Las Libertades Individuales - 20190923124944
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Del mismo modo que los adultos, los niños tienen derechos y libertades. Sin
embargo, los niños son seres en crecimiento y, por ende, son más frágiles y
vulnerables que los adultos. Además, con el fin de asegurar su protección y su
bienestar, los niños tienen libertades más restringidas que los adultos.
Los niños tienen, como los adultos, el derecho de tener una opinión, expresarla
y reunirse para compartir su punto de vista.
La libertad de opinión
La libertad de opinión significa que cada uno es libre de tener una opinión o un
juicio, de acuerdo a sus emociones, capacidades reflexivas y conocimientos.
Los niños tienen el derecho a tener una opinión diferente a la de sus padres.
Tomando en cuenta su edad, así como su grado de madurez y discernimiento,
los niños tienen derecho a que su opinión sea tomada en cuenta. Los Estados,
las comunidades y los padres tienen el deber de escuchar a los niños y acordar
una consideración particular a sus opiniones cuando las decisiones que van a
tomar les incumben.
La libertad de expresión
Cada niño tiene derecho a expresar libremente sus opiniones sobre los asuntos
que tengan que ver con su vida. Además, un niño no debe ser víctima de ninguna
presión que trate de obligarlo o influenciarlo en su opinión y que le impida
expresarse libremente.
La libertad de asociación
La libertad de asociación y de reunión permite a todas las personas reunirse para
compartir idea y defender una opinión, una causa.
Así como los adultos, los niños tienen derecho a reunirse para ponerse de
acuerdo y participar en temas que tienen que ver directamente con sus derechos
y su bienestar, pero también sobre asuntos de actualidad que les interesen.
La libertad de pensamiento
La libertad de consciencia
La libertad de religión
Se considera como religión un conjunto de creencias y
prácticas a las cuales se entregan los seres humanos con el objetivo de
establecer una relación con su(s) dios(es).
Desafíos
Cuando los adultos escuchan y piden la opinión de los niños, estos se sienten
más involucrados en los asuntos de su sociedad y del mundo. De esta forma
toman consciencia de sus derechos y del papel que van a desempeñar en la
construcción y administración de su sociedad a la misma vez.
Al obtener un lugar en la comunidad y ser portavoces de su generación, los niños
se vuelven más responsables y confían en ellos mismos.
Los niños se hacen cargo de su futuro
Debido a su edad, los niños no pueden votar ni ser elegidos. Sin embargo, dado
que son ciudadanos en crecimiento y que serán los actores de las sociedades
del mañana, es fundamental informarlos sobre sus derechos y sobre las
problemáticas y los retos actuales. Esto permite formar a los futuros ciudadanos
e instaurar un diálogo entre las diferentes generaciones para contribuir así a la
preservación de los principios democráticos de las sociedades.
Así pues, los Estados tienen el deber de escuchar a los niños y a integrarlos en
sus procesos de decisión: por una parte, alentarlos a desempeñar un papel
activo desde niños; y por otra parte, formarlos para que puedan tomar las riendas
de la sociedad cuando sean adultos.
Los Estados y los padres tienen que respetar las elecciones de pensamiento, de
consciencia y de religión de los niños.
Los Estados no pueden intervenir en el ejercicio de sus libertades.
Estas libertades reconocidas tanto para los adultos como para los niños son lo
que llamamos derechos y libertades, es decir derechos que implican que los
Estados no intervengan y dejen a las personas gozar plenamente de estas
libertades.