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Gracia
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Gracia
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James Sandoval
5 - 7 minutes
La Gracia es un regalo de Dios para todo aquel que cree en Jesucristo. Por lo tanto, al igual que la Fe,
solo mediante ella seremos salvos. Es siguiente Estudio Bíblico profundizará más sobre este tema. Lea
También: ¿Qué es la Justificación por la Fe en Cristo?
El término más utilizado para definir «Gracia» en el Antiguo Testamento era el Hebreo «Hen», mientras
que en el Nuevo Testamento era el Griego «Charis». Estos términos originalmente significan «favor» o
«bondad», en especial si esta ha sido ganada sin merecerla.
La Gracia de Dios en la Biblia se usa para describir unos de los principales atributos de Dios (1 Pe 5:10).
Esta Palabra se usa para indicar el favor gratis o inmerecido de Dios para con el hombre (Ro 3:24-26, Ef
2:8-9). Otra forma de describir «La Gracia», es que Dios escoge bendecirnos en lugar de maldecirnos,
mediante la fe en el sacrificio de Cristo en la Cruz.
El primer ejemplo de Gracia que encontramos en el Antiguo Testamento, es como Dios sacrificó un
animal para cubrir el Pecado de Adán y de Eva (Ge 3:21). Siendo esto sombra del Sacrificio de Cristo en
la Cruz por los pecados de la humanidad y la máxima revelación de la Gracia Divina (Jn 1:14, 17).
El Creyente experimenta la «Multiforme gracia de Dios» en gran variedad de circunstancias, como la
salvación (Ef 2:8-9), santificación (6:14, 19, 22), servicio (2 Co 2:9) e incluso en nuestra debilidad (2 Co
12:9).
La Gracia de Dios no tiene límites y concede salvación para todos los que se acercan a Dios por medio de
Jesucristo.
Existen muchos, entre creyentes nuevos y no creyentes, que se hacen esta preguntan de «¿Cómo
obtener la Gracia de Dios?«, por esta razón he querido responder esta pregunta. Y la verdad es que no
hay forma, ni esfuerzo humano para ganarse el «Favor de Dios», pues la mismas escrituras dice que
«nuestra justicia es como trapo de inmundicia» (Is 64:6). Por esta razón la Carta a los Efesios nos explica
que La Gracia es un regalo de Dios y que únicamente se obtiene por la Fe en Jesucristo.
«Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por
obras, para que nadie se gloríe (Ef 2:8-9)».
La diferencia más relevante entre la Ley y la Gracia, es que La Ley era de obras, mientras la Gracia es por
fe. Durante los tiempos de la Ley el Pueblo de Israel estaba obligado a guardar toda la Ley que Dios dio a
Moisés, mas con la venida de Jesucristo, Dios extendió su gracia para todo aquel que creyera en aquel a
quien había enviado como propiciación por nuestros pecados (Jn 1:17, 3:16, 1:12).
Sin embrago, aunque la Ley era de obras, todavía podemos ver su Gracia en el Antiguo Testamento,
cuando Dios constituyó un sistema de sacrificios en El Tabernáculo, permitiendo de esta manera que el
pecador pudiera acercarse a Él por medio de la expiación de sangre. Enseñando de esta manera la
Gracia venidera por medio del Sacrificio de Cristo en la Cruz.
«Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo
(Jn 1:17)».
Son varios los Ejemplos de la Gracia de Divina en la Biblia. A continuación citaremos 5 de ellos.
Adan y Eva desobedecieron a Dios, sin embargo, vemos su gracia, cuando permitió una manera para
ser perdonados, por medio del sacrificio de un animal. Vistiéndolos con sus pieles, para que no se
sintieran desnudos y avergonzados por su pecado.
Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió (Ge 3:21).
La Biblia también nos dice que en los días de Noé la tierra estaba llena de maldad y los pensamientos
del hombre eran solo para mal (Ge 6:5). Pero aunque todos eran malos, Dios buscó a alguien, porque
Dios quería Mostrar su gracia.
Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová (Ge 6:8).
Por la Gracia Dios escogió a un hombre llamado Abraham, para que por medio de su descendencia dar
perdón y salvación por gracia a la humanidad (Ge 18:1-5).
Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las
familias de la tierra (Ge 12:3).
Por su Gracia, también Lot, fue salvo de ser destruido junto con Sodoma y Gomorra.
He aquí ahora ha hallado vuestro siervo gracia en vuestros ojos, y habéis engrandecido vuestra
misericordia que habéis hecho conmigo dándome la vida (Ge 19:19).
Cuando leemos el capítulo 3 de Éxodo, vemos que Moisés al principio no quería servir a Dios. Pero sin
embargo, Dios le muestra su gracia a Moisés y lo preparo para sacar a su pueblo de Egipto.
Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién
enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia
en mis ojos. Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino,
para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. Y él dijo: Mi
presencia irá contigo, y te daré descanso (Ge 33:12-14)
Lee También:
La santificación es la voluntad de Dios para nosotros (1 Tesalonicenses 4:3). La palabra santificación está
relacionada con la palabra santo; ambas palabras tienen que ver con la santidad. Santificar" algo es
apartarlo para un uso especial; "santificar" a una persona es hacerla santa.
Jesús tenía mucho que decir sobre la santificación en Juan 17. En el versículo 16 el Señor dice: "No son
del mundo, como tampoco yo soy del mundo", y esto es antes de su petición: "Santifícalos en tu verdad;
tu palabra es verdad" (versículo 17). En la teología cristiana, la santificación es un estado de separación
con Dios; todos los creyentes entran en este estado cuando nacen de Dios: "Mas por obra suya estáis
vosotros en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, y santificación, y
redención - LBLA" (1 Corintios 1:30). La santificación que se menciona en este versículo es una
separación para siempre que los creyentes hacen con Dios. Es una obra que Dios realiza, una parte
intrínseca de nuestra salvación y de nuestra conexión con Cristo (Hebreos 10:10). Los teólogos a veces
se refieren a este estado de santidad ante Dios como santificación "posicional"; es lo mismo que la
justificación.
Aunque posicionalmente somos santos ("liberados de todo pecado" por la sangre de Cristo, Hechos
13:39), sabemos que seguimos pecando (1 Juan 1:10). Es por eso que la Biblia también se refiere a la
santificación como una experiencia práctica de nuestra separación para con Dios. La santificación
"progresiva" o "experimental", como a veces se le llama, es el efecto de la obediencia a la Palabra de
Dios en la vida de una persona. Es lo mismo que crecer en el Señor (2 Pedro 3:18) o madurez espiritual.
Dios comenzó la obra de hacernos como Cristo, y la continúa (Filipenses 1:6). Los creyentes deben
buscar seriamente este tipo de santificación (1 Pedro 1:15; Hebreos 12:14) y se lleva a cabo mediante la
aplicación de la Palabra (Juan 17:17). La santificación progresiva tiene como objetivo apartar a los
creyentes para el propósito para el cual fueron enviados al mundo: "Como tú me enviaste al mundo, así
yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean
santificados en la verdad" (Juan 17:18-19). El hecho de que Jesús se apartara a sí mismo para el
propósito de Dios es tanto la base como la condición de que nosotros seamos apartados (ver Juan
10:36). Somos santificados y enviados porque Jesús también lo fue. La santificación de nuestro Señor es
el modelo y el poder para nuestra propia santificación. Enviar y santificar son inseparables. Por eso se
nos llama "santos" (hagioi en griego), o "santificados". Antes de la salvación, nuestro comportamiento
daba testimonio de nuestra situación en el mundo, separados de Dios, pero ahora nuestro
comportamiento debe dar testimonio de nuestra posición ante Dios, separados del mundo. Poco a poco,
cada día, " a los que son santificados" (Hebreos 10:14 - LBLA) se van pareciendo más a Cristo.
Hay un tercer aspecto en el cual la palabra santificación se usa en las Escrituras-una santificación
"completa" o "final". Esto es lo mismo que glorificación. Pablo ora en 1 Tesalonicenses 5:23: "Y el mismo
Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado
irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo". Pablo habla de Cristo como "la esperanza de
gloria" (Colosenses 1:27) y vincula la gloriosa aparición de Cristo a nuestra glorificación personal:
"Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en
gloria" (Colosenses 3:4). Este estado glorificado será nuestra separación definitiva del pecado, una
santificación total en todos los sentidos. "Sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a
él, porque le veremos tal como él es" (1 Juan 3:2).
Para resumir, "santificación" es una traducción de la palabra griega hagiasmos, que significa "santidad" o
"una separación". En el pasado, Dios nos concedió la justificación, una santidad posicional y única en
Cristo. Ahora, Dios nos guía hacia la madurez, una santidad práctica y progresiva. En el futuro, Dios nos
dará la glorificación, una santidad permanente y definitiva. Estas tres fases de la santificación separan al
creyente del castigo del pecado (justificación), del poder del pecado (madurez) y de la presencia del
pecado (glorificación).