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Y Creó Al Hombre A Su Imagen - MAKEVET - Haciendo Judaísmo
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כז:בראשית א
Y creó Dios al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó macho y hembra los
creó
(Bereshit 1:27)
En el primer libro de la Torá –Bereshit–, en el sexto día de la creación, creó Dios «seres vivientes
según su especie: ganado, insectos, reptiles, y animales según su especie» (Bereshit 1:24) y
después de ellos creó al hombre, como está escrito: «Y creó Dios al hombre a su imagen». No
solamente creó en este momento al hombre, sino también a la mujer: «A la imagen de Dios lo
imagen» se re ere a un patrón determinado creado por Dios, algo así como un molde. Aunado a
esto, explica que todo lo creado en los días anteriores al hombre, fue resultado de la palabra, mas
el hombre fue creado por las manos de Dios, o más bien: mediante el molde hecho para crear al
hombre. Rashi ejempli có su explicación diciendo que es parecido al proceso de acuñar monedas.
Su nieto, Rashbam (Rabi Shmuel ben Meir) entiende la frase «a la imagen de dios» como una
referencia a los ángeles. A diferencia de ellos, Radak (Rabi David ben Yosef Kamhi) interpreta que
el hecho que sea a imagen de dios se re ere a la inteligencia, o en otras palabras, para que el
El Rambam (Rabi Moshe ben Maimóm – Maimónides) en su libro More Nebujim (La guía de los
perplejos) sigue la misma línea de Radak y explica que «a imagen de dios» se re ere a la
y poder al alma que le permite un liderazgo intelectual sobre los demás criaturas. Éste lo deja
adquirir sabiduría y diferenciar entre lo deseado y lo rechazado, liderando las demás partes del
alma según la realidad cambiante: esto es la inteligencia potencial. La segunda es la inteligencia
que el hombre va adquiriendo con el tiempo. «A imagen de Dios – dice el Rambam – es la unión
de ambas, la inteligencia potencial que es la ‘fuerza’ para que en la ‘práctica’ el hombre adquiera
sabiduría».
El pueblo judío no fue el único que hablaba de la relación del hombre y Dios en cuanto a su
‘imagen’. En la época antigua vemos que los reyes eran considerados deidades personi cadas o
hijos directos de Dios. En el antiguo Egipto por ejemplo el faraón era llamado hijo de Ra, que es el
Dios Sol, como Raamses II (1303-1213 a.e.c. aproximadamente, gobernó del 1279-1213); el culto
romano al César, el cual incluso se llevaba a cabo –según nos cuenta el historiador Flavio Josefo–
en el Templo de Jerusalem, donde se hacía un sacri cio en su nombre de forma periódica; o Gaius
Calígula (12-41 e.c.) que se autonombró Dios. Esto a diferencia del concepto bíblico en el cual el
rey era solamente una persona elegida por Dios, como Saúl y David.
En los textos asirios[1] encontrados hay una frase que dice: «La sombra de Dios es un hombre
libre, la sombra de un hombre libre es un esclavo. El Rey es como la imagen de Dios». En otras
palabras, dicha frase viene a darnos una clasi cación clara de la relación entre Dios y el hombre,
en la cual el esclavo no tiene ningún acercamiento a Dios y el Rey es, como vimos antes, la
macho y hembra, al mismo tiempo: «A la imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó». El
Midrash (Bereshit Raba 8:1) nos cuenta que el versículo se re ere a que fue creado un ser con dos
caras –de hombre y mujer–, una especie de andrógino bicéfalo (cabe mencionar que en varios
En este último proceso de separación el midrash hace una conexión entre lo escrito en nuestro
pasuk en el capítulo 1 de Bereshit, con el versículo 2:21, donde está escrito que Dios duerme al
hombre y crea a la mujer de una de sus costillas. De esta forma se crea una armonía entre dos
«Y creó Dios al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó macho y hembra los creó» –
¿qué quiere decir? La Torá nos cuenta que Dios creó al hombre a su semejanza dándonos una
idea de igualdad, diciendo que todo hombre fue creado a su imagen, sin importar sexo, raza o
religión. A diferencia de las interpretaciones mencionadas arriba, tanto de exégetas y del Midrash
(textos escritos mas de mil años después que el texto bíblico) leemos un texto que es casi de la
misma época que la Torá, que de alguna forma hablan sobre la misma idea: la relación del hombre
con Dios o con los Dioses, pero dando un mensaje totalmente contrario, mostrando de así el
debate o el diálogo que pudo haber entre los pueblos que vivían uno junto al otro. Para los asirios
había un concepto jerárquico en cuanto a la semejanza con Dios: el rey y los hombres libres eran
los únicos que están cercanos a la imagen o sombre de Dios o los Dioses, mientras que los
esclavos tienen un nivel inferior. Las fuentes judías, en este caso la Tora, nos trae un concepto de
igualdad, en el cual todos, sin importar quien, fuimos creados a imagen y semejanza de Dios.
Dios desde el inicio. El libro de Bereshit viene a relatar el principio de todo: la creación del
universo, después de la creación del hombre, se crean las familias, las tribus, las religiones, los
pueblos, las naciones y todo lo que se conoce en el mundo según el relato bíblico. Pero nos dejan
claro que desde la primera página, desde el inicio, en el momento en que el hombre y la mujer
son creados, éstos fueron creados al mismo tiempo y bajo la misma imagen divina. Este es el
mensaje que nos da Bereshit 1:27: que antes que nada y antes que todo, hombre y mujer somos
iguales.
[1] El pueblo asirio es uno de los imperios que salió de la antigua Mesopotamia. En la segunda
mitad del milenio 2 a.e.c. ya representa una fuerza importante en el Medio Oriente, mas el auge
de dicho pueblo comienza aproximadamente en el siglo 9 a.e.c. Los asirios vivieron al mismo
tiempo que el pueblo de Israel y fue uno de los reinos vecinos de Yehuda e Israel. En el año 723
Título en Historia del Pueblo Judío, y encima de la Universidad Hebrea de Jerusalem, ¿qué mas quieren?
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