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Caparros. Paradigmas Es Psicología
Caparros. Paradigmas Es Psicología
Caparros. Paradigmas Es Psicología
MULTIPARADIGMATICA
ANTONI0 CAPARROS
Departamento de Psicologia General
Facultad de Filosofia y Ciencias de la Educaci6n
Universidad de Barcelona
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La nocin d e paradigma
Paradigma, tal como 10 entiende Kuhn (1962, 1970, 1974), no es mas que
un modelo o patrn de investigacin cientifica que basado en una o ms
realizaciones pasadas es asumido por alguna comunidad cientifica particular
para su practica posterior; su funcin seria definir 10s problemas y 10s mitodos de investigacin e incluiria leyes, teorias, mbitos de aplicacin e instrumentacin. La Fsica de Aristteles, la Optica de Newton, la Qumica de
Lavoisier, p. ej., habrian contenido unos paradigmas en sus respectivos
campos por cuanto duranlc cierto tiempo habrian desempeado dicha funcin. Esto fue posible porque tales realizaciones, como todas las que llegan
a ser paradigmas, carecian, por una parte, de precedentes capaces de atraer
partidarios de forma duradera y, por otra, eran 10 suficientemente incompletas o inacabadas como para dejar muchos problemas pendientes de resolucin por la investigacin posterior. El ingreso en una comunidad cientifica
vendria dado, precisamente, por el estudio de su correspondiente paradigma
con sus normas y reglas.
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;.1
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eien~plos,nunca llegaron a ser conductistas. Pero es que estas consideraciolirSsadquieren adems pleno sentido ms alla de la simple ancdota y hacen
t omprensible la trayectoria seguida por una escuela como la Gestalt, que al
sc)brevivir aquella crisis y subsistir tantos aos junto al conductismo, puede
stbr vista como una objeccin contra la tesis que sostiene el protagonisnlo
cr~nductista.No pretcndemos, por supuesto, cuestionar las grandes aportac tones realizadas por la Gestalt a la psicologia; su contribucin a la fenomenologia de la percepcin es parte del acervo universalmente compartido en
1;1 psicologia; sus puntos de vista sobre la inemoria y algunas Eormas de pens,\rniento no pueden ser omitidas por nadie que pretenda introducirse en la
illvestigacin de dichas areas; sus postulados basicos han sido el punto de
p.trtida de importantes estudios sobre la personalidad; quienes se aproximan
hoy al comportamiento desde una perspectiva estrictainente estructural no
dlidan en reconocer en ella una de sus fuentes; mas an, muchos de 10s
dtlsarrollos gestaltistas implicados en estas consideraciones se llevaron a cabo
r t i plenos aos veinte y treinta, en pleno apogeo conductista. Pero aun
s r ~ ~ n desto
o asi, no 10 es menos que a 10 largo de esos mismos aos la Gestalt
fue extinguiendo paulatinamente, si bien no sin antes determinar de forma
irtlportante el pensamiento de algunos conductistas o plantendoles difciles
t rtestiones, y con la muerte de sus grandes clasicos su ciclo histrico estaba
cl~mplidoy en este caso, desde luego, sin llegar nunca a que sus pretensionets, inicialmente al menos, paradigmticas fueran una realidad plena. Que
rlr su fracaso tuviera mucho que ver su vinculacin al mtodo fenomenolFICO,que casi siempre ha sido una alternativa a la ciencia y no una alternatrta cientfica, asi como su descuido dc todo 10 que sonara a gnesis y aprendixaje, es algo que se escapa del marco de estas paginas.
Otra observacin de Kuhn hace referencia a la existencia permanente de
poblemas irresolubles por el paradigma de una ciencia madura y que vistos
d ~ ~ s dfuera
e
dc 1 pueden ser considerados como evidentes ejemplos en cont ~ a r i ode su validez, pero que sin embargo en ningn momento significan
1;1 puesta en cuestin del paradigma casi universalmente aceptado por la
comunidad cientifica. En este sentido de ninguna manera quedaria probleit~atizadoel protagonismo conductista por el hecho de que sus psiclogos
nitnca dieran una respuesta adecuada a problemas estructurales planteados
pc)r la Gestalt o a importantes cuestiones referentes al sujeto de la conducta
st*iialadas por 10s tericos dc la personalidad. Ni 10s trabajos de Spencc
y otros antes de la Segunda Guerra Mundial resolvieron 10s primeros, ni las
~ ~ t r i a b l eintervinientes
s
las segundas, pero como segn Kuhn ocurre en estos
c,thos, 10s conductistas supieron tolerar estas anomalias y otras muchas sin
ittlnutarse demasiado en espera de su posterior solucin desde dentro de su
pitradigma.
Una tercera observacin a tener en cuenta es que no siempre todas las
tcsorias existentes en una disciplina tienen que ser paradigmaticas o, si se quierc, pertenecer a un paradigma. Desde su perspectiva podramos dar razn
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r<%sistencia
a la extincin. No es dste el lugar para entrar cn un debate sobrc
1t naturaleza cientifica del psicoanlisis, independientemente de que Freud
tiatara de hacer una ciencia natural o de que la historia de la psicologia
experimental, especialmente en 10 que concierne a tpicos como la motivacrc",n, la emocin, la ansiedad, etc., dificilmcnte puede escribirse prescindiend o de 61; pero si que podemos abstraer metodolgicamente de 61 en este
ctrtitexto en cuanto que la psicologia ha adquirido su identidad cientifica
pl*acias a un tipo de psicologia realizada mediante unos paradiginas muy
alc'nos al psicoanalitico. En este sentido, teniendo en cuenta que toda divisin
dt. las ciencias tiene mucho de convencional, y de acuerdo con el mismo
Ftzud, quien nunca sr: esforz por entrar en la gran comunidad de psiclogos
por entonces decididamente orientada hacia la experimentacin y la medtrla, no habra dificultad alguna en considerar a 10s psicoanalistas como una
comunidad cientifica particular con unidad interna a pesar de sus muchas
sribescuelas, con unos objetivos compartidos por sus iniembros, con unas
~ c ~ g l ades investigacin, con un sistema de instruccin para sus futuros mieml~k.os,con unos canales institucionalizados de comunicacin, etc. La vida
dr' dicha comunidad habria transcurrido paralelamente a la de 10s psiclogos
c tcntficos, en una coexistencia si no pacifica si al menos relativarnente autnoma, llena de recelosos silencios y salpicada de fases de aproximacin
sincera -por ejemplo, en el Instituto de relaciones Humanas de Yale- y de
c tisis agudas tal como ocurre en la actualidad desde que recientemente 10s psirOlogos del aprendizaje se vienen ocupando de 10s problemas teraputicos.
En esta misma linea podramos prescindir tambin de la psicologia fenoiticnolgica que nunca dej de practicarse en Europa testimoniando unas
clitnensiones subjetivas tradicionalmente olvidadas por el conductismo, y que
dcsde hace unos veinte aos encuentra su continuidad en la ccpsicologia hu~ttanista))americana, considerada por algunos como la cctercera fuerzan psicologica; protagonista, por otra parte, de un t i p ~de revolucin respecto al
~)zlradigmapsicoanalitico anloga a la que el paradigma cognitivo represent,~
para el conductismo. Tal precisin tendria pleno sentido y justificacion
SI tenemos en cuenta que este tip0 de psicologia nunca se ha propuesto un
conocimiento cientifico en sentido estricto, sino una alternativa -segn ella
ndsma ms adecuada a la realidad por conocer- al conocimiento cientifico
como tal.
Pero 10 que ya no podemos omitir, so pena de tergiversar la historia de
1,~
psicologia estrictamente cientifica, es el paradigma R-R, caracterstic0 de la
j7\icologia diferencial, y cuya existencia se remonta practicarnente a la misIlla poca que el paradigma wundtiano y que por consiguiente es anterior
LII E-R, al que no se opone, pero si ciertamente complementa. Aunque utili~ , t d ofrecuentemente en contextos prbximos a la psicologia aplicada y con
rtbusos innegables en su haber, su importancia para la psicologia cientfica
rthsulta evidente si pensamos en que el mtodo cientifico, como tal, no s610
pcrsigue, en 10 que sea posible, la verificaci6n experimental sino tarnbin
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tat, al inenos por ahora, ciertos problemas al mtodo cientfic0 que es uno
aunque exija, cn la medida de 10 posible y del modo como 10 sea, tanto verific <tcinemprica como medida. Sealemos, finalmente, que ninguna prueba
mt4jor dc esta dualidad surge de las exigencias cientficas mismas, remitiendo
a una unidad bsica mas profunda, que el hccho de que la comunidad de 10s
ph~clogos cientficos forma a sus futuros miembros introducindoles simirltaneamente y de forma indivisible en las tcnicas, reglas, problemas y
cl i l erios de ambos tipos de paradigmas.
Una lectura aislada de este tip0 de consideraciones puede dar la impresi(i11de un excesivo nfasis del protagonismo del paradigma R-R en la histor i i de la psicologia. No obstante, el significado que adquieren en el contexto
inicgro de este articulo no puede ser ms que el siguiente: el paradigma
E I< fue el vencedor indiscutible de la crisis revolucionaria que vivi la psicoloelia a inicios de siglo, siendo 61 el responsable fundamental de la identidad
cjt*ntfica que ha llegado a adquirir la psicologia; no obstante, la psicologia
colno ciencia nunca ha sido, ni siquiera en sus periodos de ciencia normal
y fuera de momentos revolucionarios, una ciencia uni-paradigmtica; siemplr* ha habido otros paradigmas a 10s que se ha visto obligada a acudir, precj~~umente
dadas las peculiaridades de su objeto y las exigencias de! mtodo
cjtbntifico.
A quien inste y arguya que la psicologia experimental es a la que se
rclieren 10s sostenedores de la tesis del paradigma unico E-R, les responderctnos diciendo no solo que la psicologia experimental constituye una unidad
cot1 la correlacional --aunque sea legitimo distinguirlas- en la medida en
qirl' la psicologia se constituye como ciencia en su mutua referencia, sino
qlrc adems les aadiremos que un anlisis exhaustivo de dicha psicologia
eaperimental les conducir al descubrimiento de otros paradigmas que, aun
siri tener la relevancia del conductista, no han dejado nunca de conducir la
in~estigacinde importantes comunidades psicolgicas. En este sentido y a
mr,do de ejemplo, quisiramos recordar la tradicin lewiniana, las psicolo@,is soviticas afisiolgicaa (Paulov) y c(psico1gica~(Vygotsky) aun a sabiendn:, que ninguna de las dos lleg a alcanzar pleno reconocimiento hasta
dte4pus de 1950, por no mencionar la psicologia piagetiana, aunque su univct.salidad se remonte so10 a 1960 aproximadamente. En cualquiera de 10s
C ~ ~ O10S fundamental es dejar constancia de que la psicologia cientfica no
dt*l~e
la adquisicin de su status de madurez a un paradigma unico y exclusivo, por muy verdad que sea que el conductista desempe6 un papel bsico
en este sentido. Establecido esto podemos ya proceder a un analisis adecuado
dt. la revolucin que en nuestros dias esta viviendo la psicologia.
El sentido de la crisis del corzd~tctismoy de la e~nergelzciadel cognitivismo
Que el conductismo se halla en una situacin de crisis desde hace unos
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Las nuevas versiones del viejo paradigma no son las unicas respuestas
a Xa anomalia critica; una situacin asi es el terreno abonado para el surgirniento de teorias punto de partida de nuevos paradigmas. Y esto es 10 que
otaurri en Amrica cuando tambin a 10 largo de 10s cincuenta se inicia la
ert~ergenciacreciente de modelos tericos que, al pretender reflejar en su
e;pecificidad 10s procesos cognoscitivos humanos, van configurando 10 que
srt ha dado en llamar paradigma cognitivo o psicologia cognitiva.
Segn Newell y Simon (1972) el ao 1956 habria sido decisivo en este
proceso de alejamiento del estudio del aprendizaje por parte de 10s orgariismos inferiores situados anle tareas simples para 10s adultos humanos y de
aproximacin hacia la exploracin de 10s proccsos complejos a partir del
convencimiento de la necesidad de una explicitacin de 10s procesos inter~ios,mentales y simblicos. Newell y Simon le atribuyen a 1956 un carcter
s~gnificativoen este sentido por haber sido el ao de la publicidad de A study
o/ thinking por Bruner, Goodnow y Austin, del estudio de G. A. Miller sobre
a I'he magical number sevena, del de N. Chomsky sobre 10s ccThree models
o1 languages y del de ellos mismos sobre alogic theory machinea. Aunque
t,iXes trabajos no compartian una linea metodolgica y terica unitaria, su
aparicin debe explicarse a partir de una serie de desarrollos matemticos
tecnolgicos acaecidos a 10 largo de 10s aos de la Segunda Guerra Mundial
3. que dieron origen a una serie de importantes ramificaciones con incidencia
c t ~muchos aspectos de la conducta humana a final de 10s cuarenta e inicio
dc 10s cincuenta. Entre ellos se encuentran: teoria y sistemas de control,
tcboria de la informacin, teoria de juegos y decisin, computadores, etc.
En alguna manera todos estos desarrollos quedan comprendidos en la
t iberntica, protagonista de la principal revolucin tecnolgica de la postytterra. Y es que este trmino en sentido amplio abarcaria adems de la
ttaoria de la informacin, de 10s sistemas de feedback (servomecanismos, de
c-ontrol) y de 10s computadores electrnicos, segn el significado que le atri1,uy Wiener, la teoria de juegos, la economia matemtica, la teoria de la det isin de tipo estadstic0 y la investigacin operacional. La importancia de
];I ciberntica para el desarrollo de la psicologia cognitiva, de la que es una
d t . sus principales fuentes tericas, puede entenderse desde diversas pers~icctivas.En primer lugar, se ha de tener presente que una buena parte
dc sus pioneros habia recibido una gran formacin en lgica simblica, a
rcsultas de la cua1 imprimieron un gran formalismo en las teorias de la
itrformacin, de la decisin y de 10s juegos; este formalismo despert6 un
~cnovadointers por la conducta conceptal al iniciarse 10s aos cincuenta
y psiclogos como Hovland, Bruner y Miller emprendieron su estudio mediante unos instrumentos conceptuales y metodolgicos inspirados en aque1las teorias.
Un segundo aspecto a tener en cuenta, segn 10s citados Newell y Simon,
es la investigacin sobre destrezas humanas -10s llamados afactores humanos~-- realizada con gran profusin durante la Segunda Guerra Mundial.
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t t ices culturales, soziales y cientificas. En todo caso, al partir ambas psicologia~del nfasis de la constructividad y actividad del sujeto, contando con
ur1 funcionalisnio ccpropositivo~comn, Piaget ha complementado el cognit ~ t i s m oamericano -quiza mas volcado hacia 10 procesual y el rigor o preci\in metodologica- con su mayor acentuacion de 10s aspectos estructu~,tles,con su perspectiva gentica posibilitadora de la asuncin de buena
p.~rtede 10s procesos de aprendizaje conocidos y con una mayor profundid,td epistemologica, aspecto bsico para consolidar el cognitivismo en la
rrlcdida en que para el10 se requeria un corrimiento epistemolgico desde
el empirismo hacia posturas mas proximas al racionalismo.
No han sido stos 10s nicos factores determinantes del surgimiento de
tbqorias psicologicas configuradoras del nuevo paradigma. Desde mediados
ltrs cincuenta la lingiiistica generativa de Chomsky ha tenido una influencia
tlb'cisiva en este proceso, cosa explicable si tenemos en cuenta, por una
pirte, la estrecha vinculacion del lenguaje con 10s procesos cognoscitivos
srtperiores y, por otra, el lugar que ocupan en Chomsky 10s aspectos estructirrales, creativos y procesuales (a travs de sistemas generativos), la episte~rlologiaracionalista y la formalizacion junto con la claridad metodologica.
I .i divulgacion alcanzada recientemente por la psicologia sovitica en Occidimte ha sido otro factor a tener en cuenta; pensemos en este sentido en la
piseferencia que ha mostrado siempre el paradigma psicologico-vygotskyano
por 10s procesos del pensamiento y del lenguaje, nunca omitidos, por otra
p,irte, por el pauloviano-fisiologico. La psicologia sovitica, sabedora de la
fttncion de la conciencia en la historia y en todo tipo de accion asi como de
1;14 vinculaciones sociales de su desarrollo, ha decidido la orientacion de no
pr)cos desarrollos cognitivos actuales hacia contextos mas enraizados en el
dr~sarrollo,la accion y la sociedad. Ademas ha sido un punto de referencia
Ir,ira quienes han entendido sabiamente que el futuro del cognitivismo dependt* de la explicitacion reflexiva de una concepcin emergentista de la evoluclon. Y es que al fundamentarse en 10s postulados del materialismo dialctic0 e histrico, la psicologia sovitica -y la la ciencia sovitica en generall1,1 acumulado una gran cantidad de datos y teorias que son prueba palpable
dr* que se puede ser evolucionista y materialista sin ser reduccionista, es
dc$cir,sin equiparar la mente de la rata blanca a la del hombre como habia
li~*cho
el neoconductismo con su fisicalisme (Razzan, 1971).
La psicologia contemporanea presenta otras caracteristicas acordes con
el modelo kuhniano de crisis revolucionaria. Si prescindimos de detalles secrtndarios, como puede ser la aparicion de algunos intentos tericos inspirados en el convencimiento de que las anomalias criticas son resolubles desde
1;a conjuncin de 10s paradigmas antiguo y nuevo, como, p. ej., parece sosterlklr Berlyne (1965), destaca en este sentido la frecuencia con que la psicologia
s<+torna desde hace algunos aos hacia 10s problemas de fondo, las cuestiones
sobre el objeto, epistemolgicas y metodolgicas, en definitiva, hacia la reflexion filosofico-cientfica, fenmeno al que Marx y Goodson (1976) le atribuyen
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crccntifica, seleccionan indicios que patentizan que ni ella puede ser exacta
(r que a duras penas puede defenderse desde sus principios actualmente vigen1,'s un mecanicisrno vulgarmente entendido y que ve en la extensin la calttgoria central de la realidad. Al dirigirse hacia la biologia, ademas de 10s
i~iuchosargumentos que encuentran en favor de la tesis emergentista, cons1,atan que superado ya el neodarwinismo de inicios de siglo sus nuevas tendtmcias realzan la funcin del organismo y la vida organica en 10s procesos
sc~lectivosde la evolucin, de forma que aqul es considerado como sujeto
u~*tivo
que se configura a travs de esa vida entendida como conducta. VerificSan,ademas, que tras el apoyo inicial otorgado por las ciencias naturales
a las humanas, stas no solo no han logrado avanzar considerablemente
11,tcia el tratamiento rigurosamente cientifico -a veces con tcnicas mate1115ticasmuy elaboradas- de las conductas humanas especificas, sino que
aalemas en algunos casos han contribuido desde su propia especificidad a la
~r~solucin
de difciles problemas que aquellas tenian planteados. Asi, por
c~cmplo,la teoria de la informacin ha influido recientemente en la termodirldmica y en la gentica; la teoria de juegos y de la decisin en la fsica y la
t~iologia;la ciberntica se ha constituido en un fascinante puente entre la
tisica, la biologia y las ciencias humanas en general, donde convergen de
iorma muy promisoria 10s conceptos de finalidad y causacin; el cognitivis11ro de Piaget se ha convertido en punto de confluencia de la lgica, episte11~ologia,psicologia y biologia; etc.
Lo que quiz requiera mayores matizaciones es la tesis de Kuhn sobre
1,i analogia entre las disputas inter-escuelas en 10s periodos preparadigmticr,s y 10s debales tericos en las crisis revolucionaria. No es que en la 'psicol(1;;ia actual falten las controversias o las polmicas duras, como 10 demuestt r l la reciente y aun sin cerrar entre Skinner y Chomsky; sin embargo, en
gt'neral la situacin es muy distinta de la que vivieron las escuelas tradicio11,tles.A el10 han podido contribuir distintos factores. En primer lugar, el
qlle 10s psiclogos actuales se hayan distanciado mas de la filosofia -aunque
s ~ +menos
a
de 10 que ellos crean- llegando a un acuerdo implcit0 sobre ciertos principios bsicos de mtodo, con el consiguiente planteamiento de sus
problemas en un terreno cientifico donde un problema queda definido como
t,d, cuando precisamente tiene solucin en el ambito de la verificacin. Y en
sr.:;undo, porque en general 10s psiclogos tras el fracaso de Hull han dejado
dr* intentar la consecucin de una teoria general de la conducta y a la espera
dt* tiempos mejores han restringido sus esfuerzos a la exploracin de reas
111;iso menos delimitadas de la conducta y a la elaboracin de unos modelos
tc.dricos sin otra pretension explicativa que la correspondiente a dichas
Breas. Al margen de otras razones mas secundarias determinantes de que
1,r psicologia viva en un estado de calma muy superior al esperable de un
eslado de crisis, existe finalmente una tercera circunstancia que creemos
fruidamental y cuya exposicin nos introduce en la interpretacibn definitiva
dc: esta crisis, por otra parte, tan ajustada al modelo de Kuhn.
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;~;trlosimplcita o indirectamente y que se han decidido a una cierta expliciLtcin de 10s mismos; asi 10 ponen de manifiesto su constante apelacin a
~lrriablessubjetivas o mentales, especialmente en contactos teraputicos. El
t--+gundoconsiste en la aparicin de ciertos intentos cognitivos de explica(i6n o teorizacin global o general de la conducta desde sus propios presllpuestos paradigmticos, de forma similar a como en su tiempo 10s conclr~ctistasquisieran hacerlo s610 que de abajo arriba, desde las asociaciones
I:-R. Ambos hechos requieren, ciertamente, una explicacin y darla es 10
cluc vamos a intentar a continuacin; quede claro, sin embargo, desde un
~vrincipioque tal explicacin es perfectamente asumible, y de hecho nosotros
],I vamos a asumir, por un no sin vacilaciones a la pregunta planteada por
(+llos.
En 10 que concierne al primer punto se ha de decir que el conductismo
- el caso Skinner es aparte- ha sufrido en 10s ultimos tiempos un claro
pt.oceso de liberalizacin; cosa perfectamente explicable si tenemos en cuent e t a por una parte, que su dureza primigenia tuvo una clara funcin histrica
c.!\ orden a constituir de la psicologia una ciencia y que al ser hoy esta constitucin un hecho irreversible se encuentre mas abierto a hacer de esa cienc i;\ una psicologia; y, por otra, el proceso paralelo de flexibilizacin que ha
crinocido la filosofia positivista de la ciencia, como consecuencia de 10s rec icntes desarrollos cientficos -entre ellos 10s mismos psicolgicos-, sobre
10s cuales ella misma se constituye en un proceso permanente de reflexin.
Si a el10 aadimos que cada vez resulta mas insostenible cientificamente
la concepcin aunifactorials o abifactorialmente~reduccionista de la evoluci6n en que se basaba el conductismo y que ste cada vez acepta mas abiertartiente que 10s diversos niveles de la cementen -o si se quiere, para ser ms
conductista, del aprendizaje- se superponen e interconexionan, entonces
rrti puede extraar que 10 mental tenga un paso ms franco en el paradigma
1: R, con tal, claro esta de que sea considerado con rigor y precision, que
son las grandes exigencias que les plantea a 10s psiclogos el trato con 10s
estmulos y las respuestas.
En cuanto al segundo, la explicacin es mas simple, al menos para quien
pmea unos minimos conocimientos histricos acerca de la ciencia. Y es
qlie toda teoria cientfica por su propia naturaleza o dinamismo interno tienili* siempre a ampliar su fuerza explicativa ms alla de su rea originaria,
ft.ti6meno que ademas se ha de entender no de forma peyorativamente ccexp,tnsionistas, sino como algo bien legitimo en la medida en que de este modo
sc3 prueba tentativamente el valor explicativo de la teoria. En el caso que
nus ocupa la cosa es an mas explicable, por cuanto la concepcin emergentihta de la evolucin, en que en ultima instancia debe fundarse un cognivi\mo bien entendido, sostiene que 10s procesos o mecanismos cognoscitives
s~tperioresde hecho y en cuanto que surgen a travs de la evolucin y/o del
dc*sarrollo estan prefigurados en otros procesos conductuales inferiores de
10h que emergen.
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con la categoria mental por antonomasia -de viejas raices biolgicas y psicolgicas, por otra parte- es bsica para entender el alcance de la teoria de
Ihzran y las relaciones de continuidad y novedad que establece entre 10s
nlveles mas inferiores de la conducta y 10s ms elevados.
A partir de 10s criterios de diferenciacin rigurosos onto- y filogenticos
Hazran distingue 10s siguientes niveles o categorias de aprendizaje: uno
pt'evio al condicionamiento, de tip0 no asociativo y que comprende 10s proctQsosde la habituacin y de la sensibilizacin; el condicionamiento, que
sc. caracteriza por poseer una naturaleza asociativa simple y que abarca 10s
silbniveles bien diferenciados del condicionamiento inhibitorio, del clasico
y del operante o instrumental, al que Razran llama ccpor refuerzo,; vienen
a continuacin las categorias propias del alearning of perceptions,,, aprend r ~ a j eperceptivo o configuracional, donde estan implicados mecanismos
co~:noscitivos de naturaleza perceptiva de naturaleza E-E mas que E-R; finalnicsnte, puede hablarse de un aprendizaje simblico -Razran titula al correspr~ndientecapitulo ((Symbolings- y que comprende el cdearning of thinking,
planning and willingn. Esto significaria que en la teoria de Razran la percepcion no es el proceso integrativo ms elevado en el reino animal y que la
e.~olucinha dotado a ste con una capacidad superior, el concebir o formacicin de conceptos, mediante la cua1 se integrarian distintas porciones del
nttmdo bajo un aspecto y no s610 10s aspectos de una porcin particular; en
el hombre tal conceptualizacin seria mediada por simbolos o lenguaje, que
ptAobablementele seria previo en la ontognesis.
Ms que entrar en el detalle de 10s niveles establecidos, 10 que aqu nos
irrteresa es destacar el establecimiento de 10s niveles en si, 10s criterios segiridos para hacerlo y, sobre todo, 10s principios que regulan las mltiples
y diversas relaciones existentes entre ellos, ya que son tales principios precisamente 10s que dan pleno sentido a nuestra tesis sobre la multiparadigntaticidad de la psicologia. En primer lugar debe quedar claro que 10s nive1 ~ 4superiores de la jerarquia han surgido de 10s inferiores ordenadamente
y 3 travs de la evolucin, cosa que habria ocurrido en el momento que
un nivel inferior hubiese agotado sus posibilidades funcionales y superado
la alternativa del estancamiento; ahora bien, supuesta esta continuidad evolutiva, la evolucin como tal implica que 10s niveles superiores aportan respc*cto a 10s inferiores algunas estructuras, capacidades adquisitivas y leyes
co~lductualesnuevas. A la luz de este principio que consideramos bsico
sut-ge la pregunta: jacaso no se ajustara mas a la naturaleza de la conducta,
cotlfigurada segun niveles relativamente autnomos, con estructuras propias
y I'unciones reguladas por leyes especificas una ciencia isomorfa con ella?,
j l ~ t r ser6 10 mas adecuado en este sentido reconocer la coexistencia simult61lea d d paradigma conductista y del cognitivo, cada uno a su nivel, al menos mientras la psicologia se mueva en unas coordenadas similares a las
actuales?, jhasta qu punto tiene sentido acusar al conductismo de reduccion j ~ m oy no reconscer al rnisrno tiempo que se dan conductas situadas en
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niveles previos a 10s situados en 10s superiores, propios del paradigma cognitivo, y en 10s que su regulacin acontece de forma asociacionista y mecbnica segun el modelo conductista?
Pero, evidentemente, del mismo modo que postulamos la coexistencia de
varios paradigmas a partir de la naturaleza misma de la conducta, tambin
sostenemos que Csta misma, dadas las relaciones e interconexiones que se
dan en sus diversos niveles, quedaria insuficientemente explicada si esa
coexistencia fuera paralela y en mutu0 desconocimiento. Y es que la conducta -como sus sujetos- al mismo tiempo que diferenciada es una en
su continuidad preada de novedades; 10 cua1 significa que tanto en el desarrollo ontogentico como en la filogenia no todo es nuevo en 10s niveles superiores y que, por tanto, 10s niveles inferiores de 10s que surgen continan
en ellos, si bien como subsistemas integrados en una totalidad mas amplia.
Significa tambin que entre unos y otros se dan complejas interacciones de
colaboracin y/o antagonisme, que el control funcional de 10s superiores en
la intercambio organismo -medi0 no es posible sin el apoyo de 10s inferiores, que al ser ms universales y resistentes a las condiciones perturbadoras,
pueden en algunas ocasiones asumir vicariamente ese control. Como puede
verse, se trata en definitiva de un tip0 de relaciones que son el fundamento
ontolgico de las proclividades reduccionistas que hemos constatado tanto
en el paradigma conductista como en el cognitivo; y es que del mismo modo
que 10s conductistas podran encontrar en 10s niveles superiores de la conducta algunos mecanismos asociativos, 10s cognitivistas tampoc0 encontrarian dificultades, si se 10 propusieran, para ver que 10s procesos cognoscitivos propios de 10s niveles superiores se hallan ya prefigurados en 10s inferiores.
No se trata, segun hemos dicho, de cuestionar la legitimidad metodolgica de tales intentos. Sin embargo, al margen de ello, creemos que en estos
momentos 10 bsico es que 10s psiclogos sigan profundizando con sus respectivos paradigmas dentro del mbito que originariamente les corresponde;
sabiendo, por otra parte, que son muchos 10s niveles y las reas de la conducta cuya explicacin cabal exige el trabajo conjunt0 desde varios paradigmas. Vistas las cosas con detenimiento y desde una perspectiva amplia, se
trataria en realidad de que 10s psiclogos siguieran procediendo de la forma
como vienen haciendo en 10s ltimos aos, sin caer en la tentacin de la
exclusividad y dogmatismo paradigmticos. Ceder a una tentacin asi seria,
en ultima instancia, renunciar al camino mas corto para alcanzar el paradigma unico de la conducta; se que al menos como utopia debe guiar, implcita o explcitamente, a todo psiclogo con pretensiones cientificas. Y es
que si la psicologia ha adquirido ya la madurez cientfica esto se debe sobre
todo a que ha sabido renunciar a la uniparadigmaticidad como meta inmediata de su hacer, tras haber comprendido a travs de unas complejas vicisitudes histricas que las peculiaridades y dimensiones de su objeto exigen,
entretanto, la multiparadigmaticidad. Este y no otso creemos que es el sen-
tido de la crisis del conductismo y de la emergencia del congnitivismo; interpretar de otro modo estos fenmenos seria ayudar a la psicologia a entrar
en el mismo callejn sin salida de 10s aos cuarenta, s610 que ahora desde
arriba y no desde abajo.
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Over the last years, the historians of psychology have frequently referred
to the notion of paradigm elaborated by Kuhn, in order to explain the
IOU
A. Caparrs
crisis which behaviorism has been suffering for some time, a crisis which
has run parallel to the emergence of the new cognitive paradigm. Although
the use of the notion of paradigm is basically adequate, it nevertheless requires some nuances in so far as it might constitute a simple substitution
o one paradigm by another. After explaining the notion, the A. insists in the
fact, acknowledged by Kuhn himself, that the social sciences could reach
maturity without reducing their paradigms to one only, but rather starting
f~-c,mthe coexistence of various paradigms. As a matter of fact, this has
always been true for psychology. Thus, although behaviorism (the great
pl otagonist of experimental psychology from the twenties up to the beginning
of the fifties) triumphed in the debate between the different schools which
coincided with the crisis of mentalist and introspectionist associationism,
psychology as a science -even without taking into account psychoanalysis
ami phenomenological psychology- has been more than just behaviorism.
This is proved by the existence of the R-R paradigm, and other paradigms
nrnning parallel to that of behaviorism. This coexistence of various parad~gms,even previous to the nineteen fifties, must be fully taken into account
ullen one sets out to interpret the significance of the revolution undergone
bv psychology in our days.
All the evidence coincides with the characteristics which Kuhn attributca to the scientific revolutions, yet in fact the emergence of cognitivism
runs parallel with the realization that the superior psychological processes
nlust not be reduced to the inferior ones, admitting at the same time that
tlic latter present some structural and functional peculiarities more appropriate to the E-R paradigm. This thesis, strongly supported by emergentism
(which, in turn, constitutes the basis of any sound cognitivism) and masterly
clcveloped by G . Razran, in our view does not call for the substitution of
t l ~ ebehaviorist paradigm by the cognitive one. Rather it demands an acknowledgement, namely that the complexity and peculiarity of the object of
psychology calls for a multiparadigmaticity, precisely as being the scientific,illy responsible way of attaining uniparadigmaticity, which, at least as utopy, ought to guide all scientific work.
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