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Matar Al Divan

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MATAR AL DIVAN

Época actual
Espacio 1:
Un consultorio tradicional de psicoanálisis. El diván, la silla vienesa, el apoyapiés.
El retrato de Freud ya medio borroso, colgado.
Un escritorio, con los retratos de los chicos del Dr. Un jarrón con unas flores minúsculas, medio ahogadas.
Una agenda, un tintero, un cortapapeles, un pisapapeles: artículos en desuso.
Una biblioteca: las Obras Completas de Freud.
Espacio 2
Livingcito que hace las veces de sala de espera.
Sofá, sillón, mesa ratona con cenicero. Lámpara de pie. Revistero.
Una escalera de caracol (o no) que sube a las habitaciones de la casa. Arriba, vive el doctor.
Personajes
Dr. Hugo L. (Lope, que es nombre, no apellido) Kovensky.
Antonia, la asistente.
Susy, la madre del doctor.
Pacientes
Rodolfo, divorciado.
Amelia, histérica soltera.
Buby, empresario de Pompas fúnebres
Dolores y Félix. Son un matrimonio joven.

ACTO 1

Escena 1
El Dr. está dormido en el diván, vestido.
Entra Antonia con una leve cojera, lo sacude un poco, abre las persianas.
ANTONIA vuelve al Dr.: Doctor, doctor, se quedó dormido…
DR.: Me duele, me duele…
ANTONIA: ¿Qué le duele, Doctor? Son casi las nueve de la mañana.
DR. semidormido: Me duele la pierna, me duele el hígado… Me duele la cabeza, me duele… Me duele el alma,
déjeme dormir.
ANTONIA: No, doctor. No le duele nada. No la dejé solita a la Wanda Nara para que usted hoy no se digne a
hacer su trabajo.
DR; Me duelen los ojos.
ANTONIA: Los tiene cerrados no le pueden doler.
DR: Estaba teniendo una pesadilla: había una mujer flaca, muy flaca con una guadaña en la ventana y me
amenazaba…
ANTONIA: Esa es la del quinto con el plumero.
DR: Me dio miedo y quise gritar y no pude. Porque la Muerte ahí parada iba a llevarme al otro mundo…
ANTONIA: Era la del quinto pasando el plumero.
DR: Pero no podía gritar porque la garganta me dolía mucho… ¡qué angustia!
ANTONIA lo sienta en el diván: Doctor, lo que usted tiene es psicosomático.
DR: No, Antonia, no. El Dr. Finkelstein… el gran Dr. Finkesltein, él.. el Director del Centro de Asistencia al
Suicida, mi analista, él… ¡Se suicidó!
ANTONIA: ¡No!
DR. dolido: Sí, se cortó las venas y con la sangre de sus venas escribió las paredes del consultorio: “Queremos
jornadas de seis horas, vacaciones y aguinaldo”.
ANTONIA: ¿Estaba en negro el Dr. Finkelstein?
DR: Se suicidó por solidaridad con sus pacientes. Ay, ay, el oído. ¿Qué dijo? Ya no puedo escuchar.
ANTONIA: No dije nada.
DR: Eso tampoco lo pude escuchar.
ANTONIA: Usted somatiza. (Saca un libro del guardapolvo) Acá en El yo y los mecanismos de defensa lo dice
claramente. Anna Freud era una muchacha muy inteligente, aquí lo que tiene usted, doctor, es una catexia
excesiva de un impulso reprimido a nivel dérmico, que podríamos…
DR: La muerte del Dr. Finkelstein desató mi propia muerte.
ANTONIA acomodando: No, doctor, no. Peor estaba la pobre Annita Freud. ¿Sabía que era sagitariana? Se
llevaba como el culo con el padre, un taurino típico que…
DR: Tengo palpitaciones.
ANTONIA: Entonces le recomiendo jugar el 47, el muerto, a la cabeza y a los cinco.
DR: Me muero, Antonia.
ANTONIA: Usted está sano pero su inconsciente le juega una mala pasada.
DR: ¡Yo soy médico y conozco mi diagnóstico! Anoche tuve una ECM.
ANTONIA: A su señora mamá no le va a gustar.
DR: ECM, Antonia.
ANTONIA: ¡Acabáramos! ¡La del quinto en cueros!
DR. tembloroso: Una Experiencia Cercana de Muerte.
ANTONIA: Mire, quédese ahí sentadito que le hago un rico desayuno de chorizo y huevo para levantar a un
muerto. En La Gallareta, cuando uno estaba sin fuerzas, le hacíamos chorizo con huevos y…
DR. sobresaltado: ¿¡Está loca!? ¿¿Quiere matarme de la indigestión?!!
ANTONIA: Por lo menos se despertó.
DR: Tráigame un té verde, Antonia.
ANTONIA: Sí, Doctor.
DR: Espere, Antonia. ¿Qué tenemos hoy?
ANTONIA: Primero la señorita, Amelia. Usted no tendría que atenderla, Doctor. Ella le hace mal, le trae todos
esos problemas. Es una mala mujer, no es para usted.
DR: Cállese. ¿Cómo sigue?
ANTONIA: Una parejita nueva, dos tortolitos.
DR: ¿Recién casados?
ANTONIA: No. Dos tortolitos en una jaula minúscula que en cualquier momento empiezan a sacarse los ojos.
DR: Ah. ¿Le duele la pierna?
ANTONIA: No, no es nada.
DR: Tiene vendado.
ANTONIA distraída: ¿Eh? Ah, sí. No es nada, doctor.
DR: No puedo permitir que mi asistente ande por mi casa y mi consultorio rifando bacterias y gérmenes.
Dígame ya mismo qué le pasó.
ANTONIA: Me mordió la Wanda Nara.
DR: ¿La…? ¿Quién?
ANTONIA: Wanda Nara.
DR: ¿La…?
ANTONIA: La cabra, sí.
DR: ¿Muerden las cabras?
ANTONIA: No se asuste que no tiene rabia. Estaba enojada la Wanda, pero no tiene rabia. Es un animalito muy
bueno, si nomás le falta hablar. A veces hace así con los dientitos en el hocico y me parece que sonríe la
pobrecita. Lo que capaz tiene es brucelosis. A la tarde el Isidro, mi primo, la lleva al veterinario y santo
remedio. (angustiada) Aunque no sé..
El Dr. está aterrorizado en posición fetal en el diván.
DR: ¿Brucelosis?
ANTONIA: No sabe la angustia que tengo, pobre animal, que se me sale el corazón del pecho. Porque el Isidro
le tiene mala intención y para mí, para mí
Llora como una tos
ANTONIA: ¡Me la asa, me la asa!
Tose, llora.
DR: Deje de llorar, Antonia.
ANTONIA: ¿Le entró piedad?
DR: ¡Reparte gérmenes asquerosos llorando así! Mejor haga el té verde. Trate de no toserle encima. Me trae
además la medicación: el analgésico, el energizante, la metmorfina, el antibiótico por si me llegó una bacteria
suya por las vías aéreas y…
ANTONIA: ¿Una pastafrolita de las que hice hoy?
DR.: ¡No! Dos aspirinas, el ginseng también.
ANTONIA: Sí, doctor. ¿Le dejo una frase de Jaques Lacan hasta que vuelvo?
DR: No. Ya sabe que no soy lacaniano.
ANTONIA: Hace mal: hay que estar atento a lo que enseñaba Jacques Lacan. Hace poco leí que él, en la vida
anterior, fue el faraón Keops, al que le levantaron la pirámide. Un dignatario muy importante el faraón.
DR. torvo: Salga de mi vista.
Antonia sale
A los pocos segundos se oye música de mambo, onda Sway o algo así.
Fin de Escena 1

Escena 2
Puerta del consultorio, del lado de afuera. Viene bajando la escalera a los trompicones Susy, la madre del Dr.
Mientras tanto, Amelia se levanta del sofá, se alisa la falda, se arregla el pelo, retoca el rouge y se pega a la
puerta del Dr.
Susy la aparta de un empujón.
SUSY: Disculpe, señorita. Tengo que hablar con el Dr. que pasa algo grave…
AMELIA: ¿Qué? ¿Qué…?
Susy entra al consultorio. El Dr. se sobresalta.
HUGO: ¡Mamá!!
SUSY abrazándolo y lloriqueando: Lo sé todo, todo. Salió en el diario. Pobre Dr. Finkelstein. Ahora te queda
sólo tu mamá. Mamá siempre va a estar, no te pongas mal, Huguito.
HUGO: Mamá, no me digas esas cosas. Después la acidez me come…
SUSY: Vamos a mandarle una corona al funeral. Crisantemos, una faja con letras doradas: Hugo Kovensky y
madre. No, no. Hugo Kovensky, Celina la reciente ex esposa, los chiquitos, y madre del Dr. No queda muy
bien: mejor Familia Kovensky, más discreto. Pero entonces otras flores, vistosas, alegres, que todos los
participantes del funeral las vean. Ay cómo estará la esposa del difunto Dr. Finkesltein. Ella siempre le decía
que tenía vocación de pelotudo. ¿Sabías que no ponía más plata para la refacción de la Sinagoga? Ahí empezó
su caída. Porque Jehová te ayuda si vos lo ayudás a Él.
HUGO: ¿Mamá, me podés traer un antiácido?
SUSY: Oíme bien, porque no me estás oyendo. La tenés que llamar a Celina. Ella te quiere, hijo. Vos tenés que
pensar en los chicos, que te necesitan. Necesitan un semblante paterno en la casa, como decís vos. Y Celina
necesita un compañero. Cuando vos entrás al departamento, parece que entrás a un velorio. ¡Todo en silencio,
una depresión! Yo no sé lo que pasó entre ustedes (hace señas de callar al hijo totalmente). No, calláte. No
quiero saber. Pero no pudo haber sido tan grave. ¡Ella todavía usa la alianza de casada! Eso es amor verdadero,
hijo mío. Yo ya la hubiera vendido. Llamála, hacéle el favor a tu madre por una vez.
HUGO: No te metas, mamá, entre Celina y yo.
SUSY: Si yo fuera el Papa Francisco, no me dirías lo mismo. Siempre me pareció que esto de la psicología te
había puesto un poco antisemita. Escucháme con lo de Celina. Está de linda, de flaquita. Para mí que se está
dejando morir de hambre por vos. Ella fue siempre una romántica, una estúpida. Capaz se muere de amor por
vos. ¿No te daría culpa?
HUGO: …
SUSY: ¿Qué me mirás así? No, ya sé. Ya veo que no te daría culpa nada a vos. Mañana te enterás que yo me
muero y no mandás ni un telegrama con el pésame a la funeraria. Que ni la entierren a la Sra Kovensky, que se
la coman los cuervos…
HUGO: Los buitres.
SUSY: Viste cómo adivino lo que pensás.
HUGO: Los buitres se comen a los cadáveres; los cuervos te arrancan los ojos.
SUSY: Mira qué linda oportunidad que tenés para hablar con ella, de reconciliarte. Después de un año, los dos
habrán pensado muchas cosas. Así, la llamás, le decís: “Celina, se murió el Dr. Finkesltein. ¿Vamos al velatorio
y después salimos a picar una cosita?” Ahí la llevás al restaurant griego en el que se me declaró tu padre, donde
bailan sirtaki y esas cosas… Qué hermoso el restaurant griego, si eras nena te íbamos a poner Athanasia.
HUGO: Mamá, vos estás demente.
SUSY: Qué lindo que me diga eso mi hijo el psiquiatra. Para eso te mandé a estudiar medicina, para que a la
primera humilde crítica que te hace la bestia bruta de tu madre, llevada por su gran corazón, le largues que es
una demente senil. (Lamentosa) Yo nomás me apiado de esos pobres chicos, huérfanos de padre…
HUGO: No podés hablar así de los chicos. No les hago faltar nada…
SUSY sigue el lamento: No importa, Huguito. Sino entendés, no entendés. La vida te lo hará entender lo que
sufre un padre cuando un hijo, como a mí me pasa, lo desprecia. No te preocupes, vas conmigo al funeral del
Dr. Finkelstein. Tengo el trajecito sastre que era de la tía Lita, le quito los flecos de cabaretera que ella le puso
para bailar el charlestón, me calzo los taquitos Luis XV que usé cuando murió tu bobe, en la gloria esté, que fue
un día gloria, me tenía como una esclava atendiendo a tu padre y a tu tío. ¿Verá bien el Rabino que yo lleve
tacos altos o es una falta? Te estoy hablando y no me mirás, estás papando moscas. ¿Vos lo querías mucho al
Dr. Finkesltein o entre ustedes no se quieren ni mierda? (se corrige) El Rabino no irá al funeral, si el Dr. es un
suicida, el suicidio está fuera de la ley de Dios. Lo anotó Moisés en un mandamiento, el tres, el cuatro, no sé
porque nunca puedo retener el orden de los mandamientos. ¡Qué capricho suicidarse! Es para arruinarnos un
funeral que podría ser tan alegre, para comer una cosita, yo me ponía un clavelito blanco en la solapa del
saquito, ¡pero qué necesidad de matarse con lo viejo que estaba!
HUGO: Mamá, estás demorando la sesión de la paciente que viene.
SUSY: ¿Mando una corona?
HUGO; Sí.
SUSY: ¿Susy Kovensky e hijo?
HUGO: Como vos quieras, mamá. Por favor, pedíle a Antonia que me traiga el miorrelajante que me
contracturé el cuello. No sé, el cuero cabelludo, los ojos…
SUSY: Vos no tenés nada, hijo. Es la pena por la muerte del crápula ese del Dr. Finkelstein que en vida de Dios
no hizo más que sobremedicar y estafar a la obra social.
Susy sale.
Fin de Escena 2

Escena 3
En el livingcito. Amelia sentada a cierta distancia de Rodolfo que acaba de entrar.
Antonia sale del consultorio del Dr. llevando una bandejita con un vaso con agua y un frasco de pastillas.
ANTONIA: Ahora puede pasar.
AMELIA: Dígale al Dr. que no voy a pasar.
ANTONIA sigue de largo: Dígaselo usted.
Antonia sale.
AMELIA: Pase usted por favor.
RODOLFO: ¿Yo por qué? Usted estaba antes.
AMELIA: No voy a entrar.
RODOLFO suspicaz: ¿Pasa algo? ¿Hay algún problema con la terapia?
AMELIA: Prefiero pasar después de usted.
RODOLFO: Al fin lo descubrieron. Yo sabía que iba a pasar. Todas las mañanas reviso la web. Yo sé tres
idiomas, inglés, francés y alemán. En los tres idiomas busco: “Fin del fraude psicoanalítico”. Porque en algún
momento se va a probar definitivamente que no es una disciplina científica y que Freud y sus secuaces nos
estuvieron estafando a mansalva todos estos años. Igual yo tampoco creo en la ciencia. Pero justo hoy no me
funcionaba el servidor de Internet, por eso…
AMELIA: …
RODOLFO: Parece que están todos complotados contra mí. ¿Usted sabe por qué vengo yo acá?
AMELIA: No: tampoco es necesario que…
RODOLFO: Mejor. Porque por principio no cuento qué razón me trae a terapia. No crea que tengo algún
problema, no tengo ninguno. Estoy perfectamente. Vengo porque debo Instrucción Cívica, una materia del
secundario. ¿Usted tuvo Instrucción Cívica?
AMELIA: ¿Qué?
RODOLFO: No me enseñaron la Constitución de la Nación Argentina. Yo estoy seguro que sabiendo la
Constitución de la Nación Argentina, me aprendo el Código Penal y mando a freír churros a los dos jueces
asquerosos que me mandan a terapia porque me niego a mantener a los hijos de la fulana que dice que son míos.
Ya fui a un montón de psicólogos, pero son todos unos farsantes. Con el Dr. Kovensky me quedo porque con él
estudio Instrucción Cívica. La voy a dar en diciembre.
AMELIA: Y bueno. Pase y estudie lo que tiene que estudiar con el Dr.
RODOLFO: Ese tonito que usa conmigo no me gusta.
AMELIA: ¿Qué tonito? Yo no uso ningún tonito.
RODOLFO: Ahora no paso nada. Me niego rotundamente a pasar en lugar suyo.
Amelia se seca las lágrimas con un pañuelito.
RODOLFO: ¿Está llorando? ¿Son lágrimas de verdad?
AMELIA: Cállese, me siento muy mal.
RODOLFO: ¿Está llorando de verdad o son lágrimas de cocodrilo? Yo no creo en lágrimas de mujer ni en la
renguera del perro ni…
AMELIA: Me siento maltratada, humillada, ofendida.
RODOLFO: Las actrices lloran cuando ellas quieren. ¿Usted es actriz? Puede fingir las emociones, ¿verdad?
Sale el Dr.
DOCTOR: Buen día, Amelia. La estoy esperando…
AMELIA: No voy a entrar, doctor.
DOCTOR: Amelia, por favor.
AMELIA: No, doctor. Yo no voy a permitir que me manoseen y me traten como a un pelele, ahora entre, ahora
no entre. Me parece una falta de respeto.
DOCTOR: Le ruego, Amelia que hablemos de esto dentro del consultorio. Pase por favor.
AMELIA: Dígame Ame.
DOCTOR: Está bien. ¿Ame, puede pasar al consultorio?
AMELIA: No.
DOCTOR: Ame.
AMELIA: Amo, amo. Pero ni aunque me diga Ame pienso pasar al consultorio.
DOCTOR: Querida, le ruego…
AMELIA estallando en llanto: ¡Yo no soy su querida! ¡Ni aunque usted se echara de rodillas y me jurara acá
mismo amor eterno y quisiera tener sexo desenfrenado conmigo, no entraría a su consultorio! ¡No voy a tener
sexo con usted!
DOCTOR: Amelia, está mal interpretando lo que le estoy pidiendo. Hablamos de este asunto ya…
AMELIA: ¡Nada, de ningún modo, en ninguna posición! ¡Ni sueñe con una felatio! Pídale a su otro paciente
que pase.
RODOLFO: Doctor, no creo que deba pasar. Acá hay un marco legal que me protege del asco sexual con el que
usted me puede presionar
DOCTOR: Acoso sexual.
RODOLFO: Doctor, estoy grabando. Si la señorita que ama está delante, yo no tengo por qué pisotearle la
sesión y pasarla por encima a ella para que me acose.
DOCTOR: Rodolfo, ¿podemos hablar después?
RODOLFO bajo: ¿Tiene algo que decirme? ¿Pasó algo además?
DOCTOR: Nada de qué preocuparse. (se agarra el pecho con fuerza) Ay!
LOS DOS: Doctor, ¿qué le pasa?
DOCTOR: Debo estar teniendo un infarto. Permítanme acercarme al sofá.
Rodolfo saca el celular y filma.
AMELIA: ¿Qué hace? Ayude al doctor, corra a llamar a un médico…
RODOLFO: Por si nos vemos metidos en acciones legales, con este video de…
Rodolfo va hacia la escalera sin dejar de filmar.
AMELIA desajusta la corbata del doctor, le desabrocha la camisa: ¿Quiere que le haga los masajes cardíacos?
Yo sé hacerlos. Hábleme, doctor. Dígame lo que quiere de mí (Amelia le desabrocha el cinturón del pantalón y
espera proseguir; el Dr. se debate) No, mejor no me lo diga, porque yo sé mejor que nadie lo que usted quiere
de mí… Doctor, doctor, tómeme, hágame suya. Ayer cuando no me devolvió el llamado confirmando la sesión
de siempre, lo agarré al Pompita, el caniche y le pegué diez patadas en las costillas. Se las rompí todas, lo tuve
que llevar al veterinario de urgencia y me dijo que me iba a poner otra denuncia en la Sociedad Protectora de
Animales por maltrato animal… ¿¿Y lo que yo sufro?? ¿Lo que yo sufro por amor no cuenta? ¿Sólo cuenta el
sufrimiento de los perritos?
DOCTOR: Ame, ame… me aplasta las vísceras, me asfixio.
AMELIA golosa: Ay, doctor. Creo que tengo su pene en mi mano…
DOCTOR: ¡Es el cinturón!
El doctor salta, alterado, se compone.
DOCTOR: Ya estoy bien. No es nada, nada. Fue otra EMC. ¿Se digna a pasar a la sesión, por favor, Amelia
Bianco o me hace el favor de retirarse?
AMELIA desganada, frustrada: Paso, paso. El Bobby me lo quitó el Tribunal porque usted me hace sentir así.
Ya veo que también me quitan el Pompita. El Bobby era el chihuahua, al final dictaminó que lo dan en adopción
porque no se le puede cortar las orejas a un perrito en un ataque de ira y lo mío ¡¡no era ira, no era ira!! ¡era
amor! Amor por usted, doctor, desesperado…
Amelia y el Dr. entran al consultorio.
Fin de Escena 3

Escena 4
Ominoso, oscuro, del oscuro brillante del caparazón de un bicho, portafolio en mano, entra al consultorio el
vendedor de servicios funebres, Constantin Bibescu, alias Buby.
El Dr. Kovensky, al verlo entrar, se sobresalta y se lleva una mano al pecho.
BUBY sonriente, parco, bajo: Por eso he venido. Porque la Muerte llega en el momento menos esperado. La
única certeza de la vida, es la muerte, dijo el filósofo.
DOCTOR: ¿Cuál?
BUBY: Cualquier clase de muerte.
DOCTOR: ¿Cuál filósofo lo dijo? Schopenhauer?
BUBY misterioso: Puede que sí. Pero puede que no. Un gusto, por el tiempo que estemos sobre la tierra,
Constantín Bubescu, para servirle en la vida, y sobre todo, a la hora de la muerte. Puede llamarme Buby. Soy el
socio gerente de los Servicios Fúnebres San Pedro llama.
DOCTOR: ¿San Pedro llama?
BUBY: Usted no es católico. Pero también llama a los judíos.
DOCTOR: ¿Usted… ustedes son los que se encargaron del Dr. Finkesltein?
BUBY persignándose; Víctor. Víctor Finkesltein. Una gran pérdida.
DOCTOR: Él me recomendó que hablara con ustedes, yo no sé…
BUBY: Le mandábamos siempre algún regalito para Navidad o para el Día del Padre, para que nos
recomendara. El trabajaba con tantos suicidas… El suicida es un tipo tenaz, intenta, intenta, y alguna vez se le
tiene que dar. Es como un hombre de negocios.
DOCTOR: ¿El suicida? Ay, creo que se me cerró el pecho.
BUBY: Si quiere le hago firmar ahora mismo unos papeles, y después ya deja que se le cierre definitivamente…
DOCTOR: ¡¡¡No!!! No.
BUBY: Mire que es cuestión de un minutito y ya muere tranquilo
DOCTOR: Ya estoy bien. No era nada.
BUBY (desilusionado): Ah.
DOCTOR: Pensé que era necesario contar con… con sus servicios, pero ahora no estoy tan seguro, señor
Bubescu…
BUBY: Buby. Puede decirme Buby. Es fácil de recordar, piense en bubas, la buba de la peste negra, la buba de
la sífilis y le saldrá Buby. Buba, Buby.
DOCTOR: Ay, otra vez la arritmia.
BUBY; ¿Usted está seguro que el corazón le funciona?
DOCTOR: ¿Cómo dice?
BUBY: ¿Usted se toca el pecho y le late?
DOCTOR: Sí. Me parece que sí…
BUBY: Permítame ausculturlo. ¡Si habré auscultado corazones muertos, yo!
DOCTOR: No se preocupe, no hace falta. Yo… (acceso de tos y mareo)
Buby lo sienta, le afloja el nudo de la corbata (si usa) o la camisa, el cinto, etc. Le quita los cordones de los
zapatos.
DOCTOR: ¿Qué hace??
BUBY: Para que no intente ahorcarse antes de firmar.
DOCTOR chilla de horror
BUBY: Decía, el momento ideal es contratar mientras se está vivo. Para no dejarle el fardo a la familia.
Ofrecemos terapia de duelo, ataúd, nicho o terreno si prefiere abonar a la Madre Tierra, flores, ropa, párroco o
rabino, según el caso, tenemos hasta un dalai lama. Contamos además con los músicos necesarios para la
jornada; repertorio de música clásica. Llegado el caso, pueden desempeñarse en salsa y bachata. Incluimos
gastos del cementerio y maquillaje mortuorio. Parece una frivolidad pero si usted se estampa contra un camión
Scania de frente, su familia, que quiere verlo y despedirse, agradecerá el servicio de maquillaje que damos. Hay
formas de morir y de morir, pero lo importante es verse digno al final. Por ejemplo el Dr. Finkelstein. Viktor
Finkelstein. El, cuando cometió el acto de suicidio, venía de estar con la amante.
DOCTOR: ¿La…?
BUBY: La afroargentina menor de edad que ejercía la prostitución. El traía mucha cara de feliz cumpleaños.
Así que con el jorobado Ygor, el de maquillaje, y yo, le borramos un poco la felicidad. Por la dignidad de la
investidura y por la viuda. Que no quería pagar.
DOCTOR: ¿Sabe? Creo que llegaron los pacientes que debo atender y…
BUBY: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Mire, este es el formulario. Me pone un autógrafo aquí
y…
DOCTOR con la birome en la mano y temblando de pies a cabeza: Puede volver por la tarde?
BUBY: Mira que te mira Dios, / mira que te está mirando / mira que te morirás / y no sabes cuándo.
DR: ¡Antonia, Antonia!
Antonia entra y con ella una ola de la música de zumba.
ANTONIA: Sí,doctor.
DOCTOR: Antonia, mantenga las formas. Está bailando en el día de la muerte del querido Dr. Finkelstein.
BUBY persignándose: Viktor. Viktor Finkesltein.
ANTONIA: Disculpe, doctor, yo…
BUBY: ¿Es Enrique Iglesias?
ANTONIA: Sí, lo uso para relajar el cóccix. Luego de la lectura de las memorias de Pina Bausch, comprendí
que el coccix…
BUBY: En la funeraria ponemos mucho a Enrique Iglesias.
ANTONIA: La de Bailando es la que más me gusta y también la de Loco que canta a dúo con Romeo Santos
que hace la voz finita y hasta parece maricón pero no es maricón…
DOCTOR: ¿Enrique Iglesias es el hijo de Julio Iglesias?
ANTONIA: Ya mismo apago el equipo de música, doctor-
BUBY canta finito: Y yo no te perdonaré/ (grueso) No te perdonaré / (finito) Si me dejas por dentro con ese
dolor, no te perdonaré /
ANTONIA y BUBY cantan: Si me vuelves loco / I love, I love…
BUBY invitándola a bailar; ¿Me permite antes unos acordes?
DOCTOR: ¿Enrique Iglesias es el hijo de Julio Iglesias? ¿Es el sobrino de Julio Iglesias?
Antonia mira a uno y a otro dudando y al final acepta bailar.
Sale bailando con Buby.
Fin de Escena 4

Escena 5
Antonia pone el ON en un aparatito y hace bailar al Dr. una canción completamente absurda, ya fuera el
famoso Bailando de Enrique Iglesias del que se habló en la obra, o algún reggatón del tipo “Me gustan las
morenas/me gustan las mulatas”.
Antonia marca al Dr. que es un absoluto patadura en términos de baile, a la voz de
“¡Cadera!”
“¡Piecito!”
“Sonrío. Sonrío al público”.
“Vueltita”.
“Voleo de cadera”
Etc.
Fin de Escena 5
Fin de Acto 1

ACTO 2

Escena 6
Es la continuación de la escena anterior, pero ya ha pasado el mediodía.
En el livingcito.
Entra la madre del Dr., enlutada y con un pañuelo de encaje exagerando el llanto.
Aun suenan los últimos acordes de la canción que Antonia y el Dr. bailaban.
Lo apaga de un sopetón.
DOCTOR: Mamá, ¿qué hacés?
SUSY: Estamos de duelo por el Dr. Finkelstein y parece que disfrutás.
DOCTOR: No, mamá. ¿Cómo se te ocurre?
ANTONIA: Es para la espalda, señora Susy.
SUSY: Antonia, usted tendría que acompañarme al entierro.
DOCTOR: ¿Al final lo van a enterrar? ¿No era que no se podía?
SUSY: Mirá que sos cruel. Vos preferirías que se pudriera en un container.
DOCTOR; No, pero me dijiste que la Ley Judía no admite a los suicidas y ahora…
SUSY: El Rabino Aruj dijo que lo considerará ANUSSIM y lo puede enterrar como si se hubiera muerto de
muerte natural.
ANTONIA: ¿Entonces se mató con ANUSSIM? ¿Esos son los antipsicóticos de Bayer? Justo ahora no me
tengo en la mente el Vademecum, pero recuerdo que la Wanda Nara se me puso en celo la vez pasada y le metí
para calmarla el ANUSSIM que me dio el doctor, los vencidos, porque son muy buenos para el psicótico
delirante ¿no es así, doctor? y para las plantas, la malva real, el floripón, el margaritón, florecen como ... así,
como globos.
SUSY: Anussim es una persona judía que actúa bajo compulsión y no es responsable de sus actos. Por eso la
Ley lo perdona.
DOCTOR: Viene una pareja en una hora. Primera consulta.
SUSY: Vos no atendés parejas. ¿Ves lo mal que estás?
DOCTOR: Es una excepción en mi carrera. Me energiza un cambio de vez en cuando.
SUSY: Esa energía es la mejoría de la muerte, hijo.
DOCTOR de pronto sobresaltado: ¿Por qué decís eso? Hace un rato mientras el paciente relataba su sueño, con
jirafas y cebras que volaban en la luna, me escuché el soplo en el corazón. ¿Te acordás que de chico tenía un
soplo en el corazón?
ANTONIA: Jirafas y cebras lunáticas, hay que recetarle ANUSSIM.
SUSY: Tenés que venir. Me lo pidió por favor la viuda del Dr. Finkelstein. Está destrozada. Treinta y cinco años
de matrimonio.
ANTONIA: Pobre señora.
SUSY: Y se viene a enterar que él tenía una amante.
ANTONIA: ¡No!
SUSY: Que era prostituta.
ANTONIA: ¡No!
SUSY: Negra. Bailaba en un cabaret.
ANTONIA: Dios mío.
SUSY: De 17 años.
DOCTOR: ¡Mamá, esto es horrible!
SUSY: Lo mismo le dije yo: Becca, era un crápula: alegráte que se mató.
DOCTOR: ¡Un soplo en el corazón que retorna, horrible! ¡Un soplo en el corazón reprimido!
SUSY: Hijo, basta con la idiotez. Hay que pensar en la muerte de los demás un poco. No se puede ser tan
egoísta de estar todo el día dale que dale con el ay me muero. Los demás se mueren también y hay que
prestarles un poquito de atención.
DOCTOR: Mamá, mostráme un poco de piedad. Me siento muy mal.
SUSY: Deciles a los pacientes esos excepcionales que no podés atenderlos hoy, que tenés que ir a un entierro.
DOCTOR: ¿Cómo voy a abandonar el consultorio?
SUSY: Dejala a Antonia a cargo. Seguro que Antonia no tiene ningún problema. ¿Tiene algún problema,
Antonia?
ANTONIA: No, señora, no. Vaya doctor, que yo le atiendo a la pareja.
DOCTOR: ¡Pero qué clase de locura es esta!
SUSY: Le pedí a Celina que vaya al entierro. Para el apoyo moral tuyo. Ella deja a los nenes en el jardín, en la
escuela, vuelve a tu casa –porque pagar, la pagaste vos-, lava, plancha, friega, ruega a los santos heréticos y sale
cagando para el entierro.
ANTONIA: ¡Que abnegada mujer!
SUSY: Y te apoya moralmente porque para algo hay que servir en la vida.
ANTONIA: Es muy buena la señora Celina.
SUSY fríamente: La mejor esposa del mundo.
DOCTOR: No sé, mamá. Yo…
SUSY: Antonia, usted le dice a la parejita que el doctor tuvo un percance y la admisión se la hace usted. Seguro
que vienen por obra social. Si usted vé que son muy muertos de hambre, derive enseguida.
ANTONIA: ¿A los de la lista?
SUSY: Exacto. A la lista de enemigos del Dr. Es una hojita que él tiene en el primer cajoncito del escritorio…
(enumera con los dedos) Abenadana Pereyra – Alegre – Bassán García – Escudero – Habib…
DOCTOR: No, no, no. Yo no me muevo de acá. Además un entierro me dá arritmia.
SUSY aullido: Ay, Dios mío bendito. ¿Por qué me castigaste así? Un hijo que es incapaz de rendir un último
homenaje a su maestro de toda la vida.
DOCTOR: Si vos lo acabás de defenestrar, que era ladrón, sobremedicador y putañero.
ANTONIA: Corrupto, también dijo la señora Susy. Cuando arregló con Osplad por los hoteles para los
médicos…
SUSY: Por favor, no hablen mal de los difuntos. Unamos nuestras manos por su alma.
DOCTOR se resiste: No, no, no. ¡¡Aparte era ateo!!
SUSY: Hacé lo que te digo, Hugo.
DOCTOR: ¡Era un ideólogo del ateísmo!
SUSY ordena a A con la mirada que haga una ronda de oración: Antonia, haga.
Los tres quedan de las manos.
SUSY: Esta tarde, oh, bienamado nuestro doctor Finkelstein, el Rabino Aruj, quien además es agente
inmobiliario de algunas hectáreas en José Antonio y Punta del Este, que mi hijo reniega de comprar, enterrará tu
contrahecho cuerpo…
DOCTOR: Tengo náuseas.
SUSY: Chist. Estamos orando. Y en el camposanto, tu alma volará a la morada celestial, donde descansará para
siempre sin pastillas y sin necesidad de un spa adonde nunca en tu puta vida quisiste llevar a tu cara esposa.
ANTONIA: Amén. Bajo Se dice “amén” entre los judíos.
SUSY fuerte: Amén.
DOCTOR; Juro que si no me sueltan, vomito.
De improviso y a todo volumen suena la música del comienzo.
SUSY: La puta que lo parió, ¡se tenía que activar esta mierda cuando entro en contacto con el ser supremo!
ANTONIA: Fue el alma del Dr.
SUSY: ¡Le gustaba la fiesta a ese hijo de puta! ¡Será posible!
El doctor se aparta apretándose el estómago.
Las dos mujeres prestan una atención desmesurada para apagar el Cd Player.
SUSY; Para mí está endemoniado.
DOCTOR: Tengo un cáncer en el estómago, no un ser demoniaco.
SUSY: ¡¡Para mí está endemoniado el reproductor de sonido!!
ANTONIA: Es nuevo; tiene un año de garantía.
DOCTOR: Ni un mes duro.
Bajan el volumen.
ANTONIA: Menos mal.
SUSY: Igual es linda esta canción. ¿Usted la sabe bailar?
ANTONIA: Cuando quiera la enseño.
SUSY: Primero, busque el ambo negro de mi hijo y después me enseña.
ANTONIA: Sï, señora.
Antonia sale.
Susy practica unos pasos.
El Dr. trae arrastrando el tubo de oxígeno del consultorio. Se tira en un sofá y respira.
La canción dice:
“Y ya no puedo más/ Ya no puedo más…”
Fin de Escena 6

Escena 7
De oscuro y con anteojos, Antonia está en el consultorio con la parejita.
Félix y Dolores son una pareja que se han casado hace unos pocos años. Están los dos muy nerviosos pero
ninguno tiene un gesto de amabilidad para con el otro. Mientras Antonia habla, ellos asienten o niegan pero no
meten bocado.
ANTONIA: Me dice acá motivo de entrevista: disfunción sexual en la pareja. Qué cosa: una pareja tan joven.
Una pareja que se quiere. ¿No tienen chicos? No, no tienen chicos: tienen la disfunción sexual, claro. ¡Qué cosa
esta de las disfunciones! Porque la disfunción sexual es un mal que aqueja no sólo a la población humana
bípeda y cuadrúpeda, sino hasta a la grifería. No hay plomero que no hable de esta situación de verdad
trastornante para la ecología de nuestro planeta. Porque llevarse bien en el lecho conyugal no sólo es una cosa
de vida o muerte de la especie humana, sino que afecta a toda la población que luego se hará cargo de los
frutos, los retoños, recogidos, con perdón, en esta bienandanza horizontal bajo cobijas.
DOLORES: Nosotros estamos bastante bien.
FELIX: Sí, sí. Bien. Bien, bien, no. Pero bien.
DOLORES: Claro. Venimos porque yo tuve un sueño. Tuve un sueño en que nuestro futuro hijo, desde el Lido
nos incita a…
FELIX: Limbo. El Lido está en Venecia.
DOLORES: ¿Está seguro?
FELIX: Sí, lo leí en la sección de Turismo del diario.
DOLORES: ¿Qué diario? Si no lees diarios.
FELIX: Por la web. Nuestro hijo está en el Limbo, en el Lido es el Festival de Cine.
DOLORES: Como sea, nuestro hijo que está en ese lugar donde están las almitas de los que no nacieron, me
habló en un sueño y me dijo: Si siguen así no voy a nacer nunca.
FELIX: Nunca, no. Porque puede elegir otros padres. Yo si fuera él, elijo a Guillermo, Príncipe de Inglaterra y a
Kate Middleton. Es linda Kate Middleton.
ANTONIA: Sí, es mona.
DOLORES: Es una trepadora cualunque. En resumen, doctora, venimos impulsados por la necesidad de
conocer el oráculo de este sueño en nuestro matrimonio.
ANTONIA: Ah, ah. Oráculo. Acá hay un cargo extra por adivinación… No sé si la obra social de ustedes lo
cubre o prefieren hacerlo particular.
FELIX: Eh, no. Particular, sí. Particular.
ANTONIA: Muy bien, adelante con el relato Mira la planilla Dolores. ¿La llaman Lola o Doly?
DOLORES; Nadie me llama nunca. Yo creo que es cosa del celular. No sé, yo estaba en Claro donde uno puede
llamar a toda la galaxia, pero no escucha lo que le dicen. Entonces me pasé a Personal, donde escucho a todos
cuando me llaman, pero pasa que no recibo las llamadas. No sé, no entran. Entonces nunca me llama nadie,
porque piensan que soy un arpía que nunca quiere atender el celular.
FELIX: Hay que tener Movistar. Yo siempre digo que mejor Movistar.
ANTONIA: A ver… (mira) Félix, ¿usted tiene Movistar y su señora Personal…?
FELIX: Llámeme Félix no más. Porque me llamo Feliciano. Por Feliciano no me llama nadie.
ANTONIA: Es decir, Felix, ¿usted tiene una compañía telefónica y su esposa otra?
LOS DOS: Sí.
ANTONIA: Pero entonces les sale muy caro hablarse por celular.
LOS DOS: No nos hablamos.
ANTONIA anota: Ajá, incomunicación celular. Esto afecta mucho más de lo que parece. Mire, Stefana
Broadbent, precisamente se ocupa de cómo la teconología de comunicación permite cultivar relaciones
profundas. Ojo, que no hablo de una yugoslava de acá a la vuelta del barrio Pichincha que dice cualquier
chamuyo, hablo de una etnógrafa muy seria, una psicóloga cognitiva. que estudia el modo en que nuestros
hábitos sociales y afectos han cambiado en la era digital. En suma, esta investigadora dice que hay mandarse
mucho mensajito, mucho whats app porque eso calienta. Calienta al que manda, calienta al que recibe, ¿ustedes
por qué no se calientan?
DOLORES: Doctora ¿usted cree que deberíamos cambiar de telefonía para mejorar las relaciones entre
nosotros?
FELIX: No, no cree eso. No entendiste, Dolores. O sí. ¿Sí los cambiamos?
ANTONIA: Vayamos al punto, mejor. ¿Con cuánta regularidad tienen sexo? ¿Una vez por semana?
LOS DOS: …
ANTONIA: ¿Una vez por quincena?
FELIX: Sí, medio que sí.
DOLORES: ¡No!
ANTONIA: ¿Una vez por mes?
LOS DOS: …
ANTONIA: Qué cosa, ¡cómo está de loca la gente! En fin, ¿recuerdan alguna fecha tentativa de cuándo fue la
última vez que intimaron? ¿Cuándo murió algún Obispo, tal vez? ¿Cuándo asumió el Papa Francisco? ¿Cuándo
el Papa Benedicto XVI…?
DOLORES: No practicamos el catolicismo.
ANTONIA: Ya veo que no practican muchas cosas.
FELIX: Hace cinco años. Fue la última vez que… O cuatro. Cuatro y medio. No, no. Cinco, cinco años.
ANTONIA: Cinco años. ¿Alguna razón que puedan dar para explicar, no sé, por qué…? ¿A lo mejor una
promesa a la Virgencita de Itatí, a la de Luján que es más milagrosa…?
DOLORES: A él no se le para.
FELIX ofendido: ¡No es verdad, no es verdad! ¡Es ella!
DOLORES: ¿Yo qué? Por favor, ¿yo qué?
FELIX: Ella vuelve mal del trabajo. No es mala pero vuelve mal del trabajo. Vuelve fría. No es fría, pero
vuelve fría, helada.
DOLORES: Trabajo mucho ¿y qué?
FELIX: Vuelve y saca los juguetes y los pincha. Siempre, primero, pinchar los juguetes.
ANTONIA: ¿Juguetes sexuales con los que…? Yo no tengo nada en contra de los juguetes sexuales, a veces
una pareja necesita estimularse y muy bien lo decía ya nuestro colega el Dr. Kinsey…
LOS DOS: ¡No!
FELIX: Entonces después, a ella no se le abre y no se le puede meter nada.
DOLORES: No es verdad que no se me abre. Me pasa que…
FELIX; No digas que no es verdad cuando es verdad. ¿O no? Sí es. Si es verdad no es que no es verdad. Es.
Un silencio en el que Dolores ni Antonia entienden a Felix.
FELIX: Saca la Caperucita Roja, saca el Pinocho, les clava agujas largas donde más les duele. En realidad, no
les duele porque son de paño. Pero ella lo hace para que les duela.
ANTONIA: ¿Podemos hablar acá de fetichismo tal vez?
DOLORES: Trabajo en una editorial para niños. A veces tengo que corregir versiones de cuentos para chicos
hasta diez veces. ¿Es mejor, es POLITICAMENTE CORRECTO, llamar al Patito Feo, Patito No-Bonito, Patito
Lindo-Incomprendido, Patito Belleza-No Comercial? Mientras me debato con esto, sola o con mis jefes, siento
una oleada de ira que me nace del sexo solar y murmuro…
FELIX: Plexo solar, el pecho.
DOLORES: ¿Qué decís si vos no lo sentís, Félix, vos no sentís nada de lo que yo siento?! Digo me viene la ira
del sexo sola y digo bajo sin poder controlarme Patito Tullido – Patito Canceroso – Patito Roñoso y
Desplumado – Patito Roñoso, Desplumado y Maloliente – Patito Hijo de una Gran Puta Cisne – Patito … Y así.
FELIX: Al Patito de felpa que teníamos lo tiró por el balcón. ¿Sí o no? Sí. Vivimos en un piso ocho. Primero le
prendió fuego y después lo lanzó por el balcón.
DOLORES: ¡Basta, Felix!
ANTONIA: Calma, por favor. Me parece peligroso ese accionar que usted tiene con el fuego, Dolores. Tal vez
el fuego debería conservarlo usted dentro hasta regresar a su casa y verse frente a frente con su marido.
DOLORES: ¿Usted dice quemarlo a él?
ANTONIA: ¡No, no, no! Yo hablo del fuego de la pasión que aun hay entre ustedes.
LOS DOS desilusionados: Ah.
ANTONIA: A ver si logramos entender algunos conceptos básicos de la sexología del Dr. Kinsey una
eminencia en la materia, revolucionó el modo de entender el amor humano.
LOS DOS en actitud suplicante: Díganos, doctora.
ANTONIA: Abordemos el problema de la disfunción desde una perspectiva saludable. Acá, lo que tienen que
hacer es comerse una buena cazuela de mariscos antes de irse a la cama. El yodo de los mariscos es muy bueno
para el amor. Le ponen también unos pescados, que los pescados tienen mucho fósforo y es afrodisíaco; mucha
pimienta negra, verde, que es vasodilatadora. Un vinito fuerte, patero. No excederse con la cena, porque
tampoco está bueno, después les viene modorra y se duermen. Tengo, de un casual, unas recetas de Blanca
Cotta, una erudita de la mesa bien servida no una pinche de cocina de un mesón vasco, a disposición de ustedes.
Si me acompañan hasta la salida, les doy de camino el recetario…
Los dos se levantan, sorprendidos y la siguen.
ANTONIA: Siempre cuidado con la sal. No hay que hacerse amigo de la sal. Y hay que empezar a amigarse
con la manteca, lo escribió en su columna Blanca Cotta el domingo pasado. Ojo, que ella habla de la manteca
en un sentido culinario y no en el erótico de la película italiana. Para eso hay productos especiales que venden
en cualquier sex shop… Por acá, por acá.
DOLORES: ¿Usted cree que así bajará del Lido nuestro hijito?
FELIX: Limbo, limbo.
DOLORES: Me tenés harta, Felix.
ANTONIA: Ustedes vuelvan en un par de días. Vemos qué baja, qué sube…
Salen los tres de escena.
Fin de Escena 7

Escena 8
Breve llamado telefónico en el livingcito del Dr. Kovensky
ANTONIA: Tati, yo, la Antonia. Decíme, Tati, vos le diste la pastilla a la Wanda Nara? La pastilla que te
encargué, esa. La azulcita. No sé, dos dale. La ataste al palo, sí. Sí, sí.Guarda ccon el Isidro que siempre la
ronda. Me la CODICEA. ¿Lo viste al Isidro?, no te parés a charlar con él que es mala gente. ¿Qué correa le
ataste? Ojo que la Wanda Nara mordisquea la correa de cuero, se suelta, se manda a mudar a hacer
bravuconerías por ahí. Le gusta el cuero, sí. Es caníbal. No sé… ¿Cara negra es la raza de la Wanda Nara? Ah,
¿no? ¿Cara negra son las ovejas? No sé, Tati. No soy racista, yo no averigüé qué es la Wanda Nara. La Wanda
Nara es la Wanda Nara y yo la quiero así. Oíme vos tenéla cortita, no la dejés que corretee ni… Mirá que le
gustan los perros, les anda atrás!
Timbre fuerte.
ANTONIA: Sí, sí. Me tocan timbre, tengo que cortar. Cuidáme la cabra. Chau, chau.
Antonia abre la puerta, es Rodolfo.
RODOLFO: Vengo a ver el Doctor.
ANTONIA: El doctor no está.
RODOLFO: Vine esta mañana y no me pudo atender. Ahora vengo a la tarde y resulta que no está. ¿Qué está
TRAMANDO el Doctor que nunca puede atenderme?
ANTONIA: ¿Quiere ver el consultorio que está vacío?
RODOLFO: Traigo pruebas del alunizaje.
ANTONIA: …
RODOLFO: Las verdaderas pruebas del Apolo 11. Lo encontré en un foro secreto de Yahoo. Es increíble las
cosas que se pueden hallar en los foros de Yahoo si uno sabe buscar. Obvio, que el hombre nunca llegó a la
luna. Son fotos trucadas de una playa de Waikiki.
ANTONIA: …
RODOLFO: ¿Qué me mira así, incrédula? No es tan fácil llegar a la Luna. Lo que es fácil es convencer a los
incautos de que el hombre llegó a la Luna. Hubo una conspiración para crear esta fantasía. No es que cualquiera
echa a correr cualquier verdura y todos se lo creen. Los gobiernos, la CIA y la INTERPOL conspiraron. ¿Sabe
dónde estaba Neil Armstrong?
ANTONIA atónita: No.
RODOLFO: ¿Sabe quién es Armstrong?
ANTONIA: Un cantante negro.
RODOLFO: ¡No, ignara! Era el astronauta que dicen viajó en la Misión Apolo 11. Un rubiecito con cara de ver
mucho porno. ¿Sabe dónde estaba él?
ANTONIA: No.
RODOLFO: En el Insituto Atómico Balseiro, llamado entonces el Insituto de Física de Bariloche. ¿Y qué hacía
Neil Armstrong allí recluido hasta que salieran a la luz las fotos trucadas de la playa lunar de Waikiki, eh?
ANTONIA: ¿Qué hacía?
RODOLFO: Comía chocolates de la Abuela Goye.
ANTONIA: ¿Todo eso en la foto de Internet?
RODOLFO: En el foro de Yahoo.
ANTONIA: ¡Me cago en Dios, es de no creer!
RODOLFO: La Luna está intacta.
ANTONIA: Igual los chocolates de Bariloche, dicen, son muy ricos…
RODOLFO: Ahí tiene por cuánto se vende la ciencia…
Timbre. Timbre.
ANTONIA: Si me permite…
SUSY al otro lado, en off: Antonia, somos nosotros. Mi hijo no encuentra la llave, para variar… Abráme,
Antonia.
ANTONIA: Sí, señora. Ahí voy.
Antonia abre.
Entra Susy, seguida por el Doctor, detrás cabizbajo. El lleva un clarinete en las manos.
Pasan de largo por el livingcito.
RODOLFO: ¡Doctor, doctor! Tengo las pruebas de que el hombre no pisó la luna. ¡Al fin las conseguí!
SUSY: ¿Qué dice este hombre?
DOCTOR: Dejálo, mamá, es un paranoide.
RODOLFO: Todo tengo: las fotos de las playas de Waikiki, la foto de Armstrong comiendo salchicha con
chucrut en la Casita Suiza de Bariloche…
SUSY: ¡Cada loco atendés vos también…!
Entran al consultorio, portazo de Susy.
Poco después pasa Antonia con ellos.
Fin de escena 8

Escena 9
Susy, Antonia y el Dr. Kovensky en el consultorio.
El Dr. Kovensky se desploma en el sillón.
SUSY le da el clarinete: Tenga esto, Antonia. Guárdelo en algún lado.
ANTONIA: ¿Qué es?
SUSY: El clarinete que le legó el Dr. Finkelstein. Porque Huguito tocaba el clarinete cuando era chico. Sí,
klezmer. Estaba en la banda de klezmer y la abandonó.
DOCTOR: Tocaba muy mal, mamá.
SUSY: Si hubieras perseverado, te hubiera salido.
DOCTOR: Mugía.
SUSY: No quisiste. Para que aprendiera le compramos el clarinete que era del Dr. Finkelstein que él había sido
músico en su juventud en Alemania. Tocaba en un Campo de Concentración, para los nazis.
DOCTOR: No lo cuentes así, mamá. No se entiende nada.
SUSY: El era pro-nazi.
DOCTOR: ¡Pero no!
SUSY: Y cuando se instaló en la ciudad, antes que tocar el Hava Nagila con los paisanos, le vendió el clarinete
a Huguito.
DOCTOR; Tocaba el Hava Nagila en todas las fiestas que iba…
SUSY: Mentira, mentira.
ANTONIA: ¿De quién es el clarinete?
SUSY toma el clarinete y lo sacude en el aire: El padre le pagó peso sobre peso, que teníamos ahorrados en el
Banquito Hipotecario para pagar el clarinete del nazi ese de mierda del Dr. Finkelstein y cuando lo terminamos
de pagar… ¡este infeliz no quiso seguir estudiando música!
ANTONIA: No sería la vocación del Doctor.
SUSY: Le dije al padre, “Dale una paliza, Samuel, arrancale los dientes de un bofetón; porque este chico no
aprende más”. Pero el padre, que era un santo, me dijo “No, Susy. El chico no quiere estudiar en un instrumento
que dañó a la colectividad judía”. Mire si era bueno mi difunto. Le devolvimos el clarinete al Dr. Finkesltein.
DOCTOR: ¿Mamá, vos no tenés más nada que hacer?
SUSY lo esgrime como para partirlo en dos: ¿Sabés lo que haría ahora con el clarinete? Sabés, ¿eh?
DOCTOR: Tengo gente esperando.
SUSY: Mire, Antonia. Usted es una mujer sabia. Yo más la miro, más sabia la veo.
ANTONIA: Gracias, señora Susy. Es la lectura de Slavoj Zizek y de Zigmunt Bauman…
SUSY: Porque usted sólo tiene alegrías de parte de la cabra. Un hijo le puede dar a una mujer muchas cosas,
pero alegrías y satisfacciones, nunca.
ANTONIA: La Wanda Nara es muy buena.
SUSY: Habla el Rabino Aruj, un discurso precioso. Nos emocionó hasta las lágrimas, todos llorábamos. Le toca
al ganso de Hugo hablar unas palabras por su maestro de toda la vida, una persona querida, que hizo mucho por
la comunidad…
DOCTOR: Hace medio minuto era nazi.
SUSY: Sube para hablar y … HIPERVENTILA. No puede hablar.
ANTONIA: ¡Oh!
SUSY: Pero una entiende que no pueda hablar. Está acá todo el día escuchando sandeces y como es lacaniano,
no habla. Se viene más lacaniano en el consultorio.
DOCTOR: Lacónico, mamá.
SUSY: ¿Qué dije yo?
DOCTOR: Laconia era un país griego, que tenía un General que hablaba poco. Le escribe el enemigo al general
laconio: “Si ganamos la batalla, los tomaremos prisioneros y se convertirán en nuestros esclavos; violaremos a
vuestras mujeres y despellejaremos a vuestros hijos” Y el laconio le contesta: “Si ganan”.
SUSY: ¡Pero a quién le importan los militares! ¡Ya no están más los militares! La manía que tenés de corregir a
tu madre.
DOCTOR; ¿Antonia, me trae el antiséptico?
ANTONIA: Sí, Doctor. ¿Algo más le traigo?
DOCTOR: Me caí en el cementerio y me raspé…
SUSY: ¡Pero es que hay que ser estúpido, digo yo! Cuánta desgracia junta. Sube Huguito a hablar y en eso
llegan al entierro la Negra, con los Negrotes y los Negritos. Llega por el senderito de los asfodelos
contonéandose que parecía bailaba merengue.
ANTONIA: ¡Era la amante del Dr. Finkelstein!
SUSY: Ni más ni menos. Venía con unos negros grandotes que serían los hermanos de ella, no sé. Y unos
negritos chiquitos, los hijitos, presumo yo.
ANTONIA: ¿Y la Viuda del Dr. Finkelstein?
SUSY; Ahí viene la cosa. Los negritos eran todos iguales, pelo mota, labio bembón. Pero había uno, chiquitito
chiquitito, con la nariz ganchuda como el Dr. Finkesltein…
ANTONIA: ¡No!
SUSY: ¡Sí!
DOCTOR: Te pido, mamá…
ANTONIA: ¡Era el hijo del Dr. Finkelstein!
SUSY: Rebecca cae entre las lápidas nomás verlos. Pensamos que era un desmayo, pero no. ¡Era un ataque al
corazón! Le meto un codazo a este estúpido que para algo le pagamos siete años la carrera de Medicina. Andá
hacerle respiración boca a boca, los masajes cardiacos…
ANTONIA: Qué impresión, señora Susy.
SUSY: Pero no va. Para avergonzarme. No quiere contagiarse las bacterias.
DOCTOR: Llamé a la ambulancia, mamá.
SUSY: Eso no es ayudar. Ayudar es hacer un desfibrilador con la linterna Nisupu.
ANTONIA: ¿Y la viuda cómo está?
SUSY: Quién sabe. (a H) Pero que pese en tu conciencia la muerte atroz de la pobrecita Rebecca Finkesltein.
ANTONIA se persigna.
SUSY se persigna con la mano izquierda: Sí, pobrecita.
ANTONIA: Con la derecha, señora Susy.
SUSY lo vuelve a hacer con la derecha: Eso. Y todo por este estúpido infeliz que de la impresión se le cae
encima y se rompe un pedazo de cráneo. El, no ella. ¡¡No te preocupés vos por si le aplastaste el corazón a la
anciana, preocupate porque no se te vuelen las dos únicas ideas que tenés por el agujero la lastimadura!!
DOCTOR: Tenía una conmoción.
SUSY: Lo que tenés es descaro.
ANTONIA amaga ir a la puerta pero no se mueve: Ya le alcanzo el Pervinox, doctor.
DOCTOR: Me turbó verla a Celina y después ella me llamó para hablar.
SUSY; Esa chica, que fue a ver al padre de sus hijos, el error de su vida, dar un noble discurso fúnebre y al final
pareció Piñón Fijo borracho de grapa…
DOCTOR: Me dijo que ella piensa en mí.
SUSY: ¿Cuándo te lo dijo? Pobrecita Rebecca, ¿fue su último suspiro?
DOCTOR: Celina, me lo dijo. Que piensa en mí todavía, que me echa de menos.
SUSY: Yo la vi cómo le daba al oporto.
DOCTOR: Que está dispuesta a perdonarme.
SUSY: Por la vergüenza que le dabas, chupaba oporto como un estibador del puerto.
DOCTOR: Que el amor es más fuerte que la muerte, me dijo. Y que nuestro amor es más fuerte que…
SUSY: Yo creo que la vi prenderse del gollete de la botella.
DOCTOR: es más fuerte que la muerte…
SUSY: Hasta hacer fondo blanco.
DOCTOR: Yo creo que la erotizó el entierro.
SUSY: Tendrían que prohibir el alcohol en las fiestas fúnebres.
DOCTOR: Son esos momentos en la vida, donde el Tánatos y el Eros confluyen, y me besó.
Silencio atroz.
SUSY: ¿Qué?
DOCTOR: Que el Eros y el Tánatos, durante el entierro del Dr. Finkelstein, ocurrió y…
SUSY: No me tomés el pelo: hablá claro.
DOCTOR: Nos besamos.
SUSY: ¿Quiénes nos besamos?
DOCTOR: Celina y yo.
SUSY: Sería el coma alcohólico. Entró en coma alcohólico y se te cayó encima.
ANTONIA: Ay, qué lindo, doctor. ¡Se reconciliaron!
DOCTOR: Sucedió, así. Un beso largo, cálido, dulce.
SUSY: ¿De qué hablás? Parecés la propaganda del Licor Baileys.
DOCTOR: Fue un beso. Un beso.
SUSY: ¿Tenés quince años que te andás besando así? ¡Para peor en un entierro!
ANTONIA: Qué alegría. ¡Lo que usted tanto deseaba, señora Susy!
SUSY: Te podés callar, Antonia, o te saco a patadas de acá hoy mismo.
DOCTOR: Después de todo es mi mujer Celina.
SUSY: ¡Era!!!!
DOCTOR: Hace un año y un día que la dejé a Celina. Hace un año que me pedís que vuelva con ella.
SUSY: ¡Como si alguna vez me hubieras hecho caso!
DOCTOR: Me duele tanto la cabeza.
SUSY: La maldición del Dr. Finkelstein desde el Más Allá es ese dolor. El hombre santo que te enseñó el amor
por la música, que te llevó de la mano en su digna profesión, ¡te enseñó valores!
DOCTOR: Esta noche iremos a cenar.
SUSY: Me parece bien. Así hay calma entre los dos y hablamos tranquilos, hijo, de tu matrimonio y de Celina.
DOCTOR: Celina y yo iremos a cenar.
ANTONIA: Una cena romántica.
SUSY: El Dr. Finkelstein todavía está caliente y vos ya estás revolcándote…
ANTONIA: Con la negra estaba caliente, ahora en la tumba…
SUSY: Antonia, está despedida.
ANTONIA: ¡Señora!
SUSY: Ya no trabaja más en esta casa. Se marcha.
ANTONIA: No, señora. Perdone.
SUSY: Junte sus cosas y váyase.
ANTONIA: Tengo una boca que mantener, no puedo irme así como así…
SUSY: Cómase la cabra. ¡Afuera!
Rodolfo al otro lado aporrea la puerta.
RODOLFO off: ¡doctor, ¿qué pasa? ¿Qué le hacen? ¡Abran! ¡Abran, harpías! ¿Necesita ayuda, doctor?
DOCTOR: Dejen entrar al paciente. Abrale, Antonia.
ANTONIA: Yo no. No trabajo más acá, dice la señora.
DOCTOR: Mamá, andáte.
SUSY: No. Hasta que me prometas que no vas a salir así porque sí con Celina.
DOCTOR: Soy grande, mamá.
SUSY: Todavía no aprendiste a controlar tus emociones. Sos lento, con los esfínteres fuiste igual. Recién a los
catorce años dejaste de mojar la cama.
DOCTOR: No te puedo prometer qué haré de mi vida amorosa a vos.
SUSY: No me iré del consultorio. Atendé a ese hombre delante de mí.
Susy va hasta la puerta, la abre.
Entra Rodolfo y Antonia sale.
SUSY: Sientése, querido. Hoy hacemos terapia de grupo.
Fin de Escena

Escena 10
Luego de la sesión de Rodolfo, el Dr. Kovensky se ha quedado solo.
Va hacia el teléfono y disca.
DOCTOR: Celina, soy yo. Quería… bueno, no sé. Es todo tan raro, es una emoción que… No, no quiero hablar
con Dany ahora. Quiero hablar con vos, escucharte. Yo, te volví a ver y sentí una oleada de ese inmenso afecto
que nos unió, tu piel, tu mirada fresca, alegre, tu…
¿Qué? Sí, viene en un rato, Celina, claro. Contraté la misma pompa fúnebre que la del Dr. Finkelstein, ¿viste
que el servicio era excelente? Porque sí, me parece importante tener los servicios fúnebres pagos desde ahora.
Vos sabés que me estoy muriendo, lento. Quién sabe si mi muerte lenta no se apura más de lo previsto y
entonces está bueno tener ya paga la Casa Mortuoria. San Pedro llama y Cía. Ya sé que todo el mundo está
muriéndose lento hasta la muerte última. Pero lo mío, estos síntomas… Sí, yo soy médico: no me engaño. ¿Qué
tiene que ver que no ejerza? Estudié Medicina y…
Hablemos de otra cosa, ¿querés?
Te llamé para hablar de otra cosa, querida.
Adolescente. ¡Casi te digo mi amor!
Encontré un restaurante boutique de comida tailandesa que creo te puede, nos puede acoger… ¿Dije acoger? (se
ríe como un adolescente) Gustar a los dos.
No te gusta más la comida tailandesa. Nunca la comiste, no la querés probar. Sí, el Rich está bien; es como
más… Si te gusta el Rich, el Rich está bien. Por mí, no … El Jubileo del Rector de Bioquímica fue la última
vez. No… no era una cena romántica. Era el Rector, el Dr. Benítez Blanco que se retiraba. No, no era
romántica. Decile a Dany que después hablo con él, que ahora pare de gritar…
Hola, Dany. Hola, hijo. Me contó mamá, sí. No podés decirle papá a Ronnie Mac Donalds, hijo. No. No. No
podés porque no es tu papá. No importa si a vos te gustaría que fuera tu papá, no es tu papá. Es un payaso de
plástico, no es papá. Vos ya sos grandecito y entendés que papá soy yo, que… No, no, no quiero hablar con
Celeste ahora. Estaba hablando con mamá. De nuestras cosas, no de mamá y… NO es tu papá Ronnie Mac
Donald’s, Daniel. No me hagas enojar que…
Hola, Celeste, linda. La lucecita de papi. ¿Cómo estás? Sí, ya me dijo mami y le dije que sí. Te compro la
Barbie Malibú con la bikini rosa. Sí, esa. No, no. No, no. Para nada. Del Ken no me dijo nada, mami. Ningún
Ken Honolulú me nombró. No te puedo comprar también el Ken, hijita. Vos querés la Barbie y yo te compro la
Barbie, hija. Ah, si es así, sí. Vos querés el Ken Honolulú. Te compro el Ken, entonces, mi bebucha. En lugar de
la Barbie. Los dos ya te dije que no. No tengo plata para los dos muñe… ¿Qué te importa cuánta plata gana
papi, hija? No, no te lo voy a decir. Los pacientes me pagan, sí. Esos no son temas que tienen que saber los
niños. ¿Cómo le vas a decir hijo de puta a papi? ¿Qué es eso en la boca de mi bebucha? Hijo de puta no se le
dice a quien… No! Firme. No, Celeste. Ni hijo de puta, ni hijo la concha de… ¿Eso aprendés en el Jardín,
bocasucia? Dame con mamá inmediatamente.
Celeste?
Celeste!
El Dr. Kovensky agita la horquilla.
La hija le cortó.
El Dr. Kovensky inútilmente disca en el teléfono fijo. Luego prueba de su celular. Nadie lo atiende. Finalmente,
parece que alguien atiende, él trata de hablar y descubre que está mudo. Enmudeció, está atragantado y no
puede hablar. Busca una jarra de agua, un vaso. Va a los tumbos hasta la jarra de agua y de pronto, con un
alarido sordo, cae desmayado de bruces en el piso.
Fin de Escena
Fin de Acto 2

ACTO 3

Escena 11
Entra al consultorio Bubescu y Antonia, que está cargada con una canasta llena de hinojo, y con un pañuelito
se tapa la boca. La puerta del consultorio está abierta y el Dr. Kovensky sigue tirado, muy pálido y contuso.
BUBY: Estaba la puerta abierta y… Menos mal que estaba usted en la esquina. No quise tocar el cadáver.
ANTONIA: Estaba esperando el colectivo. Me despidió la vieja harpía que dio vid al Dr. Kovensky, me refiero
a su señora madre, e injustamente, y soy un desocupado más en este país. Pobre Doctor. (se acerca) Me parece
que respira todavía…
BUBY: No creo. Igual, ya pronto dejará de hacerlo.
ANTONIA: ¿No tendríamos que llamar a la ambulancia?
BUBY: Para qué? Siendo tan lentos como son para conducir, para cuando lleguen, seguro el Doctor ya estará en
el Primer Círculo del Paraíso o en la Morada Celestial.
ANTONIA: ¿En dónde?
BUBY: En el Paraíso del Círculo y en La Morada…
ANTONIA llorosa: Y sí, al Dr. Kovensky le gustaba mucho ir al teatro…
BUBY: Ayúdeme a tomarle las medidas.
ANTONIA: ¿Las qué?
BUBY acomodando al Dr. en el suelo: Usted le sostiene la cabeza bien derechita y yo le tomo de los pies…
Así. (Saca un centímetro). Yo creo que la medida normal para adulto estará bien. Los tres tiradores de acero
quirúrgico que está muy de moda el acero. ¿Le parece el nombre gravado en la tapa o mejor un mensaje del tipo
… del tipo…?
ANTONIA: Una frase de Séneca, tal vez. Hace poco leí al filósofo Darío Sztajnzrajber que cuenta sobre Séneca
y su posición frente a la brevedad de la vida, por eso le digo…
BUBY: No, yo decía algo más como: “Es que yo sin ti/ tú sin mí/ Dime quién puede ser feliz/ Esto no me
gusta…”
ANTONIA repite, buscando en su mente: ¿ “Es que yo sin ti/ tú sin mí/ Dime quién puede ser feliz/ Esto no me
gusta…”? Me suena; me suena… ¿Cicerón?
BUBY ahora se la hace con el ritmo de la bachata: “Es que yo sin ti/ tú sin mí/ Dime quién puede ser feliz/
Esto no me gusta/ Esto no me gusta.
LOS DOS: ¡Enrique Iglesias!
ANTONIA descubre la canción y canta: “Y yo sin ti/ No aguanto más/ por eso vengo a decirte lo que siento/
Estoy sufriendo la soledad…”

LOS DOS: “Y aunque tu padre no aprobó esta relación/ Yo sigo insistiendo a pedir perdón/ lo único que
importa es tu corazón…”
DOCTOR: Antonia, Antonia…
ANTONIA a B: Está hablando…
BUBY: No escuche. Es su alma espectral que habla desde la Morada… ¿Roble, caoba? Usted cree que los
deudos pagarán un féretro de roble o caoba o tal vez…, me parecieron un poco tacaños… ¡Pero sí, madera
contrachapada acolchada con peluche!
DOCTOR: Antonia, ¡estoy vivo!
ANTONIA igual: Dice que está vivo.
BUBY: Su alma no quiere aceptar que se fue a la Morada. Acomodele las manitos sobre el pecho así cuando le
da el rictus ya lo tenemos en posición eterna.
DOCTOR: Vaya a mi secreter y traiga las pastillas de…
ANTONIA: Está muerto y pide pastillas. ¡Este doctor es un travieso!
BUBY acomoda al Dr. en el suelo: Así, posición Amenotep IV.
El Doctor se los sacude de encima en un esfuerzo brutal.
DOCTOR: ¿¡Qué hacen?!
BUBY: ¡Resucitó igual que un zombi!
ANTONIA: ¡Un zombi!!
BUBY: Cuide su cerebro, Antonia.
ANTONIA: Gracias, señor Bubescu. Lo hago siempre, leo mucho a Alain Tournier y Michel Foucault que me
hacen reflexionar sobre la sociedad en que…
BUBY: ¡Los zombis comen el cerebro!!!
ANTONIA se alejan a la pared contraria: Oh, Dios mío.
DOCTOR: ¿Qué hace usted en mi casa? Antonia, ¿se volvió loca? ¿No se dá cuenta que no está actuando
normal?
ANTONIA aterrorizada: Me doy cuenta, doctor.
DOCTOR: Vaya y tráigame las pastillas. ¿Por qué no se mueve y va?
ANTONIA: Su señora madre me echó de la casa y ya no trabajo más acá. Por eso no le obedezco.
DOCTOR: Apenas me puedo mover. No sé si no tuve un ACV o fue otra ECM. ¿Tengo la cara bien? ¿Me
entienden cuando les hablo? No me responden. Me parece que la lengua no se me mueve del lado derecho…
(saca la lengua, la ejercita)
BUBY bajo: Está preparándose para saltarnos encima y devorarnos el cerebro.
ANTONIA: ¿Usted cree?
BUBY: Lo vi en un montón de películas. Nosotros, los de Pompas Fúnebres vemos muchas de esas películas.
ANTONIA: ¿No tienen miedo?
BUBY: Gajes del oficio. (Suspicaz) Tiene un crucifijo por ahí? Podemos usar un crucifijo para mantenerlo
alejado y huir.
ANTONIA: No hay. El doctor es judío ateo.
BUBY: ¿Ajo? ¿Tiene una ristra de ajo?
ANTONIA: ¿Eso no es para los vampiros?
BUBY: Sirve igual.
ANTONIA: Capaz tengo porque siempre le doy un ajito a la Wanda Nara para matarle las lombrices.
DOCTOR: Habré tenido un aneurismo ligero… Antonia, a partir de este momento, está recontratada en esta
casa. Búsqueme las pastillas, como le pedí, y …
BUBY: No acepte. Es un truco para chuparle la sangre.
ANTONIA: Yo del sueldo nunca me quejé porque asi como lo ve de roñoso, el doctor suele ser buena gente y
tengo aguinaldo, vacaciones y plusvalía porque yo soy una lectora del Carlos Marx que hace toc toc en las
mentes preclaras…
BUBY: También el Dr. Finkelstein hizo toc toc cuando ya estaba dentro del féretro y Romanescu mi socio me
dijo: “El viejo carcamal sigue vivo.” Pero así y todo no abrimos nada la tapa del féretro porque sabíamos bien
que era un vampiro chupasangre que ni siquiera tenía paga la obra social. Yo soy de Transilvania y no le abro el
féretro a cualquiera. Si fuera por nosotros, los transilvanos, a Cristo cuando empezó a aparecerse a los
Apóstoles, lo corríamos con una ristra de ajos y chau cristianismo. Seguiríamos judíos. El Dr. Finkelstein y el
Dr. Kovensky son iguales.
ANTONIA: Al doctor no le gustaría saber que usted es antisemita.
BUBY: Soy anti-vampiro.
ANTONIA: Los judíos son personas como todos nosotros, pero en modo judío.
DOCTOR: Antonia,qué está rumoreando con ese cuervo? Va y hace lo que le digo o… ¿Y usted qué hace en mi
casa?
ANTONIA a B: Encontré un diente de ajo.
BUBY; Pásemelo.
Antonia se lo pasa.
Buby lo toma y sale corriendo amparándose en el diente de ajo.
ANTONIA: ¡No me deje así…! ¡Me deja trabajando para un vampiro!
DOCTOR: ¿Qué dice, Antonia? ¿Quiere que le aumente el sueldo, justo ahora, que estoy en un trance agónico
me lo pide? ¿No puede esperar?
ANTONIA: ¡Señor Bubescu, vuelva!
DOCTOR: Antonia, ¿qué tiene ahora? Le dio un ataque de amor por… Ay, otra puntada en el hígado. Me duele
la cabeza por reflejo del páncreas y el vientre por reflejo del riñón que…
ANTONIA: Ya le traigo las pastillas, doctor.
El Dr. la mira ir; Antonia pasa persignándose a cada momento y rezando en voz baja.
DOCTOR: Esta mujer es una psicótica profunda. Ay, ay. El píloro, el bazo, las meninges. Ay, la pleura. Ay.
Se sienta postrado.
Fin de Escena 11

Escena 12
Entra Rodolfo al consultorio,en puntas de pie.
DOCTOR: ¿Qué hace? ¿Se anunció con Antonia?
RODOLFO: Aproveché precisamente que la espía no estaba.
DOCTOR: ¡No me diga que la chiva está ahí afuera! ¡Le prohibí que viniera con la chiva!
RODOLFO: Estaba afeitada la última vez que la ví, no sabía que se camuflaba…
DOCTOR: Siéntese. Deje apagado el teléfono celular sobre el escritorio; no quiero después que nos
interrumpan los timbres, los ring tones, los pío pío de …
Rodolfo se quita el celular y lo deja en el escritorio.
DOCTOR; El Nextel también.
Idem.
DOCTOR: Apagado.
Rodolfo lo apaga.
DOCTOR: El blanquito.
RODOLFO: Lo tengo apagado.
DOCTOR; Póngalo encima del escritorio. Y no se olvide del de tapita.
RODOLFO: No lo traje.
DOCTOR: Rodolfo, despójese de los teléfonos.
Rodolfo, de mala gana, deja unos seis teléfonos que lleva encima en el escritorio.
DOCTOR controlando que estén todos: Puede comenzar.
RODOLFO: Hace tres meses visité a los hijos de la fulana. Lisandro y Vanesa. Porque me mandó el Juez, sino
me multan otra vez. Así que fui y
DOCTOR: Lautaro y Vanina.
RODOLFO: Qué?
DOCTOR: Sus hijos se llaman Lautaro y Vanina. No, Lisandro y Vanesa.
RODOLFO: ¿Qué hijos? Yo no tengo hijos. Son los hijos de la fulana que me los quiere encajar, ya le expliqué
ciento de miles de vees. Cuestión que salimos, vamos al parque, al gusano. A los dos idiotas les gusta el gusano.
La infancia está cada vez peor y es obvio, completamente obvio, que esos chicos no tienen mis genes, porque
mi mamá una sola vez me llevó al gusano y yo no hice ni una sonrisa sino que la mordí toda la vuelta del juego.
Cuatro puntos en el antebrazo, sutura lenta. Pero a estos dos tarados, aproveché que abrían la boca como
escuerzos para reír y les quité con un bajalengua un poco de saliva que guardé herméticamente en tubo de
ensayo que llevaba ex profeso envuelto en papel aluminio, en la chaqueta. Yo vi mucho, mucho Misión
Imposible. Llevé a analizar y que me dio: 99% de compatibilidad: resultado no son mis hijos. ¡Mierda para el
Juez!
DOCTOR: Usted no me dijo nada que había actuado de esa manera con…
RODOLFO: No quise sobresaltarlo y que me diera la lata con la ética en biotecnología.
DOCTOR: ¿Qué biotecnología? Usted…
RODOLFO: No son mis hijos. Ahora hay una demostración científica. El ADN no es cien por ciento eficiente.
El Proyecto Genoma es un invento de las grandes corporaciones: los que pagaron la investigación sobre
genética no fueron las instituciones filantrópicas científicas o de derechos humanos. No, no, no. Fueron los
criadores de pollos. Los polleros; también los chancheros, se entiende. Porque ellos salen gananciosos en lo
suyo si se empiezan a clonar pollos y chanchos. Menos gasto, menos trabajo, no hay que preocuparse de si el
gallo no quiere pisar a la gallina porque no le gusta o a la chancha no quiere con el verraco…
DOCTOR: Me parece que el test de ADN, si sus hijos tienen el 99% de compatibilidad…
RODOLFO iracundo: ¡El test de ADN un cuerno! Estos son hijos de mi hermano. Yo siempre supe que la
fulana estaba interesada en Andrés y él, como me odia porque mi mamá nunca lo prefirió, mi mamá a mí me
preparaba budín de pan y a él, como jodía mucho, fideos nada más, al final, se vengó y me hizo cornudo.
DOCTOR: Pero si usted me dijo que su hermano es gay.
RODOLFO: Sí, puede ser. Pero él no es constante en nada y se vé que tampoco ha sido un gay constante y
cuando la fulana se le cruzó… Así que soy tío. (Kovensky carraspea) No me interrumpa, quiero terminar el
relato de esta roñosa. La encontré en Tinder postulada para levantar tipos; con otro nombre, otro perfil de
Facebook, todo falso. Yo también me abrí todo falso, doble, para poder ver lo que hace. Porque seguro me hace
otro hijo en Tinder y después me viene con que es mío. ¿Y cómo se puso la mala yegua en Tinder? Celina V.
DOCTOR se incorpora en el asiento: Yo hoy hubiera necesitado el tubo de oxígeno.
RODOLFO: Celina V., ¿qué le dice?
DOCTOR: Valdéz, Vázquez, Ventura…
RODOLFO: La V es de Victoria.
DOCTOR: Quiere decir que es afiliada al Partido Justicialista.
RODOLFO: No: digo que ella está segura de salir VICTORIOSA de este asunto legal. Es su objetivo y hará
todo para lograrlo. Por eso V de Victoria, el apellido es Morinigo.
Doctor se atraganta.
DOCTOR: ¡Celina Morinigo es mi mujer!
RODOLFO trastornado por una verdad que él cree haber descubierto: ¡Vio cómo yo estaba en lo cierto!
DOCTOR: Nada de eso. Debe haber una confusión en el sistema o se trata de una homónima. Mi mujer no
puede ser su mujer.
RODOLFO: ¡Vade retro! ¡Nunca fue mi mujer!
DOCTOR: Quiero decir que esa persona que en Tinder se llama Celina Moriningo…
RODOLFO: Divorciada, pone. Quiere conocer hombres.
DOCTOR: ¡Mi mujer no quiere conocer hombre! ¡Me ama! ¡Me ama!
RODOLFO; Bueno, no parece. Pone: 37 años, dos hijos. Los hijos de mi hermano, eso está claro.
DOCTOR: ¡Esos chicos son míos!
RODOLFO: Entonces usted me está estafando. Me hace venir acá, me dice que sus hijos son mis hijos, que
tengo que cumplir con mi deber de padre y pasarles la mensualidad. O sea, que yo mantenga a su familia. Usted
está complotado con la fulana.
DOCTOR: ¡Ninguna fulana! Mi mujer es mi mujer y mis hijos son mis hijos. ¡Lávese la boca con jabón antes
de hablar mal de mi familia! Usted está siguiendo a mi mujer en Tinder. Es un descarado que…
RODOLFO: Tinder es público y ella es una mujer pública.
DOCTOR: No le permito que hable así de la madre de mis hijos…
RODOLFO: ¡Acabáramos! Ya está el caso resuelvo. Yo no vengo más.
DOCTOR; Usted no se mueve de acá porque el que da por terminado el tratamiento es el profesional y el
profesional…
RODOLFO: Tengo en media hora una cita con Celina V Morinigo. ¡Ahora la voy a desenmascarar bien!
DOCTOR reteniéndolo de la chaqueta: Usted no tiene ninguna cita con… Y menos con mi mujer . ¡Necesito un
pulmotor!
RODOLFO: Me citó en un restaurante griego, por un café, así después nos leen la borra…
DOCTOR: ¡La borra la leen los armenios!
Rodolfo junta sus celulares y empieza a marcharse.
RODOLFO: Porque ella, quiere conocer nuestro futuro. Nuestro futuro juntos, dijo…
Sale, el Doctor lo sigue.
DOCTOR: ¡El pulmotor! ¡Un pulmotor!
Fin de Escena 12

Escena 13
En la sala de espera, Antonia está viendo cómo tratar con Felix y Dolores que han vuelto, muy hinchados, con
bubas y picosos. El Doctor, semi asfixiado, pasa persiguiendo a Rodolfo que sale de la casa, exaltado, entre
insultos y aleluyas. Antonia detiene al doctor.
ANTONIA: Doctor, un momentito…
Se vuelve hacia la pareja.
ANTONIA: Necesitaría un momentito, si usted puede…
DOCTOR mirando a la pareja atentamente: ¿Ustedes son los Frankfurten?
ANTONIA: Sí, doctor el matrimonio Frankefurten…
DOCTOR: ¿Los de la disfunción sexual?
ANTONIA: Disfuncioncita… (A F) Al final era una cosita de nada. ¿No es cierto? Ya paró el problemita,
pero…
DOCTOR: Hágalos pasar a mi consultorio, Antonia.
ANTONIA acercándose al Dr, bajo: No creo que sea el mejor momento, doctor. Tal vez la hermosa parejita
podría regresar en unas 48 horas, cuando el efecto de la intoxicación baje… En este momento ellos nada más
quieren una receta de corticoides para terminar con el asunto de los frutos de mar… El ansia de amor, como le
llama Marguerite Duras, en su libro… bueno, se tragaron los bichos, una cosa mortal.
DOCTOR: ¿Está diciéndome que se envenenaron? ¿Un pacto suicida?
ANTONIA: Qué palabra tan inapropiada, veneno, para hablar del amor…
DOCTOR bajo: ¿Hubo un intento de homicidio?
ANTONIA: Estoy hablando de mejillones en lata. Iban a comprar una lata de mejillones en escabeche y de
berberechos en lata, en el super chino de acá a la vuelta. Dos latas, una de berberechos y otra de mejillones y la
parejita se atacó al consumirlas, mirélo cómo está el muchacho, desorbitado. Estaban en mal estado. (A F) Ya lo
atiende el doctor, querido. Un poquito de paciencia que lo pongo en autos.
FELIX con la lengua gangosa por la hinchazón: También le compré surtido de mariscos.
ANTONIA: Claro, querido.
DOCTOR: ¿Qué dice?
ANTONIA: Nada, no importa. Pide ayuda.
FELIX: También le compré lata de surtido de mariscos para seguridad de erección.
ANTONIA: Eso.
DOCTOR: No le entendí nada… ¡La mujer está desmayada!
ANTONIA: Ay (le acerca un pañuelito con loción que tiene guardado en la manga del saquito): Perfumito que
uso para sacarme el olor a cabra, ¡esto levanta un muerto!
DOCTOR: ¡Llame al 911, Antonia! ¡Esta es una casa de locos!
ANTONIA: Doctor, va a ser mejor que los atienda usted. Tiene mejor ojo para estos asuntos de
intoxicaciones…
DOCTOR: ¿Por qué? Si se intoxicaron con mercadería del chino, que se hagan cargo ellos del problema que
tendrán con bromatología… Yo no tengo por qué…
ANTONIA: Ellos no, doctor. Nosotros-
DOCTOR: Bueno, la empresa de enlatados.
ANTONIA sonriente sin perder la calma: La empresa de enlatados no, doctor. Nosotros. Porque eran las latas
de la señora Celina, que usaba para cuando le hacía las cenas románticas a usted.
DOCTOR: ¿Le dio las latas que…?
ANTONIA: Estaban ahí, antes que se echaran a perder del todo…
DOCTOR: Hace un año que Celina y yo nos separamos…
ANTONIA: Pero recuerdo que ella comentaba que usted tenía esos problemitas del, aquí, señor Frankfurten -
¡estrés, por supuesto, estrés, lo suyo!
DOCTOR: ¡Yo nunca tuve problemitas!
ANTONIA: Claro que no, doctor. Claro que no. Pero le había dado esa época, chiquita, tanto atender a estos
maniáticos perdidos, desviados, trastornados del culo, ¿quién va a tener ganas de hacer el amor? Pero cuando la
señora Celina le cocinaba la mariscada, qué carita de feliz cumpleaños al otro día los dos. Qué ternuritas.
Después ya no; porque el marisco dá resultado un tiempo nada más, un mes, dos meses; después ella se abrió el
perfil en Tinder…
Quejidos de la parejita.
DOCTOR: Tráigame el maletín que está arriba, Antonia. Esta gente está mal.
ANTONIA: La señora Celina, me aconsejó, Antonia, vos querés encontrarle semental a la Wanda Nara abríle
perfil en Tinder, pero yo no pude. A mí la modernidad líquida como la llama Zigmunt Bauman no me gusta y yo
querría que la Wanda Nara tuviera un gran amor, un amor de verdad…
DOCTOR: ¡¡Antonia!!!
ANTONIA: Ya subo, doctor.
Antonia corre escaleras arriba.
Fin de Escena 13

Escena 14
De adentro de un placard mínimo sale Amelia vestida con el vestido rojo de la bailarina del clin de Bailando
de Enrique Iglesias (o con un vestido peculiar de la canción que haga de leit motiv de la obra). Lleva con ella
la jaula dentro de la que hay un loro barranquero de nombre Enrique.
Cuando el Dr. Kovensky entra de nuevo con el maletín, no la ve de inmediato. Busca en el cajón un frasco de
pastillas del que toma del gollete. Le queda un regusto de la medicación. Mira la etiqueta.
DOCTOR: La puta que lo parió, me confundí otra vez…
Saca otro frasco de pastillas y toma del gollete.
AME moviéndose al ritmo de la canción en su mente: Doctor, estoy acá.
DOCTOR: Qué cagada, la mezcla me provoca alucinaciones.
AME: No, doctor. No soy una alucinación: soy el amor de su vida.
DOCTOR inspeccionándola: ¿Por qué se disfrazó de Lola Flores?
AME: Estoy haciendo la coreografía que aprendí en zumba.
DOCTOR ve al loro y chilla: ¡¿Qué es?!
AME: Enrique, está un poquito deshidratado. Pero está bien, vive.
DOCTOR: Hugo, es mi nombre. Hay un Enrique en la planta baja. Usted está buscando a Enrique. Es obvio, es
un gordo de doscientos kilos, está que revienta al borde de la muerte. Si quiere la acompaña Antonia, mi
asistente, a la planta baja A y le toca…
AME: A usted lo busco.
DOCTOR: ¿Viene a buscarme?
AME: Sí.
DOCTOR maníaco de puro terror: ¿Viene a llevarme para siempre?
AME cariñosa: Sí, sí.
DOCTOR: ¡Pero qué pecado!
AME: Cuando llega el momento, llega.
DOCTOR: Me la imaginaba diferente; no sé, con la hoz en la mano… La venia viendo en las ECM y Antonia
me decía: Es la del quinto con el plumero que está muy flaca…
AME: Me dije: Esta vez no voy a fallar. Pase lo que pase, él vivirá.
DOCTOR: Le agradezco. Me hace recobrar el resuello
AME: Enrique vivirá.
DOCTOR: Llévese al obeso mórbido de la Planta Baja. Usted es una arbitraria: no tiene derecho él a vivir y yo
a morir, que me cuido tanto… Me hago chequeos cada dos meses, tomo un arsenal de pastillas… Justo ahora
estoy drogadísimo de puro saludable que soy.
AME: Doctor, no puede más seguir así. No se puede (Canta)escapar siempre del dolor.
DOCTOR: Qué feo quedará en el Certificado de Defunción que morí por sobredosis.
AME cantando y bailando zumba: Demasiado pedir / que sigamos en esta hipocresía./Cuánto tiempo más podré
vivir / en esta misma mentira.
DOCTOR: Se puede, se puede. No sabe lo voluntarioso que soy yo.
AME cantando y bailando; el loro empieza a garritar locamente: Nooo, no vayas presumiéndolo./ Que me has
robado el corazón/
DOCTOR: Tengo ganas de llorar. Hace treinta años desde que el difunto Dr. Finkelstein me dio el Diploma de
Médico que no lloraba…
AME: Justo ahora que seremos felices.
DOCTOR: Si habla en plural, háblelo por usted y el loro.
AME: Usted no se permite ser feliz, doctor.
DOCTOR: Quiero ver a Celina, quiero ver a Celina
AME: Venga conmigo, doctor.
DOCTOR: Más tarde, que estoy con esta acidez estomacal …
AME: Sí. Estuve todo el dia metida en ese placard y ya no aguanto más. Quiero que nos vayamos ya.
DOCTOR: Le pido si podemos postergarlo un poquito.
AME: No me desilusione.
DOCTOR: Le suplico, Parca, que me deje despedirme de mi mujer.
AME: No, no, no.
DOCTOR: Es la madre de mis hijos.
AME: Ella lo sabrá entender.
DOCTOR: Ella no me entendió nunca. ¿Cómo se le ocurre que justo ahora…?
AME cantando y bailando y el loro a todo lo que da: Ya no puedo seguir/ resistiendo esa extraña sensación /
que me hiela la piel como invierno fuera de estación /
DOCTOR: Tiene que venir, íbamos a cenar y… Unos minutos le pido, Celina siempre es puntual…
Entra Rodolfo con un celular en la mano; detrás la parejita
RODOLFO: ¡Ella está por llegar! ¡El GPS de Celina V me indica que está por llegar acá!
LA PAREJA, gangosa: No lo jijimos dejar pasar, pero jistió…
RODOLFO: ¡Viene para acá! ¡La agarré a la mala yegua! ¡Me plantó en el restaurante y viene derechito a verlo
a usted!
DOCTOR: ¿Dónde está Celina?
AME: Acá no entrará ninguna Celina. (a R) El doctor y yo estábamos intimando y usted interrumpe…
LA PAREJA: ¡Intimar! ¡Qué nostalgia!
RODOLFO: ¡Que la pensión para los bastardos la pase su doctor entonces!
Aparece la Madre en el umbral de la puerta con una enorme hacha en alto.
A medida que habla va rompiendo cosas.
DOCTOR: ¡Mamá!
SUSY: ¡Lo sé todo, Hugo Kovensky!
DOCTOR: Mamá, no es lo que estás pensando…
SUSY: Es peor que lo que pienso, Hugo Kovensky. ¡Menos mal que siempre le pido los teléfonos a los
pacientes para estar al tanto de todo! Si no fuera por este infeliz que…
RODOLFO: Rodolfo Bertoldi, para servirla.
SUSY: Que me avisó que Celina venía para acá, te encontraba con las manos en la masa.
AME: No, señora Susy. Usted sabe que yo nunca dejaría que el doctor…
SUSY: Pero mientras ellos me eran fieles, ¡vos! ¡Mi propio hijo, Hugo Kovensky! Me traicionaste.
DOCTOR cuando ve que rompe un cuadro: El cuadrito de Freud.
SUSYle salta arriba del cuadro: ¡Mirá lo que le hago a Freud!
DOCTOR: Mamá, basta. Haya paz. Creo que todos deberíamos sentarnos y meditar…
SUSY: ¡Vos vas a tener que rezar! ¡Vas a tener que pedir ayuda a Jehová, a Buda, al Gauchito Gil! Vos que
nunca pisaste una Sinagoga sin protestar, sin murmurar Dios-no-existe-Dios-no-existe en cada Ion Kippur, nada
más que para hacerme quedar mal, ahora ¡ahora! vas a pedir hasta a la Difunta Correa por tu alma.
DOCTOR: Mamá, yo quiero hablar con Celina nada más.
SUSY con una risa loca: ¡Hablar! ¡Hablar! Dice hablar…
RODOLFO: ¡Hablar!
AME: ¡Hablar con la cretina!
LA PAREJA: ¡Jalar!
RODOLFO: Esto es culpa suya, Amelia. Si usted lo hubiera seducido…
AME: ¡Suya! Porque si usted hubiera conquistado a la tal Celina, en vez de hacerle el asesino serial en el
teléfono…
En la corrida y los empujones, el Loro chilla,
AME: ¡Tenga cuidado con Enrique!
Entra Buby, sigiloso y rápido como un gato:
BUBY: Alguien me avisó que necesitaba mis servicios…
RODOLFO: Le dije que la amaba locamente.
AME: ¡por eso mismo!
DOCTOR: Usted se atrevió a seducir a mi…
SUSY: ¡Ojo como le decís a esa tilinga!
DOCTOR: ¡No pensarás matarme, mamá! Mamá, vos no podés convertirte en una filicida justo cuando el Club
Golda Meier hace el campeonato de loba!
SUSY: Calláte.
DOCTOR: ¡Vos sabés que este año te ganás el premio!
SUSY: Basta, Hugo Kovensky.
DOCTOR: ¡Vas a estar presa y Rosita Auerbach se va aganar el Minipimer Liliana en tu lugar!
SUSY: ¡Debería matarte, Hugo Kovensky! ¡Llorosa Pero antes seguro reviento yo del dolor que me das! ¿Qué
tiene esa mujer? ¿Qué le ves a esa Celina, no puedo entenderlo? Ya tuviste con ella dos hijos, que seguro no son
tuyos…
RODOLFO: A todos nos pasa lo mismo.
LA PAREJA: Nojotros tenemos ufo en el cielo que nos fabla
DOCTOR: Por favor, mamá. Tranquilizate y dejá el hacha sobre el escritorio.
SUSY: A mí no me des órdenes, lobezno, traidor.
DOCTOR: Es una idea, una…
SUSY: Mirá lo que hago con el escritorio.
Lo parte a hachazos.
BUBY: Puede asesinar a alguien, señora. A ver… (cuenta con los dedos). Podemos salir del paso con los dos
féretros de roble, uno de pino, y el de… bueno, el de caoba ya es otro costo… Hasta cuatro asesinados, San
Pedro Llama puede…
DOCTOR: ¡¿A vos no te importa que yo sea feliz?!
LA PAREJA: Qué fursi. El famor es un clisé.
SUSY furiosa: ¡Mirá que sos idiota! Tenés catorce años que hablás así!
DOCTOR: No quiero morir solo.
SUSY: Vas a morir con todos estos al lado.
DOCTOR: El Dr. Finkelstein me dio su ejemplo. Hasta el final de su vida él tuvo el amor de su amante, que
como vos decis, sería prostituta, negra y menor de edad, pero lo…
Susy destroza todo lo que tiene a mano.
RODOLFO: ¡Jah!
DOCTOR: Dejá el hacha, mámele.
SUSY: ¡No!
DOCTOR con voz de nene: Mamita, dejála. Te prometo que no la veré a Celina.
SUSY: No te hagas el buenito que después le andás atrás como perrito faldero…
DOCTOR: No, mámele, te prometo que no la veo más.
SUSY empieza a bajar el hacha: Pero nada de nada. Le depositás la pensión en el banco.
DOCTOR: Sí, mame.
SUSY: Te pongo una restricción de acercamiento.
DOCTOR: Está bien.
SUSY: Como cuando te juntabas con los piojosos que te querían hacer jugar en Renato Cesarini.
DOCTOR; Tato y Beto.
SUSY: ¡Vos jugabas en Ñuls o no jugás con nadie!
DOCTOR; Sí, mame.
SUSY: No podés acercarte a cinco cuadras ni de la casa de la chirusa, ni de su trabajo.
DOCTOR: Te lo juro, mame.
SUSY: Venís conmigo de viaje.
DOCTOR:
SUSY tronando: ¡Mañana!
DOCTOR: No me veo bien, mame. Estoy amarillo.
SUSY: Ya te verás mejor.
DOCTOR: No me siento bien.
SUSY: Ya te sentirías mejor, neshomeleh. No me hagás renegar más.
DOCTOR: Poné el hacha en el piso y no refunfuño.
SUSY deja el hacha desconfiada: Hagamos las paces: dale el beso a la mame adonde a la mame le gusta.
DOCTOR: Estoy mal, mamá.
SUSY: Podrías estar peor.
BUBY: Seguro, Dr. Kovensky.
DOCTOR con pudor, le da un piquito a Susy
SUSY: Neshomeleh, neshomeleh de la mame.
BUBY: Pero si ustedes no se asesinan, si nadie muere, ¿para qué me llamaron a mí? Alguien llamó de este
número a San Pedro llama diciendo que había habido una desgracia.
SUSY: Decíle a Antonia que traiga un cafecito, un jerez, así nos animamos un poco.
DOCTOR; Sí.
SUSY: Que traiga una escoba también. Esto quedó a la miseria.
AME: Lo deja salir. ¿No tiene miedo que se le escape?
SUSY: Nadie escapa del amor de madre.
Susy saca un mapa de carreteras de Buenos Aires.
El Doctor entra y sale.
SUSY a Rodolfo: Usted me dice que tome la autopista hasta…
DOCTOR: ¿El doctor conduce bien el coche?
SUSY: Sí, como lo hace todo. Mal.
Vuelve el doctor, asombrado
DOCTOR: ¿Dónde está Antonia? ¿Alguien vio a Antonia?
FELIX: ¿Quién ejj Ajtonia?
DOLORES: Ajtonia es la feñora que estba jorando a los fritos en el féfono.
DOCTOR cada vez más asustado: Antonia, es mi asistente…
LA PAREJA: Ejaba a los fritos, golpájdose el pecho…
RODOLFO: ¡Otra a la que le usted le habrá hecho hijitos y la abandonó, doctor! ¡Usted es el cuclillo poniendo
los huevos en nido ajeno!
DOCTOR: ¡Antonia!
Luego de unos momentos y en un silencio atroz, entra Antonia regada en llanto, destrozada.
ANTONIA rompe a llorar con un grito infernal1:
Mboré! Mboré!
Añamembuí, rubio quesú!
Añarakó de la diabla!
Supayniykita aparachisayki!
Supayta apay!
Sikiyta much'ay!
Silencio total de todos que la miran entre asombrados y aterrorizados.
ANTONIA: ¡¡¡El Isidro me comió la cabra!!!!
Fin de la Escena 14
Fin del Acto 3
Final de Matar al diván

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Los primeros tres insultos son en guaraní: Fuera de mí, fuera de mí /Hijo de malo, rubio desastre./ La concha de la
diabla.. Los otros tres en quechua. Andate al diablo/ Ahora vas a ver cómo te destrozo./ Besáme el culo

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