El Estudio
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EL ESTUDIO
Cuanto más se conozca a sí mismo un estudiante y
conozca las distintas técnicas de estudio que tiene a su
disposición, más fácil le será seleccionar las más
adecuadas a cada situación para crear sus propias
estrategias de aprendizaje.
Aprender a estudiar sacándole partido a las capacidades
personales es muy parecido a un entrenamiento físico:
hace falta voluntad, un buen entrenador y constancia. Si
no conocemos la manera de hacerlo no llegaremos a
tener buenos resultados. Hay que querer, pero también
saber.
1. EL ESTUDIO
Estudiar es una actividad de aprendizaje intencional, intensivo y autorregulado, basado en un texto
generalmente complejo y no familiar para el estudiante. Hernández y García (2005). El estudio es un esfuerzo
total para aprender, y sólo es verdaderamente provechoso cuando se aprende.
Grajales (2004: 97), menciona el estudio “como el proceso mediante el cual el estudiante trata de incorporar
nuevos conocimientos a su intelecto. Es el proceso que realiza el estudiante para aprender y adquirir
conocimientos, destrezas y habilidades para el ejercicio profesional competente”. De hecho, el estudio es una
actividad personal consciente y voluntaria, en la que se pone en funcionamiento todas las capacidades. Una
definición más clara la hace Bouvet (2005: 45) al definir el estudio como:
a) Un proceso consciente y deliberado, donde se requiere tiempo y esfuerzo.
b) Es una actividad individual. Nadie presta el entendimiento a otros.
c) Estudiar involucra conectarse con un contenido, implica la adquisición de conceptos, hechos, principios,
relaciones, procedimientos.
d) Estudiar depende del contexto, lo cual quiere decir que la incidencia o la efectividad de una estrategia o de
un proceso difieren en la medida en que existan variaciones en las condiciones de las tareas de aprendizaje.
e) Por ejemplo, no estudiamos de la misma manera para un examen parcial o final que para una prueba escrita
o para una presentación oral.
f) Por tanto, estudiar es un proceso orientado hacia metas, lo cual quiere decir que cuando se estudia, se lo
hace en función de objetivos o metas preestablecidas que se pretende alcanzar de un determinado periodo
de tiempo.
De modo tal que el estudio está definido como una fase del aprendizaje formal por medio del cual el individuo
trata de incorporar nuevos conocimientos, establecer nuevos hábitos y perfeccionar nuevas habilidades en
forma eficiente para que le sea útil en la vida.
1.1. Importancia del estudio
El estudio es importante porque:
a) Permite profundizar el conocimiento científico
b) Desarrolla las capacidades intelectuales.
c) Pone en actividad nuestras capacidades mentales y físicas para lograr algún objetivo.
d) Permite comprobar la verdad de las leyes científicas mediante la experimentación.
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1.5.2. Condiciones ambientales: En este punto nos referiremos rápidamente a las condiciones del
entorno como el espacio, la sonorización, iluminación, ventilación, mobiliario, útiles e información.
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2. HÁBITOS DE ESTUDIO:
Los hábitos son conductas que las personas aprenden por repetición. Se tienen hábitos buenos y malos en
relación con la salud, la alimentación y el estudio, entre otros. Los buenos hábitos, sin duda, ayudan a los
individuos a conseguir sus metas siempre y cuando estos sean trabajados en forma adecuada durante las
diferentes etapas de la vida. El hábito, en sentido etimológico, es la manera usual de ser y, por extensión, el
conjunto de disposiciones estables que, al confluir la naturaleza y la cultura, garantizan una cierta constancia
de nuestras reacciones y conductas. El hábito, es el conjunto de las costumbres y las maneras de percibir,
sentir, juzgar, decidir y pensar (Perrenoud, 1996).
Los hábitos de estudio son los métodos y estrategias que acostumbra a usar el estudiante para asimilar
unidades de aprendizaje, su aptitud para evitar distracciones, su atención al material específico y los esfuerzos
que realiza a lo largo de todo el proceso (Cartagena, 2008). Un hábito es un patrón conductual aprendido que
se presenta mecánicamente ante situaciones específicas generalmente de tipo rutinarias, donde el individuo
ya no tiene que pensar ni decidir sobre la forma de actuar. Los hábitos se organizan en forma de jerarquías
de familia, en función al número de refuerzos que las conductas hayan recibido. Los hábitos de estudio son
un conjunto de hábitos de trabajo intelectual que capacitan al sujeto para una más fácil y profunda asimilación,
transformación y creación de valores culturales (Fernández, 1988 citado por González, R., González, J.,
Rodríguez, S., Nuñez, J. y Valle, A. 2005).
A través del proceso de aprendizaje, el sujeto deberá adquirir una serie de habilidades y contenidos que,
internalizados en sus estructuras mentales, le permitirá aplicarlos en distintas situaciones y/o utilizarlos como
recursos para adquirir nuevos conocimientos. Para lograr este tipo de conductas, la escuela debe proporcionar
al alumno, diferentes metodologías de trabajo que impliquen técnicas de estudio variadas para que, con su
adquisición, interiorización y aplicación constante, se desenvuelva en su vida académica (Núñez y Sánchez,
1991).
Los hábitos que tiene una persona los puede perder, pero también se pueden aumentar o recobrar (Díaz y
García, 2008). La adquisición de los hábitos requiere formación, así el cambio que implica no es tarea sencilla,
debido a que tiene que estar motivado por un propósito superior, por la disposición a subordinar lo que uno
cree que quiere ahora a lo que querrá más adelante.
Los hábitos de estudio son el mejor y más potente predictor del éxito académico, mucho más que el nivel de
inteligencia o de memoria. Lo que determina nuestro buen desempeño académico es el tiempo que dedicamos
y el ritmo que le imprimimos a nuestro trabajo.
Durante la educación secundaria, por lo general vamos incorporando unos hábitos de estudio de manera no
sistemática, ya que no suelen enseñarse directamente.
Al iniciar la universidad no sólo tenemos más contenido y niveles de exigencia, sino que tenemos menos
control externo, porque vivimos solos, porque nuestro entorno inmediato nos supervisa menos, y porque el
estilo pedagógico es diferente (menos exámenes y controles periódicos).
Así, comenzar la universidad exige a la mayoría de la gente mejorar sus estrategias de organización del
tiempo, su habilidad para tomar notas, sus técnicas de búsqueda y selección de información, su atención y
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concentración prolongadas. Conocer y entrenarse en hábitos de estudio que potencien y faciliten nuestra
habilidad para aprender, son pasos clave para sacar el máximo provecho y conseguir el mejor rendimiento en
nuestros años de formación académica Aquí te proponemos algunas estrategias básicas que, con algo de
esfuerzo, pueden ayudarte a aprovechar tu tiempo de estudio. Si consideras que necesitas mejorar tus hábitos
académicos, deberías intentar ponerlas en práctica. Aquí te proponemos algunas condiciones que debes tener
en cuenta:
a) Planifica tu tiempo de manera realista
Las técnicas para organizar y aprovechar el tiempo pueden ayudarte a tener más control en tu vida y
conseguir tiempo de estudio más eficaz, y por tanto disponer de más tiempo libre.
Estructura tu horario académico como si fueran 40 horas semanales de trabajo; después de todo
estudiar es tu actividad principal. Si un día no cumples las horas previstas, recuerda que tendrás que
recuperarlas al día siguiente.
Utiliza un calendario para registrar todas las actividades de horario regular y las fechas asignadas
para exámenes y trabajos. Incluye tiempo para dormir, hacer ejercicios físicos y actividades sociales.
b) Es difícil aprender estando aturdidos o agotados.
• Determina el mejor lugar y momento del día para estudiar. Lo ideal es estudiar sin distracciones
(televisión, ruidos, olores, etc.), en un lugar ordenado, bien aireado y con buena luz, y disponiendo
de un asiento cómodo.
• Revisa cada día tus apuntes de clase; te ayudará a afianzar contenidos y a comprender mejor los
nuevos temas. Si un día pierdes los apuntes, consíguelos cuanto antes para no perder el hilo.
• Divide los trabajos muy extensos o complicados en sub-tareas o etapas más pequeñas y manejables;
te permitirá ir avanzando, sin agobiarte con tanto volumen de trabajo.
• Prémiate por completar las tareas. Es decir, reconoce lo que has logrado aunque aún no hayas
terminado el proyecto entero; te ayudará a tener mejor disposición ante lo que aún te queda por hacer.
c) Lee activamente
Antes de leer, revisa el material de ese capítulo: lee las introducciones y resúmenes, ten presente los
objetivos y contenidos señalados en el programa de la asignatura. Esto te ayudará a tener presente
las ideas centrales y más relevantes con las que ir relacionando el resto de la información.
Lee comprensivamente, no avances si no lo estás entendiendo. Memorizar sin comprender puede
confundirte, y los contenidos se olvidan rápidamente.
Toma notas a medida que lees. Intenta hacer un esquema del material organizando las ideas
principales y todos los detalles que las justifican.
d) Organizar las ideas de una manera que tenga sentido para ti, te facilitará recordar los detalles.
En tus propias palabras, escribe un breve resumen de las ideas centrales o haz un diagrama que ilustre
las relaciones entre las ideas principales. Si consigues organizar y expresar los contenidos con tus
propias palabras, estás realmente aprendiendo, y será difícil que olvides esos contenidos
Para estudiar, es importante que estés concentrado: a mayor concentración, mayor capacidad de
memoria. Por eso es importante que antes de comenzar atiendas a tus necesidades básicas de
sueño, alimentación y/o relajación para poder concentrarte al máximo.
Puedes utilizar un sistema de tarjetas o fichas para las ideas o términos que te resulten difíciles de
comprender y/o retener. Te permitirá consultarlas o repasarlas de manera ágil y cómoda.
e) Emplea estrategias para recordar las ideas clave. Genera ejemplos, haz resúmenes y fichas, subraya
textos o apunta tus notas al margen. Puedes crear acrónimos, es decir construir palabras o frases que te
ayuden a recordar una serie de conceptos. Por ejemplo, «La BBC NO FuNciona» es una posible frase
compuesta con las iniciales de cada uno de los 8 elementos de la primera línea de la tabla periódica: Litio-
Berilio-Boro-Carbono-Nitrógeno-Oxígeno-FluorNeón.
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• Dibuja diagramas de los conceptos. Debes ser capaz de explicar verbalmente el concepto y
reproducir el diagrama. Apóyate en imágenes visuales.
• Estudia hasta que seas capaz de definir y explicar el tema con tus propias palabras, sin ayuda de
fichas ni esquemas; es decir no sólo debes poder reconocer información (Ej. escoger una alternativa
correcta) sino «producir» un tema (Ej. elaborar una respuesta a una pregunta).
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Referencias bibliográficas:
1. Casas, E. y Garay, L. (2006). Técnicas de estudio e investigación. Lima: UIGV.
2. Chiroque, S., Rodríguez, S. (s/f). Metodología. Lima: ediciones Quipu. pp. 29-34.
3. González, R., González, J., Rodríguez, S., Nuñez, J. y Valle, A. (2005). Estrategias y técnicas de estudio. Madrid:
Pearson Educación