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Ritual Del Sacramento Del Matrimonio

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RITUAL DEL SACRAMENTO DEL

MATRIMONIO

Cielo Carolina Quiñonez


Sarria
Y

Yeison Caicedo Córdoba

Ministro que presencia

Fray Richard Paul Cortes López, OFM

Parroquia Divino Niño Jesús


1
Buenaventura octubre 25 de 2014

RITOS INICIALES

Monición de entrada: Queridos hermanos que hoy acompañan a CIELO CAROLINA


QUIÑONEZ SARRIA Y YEISON CAICEDO CORDOBA en la celebración de su Matrimonio
en el Señor, sean bienvenidos. La Iglesia, Esposa fiel de Jesucristo, invita hoy a estos novios
a significar y participar en el misterio pascual del Señor, que dio su vida en amor y
fidelidad por ella.

El Espíritu Santo, fuente de vida, ayuda desde hoy a estos novios a entregarse mutuamente
y con amor indiviso a su proyecto esponsal y de paternidad. Con su gracia les será más
llevadero el pacto de amor que hoy rubrican, manteniéndose unidos y fieles en los gozos
y adversidades. El mismo Espíritu les ayudará a descubrir también su papel de
colaboradores con los hijos que Dios les quiera dar.

Dispongámonos, pues, a vivir este acontecimiento con fe y profundo gozo.

Inicia la marcha nupcial con la entrada del novio acompañado de sus padres (si están) y
el padrino de matrimonio. Los cuales se detendrán en la mitad del templo en la espera de
la novia, quien igualmente entrara con sus padres (si están) y la madrina de matrimonio.

En la mitad del templo los novios se encontraran y caminaran juntos hacia el Altar
acompañados de las personas con quienes entraron.

Delante del Altar los recibe el ministro que presencia el matrimonio y saluda a los novios
y todos los presentes con estas o parecidas palabras.

Ministro: Queridos hermanos Cielo y Yeison, familiares y amigos buenas tardes para
todos. Para estos hermanos es una gran alegría tenerlos cerca en este momento,
porque se sienten respaldados por su cariño y amistad, y por su fe de cristianos. Ellos les
piden que entiendan bien este gesto, de vivir fielmente el amor que les une, de reflejar en
su amor, el mucho amor que Dios nos tiene.

Cielo y Yeison la Iglesia participa de su alegría en el día en que van a unir para siempre
sus vidas delante de Dios, nuestro Padre. Que el Señor los escuche en este día de gozo para
ustedes; les otorgue su bendición celestial y los proteja. Que les conceda los deseos de su
corazón y atienda todas sus peticiones.
2
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos: Amén.
Ministro: La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del
Espíritu Santo este siempre con todos ustedes

Todos: Y con tu Espíritu.


MEMORIA DEL BAUTISMO
Agradecidos por haber llegado a ser hijos de Dios,
hagamos ahora memoria del bautismo,
comienzo de la vida nueva en la fe,
fuente y fundamento de toda vocación.
Dios, nuestro Padre,
con la fuerza del Espíritu Santo,
reavive en todos nosotros
el don de aquella primera bendición original
para permanecer fieles al amor al que fuimos llamados.

Después de la invitación inicial, el sacerdote permanece de pie en la sede, recibe el agua


bendita que le entregan los ministros y agradece por el don del bautismo:

Ministro: Padre,
en el bautismo de tu Hijo Jesús en el río Jordán
has revelado al mundo el amor esponsal por tu pueblo.

Novios: Te alabamos y te damos gracias.


Ministro: Cristo Jesús,
de tu costado abierto sobre la cruz
has engendrado a la Iglesia, tu amada esposa.

Novios: Te alabamos y te damos gracias.

Ministro: Espíritu Santo,


fuerza del Padre y del Hijo
haz que resplandezca en Cielo y Yeison
la vestidura nupcial de la Iglesia.

Novios: Te alabamos y te damos gracias.

3
El ministro continúa:
Dios y Padre nuestro,
origen y fuente de la vida,
que nos has hecho renacer en el agua
con la fuerza de tu Espíritu,
reaviva en todos nosotros la gracia del bautismo,
y concede a Cielo y Yeison un corazón libre y una fe ardiente
para que, interiormente purificados,
asuman el don del matrimonio
como un nuevo camino hacia la santidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos: Amén.

El ministro se rocía a sí mismo, y luego asperge a los novios y a la asamblea.


Durante la aspersión se puede entonar un canto.

Himno del Gloria.


Oración colecta: Oh Dios, que nos formaste a tu imagen y semejanza dándonos la
capacidad de amar para ser felices, une hoy a Cielo y Yeison, en matrimonio; sella para
siempre el amor que hoy se prometen, a fin de que la felicidad de los dos prevalezca en
todo momento. Y así como las personas miran ilusionadas la vida cuando se sienten
profundamente amadas, así sea también entre ellos, hoy y todos los días, hasta la eternidad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA
Monición: La liturgia de la Iglesia nos ofrece unos textos de la Sagrada Escritura que se
presentan como una verdadera carta de navegación, que Dios les entrega para este
fantástico viaje que hoy inician.
Es una Palabra también, para nuestra vida. Es una Palabra que nos invitará a orar.
Escuchemos con atención.

4
Lector: Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Cristianos de
Corinto.

“Hermanos: deseen los carismas mejores. Y aún les voy a mostrar un camino mejor. Ya
podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más
que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de
predicación y conocer todos los, secretos y todo el saber; podría tener una fe como para
mover montañas; sino tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que
tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El AMOR es
comprensivo y servicial, el AMOR nada sabe de envidias, ni de creerse el mejor, ni de
mirar orgulloso a los demás por encima del hombro. El AMOR no es grosero, no es egoísta,
no está continuamente de mal genio ni lleva cuenta del mal que se le hace. El AMOR, lejos
de alegrarse de la injusticia, se alegra con el bien de los demás. El AMOR disculpa sin
límites, confía sin límites, espera sin límites, aguanta y aguanta sin límites.
Ese AMOR nunca muere.
Miren, tres cosas hay que permanecen: LA FE, LA ESPERANZA Y EL AMOR. De ellas, la más
grande es el AMOR. Busquen, pues, sin descanso el AMOR.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5.

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.


El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.


Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.


Preparas una mesa ante mi,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

5
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

Lector: Lectura del Cantar de los cantares.


¡La voz de mi amado!
Ahí viene saltando por las montañas, brincando por las colinas.
Mi amado es como una gacela, como un ciervo joven.
Ahí está: se detiene detrás de nuestro muro: mira por la ventana, espía por el enrejado.
Habla mi amado, y me dice: “Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía! Paloma mía, que
anidas en las grietas de las rocas, en lugares escarpados, muéstrame tu rostro, déjame oír
tu voz; porque tu voz es suave y es hermoso tu semblante”.
¡Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado, que apacienta su rebaño entre los lirios!
¡Grábame como un sello sobre tu corazón, como un tatuaje sobre tu brazo, porque el Amor
es fuerte como la muerte; inflexibles como el Abismo son los celos: sus flechas son flechas
de fuego, sus llamas, llamas del Señor.
Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor, ni los ríos ahogarlo.

Palabra de Dios.
Aleluya, aleluya.
Quien permanece en el amor,
permanece en Dios y Dios en él.

PROCLAMACION DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN


Dijo Jesús a sus discípulos: Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes.
Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor,
como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho
esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto. Este es mi mandamiento:
Ámense los unos a los otros, como yo los he amado.
PALABRA DEL SEÑOR

Homilía

LITURGIA DEL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO


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Puestos de pie, todos, incluso los novios, y situados los testigos a uno y otro lado, el
ministro se dirige a los novios con estas palabras u otras semejantes:

Queridos Cielo y Yeison: Ustedes vinieron a la casa de Dios para que el Señor consagre el
amor que se profesan, en presencia de un ministro de la Iglesia y ante la comunidad
cristiana representada sobre todo en su familia y amigos.
Ustedes ya están consagrados por el Bautismo. Ahora, Cristo, al bendecir ese amor, los
enriquecerá y fortalecerá por medio del sacramento del Matrimonio, para que puedan ser
mutuamente fieles y asumir las responsabilidades propias de la vida matrimonial. Les pido
a ustedes que expresen ahora con sinceridad su propósito delante de toda la Iglesia.

Declaración de los novios

Novios: Iluminados por el Espíritu Santo y acompañados por la comunidad cristiana,


hemos venido con plena libertad a la casa del Padre para que nuestro amor reciba el sello
de la consagración.
Conscientes de nuestra decisión, estamos dispuestos, con la gracia de Dios, a amarnos y
respetarnos el uno al otro durante toda nuestra vida.
Nos comprometemos a recibir con amor los hijos que Dios quiera darnos y a educarlos
según el Evangelio de Cristo y las enseñanzas de la Iglesia.
Les pedimos a ustedes, hermanos, que oren por nosotros para que nuestra familia difunda
en el mundo luz, paz y gozo.

Manifestación del consentimiento

El ministro invita los novios a expresar su consentimiento.

Ministro: Manifiesten entonces la decisión de contraer matrimonio


estrechándose la mano derecha, y expresen ante Dios y su Iglesia el
consentimiento matrimonial.
El novio se dirige a la novia con estas palabras:
Cielo, ¿Quieres unir tu vida a la mía,
por el sacramento del matrimonio,
en el Señor que nos ha creado y redimido?
La novia responde:
Sí quiero, con la gracia de Dios.
La novia se dirige al novio con estas palabras:

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Yeison, ¿Quieres unir tu vida a la mía,
por el sacramento del matrimonio,
en el Señor que nos ha creado y redimido?
El novio responde:
Sí quiero, con la gracia de Dios.
Y juntos dicen:
Nosotros Cielo y Yeison prometemos amarnos fielmente,
en el gozo y en el dolor, en la salud y en la enfermedad,
y sostenernos mutuamente durante toda nuestra vida.

Confirmación del consentimiento

El ministro que recibe el consentimiento dice a los esposos:


El Dios de Abrahán,
el Dios de Isaac, el Dios de Jacob,
el Dios que en el paraíso unió a Adán y Eva
confirme en Cristo el consentimiento
que han manifestado delante de la Iglesia,
y los sostenga con su bendición.
Que el hombre no separe lo que Dios ha unido.
Todos responden:
Amén
El ministro invita a los presentes a alabar a Dios:
Bendigamos al Señor.
Todos responden:
Demos gracias a Dios.

Bendición y entrega de los anillos


El ministro dice:
Bendice, + Señor, y santifica el amor de estos hijos tuyos,
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y que estos anillos, signo de fidelidad,
sirvan para recordarles el amor que los une.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Los anillos se rocían con agua bendita.

El esposo coloca el anillo en el dedo anular de la esposa, diciendo:

Cielo, recibe este anillo como signo de mi amor y fidelidad.


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Del mismo modo, la esposa coloca el anillo en el dedo anular del esposo, diciendo:
Yeison, recibe este anillo como signo de mi amor y fidelidad.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Entonces toda la comunidad puede entonar un himno o canto de alabanza.

Rito de la Luz (es acompañado con música de fondo)

Ministro: A continuación los novios van a celebrar un ritual que algunos


de ustedes no conocen aún: la Ceremonia de la vela, también conocida
como Ceremonia de la Luz o Ceremonia de la unidad.
Cielo y Yeison, tomen cada uno su vela.

El padrino enciende la vela de la novia y la madrina se encarga de la vela del novio. Una vez
encendidas, se las pasan a los contrayentes.

Continúa el ministro: Esa vela que les ofrecen sus padrinos simboliza el pasado, lo que
han sido hasta el día de hoy: dos personas independientes y libres, de gran fortaleza, llenos
de ilusiones y planes de futuro. Ya en el sacramento del bautismo, sus padres y padrinos
encendieron un cirio por ustedes para que la gracia de Dios los iluminara en el camino de
la vida y, al mismo tiempo, les encomendara la misión de ser luz del mundo. Esa luz los
ha traído hoy hasta aquí, una llama que representa la sabiduría y el don del Espíritu
Santo.Y han decidido unirse en matrimonio, juntar sus llamas en una sola que arderá con
más fuerza e ilusión aún, representando el compromiso del uno con el otro.

Cada año, cada mes, cada día, les recordará la promesa de amor que realizan hoy
ante todos estos testigos: sus seres queridos, sus familiares y amigos.
Júntense un poco y enciendan la vela que los guiará y acompañará a lo largo
de toda su vida de matrimonial. (Pausa mientras los novios encienden la vela).
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Y éstos unen sus llamas en la vela del centro.

Continúa el ministro
Esta vela formará parte del matrimonio de Cielo y Yeison. Enciéndanla cuando lleguen los
momentos difíciles, los desencuentros, y quizás consiga alumbrar su camino, ya que su
llama les recordará la felicidad que sienten hoy y la fortaleza de su amor. Y cuando hayan
recuperado la sonrisa, apaguen la llama juntos.

Enciéndanla también cuando lleguen buenas noticias, porque así rendirán tributo
a su matrimonio. Recuerden a todos los que hoy estamos aquí, porque compartiremos esa
alegría con ustedes.
Les deseamos que sólo tengan que encender esta vela por las muchas alegrías que les
reserva el futuro, pero si tuvieran que hacerla brillar en momentos de tristeza, aprendan
a superar, apoyado el uno en el otro, los obstáculos que puedan aparecer en su camino.

En este momento, una vez encendida la vela del día de su boda, en sus manos está dejar
también prendidas las velas del pasado, que les recuerdan que siguen siendo personas
únicas y singulares dentro de esta unión; o pueden extinguir sus llamas
y dejar que la luz de la gran vela los represente a los dos a partir de ahora.

Oración de los fieles


Ministro: Queridos hermanos, conscientes del don especial de gracia y caridad, mediante
el cual Dios ha querido hacer perfecto y consagrar el amor de nuestros hermanos Cielo y
Yeison encomendémoslos al Señor.

Lector: Para que estos fieles cristianos Cielo y Yeison, unidos ahora en la santidad del
Matrimonio, puedan gozar de la salud y de la salvación eterna.
Oremos.
R. Señor Escúchanos.
Lector: Para que el Señor bendiga la unión de estos esposos como santificó las bodas de
Caná.
Oremos.
R. Señor Escúchanos.
Lector: Para que el Señor, haciendo fecundo el amor de Cielo y Yeison, les conceda paz y
los sostenga y puedan dar un fiel testimonio de vida cristiana.
Oremos.
R. Señor Escúchanos.

Lector: Para que el pueblo cristiano progrese día a día en la virtud, y todos los que están
oprimidos por las dificultades de la vida reciban la ayuda de la gracia que viene de lo alto.
Oremos.
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R. Señor Escúchanos.

Lector: Para que el Espíritu Santo renueve la gracia del sacramento del Matrimonio en
todos los esposos aquí presentes.
Oremos.
R. Señor Escúchanos.

Ministro: Infunde, Señor, el Espíritu de tu amor en Cielo y Yeison, para que sean un solo
corazón y una sola alma; que nada separe a estos esposos que Tú has unido, y, colmados
de tu bendición, nada los aflija. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

LITURGIA DE LA EUCARISTIA

Los esposos llevan el pan y el vino al altar.


Oración sobre las ofrendas
Recibe en tu bondad, Señor, los dones que te presentamos con alegría, y guarda con
amor de Padre a quienes has unido en alianza sacramental.
Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO DEL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO


Ministro: El Señor este con ustedes
Todos: y con tu espíritu
Ministro: Levantemos el corazón
Todos: Lo tenemos levantado hacia el Señor
Ministro: Demos gracias al Señor
Todos: Es justo y necesario

Ministro: En verdad, en nombre de Cielo y Yeison


te damos gracias, Señor,
y te bendecimos.
Te alabamos
porque eres el Dios del amor.

Tú has creado al hombre


con infinitas ansias de amar,
y has querido que este gesto de unión
entre un hombre y una mujer,
por amor,
sea para nosotros un sacramento,
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es decir, un signo de lo mucho que Tú nos amas.

Nuestra gratitud en esta tarde


va unida al amor de estos nuevos esposos Cielo y
Yeison
pues ellos,
al prometerse un amor sincero y fiel
para toda su vida,
no hacen sino reflejar
tu amor sincero,
que dura por siempre.

Por eso,
unidos a todos aquellos esposos,
que hicieron de su vida un poema de amor,
queremos alabarte sin cesar,
cantando a tu bondad sin límites
un himno de alabanza:

SANTO, SANTO, SANTO

el ministro con las manos extendidas


Te bendecimos,
Padre nuestro,
por el amor que nos has mostrado,
en Jesús de Nazaret.

Él vivió para los demás;


amó a sus hermanos, los hombres,
al margen de todo interés
y de cualquier oportunismo.

Él nos ha enseñado con su vida


muchas cosas,
entre ellas,
que el amor es servicio desinteresado
que a veces cuesta sacrificios y dolores,
que es alegría y gozo,
que está por encima de toda ley
y que debe dar sentido a toda la vida humana.

El ministro con las manos extendidas sobre el cáliz

Y a fin de que participásemos todos,


en este gozo,
el mismo Jesús nos envió su Espíritu (silencio)
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Te pedimos, Señor,
que ese mismo Espíritu
venga ahora sobre este pan + y este vino,
y haga posible la presencia
del Cuerpo y Sangre de Jesús,
misterio de amor para todos nosotros.

RELATO

Jesús, en aquella última tarde,


sentado con un grupo de amigos y discípulos
alrededor de una mesa,
tomó el pan en sus santas y venerables manos,
te dio gracias,
lo partió
y se lo dio a sus discípulos diciendo:
TOMEN Y COMAN TODOS DE EL
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERE ENTREGADO POR USTEDES.

Al final de la cena,
tomó una copa de vino,
llena del fruto de la vid.

Después de dar gracias,


se la pasó a sus discípulos diciendo:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE EL,
PORQUE ESTE ES EL CALIZ DE MI SANCRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERA DERRAMADA POR USTEDES
Y POR TODOS
PARA EL PERDON DE LOS PECADOS.

HACED ESTO EN CONMEMORACION MIA.

Este es el sacramento de nuestra fe.

MEMORIALES

Te ofrecemos, Señor,
lo más grande que la humanidad ha sabido dar:
el amor de Jesús,
entregado por la humanidad,
muriendo y resucitando por ellos,
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y el amor de la humanidad,
dándose por los demás.

Recibe igualmente nuestras vidas,


y con ellas los proyectos e ilusiones que tenemos,
las dificultades que encontramos,
y el apoyo que recibimos de los otros.

Que cuantos celebramos esta Eucaristía,


por la fuerza del Espíritu,
aprendamos a amar a los demás.

INTENCIONES
Cuida el amor de Cielo y Yeison
unidos hoy en matrimonio.
Que su compromiso de fidelidad
no se rompa jamás.

Conserva también el amor


de todas las parejas aquí presentes.

Acuérdate, Señor, especialmente,


de las personas queridas
que han fallecido, entre los familiares de los contrayentes,
y cuya presencia todos echamos de menos.
De manera particular por: __________________________

Confiamos en que cerca de Ti,


gozarán ahora, mejor que nosotros,
la fiesta que estamos celebrando.

Haz que todos unidos,


lleguemos un día a celebrar contigo,
con María la Virgen llena de gracia,
Su esposo San José, los Apóstoles, los mártires,
Francisco y Clara de Asís y todos los santos,
la fiesta que no tiene fin.

Y ahora,
reconociendo el valor de la comunidad
que estamos formando,
te aclamamos diciendo:

POR CRISTO, CON EL Y EN EL,


A TI, DIOS PADRE OMNIPOTENTE,
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EN LA UNIDAD DEL ESPIRITU SANTO,
TODO HONOR Y TODA GLORIA,
POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS.

RITO DE LA COMUNION
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros
Corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado;
digamos con fe y esperanza:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Bendición nupcial
El ministro, con las manos juntas, invita a los presentes a la oración con estas u otras
palabras:
Queridos hermanos,
Invoquemos la bendición de Dios
sobre estos esposos, Cielo y Yeison,
Él, que hoy los colma de gracia
con el sacramento del Matrimonio,
los acompañe siempre con su protección.
Todos oran en silencio durante breves momentos.

Después, el ministro con las manos extendidas sobre los esposos, prosigue diciendo:

Dios Padre de toda bondad,


en tu designio de amor creaste al hombre y a la mujer
para que, en la entrega recíproca,
con ternura y fecundidad viviesen alegres en la comunión.

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Cuando llegó la plenitud de los tiempos
has enviado a tu Hijo, nacido de una mujer.
En Nazaret, compartiendo las alegrías y las fatigas
de toda familia humana,
creció en sabiduría y gracia.
En Caná de Galilea, convirtiendo el agua en vino,
se convirtió en presencia de alegría
en la vida de los esposos.
En la cruz se humilló
hasta la extrema pobreza de la condición humana,
así nos has revelado, Padre, tu amor admirable por nosotros, sin pedir nada a
cambio.

Con la efusión del Espíritu de tu Hijo Resucitado


has concedido a la Iglesia
recibir tu gracia en nuestro tiempo
santificando todos sus días.

Ahora, Padre, mira a Cielo y Yeison,


que se encomiendan a ti:
lleva a término la obra que comenzaste en ellos
y conviértela en signo de tu caridad.
Descienda tu bendición sobre estos esposos
para que, marcados con el fuego del Espíritu Santo,
se conviertan en Evangelio vivo entre los hombres.
Que sean guías sabios y firmes de sus hijos
que alegrarán a su familia y a la comunidad.
Sean alegres en la esperanza,
fuertes en la tribulación,
perseverantes en la oración,
atentos a las necesidades de los hermanos,
diligentes en la hospitalidad.
No devuelvan a nadie mal por mal,
bendigan y no maldigan,
vivan muchos años y en paz con todos.

Padre, el amor de estos esposos


sea semilla de tu reino.
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Y que conserven en el corazón una profunda ansia de ti
hasta el día en el cual,
junto a sus seres queridos,
puedan alabar eternamente tu nombre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Omitida la oración Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles, se dice La paz del Señor esté siempre
con ustedes.
Entonces, los esposos y los presentes se desean mutuamente la paz como signo de unidad y caridad.
Comunión
Los esposos reciben la Comunión bajo las dos especies. Tomando cada uno de manos del ministro el Cáliz
con la Sangre de Cristo.

Oración postcomunión
Ministro: Oremos. Señor Jesús, hemos participado de tu mesa, y tú nos has alimentado con
el pan de vida. Por la fuerza de este sacramento, haz que Claudia y Junior se amen cada
día más, y que a lo largo de su vida sean testigos de tu amor. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amen.

Ritos complementarios
Antes de la bendición final se puede hacer alguno de los siguientes ritos complementarios:
Entrega del libro de los Evangelios o de la Biblia:
Cielo y Yeison reciban el libro de la Palabra de Dios.
Busquen en ella a Cristo Camino, Verdad y Vida
para crecer juntos en el amor
y realizar sus vidas en plenitud.
Entrega de una oración
Cielo y Yeison reciban esta oración
y comprométanse a orarla juntos
para que el Dios de la Vida y la Verdad
les muestre su camino.

Entrega de la Cruz
Cielo y Yeison reciban la Cruz del Señor;
que en el nuevo hogar que han formado
sea signo visible del amor de Dios por los hombres.
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Presentación de los esposos a nuestra señora

Los esposos proclaman juntos la siguiente oración


Virgen María, esposa y Madre:
en este día feliz nos presentamos ante ti
con el corazón desbordante de alegría.
Tú que en Caná de Galilea, junto a tu Hijo,
intercediste por unos novios,
escucha la oración que te hacemos llegar.
Nuestro amor ha sido bendecido por Jesús
y como cristianos pedimos que intercedas ante tu Hijo,
como en aquella hora, para que seamos
alabanza de la gloria de su gracia
y testigos luminosos ante los hombres
del amor que nos ha hecho esposos.
Amén.

Conclusión de la celebración
Al final de la celebración el ministro bendice a los esposos y al pueblo con una de las
formulas siguientes.

El ministro con las manos extendidas sobre los esposos, dice:


Ministro: El Señor este con ustedes
Todos: Y con tu espíritu

Dios, Padre eterno,


los conserve unidos en el amor,
y que la paz de Cristo habite en ustedes
y permanezca siempre en su hogar.
R. Amén.

Sean ustedes benditos en sus hijos,


que encuentren ayuda en sus amigos
y vivan en paz con todos.
R. Amén.

Que en el mundo sean testigos del amor de Dios,


y que los pobres y afligidos
sean objeto de la bondad de ustedes,
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para que ellos los reciban un día
en las mansiones eternas de Dios.
R. Amén.

Y bendice a todo el pueblo:


Y a todos ustedes, que están aquí reunidos,
los bendiga Dios todopoderoso,
Padre, Hijo, + y Espíritu Santo.
R. Amén.

En la Iglesia y en el mundo sean testigos


del don de la vida y del amor que acaban de celebrar.
Vayan en paz.

Todos: Demos gracias a Dios.

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