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Proyecto Etico Politico Del Trabajo Soci
Proyecto Etico Politico Del Trabajo Soci
Proyecto Etico Politico Del Trabajo Soci
Presentación
Este proyecto fue estudiado durante algunos meses, luego en febrero de 1987 el
Consejo de Facultad informa a la comunidad universitaria el estado de los diez diseños
curriculares en los que la facultad estaba empeñada, entre los que se encontraba el de
Promoción Social, pero teniendo en cuenta los procesos que se vivían a nivel de
América Latina en la época, las recomendaciones de la Comisión evaluadora designada
por el ICFES que visitó a la Universidad en diciembre de 1986, y las propias discusiones
internas, se cambió el nombre por el de Licenciatura en Promoción de la Comunidad,
además este ampliaba las posibilidades laborales de los egresados.
En el año 2004 Desarrollo Social y Comunitario inicia gestiones para la obtención del
registro calificado, para lo cual elabora el documento que da cuenta de las condiciones
mínimas de calidad consideradas por el Decreto 2566 de 2003 y que todo programa
académico debe reunir. Con base en él, el Ministerio de Educación Nacional envía
pares académicos a mediados del año 2005 y sus recomendaciones y sugerencias, así
como las de la Sala de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes se dan a conocer a
través del Auto firmado por el Viceministro de Educación Superior del 21 de abril de
2006. Entre esas recomendaciones, además de la necesidad de nombrar docentes de
planta, ampliar la base bibliográfica e incentivar la formación de postgrado de los
profesores, el MEN sugiere cambiar la denominación de Desarrollo Social y Comunitario
por la más genérica de Trabajo Social, pero conservando el pensum ya que estaba muy
bien consolidado en las áreas de fundamentación y prácticas.
La dirección del programa propicia la discusión con todos los actores: estudiantes,
egresados, docentes y por mayoría se decide el cambio de denominación de Desarrollo
Social y Comunitario por Trabajo Social; se ajustó el plan de estudios en aquellos
elementos que como el trabajo con familias y la revisión histórica de la profesión eran
obviamente débiles. Se construye un nuevo documento de Trabajo Social, atendiendo
las recomendaciones y es enviado al MEN en julio de 2006. En noviembre del mismo
año la Universidad recibe copia de la Resolución 5961 del 29 de septiembre de 2006,
por medio de la cual el Vice ministerio de la Educación Superior otorgó Registro
Calificado al programa Trabajo Social por el término de siete años. Así nace este
programa, que decide “migrar” a todos sus estudiantes (quienes habían iniciado
Desarrollo Social y Comunitario) al nuevo programa, por lo que en julio de 2007
(después de un plan de ajuste y transición) titula su primera promoción.
De esta manera se encuentra que a través de una de las líneas de investigación y los
diversos proyectos, eventos y encuentros de extensión, el programa de Trabajo social
de la Universidad del Quindío se ha trabajado de manera colectiva con las poblaciones
de base que llevan a cabo procesos de resistencia frente a los megaproyectos o
incidencia en la defensa del territorio y el ambiente.
Adicional a esto, ética y fundamentos del trabajo social son los dos espacios académicos
que de manera explícita, en los microcurriculos, abordan el debate de lo ético político
y se aproximan a unas reflexión que permiten reconocer la relevancia de esta dimensión.
Nos hemos dado a la tarea de revisar y conversar con diferentes autores interesados en
el proyecto ético-político del Trabajo Social, para interpelar nuestras ideas y construir
nuestra particular manera de comprender el tema. Desde este ejercicio, nos acercamos
a Montaño, Aquín, Barroco, Foscólo, Travi, y desde una perspectiva más local a Tapiro.
Los principales aportes de estos autores los podemos expresar de la siguiente manera:
María Lucia Barroco: Plantea la reflexión sobre ética desde la perspectiva ontológico-
social como la capacidad teleológica del hombre de crear valores y alternativas, elegir
entre alternativas de valor y proyectar idealmente la acción. Propone la libertad como el
valor fundamental, especifico, creado por el hombre, que idealiza la práctica y por tanto
está presente en los proyectos sociales orientados a la emancipación. Para que la
libertad tenga existencia objetiva, los hombres precisan eliminar situaciones que
impidan su vivencia, su experimentación. Entonces la libertad es valor y practica
consciente, pues para objetivarse entra en un campo de lucha entre ideas y proyectos
contrapuestos, ese campo es la política. Así la política es la forma de realización de la
libertad y de los valores éticos conscientes y que es preciso objetivar.
Define la ética como un conjunto de valores que forma parte de proyectos sociales,
profesionales e individuales cuya realización, que es política en tanto se efectúa entre
ideas opuestas en la sociedad, supone una acción práctica consciente en dirección a
algo colectivamente considerado como justo o correcto.
Llega a definir la ética profesional como un conjunto de valores y principios éticos
orientados por un referencial filosófico, reproducidos en la práctica cotidiana y
formalizados en un código de ética. Sin embargo, recalca que la ética profesional hace
parte de otras dimensiones del trabajo social, con las que se relaciona, apunto tal que
es transversal a ellas. Esas dimensiones son la teórica, la moral práctica y la normativa.
Así la realización ética supone el reconocimiento de la interrelación entre estas
dimensiones y no se reduce al establecimiento de un código formal. En ese mismo
sentido insiste en que las normas no son meras obligaciones formales cuando los
profesionales se reconocen allí y tal reconocimiento está dado por la participación y el
debate crítico sobre la práctica profesional y la realidad nacional.
Enfatiza en que la trayectoria de la profesión está marcada por el conservadurismo ético
que predomina hasta la década de 1960, cuando se abre nuevas posibilidades con el
Movimiento de la Reconceptualización, en el cual se devela el significado social de la
profesión de recrear estrategias y finalidades en términos de proyectos profesionales
con dirección social y política conscientemente asumida.
Manifiesta que la acción profesional no es neutral cuando afirma que toda ética
profesional- independiente de sus formas particulares- se vincula a proyectos
profesionales y sociales e interfiere en la realidad reproduciendo valores sociales
políticamente direccionados. Para analizar esta proposición observa la constitución y
significado de la profesión en el proceso de producción de las relaciones sociales
capitalistas.
Cita a José Paulo Netto, para analizar las condiciones favorecedoras para la
consolidación de una ética profesional, las cuales se resumen en, por un lado, una base
social objetiva que contribuya para la ampliación de una consciencia social critica con
capacidad teleológica de libertad (que implica la organización política del colectivo
profesional y su articulación con otras profesiones y fuerzas progresistas opuestas al
proyecto burgués) y por otro lado contextos socio-históricos donde las contradicciones
pueden ser aprehendidas y develadas en su significado ético-político.
Carlos Montaño: Frente a la crisis general (Netto) que enfrenta el capitalismo, éste
impone una respuesta hegemónica derivada del consenso de Washington, que es el
proyecto neoliberal que impuso medidas económicas en América Latina.
Las políticas sociales son sustantivamente alteradas en sus orientaciones y en su
funcionalidad pues frente a la crisis del capitalismo el neoliberalismo pretende la
reconstrucción del mercado, reduciendo y eliminando la intervención social del Estado
en diversas áreas y actividades. Se le da un nuevo trato a la cuestión social,
respondiendo al ámbito individual e inmediato, constituyéndose en actividades
filantrópicas o en servicios comerciables antes que en derechos sociales. Las políticas
sociales son así privatizadas transferidas al mercado, la universalidad cede paso a la
focalización, donde se atienden sectores portadores de necesidades puntuales, que
permite su precarización; son también descentralizadas administrativamente,
conduciendo a las regiones pobres a sortear sus repuestas sociales con recursos
precarios.
Desde los aportes de Tapiro, (2013, p.5) “Lo ético y lo político no son dimensiones
aisladas, la primera es la reflexión sobre los valores que orientan nuestra vida
(incluyendo nuestro ejercicio profesional), pero dichos valores pueden ser pensados
desde lo singular de un sujeto o desde lo universal del ser social, es decir de la
humanidad como construcción histórico-social en la búsqueda de satisfacción de sus
necesidades. Se hace necesario develar la moral determinada socialmente como
legitimidad de unos ciertos valores, que, en realidad, en una sociedad de dominadores
y dominados, son los valores de quienes son dominantes, que a su vez son reflejo de
relaciones sociales existentes; por lo tanto, cabe decir que, en la sociedad capitalista,
de explotadores y explotados, relación fundamental para la reproducción de este orden
social, los valores hegemónicos han sido los valores del ethos burgués.”
Desde los aportes de Travi, (2006. P 60) se hace una necesaria recuperación y
visibilización del proceso histórico del Trabajo Social en su proceso de
profesionalización. Desde allí enfatiza en el papel que desempeñaron las pioneras como
investigadoras, académicas con actitud crítica que les motivaba a inquietarse por la
situación vivida en su contexto, lo cual las llevó a asumir luchas por la reivindicación de
los derechos y la dignidad humana. En este sentido, la autora cuestiona las ideas de
caridad, asistencia y filantropía con las que se ha querido analizar la historia de la
profesión y argumenta que estas eran muestras de la solidaridad humana más no las
evidencias de un Trabajo Social científico profesionalizado. Desde esta perspectiva,
sostiene que en cada momento histórico se ha incluido una dimensión ética y política
para la profesión, en tanto su praxis ha estado orientada por “determinados valores
sociales e inspirada en ciertos principios, y dicho posicionamiento, más allá de nuestras
interpretaciones o preferencias, está claramente expresado en todo momento: en los
inicios de la profesión, en la reconceptualización y en la actualidad, como claramente se
desprende de las producciones teóricas y escritas”(2006, p. 60). De aquí, uno de los
principales llamados que realiza la autora es a estudiar la profesión sin un tono
descalificador, y desde un ejercicio investigativo que recobre fuentes documentales de
los escritos de Trabajadores Sociales, lograr analizar cuáles fueron los principios éticos,
políticos que orientaron la acción profesional históricamente, y cuáles dependiendo del
contexto actual, deben ser cuestionados, reemplazados o reconocidos por su vigencia.
Por este motivo, Fóscolo valida la justicia dinámica al mencionar que “el trabajador social
que se hace eco de la experiencia de los oprimidos puede comprometerse en la
invalidación de normas institucionales, si estas no responden a la experiencia histórica”
es desde este punto de vista que cobra gran importancia reconocer al sujeto emergente,
sus necesidades y sus valores e interpelar a las instituciones. En este sentido, se
propone que la estructura axiológica autentica ha de ser abierta, de tal forma que
permita el surgimiento de nuevos valores. Finalmente la autora asume que el “trabajador
social como ciudadano que tiene una relación preferencial con el sistema de justicia
puede aportar a la realización de la ciudadanía de los co-sujeto de intervención” es por
esto, que se recalca la importancia de los valores y la ética ciudadana como la forma de
materializar lo público y lo político.
Este ejercicio lo que nos lleva a concluir es que es necesario continuar con la discusión
sobre el tema en las escuelas, que resulta ser de gran vigencia y relevancia para la
praxis, la cual, desde las diferentes posturas revisadas, debe ser asumida
reflexivamente y no de manera instrumental; que se hacen necesario cuestionar la
formación profesional, la forma en que se analizan los códigos de ética, fortalecer la
organización gremial y el análisis de los contextos para que con base en estos se
puedan proponer proyectos conjuntos a nivel profesional.
Teniendo como base estos elementos, este acercamiento, más que certezas y
claridades nos ha dejado cuestionamientos, los cuales nos comprometemos a
reflexionar y a compartir en posteriores encuentros. Tales preguntas hacen referencia
a:
4. A manera de propuestas….
Uno de los principales retos que se hace necesario seguir trabajando tiene que ver con
asumir la praxis profesional desde un ejercicio reflexivo, propositivo, en el que se logre
avanzar de una acción tecnocrática hacia la comprensión, problematización y
transformación de las realidades abordadas. Esto implicaría continuar re-pensando las
prácticas, la forma en la que se conciben desde nuestros programas, en nuestro caso,
buscando que no se limiten a la aplicación de modelos, de planes de trabajo, de lo
“aprendido” en la carrera, se trata de trascender del escenario de lo instrumental, hacia
el de la creatividad, la colocación en contexto (Zemelman, 2005) y la crítica. Esta última
teniendo en cuenta los aportes de Travi, (2010, p. 4) asumida no como descalificación,
ni basada en opiniones, ideologías y cierta liviandad simplista. Se trata de transitar hacia
la argumentación fundamentada en el estudio comprensivo, contextual y disciplinado de
los autores, los libros, las ediciones y la historia.
Otro de los asuntos en los que se hace necesario seguir transitando, es en el
fortalecimiento de las asociaciones, agremiaciones de profesionales y estudiantes, con
el objetivo, entre otras cosas, de discutir y construir colectivamente estrategias de
movilización para hacer frente a la vulneración de derechos, las injusticias. Fijar
intenciones conjuntas como lo propone Aquín (2005. P. 79) a través de “la recuperación
de convicciones fundadas, no fanáticas y de utopías razonables, no prometeicas, que
permitan dar razón a lo que hacemos”.
En la línea anterior, si bien lo ético-político se aborda como parte de los ejes formativos
de algunas de las materias en nuestro programa, se hace necesario en la reforma a la
malla curricular que estamos emprendiendo en estos momentos, hacerlo visible, tal vez,
en una actividad académica destinada exclusivamente para este proyecto; sabemos que
no se agota en esta instancia, pero puede ser una de las tantas estrategias que nos
permitan continuar encontrándonos para interpelarnos con relación a nuestros
proyectos colectivos, societales y a las alternativas para movilizarnos. En definitiva,
creemos importante que tal discusión no se diluya entre las materias que forman parte
de nuestra malla y dependan de la libertad de cátedra de quienes las orientan.
BIBLIOGRAFÍA
Aquín Nora. Pensando la dimensión ético-política del Trabajo Social. En: Revista de
Trabajo Social, No. 1. Medellín, enero-junio de 2005. Pág. 72-83.
Aquín, N.; Nucci, N.; Acevedo, P. (Agosto, 2006). Los sujetos de la intervención
profesional: concepciones, justificaciones y decisiones a partir de las cuales los
trabajadores sociales desarrollan sus intervenciones. Ponencia presentada en el
encuentro: 33° Conferencia Mundial. Crecimiento y Desigualdad: Escenarios y desafíos
para el Trabajo Social del Siglo XXI. Santiago de Chile.