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La Dinamica Entre El Bien y El Mal.
La Dinamica Entre El Bien y El Mal.
La Dinamica Entre El Bien y El Mal.
Pero antes de continuar con este punto, analicemos el hecho de que a partir del
bien existe el mal. Esto como lo formulamos al principio con los símbolos de la
moral y la razón, ambos exaltados como una forma del bien. Pero el bien sirve
siempre como exaltación del mal. Si meditamos este problema a través de los
personajes sadeanos, encontramos a Justine como una fiel representante de la
mora y la razón (esta última como una forma del bien divino). Su imagen pura la
convierten en un atractivo particular para de los hombres, quienes exasperados
con su belleza y sensibilidad quieren apoderarse de ella y degradarla al modo que
la revolución lo hizo con Dios al inmoralizarlo, al denotarlo como la emanación del
mal, de la violencia, al igual que lo es Justine con su belleza, “una virgen sometida
a los rigores del resentimiento de una virilidad exasperada” (Klossowski, 1970, p.
111)
El mal se exaspera y se libera solo si existe una forma del bien que incite a este
movimiento. Hay violación si hay propiedad, hay crimen y delito si hay ley; y hay
bien y mal sólo si existen cosas que no pueden hacerse bajo ningún precio o
pretexto, es decir si existe un objeto de incitación.
Bataille nos muestra aun Sade distinto, cuando dice que cualquier ser humano
cuando es preso del frenesí sexual o de la violencia no es consciente: “El frenesí
alejaba la conciencia. A su vez, la conciencia en su condena angustiada negaba e
ignoraba el sentido del frenesí”. Y agrega luego: “Sade fue el primero que en la
soledad de la prisión dio expresión razonada a esos movimientos incontrolables,
sobre cuya negación ha fundado la conciencia el edificio social y la imagen del
hombre” (Bataille, 1971, p. 91)
Pero esta prisión en la cual se enfrasca el individuo cuando el frenesí sexual del lo
invade, solo encuentra la calma en la liberación de esta fuerza. La libertad
aparece en este sentido como la posibilidad del mal absoluto; pero el mal no
puede concebirse sin una creación u objeto donde su contrario perviva. En la
dinámica natural, el mal aparece como una emanación de su esencia, y el bien
debe considerarse bajo esta misma constitución, no fuera de ella, es decir como
una invención o falacia. El bien podría considerarse dentro de la naturaleza como
aquello que mantiene en unión perpetua a los organismos, en un estado constante
de vida, el cual tiende a disolverse y reafirmase nuevamente: “el principio de vida
en todos los seres no es otro que el de la muerte: recibimos y nutrimos en
nosotros, a los dos a la vez. En ese instante que llamamos muerte, todo parece
disolverse” (Klossowski, 1970, p. 95). El bien no es más que la fuerza consciente a
partir de la cual el mal se sublima hasta divinizar al animal, sin negar su naturaleza
ni degradarla.
Bibliografía