El Rastro Solar de Los Infras PDF
El Rastro Solar de Los Infras PDF
El Rastro Solar de Los Infras PDF
ITIRHTllRH
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Semestre l. 2010
~
UNIVERSIDAD C A \
AUTONOMA Dinsi n
METROPOUTANA de Cienci:,s
c." _la" r"""" AzcapOlzalco Sociales}'
Humanida d es
A Carlos Montemayor
In memoriam
Los heterodoxos
de la literatura
hispanoamericana
Coordinadores editoriales
tlJumanidades
DIRECTORIO
Rector General
Dr. Enr iqu e Pablo A IIIIIl:-.n Fl'rn,ndl: /. Fa .~:-. nad lt
Rectora
MIra . Pal oma l bcz Villa lobos
Secretario
lng. Dado Ed uardo Guaynx:llt'iI Gu~ l iL11111
Director
Dr. Jose Alfredo Snchc z Da za
Distribucin
Maria de Lourdes Delgado Reyes
Tel. 53 18-9109
Impreso e n Mx ico
Printed in Mexico
Presentacin 11
Esbozo de Ca rl os Monremayor
Vicente Francisco To rres '9
LOS NARRADORES
Satri ca martreana
Carlos Gmez Carro 53
LOS POETAS
Hoguel'll dc pnlubrns:
apunte sobre lu pues la de SC4I1' GOll zn lcz
Miguel ngel Flores 203
LOS GRUPOS
VARIACIONES LITERARIAS
Opus exclsul1I
Gonzalo Martr 345
Sueo diurno
Ana Marta Martnez 360
l a subversin es inhe rent e a loda trad icin ilerar;a que as se
juzgue. El escr itor. frente a la pgi na en bla nco. se e nfre nt a no
slo a la tarea de pob larla de ilmigcnes e ideas plausi bles. sino
al peso de una tradi cin en la que busca cobijarse o de la que quie-
re di stanciarse. as sea ste un afn sec reto. El arte ms alto es,
cas i siempre. un aclo de desobedienc ia. de c rtica y ruptura . fren-
te a los poderes del Inundo. presentes e n el imaginari o mi smo del
poeta escri tor.
El escrilOr. cua ndo lo es. se libera de s. como se libera delmul1-
do. e n el propio ejercicio de su esc ritura . En ell a se libra el com-
bate libertari o. En efecto. la mayor libert ad es bajo la pa lab ra . la
pal abra esc rit a. El expulsado del mundo. ex ili ado e n no sabemos
dnde. que regresa a ese mismo mundo cargado de nuevas pro-
mesas. En casi todo escrito r. co mo sucede con cualq uie r art ista.
un heterodoxo lucha en contra de su propia ortodox ia: de ella se
libera o a ell a se atiene. Con quin habla el escrito r cua ndo sien-
te que crea? Con el de mon io al que a Scrates te susurraba? Al
omn ipotent e Di os a quie n c ree ad ivinarle sus pu lsiones sec re-
tas? A la tradicin . lal vez. de la cua l sus palabras se esci nd en o
la consolidan.
La esc ri tura es. d igmos lo con una coerciti va metMora : una
c rce l abier ta de palabras. o con un a imagen refulgente: una ga le-
ra de espejos en donde el lec tor se mira en el acto de esc ri birse.
Pu es ta n ext rao es sa ber que esc rib imos, como sabernos el pri-
mer desti natario de su eni gma. Y si el esc ri tor es el hete rodoxo.
su otro, el lector que se mira en ese espejo. es, por necesidad. su
ant agoni sta solidario.
Lo cierto es que sin los heterodoxos sucu mbira el arte. El
Petrarca de los sonetos; el flore nt ino Dante dec idiendo esc ribir
sus tercetos en una lengua brbara; Milton al de letrear sus cie-
gas herejas. En el arte de escri bir. de ngeles cados est poblado
el cielo.
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Heterodoxos, heresiarcas de cada fin O renaci miento de l mu n-
do, ante sus severos ngeles, los guard ianes del orden del discurso.
La crit ica tambin se enuncia a parti r de los mismos dil emas. Si
como pensaba Osea r Wilde, el art e ve rdadero nace bajo un a vigo-
rosa crtica, ambas, creacin y crtica, son las dos ca ras de la mis-
ma moneda; la busqueda de la escisin ms que de la un anim idad
es tambi n necesa ria. ind ispensable, tanto en el eje rcicio creativo
como en el del crti co, y en el ti empo mex icano, convul so, ahora
de moneda en el aire, impostergable.
No hace mucho, un amigo me compa rt a la idea de otro amigo
y de otra charl a, la de que, qu iz, el ltimo enigma dejado por
Kafk a fue delega r en su amigo Max Brod la decisin de destruir
o no su obra. Por qu no hacerlo l mismo si esa era la sentencia
de su propio " proceso" ? La adi vinanza: ser fiel al hermano o al
lector; scr fie l al autor o al criti co. Oc eso vive la verdadera criti ca;
del rescate de las heterodoxias, de salva r al otro, pucs ah pervive
cl arte aut nti co, cn la belige ranc ia que surge de las tini eblas.
Por la heri da de la heterodox ia respira la literatura. De esa
sangre de la que mana el man del arte. Como si, en ocasiones, se
tratara de desencuentros en el ti empo. El Goethe heterodoxo del
Werrher, qui zs. no era el ortodoxo de la seg und a part e del Faus-
to, tan ab isma l mente di stinto. Tampoco el Alfonso Reyes patri ar-
cal y reverenciado, de qui en esc riba desde su exilio espaol.
En dnde qued la fa ma ortodoxa que tuvo Amado Ne rvo? A
quien lee mos es a Lpez Ve larde, de recatada fama, apenas, en
su momento revoluciona rio. Lo mismo que a los heternimos del
lusitano Pesoa.
Hay, tambin, escritores que se rige n por ambos cdi gos. El
Novo de los XX poemas es tambi n el de su mag nfica stira, pero
no, posiblemente, el edi ficante croni sta de las pelucas multi co-
lores. Pacheco ha esc rito pa ra si mismo y para tantos: " Ya somos
todo aquellol Contra lo que luchamos a los veinte aos". Entre
nosotros , la heterodox ia se premia con la incorporac in tarda al
canon, y cuando deja de ser heterodoxia. Por qu no es posible
haccrlo cuando a n lo es? Cuando horada nuestro presente y no
slo la historia.
En el present e numero de Tema y Variaciones de Literatura
nos hemos propuesto hacer un balance de la heterodox ia literaria
en H ispanoa mcrica. En ve rdad existe? Estn todos los que son?
Son todos los que estn? Ni son todos ni estn todos, cierto, pero
Presentacin I3
El caso de Gon za lo Martr es singu lar en nuestras letras. Se
trata de un esplndido narrado r, con un a obra, ya, de vasta enve r-
gad ura y de una g ran dive rsid ad temtica, pero de una muy escasa
difusin. Es en nuestro medio, el paradigma del escritor hetero-
doxo, pues, en verdad, su obra ha sido censurada desde un Estado
que presu me el no te ner cortapisas hac ia la libertad de expresin,
y desde unos medios y una crt ica que prefiere Uno ver ni or"
una obra de tan honda vitalidad no slo para el entorno cu ltural
de nuestra literatura, sino tambin para el universa l. En "Sat ri ca
martreana", Ca rlos Gmez Carro se propone un vislumbre general
sobre un fragmento relevante de la obra del esc ritor hidalguense.
La fero z y fera z realidad latinoameri cana, con sus terri bles
contradicciones y la reverberacin de sus momentos de luz, en-
cuentra un punto de heterodoxia en la narrati va testimonial del
guatemalteco - guerrillero, art iculi sta, poeta, narrador- Mario
Paye ras. Un escritor-guerrillero que no slo en la vida cotidiana
- la guerra- es capaz de di stanciarse de los lugares comunes del
lenguaje de izquie rd a, sino en la intensidad de una obra conce-
bida, nos conf a Irma Lpez Tiol, a travs del "humor, la iron a
y el desenfado".
El minucioso an lisis reali zado por Concepcin lva rez Ca-
sas en " Yolanda Colom: la revolucin y la vida desde la otra mi-
rada", nos mu est ra, a partir de la narrativa de esta escritora, la
historia de las mujeres que se debaten entre la revolucin y la lu-
cha que dentro de esa misma revolucin se hace frente a enemigos
internos y externos, en los procesos de liberacin de los pueblos,
subyugados no unicamente por el consabido imperialismo, sino
por los sutiles meca nismos de poder que di stancian y hacen di s-
tintos a quienes debieran ser los primeros en reconocer un a igual-
dad bsica. Esto, visto desde la otra mirada: la de la mujer que
lucha por su liberacin y por la toma de conciencia de sus ideas y
acciones dentro de la revolucin.
Con " Luis Carrin: Entre el infierno y el goce futuros", Eze-
quiel Maldonado Lpez ll eva a cabo un aj uste de cuentas entre
la creacin y la vida del autor, en los lmites de lo individual y
lo colectivo. De cmo lo individual, en la actividad creadora, se
sumerge en lo colectivo. Asimismo, la creacin como un acto
de catarsis que anuncia un escena rio por ven ir, provisto de un a
violencia en ciernes que terminara de gestar un provenir mex ica-
no en el que ahora estamos. Inmerso en los horrores de la g uerra
Presentacin 15
La poesa. sa bemos. es una forma de la lu z. Su fa lt a de di vul -
gac in, la hace una lu z sec reta y, quizs. ms preciosa . Al go de
es to nos co ment a Mi guel nge l Flores en su ace rca mi ent o a l
poe ta scar Gonz lez q ue aq ul deno min a " Hog uera de palabras".
"scar Gonz lcz, un o de nu es tros ms recientes "olvidados".
En su ensayo "La voz tac itu rn a de un poeta rel igioso de la
Ge neracin de Medio Siglo. El caso de EO P, A lejandro Orti z Bu-
Jl-Goy ri rescata la obra y la fi gura del poeta Ern es to Orti z Pa-
niag ua, que tam bin fungi co mo peri odi sta y que rea li zo un a
ob ra poti ca con ace nto reli gioso al margen de g rupos literarios
y apegado a la visin del poeta; el uso de la palabra, como mi-
sin personal pa ra crea r un mu ndo potico personal alejado de
la or todox ia.
Jos Francisco Conde Ortega nos ofrece en " La poesa de
Dioni cio Morales: una maldita provocac in de gloria al infini-
to", un acerca mi ento a la creacin po tica desde la mirada de
Dioni cio Moral es. Un poeta q ue sabe, en su ac tividad creati va,
csta r cn cl mundo. desde la cual lo ira y lo inqu iere; la poesa co-
1110 un ve r con otros ojos. los ojos de la lec tura y erudicin de un
poc ta quc conoce su oficio y con su oficio. Su poesa "es un cru-
ce de caminos" qu e cnnoblece la palabra. bajo la cual le da nitidez
y un signifi cado sin gul ar al mundo. La creacin potica como el
modo ms acendrado de conocer el universo.
A lberto Hjar Serrano en " La Iron a, component e potico
revo lucionario" rea li za un fino ejercicio analt ico sob re la poti -
ca revo lucionar ia de Roque Dall on. El marco es el mi smo espac io
esttico y poltico de la revo lucin, so bre el que se desarroll la
obra del csc ritor; la poesa concebida como un component e ese n-
cial para un verdadero ca mbio soc ial, en el que la iron a j uega un
papel clave en la poesa del esc ritor. La poesa en s como ejercicio
revo lu cionari o. con las implicaciones estticas y polticas qu e se
desprenden de este hecho.
En "Testimoni o, narrati va de imag inarios sociales en la epo-
peya estridenti sta". Albert o Rodrguez Gon zlez. en la seccin
correspondi ent e a Los Grllpos, pondera un reconocimiento al pri-
mer g rupo va nguard ista en el Mx ico del siglo XX: Los estriden -
listas. Y a partir de ese reconocimiento, concebir la posibilidad
de construir otra hi stori a y otros imaginarios. El autor establece
que toda narrati va supone una moral. que construye smbolos e
imag inarios espec ficos de ntro del relato, como componentes que
Presentacin I7
que se hace refere ncia en el est udio ded icado al narrador dent ro
de l. rev ista. El seg undo es un cuent o debido a la pluma de Luis
Ca rri n, ""El goce de los das futuros", que se adent ra en la se nsa-
tez delirante y en la lgica del absurdo de un rec in llegado a la
ltima instancia de una clnica para enfe rmos mentales. El poe-
ma de Ana Ma rta Martnez. "S ueo diurno", con el q ue conclui-
mos el nme ro, re fiere ese encuentro ep ifnico y melanclico que
se produce en la co nmoc in si multnea del instant e y lo eterno.
El poeta
19
En la cuarta de rorros, qui z escrita po r el mismo Montemayor,
leemos la confi rm acin de este aserto. Dice: "Toda ex peri encia
hum ana es sensual, telrica, sono ra ... " El omnipresente paisaje
chihuahuense de este libro, en Abril y otros poemas (1979) se r
sustituido por el eroti smo que, como un a sombra abrazadora, se
ex ti ende a lo largo del vo lumen. En Abril y otros poemas ya no
veremos las noga leras y los cerros, sino la ciudad que ve nacer el
da, que se converti r en ese medioda que: " llega como manos que
aman desde hace muchos aos, ya sin sorpresa"3, y asistiremos,
fi nalmente, al: " paso impercepti ble [de la noc he] con que se pudre
la vida de los seres humanos"'.
Desde el primer libro Montemayor se interrog sobre cul se-
ra su lugar en el mundo, y un a pe rsistent e alusin a la casa y a
la calle, que pe rdu rar en sus posteri ores libros de poesa, parece
decirnos que buscaba la proteccin, que incl ua las fig uras pater-
na y matern a, pero no ignoraba que tambi n tendra un papel en
el teatro del mundo. Para salir tena sus arm as, que seg n leemos
en "Elega de Tlate lolco", de Abril y aIras poemas, no son otras
que: " las arm as indefensas de su cuerpo".
Si se reedit ara Las armas del vienlo junto con Finislerra
(1982), asistiramos al nac imiento del ms intenso y dil atado de
sus poemas, que recrea el encuent ro ciclpeo del mar Mediterr-
neo y el Ocano Atl nt ico, con el marco de las columnas de Hrcu-
les, y lo eq uipara con el acto amoroso, en donde tambin dos
fue rzas se enfrentan ent re es pumas y jadeos.
El cuentista
El novelista
Mal de piedra (198 1) y Minas del retorno (1982) son las novelas
iniciales de Montemayor. Ambas se escribieron bajo el magi steri o
de William Faulkner, no slo por la manera en que estn contad as
(con el recurso del fluir de la concienc ia, que no se cie a cronolo-
g as inamovibles), sino tambi n por la forma de contrapunto (a
la manera de Las palmeras salvajes) que tiene la pr imera, que es
< Carlos Montemayor. Guerra en el paraso. Mex ico. Editorial Diana (Litera-
~ Carlos Montemayor, Ch iapas. la rebelil1 ind gena de Me:r:ico. Edi torial Joa-
qun Morti z. 1996. p. 27.
Los ricos no qu ieren saber nada de organizac in. Por aos nos han
ex piOlado. En sus fi ncas cafetaleras todavia goza n el derecho de
pernada. Hace n de las mujeres lo que quieren. Y al que se niega a
trabajar, como por Chi apa s no pa s la revolucin. lo cuelga n de los
pulgares hasta que se muere. Nosotros lo n ico que desea mos es vivir
mejor, pe ro se espanta n al saber que queremos sa lir de la escl avitud .
No aceptan que los indios podemos, organ izados, hacer producir la
tierra , sin ni ngn nimo de molestar. Tambi n somos seres huma-
nos, o no?
sobre el asunto al insistir en que seg uir habiendo grupos guerril leros mienlras
no se d una sol ucin defi ni tiva a los problemas soc iales y econmicos. Cuando
el poder no reprime. toma soluciones momentneas mediante programas de apo-
yo y desarrollo social, pero una vez que pasan las elecc iones, o que los medios
de comunicac in masiva hablan de la paci fi cacin socia l conseguida . se suprimen
los programas de ayuda y se deja nuevamente a las personas en el mi smo aban-
dono de antes. y, naturalmente, volvern el descontento y la violencia.
~ Una nueva versin de este trabajo ser La 1'0.0 profunda. Anlologia de la Iile-
ra/I/ra mexicana en lenguas indge nas (2004 ).
Fuentes de consulta
Jons), 1981.
___, Las lla ves de Urgell, Mxico. Prcrn i Editora, (La Red
de Jons), 1983.
___, Minas del retorno, Lecturas Mex ica nas, Segunda Serie,
1986.
___, Guerra en el paraso, Mx ico, Editorial Dia na, (Literaria),
1991.
___, Los escritores indgenas actuales I . Poesa, narrativa,
teatro. Mxico, CONACU LTA, ( Fondo Editorial Tierra Adentro) ,
1992 .
O sear Mata*
~
uandO' en 1926. Jua n B. Igu n iz publi c su Bibliografa de
novelistas mexicanos. el pri mer invcllIario, de narradores del
Mxico independ ient e, Victoriano Salado Alva rez (1867- 193 1)
fue uno de los autores ms elog iados.
Don Victor iano Salado lva rez - dice Juan de Lin za- homme sabidor
como aquellos que hacan profes i n y culto de las bellas letras. antes
del Sabio Dn . Alfonso. es de los pocos que cuenta la intelec tualidad
mexicana entre sus reconocidos varones de doct rin a. que saben 10 que
proclaman y proclaman lo que saben. Ri co en el hab la r y ponderado
en las ideas. sa li del aula para ent rar e n la catedra ,l
Las hi storias de nue stras letras aparecidas en la pri mera m itad del
sig lo xx, lo consideraban todo un seo r esc ritor. En su Historia
de la literatura mexicana, Julio Jimnez Rueda se expresa as del
nati vo de Teoca lti che, Jalisco:
Historiador. noveli sta. excelente esc ritor en prosa fue don Victoria no
Sa lado A lva rez .. Educado en las ms severas d iscip linas clsicas,
su estilo es robusto y claro. su erudicin cop iosa. En sus cuen tos no
fa lt a la nota humor stica. La historia no se adapt a, por ot ra parte. a la
fa ntasa es costumbre en los autores de relatos de este gnero, si no
que, por el contrar io. la fantasa es fiel aux il iar de la historia. Los
lt imos aos de su vida los dedic al peri odi smo."
p.333.
a
1 Julio Jimnez Rueda, Hisloria de la {ileralllra mexicana, 4 . Ed. Mxico.
37
Ca rl os Gonz lez Pea expone conceptos muy se mejantes en su
Historia de la li(era/ura mexicana (2:0. Ed. 1940), q ue co rrobora y
ampl a en el prlogo a las Memorias (Tiempo Viejo-Tiempo Nue-
vo) de quien, opon in dose a la influencia francesa tan cara a
los mode rn istas, haba defen dido la ra iga mbre espaola de nues-
tras le lras .
Slo entre li bros vi siempre a don Victoria no Sa lado lva rez , entre
libros, su ambiente nat ural. Rodeado de los de su casa, que los haba
por todas partes ..
Lo vea en casa de los libreros anticuarios, en la de Ortiz, el ve nera-
ble patriarca del libro viejo: en la tienda de los Porra; en la de don
Ped ro Robredo, el noble am igo; en los puestos del Volador, revolvien-
do libros. supremo placer. en ata reada bsqueda del que no se neee-
Tiempo it!jo- Tiempo lIuel'O. Mxico. POTra. 1985. p. XV II (Sepan cuantos. 477)
Lo public con el seudnimo Arcipreste Joan Frruz en El milI/do illlsTrado.
25 de jul io de 1897. p.3.
En todas partes. con este noble fondo de libros. contaba don Victoria-
no amenidades florec idas de chispeante grac ia. con su fra se apenas
atrope llada . en la que unas pa lab ra s se metan dentro de las otras.
porque. genera lmente. eran dificultosas y torpes. pero, eso si. siempre
colorida s. llenas de ca mbiantes. con nervio para persuadir y di sua-
dir. Nunca dej de hab lar don Vic toriano con propiedad y fra se selecta .
il o que sabia! lo que contaba ese hombre! Y cmo lo sab ia y con qu
gracia ll ena de sa l y muy donosa lo contaba! Era fi esta para el espritu
acerca rse a Salado lvarez. lo envolva a uno perennemen te en sua-
ve deleite con su charla. hallaba regalo y ent re tenimiento en ella."
~ Artemio del Va lle Ari zpe. Don I'icloriano Salado A/I'Gre=)' la conrersu-
cin en Mbico. en Obros J. Mx ico. FCE. 2000. p.79.
6 /b id., p. 80.
7 nuti l resulta buscar a1gun dato acerca de Victoriano Salado lvarez en Li-
Osear Mata 39
La vida de Victoriano Salado lvarez transcurri entre la res-
taurac in de la repblica y la consolidacin del rgi men emana-
do de la Revolucin. Naci pocas semanas des pus del fusilamie n-
to de Ma xi mili ano y fallec i en pleno Maximato, con Pascual
Orti z Rubio como pres idente. Su infanc ia se desarroll durante
los gob iernos de Benito Jurez y Sebastin Lerdo de Tejada; su
juventud y madurez coincidie ron con el Porfiriato, rgimen al que
sirvi con eficiencia y probidad. Se recibi de abogado en Gua-
dalajara. pero sus mayores esfuerzos los dedic a la escritura. El
estallido de la Revolucin Mexicana lo tom por sorpresa. Desde
el 12 de diciembre de 1910 era Subsec retario de Relaciones Ex-
te ri ores y pens que se trataba de una simple revuelta que pronto
sera sofocada. Las proporciones y consec uencias del confli cto
lo empuja ron al exilio, que vivi con la ejemplar dig nidad que
siempre lo di stingui, ga nndose el pan con la pl uma. Padeci dos
expulsiones del suelo patrio, ambas por sus convicc iones polti-
cas, que defendi como editori alista y honr con su conducta; slo
pudo retorna r al pas ao y medio antes de su muerte. Una de sus
ltim as sati sfacc iones consisti en ser Secretario perpetuo de la
Acade mia Mex ica na de la Lengua.
La obra que Victoriano Salado lvarez public en vida consta
de un li bro de ensayos y crtica literaria, De mi cosecha (1899)9;
un vol umen de cuentos, De autos (190 1)10; las dos series de sus
episodios nacionales mexicanos, De Sama Anna a la Reforma
(1902)" y De la intervencin al Imperio (1 903)12, que en total son
catorce novelas; as como algunos estudios de ndole variaD. A los
libros habra qu e agregar una infinidad de artculos que public
en peridicos y revista s, como El mercurio occidemal y el Dia-
rio de Jalisco de Guadalajara; El imparcial y El mundo ilustrado
de la ciudad de Mxico, La prensa de San Antonio, Texas y La
IJ Los ttulos de los libros son: Bre\'e historia de algunos manuscritos de in-
l' Memorias de ViCloriano Salado All'arez. Tiempo dejo)' Tiempo NI/ elo.
laba los das 1. 5. 10, 15.20 Y 25 de cada mes. con la autoria de Jase Tu rrisa.
11 Pascual Almazn. Un hereje y I/n mi/sl/lman: Mxico hace trescientos mios.
Novela histr ica por Natal del Pomar. Mexico. Imp. de Lu is Ineln. calle de San
Jose el Rea l. nm. 7. 1870. 327 pp.
Osear Mata 41
lista un par de doce nas de novelas cortas o novel it as, ve remos que
los asuntos hist ricos, y en especial los colonia les, di staban mu-
cho de se r los preferidos por los narradores del Mxico dcimo-
nonico. Juan A. Mateos dio inic io a las novelas basadas en hechos
histr icos del Mx ico independ ien te con El cerro de las campa-
nas (1868),1'1 que asi mismo fue la primera ent rega de un a saga
de catorce novelas histricas que aba rc desde la lucha en con-
tra de l seg undo Imperio hasta la renunc ia de Porfirio Dia z 20 Casi
simultneamente. en ese mi smo ao Vice nte Riva Palacio dio a
conocer Calvario y Tabor,21 en la cual pone muy en alto la lucha
de los patriotas en contra de los invaso res fra nceses. En 1886,
Ireneo Pa z di o inicio a la serie de Leyendas histricas de la nde-
pendencia 22 , co mpues ta por se is leye ndas o novelas, que comple-
ment con una segu nda se rie, esta vez si mplemente ll amadas
Leyendas histricas. co n otras siete nove las. de la Reforma a Ma-
dero1J . que fi naliz en 1914. A los mexicanos ocupados en desa-
rrollar sus ficc iones de nt ro del marco de nuestros hec hos hi stri-
cos habria que agrega r al espaol Enr ique de Olavarra y Fcrrari
con sus Episodios nacionales me:canos. que suceden tanlO en
la epoca de la Colonia como de la Independencia.
La novelstica de Sa lado lvarez tiene dos g randes influen-
cias provenientes de la madre patria. En primer lugar, su saga est
inspirada en los Episod ios Nac ionales de Benito Prez Galds, que
obviame nt e tambin influye ron a Ju an A. Mateas y a reneo Paz.
En seg undo lu ga r. en su concepcin. esc rit ura y publicacin tuvo
ca pi ta l im portancia don Sa nti ago Ballesc (1856-1 913). el editor
ca taln que co nsideraba que se rvir a Mxico consista en hacer
Mi acuerdo con Ballesc fue a razn de un peso por cada pg ina "no
menores del nmero de letras que cont iene las del li bro De otilas: pero
ni un dia ll eg a cu mplirse aquel la estipulac in, porque me pag mu -
cho m s de lo convenido, me coste viajes, me ayud en circu nstan-
cias y me constit uy en el ho mbre de sus confianzas .. y de sus que-
jas contra los aulores que retardaban la entrega del materiaL!#!
! . La obra no parece ser otra que Mxico a frUl 's de los siglos. dirigida por el
general Riva Palacio y que era considerada una especie de bi blia para los libera-
les mexicanos.
!S La informacin prov iene del capitulo XXXX VIII de Memorias. Tiempo l'ie-
Osear Mata 43
ahora. Frisaba los trei nta y cinco aos, estaba en plena madurez,
y tena tras de s una considerable experiencia period stica, pero
su obra como narrador era muy poca, pues se reduca a un libro
de cuentos 27 y algunos relatos. Sin embargo, en 1902 public seis
novelas en tres volmenes, que en conjunto sumaron casi mil qui-
nientas pg inas. 28 Y en ell as la cantid ad no estuvo reida con la ca-
lidad; ant es al cont rario, al menos dos de estas novelas, Memorias
de un polizonte y Golpe de estado son piezas de antologa.
JO bid.. 186.
Osear Mata 45
Su Alteza Serenisima, principio de la saga, refiere la ent rada
triunfal de Antoni o Lpez de Santa Anna a la ciudad de Mx ico,
pero ms que nada ofrece un a mirada a la capital en 1853, cuyo
paseo dominica l era Buca reli, y fue morada de Lucas Alamn ,
qu ien perteneci al bando santan ista , y donde Juan Prez de la
Ll ama trab ami stad con jvenes literatos de ideas libe rales,
como Florencio M. del Castillo y Juan Diaz Cova rrubi as, ambos
eventualmente vcti mas de la violencia poltica. La segunda nove-
la de la primera entrega de los Episodios aciona les es Memo-
rias de 101 poli:ol1le, dividida en 4 partes. Su narrador es Nicols
Cuevas, qu ien ll eva un di ar io, " la relacin de los sucesos famosos
qu e oc urran en estos tiempos tan ll enos de peripecias".J' Entre
ellos se pueden citar las pretensiones de Lucas Alamn po r esta-
blece r un protectorado espaol en Mxico, los continuos de rro-
ches de Sa nta Anna en fi estas y peleas de ga llos, en contraste
con la tri ste condicin de la burocracia, compuesta en su inmensa
mayoria por analfabetos, que muy raras ocasiones reciba su pa-
ga. En la segunda parte de la nove la, " Es tafeta poltica y social",
Salado lva rez muestra una de sus principales virtudes como na-
rrador: un ad mi rab le man ejo del g nero epistolar. En efec to,
cualq uiera qu e sea su n dole, su asunto, el motivo o su tono, don
Victoriano es todo un maestro escribiendo carta s. En "Estafe ta
poltica y social", Ju an Prez de la Ll ana, ya con diecinueve aos
y reci n escapado de la crcel, sostiene correspondencia con
Ana rd a, un a muj er mayor que l, seora casada y madre de dos
hijos. En estas mi sivas se disfrutan los momentos mejor logrados
de la saga. La corresponde ncia lo mismo habla de la descomposi-
cin del gob ierno que de la recient e boda de una joven, de quien
estuvo enamorado Ju an Daz Covarrubias, estudi ante de medi cina.
Las noticias polticas se mezclan con la recreacin costumbri sta
y la epidem ia de clera que pone en jaque a la ciudad de Mx ico,
cuyo favo r semanas antes se di sputaban dos compaas de pe-
ra. En la correspondencia ent re estos dos desconocidos se pinta
la vida de una nueva nacin que da sus primeros y trastabillantes
pasos en la vida independient e.
Salado lvarez vo lvi a la narrac in epistolar en di versas
ocasiones durante la saga. En la sigui ente novela, El golpe de es-
Osear Mata 47
podra decirse que dibuja con la pluma a Comonfort y a Santos De-
gollado, a Ocampo y a los generales Zaragoza y Miramn, cuat ro
nombres de una extensa lista que incluye a Francisco Zarco y a Lean-
dro Valle entre muchos ms. Si se tratara de un pintor, se afirmara que
Salado lvarez es un exce lente retratista, pues lo mismo nos muestra
las facciones que los hbitos y los pensamientos de los prceres de me-
diados del siglo XIX . Sus memorias ofrecen multitud de esplndidos
retratos de todos los personajes con los que se top durante su trn -
sito por este mundo. Otro de sus aciertos como novelista reside en
no manifestarse en favor de alguno de los bandos. a fin de cuentas
se trata de una pugna en tre mexicanos que luchan por darle un mejor
destino a su patria, au nque el proceder juvenil de Juan Prez de la
Llam a Jo coloca en el lado liberal.
Osear Mata 49
cisos de topog rafa y de biografa; era un maravilloso aux ili ar para
la intcrvill "u
Mayo de 2010
Osear Mata 5I
SATRICA
53
un escritor cuya falta de difusin es consec uencia de que su obra
est edit ada (mal editada, en ocasiones), por lo general, en edi -
torial es marginales, con bajos y mal di stribuidos ti rajes , a pesa r
de ser un escritor enormemente atractivo, en trminos de estil o
y de temas, para un pblico muy heterogneo.
y es que, no obstante su ex traordin ari a calidad narrati va, con
la que muy pocos podran competi r, Martr es un escritor suma-
mente incmodo para la literatura ca nnica nati va. Su vena sa-
trica, ra sgo esencial de su obra, aparte de penetrar con bistur
los rasgos ms notorios y endebles de la vida y el carcter naciona-
les, suele endereza r sus obuses crti cos en contra de no pocos de
los ms reco nocidos arti sta s plsti cos, esc ritores y criticos de M-
xico, de las ms di versas escuelas , y aun de los funcionari os en-
cargados de la difusin de la cultu ra nacional, lo cual puede ex-
plicar, al menos en parte, la acotada difusin de su obra. En sus
textos, connotados funciona rios pblicos como Consuelo Sizar,
crticos litera rios tan disi mil es y conspicuos como Christopher
Domnguez Michael, Adolfo Castan o Evodio Escalante, auto-
res respetados - y canoni zados- en las dos orillas del Atlntico,
del talant e de Carlos Fuentes o Fernando del Paso, son blanco de
su incurabl e y magnfica stira. Una stira, por lo dems, es-
plndidamente dive rtida. De cualquier modo, la respuesta del
medio intelectu al ha sido, por lo genera l, el glido ningun eo.
Casi de manera posmoderna - por lo que se refiere a la "muer-
te del aulor"-, el nombre de Martr no se le asoc ia al nombre de
Fantomas. La amenaza elegante, lo que sera inconcebible que
pasara con Mafalda y Quino o con La fa mi/ia Burrn y Gabriel
Va rgas, y aun con Lagrimas, risas y amor y Yolanda Vargas Dul-
ch. Sin embargo, sera inconcebible pensar en la historiet a de
Martr si n Martr, como desligar al ilustre desconocido Pedro
Zapiain Fernndez de Chanoc (historieta creada en un principio
por ngel Mar tn de Lucenay, as como Fantomas lo fue por Gui-
llermo Mend izbal), pero as oc urre, con una frecue ncia mayor a
la deseable (como Mxico no hay dos). Es tan efectiva esta per-
cepcin de que en Mxico la mencionada historieta existe sin te-
ner que considerar a su principal argumenti sta que la mayor parte
de los blogs que existen en la red acerca de la ya lege ndaria
historieta, rara vez hacen mencin a sus creadores.
Yo mismo en mi adolescencia solia di sfrutar de Fantomas, sin
reparar en sus dibujantes o arg umentista s. Su si ngularidad ll a-
maba poderosament e mi atencin, al igual que la de muchos lec-
I Otra ci nta a la que conviene aludir, por quienes participan en ella, es Cinco
tiene en el mundo del cual surge. Se trata. en su cal de origen (el bajo mundo de
Ventanas al ms ac
El tiempo de la tormenta
llermo Piazza. explic al pres idente del jurado And rs Henestrosa. que 'era po-
liticamente incorrecto otorgar el primer lugar a una novela donde se den igraba al
ejrcito y al sistema politico mexicano. incluyendo al seor presidente ... Una inti -
midac in inaceptable, pe ro que rind i sus frut os ha sta el da de hoy. Es el mi smo
Piazza quien en 1975 le habra enviado a Julio Cortazar un ejemplar de la histo-
rieta Fanlomas. La amenaza elegall/e, "La inteligencia en llamas" (tal vez. con el
propsito de hacerle sabe r al escritor argentino que en Mxico se empleaba su ima-
gen sin su autorizacin). cuyo argumento, como he indicado antes. era de Gon zalo
Manre. y que a Cortza r le result tan interesante que decidi esc ribir y publicar
en escasos meses su Falllolnas con/ra los I'(/lIIpi r o.f multinacionales. Encontrado
en : http://www.contral inea.com .mx/c8/ html/contrass/contrassO2nov02.html
Loe. Ci/.
83
de sus militantes que osaban ex tern ar sus crticas, fac ilitando con
ello la represin en su contra como fue el caso de Siqueiros y 1.
Revueltas, ejemplos ent re muchos otros de la izquierda de filia-
cin comun ista y/o socialista por no entrar en la historia de las
persecucion es de anarqui stas2
En esa urdimbre de preceptos y las consecuencias errneas a
que dieron lugar, luego de sobrevivir a dos guerras mundiales, por
fin el va lor de la reflexin crtica y terica es escuchada en Europa
y los pases del bloque socialista, la cual despej el camino gene-
rando significativas polmicas conocidas tambin en Latinoam-
ri ca (Althusser, Karel Kosik, Lukcs, Sartre, Benjamin, Marcuse,
etc.). La Revolucin de Cuba y la irrupcin de los jvenes en el
esce nari o poltico de diversos paises durante 1968, traen un cau-
dal de "herejas" y la presencia de su joven hroe hoy ya legen-
dario Ernesto Che Guevara, representaron una oleada de aire li-
bertario en Amrica para reemprender aquel derrotero de Octubre
de 191 7.
La presencia del Che como portavoz excepcional de Amrica
Latina y El Ca ribe ante el mundo, cuya actitud desafiante, crti ca
e incmoda para el ca non sovitico, el chino y el del imperialismo
capitalista, 10 coloc como objetivo a ex terminar. Su vertiginosa
trayectoria poltica march a la par de su tesn por conocer di-
versas latitudes hasta plantearse un proyec to fuera de la ortodoxia
poltica: organi zar una revolucin continental. El conjunto de sus
conferencias, discursos y cartas, son documentos polticos en los
que destaca su propuesta tica de crea r al Hombre Nuevo y la
necesaria desaparicin de la ley del valor, entre otras propuestas).
Sin soslayar los aportes de Gueva ra a travs de los documentos
polticos que nos leg, interesa para el presente trabajo llamar la
atencin sobre sus diarios porque son una forma de escritura en
la que se permite ser l en primera persona sin exigirse una redac-
cin pblica propia de su investidura como Embajador, Ministro
de Industria o Presidente del Banco de Cuba. No me refiero al in-
dina. Visin global de la ohra literaria de Jos Revueltas. UNA M. Mxico. 1986.
7 Las memorias del coloquio se publicaron por la UAM en 1991 con el mi smo
nombre del di logo. Payeras particip con un ensayo titu lado Asedio a la utopa.
~ Manuel Galich. Los dias de la selva. Revista Casa de las Amricas. no. 127.
jul io-agosto de 1981. La Habana. Cuba.
Q Mario Payeras. Los dias de la se/lo. Piedra Santa. Guatemala 2002 .
\O Sobre los cuentos de Mario Payera s reunidos en El Mundo como flo r )'
como invenlO.
11 Entrev ista de Claudio Albertani. "Mario Payeras: Literatura y Revoluc in"
(p. 126). en Frag menlo sobre poesio. las ballenas)' la msica. Arlemi s Edinl er.
Guatemala . 2000.
las conversaciones (inditas), sostenidas por la autora del presenle ensayo con
Palabras finales
Yolanda Colom. La ci nta magnetofnica que contiene los poemas de la Zona Rei -
na es un tesoro (pat rimonio no tangible). por rescatar.
l. Ver de Mario Payeras. Lalirud de laflor y el granizo. Ed itoria l Pied ra Santa.
Guatemala. 1997. Tambin Fragmento sobre poesa. las ballenas .... y los tres pri-
meros numeros de la rev ista de cultura y poltica Jaguar Venado, 1994.
15 "Poerica del cal/ario ". en Fragm emo sobre poesa. las ballenas y la msi-
ca. Anemis Edinter. Guatemala . 2000.
I~
Javier Cercas. Soldados de Salamina. en htt p:// www.sc ri bd.com
17(15) Por qu pillfo,.? texto de Jacobo Silva Nogales. ex comandante del
ERPI. preso politico durante 10 aos. Una de las mas importantes exposic iones
de su obra (estando an el autor preso). se llev a cabo en la Sala de Arte Pblico
Siqueiros deIINBA. (2006). La muest ra plastica fu e posible grac ias a la iniciativa
de Alberto Hijar. curador. critico de arte, ex guerrillero de las FLN.
Dc Mari o Paycras:
Bibliografa indirecta
vol.!. p. 186.
99
ste la explota, pe ro ella le aplasta; nace de ella y en ella muere; ella
es la fuente de su ser y el rei nado que l somete a su voluntad; es
una ganga materi al, dentro de la cual el alma est prisionera y es la
realidad suprema ; es la contingencia y la Idea , la finitud y la totali-
dad ; ella es lo que se opone al Espritu y lo es. 2
de pagina sealados a lo largo del trabajo. Yolanda Colom, Mujeres e/1 /a alborada.
Guatemala. Edic iones del pe nsamiento. 2007.
de la militancia )' pensamiento sobre lo historia, Buenos Aires. El cielo por asa l-
10.2006.
~ Alejandra Oberli y Roberto Pinaluga. Ob. cit., p. 84.
Por primera vez una vivencia adversa desestabili zaba mi equ ili brio
interno. Una espec ie de huracn inter ior haba dejado mi fortaleza
en harapos.. 'Una de las ironas de la vida' me haba sometido a
ta l prueba en manos de mi s compaeros; y no del adversario como
poda imagna rse. Quizs por eso mismo el golpe haba sido tan
fuerte" (p. 267).
El problema de las relac iones entre los sexos, las forma s de ex pre
sin de los scntim iemos. el amor. las emoc iones infinitas que
los se res hum anos somos capaces de vivir, son objeto de int ers
para Calom. Tras relatarnos di ve rsas situac iones que deja n ve r lo
complej o y a n contradictorio de esta dim ensin se pregunta:
Estamos seg uros de que con los soles de marzo aque ll a plant a crec i
esplndida y mis temprano que larde dio sus hoja s a aquel labriego
habituado a medir el tiempo en estaciones. Con mayor ra zn debia-
mos aprender a esperar nosotros. sembradores de l len to arbol de la
felicidad. de la utopia .l~
guerrillas populares e" el fl orle del Quich. /972-/976. La Habana. Casa de las
Amricas. 1980. p. 35.
119
vicios tanto de l personaje Jaci nt o Chontal como del autor Luis
Ca rrin. Dnde empi eza n O dnde terminan unas u otras? No lo
sabemos, pero si consideramos que el trabajo artstico de Ca rrin
tra sciende ese estrecho marge n entre vida real y vid a virt ua l. O
que la vocac in creadora del autor super con creces el mec nico
anlisis de equipara r ob ra con vida.
Un poco de historia
calce del dictamen apa recen los nombres del jurado: Juan Rul fo. Juan GOY lisolo.
Jos Miguel Oviedo. Ramn Xirau y Carlos Fuentes. La mi sma Gacela publica
un fragme nto de la obra ganadora y algunos datos bio-bibliogrficos de Luis
Carrin CO II un gazapo pues indica como fec ha de su nacim iento el 3 de marzo de
1942 cuando sus amigos sabamos que su nat alic io coincida con la celebracin
cohetera de los albailes o el dia de la Santa Cruz, el 3 de mayo. Al fi nal de estos
dalOs se anuncia: EI infierno de lodo.f ((//1 temido sera prximamente traducida
al ingls y al franc es. El Fondo prepara actualmenle su publicacin en el mun-
do de habla esp'lIiola".
) Miguel Donoso Pareja. 'EI infierno de todos tan temido" en El Dia. Bitcora
Latinoamericana . 30 de mayo de 1975, p. 15.
Una impunidad atroz: luchadores sociales como Ignac io dcl Valle, caso
Ateneo, son condenados a ms de 100 aos en la crcel mientras los cri mi-
nales. narcotraficantes y bandidos se pavonean como secretarios de estado o
como exitosos empresarios. dueos de Mex: : 0 . Luis Ca rrin en El infierno ... y
en Otros te llaman dice, palabra s m s. palabras menos. la s condiciones para un
estallido social. un cambio rad ical , estadan dadas pero no hay una organ izacin
revoluc ionaria y las ex istentes son muy dbiles y sin presenci a naciona l. Vid.. El
infierno .. pp. 138- 14 1.
I Margarita Garcia Flores. " La literatura expresa ms violencia que el ci nc""
9 Entre otros, Los albailes con Jorge Fons, La olra virginidad, El infierno
de todos tan temido, As; es Viefllam. El Templo Mayor. Por otro lado, tambin vi
Wikipedia y para mi sorpresa encont r un l ouis Carrion. humani sta del siglo XVI
pero no a lui s Carrin . l os que s apa recen en Wik ipedia son los clebres bala
distas los Hermanos Carrin y su famosa meloda " la s cerezas",
10 los lectores recordarn el complejo. traumante y desolador relato de Onetti
sobre un pe riodista que recibe una serie de fotografias de la esposa, Sao Paulo
Asuncin Lima, en ev idente relacin sexual con diversos hombres. El reportero
va entrando en una vorgine enloquecedora hasta que las cartas y fotos tienen
destinatarios cercanos: la abuela. la pequea hija. el colegio. su trabajo y el hombre
decide suicidarse.
Estructura y ancdota
Aspectos temticos
11 En la parle fin al describe el autor: " ... el foco eternamente prendido cagado
una de sus anteriores estanc ias en un psiqu itrico europeo por uno de sus mult i-
pIes intentos de suic idio: "donde la doctora en jefe de la sala nmero 4 de la clnica
orden que se le aplicara un tratamiento completo de choques de insu lina ... despo-
sedo de s mismo, de su capacidad de jugar ajedrez con el obrero Misha, o con el
matemtico Andreev ... Jaci nto haciendo remembranza de sus pasados de encierro
y llanto, de fros paisajes y caminatas largas, sostenido por dos jvenes mdicos
que le hablaban en un idioma que l apenas comprend a" , pp. 53 Y 113.
I~ Antn Chejov "El pabelln No. 6" en Obras (Re/alos y lealro). Moscu.
Editorial Progreso, 1980. pp. 78. Vid tambin Ettore Lo Gaita. "A ntn Pavlovich
Chjov" en La Iireralura TlIsa moderna. Buenos Aires, Losada. 1972 . Este c riti-
co sei\ala: "El cuento La galera No. 6 nos muestra que Chejov buscaba an siosa-
mente una nueva fo rma para expresar con mayor ev idencia esa atmsfera suya
de la doble concepcin de la vida y el arte", p. 416. concepcin que fue una bus-
queda constante en la obra de Lui s Carrin.
16 Ibid. p. 37.
17 Begoa Diez Huel amo. Re/aro de /In naufrago de Gabriel Carda Marquez.
...Ietras que sa len por los pince les de Jaci nto: lelras mal y bien for-
madas, creando una armona visual y auditiva al mi smo tiempo, es
decir: poesa o la imagen y la palabra ... (p. 40). Jacinto esc ribe da
y noche, sin hora rios estrictos au nque s lo hace por hbito; es un
vicio. Sus pginas se pueden ve r unas veces emborronadas, tacha-
das y vuelt as a correg ir: otras, limpias. impecables, sin una mancha
que las ensucie ..
... ahora ya vives int ensa mente. porque sabes que estas cerca del
objetivo. cerca de la consumacin de actos que hab ran de compene-
trarte ms con la soc iedad .. te sabes mas fue rte que los otros. los de
bata blanca. los de trajes impecables. . Por eso te sabes libre, como
lo era Jackson. como lo era el tio Ho. como lo era Che ... (p. 74).
El panten espaol
UNAM cCII-Azcapolzalco.
137
Camino entre lp idas reci n lavadas, pi ntadas para esta fies-
ta, tapi zadas de flores. Ava nzo y me cruzo en el trayecto con los
madrugadores que entran. Desde la reja de metal volteo mi rostro
y observo el lugar de donde sal: el panten espaol. Hoy lleno de
velas y de calor humano en la parte ce nt ral; en las orillas slo al-
gun as luces titil an por el viento fro de este mes; y en las partes
di stantes persiste la oscuridad.
Los desnudos
La cama
Si t me hubieras conoc idol con mis calceti nes y vestidosl muy cor-
tos/ habra s visto debajo/ y me habra sentado en tus rod illas.! Mi
mam era muy mala conmigo,! me castigaba y me enviaba a busca r
los gruesos panta lonesl que no me gustabanl y que me lasti mabanl
all abajo.! Tu habras visto que soy una nina que te gusta17
A Jall-ChriSfiall Roas/ad.
/n f1/ em ria!1/
Los het erodoxos son los que no se c[len a las reglas del ca non . Los
exi li ados. Aque llos que prefieren reinar en los infi e rnos que se rvir
en los cielos. En la literatura, los excl uidos de las a ntolog as o ape nas
in sinuados, y que te rm inan por ser. a veces, lo ma s vivo del mundo
literario. Juglares al margen de las Iglesia s. habilanles de los Cafs
de Nadie, conspiradores del ln frarrea lismo que, por lo ge nera l. per-
manec ie ron o permanece n fue ra de las portadas. Las heterodoxas y
los heterodoxos : aquellas y aquellos que se encue ntran al margen de
la ortodox ia. 1
~
Siexiste algn lu gar en el que se ubique a los autores de la litera-
tura infantil y juvenil es j ustamente en la periferia. Conside-
rada un gnero menor ha sido infanti lizada, as se ha querido
acallar las voces que resultan subversivas. No es casualidad que
en este gnero los autores jueguen por detrs del ep teto recibido
con dos audiencia s, y que los mensajes puedan ser ledos en dos
ni veles. Uno di fano y simple pa ra los n ios y otro repleto de
guios de ojo a los adultos. Y podemos dec ir, adems, que dentro
de la tensin del deber y el didactismo tambin se ha sido libre
y ldico para explorar, recrear y di vertirse con la creacin de la
pluma y el autor.
Tambin es cierto q ue la li teratura in fantil y juvenil ha sido
receptculo de mitos, leyendas y fo1clor nacional que a travs de
153
la oralidad y durante gene raciones han podido disfrutar todos
los habitantes de una comunidad sin di stincin de edad, pero que
ahora se reservan, se encasillan cada vez ms en un pblico muy
joven. Que en las historias al margen del canon se divulgasen
verdades universales, nos hacen ve r que al comparar unas con otras
- no obstante la di stancia y los imaginarios-, la hermandad y la
espera nza result an an posibles entre los hombres y mujeres.
En Mxico, autores como Juan Ruiz de Alarcn, Sor Juana Ines
de la Cruz, Jos Rosas Moreno, Juan de Dios Peza, Antonio Va-
negas Arroyo, Heriberto Fras, Jos Joaqu n Fernndez de Li-
zardi , Luis de Mendizbal, Francisco Ortega - por mencionar a
unos cuantos-, no dudaron en participar dentro del gnero de
la literatura infanti l y j uve nil , algunos con poesa y otros con
fbulas. En el siglo xx, bajo el impulso de Jos Vasconcelos en la
Secretara de Ed ucacin Pblica, se promocionaron las coleccio-
nes de lecturas para nios. Y hubo qui en como la antroploga Te-
resa Castell Yturbide, incansable y sed ienta estudiosa e investi-
gadora de la antropologa, compa rti con el pblico mexicano, en
espec ial la niez, aquellas historias que le fueron narradas por su
nana michoacana. As, bajo el seudnimo de " Pascuala Corona",
nombre de aqulla, Teresa Castell le rindi tributo permanente
al rescatar las narraciones y fijarlas en la letra impresa que poda
acompaar a los pequeos lectores.
" Los heterodoxos [.. .] Los exi liados. Aquellos que prefieren
reinar en los infiernos que servir en los cielos. [.. .]"2, pudieran ser,
despus de todo, los que encontraron el mejor lugar en el paraso
y es desde ah donde sus historias tienen eco ..
Las historias de rival idad fraterna pueden encontrarse inclu-
so en la Biblia, donde la rivalidad y los celos entre hermanos pue-
den desembocar en un desenlace fatal como en "Can y Abel", o
en uno de plena victoria como aqul de Jos, hijo de Jacob, que
despus de haber sido vendido a unos mercaderes egipcios como
esclavo, llega a convertirse en consejero del Faran por su hab ili-
dad para interpretar los sueos. El desenlace resulta feliz en tanto
Jos vuelve a reunirse con su padre y hermanos, perdonando a es-
tos ltimos que mostraron arrepentimiento por sus malas acciones.
El cuento popular tiene su orige n en la oralidad misma, que
en vida comunitaria pas de generacin en generacin, con el es-
l lbdem.
cs la pronunciacin de "vai r" (piel jaspeada) es muy parecida a "verre" (cri stal).
9 Ib dem.
10 Cfr. "El tamborci to de cuero de piojo " de Pascuala Corona en Mario Rey,
Historia y ml/estra de la literatl/ra infantil mexicana. pp. 188- 194. Para esta cita,
vase, p. 193.
No, papacito, ni creas que me case nada ms as; el que quiera casar-
se conmigo tendr que pasar tres pruebas y si no las pasa penar de
la vida. 12
11 /bid., p. 190.
'2 /bdem.
'l / bid.. p. 191.
- No vayas. hijo- o mira que ser lu perdi cin: si no han podido los
nobles pasar las pruebas qu has de pode r t . que no eres m s que un
carbonero que ni siquiera sabes leer? I ~
I~ Ibdem.
1) Ibdem .
16 Ibid.. p. 192.
Cuerito de piojo,
varita de hinojo,
cuerito de piojo,
varita de hinojo."
11 Ibd., p. 193.
Bibliografa de consulta
165
El uso del coldcream haba reali zado su ensueo de tener una tez
vi rginal: haba log rado mantener arqueadas las pestaas, ca lenl n-
doselas con un instrumento de su inve ncin; se pi ntaba los labios
con carmn . y tena diez preparaciones diversas para conse rvarse
la dentadura.
Hab a logrado convertir su cabe llo lac io y opaco en ensort ijado
y brillante; conoca lodas las preparac iones adecuadas al efecto. y
empleaba gran numero de pei nes y cepillos de tocador. (211)
Tanto los objetos como los personajes son vistos en la novela con
mirada semntica. es dec ir. como signos que dan coherenc ia a una
hi stori a y a la s relaciones que en ellas se establecen. La presencia de
un entorno susceptibl e de ser captado con la mirada adqu iere signifi
cado si alguien lo destaca. si alg uien lo rel ac iona con cont en idos
precisos o vagos. (12)
M nos de la seg und a mirad del siglo ,(X, nac i en Paso de los
Toros, departamento de Tac ua re mb, en 1920. y muri e n Mon -
tevideo en 2009. ambos puntos geogrficos situados en la rep-
blica oriental del Urug uay. pais que siempre ll ev e n su corazn
y en sus preoc upaciones. del que permaneci alejado durant e el
hi ato dictatorial - exi li<i. ndose primero e n Buenos Ai res. ms ta r-
de en Lima. nueva ment e en Buenos Aires. luego en La Habana.
despues en Palma de Ma llorca y fina lme nt e e n Madrid- de 1973
a 1985. ao en que . con la restauracin de la de mocracia. volvi a
su patria: vuelta siempre a nsiada como lo demu estra e n un poe-
ma de regreso. de ca rc ter premonitor io, e n el c ua l la alegr a del
retorno se mezcla con la duda . el desasos iego y aun la a oran-
za por los lugares de ex ili o, en un traumati co proc eso de ajuste
y desaj uste:
179
pero me queda I y no siento vergenza I
nosta lgia del ex ilio
(Geografias, pp. 22-23)'
I Los poemas y poemarios que cito son de Mario Benedetti y proceden del
pr imer /m '4'II"''-;O. Poesia comp/e/a (/950- /985). Mx ico. Nueva Imagen, 1989: a
menos que se especifiquen otras referencias.
? Generacin del 45, porque sus integrantes iniciaron la publicacin de sus
obras un poco antes. un poco despus de ese a"'o; Generacin de Marcha. porque
la mayor parte de ellos colabor en este importante semanario, constituido en eje
intelectual del pas en poltica, economa y cultura, desde su fundacin en 1939
hasta su cierre en 1984: el desafiante espritu critico de sus integrantes someti a
rev isin constante la situacin del pas en bsqueda de su modern izacin. de ah
que nge l Rama la haya ll amado "generacin crt ica". Vid.. ngel Rama. La ge-
neracion ai/ka: /939-/969. Montevideo, Arca, 1972.
1 Elvira Blanco comenta al respecto que "Uno de los grandes vacios actua-
todo lo que escribo est comprometido con una man era de ver la
literatura y la vida a partir de nuestra ms importante labor como
hombres: la lucha por la liberacin de nuestros pueblos. Sin embargo,
6 Las diez entrevistas publicadas por Marcha en 1971. en Montev ideo. dieron
res. 1981. p. 9.
I lbd.. p. 17.
Mientras que Nica nor Pa rra, en la otra, acepta que, por una espe-
cie de red uccin al absurdo, quiz l pueda se r un poeta " indi rec-
tamente poltico":
El adj etivo que ms ace plo es el de existencial. Trabajo con los pro-
blemas permanentes, ms que con lo tran sitorio [... ]Pero en realidad
no soy un poe ta de enca rgo, ni un poeta que trabaje por motivos
ideol g icos; a pesar de que tengo mis posiciones en la prct ica, Y en
la actua lidad sufro dia ri amente con la guerra de Vielnam, con las si-
tuaciones africanas y con esa Olra gue rra lenta que est desmoronan-
do a nuestros pueblos. que es la mi se ria. el subde sa rrollo". 1O
~ bid.. p. 24.
lu bid.. pp. 41-42 .
11 bid.. p, 99,
I~ Loc. cil.
u bid.. p. 82 .
Il bid .. p. 194 .
!S bid .. p. 214.
lb bid .. p. 210.
11 bid .. p. 113.
1* bd., pp. 178 - 179.
19 bd .. pp. 162- 163,
10 bid .. p. 54.
~1 Carmen Alemany Bay. " Para una revisin de la poesiaconversac ional ". sisbib.
unmsm.edu .pe/ BibvirtuaIlPubl ic aciones/Alma _ Mate r/ 1997_n 13- 14/poesa.htm,
p. 2. (Consultado 09/ 1212009).
28 Loe. cil .
, Loe. cil .
sayos de Iingiisrica general, trads. Jos M. Pujol y Jem Cabanes. Barcelona. Seix
Barral. 1975 ( Biblioteca Breve. Ciencias Humanas).
31 M. Benedettj " La cultura ese blanco mvi l"', en el libro del mismo nombre,
pero me consta y s
nunca lo olvido
que mi destino frtil voluntario
es convert irme en ojos boca manos
para otras manos bocas y mi radas
o sea
no consiguieron cambiar la imagen
sin embargo
ya pesa r de si mi smos
ll evaron a cabo
toda una hazaa
3
Por razones obv ia s
no fue
exactamente
una toma de conciencia
colectiva
sino ape nas la suma
de se iscientas mil
tomas de conc ienc ia ind iv iduales.J9
(Viento del exilio, pp. 89 -90)
J'I A quien no recuerde o ignore la poblacin total del Uruguay en esa epoca
y aun en la actual. les parecern pocos los votantes cuando en realidad son una
mayora ; entonces ten ia este pas una poblacin de 2 millones y medio de habitan-
tes. menos un 20% de la poblacin o ms que habla emigrado.
0(1 Iris Zavala. "Lo imag inario social dia lgico", en M.- Pierrete Ma!cuzynski,
Desinformmonos hermanos
tan objetiva mente como podamos
con uncin
y sobre todo
con disc iplina
desinform monos
proclamemos al mundo la mentidad y la verdira
[ ... ]
desinform monos
pero tambin desinformemos ...
(Letras de emergencia, pp. 389-390)
Los considera sus prjimos, sus otros. A tal grado que el lec tor
se vuelve pa rtic ipante, riguroso, vigilante, atento no slo a la
obra del poeta, sino tambi n a su conducta, a su actit ud de
vida. Lo vigi la y le exige, tal como se vigi la a s mismo: 41 Por
eso, insiste, vale la pena que el poeta convierta su soledad en
"Cantera de prj imos", pa ra ir al e ncuentro de los otros:
pero si
pese a todo
no puedes ev it arlo
y congelas el jbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas de l mundo
slo un lugar tranquilo
y dejas caer los prpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueo
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmvi l
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo
por eso
porque fa lt a sin av iso
a la convocatoria de los viejos blasfemo s
porq ue toma partido por la hi stori a
no tiene ve rgenza de sus odios
por eso aprendo y dicto mi lecc in de optimi smo
y ocupo mi luga r en la esperan za
(Poemas de otros, p. 332)
~!Ibid .. p. 106.
~JM. Benedetti . " Ruben Dado, seor de los tristes", en Letras del continente
mesti=o, Montevideo. Arca, 1967 (Ensayo y testimonio), p. 23.
El ex ilio traj o gra ndes cambios en la rece pcin de las ob ras de Be-
nedetti, ya que segn Ca rmen Facc ini "Con el ex ilio [... } ex puesto
su di sc urso a otras realidades socio-culturales, el proceso de re-
troalimentac in entre rea lidad y obra se ve forzosament e altera-
do";'~ entre otros resultados de este desfase : los receptores nacio-
nales se reducen y los int ernac ionales crece n, apa rle de que el hecho
de ser traduc ido a mltip les lenguas. y habe r esc rito canc iones de
protesta - las cuales merece n un estud io apa rt e- co ntribuye a di se-
minar su poesia por diferentes pases. espec ialmente entre la
clase media y los jvenes que haban tomado una opcin por el
cambio. Muchos de sus lectores recuerd an si no un poema ent ero,
por lo menos alg unos versos. "V esto es un sntoma inconfund i-
ble de comunicacin".
Los poetas comuni cantes tenan su pblico fiel ms que lecto-
res , y consiguieron que entre poeta y pblico se estab lec iera una
comunin nueva en las poticas y en las forma s de comunicacin
social de la hi stor ia de la literatura; pues fue una poesa para for-
mular preguntas, sembrar dudas, movili za r rebeld as, invitar a la
accin del lector, y sobre todo, logra r su transformac in. Existe el
testimonio de su claridad y el testimonio de su vida , y el deseo de
comunicarse con los otros - los lectores- como prueba de que esta
poesa fue sobre todo una esplnd ida experiencia de comun ica-
cin social por encima de toda ortodoxia .
Carmen Facci ni. Mario Benedelli: Un diSCl/rso contro hegemo nico en el exi-
lio, Gailhersburg. Md .. Hispamerica. 200 1. p. 30.
203
poesa no se le concedi el lugar que merece en las antologas de
la poesa mexicana. La relectura de su obra completa nos lleva a la
conclusin de que tiene mucho ms calidad que la de otros poetas
de su generacin que han sido considerados como emblemticos de
sta, a pesar de que sus ve rsos han sido deslavados por los aos.
Quienes conoce n ya la poesa de scar Gonzlez siguen leyndo-
la como si fuera la primera vez que se acercan a ella; cada nueva
lectura ofrece una novedad: lo dicho, su poesa se abre a nuevas
posibilidades de interpretacin. En hechos, en sucedidos, en evo-
caciones, en la alianza de elementos, advertimos una atmsfera,
una situacin que se ex presa en una forma que nos parece nica.
En el caso de Gonzlez estamos en presencia de un verdadero
poeta, que hi zo su aparicin ante el pblico lector con un libro que
revelaba una expresin madura: no era un texto en el que fueran
frec uentes los balbuceos o las inseguridades de alguien que todava
debe pulir su escritura. Los poemas de su primer libro contenan
la seguridad de un poeta que saba hacer un uso impecable de
su lenguaje. Desde sus primeros versos mostr un gusto por lo
esencial, por una expresin directa que saba dejar en la oscuridad
ciertas zonas de significado donde germina la revelacin de su
poesa. scar Gonzlez haba leido y segua leyendo a sus clsi-
cos sacando el mejor provecho de sus lecturas. La hazaa de Gon-
zlez consiste en sostener el poema con la breve palabra y la pro-
fundidad del significado. El poema es a veces como un relmpago
que nos enceguece momentneamente, y que despus nos permite,
en el sosiego de la re lectura, desentraar la verdadera materia con
la que ha sido construido.
scar Gonzlez naci en Atlacomulco, Estado de Mxico, en
1941. A diferencia de la mayora de los poetas, sus textos no fre-
cuentaron las pginas de revistas y suplementos culturales. En el
momento en que se edita su primer libro slo haba aparecido uno
de sus poemas en una publicacin peridica. En 1970, la UNAM
sac su primer libro, Tiempo adentro. Ral Leyva lo salud con
una nota muy entusiasta, en la que escribe: "El tiempo petrificado
se transforma en ro, en agua manante, heraclitana. Algo de esto se
vislumbra en el libro Tiempo adentro de scar Rodrguez (sic,
un lapsus que quedar para la eternidad de la letra impresa)". La
nota breve de Leyva 1 destaca uno de los aspectos ms relevantes
sabe lo que hace y sabe ha ce rlo: sus poema s respl andecen. breves
objetos con esa lu z di suelta de los atardeceres ll uviosos , atrapan la
imagi nacin con la imag inac in y la inteli gencia pa ra li berarlas den-
tro de una arqu itectu ra de apar iencia precaria , espirit ual , pero slida
arqu itect ura[ .. .]. La poesa de Osea r Gonz lez atraviesa la duda ,
el tiempo y las miradas para llegar hasta el cent ro lu minoso de ese
ade ntro, de esa otra interioridad que est en el sol. en cada astro y cada
cosa, en el pensamiento y entre mi l deseos de cada minuto humano.
No es el asombro
ante la luz
Mayor que ante la sombra
11uminado
el ojo
Sabe dnde termina 10 quc mira :
Cun breve el ca mpo en llamas
que avisora,
Lumbre fugaz
En la infinita oscu ridad
desnuda .
Ms all de la luz,
del horizonte,
El invisibl e movi miento
Del cielo y sus esferas:
Cun grande foso donde yace
La mirada absorta.
~ Manuel Blanco. " Poesa de hoy: Hoguera sobre el agua", El Nocional. Mxi-
co, 26 de septiembre de 1972.
Sientes el rilmo
El esca ldado impu lso con que brega
Como en el viento hace la fl echa
y en aguas tran spare ntes
El navo?
Es un despliegue de alas
canto de luz en el silenc io
La red que va teji endo la palabra
El odo percibe los ecos, el ojo trata de disti nguir las sombras
envolvent es. Los hombres y los dioses se ha n extinguido. Slo cre
ce la hi erba a la orill a del pozo. Las construcc iones son slo rui
nas y los smbolos pe rsisten en su signi ficado aunque ya son s
lo frag mentos. piedras, slo piedras; uni camente el ojo sabio puede
restituirlas a su antig ua rea lidad, porque para la mirada profana las
piedras paganas quedan a merced de una curi osidad inocua que
registra la cmara fotog rfi ca. El ruido que produce el obturador
rompe el si lencio, el recogimiento que pueden producir esas pie
dras para quienes son capaces de advertir lo que hay ms all de
sus formas , pero los dioses han aba ndonado la zona sagrada. Todo
se ha vaciado de sentido. Qu sobrev ive? Es la preg unt a que pa rece
dirigirnos el poeta.
En el poema que da ttulo al libro :..e enci erra precisa mente su
potica; en l est dicho todo: el canto es un ca mino de iniciacin
y de celebracin , pero si ese decir parece ser comprender una
totalidad, el canto que la recorre es ambiguo: no es el tiempo de
construccin si no de crecimi ento. Hacia dnde se abre el poe
ma? La ca ncin se queda sin versos y no sabremos qu refl eja n
los espejos:
No es tiempo
todava
de construccin
EL CASO DE EOP'
Al ejandro Ortiz Bull Goyri'
Exordio
1 EOP son las sigla s de Ernesto Orti z Paniagua. poeta catlico orig inario del
estado de Chiapas. quien sol a firmar algunos de sus artcu los y entrevistas pe-
riod sticas en la revista Seal de esa manera . Uno de sus seudnimos en el trabajo
periodstico fue el de Raymundo Soria .
Departamento de Humanidades. UAM-Azcapotzalco ..
l Julio C. Trevio. edit.. Anlologa Mascarones. Poetas de la FaCIlItad de Filo -
215
y literat ura mexica na de los ltimos cincuenta aos. De una nmi-
na de ve intids autores elegidos destacan por conocidos los nom-
bres de Hctor Azar, Rosario Castellanos, Dolores Castro, Miguel
Guardia, Luisa Josefina Hernndez, Jos de Jess Mart nez, Jos
Pascual Bux, Marga rita Paz Paredes, Luis Rius, Csar Rodrguez
Chicharro, Jaime Sabines, Toms Segovia, Armida de la Vara y Ro-
bles. En una seg unda lista aparece n nombres interesantes, de los
que poco o nada sabemos de su trayectoria, pero cuya poesa por
su fue rza y profund idad permanece, al menos en las trazas que
dejaron en este libro. As citaremos los nombres de Jess Arellano,
Inocencio Burgos, Art uro Gonzlez Coso, Ernesto Ortiz Paniag ua,
Ernesto Prado VeJzquez, Rafael Rui z Harrell, Celedon io Serra-
no Mart nez, Julio C. Trevio - quien como dijimos funge tambin
como responsable de la antologa- y Norma Lorena Wanless.
Sus coterrneos y compaeros de ge neracin Jaime Sabines,
nac ido en 1926, tenia entonces vei nt ioc ho aos y Rosario Caste-
llanos contaba con veintinueve aos). Edades por las que la mayo -
ra de los autores atravesaban por entonces Una plyade de jve-
nes poetas!
Algunos de ellos descollaron ms adelante como prominentes
fi llogos o como dramaturgos y otros acaso, tambin como perio-
di stas. Pero es claro que la poesa no la abandonaron nunca.
En este texto trataremos nica mente a Ernesto Orti z Pani a-
gua. Ms all de lo que en la propia antologa se dice de l\
Aparecen de ma nera muy posterior sus datos biogrficos en dos
diccionarios: Biobibliografta de los Escritores del Estado de Chia-
pas siglo xxS y en el Diccionario de Escritores de Mxico 6 En
es el caso del libro de EOP al que refiere. el cual evidentemente existe y suele
encontrarse e n subastas por internet o en libreras de ocasin en el centro de la
ciudad de Mxico].
10 Vicente Leero. Gen/e osi verdades y mellliras. Mxico. Alfaguara , 2008.
A VECES YO LO PIENSO
De encender un cerillo
En la alquimia cegada de un horno?
Un rechinar de muelas
En las fauces de un lampo.
A veces yo lo pi enso:
En la va,
Cada durmiente avisa nuestra vida oscura
La leja na estac in.
Sus principales obras son: Primicias. poesas: Se/m y mOrllloles. antologa de Joa-
quin Arcadio Pagaza . Biblioteca del Estudiante Un ive rsitario: I'Joracio en Mx ico.
Esta obra es suma de erudic in. que supone el conoci miento ex hausti vo del poeta
latino y el muy vasto de nuestra literatura colonial y moderna . Humanistas del
siglo XVII I. introduccin y notas. Bibl ioteca del Estudiante Uni versitario: Nuen'
poemas inditos del P. Juan Luis Maneiro: Andres Bello. prlogo y seleccin: Hi-
dalgo. reformador intelectual : TilO Luc recio Caro y su poema " Oe rerum natura".
introduccin y versin en hexmetros: Humanismo mex icano del siglo XV I, int ro-
duccin y notas. Bibl ioteca del Estudiante Universitario: Don Guilln de Lmport
y su " Regio Salterio", estudio. seleccin y nOlas. Dej adems obras ineditas: Pu-
blio Ovidio Nasn. estud io. seleccin. notas y versin de Metamorfosis: Jase Ma .
It urriaga. La Californ iada. versin del latn y notas: Human istas mexicanos del
siglo XVII . Adems dej una abundanle produccin de poesa lrica y otras en pre-
paracin : Antologa de poeta s latino-mexicanos y De Tesauris de Fr. Bartolome de
las Casas. paleografa y versin . El volumen El humanismo mexicano de Gabriel
Mende= Planearle. seleccin y prlogo de Octaviano Valds. recoge. en edic in
pst uma. articu los periodsticos de Gabriel Mendez Plancarte. (hup :llwww.ccnle-
narios.org.mx/ MendezPlanGabriel .htm)
1) Manuel Ponce naci en TanhualO. Michoacan, el 15 de feb rero de 19\3 y
muri en la ci udad de Mexico el 5 de feb rero de 1994. Ent re su obra potica destaca
su libro E/ jardn increible. el Fondo de Cultura Econmica public una antologa
de su poesa en 1980. en la coleccin Letras Mex icanas.
14 Al corregir el borrador de este articulo top finalmen te con la in formacin
biogrfica del poeta al que se refiere Orliz Paniagua. Se !rala efectivamente del
poeta queretano Francisco alday. He aqu sus datos biogrficos.: '"Nacido en Que-
retara (N .1908 en Morelia , Mich y m. en 19M). Francisco Alday ingresa al Se-
minario Tridentino de Morel ia en 1928 despus de c ursar con bri llantez Teologa
y Filosofia, es ordenado sacerdote en 1936 a los veintiocho aos y en ese lugar
escribe sus primeros cuarenta poemas segun lo sea la su bigrafo y antologador,
el poeta sinaloense avecindado en Morelia Alejandro Avi ls. Ense Derecho
Cannico y Literatura y fue muy cercano al "Grupo de los Ocho", entre los que
se contaban Rosario Castellanos, Dolores Castro, Efrn Hernndez, y el propio
maestro Av iles: siempre le interes ser entendido ms que admirado, segun lo re-
lata Avils en Francisco Alday. Obra polica, publicada en 1993 por la editorial
Jus. Gaspar Aguilera Daz, "Poesa y revelacin: Ponce y Alday" , La Jornada
Semanal. domingo I1 de enero del 2004 num o 462 . [http://www.jornada,unam .
mx/2004/01 / 11 /sem-gaspar.html)
de su labor como poeta y periodi sta con el fin de juntar material para ese proyec-
to que actualmente se realiza bajo la coordinac in de Jose Martnez Torres en la
Universidad Autnoma de Chiapas, en Tuxt la Gutirrez.
Doxologa final
Eternidad
11>
Desde el arraba l. los vagabu ndos oyen los silbatos largos y dolientes:
Suean en lobos aparec idos, que se traga n la noche con sus fau ces;
y que todo es as. como un adis feb ril de trenes y de fbr icas. y que
el corazn sa lt a alambradas de pua s, y barda s con trozos de bote ll as;
y rezan (Seor, pon tu oreja al fin de esta oracin de humo sonoro) l7,
y con esta mirada rel igiosa y un tanto mstica del poeta Ernesto
Ortiz Paniagua al mundo urbano y coti diano de la ci udad de M-
xico concl uimos nuestro encuentro con l y breve rec uento de su
deambul ar por las letras y por la vida.
AL INFINITO"
Jos Francisco Conde Ortega'
f
ervoroso lec tor. Di on icio Morale s ha conseguido apropiarse
de la herenc ia lit era ri a para cons tru irse una voz orig in al y
personalisima. Es deci r, ha educado su odo en su experiencia
de lectura y. del mi smo modo. ha logrado hace rse de un estil o de
mirar c uya pecu li aridad se advierte en esa partic ul a r manera
de nombrar. El resultado: un ri gor e n el ofic io. fruto de la pa cien
cia y la constancia. y un a ce rl eza para observar ciertos deta ll es
del mundo y decirlos e n el rel mpago - inevitab lemente transi to-
rio- de su breve hi storia . No obsta nt e. en ese e ncuentro - la palabra
y la ex peri encia visua l- la realid ad potica. la capac id ad de la pa-
lab ra para ceir esos detalles, ocu ltos para otros ojos. conform an
y sea lan un a obra de madurez y hallazgos.
Dionicio Morales naci en Cund uacn. Tabasco, en 1943. Es-
tudi letras hi spni cas en la UNA ~'1. Fue secretario de Carlos Pe-
llicer en el Museo de .Tabasco. cod irector de las revistas Pjaro
Cascabel, con Thelma Nava , y La vida literaria, con Marco A n-
tonio Montes de Oca; as co mo director del tall er de poesa de la
Asociacin de Escritore s de Mxico. Ha cola borado en numerosas
publicaciones, tanto rev istas lit erarias como supleme nt os cultu-
rales. Ha sido c rt ico de artes plsti cas. Sus libros de poesa son: El
alba anlicipada, Edi ciones de la rev ista Pjaro Cascabel, Mxico,
1965; In scripciones. Ediciones de la revista Parva, Mx ico, 1967;
Varia ciones, C uade rnos Ca ra a Ca ra, Mx ico, 1983; Inscripciones
y Seales, Ediciones A nfi n, Mxico, 1985; Romance a la lIsanza
antiglla, Letra Capitular, Mxico, 1989; Retrato a lpiz, Cuade rnos
de Malinalco, Malinalco, 1990; Retrato a lpiz. Antologa perso-
nal, UAEM , Toluca, 1992; Imgenes congregadas, UNAM , Mxico,
1993 ; Ddivas, Edi ciones Los Domsticos, Mexica li , 1995; Retra-
lO a lpiz, Antologa personal, SOGEM-1PN, Mxico, 1996: Las es-
taciones rotas y Ddivas, Ediciones de la revista Gra/ilti, Jalapa,
231
1996; Ddivas y olros poemas, SOGEM-ISSSTE, Mxico, 1999; Dio-
nicio Morales, Material de Lectura, nm. 200, UNA M, Mxico, 1999,
y Las esraciones roras, uAM -Xochimilco, Mxico, 1999.
Ahora se ren en tres ttulos de Dionicio Morales: Relraro
a lpiz, Ddivas y Las esraciones rOfas, de 1990, 1995 Y 1999,
respecti vame nte. Y va le la pena ace ptar un juego de lectura. El
que apa rezcan en un solo vo lumen permite aceptar propuestas y
provocacione s; stas, porque es posible advertir las obsesiones
esc ritura les del poeta; aqullas, en tant o que permiten encontrar
una coherencia interna y un a decan tac in de procedimientos y
forma s de ver el mundo.
Las cosas que nombra Dionicio Morales son vistas - entrevis-
tas- a parti r de refe rentes que, como urgencia de conocimiento,
les co nfiere n una aparie ncia inusitada. As, el tiempo, la lu z y
el sueo lo llevan a travs de las palabras que puedan suscitar en el
lector un asombro renovado; y en cada palabra y en cada slaba
- en cada vu elta del sign ificado- ese lector se invol ucra en la ex-
periencia de un estar en el mundo, pero, sobre todo, de un percibir
el mundo con el oido bien afi nado y la mirad a absorta.
Es cierto, en la poesa de Dionicio Morales ex iste una suerte de
aspiracin metafsica. Cada objeto es nombrado no solamente por
el contorno que li mita su espacio fsico, si no tambi n, yespecial-
mente, por su capacidad de conmove r, de herir la susceptibilidad
del lector. Por eso la mirada del poeta es peculiar. Sabe observar
y compa rt ir sus hallazgos; pero su mirada va ms all. Por eso el
territorio de lo nombrable adquiere transparencias y opacidades;
aspiraciones y ensueos: tiempo y memoria y lu z. Como Jorge
Gu illn, Morales encuentra el jbilo del mundo; como Ca rlos Pe-
llicer, busca la luz que ilumina espacios inauditos.
Dionicio Morales ofrece su versin de la herencia literaria.
Decanta su expe riencia de lec tor y encuent ra su propia voz. Esto
le permite afinidades espirituales, dilogos con otros pares, en-
cue ntros de resonanc ias a las que responde con el rigor del oficio
y la vigilia. Y creo que esos espritus afines bien podran ser
Carlos Pell icer, Efrain Huerta y Pablo Neruda.
Si el autor de Hora de junio encontr la luz del trpico para
su caudaloso acervo lxico, el de El alba anticipada participa de
esa misma luz - y de ese territorio original- para expresar otra
armona en poe mas personalsimos y de una extraa transparen-
cia. Y con el gran cocodrilo encontr una actitud: la distancia
esttica ante el propio poema a partir de la irona, del humor inte-
El liquido insensato
que debi ser una mar de rojo
tom el color
de un lirio destripado
Maldita!
Hasta el ltimo momento
me engaaste.
Hoy mi ceguera
es ms ciega
que
t .
De noche, cuando
duerme, su cuerpo se abandona al
delirante oficio de iri sar los sueos
de los hombres.
239
estrategias de Sherl ock Holmes y lleva ron a Freud a descubrir el
inconsciente para revolucionar la psicologa y abrirle a las teoras
de la sign ificacin un rico universo irreducti ble a las declaracio-
nes explcitas del autor y los crit icas empeados en interpreta-
ciones literales. Roque Dalton alude a todo esto en la Dedicatoria
de Taberna ... donde dice :
251
las afueras de la c rce l de Lecumberri se prepara la cuerda que
habra de traslada rlo a las Islas Maras, el entonces Secretario
de Educacin Pblica, Narciso Bassols, pasa casua lmente por el
lugar, lo reconoce y tras negociar con el coma nd ante encargado
del traslado de los presos, logra que el escritor sea liberado. En
1933, List publi ca Tres piezas de teatro revolucionario y cuando
se ll eva a escena la obra El ltimo juicio, en la cual una corte pro-
le taria juzga a Dios, el estreno acaba en di sturbios. En 1973, es
condecorado con la meda lla Lenin de la Paz otorgada por la Unin
Sovitica como reconoc imiento a su labor en favor de la causa
proletaria. Tales son algunos episodios de la vida de Germn List
Arzubide, cont ados la mayora por l mismo y en menor medida
por sus desce ndientes y algunos crticos. '
Ante lo restringido de las fuentes, puede surgir la duda sobre
la verac id ad de las hazaas vanguardistas y proletarias de Germn
List y; sin embargo, hasta el momento no existe una investigacin
documental para ratifica r o desmentir tales afirmaciones. En e~
contexto las preguntas surgen: Acaso tal pesquisa tendra algn
sent ido? Si se logra demostrar la verac idad o falsedad de los he-
chos mencionados, qu demostrara una cosa o la otra? Refle-
xionar sobre tales problemas metodo lgicos surgidos al momento
de plantearse la posibilidad de recon struir algo como la verdadera
historia de Germn List Arzubide y el estridentisimo es precisa-
mente el objeto de este trabajo.
Para este ejercicio explorar primero los procedimientos tex-
tuales contenidos en El movimiento estridentista de Germn List
Arzubide a pa rtir de la categora de narratividad de Hayden White
y en un segundo momento revisar lo que algunos investigadores
han llamado " la guerra simblica" y las estrategias de irrupcin
iniciadas por el grupo estridentista desde el concepto de imagina-
rios sociales de Bronislaw Baczko .
Puede decirse que es, en conjun to, una snt esis grfica , ilustrativa.
una semblan za apasionada. una fe lcida en la subve rsin que. des-
de el primer momento, represent ("1 eSlr iden tismo como fue rza de
va nguardi a revolucionaria . En El movimienfo esridenrisra se docu-
menta tambi n el estilo anl iacadmico, el liri smo que al anular el
simulacro desc ri pt ivo tiende a crea r. en una prosa retrica , el impe-
rio de la emocin.J
Narratividad y posteridad
De lo ant eri or, el autor concluye que toda narrat iva hi strica tie-
ne como finalidad , late nte o manifiesta , el deseo de morali zar so-
bre los aconteci mie ntos que desc ribe. Tanto la narrati va fc tica
como la ficticia , estaran ent onces ntimament e relac ionadas con
o en funcin de la necesidad de morali za r la real id ad , es dec ir
la narrat ividad prete nde identi fica r tod a rea lidad con el sistem a
soc ial que funciona como base de su moralidad. En el caso de El
movimiento estridenfista de List, podemos aprec iar la intenc in
de explotar para la ca usa vanguardi sta el efec to leg itimador de
la narrat ividad hi stri ca. Esto es patent e cuando en un juego pa-
rdi co, el tex to .desc ribe la gesta vang uardi sta desde los cd igos
mi litari stas propios ~e la ll amada historia de generales:
b bid , p. 28 .
7 Germn Lisl Arzubide. El movimienlo e.\rridenlisla. p. 16.
~ Ibid.. p. 28.
10 bid., p. 98.
11 Hayden While, op. cit. , p. 37.
Pero el combate de los estridenti stas por const ruir su propia leg i-
timidad al margen del aparato oficia l y ga narse un lugar e n la hi sto-
ria de la literatura mexicana, va ms all de l narrarse a s mismos.
pues abren simultneamente varios frenles. uno de los c uales es-
t en el terreno de lo s imaginarios soc ia les. Durante los aos de la
revuelta estridenti sta. el ambie nte polti co estaba bastante agitado.
la paz posrevolucionaria era endeb le. las asonadas y levantamien-
tos de caud illos en disputa por el derecho a eje rcer el poder era n
habituales. El mismo Map les Arce cuenta que habra esc ri to su
poema Vrbe luego de su impresin ante las marchas organizadas
en rechazo al levantam iento de Adolfo de la Huerta .
Esta lucha por el pode r poltico ti ene su contraparte e n el m-
bito de la cu ltura: los diferentes actores disputan el derecho a de-
finir cmo habra de conform arse al arte de la Revolucin . As,
naciona li smo, universalismo, va ng uardi a, trad icin e indigenismo
peleaban por el derecho a constru ir la nueva cu ltura mexicana de
acuerdo con sus propias conce pciones. Se co mbate con las armas
y las palabras, se dispUlan los puestos clave en los gobie rnos en-
cabezados por los caudill os, pero igual de intensa es la batalla por
dominar las representaciones sociales, cada corri ente o grupo lu-
cha por legitimar su derecho a ser identifi cado por la soc iedad
como el arte de la nueva nacin y con ello establecer su derecho
a caminar aliado del poder poltico.
Que el poder se ejerce desde la imagi nac in lo ha sealado
Bronislaw Baczko e n su ob ra Los imaginarios sociales. Memorias
y esperanzas colectivas, donde categrico afirma: " La imagina-
cin est en el poder desde siempre"1 2 y esto, explica, se hace evi-
dente hacia la mitad de los aos 60 del siglo xx, c uando los avan-
ces en las ciencias humanas muestran cmo el poder poltico se
rodea de representaciones colectivas con el fin de legit imarse, pues
para l, es de importancia estratgica dominar los mbitos de lo
imaginario y de lo si mblico. Baczko expone que al dominar los
espacios de lo simblico y las representaciones socia les, el poder
se ejerce de manera completa, pues slo al control ar la percepcin
del mundo de la sociedad , podr moldear los comportamientos de
los diferentes grupos y hasta de los individuos y explica:
leClil'os. p. 12.
!l lbid., p. 16.
As pues. en la med id a en que los imag ina rios socia les se instit u-
yen como un a de las fue rzas reg ul adora s de la vida colec tiva. su
contro l es parte esencial de l ejerc icio del poder y por tant o. es por
ell os y dentro de ell os donde los conn iclOs soc iales ocurren , Este
era pues. el terreno dentro de l cual peleaba n los estrident istas: en
la batall a por instaurar su concepcin artstica como aquell a que
deba acompaa r la construccin de l nuevo es tado, la va nguardi a
mex icana lucha por inse rtarse en el terre no de los imaginar ios
soc iales. pero para log rar esto, ant es deba modificar los pa radig-
mas de d ic has representac iones. Para inc idi r en la constr uccin de
los imaginari os sociales posrevoluc ionarios, el estride nti smo deba
en principio modifica r las conce pciones imperantes sobre lo que
eran literatura y arte, pero adema s presentarse a s mismo C0l110 la
mejor rut a para construi r el arte nuevo de la nueva soc iedad .
Un aspec to de esta lucha estridenti sta po r ap ropiarse de los
bienes simbl icos de los imagi narios sociales de los aos 20 y 30
es estudi ado por Kathari na Nie meyer a partir de la manera como
el grupo se apropia de los trminos "vanguard ia". " revoluc in" y
"modernid ad", En ese sent ido, sea la que en lo referent e a pre-
sent arse a s mis mos como un arte de "vang uardia", los estri -
denti stas tuvieron la fo rt una de habe r llegado pri mero y simple-
mente ponerse el trmino, pues en ese momento la palabra
"vanguardia" apli cada al arte ca reca rie defi niciones precisas. Por
otro lado, Niemeyer, lu ego de adve rti r la au sencia de un disc urso
propiamente revo luc ionario hac ia los pr imeros aos de la dca-
da de 1920, concl uye que la poes a estri dent ista, a parti r del libro
Vrbe de Map les Arce, ga na para s el trmi no y se propone ell a
mi sma como revolucionari a, pero adems cont ribuye a dar un
sentido a la gesta.
El arte del pasado est siendo mistificado porque una minora pri-
vi legiada se esfuerza por inve ntar una historia que justifique retro-
spectivamente el papel de las clases dirigentes, cuando tal justifica-
cin no tiene ya sentido en trminos modernos.H
!& Renato Serra. citado por Cario Ginzburg. Solo mI testigo. p. 24.
Adriano Rmura*
271
pues existe en cada uno de los poetas potenciales o cinticos de
antemano, a semejanza de una productora de algoritmos lgicos!.
Abri r esta caja de Pandora nos llevara a la posibi lidad, no
slo de inve ntar nuevas mquin as derivadas de una primitiva, sino
reconst ruir el prototipo origi nal, de tal modo que el poeta podra 2
orde nar o desordenar la lgica de ese engranaje invisible: podra
- podemos deci r- tener injerencia en la praxis potica, de este mo-
do, el condicionamiento del ser-predeterm inado que se supone
era el poeta-total (cofre hermtico ligado a logos3) dejara de se r
el motor de la esc ri turacin lrica. El resultado de este proceso es
tan arriesgado como difcil, pues sita al poeta-humano frente al
campo de la libertad - incluso, se estara qui z frente a un nuevo
concepto de ve rso li bre- y el ejercicio de sta, si entendemos por
liberlad la conciencia de elegir, no por el arquetipo detonante,
sino por el ser personal, suj eto, en este caso a su propio lenguaj e,
como un lgica ntima-ge ntica-simblica mutab le4
[os poemas. el resullado ser semejante al de [os algoritmos. ya que para el al-
goritmo "O es necesaria la comprensin del problema ni del algorilmo: baSla el
fiel desempeo del ejeclllame. Un algorilmo es lolalmenle impersonal: no lo
llevamos a la solucin: nos lleva. Entonces tomar conciencia de esta maqu inaria
pone al poeta al mando de sus algoritmos. O por lo menos de su lgica motora. Su
sustrato simblico. Vase el texto del venezolano Vctor Azuaje. Las maquinas
policas de los libros imaginarios (v): Antonio Machado. Puede consultarse en :
http://laexccpciondelaregla.wordpress.com/ 2010/02/0J/la-maquinas-poeticas-de-
los- libros- imagi narios-v-antonio-machado.
1 Poder, tambin se entiende como la capac idad para cambiar la realidad .http://
ricanos. 1953.
7 Cuando escribe a deta lle su ensayo sobre su poema.
la cual el que habla expresa su relacin personal con la verdad y arriesga su vida
porque reconoce que dec ir la verdad es una obligacin para mejorar o ayudar a
olras personas (tanto como a si mismo). En la parresia. el que habla usa su libertad
y elige la franqueza en vez de la persuasin, la verdad en vez de la falsedad o el
silencio. el riesgo de muerte en vez de la vida y la seguridad. la tica en vez de la
li sonja. y la obligacin moral en vez del propio inters y la apata moral (ev, 272)".
La distancia entre parresia y retrica se establece una vez que el parresiasta no
pretende convencer a otros de que l posee la verdad y, en ese sentido. no hace uso
de artificios tc nicos en un afn de captar a una audiencia , ni tampoco es ajena
su opinin personal sobre lo que dice en lo que dice: el parresiasta acta en la
consideracin de los demas mostrndoles tan directamente como es posible lo que
realmente cree." (ev. 266). Foucault. Michel. (cv) Coraje y verdad. trad. Feli sa
Santos. Toms Abraham . ed.
I~ Jose Francisco Zapata (el ltimo de los infrarreali stas. lo han denominado
algunos crticos de poesia) publica el poemario El pararrayos cobarde. en alu-
sin a Rubn Dario, aunque en la postura negativa de los depositarios de la reli-
giosidad del lenguaje, ms all de su, o incluso. en contra de su propia voluntad.
Reflexiones sobre la poesa. Op. Cit. p. 39.
es cOlllrario. Colecc in Asteriscos. Mx ico. Puebla. UAP. 1988. pp. 65. 20. 11 ,9.
En sus poemas Dominacin de Nefertiti. Noche solar para la conjllncin de los
deseos. Responso p or el figre y Peqllea biografia. Donde en su potica hay cierto
cnico desenfado respecto al tedio y la forma en que la poesa aparece para recon-
fortar con su mano de sol: cito. p. 28. Sin programa. aturdido de fro. caminaras /
con /lIIOS ojos nlle lOS. s in pensar en nada. / mas soltando linos flatos ...
~ I Anlichrisl. 2009. Director. Lars von Trier. 104 min oGuin. Lars von Trier y
Anders Thomas Jensen . Fotografia. Anthony Dod Mantle. Reparto: \Villem Defoe .
Charlotte Gain sbourg. Coproducc in Dinamarca-A lemania-Francia-Polonia-$uc-
cia-Ita lia-Zenl ropa Entcrtainments.
~~ Mani (o Manes o Maniqueo) se autoproc lamaba el ltimo de los profetas,
denlro de los quc se consideraba a Zoroast ro. Buda y Jess. y cuyas revelaciones
parciales. seg n el. estaban contenidas y se consumaban en su propia doctrina.
Aparte del zoroastrismo y del cristianismo. el maniquesmo es otro de los movi-
mientos religiosos que reflejan una fuerte influenc ia del gnosticismo. La doctri-
na fundamental del maniquesmo se basa en una divisin duali sta del universo.
en la lucha enlre el bien y el mal : el ambito de la /u: (esprlu) esta gobernado por
Dios y el de la osc uridad (problemas) por Salan.
l} Pese a ser una figura romantica. no hay que olvidar que la figura del juglar
escptica de Kant , con las siguientes ideas que trataron de modernizar el cris-
tianismo: 1. La naturaleza tiene un lado oscuro desordenado que tiene que ilumi-
narse mediante su propia voluntad de conocimiento. En Dios, estas dos propie-
dades son inseparables. 2. El hombre puede llegar a conocer las partes abismales
2'1 De aqui podemos hablar del ('o llocimienlo como un rango de pode r de acuer-
do con la forma que toma la realidad. Existen por tanto muchas biblias. pues no
hay sto una. Por ejemplo. el Libro de 1" Sab; .jI/ra de Jess. hijo de Sirac es uno
de los libros sapienciales. comun y fam il iarmente ll amado el Libro de Si rc ides,
y tambien del Sircida. La tradicin lat ina 10 ha llamado Libro del Ec/es/ica.
Forma parle de la di vina I'A. STORA integrante del Canon Amplio Oriental y Occiden -
tal, sustento de las Biblias propias de las iglesias cristianas ortodoxas. orienta les y
tambien por la Iglesia Catlica Romana.
lO Consulten el video La humildad de la ciellcia, de Richard Dawkins. hup:l!
al conocimiento de dios: "Tri ste porque Dios no me busca ni me encuentra , I Tri ste
porque la belleza del mundo apenas es el umbral de Dios, ! Pero lambien el biombo
que ensordece la vista y enceguece eltaclo I Y la verdad que nos marea mientras
damos vueltas en torno a nuest ra pie]"', Un trlleno. /111 resplandor y IlIego nada.
Op. Cit. p. 30.
).O Ya en El Tig re en la casa lizalde vuelve al pocta dci l. fu n aso pero ham-
Para Montes de Oca, escribe Li zalde. era importa nte el poeti cis-
mo: "por lo que tenia de intransigen te, de irritante, de antiburgus,
y por las perspectivas novedosas de trabajo que pareca abrir,
por lo que represent aba de enloquecedora mente blasfemo rompi-
mien to con todo lo establec ido y solemn e en el terreno de la crea-
cin literaria'''I o.
Todos estos motivos, efectivamente son origen de la hetero-
geneidad en la obra de Lizalde, pero no de la heterodoxia de la
lgica potica gonza lezrojeana. De la Mala hora al nacimien-
to del Tigre hay un largo cami no de trasmutac iones, o mejo r
dicho, de adherenc ias y renuncias. El resultado de este proce so
JI Op . Cit. p. 18.
J9 Op. Cit. p. 50. Rescribo un fragmenlo: "Pero la arrogancia irresponsable
del poeticismo se mezcl pronto con la indefectible prepotencia marxi sta , cuyos
estragos poticos fueron en mi s trabajos doblemente graves a partir de los aos
t953 y 1954. En este ultimo, ofrec una conferencia presuntuosa, agresiva y trasno-
chada contra Octavio Paz. en una de las aulas mayores de la Facullad de Fi losofa.
Paz. que acababa de llegar de Franc ia, se haba mostrado atento con nosotros. e
interesado en averiguar si haba algo novedoso en nuestro mov im iento. Mal ha
resullado con frecuencia a nuestro mayor poeta su generoso entusiasmo por la
obra de los jvenes. Tarde repar aquellas in sulsas criticas pauprrimamente
marxistas y acartonadas de la obra de Paz, que ya era extensa y magnifica en
esos juveni les aos suyos, que ya admiraba yo y que slo la artificial y deshones-
ta prct ica del anlisis ideolgico permita abordar de aquel modo".
00 Op. Cit. p. 41 .
En 1979 apa rece Caza mayor. Aqu la ambigedad del tigre casero
desaparece; a cambio, sobresale la decisin de enfrentar sin engaos
la idea de la propia disolucin. El intento resulta, de pronto, casi
grandilocuente; pero todo cambia cuando el autor confiesa que no
hay mejor manera de asumir la muerte propia que perder la vida (en
el sentido de gastrsela), y nos describe su forma de hacerlo: filo-
sofando en las cantinas. 41
4 1 Luis Vicente de Aguinaga cita este fragmento del libro Este decir y no decir,
Pero Li zalde encuent ra una metfora mejor para este pjaro-jau la.
o especie de nge l ca ido: el tigre. Lo vue lve un sol que camina den-
tro de la oscuridad de la tierra. oscuridad que semejan sus rayas-
rejas. ye n la que tambin se concibe el se r. de ta l modo, convierte
su ser en la jau la de l so l. En este proceso ge nera la ilusin de se r
l la tierra y el sol qu e se ilum ina; tambi n la c rcel en la que slo
puede beber de l fuego inmvi l del ce ntro solar. Una vez consti tu i-
da esta casa-jau la. puede moverse con ell a hacia cualquier si tio. Es
un nmada que protege su casa de fuego y al que poco le importa
conve rtirse en alebrije (animal heterogneo) para protegerse de
lo que l pe rcibe como caos: necesita orde narlo, darle figura geo-
mtr ica, hacerlo aseq uible en un garabato, ecuacin o 110ema.
Goberna rlo con su pe nsamiento fact ual, con su manera de ejercer
elamor. u
que para se r tra scendido deber ser concretado en objetos y situaCIOnes. Segu n la
Wikipedia . la ntroyeccin es un proceso psicolgico por el que se hacen propios
rasgos. conductas u otros fragmentos del mundo que nos rodea. especialmente de
la personalidad de otros sujetos. La identificacin . incorporacin e internali za-
c in son terminos relacionados. De acue rdo con Sigmu nd Freud. el ego y el supe-
rego se construyen mediante la introyeccin de patrones de conducta externos en
la persona del sujeto. La introyeccin es tambin el nombre de un mecanismo de
defen sa en el que las amenazas externas se imernalizan. pudiendo neutralizarlas
o aliviarlas: de manera similar. la introyeccin de un objeto o sujeto amado (por
ejemplo. una persona de gran importancia) reduce la ansiedad que produce el ale-
jamiento o las tensiones que causa la ambivalencia hacia el objeto. Se considera
un mecanismo de defensa inmadu ro.
Adriano Rmura 29 1
cultivados por Gngora y su gente,
anduve entre lagartos ebrios,
mont garzas copiadas de un poema famoso,
hice buches - dorados, eso s-
con versos pretendida mente filosfi cos,
noemas ate rciopelados
por la s es y las es ..
y empiezo a hablar as ,
pngome a hablar en seco, de amor,
a estas alturas.
(. .. )
putas) I aztalas, I dales azcar en la boca I a las rejegas. I nna las, globos. pn-
chalas. I srbeles la sangre y tutanos, I sca las. / capa las, I pisa las. gallo galant e
! turce les el gaznate, cocinero. ! desplmalas. I destripalas. toro. I buey. arrastra-
las, I h:izlas, poeta I haz que se traguen todas las palabras."'
01 El numen, en el sentido cont rario al digioso, se entiende desde su defini-
Cosa desnuda ,
transparente a fuerza de proyec tar
su nombre de materia
( ... )
Cosa en escape
como el vuelo ex tremado mas veloz que el vuelo
o caza sin alcance.
(. .. )
y le digo a la roca :
muy bi en, roca, abl andate,
despierta, desperzate,
pasa el puente del reino,
s t misma, s ma ,
dime tu ptreo nombre
de roca apasionada Y
~ Si bien religiere quiere dec ir "volverse a ligar o ligarse de nuevo", los reli-
gio,w s prefieren interpretarla como "unir al hombre con dios", La significacin
original, de la pa labra en latn, es la primera, (Wikipedia) .
ji En su poema Piedra de sol, Octav io Paz intenta simbolizar el sol mexica con-
Se nombra en el destrui r,
en el romper lo roto,
como el mago de la ci ru ga
que deslazara un sa po para armar
con sus fibras y sus nervios
un caballo enano.).I
u Enlindase por cosa. algo que puede ser objeto del pensamiento, o accin.
(Wikipedia). Aunque para Kant, la cosa es incognosible en si.
~ Op. Cit. p. 21.
ss Evod io Esca lante hace notar los versos: "Malos tenores, I tipludos como in-
mensos nios castrados" y ms adelante "azules loros flotantes , Icaricatu ras supre-
mas de lo humano", para asi descartar, sacar de la casa a Ol ivier Messiaen y Kant,
para concluir su perorata as: " Leccin antropomrfica levemente teolgica : slo
el hombre sabe cantar, por algo es la superior de las espec ies". Evodio Escalanle,
La I'anguardia eXfral'iada, UNAM, Mxico, 2003. p. 78.
1985. p. 21.
Eduardo Li za lde hace suyo, con amor O con odio , lo que lOca, l es
todas esas cosas que ha logrado absorber, ms all de s mi smas,
pues sabe es el universo en s mismo. No slo es negacin afirma-
tiva de Montes de Oca, complem\..nto natural, sino composicin
de una nueva forma cannica de realidad. Cada cosa es Babel es
la intencin de convertir en fracaso la obra inconclusa que repre-
senta esa torre infinita que es la ciencia. Si la muerte de una
propuesta es ahogarla en un vaso de ag ua, Lizalde lo hace al pie
de la letra siguiendo el manual de Muerte sin fin. Es el monstruo
vora z - el mito en consta nte renovacin- que devora y acumula en
s la naturaleza bajo su propio nombre, es el canon heterogneo, s,
el engranaj e hegeliano de la trascendencia. Y asume, al igual que
Montes de Oca, al lenguaje como el milagro de esta maquinaria,
tambin denominada medida, clculo, tiempo.
Romperlo todo.
Todo, todo.
No deja r titere con cabeza
ni con titiritero.
Mi sueo dorado:
dinamitar las entraas
del sentido comn . dar escopetazos
a la razn apoltronada en el trono del prncipe.
destruir a pi sotones a brjul as embustera s
que transforman en promiscuos los puntos cardinales,
decapitar los ideales modosos, circunspectos,
1998. Tomo 1. Concepto de la historia desarrollado por este autor. donde apunt a
que la historia debe esc ribirse a partir del presente, y no viceversa. de tal modo que
pueda entenderse mejor la evolucin de los sucesos y sus moti vaciones a panir del
anlisis de las diferentes ciencia humanisticas .
.. Poema indito de Enrique Gonzlez Rojo, inclu ido en su poemario Defi
niciones. Puede consultarse en hup:/Ienriquegonza lezrojo.com/pdf/ YOESTEDE
MIURGODELCAOS.pdf
Bibliografa General
Adriano Rmura 30 I
Lizalde, Eduardo. (198 1) Autobiografa de un fracaso (el poeti-
cisma). Mxico: I NBA / Martn Casillas Editores.
_ _ _ , (1966) Cada cosa es Babel. Mxico: U NAM.
_ __ , (2002) Nueva memoria del tigre. Mxico: FCE.
___, (1985) iTigre. tigre ' Mxico: FC E.
Montes de Oca, Marco Antonio. (197 1) Autobiografa, en Poesa
reunida. Mxico: FCE.
_ __ , (2000) Delante de la luz cantan los pjaros (Poesia 1953-
2000). Mx ico: FCE.
___, (2002) Un trueno, un resplandor y luego nada . Mxico:
UAP-uAM-Verdehalago.
_ __ , (1967) Vendimia de/juglar. Mxico: Joaqun Morti z.
Wittgenstein , Ludwig. (1988) Investigaciones filosficas. Mxi-
co/ Barcelona: In stituto de Investigac iones Filosficas, UNAM ,
Editoria l Crtica, Grupo Editorial Grijalbo.
___, ( 1989) Conferencia sobre tica. Con dos comentarios
sobre la tica del valor. Barcelona: Paids (Pensamiento
Cont emporneo, 1).
~
I infrarrealismo no se le puede hallar fcilmente . No es como
husmear piezas arqueolg icas de contrabandistas de pirmi-
de s. No se le podr encontrar detr s de una vitrin a, co mo lam-
poco en una tienda de sOllvenirs con los poemas ensa ng rentados
de Mario Santiago. e l estmago vac o o e l hgado enfermo de Ro-
berto S olano sumergidos e n cloroformo. El manifiesto infrarrea-
li sta de 1976, escrito por Bolano, dice entre parntesis; "Busquen.
no solamente en los museos hay mierda" ; y despus: "djenlo to-
do" , como sentenci a lguna vez Tristn Tzara. Esto fue en m una
influencia decisiva, cuando en un impul so, qui zs infrarrealista
- nada tena que perder, excepto el xito-, qui se crear hace un
pa r de aos una librera en homenaje al in frarrea li smo, A Mario
Santiago y a Robert o Bolao, especficamente, qu ie ne s a medi a-
dos de la dcada de 1970 sentan correr por sus venas, viva an, la
vanguardia lit erari a lati noamericana, ms cuando e n aquel tiem-
po Octavio Pa z en Los hijos del limo la mandaba por entero a la
sepultura: "El periodo propiamente conte mpor neo es el fin de
la va nguardia", Sin emba rgo, dira Mario Santiago: " la vida es una
madriza sorda" en el ltimo poema que se le conoce, titul ado con
sus propias inicia les, antes de morir: MSP: " Hay que saber sal ir de
las cuerd as & fajarse la madre e n el centro del ring", De lo margi-
na l haca e l ojo del hurac n, pica que tambin concibi Roberto
303
Bolao para la literatura: "salir a pelear a pesar de saber que vas a
ser derrotado".
El infrarrealismo, desde mis primeros acercamientos a l, me
pareci un movimiento que tena que se r develado, pero a partir
de dnde, de qu circunstancia? Tal vez desde mi propia circuns-
tancia, desde la de cada uno, como sucede con toda verdadera
poesa. Adopt entonces un paralelismo entre vida y literatura co-
mo el mecani smo adecuado de develamiento. Lo cierto es que
cuando vi entre las manos mi primer poema publicado, tuve la
sensacin que ya exista un lazo insoslayab le con el infrarrea lis-
mo. El poema apareci en la ltima pgina de la revista inde-
pendiente Versodestierro , que acababa de nacer, donde tambin
apareca un breve ensayo de Marina Sivaj en el que supe de la exis-
tencia de una novela escrita por Bolao, Los detectives salvajes, en
la que se narran las aventuras y vic isitudes de los "real-visceralis-
tas"; de unos tales Ulises Lima y Arturo Belano que perseguan
los rastros de Cesrea Tinajero, - una escritora poco conocida de
la Revolucin Mexicana y misteriosamente desaparecida, inspi-
rada en Concha Urquiza a decir de Jos Vicente Anaya- . El en-
sayo afirmaba que estos pe rsonajes en realidad encarnaban a
Mario Sant iago y Roberto Bolao, este ltimo autor de la novela
en mencin, siendo que el "real-visceralismo" es una versin li-
teraria del movimiento infrarrealista. Al paso del tiempo, ms all
del momento fundacional del infrarrealismo o del mito descrito
en la novela, me lanc contra todo lo que esta ciudad me impeda
sabe r acerca de los infras, tratando de encontrar el principio de
ese bosque nfrarreal, con sus soles roji zos, en perpetua agona,
donde al principio se alza un rbol ya cado, pero del que todava
se puede sacar lea para mantener el fuego en el que an relum-
bran los huesos de Mario Santiago y Roberto Bolao.
Con ayud a de un socio, me propuse levantar una librera en la
ciudad de Guanajuato, en el espacio de un antro donde acudan
principalmente jvenes universitarios, intentando crear un bastin
para la literatura emergente. En medio de un Mxico convulsio-
nado por la impunidad y la ignominia, retom la creencia ancestral
de que los perros son guas para atravesar el inframundo y por
ese tiempo el escritor Eusebio Ruvalcaba me haba dado un ejem-
plar de la revista Perros del alba, que se haba presentado en la
Feria de Minera de la UNA M y para entonces iba por su quinto
nmero, la cual me permiti seguir con mis pesquisas " jnfras".
Conoc entonces a su editor, Alfredo Jalife, en un cafecito a un
Arturo Alvar 31 I
j uzg como producto de la ebriedad y la estupidez. Pero la con-
frontacin que Mario Santiago tuvo hac ia Octavio Paz fue preci-
sa mente por el fuego de la renovacin. En este sentido: "las peores
peleas son de poeta a poeta, porque te dejan sin alma", dice en
otro art icu lo Jos Peguero; sin embargo, en la novela Los detec-
tives salvaje, Bolao traz, ms que una negacin o afirmacin,
el dibujo del crculo solar y su fuego perpetuo, el terreno de la pe-
lea donde los poetas, ms all de confrontarse, a pesar de las di-
fe rencias, al final se reconocen.
Qu negaban entonces los infra rrealistas que afirmara una
tradicin? Me parece que una veta provechosa se puede hallar en
el tema de la solaridad potica. En el marco de la vanguardia y
la literatura patriarcal, lo que engarza las visiones de Octavio Paz
y la de los infras, se cifra en el cdigo solar, el sol como signo de
poder, en el que el sol es fecundador de la tierra y tambin el guerre-
ro destazador de todos los astros hermanos, as lo solar extiende
sus dominios corno smbolo dominante dentro del canon esttico.
Para Bolao, en la ortodoxia del medio literario en Mxico, esto
se traduce en un verdadero campo de batalla : "con sus samuris
y seores de la guerra", dira muchos aos despus - en su propia
interpretacin del imaginario lati noamericano-o Parecido a lo que
revela Enrique Gonzlez Rojo Arthur, al sealar que la historia
de la tradicin litera ria se explica en Mxico en la: "histori a de
sus mafias", mientras que la actitud ms infra consisti principal-
mente en una torna de postura heterodoxa, aunque en la misma
bsqueda solar siempre trataron de encontrar una voz propia que
rompi era con lo establecido: "somos los soles negros", dij eron,
an a pesar de que desentonaran con la lnea marcada., esa fue la
consig-na que siguieron los infras: la antimateria csmica y oscu.
ra que se alimenta de la luz, de todos los colores; del amarillo del
medio da y del tono crepuscular de otros soles.
Por otra parte, Ca rlos Nphal haba editado mi primer libro de
poemas, bajo el sello de Annimo Drama, a principios de 2004,
precisamente en el tiempo en que David Huerta realiz una con-
ferencia, en la Universidad Autnoma de la Ciudad de Mxico
(UACM), sobre la potica de Efran Huerta. A David le interesaba
la voz del "daimon" que apareca en poemas de su padre como
"La muchacha ebria" (en Los hombres del alba). Desde nio supe
que David era poeta, mi madre y mi ta hablaban seguido de l,
pues lo invitaron a publicar en los carteles de poesa que apoy
la Universidad Autnoma Metropolitana (UAM) cuando ellas eran
Arturo Alvar 3 I3
pues algo nuevamente se palpaba entre la vida y la literatura que
me acercaba ms con el infrarrealismo.
Poco ms de cinco aos despus, vuelvo a entablar una conver-
sac in con Pancho Zapata, ms interesado en la desmitificacin
del movimiento infrarrealista que cuando le la novela. Si bien Za-
pata no se considera un poeta infra, ya que nunca conoci a Ro-
berto Bolao y con Mario Santiago a veces slo iban a emborra-
charse, si n hablar un a sola palabra de poesa, es reconocido como
un poeta cercano del movimiento, al punto que para conmemorar
el ciclo de lecturas y conferencias en la Casa de Lago, donde por
primera vez se reunieron los infrarrealistas, en 1975, fue invita-
do a leer algo de su trabajo. Era el ms joven de entre los dems
infras, cuando publicaron Correspondiendo in/ro, la revi sta in-
fra rrcalista de periodicidad "menstrual". Le pregunt a Zapata,
q u posibilidades hay de contactar a ms infras? Para l, los in-
frarrealistas que quedan pueden rechazar que se les entreviste,
ya que a algunos no les gusta hablar del infrarrealismo, porque
consideran que se ha vuelto una moda. Insist en una bsqueda
necesa ria , casi existencial, por la razn de que se han levantado
tantos supuestos en contra y a favor de los infrarrealistas.
Pancho me recomend buscar un poema de Bolao titulado
"La moto negra", que escribi por una motocicleta que robaron l
y Mario y en la que fueron embestidos por un camin de pasajeros.
Por ese accidente, Mario Santiago comenz con su mtica cojera.
Recuerda que " Mafio", como solan decirle sus amigos cercanos,
siempre iba tan ensimismado que nunca se fijaba al atravesar la
calle. Por eso, Pedro Damin, otro poeta infra, al enterarse que
Mario Santiago termin sus das atropellado cerca del aeropuer-
to, dijo que esto haba ocurrido por "muerte natural". Lo cierto
es que el infrarrealismo no se puede explica r sin Mario Santiago
y Roberto Bolao juntos, as como no se pudo construir la trama
de Los detectives salvajes sin los personajes de Ulises Lima y
Arturo Belano. Seguramente Mario Santiago estaba orgulloso del
xito literario de su amigo, pero Zapata afirma que Mafio, jams
lleg a conocer esa novela: "le val i madres enterarse de la fama
de Bolao, lo que si haca muy seguido, era llamarle por telfono
a Barcelona, se tardaba horas, aunque gasta ra un chingo de lana ...
defin itivamente lo amaba, a veces Mafio, ya bien pedo, sacaba una
carta ilegible de sus bolsillos, me la mostraba en la cara y deca:
me la escribi Bolao! ".
Arturo Alvar 3 17
lejos del mismo, ya que junto con Mario Sant iago y Roberto Bola-
o aparece en la publicacin Muchachos desnudos bajo el arco-
iris de fuego , editada bajo el sello de Extemporneos, que final-
ment e obtengo con ayuda de Pancho Zapata. Para Efran Huerta,
en la escritura de estos jvenes apareca la poesa "desnudamen-
te, muchach a mente solar". Los rastros de 10 que fuera quizs la
ltima vanguardia latinoamericana del siglo veinte.
En el pasillo de libreros, Zapata y otros poetas tambin cuen-
tan la obsesin de Mafio por dejar grabados sus poemas a las tres
de la maana, o cualquier otra hora, en la contestadora telefni-
ca de Octavio Paz. Aparte del anecdotario, permite entrever un
leil moliv que la novela de Bolao sugiere en parte con relacin
a estos dos poetas, extremos de la literatu ra mexicana. Quin es
el verdadero "poeta de M ixcoac"? O dicho de otro modo, quin
es el verdadero "poeta solar"? El sol como un smbolo dominan-
te en la poesa, la solaridad es un cdigo que requiere ser revelado.
El Octavio Paz de " Piedra de Sol " y " Pasado en claro", deja cons-
tancia de su infancia en Mixcoac, al paso que su poesa va mos-
trando la transfiguracin de la lu z. Por su parte, Mario Santiago
(1953-1998) que por haber nacido en una clnica Mixcoac se con-
sideraba oriundo de all, entonces se cuestiona por qu pelear el
Nobel cuando se tiene el barrio? Un poco como le sucedi a Nica-
nor Parra con Gabriela Mistral y Neruda, premios Nobel chile-
nos, pero que nunca se ganaron el premio municipal, le suceda
al infrasol Mario Santiago, el del corazn incinerante, respecto de
Octavio Paz.
Asimismo, si se va conformando una crnica, las ancdotas
no son responsables de que an no se haya profundi zado hasta
ahora sobre la cal idad literaria del infrarrealismo, o que est por
descubrirse, como considera Juan Villoro, puesto que la literatura
y el arte establecen nuevas relaciones con el mundo. En lo que el
crtico mexicano acierta es que hay una obra en cada infra por
descubrir, la lectura marginal que constituye un punto de partida
para construir una identidad propia y con ello una potica donde
el infrarrealismo tambin adquiere una dimensin esttica. La
marginalidad nos permite hallar en su poesa una bsqueda de
"constante, consciente e intransigente ejercicio de heterodoxia",
como escribi el poeta griego y solar, Odiseas Elytis, ya viejo,
respecto a sus textos de juventud. Es as que el canon literario
se reconfigura con el nfrarrealismo, al asumir los rasgos de una
Anuro Alvar 3 19
aclararle a Octavio Paz, de una vez por todas, que era el legtimo
poeta de Mixcoac, pueblo en el que Octavio Paz haba crecido
con su abuelo Ireneo, hasta que parti a los Estados Unidos para
residir con su padre que en ese momento apoyaba a los zapatistas
revolucionarios. El mito se perfilaba en ambos poetas nacidos
bajo el sacrificio solar, el sol rojo de Mario Santiago frente a la
transfiguracin de la lu z del sol amaril lo y resplandeciente de
Octavio Paz. En el imaginario de Bolao, Ulises Lima marcaba la
pauta de la discontinuidad con lo establecido y al mismo tiempo,
renda un home naje a Mario Santiago, con los ojos de un amigo
lejano que ve al poeta en un espacio de reconciliacin con la otre
dad, mediante la palabra", para usar las palabras del propio Octa-
vio Paz, a quien finalmente Bolao tena como un escritor de ensa-
yos y de cuatro poemas que an poda leer sin que le disgustasen.
Sin embargo, ms all del imaginario reconciliatorio de la
novela, como apunt Heriberto Ypez, en la tradicin literaria
mexicana existe una dualidad en discordia, desde la tradicin de
los estride ntistas versus los Contemporneos, esto es, entre la
visin de vanguardia y la del grupo si n grupo". La poesa, en ese
contexto, no deja de tener una marcada herencia europea, en par
te ortodoxa, por el tratamiento de su codificacin, lo que se tra-
duce en un sistema de va lores en el cual se impone la premisa del
ninguneo entre escritores o el total desconocimiento, de Jacto,
del contemporneo, adems de una terminologa clerical donde
el canon considera a la literatura como "palabra sagrada". En su
relacin de poder en distintas dimensiones, muchas veces el poeta
termin peleando una guerra que no era la suya, aunque la suya
en principio consista en una guerra simblica por el Sol, como en
la concepcin de Robert Graves donde el sacerdote, aliado con el
poder militar, justific el dominio de unos sobre otros a partir de
la conquista, mientras que la voz potica qued en lo proscrito.
En Occidente, si el poeta quiere volver a la tierra imperial que
le acogi algn da, tiene que acudir nuevamente a los cdigos
solares, aunque los cantos de Ovidio nada hayan servido para
que Augusto lo perdonase, donde el di scurso clerical se impone
frente a una poesa que profana al lenguaje mismo. As tambin,
en Mxico no tenemos poetas proscritos, sino sacerdocios que
protegen la poesa como palabra sagrada. Octavio Paz y su con-
traparte, Mario Santiago, trazan las heridas por donde podemos
vislumbrar este hori zonte. En el camino de Santiago, Mario hace
penitencia al cielo, con un caracol en la mano, mientras que Oc
lvarez, Eliseo. "Robe rto Bolao: Todo escritor que escribe espaol
debera tener influe nci a cervantina" (e ntrevista). Bolao,
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329
que haba mezclado plata y oro en una corona que le encarg
Hiern, rey de Siracusa, hasta los inge niosos juicios de Sancho
Panza en la nsula Barataria, no son ms que antecede ntes de la
narracin policiaca, Por qu? Porque mientras no se documente
el origen oriental del relato policiaco, los argu mentos ms firmes
en occident e dicen que el relato policial es resultado de elemen-
tos culturales y sociales que permitieron la escritu ra de " Los cr-
menes de la calle Morgue". Entre ellos destacan dos: la inteligencia,
que se expresa en las deducciones, y lo irracional, que se manifies-
ta en los hechos sa ngrientos, As, la nove la policial armoniza las
exigencias intelec tu ales que hered el siglo XVIII , el siglo de las lu-
ces, la edad de la ra zn, con un conjunto de elementos ca ros a los
esc ritores romnticos, como el inters por lo misterioso y por
los seres que viven fuera de la ley,
El relato policial fue moldeando su se r con elementos toma-
dos de la novela de aventuras, la folletinesca (que pona toda su
voluntad en interesa r cada vez ms a sus lectores) e incluso la del
Oeste. Elementos decisivos para la conformacin de esta nueva
rama de la narrativa fueron el auge de las ciudades y la creacin
de los cuerpos de polica (la ra z etimolgica polis, que alude a la
ci udad, enc uentra aqu todo su sentido), amn de la existenc ia de
un pblico lector que habra de ser determinante
Al momento de establecer los orgenes y los lmites del g-
nero, hay que tener presentes las especificaciones que han hecho
socilogos como Lukcs, quien obse rv interesantes correspon-
dencias:
Para cerrar este parntesis slo quiero decir que Aventura y Miste-
rio tena un tiraj e de 20 000 ejemplares.
nmero 4. p. 62 .
estas mujeres que vive n aqui ya no sirve n. lienen la ca rne muy floja .
Para que alguien las quiera lienes que echarl as en mole y se rvi rlas en
lacos (... ) Esta mujer ya no sirve. Lo que debera n hacer es llamar a
Ticho pa ra que la lleve en la noche ca rgando a los basureros y la deje
all. pa ra que se la coman los perros.
Estos datos tienen que ver con la historia contada pues el detecti ve
resuelve el caso del robo de un tanque de gas en Ciudad Neza y sus
fa ntasias erticas coi nciden con el nmero de su casa.
Para llega r a la solucin del enigma, el detective nos cuenta
sus andanzas con un lenguaje sabroso, coloquial y alburero y nos
lleva en un rpido recorrido por Neza hualpolvo para ver a los pro-
vincianos recin llegados, a los sonideros, a los tianguistas, al ju-
dicial cornudo y a la gera pirujilla y petacona.
Eddy es un digno descendiente de Pter Prez, el detec tive de
Peralvillo que conviva con tamaleras, bailarinas de mambo y po-
licas chimuelos pues el robo del tanque no slo es ridc ul o, sino
la solucin tambin, pues para aclarar el hu rto Eddy tiene que ir en
busca de su mam para que le eche las cartas.
En El miedo a los animales (1995), Enrique Serna plantea la
investigacin de un delito, la construccin de una at msfera ham-
pesca, con asesi nos y policas corno personajes, deducciones, fal-
sas coartadas, sangre, balazos, sexo, persec uciones y coincidencias
folletinescas. Estos elementos, que reiteran la proverbial corrup -
cin policiaca, ex hiben el mundillo de los escritores mexicanos.
Serna, desde su segunda novela, Uno soaba que era rey (1989),
us paralelismos entre dos clases sociales antagnicas (la pu-
diente y la proletaria), pero En El miedo a los animales fue ms
lejos al plantear similitudes entre los policas corruptos y los es-
critores reconocidos, que en ocasiones son tambin funcionarios
culturales. La novela se abre con un judicial que suea los luga-
res comunes de un escritor progresista, con todas las aspiraciones
cretinas que casi nunca mani fiesta el hombre de let ras: entre ellas
estn el recibir homenajes a sabiendas de que la fama y los premios
no garanti za n nada; aparecer entrevistado aunque sea con luga-
res comunes; dar autgrafos a los jvenes humildes y est udiosos;
Gonzalo Martr*
~
os quin es el autor de la Ilo\'c!a del siglo. esa de pasta s roja ,
que esca p de la mano al pendejo de D'Orp hil .1. por indeciso.
Po r qu no la imprimi y. ya lbla . bu sc al autor'! Aunque debo
decirlo. la novela del siglo. la pe ra magn<l no fue lar~ a de un genio
solitario y tampoco deliberada (Jrca de un co lecti vo: es la opus
excelstll1l. la quinta esencia del talento de \ ario~ autores marglllil
dos. de esos que jamas cila el falUo de Huchodrio Escalfado en su
rcscila de Procem. ni Francisco Lentejas e n su \cllal co lumna
diaria de Excelsior y. mucho l11 enos. el c robi li oso Mamerto Batis
en su crnica semanal de Shado. y apena s Migu el Tronco so Co-
teja muy espordicamente en El Dio. Ni ng uno de esos autores
parias de la literatura ha tenido la deshonra de leerse rescilado ..
en Dilogos. Re l';sta de Bella.\ ArIes. Rel';sfa ele /a l. \.J \1 o I'lIe1fa ,
cuyos directores - cabezas de ca marilla lite raria - s lo sc ocupa n
de sus paniagu ado s.
Esa extrao rdin a ri a creacin - ob ra cumb re de la s letra ~ me
xicanas- se debi a l Balleno. el mi s m simo Balleno. profes io nal
de los agasajos editoriales. ve nerador del Baco literario o pl cl ri.
co. nmada de la s galeras, esfinge de la s tertulia s literaria~ y
miembro de nm ero en los presupuestos cocteleros de la cu ltura .
El Balleno no fallaba a los coc teles anuale s de D'Orphi la de s
de que se hacan en la ca sona de Gabriel Man ce ra . siempre con
abu ndancia de figurones y re lumb"etas de la literatura nacional y
de la errante: buen surtido de whi skies y vodka s dc importaci n. dc
charolas rebosantes de bocadi llos exquis itos. Cmo iba a perder
esa oportun idad de beber fino , de comer autntica s gamba s co n
gabardina, sa lami s hngaros, sa lchichas de Westph a li a , pulpo.;; del
Mar Rojo , merluza s de la Ant3rtida e hgados de pollo e nv ueltos
en tocino espaol y chorreando queso g ruyere derretido? (,E n
qu otro cocte l intelectua l ofrec an bebida s y manjares iguales?
. Escritor.
34S
Porque coctel es de otra ndole y de ms riqueza culinaria los habia
diariamente en cantidades insospechadas y en salones fastuosos
de los grandes hoteles de lujo de la inmensa y corrupta capital.
Cocteles de polticos, de vendedores, de compradores, de gerentes
y subgerentes, de secretarias ejecutivas y de secretarias zorras, de
rotarios, de leones, de sembradores de la amistad y de sembradores
de odios, de ciegos, de cojos, de cogidos y cogidas, de veinte putas
y un maricn y de veinte maricones y una puta, en fin , que la
gama de los cocteles era infinita, pero todos, todos inaccesibles
porque requeran invitacin (muchos con identificacin) y ropa
elegante. No quiero decir traje, el co nvencional y anticuado traje
de tres piezas, camisa blanca y corbata a la moda. No, el traje poda
pasar a segundo trmino, pero no as la calidad de la ropa. De
chamarra? De chamarra pues, pero de chamarra de antlope, cuya
calidad "Reforma Agraria" es fci lmente perceptible en el rea de
recepcin. Pues ni conjunto, ni siquiera una chamarrita furri s, el
Ballena iba a los cocteles de playera, la cual, ni muy limpia ni muy
nueva, apestaba a Lagunilla desde varios metros, en consonancia
el pantaln - slo tena dos- , y los zapatos - con mucha frecuen-
cia tenis- , y los calcetines de colores distintos con ms agujeros
que tela.
Aqu es donde debo dar pormenor del motivo o motivos de
su penuria . Cuando ocurri la aparicin de aquella pera magna,
el Ballena cumpla treinta y tres aos de edad. Si a los tres aos
dedicados a la escuela se suman sus seis primeros aos de vida y
se disminuyen el total de su edad, se deduce que el Ballena tena
24 aos de no trabajar, una cifra muy encomiable, un historial cuya
reputacin no cualquiera puede alcanzar.
Durante los seis primeros aos de su pauprrima existencia,
el Ballena no pudo ir al jardn de nios por falta de ropa. En casa
no haba dinero para comprarle calzones al nio, quien as en ve-
rano como en invierno la pasaba desnudo da y noche en el patio
de la anligua vecindad de la calle de Arl. 123. Haber nacido y
haberse criado en esa calle conmemorativa de la Ley Federal del
Trabajo - la estafa constitucional por antonomasia- , fue el trauma
que lo llev a concebir un odio acrrimo hacia cualquier empleo.
Al cumplir 7 aos, su mam lo llev a la escuela - vestido, se
entiende- ; un golpe de suerte para la familia permiti tamao
dispendio. Su padre muri atropellado por el automvil de un pro-
minente hombre de negocios y la compaa de seguros pag. El
consejo de la familia decidi que el pequeo Mario acudiera a la
Luis Carrin*
A Sillllalcafl.
COI/amo/'
353
dos pisos y una plancha de acero que cu mple la funcin de puerta
petrificada, llena de xido ferroso, que uno de los enfermeros
patea con estruendo para que alg uien en su interior escuche. Nada:
silencio de espera y pensamientos entrec ru zados que te condu-
cen al instante en que acudiste al mdi co porque te sentas mal :
vm itos, nusea, recelo de los dems - qui nes?-, angustia por el
mundo malparido que te produce insomnio, ag udos pe nsa mien-
tos de otras tr istezas ms tristes que sta misma, de chirriar me-
t lico al tiempo que la puerta se abre y entran en el recinto pesti-
lent e de un cubo de escaleras rodeado de alambradas. Detrs, el
est ruendo de la puerta al cerrarse y el volve r a su postura catatnica
el vejete barbn que se sienta ante una mesa a dormitar con los
brazos cruzados.
El segundo piso (o el primero, quin sabe). Los escalones cru-
jen con tu peso y el de los dos impecables enfermeros que te obli-
gan a ir un poco delante de ellos. Una nueva plancha de acero don-
de est marcado a fuego de soplete el nmero 7; ms patadas a la
nueva puerta, ms espera que te trae a la mente el interrogatorio
del mdico pelir rojo: fumas? te masturbas con frecuencia? haces
el amor con frecuencia? eres agresivo, melanclico, hurao?
piensas en la muerte? Y es precisamente la muerte la que ronda
cuando se abre la puert a de la sala siete, te empujan suavemente
hacia su interior y un nuevo enfermero de bata gris y mugrosa te
recibe junto con tu expediente; los otros dos, blancos, pulcros,
sonren y se va n. La puerta se cierra: ests en el interior de lo que se
da en llamar la sala de los definiti vos. El olor inmundo se espa rce
por todas partes, las duelas de madera vieja y amarillenta chillan
con cada paso que das: por aq u, al despacho de enfermera, pasa,
no tengas miedo, mi entras alrededor deambulan cuerpos como
sombras o sombras de cuerpos que se agazapan o simplemente
estn ah, rgidos, estticos y ausentes; los ms se arrastran semi-
desnudos, harapientos, llagados, piojosos, y se hac inan unos con
otros formando montaas de cuerpos sobre cuerpos tratando de
darse mutuo color magro.
~
espert y sent el futuro
Tuve la certeza de que morira
No quiero estar sola
No
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