Comentario Mezquita PDF
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Sin lugar a dudas el edificio más importante del periodo califal en el arte hispanomusulmán, es una típica
mezquita de sala hipóstila que responde a los criterios generales de cualquier mezquita. Su construcción se
va completando a lo largo de un amplio periodo de tiempo que abarcaría desde el siglo VIII al X, como
consecuencia de una serie de ampliaciones y reformas acometidas por los sucesivos dignatarios del gobierno
cordobés.
La primera mezquita es la que levanta Abd al-Rahman I entre el 786-788, sobre el solar de la antigua
Iglesia de San Vicente. Consta de un haram prácticamente cuadrado, de once naves de doce tramos, situadas
perpendiculares al muro de kibla. Tal vez uno de sus elementos más significados por su novedad sea el
nuevo sistema de soportes empleado con función de entibo, que mejora considerablemente el empleado en
otras mezquitas. Se trata en este caso de una superposición de soportes, columnas en la parte inferior y
pilares encima, cinchados por medio de arcos de herradura sobre los que se superpone en la parte superior
un arco de medio punto. Las dovelas de los arcos presentan una dicromía característica roja y blanca. En
cuanto a los soportes son columnas de mármol y capiteles corintios, en su mayoría reaprovechados de época
romana y visigoda. Al exterior sólo se ha conservado la llamada Puerta de San Esteban, transformada
además en época posterior, concretamente en tiempos de Muhammad I (855-856). Se dispone a modo de
fachada tripartita con frisos y arcos ciegos de herradura en las calles laterales, y en la central el arco de
acceso: típico arco de herradura y enmarcado en un alfiz. En la parte superior, la fachada se remata con un
escalonamiento de merlones dentados. Esta primera mezquita se completaba con un pequeño alminar
cuadrado construido en tiempos de Hisem I (788-799), después desaparecido.
La segunda mezquita corresponde a la ampliación de Abd al-Rahman II, a partir del año 848, que derriba
el viejo muro de la Kibla y prolonga así el Haram hacia el sur en ocho tramos. Se labran ya a propósito
algunos capiteles, de los que sólo se han conservado los dos que flanquean el actual mihrab. La mayor parte
de esta ampliación desaparece al embutirse precisamente en esa zona la posterior catedral cristiana Esta
segunda mezquita se completa en tiempos de Abd al-Rahman III, en la primera mitad del S. X, con la
ampliación del patio o sahn, al que se dota de pórticos; también se refuerza la fachada de acceso al haram, y
lo principal, se construye un magnífico alminar de planta cuadrada y doble caja de escaleras, que hoy se
conserva en el interior de la torre de la catedral.
La cuarta y última ampliación de esta mezquita se produce durante el gobierno de Almanzor. Dicha fase
no tiene mayor importancia artística porque no aporta ninguna novedad a los sistemas y materiales
consabidos, y porque además al no poderse ampliar más el haram hacia el sur, lo hace en ochos naves hacia
el este, lo que descentró con singular torpeza el eje axial del mihrab.
Su origen está vinculado al carácter ejemplar y normativo que siempre ha tenido para el musulmán la
figura de su profeta, Mahoma. Y así, en el proceso de construcción tendrá mucho que ver el modelo de la
casa de Mahoma en Medina, donde sus primeros seguidores realizaban la plegaria junto a él. Se trataba de
una casa de planta cuadrada, en uno de cuyos lados se colocaba el profeta de frente a sus seguidores, que
oraban colocados en hileras y protegidos por sombrajos de palmeras y arcilla. Este sería el origen de la sala
de oración de las mezquitas posteriores, o haram. El resto del patio de la casa quedaba al descubierto,
constituyendo el origen del sahn o patio. Como evocación de la disposición de Mahoma frente a sus
discípulos, quedará en las mezquitas el mihrab, un pequeño nicho u hornacina, que considerando el carácter
anicónico de esta religión, estará vacío, aunque lleno para el musulmán de la presencia espiritual del profeta.
El mihrab se abre en el muro de la Kibla, sin duda el lugar más importante de la mezquita, porque es la
referencia que al orante le permite saber hacia dónde tiene que rezar: hacia La Meca. Al principio, en la
misma casa de Mahoma, la orientación se dirigía hacia Jerusalén, ciudad sagrada para los musulmanes, hasta
que el enfrentamiento con los judíos decida al profeta variar definitivamente la dirección del rezo hacia la
nueva referencia: La Meca.
Otros elementos completan la tipología de la mezquita: el alminar o minarete, desde el que el almuédano
o muesín invita al rezo a voz en grito; el mimbar, que es un púlpito elevado desde el que el imán preside la
oración comunal de los viernes; la maqsura, espacio acotado dentro del haram y enfrente del mihrab,
reservado al califa u otra autoridad que de esta forma se hallaban protegidos al rezar; los riwaqs o pórticos
que rodean lateralmente el patio; y la fuente o sabil, situada en pleno patio para satisfacer la limpieza a la
que todo musulmán está obligado.
Esta tipología básica no será la única en la evolución histórica de la mezquita. De hecho podemos
distinguir diversas variantes formales: una, la que ya se ha descrito, que tiene como referencia la casa de
Mahoma, y que podríamos denominar como mezquita de sala hipóstila. Una segunda tipología sería la de
mezquita de patio central al aire libre, como es el caso de la Mezquita Isfahan, y una última, la mequita de
planta central cubierta con cúpula, por ejemplo la Suleiman de Estambul.