Base Logia Lautariana
Base Logia Lautariana
Base Logia Lautariana
argentinos y chilenos en 1812. Era una rama de la Logia Gran Reunión Americana o Logia de
los Caballeros Racionales, fundada por el prócer venezolano Francisco de Miranda en
Londres el año 1798, que tuvo por finalidad lograr la revolución de la independencia de
Hispanoamérica de la corona de España y, sobre la base de los principios del liberalismo,
establecer un sistema de gobierno republicano y unitario.
Índice
[ocultar]
1Origen y denominación
2Relación con la masonería
3Logia Lautaro de Buenos Aires
4La "Gran Logia" o "Logia Ministerial"
5Logia Lautaro o Logia Lautarina en Santiago de Chile
6Referencias
Origen y denominación[editar]
En 1807, Francisco de Miranda fundó en Cádiz y Madrid filiales de los Caballeros Racionales.
La primera filial de la logia se estableció en Cádiz (España) en el año 1811, con el nombre
clave de Logia Lautaro, haciendo referencia al toqui o caudillo mapuche Lautaro,1 que derrotó
a los conquistadores españoles en la Capitanía General de Chile en el siglo XVI y mantuvo
independiente de la corona española, hasta la ocupación de la Araucanía (1861-1883), una
parte importante del cono sur en territorios actualmente de Chile y Argentina.
Bernardo O'Higgins
José de San Martín
Tomás Guido
Antonio González Balcarce
José Ignacio Zenteno
Juan Gregorio Las Heras
Ramón Freire
Manuel Blanco Encalada
Miguel Zañartu
Ramón Arriagada
Camilo Henríquez González
José Antonio Álvarez Condarco
Hipólito de Villegas3
Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ Porcel, Roberto Edelmiro: "La araucanización de nuestra pampa",
Buenos Aires, 2007, página 15.
2. Volver arriba↑ El teniente Antonio Navarro, autor material del asesinato de Rodríguez,
acusó a Monteagudo de dar la orden; , Recopilación de todas las piezas que componen el
expediente formado por el comité popular para identificarlos, Justo Abel Rosales, Los restos
de Manuel Rodríguez Imprenta B. Vicuña Mackenna, p.57, Santiago, 1895.
3. Volver arriba↑ Según Cutolo, Vicente Osvaldo (op. cit. p. 668), y Lappas, Alcibíades
(op. cit. p. 399).
La Logia Lautarina (Introducción)
04 DE MAYO DE 2006 - 01:34 - HISTORIA
La Gran Logia Hispanoamericana, siendo Miranda su Gran Maestro funda en Junio 1798
las primeras Logias en Londres:
Lautaro N° 1
Caballeros Racionales N° 2
Unión Americana N° 3
La Logia "Lautaro" debía preocuparse de preferencia en sus trabajos, por los asuntos de los
pueblos de la costa del Atlántico de la América del Sur.
Cuando O'Higgins volvió a Cádiz a fines de Abril de 1798, Miranda autorizó para que
fundara la Logia Caballeros Racionales de Cádiz N° 4, la que dirigió hasta su salida en
1800 para América.
En la Isla de Trinidad existió una logia de la francmasonería hispanoamericana fundada
por Pedro José Caro, a la que perteneció Manuel Grual, amigo de infancia de Miranda y sus
dos acompañantes J.M. Rico y D. Sánchez.
Miranda no pierde el tiempo y activa entre los años 1802-1805 los trabajos de las logias
hispanoamericanas, tanto en Londres como en otros sitios.(1)
Esto le sirvió para utilizar debidamente sus contactos e iniciar sucesivas conspiraciones.
El resultado de esta actividad fue la fundación en Londres de una logia llamada la "Gran
Reunión Americana", a la que no debieron de ser ajenos Simón Bolívar y Andrés Bello.
De una forma muy parecida se establecieron logias de este tipo en París, Filadelfia,
Caracas, Buenos Aires y Cádiz. Al principio no existía mucha relación entre ellas pero con
el tiempo fueron relacionándose, poco a poco, y el proyecto independista fue afianzándose
hasta llegar ser una acción coordenada.
San Martín y Simón Bolívar, iniciados en Cádiz José San Martín arribó a esta ciudad en
varias oportunidades, siendo la última vez en 1802 con ocasión que formó el batallón de
voluntarios de Campo Mayor. Permaneció en Cádiz, hasta el 24 de septiembre de 1811, año
en que salió para Londres.
Es muy probable que San Martín hiciera amistad con Simón Bolívar, que llegó a Cádiz en
Noviembre de 1803, para embarcar de nuevo cuatro meses más tarde, a finales de febrero
de 1804. Igualmente debió conocer a Bernardo Riquelme, hijo de Don Ambrosio
O'Higgins, Virrey del Perú. Pero el hecho fundamental se produjo en 1808, cuando Matías
Zapiola, oficial criollo, comunicó a San Martín, en una de las tantas reuniones que debieron
tener en Cádiz, la existencia de una logia de la que era secretario, y cuya actividad estaba
destinada a conjugar voluntades en pro de la independencia de sus países de origen.
Esta logia no era otra que la "Caballeros Racionales" , algunos de cuyos componentes,
Alvear, Gurruchaga... habían tenido relación con la "Gran Reunión Americana", y, a su
vez, estaban en estrecho contacto con diversos "hermanos" bonaerenses, tales como
Puyrredón, Lezica y Rodríguez Peña. (2)
Dato a destacar es la presencia de 63 criollos como diputados en las Cortes de Cádiz, entre
los que se encontraban nombres tan significativos como Olmedo, López Lisperguer,
Velasco y Rodrigo; aunque entre todos sobresalía la singular personalidad de Mejía
Lequerica, representante de Nueva Granada. Sobre la calidad de masón de Mejía, ya
apuntada por Alcalá Galiano, precisamente en los momentos en que éste se inició en la
masonería.(3)
Pero, no fue hasta 1812, cuando el propio San Martín no materializó su idea de formar un
gran centro patriótico para canalizar la independencia frente a la Metrópoli. Para ello le
sirvió como paradigma la logia gaditana en la que había visto como se iban sumando
voluntades.
Esta nueva logia recibió el nombre de "Lautaro", en honor de una famoso personaje de la
conquista de Chile y que aparece en La Araucana como representante del pueblo nativo que
lucha por la libertad de su patria oprimida.
El objetivo de la "Lautaro", como dejó escrito el general Bartolomé Mitre, no era otro que
"trabajar con sistema y plan en la independencia de América y su felicidad, obrando con
honor y procediendo con justicia"(4)
No se sabe con certeza que debió pasar en el seno de estas sesiones de la logia Lautaro.
Ciertos datos y la propia imaginación de algunos historiadores nos señalan que estaba
ubicada en Buenos Aires, en los sótanos de la casa Thompson y que los juramentos sé
hacían sobre un Evangelio atravesado por un puñal, no habiendo otro castigo que la muerte
para los traidores.
En cambio Michel Vaucaire mantiene la tesis de que una vez fallecida su esposa, María
Teresa, a principios de 1803, en su viaje de retorno a Venezuela hizo ostentación de un
diploma que le acreditaba como masón, obteniéndolo en una logia de Cádiz, "a la que
acudió por curiosidad y no por convicción" (6)
Lo que la mayoría silencia o ignora, es que el Acta donde consta que Simón Bolívar recibió
el grado de Compañero figuraba la firma de Jeanne de la Sade. Según el finado historiador
Paul Verna, Jeanne es un nombre de mujer. (7)
A pesar de la gran duda sobre San Martín, de Bolívar podemos afirmar que perteneció a la
auténtica masonería europea durante su estancia en París, comprendida ente los años de
1804 y 1805. Al menos así lo demuestra un manuscrito depositado actualmente en el
Archivo del Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Venezuela, del que se
puede entresacar las siguientes líneas:
También se puede agregar que la Francmasonería Progresiva de Francia tuvo contacto con
el cura Hidalgo. El ilustre Padre Hidalgo se llamaba "el afrancesado".(H:. Ramón Espadas
y Aguilar)
Referencia:
La Masonería Gaditana -Desde sus orígenes hasta 1833 Autor: José María García León,
Doctor en Historia y profesor numerario de Geografía e Historia de Enseñanza Media, así
como profesor de Historia Económica de la Universidad de Cádiz. Edita: Quorum libros
editores 248 pag.
(1) Referencias: José María Antioqueño, Traducido por S. Bradt. París 28 de Noviembre
de 1900. Investigación histórica acerca de la Francmasonería Progresiva.
(2) Ricardo Rojas, "El Santo de la Espada vida de San Martín". Buenos Aires, edición
1970, pág. 31.
(3) Emiliano de la Cruz Hermosilla, "San Martín en Cádiz. San Martín en España".1981,
pág. 325.
(4) Samuel W. Medrano. El Libertador José San Martín Madrid 1967, pág.55 3 edición.
(5) (Ricardo Rojas, El Santo de la Espada vida de San Martín, pág. 56).
(6) José Antonio Ferrer Benimeli, ¿Simón Bolívar Masón?. Revista de Historia No 16 pág
96.
(7) H:. Eloy Rouverón. Julio de 1997 página 53. Públicado en la Revista Cábala. Valle de
Caracas. Or:. De Venezuela. Instituto Venezolano de Estudios Masónicos.
(8) José Antonio Ferrer Benimeli Simón Bolivar? Revista de Historia N° 16 pág.113.
(9) José de San Martín, Madrid 1932, pag. 56.
(10) Francmasonería por Palou, página 222)
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18 COMENTARIOS
rocio carrasco - 20 de junio de 2014 - 15:18
muy malo tu información y los nombres de los mas impornantes quien eres un profesor no
lo creo
Exelente articulo,gracias por vuestro aporte un T:.A:.F:. a todos los QQ:.HH:. Gran Oriente
De Chile Respetable Logia Génesis N3 Valle De Valparaiso S:.F:.U:.
contesten
el enfoque es muy politico,por supuesto que tiene ribetes sociales,pero esa seria la
consecuencia de un largo trabajo interno de busqueda al cual no se hace referencia
esta mirada ala historia nos hace pensar el sentir de la libertad y la lucha por seguir
construyendo la misma
Encuentro muy interesante e importante que el autor del articulo, nos otorgue esta mirada
de la historia que para muchos es desconocida.
INTRODUCCIÓN
¿Fue O’Higgins masón? ¿Fueron las Logias Lautarinas entidades propiamente
masónicas? Estas preguntas, como otras relacionadas, formuladas casi dos siglos
después de los hechos acaecidos con motivo de su vida política y militar, requieren
de un sinnúmero de precisiones. Ciertamente, ellas no han de tener la misma
respuesta que tendrían hoy en términos de la pertenencia a una organización
iniciática y formadora en los valores de la libertad, la fraternidad y la igualdad en
el marco de la tolerancia y el humanismo. Eran esos tiempos (los del Libertador)
otros en cuanto a Lautaro el significado que adquiría la organización masónica en
el mundo, como asimismo también distinto el carácter de esta organización en la
América en proceso de emancipación del dominio español. A pesar de las crudas
persecuciones contra el pensamiento libre en Europa, de lo cual la Inquisición en
nuestra América pasa a ser un reflejo de su poderoso horror, la masonería se había
venido desarrollando y asentando en Inglaterra, Francia, Alemania y varios otros
países, desde el medioevo dominado por los masones operativos. La masonería
especulativa comienza a desarrollarse a fines del siglo XVII, y encuentra este
proceso su auge con la constitución de la Gran Logia Unida de Inglaterra a
comienzos del siglo XVIII. España seguiría más tarde, ejerciendo desde allí una
notable influencia hacia Inglaterra en el ánimo de promover activamente la
independencia de las Colonias, proceso no ajeno al rechazo que provoca el
nombramiento de José Bonaparte como Gran Maestro de la Masonería Española, en
contrapartida a la intervención que aísla al rey y provoca, de este modo, el
surgimiento de Juntas de Gobierno por toda América. Más tarde, es la Masonería la
que auspicia la activa lucha por la liberación definitiva del dominio español,
proceso donde las Logias Lautarinas alcanzan su apogeo, junto con el activo
liderazgo de jóvenes venidos desde Europa que, como San Martín y O’Higgins,
abrazaron el ideario libertario junto con el masónico.
Este trabajo intenta reseñar esta particular dimensión de la vida de nuestro Prócer,
destacando el rol que efectivamente cumplieron las Logias Lautarinas como
organizaciones para-masónicas en el proceso de independencia de nuestras
Naciones. En particular, este trabajo reseña que el ideario libertario no provino
desde Londres, donde la fundación de la Logia atribuida a Francisco de Miranda, se
había creído había sido efectivamente una iniciativa Británica. En realidad, la
creación de esa Logia, la N° 7 “Caballeros Racionales”, provino de un impulso
surgido en Cádiz, como una iniciativa propiamente española a favor del proceso de
independencia americano y que originaría, más tarde, las logias lautarinas en suelo
americano. En ese espíritu se educaron varios de nuestros libertadores con la
participación de Francisco de Miranda, quien acogía a tanto joven americano en su
propia casa, donde se permeaban de las ideas libertarias y de la actitud combativa
del ilustre venezolano, y que más tarde pondrían a prueba en el proceso de
liberación.
LOS ANTECEDENTES ILUSTRADOS
El proceso que acompaña la independencia de América está cargado de una
mezcla de motivaciones políticas, económicas y sociales. Nuevos conceptos
jurídicos, un naciente desenvolvimiento mercantil de las colonias, el aumento del
tráfico comercial y, las nuevas ideas proveniente de Europa configuran
antecedentes para las motivaciones independentistas. La Primera Junta Nacional
de Gobierno, por ejemplo, toma como una de sus primeras medidas la “libertad de
comercio” [3], expresando de este modo un desacuerdo con respecto al control
monopólico que oficialmente mantenía España sobre las relaciones comerciales
con América, poniendo de relieve que las motivaciones políticas estaban también
supeditadas a otras de gran relevancia. . Pero resulta también destacable el hecho
subyacente de que prevalecía una nueva corriente ilustrada que logra permear las
mentes de los patriotas y que, a la postre, tendría gran gravitación en el proceso
de emancipación y en su ideología de soporte. Efectivamente, América no pudo
mantenerse al margen de la corriente histórica, que, guiada por insignes
pensadores europeos promueven el ideal ilustrado asociado a la idea de un
humanismo librepensador.
El contacto con la ideología de los escritores franceses del siglo XVII va generando
un ambiente de inquietud en América. El criollo comienza a sentir con marcada
injusticia el hecho de hallarse pospuestos en los cargos públicos…
La configuración de la noción del Estado como contrato ofrecerá una teoría del
pacto social, que bajo un esquema común presentará, a la postre, notables
divergencias entre las distintas teorías enfocando de modo distinto la noción de
Estado [5], dando origen al naciente concepto contractualista. Se trataba de
construir un Estado distinto en sus tareas y en su capacidad de inclusión, de aquel
simbolizado por el poder real. Esta nueva forma de pensar se extiende a una
población lectora, y origina una nueva clase de intelectuales librepensadores en
temas de religión y política. La concepción respecto del ordenamiento de los
nacientes Estados nacionales que existe durante los siglos XVII y XVIII, son guiados
por ilustres pensadores. Locke [6], por ejemplo, establece que los conceptos de
ordenamiento político están guiados por la búsqueda de las capacidades
intelectuales, mientras que el masón Voltaire lleva a cabo la ingente labor de
divulgación por toda Europa de las implicaciones revolucionarias de la nueva
ciencia de Newton y del liberalismo de Locke. Base importante de las nuevas ideas
es que las creencias deben basarse en la razón, poniendo en tela de juicio las
bases de una sociedad inspiradas en el poder Divino que otorgaba mandato a la
realeza. Lo propio hará Diderot con su trabajo enciclopédico el cual lleva a
cuestionar las manifestaciones de poder de su época llegando a negar la
legitimidad de las mismas.
Lo anterior explica la insistencia en abordar la realidad desde la luz de la razón y el
por qué este periodo se conoce con el nombre de Siglo de las Luces. Rousseau [7],
en el “Contrato Social” aboga por el uso de la fuerza de la voluntad general si
fuese necesario. Y los pensadores del Siglo de Oro de la filosofía alemana como
Kant, desde el punto de vista teórico, sostendrán el principio de la libertad de la
voluntad humana, demostrando incluso que es del todo imposible concebir una
existencia en la que no existiese esa libertad. Todo ello permeará la mente de
ilustres jóvenes estudiantes en la Europa de la segunda mitad del siglo XVIII,
quienes más tarde serían líderes en la emancipación de las colonias españolas en
América, y que se ponen así en convencido contacto con las nuevas ideas sobre
Estado y Poder que brotan por doquier.
“No se piense que nuestra América está tan inocente como en los siglos pasados,
ni tan despoblada, ni que se crea que faltan gentes instruidas que ven que
aquellos habitantes están olvidados en su propio suelo…
…No se les oculta nada de lo que por aquí pasa, tiene libros que los instruyen en
las nuevas máximas de libertad, y no les faltarán propagandistas que irán a
persuadirles si llega el caso.”
LA MASONERÍA EN EL MUNDO
Derivadas de la masonería operativa, a fines del siglo XVII empiezan a surgir por
toda Europa organizaciones llamadas logias y que acogían miembros dedicados
más bien al trabajo filosófico o especulativo. Durante la Edad Media, Corporaciones
de Obreros Constructores recorrían Europa haciéndose llamar “masones”, esto es
“albañiles” o trabajadores de la piedra franca (“francmasones”). Gozaron de la
protección de los Papas y de los Soberanos temporales, por la importancia que se
asignaba a su hacer y a su arte [10]. En Inglaterra se puede presumir la existencia
de masonería a partir del siglo X con reglamentaciones formales y la presencia del
propio hijo del Rey como miembro activo [11].
Don Bernardo O’Higgins que había sido enviado a estudiar al colegio franciscano
de Chillan, fue dirigido a Lima por encargo de su padre cuando tenía 12 años. Allí
fue atendido por el comerciante británico John Blake, amigo del entonces
gobernador de Chile, quien lo matriculara con el nombre de Bernardo Riquelme en
el colegio de San Carlos de dicha ciudad. Al colegio asistían los hijos de la
aristocracia limeña, de donde el niño Bernardo adquiriría el trato y conocimientos
de las costumbres de la alta sociedad.. Cuatro años permaneció en ese colegio y
luego cumpliendo nuevas instrucciones de don Ambrosio, Blake lo embarcó para
España. En Cádiz el joven fue recibido por don Nicolás de la Cruz, prospero
comerciante chileno cuñado de don Juan Albano Pereira quien había llegado a
poseer una situación destacada en España. Hasta aquí el niño O’Higgins había
recibido una educación muy tradicional, típica de la aristocracia, fuertemente
vinculada a la iglesia católica y a los valores que eran tan cercanos al dominio
colonial.
“En los años 1806, 1807, 1808 y 1809, fui miembro activo de una escogida
sociedad organizada en Cádiz en 1802, no solamente con el objeto de librar a Chile
del yugo español sino que también con el de cooperar con Buenos Aires en la
misma obra” [18]
Esa sociedad no era otra que la logia de Cádiz, a la que se le atribuye el haber
originado la famosa Logia N° 7 de Londres, “Caballeros Racionales” cuya autoría se
atribuía a Francisco de Miranda. A ella pertenecerían otros notables patriotas y
hombres de influencia en la construcción de las nuevas Repúblicas, como San
Martín y Andres Bello. Como se ha dicho, esta Logia tendría un rol muy activo en la
generación de otras logias llamados Lautaro, en territorio Americano [19].
LOGIA LAUTARO
El 13 de marzo de 1812 arriban a Buenos Aires San Martín, Zapiola, el barón de
Holmberg, Antonio Arellano, Francisco Chilavert y Francisco Vera A su llegada
ofrecen servir a la causa emancipadora dedicándose a los asuntos de las armas,
para lo cual la organización de una logia, presidida por San Martín, la
vicepresidencia ocupada por Alvear, y Zapiola en la secretaría, sería un adecuado
articulador. El posicionamiento de la logia a estos efectos tuvo una pétrea
configuración, aun hipotecando sus propias libertades en pos del ideal libertario. La
Logia era vista como una organización en pro de la lucha independentista, cosa
que era favorecida en el campo de los ideales por el lema de libertad, igualdad y
fraternidad, en un espíritu de tolerancia religiosa -todos principios fuertemente
cimentados en Europa,- mientras que en el campo de la acción se fundamentaba
en la activa participación que se sostenía había tendido la masonería en el proceso
de independencia de los Estados Unidos y en la propia Revolución Francesa [20].
En Argentina el movimiento revolucionario se llevaba a cabo sin plan, ni sistema, la
logia a estos efecto traería un programa de acción a desarrollar, pronto será esta la
que establezca el equilibrio y, sumará fuerzas [21].
O’Higgins vuelve a Mendoza a colaborar con don José San Martín en la expedición
libertadora a Chile. El 12 de febrero de 1817 se dio la batalla decisiva y la victoria
fue para los patriotas. El 16 de febrero un cabildo abierto reunido en Santiago le
nombraría Director Supremo, extendiéndose su gestión hasta el mes de enero de
1823. Seis años en que se consolidaría la independencia de Chile al ser derrotados
los españoles en Maipú y la independencia sudamericana consolidada al organizar
financiar y enviar la expedición libertadora del Perú al mando de San Martín y Lord
Cochrane.
Los antecedentes que existen en torno a la figura de los próceres del proceso
independentista, sus vínculos y relación con la logia Lautaro están rodeados de un
serio debate.
Los elementos de juicio que existen se remontan a los primeros años del siglo XIX
periodo en el cual surgen, producto del afán, personas ilustres como Francisco de
Miranda, San Martín, Carlos de Alvear, Julian Alvarez, entre otros, vinculados a la
Masonería y en pos del ideario de emancipación. El debate en este punto respecto
de la creación, naturaleza y filiación de la logia resulta prolífico; a juicio de Gandia
[26], no es exacto que Miranda haya fundado en Londres una sociedad secreta
inspirado por la Gran Logia de Inglaterra para así propiciar la emancipación
americana, debilitando a la Corona española. Sin embargo, el centro de la sociedad
secreta que operaría indirectamente en América, no se habría encontrado en
Londres. La autenticidad de la influencia de Miranda es puesta en duda citando a
estos efectos los antecedentes documentados de la obra de José Manuel Restrepo
[27], destacando el hecho que no existe referencia a Miranda en los antecedentes
fundacionales de la Sociedad de Caballeros Racionales. Por su parte en Baralt y
Díaz [28] existe mención a Miranda y a una supuesta comisión fundacional que le
fue entregada en Paris. Sin embargo Gandia refuta la autenticidad de este hecho,
en verdad nunca documentado fehacientemente y generando una duda razonable
respecto de la veracidad de dicho mandato masónico, máxime cuando las
relaciones entre las logias inglesas y francesas se habían deteriorado fuertemente
como producto tanto del “ateísmo” propiciado por la primera como asimismo por
su fuerte vinculación con la Revolución. Sobre esta materia se cita también una
obra que contiene los documentos relativos a don Simón Bolívar [29] en los cuales
se hace mención a Miranda pero no se dice una palabra en referencia a la Logia de
Londres. No obstante; sí se hace efectivamente mención a una sociedad patriótica
fundada por Miranda y Bolívar en Venezuela a poco de llegar de Londres.
Coinciden con la postura de Gandia, Guzmán Blanco así como don diego Barros
Arana puesto que ambos parecen escépticos respecto de muchas de las
afirmaciones acerca de la juventud de O’ Higgins. Sin embargo, a juicio de Gandia,
la presentación de Miranda como fundador de la logia asentada en Londres fue
aceptada sin críticas durante mucho tiempo, a causa de un coincidente
sincronismo que explica equivocadamente la actividad de los movimientos
emancipadores de ultramar;
En efecto se destaca del debate la manera en que se forman las teorías históricas
y el hecho que la exposición no esté apropiadamente acompañada de un aparato
crítico riguroso llevando a una peligrosa repetición. Por la misma razón las
suposiciones derivadas de afirmaciones sin evidencia son elementos que deben ser
ponderados al momento de abordar un tema particularmente intrincado como
elementos que ostentan un sospechoso y provisional criterio de verdad, el cual
debe ser sometido a estricta prueba.
Pero es Mitre quien, a través de su vinculo con José Matías Zapiola, y gracias a los
recuerdos que éste le proporcionara, logra reconstruir la experiencia de este en las
logias de Cádiz y Londres;
“Pero sería Mitre en su segunda grande obra, ‘la Historia de San Martín’, el que
plantearía con visión certera el estudio crítico sobre dicha sociedad secreta”
“…Mitre sostuvo que Alvear y San Martín fueron los primeros que introdujeron a
Buenos Aires Las sociedades secretas aplicadas a la política” [35]
LA LOGIA LAUTARINA
Don Bernardo O’Higgins fue un actor de la política de aquellos momentos y en sus
palabras la política secreta de la Gran Logia de Londres era la de llevar la libertad,
la independencia, a la América Hispana. Una vez incorporados los diputados de
Caracas partieron rumbo a Buenos Aires para fundar en esta ciudad la sociedad de
Lautaro.
La logia lautarina tuvo una importante influencia en las decisiones de los nuevos
gobiernos, y una vez formado el concepto, este acto no pasó desapercibido en
España pues a la llegada de Fernando VII del exilio en 1814 fue informado de la
aparición de logias patriotas en el proceso revolucionario de América.
“El Rey ha sabido por conducto seguro que existe una sociedad muy oculta cuyos
rito son análogos a los de de la masonería pero que su único objeto es la
independencia de América en la cual se haya esparcida y aun en Inglaterra por
medio de otras sociedades subalternas sujetas al centro que fue Caracas,
dirigiéndose por ellas las revoluciones hechas hasta ahora…
…me manda su Majestad encargue a V.E. muy particularmente, como lo ejecuto,
que procure averiguar a toda costa y con la mayor reserva quiénes son los sujetos
y averiguar cuanto pueda descubrir sobre el asunto…
Por su parte en Buenos Aires existía la masonería antes de llegar Alvear y San
Martín en 1812. El general Enrique Martínez plateaba que el único objeto de la
logia lautarina era propugnar por la independencia de todas las secciones de
América.
De Londres pasaron Alvear, Zapiola y San Martín en 1812, lugar donde toma forma
la logia lautarina. A ella se incorporó más tarde don Bernardo O’Higgins, y después
del triunfo de Chacabuco se estableció una sede de la sociedad en Santiago.
Por cierto que también subyace una zona obscura en los hechos la logia; que
encerraron la muerte de Manuel Rodríguez, y los Carrera y sea cual fuere la
responsabilidad de O’Higgins al respecto amarrado por los fundamentos solidarios
de la hermandad cubrió con impunidad a sus hechores, en palabras de Barros
Arana; confesaría más tarde como un error doloroso de la logia lautarina:
REFLEXIONES FINALES
Las Logias Lautarinas ejercieron un crucial rol en el proceso de emancipación
americana como instancia de coordinación y planeación de actividades por parte
de los patriotas. A pesar de su carácter aparentemente irregular del punto de vista
masónico, aprovecharon la secrecía masónica como un instrumento que permitió
operar a la organización en la lucha por la libertad en suelo americano. Los
patriotas, reconocidos católicos, siguieron una tradición masónica inglesa que
propicia una no objeción a la creencia y militancia religiosa. Los principios de
tolerancia que propicia la masonería deben haber sido factores cruciales para
lograr separar el hecho político (que envolvía también a la iglesia católica como
oponente) del ideal estrictamente religioso que albergaban la mayoría. de los
patriotas.
Referencias:
[5] Efectivamente una definición del concepto de Estado conlleva dificultades, que
derivan principalmente en la dificultad de analizar completamente las múltiples
relaciones que se producen en el proceso de formación del Estado moderno.
[6] Locke se suele considera como el fundador del “empirismo” la cual como
corriente estudio tiene entre sus representantes a Berkeley, y Hume.
[7] Un texto previo al contrato social es el “Discurso sobre los orígenes y los
fundamentos de la desigualdad” 1754.
[10] Por ejemplo, alrededor de 1280 los masones que construyeron la Catedral de
Strasburgo se agrupaban en aprendices, compañeros y maestros bajo la dirección
de un maestro, y se reunían en un local llamado logia (sinónimo de “taller” o
“choza”), llevando consigo siempre útiles de trabajo alrededor de los cuales habían
establecido una especie de culto simbólico.
[13] Don Pedro Pablo Abarca de Bolea, conde de Aranda, fue elegido en 1776 Gran
Maestro de la Masonería Española. El 2 de Mayo de 1777 ingresó como
Comendador en la Orden del Espíritu Santo, honor que le fue concedido por Luis
XIV. Cf. Enrique Gandia (1956).
[14] En efecto el ceremonial instruía en, casos de necesidad, que el hermano que
“necesitara socorro en lance de guerra, levantará los tres dedos de la mano
diciendo ‘a mí los de Lautaro’”. Cf. Carlos Wise Pozo “Las logias simbólicas, las
logias Lautaro la logia independencia peruana y la regularidad masónica”, en La
Masonería Chilena en América Latina (op.cit.).
[15] Felipe del Solar (2006) (op.cit.)
[16] Eyzaguirre Gutiérrez Jaime. La logia lautarina y otros estudios sobre la
independencia. Editorial Francisco de Aguirre s.a., Buenos Aires. 1973
[20] Sin embargo, como ha destacado Jasper Ridley en su obra “Los Masones. La
sociedad secreta más poderosa de la tierra” (Zeta, Barcelona¬España, 1999), en
ambos significativos eventos hubo masones en ambos lados del conflicto, lo que
hace que se haya sobreestimado la participación de la masonería en los mismos, a
pesar de las destacadas figuras en el bando ganador.
[28] Rafael María Baralt y Ramón Díaz. Resumen de la Historia de Venezuela desde
el año 1797 hasta el de 1830, Paris, 1844.
[30] op.cit.
[31] Parra Pérez Carraciolo. Historia de la primera República de Venezuela 1939.
[32] Academia Chilena de la Historia. Boletín, Santiago de Chile, 1960, número 63.
[33] De Gandia. op.cit. Página 233
[34] op.cit. Página 236
[35] De Gandia. op.cit.
[36] Eyzaguirre. op.cit.
[37] Existen indicios de su existencia desde el s XVI, apareciendo su orientación
doctrinal en 1717 y, extendiéndose por Francia, Alemania, Italia, y España.
[39] De Gandia. op.cit.
[40] op.cit. Página 85.
[41] Clemente XII, Bula in eminenti 1738, Benedicto XVI Bula providas apostolici
1751
[42] Carta extendida por encargo del Rey Fernando VII al gobernador de Cádiz, con
fecha 22 de agosto de 1814.
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La Logia Lautarina en Chile
{rokbox title=|Bernardo O’Higgins, Padre de la Patria chilena, héroe
militar, discípulo de Francisco Miranda y miembro de la logia lautarina.
Gobernó Chile entre el 16 de febrero de 1817 y el 28 de enero de 1823
con el título de Director Supremo. Óleo pintado por el peruano José Gil
de Castro; se conserva en el Museo Histórico Nacional.| thumbsize=|100
150|}images/articulos/bernardo-ohiggins.jpg{/rokbox} {rokbox title=|El
primer escudo nacional, oficializado en 1812, donde se podría ver
plasmado el espíritu de la logia Lautaro. En su simbología se destaca al
centro una columna que representaba el árbol de la libertad; sobre la
columna se observaba un globo terráqueo; sobre el globo, una lanza y
una palma cruzadas; y sobre estas una estrella. De pie junto a la
columna, a un lado un hombre y al otro una mujer, ambos indígenas,
que podrían evocar a Lautaro. En la parte superior, este escudo llevaba
un lema en latín que significa “Después de las tinieblas, la luz”, y en la
parte inferior, otro, también en latín, que significa “O por consejo o por
espada”.| thumbsize=|150 130|}images/articulos/escudo-
nacional1.jpg{/rokbox}
La logia Lautaro de Santiago se habría instalado el 12 de marzo de 1817, después del
triunfo de los patriotas en la batalla de Chacabuco.
2. Este número no podrá aumentarse; pero en caso de salir alguno de los hermanos fuera
de la provincia, podrá llenarse el mismo si las circunstancias lo exigen.
5. No podrá ser admitido ningún español ni extranjero, ni más eclesiástico que uno solo,
aquel que se considere de más importancia por su influjo y relaciones.
7. Siempre que algún hermano fuese nombrado por el gobierno, primero o segundo jefe
de un ejército o gobernador de alguna provincia se le facultará para crear una sociedad
subalterna dependiente de la matriz cuyo número no excederá de cinco individuos y
entablando la debida correspondencia, por medio de signos establecidos para comunicar
todas las noticias y asuntos de importancia que ocurriesen.
8. La logia deberá reunirse semanalmente el día que acordare, también en los casos
extraordinarios que por alguna grave ocurrencia convocase el presidente.
9. Siempre que alguno de los hermanos sea elegido para supremo gobierno, no podrá
deliberar cosa alguna de grave importancia sin consultar el parecer de la logia, a no ser
que la urgencia del negocio demande pronta providencia, en cuyo caso, después de su
resolución, dará cuenta en primera junta o por medio de su secretario, siendo hermano, o
por el de la logia.
11. No podrá dar empleo alguno principal y de influjo en el Estado, ni en la capital, ni fuera
de ella, sin acuerdo de la logia, entendiéndose por tales los enviados interiores y
exteriores, gobernadores de provincias, generales en jefe de los ejércitos, miembros de
los tribunales de justicia superiores, primeros empleados eclesiásticos, jefes de los
regimientos de líneas y cuerpo de milicias y otros de esta clase.
12. Para sostener la opinión del hermano que tuviese el supremo gobierno, se deberá
consultar y respetar la opinión pública de todas las provincias, así en los empleos que
acuerde, como en las deliberaciones graves que resuelva.
13. Partiendo del principio de que la logia, para consultar los primeros empleos, ha de
pesar y estimar la opinión pública, los hermanos, como que estén próximos a ocuparlos,
deberán trabajar en adquirirla.
14. Será una de las principales obligaciones de los hermanos, en virtud del objeto de la
institución, auxiliarse y protegerse en cualquier conflicto de la vida civil y sostenerse la
opinión de unos y otros; pero, cuando esta se opusiera a la pública, deberán, por lo
menos, observar silencio.
15. Todo hermano deberá sostener, a riesgo de la vida, las determinaciones de la logia.
16. Siempre que fuere propuesto algún profano para la logia, se votará el nombramiento
de los hermanos que le sean más allegados para que, sondeando sus disposiciones con la
mayor cautela, y sin descubrir persona alguna, den cuenta a la logia para que resuelva su
admisión o no.
17. No se tendrá por logia la reunión que no se compusiera de las dos terceras partes y sus
determinaciones, en otra forma, serán sin valor ni efecto.
18. Cuando la sociedad tuviere que tratar a favor o en contra de algún hermano, deberá
hacerle salir el presidente para que se discurra con franqueza.
19. Todos los hermanos están obligados a dar cuenta en la logia sobre cualquier
ocurrencia que influya en la opinión o seguridad pública, a fin de que pueda tratar con
oportunidad y acierto de los remedios convenientes.
20. Cualquier hermano que averigüe que alguno de los otros ha descubierto la logia por
palabras o señales, deberá inmediatamente dar cuenta al presidente para que la reúna;
pero si se reuniese en el mismo día lo hará en pública logia.
21. Al momento nombrará la logia una comisión compuesta de seis individuos que deberá
esclarecer el hecho bajo el mayor sigilo, para lo cual se le exigirá nuevo juramento, y del
resultado dará cuenta en plena logia poniendo en dictamen sobre lo actuado.
22. A consecuencia, la logia reunida plenamente durante lo actuado por la comisión, oirá
al delincuente, y según el mérito le decretará la ley penal correspondiente.
23. Cuando el supremo gobierno estuviese a cargo de algún hermano, no podrá disponer
de la fortuna, honores, vida, ni separación de la capital, de hermano alguno sin acuerdo de
la logia.
Un elemento importante a consignar lo determina la ligación de los hombres dirigentes de Chile y la
Argentina con un pacto íntimo y oculto, contraído dentro de una asociación revolucionaria llamada
Logia Lautarina. Esta sociedad secreta, no sólo en su organización sino en sus procedimientos,
había sido establecida por San Martín en Buenos Aires. Tenía como objetivo combatir en todo
terreno contra la dominación de España en América y su mismo nombre, derivado de Lautaro,
equivalía a un símbolo.A Santiago, fue introducida por San Martín al poco tiempo de la victoria de
Chacabuco, y actuó en connivencia con la de Buenos Aires, casi como una sección de ésta.
Pueyrredón, el director de la Confederación Argentina, y O’Higgins, el director de la República de
Chile, figuraban, con San Martín, entre los principales de sus miembros.Así se explica el acuerdo
invariable con que procedieron los gobiernos de Buenos Aires y de Santiago mientras aquellos
hombres los regían. Y como la Logia era secreta y se hacía tanto misterio de sus resoluciones, se
la acusó siempre de la muerte de los hermanos Carreras y de Manuel Rodríguez, y aun de las más
insignificantes extorsiones.
Objetivos
Fue la primera filial establecida en América. Esta sociedad secreta fue creada
en Buenos Aires, en 1812, por José de San Martín, Carlos María de
Alvear, y Julián Álvarez. Tenía como objetivo principal luchar para lograr la
independencia continental, triunfando en el plano militar, y haciendo que la política
siguiera ese objetivo básico. Desde fines de 1812 se unió a ella la Sociedad
Patriótica, que fuera creada porMariano Moreno.
San Martín participó en Londres en las reuniones del grupo que se desarrollaron
en las casas de Andrés Bello y Luis López Méndez, fundando luego esta
logia en Buenos Aires. Mantenían reuniones en las casas de alguno de sus
miembros o en un local ubicado en lo que actualmente es la calle Balcarce,
frente al Convento de Santo Domingo.
Miembros
Bernardo O'Higgins
José de San Martín
Tomás Guido
José Antonio Balcarce
José Ignacio Zenteno
Juan Gregorio Las Heras
Ramón Freire
Manuel Blanco Encalada
Miguel Zañartu
Ramón Arriagada
Camilo Henrriquez González
José Antonio Alvarez Condarco
Otras logias en América del Sur
'No era masónica, ni se derivaba de la masonería -dice Mitre[1]- sino que tan sólo utilizaba algunas
palabras, toques y señales, o sea ciertas prácticas rituales de corte masónico a los simples efectos
materiales de orden interno, pero su objeto era más elevado'. Sarmiento dice que 'no era una
masonería como generalmente se ha creído ni menos las sociedades masónicas entrometidas en
la política colonial'. Aunque los actuales masones argentinos hayan osado juzgar aviesamente las
intenciones de la circular de la Logia Lautaro, cursada a San Martín el 21 de diciembre de 1816, los
conceptos allí vertidos sobre el respeto debido a la religión de los pueblos son dignos de especial
recordación. Helos aquí: 'No atacar ni directa ni indirectamente los usos, costumbres y religión. La
religión dominante será un sagrado de que no se permitirá hablar sino en su elogio, y cualquier
infractor de este precepto será castigado como promotor de la discordia en un país religioso'[2].
Prestaba su juramento sobre los Santos Evangelios, se obligaba al más riguroso secreto, y su
objeto era defender la libertad e independencia.
El masón argentino, Martín Lazcano -de antigua y activa militancia en la institución-, afirma que
todas las asociaciones políticas y secretas que fueron apareciendo en nuestro escenario patrio,
después de 1806 hasta 1856, no fueron masónicas sino político-revolucionarias de carácter
meramente profano; si bien empleaban en su régimen interno y en su acción externa modalidades
masónicas, y pudieron contar con algunos masones emboscados entre sus miembros.
Ricardo Rojas escribió en 'El Santo de la Espada' que la logia de Lautaro era autónoma; no
dependía de matrices masónicas y ni siquiera de otras asociaciones secretas; y el fundador del
Instituto Sanmartiniano -José Pacífico Otero- nos asegura en el tomo 19 de su 'Historia del
Libertador Don José de San Martín', que la logia fundada por San Martín no era en modo alguno
masónica sino política.
Nuestra Lautaro, fundada por San Martín, fue, pues, una simple sociedad patriótica como sus
modelos de Madrid, Cádiz y Londres.
La masonería en un primer momento pudo creer en San Martín, pero San Martín jamás creyó en la
masonería; porque él no venía a envilecer al país sino a salvarlo. Dentro de la práctica del
lautarismo no entraba la iniciación masónica, y todas las demás sociedades secretas argentinas
anteriores al 1856, vivieron siempre al margen de los principios ocultos y las leyes secretas de la
masonería[3].
Dice Federico Ibarguren que San Martín y sus compañeros se afiliaron en Cádiz a la Sociedad de
Lautaro 'con el exclusivo propósito de la independencia política de su patria amenazada, pero que
él no endosó sus extremismos ideológicos, su antiespañolismo de fondo ni su sospechosa
docilidad a las directivas de la política británica en el nuevo mundo, con que tal sociedad se
caracterizó más tarde'[4].
En efecto, la infiltración masónica iniciada en España durante el reinado de Carlos III, persiguió en
su intento satánico la sistemática aniquilación del pasado en España y América, por medio de su
elenco de déspotas ilustrados con Aranda a la cabeza. El plan borbónico se consumó en 1812 por
la acción de las Cortes de Cádiz con intervención directa de la masonería internacional.
Con los civiles y militares lautarinos 'fraternizan' en Buenos Aires los sacerdotes patriotas
argentinos: Castro Barros, Chambo, Chorroarín, Figueredo, Gregorio y Valentín Gómez, Agüero,
Grela, Perdriel, Cayetano Rodríguez, Herrera, Aparicio, Sáenz, Zavaleta, Toro, Díez de Rámila,
Segurola, Vidal, Anchoris, Pedro Gallo, Amenábar, Fonseca, Salcedo, Rivarola, etc.
Y así como hubo numerosos sacerdotes logistas en Buenos Aires, los hubo también numerosos en
las logias patrióticas de Mendoza, Tucumán, Montevideo, Chile, Caracas, Bogotá, Lima y México,
de preponderante actuación en los sucesos revolucionarios de los respectivos países
hispanoamericanos.
La logia Lautaro, mientras estuvo a su frente San Martín, cumplió patrióticamente su misión;
decayó luego con Alvear y agonizó durante el gobierno de Pueyrredón, para desaparecer
definitivamente con Rondeau en 1820. San Martín estaba decidido a abandonar para siempre el
terreno político en que sólo por accidente había entrado, y cedió por entero a su competidor Alvear
el campo de la Logia. En su seno se destaca, a fines de 1813, un partido personal -el alvearista-
que a la postre la absorbió por completo.
Mitre afirmó que 'la logia Lautaro, condenable en tesis general, produjo en su origen bastantes
bienes y algunos males, que inclinan la balanza a su favor. Sólo accidentalmente sirvió a
ambiciones bastardas que tuvieron correctivo en la opinión. Tal institución secreta, por obra de San
Martín y Alvear, preparaba entre pocos lo que debía aparecer en público como el resultado de la
voluntad de todos. Ella debía ser el brazo que impulsara y la cabeza que orientara el movimiento
revolucionario. Su finalidad era 'mirar por el bien de América y de los Americanos'; y su consigna:
'Nunca reconocerás por gobierno legítimo de la patria sino aquel que sea elegido por libre y
espontánea voluntad de los pueblos'[7]. Mariano de Vedia y Mitre, en la 'Vida de Monteagudo', es
más severo en su juicio. Allí sostiene que 'tal logia fue un instrumento político al que estuvieron
supeditados los gobiernos que contribuyó a formar bajo la fe del juramento y las penas más
severas a quienes lo violaran; por eso San Martín se sometió a sus decisiones, que limitaban su
libertad de acción como jefe militar y gobernante, y por eso, Monteagudo, como tantos de sus
miembros, fueron víctimas de las decisiones de sus cofrades, reunidos siempre en cónclave
secreto e irresponsable ante la ley y ante la historia'.
'Las mismas logias lautarinas de Buenos Aires, Mendoza, Santiago de Chile y Lima del Perú -dice
el historiador chileno Barros Arana- estrechamente vinculadas entre sí, fueron víctimas de
enconadas rivalidades y cayeron las unas sobre las otras'[8].
A la logia Lautaro se afiliaron luego algunos elementos que habían pertenecido al 'club' de los
morenistas, fundado por los parciales de Moreno y que ahora -para salvar la profunda divergencia
que los dividía con motivo de la política seguida por el Primer Triunvirato- habían fundado la
Sociedad Patriótica.
A raíz de la ineptitud de Rivadavia, San Martín, con sus tropas, apoya el movimiento revolucionario
del 8 de octubre de 1812. Desde este momento la logia Lautaro entra en plena dirección del Estado
y por lo tanto, de la Revolución de Mayo.
Consta en el acta del Cabildo de Buenos Aires del 8 de octubre de 1812 que los militares José de
San Martín, Carlos de Alvear, Francisco Ortiz de Ocampo, etc., comparecieron en la Plaza con sus
tropas 'para proteger la libertad del Pueblo, para que pudiese explicar libremente sus votos y sus
sentimientos, dándoles a conocer de este modo que no siempre están las tropas -como
regularmente se piensa- para sostener los gobiernos y autorizar la tiranía; que saben respetar los
derechos sagrados de los pueblos y proteger la justicia de éstos... suplicándoles solamente (que)
se trabajase por el bien y la felicidad de la Patria, sofocando esas facciones y partidos que fueron
siempre la ruina de los Estados'.
San Martín escribirá más tarde a Tomás Godoy Cruz, diputado al Congreso de Tucumán,
sosteniendo que 'Rivadavia hizo indispensable esta revolución por ser enemigo irreconciliable de la
logia Lautaro; pues no la comprendió en su triple función de asesorar al gobierno compartiendo su
responsabilidad, de vigilar a los díscolos e indisciplinados, y de hacerse eco de las opiniones
populares para trasmitírselas oportunamente'[9].
De esta segunda victoria del tradicionalismo criollo emergen las dos figuras próceres de Artigas y
San Martín.
Ambos buscaban la independencia de toda dominación extranjera sin las componendas y tapujos
morenistas y rivadavianos, pero mientras el artiguismo bregaba por una revolución económica y de
reivindicación social -escribe Federico Ibarguren- el logismo sanmartiniano, que derrotó al Primer
Triunvirato, buscaba una revolución política e ideológica'[10].
Porque, como dijo Juan Zorrilla de San Martín: 'América se emancipa de su metrópoli, no para
interrumpir su historia sino para continuarla, para seguir viviendo su propia vida orgánica secular'.
San Martín, por desgracia, gravitó muy poco tiempo en la logia. Combate en San Lorenzo el 3 de
febrero de 1813, marcha hacia el Norte para sustituir a Belgrano, se restablece en Córdoba en su
quebrantada salud, y se dirige luego a Mendoza para desempeñar el gobierno de Cuyo.
Los 'liberales' de la Sociedad Patriótica -que unidos a los lautarinos sanmartinianos habían
contribuido a la caída del régimen rivadaviano- se habían embanderado en la logia, con su caudillo,
Monteagudo, secretario de Castelli, para luchar contra la política de transacción con España,
sostenida por Sarratea y Rivadavia; por eso que esa alianza fue tan sólo superficial, pues, entre
San Martín y el versátil demagogo y frenético jacobino, había profundas divergencias filosóficas.
Mientras San Martín -escribe Federico Ibarguren- buscaba la independencia para salvar al nuevo
mundo del afrancesamiento disolvente, Monteagudo quería romper con la tradición hispana y crear
en nuestra patria la 'Nueva Humanidad' soñada por los masones enciclopedistas e intelectuales de
la dictadura jacobina'[11].
Y el 13 de diciembre de 1812 sugería 'al gobierno el tremendo bando que establecía que 'en toda
reunión pública de más de tres españoles, uno sería fusilado por sorteo y si la reunión era en lugar
apartado, todos serían pasados por las armas'.
Más tarde se arrepentirá de sus extravíos como lo consigna en su 'Memoria', escrita en Quito en
1823, donde dice: 'Las ideas demasiado inexactas que entonces tenía de la naturaleza de los
gobiernos, me hicieron abrazar con fanatismo el sistema democrático... Para expiar mis primeros
errores yo publiqué en Chile en 1819, el 'Censor de la Revolución'; ya estaba sano de esa especie
de fiebre mental que casi todos hemos padecido; y ¡desgraciado el que con tiempo no se cura de
ella!'. Por el cúmulo de expoliaciones y crueldades cometidas durante su gobierno impolítico y por
su altanería y despotismo el pueblo peruano pedirá su destitución y arresto. De noche, en Lima,
será asesinado y su cadáver aparecerá a la mañana siguiente, en una calle de la ciudad, con un
puñal clavado en la espalda.
Y mientras las 'minorías ilustradas' se equivocan siempre en perjuicio del país, la 'plebe' lo salva.
Pero para los masones, Artigas seguirá siendo el 'personaje anarquista y sombrío que crea el
caudillismo federal arrastrado por sus fanáticos delirios de mando y poderío'; y Belgrano, el
'visionario fanático e inepto' que, a pesar de las protestas de San Martín, debió bajar a Buenos
Aires para dar cuenta de su actuación, a causa de la inicua campaña de descrédito que iniciaron
contra él sus enemigos logistas[12].
Al retirarse San Martín de Buenos Aires, la logia Lautaro no fue otra cosa que la expresión de la
voluntad de Carlos María de Alvear[13].
La logia se caracterizó entonces por la degeneración de todos los principios que eran su honor y se
transformó en el partido alvearista.
Alvear -llamado el Nuevo Catilina- había falseado totalmente los compromisos de la logia,
usurpando el poder en su propio provecho y traicionando a sus amigos. Culpable, con Sarratea y
Rivadavia, de la política desquiciadora del Primer Triunvirato, suplanta ahora en la logia a San
Martín, su antítesis en ideas y en temperamento.
Recién cuando Artigas vence a Alvear en 1815, valiéndose del coronel Alvarez Thomas, sobrino de
Belgrano -que en su proclama revolucionaria estigmatizaba a 'esa facción aborrecida'- pudo
declararse nuestra independencia, el 9 de julio de 1816, en el Congreso de Tucumán; y para
completar nuestra independencia de toda dominación extranjera, como exigía el histórico congreso
fue necesaria la aparición de un dictador, vaticinado por San Martín, como triste consecuencia del
estado caótico a que llevó al país la política liberal antiargentina seguida por el grupo porteño
extranjerizante y anticriollista[15].
La ideología que informa las leyes de 1813 es el reflejo del pensamiento de los grupos liberales y
regalistas de tipo racionalista, presionados por el alvearismo morenista-monteagudeano.
El pueblo reaccionará por medio de sus caudillos en defensa de los principios populares,
nacionales y cristianos en la línea argentinizante y tradicionalista Saavedra-San Martín-Belgrano-
Artigas en contra de las reformas planificadas en 1813, realizadas en 1822, sancionadas en forma
aparentemente inocua en 1853 y 1860, concretadas luego en las leyes anticristianas de 1884 y
1888, con respecto a la escuela y a la familia y sostenidas, aún hoy día... En 1888 se asestará un
golpe mortal a la familia, la institución madre de la humanidad, desterrando a Dios de los hogares;
así como cuatro años antes se lo había desterrado de las escuelas.
Las guerras de independencia y las sociedades secretas En el periodo previo a la
independencia solo tenemos noticias de una especie de “club revolucionario”
formado a comienzos del siglo XIX, en la ciudad de Concepción, al sur de Chile.
Este conventículo estuvo integrado por un reducido número de miembros de la
elite de dicha provincia de donde destacan: José Antonio Prieto, Manuel Bulnes,
los capitanes Venancio Escanilla, Francisco Calderón, José Cruz, Bernardo
O’Higgins y el español Carlos Spano. Se reunían en la casa del abogado Prieto, y
al correr el tiempo, empezaron a concurrir los hombres más notables de la ciudad,
como Luis de la Cruz, Fernando Urizar, José Urrutia, el padre Fray Rosauro Acuña
y Juan Martínez de Rozas. 7
Este club no tuvo como finalidad la conspiración, ni mucho menos el secreto, sino
más bien, se trataba de una especie de tertulia ilustrada, cuyos integrantes
posteriormente serían de ayuda a la causa revolucionaria. Durante las guerras de
la independencia en Chile, se ha especulado excesivamente acerca del
establecimiento de la masonería. Pese a existir algunos testimonios que dan
cuenta de su existencia relativamente articulada,(8) resulta errado hablar de una
implantación en el periodo. Se trata más bien de una presencia de masones, de
individuos, como el caso del General francés Michel Brayer, o de chilenos que se
inician en la masonería, como el caso de José Miguel Carrera en la logia “Saint
John” nº1 de Nueva York.
En ese contexto, la logia Lautaro que existió en Chile entre 1817 y 1820, es parte
de un fenómeno asociativo que comenzó en el centro del imperio español con la
ocupación napoleónica, donde entre 1808 y 1814 hubo 24 logias de franceses y
españoles,10 dentro de las cuales, a pesar de no existir una conexión clara(11)
pese a la simultaneidad del fenómeno, debemos situar a la logia de
latinoamericanos Caballeros Racionales.(12)
De esta agrupación surgió la Logia Lautaro Argentina, que en una primera etapa
estuvo bajo el mando de Carlos de Alvear, para posteriormente, en 1816, pasar al
mando de Juan Martin de Pueyrredon y de José de San Martin. Este último, sería
el responsable de la formación de una filial de la logia bonaerense en Mendoza y
de otra en Santiago. Sin embargo, la relación entre las diferentes logias no fue
armónica y al parecer funcionaron con cierta autonomía. (13) Existen múltiples
listados de los miembros de la logia Lautaro chilena, si nos atenemos a las
fuentes, que por lo demás no son del todo categóricas en señalar quienes eran los
miembros, hemos establecido que los chilenos que participaron de la logia fueron:
Bernardo O’Higgins, Ramón Freire, Manuel Blanco Encalada, Luis de la Cruz,
Miguel Zañartu, José Ignacio Zenteno, José Irizarri y Manuel Borgoño. Los demás
miembros provenían de las Provincias Unidas del Rio de la Plata: José de San
Martin, Tomás Guido, Hilarión de la Quintana, Matías Zapiola, Gregorio de las
Heras, Rudecindo Alvarado. Al respecto véase: Archivo de Don Bernardo
O’Higgins, Santiago, Nascimiento, 1946. Principalmente los tomos VI, VII, VIII, IX,
XVIII y el primer apéndice. De este modo, la logia Lautaro que existió en
Chile,vendría a ser parte de un proceso de organización militar a escala regional,
cuyo objetivo último era el derrocamiento del virreinato del Perú.
Aun cuando algunos autores, historiadores afirman que la Logia Lautaro no era de
carácter masónico, como lo plantea Mitre “No era masónica, ni se derivaba de la
masonería sino que tan sólo utilizaba algunas palabras, toques y señales, o sea
ciertas prácticas rituales de corte masónico a los simples efectos materiales de
orden interno, pero su objeto era más elevado”. O Sarmiento cuando dice que “no
era una masonería como generalmente se ha creído ni menos las sociedades
masónicas entrometidas en la política colonial”. Ambos argentinos, lo hacen más
por sus convicciones religiosas ya que los masones éramos una secta castigada
por la Iglesia católica, apoyándose apego religioso que Aunque los actuales
masones argentinos hayan osado juzgar aviesamente las intenciones de la circular
de la Logia Lautaro, cursada a San Martín el 21 de diciembre de 1816, los
conceptos allí vertidos sobre el respeto debido a la religión de los pueblos son
dignos de especial recordación. Helos aquí: ‘No atacar ni directa ni indirectamente
los usos, costumbres y religión. La religión dominante será un sagrado de que no
se permitirá hablar sino en su elogio, y cualquier infractor de este precepto será
castigado como promotor de la discordia en un país religioso'[2].
Prestaba su juramento sobre los Santos Evangelios, se obligaba al más riguroso
secreto, y su objeto era defender la libertad e independencia.
El masón argentino, Martín Lazcano -de antigua y activa militancia en la
institución-, afirma que todas las asociaciones políticas y secretas que fueron
apareciendo en nuestro escenario patrio, después de 1806 hasta 1856, no fueron
masónicas sino político-revolucionarias de carácter meramente profano; si bien
empleaban en su régimen interno y en su acción externa modalidades masónicas,
y pudieron contar con algunos masones emboscados entre sus miembros.