Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Investigacion Calle Panama

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 18

INVESTIGACION CALLE PANAMA

TENDALES DE CACAO

1
2
FOTO VIEJA CON SAQUILLOS DE CACAO

3
La forma de espiral me llamo la atencion. Me recordo al espiral de la muerte de las hormigas

PROCESO DEL ARTESANAL Y ANTIGUO DEL CACAO

4
Algunas ideas y datos que me llamaron la atencion:
La ciudad q se muda
El barrio del puente de las mil varas
Ejemplo de apropiacion de espacio publico por los tendales
Continuo abandono del area como zona residencial y se convirtio en area comercial
No han conseguido devolver el carácter residencial al centro
no se consiguió que se volviera un sector dinámico y atractivo.
(continuo fracaso con los planes para la calle)
Llamada limite de barrio bajo
Límite físico y simbólico entre la Ciudad Vieja y la Ciudad Nueva
(Existen esteros rellenados por todo el centro)
Inaugurar objetos
NUESTRA CALLE:
El Estero de Lázaro (correspondiente a la actual calle Junín),
también llamado de la Aguardientería ya que se encontraba junto
al edificio de la Administración de Aguardientes y Tabaco, habría
desaparecido para finales del siglo XVIII (Estrada Ycaza, 2000)
sobre cada uno de los cinco esteros.
ARTICULOS DE PERIODICO
Puente de las Ochocientas Varas
El Puente de las Ochocientas Varas fue un importante puente en Guayaquil que unía a los
antiguos sectores de Ciudad Vieja y Ciudad Nueva en las épocas colonial, independentista,
grancolombiana, y ecuatoriano temprana. El puente -según la descripción de varios
historiadores- tenía una longitud aproximada de 800 varas castellanas y fue construido con
madera guayacán y guachapelí.
Al principio de la edificación en 1705 era un complejo de cinco puentes que sorteaban
diferentes esteros, pero luego se unificaron como parte de un programa de amurallamientos.
Según algunos historiadores, este puente fue el más largo del mundo en su época de
construcción.
El puente estaba ubicado en el Barrio del Baxo, que actualmente comprende la parte
nororiental del centro urbano de Guayaquil.

5
Ubicación geográfica

Plano parcial del centro de Guayaquil, en la cual se aprecia la calle Panamá en la cual se
asentaba el Puente de las Ochocientas Varas.

El Puente de las Ochocientas Varas estaba ubicado en el denominado Barrio del Bajo (o Barrio
del Baxo), el cual era el espacio intermedio entre Ciudad Nueva y Ciudad Vieja, y estaba
segmentado por cinco esteros. El Barrio del Bajo se encontraba en lo que actualmente en la
parroquia Carbo-Concepción.

En Ciudad Nueva, la última calle que colindaba con el río era la Calle Real, la cual al entrar en
el Barrio del Bajo adoptaba el nombre de la Calle de los Puentes -debido a que al principio
eran cinco puentes previo a la unificación. La Calle Real corresponde a la actual calle
Pichincha, mientras que la Calle de los Puentes y el Puente de las Ochocientas Varas
corresponden a la actual calle Panamá.

6
Este complejo de puentes -y posterior puente unificado- iniciaban en el norte desde antes del
estero de Villamar (actual calle Loja), y terminaban en el sur, cerca de la actual calle Francisco
de P. Icaza.

Descripción (esta foto se la puede ver mejor en el pdf oficial del proyecto)

Plano de Guayaquil en 1741 por Paulus Minguet. Se muestra detalles inexactos de Ciudad
Nueva y Ciudad Vieja. En este plano consta la descripción el Puente de las Ochocientas Varas
sobre los cinco esteros del Barrio del Baxo.
La disposición del cabildo guayaquileño en 1710 fue la de unificar los puentes existentes en
la zona con el objetivo de conformar una sola estructura de madera guayacán y guachapelí.
El puente -según la ordenanza- tendría 2 varas de ancho y 800 varas de largo, con doble
pasamano construido en madera de roble. La descripción aparece en la obra "Compendio
Histórico de la Provincia, Partidos, Ciudades, Astilleros, Ríos y Puerto de Guayaquil en las
Costas del Mar del Sur" hecha por el padre Jacinto Morán de Butrón y publicada
erróneamente con autoría de don Dionisio de Alcedo Herrera en 1740.56
En 1764 la obra "Descripción Histórico-Topográfica de la Provincia de Quito, de la Compañía
de Jesús" por el padre Mario Cicala presenta una descripción del puente semejante a la del
padre Morán de Butrón, en la cual se habla del puente estando sustentado en un entablado
de 300 arcos, con una luz entre puntal y puntal de 10 palmos, dando así una extensión de 375
canas italianas lo que equivale aproximadamente a 800 varas, dando concordancia con la

7
descripción anterior. Según Cicala, en ciertos sectores el puente subía de nivel quedando a 2
metros del suelo para soportar inundaciones en la época invernal; como tal, el puente tuvo
distintos niveles a los que se accedía por escalones y permitían libre y cómoda circulación de
dos personas en direcciones opuestas.
El capitán de la Reales Guardias Españolas, don Antonio de Alcedo, en 1787 hace referencia
al puente en la página 331 del tomo II de su obra "Diccionario Geográfico-Histórico de las
Indias Occidentales o América", en la cual detalla que: "...la ciudad se trasladó el año de 1693
al paraje donde está, y, por haberse aumentado considerablemente su vecindario se unió a
la parte antigua, pues eran como dos barrios separados que se comunicaron por un puente
de madera de 800 varas de largo, para salvar los esteros que inundan estos terrenos en el
invierno".
En 1831 fue publicado en Barcelona el tomo 4 del "Diccionario Geográfico Universal" por la
imprenta de José Torner, en la cual se establecía que la ciudad de Guayaquil estaba en aquella
época conformada por 2 núcleos poblacionales unidos por un gran puente de 800 varas
castellanas que no había dañado por el Fuego Grande de 1764.
Historia
Los constantes ataques piratas e incendios de la cual Guayaquil era víctima hicieron tomar la
rápida decisión de mudar al poblado a un nuevo emplazamiento. Para 1693, Guayaquil
consigue los permisos necesarios de las autoridades y empezó a mudarse al sector
denominado La Sabaneta cerca del Puerto de Casones (lugar utilizado por los pescadores de
la urbe).
Al nuevo emplazamiento se lo denominó como Ciudad Nueva. La construcción de la urbe en
ese lugar se dio bajo el clásico trazado de damero, el cual estaba contemplado en la Ley de
Indias para la construcción de ciudades. Las autoridades locales dispusieron el traslado
paulatino de las familias que permanecían en el anterior emplazamiento -en el cerro Santa
Ana y La Planchada-. Sin embargo, muchos moradores se negaron a abandonar sus viviendas
en aquel sector.
Aquel emplazamiento rústico pasó a constituir la denominada Ciudad Vieja y así la ciudad
empezó a crecer en dos polos.
Los dos emplazamientos de Guayaquil estaban separados por una serie de esteros del río de
Guayaquil (actual río Guayas) que atravesaban una zona anegadiza en el invierno (época
lluviosa) debido a inundaciones y en la cual se levantaban casas irregulares que conformaban
el denominado Barrio del Bajo.
La difícil comunicación de ambos polos de crecimiento urbanístico condujo a que el cabildo
colonial tome la disposición de construir una serie de cinco puentes que crucen los esteros
del Barrio del Bajo, y creen un fácil acceso entre ambos emplazamientos.
(Acabo de recordar que hay un edificio frente al malecon que tiene un pequeño puente, quiza
es por esta razon que esta ahí, como un monumento de recuerdo)

8
El 11 de diciembre de 1705 por parte del Procurador General de la ciudad se dictó una
disposición mediante la cual se ordenaría la construcción de los puentes so pretexto de una
mejor forma de administrar la "Real Justicia y los Santos Sacramentos", con el objetivo final
de que no se aíslen las poblaciones de esos servicios.
La erección de los puentes tuvo la intervención de oficiales designados por la procuraduría,
albañiles y carpinteros contratados, y de pobladores locales voluntarios. Los cinco puentes
atravesaron los esteros de Villamar, de Junco, de Campos, de Morillo, y de Lázaro. Los puentes
sirvieron durante gran parte de lo que restaba del período colonial, en la época
independentista, en la época grancolombiana y en la época ecuatoriana temprana.
El cabildo guayaquileño a inicios de 1710, como parte del programa de amurallamientos
realizado por parte del general don Jerónimo de Boza y Solís, ordenó la unificación de los
puentes levantados por el Barrio del Bajo, dando lugar a la creación del denominado Puente
de las Ochocientas Varas, el cual sobrevivió hasta su desaparición parcial en 1910, y definitiva
en 1920 con el relleno de los ramales de aguas.

La Memoria De Guayaquil
14 de enero de 2015 ·
EL CACAO Y LA CALLE PANAMÁ

Por más de 400 años la historia de Guayaquil está ligada al cacao. Los primeros cultivos
comerciales en sus cercanías se reportan desde 1605; en 1622, los guayaquileños donaron
12.000 pesos en cacao para construir las murallas del puerto de Cartagena de Indias. En 1627,
piratas holandeses saquearon la ciudad y las plantaciones aledañas a ella. En la colonia y gran
parte de la época republicana, el cacao dio prosperidad a Guayaquil y al Ecuador, primer
exportador del mundo desde fines del siglo XIX hasta 1904, cuando la supremacía la tomó
Brasil, que a su vez en 1920 la cedió a Costa de Marfil, que la conserva.
La “época de oro” del cacao en el país fue de 1870 a 1920, año que comenzó el declive de la
producción por la aparición pocos años antes de las enfermedades monilla y escoba de bruja,
que causaron la más grave crisis económica de nuestra nación, que dependía casi
exclusivamente del cacao. Se abandonaron las haciendas y hasta el conde Mendoza y la
condesa Rachelita Jantet tuvieron que regresar desde Francia a Guayaquil y suspender las
grandes fiestas “parisinas” que daban en su famosa hacienda cacaotera Cañafístula, de
Vinces, donde cuenta la leyenda que existía una lagartera.
Pero los cacaoteros guayaquileños no claudicaron y en 1945 los grupos Seminario y Aspiazu
importaron de Trinidad y Venezuela nuevos clones tolerantes a las enfermedades con lo cual
se reanudó la producción. Para entonces y hasta hace pocas décadas el cacao continuó
llegando a Guayaquil por vía fluvial desde los ríos de “Arriba” y la mayoría de las bodegas de
las casas exportadoras estaban en la tradicional calle Panamá, llamada así desde 1924, ya que
antes era La Libertad e incluso en la colonia era la calle Real.

9
Los comerciantes y exportadores vecinos de esa calle durante gran parte del siglo pasado
acostumbraban “tendalear” o secar el cacao en las veredas, que fue una evocadora
característica guayaquileña. Fueron Salcedo Hermanos, Bruno Sadum y Jacinto Alvear y su
empresa Salve Cía. Ltda., Durán Hermanos, Intercambio y Crédito, Herederos de J. Puig
Verdaguer, Calvet Martínez y Cía. Grace Co., Ultramares S.A. etcétera. Actualmente las
bodegas y “patios” de los exportadores están en Durán y la vía a Daule; el único comerciante
que mantiene la tradición es don Alberto Mercado, en Panamá 444 e Imbabura.

La calle Panamá no sale del coma urbano Redacción Cultura –


04 de agosto de 2019
La calle Panamá se forma desde la Loja hasta Roca, en el circuito de la Zona Rosa. Fotos:
Miguel Castro /
ET La Empresa de Turismo Municipal realizará una consultoría urbanística para intervenir y
reactivar el sector. El pausado flujo vehicular marca las mañanas de la calle Panamá, a la altura
de Imbabura, donde se construye la Casa Teatro Zona Escena. A las 09:00, locales como El
Capi (hamburguesas) y El Mono Goloso (panadería), ubicados en la transversal de la
Luzarraga, agitan medianamente la zona gracias a sus ofertas.
El movimiento en el circuito bancario (desde la calle Roca) sube cuando los comensales
visitan restaurantes como Guayé o La Barca Azul, por su variado menú. Comerciantes,
ejecutivos, médicos, abogados, docentes y estudiantes de la Universidad de las Artes (UArtes)
son los protagonistas de un vaivén que cesa aproximadamente a las 18:00. A partir de esa
hora, la calle Panamá entra en un estado de coma.
Se vuelve oscura, el tránsito de autos es escaso y se siente la ausencia de policías. El ingeniero
José Sánchez, propietario de Viva la Música, se siente afectado por esta situación que no le
ha permitido recuperar la inversión que ha hecho en su bar, inaugurado hace cuatro meses.
Maneja un concepto ambiental de pop, rock progresivo y música experimental europea.
Además presenta música en vivo y realiza muestras de arte urbano en su local.
El Museo del Cacao, ubicado en la Imbabura, se inaugurará en septiembre (foto). Para él fue
tortuoso tramitar los permisos legales y pagar las onerosas tasas de servicios que no brindan
incentivos ni beneficios al empresario turístico. Recalca la tasa solicitada por Interagua para
constatar que su negocio requiere de trampa de grasa. “Esto debe ser aplicado a los que
tienen un restaurante, ahí se justifica, pero yo soy bar. ¿Por qué pagar eso?”, cuestiona
Sánchez. Menciona las incongruencias de las inspecciones públicas, realizadas sin previo
aviso. Además critica el límite establecido de 50 decibeles de la prueba de impacto de ruido
exigido en su categoría. “En vez de ser amigables con el inversionista local hacen todo lo
contrario y nos espantan con engorrosos trámites que parecen nunca terminar”, reprocha.
Para el fotógrafo Ricardo Bohórquez, residente del sector, este caso no es aislado, lo que ha
causado, a su criterio, la desaparición de otros negocios y con ello la agonía de la calle. “A la
Zona Rosa la hicieron fracasar porque les han cambiado las reglas a los dueños de los locales.

10
Pareciera que la regeneración fuera una forma de apropiarse del espacio público para tumbar
negocios”, opina el artista.
Cuenta que dos bancos le negaron el crédito para la compra de un departamento de más de
20 años, cuando los edificios de la zona datan de la década del 80. Recuerda que hace 30 años
el centro tenía una población estimada de 750.000 personas, a diferencia de ahora, con sus
250.000 residentes. Cree que esta deserción está ligada a unas ordenanzas que impiden que
los negocios sean atractivos. Critica aquella que impide la colocación de sillas y mesas en la
parte exterior de bares y restaurantes. “La cultura del guayaquileño es hacia la calle, abierta,
transitando por la noche, es absurdo”, opina.
Piden cambios en la zona María José Salinas, dueña de El Colonial (Rocafuerte e Imbabura),
ha tenido acercamientos con el Municipio por la falta de patrullaje de metropolitanos y por
los horarios de cierre, con nulos resultados. Sostiene que la administración pasada no
socializaba sus proyectos urbanísticos. “Somos los últimos en enterarnos de algún cambio”.
El Colonial, administrado por sus padres en la década del 70, ha sido reinventado a lo largo
de décadas con estrategias. Al igual que Sánchez, ella apostó por recitales en vivo y el
concepto de la tertulia “after office”, pero los horarios no ayudan a reactivar la zona. La
escultura del Canillita está ubicada en la calle Tomás Martínez (foto). “El Municipio no quiere
establecer nuevos horarios. Además debería ofrecernos más protección a quienes le
apostamos al turismo nocturno en el centro”, reclama. Ante estos aspectos, Gloria Gallardo,
presidenta de la Empresa de Turismo y Promoción Cívica, advierte que van a intervenir y a
reactivar el sector bajo una planificación. “La calle Panamá tiene un proyecto importantísimo
que se está desarrollando y que la alcaldesa Cynthia Viteri dará a conocer tan pronto como lo
podamos presentar”, explica.
Anuncia la realización de una consultoría urbanística que desarrollaría la topografía de la
zona, el uso de suelo y el inventario de las compañías propietarias de edificios abandonados.
“Ya tengo toda la información y sobre la base de ello haremos una consultoría para planificar
cómo corresponde la hoja de ruta con un urbanista encargado”, informa. Luego de esto dice
que aplicarán cambios en las ordenanzas para desarrollar el turismo sustentable del sector.
“Así podremos reactivar la calle Panamá y convertirla en un Paseo de Artes, Cultura y
Gastronomía”, vislumbra. (I)

11
Calle Panamá, importante vía que intenta retomar protagonismo en Guayaquil
GRAN GUAYAQUIL
Andrés Alejandro
26 de octubre, 2016 - 16h08
NOTICIAS RELACIONADAS
Una calle regenerada, con alto potencial turístico y con esculturas que recuerdan a personajes
y oficios de antaño. Esa es la calle Panamá, una vía en la que a inicios del siglo pasado se
percibía el olor a cacao, pues las pepas de esta fruta se echaban en el piso para su secado y
posterior procesamiento para ser convertido en chocolate.
Pese a su relativo reciente ‘pasado cacaotero’, esta calle es aún más importante si se toma en
cuenta su historia de inicios de Guayaquil. Es allí por donde pasaba el famoso puente de
madera de las 800 varas (unos 648 metros) que conectaba a la Ciudad Vieja con la Nueva en
el siglo XVIII.
Este puente, que atravesaba cinco esteros, era tan angosto que las personas pasaban rozando
cuando lo utilizaban.
El puente no seguía una perfecta línea recta, es por esto la actual configuración un poco
torcida de la calle que ahora luce adornada con esferas de cemento. Posteriormente la
pasarela fue reemplazada por otros cinco enlaces que cruzaban los cinco esteros, los mismos
que luego fueron desapareciendo.
Pero esta calle no siempre llevó el nombre de la pequeña nación centroamericana. En el plano
de 1858, el geógrafo Manuel Villavicencio figura a esta arteria con dos nombres: Calle Real,
hasta donde existía el segundo estero o segundo puente. Mientras que hacia al norte se
denominaba calle Ciudad Vieja.
Según Camilo Destruge, la calle principal del puente se llamó a la “Calle Real” después de
1820, porque paralelo a ella se extendía el gran puente de madera. Después de ello llevó el
nombre La Libertad y finalmente, mediante ordenanza municipal del 23 de junio de 1926, se
la designó como calle Panamá, la misma que inicia en la Loja y termina en la avenida 9 de
Octubre.
La denominación fue ratificada el 3 de octubre de 1996.
En la actualidad la calle se encuentra en un proceso de transformación, tras pasar durante
años como una vía olvidada, tras la salida de empresas cacaoteras que tenían sus bodegas en
este lugar.
Ahora, en el día se nota poca cantidad de transeúntes, un gran flujo vehicular, uno que otro
guardia y la actividad de locales de servicios como el de Servientrega, hoteles como el
Ramada, la clínica Panamericana, entre otros.

12
Pero en las noches del fin de semana es cuando la calle “se prende”. Esto por los centros de
diversión nocturna que poco a poco han empezado a llegar al sitio. Jóvenes y otros no tanto
se apresuran para entrar a lugares como “Azúcar de Cuba”, “Coco Bongo”, “Corsario Salsa
Bar” o “Lexus”, donde la música estridente invita a mover el cuerpo hasta el siguiente día.
Y si bien la noche se torna un poco movida, la calle también tiene -o trata de tener- su
enganche cultural. La regeneración urbana trajo consigo esculturas que evocan a personajes
ilustres, como Vicente Rocafuerte, segundo presidente del Ecuador, o al recordado futbolista
Alberto Spencer.
Además, se encuentran figuras de personas honorables y tradicionales, como los vendedores
de cangrejos, voceadores de periódicos o lustrabotas.
El objetivo municipal es transformar esta vía en una arteria cultural y de ocio. Así se piensa
en ubicar museos y cafeterías. En tanto, la vida bohemia tendrá el protagonismo.(I)
Noticias
ECUADOR, LA TIERRA DEL CHOCOLATE
Se conoce que todo chocolate en el mundo, para ser considerado de excelente calidad, debe
poseer Cacao Arriba, variedad que en el Ecuador se cultiva. A continuación, te contamos
algunos datos que te interesarán sobre el valor que nuestro cacao posee.
Existe evidencia que hace 5000 años ya se plantaba cacao en nuestra Región Amazónica la
variedad conocida como Cacao Arriba. Estos restos se encontraron en 2012 en la provincia de
Zamora Chinchipe. De este modo, se pudo objetar sobre su presunto origen centroamericano.
A finales del siglo XIX e inicios del XX, el Ecuador fue uno de los principales productores
mundiales de cacao fino de aroma. Su hegemonía duró seis décadas, haciendo que grandes
fortunas se forjaran. A estas familias adineradas se las conoció como ‘Gran Cacao’. Tal era su
riqueza, que imitaron la vida europea en el país.
¿Te has preguntado por qué a Vinces le dicen ‘París Chiquito’?
La opulencia en las familias cacaoteras era mucha, tanto que hasta hicieron una réplica de la
Torre Eiffel en la ciudad de Vinces. Las casas eran construidas bajo parámetros europeos, se
vestía a la moda que dictaba el viejo continente y hasta se hablaba en francés.
El Cacao Arriba era tan apreciado en aquella época que tan solo bastaba decir que el producto
era ecuatoriano para que se pague el precio más alto. Ahora entenderás por qué se lo conoce
como la ‘pepa de oro’.
Pero, ¿por qué se llama ‘Cacao Arriba’ al cacao ecuatoriano?

13
Cuenta la historia que los comerciantes llegaban hasta el puerto de Guayaquil para comprar
el cacao ecuatoriano y llevárselo a Europa. Al preguntar de dónde traían el producto, la gente
respondía que “de arriba”, refiriéndose a lugares ubicados río arriba. Con el poco español que
algunos entendían, asumieron que era el nombre de la población “Arriba” y así empezaron a
llamarlo ‘Cacao Arriba’.
En 1920, dos plagas acabaron con miles de hectáreas, la monilla y la escoba de bruja. Más del
70% de la producción anual se perdió y de comercializar 80 000 toneladas, pasamos en 1930
a 7 000.
Décadas después, resurge la ‘pepa de oro’ y en 2014 el Cacao Arriba se convierte en el primer
producto alimentario en conseguir una 'Denominación de Origen', esto hace que se lo
reconozca al cacao fino de aroma a nivel mundial como originario de nuestro país,
garantizando su calidad.
El 60% del Cacao Arriba del mundo lo produce el Ecuador y sus características lo hacen único
gracias a nuestra geografía. Tanto en Costa, como en Sierra y Oriente, esta planta es cultivada.
Dentro del territorio nacional han surgido varias empresas, en las que el trabajo comunitario
es indispensable para que no solo produzcamos el mejor cacao, sino también el mejor
chocolate. Marcas como Caoni, Chocoart, Ecuartesanal, Valdivia, Hoja Verde, Kallari y Pacari
llevan en alto el nombre del país y son decenas de reconocimientos internacionales los que
nuestro chocolate ha ganado.

Fuente: Diario El Tiempo Ecuador


LA ÉPOCA DE ORO DEL CACAO FINO DE AROMA
La fiebre del cacao ecuatoriano se produce a finales del siglo XIX y principios del XX. El país
vive una bonanza económica jamás experimentada.
Producción de cacao fino
La obra pública en Ecuador se nutre de ingentes recursos provenientes del sector cacaotero.
Se crea el Banco Agrícola y Ganadero con dineros de los exportadores de cacao, quienes para
ese entonces pasaban largas temporadas en Francia disfrutando del producto de sus
haciendas.
Importaron a la capital de la Provincia de Los Ríos, Vinces, varias de las costumbres europeas,
desde la moda hasta la gastronomía y estas fueron rápidamente adaptadas por los lugareños.
Las excentricidades se veían por todo lado, uno de estos hacendados trajo un hidroavión para
viajar hasta Guayaquil en 45 minutos, y así estar presente el los embarques de su producto
en este puerto. Otro caso, el Conde de Mendoza, quién por efecto de su fortuna compró su
titulo nobiliario y desposó a una francesa.
Plantaciones de cacao

14
El poder económico y político de “Los Gran Cacao” era incalculable al igual que las extensiones
de sus propiedades, Pedro Aspiazu Coto, llegó a poseer mas de cien mil hectáreas de cultivos
de cacao del millón de hectáreas de tierra de las que su único era propietario. Y al igual que
en la época feudal, desposaban a las herederas de las familias vecinas para agrandar sus
tierras como lo hicieran las familias Aspiazu y Seminario, que mediante un enlace matrimonial
casi duplicaron sus feudos. Esta familia se conformó con la “crema y nata” de poder
económico de aquel entonces. Familia que subsiste, ya no con tanto abolengo, hasta el día
de hoy.

París Chiquito
Las haciendas cacaoteras se construían con las maderas mas nobles que se encontraban, los
tapices franceses y gobelinos italianos adornaban el interior de cada una de ellas, mármoles
italianos, vajillas inglesas de porcelana complementaban el pintoresco escenario. Los ríos
Daule y Babahoyo empezaron a poblarse de vapores y a Vinces se la empezó a conocer a nivel
mundial como París Chiquito.
Pero como toda historia, esta también tiene un final, y viene dado por dos enfermedades “la
escoba de bruja” y “la monilla” además acompañadas de la II Guerra Mundial, estos tres
motivos influyeron enormemente en la producción de la “pepa de oro” en Ecuador.
Para aquel entonces Francia, Inglaterra y Holanda, empezaron a sembrar cacao en sus
colonias en África, consecuentemente la producción de cacao en Ecuador bajó, la gente
abandonó sus haciendas y los “Gran Cacao” poco a poco dejaron de ser tales.
Pero no solo la gran cantidad de cacao que poseía el Ecuador fue lo que hizo que este
producto agrícola sea reconocido a nivel mundial, lo que cautivó y cautiva todavía al mundo
es su perfume y el sabor fino tremendamente aromático que tiene cada una de las almendras
que se producen por estas tierras. Arriba, Balao, Bahía de Caráquez, Manabí y Esmeraldas
eran las variedades mas apetecidas por el mercado internacional del chocolate y que hasta
ahora se producen.
Cacaotero
La calidad del cacao Ecuatoriano.
Es importante hablar de esta característica de nuestro cacao en donde los atributos de aroma
y sabor son únicos y considerados, como ya lo dijimos, uno de los mejores del mundo. El cacao
ARRIBA, como se lo conoce hoy, gracias a la Denominación de Origen que obtuvo este
producto vegetal, conquistó en el siglo XIX el mercado europeo sobretodo España, que era el
país que recibía anualmente la mayor parte de la exportación.
Hoy, el Ecuador le apuesta una vez más a la calidad sobre la cantidad, no ha perdido su
reputación de poseer una de las variedades mas apetecidas del mundo. Los Gran Cacao han
desaparecido y en la actualidad la producción de la “pepa de oro”, está en manos de muchas
familias con pequeñas extensiones de terreno.

15
CHOCOLATE, PASIÓN DE TODOS LOS DÍAS
Retomar la buena costumbre del chocolate permitiría al Ecuador dar el salto de proveedor de
materia prima a procesador y exportador.
Lourdes Páez Paredes* (O)24 Octubre 2015
Érase una vez un país donde las fortunas se medían por el número de árboles de cacao, las
mujeres perfumaban los baúles de ropa con las semillas de esta fruta y cuidaban la tersura de
su piel con el suave aceite extraído de ellas. Las familias despertaban con una humeante taza
de chocolate para calentar el cuerpo bajo el frío andino de la Sierra o en el fresco amanecer
de la Costa, costumbre que se repetía por la noche cuando se bebía otra espumosa taza de
chocolate para conseguir un sueño profundo y reparador. En honor a sus cualidades nutritivas
el chocolate era parte de la dieta de las madres luego del parto, y el delicado cuerpo de los
bebés se masajeaba con su fino aceite para prevenir las irritaciones.
En los mercados se vendían al peso enormes tabletas artesanales para el consumo diario, y
durante la Cuaresma era el alimento permitido para no romper el ayuno. En época de cosecha
la fiesta se instalaba en las plantaciones de cacao al ritmo del salteado, el meneado y el
toreado combinando el baile con las tareas de secado en los tendales, y proclamando santo
al cacao que de rodillas se muele…y mirando al cielo se bebe.
Montículos de cacao aromatizaban las calles del Puerto en espera de embarcar en los buques
llegados de Europa y Norteamérica, en tanto que miles de trabajadores en las haciendas
cuidaban de la pepa de oro, dínamo de la economía y de la sociedad. El cacao estuvo presente
en la Guerra de Independencia y en la Revolución Liberal; fue responsable de la apertura
comercial hacia el mundo y permitió la consolidación de Guayaquil como la capital mundial
de su producción y exportación en los siglos XIX e inicios del XX.
El cacao es el corazón de una historia que se remonta a más de 5 000 años, cuando nuestros
antepasados domesticaron y consumieron por primera vez esta fruta de origen amazónico,
que hoy se cultiva en todas las tierras bajas del país y genera ingresos para medio millón de
ecuatorianos y divisas para el Estado a partir de su exportación.
A pesar de que actualmente los mayores proveedores de cacao convencional son Costa de
Marfil y Ghana, el Ecuador no ha perdido su liderazgo como el mayor productor de
Sudamérica y principal proveedor de cacao fino del mundo con el 60% de la oferta global,
gracias al cultivo de Cacao Nacional Fino y de Aroma, nuestro cacao emblemático apreciado
por los mejores chocolateros.
Con el fin de preservar la finura de su sabor y aroma y lograr un mayor rendimiento por
hectárea, el Centro Pichilingue del INIAP desarrolla clones mejorados y resistentes, y así
preserva la riqueza genética del nacional que, en plantaciones modernas y tecnificadas, está
recuperando su gloria de antaño. No en vano se conoce a nuestro país como el SiliconValley
del cacao, ya que el Ecuador ofrece al mundo, además del excepcional Nacional, el Cacao
Sacha, variedad amazónica recientemente descubierta y llamada súper-árbol por su alta
productividad y resistencia a las plagas, y un tercero, Cacao híbrido, el CCN-51. Este último
fue desarrollado por el agricultor ambateño Homero Castro, quien nunca imaginó que lograría

16
un producto de exportación y el material genético para la siembra de inmensas plantaciones
en Ecuador, Perú y Colombia.
Mientras en la última década el cultivo de cacao en el país se incrementó en 110%, llegando
a exportarse 235 000 toneladas en el 2014, la tradición de consumir chocolate se ha
convertido en una leyenda, luego de cinco milenios de haber sido el pilar de una sociedad
que vivía, comía y bebía cacao. El principal signo está dado por la reducción en el consumo de
chocolate frente a la masiva aceptación del sucedáneo, un sustituto elaborado con grasas de
palma o soya, sin cacao pero con un alto porcentaje de azúcar y leche en polvo. Se lo reconoce
en el paladar por su textura pegajosa que se derrite lentamente y deja en la lengua una
sensación grasa. Al no contener manteca de cacao y apenas un poco de cocoa para darle el
color café, el sucedáneo es muy barato y se usa en pastelería, heladería y chocolatería
confundiendo al consumidor. La situación se complica aún más para el verdadero chocolate
frente a los prejuicios y temores al endilgársele males de los que en verdad es responsable la
gran cantidad de azúcar y grasas sustitutas que contienen ciertos productos.
Se dice que cada ecuatoriano consume cerca de 500 gramos de chocolate al año, uno de los
índices más bajos de Latinoamérica y muy por debajo del consumo de un belga, que come 10
000 gramos en un año. Durante mi investigación pude constatar que la costumbre de beber
chocolate apenas se mantiene vigente en zonas rurales del país, donde aún se utilizan las
tabletas artesanales de Ambato y Cuenca o las manitos de cacao preparadas en las fincas
cacaoteras. Mientras nuestros vecinos colombianos prefieren tomar en el desayuno una taza
de chocolate con arepa, a pesar de la fama que tienen de pueblo cafetero, en el Ecuador,
reconocido mundialmente por la calidad de su cacao, la costumbre del chocolate en medios
urbanos ha cedido frente a bebidas energizantes, las gaseosas y el café instantáneo.
Así como los franceses conocen sobre vinos y tipos de uvas, y los argentinos hacen de la hierba
mate un ritual nacional, los ecuatorianos debiéramos reconocer en el cacao nuestras raíces e
incorporar el chocolate a la dieta cotidiana y la gastronomía. Retomar la buena costumbre del
chocolate permitiría al país dar el salto de proveedor de materia prima para las fábricas del
mundo, a procesador y exportador de chocolate, ya que el primer paso se da casa adentro
impulsando las marcas locales, así como hacen los suizos, campeones en consumo de
chocolate con 11 000 gramos por persona al año, lo cual genera una robusta industria que
invade al mundo con el famoso ‘chocolate suizo’.
Quiero concluir recordando que sin cacao no hay chocolate. Ya sea para levantar el ánimo o
regalar un bocado de placer, el mundo entero adora el chocolate. ¿No será tiempo de que los
ecuatorianos retomemos este gusto y lo convirtamos en una pasión y un destino?
‘Ecuador tierra del cacao’ es una investigación sobre la cultura cacaotera del país y fue editado
por Trama. Acaba de hacerse acreedor al Premio Nacional 2015 a la Mejor Investigación
Gastronómica entregado por el Congreso de Gastronomía Latitud y la Feria Ecuador Cultura
Gourmet. La autora es cofundadora de la Academia del Chocolate Ecuador.}

17
REVISEN ESTE LINK PARA FOTOGRAMAS DE LA CALLE PANAMA

http://www.larevista.ec/cultura/historia/cacaoteros-fotogramas-de-la-calle-panama

18

También podría gustarte