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Colombia y Las Aves en Estaba La Pájara Pinta Sentada en El Verde Limón, de Alba Lucía Ángel

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Un pez en el aire, un pjaro en el agua: las aves como interludio a la realidad en Estaba la pjara

pinta sentada en el verde limn.


Estaba la pjara pinta sentada en el verde limn (1975) de Alba Luca ngel, es una novela
que se caracteriza tanto por su experimentacin formal, como por la exitosa condensacin que hace
sobre los efectos de la Violencia y la poltica en Colombia. Al explorar la forma del flujo de
conciencia, o del recuerdo y la memoria, ngel resalta la importancia que tienen las impresiones
emocionales, sensoriales y simblicas en los lugares que le incumben. As, a medida que avanza la
novela vemos que objetos tales como las flores, el uniforme de colegio, las canciones populares y
religiosas, ir a misa, etc se van convirtiendo en referentes comunes a los personajes y que suelen
haber tenido una impresin en la memoria o la conciencia de quien narre. En el relato de Ana,
aparece una suerte de leit motif: Un pez en el aire, un pjaro en el agua, que visibiliza la
presencia innegable de muchas otras aves en la novela. El lugar de las aves en la novela inicia en el
ttulo y a partir de ah, aparecen en diferentes momentos, contextos, presentaciones y significados.
La novela comienza con un Vendrn, seguramente de Tailandia (p.11), que se refiere a unas
palomas que vienen de Tailandia o de quin sabe dnde, pero que existen, son (p.13), y de ah,
aparecen de manera constante, como garzas, como gaviotas, como alcatraces, entre otros. Lo que
me propongo hacer en este trabajo no es develar el significado de esto, sino resaltar que la
pertinencia de la figura de las aves en la novela, es precisamente que no se puede atrapar su
significado, porque bien puede referirse a una paloma como tal, o a los pjaros conservadores1, a la
paz como paloma, pero que existen, son, y como tal, le dan vuelo a la profundidad simblica de
la novela.
Cuando comenc a notar la repetitiva incidencia de la figura de las aves y a buscar su significado,
me vino a la mente la idea que se presenta en la novela de Harper Lee, Matar un ruiseor (1960),
donde el ruiseor se convierte en la imagen por excelencia de la inocencia, y as, matar a un
ruiseor, que no hace ms que cantar lo que hay en su corazn, es un pecado. Este significado del
ave coincide con el pasaje donde se refieren a la ronda infantil de la pjara pinta:
Te gustara ser pjaro? A m, pues claro: y t? A m, pues claro!, y sin hacerle caso
a Rudolfina que las amonestaba se rompern la crisma, nias!, que se bajen de ese
rbol!, seguan cantando a voz en cuello: estaba la pjara piiiinta sentada en el verde
limn, con el pico recoge la cooola, con la pata retoma la flor, hasta que Rudolfina fue a
buscar la escalera que don Jess usaba para encalar los muros: cero en conducta!, gritaba
sulfurada: cero en conducta esta semana!, mientras buscaba entre las ramas a las pjaras
pintas, que ya se haban volado. (p.166)
Pero el significado de ave como inocencia o inocente se queda corto, ya que en esta escena, las
pjaras se vuelan, se liberan y se alejan de la madre Rudolfina que las amonesta y, como figura,
representa un dispositivo de control y represin de la niez y la feminidad.
En otra ocasin, cuando Ana recuerda a Roberto, el loro, se presenta una escena en la que
Sabina responde al llamado de Sabina! los sobrados! (p.99) y ella corre a alimentar las gallinas,

1 me referir a esto ms adelante

pero cae en la cuenta de que no fue ms que el canto de Roberto. Este pjaro la interrumpe, la
engaa, y pareciera no tener un mayor significado que ese. Este intercambio indica, de nuevo, que
la inocencia no es el nico sentido que enmarcan las aves. Aqu pareciera operar de manera similar
a lo que sera bathos, pero no es un paso de lo sublime a lo comn; ms bien es un paso de lo
urgente y lo alarmante a lo comn. Y este sentido pareciera corresponder ms directamente con lo
que sucede en la novela, pero debo referirme de nuevo a la escena de la pjara pinta, donde el
bathos funcionara de manera inversa: la cancin infantil se desplaza hacia una metfora de la
prdida de la inocencia o de la liberacin ante la represin. As que, de nuevo, me veo ante la
imposibilidad de poder asir un nico propsito de la figura.
Ahora, voy a exponer otros casos en los que las aves aparecen de manera espontnea y que
pasara desapercibida si no fuera por el hecho de que sea tan obvia su insercin. En la pgina 123 se
hace un recuento del mito de Delfos y la isla rodeada de pjaros: se pierden las tres princesas del
rey y nadie se atreve a revelar su paradero, as que los pjaros cantan las princesitas habitarn en
la ciudad errante y a esto le sigue, en la pgina 124, toda una escena sobre el movimiento en masa
de aves, como un ejrcito, con un capitn y seguidores El alcatraz-cabeza () ordena el rumbo
() los dems lo imitan. Se quedan suspendidos en espera de algo. Luego, en la pgina 136, el
narrador se refiere a las fatigadas manos de mam Ins cual aves que ya volaron demasiado. En
estos casos, se evidencia que los pjaros pueden entenderse como smbolos de personas o de sujetos
dentro de una sociedad: en el caso del mito de Delfos, las aves son testigos y tambin son memoria,
en el caso del vuelo de las aves, aqu son como ejrcitos y necesitan un jefe al mando y estn a la
espera, que podra indicar un pueblo como el de la novela, siempre a la espera de algo, ya sea la paz
o sea la guerra, y luego las manos de mam Ins, aves fatigadas, as como el pueblo colombiano o
como el hombre fatigado por la miseria y el dolor. Entonces, con estos ejemplos, el sentido de las
aves se va esclareciendo: las aves suelen aparecer en oposicin a algo o en contraste con algo: en
oposicin al silencio, en oposicin a la juventud, en contraste con la rigidez de la adultez o en
contraste con el desorden. Esto resuena con la paradoja que es la imagen del ave como la paz o
como la inocencia y que si se la tiene entre las manos y se aprieta mucho, se muere, y si no se la
aprieta lo suficiente, se escapa.
De aqu, se comienza a develar tambin la irona y la comicidad con la que ngel presenta a
estas aves en contraste con la escena en la que estn. En la pgina 154, Ana habla de Valeria y de
sus reuniones para leer manifiestos:
Cuando la vi tan decidida y yo tan tiquismiquis, tan niita educada, tan salida de un cuadro de
Renoir, tan no s, te aseguro. Cuando mir la cama y las rosas y aquellos pajaritos, resolv que
andara con esa miel aunque me enmelotara. Y as fue.

Aqu, la imagen de los pajaritos en la cama, entre rosas, todo muy femenino y virginal, se contrasta
cmicamente con el germen de racionalidad y valor que representa Valeria. Es una disonancia que
produce risa en el lector, una cierta sensacin de complicidad con los personajes que tambin ven
cmo chocan las imgenes con lo que estn viviendo; aqu, las pjaras pintas ya se haban volado de
nuevo. En la pgina 228, Lorenzo escribe un poema fechado abril cuatro: ()t/y
yo/caminando/como por un colchn de plumas/mientras que pasa una gaviota/qu
bueno/baarse/dir yo/mientras las olas /van y vienen,/te gustara?. El lugar o los motivos detrs
de este poema son irnicos, pues Lorenzo est en la crcel y dice que lo que ms le molestan son los
barrotes que contrastan con la imagen de la gaviota que pasa -creo que es importante que sea solo

una- y que corresponde a su sueo. Tambin est la irona de que dentro de esta novela, donde la
imagen de las aves retumba a travs de toda la narracin, se refieran puntualmente al grupo
conservador de asesinos a sueldo, los pjaros, cuyo smbolo era el cndor y que respondan a la
extrema derecha.
Pero la novela tiene dos momentos especficos donde los personajes se refieren a las aves
presentes en momentos determinados, y estas parecieran cobrar todos los sentidos que hemos
discutido anteriormente, de manera sucesiva. El primer momento en el que esto sucede es cuando se
estn narrando los hechos del 8 y del 9 de junio: doa Bonifacia () comienza a tiritar como una
mirla en tierra fra, y haciendo un gesto de que s, que hace fresco, acomoda la regadera en el
estante, cierra la jaula de los canarios, cambia el agua (p.235), luego siguen escenas de
estudiantes dentro de la masacre, o la narracin de los artculos en El Tiempo, pero vuelven a
aparecer en la pgina 248:
Liborio!, grita, y el muchacho la oye () ella est por decir, qu ests haciendo en esa gresca,
sinvergenza, cuando Liborio se lleva las dos manos al pecho, da unos pasos al frente como el que
va a salir corriendo, pero se para en seco, las piernas se le doblan, las rodillas en tierra y la cabeza
metida en una alcantarilla que no tiene la tapa, y luego el tiroteo que no cesa y la aturde, y ve al otro
estudiante con el crneo como rajado por un hacha, y otro con una piedra destrozada, y otro tirado
boca arriba, con la cara desfigurada del impacto, y comienza a vociferar, despepitada, Dios
bendito!, Diosbendito!, a correr del balcn a la puerta, de la puerta al balcn, mientras que los
canarios trinan

Podemos ver que la imagen de los canarios establece un inicio y un final a una imagen cargada de
irona. Estos canarios que representan la burguesa, la clase alta bogotana, que son atendidos
diligentemente por doa Bonifacia y que hacen parte de su casa alejada de la bestialidad del resto
del pas, son los mismos canarios que cantan ante lo absurdo que es que asesinen estudiantes en una
marcha pacfica, como sucedi en junio de 1954. Es irnico que estas figuran tan salidas de un
cuadro de Renoir, sean lo nico que tiene sentido en esta escena tan atroz y tan llena de horror.
El segundo momento donde algo as ocurre es cuando el teniente general Gabriel Muoz Sastoque
asume la presidencia. En la pgina 273, Ana hace un recuento de quines estn presentes en la plaza
de Bolvar en 19532:
y fue entonces cuando se sinti el aleteo por encima de los rboLes y todo el mundo dijo ahhh!,
cuando las vio cruzar tan raudas y veloces, miles, montones, en vuelo apretujado hacia quin sabe
dnde, son muchas ms palomas que cuando la visita de la Virgen de Ftima, a que s, le dijo la
Pecosa en un susurro, y ella pens que eso era cierto, mientras oa al seor alcalde que comenzaba su
discurso

Luego, entramos en la conciencia de Ana mayor, en el ajetreo matutino con Sabina:


No s si comenzar de nuevo con el disco pero es lo que antes comentbamos. La tan pregonada
libertad () La libertad de que hablan en los libros. De la que hablaba el alcalde aquella vez,
cuando pasaron revoloteando las palomas y el gento de la plaza se qued como si hubiera visto un
globo o una cometa. (p.282)

2 encontr en varios comentarios sobre la novela, que se dice que el teniente Muoz Sastoque representa en la novela a
Gustavo Rojas Pinilla

Y encontramos que las palomas hipnotizan hombres, que aquel smbolo de libertad que tanto
pregona el alcalde y que es utilizado para un efecto dramtico, distrae a su pueblo, interrumpe su
discurso. Pero tambin se puede ver como una metfora para la libertad que se escapa hacia quin
sabe dnde y que coincide con lo que sucede en Colombia ante el Frente Nacional.
Hemos visto, entonces, que las aves son una gran columna en la novela y creo yo que es porque no
responden a un solo uso, a un solo sentido. Pareciera que Alba Luca ngel se vale de la imagen de
este animal al que se le pueden aadir millares de significados, para representar que hay algo que se
le escapa a la mente del colombiano. El colombiano, o los personajes de la novela manifiestan que
hay algo que no comprenden, que les suceden cosas y no saben por qu, que se ven obligados ante
el abismo catico que es la violencia, pero que el sentido de esto se les escapa. Sobre esto, la
siguiente escena:
() ella silbaba porque se te pondr la boca muy bonita, entre otras, le enseo su mam, y desde
los cinco comenz a ejercitar el arte del silbido, como los arrendajos, se burlaba Sabina despectiva,
pero los arrendajos son pjaros que imitan animales () dnde hay una avecilla?, quiso saber la
monja la primera vez que ella empez como un turpial debajo del pupitre, pero ya la segunda no le
hizo tanta gracia y la meti en el coso porque silbar no es cosa de nias. (p.283)

En esta escena, los arrendajos imitan animales, as como Ana imita a los pjaros y en la novela el
sentido de los pjaros es elusivo y engaoso, como los arrendajos y Ana misma, que juega con la
monja y que se burla de lo que la monja representa. Tambin vemos en este pasaje la inconsistencia
del sentido de los pjaros, en el silbido de Ana porque por un lado, su mam le dice que silbar le
pone la boca bonita, lo cual se dira que es muy femenino, pero la monja le dice que silbar no es
cosa de nias.
Estaba la pjara pinta sentada en el verde limn, es una novela que ofrece muchos espacios
para discutir. Siento que el tema de los pjaros, o hablar de ellos, responde a la manera en la que
Alba Luca ngel los pone en situaciones que fuerzan una pausa o un cierto detenimiento de la
mente tanto del lector, como de quien narra en ese momento, y creo que es por eso que se convierte
en un asunto un tanto angustioso: el verse rodeado de aves de quin sabe dnde, que parecieran
estar desprovistas de sentido, pero que en cambio contienen en la imposibilidad de ser aprisionadas
o de asirlas, una profundidad semntica, literaria, sensorial y emocional impenetrable.
Anamara Granada Martnez
REFERENCIAS
Angel, Albaluca. Estaba La Pjara Pinta Sentada En El Verde Limn. Bogot: Ediciones B
Colombia, 2015. Print.
Lee, Harper. To Kill a Mockingbird. Philadelphia: Lippincott, 1960. Print.
Woolf, Virginia. Modern Fiction". The Broadview Anthology of British Literature: The
Twentieth Century and Beyond. Ed. Joseph Black. 2006. 227. Print.

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