Patris Mei Cuaderno 1 PDF
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en la vida cotidiana
PATRIS MEI
TU ROSTRO
BUSCAR, SEOR
Adviento
La fragua en la vida cotidiana - Patris Mei
Patris Mei
EL CARCTER DE LA ETAPA
La experiencia del fuego, en la simbologa de la Fragua, alude a la experiencia del amor de Dios, mediada
maternalmente por el Corazn de Mara, y tambin a la
accin del Espritu que derrama en nosotros el don de
la caridad.
El fuego calienta, purifica, ablanda, ilumina. El Fundador se sirve a menudo de este smbolo para hablar del
amor y del celo del misionero. Los hombres de Dios
tienen el rostro resplandeciente por el fuego, como
Moiss.
OBJETIVO GENERAL
Ayudar a las personas, comunidades
y organismos a tomar conciencia del
momento que vivimos, reavivar la
experiencia del Fuego y crecer en
ardor misionero siguiendo la
metodologa de la Fragua.
La bsqueda de Dios
(Adviento)
2 La encarnacin de Dios
(Navidad)
(Tiempo Ordinario I)
(Cuaresma)
5 El Dios de la vida
(Pascua)
(Tiempo Ordinario V)
1. Introduccin
2. Crecer en la experiencia del amor de Dios como fundamento de nuestra vida misionera.
3. Trabajar la cuestin de las imgenes de Dios que sustentan nuestras conductas y de la experiencia del
Dios de Jess como experiencia radical de gracia.
Seala las cinco palabras que mejor pueden expresar lo que para ti significa la oracin.
Cunto tiempo diario dedicas a la oracin? Te parece suficiente?
Qu crees que necesitas para mejorar tu vida de oracin?
En la misma pgina puedes ver tambin los
temas que iremos abordando a lo largo de la etapa Patris Mei en sintona con los distintos tiempos
litrgicos. Constituyen nuestra hoja de ruta: 1)
La bsqueda de Dios: Tu rostro buscar, Seor
(Adviento); 2) La encarnacin de Dios: El amor
de Dios se ha hecho carne (Navidad); 3) El Dios
del Reino: El Reino de Dios est cerca (Tiempo
Ordinario I); 4) La paternidad de Dios y nuestra filiacin: T eres mi hijo amado (Cuaresma); 5) El
Dios de la vida: No es un Dios de muertos sino de
vivos (Pascua); 6) La Palabra como fuente de vida:
Tu Palabra me da vida (Tiempo Ordinario II); 7)
La fe como respuesta al amor de Dios: Creo en ti,
Seor (Tiempo Ordinario III); 8) La oracin como
encuentro con Dios: Seor, ensanos a orar
(Tiempo Ordinario IV); y 9) La experiencia claretiana de Dios: Estar en las cosas del Padre (Tiempo
Ordinario V).
No se trata de un curso sistemtico sobre el
misterio de Dios o sobre las diversas posturas que
el ser humano adopta ante l. En tu mbito lingstico puedes encontrar publicaciones actualizadas
sobre este tema. Lo que la etapa Patris Mei te ofrece es, ms bien, un itinerario espiritual basado en
la Palabra de Dios, tal como se proclama a lo largo
del ao litrgico y leda desde nuestras fuentes carismticas, sobre todo las Constituciones. A diferencia del ao pasado, en esta etapa el centro ya no
es la situacin inicial de la barra de hierro (Quid
Prodest) sino la accin del fuego en ella (Patris Mei).
Lo ms importante ahora no es preguntarnos dnde estamos, qu caminos queremos seguir, cmo
escoger el que conduce a la vida, sino dejarnos purificar, caldear, ablandar e iluminar por el fuego del
amor de Dios, tal como se nos transmite a travs de
su Palabra. La etapa tiene, pues, un carcter ms
contemplativo que instrospectivo, ms adorante
que inquisitivo.
La fragua en la vida cotidiana - Patris Mei
2. Reflexin
Quien busca encuentra
Este primer cuaderno se titula Tu rostro
buscar, Seor. Es una expresin tomada del salmo 27 (26). El contexto completo es: Me dice el
corazn: Busca su rostro. S, tu rostro, Seor, es lo
que busco, no me ocultes tu rostro (vv. 8-9a).
Todo el salterio est repleto de expresiones
referidas a la bsqueda de Dios. Te las encuentras
a diario en la recitacin de la Liturgia de las Horas:
Esta es la generacin de los que buscan al Seor,
de los que viene a tu presencia, Dios de Jacob (Sal
24,6); Sentos orgullosos de su nombre santo, que
se alegren los que buscan al Seor. Recurrid al Seor y a su poder, buscad su rostro sin descanso
(Sal 105,3-4); Te busco de todo corazn; no dejes
que me desve de tus mandatos (Sal 119,10). Las
imgenes slmicas son, a menudo, muy sugerentes: Como busca la cierva corrientes de agua, as,
Dios mo, te busca todo mi ser (Sal 42,2).
Uno de los salmos que ms veces recitamos
en la liturgia el salmo 63 (62) expresa nuestra
bsqueda de Dios como una necesidad vital sirvindose de nuevo de la imagen de la sed y del agua:
Oh Dios, t eres mi Dios, desde el alba te deseo;
personales que podamos encontrar, sabemos que Dios nunca cierra sus puertas a
quienes lo buscan con corazn sincero. Jess lleg a afirmar que los limpios de corazn vern a Dios (Mt 5,8).
La vida es bsqueda constante
Es probable que uno de los frutos de
la etapa Quid Prodest fuera la constatacin de que
vives insatisfecho, de que no acabas de encontrar
plenitud en lo que haces, de que ninguna relacin
humana, comunidad religiosa o trabajo apostlico
llena tu corazn. San Agustn expres magistralmente esta inquietud del corazn humano con una
frmula consagrada: Nos hiciste, Seor, para ti y
nuestro corazn est inquieto hasta que descanse
en ti. Tardamos tiempo en darnos cuenta, pero
esta es la verdad ms profunda del hombre: hemos
sido hechos para Dios. Todo lo que no sea l nos
dejar siempre insatisfechos.
En realidad, todo lo que los seres humanos
hacemos (ciencia, tcnica, arte, poltica, religin,
etc.) es, en el fondo, una bsqueda del sentido de
la vida, de la plenitud personal y aunque no siempre lo interpretemos as una bsqueda de Dios.
Desde que llegamos al uso de la razn no hacemos
otra cosa que preguntarnos por el qu de la realidad por si acaso ese qu fuera un quin y ese quin
tuviera algo que ver con nosotros y nosotros con
l. Puedes recordar tus preguntas de nio y adolescente, el estudio de la filosofa, las lecturas que
has ido haciendo a lo largo de tu vida sobre estos
temas fundamentales. Pero, sobre todo, puedes
evocar aquellas experiencias en las que habas depositado tus anhelos y que luego te dejaron vaco.
Los seres humanos experimentamos un
desnivel entre la infinitud de nuestra bsqueda y
los hallazgos que vamos logrando. Este es nuestro
drama: vivir solicitados a la vez por dos instancias,
sugestivas, urgentes y diferentes. Por un lado, los
mltiples deseos que nos salen al camino, ofrecindonos la tentadora fruta paradisaca (cf. Gn
3,1-7), con la promesa de saciar nuestras ansias
de felicidad en plenitud; y, por otro, el deseo de
infinito que Dios ha grabado en el alma humana,
herida luminosa que hace ms doloroso y tenso
el sentimiento de su ausencia y que se convierte
en nuestro interior en una fuerza gravitatoria que
nos atrae hacia l, y que solo l puede satisfacer y
aquietar.
Quiz nadie ha sabido expresar con ms
hondura que san Juan de la Cruz esta experiencia
de ausencia-bsqueda-encuentro: Adnde te
Primera Semana
Segunda Semana
Tercera Semana
Cuarta Semana
La Vigilancia
El camino
Los testigos
Los signos
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Con este trasfondo neotestamentario, cobran ms significado algunos textos de las Constituciones que nos invitan a renovar cada da el
propsito de adelantar en el camino del Seor (CC
52) y tambin a acoger con sincero amor al hermano arrepentido para que prosiga con mayor seguridad el camino del Seor (CC 55). En realidad,
las Constituciones en su conjunto constituyen una
ayuda para avanzar en el itinerario de bsqueda
de Dios, que con tanta fuerza acenta el tiempo
de Adviento. Por eso, los miembros de la Congregacin estamos obligados a las prescripciones de
estas Constituciones para progresar en el camino
del Seor y en el servicio del Reino de Dios (CC
158).
El da 8, solemnidad de la Inmaculada Concepcin, la liturgia canta a Dios, Padre de nuestro Seor Jesucristo, que nos ha bendecido en la
persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales (Ef 1,3). l nos ha elegido por
pura gracia, nos ha destinado a ser sus hijos y sus
herederos. Esta bendicin se concreta de manera
especial en Mara, la llena de gracia (Lc 1,28). Todas las promesas de Dios se harn realidad en ella
porque para Dios nada hay imposible (Lc 1,37).
En el camino del Adviento, y precisamente en la
semana que se centra en el smbolo del camino,
contemplamos a Mara como peregrina de la fe,
como la mujer que se dej encontrar por Dios en
su vida cotidiana y que, a pesar de no ver claros sus
designios, respondi con un s total y se puso en
camino.
Tambin el Oficio de Lecturas de esta segunda semana nos ofrece pistas:
Eusebio de Cesarea se hace eco de la invitacin
que la Palabra nos hace a preparar el camino:
Todo esto se deca porque Dios haba de presentarse en el desierto, impracticable e inaccesible
desde siempre. Se trataba, en efecto, de todas las
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Por su parte, el Oficio de Lecturas nos coloca ya en la perspectiva de la Navidad:
La Carta a Diogneto acenta la generosidad del
Dios que se entrega a los hombres: Mientras
mantena en lo oculto y reservaba sabiamente su
designio, poda parecer que nos tena olvidados y
no se preocupaba de nosotros; pero, una vez que,
por medio de su Hijo querido, revel y manifest
todo lo que se hallaba preparado desde el comienzo, puso a la vez todas las cosas a nuestra disposicin: la posibilidad de disfrutar de sus beneficios,
y la posibilidad de verlos y comprenderlos. Quin
de nosotros se hubiera atrevido a imaginar jams
tanta generosidad?.
San Ireneo se sirve de expresiones que han pasado a nuestro acervo teolgico y espiritual para caracterizar la relacin de Dios con el hombre y viceversa: La gloria del hombre es Dios; el hombre, en
cambio, es el receptculo de la actuacin de Dios,
de toda su sabidura y su poder. Si el hombre acoge
sin vanidad ni jactancia la verdadera gloria procedente de cuanto ha sido creado y de quien lo cre,
que no es otro que el poderossimo Dios que hace
que todo exista, y si permanece en el amor, en la
sumisin y en la accin de gracias a Dios, recibir
de l an ms gloria, as como un acrecentamiento
de su propio ser, hasta hacerse semejante a aquel
que muri por l.
San Bernardo, dirigindose a Mara, figura central de esta cuarta semana, escribe: Se pone entre
tus manos el precio de nuestra salvacin; en seguida seremos librados si consientes. Por la Palabra
que el hombre pueda llegar a ser hijo de Dios: Alegrmonos, por tanto, con esta gracia, para que el
testimonio de nuestra conciencia constituya nuestra gloria: y no nos gloriemos en nosotros mismos,
sino en Dios. Por eso se ha dicho: T eres mi gloria,
T mantienes alta mi cabeza. Pues qu gracia de
Dios pudo brillar ms intensamente para nosotros
que sta: teniendo un Hijo unignito, hacerlo hijo
del hombre, para, a su vez, hacer al hijo del hombre hijo de Dios? Busca mritos, busca justicia,
busca motivos; y a ver si encuentras algo que no
sea gracia.
Guiado por la liturgia de la Iglesia, puedes
experimentar que es posible caldear la barra de
hierro de tu vida personal. Desde la luz de la Palabra de Dios te ser ms fcil dar un sentido a lo que
vives cada da. Ms an, podrs ser Adviento para
las personas que Dios pone en tu camino.
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Is 2, 1-5
Sal 121
Mt 8,5-11
Is 11,1-10
Sal 71
Lc 10,21-24
Rm 10,9-18
Sal 18
Mt 4,18-22
Is 26,1-6
Sal 117
Mt 7,21.24-27
Is 29,17-24
Sal 26
Mt 9,27-31
No basta con estar ciego. Es necesario tener la humildad de reconocerlo y pedir ayuda: Ten compasin de
nosotros, Seor. La fe parte de un reconocimiento
realista de nuestra pobreza y llega a una confianza absoluta en el poder de Jess: S, Seor, creemos que
puedes hacerlo. Es un viaje difcil en tiempos de autosuficiencia y desconfianza. Pero siempre posible.
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Is 30,19-21. 23-26
Sal 146
Mt 9, 35-10, 1.6-8
Is 40,1-5.9-11
Sal 84
2 Pe 3,8-14
Mc 1,1-8
Is 35,1-10
Sal 84
Lc 5,17-26
Is 40,1-11
Sal 95
Mt 18,12-14
Is 40,25-31
Sal 102
Mt 11,28-30
Cansado, agobiado, quemado. Son adjetivos que califican a muchos evangelizadores. Parece obvia la desproporcin entre los esfuerzos realizados y los escasos
frutos recogidos. Solo el viaje a Jess puede rehabilitarnos porque solo l nos da la medida del ganar y el
perder.
Gn 3,9-15.20
Sal 97
Ef 1,3-6.11-12
Lc 1,26-38
Is 48,17-19
Sal 1
Mt 11,16-19
Qu debemos hacer: tocar la flauta o cantar lamentaciones? Somos seguidores de un Cristo con fama de
comiln, glotn y amigo de publicanos y prostitutas.
La eficacia de la misin no se mide por los ndices de
popularidad sino por la capacidad de llegar al corazn
de las personas, de rer con el que re y de llorar con el
que llora.
Si 48,1-4.9-11
Sal 79
Mt 17,10-13
Is 61,1-2a.10-11
Sal (Lc 1,46-50.53-54)
1 Tes 5,16-24
Jn 1,6-8.19-28
Juan tiene clara su identidad. Por eso comprende el alcance de su misin. No es la luz ni tampoco el Mesas ni
siquiera un profeta. Es simplemente la voz que remite
a la Palabra, el agua que prepara el fuego del Espritu.
Toda evangelizacin es siempre referencia a, camino para El evangelizador distingue bien la Palabra
de las voces.
Nm 24,2-7.15.17a
Sal 24
1 Cor 1,3-9
Mt 21,23-27
So 3,1-2.9-13
Sal 33
Mt 21,28-32
Is 45,6b-8.18.21b-25
Sal 84
Lc 7,19-23
23
Is 54,1-10
Sal 29
Lc 7,24-30
Is 56,1-3a.6-8
Sal 66
Jn 5,33-36
Gn 49,2.8-10
Sal 71
Mt 1,1-17
Toda genealoga est siempre al servicio de algn inters. Tambin la de Mateo. Esa construccin de 14 ms
14 ms 14 (que traza un hilo desde Abrahn a Jess)
tiene un inters claro: mostrar que Jacob engendr a
Jos, el esposo de Mara, de la cual naci Jess, llamado Cristo. La genealoga es, en realidad, una carta de
identidad: Dios enraizado en la historia humana.
2 Sam 7,1-5.8-12.14a.16
Sal 88
Rm 16,25-27
Lc 1,26-38
Jc 13,2-7.24-25a
Sal 70
Lc 1,5-25
Is 7,10-14
Sal 23
Lc 1,26-38
Tercera vez que aparece el relato de la vocacin de Mara en el tiempo de Adviento. Hoy puedes fijarte en su
respuesta: Aqu est la esclava del Seor; hgase en
m segn tu palabra. Es el mismo Hinnen de Samuel,
de Jess Es tambin el tuyo?
Cant 2,8-14
Sal 32
Lc 1,39-45
Solo un detalle casi insignificante en este viaje de Mara desde Nazaret a un pueblo de la montaa de Jud:
su prontitud, su presteza. Hay una misteriosa relacin entre la aventura de la fe (Dichosa t que has
credo) y la actitud de ponerse en camino con presteza. La fe es siempre un don, pero hay que prepararse para acogerlo.
1 Sam 1,24-28
Sal (1 Sam 2,1-7)
Lc 1,46-56
Mal 3,1-4.23-24
Sal 24
Lc 1,57-66
Hoy y maana son das dedicados a Juan. Lo que sucede en l y por l es un tmido anticipo de lo que suceder con Jess y a travs de Jess. El nombre de Juan es
un resumen de su vocacin: Dios es misericordia. Su
vida ser un sendero por el que la misericordia de Dios
alcanzar a los seres humanos.
2 Sam 7,1-5.8-12.14a.16
Sal 88
Lc 1,67-79
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buscar lo que agrada a Dios as como a obedecerle a l, algunos en concreto son llamados a ejercer, generalmente de forma temporal, el oficio particular de ser signo de unidad y gua
en la bsqueda coral y en la realizacin personal y comunitaria de la voluntad de Dios. ste es el servicio de la autoridad.
A quin estamos buscando?
4. A los primeros discpulos que, inseguros an y dudosos, se
ponen a seguir un nuevo Rabb, el Seor les pregunta: Qu
buscis? (Jn 1, 38). En esta pregunta podemos leer otras
preguntas radicales: Qu busca tu corazn? Por qu cosas
te afanas? Te ests buscando a ti mismo o buscas al Seor
tu Dios? Sigues tus deseos o el deseo del que ha hecho tu
corazn y lo quiere realizar como l quiere y conoce? Persigues slo cosas que pasan o buscas a Aqul que no pasa? Ya
lo observaba san Bernardo: Qu podemos negociar, Seor
Dios nuestro, en este pas de la desemejanza? Mira qu hacen los humanos desde el alba hasta el ocaso: recorrer todos
los mercados del mundo en busca de riquezas y honores o
arrastrados por los suaves encantos de la fama.
Tu rostro buscar, Seor (Sal 26, 8): sta es la respuesta de
la persona que ha comprendido la unicidad e infinita grandeza del misterio de Dios, as como la soberana de su santa
voluntad; pero tambin es la respuesta, aunque sea implcita
y confusa, de toda criatura humana en busca de verdad y felicidad. Quaerere Deum ha sido siempre el programa de toda
existencia sedienta de absoluto y eternidad. Hoy muchos ven
como algo mortificante toda forma de dependencia; pero es
propio de la criatura el ser dependiente de Otro y, en la medida en que es un ser en relacin, tambin de los otros.
El creyente busca a Dios vivo y verdadero, Principio y Fin de todas las cosas; el Dios que no hemos forjado nosotros a nuestra
imagen y semejanza, sino el que nos ha hecho a imagen y semejanza suya; el Dios que manifiesta su voluntad y nos indica los
senderos para alcanzarlo. Me ensears el sendero de la vida, me saciars de gozo en tu presencia, de alegra perpetua a tu
derecha (Sal 15, 11).
Buscar la voluntad de Dios significa buscar una voluntad amiga, benvola, que quiere nuestra realizacin, que desea sobre todo
la libre respuesta de amor al amor suyo, para convertirnos en instrumentos del amor divino. En esta via amoris es donde se abre
la flor de la escucha y la obediencia.
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situacin y el no poder detenerse a ayudarles. No deba llegar tarde a la cita y, menos an, faltar a ella. As que con una
oracin que el Seor les socorriera, apresur el paso, ya que
haba que dar un rodeo a causa del fuego.
Tras ardua ascensin, lleg a la cima de la montaa, jadeante
por la fatiga y la emocin. El sol comenzaba su ocaso; llegaba
puntual, por lo que dio gracias al cielo en su corazn.
Anhelante esper, mirando en todas las direcciones. El Seor
no apareca por ninguna parte. Por fin descubri, visible sobre una roca, algo escrito. Ley: Dispnsame, estoy ocupado
ayudando a los que sofocan el incendio.
Entonces comprendi dnde deba encontrarse con Dios.
mantuvo as durante un rato, mientras el pobre hombre luchaba por salir a la superficie. Al cabo de un par de minutos,
el santn lo solt y le dijo: Ven a verme maana junto al
rbol.
Cuando, al da siguiente, acudi el aldeano al lugar indicado,
el santn fue el primero en hablar:
Dime, por qu luchabas de aquella manera cuando te tena
sujeto por la cabeza debajo del agua?
Porque quera respirar; de lo contrario, habra muerto, respondi el aldeano.
El santn sonri y dijo: El da en que desees a Dios con la
misma ansia con que queras respirar, ese da lo encontrars,
sin lugar a dudas.
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Y tu voz se derramar
por todo el cielo
en arroyos de oro.
Y tus palabras volarn
cantando
de cada uno de mis nidos.
Y tus melodas estallarn en flores
por mis profusas enramadas.
contenidos
- Quien busca encuentra
- La vida es busqueda constante
- Somos buscadores
encontrados
- El adviento como itinerario de
busqueda y encuentro
- La vigilancia (primera semana)
- El camino (segunda semana)
- Los testigos (tercera semana)
- Los signos (cuarta semana)
1. Introduccin
2. Reflexin
3. Sugerencias para
la reunin comunitaria
4. Pistas para la
lectio divina
20
21
5. Textos para
profundizar
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La fragua en la vida cotidiana - Patris Mei
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www.lafraguacmf.org
misioneros claretianos