La Sagrada Familia. Juan Pablo II y Benedicto Xvi
La Sagrada Familia. Juan Pablo II y Benedicto Xvi
La Sagrada Familia. Juan Pablo II y Benedicto Xvi
Juan Pablo II
Audiencia General del mircoles 3 de enero de 1979
concepcin, este ser humano sea querido, esperado, vivido como un valor particular,
nico e irrepetible. Este ser debe sentirse importante, til, amado y valorado, incluso
si est invlido o es minusvlido; es ms, por esto precisamente ms amado an.
As nos ensea el misterio de la Encarnacin. Esta es asimismo la lgica de nuestra fe.
Esta es tambin la lgica de todo humanismo autntico; pienso, en efecto, que no
puede ser de otra manera. No estamos buscando aqu elementos de contraposicin,
sino puntos de encuentro que son simple consecuencia de la verdad total acerca del
hombre. La fe no aleja a los creyentes de esta verdad, sino que los introduce en el
mismo corazn de ella.
La vida es sagrada desde el momento de la concepcin
4. Algo ms an. La noche de Navidad, la Madre que deba dar a luz (Virgo paritura),
no encontr un cobijo para s. No encontr las condiciones en que se realiza
normalmente aquel gran misterio divino y humano a un tiempo, de dar a la luz un
hombre.
Permitidme que utilice la lgica de la fe y la lgica de un consecuente humanismo.
Este hecho del que hablo es un gran grito, un desafo permanente a cada uno y a
todos, acaso ms en particular en nuestra poca, en la que a la madre que espera un
hijo se le pide con frecuencia una gran prueba de coherencia moral. En efecto, lo que
viene llamado con eufemismo interrupcin de la maternidad (aborto), no puede
evaluarse con otras categoras autnticamente humanas que no sean las de la ley
moral, esto es, de la conciencia. Mucho podran decir a este propsito, si no las
confidencias hechas en los confesionarios, s ciertamente las hechas en los
consultorios para la maternidad responsable.
Por consiguiente, no se puede dejar sola a la madre que debe dar a luz; no se la puede
dejar con sus dudas, dificultades y tentaciones. Debemos estar junto a ella para que
tenga el valor y la confianza suficientes de no gravar su conciencia, de no destruir el
vnculo ms fundamental de respeto del hombre hacia el hombre. Pues, en efecto, tal
es el vnculo que tiene principio en el momento de la concepcin; por ello, todos
debemos estar de alguna manera con todas las madres que deben dar a luz, y debemos
ofrecerles toda ayuda posible.
Miremos a Mara, Virgo paritura (Virgen que va a dar a luz). Mirmosla nosotros
Iglesia, nosotros hombres, y tratemos de entender mejor la responsabilidad que trae
consigo la Navidad del Seor hacia cada hombre que ha de nacer sobre la tierra. Por
ahora nos paramos en este punto e interrumpimos estas consideraciones; ciertamente
deberemos volver de nuevo sobre ello. y no una vez sola.
misin que el Seor ha puesto en vuestras manos. Contad adems con mi cercana y
afecto, y os ruego que llevis un saludo muy especial del Papa a vuestros seres
queridos ms necesitados o que pasan dificultades. Os bendigo a todos de corazn.