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Lección 4
Lección 4
Lección 4
Un testigo en una sala de tribunal dice lo que él o ella sabe sobre una
situación dada. El testigo Cristiano dice a otros lo que él o ella sabe sobre
Jesucristo y lo que significa confiarle con su vida.
Pero el vivir siendo un buen ejemplo no le hará de por sí un testigo eficaz. Usted
necesita también un poder que está más allá de su alcance. Esa es la obra del
Espíritu Santo que vive dentro de todos los que creen en Cristo (Hechos 1:8).
Cuando su vida está limpia y usted camina bajo el control del Espíritu Santo, Él
puede testificar a través de usted.
Cuando Dios creó el primer hombre y mujer, Adán y Eva, – Él hizo un hermoso
jardín y les dio una regla: ellos podían comer del fruto de todos los árboles
excepto de uno. Comer de este árbol significaba una muerte espiritual y
separación eterna de Dios (Génesis 2:16-17). Lamentablemente, Adán y Eva
desobedecieron (o “pecaron”) y fueron separados de Dios (Génesis 3:22-24).
Todos los seres humanos desde ese entonces también han pecado (Romanos
5:12). Sin Jesucristo, todos experimentamos esta separación de Dios.
Dios no nos ha dejado sin esperanza. Dios envió a Su Hijo, Jesucristo, a morir en
la cruz y resucitar de los muertos. Cuando Jesús hizo por nosotros, pagó el
castigo de nuestro pecado, y preparó un puente entre Dios y el hombre (1
Timoteo 2:5-6). Es la fe en Jesucristo y no el esfuerzo humano lo que nos lleva a
Dios. No hay nada que podamos hacer para ganar nuestra salvación. Es sólo por la
gracia de Dios que podemos ser salvos (Efesios 2:8-9).
COMPARTIENDO SU FE
Comience por escribir en su papel los títulos de las cuatro “verdades” resumidas
en la página anterior: El plan de Dios, Nuestro problema, El remedio de Dios, y
Nuestra respuesta. Entonces dibuje el gráfico de Dios a un lado del abismo y
nosotros del otro. Mientras dibuja, comparta los versículos bíblicos que explican
cómo se produjo la separación. Avance a la segunda ilustración, señale la manera
en que la cruz hace un puente sobre el abismo que nos separa de Dios, y muestre
cómo podemos cruzar el puente a través de la fe en Cristo.
Pregunte entonces: “¿De qué lado está usted? ¿Aquí… o aquí?” Si la persona está
insegura, o si entiende claramente que está del lado equivocado, hágale saber
que puede estar segura de su condición si:
3. Cree que Jesucristo murió en la cruz por ella y que resucitó de los muertos.
Querido Señor Jesús, Yo sé que soy un pecador (una pecadora) y te pido perdón.
Creo que moriste por mis pecados y resucitaste de los muertos. Ahora me aparto
de mis pecados y te invito a entrar en mi corazón y en mi vida. Quiero seguirte y
confiar en Ti como mi Señor y Salvador. En Tu nombre. Amén.
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