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Tesis de Insuficiencia Renal Cronica

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UNIVERSIDAD ARTURO MICHELENA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA DE PATOLOGÍA MÉDICA

CARRERA DE HISTOTECNOLOGIA

PREVALENCIA DE PACIENTES QUE SUFREN INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA


PROVOCADA POR DIABETES MELLITUS TIPO ll EN EL INSTITUTO DOCENTE DE
UROLOGÍA C.A AÑO 2018

AUTORES:

COIRO FLORIANNA

LOZANO YARDIN

VASQUEZ JHORGELIS
INTRODUCCIÓN

De acuerdo a lo que establece la ciencia epidemiológica, el término prevalencia hace referencia al


número total de casos de enfermos para un tipo específico de enfermedad, en un momento y lugar
particular y especial. En este sentido, la noción de prevalencia se vincula con la definición oficial
que establece que toda prevalencia es el hecho de sobresalir o destacarse de algún objeto, alguna
persona o alguna situación. De este modo, la prevalencia es entendida como la acción de
sobresalir o resaltar de un tipo específico de enfermedad en un tiempo y espacio determinados. La
prevalencia, como dato estadístico, es de vital importancia para la epidemiología así como también
para muchas otras ramas de la medicina. Esta información es utilizada para calcular el porcentaje
de población afectada por determinada enfermedad o complicación de la salud en un espacio y
momento específico. Al mismo tiempo, los datos obtenidos a partir de la prevalencia pueden servir
para establecer estadísticas de riesgo y permite entonces el desarrollo de políticas de prevención y
asistencia a los diferentes grupos expuestos a tal enfermedad. Debido a que el cuerpo toma las
sustancias nutritivas de los alimentos y las convierte en energía. Una vez que el cuerpo ha
incorporado los componentes de los alimentos que necesita, deja productos de desecho en el
intestino y en la sangre. Los riñones y el aparato urinario ayudan al cuerpo a eliminar los desechos
líquidos, conocidos como "urea", y a mantener en equilibrio las sustancias químicas como el
potasio, el sodio y el agua. La urea se transporta en la circulación sanguínea hacia los riñones,
donde se elimina junto con el agua y otros desechos en forma de orina.Los riñones también
regulan el equilibrio de los ácidos y conservan los fluidos. El sistema urinario es el conjunto de
órganos que participan en la formación y evacuación de la orina. Está constituido por dos riñones,
órganos densos productores de la orina, de los que surgen sendas pelvis renales como un ancho
conducto excretor que al estrecharse se denomina uréter, a través de ambos uréteres la orina
alcanza la vejiga urinaria donde se acumula, finalmente a través de un único conducto, la uretra,
la orina se dirige hacia el meato urinario y el exterior del cuerpo. Los riñones filtran la sangre y
producen la orina, que varia en cantidad y composición, para mantener el medio interno constante
en composición y volumen, es decir para mantener la homeostasis sanguínea. Concretamente,
los riñones regulan el volumen de agua, la concentración iónica y la acidez (equilibrio ácido base
y pH) de la sangre y fluidos corporales, además regulan la presión arterial, eliminan residuos
hidrosolubles del cuerpo, producen hormonas y participan en el mantenimiento de la glucemia, en
los estados de ayuno. Los riñones son par de órganos de color oscuro, entre marrón y morado,
que se ubican debajo de las costillas y hacia el centro de la espalda, es decir, tienen forma de
habichuela, en el adulto pesan entre 130 g y 150 g cada uno y miden unos 11cm. (de largo) x
7cm. (de ancho) x 3cm. (de espesor). En cada riñón se distingue un polo superior y uno inferior;
dos caras, la anterior y la posterior; dos bordes, el externo o lateral convexo y el medial o interno
cóncavo que presenta en su porción central el hilio renal, éste es una ranura por donde entran y
salen nervios, vasos linfáticos, vasos arteriovenosos y la pelvis renal, estos últimos constituyen el
pedículo renal que se dispone de la siguiente forma, de delante a atrás: vena renal, arteria renal y
pelvis renal. Envolviendo íntimamente al parénquima renal se encuentra primero la cápsula
fibrosa, por fuera de ésta se encuentra la cápsula adiposa y aún más externamente se sitúa la
aponeurosis renal. Su función es eliminar los desechos líquidos de la sangre en forma de orina;
mantener un equilibrio estable de sales y otras sustancias en la sangre; y producir eritropoyetina,
una hormona útil en la formación de los glóbulos rojos. Los riñones eliminan la urea de la sangre a
través de unas unidades de filtración diminutas llamadas "nefronas". Cada nefrona consiste en
una bola formada por pequeños capilares sanguíneos llamados "glomérulos" y por un pequeño
tubo llamado "túbulo renal". La urea, junto con el agua y otras sustancias de desecho, forma la
orina al pasar a través de las nefronas y bajar a los túbulos renales. Dos uréteres. Dos tubos
estrechos que llevan la orina de los riñones a la vejiga. Los músculos de las paredes de los
uréteres se contraen y relajan continuamente para forzar la orina hacia abajo, lejos de los riñones.
Aproximadamente cada 10 o 15 segundos, los uréteres vacían cantidades pequeñas de orina en
la vejiga y la vejiga es un órgano hueco de forma triangular ubicado en el abdomen inferior. Está
sostenida por ligamentos unidos a otros órganos y a los huesos de la pelvis. Las paredes de la
vejiga se relajan y dilatan para acumular la orina, y se contraen y aplanan para vaciarla a través
de la uretra. La vejiga típica de un adulto sano puede almacenar hasta dos tazas de orina durante
entre dos y cinco horas. Dos músculos del esfínter. Los músculos circulares que ayudan a que la
orina no gotee cerrándose herméticamente como una cinta de goma alrededor del orificio de la
vejiga. Los nervios de la vejiga le avisan a la persona cuando es hora de orinar o de vaciar la
vejiga. La Uretra es un tubo que permite que la orina se expulse del cuerpo. El cerebro envía
señales a los músculos de la vejiga para que se contraigan y expulsen la orina. Al mismo tiempo,
el cerebro envía señales a los músculos del esfínter para que se relajen y permitan la salida de
orina de la vejiga a través de la uretra. Cuando todas las señales se suceden en el orden correcto,
la persona orina normalmente.Los riñones sanos limpian la sangre eliminando el exceso de
líquido, minerales y desechos. También producen hormonas que mantienen sus huesos fuertes y
su sangre sana. Pero si los riñones están lesionados, no funcionan correctamente. Pueden
acumularse desechos peligrosos en el organismo. Puede elevarse la presión arterial. El cuerpo
puede retener el exceso de líquidos y no producir suficientes glóbulos rojos. A esto se le llama
insuficiencia renal, que es el daño transitorio o permanente de los riñones, que tiene como
resultado la pérdida de la función normal del riñón. Hay dos tipos diferentes de insuficiencia renal:
aguda y crónica. La insuficiencia renal aguda comienza en forma repentina y es potencialmente
reversible. La insuficiencia renal crónica progresa lentamente durante un período de al menos
tres meses, y puede llevar a una insuficiencia renal permanente. Las causas, síntomas,
tratamientos y consecuencias de la insuficiencia renal aguda y crónica son diferentes
.La Insuficiencia Renal Crónica (IRC) es una enfermedad que se caracteriza por el deterioro
progresivo de la función renal que tiene como consecuencia que el riñón pierda la capacidad de
producir orina, y a su vez de eliminar las toxinas de la sangre, entre otras funciones que son
necesarias para la vida. En condiciones normales ambos riñones cumplen el papel de filtros del
organismo, los cuales nos ayudarán a desechar sustancias tóxicas no necesarias para nuestro
cuerpo (urea, creatinina, ácido úrico, ciertos tipos de medicamentos) y lo hace a través de la
orina. Por otro lado, el riñón desempeña un papel importante en la producción de hormonas
(sustancias químicas que realizan funciones específicas en el cuerpo) tales como: eritropoyetina,
que ayuda a la producción de glóbulos rojos y vitamina D3, promueve la correcta absorción de
calcio en los huesos. Finalmente, el riñón es el principal órgano encargado de mantener un
control adecuado de los líquidos dentro del cuerpo. La insuficiencia renal crónica es una de tantas
complicaciones a largo plazo que puede presentarse en pacientes con diabetes mellitus 1 y 2 mal
controlados, que no llevan una dieta, ejercicio ni cuidados propios que requiere la enfermeda.
Cuando el cuerpo digiere la proteína que comemos, el proceso crea productos de desecho. En los
riñones, hay millones de pequeños vasos sanguíneos (capilares) con agujeros incluso más
diminutos que actúan como filtros. A medida que la sangre fluye por los vasos sanguíneos,
pequeñas moléculas (como los productos de desecho) pasan por los agujeros. Estos residuos
pasan a ser parte de la orina. Las sustancias útiles como proteínas y glóbulos rojos son
demasiado grandes para pasar por los agujeros en el filtro y permanecen en la sangre.La
diabetes puede dañar este sistema. Un alto nivel de glucosa en la sangre hace que los riñones
filtren demasiada sangre. Todo este trabajo adicional afecta los filtros. Después de muchos años,
empiezan a tener fugas y se pierde proteína útil en la orina. La presencia de una pequeña
cantidad de proteína en la orina se denomina microalbuminuria.La diabetes es una enfermedad
grave, que se presenta cuando el cuerpo no produce cantidades suficientes de insulina o no
puede usar la insulina que produce. La insulina es una hormona que controla la cantidad de
azúcar (denominada glucosa) en la sangre. Un nivel alto de azúcar en la sangre puede ocasionar
problemas en muchas partes del cuerpo.Existen diferentes tipos de diabetes: Diabetes tipo 1, si
se padece este tipo de diabetes, el cuerpo no produce insulina. Generalmente comienza durante
la niñez o juventud tardía, aunque puede presentarse a cualquier edad. El tratamiento consiste en
la aplicación diaria de inyecciones de insulina o en el uso de una bomba de insulina, más el
seguimiento de un plan de alimentación especial. Entre un 5 y un 10 por ciento de los casos de
diabetes son de tipo 1. La diabetes tipo 2, si padece este tipo de diabetes, el cuerpo produce
insulina pero no puede utilizarla de manera adecuada. El tipo 2 puede prevenirse en forma parcial
y por lo general se debe a una mala alimentación y a la falta de ejercicio físico, aunque,
frecuentemente, la herencia es determinante. Generalmente comienza después de los 40 años de
edad, pero puede presentarse antes. El tratamiento incluye actividad física, régimen de reducción
de peso y una planificación especial de las comidas. Las personas con diabetes tipo 2 pueden
necesitar insulina, pero si la dieta y el ejercicio no son suficientes para controlar la enfermedad, en
la mayoría de los casos se les receta medicamentos en forma de pastillas (denominados
medicamentos hipoglucémicos). La diabetes tipo 2 es la más habitual.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La elevada prevalencia de Diabetes Mellitus tipo ll hace cada vez más probable que el
médico deba tratar pacientes diabéticos; en ellos se reconoce la frecuente aparición de
complicaciones, destacando entre ellas la nefropatía. Se define Enfermedad Renal Crónica
(ERC) como la disminución de la función renal o la presencia de daño renal persistente
durante al menos 3 meses, pudiendo originarse como consecuencia de la enfermedad
diabética o ser la ERC una de las causas del síndrome diabético. Los pacientes con función
renal alterada, tratados en atención primaria y en niveles superiores, obliga a que los
tratamientos clásicos deban ser cuidadosamente analizados antes de ser prescritos. Los
objetivos de tratamiento clásicos no son aplicables en forma expedita en los diferentes
estadios del deterioro de la función renal, debiendo evaluarse riesgos y beneficios en forma
personalizada. Tanto la enfermedad renal crónica como la diabetes mellitus tipo ll pueden ser
revertidas o postergadas en sus etapas iniciales. Se hace imprescindible tomar conciencia
tanto en atención de nivel primario como superiores de la estrecha relación entre ambas
enfermedades y los beneficios de ser tratadas. La Enfermedad Renal Crónica (ERC)
constituye un problema de salud a nivel mundial. Su manifestación más grave, la
Insuficiencia Renal Crónica (IRC), ha presentado una incidencia y prevalencia creciente en
las últimas décadas y requiere una inversión considerable de recursos en su asistencia
médica. La visión epidemiológica de esta enfermedad ha cambiado notablemente. En la
actualidad afecta un porcentaje significativo de la población. Aproximadamente el 40% de
todos los casos nuevos de insuficiencia renal que requieren tratamientos de diálisis o
transplantes son causados por la diabetes. El riesgo relativo de insuficiencia renal en
pacientes diabéticos es 25 veces superior que en los no diabéticos, constituyéndose en la
principal etiología de ERC (30.4%). Esto suena alarmante para cualquier persona a quien se
le haya diagnosticado diabetes recientemente. Sin embargo, mucha gente no se da cuenta
de que tener diabetes no implica necesariamente que uno vaya a desarrollar una
enfermedad renal.Una proporción significativa de diabéticos nunca desarrolla enfermedades
renales. La razón por la cual sólo algunos diabéticos desarrollan enfermedades renales es
aún un misterio médico, pero existe un factor sobre el cual no hay dudas, el factor genético.
Las estadísticas muestran claramente que los afroamericanos, los hispanos y algunos
indígenas americanos son mucho más propensos a desarrollar diabetes e insuficiencia renal
que otros grupos étnicos. Los antecedentes familiares de diabetes, hipertensión arterial y
padres o hermanos que padecen enfermedades diabético renales son factores de riesgo. Es
de gran importancia tomar en cuenta que las personas que padezcan de la diabetes no solo
se enfoquen en tal enfermedad, sino considerar los altos riesgos que se pueden
desencadenar y afectar aún más en nuestro organismo, como lo es la insuficiencia renal
crónica. Es importante saber que la enfermedad diabético renal se desarrolla muy
lentamente. Esto significa que, si se la descubre en las fases tempranas, el tratamiento
puede demorar o incluso prevenir el desarrollo de la enfermedad renal.
JUSTIFICACIÓN

La enfermedad renal crónica (ERC) y la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) son afecciones
crónicas de elevada prevalencia que representan un importante problema de salud pública y
requieren un abordaje multidisciplinar. Debido a que un un 40% de pacientes con DM2
pueden presentar una de las complicaciones más severas de la diabetes, como es la
afectación renal, a la que denominamos Enfermedad Renal Diabética los nefrólogos
recomiendan la realización de pruebas de detección sistémica, que consisten en un sencillo
análisis de sangre y otro de orina. La presencia de albúmina y otras proteínas en la orina
indica que algo dañino se está poniendo en marcha y hay que frenarlo en las etapas más
precoces de la enfermedad diabética. Pero si no lo descubrimos a tiempo, la enfermedad
renal progresará, pudiendo llegar a anular la función de los riñones y deteriorar las arterias, lo
que aumenta el riesgo cardiovascular, que será más acentuado si se presenta la Insuficiencia
renal. La evolución de la enfermedad depende del grado de control que se consiga del nivel
de glucosa en la sangre. Si la diabetes se detecta y se trata a tiempo, la evolución suele ser
muy buena. En cambio, una diabetes mal regulada no solo reduce la calidad de vida, sino
también la esperanza de vida. No obstante, cada persona con diabetes puede contribuir de
forma individual para mejorar claramente el pronóstico. Un adecuado control de la
alimentación, la práctica regular de ejercicio físico y la medición adecuada del nivel de
glucosa en la sangre adaptando el tratamiento con fármacos a cada caso,
con antidiabéticos o insulina, son imprescindibles. La evolución de la diabetes viene
determinada principalmente por las enfermedades secundarias que pueden aparecer
a causa del daño cada vez mayor de los vasos. Las causas de muerte frecuentes como
consecuencia de la diabetes son el infarto de miocardio, la insuficiencia renal, entre otras.
Cada una de las personas afectadas puede mejorar decisivamente el pronóstico de
la diabetes tipo ll reduciendo el sobrepeso. Con un cambio permanente en la alimentación y
el ejercicio físico es posible perder peso e influir así positivamente en la evolución de
la diabetes. Su evolución es habitualmente silenciosa, y puede pasar inadvertida para los
pacientes, médicos y autoridades de salud. Sólo recientemente ha aumentado la conciencia
de la insuficiencia renal crónica, como un problema de salud pública, considerando su amplia
distribución, complicaciones y costo. Una nueva definición y clasificación ha contribuido a
establecer programas de detección e intervención precoz, que deben hacerse en el nivel de
atención primaria. Los gobiernos deben implementar con urgencia programas de tamizaje y
vigilancia, para establecer su magnitud, epidemiología, morbimortalidad y tendencias. La
razón principal que fundamenta una nueva terminología, definición y clasificación de la
insuficiencia renal crónica es epidemiológica: permite establecer su prevalencia y diagnóstico
precoz, estratifica su riesgo y posibilita planes de acción bien definidos para aminorar los
riesgos de progresión y complicaciones.

OBJETIVO GENERAL

Identificar a los pacientes que sufren insuficiencia renal crónica provocada por diabetes
mellitus tipo ll en el instituto docente de urología C.A 2018

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