Etica Especial, Apuntes
Etica Especial, Apuntes
Etica Especial, Apuntes
1. INTRODUCCION
Este curso de Ética Especial es una continuación del curso de Ética General,
la cual estudia y reflexiona sobre los criterios bajo los cuales se juzga la bondad o
maldad del comportamiento humano responsable. Sabemos ya, que toda acción
humana hecha responsablemente, es decir, teniendo consciencia, voluntad y libertad
lleva consigo una bondad o una maldad determinadas. Todos advertimos este
aspecto en las acciones realizadas y lo advertimos de una manera natural. Signo de
ello es el llamado cargo o remordimiento de conciencia cuando se obra de una
manera perjudicial o por el contrario la satisfacción, el gusto y el bienestar, cuando
las acciones realizadas son correctas. Ahora bien, en la Ética general se estudiaron
los criterios bajo los cuales se cataloga una acción como buena o como mala, por
ello el conocimiento de lo bueno o de lo malo hecho en primer lugar de manera
natural se convierte en ciencia cuando este conocimiento espontaneo de la bondad o
maldad de los actos se integra en un saber ordenado, basado en un conocimiento
cierto de las causas. Vale la pena recordar por lo menos a grandes rasgos la
definición, el objeto formal y material de la Ética general.
1
Cfr. Marciano VIDAL, Nueva Moral Fundamental, el hogar teológico de la Ética, Tratados Morales
I, =Moral y Ética teológica 28, Ed. Perpetuo Socorro, Madrid, 2014, p. 11.
ÉTICA ESPECIAL 2
2
Cfr. Leonardo RODRÍGUEZ DUPLÁ, Ética de la vida buena, =Ética aplicada, Desclée de Brouwer,
España 2006, p. 47.
3
Cfr. Leonardo RODRÍGUEZ DUPLÁ, Ética de la vida buena..., pp. 46-49.
ÉTICA ESPECIAL 3
4
Cfr. Santos MODESTO, En defensa de la razón, Estudios de Ética, =Filosófica, Eunsa, Pamplona,
20012, pp. 12-13.
ÉTICA ESPECIAL 4
Según esta definición de santo Tomás vemos que también al hombre puede
aplicársele e termino individuo en cuanto que es una sustancia distinta de otro, sin
embargo es una sustancia especial, más perfecta en cuanto que está dotada de razón.
Veamos sin embargo mas afondo que significa el término persona.
5
Ricardo SADA FERNÁNDEZ, Curso de Ética general y aplicada, Minos, México D.F. 1997, p. 109.
6
S. TOMÁS DE AQUINO, Suma de Teología, Parte Ia, cuestión 29, articulo 1, Edición dirigida por los
regentes de estudios de las provincias Dominicanas de España, BAC, Madrid 2011. En adelante S. Th.
ÉTICA ESPECIAL 5
Hay que hacer notar por otro lado, que la reflexión de Boecio sobre la
persona como ya señalaba en la introducción parte de un horizonte teológico, pues
se parte de la reflexión Trinitaria en cuanto al problema de las relaciones,
centrándose luego en Cristo por la cuestión de la encarnación, pues de 96 veces que
aparece el termino persona en sus escritos, 90 veces corresponden a su tratado
cristológico. Ahora bien, lo que me interesa señalar en este apartado es que Boecio
elabora su definición a partir de las categorías aristotélicas de genero y diferencia
especifica, siendo con ello que la definición clásica de persona que elabora Boecio
no resulta definible mas que a nivel intramundano, y es de hecho a este nivel, al que
Boecio propone su definición. Bien que aplicada a Jesucristo que aunque es Dios es
también formalmente hombre10 y por tanto puede ser definido por medio de las
categorías propias de la lógica y metafísica aristotélicas.11
Hemos visto ya que la persona por el hecho de serlo posee una cualidad
especial que la distingue de los de mas seres: posee una dignidad, la cual es
inherente a su naturaleza misma por ello se llama dignidad óntica o metafísica, la
cual tiene las siguientes características:
12
Cfr. E. DUSSEL, «La doctrina de la persona en Boecio: Solución cristológica»..., pp. 107-108.
13
Cfr. D. GRACIA GUILLÉN, «Persona y comunidad. De Boecio a santo Tomás»..., p. 72.
14
Cfr. R. SADA FERNÁNDEZ, Curso de Ética general y aplicada..., p. 112.
ÉTICA ESPECIAL 7
15
Cfr. D. GRACIA GUILLÉN, «Persona y comunidad. De Boecio a santo Tomás»..., p. 97.
16
Cfr. Narciso CAPPELLETTO, persona orizzonti storici di comprensione, Accademia Alfonsiana
Istituto Superiore di Teologia Morale Pontificia Università Lateranense, (appunti per gli studenti),
Roma 2013, p. 38.
17
S. Th. I, q. 29 a. 3.
18
Cfr. N. CAPPELLETTO, persona orizzonti storici di comprensione..., p. 38.
ÉTICA ESPECIAL 8
Hemos visto ya que la persona por el hecho de serlo, posee una dignidad que
no posee ninguna otra criatura, gracias a su conformación, la persona se concibe
como un misterio, un ser en constante crecimiento y perfección sin embargo existen
diferentes maneras de entender a la persona, las cuales por lo general lo reducen a
uno o varios de sus aspectos por el hecho de explicarlo a partir de ellos. Tales
maneras de entender a la persona están en contraste con la recta concepción
antropológica. Entre tales concepciones se encuentran:
cuerpo” por ejemplo a través de la exaltación del deporte 20, en que se busca no la
salud sino el culto a la imagen al verse bien. En este aspecto hay mucho que decir en
la actualidad, la sociedad no perdona “un gramo extra de carne” sobre todo en las
mujeres. Ser flaca, rubia y medir mas de uno setenta a los 16 años es sinónimo de
éxito. Todos las quieren y todas las envidian. La figura en los últimos tiempos es la
preocupación numero uno de los y las adolescentes y jóvenes posmodernos. 21
Esta postura abarca las anteriores pues sostiene que el hombre es solo materia
mejor organizada y así constituido tan solo de elementos materiales está sujeto a las
leyes de los seres naturales y su vida se explica desde ahí. Esta manera de concebir
al hombre comenzó con el empirismo inglés, expuesto en la “ilustración francesa”
con los enciclopedistas Lametrie, Diderot, D’Alambert y se desarrolló con el
positivismo de A. Compte, quien limita todo conocimiento a lo experimental y
concebía el progreso de la humanidad en tres estadios o etapas: la infantil o
religiosa, en la que el hombre explica todo recurriendo a mitos o dioses, la
adolescente o metafísica, en la que el hombre explica todo por principios abstractos,
y la madura o positivista que explica todo con la investigación científica de la
realidad; por tanto, en base a esto el hombre debe ser objeto de estudio empírico,
psicológico y sociológico. Este método empírico originó el materialismo científico,
que sostiene que todo es materia y por tanto, todos los fenómenos de la vida
humana, aun los de la vida consciente y espiritual, han de explicarse con leyes
físico-químicas.23
20
Cfr. Ibíd., p. 114.
21
Cfr. Héctor ZAGAL ARREGUÍN – José GALINDO MONTELONGO, Ética para adolescentes
posmodernos, Publicaciones Cruz O.S.A., México 20073, p. 169.
22
Cfr. R. SADA FERNÁNDEZ, Curso de Ética general y aplicada..., p. 114.
23
Cfr. Jaime VÉLEZ CORREA, El hombre: un enigma. Antropología filosófica, Colección de textos
básicos para seminarios latinoamericanos, Vol. II, CELAM, México 1995, pp. 24-25
ÉTICA ESPECIAL 10
«Se deberá insistir prioritariamente en los países en desarrollo, que son más
grandes y que crecen con mayor rapidez, y donde el desequilibrio entre el número
creciente de habitantes y el desarrollo potencial trae consigo los mas serios riesgos
de inestabilidad, de inquietud y de tensiones internacionales. Estos países son:
India, Bangladesh, Pakistán, Nigeria, México, Indonesia, Brasil, Filipinas,
Tailandia, Egipto, Turquía, Etiopía y Colombia.»25
Como las posturas anteriores, muchas otras podrían ser enunciadas, sin
embargo todas convergen en una carencia básica, no respetan la dignidad de la
persona en su totalidad, pues en las posturas anteriores se pierde de vista el aspecto
trascendental de la persona y cuando una sociedad pierde el sentido de
trascendentalidad del hombre que conlleva su ser racional, se debilita y corre el
peligro de alienar y oprimir a la persona. Por tanto para evitar estos equívocos se
debe considerar en cualquier situación en que intervenga la realidad de la persona la
Especifica Dignidad. A esta forma de proceder fundada en la eminente dignidad de
la persona humana se le llama NORMA PERSONALISTA siendo tal norma o
principio la que sitúa como sujeto, fundamento y fin de todas las instituciones a la
persona misma, para su conservación, desarrollo y perfeccionamiento. 26
24
El documento NSSM 200, conocido bajo el nombre de informe del National Security Council o
Informe Kissinger, tiene por título Implications of Worldwide Population Growth for U.S. Security and
Overseas Interests. Fue elaborado en 1974 a petición de Henry Kissinger, entonces Secretario de Estado y fue
hecho público quince años mas tarde.
25
Cfr. Michael SCHOOYANS, La elección de la vida. Bioética y población, Editorial Claretiana, Buenos
Aires 2008. Del original en francés: Bioétique et Population. Le choix de la vie, Éditions Le Sarment-Fayard,
Paris 1994. Traducción española a cargo de la Dra. Beatriz de Gobbi, pp. 97-98.
26
Cfr. R. SADA FERNÁNDEZ, Curso de Ética general y aplicada..., p. 115.
ÉTICA ESPECIAL 11
puede ser alcanzado con los solos instrumentos de las ciencias biomédicas,
sino que requiere la mirada mas penetrante de la filosofía y de la teología.
– Una segunda consecuencia de la unitotalidad de la persona es que la
integridad y los dinamismos biológicos del cuerpo humano no son
indiferentes desde el punto de vista ético. Algunos retienen que el cuerpo
humano es un dato bruto, crudo privado de significado mientras no sea
revestido de un proyecto libre
Ahora bien, hablando del amor, debemos saber que existen varios niveles en
que este puede darse.
Ahora bien, el fenómeno que abunda en la relación con el amor, es del deseo
de ser amado, de ser valorado, de ser tomado en cuenta y de ser beneficiado. Por
ello, se puede decir que el amor primitivo surge como una tendencia de atracción
cuyo beneficiario es el propio sujeto. Esta clase de amor solo es incipiente, en
cambio, cuando el amor logra su desarrollo y madurez se convierte poco a poco, en
un movimiento desinteresado. Este proceso pasa necesariamente por varios niveles
de amor los cuales analizaremos en seguida.
Este es el nivel más elemental y primitivo del amor. Los bebes aman a su
madre de esta manera. Se trata de una vivencia de atracción, de unidad, de
complementación y de armonía entre dos seres. El amor dado de esta manera en los
niños es normal, sin embargo existen adultos que no logran superar esta etapa básica
del amor. Ciertamente hablar de superación no significa abandonar del todo, pues en
un nivel posterior, la unidad, la atracción de complementación y armonía continúan
aunque de una manera distinta, nueva superior. Lo criticable en los adultos que no
logran superar el amor simbiótico es que solo buscan los beneficios propios de ese
tipo de amor. Pues aunque en ellos se dan aspectos positivos como el atractivo, la
armonía y la complementación, se da al mismo tiempo una mutilación de cualidades
y habilidades en uno de los miembros de la pareja. Por ejemplo, una mujer que ama
a su marido de esa manera suele descuidar sus habilidades en el plano laboral,
intelectual y ejecutivo; se confía demasiado en las cualidades de su cónyuge y
abandona todo esfuerzo por cultivarse en esos terrenos que supuestamente quedan
cubiertos por el otro miembro de la pareja; recíprocamente, el marido con amor
simbiótico, suele descuidar el terreno afectivo, emocional y comprensivo. Alega que
a su mujer le corresponde ese aspecto de la vida familiar y se cree liberado de ello.
1.5.3 El amor interesado o acto del querer
El niño de unos cuantos años de edad, ama a sus padres de esta manera,
quiere a sus padres, los quiere para sí mismo, quiere su protección y si es posible, su
exclusividad. Se trata de un movimiento dirigido hacia el propio sujeto. En este
nivel se realiza la significación de la palabra “Querer”, pues querer a una persona
con este tipo de amor equivale también a atraparlo, atraerlo, utilizarlo. “Te quiero
para mi, quiero que te unas a mi” es la consigna de este tipo de amor. También
podríamos llamarlo con otros nombres: amor posesivo, amor celoso, amor
interesado. En el fondo lo que se pretende es el beneficio propio. Hay que decir sin
30
Cfr. Raúl GUTIÉRREZ SÁENZ, Introducción a la Ética, Editorial Esfinge, México 20068, p. 140.
Tomaré este apartado de este libro.
ÉTICA ESPECIAL 14
Las mamás acarician a los bebés de manera normal. Es una necesidad básica
para un bebé, es la manera en que se siente querido, aceptado y amado por la mamá.
En los adultos, esa necesidad se manifiesta como una tendencia a la compañía y un
miedo a la soledad. El adulto que no tiene contacto con nadie padece una
disminución considerable de sus facultades y rendimientos. Por ejemplo, el
aislamiento completo durante una temporada, es el castigo más temido por los
presos. Esto demuestra una característica humana básica: el hombre es sociable por
naturaleza, y necesita la compañía, la caricia, la unión con sus congéneres.
La vivencia del enamoramiento es una de las vivencias más agradables del ser
humano, su motivación, su energía, su actividad y trato con las demás personas, su
entusiasmo en general sube de nivel de manera considerable. El enamoramiento
puede estar mezclado con los otros niveles de amor. En la medida que se aproxima a
la realidad será positivo y recomendable, pues proporciona la motivación y energía
para afrontar las dificultades de la vida. En la medida que se aleja de la realidad,
exagerando y distorsionando las cualidades del ser amado es muy peligroso y aún
nefasto (viene una decepción amorosa y todo se cae), porque paraliza la actividad
del enamorado y lo induce a ensoñaciones absurdas.
Es necesario por ello, tener en cuenta que la actitud del que ama y da la
caridad, surge espontáneamente gracias también a la ayuda de Dios, y no por
méritos propios, pues el sujeto que vive este tipo de amor, tiene la clara conciencia
se ser tan solo canal o instrumento de Dios. Prepararse para recibir este don especial
de Dios no es una labor fácil, pero tampoco imposible. Está al alcance de todos,
requiere humildad, una actitud de fe y de esperanza.31
Así pues, los derechos humanos son universales. Lo cual significa que desde
antes de que fueran reconocidos por las distintas naciones y organizaciones
internacionales, la persona ya los tenía. Con el solo hecho de poseer la naturaleza
humana, la persona puede disfrutar de estos derechos, por eso son inalienables. Lo
que significa que no los da ningún documento, ni ningún gobierno, ni ninguna
autoridad. El Estado los reconoce y los garantiza, —o al menos es su obligación—,
31
Cfr. R. GUTIÉRREZ SÁENZ, Introducción a la Ética..., pp. 140-154.
32
Cfr. R. SADA FERNÁNDEZ, Curso de Ética general y aplicada..., p. 122.
ÉTICA ESPECIAL 18
pero no los otorga, pues no nos otorga nuestra naturaleza. Ahora bien, ¿Qué son los
derechos humanos? Ya dijimos que son universales, inalienables, se nace con ellos,
esto quiere decir que no son un accesorio que se pueda comprar o vender.
Ciertamente, existen ciertos derechos secundarios con los que sí se puede comerciar;
podemos vender nuestra ropa, nuestros libros, etc., pero no podemos en cambio
vender nuestra vida, ni comprar la de los demás.33
En la ética, los derechos humanos están adquiriendo desde hace varios años
una relevancia notable, sobre todo por la idea de hacer una ética universal
33
Cfr. H. ZAGAL ARREGUÍN – J. GALINDO MONTELONGO, Ética para adolescentes posmodernos..., p.
196
34
Cfr. Ibíd., p. 197.
35
Cfr. Marciano VIDAL, Orientaciones éticas para tiempos inciertos. Entre la escila del relativismo y
el Caribdis del fundamentalismo, Desclée de Brouwer, Bilbao 2007, pp. 102-103.
ÉTICA ESPECIAL 19
A pesar de las afirmaciones positivas sobre los derechos humanos que hemos
dicho anteriormente, no faltan quienes cuestionan teórica y prácticamente la validez
de la universalidad de los derechos humanos. Dos son las principales razones que se
aportan.
36
Cfr. M. VIDAL, Orientaciones éticas para tiempos inciertos..., pp. 103-104.
37
Cfr. COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL, En busca de una ética universal: Nueva perspectiva
sobre la ley natural, =Documentos, BAC Madrid 2009, nn. 5-6
ÉTICA ESPECIAL 20
«[...] hoy es preciso redoblar los esfuerzos ante las presiones para reinterpretar los
fundamentos de la Declaración y comprometer con ello su íntima unidad, facilitando así su
alejamiento de la protección de la dignidad humana para satisfacer meros intereses, con
frecuencia particulares [...]».39
Derecho a la Vida
Derecho a la integridad física
Derecho a la libertad
Derecho a la libertad religiosa
Derecho a la libertad de expresión
Derecho a la propiedad privada
Derecho a un justo proceso penal
Derecho a la decisión política
ética frente a las tecnologías de la salud y de la vida. Se deduce pues de esto que la
bioética deber ser una ciencia normativa y tal debe ser el ángulo desde el cual debe
abordar su campo de estudio.44
De aquí que la vida humana tenga un valor trascendente. Por ello se considera
que el hecho de impedirla a quien la posee en acto (asesinato, aborto) o de no darla,
resultaría una acción inhumana, ya que impide a ese ser real o posible toda ulterior
capacidad de recibir los dones para su realización y felicidad. Por ello se considera
al derecho a la vida por encima de las perspectivas parciales de orden biológico,
sociológico, demográfico, etc.46
La vida humana tiene pues un valor sagrado, ello debido a que se trata de una
persona. Ahora bien, en el ámbito de la bioética y de la salud, la cuestión que se
plantea es el momento en que la persona comienza a ser tal. Existe debate teórico y
práctico entre quienes consideran a la persona como tal en base a algunas de sus
44
Cfr. Modesto SANTOS, En defensa de la razón..., p. 147.
45
Cfr. Ibíd., p. 151.
46
Cfr. R. SADA FERNÁNDEZ, Curso de Ética general y aplicada..., p. 123.
ÉTICA ESPECIAL 24
47
Cfr. Roberto ANDORNO, Bioética y dignidad de la persona, tecnos, Madrid 20122, pp. 83-86.
48
Cfr. R. ANDORNO, Bioética y dignidad de la persona..., pp. 86-87.
ÉTICA ESPECIAL 25
indiferenciada de células, que serán luego reemplazadas por células con un rol
especifico diferenciando al único ser. Así, según estas objeciones, en los primeros
14 días no habría individuo humano.
3.4 El aborto
Técnicas quirúrgicas:
La aspiración: se introduce en el útero un tubo unido a una aspiradora (20
veces más potente que una normal). Son lacerados con ella, el cuerpo del
niño y la placenta y todo es aspirado y machacado. Este método se usa para
embriones inferiores a 3 meses.
La embriotomía o raspado de las paredes del útero: se introduce una cuchara
puntiaguda curvada con la que se corta en trozos al embrión y se procede
luego al “raspado” del útero y su completo vaciado. Es el método más
practicado en los primeros tres o cuatro meses de vida del embrión.
La histerotomía o aborto por cesárea: es completamente igual al parto por
cesárea, sin embargo al niño ya nacido se le deja morir en un balde o se
provoca su asfixia.
52
Cfr. Ramón LUCAS LUCAS, Explícame la bioética. Guía explicativa de los temas más controvertidos
sobre la vida humana, =Edu.com, Palabra, Madrid 20054, p. 138.
ÉTICA ESPECIAL 29
Técnicas farmacológicas:
Dispositivo intrauterino (DIU) o espiral: es un objeto filiforme de plástico u
otro material como plata o cobre, envuelto en espiral y dotado de pequeños
depósitos de sustancias químicas, que colocado por el medico en el útero,
impide la implantación o el desarrollo del embrión provocando el aborto.
Muy usado por las mujeres como “anticonceptivo”, es en realidad un método
abortivo.
Píldora del día después: son dos comprimidos que contienen la hormona
levonogestrel –de ahí el nombre comercial «Norlevo»–, que tomadas en las
72 horas después de la relación sexual, modifican la pared del útero e
impiden al embrión ya formado implantarse lo cual provoca que este sea
expulsado. Aunque es presentado como un anticonceptivo, el objetivo de la
píldora es la muerte del embrión.
La píldora abortiva RU 486: el nombre del fármaco es mifepristone. Sus
sustancias químicas actúan predominantemente sobre las paredes del útero
provocando la exfoliación y la consiguiente separación del embrión. No es
una píldora anticonceptiva sino abortiva.
Las prostaglandinas: sustancias farmacológicas, usadas también después de
la quinta semana para impedir el desarrollo del embrión en el útero.
Vacuna abortiva: el principio base de la vacuna es impedir la continuación
del embarazo induciendo en la mujer un estado de inmunidad contra la
hormona que señala la presencia del embrión en el sistema endocrino
materno.
a) Juicio ético
3.5 La anticoncepción
56
Cfr. Ibíd., pp. 66-72.
ÉTICA ESPECIAL 33
57
Cfr. R. SADA FERNÁNDEZ, Curso de Ética general y aplicada..., p. 131.
ÉTICA ESPECIAL 34
Por estas razones, solo son lícitos aquellos procedimientos que no provocan
separación entre el acto unitivo y el procreador y en los que la fecundación sea
intracorpórea.58
58
Cfr. R. LUCAS LUCAS, Explícame la bioética..., pp. 56-63.
ÉTICA ESPECIAL 35
59
Ibíd., p. 56.
60
Cfr. R. SADA FERNÁNDEZ, Curso de Ética general y aplicada..., p. 130.
ÉTICA ESPECIAL 36
3.8 La eutanasia
61
Cfr. R. LUCAS LUCAS, Explícame la bioética..., p. 98.
62
Cfr. R. SADA FERNÁNDEZ, Curso de Ética general y aplicada..., p. 135.
ÉTICA ESPECIAL 37
agonizante. Nadie puede además solicitar este gesto homicida para él mismo o para
otro confiado a su responsabilidad, ni se puede consentir explícitamente o
implícitamente. Se trata de un crimen contra la vida, un atentado contra la
humanidad.63
3.9 El suicidio
a) tipos de suicidio
– Directo: resulta de una acción que busca esa finalidad (dispararse en la
cabeza con una pistola).
– Indirecto: resultante no de una acción directamente occisiva contra uno
mismo sino producida como efecto secundario. (Quienes realizan ciertas
acrobacias poniendo directamente en riesgo su vida).
3.10 El homicidio
63
Cfr. R. LUCAS LUCAS, Explícame la bioética..., p. 172.
ÉTICA ESPECIAL 38
Esto significa que en el contrato matrimonial, cada uno tiene derecho al deber
conyugal del otro, eso es precisamente lo que se concerta: la estabilidad de una
relación de derechos y deberes. El amor pues no es lo que hace el matrimonio como
a menudo se piensa, el amor es anterior y debe ser posterior a este contrato.
En cuanto a la unidad podemos decir que puesto que por su fisonomía propia,
el matrimonio exige gracias al amor esponsal, una unidad del esposo y la esposa. Si
lo propio del amor esponsal es el don reciproco de si, si se escoge al cónyuge con el
fin de encontrar en él un «otro yo», si uno y otro han de vivir «por él o ella, para él o
para ella» es evidente que el amor esponsal no es divisible, o repartible entre varios
sujetos. He aquí que la poligamia o la poliandria son ilícitas. Siendo así, la igualdad
debida a la relación matrimonial quedaría lesionada si uno de los cónyuges se
entregara de modo exclusivo al otro, mientras que este, en cambio, tuviera varios
esposos o esposas.
Con todo esto dicho, podemos ahora dar el argumento principal por el cual
estas relaciones prematrimoniales no están permitidas. El motivo principal de la
pecaminosidad de estas relaciones es que contravienen el orden establecido por el
creador en la naturaleza. Al ser los órganos genitales y por consiguiente la relación
sexual creada para generar la vida y hacerla fructificar, una relación sexual fuera del
matrimonio, la más de las veces no es abierta a la vida. ¿Que pasa sin embargo con
las relaciones sexuales entre esposos casados solo por el civil, en que hay apertura a
la vida y en que ya se cuenta con algunos hijos? Aquí el motivo de la ilicitud de la
relación sexual es que no hay una garantía de que la sinceridad y la fidelidad en las
relaciones interpersonales entre un hombre y una mujer queden protegidas y
aseguradas contra los vaivenes y las veleidades de las pasiones. 65 En este caso se
estaría hablando de un motivo “sacramental”. Pues no hay un compromiso, estable,
64
Cfr. R. SADA FERNÁNDEZ, Curso de Ética general y aplicada..., pp. 157-168.
ÉTICA ESPECIAL 41
para toda la vida, en la entrega de un hombre a una mujer y viceversa, que aporta el
matrimonio sacramental, gracias al cual los cónyuges tienen “derecho” corporal uno
sobre el otro.
4.6 La homosexualidad
Antes de dar una definición concreta de la homosexualidad, hay que decir que
es un fenómeno complejo en el funcionamiento de la vida psíquica, que siempre ha
existido y sin duda continuará manifestándose entre las vicisitudes de la sexualidad
humana.
4.6.1 Definición
Este fenómeno reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas, y su
origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. La homosexualidad se
puede agrupar en dos categorías, homosexualidad ocasional y homosexualidad
verdadera.67
65
Cfr. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, «Declaración sobre algunas cuestiones de ética
sexual», (29 de diciembre de 1975), Paulinas, Bogotá 20059, n. 7.
66
Cfr. Livio MELINA – Sergio BELARDINELLI, Amar en la diferencia. Las formas de la sexualidad y el
pensamiento católico, = Estudios y ensayos 145, BAC, Madrid 2013., pp. 27-30.
67
Cfr. R. SADA FERNÁNDEZ, Curso de Ética general y aplicada..., p. 177.
ÉTICA ESPECIAL 42
Otros mucho más numerosos, buscan este vicio como una satisfacción erótica
habitual. Dado que este tipo de practicas sodomíticas ocasionales no tienen carácter
patológico sino que se buscan libremente por el mero placer desordenado y mal
entendido, no tienen justificación alguna.
a) La revolución Sexual
Unido al movimiento liberticida del mayo francés del ‘68 estalló también la
llamada revolución sexual, que hizo su entrada con estas tres rupturas: a) Separación
71
Cfr. R. SADA FERNÁNDEZ, Curso de Ética general y aplicada..., pp. 178-179.
72
Este primer apartado, lo tomo de la conferencia dictada por Monseñor Juan Antonio Reig Plá,
obispo de Alcalá de Henares España, el mes de octubre del año 2014 en Guadalajara, en el marco del III
encuentro de redes por la vida. Mons. Juan Antonio Reig Pla, es Vicepresidente del Pontificio Instituto Juan
Pablo II (Sección Española) para estudios sobre el matrimonio y la familia. Es miembro de la Subcomisión
Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española.
ÉTICA ESPECIAL 44
73
Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, Transexuales, Queer, Questioning, Intersexuales, Asexuales,
Ally, Pansexuales, etc.
ÉTICA ESPECIAL 45
costumbres de las personas para luego hacerse con el control de sus conciencias y,
con ellas, de su dinero.
La primera decisión, ante estas evidencias, debe ser dejar de utilizar estos
términos por difícil que nos resulte; existen múltiples opciones según los casos,
naturalmente todas ellas deben ser escrupulosamente respetuosas con las personas,
por ejemplo: frente al concepto “homosexual” podemos utilizar la expresión
“persona (varón o mujer) con atracción sexual hacia el mismo sexo (AMS)” que no
califica a nadie sino que describe una experiencia personal; frente a los términos
“transexual o disforia de género” podemos utilizar la expresión “varón o mujer con
deseo de cambiar de sexo (DCS)”; frente a “actos homosexuales” podemos utilizar
ÉTICA ESPECIAL 46
la expresión clásica de “actos contra-natura”, etc. Desde luego también hay que
evitar añadir al concepto varón o al concepto mujer el calificativo de “heterosexual”,
resulta redundante y engañoso, como hemos explicado, en el fondo no sería más que
una tautología. Por su parte el término gay designa a los activistas, por lo que resulta
erróneo e inapropiado utilizarlo como sinónimo de persona con AMS. Por tanto,
debemos saber distinguir entre las personas con AMS, los activistas (gays), las
asociaciones y federaciones concretas LGBTQ y el inmenso entramado socio-
cultural-político-económico-mediático (e incluso religioso) que constituye el
poderosísimo lobby LGBTQ.
Las batallas del lenguaje se libran en todos los frentes decisivos para la
continuidad de nuestra civilización: la persona, el inicio y el final de la vida, el
matrimonio, la familia, y la enseñanza. Hay que estar alerta en todos estos campos a
la masiva manipulación a la que nos someten los lobbys y la mayoría de las
estructuras de poder.
recordaba que afirmar la “muerte de Dios” traía como consecuencia la “muerte del
hombre”. Después de afirmar que la “cerrazón ideológica a Dios y el indiferentismo
ateo, que olvida al Creador y corre el peligro de olvidar también los valores
humanos, se presentan hoy como uno de los obstáculos para el desarrollo”, concluye
de manera categórica diciendo que “el humanismo que excluye a Dios es un
humanismo inhumano” (Caritas in veritate, 78).
Dios, se disuelve también la dignidad del hombre. Quien defiende a Dios, defiende
al hombre” (Benedicto XVI, Discurso a la Curia romana, 2012).
Hay que decir sin embargo, que el sexo es algo mucho más englobante y
amplio que la simple apariencia externa, la sexualidad es estructurante del mismo
carácter e inherente al hecho de ser persona, necesariamente como hombre o como
mujer. El sexo afecta pues a la globalidad de la persona y es mucho más que pura
biología. Conviene por ello ver sus principales características por separado en el
desarrollo de la persona.
Todos los parámetros del sexo descritos hasta ahora son internos, no
apreciables a simple vista. Se habla de sexo somático o fenotípico para referirse a la
expresión producida por los sistemas anteriores, es decir lo que determina los
genitales y la apariencia externa del individuo. Todo lo que se ha descrito
biológicamente hablando se corresponde al sexo biológico, anatómico en términos
amplios y describe la corporeidad de la persona. Conviene sin embargo considerar el
hecho de que estas bases biológicas intervienen profundamente en todo el
organismo, de modo que, por ejemplo, cada célula de un cuerpo femenino es distinta
de un cuerpo masculino. La neurofisiología medica, ha descubierto incluso
diferencias estructurales entre un cerebro masculino y otro femenino, lo cual,
lógicamente influye en la manera de ser y actuar de hombres y mujeres.74
Con esta expresión se trata de definir cómo es percibido el individuo por las
personas de su alrededor, señala la actuación especifica que realiza el individuo y
que es identificada por su entorno como propia de un varón o una mujer. En general
se le entiende como el resultado de procesos histórico-culturales y, por tanto, son
variables según la cultura. Se refiere a las funciones y roles sociales que en cada
sociedad se asignan a los diversos tipos de personas.76
74
Cfr. María Isabel LLANES BERMEJO, Del sexo al género, la nueva revolución social, Eunsa,
Pamplona 2010, pp. 31-34.
75
María Isabel LLANES BERMEJO, Del sexo al género, la nueva revolución social..., p. 34.
76
Cfr. Ibíd., p. 34.