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Métodos de La Ética

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El método de la ética

Para comprender el método de la ética distinguimos entre ética como saber teórico
y ética como saber práctico. En ese mismo ámbito presentamos el método
latinoamericano: ver-juzgar-actuar (pues conjuga lo teórico y lo práctico).

1. El método de la ética cómo saber teórico

En la mente humana se procede de dos maneras para la elaboración del saber.

Por inducción

Se pasa de la observación de los hechos particulares a la formación de


leyes o principios universales (Se elabora la definición).

Veamos un ejemplo:

- Verónica es una mujer que miente cuando platica

- Lucrecia también es una mujer que platica

- Por tanto, todas las mujeres mienten cuando platican

(Definición o formulación de un principio o una ley universal)

Por deducción

El proceso es el inverso al inductivo; aquí las leyes universales se aplican


a cosas particulares.

Veamos un ejemplo:

- Todas las mujeres mienten cuando platican. (Partimos del principio


o de las leyes universales).

- Lucrecia es una mujer que platica

- Por tanto, cada una de las mujeres miente cuando platica

La ética como disciplina filosófica aplica ambos métodos. Debe comenzar por el
método inductivo. En este caso se trata de observar escrupulosamente las
costumbres (ethos). Conocer el fenómeno moral para interpretarlo y descubrir su
significado.

En relación con esa observación, se avanza en el saber con el método deductivo.


Ya que, según Kant, la ética no versa sobre cómo son y actúan las personas, sino
sobre cómo deben ser y actuar.

Entre el ser y el deber ser hay un salto, un hiato, algo así como una distancia
infranqueable: la experiencia nos da hechos y no palabras; el ser, no el deber ser.

Ejemplo:

Es natural vivir conforme a la naturaleza humana de la razón (lo propio del


ser). De ahí no se sigue (deduce) que la acción sea moralmente buena (deber
ser).

Para determinar éticamente como deben ser las acciones humanas se debe partir
de algún postulado, imperativo categórico o principio teórico práctico, aceptado
universalmente por todos (culturas, pueblos, ethos) para aplicarlos después (a partir
del método deductivo) a las cosas y a situaciones particulares.

Ejemplo:

Los Diez mandamientos: “no matar”, “no robar” … “hacer el bien y no el mal”,
“obra de tal manera que trates siempre a las personas como fines y no como
medios”, “trata a los demás como quieres que a ti te traten” (Confucio, Máxima
de la regla de oro del cristianismo).

2. El método de la ética como saber práctico

Los principios y normas éticas no sólo deben elaborarse teóricamente, sino que
deben aplicarse a la praxis, a la vida diaria. ¿Eso es posible?

De otra manera: ¿Cómo se pueden enseñar y transmitir los valores morales?

Sigamos el análisis de esta cuestión a partir de la ética socrática.

A. Según Sócrates la virtud es un saber, y como tal se puede enseñar. De ese


modo nadie obra el mal voluntariamente, sino que cuando la persona actúa
incorrectamente, lo hace por ignorancia.

Por tanto.

No hay que castigar a quien obra mal (pues no ha actuado voluntariamente),


sino que hay que enseñarle (la virtud) para que aprende a obrar conforme al
bien y pueda identificarlo. Puesto que a la persona humana se le puede
educar moralmente, a la persona se le puede mejorar (a esta postura desde
el análisis crítico se le denomina optimismo socrático).
Sin embargo.

Este principio es útil en las sociedades modernas, como las nuestras,


aún en aquellas que se caractericen por ser premodernas o agrarias,
propias del ethos tradicional; donde se parte del supuesto que la
principal manera de mejorar una sociedad es a través de la buena
educación.

B. Otra forma extrema de responder a esta interrogante, sobre cómo enseñar los
valores, sería admitir que las virtudes y los valores no se pueden enseñar ni
transmitir. Cada cual adquiriría de una manera propia, personal, misteriosa e
intransferible.

En este sentido al optimismo socrático se le puede aplicar la frase del poeta


latino Ovidio Nasón: “Veo el bien y lo apruebo, y sin embargo hago el mal” la
máxima paulina: “No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero”.

Es decir,

La persona actúa mal con plena conciencia y, a veces, no puede


realizar el bien por mucho que se esfuerce. (Testimonio pesimista que
revela la realidad del comportamiento humano… la inclinación de
concupiscencia al mal en el misterio de la estupidez).

Finalmente digamos, respecto a la postura socrática, que debemos comprender el


pensamiento de Sócrates a partir del ethos griego.1

La enseñanza de la virtud no es puramente teórica, sino práctica.

Para los griegos la virtud era inseparable de lo bello.

Según Aristóteles. Sócrates tenía razón al afirmar que nadie obra mal
voluntariamente, si la persona humana fuera sólo razón, pero la persona es
inseparablemente pathos2 (pasión, instinto, animalidad) que a veces se

1
Ethos, tal como lo venimos entendiendo, es costumbre, modo de ser, comportamiento, carácter, hábito. La
segunda naturaleza moral. Se trata de una creación genuina y necesaria del hombre, pues éste desde el momento
en que se organiza en sociedad siente la necesidad imperiosa de crear reglas para regular su comportamiento y
permitir modelar así su carácter.
2
Pathos es uno de los tres modos de persuasión en la retórica (junto con el ethos y el logos). En la retórica de
Aristóteles, el pathos es el uso de los sentimientos humanos para afectar el juicio de un jurado. En el sentido
etimológico de la palabra, crear un argumento patético. Se puede utilizar este término para referirnos al
sufrimiento humano normal de una persona; el sufrimiento existencial, propio del ser persona en el mundo y
contrario al sufrimiento patológico o mórbido. Significa también pasión, desenfreno pasional no patológico
opone al dictamen sereno de la razón. Por eso hay problema moral. La
persona es un constructo complejo, compuesto por diversos estratos e
instancias que, a veces lucha entre sí.

Recordemos algunas máximas: “hay razones del corazón que la razón no


entiende” (Del filósofo Descartes, cantada por Fey). La persona es una
realidad sentiente (Xavier Zubiri, filósofo).

La ética en cuanto saber teórico, sistemático, racional, se puede enseñar lo


cual no significa que el maestro que la enseña la ponga en práctica.

Una recta conducta no se aprende sólo por la teoría, más bien es el resultado
de un adiestramiento, del ejercicio de la responsabilidad y de las experiencias
humanas de la limitación en el fracaso o el sufrimiento, por ejemplo, no de
una reflexión teórica.

Aristóteles decía que las virtudes (los valores morales) son hábitos buenos,
y como todo hábito, la única manera de adquirirlos es a base de repetición
de actos. Un hábito, una virtud, no se adquiere con una sola acción. Queda
demostrado en la disciplina de un atleta, en las dietas alimenticias para
equilibrar peso, en la organización del tiempo para quienes trabajan y
estudian, en quienes repiten actos de caridad.

La virtud (que muestra lo bueno del ser) embellece a la persona.

3. Método latinoamericano de la ética

Este método unifica en un mismo proceso los momentos teóricos y prácticos. Lo


hace considerando tres actos: ver (la realidad), Juzgar (iluminar la realidad) y actuar
(cambiar la realidad).

1. Ver

El ver es una metáfora. Indica el abrir los ojos y percibir los objetos que “están frente”
o “yacen delante” del sujeto perceptor.3 El conocer es ante todo un recibir desde
fuera. “No hay nada en el intelecto, que antes no estuviera en los
sentidos” (empirismo).

pero inducido. Se puede definir como: «todo lo que se siente o experimenta: estado del alma, tristeza, pasión,
padecimiento, enfermedad».
3
Cf. http://buscon.rae.es/draeI/SrvltGUIBusUsual?TIPO_HTML=2&LEMA=ver
Cuando conozco necesariamente parto de un contexto previo que condiciona el
entendimiento. No es lo mismo conocer que es la guerra y la violación de los
derechos humanos estudiando en un libro, o viéndolos en un video, que siendo
víctima directa. Mi vida entra en el conocimiento y se funde en él.

Los intereses guían el conocimiento. Cuando tengo interés en algo aprendo más
rápido y mejor. No hay conocimiento ni visión neutral. Nos acercamos a la realidad,
para conocerla, juzgarla y transformarla.

En este sentido el ver, supera la visión porque no sólo es un acercamiento a la


realidad, sino que ya incluye un análisis de la situación y de sus causas, y una
observación de tendencias:

- En varias ocasiones se utiliza para el ver el esquema las “luces y sombras”.


Otras veces se usa el esquema de “fortalezas y debilidades”, las primeras
indicarían los logros, y las segundas las fallas y debilidades.

- El separar luces de las sombras permite individuar las fortalezas y las


debilidades. Sin embargo, a veces se puede caer en un cierto maniqueísmo,
olvidando que las sombras sólo se perciben donde hay luces, y que las luces
generan sombras. Esto significa que la realidad muchas veces no es toda blanca
o toda negra, como nos lo recuerda la multitud de tonalidades grises. Igualmente,
la separación de luces y sombras puede causar la impresión de una cierta
contradicción porque lo que se afirma como positivo en las luces, se pudiera
indicar también como negativo en las sombras.

- En otras ocasiones se recurre al método de indicar las luces junto con las
sombras, indicando mejor las matizaciones. Existe, sin embargo, la tendencia a
cargar las tintas sobre lo negativo.

- En el ver se indican también las causas y tendencias de las situaciones, porque,


más allá del dar respuesta a lo inmediato, se pretende lo que se quiere lograr en
los años venideros, superando la tentación de reducirse sólo visualizar y
proyectar a lo circunstancial o coyuntural.

En este sentido Casiano Floristán,4 habla de tres tipos de observaciones:


espontánea guiada y crítica.

1. Observación espontánea: los resultados son extraídos a partir de la experiencia


común, válida, aunque a veces engañosa y un tanto subjetiva. No es fácil atisbar

4
FLORISTÁN Casiano, Teología práctica, 389-390. Cf. también su voz: “Ver-juzgar-actuar” en el Nuevo
Diccionario de Teología Pastoral, 1565.
las vivencias y experiencias personales y sociales, y distinguirlas de las matrices
de opinión generalizadas.

2. Observación guiada: utiliza técnicas e instrumentos de análisis apropiados,


como entrevistas, encuestas, estadísticas, recopilación documental.

3. Observación crítica: trata de conocer la realidad en profundidad. Se propone


estudiar el fondo ideológico de las personas (valores, normas y acciones), su
horizonte simbólico, y la filosofía imperante (conjunto de principios).

En síntesis

“Ver es el momento de toma de conciencia de la realidad. Es partir de los hechos


concretos de la vida cotidiana para no caer en suposiciones ni abstracciones y
buscar sus causas, los conflictos que generan y las consecuencias que pueden
prever para el futuro”. 5

Cuando más seriamente se realice el análisis en el ver y se identifiquen las causas


de las situaciones, más eficientemente se podrán proponer acciones
transformadoras orientadas a atacar las raíces de los problemas.

Sin pretender ser exhaustivos, ni realizar análisis totalmente científicos, es de gran


utilidad el recurrir a los instrumentos de las ciencias sociales. De la seriedad del ver,
del análisis de la realidad, dependerá el éxito del método.

2. Juzgar

2.1. El juicio y el juzgar

El juicio, que es el acto de juzgar, tiene una polivalencia semántica. José


Ferrater Mora recoge 10 significados filosóficos importantes, de los que reseñamos
los tres primeros:

1. Juicio es el acto mental por medio del cual nos formamos una opinión de algo.

2. Juicio es el proceso mental por medio del cual decimos conscientemente que
algo es de un modo o de otro.

5
CELAM, Civilización del amor, tarea y esperanza. Orientaciones para una pastoral juvenil latinoamericana,
Bogotá 2001, 297.
3. Juicio es la afirmación o negación de algo (de un predicado) con respecto a algo
(un sujeto).6

Es cierto que hay un juicio en el ver: cómo es la situación. En el juzgar nos


encontramos con una valoración: cómo debería ser.

El juicio indica especialmente la facultad de juzgar, típica del hombre, único


animal capaz de formular juicios en vez de limitarse a tener impresiones. El juicio
supera la intencionalidad pre-objetiva o subjetiva de las percepciones sensoriales,
y se eleva a la objetividad de la razón.

El juzgar implica una valoración de la realidad. Se trata del marco referencial.


Explicita ciertos criterios que sirven de medida para valorar la realidad y para
calificarla. Siendo valoración de la realidad, el juzgar es eminentemente moral.
Expresa el deber ser, lo bueno y lo malo, lo conveniente, lo humano.

2.2. Juzgar como segundo momento del método ético

«Juzgar» es el proceso de interpretar lo que hemos observado en la sección del


«ver» desde el punto de vista ético, ¿qué dice Dios, la ética, respecto a esa situación
o circunstancia? Desde el punto de vista moral ¿Cómo debe ser el comportamiento
humano?

El “Juzgar” incluye dos momentos: el de la iluminación antropológica constituida por


los fundamentos éticos que iluminan la situación, y el diagnóstico, formulado como
“Desafíos”, o sea, lo que falta a la situación para alcanzar el ideal descrito en la
iluminación.

Interpretación

El juzgar es una interpretación ética de la situación. Como tal está guiada por la
hermenéutica, el arte de comprender e interpretar. En la acción ética se pretende
verificar la calidad humana, la validez de las experiencias, la experiencia religiosa,
las relaciones comunitarias, las conductas éticas y los compromisos.

3. Actuar

6
FERRATER MORA José, “Juicio” en Diccionario de Filosofía II, Alianza, Madrid 1982, 1970. Cf. el clásico
HOENEN Petrus, La théorie du jugement d'après St. Thomas d'Aquin, PUG, Roma 1953.
«Actuar» aquí significa que el análisis de la realidad (VER: acto primero), el
discernimiento y la reflexión ético moral (JUZGAR: acto segundo) están orientados
a la acción que busca transformar la realidad.

El actuar tiende al cambio de la realidad de la que se ha partido. El “Actuar” expresa


lo que hay que hacer para dar respuesta a las situaciones analizadas y valoradas
en el juzgar. Se trata de trazar líneas de acción y orientaciones, de operativizar los
desafíos planteados. Se trata de dar respuestas concretas, de contribuir al ser
auténtico, de proponer sugerencias y experiencias, de ofrecer orientaciones.

La primacía de la práctica

El actuar nos recuerda la primacía de la práctica. Marx ha sido uno de los pioneros
en mostrar la relevancia filosófica de la praxis como alternativa al idealismo. La tesis
“hasta ahora los filósofos se han preocupado de comprender el mundo, ahora se
trata de transformarlo”, reivindicó un lugar privilegiado a la praxis como lugar
filosófico.

Sin embargo, ya san Basilio señalaba que la acción es el principio del conocimiento.
Mauricio Blondel hizo de la acción el punto de partida de todo su pensamiento.7 La
filosofía contemporánea, tanto en las corrientes analíticas como en las
fenomenológicas, ha prestado una creciente atención a la acción.

La primacía de la práctica ha sido una intuición fundamental del método ver-juzgar-


actuar y de la teología de la liberación latinoamericana. 8 No se trata ya de un
concepto abstracto de la praxis o como objeto ideal de estudio9 sino de una práctica
concreta.

En síntesis

La acción es el proyecto de transformación de la realidad. Equivale a trazar


tareas y quehaceres, de acuerdo con el juicio de la situación según “lo humano”, “lo
divino”. La tercera fase del método corresponde a la pregunta ¿Qué debemos hacer
para cambiar la situación?

7
Cf. BLONDEL Maurice, La acción. Ensayo de una crítica de la vida y de una ciencia de la práctica
(1893), BAC, Madrid 1996.
8Cf. GONZALEZ Antonio, “Vigencia del «método teológico» de la teología de la liberación”
en Revista Latinoamericana de Teología, http://www.sjsocial.org/relat/164.htm
9
Cf. METZ Johann Baptist, Teología del mundo, Sígueme, Salamanca 1970.
El actuar impide que la reflexión quede en lo abstracto. Se debe estar atentos
para que lo que se proponga realizar sea factible, y al mismo tiempo fruto maduro
de la reflexión realizada.

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