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1-Terapia Familiar Genero PDF
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1. INTRODUCCIÓN
3. GÉNERO Y SALUD
3.1 Género y salud mental
4. GÉNERO Y FAMILIA
5. GÉNERO Y TERAPIA
5.1 El papel del/a terapeuta con perspectiva de género
1. INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas del pasado siglo veinte y en estos primeros años del
siglo veintiuno, el ser humano ha experimentado cambios tan grandes y
profundos como en ninguna otra época de la humanidad. Cambios de toda
índole, en lo político, en lo laboral, en lo social y económico, pero también
en la estructura de la familia y en los roles de género.
El (los) modelo(s) educativo(s) mayoritarios hoy en día poco tienen que ver
con los que existían en este país a mediados del siglo pasado. Del
autoritarismo se ha pasado a unos estilos más participativos y democráticos
de educación, y el papel que el hombre y la mujer juegan en estos estilos
educativos también se ha transformado. Hoy encontramos por ejemplo,
hombres más implicados y preocupados por la educación de sus hijos/as,
que transmiten y viven otros modelos de masculinidad, y también mujeres
reconocidas y valoradas por su dimensión productiva, es decir por su
trabajo o profesión. Todo esto nos está trayendo nuevos modelos y roles de
los que significa ser hombre y mujer en estos momentos.
¿Cómo se sitúa la terapia familiar ante todos estos cambios? ¿los tiene en
cuenta? Y sí es así ¿cómo se concreta en su hacer terapia y en sus planes
de formación?.
Poniendo el acento en la variable género, trataremos de dar respuesta a
algunas de estas preguntas en el siguiente capítulo. Comenzaremos con una
primera parte en la que definiremos todos aquellos conceptos necesarios
para entender esta temática. En un segundo apartado abordaremos la
relación entre género y salud y concluiremos el capítulo señalando las
diferentes lecturas que desde la terapia familiar se han hecho cuando se ha
tenido en cuenta el género.
1
Los aspectos de género en la terapia familiar. Olga B. Díaz Puig, Andrea Torres. Revista Mosaico Nº 49
septiembre 2011, páginas 67 - 73
2
Extraído del artículo: Sexo y género: dos conceptos interdependientes. Dra. Maria Fernández
Rodríguez. Mosaico Nº 49 septiembre 2011, páginas 53 -58
3. GÉNERO Y SALUD
¿Qué explica esta diferencia? ¿Tiene que ver con los genes o con las
hormonas femeninas? ¿Podemos explicarlo desde la diferencia en el sexo
biológico? Diferentes estudios no han encontrado una causalidad biológica
que lo explique, sin embargo si nos han aportado otros datos reveladores.
Por ejemplo, la sintomatología del infarto no se muestra igual en hombres
que en mujeres. En ellas suele aparecer como abdominal, y en ellos, con el
archiconocido dolor en el pecho y en el brazo izquierdo. Este dato es poco
conocido entre la población en general, pero también entre los sanitarios y
sanitarias en particular, y la explicación la podemos encontrar en la poca
presencia de mujeres en los ensayos clínicos (entre el 20 y el 30%)4,
resultando de esta manera que la sintomatología de los varones, se
interpreta como la de la población general. Esto sería un SESGO de GÉNERO
en la investigación. Pero reflejan otros datos también alarmantes,
relacionados con los “estereotipos de género” ya que estas dolencias
cardiacas se consideran más masculinas que femeninas, hay una
infravaloración de las quejas de las mujeres ante esta dolencia, tendiendo a
interpretarlo como malestares menos graves, lo que probablemente está
teniendo un efecto en el retraso en el diagnóstico, e incluso en diagnósticos
erróneos.
Así podemos concluir que el infarto es más letal para las mujeres, no por
diferencias biológicas, sino por una desigualdad de género, a la que
3
Dato extraído de: El infarto ¿por qué la sobremortalidad en mujeres?. Mosquera Carmen, De la Hera
Jesús, Barriales Vicente. (2002) Grupo de estudios Rimas. Gac Sanit 2002. Página 12
4
Ministerio de Sanidad y Consumo. Estudio sobre enfermedad cardiovascular en España 2007.
Promovido por la Sociedad Española de Cardiología y el Observatorio de Salud de las Mujeres.
B. Desigualdades de género:
Este enfoque está basado en las mujeres, en los hombres y en la
discriminación. Se desarrolla en los años noventa en España, y trata de
estudiar las diferencias que existen entre hombres y mujeres que conllevan
desigualdad, y tratan de alcanzar igualdad y equidad entre los sexos.
Desde esta mirada se analiza cualquier situación desde los diferentes sexos,
un ejemplo de ello sería el ya citado sobre el infarto de miocardio. Una
investigación de este tipo no está centrada en una dolencia de las mujeres,
sino que refleja la diferente sintomatología con la que cursa en cada uno de
los géneros y trata de paliar las repercusiones que eso pueda tener.
C. Determinantes de género:
Este enfoque plantea que la forma como se vive, como se enferma, como
se consulta y como se muere está influenciada por factores psicosociales en
general y por el género en particular. Así este enfoque estudia los modelos
sociales de género, que se plasma en los roles de género y en el contenido
de las identidades masculinas y femeninas.
Se implanta en España en el año dos mil y se centra en los hombres, las
mujeres y sus relaciones.
Un ejemplo desde esta perspectiva sería un programa de intervención
dirigido a disminuir los embarazos no deseados, donde se analiza la actitud
de los hombres y de las mujeres a la hora de mantener relaciones sexuales
con o sin protección, y si estas actitudes están motivadas por la sujeción a
roles de género tradicional o contemporáneo (Velasco Arias, S. 2008 página
14).
5
Extraído de: Recomendaciones para la práctica del enfoque de género en programas de salud. Sara
Velasco Arias (2008) página 9. Observatorio de Salud de la Mujer. Dirección General de la Agencia de la
Calidad del Sistema Nacional de Salud. Secretaría General de Sanidad. Ministerio de Sanidad y Consumo.
Investigación y atención a
Investigación de
morbilidad diferencial y
determinantes y
PRODUCTOS
Programas de desigualdades de
promoción de modelos de
atención a accesibilidad y atención:
intervención colectiva y
problemas de la sesgos de género, con
clínica para cambiar las
mujer elección de variables con
actitudes determinantes
potencial explicativo de
de género.
género
Sara Velasco Arias (2008 pág. 15) nos recomienda en la actualidad, utilizar
un enfoque integral de género, que incluya todas las categorías del
enfoque: morbilidad diferencial, necesidades específicas de salud de las
mujeres y de los hombres, atención a las desigualdades e inequidades de
género y análisis de los factores determinantes psicosociales de género.
A. Trastorno de ansiedad:
Salvo la fobia social, todo el resto del abanico de trastornos que aparecen
bajo este epígrafe (angustia, ansiedad generalizada, agorafobia, …) son más
frecuentes en mujeres que en hombres.
B. Trastornos de personalidad:
En este tipo de trastornos la incidencia en ambos sexos es similar, sin
embargo, la manera en que se da en uno u otro es diferente, por ejemplo
Martínez Benlloch, I. (2003) afirma que en los trastornos histriónicos de la
E. Trastorno obsesivo:
Estos trastornos tienen mayor incidencia en los hombres que en las mujeres
y según T. Quirici (2000) está relacionado con los mecanismos de defensa
que se utilizan ante los diferentes tipos de neurosis, así en los trastornos
obsesivos, los mecanismos de defensa habituales son el aislamiento
(separar las ideas de los sentimientos asociados) y la anulación (realización
de un acto que suprima el anterior), ambos mecanismos son más
habituales en los hombres.
4. GÉNERO Y FAMILIA
Alfonso y Aguado (2012) describen tres procesos mediante los cuales niños
y niñas van incorporando la visión de género y las conductas y actitudes
que a nivel social se espera de ellos como hombres o como mujeres. Estos
son:
Niñas Niños
LA RED INVISIBLE
Carter B., Papp P., Silverstein O., Walters M. – Ed. Paidós
TERAPIA FAMILIAR FEMINISTA
Gooldrich T., Ellman B., Halstead K.,Hare-Mustin R., Rampage Ch. – Ed. Paidós
6
Extraído de: Estereotipos y coeducación. Alfonso, P. y Aguado, J.P. (2012)
Http://fongdcam.org/manuales/genero/datos/docs/1_ARTICULOS_Y_DOCUMENTOS_DE_REFERENCIA/
D_EDUCACION/Estereotipos_y_Coeducacion.pdf
A. NEUTRALIDAD
Uno de los posicionamientos recomendados por el/la terapeuta es el de
neutralidad, es decir no aliarse con ningún miembro de la familia y tratar de
mantenerse equidistante de todos, ya que entendemos que todos los miembros
de la familia son igual de responsables de aquello que les está pasando.
Para Goodrich y cols (1989 pág. 37) “el terapeuta perpetúa la desigualdad con
su imparcialidad”. Ya que el género nunca es neutro y está presente en todas
nuestras intervenciones, el cómo se posiciona el terapeuta, puede reafirmar a
la familia en sus posiciones, o puede hacerlos dudar de los mismos, generar
cambios en la relación desigual de poder que existe en una pareja, traerá
resultados más equitativos y positivos para ambos, y esto se facilita con una
perspectiva de género.
B. CIRCULARIDAD
En sistémica entendemos este concepto como el conjunto de conductas
(pensamientos, emociones) que cada miembro de la familia repite, y funciona a
la vez como estímulo y respuesta para las conductas del otro. Entendemos que
todos los miembros tienen la misma responsabilidad al construir un patrón
circular de conductas.
Goodrich y cols. (1989) plantean que dado el desequilibrio de poder que existe
en la pareja y el menor acceso de la mujer al mismo y a los recursos, la
responsabilidad de la mujer es menor en estos patrones circulares.
C. COMPLEMENTARIEDAD
“No puede haber una verdadera complementariedad en las relaciones humanas
sí los antecedentes de esas relaciones están mal balanceadas en términos de
acceso a las oportunidades y el poder en lo social, legal, político y económico”
Walters y cols. (1989 pág. 39).
Estas autoras vuelven a incidir en el desequilibrio de poder, no podemos hablar
de una complementariedad sana, cuando ambas partes no parten de las
mismas condiciones.
D. JERARQUÍA
Este concepto nos habla de una cierta estructura en la familia, de un cierto
orden entre los subsistemas y entre todos los miembros que forman la familia.
Walters y cols. (1989 pág. 39) declaran que “el concepto de jerarquía no da
cabida al estilo de toma de decisiones de la mujer, más consensuado y
colectivo, ni de ejercer su autoridad a través de la relación más que del
ejercicio explícito del poder”.
E. TRIANGULOS
Un triángulo habitual que solemos encontrar en terapia familiar es el de una
mamá muy cerca de su hijo y un papá muy distante. Cómo sabemos este tipo
de relación nos señala la desviación de un conflicto entre dos (normalmente los
padres) a través de un tercero (casi siempre un hijo). Walters y cols. nos
plantean que lo habitual ante este tipo de situaciones es intervenir mucho en la
diada madre – hijo tratando de poner distancia entre los mismos, de sobra nos
es conocido el concepto de sobreimplicación, o dependencia, pero muchas
menos veces se pone el acento en el padre, en la distancia que hay y que
también define toda la relación.
Las autoras Alencar Rodríguez y Cantera afirman que no hay nada que la
mujer diga o haga que le dé derecho a un hombre a pegarle, y que la
responsabilidad de la conducta agresiva es únicamente del agresor, ya que
es este quien puede decidir si la ejerce o no, y por supuesto la víctima de
malos tratos siempre es víctima.
GÉNERO Y TERAPIA
Opinamos con Martín Baró (1989) que “el quehacer primordial del psicólogo
y la psicología como disciplina, dentro del contexto centroamericano
“también el europeo”7, es la concienciación (…) y no se trata de abandonar
la psicología, sino de poner el saber psicológico al servicio de la
construcción de una sociedad que no requiera que la realización de unos
requiera la negación de los otros. Es imperativo que como psicólogos y
psicólogas reconozcamos la realidad social de opresión y asumamos una
postura emancipadora en nuestro quehacer”. Hemos decidido transcribir
esta amplia cita, porque aunque fue creada para señalar otra sangrante
realidad (el sufrimiento y el dolor de buena parte de la población
centroamericana) refleja el actual desequilibrio entre los géneros y la
realidad injusta y opresora que se refleja de la manera más cruda en la
cantidad de mujeres que mueren asesinadas cada año a manos de sus
hombres.
7
Las comillas son nuestras, no del autor
Recuerdo una entrevista de pareja, que estaba viendo a través del espejo
unidireccional, la pareja estaba pasando por una fuerte crisis y se habían
planteado la separación. Ella se mostraba fuerte y decidida y tenía claro que
lo mejor era acabar con la relación. Lo que le pedía al espacio terapéutico
era poder gestionar los pasos que vendrían a continuación de la mejor
manera posible. Por otro lado el hombre lloraba todo el tiempo, estaba
deprimido y le suplicaba a ella una nueva oportunidad para salvar la
Si bien era fácil empatizar con él y con el sufrimiento que mostraba, tengo
que reconocer que esa inversión de roles, ella fuerte, decidida,
independiente emocionalmente y él sumiso, deprimido, inseguro, … en ese
momento, como hombre me produjo una cierta incomodidad. Menos mal
que no era yo el terapeuta que conducía la entrevista, esa vivencia e
interpretación realizada por mí cargada de estereotipos de género,
probablemente no les hubiera ayudado nada, y a mí me indicó que la
vivencia de género era algo a tener en cuenta en psicoterapia.
8
Extraído de www.monografias.com/psicología
A. Tradicional:
Representa los roles de género tradicionales, ocuparían este lugar aquellos
terapeutas que piensan que el hombre es superior a la mujer.
B. Consciente de género:
Este posicionamiento está marcado por la confusión, aquellos terapeutas que saben
y sienten que el rol tradicional no les sirve, pero no saben cómo podría ser de otra
forma, como pueden hacerlo diferente tanto hombres como mujeres.
C. Polarizado:
Es un posicionamiento beligerante y desafiante, el modelo tradicional no es
aceptable de ninguna manera para el terapeuta, y lo combate de todas las maneras
posibles.
D. Balanceado:
El terapeuta sabe que es posible la igualdad y que todas las personas ocupan un
mismo estatus, aunque reconoce las restricciones que el contexto pone, tanto al
género como por otras condiciones o características.
Otro estudios que nos parece muy interesante refleja que en la terapia de
pareja, cuando se hace en co-terapia con terapeutas de sexos diferentes,
Para acabar, quisiera señalar una aportación realizada por Silverstein y cols.
(2009), de la que es protagonista la familia, ya que este es el otro elemento
de análisis que nos faltaba por valorar. Estos autores plantean que en
terapia familiar tenemos modelos para mirar a la familia de manera global,
para encasillarla según una estructura, por ejemplo “aglutinada”, pero no
contamos con un modelo que nos diga cómo se comprometen las personas
relacionalmente con sus familias. Denominan a esto las orientaciones
relacionales, que son las formas internas de experimentarse a uno mismo
en relación, y proponen una manera de evaluarlos basado en dos
dimensiones:
1. Foco:
Está representado por un continuo que va de autonomía a conexión, es
decir saber si la persona en lo relacional está más orientado hacia sí mismo,
es decir toma las decisiones en función de sus necesidades, o por el
contrario está más orientado hacia las relaciones, valora más el vínculo.
2. Poder:
Esta dimensión refleja como la persona vive las relaciones, si de manera
jerárquica, o de manera igualitaria.
Jerarquía
Posición Norma
Autonomía Conexión
Independencia Relaciones
Igualdad
REFERENCIAS