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Las Ciencias Naturales en Educación Básica Ensayo

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Las Ciencias Naturales en Educación Básica: formación de ciudadanía para el siglo

XXI
 Educar en ciencias: para la vida y la ciudadanía. Es común pensar que enseñar ciencias
implica sólo exponer teorías y conceptos acabados. Rara vez tenemos en cuenta la
formación funcional que proporciona la enseñanza científica, o su importancia como
conocimiento de una cultura general imprescindible para que una ciudadana o un
ciudadano entienda asuntos de trascendencia social y personal importantes, como: qué
tanto pueden afectarle el cambio climático, los alimentos transgénicos, la utilización de
las células madre, entre otros.
Realmente como educadores nos enfrentamos a un gran compromiso, porque no sólo
basta con transmitirles a los estudiantes las herramientas necesarias que los ayuden a ser
ciudadanos críticos y responsables, “al poner en juego sus conocimientos, habilidades,
actitudes y valores para el logro de propósitos en contextos y situaciones diversas –
competencias para la vida–” (SEP, 2009:36). De acuerdo con Kymlicka (2003), dentro
de las cualidades y actitudes de los ciudadanos se espera que ejerzan su responsabilidad
en las elecciones personales que afecten a su salud y al medio ambiente. Salud Medio
Ambiente Se espera una responsabilidad consistente en mantener una dieta saludable,
hacer ejercicio con regularidad y limitar su consumo de alcohol y tabaco. Los
ciudadanos de- ben estar dispuestos a reducir, reutilizar y reciclar todo lo relacionado
con sus propias elecciones como consumidores.
Como docentes debemos formarnos en las competencias requeridas para superar las
dificultades que significan ejercer competencias de conocimiento cognitivo y
comprensión emocional, vinculadas con una diversidad creciente de estudiantes y para
desempeñarlas en diferentes opciones, modalidades y contextos educativos. Hay que
tener presente que así como enseñamos conceptos y teorías en ciencias, también
debemos desarrollar valores; los cuales son imprescindibles para vivir en sociedad. La
ciencia se define por ciertos valores que la caracterizan: Honestidad Racionalidad
Autocrítica Perseverancia Objetividad.
 Los objetivos más específicos para la educación científica a lo largo de la
escolarización y del aprendizaje, según Lemke (2006:6):  Para los niños de edad
intermedia: desarrollar una curiosidad más específica sobre cómo funcionan las
tecnologías y el mundo natural, cómo diseñar y crear objetos, cómo cuidar las cosas, y
un conocimiento básico de la salud. Nuestra labor “como formadores de seres
humanos” se inicia, desarrolla y pone en práctica durante la educación básica: “no se
nace con valores, los niños deben ser educados para vivir en sociedad”.
Es preciso que los profesores reconozcamos que la ciencia “hace” parte de nuestra vida
diaria y en consecuencia les proporciona a los estudiantes elementos para participar de
manera fundamentada y con argumentos “científicos” en la toma de decisiones; por
ejemplo, el uso o no de aerosoles, qué productos comprar y consumir, y si se debe o no
separar la basura. De tal manera que el concepto de actividad científica implica la
existencia de un sistema de valores para el establecimiento de las normas que regulan
esta actividad, y como cualquier actividad racional requiere de metas y formas de
trabajo que dependen de los valores y posibilidades del contexto propias de la “cultura”
 La educación en ciencias “tiene ante sí el reto de formar ciudadanos y ciudadanas que
construyan nuevas formas de sentir, pensar y actuar en un mundo caracterizado por la
injusticia social e insostenible ecológicamente” (Pujol, 2007:18).
 En consecuencia, la educación en ciencias va mucho más allá de la idea tradicional de
enseñanza de contenidos/conocimientos, aunque no pueda prescindir de ellos; por lo
tanto, los contenidos deben escogerse con cuidado, seleccionando aquellos que sean
racionales, razonables y “de alto nivel”: Los conocimientos podrán ser razonables si los
estudiantes son capaces de intervenir experimentalmente en ellos, de argumentar los
resultados, de darse cuenta de sus lagunas, de representarlos y de narrarlos. A referirnos
al “alto nivel” pensamos en conseguir que los conocimientos sean útiles para la
formación del estudiante como persona. Para ello deben conectar con sus expectativas
personales, las cuales, a su vez, deben formar parte de un proyecto humano, social,
estimulante y satisfactorio desde un punto de vista ético y estético, además de
científico. Por lo tanto educar en ciencias implica enseñar a “pensar”, “hacer” y
“hablar” o a “comunicar” sobre los sucesos del mundo natural.

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