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Otros Petroglifos

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Otros petroglifos cerca de Pusharo

Para completar este estudio, debemos mencionar la existencia de


otros petroglifos se�alados en la regi�n de Pusharo. As� es como
los Cusque�os Santiago Y�bar y Eduardo C�ceres, que
acompa�aron al doctor de Arequipa Carlos Neuenschwander en su
expedici�n de 1969, declararon haber encontrado varias paredes
cubiertas de grabados, a 5 km aproximadamente despu�s de la
segunda pared, siguiendo la misma senda inca.

De la izquierda a la derecha: Justo Figueroa Lucana, Zenon Buenaventura Iquiapaza Vargas, Thierry Jamin,

Hermogenes Figueroa Lucana y Edward Valenzuela Gil, alrededor del pe�asco grabado de San Antonio. La roca

evoca r�os o posiblemente antiguos caminos incas. �Hacia d�nde conducen? (Foto: Thierry Jamin, mayo de

2009)

Por su parte, Patricia Vega Centeno menciona en su Memoria una conversación


personal que mantuvo con Machiguengas de la comunidad de Palotoa-Teparo,
según la cual existirían petroglifos en la parte alta del río Sinkebenia, llamados
"Manique". Pero parece que se trata de los mismos grabados ya indicados
por Neuenschwander.

El explorador americano G. Cope Schellhorn publicó en el Año 2000 un artículo


en el estudio "Ancient American" relativa a una expedición que habría ido a la
región de los nacimientos del río Inchipiato, al sur de las "pirámides"
de Paratoari. Uno de los miembros de esta expedición, el mismo Santiago Yábar
habría encontrado allí nuevos petroglifos en una pared vertical localizada sobre
lo que denominó "el brazo N° 3 del Río Inchipiato".

Al observar las fotografías que tomó, una duda subsiste sobre la realidad de
este descubrimiento. Las fotos parecen representar grietas naturales en la roca
más que grabados hechos por el hombre.

Durante nuestras diversas campañas de investigaciones en el mismo sector,


varios habitantes de la comunidad de Llactapampa, situada entre el río Alto
Madre de Dios y el Paratoari, nos han comentado también la presencia de tales
petroglifos en el sector norte de las "pirámides", cerca de las fuentes de uno de
los "brazos" del Inchipiato, llamado río Rojo, debido al color rojo de la tierra y de
los minerales que allí se encuentran.

Guiados por un joven muchacho de esta comunidad, Juan de Dios, nos


propusimos, en agosto del 2001, encontrar estos petroglifos susceptibles de
suministrarnos informaciones importantes sobre una eventual ocupación de la
zona del Paratoari en un determinado tiempo. Desgraciadamente, después de
caminar largas horas en medio de las "pirámides" y entre las rocas y la
vegetación abundante, estos famosos petroglifos siguieron siendo imposibles de
encontrar.

Los petroglifos de Puerto Maldonado. Localizados a seis kil�metros al norte de Puerto Maldonado, en una orilla del
r�o Alto Madre de Dios, estos glifos presentan una gran similitud con los del Sector I-A de Pusharo. (Foto: Thierry

Jamin, julio de 2009)

Juan de Dios sostuvo sin embargo que sí existen realmente y me hizo de ellos
un dibujo bastante preciso. Se trataría, según su opinión, de una roca de unos
cuatro metros de altura, cuya forma general recordaría la de una llama, en la
cual se habrían grabado algunos signos  más o menos abstractos que evocarían
"letras latinas". Sería interesante encontrar estos glifos para compararlos con los
de Pusharo.

Jorge Ladrón de Guevara, al explorar las fuentes del río Carene o Colorado, en
el lugar preciso donde se encuentran las del río Nusiniscato, afirma por su parte
haber divisado "en un cañón muy profundo, varios petroglifos tallados en una
inmensa pared rocosa [... ] semejantes a los de Pusharo".

Los petroglifos de Q'eros, o de Jingkiori, en el idioma huachipaire, situados en el


distrito de Kosñipata, de la provincia de Paucartambo, a unos 50 km en línea
recta de Pusharo, fueron descubiertos, fotografiados y reproducidos sobre calco
por el Padre dominico José Álvarez, el 13 de diciembre de 1942, durante su
corta visita a un grupo de Nativos huachipaires del río Eori o Q'eros.

Debemos la documentación más completa y el análisis de sus petroglifos a la


arqueóloga argentina Alicia Fernández Distel, que estudió los grabados desde el
principio de los años '70'.

Patricia Vega Centeno dedicó, en su estudio ya citado, un trabajo interesante


sobre estos mismos petroglifos. Fueron ejecutados en la parte superior y en los
lados de una gran roca de color rojizo situada a la orilla del río Q'eros. Los
veintidós motivos identificados representan figuras curvilíneas, combinadas con
líneas rectas y con otros elementos geométricos más o menos complejos, como
círculos simples o concéntricos, espirales simples o dobles, etc. También se
nota un elemento de simetría axial, y un motivo con forma de reloj de arena
subrayado, representado horizontalmente. Éste está también presente en
Pusharo. Hay también motivos cruciformes, a veces como marcados con
rotulador, pero sin presencia de superposiciones o interconexiones. Según
Cornelius Dubelaar, cuatro de estos motivos (espirales dobles y cruces
resaltadas) coincidirían con estos famosos motivos pilotos amazónicos. Un
estudio comparativo más avanzado debería establecer numerosas conexiones
entre estos grabados y los de Pusharo.
En la zona arqueol�gica de Mameria, esta roca ha sido cavada por siete hoyos circulares. Las cavidades parecen

indicar la direcci�n del norte. Antiguas construcciones y andenes incas han sido localizadas en las cercan�as.

(Foto: Thierry Jamin, mayo de 2009)

En otro lugar, en las montañas del distrito de Lares, en la provincia de Calca, en


el Departamento de Cusco, al límite del Parque Nacional del Manú, otros
petroglifos, conocidos bajo el nombre de Demarcación o de Wallpa Mayta,
fueron señalados por primera vez por Nicole y Herbert Cartagena hacia fines de
los años ‘70. Se trata de petroglifos y de pinturas rupestres, de estilo
mayoritariamente figurativo, con representaciones de llamas y motivos
antropomórficos, entre los cuales cabezas o máscaras de rasgos simples,
morfológicamente diferentes de los de la pared principal de Pusharo. El pintor y
periodista cusqueño Manuel Gibaja, cuyo suegro era precisamente dueño de
una granja en el territorio de estos petroglifos, visitó el sitio en dos
oportunidades en los años '90 y realizó una serie de fotografías de los grabados
y de las pinturas. Hizo muy bien, ya que el sitio fue algún tiempo después
dinamitado por buscadores de tesoros, lo que destruyó definitivamente una
parte importante de estas expresiones rupestres.

No lejos de allí, en la localidad de San Antonio, al norte de Calca y Amparaes,


una roca cubierta de curiosos rayados y de hoyos circulares evoca "lagos" y una
red de "caminos" o de "ríos" entrecortados de "saltos de agua". Unos habitantes
de San Antonio todavía se acuerdan cómo, hace varios años, el Padre salesiano
Polentini ¡quería robar el peñasco por helicóptero! La población local se había
opuesto fuertemente al eclesiástico, que veía en esta roca como un "mapa que
podía conducir hasta el Paititi".  Finalmente Polentini renuncio a su funesto
proyecto.
En otro sector de Mameria, Thierry Jamin estudia nuevos petroglifos, descubiertos con ocasi�n de su campa�a de

investigaci�n de mayo de 2009. (Foto: Thierry Jamin, mayo de 2009)

Más lejos aún de Pusharo, a unos 100 km de distancia en línea recta,


señalemos la zona de los petroglifos de la provincia amazónica de La
Convención, en el Departamento de Cusco. Se estudió en los años '40 por el
investigador alemán Christian Bües y actualmente por el arqueólogo de Cusco
Enrique Gamonal Quillili.'

A 230 km más al este se puso recientemente al día un bloque rocoso cubierto


con grabados en el sector de Triunfo, a orillas del río Alto Madre de Dios, no
lejos del río Tambopata, en los alrededores inmediatos de la ciudad moderna de
Puerto Maldonado, capital del Departamento del Madre de Dios.

La localización de nuevos petroglifos, en las zonas vecinas de Pusharo, sigue


siendo una tarea difícil que no está dispuesta a detenerse, tan complicados
siguen siendo la naturaleza y el acceso a estas zonas lejanas. Hace poco
tiempo, informaciones circulaban ante el INC de Cusco, según las cuales se
habría descubierto un sitio similar al de Pusharo cerca de las fuentes del río
Colorado, al sur de la Reserva Nacional de Amarakaeri.

Por fin, acabemos esta lista no exhaustiva, señalando la presencia de varios


sitios de petroglifos en el área arqueológica de Mameria, situada en la zona
reservada del Parque Nacional del Manú, a una cuarentena de kilómetros, en
línea recta, de Pusharo. Aquí, un peñasco ha sido cavado por hoyos circulares y
ordenados de manera geométrica. Podrían dar una dirección: el norte (?). Allí,
otro peñasco es recubierto con una docena de motivos repetitivos parecidos a
las figuras del Sector I-A de Pusharo. Estos petroglifos, que estudiamos durante
de nuestra campaña de investigación en la zona de Mameria, en mayo del 2009,
no habían sido señalados antes.
El establecimiento de una base de datos sobre los lugares mencionados más
arriba permitiría estudiar y comprender mejor el sentido oculto de todos estos
grabados, gracias a trabajos comparativos. Así pues, al definir sus analogías y
sus diferencias y al estudiar los mitos y las tradiciones de los Andes y de la
Amazonia, lograremos tal vez comprender la integralidad del mensaje de
Pusharo.

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