Martí y Sarmiento: Análisis de Dos Visiones de La Historia de Las Ideas Filosóficas en América Latina
Martí y Sarmiento: Análisis de Dos Visiones de La Historia de Las Ideas Filosóficas en América Latina
Martí y Sarmiento: Análisis de Dos Visiones de La Historia de Las Ideas Filosóficas en América Latina
1. TTULO
MART Y SARMIENTO: ANLISIS DE DOS VISIONES DE LA HISTORIA DE
LAS IDEAS FILOSFICAS EN AMRICA LATINA
2. AUTOR
ANA MARA CECILIA FAJARDO FAJARDO
3. PUBLICACIN
Lugar: Bogot D.C. - Cundinamarca
Ao: 2007
Pginas: 115
4. TIPO DE DOCUMENTO
Trabajo de grado
5. PALABRAS CLAVE
Civilizacin, barbare, historia de las ideas, libertad, Nuestra Amrica, discurso
americanista, Calibn.
6. DESCRIPCIN DEL PROBLEMA
En el marco de una filosofa latinoamericana abordar un paradigma de la
historia de las ideas en Amrica Latina: el dilema Civilizacin o barbarie,
propuesto por Domingo Sarmiento y puesto en cuestin por el pensador
cubano, Jos Mart.
7. FORMULACIN DEL PROBLEMA
Se formularon dos problemas en el campo filosfico de la Historia de las Ideas
en Amrica Latina, concernientes a:
8. LNEA DE INVESTIGACIN
LINEA DE INVESTIGACIN INSTITUCIONAL: Ciclo de vida, cultura y sociedad
LINEA DE INVESTIGACIN FACULTAD EDUCACIN: Filosofa
latinoamericana y colombiana
9. METODOLOGA
Proceso investigativo crtico hermenutico.
10. RESULTADOS
Monografa para optar al ttulo de Licenciatura en Filosofa.
11. FUENTES
ALBERDI, Juan Bautista. Escritos Pstumos. Buenos Aires: 1895. 204 p.
LIZASO, Flix. Mart, mstico del deber. Buenos Aires: Losada, 1940. 114
p.
Director
FRANKLIN GIOVANNI PA MORA
Filsofo Universidad Nacional de Colombia,
Maestra en pensamiento filosfico latinoamericano
Universidad de las Villas Cuba
_____________________________
Firma del presidente del Jurado
_____________________________
Firma del jurado
_____________________________
Firma del jurado
Gracias a Dios por darme la vida, y finalmente a todas aquellas personas que
enriquecieron con su dilogo las ideas que aqu se presentan.
TABLA DE CONTENIDO
Pg.
INTRODUCCIN 12
SARMIENTO 46
4. CONCLUSIONES 117
BIBLIOGRAFA 120
INTRODUCCIN
La gloria y el triunfo no son ms que un estmulo al cumplimiento del deber. En la vida prctica de
las ideas, el poder no es ms que el respeto a todas las manifestaciones de la justicia, la voluntad
firme ante todos los consejos de la crueldad o del orgullo.- Y cuanto el acatamiento a la justicia
desaparece, y el cumplimiento del deber se desconoce, infamia envuelve el triunfo y la gloria, vida
1
insensata y odiosa vive el poder
las Ideas en Amrica Latina, entendida sta como parte integrante de la filosofa.
En sentido estricto, se trata de una amplia reflexin que analiza y describe un gran
del siglo XIX: Domingo Faustino Sarmiento y Jos Mart. Para el desarrollo del
de Amrica Latina
1
MART, Jos. Obras Completas. Cuba: Coleccin textos martianos, 1983. v.1, p. 105.
A partir de tales postulados de investigacin, se plantearon las siguientes
Amrica Latina?
objetivo general:
confrontacin entre Domingo Faustino Sarmiento y Jos Mart, a partir del dilema
Civilizacin o Barbarie.
pases, en relacin con los aportes que recibieron de la cultura europea, lo que
los dos pensadores involucrados. Desde luego, para realizar esta aproximacin,
cuenta, adems, las sugerencias del profesor Umberto Eco2 para el diseo del
Filosofa y de la autora;
2
ECO, Humberto. Cmo hacer una tesis doctoral. Tcnicas y procedimientos de investigacin,
estudio y estructura. Barcelona: Gedesa, 1997, p. 16.
d) Que el cuadro metodolgico de la investigacin est al alcance de la
del trabajo y est conformado por el estudio de las ideas filosficas de los dos
para culminar con la bibliografa consultada que sirvi de soporte para esta
investigacin.
1. MARCO HISTRICO DE LAS IDEAS EN AMRICA LATINA
En este primer captulo se pretende hacer una reflexin general sobre la Historia
de las Ideas como una propuesta bsica el pensar filosfico en Amrica Latina.
presenta un inters terico y otro prctico, dados los requerimientos que impone el
3
ROIG, Arturo A. Historia de las Ideas, Teora del Discurso y Pensamiento Latinoamericano.
Bogot: USTA, 1993, p. 5.
4
Ibid., p. 6.
16
Se considera aqu, adems, que esos pequeos discursos poco estimados si son
una fuente importante para la comprensin de los problemas que abordan, y que
est permeado de historicidad por lo cual slo una razn histrica los puede
comprender5.
academicista, rescatando las razones por las cuales tuvieron una gran eficacia
histrica para bien o para mal nuestro, y reconociendo a la vez, que en este
verificar que el pasado lo llevamos con nosotros mismos, como el caracol que
superado hace tiempo el nuevo inters erudito que pueda haberla movido en
5
Ibid., p. 6.
17
alguna ocasin, para convertirse en una imprescindible herramienta de
autoconocimiento6.
Bien vale la pena considerar, as mismo, que aunque la Historia de las Ideas no
filosficos, que son mediados por el lenguaje. Segn Roig ste se presenta como
relaciones conflictivas que subyacen en ella; por ello, en el interior mismo de ese
justamente, en este sentido que se considera que todo texto en cuanto discurso
6
ZEA, Leopoldo. Historia de las Ideas, Teora del Discurso y Pensamiento Latinoamericano.
Bogot: USTA, 1993, p. 13.
7
Ibid., p. 13.
18
La diferencia entre el discurso y el discurso contrario es, bsicamente, de
Civilizacin o Barbarie.
Ideas que tiene sus antecedentes remotos en algunos textos de Simn Bolvar,
pasando por las obras claves de Sarmiento y Mart para llegar hasta el presente
en los trabajos de Arturo Andrs Roig, Leopoldo Zea, Enrique Dussel y otros.
pueden citar a Francisco Romero, Jos Gaos, Joa Cruz Costa. As mismo, se
fundan instituciones en las que la Historia de las Ideas qued establecida como
tarea permanente.
19
los que se debe mencionar el Centro de Estudios Latinoamericanos de la
Universidad Catlica que ha reformado la tarea de continuar la revista de historia de
8
las ideas
Pero, la historia de las ideas fue mucho ms all de estos logros: se plante y
propsito de estos requerimientos, Jos Gaos, que ya por los aos 40, promovi
como forma del saber, entendi que la nueva creencia era, sin ms, un modo de
hacer historia de la filosofa, por los mismo que no hay idea sin circunstancia -y
8
Ibid., p. 16.
9
Ibid., p. 19.
20
Desde esta perspectiva, Jos Gaos se propuso la aproximacin de las dos
De otra parte, subyace en la Historia de las Ideas una temtica que, ciertamente,
por ejemplo, en la obra de Leopoldo Zea y que se proyecta como una filosofa de
otros visionarios.
10
Ibid., p.19.
21
En efecto, una Historia de las Ideas implica no slo una determinada manera de
tenido para la nacionalidad y ms all de ella, para esa otra realidad cultural ms
diversificado, sino que sta diversificacin se ha dado al mismo tiempo que se iba
Pablo Guadarrama, pasando por los libros y tarea educativa de Francisco Miro
pasado indgena precolombino, sin que ello implique hacer con la Historia de las
En este orden de ideas se puede establecer una distincin entre filosofa como
22
Conforme a tal distincin, el obligado desdoblamiento del tema dara lugar a dos
consigo misma, por encima o ms all de cualquier labor acadmica: es, por
tarea con un nuevo sentido; es ms, aspiran a que esta disciplina sirva como
la liberacin para este continente. Se aprecia, por lo tanto, a mediados del siglo
relacin con este intento se debe destacar nuevamente a Leopoldo Zea como uno
23
La filosofa y la Historia de las Ideas ocupa el lugar central en esta nueva visin
sociales. La filosofa, en este sentido, fue una interpretacin del mundo, orientada
enfatiza. As, el empirismo ingls, desde Bacon, pasando por Hobbes y Locke,
hasta Hume efecta profundos estudios sobre la naturaleza del poder que
racional que llega a su cumbre con la obra de Emmanuel Kant. Con el idealismo
24
La segunda funcin como actividad filosfica, corresponde a la problemtica de la
objetos inmanentes son los problemas propios del hombre y por tanto del
pensamiento latinoamericano.
Este tipo de pensamiento coincide con algo que ha sido mostrado en particular
11
GAOS, Jos. El pensamiento latinoamericano. Buenos Aires: Ariel, 1978, p.71
25
2. MARCO CONTEXTUAL DE DOS REPRESENTANTES DE LA HISTORIA DE
Este captulo pretende ubicar a los dos pensadores en sus respectivos contextos
12
ROIG, Op. cit., p. 61.
26
Nace el 15 de febrero de 1811, un ao despus de la independencia argentina en
una olvidada aldea de los Andes de San Juan. Comienza por educarse a s
mismo, antes de educar a los dems, sin asistencia acadmica alguna, estimulado
a la que pudo asistir de nio fue a una escuela de primaria, Escuela de la Patria.
Juan Bautista Alberdi, slo dos aos mayor que Sarmiento e integrante de la
Cuando como yo, no ha podido un joven recibir una educacin regular y sistemada,
cuando se han bebido ciertas doctrinas a que uno se adhiere por creerlas
incontestables, cuando se ha tenido desde muy temprano el penoso trabajo de
discernir, de escoger, por decirlo as, los principios que deba formar su educacin,
se adquiere una especie de independencia, de insubordinacin que hace que no
14
respetemos mucho lo que la preocupacin y el tiempo han sancionado .
Aqu cabe traer a colacin la crtica que le hace Manuel Glvez a Sarmiento:
13
LUGONES, Leopoldo. Historia de Sarmiento. Buenos Aires: Eudeba, 1960, p. 16.
14
ROJAS, Ricardo. El Profeta de la Pampa. Vida de Sarmiento. Buenos Aires: Losada, 1945, p.
111-113.
27
Sarmiento para toda su vida [...] En estas cosas cuando se empieza mal se sigue
mal15.
brillante carrera de estudios contrastaba con la que haba sido hasta entonces su
tambin fue pedagogo eminente para su poca, tal como se ve reflejado en gran
haba sido slo una fuerte intuicin: La cultura intelectual del pas, que haba
reconstruccin institucional que ahora les esperaba a los jvenes del pas:
Hacia pocos aos que Sarmiento empezaba a darse cuenta del rico caudal de
ideas tiles que ofrecan los nuevos escritores y filsofos europeos. Ahora, en el
mismo periodo de este intercambio de cartas con Alberdi, encontraba nuevos
modelos de erudicin y sabidura en los libros de Lerminier, Tocqueville,
Villeman, Schlegel, Jouffroy, Guizot, Cousn y Lerroux, que haca poco Manuel
16
Quiroga Rosas haba trado a Buenos Aires .
15
GLVEZ, Manuel. Vida de Sarmiento, El hombre de autoridad. Buenos Aires: Emece,
1943, p. 42.
16
Ibid., p. 108.
28
Esas ideas y tradiciones, sancionadas por el tiempo, constituirn no slo su propia
de la regin de Cuyo, valan poco ante el diluvio de informacin que los nuevos
pas entero.
habra de ser decisivo en su vida. All aprende los oficios de escritor, de pedagogo
y de poltico. Las ideas vagas, confusas, desmedidas que tena en 1840 [...]
la historia profunda de la Argentina. Esos cinco aos son, sin duda fundamentales
17
BLINKLEY, Allison Wlliam. Vida de Sarmiento. Buenos Aires: Eudeba, 1966, p. 120.
29
(1841-1855) conoce y establece una gran amistad con el pensador y publicista
Lecciones de Poltica Positiva, publicado en 1874. Este libro tena por objeto dar
organizacin poltica [...] y constitua en gran parte una sntesis de las ideas de
trabajo que escribi Lastarria, y que provoc gran controversia fue Investigaciones
con claridad sus puntos de vista, sus ideas reaccionarias, racistas y colonialistas;
Es preciso ser justos con los espaoles; al exterminar a un pueblo salvaje, cuyo
territorio iban a ocupar, hacan simplemente lo que todos los pueblos civilizados
hacen con los salvajes, lo que la colonia efecta deliberada o indeliberadamente
con los indgenas; absorbe, destruye, extermina [...] Puede ser muy injusto
exterminar salvajes [...] gracias a esta injusticia la Amrica, en lugar de
permanecer abandonada a los salvajes incapaces de progreso, est ocupada hoy
por la raza caucsica, la ms perfecta, la ms inteligente, la ms bella y la ms
18
PONCE, Anbal. Sarmiento. Constructor de la nueva Argentina. Madrid: Espasa Calpe, 1932, p.
78.
19
Ibid., p. 79.
30
progresiva de las que pueblan la tierra [...] las razas fuertes exterminan a las
dbiles [...] Esto es providencial y til, sublime y grande [...] Creemos, pues, que
no debieran ya nuestros escritores insistir sobre la crueldad de los espaoles para
con los salvajes de la Amrica, ahora como entonces, nuestros enemigos de raza,
20
de color, de tendencias, de civilizacin
De las mltiples experiencias con que se form intelectualmente, hay una singular
que se puede identificar: la que surge de la vida en una ciudad cosmopolita, que
(1845) subtitulado Civilizacin y Barbarie, texto en el cual relata la vida del caudillo
Juan Facundo Quiroga, metfora del tirano montonero Juan Manuel de Rosas.
20
SARMIENTO, Domingo F. Investigaciones sobre el sistema colonial de los espaoles. En : obras
completas. La Habana: Casa de las Amricas, 1984. v.2, p.215 -222.
21
Ibid., p. 39
L
31
esta red de textos algunos colocados en posicin marginal, otros citados en el
Francia22.
El viaje que aleja a Sarmiento de Argentina pudo haber tenido un motivo poltico,
22
SARMIENTO, Domingo. Facundo. La Habana. Editorial: Casa de las Amricas, 1982, p. 10
32
garabatea un desafo poltico en una piedra al cruzar la frontera hacia Chile. Partir
verla a distancia.
como objeto de anlisis, mientras que los viajeros parten de su cultura hacia otra
ajena que se proponen estudiar. Esta diferencia es crucial porque destaca una de
Rough Notes During Some Journeys Across the Pampas and Among The Andes
reflexin sobre las ideas, un proceso mediatizado por los textos, exactamente
como los textos de los viajeros son mediatizados por el discurso cientfico. Esta
23
BLINKLEY, Op. cit., p. 44.
33
instrumental de los viajeros europeos. Slo que aqu la manifestacin de esa
Libro (Facundo).
cuando las distintas clases de ciudades son analizadas y contrastadas por l (es el
24
Ibid., p. 46.
34
de Rosas y todos los grupos e instituciones que lo apoyaban. En general, ellos
pas haba logrado en los aos siguientes a la Revolucin de Mayo. Sera fcil
Considerado as, no cabe duda que Sarmiento fue el ms fiel y, en cierta forma,
que:
de la cual Sarmiento, al pasar los aos, se mostr el ms fiel defensor, tiene que
sociedad.
25
Ibid., p. 50.
35
Slo es posible entender el entusiasmo por la labor cultural que los activistas de la
vez mayor sobre las ideas del sujeto pensante, que controlaba el poder social y
Era algo comn en crculos intelectuales (ideas expuestas tambin por Mart), que
sociedad. Hoy se admite la leve influencia de las ideas, pero parecera una
26
Ibid., p. 53.
36
objetivo de regenerar la sociedad segn los valores de la Revolucin de Mayo, a
favor del nuevo objetivo de acomodarse a las ya existentes estructuras del poder,
con las lites ganaderas (Alberdi, colaborando con ellas en el interior; Mitre,
La dramtica historia de cmo cada uno de los activistas de 1836 logr justificar
este panorama fue Sarmiento quien vivi ms intensamente este conflicto que
pblica, sigui fiel a la conviccin juvenil acerca del papel central de la labor
base de los fines utpicos que sus compatriotas de 1836 haban defendido
37
anteriormente27. Con este aspecto de su carrera pblica se asocian sus
27
BLINKLEY, Op. cit., p. 61.
28
Ibid., p. 62.
38
Jos Mart nace en 1853 en la Habana, de padres espaoles; tuvo como monitor
costa por la identidad y libertad de Cuba. Entre los 16 y 17 aos de edad Mart fue
independencia de Cuba.
29
Ibid., p. 33.
39
En medio del eco del combate, se crea en La Habana el desde entonces odiado
cubanos. Tuvo lugar entonces, entre otros, el suceso del Teatro Villanueva en el
que se vio envuelto Mendive y que Mart presenciara. El maestro de Mart fue
Pero muy pronto tendra Mart una experiencia mucho ms directa de estos
Los Voluntarios encontraron una carta firmada por l y por su amigo Fermn
Valds Domnguez, dirigida a un alumno de Mendive, a quien le acusaban de
apstata por haber ingresado en las filas enemigas. Los dos amigos fueron
encarcelados y con su elocuencia Mart logr convencer al jurado de que la carta
haba sido escrita por l y no por Valds Domnguez. Fue condenado a seis aos
de prisin. Al ao marchara al destierro, con el cuerpo y el espritu marcados.
Esa prisin y ese destierro completan su primera formacin, que se concreta en el
30
testimonio El Presidio Poltico en Cuba [...]
Contina Vitier:
30
VITTIER, Cintio. Espaa en Mart. La Habana: Casa de las Amricas, 1994, p. 5
31
Ibid., p. 5.
40
La experiencia espaola se completa con los primeros viajes a las repblicas
periodista. All se pone en contacto de manera directa con las dificultades por las
independencia, con la historia de esas luchas y de sus hroes; pero sobre todo ve
ntimo, del cual recibe muestras de entraable afecto: Manuel Mercado; y a quien
designando con esto todos los pueblos al sur del Ro Bravo. Afirma igualmente
que el caudillismo pasa a ser uno de los tantos males que padecen el pueblo
latinoamericano.
41
y juntos trabajan por la libertad de Cuba. Finalmente, es deportado a Espaa por
segunda vez. Luego de una breve estancia en Francia, llega el 3 de enero de 1880
a Nueva York.
otros pases del mundo, con cuyas experiencias completa y ampla las suyas.
York.
van produciendo en sus ideas sobre los Estados Unidos, las crticas que escribe
42
social, demuestran no obstante una creciente agudizacin de su visin polmica
existencia de la lucha de clases, sin que por ello pueda afirmarse que abrazara el
situacin particular que atraviesan los Estados Unidos en los momentos en que la
drama terrible, Nueva York en junio y El Cisma de los catlicos en Nueva York,
martiano que madura por esos aos: sus ideas en torno a la guerra en Cuba, pues
32
Ibid., p. 9.
43
estas ideas y en unin con Gmez y Maceo inicia Mart una nueva labor
hechos que caracterizaron la Guerra de los Diez Aos a la luz de las nuevas
33
FERNNDEZ RETAMAR, Roberto. Jos Mart: del anticolonialismo al antiimperialismo. La
Habana: Editorial Casa de las Amricas, 1995, p. 33.
44
Jos Mart muere en Dos Ros el da 19 de Mayo de 1895.
45
3. ANLISIS DE DOS VISIONES DE LA HISTORIA DE LAS IDEAS EN AMRICA
propone aproximarse a una caracterizacin del perfil que muestran los pensadores
entiende por filosofa. En la perspectiva que ofrece el siglo XIX se aprecia que el
elaborada por el saber europeo, constituye una respuesta ante una situacin
general de dependencia.
34
ZEA, Lepoldo. El pensamiento latinoamericano. Barcelona: Ariel, 1965, p. 41.
46
Por su parte, la discusin acerca de la naturaleza y el grado de esa situacin de
del siglo XIX entre el ideario del argentino Domingo Faustino Sarmiento y el
una.
Los intentos de hacer una historia de las ideas filosfica en Amrica Latina tienen
de las ideas hoy en Amrica Latina tiene sus races en el ideario que esbozaron
latinoamericano.
47
En este sentido, las recomendaciones que para el tratamiento de las ideas han
hecho los expertos en historia de las ideas en Amrica Latina, convocados por la
latinoamericanos.
48
relacin con los procesos histricos propios y tener en cuenta la presencia de las
formas de conciencia social dentro de las cuales han jugado su papel las ideas.
plante que no hay batalla entre la Civilizacin y la Barbarie, sino entre la falsa
posible estar al mismo tiempo de acuerdo con Facundo y con Nuestra Amrica
obra toda de Mart es un dilogo implcito, y a veces explcito, con las tesis
sarmientinas36.
35
FERNNDEZ RETAMAR, Roberto. Calibn: Apuntes sobre la cultura en Nuestra Amrica.
Bogot: Abejn Mono, 1974. p. 38.
36
Ibid., p.47.
49
El texto de Fernndez Retamar se inspira en la obra La Tempestad de William
medida que posean una fuerza interior que va ms all de una mera toma de
Califica a Calibn de brbaro y salvaje y por ello inclinado al mal, de acuerdo con
de que supieses hablar, a cada instante te he enseado una y otra cosa. Cuando
37
ZEA, Leopoldo. Discurso desde la marginacin y la barbarie. Cal: Instituto Cubano del Libro,
1995, p. 20.
38
Ibid.
50
simplemente barbarie, el balbuceo de bruto, del no hombre. Calibn puede ser
hombre, pero dentro de la idea y logos del hombre por excelencia, el colonizador.
la bajeza de tu origen te impedir tratarte con las naturalezas puras 39. El lenguaje
y el orden a que este da sentido no podr ser jams el lenguaje de Calibn, y por
ello, slo podr ocupar un lugar inferior dentro del mundo de Prspero.
39
Ibid., p.20.
51
de partir de la ubicacin histrica de los personajes involucrados y luego se
el ejercicio de grado, de las tres bolas extradas de la urna, elige Mart el nmero
trece cuyo tema es la oratoria poltica y forense entre los romanos. Cicern como
40
VITIER, Op. Cit., p. 8-9.
52
su ms alta expresin: los discursos examinados con arreglo a sus obras de
retrica.
Si tal fue el tema escogido para su ejercicio de graduando, hay que suponer que
ocasiones 41.
que emplea sus noches libres en visitar la logia Armona [...], y en esta logia ha
llegado a ser el orador. All se dan cita semanalmente todos los cubanos jvenes
[...]42.
joven Mart se expres con simpata, pero con reservas en sus cuadernos de
estudiante; de su alta estima por el magno hombre don Julin Sanz del Ro, as
como por Patricio Azcrate, Francisco Giner de los Ros y el lgico, el honrado,
el vigoroso Salmern.
41
LIZASO, Flix. Mart, mstico del deber. Buenos Aires: Losada, 1940, p. 71-72.
42
Ibid., p. 90
53
La otra fuente cultural hispnica que aliment el pensamiento martiano fue la de
los grandes escritores del Siglo de Oro, entre otros Gracin (que casi no
Cervantes.
Desde la otra orilla, estn las races americanas que subyacen en lo profundo del
Anacaona, con Hatuey hemos de estar, y no con las llamas que los quemaron, ni
con las cuerdas que los ataron, ni con los aceros que los degollaron, ni con las
43
MART, Jos, Obras Completas. La Habana: Editorial Nacional de Cuba, 1965. v.2, p.17-18
54
Qu importa que vengamos de sangre mora y cutis blanco? El espritu de los
hombres flota sobre la tierra en que vivieron, y se le respira. Se viene de padres
de Valencia y madres de Canarias, y se sienta correr por las venas la sangre
enardecida de Tamanaco y Paramaconi, y se ve como propia la que vertieron por
las breas del Calvario, pecho a pecho con los gonzalos del frrea armadura, los
44
desnudos y heroicos Caracas .
discurso Madre Amrica, paralelo histrico de las colonizaciones (Del arado naci
un rebelde [...]45.
est en consonancia con una visin analgica del mundo puesta en sintona con
pensadores europeos del siglo XIX. Si el cosmos posee una esencia nica
44
Ibid., p.19.
45
Ibid., p. 11.
55
vario, y a lo uno han de ir las sntesis de todo lo comn; todo se simplifica al
siente con toda su intensidad las heridas y los impulsos de la historia colectiva.
ideales que antes proporcionaban las religiones y que se han diluido ahora en la
46
Ibid., p. 47.
47
Ibid., p. 23.
48
Ibid., 441-442.
56
secularizacin de la vida burguesa. De ah que la filosofa por su intuicin de la
unidad o esencia del cosmos provee al hombre de los nuevos tiempos de los
Tras estas consideraciones acerca del cosmos, de la sociedad y del hombre, Mart
49
Ibid., p. 209-210.
57
En este texto temprano en la formacin filosfica de Mart se enfatizan los
presidio poltico cubano, pero la propuesta tica que lo justifica tiene un alcance
estrenada:
Y la fibra noble del alma de los pueblos se contrajo enrgico, y a los acordes de la
lira que bamboleaba entre la roja nube, el pueblo clam y exhal en la
embriaguez de su clamor el grito de anatema. El pueblo clam inconsciente, y
hasta los hombres que suean con la federacin universal, con el tomo libre
dentro de la molcula libre, con el respeto a la independencia ajena como base en
la fuerza y la independencia propias, anatematizaron la peticin de los derechos
que ellos piden, sancionaron la opresin de la independencia que ellos predican, y
santificaron como representante de la paz y la moral, la guerra de exterminio y el
50
olvido del corazn [...]
50
Ibid., p. 48.
58
La conexin de la justicia personal y social con el reconocimiento de una
Esta justicia universal emana de un dios concebido como bondad esencial, que no
parece del todo inmanente al mundo, segn una visin pantesta, aunque tampoco
nica del Universo, segn una concepcin, que por buscar alguna filiacin
desprenderse jams de los hechos histricos, por lo que el texto nunca pierde su
para representar una visin del mundo. De manera que, al igual que en toda obra
trascendente.
51
MORALES, Carlos Javier. La potica de Jos Mart y su contexto. Madrid, 1994, p. 151.
59
mantuvo la cuestin de los modelos extranjeros en Amrica Latina europeos o
que haba sido legado por Espaa lo que vena de los godos pero, a menudo
norteamericanos.
Fue el cubano Jos Mart, sin duda alguna, el primero que construy lnea a lnea
De Jos Mart data, en verdad, la toma de conciencia que ha derivado hacia las
fines del siglo XVIII, por razones a la vez prcticas y tericas: la emancipacin de
52
RODRGUEZ, Pedro Pablo. El Proyecto de Jos Mart: Una opcin ante la modernidad. La
Habana: Casa de Las Amricas, 1995, p. 41.
60
despus de visitar los Estados Unidos en 1783 y 1784, expres con nfasis la idea
de que el ejemplo del norte deba ser seguido por el sur [...]53. Seguirlo con mayor
publicacin de Facundo,
[...] haba sido influido principalmente por los modelos europeos (ingls y francs)
pasa por primera vez por los Estados Unidos, en 1848, reside all por segunda
vez como embajador en 1865-1868 y observa con atencin los mecanismos de la
vida norteamericana. Todo le interesa: medios de comunicacin, prisiones,
peridicos, etc. Las escuelas figuran en primer lugar, entre sus inquietudes y, en
53
Ibid., p. 42.
61
Nueva York, public en 1866 Las Escuelas, base de la prosperidad de los
54
Estados Unidos .
(palabra de Mart) en cuya entraa triunfaran los trust, los pools, y que, a partir de
Latina55.
Este hecho anterior, hizo que la mirada de Jos Mart se volviera hacia el Norte.
libertad ofrecido por la historia de los Estados Unidos. En Madre Amrica, discurso
cmo la Amrica del Norte naci de un mpetu vehemente de libertad: los hombres
54
FERNNDEZ RETAMAR, Roberto. Jos Mart: del anticolonialismo al antiimperialismo. La
Habana: Casa de las Amricas, 1995, p. 35.
55
Jos Mart ha descrito con lucidez extraordinaria el mecanismo econmico interior de la sociedad
capitalista de los Estados Unidos que incitaba a la misma -no sin contradicciones entre
ganaderos, manufactureros y propietarios de la industria -, a buscar mercados y fuentes de
materias primas en Amrica Latina y a practicar una poltica expansionista.
62
que buscaban un suelo sin tiranos (puritanos, ntegros, guaqueros constructores
base de Estados donde la autoridad era de todos y en los cuales no haba un acto
Sin embargo, Mart explica tambin en muchos otros textos que los Estados
Unidos traicionaron poco a poco sus orgenes al vivir de la esclavitud de otra raza,
Desde 1880 con la difusin en la Amrica del Norte y del Sur de las teoras del
made man convertido en el rey del acero en los Estados Unidos desde 1882, no
la base de las relaciones sociales; los individuos fuertes triunfan y los dbiles
56
Ibd., p. 37.
57
Ibid.
63
spencerismo, presentado bajo esta forma grosera convena al capitalismo
generacin de 1880 los que acogieron y difundieron las teoras individualistas del
58
LVAREZ LVAREZ, Luis. La Oratoria de Jos Mart. La Habana: Premio Extraordinario de
Ensayo sobre Jos Mart, 1995, p. 27.
64
econmica, permita en principio llegar a la riqueza elevada al rango de valor
supremo [...]59.
Poco despus, como los cientficos mexicanos, Jos Ingenieros coronara esta
del siglo XIX y principios del XX, con afirmaciones claramente racistas. Para este
permita borrar el estigma de inferioridad con el cual los europeos han sealado
Jos Enrique Rod explic cmo las ideas positivas de estirpe europea y muy
siglo XIX entre las clases dirigentes y las ms altas capas culturales, acrecentaron
59
ROJAS, Ricardo. El Profeta de la Pampa: Vida de Sarmiento. Buenos Aires, Losada, 1945. p.
110.
60
INGENIEROS, Jos. La formacin de una raza argentina. En: Revista de Filosofa, Buenos Aires,
1975.Tomo I, p. 38.
61
Ibid., p. 40.
65
Latina. El modelo anglosajn realizado en Estados Unidos era propuesto por los
texto, este autor ha planteado la relacin entre el desarrollo del arquetipo del Norte
capacidad humana de los pueblos de Amrica Latina; esto colocado dentro del
segunda mitad del siglo XIX que a travs de sus textos elabora una teora de los
del hecho diferencial cubano, o sea el retraso histrico rmora histrica lo llam
66
Mart en la marcha hacia la independencia de un pas an bajo tutela colonial
[...]62.
(1852-1933), que [...] extraa del positivismo spenceriano una doctrina de libertad
Varona, al oponerse a las tesis del Partido Autonomista conclua, en nombre del
62
VARONA, Enrique Jos. La moral en la revolucin. La Habana, 1974, p. 31.
63
Ibid., p. 32.
67
su afirmacin de la personalidad latinoamericana que analiz en la velada de la
Por su parte, Jos Mart situaba al filsofo britnico Spencer al lado de Bolvar
considerando que [...] de aquella Amrica enconada y turbia, que brot con las
espinas en la frente y las palabras como lava, saliendo junto con la sangre del
pecho, por la mordaza mal rota, hemos venido, a pujo de brazo, a nuestra Amrica
y Herbert Spencer de otro [...]64. Como Varona, Jos Mart prefiri tomar de
interior, preparados para el servicio de las patrias por una conciencia o una moral
sin quiebres.
Repblica moral en Amrica. Mart ha podido suscitar tantos ecos en una Amrica
64
MART, Op. Cit., p. 26.
68
negro, Mart opone sus ideas: No hay odio de razas, porque no hay razas. Los
slo poda ser asunto de hombres blancos. Es total su confianza en la nueva raza
dice Mart en su texto Madre Amrica. Recuerda Jos Mart al buen salvaje de
Rousseau? Lo cierto es que exalta aqul que unas veces llama el hombre natural
Para Mart, debido a esa concesin telrica del hombre americano fundido en los
crisoles naturales del continente (esa alma colectiva, india y mestiza y blanca,
hecha una llama sola) resulta que ningn modelo institucional o cultural, europeo
o norteamericano, podra convertir a los pueblos que viven al sur del Ro Bravo: Ni
65
Ibid., p. 42.
66
Ibid.
69
recordando El Espritu de las Leyes, pero sobretodo porque se trata para l de una
[...] El espritu del gobierno ha de ser el del pas. La forma del gobierno ha de
avenirse a la constitucin propia del pas [...]. La incapacidad no est en el pas
naciente [...] sino en los que quieren regir pueblos originales, de composicin
singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de prctica libre en los
Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarqua en Francia. Con un decreto
de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero. Con una frase de Sieys
no se desestanca la sangre cuajada de la raza india [...]. A adivinar salen los
jvenes del mundo, con antiparras yanquis o francesas, y aspiran a dirigir un
67
pueblo que no conocen [...]
Debe recordarse una vez ms que es al Mxico de los cientficos, vuelto hacia el
extranjero, al que Mart lanzaba estas enrgicas y claras ideas sobre el espritu
latinoamericana frente a aquellos que Mart llamaba los polticos exticos: ramos
sudor. Entienden que se imita demasiado y que la salvacin est en crear. Crear
67
Ibid., p. 55.
68
Ibid., p. 58.
70
En Nuestra Amrica ya el autor cubano perciba claramente la importancia que
tena para la joven Amrica ese rechazo de la enajenacin cultural en las ideas, en
a la palabra idealismo.
71
No es nada novedoso decir que un espiritualismo de vibracin religiosa, a la vez
de Vctor Hugo, el gran escritor francs que tanta influencia tuvo en Amrica
Ideolgico de Jos Mart, publicado por los profesores Manuel Pedro Gonzlez e
Ivn Sehulman, se lee un apunte de Mart sobre la muerte que dice: Pues hay
mayor ventura que morir? Pues es morir ms que el deleitsimo premio, ansiado
punto, sabroso puerto, estacin nueva en viaje largo; objetivo de amor al alma
69
HART DVALOS, Armando y ESTRADA, Ulises. Vigencia de Jos Mart. En: La Monde
Diplomatie No.10. Ao 1. Edicin colombiana. Bogot, Marzo, 2003, p.8.
70
MART, Jos. Citado por GONZLEZ, Manuel P. y SCHULMAN, Ivn. Esquema ideolgico de
Jos Mart. La Habana: Casa de las Amricas, 1992, p. 21.
72
espiritual de los franciscanos castellanos del siglo XV sirva de ejemplo, fray
del alma por levantar el vuelo. A esta idea, en cierta medida con todos los
matices de las aportaciones de la ciencia del siglo XIX se adhiere el cubano con
su idea del separatismo del alma; esto lo probaran otros textos, por ejemplo, sus
la mitad del ser. Obvio es que Jos Mart le exige al darwinismo (basndose a
puesto que da gozo real de una vida posterior en que sean plenos los penetrantes
alma72.
71
Son muchas las alusiones a Darwin y en la obra de Mart (Ver en este sentido el ndice
Onomstico en Obras Completas. La Habana, Editorial Nacional de Cuba, 1963-1973 Tomo
26). Vase, adems, el texto Asamblea Anual de la Sociedad, para el adelant de las ciencias,
publicado originalmente en el Partido Liberal de Mxico, en 1887 y, recogido en Obras
Completas. v. 11. p. 278.
72
MART, Jos. Darwin ha muerto. La Habana: Editorial Nacional de Cuba. 1963, p. 380.
73
metafsica. Tampoco cabe duda que las ideas de la personalidad y la afirmacin
humanistas que brindan algunos textos de Jos Mart contengan unos matices
hispnico del siglo XIX. Desde luego, esto no contradice su profundo e innegable
sustancial de las almas, lo que Mart llama el alma igual de todas las personas
negro no hay culpa aborigen, ni virus, que lo inhabilite para desenvolver su alma
Siguiendo con lo anterior, Jos Mart sienta como principio absoluto e intocable la
existencia de una igualdad original, que es como una ley a la vez divina y natural,
todos y para el bien de todos como aquella libertad original que cra el hombre en
naturaleza altiva74. Mart entiende aqu que la igualdad y la libertad son principios
73
MART, Op. cit., p. 298.
74
Ibid., p. 275.
74
grabados por la naturaleza o por Dios en el fondo del ser de cada hombre. Desde
esta ptica, Mart adopta una postura que parece innatista y que hace pensar en
algo que en la historia de las ideas es anterior a la crtica del innatismo por el
filosofa de Bergson.
visin hispnica de la sociedad: la idea de que existe una nobleza del alma,
genuina, esencial, en cada individuo, que puede afirmarse en cada persona sin
definicin de Sneca quien escriba Animus facit nobilem (Epistola XLIV). Esta
siglos XVI y XVII (Siglo de Oro) y, como se sabe ella asoma en las protestas del
75
Incluso Santo Toms de Aquino repite a Sneca. Ver en este sentido De Beneficis, III. En Suma
Teolgica, secunda secundae, quesito (IV), art. 15.
76
Ver en este sentido la expresin de igualitarismo cristiano de El Alcalde de Zalamea, de
Calderon: El honor es patrimonio del alma y el alma slo es de Dios.
75
Es preciso anotar que el vocabulario de Mart para expresar ese sentimiento de
Por cierto que usa vocablos como honor, honra, decoro y albedro que son
etapa histrica bastante anterior al liberalismo del siglo XIX. Justamente, la carta
empieza as: Amigo y hermano: Tales responsabilidades suelen caer sobre los
albedro y decoro, que la expresin queda como velada e infantil [...]77. Muchos
son los conceptos e ideas de Mart segn la vieja tradicin hispnica. As, su idea
Todo lo que divide a los hombres, todo lo que los especifica, aparta o acorrala es
77
MART, Jos. Carta a Federico Henrquez y Carvajal. En: Obras Completas. v. 4, p. 110.
76
San Pablo, quien, como se sabe, agreg la dimensin de caritas a la humanitas
Otras ideas de Jos Mart confirman que para l pecar contra la humanidad es,
dice: El alma emana igual y eterna de los cuerpos diversos en forma y en color.
razas [...]78.
corazn criollo.
como virtud entraable y conviccin racional de que los valores universales son
78
Ibid., p. 22.
77
superiores a los particulares. La ampliacin universalista resulta ms ntida cuando
entre otros. En realidad, se puede decir que el humanismo de Jos Mart ofrece
hombre a la propiedad adquirida con el trabajo de sus manos [...]80. Frase que
parece implicar que su idea social sera una repblica de pequeos propietarios.
79
Ibid., p.320.
80
MART, Jos. Vindicacin de Cuba. En: Obras Completas .v. 1, p.240.
78
Se aprecia, asimismo, en las ideas de Jos Mart, a pesar del altruismo, de la
suyas, una especie de absolutizacin del individuo, que es una caracterstica del
Repblica tiene por base el carcter entero de cada uno de sus hijos, el hbito de
trabajar con sus manos y pensar por s propio [...] o la repblica no vale una
lgrima [...]81.
81
MART, Jos. Discurso en el Liceo de Tampa. En: Obras Completas. v.4, p. 270.
82
Ibid., 169.
79
cristianismo hasta los filsofos enciclopedistas del Iluminismo y culmina en una
As, por ejemplo, desde la visin derechista del exilio cubano, Roberto Agramonte
del espritu, de la moral y de la sociedad en Jos Mart sin tener en cuenta las
83
GUADARRAMA, Pablo. Humanismo en el Pensamiento Latinoamericano. La Habana: Editorial
Ciencias Sociales, 2001. p. 161.
84
Ibid., p. 161.
80
fechas y las circunstancias concretas de los textos, sin considerar la evolucin del
despacho, biblioteca, cuando en realidad casi todos los textos de Mart se explican
as: Esta ltima parte del presente captulo sobre la teora general del espritu se
precisamente por la accin prctica y factual Jos Mart dio a las formas idealistas
ideologa oficial de ciertas oligarquas de Amrica a fines del siglo XIX. Tambin
85
Ibid., p.62.
81
determinada situacin histrica adquiri las formas espiritualistas y liberales de su
que capta en relacin con una experiencia real, que es precisamente la situacin
el texto arriba citado de Mi Raza cumple una funcin prctica e histrica cuando la
hombre real, el hombre natural de Amrica. A pesar de que Jos Mart rechaza
la idea de la lucha de clases (en Cuba, por lo menos) en los textos de 1890-1895,
82
de la voluntad segn la idea de Schopenhauer (con quien lo compara sin motivo
Roberto Agramonte).
voluntad del gran hombre y la realidad objetiva del grupo humano del que forma
parte.
No slo cuanto al pasado, sino tambin en lo que al futuro se refiere, Jos Mart
que oscila entre la filosofa y la poesa y que anuncia, por ejemplo, la de Csar
muerte en beneficio de una vida que no puede perecer entre los humanos. En
83
efecto, en La Opinin Nacional (Caracas, 19 de octubre de 1881), dice Mart: Oh
que misterio! vuela un alma del cuerpo, y queda viva, acariciada, abrigada en los
lugares que ilumin con su energa, en los espacios que llen con sus voces, en el
pueblo que difundi con su bravura, en los corazones que confort con su cario.
Quien vive para todos, contina viviendo en todos, dulce premio! [...]86.
Dicho sea en otros trminos, Jos Mart afirma, como Vallejo y ms tarde Neruda
en Los Libertadores del Canto General que el hombre no perece si muere por
su pueblo: sigue vivo en todos los hijos del pueblo que defendi.
En los textos polticos del ltimo perodo (1890 - 1895) de Jos Mart tambin
Partido Revolucionario Cubano, con especial insistencia reitera tres veces dicha
expresin.
A la par que advierte que la lucha revolucionaria no debe incurrir en lo que llama
situacin objetiva con todas sus contradicciones. Por tener ese respeto inteligente
a lo que l mismo llam la dignidad del hecho, por saber que la ciencia poltica
86
MART, Op. cit., p. 202.
84
pedantesca, sino por el contacto ntimo con el proceso y el fluir histrico,
cuanto a la historia por hacer del mismo continente, fue verdaderamente proftico
con la naturaleza (geografa, hbitos, cultura) de las nuevas naciones. Tal postura
Social en Chicago).
Internacional mostr con luz meridiana cmo empezaban a forjarse las cadenas
dichos textos se pueden citar hoy a propsito de las negociaciones del TLC, sin
resultar anacrnicos.
85
Tambin fue la Ciencia poltica de los pueblos basada en la observacin crtica
permiti a Mart elevarse muy alto, desprendido del mezquino espritu aldeano o
localista al que denuncia tantas veces, hasta el nivel superior de las determinantes
Cubano, de Tampa, Con todos y para bien de todos, puede ser objeto de
Se puede concluir en este aparte del trabajo que la forma de ciertas ideas
cuo liberal. Intentar negarlo sera incurrir en el mayor pecado del historiador de
86
la historia colectiva de los cubanos de los americanos, de los hombres de su
tiempo.
especial porque pertenezca a una raza u otra: dgase hombre, y ya se dicen todos
los derechos [...] Hombre es ms que blanco, ms que mulato, ms que negro
[...]88.
Con el nuevo siglo XXI se han puesto de moda algunas tendencias irracionales de
del mercado. Ante este panorama desolador para el hombre de nuestra Amrica y
87
Ibid., p.85.
88
MART, Jos. Mi Raza. En Obras Completas. Tomo II, p. 298.
87
del mundo es preciso recordar el programa de Jos Mart en el artculo Los
para que creciera: Los hombres son todava mquinas de comer y relicarios de
mundo donde unos son un medio para otros. En 1887, en una crnica sobre el
mexicanos encandilados por las teoras de los tecncratas de aquel entonces los
mantiene que la poesa no es indispensable a los pueblos? Hay gente de tan corta
89
MART, Jos. Maestros Ambulantes. En Obras Completas. Tomo VIII, p. 290.
90
Ibid., p. 89.
88
vista mental, que creen que toda la fruta se acaba en la cscara [...] La poesa [...]
es ms necesaria a los pueblos que la industria misma, pues sta les proporciona
[...]91.
econmico y tcnico. Lo que dice el filsofo cubano es que tal desarrollo no debe
91
Ibid., p. 135.
92
GUADARRAMA, Op. cit., p. 14.
89
El humanismo no constituye una corriente filosfica o cultural homognea [...] se
caracteriza en lo fundamental por propuestas que sitan al hombre como valor
principal en todo lo existente, y a partir de esa consideracin, subordina toda
actividad a propiciarle mejores condiciones de vida material y espiritual, de
manera tal que pueda desplegar sus potencialidades siempre limitadas
histricamente [...] La toma de conciencia de esas limitaciones no se constituye
en obstculo insalvable, sino en pivote que moviliza los elementos para que el
93
hombre siempre sea concebido como fin y nunca como medio [...] .
Pero cul era la concepcin e ideas que Mart tena sobre el hombre y el
humanismo? En el marco del amplio debate filosfico del siglo XIX es donde hay
humanidad y el humanismo.
pluralidad de los orgenes del hombre, para lo cual dispuso de fuentes muy
diversas. En sus apuntes y en otros textos suele comentar los trabajos de varios
Plongeon, y sobre todo Daniel Carrison Brinton. Parece que Mart conoci
93
Ibid., p. 15.
90
detalladamente los trabajos de este ltimo, y l mismo expone sus tesis en varias
ocasiones [...]94.
problema surge de las relaciones entre las ciencias naturales y las ciencias
Todos esos debates que conoci Mart fueron un entorno mental efervescente y
complejo dentro del cual vivi, y a partir de este contexto cultural fueron forjadas
94
ESTRADA, Paul. Mart y Europa, Europa y Mart en Casa de las Amricas No. 198. La Habana.
Casa de las Amricas, enero marzo de 1995, p. 15.
95
ORTIZ, Fernando. Mart y las Razas. La Habana : Vida y Pensamiento de Mart, 1942, p. 39-41.
96
MART, Op. Cit., p. 371.
91
fundamental de la unidad del hombre bajo diversas formas. Algunos ejemplos: en
1887, habla del espritu esencial humano que confunde y unifica las razas
razas. En 1894, en La verdad sobre los Estados Unidos, se refiere a lo que llama
Entonces, cabe la pregunta: significa esto que Mart predica una doctrina que
la idea de raza, por esta razn adopta la nocin de diferencia en un siglo, que
justifica todas las empresas coloniales del etnocentrismo del mundo civilizado, que
97
Ibid., p. 55.
92
europea; tal concepcin de nuestra cultura se resume en el texto-manifiesto
Nuestra Amrica.
importancia que tuvo la copiosa literatura de viajes producida por los incontables
viajeros cientficos de los XVIII y XIX, que dejaron su huella en la obra y en las
ideas de Sarmiento. ste, a su vez, fue un constante viajero desde temprana edad
cultural.
prestarse especial atencin a su obra Facundo, que puede ser leda como texto
93
Propio se desarrolla en Sarmiento sobre la base de un mundo de discursos
los planteamientos de Sarmiento, tuvieron lugar entre los aos 1837 y 1845.
joven que integraba una lite culta que haba recibido las influencias del
incompatible con una vocacin de unin continental americana...99. Esta lite tuvo,
98
RODO, Jos E. Obras Completas, Madrid, Aguilar, 1957, p.841.
99
MARCO SASTRE, Juan Bautista Alberdi, Juan Mara Gutirrez y Esteban Echevarra. El Saln
Literario. Buenos Aires: Hachete, 1958, p.167-168.
94
La formacin de una filosofa y una literatura americanas fue considerada en los
Ambos textos, que bien pueden ser considerados como el acta de nacimiento de
que poseen, dichos campos de expresin y resultan ser, en verdad, una especie
incluyendo lo filosfico.
Cuando fue planteada la necesidad de una filosofa americana, por parte de los
Manuel Quiroga de la Rosa, Flix Fras, Vicente Fidel Lpez y Domingo Faustino
100
ROIG, Arturo. El valor actual de la llamada emancipacin mental. En: Anuario de Estudios
Latinoamericanos, Mxico, UNAM, No. 12 (1979); p.351-362.
101
SASTRE, Op. Cit., p.168.
95
Sarmiento. Con ellos irrumpe en el Ro de la Plata el Romanticismo y se marca
102
ROIG, Op.cit., p. 355.
103
Ibid., p. 356.
96
Los miembros de la Generacin de 1837, que sobre la base de las Lecturas de
este modo, vienen a coincidir prensadores de origen diverso que provienen unos
haban causado. Escribir, en ese mundo era dar forma al sueo modernizador;
partes buscando con qu llenar el vaco que deban dejar la inquisicin destruida,
104
Una lectura general de las funciones de la escritura en el siglo XIX se encuentra en la obra de
Angel Rama. La ciudad letrada. Hanover: Ediciones del Norte, 1984, y En: Jean Franco. La
heterogeneidad peligrosa: escritura y control social en vspera de la independencia mexicana.
Revista HISPAMERICA No. 34-35, Mxico, (1983), p. 3-34.
105
SARMIENTO, Domingo Faustino. Recuerdos de Provincia. Madrid: Salvat Editores, 1970, p. 90
97
Ante la carencia de modelos, el discurso se desliza, casi automticamente hacia
partes, buscando con que llenar el vaco [...]. Llenar vacos: poblar desiertos,
construir ciudades, navegar los ros. La imagen del transporte a lo largo del
americana al orden del discurso, a la racionalidad (no solo verbal) del mercado,
Sarmiento, el intelectual opera en funcin del viaje importador del discurso, viaje a
respirar los que han nacido en las tierras bajas [...]107. El viajero va de lo bajo a lo
106
Ibid., p. 92.
107
SARMIENTO, Viajes por Europa, frica y Amrica. Buenos Aires: Hachette, s.f. p. 51.
108
Ibid., p.49.
98
Significativamente, la bajeza ah no es slo efecto del vaco: es el fango de las
del progreso. Para sacar a los suyos de la barbarie el intelectual viaja a las tierras
regresara con la palabra traducida, llena de valor, del modelo. Si la condicin del
el Facundo.
109
SARMIENTO, Domingo F. Facundo. Coleccin Literatura Latinoamericana, La Habana: Casa de
las Amricas, 1982, p. 53.
99
Sobre la particularidad americana se impone la idea (europea) del oriental.
Facundo. Pero el trabajo de la cita, segn seala Ricardo Piglia, comprueba como,
modelos citados. El deseo mimtico estimulado por el deseo de ser otro, el otro
100
As lo observa Piglia: En el momento en que la cultura sostiene los emblemas de
un uso que habra que llamar salvaje de la cultura, en Sarmiento, de hecho, estos
Piglia, es slo un producto de la mala cita, de un uso salvaje de los modelos, cuya
Sin embargo, ese lugar subalterno, marginal, que asume Sarmiento se convierte
enfatiza su diferencia del saber europeo, para que no se note tanto el cipayismo
en las ideas:
110
PIGLIA, Ricardo. Notas sobre Facundo, En: revista Punto de Vista. Buenos Aires. Vol. 3, No. 8
(ene.- jun. 1980); p. 16.
101
Oh! La Francia, tan justamente erguida por su suficiencia en las ciencias
histricas, polticas y sociales, la Inglaterra, tan contemplativa de sus intereses
comerciales; aquellos polticos de todos los pases, aquellos escritores que se
precian entendidos, sin un pobre narrador americano se presentase ante ellos con
un libro, para mostrarles como Dios muestra las cosas que llamamos evidentes
111
[...]
discurso inmediato era necesario para representar el mundo nuevo, que el saber
que Sarmiento tena que conocer toda esa zona de la vida americana la
Haba que or al otro; or su voz; ya que el otro careca de escritura. Eso es lo que
saber del otro resultara as, decisivo en la restauracin del orden, del proyecto
civilizador.
Esto permite decir, por ahora, que la lectura de Sarmiento como un intelectual
111
Ibid., p. 63.
102
que presenta la obra de Sarmiento. ste es capaz de asumir esa distancia para
legitimar un saber diferente, medio brbaro como sugiere l mismo, pero acaso
ciudad, que haba pretendido importar los modelos europeos sin tomar en cuenta
la realidad particular la barbarie del mundo donde esos discursos deban operar.
distintas en un mismo suelo: una naciente, que sin conocimiento de lo que tiene
Media; otra, que realiza los ltimos resultados de la civilizacin europea. El siglo
XIX y el siglo XIII viven juntos: el uno adentro de las ciudades, el otro en la
campia [...]112.
112
SARMIENTO, Op. cit., p. 105.
103
caudillismo, que desarticulaba el sentido, la unidad nacional. Constituye as un
europeo. Para restaurar haba que escuchar la voz del otro, la tradicin que el
hay res pblica) haba que incorporar no alienar al otro; y el primer paso haca
tiene, por un lado, la idea del mundo de la tradicin como aquello que haba que
113
Ibid., p. 64.
104
contradiccin entre ambas ideas del pasado nunca se resuelve completamente; de
busca volver los ojos hacia atrs, para or la voz del pueblo (la madre) y as darle
al discurso de este nuevo saber el soplo de vida que no haba logrado incorporar
el libro europeo.
buena medida, el enigma, cuya solucin la escritura explora. Pero ante este vaco
sea, para Sarmiento, una exploracin de la frontera, una reflexin sobre los lmites
cuentos de fogn. De ah, que Facundo sea un gran depsito de voces, relatos
105
orales, ancdotas, cuentos de otros, que Sarmiento transcribe y acomoda en su
la representacin del otro, sea como el excluido y ahora poderoso en el orden del
mediacin entre los dos mundos funcionara, y la escritura (de la voz), resolviera la
sufre la fuente popular al ser incorporada a la escritura. Habra que ver la distancia
como objeto del discurso, nunca es un hecho pasivo; y esa puesta en forma de la
cultura campesina. En efecto, saber y conocer son palabras, ideas, que tienen
106
En Facundo, entre escuchar el eco confuso del pueblo y escribir, media el
transcriptor, que rara vez cita al otro; el transcriptor, cuyo lugar nunca es neutro en
la voz, a la vez que registra su funcionamiento fuera del contexto habitual. Se trata
En un nivel superior, la distancia entre los dos lxicos, uno propio (escrito) y otro
extrao (oral), se comprueba entre dos saberes jerarquizados. El saber del otro es
114
Ibid., p. 18.
115
Ibid., p. 103.
116
Ibid., p. 102.
107
Facundo asume el relato oral como fuente de la escritura, pero a la vez desplaza y
contar cuentos de otros le produce una notable ansiedad, que a veces lo lleva a
considerar a Facundo como un caos discordante que haba que ordenar y purificar
joven Quiroga, quien aparece citado: Entonces supe que era tener miedo, deca
117
Ibid., p. 62.
108
el general don Juan Facundo Quiroga, contando a un grupo de oficiales su caso.
Claro est, como ocurre siempre, la precedencia del relato no se indica hasta su
conclusin, y el lmite entre el lugar del transcriptor y la voz del otro es impreciso.
en efecto, las relaciones que existen entre las formas exteriores y las
prrafos siguientes al relato del tigre cuando Sarmiento lee el rostro de Quiroga,
pronunciada del otro anticipa ese orden racionalizador que implica el dominio de la
Como se puede apreciar a todo lo largo de este aparte del trabajo, al estudiar la
118
Ibid., p. 138.
109
vista la naturaleza heterognea y, a veces, contradictoria del campo discursivo y
Leer la lectura es leer, por lo menos, dos veces. Se lee una lectura y, a la vez, se
supone el objeto ledo, un objeto que deviene difuso, transformado. Adems, todo
de este captulo.
Luis Franco, ninguno de nuestros caudillos fue gaucho por la simplsima razn
que todos ellos, sin excepcin quizs, comenzaron o al menos terminaron como
110
patrones estancieros; o eran doctores o comandantes de campaa [...]119. Ni
[...]120.
comandante y llevaba su marca. Lejos de ser el gaucho brbaro que con subidos
119
FRANCO, Luis. El otro Rosas. Buenos Aires: Reconstruir, 1956, Citado por PEA, Milciades. El
Paraso Terrateniente: Federales y Unitarios forjan la civilizacin del cuero. Buenos Aires:
Fichas, 1972, p. 25.
120
SARMIENTO, Op. cit., p. 49.
121
Ibid., p. 25-26.
111
Los caudillos como Rosas y Quiroga, no defendan el sistema federalista sino sus
Rivadavia, Mitre y los Unitarios, en cambio, defendan no tanto los principios del
gracia para el gaucho lo dio el mismo Rosas con el famoso decreto de 1815 que
ordenaba:
122
FORBES, John Murria. Once aos en Buenos Aires. Buenos Aires: Emece, 1956, p.32.
112
Todo hombre de campo que no acredite tener propiedades legitimas o tierras de
que subsistir, ser reputado sirviente y obligado a llevar papeleta de conchavo de
su patrn, visada cada tres meses por el juez de paz, so pena de declarrsele
vago y castigado con cinco aos de servicio militar obligatorio, o si no sirviente
para ese destino, con dos aos de conchavo obligatorio a cargo de un patrn, la
123
primera vez, y de diez la segunda, en caso de reicindencia [...]
Rivadavia) y Sarmiento los que trataron de exterminar al gaucho, sino ante todo los
propios caudillos antieuropestas como Rosas y Lpez, los que hicieron todo lo que
otro. Y esto, en gran parte explica la clave de las ideas y el ideario de los
123
Ibid., p. 40.
113
Sarmiento convirti esa estratagema de Rosas en la realidad ms profunda del
caudillo para dar validez a su esquema: eran oligarcas y aristcratas y los hizo
gauchos malos; eran hombres de ciudad y los hizo jinetes y pastores de campo;
eran generales (como Quiroga y El Chacho) o coroneles (como Rosas que haba
colaborado con el entonces coronel Juan Lavalle en las guerras de frontera contra
los indios) y Sarmiento los hizo gauchos alzados. Quiroga haba sido uno de los
quiere, lo que la Europa despotizada echa de menos. Esta no era una ilusin de
[...]125.
pillaje (de sus metales, primero, y de sus materias primas, despus), tal como lo
pillaje:
124
Ibid., p. 75.
125
SARMIENTO, Op. cit., p. 187.
114
Cmo sera posible concebir (se pregunta en Facundo, perplejo ante la relacin
de mutua comprensin entablada entre Rosas e Inglaterra), que la Inglaterra, tan
solcita para formarse mercados para sus manufacturas, hayan estado durante
veinte aos viendo tranquilamente, si no coadyuvando en secreto a la aniquilacin
de todo principio civilizador en las orillas del Plata y dando la mano, para que se
levante, cada vez lo que ha visto bambolearse, al tiranuelo ignorante que ha
puesto una barra al ro para que la Europa no pueda penetrar hasta el corazn de
la Amrica a sacar las riquezas que encierra y que nuestra inhabilidad
126
desperdicia? .
extraccin de oro por los gobiernos provinciales, pero los barcos ingleses s
podan sacar el oro del pas: los nicos beneficiarios de los recursos de las
[...] Mitre y los de su escuela liberal (que por cierto incluira a Sarmiento),
quisieron reemplazar los caudillos de poncho por los caudillos de frac; la
democracia semibarbara que despedaza las constituciones republicanas a
latigazos, por la democracia semicivilizada que despedaza las constituciones con
caones rayados (alusin a la famosa frase de Mitre: Mi oficio es echar abajo a
caonazos la puerta por donde se entra a los ministerios); la democracia de las
multitudes de la campaa, por la democracia del pueblo notable y decente de las
ciudades; es decir, la mayora por las minoras populares, la democracia que es
128
democracia por la democracia que es oligarqua [...] .
126
Ibid., p. 238.
127
PEA, Op.cit., p.39
128
ALBERDI, Juan Bautista. Escritos Pstumos. Buenos Aires, 1895, p. 204.
115
Alberdi defina as las dos formas que asumiera la dictadura en Amrica Latina: el
129
Ibid., p. 139.
130
Ibid., p. 141.
116
4. CONCLUSIONES
filosfico.
Se puede considerar que entre los grandes iniciadores de las Historia de las Ideas
cubano Jos Mart, quienes en la segunda mitad del siglo XIX elaboran los
culminar en la obra de autores como Jos Enrique Rod, Anbal Ponce, Leopoldo
117
En la obra Facundo de Domingo Faustino Sarmiento se desarrolla un amplio
positivista.
para afirmarlas o bien para negarlas, dentro de los polmicos contextos que han
118
Desde la perspectiva actual, se aprecia que las ideas originales de Sarmiento y
cultura de Amrica Latina: de una parte, las ideas de la burguesa liberal, que hoy
119
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