Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

F. Quesada Los Escipiones, Generales de Roma

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 12

Los Escipiones,

generales de Roma

Fernando Quesada Sanz


Universidad Autónoma, Madrid
Si alguien cree que en el arte de la guerra hay algo más importante
que conocer las preferencias y el carácter del general enemigo,
es un ignorante y está cegado por la soberbia.
Polibio (Historias 3, 81, 1)

Pocos historiadores o militares suscribirían hoy sin crí- brutal tensión de las operaciones (y más hoy en día, cuan-
tica estas palabras de Polibio, escritas en el s. II a.C. La do se prolongan ininterrumpidamente incluso de noche
logística, el entrenamiento, el equipamiento y en general durante días o incluso semanas) se asegura un estándar
la ‘‘doctrina’’1 son hoy factores, por lo común, conside- medio de acciones y soluciones ‘‘correctas’’, y una uni-
rados como más relevantes que el generalato, conver- formidad de comportamiento para tratar de reducir al
tido en la guerra actual en buena medida en actividad máximo la inherente impredecibilidad de las acciones
de tecnócratas uniformados y muy bien formados.2 De militares. El sistema busca asegurar que cada mando
hecho, el sistema de Academias Militares universalmente escoja la mejor opción posible en cada ocasión, y que la
extendido está diseñado para, mediante la enseñanza de maquinaria sea casi intercambiable en sus partes. No se
la doctrina y su acompañamiento de prolijos manuales busca anular la asunción de riesgos calculados, pero si esa
que cubren todas las escalas de las operaciones, desde acción se aparta del marco de la doctrina, quien la tome
acción individual a la estrategia global, uniformizar las se arriesga, en caso de fracaso e incluso si es exitosa, a
acciones de los militares. Por supuesto que se fomenta la acciones punitivas, o como mínimo al final de su carrera.
iniciativa individual, no se trata de formar robots, pero El modelo de general actual es más Eisenhower o Bradley
dentro de un marco general de orientaciones doctrinales que Patton; más Frido von Senger und Etterlin que Rom-
consideradas las más adecuadas. De este modo, bajo la mel, Escipión Emiliano más que Cayo Flaminio.
En el mundo antiguo el mando no funcionaba de este
modo. No existiendo academias o doctrina en el sentido
1
Entendiendo como ‘doctrina’ de un ejército su ‘idea central’ teórica, una serie moderno de la palabra,3 la discrecionalidad del mando
(normalmente pero no siempre) explícita y articulada de principios y funda-
mentos generales que orientan y condicionan la organización, equipamiento,
del general era mucho mayor, y el ejército en su con-
adiestramiento, enseñanza y táctica de un ejército. La doctrina compartida por junto dependía en mucha mayor medida de la actuación
los militares de un ejército delimita su comportamiento y muestra los pasos a
seguir en caso de guerra. Una doctrina dada surge como resultado del análi-
de una sola persona. Es cierto que desde mediados del
sis de los principios del Arte Militar, que pueden ser interpretados de distinto s. IV a.C. existían en Grecia algunos ‘‘manuales’’ milita-
modo por Estados diferentes en el mismo momento histórico o en momentos
diferentes.
2
Aunque sin duda la naturaleza de su trabajo sea excepcional y exija también
cualidades excepcionales raramente necesarias o valoradas en el ámbito ‘civil’ 3
Desde la segunda mitad del s. XVIII y la Ilustración.

5
Los Escipiones, generales de Roma Fernando Quesada Sanz

res, como el de Jenofonte sobre el jefe de caballería o el prestigio a ganar, por la consecución de grandes botines Algunos reyes/generales helenísticos sucesores del gran de cualquier otro ejército. Es cierto que, como ha recalca-
de Eneas sobre poliorcética, pero eran trabajos indivi- (Shatzman, 1972; Coudry y Humm, 2009) y del ansiado Alejandro, como Perseo de Macedonia, cometieron a do Rosenstein (2007) el estudio cuidadoso del curriculum
duales no doctrinales ni de extendida difusión, aunque triunfo o al menos de la ovación (Beard, 2007), por la principios del s. II a.C. –y pagaron por ello– el error militar de los altos mandos romanos exitosos y fracasa-
probablemente generales como Escipión Africano los captación de clientelas extranjeras que pudieran serles de menospreciar la comparativamente sencilla estruc- dos no sea muy diferente en el sentido de que un general
conocían. De ahí que Polibio, él mismo militar con expe- útiles en el futuro (Badian, 1958), y en general por la tura del ejército romano, todavía por entonces formado derrotado podía volver a ejercer un mando, y de que el
riencia, pudiera abrir sus reflexiones sobre la conducción suma de ventajas a obtener de cara a la perenne com- por una milicia ciudadana de guerreros a tiempo parcial sistema político procuraba evitar la repetición del mando
de la guerra del modo que hemos citado al comienzo, petitividad entre las grandes familias romanas (Nicolet, que se costeaban su armamento según su posición en el militar supremo, el consulado, de manera que a menudo
enfatizando el decisivo papel del general. Eso no se debe, 1982; Rosenstein, 1990, 2007). Pero siendo todo eso censo de riqueza, por oposición a los profesionales ejér- los cónsules eran inexpertos en el ejercicio de ese nivel
o al menos no se debe solamente, al énfasis sobre ‘‘la gran cierto, la imagen que han contribuido a transmitir gran- citos reales griegos con sus sofisticados arsenales y tro- de mando supremo, pese a su larga experiencia militar pre-
persona’’, la figura individual decisiva (idea por otro lado des películas como el Espartaco de Kubrick (1960) del pas a tiempo completo (Livio 42,52,10-11). Perseo sin via en escalones inferiores. Pero también es cierto que la
tan natural en las sociedades aristocráticas), propio de generalato romano como un grupo de ambiciosos polí- duda debería haber reflexionado sobre el destino previo República podía cambiar, y de hecho alteraba sus propias
una historiografía todavía metodológicamente primitiva, ticos sin escrúpulos ni formación, sólo redimidos por la de generales ‘profesionales’ mucho más grandes que él, normas, en los periodos de guerra prolongada, o en crisis
sino también a una realidad militar. ocasional aparición de un genio como César o Escipión, como Pirro o el mismo Aníbal. especiales, de manera que los generales que demostraban
El beneficio que un bando podía obtener de un rasgo es fundamentalmente errónea. La realidad es que en todos los ejércitos mediterrá- su capacidad acababan ejerciendo el mando durante años
de genio de su general en jefe o –más frecuentemente– Polibio explica claramente (6,19) que los seis tri- neos de los siglos IV-II a.C. hubo algunos grandes gene- sucesivos como procónsules, propretores o como cón-
el daño causado por un error serio de juicio o deficien- bunos militares de cada legión (el mando superior más rales, muchos de nivel promedio, y algunos torpes. Ni sules reelegidos (Escipión Africano) o repetían el mando
cia de carácter, podían ser decisivos en una batalla y una bajo) debían sumar cada uno como mínimo entre cinco Pirro, ni Aníbal ni Escipión Africano representan la nor- para crisis específicas (Escipión Emiliano).
campaña. El caso de las tres generaciones de Escipiones, y diez años de servicios militares previos en rangos infe- ma, el valor medio del generalato de la época. Si el regis-
miembros de la misma familia (aunque en un caso por riores; añade que para ostentar cualquier magistratura tro de Aníbal fue superior al de cualquier otro general Publio y Cneo Escipión: El valor impetuoso y
adopción) es paradigmático, y es lo que trataremos de (que en el exterior conllevaba el mando militar como romano de su época, salvo quizá el de Escipión Africa- la muerte en batalla
analizar aquí. cónsul o pretor) un ciudadano debía acreditar un mínimo no (cuyas responsabilidades fueron, por otro lado, de un
Aunque siempre bajo el ojo vigilante del Senado de diez años íntegros de servicio. En realidad cualquier escalón inferior en el terreno estratégico), su hermano Dulce et decorum est pro patria mori.
(Polibio 6,15,2) en la República romana la extensión del joven romano de buena familia aprendía el oficio de las Asdrúbal puede calificarse como competente y ligera- mors et fugacem persequitur virum
mando de un general en jefe en campaña, su imperium, armas casi desde que era un adolescente (Plutarco, Fla- mente por encima de la media, mientras que otros gene- nec parcit inbellis iuventae
era inmensa, muy superior a la de un general moderno, minio 1,4-5). Los tres criterios que Polibio consideraba poplitibus timidove tergo
rales cartagineses como Magón no parecen haber sido
como también lo era su responsabilidad. Sin embargo, relevantes para la formación de un gran general (9,8,1) superiores en sus habilidades al general romano medio.
está muy extendida la errónea idea de que, salvo excep- se cumplían en la educación de los cachorros de la nobi- Los mandos superiores y los generales de un ejército Es dulce y honroso morir por la patria. La muerte persigue al hom-
ciones, los generales romanos serían amateurs de la gue- litas romana: el conocimiento de los exempla de la histo- romano republicano eran cualquier cosa menos novatos bre que huye, no perdona ni las piernas ni la espalda medrosa de
rra, necesariamente inferiores en su capacidad estra- ria pasada, la enseñanza de hombres experimentados, y en el oficio de las armas, por mucho que su carrera mili- una juventud cobarde
tégica, operacional4 y táctica a los supuestamente más la experiencia práctica en los asuntos bélicos. Por otro tar fuera sólo parte necesaria de su aún más importante Horacio (Odas, 3,2)
‘‘profesionales’’ generales y reyes helenísticos formados lado, no siempre los tribunos militares eran jóvenes: en carrera política, mediante la demostración de valor (vir-
en la tradición del gran Alejandro, desde Pirro a Aníbal. ocasiones un ex cónsul con un triunfo a sus espaldas (una tus) y la adquisición de prestigio (fama) (Salustio, Catilina El desempeño militar de Cneo Cornelio Escipión
Es cierto que los generales republicanos fueron ante todo enorme victoria) podía servir como tribuno (Catón el 7, 3-6). Otra cosa es que resultasen ser generales malos, Calvo (cónsul en 222) y el de su hermano Publio (cónsul
aristócratas y políticos que ostentaban una magistratura Viejo en 191 a.C., Cicerón De Senec. 32). mediocres, buenos o excelentes. en 218) muestran dos rasgos que caracterizan una fase en
con imperium, preocupados en extremo por su ascenso Otra cosa es que el general romano, como ciuda- Es cierto que el carácter anual de las magistratu- cierto modo arcaica de pensamiento y acción militares, y
personal y el de su familia o facción senatorial. Mandos dano, debiera entregar el mando una vez cumplido su ras romanas imponía una rotación mayor en los mandos que marcan el final de una época: su conspicua muestra
que en campaña estaban ante todo preocupados por el servicio y se retirara a sus tierras, como en el famoso romanos que en los ejércitos helenísticos o en los car- de virtus, el valor militar viril, y una cierta ingenuidad
‘‘ejemplo moral’’ de Cincinato (Livio 3,26-29). Como tagineses, aunque la proliferación de legiones y ejércitos en el desarrollo de las operaciones independientes en un
ha dicho F. Cadiou (2014-15), a veces se ha presentado durante las Guerras Púnicas llevó a que los mismos nom- teatro alejado, en este caso Iberia, que pronto se conver-
un cuadro en el que las legiones romanas de la Repúbli- bres, como los de los Escipiones, se repitieran año tras tiría en Hispania.
4
En el arte militar, se entiende por ‘nivel operacional’ uno intermedio entre el Varios trabajos recientes (Oakley, 1985, Lendon, 2005;
nivel táctico (que se refiere al control de las tropas en el campo de batalla) y el
ca habrían conquistado la ecúmene en un siglo a pesar año, una y otra vez, hasta el punto de que al cabo de cua-
estratégico (que atañe al control global de la guerra o de un teatro completo de de la mediocridad, salvo excepciones, de sus genera- tro o cinco años de guerra no puede en absoluto decirse McDonnell, 2006; Cowan, 2007; Rosenstein, 2007) han
operaciones). Se refiere a la conducción de fuerzas independientes de nivel de
ejército y todo lo relacionado con su control, logística, inteligencia, es decir,
les, y ello contra ejércitos más sofisticados y mandos que los grandes mandos romanos fueran menos experi- incidido en que un elemento esencial del ejército romano
sus operaciones. más profesionales que los de Roma. Nada más incierto. mentados o colectivamente más amateurs o torpes que los de la República hasta el s. I a.C. es que estaba compuesto

6 7
Los Escipiones, generales de Roma Fernando Quesada Sanz

por individuos ansiosos por demostrar su virtus, una exhi- también significativo que Polibio escriba que en la legión Apenas si acababa de cesar el rumor de que los cartagineses habían Escipión combatió solo en Hispania, sin una magistratura
tomado Sagunto y tras haber deliberado sobre ello, habían mandado
bición pública de valor físico masculino (deriva de vir, de su época los jóvenes que combatían entre los velites formal y con efectivos limitados, empleando la diploma-
uno de los cónsules al África a asediar la propia ciudad de Cartago
varón) que exigía un comportamiento extremadamente (la infantería ligera que abría el combate, aunque no era y al otro a España para que allí guerreara contra Aníbal, cuando les cia para atraerse a los layetanos y otros pueblos, y reclu-
agresivo, y que se demostraba por las numerosas cica- la prestigiosa y decisiva infantería de línea) se tocaban llega la noticia de que Aníbal está aquí [en Italia]... tando por vez primera en la historia de Roma cohortes
trices exhibidas en el frente de su cuerpo por el general con pieles de animales que les diferenciaban, para que sus auxiliares no itálicas. Con ello pudo derrotar con cierta
tanto como por el soldado, y que redundaba en reputa- jefes pudieran comprobar su valor individual (6,22,3). Polibio (3, 61, 8).
facilidad al pequeño ejército de Hannón que Aníbal había
ción o fama (Polibio 6,54,3; 6,39,1-11). Todavía casi en Para ser militarmente eficaz en la guerra, la virtus dejado para controlar la región al norte del Ebro (Livio
el año 100 a.C. Cayo Mario podía mostrar sus cicatrices debía ser compensada, en un equilibrio y tensión cons- Con todo, Escipión en un acto de clara visión estra- 21,60). Asdrúbal Barca, el hermano de Aníbal que tenía a
como mejor aval que su falta de sangre noble para defen- tante, por la otra gran cualidad militar romana republi- tégica que luego aprobaría el Senado, envió a Hispania a su cargo la península al sur del Ebro, lo cruzó pero no fue
der su aspiración al consulado (Salustio, Yugurta 85,29- cana: la disciplina, el autocontrol o la capacidad de con- su hermano con lo mejor de sus fuerzas para asentar una capaz de derrotar a Cneo, quien se aseguró por la fuerza
30), y en un juicio por corrupción y extorsión Manio tener a otros, cualidad que exigía encauzar -aunque no cabeza de puente romana en la aliada Ampurias. Roma la lealtad de los ilergetes exigiéndoles rehenes, derrotó a
Aquilio fue absuelto, pese a ser claramente culpable, anular– la ciega agresividad, recurriendo incluso a medi- parece haber comprendido casi desde el comienzo que ausetanos y lacetanos y puso sitio a la capital de los auseta-
cuando su abogado defensor arrancó su túnica, mostró das extremas, como en el conocido caso del legendario debía aislar a Aníbal de su base de reclutamiento y de su nos del Ebro, aunque una tempestad de nieve casi cubrió
sus cicatrices, todas en el frente, y narró el origen de Tito Manlio Torquato (torquato por haberse apoderado fuente de plata para pagar al ejército.Y aunque destinó a las máquinas de asedio (Livio 21,61), tras lo cual el Esci-
cada herida cobrada en combate (Livio Per. 70.1; Cice- del torques de un enorme galo a quien había matado en Hispania recursos limitados (sólo dos legiones entre 218 pión se retiró a invernar en Ampurias (218/217 a.C.).
rón, Verr. 2.5.3; Pro Flacc. 98); el propio Sertorio llevaba duelo singular), quien se vio obligado a ejecutar a su pro- y 211 a.C., de las entre 11 y 25 que llegó a tener bajo En la primavera del 217, cuando Roma sufría una
con enorme orgullo las cicatrices que le desfiguraban pio hijo por excederse en su virtus a costa de la discipli- las armas en esos años pese a las catástrofes de Trasime- derrota catastrófica en Trasimeno, por fin Publio Esci-
(Plutarco, Sert. 4.4) na (Livio 8.8.1; Apiano, Samn. 3; Dion Casio, frg. 35,2; no y Cannas), se consiguió evitar que Aníbal mantuviera pión desembarcó en Hispania para ayudar a su hermano,
La virtus era concebida como la cualidad decisiva Zonaras 7.26; Polibio 6.54.5). En las páginas que siguen contacto o recibiera refuerzos de la región que, perdidas con un mando extraordinario otorgado por el Senado,
en un varón (Plauto, Amph. 648-653; cf. MacDonnell, veremos cómo si Publio Cornelio Escipión padre puede Sicilia y Cerdeña en la guerra anterior, constituía el único para así cumplir el plan inicial de su año consular (Livio
2006). En el caso de un general, el ansia por mostrar ser considerado un eximio ejemplo de virtus llevada hasta territorio ultramarino que le restaba a Cartago. 22,22). Desde entonces, ambos dirigirían las operacio-
y acrecentar esa virtus podría jugarle pésimas pasadas, la muerte, su hijo se convertiría en algo más próximo a Así, mientras Cneo Escipión se asentaba en el Ampur- nes en el teatro hispano de común acuerdo, trasladando
como al agresivo Flaminio en Trasimeno, o a Varrón en un soldado profesional, un imperator (general al mando) dán (Polibio 3,76; Livio 21,60), su hermano el cónsul su base de operaciones más al sur, a Tarragona.
Cannas, pero en general la sociedad romana perdonaría antes que un bellator (guerrero combatiente) en palabras Publio, regresado a Italia, se enfrentó a Aníbal con el res- Entre las primaveras de 217 y 211 la guerra en His-
antes una derrota por exceso de agresividad que por una que le atribuye explícitamente Frontino. to de sus hombres –novatos en su mayoría según Livio– pania se caracterizó por la relativa escasez de efectivos en
actitud timorata o incluso simplemente prudente. Cuando Aníbal marchó sobre Italia en el año 218 a.C., en el río Tesino. Es bien conocida la derrota del cón- ambos bandos, que obligó a ambos a recurrir al acompa-
Para alguien que quisiera progresar en la vida social y uno de los cónsules era P. Cornelio Escipión, miembro de sul, que cayó herido en combate (Livio 21, 40-46; ver ñamiento de la flota en operaciones costeras en la zona
política de Roma, era esencial que nadie pudiera dudar uno de los más antiguos y prestigiosos clanes de la noble- Lazenby, 1978; Goldsworthy, 2002). Livio narra como de la desembocadura del Ebro, y a cortejar o amenazar a
de su virtus, y ésta había de demostrarse individualmente za romana, la gens Cornelia y de la familia de los Scipiones, hecho relevante que el hijo del cónsul, un jovenzuelo, el los pueblos indígenas para que les proporcionaran tropas.
en el campo de batalla. Así, frente a la vieja tradición his- familia que aportó al menos quince cónsules (y algunos futuro Africano, le salvó la vida (Livio 21,46,8); la arenga En conjunto, los Escipiones desempeñaron con eficacia su
toriográfica que recalca la pasiva disciplina del legiona- reelegidos) a la República. El comienzo de la invasión sor- del general y su propia herida en un combate que no fue papel principal: impedir que Asdrúbal marchara a Italia
rio, soldado anónimo entre soldados, los trabajos recien- prendió al cónsul en camino al sur de la Galia, hacia Mar- especialmente reñido demuestran la concepción arcaica con refuerzos para socorrer a su hermano. Los intentos
tes enfatizan su carácter, apenas domeñado, de guerrero sella y la desembocadura el Ródano (Livio 21,26) donde de su función, combatiendo al frente, que mantenía el del cartaginés fueron frenados en la desembocadura del
muy agresivo y orgulloso (Plutarco, Cato Mai. 20, 7-8; no encontró por poco al ejército de Aníbal. Desde allí, y romano. Ebro; incluso las expediciones costeras se entretuvieron
Livio 23,23,5-6; Apiano, Pun. 112, Aulo Gelio 6,5,13, aunque él mismo regresó hacia el Po vía Pisa para recibir Poco después el cónsul, ya reunido con su colega Sem- en quemar almacenes del esparto necesario para las jarcias
etc.). En efecto, la exhibición de virtus y la búsqueda de a Aníbal, envió a su hermano Cneo, apodado Calvus, que pronio, volvió a enfrentarse a Aníbal en una batalla más de las naves, para negar a Cartago el control del mar. Pese
la consiguiente fama fomentaba un comportamiento de había sido cónsul en 222, a Ampurias con un ejército y seria junto al Trebia, donde los romanos volvieron a ser a la mayor tradición marinera de los púnicos, Cneo Esci-
guerrero (bellator) muy violento, agresivo y con énfasis una flota (Polibio 3,49; Livio 21,32,3). La razón es que claramente superados por la mayor flexibilidad del ejérci- pión había conseguido desde el principio una ascendencia
en la acción individual, mostrado por ejemplo en la ten- al sortearse las provincias de operaciones, a Escipión le to cartaginés, su superioridad en caballería y la habilidad en el mar que le reportaría grandes beneficios a Roma.
dencia a enzarzarse en duelos singulares, que afectaba a había tocado ir a Hispania a socorrer Sagunto, mientras táctica de Aníbal, al tiempo que en Roma se elegían nue- Dada la incapacidad de ambos bandos para acumular
los soldados tanto como a los altos mandos. Por ejemplo, que su colega había de marchar a África. Sin embargo, vos cónsules, Cayo Flaminio y Cneo Servilio (217 a.C.). una superioridad decisiva, las operaciones se prolonga-
todavía Escipión Emiliano, el último de los personajes como dice a las claras Polibio, la audacia estratégica y Lo que siguió a continuación es una larga serie de ron durante años, cada bando tratando de atraerse a las
que estudiamos, vencería en un duelo singular a un aris- la rapidez operacional de Aníbal habían desbordado por bifurcaciones en los teatros de operaciones. Como es principales confederaciones de pueblos hispanos como
tócrata vacceo ante Intercatia en 151 a.C. (ver infra). Es completo al Senado: sabido, durante un tiempo en el otoño del 218 a.C. Cneo única forma de conseguir dicha superioridad. Asdrúbal

8 9
Los Escipiones, generales de Roma Fernando Quesada Sanz

empleó una mezcla de ‘‘palo y zanahoria’’ con los pode- fatal, ya que Cneo se quedó sólo con un tercio del con- niciones aisladas y al contingente que Publio había dejado da siguiente Publio Cornelio Escipión demostró estar
rosos ilergetes del norte, pero los Escipiones consiguie- tingente romano y con los mercenarios celtíberos para en el campamento, y que logró retirarse hasta la línea del entre los grandes capitanes de la historia, por su capaci-
ron reclutar tropas celtíberas que inicialmente se mostra- atacar el ejército de Asdrúbal, probablemente el princi- Ebro y restaurar una línea defensiva, salvó a duras penas dad estratégica como mando independiente (Hispania),
ron leales y eficaces. La victoria sobre Asdrúbal en Hibera pal de los púnicos en Iberia. Lo que siguió es bien sabido: la situación, mostrando una gran claridad de ideas, pues operacional (demostrada por ejemplo en la campaña de
(215 a.C.) le cerró a este por el momento el paso terres- Asdrúbal, mejor conocedor de la mentalidad de los cel- consiguió en el Ebro hacerle a los cartagineses lo que Cartagena), sus muy importantes innovaciones tácticas
tre hacia Italia, y la iniciativa operacional pasó al bando tíberos y de antiguo acostumbrado al manejo de merce- éstos acababan de conseguir contra los Escipiones: com- (en Baecula o Ilipa), su capacidad de controlar la batalla
romano, que amenazó todo el levante meridional, apro- narios, les convenció no para que se pasaran a su bando, batir con unas fuerzas unidas a ejércitos separados (Livio (Zama) o su capacidad diplomática (trato a los reyes his-
ximándose a la gran base y arsenal de Carthago Nova. Es sino para que abandonaran el romano, con lo que salva- 25,38,18-21). Pese a ello, la situación era crítica y en unas panos o al númida Masinisa). Todo ello, combinado, le
importante resaltar que Asdrúbal quiso en Hibera (Livio ban el honor (Livio 25,33). Cneo, con un contingente semanas, la suerte de la guerra parecía haber deshecho convierte en un general a la altura de los más grandes,
23, 28-29) emplear una táctica similar a la que había usa- romano reducido, no tuvo más remedio que retirarse. todo lo que los romanos habían ganado en siete años. aunque no estuviera exento de errores (como dejar esca-
do Aníbal en Cannas el año anterior, debilitando su centro Mientras tanto a su hermano Publio no le iban las Como ha indicado A. Goldsworthy (2000:253), la par a Asdrúbal en Baecula) ni de limitaciones en el frente
conscientemente para envolver a los Escipiones por las cosas mejor ya que, inferior en caballería, era constan- derrota de los Escipiones causó conmoción en Roma por político interno (enfrentamientos en el Senado con fac-
alas; sin embargo en esta ocasión el centro hispano cedió temente hostigado por la caballería númida de Masinisa lo inesperada y por los años de éxitos que ambos habían ciones aristocráticas rivales).
con rapidez y el plan se desmoronó junto con su ejército. quien además esperaba refuerzos iberos mandados por acumulado en Iberia en un periodo negro en que los Publio Cornelio Escipión hijo, nacido en 236/35
Desde 214 a.C. las operaciones se desplazaron hacia Indíbil. Publio tomó entonces otra decisión fatal: volvió desastres se acumulaban en los otros frentes. Y todo ello a.C., mostró como ya hemos visto su virtus en la batalla
el sureste y la Alta Andalucía. Convencidos de no poder a dividir su propio ejército en dos, dejando a un legado con una inversión relativamente reducida en hombres de Tesino cuando a sus diecisiete años salvó en combate
tomar la bien fortificada Cartagena por la fuerza, los con una pequeña guarnición en el campamento fortifica- (dos legiones frente a más de veinte en los otros teatros), a su padre (Livio 21,46,7-8). Polibio, que proporciona
Escipiones combinaron de nuevo armas y diplomacia do, mientras marchaba sobre Indíbil con la esperanza de que absorbían una proporción importante de los recur- otros detalles (10,3,4), menciona citando a Cayo Lelio,
durante tres años para atraerse a más pueblos peninsu- derrotarle en el camino, mientras los númidas estaban sos militares púnicos e impedían que a Aníbal le llegaran uno de los más fieles lugartenientes del Africano, que pese
lares, recuperando Sagunto al tiempo que se enfrenta- entretenidos asediando un campamento casi vacío. Es refuerzos. Para reconducir la situación habrían de tomar- a haber sido ubicado fuera de peligro por su padre el cón-
ban a los nuevos contingentes que Cartago había envia- curioso que Livio atribuya prudencia y previsión al gene- se medidas extraordinarias, que quedarían ‘‘en familia’’. sul, actuó de manera decisiva para salvarle de la muerte o
do (215-214 a.C.) para apoyar a Asdrúbal, al mando de ral romano (25,6) cuando tomó esta decisión temeraria. la captura. Mientras su padre regresaba a Iberia a reunir-
Magón Barca (otro hermano pequeño de Aníbal y Asdrú- Porque los númidas y el grueso de los dos ejércitos carta- Publio Cornelio Escipión, Africano. El genio se con su hermano y luchar allí con los cartagineses, el
bal) y Asdrúbal Giscón. Aunque Livio (23,49) atribuya gineses de Magón y Asdrúbal Giscón no se dejaron enga- minucioso joven Escipión combatió en Cannas (216 a.C.) como tri-
a los romanos resonantes victorias en Iliturgis (cerca de ñar, dejaron a la guarnición encerrada y cayeron sobre buno militar de la segunda legión (Livio 22,53,1) aunque
Menjíbar, en Jaén) y en otros asedios, la situación debía la retaguardia de Publio, que estaba luchando contra los Scipio Africanus fertur dixisse, cum eum parum consiguió escapar a la catástrofe. Alguna cualidad especial
ser bastante estable y las fuerzas equilibradas: las cartas iberos. Acorralados, los romanos fueron casi aniquilados quidam pugnacem dicerent: debieron ver en este joven de veinte años los componen-
que los Escipiones mandaban a Roma pidiendo dinero, y Publio Escipión murió combatiendo en la mejor tradi- imperatorem me mater, non bellatorem peperit. tes de una partida de supervivientes del desastre cuando
ropas, trigo y todo lo necesario para el ejército (Livio ción de la virtus romana. Los dos generales cartagineses, le eligieron como su jefe junto con Apio Claudio (Livio
23,48) probablemente explican parte de la historia. En acompañados por Masinisa e Indíbil, no se durmieron en Cuando se decía de Escipion Africano que era poco agresivo, 22, 53-54). Por tanto, cuando este joven veterano –que
esos años los romanos contrataron por primera vez mer- sus laureles y marcharon con rapidez (Livio 25,35) para se cuenta que respondió: ya había saboreado ampliamente la amargura de la derro-
cenarios puros en su ejército, celtíberos que recibieron reunirse con Asdrúbal Barca y aplastar al tercio de fuer- “mi madre me parió general, no guerrero’’ ta– perdió en el 211 a.C. simultáneamente a su padre y
la misma paga que habían recibido al servicio de Cartago. zas romanas que Cneo Escipión trataba de salvar, igno- Frontino (Estratagemas 4,4,4) a su tío, y asumió por vez primera un mando indepen-
Para Livio, este fue el acontecimiento más importante rante aún de la terrible suerte que había corrido su her- diente, era ya un oficial veterano (Livio 28, 43, 11). La
del año 213 en Hispania (24,49,7-8). mano. La maniobra, brillante, funcionó a la perfección, Correspondería al joven hijo de Publio y sobrino de confianza rayana en audacia que mostró el joven Escipión
Precisamente la seguridad –que se demostraría falsa– y el pequeño ejército de Cneo, abandonado por los cel- Cneo restaurar –de manera fulminante– la suerte de las cuando anunció su candidatura al mando proconsular de
que dio a los Escipiones la ayuda de los veinte mil mer- tíberos, fue destruido y su general también cayó muerto. armas romanas en Hispania. Allí padre y tío se habían Hispania sorprendió incluso a sus contemporáneos (Livio
cenarios contratados les animó a pasar de una estrategia Así, en verano del 211 la situación romana en Hispa- mostrado durante años como generales cautelosos y pru- 26,18-19; 28, 43,9-14).
de avances limitados y contención, que recuerda a las nia se había tornado de golpe desesperada por la doble dentes pero eficaces, iguales o superiores a Asdrúbal, La tradicional ‘guerra fría’ entre las facciones aristo-
prolongadas maniobras, asedios y movimientos de aje- imprudencia y la ingenuidad de los Escipiones de confiar actuaron como mandos independientes alejados de Italia cráticas en Roma no se detuvo por la crisis terrible de la
drez del s. XVIII, a una ofensiva a ultranza (Livio 25,32). en mercenarios apenas conocidos, y de separar el ejército y por tanto con serias responsabilidades políticas, pero guerra de Aníbal (Haywood, 1933:45 ss.).Ya antes de su
Confiando en la división de los cartagineses en tres ejér- en partes muy descompensadas y no comunicadas entre fueron destruidos y muertos a la postre cuando decidie- marcha a Iberia en 211 la facción de Quinto Fabio Maxi-
citos distintos y separados entre sí, los Escipiones separa- sí. Sólo la capacidad y habilidad de un joven jefe de caba- ron lanzar una campaña ‘‘a la Aníbal’’. Si los Escipiones mo cunctator (‘contemporizador’) se había enfrentado a
ron también sus fuerzas, pero de un modo que resultaría llería, Lucio Marcio, que reunió a los fugitivos, a las guar- fueron generales competentes, a lo largo de la déca- los Cornelios (aliados con los Emilios por matrimonio)

10 11
Los Escipiones, generales de Roma Fernando Quesada Sanz

El campo de batalla de la Segunda Guerra Púnica en Las Albahacas (Santo Tomé, Jaén), casi con seguridad el lugar de la batalla de Baecula. Vista desde el sur, desde la zona de avance
romano en dirección a la línea cartaginesa en las alturas Foto: F. Quesada.

Desde entonces, aunque sólo lo podamos afirmar ahora pia Cartagena (incluyendo marchas en armas, limpieza
sobre la forma de llevar la guerra en Italia. El cunctator en cierto modo caricaturesca de un Escipión cínico, con la perspectiva del tiempo, la guerra estaba perdida de equipo, entrenamiento con armas, etc.) preocupación
prefería rehuir la batalla abierta con Aníbal, y las catás- racional pero dispuesto a usar lo irracional siempre en su para Cartago por mucho que Aníbal siguiera campando a que más adelante repetiría su nieto adoptivo en Cartago
trofes de Cannas en Italia (216 a.C.) y la de los Esci- beneficio. En todo caso, no cabe duda de que la tradición sus anchas por Italia, y aunque Escipión todavía hubiera y en Numancia (infra, ver además Quesada, 2014-15).
piones en España (2011 a.C.) parecieron reivindicar la romana y griega ulterior admiró sin reservas al Africano. de combatir otros cinco años en Hispania. No entraremos En una hábil muestra de gran conocedor de la psicología
impopular táctica dilatoria favorecida por los Fabios, tan Los dos Africanos, el mayor y el nieto adoptivo (ver infra) en detalle en la operación, bien conocida, pero la rapidez del combatiente, Escipión combinó esta política de rigor
contraria a la secular acometividad romana. Con todo, el aparecen brevemente mencionados en la Eneida (Aen. de la marcha romana desde el Ebro a Cartagena (aunque con sus propios hombres con la correspondiente laudatio
joven Escipión había sido elegido edil incluso cuando no 6,842, como ‘‘rayos de la guerra’’. no sea realizable en el plazo indicado por Polibio de siete de su valor, y la entrega de recompensas para reconocer
tenía la edad necesaria (Livio 25,2), al tiempo que crecía Polibio (10,6) y Livio (26.20) narran en detalle cómo días, cf. 10,9,7), y la audacia del asalto simultáneo por la la virtus y alimentar la fama de los romanos que se habían
su fama de hombre piadoso a la antigua usanza, cuyos Escipión, recién llegado a Tarraco en 210/9, procedió a puerta amurallada y por el estero, son las marcas de un distinguido en el asalto, concediendo la corona mural a
sueños con los dioses le marcaban como un elegido (Poli- dirigirse a su ejército alabando su entereza tras la derrota gran estratega y táctico a la vez. Quinto Rebelio y Sexto Digicio, ex aequo (Livio 26,48).
bio 10,2,12; Livio 26,451,18). e insistiendo en que sólo la defección (traición diría él) La conquista de Cartagena puso en manos de Esci- Desde el punto de vista militar, uno de los rasgos más
La imagen que la Antigüedad nos ha transmitido de de los celtíberos había causado la muerte de su padre. De pión una enorme cantidad de maquinaria de guerra sofis- llamativos para las fuentes es la prudencia del general
Escipión deriva sobre todo de Polibio y Tito Livio, que hecho, Escipión hijo no volvería a cometer el mismo error ticada, en especial artillería de torsión y de tensión (Livio con su propia vida: habiendo ya probado ampliamente
sólo cosas buenas tienen que decir, en particular el pri- y nunca se colocó a sí mismo en una posición, en las opera- 26, 47 proporciona la lista detallada), que hasta enton- su virtus, Escipión sabía que debía arriesgar su vida no
mero (Polibio 10, 2-3; Livio 38, 53, 7-11). Para Polibio, ciones o en la batalla, en que la defección o traición de los ces los romanos no fabricaban y con la que no estaban constantemente como hiciera Alejandro, sino sólo cuan-
el Africano fue un compendio de virtudes, sobre todo en auxiliares o aliados pudiera causarle una derrota decisiva. muy familiarizados (Marsden, 1969). El general romano do fuera necesario para el éxito de la batalla. Escipión
algo tan importante para el de Megalópolis como era la La primera acción militar a gran escala de Escipión tomó buena nota y puso en servicio dichas máquinas, y era a todos los efectos un general antes que un guerre-
racionalidad (Haywood, 1933), e insiste sobre todo en en Hispania, la toma por asalto y por sorpresa de Carta- pocos años después instalaría talleres similares en Uti- ro (Frontino, Strat. 4.4.4). Para los romanos un gene-
que sus éxitos no se produjeron por casualidad, sino por gena en 209 a.C. (narrada en detalle por Polibio 10,6- ca (África) en su campaña final contra Aníbal, iniciando ral debía ser, bellator además de imperator, para que su
perseguir sus objetivos de manera lógica y sistemática. 16 y Livio 26, 41-51) ya por sí sola le señalaría como probablemente la fabricación de catapultas por el ejér- reputación fuera inatacable; así es como Plinio (Hist. Nat.
Para Polibio, Escipión fue magnánimo, amigo de hacer un gran general, por mucho que su éxito fuera facilitado cito romano (Livio 29,35,8). Además, en lugar de des- 7,45/139) describió la carrera de Lucio Cecilio Mete-
el bien, sagaz, sobrio y cuidadoso en sus planes, a la vez por la complacencia o la simple estupidez momentánea cansar tras la conquista, dicen Polibio (10,20) y Livio lo (cos. 251, 247 a.C.). Sólo algunos generales romanos
diestro y diligente (Polibio 10,3,1; 5,9). Scullard (1970) de los generales cartagineses, en especial Asdrúbal Barca, (26,51), el general instituyó un riguroso programa de buscaron conscientemente un conocimiento científico de
se quejaba en cambio de que Polibio muestra una visión que dejaron su principal base sin la adecuada protección. entrenamiento del ejército en los alrededores de la pro- la guerra al modo de los reyes helenísticos, caso de Emilio

12 13
Los Escipiones, generales de Roma Fernando Quesada Sanz

En la siguiente estación de campaña cuando, asegura-


da ya toda la costa mediterránea, Escipión se adentró en
la Alta Andalucía, en dirección a la zona minera de Cás-
tulo, Escipión volvió a mostrar sus cualidades. La batalla
de Baecula (primavera/verano de 208 a.C.), cuyo campo
de batalla ha sido localizado recientemente (Bellón et alii.
2013), plantea sin embargo otros problemas. Un análisis
textual detallado (Polibio 10,38-39; Livio 27.18), coin-
cidente con el arqueológico, confirma que no fue una
Dibujo reconstructivo de un sector de la muralla, de clara tipología púnica, del
batalla dura y a gran escala librada entre dos ejércitos
asentamiento de Tossal de Manises (Alicante). Dibujo: cortesía de Manuel Olcina. decididos a vencer, sino una acción de retaguardia reñida
en la que Asdrúbal Barca entretuvo con sus tropas ligeras
Paulo el vencedor de Pydna y padre biológico de Escipión a Escipión mientras se retiraba hacia el norte con el grue-
Emiliano (infra). Polibio ensalza que un joven de veintisie- so de su ejército, los elefantes y la caja militar, para reu-
te años concibiera el asalto por sorpresa a Carthago Nova nir aún más fuerzas en la Meseta y marchar por fin a Ita-
mediante la previsión y el cálculo, sorprendiendo a pro- lia para reunirse con su hermano Aníbal, algo que venía
pios y extraños (10,6,8-11; 7,1-2); pero sobre todo le deseando hacer desde el 217 a.C. y que Cneo y Publio
llama la atención que, pese a la tradición romana, no se Escipión le habían impedido antes (Quesada 2013b). En
jugara innecesariamente la vida:
Escipión, personalmente, no rehuyó el riesgo, pero lo hizo con la máxi-
ma seguridad posible. Llevaba con él tres escuderos que le cubrían con
sus escudos y, así, le protegían del lado del muro. Se presentaba perso-
nalmente en los flancos y subía a los lugares más elevados, con lo cual
colaboraba grandemente a la acción. Comprobaba lo ya realizado, y,
además, el hecho de que los otros le vieran en persona infundía coraje
a los combatientes Exterior de la muralla cartaginesa de tipo helenístico con antemural o proteichisma, Tossal de Manises (Alicante), una fortaleza bárquida construida a distancia para proteger el perímetro
exterior de la gran base y arsenal de Cartagena. Foto: F. Quesada.
Polibio (10, 13, 1-4).

Se aprecia en esto una similitud en los estilos de ese sentido, Asdrúbal probablemente engañó a Escipión, ral romano como rey (Polibio 10,40,4; Livio 27, 19,4).
mando de Aníbal y Escipión: al contrario por ejemplo o al menos se le escurrió de entre los dedos, cosa que Este hecho, y el amable trato ofrecido por el romano a los
de un Alejandro, cuya posición dentro de una aristo- sus enemigos en el Senado de Roma le reprocharían con rehenes de Cartagena (Polibio 10, 18; Livio 26, 49) y a
cracia macedonia bastante primitiva le obligaba a man- dureza más adelante: los príncipes iberos durante todas las campañas (Polibio
dar arriesgando su vida en cada encuentro, tanto Aníbal 10, 34-38; 10,40; Livio 27,20,5), le granjeó amistades
estaremos en el mismo peligro en que estuvimos hace poco cuando pasó
como Escipión parecen haber sido valerosos cuando era a Italia ese Asdrúbal al que tú… dejaste escapar de las manos hacia
y alianzas locales y no locales, como la del joven númida
necesario para dar ejemplo, pero también cautelosos, no Italia. Dirás que le habías vencido; pero la verdad es que yo desearía… apresado sobrino de Masinisa (Livio 27,19, 8-12). Todo
arriesgando su vida innecesariamente, para poder man- que no se le hubiera franqueado a un vencido el camino hacia Italia. ello revela unas habilidades diplomáticas impropias de
tener el control de la batalla. un joven de la edad de Escipión, habilidades de enorme
Livio (28, 42, 14-15).
En esto, pues, al igual que en otras cosas como sus importancia militar para un general al mando de un teatro
innovaciones tácticas, Escipión se revelaba como un gene- de operaciones independiente. La famosa ‘‘clemencia de
ral más próximo a las habilidades de un Aníbal, y a la tradi- Con todo, Escipión quedó dueño del campo de bata- Escipión’’ fue sin duda un arma de guerra tan relevante
ción de los grandes tácticos helenísticos, que a la tradición lla, acción que en el mundo antiguo señalaba al vence- como su habilidad en el campo de batalla.
romana bastante más elemental. Santosuosso (1997:184) dor, y ello bastó para que muchos pueblos hispanos que Pero con independencia del resultado de la batalla y
llega a llamar a Escipión discípulo de Aníbal, lo cual es no La muralla púnica de Qart Hadast o Carthago Nova, en la zona donde Escipión hizo una
hasta entonces habían dudado o se habían alineado con de sus consecuencias, la maniobra de ataque de Escipión,
sólo injusto con el romano, sino profundamente incierto. finta frontal en su ataque de 209 a C. Foto: F. Quesada. Cartago se pasaran al bando romano, aclamando al gene- en la que a corta distancia del enemigo dividió su línea

14 15
Los Escipiones, generales de Roma Fernando Quesada Sanz

de batalla en dos alas independientes, una mandada por do antes– ya que no había gozado de magistratura con El ataque final fue demoledor: En particular, destacan el uso de estratagemas que
él mismo y la otra por C. Lelio (Polibio 10,39,3-4; Livio imperium cuando ganó sus resonantes victorias (Livio dejan en ingenua la perfidia punica, y el excelente manejo
te dispones a abandonar Italia no porque lo creas útil para el Estado
27,18,15-16), revela una radical separación de las nor- 28,38). Lo peor vino cuando, tras ganar aplastante- sino porque consideras que es importante y glorioso para ti… yo
del ejército en Zama. Ante Utica, Escipión no dudó en
mas habituales de la formación legionaria, en la que la mente el consulado (Livio 28,38,6-8), se corrió la voz considero, padres conscriptos, que Publio Cornelio ha sido nombrado prender fuego al campamento cartaginés tras aprovechar
continuidad de la línea frontal y la sucesión de ordines de de que Escipión había decidido por su cuenta marchar des- cónsul para el Estado y para nosotros, no para sus particulares intere- una tregua para introducir centuriones disfrazados de
velites, hastati, principes y triarii era norma casi inmutable de Sicilia, su provincia asignada, hasta África para concluir ses, y que los ejércitos han sido alistados para la defensa de Roma y de sirvientes en el campo cartaginés (Livio 30,4), al tiempo
desde hacía siglo y medio. Escipión confiaba en sus tro- la guerra en territorio enemigo. Los Fabios y los Clau- Italia, no para que los cónsules de forma tan arrogante como si fueran que alargaba torticeramente las negociaciones con Sifax
pas y no se sentía limitado o constreñido por la tradicio- dios vieron su oportunidad: el golpe político lo asestaría reyes se los lleven al lugar de la tierra que ellos quieran sin ninguna intención de llegar a un acuerdo (Polibio
nal formación cerrada que, a pesar de su articulación en el otro gran general de la época, el gran Quinto Fabio Livio (28,42,20-22). 14,1,10;15; Livio 30,4,4-9). Los teóricos helenisticos se
manípulos, en combate funcionaba mediante el ataque Maximo cunctator, cuyas recetas para la guerra en Italia habrían sentido sin duda orgullosos de las estratagemas del
frontal de una línea compacta al modo de falange que contra Aníbal, sin proporcionar una victoria decisiva, Para Scullard (1970) la postura de Fabio Máximo era la romano, tan ajenas a la fides tradicional.Y lo que Escipión
se revelaba inflexible y tosca ante los ejércitos helenís- habían ido estrangulando lentamente al cartaginés, a su de un conservador con una visión de campesino: deseaba hizo con su amigo el númida Masinisa, induciéndole a
ticos de Cartago, según se mostró en Cannas (Wheeler, vez privado de suficientes refuerzos por la actitud de su acabar la guerra en Italia, cerrar las heridas y desarrollar asesinar a su esposa Sofonisba, una noble cartaginesa que
1979). propio Senado y la derrota y muerte de su hermano Asdrú- la posición itálica; Escipión, por el contrario, abrazaría la podría haberle llevado a desertar, entra dentro del cinis-
En este sentido, Baecula se muestra como un primer bal en Metauro. En un discurso memorable en el Senado idea de que una politica puramente italiana estaba obso- mo político-militar más artero (Livio 30,12-15).
experimento que alcanzaría su refinamiento en la deci- (Livio 28,40-42), Fabio Máximo comenzó acusando al leta y que Roma debía convertirse en un poder Medite- En el nivel táctico, la eficacia y frialdad con la que
siva batalla de Ilipa (206 a.C.) (Polibio 11,20-24; Livio nuevo cónsul de haber decidido cruzar a África sin haber rráneo. Lo más probable es que ambos protagonistas no Escipión, enseguida Africano, articuló sus fuerzas contra
28,14-) en la que Escipión finalmente aplastó en los car- recibido para ello todavía la orden del Senado y el tuvieran una visión tan nítida y clara de las cosas, pero sí Aníbal en Zama (Polibio 15, 9-16; Livio 30, 32-34), de
tagineses. No entraremos aquí en el análisis de la compli- pueblo de Roma (28,40,4-5). Continuó comparan- estaba claro que sus gentes estaban enfrentadas. manera consistente con lo que había hecho antes en Ili-
cada maniobra de flanqueo descrita minuciosamente por do su larguísima experiencia y éxitos en Italia, sus cin- Aunque tras su discurso de respuesta bastante respe- pa, y en particular su manejo del tempo durante la crisis
Polibio (11, 23) y en menor medida por Livio (28,14), co consulados y su dictadura, para ridiculizar la idea tuoso hacia su mayor (Livio 28,43-44) Escipión acabó de la batalla para reformar su línea (Polibio 15,14; Livio
pero una táctica que implicaba colocar en el centro de misma de que pudiera estar celoso de un jovenzuelo saliéndose con la suya, sobre todo por el temor del Sena- 30,34,9-13), junto con el éxito de la caballería númi-
la línea propia a la infantería ibera aliada, y que exigía como Escipión (que, recordemos, apenas tenía trein- do a que apelara al pueblo que le adoraba, el Senado le da, le permitieron vencer en una batalla que fácilmente
marchar de flanco frente al enemigo realizando sobre la ta años). Puesta la venda antes de recibir la herida, el puso trabas que hubieran desanimado a otro general de podría haber perdido. El episodio de un supuesto duelo
marcha una compleja serie de variaciones y conversiones veterano orador recordó al Senado que si ahora un menor calado. Se le autorizó finalmente a cruzar a Áfri- singular entre Aníbal y Escipión, en la más rancia tradi-
(Scullard, 1970; Lazenby, 1978; Goldsworthy, 2003), joven tenía la oportunidad de vencer a Aníbal, era sólo ca, pero sin proporcionarle un ejército consular comple- ción republicana, que describe Apiano (Afr. 45) es una
revela una enorme confianza en las propias fuerzas, y una porque él había impedido primero que venciera, debi- to para ello, debido a lo cual hubo de reclutar volun- pura invención no recogida por las fuentes principales,
capacidad de asumir riesgos elevados propia de un gran litándole. Pasó entonces el Fabio a proponer que Esci- tarios, lo que consiguió dada su inmensa popularidad aunque encaja plenamente con la demostración de virtus,
general o de un enajenado. El resultado, desde luego una pión concluyera la guerra derrotando a Aníbal en casa, (Livio 28,46; 29, 1): la forma en que forjó un ejército cuya importancia ya vimos al comienzo.
victoria decisiva, justificó la maniobra de Escipión: tras en lugar de correr la aventura de cruzar a África dejando competente en Sicilia con una guarnición desmoraliza- La valoración moderna de la capacidad y aportacio-
Ilipa, el resto de Andalucía cayó con facilidad –aunque no al Barca en Italia, y no hay razón para creer, conociendo su da (las antiguas legiones cannenses) y voluntarios todavía nes militares de Escipión el Africano oscila entre lo muy
faltaron episodios sanguinarios como la toma de Astapa carrera previa, que el cunctator no estuviera convencido asombra a los militares profesionales hoy en día. positivo y lo decididamente hagiográfico (Quesada,
(Livio 28,21), e incluso un motín del ejército (Polibio de que su propuesta (ir a atacar lo que es de otro después de Sea como fuere, Escipión pasaría a África finalmente 2013). El gran historiador militar Sir Basil Liddell Hart
11,25; Livio 28,24-29), pero los cartagineses perdieron defender lo tuyo, Livio 28,41,9) era la única sensata. en calidad de procónsul, habiendo expirado su manda- proclamó en 1926 a Escipión mayor general que Aníbal
Hispania definitivamente. El discurso de Fabio Máximo continuó en este tono, to consular, en medio de nuevas zancadillas senatoria- e incluso que Napoleón. Tanto la apreciación de Lazenby
Si Ilipa es una buena prueba de la capacidad de minimizando elegantemente la lucha en Iberia: les, que no terminaron ni siquiera con el fallecimiento favorable a Aníbal (1978:226 ss.) como la de Scullard
innovación táctica de Escipión, lo que ocurrió des- del anciano cunctator (Livio 30,26, 7). No podemos aquí favorable a Escipión (1970:226), parten claramente de
cuando desde alta mar veas África, Publio Cornelio, te parecerá que
pués, el debate relativo a la ulterior conducción de la tus Hispanias han sido un juego y una broma. Cartagena fue asalta-
resumir la prolongada campaña de África, con el desem- una preferencia emocional de los autores, que eligen los
guerra, es a su vez prueba de la claridad de su visión a da con toda tranquilidad, sin que ninguno de los tres ejércitos carta- barco de Escipión quizá en junio del 204, el asedio de argumentos y los equilibran a su gusto.
nivel ya no táctico ni operacional, sino estratégico. Tras gineses defendiera a sus aliados. Las otras empresas, y no voy a qui- Utica, la batalla de las Grandes Llanuras y el clímax en la En realidad la pregunta ni siquiera tiene sentido, por-
la caída de Gadir regresó a Roma dejando en Hispania tarles importancia, no pueden compararse bajo ningún concepto con batalla de Zama (202 a.C.). Pero en todos estos aconteci- que la definición en abstracto de ‘‘grandeza’’ y sobre todo
al ejército bajo dos pretores. Sus enemigos en el Sena- una guerra en África, donde no hay ningún puerto abierto a nuestra mientos Escipión demostró cualidades que confirmaban de primacía en la misma, no es sino un ejercicio de retó-
do consiguieron que se le negara el triunfo por razo- flota, ningún territorio dominado, ni un rey amigo… que sus victorias en Hispania no se debían, en absoluto, a rica. Como generales, ambos fueron grandísimos mili-
nes legales –que tantas veces se obviaron en el Sena- Livio (28,42,2-6). haberse enfrentado a ejércitos y generales menores. tares, pero con niveles de responsabilidad diferentes y

16 17
Los Escipiones, generales de Roma Fernando Quesada Sanz

comandando fuerzas totalmente distintas. Escipión nun- físico de mandar desde el frente) añadía el mando, con las órdenes de Lúculo en Hispania (recordemos que cada De este modo en 147/146 Emiliano era un general
ca ejerció el mando más que sobre un teatro de opera- sus propiedades mentales y verbales (administración, legión contaba con seis tribunos), y allí obtuvo la rara con muy larga experiencia práctica en la guerra, que había
ciones (Hispania y luego África), nunca dirigió el conjun- gestión, análisis de datos y labor de inteligencia, etc.). En distinción de una corona muralis, distinción por asaltar el demostrado tanto su virtus como su capacidad diplomática
to de la estrategia de la guerra, ni mandó el grueso del ese sentido, Escipión inauguró una nueva forma de man- primero una muralla enemiga, muestra evidente de virtus a temprana edad, que pertenecía por sangre a una de las
ejército romano; y su derrota tampoco hubiera supuesto do en el ejército romano, cuyo continuador, entre otros, que le proporcionaba el prestigio viril que antes hemos más prestigiosas familias de Roma, y por adopción a otra.
necesariamente la de Roma en la guerra; la situación de sería su nieto adoptivo, Escipión Emiliano. comentado era esencial para una carrara política exitosa. Ante Cartago Escipión Emiliano ganaría, como su
Aníbal es la contraria. Más aún su victoria en combate singular ante la ciudad abuelo adoptivo, el sobrenombre honorífico de Africa-
En cierto modo, la posición de Escipión frente a Publio Cornelio Escipión Emiliano, Africano vaccea de Intercatia se convirtió en un motivo favorito de no, y demostraría su paciencia al ir estrangulando poco a
Aníbal es paralela a la de Sir Arthur Wellesley, duque de Menor, Numantino: la eficacia terrible del inge- los autores clásicos, que repitieron la hazaña una y otra poco a una ciudad que, aunque poderosamente defendi-
Wellington, frente a Napoleón: ambos se enfrentaron niero vez (Ampelio 22,3; Apiano Iber. 53; Floro 1,33,11; Livio da, no podía confiar en librarse del dogal que le apreta-
al genio militar supremo de su tiempo en una batalla, Per. 48; Orosio 4,21,2; Polibio 35,5 –de la Suda–Valerio ba. En esta guerra Emiliano se convirtió pues en el fiel y
y le derrotaron respectivamente en Zama y Waterloo Domitius Corbulo dolabra hostem vincendum esse dicebat Maximo 3,2,6 etc.). decidido ejecutor de una decisión despiadada y cínica del
(Wellington con la necesaria y decisiva ayuda del prusia- Que Emiliano no era simplemente un oficial valeroso Senado de Roma (Apiano Afr. 75-76) que ni siquiera Poli-
no Blücher), pero eso no les convierte necesariamente Domicio Corbulón solía decir que el enemigo había de ser vencido sino un político de alta escuela queda probado porque bio logra disimular (36,2), pero que era comprensible
en generales comparables y menos aún superiores; a lo con el zapapico cuando fue enviado a Numidia para conseguir elefantes desde la perspectiva de una Roma que no podía olvidar el
sumo convierte a ambas parejas en tácticos excelentes y Frontino (Estratagemas, 4,7,2). del rey Masinisa, renovó con él los vínculos de amicitia inmenso temor que había sentido poco antes cuando Aní-
de capacidades similares, pero en los niveles superiores y lazos de clientela que el númida tenía con su abuelo bal se había plantado casi a las puertas de Roma (Apiano
del mando no pueden ser comparados. Escipión Emiliano pertenece por adopción y no por adoptivo, el gran Africano, y trabó contactos que le serían Afr. 134; Floro 1,31,1). Era la perfidia romana llevada al
Aníbal y Escipión se parecieron en algunas cosas (Que- sangre a la ilustre casta de los Escipiones. Era el segundo muy útiles en el futuro inmediato, cuando fuera elegido extremo. Sin embargo, parece evidente por las fuentes
sada, 2013); ambos eran nobles de rancia estirpe pero con hijo del gran Lucio Emilo Paulo Macedonico, el vencedor como albacea para dividir las posesiones del rey africano que la familia de los Escipiones no estaba especialmen-
una acabada educación helénica y helenística, hablaban de Perseo en la batalla de Pidna de 168 a.C., y destructor a su muerte en 148, y en los años venideros. te decidida a destruir Cartago. De hecho, mientras que
griego (Aníbal: Nepote 13.3; Escipión: Livio 29,19,11), del reino de Macedonia, fallecido por enfermedad en el Al estallar la Tercera Guerra Púnica (149-146) volvió Catón el Viejo, un homo novus, acostumbraba a concluir
tuvieron preceptores griegos, y su educación veía en figu- apogeo de su prestigio en 160 a.C. Publio combatió con Escipión Emiliano a combatir como tribuno militar en sus discursos, cualquiera que fuera su tema, con la frase,
ras como Alejandro el Grande un ejemplo obvio y colosal su padre en esa terrible batalla siendo poco más que un una de las legiones de África, donde se distinguió delante por demás, opino que Cartago debe ser destruida (Plut. Cat.
a imitar. Ambos fueron combatientes desde muy jóvenes adolescente de diecisiete años, dentro sin embargo de esa de todo el ejército, acrecentando su fama entre el ejér- 27,2; Floro 1.31, etc.), Publio Escipión Nasica Córculo
y tuvieron mandos importantes con poco más de veinte temprana formación militar característica de los roma- cito, aunque otros tribunos, envidiosos, le odiaran por (hijo de un primo del Africano y cónsul en 155) concluía
años; pero sus responsabilidades fueron muy distintas. Es nos. A la muerte de Emilio Paulo, la rama de los Aemilii ello (Apiano Afr. 100-104). Incluso ganó una nueva y los suyos opinando me parece bien que Cartago exista (Plut.
curioso anotar que tras una vida de servicio, Aníbal y Esci- Pauli se extinguió: el hijo mayor, Quinto, fue adoptado rara condecoración, la corona graminea u obsidional (Pli- Cat.Mai. 27.3; Floro 1,31,5). Hay quien sin embargo
pión acabaron muriendo con meses de diferencia, ambos por los Fabii Maximi, y Publio fue adoptado por un Esci- nio, Hist. Nat. 22, 6 ss., ver Maxfield, 1981). Esta corona, piensa que en este asunto Escipión Emiliano se alineó con
amargados y alejados de su patria (Quesada, 2013). Una pión, hijo a su vez del gran Publio Cornelio Escipión Afri- la distinción más alta, se fabricaba trenzando tallos de Catón y no con su familia adoptiva (Astin, 1967:280).
tradición dudosa transmitida por Livio (35,14), Apiano cano, el gran vencedor de Aníbal, quien había casado con cereal y hierbas recogidas en el propio campo de batalla Sea como fuere, la llegada de Escipión Emiliano como
(Syr. 10) y Plutarco (Flam. 21) hace que Aníbal y Escipión Paula Emilia, hermana del Macedónico. De este modo, –de ahí su nombre– y la concedía el propio ejército al cónsul a comienzos del 147 a.C. cambió por completo
se entrevistaran en Efeso hacia el 190 a.C., en un diálogo Escipión Emiliano se convertía en nieto adoptivo de Esci- oficial, normalmente a un general, que salvaba al ejército el tempo y la eficacia de las operaciones romanas previas.
muy del gusto de la tradición helénica, que si bien es pro- pión Africano y de su propia tía Paula Emilia. en una situación desesperada (probablemente un episo- Cartago estaba defendida por unas murallas imponentes
bablemente apócrifo, presenta a los dos viejos enemigos Ya integrado en la casa de los Cornelios, Emiliano dio descrito por Apiano, Afr. 103-104). (Apiano Afr. 95), y sus talleres habían podido reponer
conversando casi amigablemente, como si se encontraran conoció al escritor y militar griego Polibio, quien se con- Regresó Escipión a Roma en 147 a.C. para presentarse las armas que habían entregado a Roma pensando que
en un club británico de caballeros. vertiría en amigo y mentor para su futura carrera polí- a la magistratura de edil, su siguiente escalón en el cursus con eso apiadarían a su enemigo. Lo primero que hizo
El jefe de un ejército de guerreros pierde el control tica y que nos dejaría el halagüeño cuadro de su perso- honorum, pero una bien orquestada maniobra que impli- Escipión Emiliano fue restaurar la disciplina del ejército,
de la batalla una vez comenzada, el de soldados, no: el na que ha prevalecido en la historiografía (Polibio 31, có a la asamblea ciudadana forzó al Senado a saltarse las completamente relajada por la ineptitud de los mandos
ejemplo clásico es Escipión el Africano, imperator más que 24-30; Apiano Afr,. 132). Tras la terrible experiencia de reglas (Apiano, Afr. 112) y fue elegido cónsul de manera anteriores (Apiano Afr. 115-117). Sin embargo, éste es
bellator. E. Wheeler (1991) usaba a Pirro y a Escipión enfrentarse a la falange macedónica en Pidna, los siguien- excepcional sin haber cumplido la edad requerida (cuarenta un topos literario sospechoso, que hemos visto ya emplea-
Africano como ejemplo de un modelo de general diferen- tes pasos en la carrera político-militar de Escipión Emi- y dos años), y fue además enviado sin el preceptivo sorteo do tras la toma de Cartagena en 209 por su abuelo adop-
te al viejo líder de hoplitas, un general que a su función liano fueron canónicos: se presentó voluntario en 151 a comandar el ejército de África para terminar la conquista tivo (Polibio 10,20; Livio 26,51), y que se repetirá con
de líder en el sentido más elemental de la palabra (el acto a.C. para servir como tribuno militar de una legión bajo de Cartago, una operación que se había enquistado. el mismo protagonista ante Numancia en 133 (ver infra),

18 19
Los Escipiones, generales de Roma Fernando Quesada Sanz

además de en otras ocasiones (Quesada, 2014-15). No del puerto, donde ya estaba sólidamente establecido, y en
obstante, es probable que no sea una invención: todo dirección a la ciudadela de Byrsa. Quedaban seis días y
buen general sabe qué hacer ante un ejército desmora- seis noches de infierno (Apiano, Afr. 130) para comple-
lizado por operaciones prolongadas sin éxito visible, y tar el terrible trabajo de la espada y la antorcha. Duran-
ello pasa en primer lugar por restaurar su disciplina y la te estos días vemos como incluso un general experto y
confianza en su propia capacidad. querido como Escipión podía en pleno asalto perder el
Sabiendo que un bloqueo de la enorme metrópoli control de una de sus legiones de refresco, que se dedicó
púnica –que contaba con campos intramuros en el barrio a saquear el templo de Apolo (Reshef), dice Apiano (Afr.
de Megara– podría prolongar el asedio indefinidamente, 128), aunque una vez capturado el botín volvió a la tarea.
desde el principio Escipión Emiliano se decidió por una Lo que siguió es una pesadilla que Apiano narra como
política de asalto agresiva, que comenzó precisamente en si hubiera sido testigo presencial, de hecho posiblemente
ese barrio según Apiano, nuestra mejor y casi única fuente bebiendo de Polibio:
para el asedio final de Cartago.Tras negar a los cartagineses
Había tres calles que subían desde la plaza hacia ella [Byrsa], flan-
el uso de los huertos y campos de Megara, y reduciendo queadas por casas de seis pisos, casi pegadas unas a otras [...] ocu-
su resistencia al núcleo de la ciudad con los puertos y la paron las primeras casas y, desde allí, atacaban a los que estaban en
colina de Byrsa, Escipión cambió momentáneamente de las próximas. Una vez que se apoderaban de éstas, tendían planchas
táctica para bloquear por completo la ciudad por tierra de madera entre los callejones entre casa y casa y cruzaban por ellos
mediante un gran recinto fortificado campamental que como sobre puentes. Mientras este combate tenía lugar arriba en los
servía a la vez de contravalación –de cara a Cartago– y tejados, se libraba otro entre los que combatían abajo en las calle-
de circunvalación –de cara al continente. Este recinto, de juelas. Todo estaba lleno de gemidos, lamentos, gritos y toda clase de
quejidos de agonía, al morir unos en combate cuerpo a cuerpo, otros
unos cuatro kilómetros y medio de largo, fue construido
arrojados desde los tejados contra el suelo, todavía vivos, y algunos
en veinte días, y es uno de los primeros grandes ejemplos cayendo sobre las puntas de otras armas... [...] El fuego devoraba y
del funcionamiento de un ejército, el romano, tan capaz se llevaba todo a su paso, y los soldados no derrumbaban los edificios
con la dolabra (el zapapico de los ingenieros militares) poco a poco, sino que los echaban abajo todos juntos. [...] junto con
como con el gladius. El asedio de Numancia por el mismo las piedras, caían también enmedio los cadáveres amontonados. Otros
Escipión, apenas doce años después, sigue esta misma tra- estaban todavía vivos, en especial ancianos, niños y mujeres que se
dición, como más adelante Alesia, Jerusalén, Masada y tan- habían ocultado en los rincones más profundos de las casas, algunos
heridos y otros más o menos quemados, dejando escapar terribles gri-
tos otros ejemplos de fortalezas sólidas conquistadas por Casas cartagineses en la colina de Byrsa de la época del asedio de Escipión en 146. En las paredes se aprecian restos de incendio. Foto: F. Quesada.
tos. Otros, arrastrados desde una altura tan grande con las piedras,
una determinación implacable de superar cualquier obstá- maderas y fuego, sufrieron al caer toda suerte de horrores [...] los
culo puesto por la orografía natural o el ingenio humano. encargados de la limpieza de las calles [zapadores que trabajaban Esta carnicería no fue en realidad más que una ope- empresas arriesgadas y extremadamente costosas para el
La sucesión de operaciones por las que Asdrúbal y para facilitar el paso de las fuerzas de asalto], al remover los escom- ración de limpieza muy reñida, feroz en realidad y pro- atacante en medios y vidas; cualquier general procurará
Escipión lucharon en la propia Cartago por el control de bros con hachas, machetes y picas, a fin de dejarlas transitables para bablemente costosa en bajas romanas, pero la batalla evitar ese riesgo y coste ofreciendo términos de rendi-
la zona del puerto primero, y del ágora portuaria después, las fuerzas de asalto, golpeaban unos con las hachas y machetes y estaba ganada desde la caída del puerto. Escipión, sin ción favorables. En ocasiones, sin embargo, y Cartago
es una historia terrible (Goldsworthy, 2000; Quesada, otros con la punta de las picas a los muertos y a los que todavía esta- embargo, estaba decidido, tras los largos meses de ase- en 146 a.C. es un buen ejemplo, los defensores han sido
2015) que en Apiano se lee como una novela, y con una ban vivos en los huecos del suelo, apartándolos como a la madera y dio, a acabar ya. Pero desde la Antigüedad se ha gene- empujados a la desesperación ante la garantía de que no
las piedras y dándoles la vuelta con el hierro, y el hombre servía de
mezcla de horror y admiración ante la tenacidad y deter- rado en los asedios una suerte de protocolo tácito: si tienen futuro en ningún caso, y que deben esperar un
relleno de los fosos. Algunos fueron arrojados de cabeza, y sus piernas,
minación de defensores y atacantes. Mientras tanto, Esci- sobresaliendo del suelo, se agitaban con convulsiones durante mucho una plaza se entrega tras una resistencia limitada hasta el milagro de última hora o elegir entre morir matando o
pión no descuidaba la tarea de evitar la llegada de refuer- tiempo [...] tampoco [...] hacían todo esto voluntariamente. Sin momento en que se abra una brecha en sus murallas, los morir esclavos, como bien resumió Floro (1,31,9-10).
zos a Cartago, aislándola por completo de su hinterland embargo, el esfuerzo de la guerra, la gloria de la victoria cercana, la conquistadores se comportarán con humanidad. Pero Cuenta Polibio que Escipión Emiliano lloró ante la com-
y conquistando Néferis durante el invierno de 147/146, premura del ejército [...] volvían a todos frenéticos y despreocupados si los defensores resisten a ultranza, si el atacante debe pleta devastación de lo que había sido Cartago, compa-
de modo que cuando llegó la siguiente primavera Carta- por aquello que veían. Se consumieron seis días y seis noches en todas asaltar la brecha o esperar hasta la rendición por ham- rando su destino con el de la afamada Troya, y temiendo
go estaba hambrienta, exhausta y carecía de posibilidad estas acciones, relevándose las tropas, a fin de no agotarse por la falta bre, entonces los defensores no deben esperar cuartel por el destino de su propia patria por la que tenía miedo,
de sueño, el cansancio, la matanza y este espectáculo horrible...
alguna de ayuda exterior. Era el momento del asalto final, alguno: la masacre, el saqueo y el incendio será el castigo como es natural, al ver la mutabilidad de las cosas humanas
y Escipión decidió realizarlo directamente desde la zona Apiano (Afr. 128-130) al desafío. Un asedio por hambre o un asalto frontal son (Apiano Afr. 132).

20 21
Los Escipiones, generales de Roma Fernando Quesada Sanz

Tras su gran victoria, Escipión Emiliano Africano se probablemente teniendo en cuenta la triste experiencia
reveló como un verdadero ‘‘halcón’’ conservador en de los generales anteriores que se habían enfrentado en
Roma tanto en la política exterior (encabezó una misión batalla o asalto a los numantinos, y el espantoso asalto
diplomática a Oriente) como en su aristocrática oposi- final a Cartago, Escipión Emiliano decidió reducir bajas y
ción a las aspiraciones de la plebe y de los homines novi riesgos no enfrentándose de nuevo al asalto de una pobla-
(Astin, 1967; Pina, 2015). Su siguiente gran operación ción desesperada pero decidida a una resistencia a muer-
militar se produjo trece años después de la destrucción te (Apiano Iber. 90). Eligió por el contrario la más lenta
de Cartago, en un entorno a la vez similar y muy distin- pero menos arriesgada opción de acabar a los numanti-
to: la celtibérica ciudad arévaca de Numancia (Soria). nos por hambre. Sea como fuere, Numancia se entregó y
Decimos similar porque Numancia, liderando diver- fue arrasada, como lo había sido Cartago.
sas coaliciones de distintos pueblos celtíberos, llevaba Las actividades de Escipión ante Numancia refle-
más de veinte años resistiendo una creciente presión jan, como en el caso de su abuelo adoptivo, el Africa-
romana, infligiendo serias derrotas una y otra vez a los no Mayor, una aproximación sistemática, casi científica,
sucesivos cónsules y pretores enviados para someter la al arte militar. Las medidas tomadas para disciplinar y
ciudad; los humillantes términos de la desastrosa capi- poner en forma al ejército son las que cualquier solda-
tulación de Hostilio Mancino en 136, rechazados por do del mundo conoce y odia por su aparente absurdo,
el Senado romano, fueron la gota que derramó el vaso. como cavar y rellenar zanjas, y sin embargo son de pro-
Numancia debía, como Cartago, ser vencida definitiva- bada eficacia:
mente. Roma envió, pues, a su más prestigioso general
recorriendo a diario todas las llanuras más cercanas, construía y
con la orden de acabar de una vez por todas con la úlcera demolía a continuación un campamento tras otro, cavaba las zanjas
hispana, y de nuevo según Apiano obviando la norma- más profundas y las volvía a llenar, edificaba grandes muros y los
tiva de edad para ser elegido cónsul (Apiano Iber. 84), echaba abajo otra vez... Las marchas... las llevaba a cabo en forma-
aunque probablemente es un error. Escipión Emiliano ción cuadrada y sin que estuviese permitido a ninguno cambiar el
Africano aplicó una receta en buena parte similar a la que lugar de la formación que le había sido asignado... cuando las mulas Reconstrucción moderna de la muralla de Numancia, en su parte occidental. Foto: F. Quesada.
había empleado ante Cartago: reclutar clientes en lugar estaban sobrecargadas, repartía la carga entre los infantes...
de hacer una leva ordinaria (Apiano Iber. 84); recuperar Apiano (Iber.86). a los numantinos, que con frecuencia salían fuera de la ciudad en ambas operaciones, por lo que las descripciones son fia-
la moral del ejército mediante un programa de entre- orden de combate y le provocaban a la lucha, no les hacía caso algu- bles y además son conformes en todo a la lógica militar.
namiento y austeridad (Apiano, Iber. 85-86, Frontino Sólo cuando Escipión estuvo convencido de que con- no, porque consideraba más conveniente cerrarlos y reducirlos por El asedio de Numancia incluye algo que no hemos
Strat. 4,1; Livio Per. 57; Valerio Max. 2,7; ver Moore, taba con un ejército plenamente disciplinado y operati- hambre que entablar un combate con hombres que luchaban en situa- visto citado explícitamente en el asedio de Cartago, aun-
ción desesperada
2009), reclutar aliados locales hasta obtener una abru- vo, marchó sobre la pequeña ciudad soriana. Primero la que probablemente existió: la presencia sistemática de
madora superioridad numérica (Apiano, Iber. 92), y ais- aisló de su retaguardia estratégica en el oeste, el territo- Apiano (Iber. 90-91). piezas de artillería en las defensas. Según la descripción
lar Numancia mediante un gran dogal de fortificaciones rio vacceo, para impedir que Numancia recibiera provi- de Apiano (Iber. 92) eran tanto del tipo lanzador de pie-
que sellaran los accesos de la ciudad, impidiendo incluso siones; aunque sufrió dificultades en la zona de Pallantia La propia frialdad del elaborado sistema de cam- dras (lithobolos) y de dardos (oxibeles), pero se trataba de
el cruce a nado por el Duero (Jimeno, 2002; Morales, y Cauca, evitó una derrota mayor, y cuando regresó a la pamentos y señales que Escipión diseñó, la presencia artillería ligera, defensiva, no de las grandes máquinas
2002). zona de Numancia a invernar se encontró con el bien- de torres a intervalos regulares (Iber. 92-93), y la for- capaces de derribar muros que dos siglos antes Alejan-
El caso numantino era desde luego también diferen- venido refuerzo de arqueros, honderos y doce elefantes ma en que bloqueó el propio curso del río Duero con dro ya empleara para asediar Tiro. Roma fue muy tardía
te, sobre todo desde el punto de vista militar, porque africanos que aportó su amigo y cliente Yugurta, el nie- cuchillas para evitar incluso el paso de mensajeros a o en el empleo y fabricación de estas máquinas, y nunca
la ciudad era mucho más pequeña (Apiano Iber.97), con to del rey númida Masinisa (Apiano, Iber. 89). Las viejas desde Numancia (Iber. 91), revela un espíritu ingenie- favoreció demasiado los artefactos gigantescos lanzado-
apenas ocho mil habitantes frente a las muchas decenas amistades mostraban ahora su utilidad, como la interre- ril que Corbulón, el general a quien se atribuye la cita res de bolaños de piedra. En todo caso, Escipión Emilia-
de miles que se refugiaron en Cartago, y apenas conta- lación entre aristocracia, política y guerra. que encabeza este apartado, hubiera sin duda admirado, no dio un paso más: si en la Guerra de Aníbal su abue-
ba con fortificaciones elaboradas (Floro 1,34 indica que La renuncia a la batalla campal es otro rasgo novedo- y probablemente supuso un paso aún más elaborado en lo adoptivo capturó grandes arsenales en Cartagena, y
no tenía murallas). Aunque sí existía un recinto simple, so, en tanto en cuanto supone renunciar explícitamente los preparativos que los que tomara una década antes fabricó máquinas en Utica durante su campaña africana
era desde luego casi insignificante para quien había toma- a la agresividad de la virtus tan básica, como hemos visto, en Cartago; en ambos casos la tradición que se conser- de 203/202 (Livio 29,35,8), el Emiliano parece haberlas
do las imponentes murallas de Cartago. Sin embargo, en la mentalidad militar romana: va procede de Polibio, quien asistió casi con seguridad a usado a gran escala y de manera sistemática.

22 23
Los Escipiones, generales de Roma Fernando Quesada Sanz

Bibliografía
na en Hispania, Anejos de Gladius, 5: 283-291. Madrid.
ASTIN, A.E. (1967): Scipio Aemilianus. Oxford. NICOLET, C. (1982): Roma y la conquista del mundo mediterrá-
BADIAN, E. (1958): Foreign clientelae (264-70 BC). Oxford. neo (264-27 a.C.).Las estructuras de la Italia romana. Nueva
BEARD, M. (2007): The Roman Triumph. Cambridge, Mass. Clío, 8, Barcelona.
BELLON, J.P.; MOLINOS, M.; GOMEZ, F. y RUEDA, C. PÉREZ RUBIO, A. (2015): “Luchas sin esperanza”. En Desperta
(2013): “La batalla de Baecula: tras los pasos de Escipión Ferro Antigua y Medieval, 31: 38-44.
el Africano”. M. Bendala (ed.) Fragor Hannibalis. Aníbal en PINA POLO, F. (2015): “Escipión Emiliano. Un halcón en el Sena-
Hispania: 313-333. Museo Arqueológico Regional de la do de Roma”. En Desperta Ferro Antigua y Medieval, 31: 26-30.
Comunidad de Madrid, Alcalá de Henares. PINZONE, A. (2010): “L’interazione milites-imperator nella
CADIOU, F. (2014-15): “¿Aficionados o profesionales? La spedizione ispanica di Scipione l’Africano”. En D. Bonanno
cadena de mando”. En Desperta Ferro, La Legión romana et alii. (eds.) Truppe e comandanti nel mondo antico, Hormos,
(i). La República media. Especial, VI: 30-35. 2: 91-100. Palermo.
COWAN, R. (2007): For the Glory of Rome. A history of War- QUESADA SANZ, F. (2013): “Aníbal Barca y Publio Cornelio
riors and Warfare. Londres. Escipión el Africano: vidas divergentes, muertes parale-
COUDRY, M. y HUMM, M. (eds.) (2009): Praeda. Butin de las”. En F.García Romero y A. Moreno (eds.) Enemistades
guerre et societé dans la Rome républicaine. Stuttgart. peligrosas. Encuentros y desencuentros en el mundo antiguo, 175-
CHRISSANTHOS, S.G. (1997): “Scipio and the mutiny at 207. Madrid, SEEC.
Sucro, 206 BC”. En Historia, 46.2: 172-184. — (2013b): “Baecula. ¿batalla campal importante o acción de
GOLDSWORTHY, A. (2000): The PunicWars, Casell, Londres. retaguardia reñida?”.En Desperta Ferro Antigua y medieval,
— (2003): In the name of Rome. The men who won the Roman 17: 22-26.
Empire. Londres. — (2014-15): “Disciplina y entrenamiento” En La Legión roma-
HAYWOOD, R.M. (1933): Studies on Scipio Áfricanus. West­ na (i). La República media. Desperta Ferro Especial, VI: 62-67.
port, Conn. — (2015): “La muerte de Cartago. La lucha más salvaje”. En
JIMENO MARTÍNEZ, A. (2002): “Numancia: campamentos Desperta Ferro Antigua y Medieval, 31: 46-56.
romanos y cerco de Escipión”. AEspA, 75: 159-176. RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, J. (2005): Los Escipiones en Hispa-
LAZENBY, J.F. (1978): Hannibal’s War. A Military History of the nia. Campañas ibéricas de la Segunda Guerra Púnica. Madrid.
Second PunicWar. Warminster. ROSENSTEIN, N.S. (1990): Imperatores Victi: Military Defeat
LENDON, J. (2005): Soldiers and Ghosts. A history of battle in and Aristocratic competition in the Middle and Late Republic.
Classical Antiquity.Yale. Berkeley, Los Ángeles, Oxford.
MARSDEN, E.W. (1969): Greek and Roman Artillery. Historical — (2007): “Military Command, Political Power and the
Development. Oxford. Republican Elite”. En P. Erdkamp (ed.) A Companion to the
MAXFIELD, V.A. (1981): The military decorations of the Roman Roman Army: 132-147. Oxford.
Reconstrucción actualizada del trazado del asedio romano de Numancia en 133 a.C. Plano de F. Quesada.
Army. Londres. SANTOSUOSSO, A. (1997): Soldiers, Citizens and the Symbols of
McDONNELL, M. (2006): Roman Manliness. Virtus and the War. From Classical Greece to Republican Rome, 500-167 B.C.
Incluso el despiadado tratamiento que aplicó a los me avance entre la actuación de Publio y Cneo Cornelio Roman Republic. Cambridge. Oxford.
jóvenes de Lutia, amputando sus manos para impedir que Escipión en 218-211 a.C. y la de Publio Cornelio Esci- MOORE, R. (2009): “Scipio Aemilianus’ disciplinary initiati- SCULLARD, H.H. (1970): Scipio Africanus: Soldier and Politi-
pudieran tomar las armas en apoyo de sus consanguíneos pión Emiliano Africano Numantino entre 146-133 a.C., ves at Numantia and the shaping of an ideology of Roman cian. Londres.
de Numancia (Apiano Iber. 94), tiene una espantosa lógi- aunque en todo este periodo, sólo el personaje interme- Military Leadership”. En A. Morillo et alii.(eds.) Limes SHATZMAN, I. (1972): “The Roman General’s authority over
ca terrorista, destinada a servir de ejemplo ante cual- dio, Publio Cornelio Escipión Africano, puede contarse XX. Estudios sobre la frontera romana. Anejos de Gladius, 13.2: booty”. En Historia, 21: 177-205.
quier otra idea de resistencia similar por parte de pobla- entre los generales verdaderamente excepcionales de la 1069-1078. Madrid, CSIC/Polifemo. WHEELER, E.L. (1979): “The legion as Phalanx”. En Chiron,
ciones vecinas a la sitiada ciudad arévaca. Historia. MORALES HERNÁNDEZ, F. (2002): “La circunvalación esci- 9: 303-319.
Hay sin duda, en lo diplomático y en lo estrictamen- piónica de Numancia: viejos y nuevos datos para una inter- — (1991): “The general as hoplite”. En D. Hanson (ed.) 1991,
te militar, en los niveles operacional y táctico, un enor- pretación”. En A.Morillo (coord.) Arqueología Militar Roma- Hoplites: 121-172. Londres-Nueva York.

24 25

También podría gustarte