Bastardos Sin Gloria
Bastardos Sin Gloria
Bastardos Sin Gloria
Este hecho, lejos de ser una incoherencia, es una virtud, pues los personajes
decididamente “buenos” y ontológicamente “malos” son más una caricatura que una
realidad. Con todo, pese a su gentileza, Hans Landa realiza las acciones atroces que
históricamente conocemos y es ahí que reside la riqueza de este personaje. De igual
forma, el personaje de Aldo “el Apache” Raine funciona bien teniendo como fondo la
situación bélica de la Gran Guerra. Es bien sabido que para que un personaje tenga éxito
debe lograr cierta empatía con la audiencia. El “Apache” Raine, difícilmente, podría
lograr esta empatía. De hecho, es cruel, burdo e inmoral, pero se enfrenta a seres que
todos sabemos que fueron responsables de millones de muertes sin sentido. Es en ese
contexto que Aldo Raine bien puede aplicar la ley del Talión.
Pues bien, la narración de Bastardos sin gloria toma dos rumbos en su desenlace
y bien podemos hablar de dos finales. Uno que se vincula con Shoshanna Dreyfus o
Emmanuelle Mimieux.
Y otro que es el emprendido por Landa y Raine. En ambos finales, prima la
verdad creada por la ficción. Es de humor negro que quien otrora huye, destruye
finalmente a sus enemigos; y quien es brillante en sus razonamientos, termina engañado
por el más burdo de los personajes. Nos referimos al coronel Landa. Magistralmente
interpretado por Christoph Waltz.
Al final de una crítica toca emitir un juicio de valor. Diremos que la primera
escena en casa del campesino francés fue de una intensidad que no se vio en el resto de
la película, pero fue tal su energía que nos convence de que la mejor película de
Tarantino aún no ha sido filmada.