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Escritos de Sor Faustina
Escritos de Sor Faustina
Escritos de Sor Faustina
† Dios ha prometido una gran Gracia a todos aquellos que proclamen su gran
Misericordia: "Yo mismo los defenderé en la hora de la muerte, como mi gloria, aunque
los pecados de sus almas fuesen negros como la noche. Cuando un pecador se dirige a
mi Misericordia, me rinde la gloria más grande y es un honor para mi Pasión. Cuando un
alma exalta mi Bondad, entonces Satanás tiembla y huye a lo más profundo del Infierno".
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† Mientras rezaba la coronilla, oí repentinamente una voz: "Oh, que enorme caudal de
Gracias derramaré sobre las almas que recen esta coronilla; las entrañas de mi
Misericordia se enternecen por aquellos que rezan la coronilla. Anota estas palabras, hija
mía; habla al mundo de mi Misericordia. Que toda la humanidad conozca mi insondable
Misericordia. Es la señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá el día de la
Justicia. Cuando todavía queda tiempo, que recurran al manantial de mi Misericordia; que
aprovechen de la Sangre y el Agua que brotó para ellos. Oh almas humanas, ¿ dónde
encontraréis refugio el día que se cumpla la Ira de Dios ?. Refugiaos ahora en la fuente
de la Misericordia de Dios".
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† Hoy he oído estas palabras: "Las Gracias que te concedo no son solamente para ti, sino
también para un gran número de almas. Y en tu corazón está mi morada; a pesar de la
miseria que eres, me uno a ti, te quito tu miseria y te doy mi Misericordia. En cada alma
cumplo la obra de la Misericordia, y cuanto más grande es el pecador, tanto más derecho
tiene a mi Misericordia. Quién confía en mi Misericordia, no perecerá, porque todos sus
asuntos son míos y los enemigos se estrellarán a los pies de mi escabel".
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† "Que los más grandes pecadores pongan su confianza en mi Misericordia. Ellos más que
nadie tienen derecho a abandonarse a mi Misericordia. Hija mía, escribe acerca de mi
Misericordia para las almas que sufren. Me procuran una gran alegría las almas que
recurren a mi Misericordia. A estas almas les concedo Gracias por encima de sus deseos.
No puedo castigar, aun al pecador más grande, si él recurre a mi compasión, sino que lo
justifico en nombre de mi insondable e impenetrable Misericordia. Escribe: Antes de que
yo venga como Juez justo, abro de par en par las puertas de mi Misericordia. Quien no
quiera pasar a través de la puerta de la Misericordia, deberá pasar a través de la puerta
de mi Justicia".
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† Hoy he oído estas palabras: "En el Antiguo Testamento enviaba a mi pueblo los
profetas empuñando rayos. Hoy te envío a ti a toda la humanidad con mi Misericordia. No
quiero castigar a una humanidad doliente, sino que deseo sanarla, estrechándola a mi
Corazón Misericordioso. Hago uso de los castigos solamente cuando me obligan a ello; mi
mano es reacia a empuñar la espada de la Justicia. Antes del día de la Justicia, envío el
día de la Misericordia".
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† "Escribe: Soy tres veces Santo y tengo horror del más pequeño pecado. No puedo
amar a un alma manchada del pecado; pero cuando se arrepiente, mi generosidad no
tiene límites para con ella. Mi Misericordia la abraza y la perdona. Persigo con mi
Misericordia a los pecadores por todos sus caminos y mi Corazón goza cuando ellos
vuelven a Mi. Olvido las amarguras con las cuales han saciado mi Corazón y me alegro de
su retorno. Di a los pecadores que ninguno escapará a mis manos. Si huyen ante mi
Corazón Misericordioso, caerán en las manos de mi Justicia. Di a los pecadores que los
espero siempre; estoy a la escucha del latir de su corazón para saber cuando latirá por
mi. Escribe que les hablo con los remordimientos de conciencia, con los fracasos y los
sufrimientos, con las tormentas y los rayos; hablo en la voz de la Iglesia y si hacen vanas
todas mis Gracias, comienzo a enfadarme contra ellos, abandonándolos a si mismos y les
doy lo que desean".
† "Hija mía, escribe que para un alma arrepentida, soy la Misericordia misma. La miseria
más grande de un alma no enciende mi Ira, sino que mi Corazón experimenta una gran
Misericordia a su favor".
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† "Hija mía, habla a todo el mundo de mi inconcebible Misericordia. Deseo que la Fiesta
de la Misericordia sea de amparo y refugio para todas las almas y especialmente para los
pobres pecadores. En aquel día estarán abiertas las entrañas de mi Misericordia; volcaré
todo un mar de Gracias sobre las almas que se acerquen al manantial de mi Misericordia.
El alma que acuda a la confesión y que reciba la Sagrada Comunión, obtendrá la remisión
total de las culpas y del castigo. En aquel día se abrirán todas las compuertas a través de
las cuales fluyen las Gracias Divinas. Que el alma no tema acercarse a mi, aunque sus
pecados sean como la grana. Mi Misericordia es tan grande, que ningún intelecto, ni
humano ni angélico, logrará desentrañarla, aunque se empeñara por toda la eternidad.
Todo lo que existe ha salido de las entrañas de mi Misericordia. Cada alma, en lo que a
mi se refiere, meditará por toda la eternidad sobre mi amor y sobre mi Misericordia. La
fiesta de la Misericordia ha salido de mis entrañas; deseo que sea celebrada
solemnemente el primer Domingo después de Pascua. La humanidad no encontrará paz
hasta que no se vuelva con confianza a la fuente de mi Misericordia".
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† Una vez que en lugar de la plegaria interior, había comenzado a leer un libro espiritual,
oí en mi interior estas palabras de manera fuerte y clara: "Prepararás al mundo para
mi última venida". Estas palabras me impresionaron profundamente y aunque fingiera
no haberlas oído, las había entendido muy bien y no tenía ninguna duda al respecto.
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† Esta mañana, durante la Misa, he visto a Jesús doliente. Su Pasión se ha volcado sobre
mi cuerpo, aunque no de manera visible, pero no menos dolorosa. Jesús me ha mirado y
me dicho: "Las almas mueren, a pesar de mi dolorosa Pasión. Concedo para ellas la
última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de mi Misericordia. Si no adoran mi
Misericordia, morirán para siempre. Secretaria de mi Misericordia, escribe, habla a las
almas de ésta, mi gran Misericordia, ya que está cercano el día terrible, el día de mi
Justicia".
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† En la mañana, durante la meditación, me embistió la presencia de Dios de manera
particular, mientras reflexionaba sobre la grandeza inconmensurable de Dios y al mismo
tiempo su abajarse hasta una criatura. Al momento vi a la Santísima Virgen que me dijo:
"¡ Oh, cuan querida es a Dios el alma que sigue fielmente la inspiración de su Gracia !. Yo
di al mundo al Salvador y tú debes hablar al mundo de su gran Misericordia y preparar al
mundo para su Segunda Venida. Él vendrá no como Salvador Misericordioso, sino como
Juez justo. ¡ Oh, aquel día será tremendo !. Ha sido establecido el día de la Justicia,
el día de la Ira de Dios, delante del cual tiemblan los ángeles. Habla a las almas de
esta gran Misericordia, hasta que dure el tiempo de la piedad. Si ahora tú callas, en aquel
día tremendo deberás responder por un gran número de almas. No tengas miedo de
nada; sé fiel hasta el fin. Yo te acompaño con mi ternura".
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† Una vez que rezaba por Polonia oí estas palabras: "Amo a Polonia en modo particular y
si obedece mi voluntad, la enalteceré en poder y santidad. De ella saldrá la centella
que preparará al mundo a mi Última Venida".
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† "Escribe esto: Antes de venir como Juez Justo, vengo como Rey de Misericordia. Antes
de que llegue el día de la Justicia, será dado a los hombres este signo en el cielo: Se
apagará toda luz en el cielo y habrá una gran oscuridad sobre toda la Tierra. Entonces
aparecerá en el cielo el signo de la Cruz y de los orificios donde fueron clavados
los pies y las manos del Salvador, saldrán grandes luces que por algún tiempo
alumbrarán la Tierra. Esto sucederá poco tiempo antes del Último Día".
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† Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido de una túnica blanca; una
mano levantada para bendecir, mientras la otra tocaba la túnica, a la altura del pecho.
Allí, levemente apartada, dejaba salir grandes rayos, uno rojo y el otro pálido.
Enmudecida, tenía los ojos fijos ante el Señor; mi alma estaba invadida del temor, pero
también de una gran alegría.
Después de un instante, Jesús me dijo: "Pinta una imagen según el modelo que ves, con
la inscripción abajo: "Jesús, en Ti confío". Deseo que esta imagen se venerada primero
en vuestra capilla y luego en el mundo entero. Prometo que el alma que venere esta
imagen no perecerá. También prometo ya aquí en la Tierra la victoria sobre el
enemigo, y sobre todo a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como mi propia
Gloria".
Santa María Faustina Kowalska (1905-1938) canonizada por el Papa Juan Pablo II el
30 de Abril de 2000
Jesús, en Ti confío
"Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: 'Jesús, en Ti
confío'. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y
[luego] en el mundo entero" (Diario, 47) (Palabras de Jesús a Santa María
Faustina Kowalska, citas tomadas del Diario)
Divina Misericordia
"Mira Mi Corazón lleno de
amor y de misericordia que
tengo por los hombres y
especialmente por los
pecadores" (Diario,1663)