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Las Buenas Preguntas

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LAS BUENAS

PREGUN
TAS
¿Qué pregunto? ¿Cómo pregunto? ¿Pregunto?

Antes de iniciar la lectura del desarrollo de este capítulo, le proponemos comenzar


a pensar en el uso que hacemos de las preguntas en el aula, a partir de las siguientes
actividades de reflexión. Si desea, registre sus reflexiones para volver luego sobre ellas.
• ¿Se detuvo alguna vez a observar, en forma sistemática, cuántas preguntas
formula durante la exposición de un tema o una entrevista?
• ¿Observó alguna vez, qué tipo de preguntas plantea con mayor frecuencia?
• ¿Qué porcentaje de preguntas abiertas y qué porcentaje de preguntas cerradas
piensa usted que formula durante una hora de clase o una entrevista? ¿En qué se
basa para contestar esta pregunta?
Las siguientes preguntas están tomadas de observaciones de clases y de
propuestas de actividades escritas por diferentes docentes. Le sugerimos que,
mientras las lee, observe:

• ¿Qué se propone cada pregunta? ¿Cuál es su sentido?


• ¿Qué opina de la forma en que cada una está enunciada?
• ¿Cuál/cuáles se parece/n más a las que usted formula con mayor frecuencia?
• "¿Qué es una proteína?".
• "¿Comprendieron?, ¿está claro?".
"¿Cómo podrías categorizar los mensajes publicitarios que aparecen en
Internet, según el tipo de interactividad que proponen al usuario?".

"¿Qué problemas tendría la maestra si ustedes no tuviesen nombre propio?


Pensando en tu respuesta a la pregunta anterior, ¿podes decir cuándo se usan los
sustantivos propios y qué problemas resuelven?".

"¿Qué características tiene un juicio oral, y qué efectos puede tener este modo
de juzgar en el veredicto final del juez?".

"¿Qué semejanzas y diferencias se pueden establecer entre los antiguos


sistemas de escritura china y fenicia?".

"¿Cuáles son las causas del crecimiento demográfico en la ciudad 'X', en los
últimos diez años?". "Teniendo en cuenta las experiencias cotidianas, ¿qué
puede decirse, a título de primeras conjeturas,

acerca del movimiento de caída de los cuerpos?".

"¿Qué podrías hacer para ayudar a difundir medidas que impidan la


propagación del dengue?". "¿Cómo llegaste a ese resultado?".
MOMENTO 2. DESARROLLO

Las preguntas: sus porqués y sus para qué

Formular preguntas es una práctica habitual para los docentes pero, tal como propusimos
en las páginas anteriores,
¿alguna vez, se detuvo a reflexionar sobre las preguntas que usted formula en el devenir de la
clase?
¿Por qué y para qué preguntamos los docentes?
En esta sección, sugerimos profundizar sobre tres cuestiones ligadas al uso de las
preguntas:
a. ¿Qué hace el docente cuando pregunta? ¿Cuáles son sus propósitos y cuáles,
los resultados que obtiene? ¿De qué factores depende la relación entre los propósitos y
los resultados de las preguntas?
b. ¿Qué hace el docente después de preguntar? ¿Y cuándo preguntan los alumnos?
c.¿Qué hace el docente cuando los alumnos no preguntan o cuando responden
apelando a sus ideas anteriores, a sus viejas costumbres, a respuestas ya aprendidas sin
revisarlas, es decir, acudiendo a su conocimiento ritual? ¿Cómo puede estimular la
capacidad de formular preguntas?
Además le mostraremos algunos ejemplos de actividades para enseñar a responder, a
preguntar y a reflexionar sobre la propia capacidad de preguntar.

a) ¿Qué hace el docente cuando pregunta? ¿Cuáles son sus propósitos y


cuáles, los resultados que obtiene? ¿De qué factores depende la relación
ente los propósitos y los resultados de las preguntas?

Cuando preguntamos, los docentes lo hacemos con diferentes intenciones: despertar


el interés de los alumnos, verificar si comprendieron, promover la reflexión, estimular el
establecimiento de relaciones entre distintos conocimien- tos. Pero ¿tenemos clara
conciencia de qué nos proponemos cuando estamos preguntando? Y ¿enunciamos nuestras
preguntas de modo tal que los alumnos logren aquello que nos proponemos?
Pensemos por un momento en la fórmula clásica: "¿Alguien tiene alguna pregunta?" o
"¿Entendieron?". La intención de esta enunciación —abrir el intercambio o verificar la
comprensión- generalmente produce lo contrario: cierra el diálogo. Con frecuencia ningún
alumno interviene; y la ausencia de respuesta, a veces, es interpretada como una falta de
interés o de esfuerzo. Nos parece necesario reflexionar sobre el sentido de este tipo de
preguntas. Si pretenden establecer un diálogo (entendido, según lo propone Nicholas
Burbules (1999), como una actividad dirigida al descubrimiento y a una comprensión
nueva, que mejora el conocimiento, la inteligencia o la sensibilidad de los que forman parte
de ese diálogo), las preguntas deben ser capaces de crear un espacio de reciprocidad. Esa
reciprocidad es la condición necesaria para favorecer, como plantea Perkins (1999), el
desarrollo de procesos reflexivos que generen construcción de conocimiento en el marco
de una enseñanza para la comprensión.
Volviendo al ejemplo de las fórmulas, ¿son genuinas estas preguntas? En general,
cuando hacemos preguntas que admitan como respuestas "sí" o "no", no obtenemos de
nuestro interlocutor información suficiente para saber qué ha comprendido, qué está
pensando o sintiendo. En lugar de estimular el diálogo, este tipo de preguntas cierran la
posibilidad de argumentar ideas y de intercambiarlas.
Tanto la forma de enunciar una pregunta como los propósitos de esta tienen efectos
directos sobre el tipo de respuesta que producen los alumnos. Por este motivo, es
importante que los docentes tomen conciencia de su objetivo y del modo de enunciación
que utilizan cuando preguntan. Muchas veces, la discrepancia entre las intenciones de un
docente, el tipo de respuesta que espera de sus alumnos y el resultado que efectivamente
obtiene se debe a la falta de reflexión suficiente sobre para qué se pregunta y sobre cómo
se pregunta.
Para aprender a plantear preguntas adecuadas o para poner a prueba las preguntas
formuladas, es útil conocer algunas clasificaciones. Estas pueden servir como marco de
referencia tanto a la hora de elaborar preguntas como en el momento de evaluarlas,
antes, durante y después de formularlas. A continuación, presentamos algunas
clasificaciones que nos parecen interesantes.
De acuerdo con el nivel de pensamiento que intentan estimular, distintos autores coinciden
en distinguir:

 Preguntas sencillas.
 Preguntas de comprensión.
 Preguntas de orden cognitivo superior.
 Preguntas metacognitivas.

Las preguntas sencillas requieren respuestas breves, casi siempre únicas, informaciones
precisas. Son necesarias en determinados momentos de la enseñanza y del aprendizaje,
pero no generarán un diálogo, un intercambio profundo para la construcción y
comprensión de los contenidos. Preguntas sencillas promueven respuestas simples. Por
ejemplo: "¿Cuántos kilómetros mide el puente que une Rosario con Victoria?".
Las preguntas de comprensión se proponen estimular el procesamiento de las
informaciones. A través de su formulación, tratamos de indagar con cierto grado de
profundidad. El alumno necesita pensar, relacionar datos, clasificar, comparar, etc., para
elaborar sus respuestas. Por ejemplo: "¿Qué diferencias y semejanzas hay entre la noticia
de un dia- rio que relata un accidente automovilístico y un cuento literario en el que
ocurre un accidente similar?".
Las preguntas de orden cognitivo superior son las que demandan respuestas que
exigen interpretar, predecir, evaluar críticamente. Por ejemplo: "A partir del análisis de las
características geográficas de la región 'X' y de los cambios climáticos que se produjeron
en los últimos cinco años, ¿qué hipótesis propondrían acerca de las características del
próximo invierno en dicha región? ¿En qué se basan para formular sus anticipaciones?".
Las preguntas metacognitivas se proponen ayudar a los alumnos a reflexionar sobre
su modo de aprender y de pensar. Demandan que los estudiantes analicen cómo
interpretan y resuelven sus tareas, qué dificultades encuentran en el proceso de
resolución, qué fortalezas reconocen en el recorrido de lo que están aprendiendo, qué
ayudas necesitan. Por ejemplo: "¿Qué caminos recorrí para encontrar la información?".
"Si tuvieras que aconsejar a un compañero acerca de cómo hacer la tarea, ¿qué le
dirías? ¿Cómo encontraste la respuesta a esta pregunta?".
Además del tipo de procesamiento cognitivo que pretenden desencadenar, las
preguntas pueden clasificarse según el grado de libertad y variedad de respuesta que
permiten. Así N. Burbules (1999) distingue entre:
Preguntas de aplicación del pensamiento convergente, que se dirigen a una única
respuesta. Por ejemplo: "¿Cuáles son los planetas que conforman nuestro sistema solar?".
Preguntas de aplicación del pensamiento divergente, que buscan una variedad de
respuestas. Por ejemplo: "Según
tu criterio, ¿cuáles son las causas que originaron este problema?".
Es común recurrir a la clasificación de preguntas por su forma: en cerradas o abiertas.
Las preguntas cerradas son útiles para verificar un acuerdo, o bien, se las emplea como
recursos retóricos en el devenir de una conversación. En cam- bio, como anticipamos al inicio
de este apartado, las preguntas abiertas son las que contribuyen a que los alumnos
aprendan a pensar.
Daremos varios ejemplos de estas últimas:
 "¿Cuál es el sentido que le encontrás a este asunto, tema, idea?".
 "¿Qué preguntas se te ocurren sobre este tema?".
 "¿De qué te diste cuenta...?".
 "¿Qué entendiste de la pregunta...?"
 "¿Qué pautas o patrones encontraste?".
 "Si tuvieras que explicarle a..., ¿qué le dirías?".
 "Decí con tus propias palabras, ¿qué entendiste de...?".

Es posible utilizar una variedad de preguntas en el desarrollo de la enseñanza pero, para que efectivamente
contribuyan al aprendizaje de los alumnos, es imprescindible que el docente se pregunte qué quiere que los alumnos
comprendan de la disciplina y qué habilidades cognitivas se propone que desarrollen.

b) ¿Qué hace el docente después de preguntar? ¿Y cuándo preguntan los alumnos?


Aunque preguntar es una actividad que hacemos con naturalidad en nuestra vida
cotidiana, como comentamos en el apartado anterior, la tarea de formular preguntas
adecuadas en un contexto didáctico requiere reflexión, planificación, acción y evaluación.
Pero las preguntas no son solo patrimonio del docente. Por eso, en esta sección, nos
proponemos reflexionar acerca de la forma en que los docentes respondemos a las
preguntas de los alumnos y acerca de los efectos que tienen nuestras formas de actuar
sobre el desarrollo del diálogo y la comprensión.
¿Qué hacemos los docentes inmediatamente después de recibir una pregunta? Con
frecuencia, a la mayoría, no nos resulta sencillo guardar silencio ante una pregunta de los
alumnos y, en seguida, la respondemos. A veces respondemos, incluso, sin terminar de
oír y sin tratar de entender la lógica que guía al alumno, su interés, su preocupación. Lo
mismo ocurre cuando formulamos preguntas a los alumnos y no tenemos capacidad de
espera para que puedan pensar en la respuesta. Los silencios son poco tolerados, y
rápidamente, los llenamos con nuestras respuestas o con palabras de los alumnos que no
han tomado tiempo para pensar en la respuesta. Este apuro deja afuera a los alumnos
que, por tener otro estilo de aprendizaje, otro ritmo, pero no necesariamente menos
conocimientos o posibilidades de reflexión, no responden.
Ahora bien, para que un verdadero diálogo sea posible, es preciso ser capaz de esperar.
Nadie está realmente dispuesto a dialogar si no está abierto a escuchar a los otros con
simpatía e interés suficientes como para comprender en forma debida el significado de la
posición del otro. También se debe estar preparado para modificar el propio punto de
vista, si hay buenas razones para hacerlo. Para que eso ocurra, es indispensable un espíritu
de buena voluntad. A eso se refiere Burbules (1999) con la expresión espíritu del diálogo:
"El espíritu del diálogo es, en pocas palabras, la capacidad de mantener en suspenso
muchos puntos de vista, más el interés básico en la creación de un significado común".
Para cultivar el espíritu del diálogo, es necesario aprender a escuchar cuidadosamente
lo que la otra persona está diciendo. "Significa 'despejar los oídos y la mente' de 'ruidos'
extraños (nuestros propios pensamientos, que tratan de imponerse) para poder oír
exactamente lo que se nos está diciendo" (Wasserman, 2006).
Una forma de evitar la reacción automática ante la pregunta de un alumno, la que
quizá pueda ser el punto de partida para un diálogo grupal, podría consistir en el uso del
parafraseo. Parafrasear es decir lo mismo con otras palabras o repetir los mismos vocablos
que utilizó el alumno, pero usando parte de su frase convertida en una nueva pregunta, en
una inferencia o en una interpretación de sus sentimientos. Por ejemplo:
"Julieta: —Fui al mar y, a veces, vi peces de colores. Docente: —Julieta, ¿nos estás
contando que los peces viven en el mar?".
Parafrasear es un modo sencillo de construir un diálogo con los alumnos. Si,
además, prestamos atención a la elaboración de buenas preguntas, también
promoveremos diálogos tendientes a compartir significados y sentidos. En el siguiente
cuadro, registramos una serie de propósitos y de formas de enunciación que son útiles
para elaborar buenas preguntas.

Propósito de la pregunta Forma de enunciación

Promover el desarrollo de competencias de "¿Para qué se utiliza este conocimiento?" o "Explica ese
comunicación para cada uno de los alumnos. conocimiento a..." (una audiencia determinada).

Contribuir a que los alumnos establezcan relaciones "¿En qué se diferencian...?". "¿En qué se parecen...?".
entre diferentes conceptos.
Focalizar en alguna habilidad de pensamiento junto
con el contenido disciplinar. "¿Puedes predecir...?".
Estimular la revisión y corrección de errores. "Si tuvieras que volver a realizar..., ¿cómo...?".

Estimular el pensamiento crítico y la producción


de ideas, en lugar de la repetición de memoria "Selecciona y justifica...".
o de respuestas únicas.
Permitir la expresión de diversidad de respuestas. "¿Qué implicancias puede tener...?".

Hemos reflexionado sobre las condiciones necesarias para generar un diálogo en las
situaciones de enseñanza y aprendizaje: necesidad de hacer silencio después de una
pregunta, de suspender el propio juicio o la respuesta automática inmediata, de aprender a
escuchar y a producir preguntas de buena calidad. Nos parece importante reflexionar
también sobre lo que hacemos los docentes con las preguntas que formulan los alumnos. En
general, cuando son pequeños, los niños plantean preguntas guiados por la curiosidad, por el
interés; y ellas son espontáneas. A medida que los chicos crecen, las preguntas de los
estudiantes son menos espontáneas. El temor a exponerse ante el grupo de compañeros y la
vergüenza, por ejemplo, atentan contra la posibilidad de que los alumnos pregunten en
público o en voz alta. Entonces es habitual oír a un docente que trata de estimular a sus
alumnos para que formulen preguntas, incluso con frases tales como "No hay preguntas
tontas". Pero, más allá de los factores afectivos y sociales de la situación, los alumnos,
¿sabrán preguntar?, ¿alguna vez se les ha enseñado a hacerlo?
Tal vez, el propósito más relevante del aprender a preguntar es darles sentido a las
respuestas que los docentes enseñamos a nuestros alumnos, al mismo tiempo que
verificamos la comprensión de aquello que han aprendido. Pero no siempre estos
propósitos se evidencian en las clases; y así nos ¡lustra Philip Jackson (2002) al explicar que
los docentes muestran más interés por saber si los alumnos pueden responder a las
preguntas que les formulan que por el contenido de las respuestas.

c) ¿Qué hace el docente cuando los alumnos no preguntan o cuando responden


con un conocimiento ritual? ¿Cómo puede estimular la capacidad de formular
preguntas?

Lo invitamos ahora a ponerse en la perspectiva de los alumnos: ¿cómo interpretan


nuestras preguntas?, ¿les resultan claras?, ¿comprenden qué se espera de ellos?
Muchas veces, observamos que los alumnos aprenden formatos de respuestas a partir
de pistas que el docente ofrece; entre ellas: repetir la frase del alumno y relacionarla con el
tema que desea seguir enseñando, asentir con la cabeza, valorar la exactitud de la
respuesta, seguir buscando la respuesta correcta, etc. Nos encontramos entonces ante
respuestas rituales, estereotipadas, que se dan sin cuestionar los saberes previos. El
conocimiento del ritual es definido por Derek Edwards y Neil Mercer (1994) como una
serie de procedimientos prácticos que los estudiantes realizan sin comprender su naturaleza.
Este tipo de conocimiento no es transferible, ya que es superficial y sólo les sirve a los
alumnos para cumplir con las tareas educativas requeridas por los docentes. Y también, para
anticipar qué comportamiento es funcional para zafar o para agradar al docente,
independientemente de la comprensión del contenido que se está desarrollando.
Sin embargo, la respuesta de un alumno no siempre es un conocimiento superficial
o un intento de seguir adelante con la situación comunicativa sin exponerse demasiado.
En muchas ocasiones, la respuesta refleja su nivel de conocimiento, sus inquietudes con
relación a un tema, sus confusiones. Pero es necesario que nuestras rpreguntas ayuden a
los estudiantes a expandir sus respuestas iniciales, a profundizar su reflexión acerca de los
propios argumentos, a enriquecer la capacidad de comunicar con precisión o de
expresar dudas, o hacer hipótesis.
Aprender a responder es posible si se aprende a escuchar. "Escuchar conlleva aceptar la
individualidad del que habla. Cuando alguien nos habla, lo hace desde su personalidad,
desde su experiencia, desde su subjetividad... Escuchar es uno de los mejores antídotos
contra la exclusión" (Doménech, 2005: 52).
Hasta aquí nos detuvimos en la interpretación que hacen los alumnos de las preguntas
de los docentes y en la posibilidad de aprender a elaborar mejores respuestas. Sumado a
esto, como habíamos avanzado en el apartado anterior, también es necesario enseñar a
nuestros alumnos a formular preguntas de un mayor nivel de profundidad a través de
diferentes recursos:
• demostrándoles cómo organizar la información,
• estimulando a los alumnos a formular sus propias preguntas,
• enseñándoles que existen distintos tipos de preguntas.
Le proponemos algunas actividades que pueden utilizarse para enseñar a los
estudiantes a responder, a preguntar y a reflexionar sobre la propia capacidad de preguntar.

ACTIVIDADES PARA ENSEÑAR A PREGUNTAR

¿Por qué, por qué y por qué...?

Se trata de formular preguntas de una manera consecutiva, por ejemplo, a partir de la búsqueda de las causas de
un problema. Ante el primer argumento acerca de por qué ocurre, se formula otra vez un porqué y, ante la
respuesta, un nuevo porqué. Se puede repetir hasta cinco veces y luego, se analizan las respuestas y también, las
preguntas.

Y las preguntas, ¿dónde están?

La propuesta consiste en entregar a los alumnos informaciones sobre un tema y en solicitarles que formulen las
preguntas que originaron esas respuestas. Luego se propone una instancia metacognitiva grupal para que formular
esas preguntas determinadas genere ACTIVIDAD
aprendizaje,PARA
además de cómo
ENSEÑAR se formulan preguntas en general. Para ello se
A RESPONDER
pregunta a los alumnos, por ejemplo, acerca de en qué se fijaron para advertir cuáles serían las preguntas, dónde
¿Qué nos dice el autor?
pusieron su mirada, a qué atendieron, qué observaron en particular, entre otros aspectos.
Es una actividad con la que los alumnos pueden indagar acerca de las ideas de un autor, de una teoría, de...
El propósito de este tipo de tareas es estimular al alumno a pensar en las ideas de un autor para
comprender a quién le responde o con quién discute, pero también, cómo comunica sus ideas para
compartirlas con otros. Además, el estudiante podrá evaluar la organización y la claridad con que el autor se
expresó. En el caso en que el alumno encuentre que una idea no es muy claramente comunicada por el
autor, se le puede solicitar al alumno que intente reescribirla.
La actividad puede estar constituida por una variedad de preguntas. Entre ellas:
 ¿Qué trata de explicarnos el autor?
 ¿A quién se dirige?
 ¿Por qué nos explica estas ideas?
 ¿Las transmite con claridad?
 ¿Podrías intentar mejorar alguna de sus explicaciones para que sean más claras en su modo de comunicar?
Elegí alguna idea para hacerlo.
ACTIVIDAD PARA ENSEÑAR A REFLEXIONAR SOBRE LA PROPIA CAPACIDAD DE PREGUNTAR

Las preguntas que contribuyen a la metacognición Meirieu (2001: 158) sugiere utilizar algunas preguntas para reflexionar sobre
su proceso de aprendizaje en torno a tres ejes:

• qué hay que hacer;


• qué instrumentos necesito para abordar este problema;
• desde mi punto de vista, cuál es una estrategia adecuada para resolver la tarea.
Pero, más allá de esto, lo esencial sigue siendo cuidar estos momentos durante los cuales se permite al
alumno reflexionar sobre lo que hace, dar regularmente al grupo la oportunidad de hacer un intercambio
sobre los procesos que se utilizan.

MOMENTO 3. CIERRE
¿Qué, cómo, para qué pregunto? El diálogo y la indagación, prácticas que atraviesan la enseñanza y
el aprendizaje

¿Recuerda sus reflexiones del Momento 1?


Si las escribió, vuelva a leerlas y vea qué descubre en sus notas a la luz de los conceptos trabajados en el
Momento 2.
Si no las escribió, sugerimos que vuelva a leer el Momento 1 y piense qué puede aprender para enriquecer
sus propias prácticas en relación con el uso de las preguntas en sus clases.
Si desea seguir explorando el uso de las preguntas que usted hace habitualmente en sus clases, sugerimos que
grabe una de sus exposiciones y luego la analice a partir de las siguientes consignas:
Antes de escuchar la grabación, anticipe cuántas preguntas y qué tipo de preguntas ha realizado.
Escuche la grabación y cuente las preguntas que realizó. Establezca qué porcentaje de preguntas cerradas y
abiertas formuló.
Clasifique las preguntas abiertas de acuerdo con las tipologías presentadas en el Momento 2.
Compare el resultado de su análisis con las anticipaciones que había realizado antes de escuchar la
grabación y luego reformule por escrito algunas de las preguntas que, a su juicio, no fueron todo lo
Para concluir este capítulo, queremos afirmar que, desde nuestro criterio, toda
efectivaspregunta
que usted hubiera
tiene deseado.
valor en tanto abre un nuevo espacio de exploración y cuestiona nuestras
certezas, esas que a veces, nos inducen a prácticas rutinarias.

ENTREVISTA PERIODÍSTICA
Introducción
La entrevista básicamente es un diálogo entre dos personas: el periodista y el personaje que hace
noticia; pero la entrevista también es un género periodístico propio, altamente informativo y de
interpretación. Puede usarse para obtener información o para revelar el mundo interior de una
persona prominente, o popular. En este estudio se hace un deslinde de la entrevista con otros
géneros periodísticos; repasamos su evolución histórica y se precisan los tipos de entrevista
periodística en razón a su estructura, morfología y contenido, por su forma de redactar y por el
estilo periodístico al que se apegan. Se desarrolla la técnica de la entrevista con pautas de
comportamiento para antes, durante y después del diálogo y finalmente, se recopilan consejos
de periodistas expertos en la materia.

PRECISIONES SOBRE UNA CONFUSIÓN

1. Reportaje o entrevista
La entrevista es la forma más simple de ejercitar el periodismo. Cuando un ama de casa escucha
por la radio el testimonio de alguien que ha presenciado un accidente ante la pregunta del
periodista, está ante una entrevista. Lo mismo ocurre cuando la interrogan sobre sus
preferencias electorales, sólo que en este caso se trata de una encuesta.
El redactor que al escribir una nota informativa tiene necesidad de citar las respuestas textuales
de un personaje y las redacta entrecomilladas, está configurando una entrevista como género
periodístico.
En el caso de la ama de casa se interroga para obtener información, que puede emplearse en las
diferentes modalidades de presentación de artículos periodísticos como Notas Informativas,
Crónicas, Reportajes, etc. En el segundo caso, del redactor, hablamos de la entrevista como
forma especial de presentar y redactar los sucesos noticiosos.
"(...) La entrevista forma parte de las técnicas la Nota Informativa común en la medida en que
necesariamente se necesita de un interrogatorio para recoger datos. Sin embargo ésta no es una
Entrevista propiamente dicha (...) Es decir recabar datos no es "entrevistar".
En términos generales la entrevista periodística es una conversación que realiza el periodista con
otra persona para obtener información. Pero, en realidad, la entrevista periodística constituye un
arte y una técnica difícil de desarrollar.
Confundida todavía como "reportaje”, la entrevista periodística se expresa a través de formas
cada vez más precisas y elegantes de redacción y a través de procedimientos sistematizados de
búsqueda, recopilación y transmisión de información.
"La entrevista, en cuanto modalidad particular del reportaje -el llamado por C. Warren reportaje
de citas (Quote Story)- es una de las manifestaciones periodísticas de mayor aceptación popular.
Se explica así el hecho de que, mientras los periódicos serios apenas si publican esta modalidad
del reportaje, los periódicos sensacionalistas tienden a convertido todo en entrevista ".
De la misma opinión es Sibila Camps y Luis Pazos para quienes el reportaje "es la descripción
textual -a través de preguntar y respuestas- de una entrevista cara a cara con una persona (pocas
veces con dos o más).

La confusión entre Entrevista y Reportaje parece surgir de la palabra reporter, tomada de la


tradición del periodismo anglosajón. El reporter era el periodista que conseguía datos y por tanto
su forma de trabajo, la entrevista debía ser reportaje.
Por reportaje se entiende la investigación periodística para profundizar hechos controversiales
poco conocidos en su real magnitud. No lo es la narración y descripción de hechos con visos de
historias, pues ello constituye la Crónica, otro género periodístico interpretativo.
El reportaje es un relato periodístico informativo. Toma temas de cierta actualidad y los
profundiza. Se arma con antecedentes, síntesis, mención de entrevistas, consulta de
documentos. Incluye análisis que permite la interpretación. Es descriptivo o narrativo y tiene una
cierta extensión y un estilo literario muy personal y creativo. Es la explicación de hechos actuales
que ya no son estrictamente noticia, pero que a veces pueden volver a serlo.
En el reportaje se deben incluir todos los datos posibles para que el lector obtenga sus propias
conclusiones. El periodista no emite juicios propios. Tampoco editorializa. Pero se admite cierta
libertad expresiva.
El reportaje puede ser sobre un acontecimiento, y entonces se relatan los hechos como una cosa
acabada. También puede ser un reportaje de acción, siguiendo el ritmo de la evolución de los
hechos, como el relato de unos sucesos. En él se cuenta el incidente inicial, se dan detalles
ambientales, se agregan nuevos datos y se concluye con una frase o párrafo de ciare.

2. Definición de entrevista.
Las definiciones de la entrevista periodística son variadas, pero todas parten del hecho que están
íntimamente relacionadas con los hechos noticiosos. Las entrevistas se realizan con la finalidad
de conseguir información testimonial en unos casos, en otros, de obtener opiniones sobre
hechos de actualidad y sobre temas de interés permanente.
Es de suma importancia conocer la opinión que un periodista singular como fue Sebastián Salazar
Bondy, expresó en referencia a la entrevista en general y a la entrevista interpretativa en
particular:
"De todos los géneros de la literatura diarística, la entrevista constituye tal vez el más eficaz en el
momento y el que, a la postre, conserva mayor brillo tras el crepúsculo de la edición, porque el
diálogo del reportero y la personalidad reporteada carece de la predisposición teórica del ensayo,
la conferencia o la declaración mediada. Se trata del fruto de una sorpresa, tal como se da en la
confidencia amical. Ahora bien, que lo que el entrevistado diga sea testimonial depende, en
último término del periodista, de su sensibilidad, de su cultura, de su conocimiento de la variada
y compleja psicología humana”.
Para comprender la idea que se debe tener sobre la finalidad de la entrevista periodística,
revisamos los siguientes conceptos:
"Según Bigham y Moore, uno de los objetivos principales de la entrevista periodística es el de
obtener Información de los individuos. La información que se trata de obtener con la entrevista
no se refiere solamente a hechos relevantes y objetivos, sino también a hechos subjetivos, como
las opiniones, interpretaciones y actitudes del individuo entrevistado".
Para Gonzalo Martín Vivaldi la entrevista, además de sus características propias, es también
información y reportaje: Su misión: decir al lector "quién" es y "cómo" es tal es cual persona: lo
que dice, piensa o hace con respecto a un problema determinado; o, simplemente, lo que hace
en su vida como persona. En este caso, una entrevista es un retrato -con algo narración- de un
hombre, pero con el molde vivo, puesto ante el lector.

Eleazar Díaz Rangel sostiene que una entrevista es un diálogo donde interlocutor interroga,
formula pocas o muchas preguntas, a sobre uno o varios temas, en busca de información, para
conocer opiniones o revelar una personalidad a través de las respuestas, mientras el otro
interlocutor las responde o las elude parcialmente. Y como forma literaria, es la reseña de esa
conversación, o más exactamente, de ese interrogatorio.
En síntesis, la entrevista periodística supera el simple concepto de ser vehículo de obtención de
material de interés periodístico, por medio de preguntas que el periodista Formula a otras
personas, para constituirse en un contacto personal entre dos personas: el periodista y el
entrevistado. Mezcla las impresiones y la descripción del periodista con los comentarios hechos
por el entrevistado, en respuestas a preguntas que le hace el periodista.
Como tal la entrevista periodística posee una apariencia de calor humano, nacido de la sensación
de inmediatez que se establece a través de las palabras del personaje que ha hecho noticia, y que
habla como en confidencia con los lectores.
La entrevista posee fuerza pedagógica. En su inmensa mayoría, los lectores leerán las opiniones
de aquellos a quienes admiran. No sólo por conocer rasgos de su vida privada, también para
aprender, para otear el camino que los ha conducido al éxito.

ORÍGENES

3. Del diálogo a la entrevista.


No se conoce con precisión cuándo se comenzó a utilizar en el periodismo el sistema de
preguntas y respuestas con el objetivo de trasladar información al lector.
Para Gargurevich un antecedente lo podemos hallar en la utilización de aquella forma literaria
llamada "diálogo", inventada por los griegos hacia el año 400 A.C. Como se sabe, el famoso
filósofo Platón, fue quien utilizó por primera vez la forma de diálogo para fines de divulgación de
sus principios filosóficos y con el método de interlocutores antagónicos. Fueron los griegos,
quienes le dieron la forma escrita con sistema de preguntas y respuestas, desarrollando la
conversación argumental.
La historia de la literatura registra innumerables diálogos. En el mismo "Quijote" los diálogos van
enunciados con el nombre de razonamientos: "De los razonamientos que pasaron entre Don
Quijote y Sancho".
La entrevista periodística, es decir la trascripción textual de un diálogo entre un periodista y un
personaje real, con el objetivo preciso de que las respuestas de éste sean conocidas por el lector,
surge a mediados del siglo XIX.
Christopher Silvester relata que la primera periodística entrevista fue la que hizo Ronce Greeley
al líder mormón Brigham Young, en 1859, después del caso conocido como la "Masacre de
Mountain Meadows" donde ciento veinte inmigrantes fueron asesinados a manos de los
mormones, capitaneados por Greeley. El New York Tribune publicó una versión escrita de la
conversación entre el periodista y el líder religioso, dando inicio a un nuevo estilo de redacción
periodística.
El éxito de la entrevista de B. Young, y de las que le siguieron, primordialmente en días de la
guerra civil, se debe a dos factores principales. En primer lugar, en las ciudades había mejorado la
educación. Por otro lado, la entrevista consigue transmitir la ilusión de intimidad con los
famosos. Aquí radica el secreto de la entrevista: más que una serie de respuestas a preguntas
concretas, es una conversación. Se parece más a una sobremesa que a una investigación.

MODALIDADES DE LA ENTREVISTA

Así como hay muchas interpretaciones sobre la entrevista periodística, también lo hay respecto a
sus forras. Recogemos las principales clasificaciones sistematizadas en libros:
4. Según su estructura.
De acuerdo a esta clasificación, las entrevistas periodísticas pueden ser clasificadas en dos grandes
grupos:
a) aquellas en que se formulan muchas preguntas a unas sola persona, y
b) aquellas en que se hace la misma pregunta a muchas personas.
En el primer grupo tenemos a su vez:
- De actualidad: Se busca la opinión de una autoridad sobre cualquier tema de interés noticioso
a la actualidad.
- De personalidad: Pone énfasis en las cualidades personales del entrevistado y en sus puntos
de vista.
- Biográfica: Prevalece el modo cronológico de narración; en ella se cuentan los éxitos,
características y rasgos destacados de una personalidad. Se refleja importancia de su vida y obra

En el segundo grupo tenemos:


- Entrevista-encuesta: Consiste en obtener, las opiniones de un grupo de personas con
respecto a algún tema de interés actual. Pueden ser:
- Inquisitivas: Recogen textualmente las respuestas de un grupo de personas elegid as al azar y
se reproducen en toda su extensión; y
- Valorativas: Recogen las respuestas, pero (el redactor) las compita, analiza e interpreta con
vistas a llegar a una conclusión valorarlos de la opinión general del grupo representativo
entrevistado.10

5. Por su Morfología y Contenido.


La entrevista periodística se clasifica:

1. Por su morfología:
- En cuanto al entrevistado: individual, de grupo, encuesta, investigación (o symposium);
- En cuanto al entrevistador: exclusiva y colectiva.

2. Por su contenido:
- Informativa: Aquella en que se hace el relato de un hecho por medio de una conversación con
alguien que se responsabiliza de una idea, fue testigo de un acontecimiento o participa de una
situación nueva.
- De opinión: En la que se obtiene un juicio sobre un tema o problema de actualidad, que es
fuente de controversias o conflictos en la comunidad.
- Ilustrativa: Aquella en que se obtiene un material destinado a instruir o entretener al lector.

3. Por su forma de redacción.


De acuerdo a la forma cómo se redactan los resultados de la conversación, las entrevistas
periodísticas se clasifican en:
Declaraciones de un personaje acerca de un tema de actualidad: Propiamente no es una
entrevista, sino una información -normalmente de acontecimiento- que se presenta en forma
dialogada tal vez porque el periodista intenta eludir la responsabilidad de reducir a sus propias
palabras el pensamiento del entrevistado y prefiere servirse de manera manifiesta de las
palabras de su interlocutor para exponer los puntos de vista ajenos. En estas entrevistas la
personalidad del interlocutor apenas aparece en el texto. Muchas de estas declaraciones se
consiguen frecuentemente a través de un cuestionario enviado por escrito o presentado
telefónicamente al personaje cuya contestación se pide.
- Entrevista de personalidad: Son aquellas en las que interesa sobre todo la personalidad del
entrevistado. Las palabras textuales son poco más que un pretexto para ir conociendo el modo
de ser de esa persona Una modalidad de estas entrevistas son los retratos biográficos,
especialmente cultivados por las revistas o los suplementos de los diarios. Se trata de un género
narrativo de gran extensión, con abundante material fotográfico, que proyectan la vida del
entrevistado.
- Entrevista con fórmulas ya establecidas: Una de estas fórmulas más conocidas es el famoso
"cuestionario Proust”, que se publica en la revista “Somos" del diario "El Comercio" y en otros
matutinos de países latinoamericanos. Recibe este nombre porque fue Marcel Proust el primer
personaje famoso a quien se propuso este cuestionario. En realidad es una especie de test
psicológico que puede servir para revelar la personalidad de quien contesta. Es interesante, por
consiguiente, que no se omita ninguna de las preguntas, puesto que, en principio, actúan todas
en bloque como un sistema completo y cerrado en sí mismo. Para que este cuestionario tenga
dinamismo y atracción es preciso que las respuestas sean sumamente escuetas, mejor de una
palabra que de cuatro o cinco.

4. Por el nivel de objetividad.


Las entrevistas periodísticas según presente las declaraciones sin mayor modificación o por el
contrario contenga la interpretación personal del periodista sobre las declaraciones, puede
clasificase en:
1) Informativas u objetivas: Aquellas que valorizan esencialmente las declaraciones de la
persona, y
2) De creación u objetivas: Se valora a la persona cuanto a sus declaraciones. Tal característica
ha dado pie a que algunos autores las llamen "entrevistas biográficas, de semblanza o de
personalidad".
1) La Entrevista informativa: La entrevista informativa es aquella que se reduce a formular
preguntas que justifican unas respuestas que, una vez ordenadas, puede que sirvan bien a su
objetivo de información periodística. En términos específicos, se realiza para obtener
"información periodística", por eso recibe esa denominación.
Puede hacerse de improviso o planificase. Si se realiza de improviso, por lo general, toma muy
poco tiempo, porque consta de pocas preguntas y pocas respuestas; como cuando se entrevista a
un personaje al término de una ceremonia. Tomará más tiempo si se entrevista a un personaje
reposadamente, para obtener información exhaustiva sobre un tema específico en tomo a un
hecho especifico.
2) Entrevista interpretativa: En lo que respecta a la entrevista de personalidad, de creación,
interpretativa o subjetiva, como se la llama, de lo que se trata es de entrevistar a personajes
para conocerlos como seres humanos, descubrir los rasgos más resaltantes de su personalidad.
"La entrevista de creación es aquella otra en la que intervienen muy esencialmente las dotes
personales de quien la realice: observación, ambiente, creación y recreación, mundo de
resonancias y de sugestiones, más prosa propia que ajena, dirección, en fin, de orquesta ".

5. Por su género periodístico.


De acuerdo al estilo periodístico, las entrevistas periodísticas pueden ser
1) De retrato y/o personalidad: Aquellas redactadas como narración (sin uso de las técnicas del
"lead") intercalando respuestas con datos sobre el entrevistado (descripción física, actitudes,
etc.).
2) Biográfica: Es la que combina el "retrato" con amplios detalles de la vida y obra del
entrevistado (formación, etc.) alternando estos datos con sus opiniones;
3) De opinión general: Que pueden ser divididas en dos clases:
a) Con información anterior sobre el personaje (muy conocido) lo que evita una introducción; y
b) Sin información anterior (personaje poco conocido), lo que obliga a una nota más o menos
amplia de introducción.

4) De actualidad:
En las que la actualidad es la motivación fundamental. Puede ser dividida en los tipos siguientes:
a) Conferencia de prensa (que puede ser organizada o improvisada);
b) Encuesta (que puede ser de cuestionario a varias personas; o de un solo tema y una sola
pregunta, transcribiendo a su vez una sola respuesta);
c) De opinión (que recoge opiniones de una personalidad relevante -sin necesidad de
introducción- sobre un auto tema actualidad);
d) Grupal (a varias personas que no son identificadas y cuya respuestas son citadas como
"opinión de grupo").
e) De noticia (con detalles sobre un hecho noticiable, con identificación del informante y
inscripción textual de sus declaraciones sobre el hecho en cuestión. Este informante puede o no
ser persona de relieve; basta su condición de testigo).
Desde nuestro punto de vista, las entrevistas periodísticamente básicamente pueden clasificase
de acuerdo a la forma como se presentan redactadas lote el público:

1. Entrevista pregunta-respuesta.
Se trata de transcripciones textuales de una conversación entre un personaje y un periodista. En
la presentación las preguntas se diferenciar de las respuestas, ya sea por la tipografía de ellas o
por las iniciales que inicie a cada cual.

2. Entrevista de cita.
Proporciona una versión de las opiniones del entrevistado que van entrecomilladas. Se emplea
como ángulo noticioso de apoyo a otras informaciones.

3. Entrevista interpretada.
Presenta las declaraciones reinterpretadas y condensadas por el periodista, distribuido en varios
párrafos que van de lo más trascendente a lo menos interesante, apoyándose el inicio de cada
párrafo en "muletillas" que indiquen la declaración del entrevistado.

4. Entrevistas mixta.
Somete el contenido de la declaración a la interpretación del periodista, quien recurre a citas
textuales, describe situaciones del contexto comunicacional, se apoya en antecedentes y
declaraciones interpretativas. Representa la fusión de los dos estilos anteriores.

TÉCNICA DE LA ENTREVISTA

Hacer una entrevista a veces es más que un juego de acrobacia. El reportero tiene que escuchar,
recordar, hacer conexiones, analizar, observa, hacer la siguiente pregunta, juzgar y tomar notas;
todo si mismo tiempo.
Podemos resumir todo ello en tres fases que comprende todo encuentro entre dos personas:
antes, durante y después. El antes está representado por la preparación, el durante por la
conversación misma y el después por la redacción periodística.
Si bien no existen reglas comunes para todos los medios periodísticos (prensa, radio y televisión),
podemos sugerir pasos para hacer una buena entrevista:
1. Cualidades del entrevistador.
El primer factor a considerar pera una entrevista periodística es el periodista.
Un buen entrevistador debe estar premunido de las siguientes cualidades:
Cualidades de un buen entrevistador.
• Curiosidad
• Habilidad para escuchar
• Capacidad pan que otras personas puedan hablar sin que intervenga su propia opinión sobre
el tema
• Tolerancia con las diferencias políticas, sociales e ideológicas de las demás personas.
Con frecuencia no hay mucho tiempo para preparar las entrevistas que se hacen conforme
ocurren los sucesos noticiosos; en estos casos, la preparación constante permite que el
periodista no fracase:
a. Lectura periodística: estar al tanto de la actualidad
b. Lecturas literarias: para perfeccionar el estilo y mejorar la gramática se recomienda leer
ficción y ensayos
c. Archivo periodístico: el periodista debería llevar un archivo personal sobre los temas de
su interés propio.
Cuando existe la posibilidad de preparar la entrevista se recomienda seguir los siguientes pasos:
a. Conocer e informarse sobre el tema de la entrevista (uno no puede ir sin saber nada de nada
a una entrevista sobre un tema determinado).
b. Informarse sobre el entrevistado: datos biográficos, trayectoria, carácter o temperamento
(esto siempre es bueno; para ir en sobre aviso cuando debamos entrevistar a una persona
"difícil"). En las entrevistas de semblanza es imprescindible manejar esta información y quienes
pueden administrarla además de los archivos de los periódicos, universidades y bibliotecas
públicas o privadas, son las personas que de una u otra forma están familiarizados con el
personaje.
c) Elaboración del temario o cuestionario básico: desarrollar preguntas específicas o si se está
mejor preparado en el tema un conjunto de puntos básicos a desarrollar.

Van Dyke y Moore, en "Cómo Entrevistar” hacen una clasificación de "Sujetos difíciles de
entrevistar”:
 El individuo que no permite al investigador que inicie la conversación, sino que
comienza por sí mismo hablando de un tema carente de interés para el entrevistador;
 El que deja la iniciativa al periodista, pero interrumpe cada una de sus frases para
concluirlas el mismo, con un significado distinto del que tenían originalmente;
 El que escucha con atención al investigador, pero que se aleja del propósito
fundamental;
 El que responde con prolijidad de detalles.

La siguiente tipología del entrevistado fue diseñada por el profesor Mario Rojas Avendaño.
 El funcionario. Hay que entrevistarlo en el momento preciso, en portador cuando sale
de su acuerdo presidencial porque está contento, entonces es el amigo del periodista.
Otro momento propicio para la entrevista es cuando está muy enojado.
 El militar. Difícil porque según él se encuentra totalmente impedido para emitir una
opinión, remite al periodista a las altas jerarquías. El banquero. Es muy reservado, se
cuida de emitir su opinión, en especial si son asuntos que no conoce a fondo.
 El científico. Dedicado a su especialidad. Evita opinar sobre asuntos que no conoce a
fondo.
 El artista. Es abierto. Vive de la publicidad y opta de todo y sobre todo.
 El deportista. Igual que el artista opina sobre todo mientras no se trate su tema de
interés dentro del deporte.
 El hombre de la calle. Por lo general está siempre dispuesto a cooperar, con más razón si
su nombre aparecerá en los periódicos; con frecuencia pedirá al periodista que revise si
ha apuntado bien su nombre y apellidos. La hostilidad sólo aparece cuando se tocan
ciertos temas o se está en determinados lugares, como por ejemplo con ladrones,
prostitutas, etc., en este caso el reportero deberá ser muy cauteloso para abordarlos.

La idea es llegar a la entrevista con la idea de que además de obtener información sobre un
suceso noticioso podemos tener la gran oportunidad para conocer un personaje y presentarlo en
su dimensión humana ante el público.
"Hay quienes estudian a sus personajes -buena práctica si hay tiempo suficiente- y hasta quienes
indagan sobre sus defectos para confrontados durante la entrevista. Esta puede ser una práctica
atezada, pero habría que manejarla con sumo cuidado porque puede convenirse en
contraproducente. Cuando un personaje tiene una mancha, un pasado oscuro, lo lógico es que
ese personaje no quiera que le recuerden esa mancha, ese pasado oscuro. Aunque obtener datos
de esa índole puede dar frutos espectaculares, lo recomendable, sin embargo, es la
parsimonia”.18

Al respecto, se recomienda:
 Informarse, al tanto cuanto sea posible, de la profesión, intereses, deportes, etc. de la
persona entrevistada;
 Estar seguro de que el asunto de la entrevista le es conocido;
 Escoger anticipadamente la hora y el local para la entrevista, dando a su interlocutor la
oportunidad de prepararse.

2. Conseguir al entrevistado.
Parte del trabajo de la propia entrevista es conseguir al entrevistado. Buscarlo y convencerlo de
que acepte la realización de la entrevista. Por eso no es recomendable encargar esta tarea a otra
persona (secretaria o practicante de periodismo), puesto que este prima contacto es
fundamental para que el entrevistado confíe en el entrevistador: se requiere del calor humano de
una voz, decidida y firme, con quien una persona podrá hablar y contar hechos que pueden serie
ingratos.
El periodista debe manejar con mucho tino la información previa que tiene sobre el suceso que
motiva la entrevista y poner sobre la mesa, sin engallar ni por un solo momento al entrevistado,
lo que se espera de la entrevista y lo que se va a hacer con la información.

3. Realización de la entrevista.
Para Guillermina Baena se debe tomar en cuenta los tres pasos para conducir una entrevista: la
iniciación, la ilación y el cierre.
"La iniciación. Debe ser amistosa, como con un: ¡Qué tal!, ¡Hola! Continuar con una conversación
libre o un tópico de actualidad: ¿Hace calor, eh? ¡Ah! Es usted aficionado a coleccionar... ¡Oiga,
qué buen libro éste que tiene en su biblioteca! No perdemos de vista el tema, porque estamos
frente al personaje y podemos agregar algo como lo siguiente: 'No quiero distraerlo de sus
ocupaciones por mucho tiempo, así que... (...)
La ilación. Está basada en frases de transición, que hacen volver al entrevistado al tema para
aclarar algo de lo ya contestado o para que no se encamine hacia otro tema como las siguientes:
"Este es un punto muy interesante, ¿no le importa repetirlo?..." "Hace un momento me hablaba
sobre... le importaría decimos si…

El cierre. Puede ser una frase sencilla como “Muchas gracias por la molestia que se ha tomado".
A veces la despedida puede ser deliberada, manifiesta o continua para evitar la brusquedad o la
interrupción abrupta de la plática en el caso de entrevistados muy explícitos. (...) Es conveniente
ofrecer siempre una expresión de agradecimiento por la generosidad que tuvo el entrevistado al
concedernos tiempo y atención”.
Sin duda, en la realización de la entrevista o conversación, la parte más difícil es sin duda el inicio.
En todo momento es indispensable ser claro, directo y preciso. No hay nada más fastidioso que
un entrevistador rebuscado, que utilice un lenguaje poético o simbólico para señalar algo muy
sencillo y práctico o que sea ambiguo en sus preguntas. Por el contrario, la seguridad y el aplomo
son armas indispensables para colocarse al mismo nivel que el entrevistado y observar dos
principios fundamentales: no interrumpir y no dejar que se abran silencios que pueden resultar
abismos infranqueables.
Durante la entrevista, el periodista debe concertarse en las preguntas tanto como en las
respuestas. Explorar los motivos de ciertas decisiones, las causas más que los efectos, los
impulsos interiores que provocan actitudes exteriores. La última pregunta, tanto como la
primera, deben ser significativas, originales, personales, ingeniosas, capaces de permitir al
entrevistado lucirse y sentir bien.
Con la información que se tiene en torno al personaje, buscar contradicciones entre lo que dijo
en otra época y lo que ha demostrado después. Y a continuación, haciendo valer la condición de
periodista, desempolvar el sentido común y la inevitable intuición respecto a lo la opinión pública
espera saber de esa persona.
Hay una cierta tendencia por parte de algunos periodistas a ser gratuitamente cáusticos con las
personas que entrevistan; pero no es haciendo quedar mal al entrevistado como va a quedar
bien el periodista ante los lectores.
"Durante la entrevista, el comportamiento del periodista debe estar a la altura de las
circunstancias; no debe presumir haciendo preguntas que puedan rayar en la insolencia; el
periodista tiene la facultad de preguntar exhaustivamente, pero su actitud y su técnica no son las
de un policía o un fiscal, sino las de un hombre de prensa, cuyo único privilegio es haber llegado
hasta él para presentarlo luego a los lectores de su medio. Obtener informaciones objetivas o
subjetivas de un personaje es la meta de un entrevistador, pero los medios para obtenerlas
deben procurar ser siempre lícitos.”
Sobre el método para registra el diálogo. Unos insisten que se debe tomar notas y no confiarse a
la memoria; otros urgen a usar la grabadora como solución a la falta de memoria. En un extremo
están los periodistas que sostienen que el uso de la grabadora es innecesario, ya que las notas
del periodista son generalmente más certeras, confiables y simplifican el trabajo a la hora de
escribir. En el otro, hay quienes dicen que el uso de la grabadora es recomendable, ya que así se
recupera con fidelidad completa la entrevista. Veamos algunas de esas opiniones.

"Decimos que no, porque la grabadora no registra absolutamente nada de los detalles para la
descripción. No registra las incidencias de la entrevista, los detalles significativos o no sobre el
personaje físico y su psicología; por lo tanto, no emula el ejercicio al comentario, la crítica o la
opinión del periodista sobre el entrevistado o la entrevista. Lo acostumbra a presentar un trabajo
frío, objetivo valioso por esta última razón, pero no interpretativo, como se exige ahora más que
antes. La entrevista contemporánea adquiere visos literarios muy audaces, aunque audacia
lingüística sedaba por lo menos en el Perú desde los comienzos de este siglo. Es bueno acudir a
las bibliotecas para encontrar inspiración en los trabajos interpretativos de entrevistadores de
alta calidad literaria, como César Vallejo, para mencionar sólo a uno de ellos. Vallejo, Mariátegui,
etc. nunca usaron grabadora".

Oriana Fallaci prefiere la grabadora:


"Más que de entrevistas se trata de conversaciones registradas en magnetófono, traducida
después, en un diálogo escrito. Más que de conversaciones se trata de monólogos provocados
por mí mediante preguntas y opiniones. Siempre pensé que dejar hablar a la gente y reproducir
fielmente lo que dice contribuye extraordinariamente a perfilar su retrato”.
Nos inclinamos por el uso de la grabadora o de la libreta de apuntes en todo caso. El periodista
experimentado utiliza la grabadora como un instrumento de apoyo a sus notas en el proceso de
escritura. Si se va a grabar la voz del sujeto, sin embargo, siempre hay que pedir su permiso,
tanto por cortesía como por ética profesional porque ser grabado sin consentimiento puede
acarear problemas legales.
Otro problema actual en el registro de datos es el tipo de conversación que el mismo personaje
divide en dos partes: lo publicable y lo expresado "off the record", es decir "fuera de grabación".
Si el periodista publica algo de lo conversado "off the record", cometerá un grave error que le
costará por lo menos la pérdida de ese personaje como fuente informativa.
En una entrevista siempre hay ciertas informaciones "off the record" (fuera de la entrevista) que
pueden resultar imprescindibles para comprender el tema que se está abarcando y, por lo tanto,
necesarias de incluir en el reportaje o noticia. En este caso, cuando el personaje entrevistado ha
señalado explícitamente que le da al periodista "cierta información" con la condición que no se le
relacione a él con el dato, es imprescindible asumir esta información en primer lugar, para ser
contrastada con otras fuentes.
Si el periodista no puede realizar este ajuste de la información (no consigue la información por
otras fluentes), entonces, no debe en ninguna circunstancia mencionar a la persona que se ha
negado explícitamente a asumir su condición de "fuente". En este último caso podrá usar el dato
señalando genéricamente de qué tipo de fuente se trata (fuente gubernamental, fuente
policíaca, fuente estatal, fuente sindical, etc.).

4. Redacción.
La etapa final de la entrevista consiste en redactarla, editada o complementarla con ilustraciones
es una parte fundamental del trabajo periodístico. Hay quienes afirman que la antevista debe
escribirse inmediatamente después de llevarse a cabo, porque permite que la memoria esté
fresca y el interés se conserve muy vivo.
"En cuanto a la escritura de las entrevistas, el reportero debe seguir el esquema propio del
reportaje de citas, aunque en ocasiones pueda establecer su propio esquema al servicio del ritmo
del diálogo y la narración. El reportero debe ser fiel a las ideas del entrevistado, aunque no
precisamente a las propias palabras del entrevistado. Esto justifica el lenguaje sincopado o la
presentación en el escrito de preguntas desconcertantes que realmente no se hicieron así en la
conversación, pero cuya respuesta se provocó por cauces normales. Deben respetarse, sin
embargo, las propias palabras de la persona entrevistada cuando estas palabras tienen un valor
esencial. Es también importante no incurrir en ese error de principiantes que consiste en ir
contando al lector todos los detalles propios del revés de la trama. El lector quiere un resultado
ya logrado y no le importa el proceso preparatorio ni los hechos irrelevantes propios de una
conversación normal entre personas educadas: dar la mano, ofrecer lumbre, desear buen viaje o
suerte, etc."
La redacción de entrevistas exige una mentalidad de destilador, la búsqueda de un método que
permita al periodista prescindir de los elementos volátiles y quedarse con los hechos sólidos que
sustentan sus hallazgos.
El periodista debe esforzarse por "pintar" con palabras, al personaje entrevistado para que el
lector se haga una idea inmediata, fácil y lo más vivida del sujeto. La práctica continua permite a
los periodistas adquirir esa habilidad que en muchos profesionales se ha convalido en arte.
En el libro "La Entrevista", de Monserrat Quesada se consignan seis aspectos que, al escribir una
entrevista de personalidad o creativa, podrían ser tomados en cuenta por los entrevistadores:

 Descripción figurativa del físico del entrevistado;


 Descripción de su apariencia psicológica;
 Descripción del escenario donde se realiza la entrevista;
 Descripción del tono del diálogo previo a la entrevistas en sí.
 Recuento de la biografía del entrevistado; y
 Otro tipo de descripciones literarias.

Tal como corresponde al criterio profesional, una vez obtenida la entrevista, el periodista debe
disponer los datos más saltantes, fundamentalmente, de manen cronológica, aunque esto no
sucede a menudo. Hay que tomar en cuenta que sí se escribe la entrevista en el estilo de
preguntas y respuestas, resulta adecuado redactar un "gorro" o resumen sobre el entrevistado, el
motivo de la entrevista, y una síntesis de su propuesta que irá al comienzo del texto. Cuando no
se emplea esta técnica porque se trata de las entrevistas de creación, entonces, el periodista
procede de acuerdo a su criterio de interpretación de las declaraciones. El cuerpo de la noticia se
redactará alternando las palabras textuales del personaje interrogado con descripciones o
narraciones que corren a cargo del periodista, en párrafos presentados como un relato en tercera
persona que se intercalan dentro de las citas; o referencias precisas hechas con palabras surgidas
en el coloquio entre entrevistado y entrevistador.

CONSEJOS DE EXPERTOS
Para el catedrático español Martínez Albertos, la entrevista no está ajena a la ética periodística:
"Una última recomendación práctica nos atrevemos a dejar aquí apuntada: la necesidad de
trabajar la entrevista con espíritu de elegancia moral, con fair play. Las entrevistas,
efectivamente, pueden ser una frente continua de pequeños actos difamatorios contra las
personas que aparecen entrevistadas. Muchas veces estas faltas nacen del prurito del periodista
de quedar ante el lector como un hombre agudo e inteligente, con cierto desprecio comparativo
para el interlocutor. Hay ocasiones en que el afán de autoafirmación del periodista produce
como resultado que el lector piense que el entrevistado es tonto o poco menos. Esto no es
correcto: al escribir una entrevista, el reportero debe conceder al interlocutor una igualdad de
armas para el coloquio. No puede ridiculizado, ni alterar su pensamiento, ni utilizar la entrevista
como plataforma para la exhibición intelectual del entrevistador. Aparece aquí implícita,
normalmente, más una cuestión de elegancia espiritual del periodista -de fair play deportivo- que
de verdadera ética profesional. Pero el juego limpio es siempre aconsejable como norma de
convivencia y como cautela prudente para el futuro profesional de los reporteros
entrevistadores."

La lista de recomendaciones de Siegfried Mandel sobre la antevista es la siguiente:

1. Hay que saber lo que se desea (¿qué cosas quiere uno indagar?)
2. Hay que prepararla entrevista (averiguar antecedentes).
3. Hay que pensar de antemano las preguntas.
4. Hay que tener cuidado al tomar notas.
5. Hay que estudiar al entrevistado (es necesario adular a uno convencer a otros con
halagos y a otros más con mentiras).
6. Hay que ser concreto (hacer preguntas directas que sugieran cuál es la respuesta que se
desea).
7. Hay que ser exacto (no se debe tener hacer preguntas y confirmar los hechos, nombres).
8. Hay que buscar el colorido (al hablar, con el entrevistado hay que esforzarse por
imaginar las palabras que mejor lo describan con brevedad);
9. No hay que hablar demasiado (se entrevista, a una persona para que dé información, no
para luche);
10. No hay que olvidarse del sentido del humor (puede servir para cobrar confianza).

Para Sibila Camps y Luis Pozos la entrevista propiamente dicha, a menudo en un ambiente de
cierta intimidad, exige que el periodista, en cierta forma, actúe un poco como psicólogo y otro
poco como detective. Esto implica
• Tratar de que la entrevista se realice: en un lugar tranquilo y silencioso; en un ámbito donde no
se corra el riesgo de que el entrevistado se distraiga; en un sitio donde ni el entrevistado ni el
periodista puedan ser interrumpidos; a una hora en que el entrevistado no esté demasiado
dormido, cansado ni ansioso; con tiempo suficiente.
• Conocer lo máximo posible la vida y obra del entrevistado, o bien el tema que se va a tratar
con él.
• Elaborar previamente las preguntas o los temas sobre los cuales se va a conversar, aunque
puedan ir variando durante la charla.
• Tener en cuenta que ciertas respuestas dan pie a nuevas preguntas.
• No formular preguntas ambiguas: generan respuestas ambiguas y permiten al entrevistado
escaparse por la tangente.
• No formular preguntas excesivamente globales: anulan la posibilidad de diálogo y se corre el
riesgo de que el entrevistado conteste según un libreto que tal vez ya tenía preparado.
• Cuando se hace ineludible tratar un tema sobre el cual el entrevistado ya ha hablado en
numerosos reportajes, para evitar declaraciones reiterativas se puede abordado a través de un
enfoque diferente.
• No formular preguntas que den lugar a respuestas previsibles.
• Según la personalidad del entrevistado y su eventual resistencia a hablar sobre ciertos temas,
conviene ir creando un clima de distensión a través de preguntas de menor relevancia, aun
cuando las respuestas tal vez no tengan mayor utilidad en el reportaje. Esto no implica adular al
entrevistado.
• Una actitud agresiva o abiertamente cuestionadora por parte del periodista puede llevar al
entrevistado a cortar el diálogo.
• Ciertas preguntas pueden irritar o predisponer negativamente al entrevistado. Conviene ir
dosificándolas a lo largo del diálogo, de modo de formularlas en el momento más oportuno. Si
se teme que alguna pregunta llegue a poner en peligro la entrevista, dejada para el final.
• No cabe que el periodista juzgue las respuestas, pero sí que formule las objeciones que crea
convenientes para profundizar en el tema que se está tratando.
• La negativa a contestar una pregunta es, de por si, una respuesta. También lo son la respuesta
parcial y la evasiva.
• De todas maneras, ante la reticencia a contestar una pregunta o ante una respuesta evasiva,
se puede retomar el tema en otro momento de la charla, rol, formulando la pregunta a partir de
un nuevo enfoque y con naturalidad, como si no se hubiera planteado anteriormente o el
periodista no hubiera comprendido bien la respuesta.
• Asimismo, es recomendable mantener esa naturalidad aun cuando el entrevistado hace una
confidencia o revela una información de importancia. Demostrar abiertamente el interés por
una respuesta reservada o sorprendente puede llevar al entrevistado a cambiar de tema.
• Para facilitar las respuestas espontáneas conviene manejar con naturalidad también las
herramientas de trabajo (cuaderno o block apuntes, lapicera) y no demostrar que se está
pendiente del grabador o del reloj.
• Excepto que el entrevistado prohíba expresamente su uso, el grabador es imprescindible e
irreemplazable.
Al transcribir las declaraciones es necesario ser fiel a las ideas del entrevistado, esto significa
respetar también su manera de apresarse.
Sin embargo, la fidelidad absoluta choca con las limitaciones de extensión pautadas por el editor
y con la lectura fluida de la nota. Por lo tanto, es aconsejable:
• Si el entrevistado repite un concepto, dejar sólo aquella frase o frases que mejo r lo expresan.
• Agrupar las respuestas en tomo de un mismo tema, aun cuando las preguntas hayan sido
formuladas en otro orden durante la entrevista.
• Transcribir el tono de las respuestas, comentarios y acotaciones mediante signos de
entonación (exclamación e interrogación), y de puntuación (coma, punto y coma, punto y
seguido, punto y aparte, puntos suspensivos).
• Si el periodista mantiene una relación personal con el entrevistado, cuidar que el trato
familiar de la charla no se traduzca en un tono confianzudo: el lector puede interpretarlo como
una falta de respeto hacia el entrevistado o bien vivir el clima intimista como un privilegio
excluyente del periodista, del que él queda afuera.
• Si una pregunta tuvo por respuesta el silencio y es de interés consignado, transcribirlo
mediante puntos suspensivos.
• Si una respuesta valiosa es excesivamente larga, separarla en dos partes introduciendo una
pregunta verosímil.

En cambio, se puede tener mayor libertad al transcribir las preguntas. De todos modos, es
conveniente que:
• Sean breves y concisas;
• Sean comprensibles para el lector, reemplazando los términos técnicos específicos por otros
que le resulten más accesibles;
• Ante el lector, el periodista no intente demostrar su presunta superioridad sobre el
entrevistado;
• Si es necesario ganar espacio, se supriman dos o más preguntas y se un liquen las respuestas
en un solo párrafo."

A modo de recapitulación presentamos la guía que un reportero del Wall Street Journal propone
a la hora de hacer una entrevista:

1. Nunca comiences con preguntas duras. Mejor, rompe el hielo, explica quién eres, qué haces,
por qué elegiste al sujeto. Un cumplido suele ayudar mucho.
2. A menudo, la pregunta inicial debe ser abierta, de modo que le permita al entrevistado
hablar de lo que más le guste. La cuestión es que la persona comience a hablar, se establezca el
ambiente de plática, y el periodista pueda comenzar a descifrar la actitud que el entrevistado
muestra hacia uno mismo y hada el tema de la entrevista.
3. Observa y escucha atentamente al sujeto para comprobar cómo reacciona. Usa esta
información para decidir qué estilo adoptar: más serio, al punto, más relajado, y así no dejar
que el ritmo de la entrevista escape a tu control.
4. Trata de estar atento a pistas que te sugieran preguntas o temas en los que no habías
pensado. Sé flexible. Quizás el tema que hablas elegido era el equivocado o secundario.
5. Recuerda todo el tiempo que al acabar tienes que escribir una historia. Según escuchas,
pregúntate: ¿cuál será la entrada?, ¿estoy entendiendo lo suficiente como para dejar claro cuál
es el tema y poder apoyado con citas y documentación?, ¿tengo suficiente información para
relatar coherentemente la anécdota que acaba de contarme?
6. No renuncies a hacer preguntas embarazosas. Tras un acercamiento preliminar al asunto,
más amable, hazlas.
7. No tengas miedo de hacer preguntas ingenuas. El entrevistado siempre va a comprender que
no lo sabes todo. Por mucho que te hayas preparado, siempre quedan cosas de las que uno no
pudo enterarse.
8. Acostúmbrate a hacer preguntas del tipo ¿qué quiere decir con eso?, ¿por qué eso? que
aludan a que el sujeto no deje de hablar, evitando silencios embarazosos.
9. A veces es útil cambiar el ritmo de la entrevista alejándote de temas sensibles, apartando el
cuaderno o la grabadora y mostrando profundo interés por una irrelevancia. Eso sí, asegúrate
de volver luego al tema importante. En otras ocasiones, una pausa repentina tiene un buen
efecto. Cuando el entrevistado acaba de hacer una afirmación, quédate mirándolo, quizá con
una leve sonrisa. A menudo se pondrá nervioso y acabará soltando algo interesante.
10. Ocasionalmente obtienes tu mejor cita o descripción cuando el sujeto piensa que la
entrevista ha terminado. Cuando ve que cierras el block y te despides, se relaja y a menudo sale
con alguna declaración sorprendente. No bajes la guardia hasta que cierre la puerta.

EJERCICIOS

¿Cuáles preguntas le harías a Garfield?


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Preguntas que le harías a tus padres:
Preguntas que le harías al artista favorito

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