curiosas especulaciones, y a las dos de la tarde, con muchas expresiones
de benevolencia, y repetidas invitaciones para sus diferentes conventos, regresaron a la aldea
Ya avanzada la tarde la tempestad se desencaden con terrficos truenos, los que por la noche retumbaban con espantosos estallidos contra los mUlOS, en
tanto que los vvidos rayos relampagueaban a lo largo
de los corredores.
Los padres se habian ~edo de no~otr.os por su supeliOl' capacidad para eleglr un dormItorIO, y esta noche se inwld su habitacin Desde ahora mi libro de
notas s610 contiene memoria de la llegada de los indios,
con la hora en que la tempestad se desat, su violencia
y duracin, lo coptoso de la lluvia y los lugares a que
nos vimos obligados a mover nuestras camas Cada
da nuestra residencia se pona ms hmeda y desagradable
El jueves treinta de Mayo, la tempestad se manifest con un torbellino Por la noche el crujido de
los l boles al caer repercuta por la selva, la lluvia caa
a torrentes, el rugido del b. aeno era espantoso, y mi~n_
tras lo estbamos contemplando, el aspecto del deuUldo
palacio, iluminado por el resplandor de los 1 el?1pagos,
tales como jams los v en este pas, era e.xceslVamen_
te grandioso, en realidad, haba a11 mucho de lo s.u_
blime V 10 ten ib1e La tormenta amenazaba la eXis_
tencia del edificio; y conociendo el vacilante estado de
los mUlOS, por algunos momentos tuvimos el temor _de
que todo fuera a caerse y nos aplastara Por la mana_
na el patio y el terreno abajo del palacio estaban inWl"-:dados y en este tiempo todo el frente se hallaba tan
mojado que noS vimos preeisados a dejarlo y a movernos hacia el otro lado del COl redor Aun aqu no estuvimos mucho mejor resguardados, pero pelmanecimos
basta que Mr. Catherwood hubo concluido su ltimo dL
bujo; y el sbado primelo de Junio, como latas que abandonan un navo que Se hunde, levantamos el campo y salimos de las ruinas Antes de la pal tida, en todo caso, har una de~cripG~n de los edificios restantes
91
CAPITULO 20
PLANO DE LAS RUINAS - ESTRUCTURAS PIRAMIDALES - UN EDIFICIO - ORNAMENTOS DE ES
TUCO - FIGURAS HUMANAS - TABLETAS - JEROGLIFICOS NOTABLES - RINGLERA DE COLUM.
NAS _ TERRAZA DE PIEDRA - OTRO EDIFICIO - UNA GRAN TABLETA -'- UNA CRUZ - CONJE.
TURAS _ CON RESPECTO A ESTA CRUZ - BELLA ESOULTURA - UNA PLATAFORMA - CURIOSOS
TRAZOS - UNA ESTATUA - OTRA ESTRUCTURA PIRAMIDAL, CORONADA POR UN EDIFICIO _ CO.
RREDORES - UN PRIMOROSO BAJORRELIEVE - TABLETAS DE PIEDRA CON FIGURAS EN BAJO
RELIEVE - TABLTAS y FIGURAS - EL ORATORIO - MAS ESTRUCTURAS PIRAMIDALES Y EDIFICIOS _ EXTENSION DE LAS RUINAS - ESTAS RUINAS SON LOS RESTOS DE UN PUEBLO CULTO
Y SINGULAR - LA ANTIGUEDAD DE PALENQUE.
92
esquina Las otras tres son del mismo estilo en gcnecada una probablemente tena un infante en los
brazos, y all'iba de- cada una de ellas hay jeroglficos
Al pie de las dos pilastras del centro, descansando sobre las gradas, estn dos tabletas de piedra con
las que parecian interesantes figuras, pero tan cubiertas por los escombros que fu imposible dibujarlas
El interior del edificio est dividido en dos corl e
dores que se extienden a lo largo, con un cielo que se
eleva casi hasta un punto, como en el palacio, y pavimentado con gl andes piedras cuadradas El corredor
del frente es de siete pies de ancho La paled divisoria es muy gruesa, y tiene hes puertas, una grande en
el centro; y una ms pequea a cada lado En este corredor, a mnbos lados de la puerta priilcipal, hay una
gl an tableta de jeroglficos, cada una de treinta pies
de largo por ocho de alto, y cada una dividida en dos_
cientos cuarenta cuad1 os de caracteres o smbolos Am_
bas se hallan embutidas en la pared, de manCl a que
sobresalen tres o cuatro pulgadas En uil lugar haba
un hoyo abierto en la pared junto al borde de una de
ellas, aparentemente con el propsito de intentar su
remocin, por el cual descubrimos que la piedra es
como de un pie de espesor La escultura es eh bajo
relieve Las tabletas estn representadas en el graba~
do al frente (Figs Nos 22 y 24).
Las tabletas estaban construidas con una piedra
glande a cada lado, y unas ms pequeas en el cenho,
como lo indican las lineas negras en los grabados
En la tableta a mano derecha, una lnea 'ha sido
borl ada por el agua que se ha escurrido desde quin
sabe cunto tiempo, y formado una especie de estalactita o substancia dura, que se ha incOlporado con la
pied1a, y que no pudimos remover, aunque tal vez pueda ser separada por algn procedimiento qumico En
la otla tableta (fig NQ 23), casi la mitad de los ieroglfi~
cos est oblitelada por la accin del agua y la descompo_
sicin de la piedra Cuando nosotros las vimos por pli_
mera vez, ambas tabl~tas se hallaban cubiel tas con una
gl uesa capa de musgo verde, y fu necesario lavarlas y
rasparlas, limpiar las lneas con un palo, y restlegarlas enteramente, para cuya ltima apelacin, un pal'
de cepillos para lustrar zapatos, que Juan haba recogido en mi casa de Guatemala, y desobedecido mi
orden de tirarlos en el camino, resultaron sel exactamente lo que necesitbamos y que no hubiramos podido conseguir Fuera de este plocedimiento, a cau~
sa de la obscmidad del conedor, por la densa sombra
~e tos rboles que crecan ilente a l, fu necesario
encender candelas o antorchas y anojar una luz fuelte sobre las piedras mientlas que Mr Catherwood es_
taba dibujando
El C011 edor del fondo es obscurb y tenebroso y eS~
t dividido en h es departamentos Cada uno de los
depal tamentos a los lados tiene dos angostas aberturas
como de bes pulgadas de ancho y un pie de alto Estos no tienen restos de escultUlas o pinturas, o de ornamentos de estuco En el departamento centlal, embutida en el muro de atrs, y dando fl ente a la puer_
ta de la entrada principal, se encuentra oh a tableta de
j erog'ficos, de cnano pies y seis pulgadas de ancho
por tl es pies y seis pulgadas de alto El techo encima
de ella es impelmeable; en consecuencia sta no ha suflido POl la exposicin, y los jeloglficos estn perfec-
1 al;
tos, aunque la piedla est lajada a lo lalgo pOl en medio como se indica en el glabado (fig NQ 24)
La impresin hecha en nuestla mente por estas
pmlantes pero ininteligibles tabletas, no intentar yo
desclibirla Por alguna caUSa inexplicable nunca antes han sido pi esentadas al pblico Los capitanes Del
Ro y Dupaix, ambos se lefieren a ellas, pero en muy
pocas palabras, y ninguno de ellos ha dado un solo dibujo Actuando bajo real comisin, escogidos, sin duda, como hombles idneos pma los debeles confiados
a ellos, no han de haber sido ignorantes o insensibles a
su valor Es mi palecer que ellos no las presentaron
porque en ambos casos los artistas agl egados a su expedicin fueron incapaces de la obra, y de la firme y
determinada pelseverancia requelida para dibujar tan
complicados, ininteligibles y anmalos caracteres Como en Copn, Mr Catherwood dividi su papel en cuadIculos; los dibujos originales fuelon reducidos y los
glabados corregidos por l mismo, y yo creo que son
copias tan verdicas como el lpiz puede hacerlas las
genuinas memoIias escritas de un pueblo desaparecido Los indios llaman a este edificio una escuela, pelO nuestros amigos los padres lo denominaron un tribunal de justicia, y estas piedras, dijeron ellos, contendlan las tablas de la ley
Hay un hecho importante que debe ser notado
Los jeroglficos' son idnticos a los que fuelon hallados
en Copn y Quirigu La regin intermedia se en~
euentra hoy ocupada por razas de indios que -hablan
muchos diferentes dialectos y enteramente ininteligibles unos a otlos; pero hay razn para creer que todo
el territorio fu en un tiempo ocupado pOI' la misma
laza, que hablaba la misma lengua, o, por lo menos, que
tenia los mismos caracteres escritos
All no hay escalera ni otra comunicacin visible
entre las partes bajas y las altas del edificio l y la nica
manera de llegar a stas era trepando a un rbol que
creca animado junto al muro, y cuyas ramas se extendan sobre el techo. El techo es inclinado, y los lados
estn cubiertos con ornamentos de estuco, los que, a
causa de la exposicin a los elementos y a los asaltas
de los rboles y arbustos, estn descoloridos y arruinados, de modo que fu imposible dibujarlos; pero quedaba lo suficiente para dar la impresin de que, cuando se hallaban perfectos y pintados, han de haber sido
licos e imponentes. A lo largo de la parte supetior
haba una fila de columnas de diez y ocho pulgadas de
alto y doce de separacin, construidas de pequeas piezas de piedl a unidas con mezcla, y cubiertas con estu.
ca, cm onadas por una capa de piedras planas salidizas,
que tienen ms o menos la apariencia de Ulla pequea
y abierta balaustrada
Enfrente de este edificio, al pie de la estt uctura piI amidal, hay una pequea corriente de agua, parte de
la cual abastece el acueducto antes referido Cl uZando sta, llegamos encima de una telraza de piedras rotas como de sesenta pies sobre el declive, con una explanada a nivel en la cima, de ciento diez pies de allchm a, desde la que se eleva otra estructura piramidal,
ahora an uinada y cubierta de rboles; sta .es de ciento treinta y cuatro pies de altura sobre el declive y
sobl e sU cima se encuentra el edificio marcado con el
No 2, como el primero, amqrtajado por los rboles, pela representado en el grabado como ya restaurado
El clis contiene, como antes, el plano horizontal, la
elevacin del frontispicio, una seccin, y la elevacin
del frente en menor escala,. cOn la estructura piramidal
en que est situada, (fig. NQ 25)
Este edificio es de cincuenta pies de frente, tIein
ta y uno de fondo, y tiene tres entl adas Todo el fren1e estaba cubierto con Olnamentos de estuco Las dos
pilastIas exteriores contienen jeroglficos; una de las
pilastras interiores est cada, y la atta est ornamentada con una figura en bajo relieve; pero descolorida y
arluinada
El intelor, atta vez, est dividido en dos conedo.
res que se extienden a lo largo, con cielos como los an-
93
o cm cter de las pelsonas l epl esentadas Esta tableta de )a cruz ha dado margen quiz a ms eruditas especulaciones que otra alguna de las enconbadas en Pa_
lenque Dupaix y sus comentaristas, suponiendo al e_
dificio una muy remota antigedad, o, por lo menos,
un largo pelodo anterior a ]a eL'a cristiana, explican la
apariencia de la cruz con el argumento de que ya era
conocida y que tena un significado simblico enb e las
antiguas naciones, mucho tiempo ant~s 9.ue fueL a establecida como el emblema de la fe Cllsballa Nuesbos
amigos los padres, a la vista de .ella, inmediatamente
decidiCLon que los antiguos habItante~ de Palenque
eran Cl'istianos y por medio de conclusIOnes que a veces suelen llau~arse aplesllrada5, fiju10n la edad del edificio en la terceLa centuII.
Hay lazn para Clcer que este edificio p~lticulal
fu hecho a plopsito pala tell1l~lo, y que l~ cllculada
cmma interior ela un adolatollo, u o;-atorlO, o al~al
Qu ritos y celcmonias de cu1t~ podllan haber sldo,
nadie puede aventurarse a d~c~Jo.
,
.
La pal te alta de este edifIciO se dIferencIa del pnmero Como en el anterior, no existe ~scal~ra ni oh a
comunicacin por dentro o por fuera, nl habla all 1 es_
tos de alguna El nico medio de acceso eIa, de la
misma manera, trepando a un rbol cuyas r,am~s se ex_
tendan a tLavs del techo El techo ela Inclin~do, y
los lados estaban ricamente ornamentados con flgUl!1 S
de estuco plantas Y flores, pero en su mayaL' pal te all'uinadas' Entre ellas se hallaban los fragny.entos de
una helmosa cabeza y de dos eu~npos, ascmcJIl:dose a
los modelos griegos en la legulandad de proporCIOnes y
simetra SObl e la punta de este techo hay ,una angos_
ta plataforma SOPOl tanda lo que, en obseqmo a la des_
ctipcin yo liamar dos pisos La plataforma no es
ms qu~ de dos pies y diez pu~gadas de ~ncho,. y la ~s
tructura superior del primer pl~jQ es de slete .pIes y.cmca pulgadas de alto; la del segundo ocho pIes y cmco
pulgadas siendo igual la anchura de las dos El ascenso de'una a ob. a se hace por med~o de pie~ras CU8dladas salidizas, y la cubiel ta d~l pISO superlOr es de
piedlas planas colQcadas de traves y se proyectan por
encima Los espaciosos costados de est~ angosta estructura son de trabajo de estuco, en~'eJado, formado
de curiosos e indesCliptibles trazos, fIguras humanas
con las piel nas y los brazos exten?idos y abertUla~ en
medio, y todo se hallaba en un tiempo .lleno de ncos
y elegantes Olnamentos de estuco ~n relIeve Su apaliencia a la distancia debe haber Sido la de una alta ~
caprichosa celosa Del todo, como el resto de ~a ,alquitectura Y ornamentos, sta er~ peLfectamente UllLCa,
difelente de las obras de cualqmer otro pueblo con el
ual estuvisemos familiarizados. Y sus usos y prop~itos enteramente incomprensibles. Pueda ser que e~_
tuviese destinada a un obsel'vatorlo, Desde la galepa
supel ior, por enb e los claros de. los arboles que cr~~tan
al contorno, buscamos sobre la lllmensa selva"y. dIVIsamoS la Laguna de Trminos y el Golfo. de Mexlco
Cercano a este edificio estaba otra mteresante monumento, el cual habia sido enteramente pasa~~ por
alto por aquellos que nos precedieron en la. VJSIta a
Palenque Y menciono este hech ? con.1a confIanza de
que el f~tUlo visitante pueda descubnr muc~~s. cosas
omitidas por nosotLos Yac~ al fle~te del edIfICIO, como a cuarenta o cincuenta ples abaJO del costado de la
estructura piramidal Cuando lo pasamos por prImel a
vez con nuestro guia, estaba echado sobre su lastro con
la cabeza hacia abajo, y medio entenado por una ac~t
mulacin de tiell a y piedras El lado de afu,e;:a el a, aSpela y sin pulimento, r. nos llam la atenclOn. por su
tamao; nuestro gua diJO que no ~staba esculpIdo. pelO despus que l nos hubo ensenado todo lo que co_
no'ca, y lo habamos despedido. al pasar otra vez. nos
detuvimos Y cavamos a su alrededor, y. descubLlD'!-0S
que la superfieie de abajo estaba esculpida. Los Indios derlibaron algunos renuevos para palancas y lo
voltearon El grabado del frente representa este monu_
94
en
95
CAPITULO 21
PARTIDA DE LAS RUINAS - MAL CAMINO - UN ACCIDENTE - LLEGADA AL PUEBLO - UN ACOMPAJ'AMIENTO FUNEBRE - NEGOCIACIONES PARA I,A COMPRA DE PALENQUE - HACIENDO
MOLDES _ SALIDA DEFINITIVA DE PALENQUE - HERMOSA PLANICIE _ NIDOS COLGANTES DE
PAJAROS _ UN SITIO - AVENTURA CON UN MONSTRUOSO MONO - HOSPITALIDAD DE LOS
PADRES _ LAS PLAYAS - UNA TEMPESTAD - ZANCUDOS - UN JOVEN COMERCIANTE - CAInIANES - O-TRO ENTIERRO - CEREMONIAS DESAGRADABLES
96
lleza del pueblo, cuyo reuato haba tomado MI' Vialdeck pala embellecer su plOyectada obra sobre Palenque Su carrera, como a menudo acontece con las bellezas de la aristoclacia, fu corta, brillante y poco feliz Se haba casado con un joven indio, quien la abandon y se fu a otro pueblo Ignorante, inocente
e inconsciente del mal, la persuadieron a que Se casara
con oh o, languideca y muri El cm tejo fnebre pas por nuestra puerta Conducan el cuel po en unas
andas sin atad, con un vestido blanco de algodn, con
1m chal sable la cabeza, y seguido por un escaso acompaamiento de mujeres y nios solamente l\'le agregu al lado de l y o decir a una de ellas: Hbuen cristiano, que asiste 'al enHeno de una pobl'e mujer" Las
andas fuelon colocadas junto a la fosa, y al levantar
el cuerpo, la cabeza se le volte hacia un lado, y. los
J)lnzos le quedaron colgando; la fosa era demaslado
carla y al depositar el cadver denno de ella se qued
con las piernas encogidas Su rostro estaba flaco y
desmecl1 a<1o, pero la boca tena una dulzura de expr~
s16n que pareca decir que haba muerto c0!l la 50n11sa del perdn pala quien le habia hecbo da~o Yo no
poela quitar la vista de su plcido pero apesadumblado semblante, y era tan tierna S\1 explesin que casi
pude haber deuamado lgrimas Joven, hermosa, sen_
cilla e inocente, abandonada Y ll.lUerta, sin un solo doliente ante su tumba . Todos parecan pensar que ella
estaba mejor muerta; era pobr-e y no pod.a sosten~rse
a s nisma Los hombres ~e fueron, las mUleles y mfios
con sus manos rasparon la tierra pala,ecbarla sable ,el
cuelpo Fu cublindose gra:dual y len.tamente, aun.
se le vean los pies, y por lt!mo todp qued6. se~ultado
menos el rostro Una pequena porclll de tiena lodo
S3 le cay en uno de los ojos, y otra en su ~lulce.v sontiente boca, cambindole toda la e:xpresinen up mo....:.
mento, la muerte ahora estaba cub~el ta c;le ~en 01' Las
mujeles se detuvieron a cowentar el cambIO, el lodo
cav hasta cubrirle todo el rostro me~los la nariz, y
por clus o hes momentos slo sta fu visible Otta eScobillada la cubri y qued sepultada ia ,muchacha El
lectOl me lo perdonar, siento decir que si hubiera sido
fea, yo, quizs, la habra co.nsiderado como el caso cortiente de IDla mujer desdeada pOI Sl\, marido] pero
~u dulce rostro hablando q.esde la turnqa Pl'OdUC13 una
impresin que todava hoyes difcil de ~.,=)l rar
PelO volvamos a las cosas de mi incumbencia Tenamos otra larga jornada flt!i1te a nosotros Nuesbo
siguiente movimiento era hacia Yucatn Dada la condicin de Mr Catberwood yo tena glan teT!1or de que
l no fuera capaz de cumplir lo que nos proponamos;
ms, en todo caso, era necesario bajar hasta 13 ornIa
del mar Haba dos rutas, ya sea por Tabasco o por
la Laguna hasta Campeche, Y de nuevo ]a gue1l3 nos
haca frente Tanto Tabasco como Campeche estaban
sitiados por los libelales 0, como se les llamaba, por
los revolucionarios La primera ruta requera tres
dlas de viaje por tierra, la segunda un dla corto; y como MI' e no se hallaba apto para montar, nos decidi_
mos por sta En el intervalo, mientras agual dbamos
su restablecimiento, y, pata no enmohecel'me y ser del
todo intil cuando regresara a la patria, emprend otra
apelacIn, a saber: la compra de la ciudad de Palenque Estoy obligado a decir, no obstante, que yo no
tuve el arrojo suficiente para iniciar esto, sino que cai
en ello accidentalmente, en una Jarga conversacin con
el pl efecto ac. ca de la fertilidad del terreno, de la ba_
ratura de la tierra, de su vecindad a la orilla del mar y
a los Estados Unidos, y de la fcil comunicacin con
Nueva York El me cont que un comerciante de Tabasco, que haba visitado el lugar, habia propuesto
comprar un terreno y establecer una colonia de emigrados, pero que se habla ido y que jams volvi Aadi, que durante dos aos haba tenido en sus manos
una 01 den del gobierno del Estado de ChIapas, al qne
]a legin perteneca, para la venta de toda la tierra de
su vecindad que se encontrase bajo ciertos limites, peque no hubo compradores y que jams se hicieron
ventas Al preguntarle supe que esta orden, en sus
condiciones, inclua el terreno ocupado pOI la ciudad
en ruinas Ninguna excepcin cualquiera que fuese se
haca en favor de ella El me ense la orden. la cual
era impel ativa; y dijo que si alguna excepcin se hu~
biela plopuesto, debelfa haber sido explesado as; pol
consiguiente l se consideraba obligado a lecibir oferta
por cualquier pOlcin del teueno La venta debclia
hacelse por avalo, el intelesado nombrara una persona, el pI efecto otra, y, al ser necesario, estas dos
nombralan una tClcela; y la solicitud, con el precio
fijado y los linderos, debelia sel env"iada a Ciudad Rea1
para la aprobacin del gobeloadOl y pala que se hicie~
1 a la esctura
El ten eno que contena las ruinas se componia de
lns o menos seis mil acres de buena tiell a, el cual,
segn la apleciacin cOlriellte, costara alrededor de
mil quinientos dlares, y el prefecto dijo que ste no
sela valuado en un centavo ms por motivo de las
1 uinas
Inmediatamente resolv comprallas Yo com_
pondra el palacio y lepoblaria la antigua ciudad de Palenque Pero surga una dificultad: segn las leyes de
Mxico, ningn extranjero podia complar tierras a
menos que se casara ~on ,una hija del pas Esto, didilo sea de paso, es un gral~ golpe de poltica: levantar
el ms poderoso atractivo .del pas para desviar a los
hombres de su natural fidelidad, y radic3110s en la tie11a, y esto es agarrarlos por el lado dbil y vulnera~
ble; porque, ell'abundo, por paises e~traos, solitario y
sin amigos, golpeado y apaleado, sin quien se pl'eocupe
por l, hay momentos en que una amable compaera
puede aH aigar al extranjero en cualquier punto de la
tie] 1'a Por mis propias convicciones yo siempre me resist a tales tendencias, per :tampoco' antes me haba
visto en el caso en que el hacerlo reduu.dara dit ectamente en mi provecho, y la derl uida ciudad de Palen
que era una prqpiedad muy 9igna de desearse
lO
97
chse a otros pases, que fueran inspeccionadas y estudiadas pOI hombres cientificos y que su origen e historia quedasen establecidos Fuera de eso, l tena ]a
idea que an quedaban inmensos descubrimientos POI
hacer y tesoros por hallar, y estaba ansioso de una total expIOl acin, en la cual l mismo coopel ara Las
dos tabletas que yo pretenda comprar eran altamente
apreciadas por sus duefias, pero l pensaba que podran
asegurarse comprando la casa. y ya lo autoric para
comprarla a un precio fijo determinado de antemano
En mis muchas conversaciones con el prefecto habla yo mencionado el asunto de sacaJ' moldes de las
tabletas Lo mismo que todos los otros empleados pblicos con quienes me encontr, l supona que yo actuaba por encargo de mi gobierno, cuya idea fu sustentada por tener a mi servicio a un hombre del carcter y apal iencia de PawUng, aunque cada vez que yo
ponfa la mano en mi bolsillo tena la viva sensacin de
que el caso era muy de otra manera En el asunto de
los moldes l ofreci toda su ayuda, pero no haba yeso
ms cerca que en la Laguna o Campeche, y tal vez ni
allf Nosobos habamos hecho un expel'mento en las
l uinas cogiendo en el rio una gran cantidad de caracoles y quemando las conchas, pero no di resultado El
nos cont de cierta piedra caliza en las inmediaciones,
pero sta no serva Pawling no saba nada de mode1acin Nunca antes se le haba ocurrido tal idea, pe10 estaba bien dispuesto a poner manos a la obra MI'
CatItel wood, que haba estado encerrado en Atenas du1 ante la evolucin griega, cuando sta fu sitiada por
los turcos. Y que en prosecucin de sus estudios al tfsticos baba por fuel za tenido que hacer moldes con sus
propias manos le di instrucciones escritas. y qued
convenido que' cuando l regresara con las credenciales de Mr Russell traerla yeso, y, en tanto que los
procedimientos para completar la compra estuvieran
pendientes, se ocupara l mismo en esta nueva rama de
negocios
El cuatro de Junio hicimos nuestra salida definitiva de Palenque Don 'Santiago me envi6 una carta de
despedida, incluyendo, conforme a la costumbre del
pais un 1 etazo de seda, cuyo significado no-entenda,
pere: supe que quela decir "en prenda de amistad", al
cual correspond con un cortaplumas El prefecto se
mosb bondadoso y corts hasta el final, aun el viejo
alcalde, que sacaba un pequeo benefici? diario de nonosotros se enterneci Todos los habItantes varoneS
del luga~' llegaron a la casa a despedirnos y a manifestal nos su deseo de que volviramos, y antes de partir
dimos una vuelta para decir adis a todas sus mujeres: pueblo bueno, bondadoso y tl'anquilo, libre d~ todas las inquietudes perturbadoras. y que slo aspira a
una existencia inalterable, en un lugar del cual Se me
habia hecho creer que era una mm ada de salvajes y
ncno de peligros.
con eL o01eto de acompaarnos, el cUt a habla dl~
puesto una visita de dos dias a su hacienda, que se hallaba en nuestro camino. Pawling continu Con nosotros con el propsito antes mencionado, y Juan de 3eneldo con nuestro contlato Yo haba convenido con
l en regresarlo a Guatemala Metido del todo entre
exhanjeros. se hanaba en )0 absoluto en nuestro poder, y nos segua ciegamente; pero con grandes lecelos
plegunt al padre que para dnde 10 llevaramos Su
impresin el a que l estaba en camino para mi pas,
y ahl igaba muy pocas espel'anzas de ver jams de nuevo
a Guatemala
Al salir del pueblo inmediatamente entramos a una
hel mosa llanura, pintoresca, ornamentada con rboles,
que se extiende por cinco o seis das de viaje basta el
Golfo de Mxico El camino era muy lodoso, pelO, ahiel to al sol por la maana, no estaba tan malo como
temlamos En .]as orillas de un trecho de arbolado hahia l boles 1 aros, con un tronco alto, la corteza muy
lisa, y las ramas festonadas con nidos colgantes de p-
jalaS El pjalo .llambas.e: la jagna, y hacia en este lbol su ~ido, segun nos diJo el padre, para evitar que
las selplentes ataca~en a los pichones. El cura, a pesar de su extlaa flg1Ua, y de una vida de incidentes
y peligros, era casi u~a ~ujer en la voz, en los modales
y en los gustos y senbmlentos Haba sido educado en
la capital, y enviado como penitencia a este leBrada cu1 a!o
La viSita de los l'adl'es habia interrumpido por
prunera vez la monotoma de su vida. En las agitaciones polticas de ]a capital, se haba hecho abouecible
al gobierno eclesistico por sus opiniones liberales
pero incapaces, como l dijo, de encontrar en l ningu~
na ofensa tangible, sus supellores le haban imputado
el cargo de profanar el sobrepelliz, fundados en la CllcUllstancia de que, en tiempo del clera cuando sus
p1jimos estaban a su alrededor en las ~gonias de la
muerte, al inclinarse sobre sus cuerpos pal a admjnistrarles el sacramento, su sobrepelliz se haba ensucia_
do con saliva de la boca de un hombre moribundo Por
esto haba sido condenado a penitencia y oraciones, des_
de la media noch~ hasta el amanecer, durante dos aos
en la catedral, prIvado de una buena vicara y remitido a Palenque.
A las dos y media llegamos a su sitio o pequea
hacienda Temerosos de la lluvia de la tarde nosotros
hubilamos continuado hasta el filial de nuestra jOlllada de la tarde; pero el padre, observ cuidadosamente la apariencia del cielo,y , despus de satisfacerse a
s mismo de que la luva no llegara sino hasta el anochecer, abiertamente nos prohibi que continusemos
Su sitio era 10 que en mi tierra se llamara un lugal
Hnuevo", pues era un pedazo de tieua sin cultivo de
yo no s qu extensin, pero alguna gran cantidad , que
le haba costado veinticinco dlal es, y casi otro tanto
ms el hacer las mejoras que consistan en una choza
construida de palos y techada con blago y una
cucinera o cocina a corta distancia Los estabios y dependencias eran un claro limitado por una selva tan
tupida que el ganado no poda penetralla, y hacia el
lado del camino por un tosco cercado Sin embargo,
en aquel suave clima el efecto era bueno; y sta ela
una de aquellas ocasiones que hacen a un hombre sentil, fuera de la regipn de las ficticias necesidades, cuan
poco es necesario para las comodidades de la vida El
ainar de la choza se compona de dos catres de caa,
una mesa y un banco, y en un rincn haba un montn
de maz El cm a mand traez' una media docena de
flescas pias, y mientras que nos refrescbamos con
ellas omos un 1 uido extraordinario en el bosque, el
cual nos dijo un muchacho indgena que era producido
pOi "un animal". Pawling y yo tomamos nuestras escopetas, y entrando por una veleda en el bosque, a medida que avanzamos el ruido se fu haciendo espantoso, pero de lepente ces El muchacho abri un paso
por entre la espesura del matorral y bajo monte, y a
travs de una abertura de las ramas mh sobre los bra_
zos de un rbol elevado a un gran animal negro de ojos
de fuego El muchacho dijo que este no era un mjeo
o mono, y supuse que sera algn gato montes Yo tena apenas un claro pala tomar la puntera, dispal, y
el animal cay fuera del alcance de la vista; mas, no
oyendo que golpeara el suelo, mir otra vez. y lo vi col_
gando de la cola y muel too manndole sangre por la
boca Pawling intent trepar al rbol; pero ste tena
cincuenta pies hasta la primera lama, y la sangle escurla por el tranco Queriendo examinar al animal
ms detenidamente, mand al muchacho a la casa, de
donde regres con un par de indios Ellos derribaron
el rbol, que cay con un terlible crujido, y con el animal todavla colgado de la cola La bala le habla pe'
nenado por la boca y botdole los dientes de adelante.
salido pOL la parte alta de la espalda entre los homblOS, y deba haberlo matado instantneamente La
tenacidad de su cola parecfa admhable, pero fu expl1cada fcilmente No tena garra, y haba perdido
98
toda la fuerza muscular, pero habia sido herido alreeledor de la rama con el extremo de la cola prensada
por s misma, de tal modo que el peso desucuelpo la
estiraba, y mientras la tensin el a ms fuelle, ms
fuerlemente se plensaba Este no era mico, pero la relacin era tan inmediata que si yo lo hubie13 sabido no
Jo hab) a matado En efecto, estaba todava ms estlechamente lelacionado con la familia humana, se le
llamaba mono, y meda seis pies con todo y cola, muy
musculoso, y en una lucha habra sido ms que contIlincante para un hombre, y el padre dijo que se les
conoca por haber atacado a las mujeres Los indios
lo llevaron a la casa y lo desollaron; y cuando estaba
haca arriba, con la piel quitada y los oios fijos, el padre exclam, (tes hombre" y casi me sent expuesto a
una acusacin por homicidio Los indios guisaron el
cuel po y yo logr conservar la piel como una curiosi~
dad, por su tamao extraordinario; pero, desgraciadamente. la dej a bordo de un barco espaOl en el mar
Entre tanto el padre haba cocido una gallina pal a
el almuerzo Tres huspedes al mismo tiempo no fue_
ron demasiado para su sincera hospitalidad, pero Uega~
ron ms all de su servicio de comedor. que se compona de tres tazas No haba plato. cuchino, tenedor ni
cucha1 a. y pm a el cura mismo ni siquiera una taza La
gallina fu servida en un ocano de caldo. del cual ha
ba que desembarazarse primero Tortillas y una pequea tOlla de queso fl esco componan el )'esto de la
comida El lector pueda ser que relacione tal agasajo
con una vulgaridad de modales; pero el cm a era un cahallero, y no trat de disculparse. porque nos di6 lo mejor que tena Nosotros habamos enviado antes a
nueslros cargadores, el padre nos di un criado como
gula, y a las tres de la tarde le dijimos adl6s El fu
el ltimo "padre" con quien nos encontramos, y sobresell las finezas que habamos recibido de todos los
padres en aquel pais
A las cinco de la tarde, por un camino lodoso, a
tI avs de una regin pintoresca, notable s610 por eniambres de mariposas con grandes alas amarillas Que
llenaban el aire, llegamos a Las Playas La aldea es el
centro de navegacin de las aguas que desembocan en
esta direcci6n hacia el Golfo de Mxico La totalidad
de la extensa planicie hasta el mar se halla entrecortada por caletas y ros, algunos de ellos secos en el verano, V al elevarse las aguas lebasan sus orillas Por es~
ta poca la planicie a un lado de la aldea estaba inun~
dada. y semejba un extenso lago 'La aldea era una pe_
quea coleccin de chozas sobre las que podran llamar_
se sus riberas Esta se compona de una caUe o camino, enyerbado y silencioso como en Palenque, en cuyo
extremo final se hallaba la iglesia. bajo el cuidado pastoral de nuestro amigo el padre Nuestro gua, en conf01midad con las indicaciones del padre. nos condujo
al convento y apalabr al sacristn para que nos propOl clonara la cena El convento estaba construido de
palos del echos, con techo de blago. piso de barro y amueblado con tres catres de caa y una mesa
En este lugar tenamos que embarcarnos en una
canoa. y ya un da antes habamos enviado un correo
con una cal ta del prefecto para el justicia, para que tuviel a preparada una para nosotros El justicia era un
cOlpulento mulato, bien vestido y muy educado, tena
lIna canoa de su propiedad. y prometi conseguirnos
dos bogadOles o remelOS por la maana Muy plonto
los zancudos hicieron alarmantes demostraciones, y
nos despetralon temores de una ten ible noche Para
hacel una manifestacin de resistencia, encendimos un
gl an fuego en medio del convento Por la noche se
desencaden una tOlmenta con un fuerte viento. que
hizo necesario celrar las puertas. Durante dos horas
tuvimos uan tempestad de viento y lluvia, con ten ficos truenos y relmpagos. Una rfaga estall abriendo
la puerta y espal ciendo el fuego, de modo que estuvo a
punto de incendiar el convento Entre el humo V los
99
q:u
CAPITULO 22
EL EMBARQUE - UN
SADA _ YUCATAN TANDO CAIMANES CALMA,
100
nientes El Usumasinta, en su imponente emso, recibe muchas y echa fuera atlas que buscan su camino
por oh os canales hasta el mar
Dejando la ancha extensin del Usumasin,ta, eon
su comparativa claridad, el Ro Palisada, angosto, y
con una onscUla linea de selva a cada lado, plesentaba un aspecto teniblemente amenazante de zancudos.
Desgraciadamente, al no ms principiar chocamos, contta la milla Y tomamos a bordo los suficientes pala demostlarnos el carcter sanguinalio de los nativos Por
supuesto aquella noche apenas pudimos dOlmir
Al amanecer todava estbamos bajando el lo
Esta el a la regin de la gran tiell'a del palo de Campeche Encontlamos un gran bongo con dos mstiles l
movindose do arlba empujado hacia adelante a ja_
lones con la ayuda de las lamas de los lboles y cuya
embarcacin iba por carga A medida que avanzbamos las riberas del ro en algunos lugal es estaban a_
biel tus y cultivadas. y tenan casas encaladas, y pequeos ingenios de azcar movidos por bueyes, y haba
canoas sobre el agua, en un todo la escena era bonita,
l)erO con la fertilidad de la tierra sugiliendo la idea
de cun hermosa podra hacelse esta regin
A las dos de la tarde Ilegamos a la Palisada, situada sobre la margen izquierda del ro, sobre una exuberante planicie elevada unos quince o' veinte pies
Varios bongos se hallaban a lo lalgo de la orilla, y al
frente haba una larga calle con grandes y bien conshuidas casas. Este, nuestro primel punto de parada,
estaba en el Estado de Yucatn, entonces en revolucin contla el gobierno de Mxico Nuestro descenso
por el lo haba sido observado desde la orilla, y antes
de desembarcar nos mandaron hacer alto, se nos pidie~
ron nuestros pasaportes, y nos ordenaron presentarnos
inmediatamente al alcalde. La plevencin era peren~
tora y ploseguimos sin tardanza hasta didho funcio_
nario Don Francisco Hebreu era superior a cualquiel
oh o hombte de los que hasta aqui haba yo encontl ado a la cabeza de una municipalidad; en efecto, l ela
jefe del partido liberal en aquella seccin del Estado,
y como todos los empleados pblicos en las provincias
~exicanas, nos lecibi con el respeto debido a un pasapOlte oficial de una nacin amiga Nos hallbamos
de nuevo en medio de una revolucin, pela no tenamos ni la ms remota idea de lo que se tiataba Est~
bamos ms intiroaroente lelacionados con la poltica
cent! oamericana, pero sta no noS era d ms utilidad
que el conocimiento de la politica tejana le hubielR
sido a un extranjero en los Estados Unidos Por varios meseS los nombres de Morazn y de Carrera ha_
ban resonado en nuestros odos como los de nuesh os
plopios candidatos para la presidencia e11 una reida
eleccin; pero habamos pasado los lmites de su ladio
de accin, y estbamos obligados a volver a empezar
Por ocho anos el paritdp central haba mantenido
su preponderancia en Mxico, durante cuyo tiempo,
como una seal de simpata entre pueblos vecinos, el
pal tido liberal o democrtico haba tenido su ascen_
diente en Centro Amrica En los ltimos seis meses
los centralistas haban vencido a los liberales en Centro Amrica, y durante l mismo tiempo los libel ales
hablan casi arrojado a los centralistas en Mxico A
10 largo de toda la costa del Pacfico los liberales estaban en .umas, haciendo una fuel te guerra levolucio_
nara, y amenazando a la capital, a la que ms tarde
entraron; pero, despus de una gran carnicera y efusin de sangre, fuelon rechazados. Hacia el lado del
Atlntico, los Estados de Tabasco y Yucatn haban
declarado su independencia del gobierno general, y en
el intelior de ambos Estados los empleados del gobiel no central haban sido expulsados Los puel tos
martimos de Tabasco y de Campeche, guarnecidos por
ti opas centrales, todava se sostenan, pero en ese tiempo estaban bloqueados y sitiados en tierra por fuerzas
federales Todas las comunicaciones por mar y tiena
estaban cortadas; sus provisiones eran escasas, y don
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pala captUlal nadando a cualquier ouo pez Un Quintal y medio de Pescado fresco ha sido hallado en el
Cuajar de un Caimn, a ms de lo que estaba digeIido;
en oho haba una india entera con sus Vestidos a
quien se haba tragado el Da antelior, y oho Con 'un
par de Brazaletes de Ola, con Perlas, el Esmalte destI uido v disuelta una Parte de las Pellas, pela el 010
cabal"
Aqu ellos todava mantenan su dominio Con fl e_
cuencia OCl1ll'an accidentes; y don Francisco nos lcfi_
li que en la Palisada, un ao antes, le haban quitado
a un homble una pierna de una mordida y que se haba ahogado Tres ele ellos estaban echados juntos a
la entrada de un liachuelo que desembocaba en el lo
El patln nos cont que al final de Ja pasada estacin
seca, ms de doscientos se haban contado en el lecho
de un pantano vaciado por esta cOl'lente Los barquelos de valas bongos se metieron entl'e ellos con
palos, estacas puntiagudas JO machetes, y mahu on UJ i_
ba de sesenta El ro mismo, descolOlido, con Ol illas
cenagosas, y un ardiente sol batiendo sobre l, ein bastante feo; pero estos enormes y 1l0lribles monstruos,
ni pescado ni carne, lo hacian absolutamente l epugnante Los barqueJ;os los llamagan enemigos. de los
clistiallos, con lo que queran decir enemigos del gnero humano En una canoa habrfa sido desagladable
el pClturballos, pela en el bongo cogimos nuestras escopetas y les hicimos una guerra sin piedad Un mons_
truo, de veinticinco o tteinta pies de lalgo, estaba sable el blazo de un rbol gigantesco que se ploycctaba
cumenta o cincuenta pies, con la parte baja cubelta
de agua, pela todo el caimn eIa visible Le aceIt
iustamellte debajo de la Hnea blanca, desapaleci, y
COIl una tremenda convulsin, tiendo de lOjO el agua
COn un circulo de sangl e, se tumb sobre su espalda,
muelto Un balquero y uno de los muchachos del Pe_
tn se metieron en una canoa para trael10 al costado
del bongo La canoa e18 pequea y se bamboleaba, y
no hnba avanzado cincuenta yardas cuando se fu de
lado, se aneg, zozobr y arroj a los dos al agua En
ese momento haba quizs veinte caimanes a la vista
sobre las riberas y nadando en difelentes partes del
1 o
Nosotros no podamos hacel nada p01 el hombre
y el muchacho, y el viejo bongo, que antes apenas se
mova, pal eca avanzar hacia adelante con el propsito de dajarlos abandonados a su suerte A cada momento aumentaba la distancia entre ellos y nosouos, y
a bordo todo ela confusin; el patrn calmaha en agona a los seores y los seores, poniendo en tensin todo sus nel vios, hicieron volver al viejo bongo hacia la
orilla, y tlab310n los mstiles entre las lamas de los
rboles que 10 mantuvielon inmvil Entle tanto nues_
tros amigos en el agua no estaban ociosos El mozalbete del Petn avanz vigorosamente hacia la Olina, y
lo vimos agarrarse a la rama de un rbol que Se plOyectaba cincuenta pies sobre el agua, tan bajo que es_
taba al alcance de sus manos, se encaram como un
mono, y cOlri a lo largo hasta la playa El marinero,
teniendo la canoa pala s, le volte6 el fondo hacia arriba, se puso a horcajadas y lem6 con las 111anos Los
dos llegaron felizmente a bOldo, y, pasados los temores, el lance se consider como una buena broma,
Mientlas tanto nuestros mst.iles se habian habado de tal modo entre las ramas de los rboles, que quitamos algunos de nuestros miselables aparejos pala
desenredarlos; pela al fin nos hallamos una vez ms
en medio lio y renovamos nuestra guerra conh;a los
enemigos de los Clistianos El sol estaba tan ardiente
que no pudimos permanecer fuera del toldo, pero los
barquelos nos daban aviso cuando podamos hacer un
disparo Nuestro CU1SO a lo largo del ro se lecorda_
1 como una desolacin y azote Los viejos caimanes,
como ltimo precepto, ensearn a las generaciones
nacientes a mantener la cabeza bajo el agua cuando
los bongos se aploximen Matamos quiz veinte, y
otros estarn plobablemente en este momentos posados en las riberas, con nuestras balas en el cuerpo, ad_
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mirados de cmo llegaran hasta all. Con rifles podlamos haber matado por lo menos cien
A las tres se desat la tempestad rcglamentalia de
la tarde, principiando con una tlemenda lfaga de
viento hacia aniba del ro, que hizo al bongo ghar a
la redonda, impeli su costado hacia alriba de la corliente, V antes que llegramos a la milla tuvimos un
copioso aguacero Al fin nos afianzamos, asegUl amos
los CUal teles sobre el lugar preparado para nosob os,
y nos metimos debajo Estos eran tan bajos que no
podamos sentarnos, y acostados haba como un pie
de espacio arriba de nosotros Cuando llegamos a Ja
Palisada nos consideramos afol tunados al encontl m
un bongo listo, no obstante que ya tena a bOl do una
plena cmga de palo de tinte desde la ploa hasta la
popa Don Francisco dijo que sela demasiado inc_
modo, V quela que l!gual dsemos un bongo de su propiedad, pero la demora el'a pal a nosotros un mal peOl,
y yo hice un convenio para que quitaran una pOlcin
del cargamento detrs del palo mayor, pma as dispo_
ner de un CUal tel sobre cubierta, y dalnos lugar debajo Pela no le dimos ninguna superintendencia personal; y cuando llegamos a bordo, aunque el palo de
tinte pareca de especie algo dura para dormir encima, no descubrimos la extl ema incomodidad del lugar
sino hasta que nos vimos forzados a meternos debajo
por la lluvia Aun el pequeo luga comprometido, y
pagado segn convenio, no era de nosotros Los mu_
chachos del Petn se arrastralon debajo con nosobos,
y siguieron el patrn y los seores. No podamos ano_
jarlos al inclemente qguacero, y todos estbamos como
una masa de carne humana, animados por el mismo
esplitu de sufrimiento, de irritacin y desamparo Dulante este tiempo la lluvia caa como un diluvio; el
tl ueno letumbaba espantosamente sobre nueshas cabezas, los rayos relampagueaban por entre las grietas
de nuestla obsucura madriguera, deslumbrando j' ce_
gando nuestros ojos; y oamos cerca de nosohos el terrfico estallido de un rbol al caer, deshozado por el
viento, o, como entonces suponamos, despedazado por
un rayo
Tal el a nuestra situacin Algunas veces los nudos del palo de tinte se adaptaban bien a las CUl vas y
concavidades del cuerpo, pero en general quedaban
justamente donde no deberan estar Pensamos que
no Dofuamos hallarnos peor, pero muy pronto notamos nuestra equivocacin, y nos consideramos como
ingl'atos murmuradores sin motivo Los zancudos nos
1 eclamaban como bienes mostrencos, y en sanguinalios enjambres se abrieron paso por debajo de los cual_
teles zumbando y cantando
"Fee, faw, fUID,
1 smel1 the blood o an
Dead
01'
Eng1ih~mun,
Ahora yo puedo volver la vista hacia nuestlas penalidades en aquel lugar con perfecta ecuanimidad;
pero por el momento, con el calor y el enciell'o, estbamos de todo menos de buen humor, y a las diez de
la noche revent furioso, echando en cata al patrn y
a sus haraganes seores el no haber llegado a la desembocadUla del ro antes del anochecer, como se haca
usualmente, y como le haba encargado el alcalde que
lo hiciera, e insist en que nos sacara hasta entrar en
la corriente
La lluvia haba cesado, pero el viento estaba to_
dava fUlioso, y nos llevara ell lnea lecta. Con la
nublada luz vimos un gran bongo con una vela desple_
gada, que paleca que volaba ro arriba como un fan_
tasma Hicimos que el patrn se separara de la orilla,
pero no pudimos mantenernos en el ro, y, despus de
unos cuantos movimientos en zigzag, fuimos lanzados
de t1avs hasta la opuesta orilla, donde atrajimos sobre
nosobos nuevos y ms hambrientos enjambres. Aqu
permanecimos una hora ms, hasta que el viento calm, y salimos a la corriente. Este fu un gran alivio
103
cel Un huracn sopl por entre los desnudos mstiles seguido de una lluvia diluvial, y la laguna fu azotada furiosamente; nosotros lo perdimos todo de vista
Desde un principio, a caUSa de la confusin a bordo
decidimos no ir bajo el cuartel, si el bongo zozobraba,
el cargamento de palo de tinte lo llevara hasta el fondo como plomo Nos desembalazamos de las botas y
chaquetas Y sacamos los salvavidas prepal ados vara el
uso La cubierta del bongo estaba como a tres pies
del agua Y perfectamente lisa, sin nada para agarl alse, y, p~ra lesguardarnos de se.r lanzad.os. o barridos
hacia afuera nos tumbamos al pISO y resIstimos todo el
choque de l'a tormenta La atmsfeIa estaba negIa,
pela por los lelmpagos divisamos los desnudos palos
de otro bongo lanzado, como nosotros, a melced de
la tormenta. Esta sigui por ms de una hOl a, hasta
que aclar tan repentinamente como habia llegado, y
vimos la laguna atestada de ms embarcaciones que
las que habamos visto desde nuestI a salida de Nueva
York En nuestro largo viaje tierra adentlo casi habamos olvidado el uso de los bal COS, y la sola vista de
ellos pareca llevalnos a eshechas relaciones con la
patlia Despus de disipada la furia del chubasco,
quedbamos ahOla en calma chicha Los hombres lCCUIl ieron a sus remos, pero lograron muy poco avan~
ce Y con el puerto a plena vista, tenamos grandes te_
ll1~res de otra noche a bordo, cuando sobrevino otra
1 faga, no tan violenta, pero que soplaba directan;ente
desde el puerto Tremendo aguacelo la acampanaba
Hicimos dos o tres viradas con los 1 izas tomados a la
vela de trinquete; el viejo bongo pareca volal so~re
el agua; y, estando, en p:ena 1 u~a, el ~ncla, .0, meJ?r
dicho la piedra fue arloJada a cIerta dIstancIa debaJO
de lo~ barcos y' nos hizo detenernos Haba rompientes
entre nosob ~s y la playa, y gritamos a algunos hombIes para que llegaran a transportarnos, pero contestaron que estaba muy fuerte la reventazn Volvi
otra vez la lluvia, y durante media hora permanecimos
estivados debajo de los cuarteles
Tan luego como aclar estbamos sobre cubiel ta,
y al poco rato vimos un lindo botequn, con un pabn
de bote y cuatro tripulantes, costeando a lo lalgo de
la playa contra una rpida corriente, saltando los hombres de vez en cuando dentro del agua, y halando con
cuerdas fijadas COl). tal fin. Los llamamos en ingls,
y el patrn respondi en la misma lengua diciendo que
estaba muy fuerte la bonasca; pero despus de con~
5ulta1' con sus marinelos bogaron hacia nosotros, y
noS tomaron a bordo a Mr Cathel wood y a mi El pa~
ttn del bote ela el contlamaestre de un navo francs,
y hablaba ingls Su barco se hacia a la vela al da si~
CAPITULO 23
LAGUNA.-VIAJE A MERIDA - SISAL - UN NUEVO MEDIO DE TRANSPORTE - LA ALDEA DE
HUNUCAMA - LLEGADA A MERIDA ~ ASPECTO DE LA CIUDAD - FIESTA DE CORPUS DOMINI -LA CATEDRAL - LA PROCESION - BELLEZA Y SENCILLEZ DE LAS INDIAS - EL PALACIO DEL
OBISPO EL TEATRO - VIAJE A UXMAL - HACIENDA DE VAYALQUEX - EL VALOR DEL
AGUA - CONDlCION DE LOS INDIOS EN YUCATAN - UNA ESPECIE PECULIAR DE COCHE - HA
CIENDA DE MUCUYCHE - UNA HERMOSA GRUTA.
104
lencia de Ml RusseH y del Capitn Fensley. Este ltimo iba con destino directo a Nueva Yorlt, y su ruta
se extenda a lo largo de la costa de Yucatn Personalmente l estaba dispuesto a hacer todo lo posible
para servirnos, pero podl'a haber algn riesgo en al rL
bar al puel to pala desembarcarnos. Conociendo su
favorable disposicin, nosotros no podamos insistil;
pero Mr Russell era su consignatario, y segn los 1 e.
glamentos de la Compaa, tena el derecho de detenerlo diez das, e intentaba hacerlo as pero l ofreci
cargarlo en dos dos bajo la condicin de que nos tomase a bordo, Y. como Campeche se encontl aba bloqueado, que nos desembarc~s.e en Sisal) ~esenta mil1~s
ms distante, y puerto marltimo de Menda. El C:aPltn Fensley consinti en esto, y nosotros nos VlmQS
aliviados de lo que en ese tiempo habl famas conside~
rada como una gran calamidad
Con relacin al proyecto de la compla de las luinas
de Palenque, al cual me he referido antes, M1 Russell
lo acogi calUlosamente; y con una generosidad que no
puedo dejal de men.cioilar, difcil de esperalse de .u?a
pelsona tan lejos de la patlia, pidi que se le permltIela coopelar con dos mil dlales como parte .del costo
de la introduccin de ellas a los Estados Umdos En
plesecucin de mi plevio alleglo escrib al pre~e~,to,
avisndole de la coopelacin de ~r Russe~. y dlcIendale que se entendiera con Pawling como .ml age~te I?ala alleglar los detalles de la compla.. MI carta lb:'l mcluida en una de MI. R:.ussell que a~llmaba
mIsmo,
la que estableca, ademas, que ,:1 dmelo sella pagado
en el rnomento que fuese le.querIdo, y ambas, '~on pIe..
nas instrucciones le fueron entregadas a Pnwhng El
inters que MI' Russell tom ~n. este asunto me daba
lisonjeras espelanzas de buen exIto, y a no ser POI l,
el designio de sacar moldes h~~ra fallad? po,r c.omple.
to El estaba ocupado en edllcal un~ lnusltadamen~:
te hermosa casa, Y para terminarla haba mancl~do a
Campeche por yeso, pero no encontrando nada alh, habia impOl tado un poco de Nueva Yo~k Afo,l tunada~
mente le quedaban unos cuantos ba:111~; -r Sl no hubiela sido por este incidente -'-no habla en mnguna pal.
te ms inmediata que en. Vela Cruz o en Nue~a 01leans- el viaje de Pawlmg, en lo que se leflere a
este asunto, habla sido i~fluctuoso Nosohos ,8ueglamos los detalles del envo del yeso con Pawhng ~
Palenque el lecibo y embarque de los moldes pala. ml
a Nueva 'York, y en l maana del sbado a las slete
nos despedimos de Mr. Russell, y nos em~arca!TI0s a
bordo del Gabrielacbo. Pawling nos acampan mas .~ll
de la balla, Y nos despedimos de l ~uando SU!JlO a
bOldo del bote del piloto pala legresal
Hablamos
pasado juntos por tan spelas escenas desde que nos
alcanz al pie de la Sierr~ Mame, q~e ~a se I?uede :suponer que no nos separarlamos con mdifel enCla Juan
estaba todava con nosotros, por plimer,a vez: en el mal,
y con la duda de que a dnde lo lleV811amos despus
El Gabrielacho era un h~lmoso ber~antn .de ms o
menos ciento sesenta toneladas, consn uldo p,aJo la pr<?_
pia direccin del Capitn Fensley, perteneclendole a el
mismo la mitad, y equipado dec~ntemente y . con buen
gusto como un hogar. El no tema casa en tlerra; una
su hija estaba de interna en una escuela en los Estados
Unidos Y el resto de su familia, consistente de su esposa y' una pequea hija com~ de tl~s a~, estabp. con
l a bordo. Desde su casamIento, sle18 anos atlas, su
esposa haba estado no ms que u~ ao ~n tiena. y
eUa decidi no dejarlo otra vez IDlennas SUlca1a los
males mienb.as l resolva que cada travesa sera la
ltim, y miraba en lontananza la consumacin de las
esperanzas de todo marinero: una buena propiedad agr~
cola. Su hija Vicenta, o la pobre Genty, como se lla.
maba ella a s misma, era la mimada de todos a bordo; y tenamos doce pasajeros. interesantes pala el ayuntamiento de Nueva York, que eran enormes tortugas,
una de las cuales espelaba el capitn que legocijara el
corazn de los padres de le. ciudad en su banquete del
cuaho de Julio.
;0
105
lOS
107
ba veinte o treinta Estos eran los caballos' los coches estaban todava Cl eciendo en los rbol~s Seis
indios fuero~ seleccionados para cada coche, quienes
con pocos mmutos de usar el machete, cortaron una
porcin de palos que subieron al con edor para convertirlos en coches Esto se hizo primelo colocando en
el suelo dos palos casi del gru~so de la 'mueca de un
homble, de diez pies de lalgo y sepalados a tles pies
uno de otro Luego se aseguraron con palos cruzados
y amarrados con cuerdas de camo sin hilar como a
dos pies de cada ext.remo; entre los palos se 'asegma_
Ion hamacas de yerba, se enCOlvaron mcos sable e_
llas, cubri~ndolos con livianos petates, y los coches
quedalon lIstos Pusimos nuestros ponchos en la cabecera como almohadas, nos artastramos hacia dentro
y nos recostamos Los indios se quitaron las camisas
cortas de algodn que les cubran el pecho y las amaHalan alrededor de sus petates (sombleros) como cinta del somblero Cuatro de ellos levantaron cada coche,,..y colocaron los exemos de los palos sobre pe_
quenas almohadillas en sus homblos Nos despedimos del ~ayordomo y de su mujer, y, pies para ade_
lante, ba.Jamos las gradas y nos pusimos en marcha al
trote, mICnhas un indio nos s~gua conduciendo los
caballos Con el glan alivio que experimentamos se
nos olvidaron nuestros primeros escrpulos de usar a
los hombl es como bestias de carga Ellos no estaban
molestos con ningn sentimiento de oplobio o humillacin, y el peso no era mucho No haba montaas; solamente algunas pequeilas desigualdades que mante_
nan la cabeza ms baja que los talones, y ellos rala
vez tropezaban De esta manera nos llevaron cerca
de tres millas, y en seguida nos colocalon suavemente
en el suelo Lo mismo que los indios en Mlida, elan
de una raza bien parecida, con una buena expresin
en el semblante, alegres y aun risueos en su trabajo
Se divirtielon con posotls porque no podamos hablal
con ellos No hay diversidad de lenguas en Yucatn;
el maya es universal, y lo hablan todos 10$ espaoles
Habindose enjugado el sudor y descansado, nos
levantalon otra vez; y, alTullado por el suave movimiento y el inontono comps de los pies de los in_
dios en los odos, ca en una modorra, de la cual fu
despertado al palar frente a Una puel ta, a cuya entrada me encontr con que estbamos avanzando hacia una
tila de edificios de piedra blanca, stuados en una ele_
vacin como de veinte pies de altura, la que por medidas posteriores enconh que tena ttescientos sesenta pes de 131 go, con un imponente corredor que se
extenda por toda su longitud; y hacia el extremo de_
l echo del edificio la platafOlma continuaba cien o doscientos pies, fOlmando la superficie de una cisterna,
sobre la cual haba una noria con Ialgos brazos; y unas
indias, vestidas de blanco, se movan ah ededor en
crculo, sacando agua y llenando sus cntaros Esta
se llamaba la hacienda de Mucuyche. Nosotros entramos, como de costumbre, atravesando un gran corral
Al pie de la estructura donde estaba el edificio y extendindose casi por todo el largo, haba un gran tanque de piedla como de ocho o diez pies de ancho, y
de la misma profundidad, lleno de agua Nos hicieron
subir una plataforma inclinada de piedra casi en el cen_
ti o de la fila de edificios, la cual se compona de tres
d~sti,ntas series, dada una de ciento veinte pies de
frente En la de la izquierda se hallaba la iglesia, cuya puerta estaba abierta, y un indio viejo encenda
candelas para los rezos de la tarde Enfrente, metidas
un poco atrs, estaban las habitaciones del mayordomo,
y al otro extremo de la fila la mansin del amo, en cuyo corredor nos depositaron, y salimos arrastrndonos
de nuestros coches Haba algo monstruosamente aristocrtico en ser transportados en hombros de los
moradores de una hacienda como la que habamos dejado hasta esta soberbia aglomeracin de edificios To_
da la apariencia de las cosas daba la idea de una residencia campestre en una escala de esplndida hospitalidad, y sin embargo supimos, para nuestro asombro,
108
CAPITULO; 24
CONTINUACION DEL VIAJE - LLEGAD1\. A UXIIIAL _ HACIENDA DE UXMAL - MAYORDOllI0S AVENTURAS DE UN JOVEN ESPAOL - VISITA A LAS RUINAS DE UXIlIAL - PRIMERA OJEADA A
LAS RmNAS - CARACTER DE LOS INDIOS - DETALLES DE LA VIDA EN UNA HACIENDA - UN
CASO DELICADO - ENFERMEDAD DE MR CATHEJlWOOD - LA PARTIDA.
Al apuntar el da a la maana siguiente, con nue.
vos indios y un gua a caballo, de la hacienda, renovamos nuestro viaje La superficie de la regin era la
misma: piedra caliza y rboles achaparrados AlU no
haba tierra suficiente pala absorber el agua, que se
converta en pozas ntre los huecos de las piedl as. A
las nueve de la maaa negamos a otra hacienda ms
pequea que la anterior, pero que aun tena una apariencia seal il. en donde, como antes, las mujeres es_
taban sacando agua por medio de una rueda El mayordomo nos manifest que se sentia muy honrado con
nuestra visita y que todo su deseo era el servirnos, nos
propOl cion otros indios y un gua Montamos de nue_
vo; muy pronto el sol se hizo intensamente 3ldolOSO;
haba rboles para sombrealnos y sufrimos demasiado
A las doce y media pasamos algunos montculos de rui~
nas un poco apartados del camino. pero el sol estaba
tan abrasador que no pudimos pm al' para examinarlos,
y a las dos de la tarde llegamos a Uxmal Poco me
imagin yo. cuando hice conocimiento de mi modesto
amigo en el hotel espaol de la calle de FUltOll) que
caminara ms de cincuenta rotllas en las propiedades
de su familia, transportado por sus indios, y rlesayu~
nando, comiendo y durmiendo en sus sefioriles haciendas, mientras que la ruta escogida para nuestro regl e.
so nos conducilfa a otras, una de las cuales era ms
grande que ninguna de las que habiamos visto La fa.
milia Pen, baio el dominio espaol, haba dado gober~
nadOles a la provincia de Yucatn. Al declararse la
independencia, su jefe actual, un celoso realista, se 1 e
tit disgustado de toda clase de cargos, V todas las
grandes propiedades de la familia fueron adminisb adas por la seora doa Joaquina Por desgracia, don
Simn se habia ido para Mrida, y nos habamos cambiado en ei camino Por otra parte, debido al Bldor
del sol y a nuestras toscas monturas, negamos al fin de
esta ma1cl1a triunfal en una condicin de terrible can~
sancio y desesperacin. y quiZ nunca nos apeamos ms
completamente cansados y molestos
La hacienda de UxmaJ estaba consb. uida de piedl a
gris obscuro, ms 1 uda en apariencia y estilo que cualquiel a de las otras. con un aspecto de mayor antige.
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110
labradores, le conviene tlatarlos de tal modo que ad~ dignado de que se estorbara un casamiento, se volvi a
la mujer casada dicindole: Qu te importa a t?
quiera ent! e los indios la fama de b!1en amC! . ,
Durante el curso de la manana VIsite mu_ Con qu derecho te entremetes? Y si fuera cielio, es_
chas de las chozas de los indios Estaban construidas to no es de tu cuenta Quiz ya el muchacho lo saen una forma oblonga, de palos redondos seJ!lbra- bla y tendla pal te en el asunto, y an pens.ara casar_
dos verticalmente en el suelo y techadas con balago, se con la muchacha, y habran podido vivir dichosos
y algunas parecan c m o d a s y aseadas To~ si no fuera por tu mala lengua; y, sin ms ni ms, sac
dos los hombres estaban a f u e r a en el tra~ un ltigo de cuero cortado en largas tiras, y con gran
bajo y todo el da haba una procesin de mujeres con vigor comenz a aplicarlo a las espaldas de la indiscle~
vestidos de tela blanca, movindose desde la entrada ta comunicadora de importunas noticias Concluy
hasta el pozo y sacado agua Era grato el encontlar con un airado sermn en contl a de las entremetidas, y
que el casamiento se consideraba propio, y convenie~ luego contra las mujeres en general, quienes, dijo l,
te conduciendo al buen orden y economla con segulI- promovan todas las dificultades en la hacienda, y que
d~d y plobablemente a la felicidad individual Don si no fuera pOI ellas los hombres se estaran bastante
Sim'n, lo fomentaba; a l no le &ustaba teneJ? n~ng~m quietos Las mujeres de la hacienda se quedaron eshombl e soltero en su finca, y haCIa que todo IndIo JO- tupefactas ante este inesperado giro de las cosas, y al
ven de edad apropiada tomase para s una mujer ser el caso rechazado, todas se agolparon alrededol de
Cuando como a menudo aconteca, el indio, en tono la vctima y se fuelon con ella, prodigndole el consue_
suplicari.te le deca: "No tengo mujer'l, don Simn bus_ lo que podan La muchacha se retir sola, los cOlacaba en la hacienda y le pIoporcionaba una En su zones de su sexo estaban acerados en su contra; eu la
ltima visita arregl cuatro casamientos, y el da an- vida salvaje como en la civilizada,
terior a nuestra llegada el mayordomo de Delmnico
HEvery yo a tear may claiml
se haba ido al pueblo ms cercano acompaando a las
Except an e1'l'ing sistel"s shame'I,
parejas y a pagar al padre para que los casara al precio de trece chelines por cada una Tuvo miedo de
Por la tarde abandon la fiebre a Mr Cathel wood,
confiarles el dinero, por temor de que lo gastaran y
pela dejndolo en un estado de suma debilidad La
que no se verificaran los matrimonios
El viejo proceda enrgicamente al panel en prc- hacienda era insalubre en aquella estacin, las grandes
tica las miras de su amo en este importante asunto, V al tesas y tanques de agua a11 ededor de la casa estaban
ese da se le present un caso delicado Una muchacha veldes, y, con los costumbrados aguaceros de la tarde,
india se quej contra una mujer casada por calumnia ocasionaban fiebres fatales La salud de MI Cathel_
Dijo que ella tena compromiso de casal se con un mu- wood estaba ya seriamente queblantada En verdad,
chacho a quien amaba y que l la corlesponda, que yo me puse alarmado, y consider que- era indispensala mujer casada le haba injuriado su honrada fama ble para l abandonar la hacienda y el pas tambin,
divulgando que ella se encontraba ya en "estado inte- si era posible Para llevar a cabo mis otros planes de
lesante"; que aquella se lo haba contado al mucha_ todos modos pensbamos volver Hicimos el clculo
cho, diciendo que todas las mujeres de la hacienda lo que, saliendo a la maana siguiente, podramos alcannotaban, y que se mofaban de l por casarse con seme- zar al bergantn espaol a tiempo pala embarcarnos
jante muchacha; y ahora, deca sta, el muchacho ya rumbo a La Habana, y en diez minutos de consult de_
no la queda La mujer casada estaba apoyada por telminamos partir y dhigirnos a nuestra patria In_
un muchedumbre de testigos, y poda admitirse que las mediatamente comunicamos nuestro propsito al ma_
apariencias estaban muy en contra de la demandante, yordomo, quien subi al campanario de la iglesia y 11ae.
pero el viejo mayordomo, sin investigar los mritos m un coche para que estuviera pleparado a las dos
por ciel to, decidi en su favor con amplias miras In- de la maana del siguiente da
CAPITULO 25
LAS RUINAS DE UXMAL - UN EDIFICIO ELEVADO - ESPLENDIDA VISTA DESDE SU ENTRADARAROS ORNAMENTOS ESCULPIDOS - OTRO EDIFICIO, LLAMADO POR LOS INDIOS LA CASA DEL
ENANO - UNA LEYENDA INDIA - LA CASA DE LAS MONJAS _ LA OASA DE LAS TORTUGAS. LA CASA DE LAS PALOMAS - EL C'UARTEL - FALTA DE AGUA - LA CASA DEL GOBERNDOR.TERRAZAS - DINTELES DE MADERA - DETALLES DE LA CASA DEL GOBERNADOR - ENTRA
DAS - CORREDORES - UNA VIGA DE MADERA INSCRITA CON JEROGLIFICOS - PIEDRAS ESCUL.
PIDAS, ETC'.
,~' J
,
III
112
bastecan de este elemento de vida haban desapalecido las cisternas se habran roto o secado las corrientes Esto:, como ms tarde supim~s por don Simn,
fu un aSlmto de gran intel s para l, y le hacia estar
particularmente ansioso de una completa explOlacin
de las ruinas El suponia que la superficie de la regin n baba cambiado, y que en alguna parte bajo
tierla deberan existir glandes pozos, cistelnas o depsitos, que proveyel an de agua a los primitivos habitantes de la ciudad El descubrimiento de estos po_
zos o fuente en el desiel to, o, ms poticamente, como el hallazgo de dinero. La plovisin de agua sera
ilimitada Innumerabels luneros podlan sacarla de
all, y la antigua ciudad se vera repoblada sin ningn
nuevo gasto pal a hacer pozos o tanques
Mientras yo estaba haciendo el reconido de estas
ruinas, MI'. Cathel wood prosigui hasta la Casa del
Gobernador, cuyo titulo, segn el nomble que le dan
los indios, indica el edilicio principal de la antigua ciudad, la residencia del gobernador o casa leal Esta es
la ms grandiosa en apariencia, la ms soberbia en ar_
quitectUla y proporciones, y la ms perfectamente con_
sel vada de todas la.s eso ucturas que quedan en Uxmal
El g~'abado del flente (fig N9 35), lepresenta el plano hOl'lzontal, con las tres clases de tenazas en que
est situado La pI imera teu aza de seiscientos pies
de lalgo y cinco de alto Est ammallada con piedra
tallada, y en la supeIficie una plataforma de veinte
pies de ancho, de la que se eleva otra tenaza de quin_
ce pies de alto En las esquinas esta tenaza est sostenida por piedras talladas, que tienen las caras ledondeadas como para darle un mejor acabado que en
ngulos agudos La gran platafol ma de arriba es pla.:.la y limpia de rboles, pela abundante en toconet
verdes del bosque recin despejado, :el cual estaba aro_
la semblado, o, mejor dicho, dada su inegularidad,
legado con maz, que hasta el da solamente se levan_
taba a un pie del suelo En la esquina sudeste de es_
ta plataforma hay una fila de columnas 1 edondas de
diez y ocho pulgadas de dimetro y ti es o cuatro pies
de alto, que se extiende ms o menos a cien pies a lo
largo de la plataforma; y stas fuelon las ms aproximadas semejanzas a pilares o columnas que nosobos
vimos en toda nuestra exploracin de las ruinas en
aquella regin En medio de la tenaza, a lo largo de
la avenida que conduce a una graderia, estaba una columna redonda, rota, inclinada y cayndose, con rbo;..
les creciendo en su alrededor Era parte de nuestro
propsito el hacer una excavacin en esta plataforma,
por la impresin que tenfamos que debajo se hallara
una bveda, que formarla parte de los inmensos depsitos que abastecan de agua a la ciudad
En el centro de la plataforma, a una distancia de doscientos cincuenta pies desde el borde fronterizo, hay
una gradera de piedra de ms de cien pies de anchura, y de treinticinco gl adas, que asciende a una tercera terraza, quince pies del suelQ, casi igual a la altura
de la City Hall (Casa del Ayuntamiento), la que, como
estaba elevada sobre un plano desnudo, gozaba de la
ms dominante posicin S610 la ereccin de estas
terrazas ha de haber sido un inmenso trabajo Sobre
esta tercera terraza, con su entrada principal dando
frente a la gradera, est situada la magnifica estructura de la Casa (lel Gobernador. La fachada mide 320
pies Apartada de la regin de las temibles lluvias y
del exuberante crecimiento de la selva que ahoga las
ruinas de Palenque, se sostiene con todas sus paredes
elguidas, y casi tan perfectas como cuando qued aban_
donada por sus habitantes Todo el edificio es de piedra, liso hasta arriba de la moldura que corre a lo lar_
go de los remates de la entrada, y por encima cubierto con las mismas suntuosas, extraas y complicadas
esculturas, entre las cuales sobresale particularmente
el ornamento ya mencionado como la greca No exis~
te tosquedad o rudeza en el diseo o proporciones; por
el contrario, el todo revela un aire de simetra arqui~
tectnica y de grandeza; y a medida que el extranjero
113
.v
114
CAPITULO 26
TERMINADA LA EXPLORACION - QUIEN EDIFICO ESTAS DERRUIDAS CIUDADES? - LA OPINION
DE DUPAIX - ESTAS RUINAS NO TIENEN SEMEJANZA CON LA ARQUITECTURA DE GRECIA Y
ROMA _ NADA HAY PARECIDO A ELLAS EN EUROPA - NO SE ASEMEJAN A LAS OBRAS CONOCI
DAS DEL .TAPO N Y DE LA CHINA - NI A LAS DE LA INDIA - NO SE HALLARON EXCAVACIONES
LAS PIRAMIDES DE EGIPTO, EN SU ESTADO PRIMITIVO, NO SE PARECEN A LAS LLAMADAS PI.
RAMIDES DE AMERICA - LOS TEMPLOS DE EGIPTO NO SON COMO LOS DE AMERICA ,.- LAS ES.
CULTURAS NO SON IGUALES A LAS DE EGIPTO - PROBABLE ANTIGUEDAD DE ESTAS RUINAS._
RELATOS DE LOS HISTORIADORES ESPAl\lOLES. - ESTAS CIUDADES PROBABLEMENTE FUERON
EDIFICADAS POR LAS RAZAS QUE HABITABAN EN EL PAIS EN LA EPOCA DE LA CONQUISTA
.
ESPAOL. - DICHAS RAZAS AUN NO SE HAN EXTINGUIDO
115
116
nuestro campamento, con rdenes de tlaer tan pacficamente como pudiesen a dos sacerdotes" En esto
acel taran Uno de ellos era una persona de rango y
autoridad sobre todos los templos de la ciudad Adems: "dentro de los altos muros de los patios donde
estbamos acuartelados" Y otra vez dice: la ciudad
de Cholula "se parece mucho a Valladolid" Ella "te_
na en aquella poca arriba de cien tOlres blancas ele
vadas, que eran los templos de sus dolos El templo
pIincipal ela ms elevado que el de Mxico, y cada
uno de estos edificios estaba situado en un espacioso
patio"
Al aproximarse a la ciudad de Mxico, prorrumpe
en un lapto de entusiasmo y dice: "No pudimos com_
pmarla con nada sino con las encantadas escenas que
1 abiamos ledo en Amads de Gaula, por las grandes
tOlles, templos y otros edificios de cal y canto que parecan sm gil' del seno de las aguas"
"Fuimos recibidos por grandes seores de aquel
pas, parientes de Montezuma, quienes nos conduje_
Ion a nuestros alojamientos en palacios magnficamente constI uidos de pIedra, cuyo maderaje era de cedro,
con espaciosos patios y aposentos amueblados con doseles del ms fino algodn Todo se hallaba Olnamentado con obras de arte pintadas, y admirablemente en_
lucidas y blanqueadas, y Se hacan ms deliciosos por
la multitud de hermosos pjat os",
"El palacio en que fUImos alojados era muy claro,
alegI e, limpio y agradable, teniendo su entrada a tra_
vs de un extenso patio"
Montezuma, en su primer entrevista con Corts le
dijo: "Los tlascaltecas os han contado, yo lo s, que
yo soy como un dios, y que todo cuanto me rodea es
010, plata y piedras preciosas; pero ya veis ahora que
no soy ms que carne y sangre, y que mis casas son
semejantes a otras casas, de cal, piedra y madera".
"En la gran plaza nos quedamos asombrados de
la multitud de gente, de la regularIdad que alll reinaba y de la inmensa cantidad de mel caneas"
"La plaza entera estab cercada de portales"
"Desde la plaza nos dirigimos al gran templo; pero
antes de entrar en l hicimos un recorrido por unos
grandes patios, el ms pequeo de los cuales me pareci que contena ms terreno que la gran plaza de Sa_
lamanca, con dobles cercados, construidos de cal y can.
to y los patios pavimentados con grandes piedras blan_
cas talladas, y en donde no, estaban I evocados y pulldos"
"La subida hasta el gran templo se haca por ciento catorce gradas".
Desde las plataformas, en la cima del templo, tomando Montezuma de la mano a Corts , le seal los
clifelentes puntos de la ciudad y sus ahededores, todo
lo cual se dominaba desde aquel sitio" Tambin ob_
sel vamos los templos y adoratorios de las ciUdades
cil cunvecinas, edificados en forma de tones y fortale~
zas, y atlas sobre la calzada, todos blanqueados y admil ablemente brillantes"
"El I umor y bullicio del melcado poda orse casi
a una legua de distancia, y los que haban estado en
Roma y Constantinopla dijeron que por su conveniencia, regulalidad y poblacin, jams haban visto nada
semejante"
Durante el asedio l habla de estar aclla! telados
en un elevado templo; que avanzaIon por las grada:s
del templo"; de "algunos elevados templos que ahora
batimos con nuestra artillera", de "los elevados tem.
plos donde Diego Velsquez y Salvatierra estaban apastados"; de "las brechas que haban hecho en las
murallas"; de "piedra tallada quitada de los edificios
y de las azoteas"
Llegados al gran templo, instantneamente lo invadielon ms de cuatro mil mexicanos, quienes por algn tiempo les impidieron la subida "Aunque la caballera varias veces intent cargar, los ptreos pavimentos de los patios del templo eran tan lisos que los
caballos resbalaban y ca:fan Su nmero era tal qu~
JlR
110S
cubierto de sangre"
!l9
CAPITULO 27
VIAJE A MERIDA _ EL PUEBLO DE MOONA - UNA LAGUNETA, UNA RAREZA - ABOULA - IN
DIOS MENSAJEROS - MERIDA - LA PARTIDA - HUNUCAMA - ASEDIO DE CAMPECHE.- EMBAR
~UE PARA LA HABANA INCIDENTES DE LA TRAVESIA - EL CUATRO DE JULIO EN EL MAR
PESCANDO TIBURONES - DESORIENTADOS EN EL MAR - SOCORRIDOS POR EL "HELEN MA.
RIA" - TRAVESIA A NUEVA YORK _ EL ARRIBO - CONCLUSION
120
121
do cOlledizo debajo de las aletas, con los apareios del metro de Mr Catherwood seal 889 de longitud; pe_
buque 10 izaron sable cubierta Pareca llenar la mi- lO sto se hallaba tan lejos de nuestros clculos, que,
tad del costado del barco Los marineros le abIielo11 con nuestr a desconfianza en el cronmetro, todos los
la boca y le separalon firmemente las quijadas con un menospreciamos, y ~l capitn especialmente Nos en_
pasador, lo voltearon de espaldas, 10 ablielon y le a- conit bamos entonces en muy mala posicin, escasos
rrancaron el COl azn y las entraas En seguida le de provisiones y de agua, e impelidos ms all de
tronchalon como un pie de cola y lo arlojaron al mar; nuestro puelto El capitn llam a popa a los pasaje_
lo que el monstl uo hizo yo no lo dir, no sea que desa- l'OS, a los malineros, al cocinelo y al camarero, extencredite oiras pal tes de este libro, a las cuales el lectol di el mapa sobre la escalel a de la cmara, y sealan_
est dispuesto a pensar que puedan ser veldicas; pe_ do nuestla supuesta posicin, dijo que deseaba tomar
ro lo ltimo que vimos fu que pal eca que estaba to- el conscio de todos a bordo sobre lo mejor que deberla hacerse El contramaestre estaba sentado a su
davia buscndose la cola.
En la tal de del da siguiente cruzamos una fuerte lado con el diatio de navegacin pa1 a tomar notas To_
corriente diligida hacia el nOleste, que bramaba como dos permanecimos silenciosos hasta que habl el cocilas rompientes; la sonda alcanz ms de ciento veinte nClO y dijo que el capitn sabra lo mejor; los malibrazas, durante el anochecer no encontramos fondo y nelOS y pasajeros aprobamos; pues aunque 10 considc_
supusimos que debamos haber pasado el Cabo Cato- ] bamos todo incierto, y que estbamos enteramente
llClCldos, cleamos que l lo sabria mejor que ningn
che.
Los das seis, siete, ocho, nueve, diez, once y doce otro El capitn seal el CUlSO de la Coniente del
hubo la misma calma chicha, con un mar como espe_ Golfo, diciendo que sera imposible leglesar contla
io e intenso calor. Estbamos escasos de provisiones ella, Y, que contando con una blisa ligera y favorable,
y alarmados pOI la absoluta falta de agua
El capi- lecomendaba que debamos seguir la cOll'iente, y ditn era un noble espaol, que consolaba a los pasa_ ligill10S hacia New Providence para abastecernos de
iClos con lepctir cada maana que estbamos encanta- plOvisiones y de agua. Todos estuvimos de acuerdo,
dos pela por valas das l haba estado inquieto y a_ y as vl amos desde el sur y tendimos nuestl as velas
1m ~ado. El no tena cronmetro a bordo Haba es- 1 limbo al llOl deste En aquel momento nos conside_
tado treinta aos b aficando de La Habana para dife- lbamos ms alejados de La Habana que cuando pal_
lentes puertos en el Golfo de Mxico, y jams haba timos
usado urto pero fuera de sondas, en medio de corlenCon los sentimientos ms dcsconsolarloles nos sentes sin n~da ms que la bal'quilJa, no pudo determi- tamos a una escasa comida En el supuesto de que
nos encontlbamos en la COlliente del Golfo y en la
nal~ su longitud y estaba temoroso de enilar en la Coll'iente del Golfo y de ser impelido ms all de La Ha- ruta de los buques, el capitn envi un hombre al ms_
bana Nuestro clonmetro haba estado nueve meses til pat a vel si descubra alguna vela, quien muy pronen constante uso, traqueteado por spelos cari1inos to, pala nuestro gran gozo, inform de un bergantin
montaosos y, segn habamos supuesto, no se pudo a sotavento Izamos nuestl a bandel a ~r nos dil igimos
contar con 'l Ml Catherwood hizo un clculo con hacia l. A medida que nos aproximbamos l con es_
una antigua tabla flancesa de logaritmos que casual- panda a nuesha seal, y con Ull anteojo leconocimas
mente haba a bordo, pero con resultados tan dferen- la bandera americana Al cabo de una hOla nos hall_
tes a los clculos del capitn, que supusimos que po- bamos a la distancia de saludo; el capitn no saba hadran no estar corlectos. Por entonces nuestra mejor blm ingls, y me di a m la bocina; pero creyendo,
perspectiva ela el llegar a La Habana en plena tempo- por sus movimientos, que a nuestro paisano no le gus_
rada de fiebre amallla, navegando desde all en el taban los colmes espaoles, y temeroso de alguna itrepeor mes de los huracanes, y sujetos a una cuarentena gularidad tcnica en mi saludo, que nos hubiera he_
cho un objeto de sospecha, le pedimos que bajara el
en la Staten Is1and
El trece de Julio todo 10 que haba a bordo iba es- botequin Este haba permanecido sobre cubieIta con
caseando, y con un nmero de veinte, e~tre tripulan- el fondo pal a auiba, y con el sol se le haban abierto
tes y pasajelos, ball'enamos nuestro ultlmo t?nel de las junturas El agua penett por ellas y antes que
agua El calol el a ahrasador, y la calma y SOSIego del estuvisemos a cincuenta yardas del bergantn ya es_
mar eran h0l1 endos Todos decan que estbamos en- taba medio lleno Nos sentamos sobre la regala de la
cantados' y los m,uineros agregaban, medio en serio, bOl da del combs, y dos de los hombles hacan cuanque esto' el a a cansa de los herejes; los tiburones ms to podan para mantenerlo a flote, mientras que noso_
numerosos que nunca, no podamos mlm por el cos- has animbamos a los otros a avanza Los tiburotado del buque sin vel hes o cuatro, como acechando nes 1 ctozaball a nuestro ah ededol, y por algunos ins_
tantes ansiamos legresar a bordo del viejo belgantn
plesa
El catOl ce el capitn estaba alarmado Echaba Una brisa paleca sacudir el buque, el cual dUlant.e
la bal quilla a cada 1 ato, pero no pudo establecer su dos o hes minutos se mantuvo en la misma dileccin,
posicin Al atardecer divisamos un eUOlme mons_ pero, pala nuestlo gran alivio, vl hacia nosabos y
truo, con una cabeza negra enderezada diez pies fue.,. nos tom a baldo Nuestros colores espaoles y nUesha movimiento lregular en el intento de abol dar sin
] a del agua, movindose directamente hacia nosotros
El capitn, ml ndolo desde el aparejo con un anteo- el saludo, haban de~pertado sospechas, y los marinejo dijo que no el a una ballena Otro de la misma es- lOS decan que ramos phatasj pelD el capitn, un alpecie apareci en la popa, y nosottos estbamos real- to y juicioso sujeto de la Nueva Inglaterra, de pie Somente nel viosos; pero nos tranquilizamos al oirlos bre la cuadra de popa con las manos en los bolsillos,
hOl botar, y al ver una columna de agua lanzada pOl fijndose en la condicin de nuestro bote que se hUn_
los aires Al obscurecer estaban echados, enOlmes e da dijo "Esos no son piratas" El bergantn era
el Helen l\1ala, de North Yarmoutb, capitn Sweet_
inmviles sable las supelficie de las aguas
El quince, pala nuestra glan alegra, se levant zer, de Tabasco, rumbo a Nueva Y01k! El lector no
por la maana una ligela brisa y la barquilla seal puede imaginarse la satisfaccin con que salud en alta
tres millas por hora A las doce tomamos la latitud mar a un compatriota con destino a Nueva YOlk Mi
que ela 259 10', Y notamos que gObelnando rumbo al plmela plcgunta fu si podra llevarnos a bordo; dessur a razn de tres millas por hOla, segn la barqui_ pus, si tena provisiones yagua pala nuestlos amilla nos hallbamos a cincuenta y cinco minas hacia gos, y en seguida, que en qu lugar nos encontlbael '1101 te del punto calculado el da antelor El capi_ mas El nos mostr sus observaciones de ese dia Es_
tn ahm a crea que estbamos en medio de la Conien- tbamos como a cuab odentas millas del punto que
te del Golfo, que as habamos estado tal vez dos o suponamos La corriente que se establece entre el
tres das, y que entonces nos encontrbamos a dos o Cabo Catoche y el Cabo Antonio la habla tomado el
trescientas millas ms all de La Habana El cron- capitn pOl la Con iente del Golfo Si nosotros hu-
122
bi!emos atendido a.l cronmetro de Mr e no nos hablamos alejado tanto de la ruta Como estbamos,
nos hallbamos enteramente perdidos; y si no hubi_
ramos encontrado este barco, no s 11;) que habra sido
de nosotros El capitn estaba 5610 a siete dias de
Tabasco, con un viento que le habia arrebatado una
de sus velas, y ha}Jfa perdido uno de sus hombl es. No
tenia sobl a de provisiones, y mucho menos con dos
pasajeros adicionales; pero envi a bordo lo que pudo,
y una plovisin de agua Nosotros regresamos, le dijimos al capitn, para su mayor SOlpresa y asomblo,
cual era su posicin, no ms de doscientas millas de
Sisal y nos despedimos de todos No se mostraron
ap:::sarados por nuestra separacin, pues la ausencia
de dos bocas era ventajosa; y aunque, tal vez, en sus
corazones pensarian que su mala suerte era por cau~
5a de los herejes, fu muy placentero el que, con to.
das nuesh as molestias, al separarnos as! sobre el ancho ocano, chocl amos nuestras manos con el capitn, con los pasajeros, marineros, cocinero y camarero, sin tener ni. el ms leve sentinento de enojo con
ninguno a bordo C.unto tiempo estuvieron pel didos
no lo s, pero supe que llegaron a La Habana en mise_
rable condicin, despus de haberse comido el ltimo
bocado a bordo.
la cubietl a de Cal ga para que los marineros maniobralau, un enOlme botaln de la vela mayor, y una barra
del timn en vez de rueda, que barra todo el alczar,
y que a veces requera dos hombres para sostenerla
POl la tal de tuvimos dos o tres horas de calma; nosotros ya estbamos habituados a ella, pero el capitn
se incomod; l detestaba la calma; no haba tenido
ni una desde su salid~ de Tabasco; todo lo podfa soportar menos la calma. Al anochecer, una racha interrwnpi el encanto El 'capitn que abominaba el
apocar las velas, persisti hasta el ltimo instante, y
en seguida, saltando desde la balTa del timn, tir l
mismo de los cables, y volvi otra vez al gobernalle,
todo en un ablir y cerrar de ojos. Mr. e y yo est_
bamos tan compla~idos con el cambio que no tena_
mos plisa; y, notando la escaSez de manos y tropezando sobre el palo de tinte, le hicimos ver al capitn que
si perda otro hombre se velfa en dificultades para
conducir su buque al puerto; pero nos contest al mo~
mento jurando que, si llegara a perder todas las ma_
nos a bOldo, el contramaestre y l seran suficientes
para conducirlo, con cargamento y todo
El treinta y uno de Julio arribamos a Nueva York,
despus de transcurridos diez meses menos tres das
desde que nos embarcamos, y nueve sin haber recibi_
do noticia, alguna de nuestros amigos en la patria; de_
duciendo el tiempo pasado en el mar, solamente siete meses y veinticuatro cUas en la prosecucin de nues_
tra obra Esta, yo estoy seguro, debe recomendarnos
a todo verdadero americano; y aqu, en el mismo lugar
de donde partimos juntos, y con muy poca esperanza
de viajar otta vez en su compaa, me despido del lec-
tor.
FIN
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El Acta de la
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El Acta de los Nublados .
Himnos nacionales de nuestros
cinco pases
.
Bibliografa e inocograffa de
de la IndependencIa,
Antonio Villacorta .
Testimonio de dos de los
pr6ceres. Sermn del can6nigo
Jos lIIarla Castilla . . .
Evocacin del nicaragense
Miguel Lalreynaga
La Independencia y los
escritores
guatemaltecos
.. ..
Los tres primelos meses de
nuestra vida independiente en
Costa Rica AlvalO Zniga
Soto, J. Arturo Robles A J
Manuel Segura Castro.
Roberto Senz Cuesta .
La Independencia en la
Prensa de Amrica y de
Espaa, Francisco Maria
Nfez ..
Los precursores del
.oo.oo
oo oo
oo........
oo.oo.....
..oo.
separatismo americano,
Enrique de Gandia.
...
Las primeras banderas del
nuevo mundo, Mariano Vega
Bolafos ...
Bosquejo de Centroamrica
El Libro del Mes:
Documentacin original,
independencia de
Centroamrica. Archivo
General de Centroamrica
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El Indio en nuestras
pginas.
1-1os nahoas en Nicaragua,
Flancisco Plez Estlada
Enigma de los perros
pre-colombinos, Pablo
Antonio Cuadra
Los Reyes y los Indios, Jos
Coronel Urtecho . . .
.
El Indio en la Nueva Poesa
Nicaragense Salom6n de la
Selva, Alberto Ordez
Argello. Francisco Prez
Esil ada, Pablo Antonio Cuadra,
Eudoro SoUs, Joaqun Pasos,
Luis Alberto Cabrales, El nesto
Gutirrez, Fernando Silva,
Ernesto COl denal .. .
Relacin geogrfica del Pal tido
de Chontales y Sbaco,
Francisco de Posada
. . .. .
Consulta acerca de la reduccin
de los Indios Caribes que
hnbitan en las montaas de
Matagalpa. Juan Flix de
Vlllegas.
. . . . .. . .
..
La abolicin de la esclavitud
en Centroamrica
.... . . . .
12 escer..as desconocidas, JOlge
r:duardo Arellano . . .
El Libro del Mes: EphrOlm
George Squier, diversos
aspectos de su carrera en
Centroamrica, Charles L
Stansifer ....
.oo
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Editorial
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Editorial: La Industria
Nicaragense y su proyeccin
a Centroamrlca
37
12 de Octubre, Dla de la
Hispanidad
Voz oficial a la JUVentud
estudiantil, Ram ro Sacasa
Guerrero
Puel to Rico, nuestro hermano
hispnico. Enrique La Orden
MiracIe
La ohra de Espaa en la
Independencia de Amrica,
Rafael Paniagua Rlvas . .
Encuesta a los estudiantes de
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La Academia Nicaragense de
la Lengua, Enrique Pefia
Hernndez
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