El Arte de La Guerra (Resumen)
El Arte de La Guerra (Resumen)
El Arte de La Guerra (Resumen)
La obra del general Sun Tzu no es nicamente un libro de prctica militar, sino
un tratado que ensea la estrategia suprema de aplicar con sabidura el
conocimiento de la naturaleza humana en los momentos de confrontacin.
La mejor victoria es vencer sin combatir
Todo el Arte de la Guerra se basa en el engao.
El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar.
Sun Tzu dice: la guerra es de vital importancia para el Estado; es el dominio de
la vida o de la muerte, el camino hacia la supervivencia o la prdida del
Imperio: es forzoso manejarla bien.
Qu dirigente es ms sabio y capaz?
Qu comandante posee el mayor talento?
El arte de la guerra se basa en el engao. Por lo tanto, cuando es capaz de
atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar
inactividad. Si est cerca del enemigo, ha de hacerle creer que est lejos; si
est lejos, aparentar que se est cerca. Poner cebos para atraer al enemigo.
Golpear al enemigo cuando est desordenado. Prepararse contra l cuando
est seguro en todas partes. Evitarle durante un tiempo cuando es ms fuerte.
Si tu oponente tiene un temperamento colrico, intenta irritarle. Si es
arrogante, trata de fomentar su egosmo.
Si las tropas enemigas se hallan bien preparadas tras una reorganizacin,
intenta desordenarlas. Si estn unidas, siembra la disensin entre sus filas.
Ataca al enemigo cuando no est preparado, y aparece cuando no te espera.
Estas son las claves de la victoria para el estratega.
Con una evaluacin cuidadosa, uno puede vencer; sin ella, no puede. Muchas
menos oportunidades de victoria tendr aquel que no realiza clculos en
absoluto.
Cuando tus tropas estn desanimadas, tu espada embotada, agotadas tus
fuerzas y tus suministros son escasos, hasta los tuyos se aprovecharn de tu
debilidad para sublevarse. Entonces, aunque tengas consejeros sabios, al final
no podrs hacer que las cosas salgan bien.
S rpido como el trueno que retumba antes de que hayas podido taparte los
odos, veloz como el relmpago que relumbra antes de haber podido pestaear.