Ritual Del Sacramento Del Matrimonio
Ritual Del Sacramento Del Matrimonio
Ritual Del Sacramento Del Matrimonio
MATRIMONIO
RITOS INICIALES
El Espíritu Santo, fuente de vida, ayuda desde hoy a estos novios a entregarse mutuamente
y con amor indiviso a su proyecto esponsal y de paternidad. Con su gracia les será más
llevadero el pacto de amor que hoy rubrican, manteniéndose unidos y fieles en los gozos
y adversidades. El mismo Espíritu les ayudará a descubrir también su papel de
colaboradores con los hijos que Dios les quiera dar.
Inicia la marcha nupcial con la entrada del novio acompañado de sus padres (si están) y
el padrino de matrimonio. Los cuales se detendrán en la mitad del templo en la espera de
la novia, quien igualmente entrara con sus padres (si están) y la madrina de matrimonio.
En la mitad del templo los novios se encontraran y caminaran juntos hacia el Altar
acompañados de las personas con quienes entraron.
Delante del Altar los recibe el ministro que presencia el matrimonio y saluda a los novios
y todos los presentes con estas o parecidas palabras.
Ministro: Queridos hermanos Cielo y Yeison, familiares y amigos buenas tardes para
todos. Para estos hermanos es una gran alegría tenerlos cerca en este momento,
porque se sienten respaldados por su cariño y amistad, y por su fe de cristianos. Ellos les
piden que entiendan bien este gesto, de vivir fielmente el amor que les une, de reflejar en
su amor, el mucho amor que Dios nos tiene.
Cielo y Yeison la Iglesia participa de su alegría en el día en que van a unir para siempre
sus vidas delante de Dios, nuestro Padre. Que el Señor los escuche en este día de gozo para
ustedes; les otorgue su bendición celestial y los proteja. Que les conceda los deseos de su
corazón y atienda todas sus peticiones.
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En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos: Amén.
Ministro: La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del
Espíritu Santo este siempre con todos ustedes
Ministro: Padre,
en el bautismo de tu Hijo Jesús en el río Jordán
has revelado al mundo el amor esponsal por tu pueblo.
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El ministro continúa:
Dios y Padre nuestro,
origen y fuente de la vida,
que nos has hecho renacer en el agua
con la fuerza de tu Espíritu,
reaviva en todos nosotros la gracia del bautismo,
y concede a Cielo y Yeison un corazón libre y una fe ardiente
para que, interiormente purificados,
asuman el don del matrimonio
como un nuevo camino hacia la santidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos: Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
Monición: La liturgia de la Iglesia nos ofrece unos textos de la Sagrada Escritura que se
presentan como una verdadera carta de navegación, que Dios les entrega para este
fantástico viaje que hoy inician.
Es una Palabra también, para nuestra vida. Es una Palabra que nos invitará a orar.
Escuchemos con atención.
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Lector: Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Cristianos de
Corinto.
“Hermanos: deseen los carismas mejores. Y aún les voy a mostrar un camino mejor. Ya
podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más
que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de
predicación y conocer todos los, secretos y todo el saber; podría tener una fe como para
mover montañas; sino tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que
tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El AMOR es
comprensivo y servicial, el AMOR nada sabe de envidias, ni de creerse el mejor, ni de
mirar orgulloso a los demás por encima del hombro. El AMOR no es grosero, no es egoísta,
no está continuamente de mal genio ni lleva cuenta del mal que se le hace. El AMOR, lejos
de alegrarse de la injusticia, se alegra con el bien de los demás. El AMOR disculpa sin
límites, confía sin límites, espera sin límites, aguanta y aguanta sin límites.
Ese AMOR nunca muere.
Miren, tres cosas hay que permanecen: LA FE, LA ESPERANZA Y EL AMOR. De ellas, la más
grande es el AMOR. Busquen, pues, sin descanso el AMOR.
Palabra de Dios.
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R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
Palabra de Dios.
Aleluya, aleluya.
Quien permanece en el amor,
permanece en Dios y Dios en él.
Homilía
Queridos Cielo y Yeison: Ustedes vinieron a la casa de Dios para que el Señor consagre el
amor que se profesan, en presencia de un ministro de la Iglesia y ante la comunidad
cristiana representada sobre todo en su familia y amigos.
Ustedes ya están consagrados por el Bautismo. Ahora, Cristo, al bendecir ese amor, los
enriquecerá y fortalecerá por medio del sacramento del Matrimonio, para que puedan ser
mutuamente fieles y asumir las responsabilidades propias de la vida matrimonial. Les pido
a ustedes que expresen ahora con sinceridad su propósito delante de toda la Iglesia.
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Yeison, ¿Quieres unir tu vida a la mía,
por el sacramento del matrimonio,
en el Señor que nos ha creado y redimido?
El novio responde:
Sí quiero, con la gracia de Dios.
Y juntos dicen:
Nosotros Cielo y Yeison prometemos amarnos fielmente,
en el gozo y en el dolor, en la salud y en la enfermedad,
y sostenernos mutuamente durante toda nuestra vida.
Del mismo modo, la esposa coloca el anillo en el dedo anular del esposo, diciendo:
Yeison, recibe este anillo como signo de mi amor y fidelidad.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Entonces toda la comunidad puede entonar un himno o canto de alabanza.
El padrino enciende la vela de la novia y la madrina se encarga de la vela del novio. Una vez
encendidas, se las pasan a los contrayentes.
Continúa el ministro: Esa vela que les ofrecen sus padrinos simboliza el pasado, lo que
han sido hasta el día de hoy: dos personas independientes y libres, de gran fortaleza, llenos
de ilusiones y planes de futuro. Ya en el sacramento del bautismo, sus padres y padrinos
encendieron un cirio por ustedes para que la gracia de Dios los iluminara en el camino de
la vida y, al mismo tiempo, les encomendara la misión de ser luz del mundo. Esa luz los
ha traído hoy hasta aquí, una llama que representa la sabiduría y el don del Espíritu
Santo.Y han decidido unirse en matrimonio, juntar sus llamas en una sola que arderá con
más fuerza e ilusión aún, representando el compromiso del uno con el otro.
Cada año, cada mes, cada día, les recordará la promesa de amor que realizan hoy
ante todos estos testigos: sus seres queridos, sus familiares y amigos.
Júntense un poco y enciendan la vela que los guiará y acompañará a lo largo
de toda su vida de matrimonial. (Pausa mientras los novios encienden la vela).
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Y éstos unen sus llamas en la vela del centro.
Continúa el ministro
Esta vela formará parte del matrimonio de Cielo y Yeison. Enciéndanla cuando lleguen los
momentos difíciles, los desencuentros, y quizás consiga alumbrar su camino, ya que su
llama les recordará la felicidad que sienten hoy y la fortaleza de su amor. Y cuando hayan
recuperado la sonrisa, apaguen la llama juntos.
Enciéndanla también cuando lleguen buenas noticias, porque así rendirán tributo
a su matrimonio. Recuerden a todos los que hoy estamos aquí, porque compartiremos esa
alegría con ustedes.
Les deseamos que sólo tengan que encender esta vela por las muchas alegrías que les
reserva el futuro, pero si tuvieran que hacerla brillar en momentos de tristeza, aprendan
a superar, apoyado el uno en el otro, los obstáculos que puedan aparecer en su camino.
En este momento, una vez encendida la vela del día de su boda, en sus manos está dejar
también prendidas las velas del pasado, que les recuerdan que siguen siendo personas
únicas y singulares dentro de esta unión; o pueden extinguir sus llamas
y dejar que la luz de la gran vela los represente a los dos a partir de ahora.
Lector: Para que estos fieles cristianos Cielo y Yeison, unidos ahora en la santidad del
Matrimonio, puedan gozar de la salud y de la salvación eterna.
Oremos.
R. Señor Escúchanos.
Lector: Para que el Señor bendiga la unión de estos esposos como santificó las bodas de
Caná.
Oremos.
R. Señor Escúchanos.
Lector: Para que el Señor, haciendo fecundo el amor de Cielo y Yeison, les conceda paz y
los sostenga y puedan dar un fiel testimonio de vida cristiana.
Oremos.
R. Señor Escúchanos.
Lector: Para que el pueblo cristiano progrese día a día en la virtud, y todos los que están
oprimidos por las dificultades de la vida reciban la ayuda de la gracia que viene de lo alto.
Oremos.
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R. Señor Escúchanos.
Lector: Para que el Espíritu Santo renueve la gracia del sacramento del Matrimonio en
todos los esposos aquí presentes.
Oremos.
R. Señor Escúchanos.
Ministro: Infunde, Señor, el Espíritu de tu amor en Cielo y Yeison, para que sean un solo
corazón y una sola alma; que nada separe a estos esposos que Tú has unido, y, colmados
de tu bendición, nada los aflija. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
LITURGIA DE LA EUCARISTIA
Por eso,
unidos a todos aquellos esposos,
que hicieron de su vida un poema de amor,
queremos alabarte sin cesar,
cantando a tu bondad sin límites
un himno de alabanza:
RELATO
Al final de la cena,
tomó una copa de vino,
llena del fruto de la vid.
MEMORIALES
Te ofrecemos, Señor,
lo más grande que la humanidad ha sabido dar:
el amor de Jesús,
entregado por la humanidad,
muriendo y resucitando por ellos,
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y el amor de la humanidad,
dándose por los demás.
INTENCIONES
Cuida el amor de Cielo y Yeison
unidos hoy en matrimonio.
Que su compromiso de fidelidad
no se rompa jamás.
Y ahora,
reconociendo el valor de la comunidad
que estamos formando,
te aclamamos diciendo:
RITO DE LA COMUNION
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros
Corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado;
digamos con fe y esperanza:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Bendición nupcial
El ministro, con las manos juntas, invita a los presentes a la oración con estas u otras
palabras:
Queridos hermanos,
Invoquemos la bendición de Dios
sobre estos esposos, Cielo y Yeison,
Él, que hoy los colma de gracia
con el sacramento del Matrimonio,
los acompañe siempre con su protección.
Todos oran en silencio durante breves momentos.
Después, el ministro con las manos extendidas sobre los esposos, prosigue diciendo:
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Cuando llegó la plenitud de los tiempos
has enviado a tu Hijo, nacido de una mujer.
En Nazaret, compartiendo las alegrías y las fatigas
de toda familia humana,
creció en sabiduría y gracia.
En Caná de Galilea, convirtiendo el agua en vino,
se convirtió en presencia de alegría
en la vida de los esposos.
En la cruz se humilló
hasta la extrema pobreza de la condición humana,
así nos has revelado, Padre, tu amor admirable por nosotros, sin pedir nada a
cambio.
Oración postcomunión
Ministro: Oremos. Señor Jesús, hemos participado de tu mesa, y tú nos has alimentado con
el pan de vida. Por la fuerza de este sacramento, haz que Claudia y Junior se amen cada
día más, y que a lo largo de su vida sean testigos de tu amor. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amen.
Ritos complementarios
Antes de la bendición final se puede hacer alguno de los siguientes ritos complementarios:
Entrega del libro de los Evangelios o de la Biblia:
Cielo y Yeison reciban el libro de la Palabra de Dios.
Busquen en ella a Cristo Camino, Verdad y Vida
para crecer juntos en el amor
y realizar sus vidas en plenitud.
Entrega de una oración
Cielo y Yeison reciban esta oración
y comprométanse a orarla juntos
para que el Dios de la Vida y la Verdad
les muestre su camino.
Entrega de la Cruz
Cielo y Yeison reciban la Cruz del Señor;
que en el nuevo hogar que han formado
sea signo visible del amor de Dios por los hombres.
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Presentación de los esposos a nuestra señora
Conclusión de la celebración
Al final de la celebración el ministro bendice a los esposos y al pueblo con una de las
formulas siguientes.
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