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Georg Simmel y Emile Durkheim: Esbozo Comparativo Del Estudio de La Pobreza
Georg Simmel y Emile Durkheim: Esbozo Comparativo Del Estudio de La Pobreza
Georg Simmel y Emile Durkheim: Esbozo Comparativo Del Estudio de La Pobreza
I. Simmel – El Pobre
Estructura del capítulo
El capítulo está construido en torno a la tensión entre derechos y el deberes (1), y a las distintas
combinaciones entre unos y otros, que generan diversas formas de acción recíproca (2). Teniendo como
base de la reflexión esta tensión, Simmel elabora algunos planteamientos sobre la beneficencia
moderna (3), la diferencia entre asistencia pública y privada (4), propone otros elementos importantes a
la consideración sociológica de la pobreza (5) y, al final del capítulo, elabora su propuesta central sobre
lo que debe ser la forma de abordar sociológicamente la pobreza (6).
Una de las categorías fundamentales del análisis es la de asistencia, puesto que sólo cuando un
individuo es asistido por otros y éste “da también algo [es decir] cuando de él parte una acción sobre el
donante” (Simmel, 1986, p. 490), se puede hablar de acción recíproca, es decir, de una forma o unidad
social.
El autor parte de la idea básica según la cual un derecho corresponde siempre a un deber por
parte de otros. La sociedad podría entenderse, de esta manera, como una red de derechos y deberes,
donde el derecho es el elemento primordial y el deber es su correlato. Las relaciones entre derecho y
deber son fundamentalmente de tensión, y las diversas combinaciones entre distintas maneras de deber
y derecho generan diversas formas de acción recíproca.
Éstas varían según se considere el derecho de quien recibe o el deber de quien da.
2.1. El derecho del que recibe:
2.1.1. Se puede concebir el deber de socorrer al pobre como un simple correlato del derecho
del pobre. Es decir, se considera que el pobre es un sujeto legítimo del derecho de ser
socorrido, por el simple hecho de ser pobre, ese pobre determinado. En este caso, la
demanda del pobre se dirige a un individuo, “considerado como solidario de la humanidad
en general” (Simmel, 1986, p. 482).
2.1.2. Si se considera que el pobre es un producto de su medio social, éste tiene el legítimo
derecho de ser compensado a través de la asistencia. En este caso la demanda del pobre se
dirige a la colectividad (la parroquia, la familia, etc.).
En estos dos casos, el pobre aparece como sujeto legítimo del derecho de ser asistido, lo que no
ocurre en los casos que siguen.
En estos dos casos, el pobre desaparece como fin último de la asistencia, es decir, desaparece como
objetivo del interés, como sujeto legítimo: “el hecho de que el pobre reciba la limosna, no es el fin
último, sino un simple medio” (Simmel, 1986, p. 484). Es precisamente en este caso, o en esta forma de
acción recíproca, en donde Simmel sitúa la beneficencia moderna.
3. Beneficencia moderna
“El hecho de que la prestación de la comunidad en favor del pobre se limite al mínimum, es
absolutamente conforme a la naturaleza típica de las acciones colectivas” (1986, p. 504). Al hablar de
la naturaleza típica de las acciones colectivas, Simmel está haciendo referencia a su carácter de
negatividad. Esta negatividad hace referencia a que el contenido de la unificación de las acciones
colectivas se da en un sentido negativo, y no positivo. Es decir, tal unificación es posible, no porque
haya intereses en común entre los individuos, puesto que los motivos y los intereses son por lo general
muy diversos, sino más bien, en la medida en que se opongan a algo, en que nieguen algo o estén en
contra de algo. La acción en masa, pues, “tiene el carácter de un mínimum”; por ejemplo, “el derecho
válido para todos ha sido designado como el mínimum ético, la lógica válida para todos es el mínimum
intelectual”, etc.
Ahora bien, la pobreza está constituida igualmente en un sentido negativo, puesto que no es una
afinidad de intereses lo que confiere unidad a los pobres, o las acciones recíprocas entre ellos, según
Simmel, sino el hecho de que el socorro que la sociedad le brinda al pobre se limita al mínimo. O, en
otras palabras, el círculo de los pobres no se mantiene unido por la acción recíproca de sus miembros, o
por una afinidad de intereses, el grupo se mentiene unido “por la actitud colectiva que la sociedad en
conjunto adopta frente a él” (1986, p. 518).
La negatividad de algunas conductas colectivas no se refiere a una necesidad lógica, dice
Simmel, “pues la tesis contraria no constituiría una contradicción lógica, […] pero corresponde a un
dogma psicológico que, por la cuantía enorme de sus confirmaciones empíricas, ha adquirido el valor
práctico de lo lógicamente demostrable” (1986, p. 498).
Así, pues, la diferencia entre la asistencia pública y la privada reside en que la primera se limita
al mínimum (que el pobre no reciba demasiado poco, pero que tampoco reciba demasiado; sólo lo
necesario para sobrevivir), como se acaba de indicar. La asistencia privada, no. Ésta “se dirige al
individuo digno […]. Su misión consiste en rehabilitar al pobre, que está ya protegido contra el
hambre; en curar la necesidad, a la que el Etado sólo ofrece un alivio momentáneo. No la determina la
necesidad como tal […], sino el ideal de crear individuos independientes y económicamente
productivos” (1986, p. 507).
Esto quiere decir que la beneficiencia privada, según Simmel considera al pobre como un
legítimo sujeto de derechos, y no simplemente como un medio para otro fin o, en otras palabras, que
mientras “el Estado socorre a la pobreza; la beneficiencia privada socorre al pobre” (1986, p. 507). la
beneficiencia privada constituye “un acontecer social, una forma sociológica” (1986, p. 511).
Es decir, en la asistencia privada, según Simmel, no se considera a la pobreza como un
fenómeno objetivamente determinado, para tratar de suprimirla al máximo, sino que el interés se dirige
al individuo pobre, y el objetivo principal no es suprimir la pobreza en general, sino “ayudar a este
pobre determinado” (1986, p. 509).
En el aspecto medular de la teoría simmeliana sobre la pobreza se sitúa una tensión entre dos
elementos: que el pobre es un sujeto de derechos, por un lado, y que es objeto de la asistencia, por el
otro. “Lo que importa sociológicamente es darse cuenta de que la posición particular en que se halla el
pobre socorrido […] no impide su coordinación en el Estado como miembro de la unidad total política”
(1986, p. 489).
El pobre, en cierta medida, está fuera del grupo, puesto que se convierte en un objeto del grupo,
a través de la asistencia. Al considerar que el pobre se convierte en objeto del grupo en la medida en
que es socorrido, no se trata, sin embargo, de una exclusión absoluta, “sino que envuelve una relación
perfectamente determinada con el todo, el cual sin este elemento sería de otro modo” (1986, p. 513).
Según Simmel, este elemento es fundamental para comprender en qué medida el pobre
constituye un elemento sociológico formal: que el pobre es, en cierta medida, extraño al grupo y se
encuentra fuera de él; pero además, el pobre es un ciudadano y, por tanto, hace parte del grupo: “el
pobre no sólo es pobre, sino también ciudadano. Como tal, participa de los derechos que la ley concede
a la totalidad de los ciudadanos” (1986, p. 488,489).
Estos dos momentos en la consideración del pobre llevan a Simmel a considerar que “se
produce un organismo total superior que comprende las partes autóctonas del grupo y las extrañas; y las
peculiares acciones recíprocas entre embas crean el grupo en un sentido más amplio” (1986, p. 489).
“El pobre está, en cierto modo, fuera del grupo; pero esta situación no es más que una manera peculiar de acción
recíproca, que le pone en unidad con el todo, en su más amplio sentido” 489 Y la “exclusión de que es objeto el
pobre, por parte de la comunidad que lo socorre, es lo característico del papel que desempeña dentro de la
sociedad” (1986, p. 492).
El pobre está fuera del grupo, en la medida en que “es un mero objeto de medidas que la colectividad
toma con él; pero el estar fuera[…] no es más que […] una forma particular de estar dentro”. O, en
otras palabras, el pobre “se encuentra frente al círculo social como frente a un sujeto, al cual, no
obstante, pertenece como miembro” (1986, p. 512). Esta doble posición del pobre constituye, según
Simmel, un hecho sociológico fundamental.
Así, pues, la pobreza no está referida a una cualidad inherente o a un estado constitutivo de un
grupo de seres humanos; sino que está referida a la forma de acción recíproca que se da cuando ese
grupo es asistido o socorrido. Es decir que «pobreza», para Simmel, es un concepto relacional. “Lo que
hace al pobre no es la falta de recursos. El pobre, sociológicamente, es el individuo que recibe socorro
a causa de esa falta de recursos” (1986, p. 520).
En el texto El ámbito de la sociología como ciencia, Durkheim se propone hacer una crítica al
planteamiento de la sociología elaborado por Simmel según el cual el objeto de la ciencia sociológica
debía constituirse a partir de la distinción analítica entre forma y contenido de la realidad. Para Simmel
“la asociación es la única cosa que es genuinamente social y la sociología es la ciencia de la asociación
en abstracto” (Durkheim, 2002, p. 181).
Sin embargo, se pregunta Durkheim, “¿cómo puede uno alcanzar esta abstracción? […] ¿cómo
puede uno aislar la asociación en general de las metas específicas a las que sirven las asociaciones
[…]?” (2002, p. 181). La respuesta de Simmel es que la forma social emerge si ponemos juntas
asociaciones llevadas a cabo por fines distintos y abstrayendo lo que de común hay en ellas. Según
Durkheim, esta perspectiva simmeliana “mantiene” a la sociología “en un estado metafísico del cual
debería sobre todo ser emancipada” (Durkheim, 2002, p. 182), no porque la sociología no pueda o deba
desarrollar ideas abstractas, puesto que toda ciencia las requiere; sino porque tales ideas sólo pueden
ser planteadas una vez que se han llevado a cabo observaciones empíricas repetidas y pruebas
sistemáticas.
Durkheim considera, pues, que las abstracciones propuestas por Simmel no son el resultado de
una sistemática investigación empírica; antes bien, son ideas preconcebidas, anteriores a la
investigación social que, sin embargo, Simmel quiere plantea como el aspecto medular de la teoría
sociológica (Durkheim, 2002, p. 182).
Asimismo, la distinción entre forma y contenido, pieza fundamental de la propuesta teórica de
Simmel, es un tanto arbitraria, considera Durkheim, puesto que el contenido, que Simmel considera que
no es de naturaleza genuinamente social, en realidad tiene un origen social, es decir, es producto de la
colectividad. Por tanto, tradiciones y prácticas sociales de diversa índole “no son fenómenos menos
sociales que las formas externas de sociabilidad”. En realidad, estos fenómenos “son la sociedad en sí
misma, viviendo y actuando” (Durkheim, 2002, p. 183).
“Uno puede estar de acuerdo en que hay estructuras de comportamiento susceptibles de encontrarse dondequiera,
cualquiera que sea la naturaleza de los fines particulares perseguidos. Y es definitivamente evidente que al margen
de la diferencia de esos fines, hay también características en común. Pero, ¿por qué solo esto último debe tener un
valor social? ¿para excluir lo primero?” (2002, p. 183).
Para Durkheim, forma y contenido no son dos “especies de realidad” distintas, son, más bien,
“fenómenos de la misma naturaleza vistos en diferentes niveles de generalidad” (2002, p. 184). Y
debido a que no hay una manera certera de saber cuál es el grado de generalidad requerido para que un
fenómeno sea considerado sociológico, Durkheim juzga como bastante arbitrario el criterio simmeliano
para la distinción entre forma y contenido. O, en otras palabras, Durkheim considera que la
delimitación del problema de la sociología elaborada por Simmel se basa en criterios arbitrarios.
Ahora bien, dice Durkheim que sí podemos distinguir dos elementos en la sociedad, pero no son
ya la forma y el contenido; sino lo que él llama morfología social y fisiología social. Para el sociólogo,
el estudio de los aspectos sociales morfológicos (o de las formas, o del sustrato de la sociedad)
incluiría: el estudio del tamaño y densidad de la población, del tamaño del territorio ocupado y su
ubicación dentro de él, de la utilización y ordenamiento del suelo y del espacio en general, etc. Así
pues, el concepto de forma, que en Simmel adquiría el carácter de una abstracción, en Durkheim está
referido a las formas materiales de la sociedad:
“La palabra forma que, en el empleo que de ella hace Simmel, no tiene más que una significación metafórica, aquí
es empleada en su sentido verdadero” (2002, p. 188).
Referencias
Gómez, L. (2011). Pinceladas para una sociología de la pobreza en Georg Simmel. En Tejeiro, C.
(coord.) Georg Simmel y la modernidad. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.
Simmel, G. (1986). Sociología. Estudios sobre las formas de socialización. Madrid: Alianza.