Pedagogía de La Catequesis
Pedagogía de La Catequesis
Pedagogía de La Catequesis
Definicin:
La catequesis es un conjunto de esfuerzos realizados en la Iglesia para hacer discpulos, para
ayudar a los seres humanos a creer que Jess es el Hijo de Dios, a fin de que, por la fe, tengan
vida en Su nombre, y para educarlos e instruirlos en esta vida y construir as el Cuerpo de Cristo.
(cf Juan Pablo II, CT 1, 2).
Vestir adecuadamente.
Colocar las sillas de modo que se propicie el compartir en pequeas comunidades, y participar
nosotros al mismo nivel que ellos.
Tener un rea especial preparada para la Palabra.
Utilizar la tecnologa para enriquecer y animar tu clase.
Escuchar, escuchar y escuchar a los catequizandos.
Observar con los cinco sentidos.
Conocer y orientarse sobre las discapacidades, condiciones o enfermedades que padezcan los
catequizandos.
Proveer acomodos razonables a los catequizandos con discapacidades.
Propiciar, desarrollar y establecer un canal abierto, honesto y continuo de comunicacin con los
padres. Esto implica ocuparlos y hacerlos parte del proceso de enseanza y evangelizacin;
reunirlos y recibirlos alegre y acogedoramente.
AMAR a todos los catequizandos, ver en ellos el rostro de Jess.
Hacer la clase interesante para que la disciplina venga por aadidura. Ser honesto contigo
mismo y elegir otro ministerio si sientes, que ste no es el que te apasiona.
"La catequesis es la vida de la Dicesis. Cuando compartimos, hacemos que el pan alcance para
todos. Compartir eso que a travs de nuestra experiencia con el Seor, hemos vivido, hemos
palpado, hemos sentido. Todo lo que se comparte comunitariamente da fruto. Se comparte el
fruto de la experiencia. Es la experiencia de Cristo, que vive en cada uno de nosotros, lo que
como catequistas, vamos a compartir."- Cleta M. Lpez (sept. 2009
La misin del catequista es ser testigo de la fe.
Una catequesis experiencial y vivencial, es aquella que se basa en lo que da a da, como
cristianos, vivimos. Nuestra relacin con Dios y con la comunidad, es lo que yo voy a modelar
con mis palabras, gestos, actos, respuestas y comentarios. No podemos dar lo que no tenemos,
por tanto, el catequista debe ser un testigo. Un cristiano que vive lo que proclama.
TERCERA PARTE (137-162)
LA PEDAGOGA DE LA FE
"Yo ense a Efran a caminar, tomndole por los brazos... Con lazos humanos los atraa, con
lazos de amor, y era para ellos como los que alzan a un nio contra su mejilla, me inclinaba
hacia l y le daba de comer" (Os 11,3-4)
"Cuando qued a solas, los que le seguan a una con los Doce le preguntaban sobre las
parbolas. El les dijo: A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios. A sus propios
discpulos se lo explicaba todo en privado" (Mc 4,10-11.34)
"Uno solo es vuestro Maestro, Cristo" (Mt 23,10)
137. Jess cuid atentamente la formacin de los discpulos que envi en misin. Se present a
ellos como el nico Maestro y al mismo tiempo amigo paciente y fiel;476 su vida entera fue una
continua enseanza; 477 estimulndoles con acertadas preguntas 478 les explic de una
manera ms profunda cuanto anunciaba a las gentes; 479 les inici en la oracin; 480 les envi
de dos en dos a prepararse para la misin; 481 les prometi primero y envi despus el Espritu
del Padre para que les guiara a la verdad plena 482 y les sostuviera en los inevitables momentos
de dificultad. 483 Jesucristo es "el Maestro que revela a Dios a los hombres y al hombre a s
mismo; el Maestro que salva, santifica y gua, que est vivo, que habla, exige, que conmueve,
que endereza, juzga, perdona, camina diariamente con nosotros en la historia; el Maestro que
viene y que vendr en la gloria". 484 En Jesucristo, Seor y Maestro, la Iglesia encuentra la
gracia transcendente, la inspiracin permanente, el modelo convincente para toda comunicacin
de la fe.
Significado y finalidad de esta parte
138. En la escuela de Jess Maestro, el catequista une estrechamente su accin de persona
responsable con la accin misteriosa de la gracia de Dios. La catequesis es, por esto, ejercicio de
una "pedagoga original de la fe". 485
La transmisin del Evangelio por medio de la Iglesia es, ante todo y siempre, obra del Espritu
Santo y tiene en la revelacin el fundamento y la norma bsica, tal como se expone en el primer
captulo de esta parte.
Pero el Espritu se vale de personas que reciben la misin de anunciar el Evangelio y cuyas
capacidades y experiencias humanas entran a formar parte de la pedagoga de la fe.
Brotan de aqu una serie de cuestiones ampliamente tratadas a lo largo de la historia de la
catequesis, referentes al acto catequtico, a las fuentes, a los mtodos, a los destinatarios y al
proceso de inculturacin.
En el captulo segundo no se pretende hacer un tratamiento exhaustivo de ellas, sino que se
exponen slo aquellos puntos que tienen hoy particular importancia para toda la Iglesia.
Corresponder a los directorios y a otros instrumentos de trabajo de las distintas Iglesias
particulares considerar de manera apropiada los problemas especficos.
CAPITULO I
La pedagoga de Dios, fuente y modelo de la pedagoga de la fe 486
La pedagoga de Dios
139. "Como a hijos os trata Dios; y qu hijo hay a quien su padre no corrige?" (Hb 12,7). La
salvacin de la persona, que es el fin de la revelacin, se manifiesta tambin como fruto de una
original y eficaz "pedagoga de Dios" a lo largo de la historia. En analoga con las costumbres
3
humanas y segn las categoras culturales de cada tiempo, la Sagrada Escritura nos presenta a
Dios como un padre misericordioso, un maestro, un sabio 487 que toma a su cargo a la persona
-individuo y comunidad- en las condiciones en que se encuentra, la libera de los vnculos del mal,
la atrae hacia s con lazos de amor, la hace crecer progresiva y pacientemente hacia la madurez
de hijo libre, fiel y obediente a su palabra. A este fin, como educador genial y previsor, Dios
transforma
los
acontecimientos
de
la
vida
de
su
pueblo
en
lecciones
de
sabidura 488 adaptndose a las diversas edades y situaciones de vida. A travs de la
instruccin y de la catequesis pone en sus manos un mensaje que se va transmitiendo de
generacin en generacin, 489 lo corrige recordndole el premio y el castigo, convierte en
formativas las mismas pruebas y sufrimientos. 490 En realidad, favorecer el encuentro de una
persona con Dios, que es tarea del catequista, significa poner en el centro y hacer propia la
relacin que Dios tiene con la persona y dejarse guiar por l.
La pedagoga de Cristo
140. Llegada la plenitud de los tiempos, Dios envi a la humanidad a su Hijo, Jesucristo. El
entreg al mundo el don supremo de la salvacin, realizando su misin redentora a travs de un
proceso que continuaba la "pedagoga de Dios", con la perfeccin y la eficacia inherente a la
novedad de su persona. Con las palabras, signos, obras de Jess, a lo largo de toda su breve pero
intensa vida, los discpulos tuvieron la experiencia directa de los rasgos fundamentales de la
"pedagoga de Jess", consignndolos despus en los evangelios: la acogida del otro, en especial
del pobre, del pequeo, del pecador como persona amada y buscada por Dios; el anuncio
genuino del Reino de Dios como buena noticia de la verdad y de la misericordia del Padre; un
estilo de amor tierno y fuerte que libera del mal y promueve la vida; la invitacin apremiante a
un modo de vivir sostenido por la fe en Dios, la esperanza en el Reino y la caridad hacia el
prjimo; el empleo de todos los recursos propios de la comunicacin interpersonal, como la
palabra, el silencio, la metfora, la imagen, el ejemplo, y otros tantos signos, como era habitual
en los profetas bblicos. Invitando a los discpulos a seguirle totalmente y sin
condiciones,491 Cristo les ensea la pedagoga de la fe en la medida en que comparten
plenamente su misin y su destino.
La pedagoga de la Iglesia
141. Desde sus comienzos la Iglesia, que es "en Cristo como un sacramento", 492vive su misin
en continuidad visible y actual con la pedagoga del Padre y del Hijo. Ella, "siendo nuestra Madre
es
tambin
educadora
de
nuestra
fe". 493
Estas son las razones profundas por las que la comunidad cristiana es en s misma catequesis
viviente. Siendo lo que es, anuncia, celebra, vive y permanece siempre como el espacio vital
indispensable y primario de la catequesis.
La Iglesia ha generado a lo largo de los siglos un incomparable patrimonio de pedagoga de la fe:
sobre todo el testimonio de las catequistas y de los catequistas santos; una variedad de vas y
formas originales de comunicacin religiosa como el catecumenado, los catecismos, los
itinerarios de vida cristiana; un valioso tesoro de enseanzas catequticas, de expresiones
culturales de la fe, de instituciones y servicios de la catequesis. Todos estos aspectos constituyen
la historia de la catequesis y entran con derecho propio en la memoria de la comunidad y en el
quehacer del catequista.
La pedagoga divina, accin del Espritu Santo en todo cristiano
142. "Dichoso el hombre a quien corriges t, Yahvh, a quien instruyes con tu ley".(9 Sal 94,12)
En la escuela de la Palabra de Dios acogida en la Iglesia, gracias al don del Espritu Santo
enviado por Cristo, el discpulo crece como su Maestro en "sabidura, edad y gracia ante Dios y
ante los hombres" (Lc 2,52) y es ayudado para que se desarrolle en l la "educacin divina"
4
reconoce el valor de la experiencia comunitaria de la fe, como propia del Pueblo de Dios,
de la Iglesia;
La catequesis se configura de este modo como proceso, o itinerario, o camino del seguimiento
del Cristo del Evangelio en el Espritu hacia el Padre, emprendido con vistas a alcanzar la
madurez en la fe "segn la medida del don de Cristo" (Ef 4,4) y las posibilidades y necesidades
de cada uno.
Pedagoga original de la fe 498
144. La catequesis, que es por tanto pedagoga en acto de la fe, al realizar sus tareas no puede
dejarse inspirar por consideraciones ideolgicas o por intereses meramente humanos; 499 no
5
confunde la accin salvfica de Dios, que es pura gracia, con la accin pedaggica del hombre,
pero tampoco las contrapone y separa. El dilogo que Dios mantiene amorosamente con cada
persona se convierte en su inspiracin y norma; de ese dilogo la catequesis es "eco"
incansable, buscando constantemente el dilogo con las personas, segn las indicaciones
fundamentales que ofrece el Magisterio de la Iglesia. 500
He aqu unos objetivos concretos que inspiran sus opciones metodolgicas:
promover una progresiva y coherente sntesis entre la adhesin plena del hombre a Dios
(fides qua) y los contenidos del mensaje cristiano (fides quae);
desarrollar todas las dimensiones de la fe, por las cuales sta llega a ser una fe conocida,
celebrada, vivida, hecha oracin; 501
La catequesis desarrolla as una accin que es, al mismo tiempo, de iniciacin, de educacin y de
enseanza.
Fidelidad a Dios y fidelidad a la persona 503
145. Jesucristo constituye la viva y perfecta relacin de Dios con el hombre y del hombre con
Dios. De El recibe la pedagoga de la fe "una ley fundamental para toda la vida de la Iglesia (y
por tanto para la catequesis): la fidelidad a Dios y al hombre, en una misma actitud de
amor". 504
Por eso, ser autntica aquella catequesis que ayude a percibir la accin de Dios a lo largo de
todo el camino educativo, favoreciendo un clima de escucha, de accin de gracias y de
oracin, 505 y que a la vez propicie la respuesta libre de las personas, promoviendo la
participacin activa de los catequizandos.
La "condescendencia" 506 de Dios, escuela para la persona
146. Queriendo hablar a los hombres como a amigos, 507 Dios manifiesta de modo particular su
pedagoga adaptando con solcita providencia su modo de hablar a nuestra condicin
terrena. 508
Eso comporta para la catequesis la tarea nunca acabada de encontrar un lenguaje capaz de
comunicar la Palabra de Dios y el Credo de la Iglesia, que es el desarrollo de esa Palabra, a las
distintas condiciones de los oyentes; 509 y a la vez manteniendo la certeza de que, por la gracia
de Dios, esto es posible, y de que el Espritu Santo otorga el gozo de llevarlo a cabo.
Por eso son indicaciones pedaggicas vlidas para la catequesis aquellas que permiten
comunicar en su totalidad la Palabra de Dios en el corazn mismo de la existencia de las
personas. 510
Evangelizar educando y educar evangelizando 511
147. Inspirndose continuamente en la pedagoga de la fe, el catequista configura un servicio a
modo de un itinerario educativo cualificado; es decir, por una parte, ayuda a la persona a abrirse
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a la dimensin religiosa de la vida, y por otra le propone el Evangelio de tal manera que penetre
y transforme los procesos de comprensin, de conciencia, de libertad y de accin, de modo que
haga de la existencia una entrega de s a ejemplo de Jesucristo.
A este fin, el catequista conoce y se sirve, desde una perspectiva cristiana, de los resultados de
las ciencias de la educacin.
La formacin pedaggica del catequista
Metodologa para la Catequesis 1a. parte
"A propsito de la evangelizacin, un medio que no se puede descuidar es la enseanza
catequtica. La inteligencia, sobre todo tratndose de nios y adolescentes, necesita aprender
mediante una enseanza religiosa sistemtica los datos fundamentales, el contenido vivo de la
verdad que Dios ha querido transmitirnos y que la Iglesia ha procurado expresar de manera cada
vez ms perfecta a lo largo de la historia. Los mtodos debern ser adaptados a la edad, a la
cultura, a la capacidad de las personas, tratando de fijar siempre en la memoria, la inteligencia y
el corazn las verdades esenciales que debern impregnar la vida entera". ( Evangelii Nuntiandi
# 44, Pablo VI)
LA REALIDAD DE HOY
Nuestro mundo se est desarrollando de una manera muy rpida. Pensemos slo que hace cien
aos empezaban a existir los coches, la televisin hace menos de cincuenta. A esto se le llama
cambio tecnolgico. En el campo de la educacin tambin ha habido muchos cambios. El hombre
se ha dado cuenta que una misma cosa se puede ensear de diversas maneras. A esto se le
conoce como mtodo educativo. Si a nosotros nos interesa dar a conocer la palabra de Dios,
hemos de preocuparnos por escoger la forma ms conveniente.
"La edad y el desarrollo intelectual de los cristianos, su grado de madurez eclesial y espiritual y
muchas otras circunstancias personales postulan que la catequesis adopte mtodos muy
diversos para alcanzar su finalidad especfica: la educacin en la fe". Catechesi Tradendae # 51
(Juan Pablo II)
La diversidad de mtodos en la catequesis
En la transmisin de la fe, la Iglesia no tiene de por s un mtodo propio ni nico, sino que, a la
luz de la enseanza de Dios, analiza los mtodos de cada poca, asume con libertad de
espritu "todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable,
todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio" (Flp 4,8).
En sntesis, todos los elementos que no son contrarios al Evangelio, y los pone a su servicio. De
este modo, "la variedad en los mtodos es un signo de vida y una riqueza", ya la vez una
muestra de respeto a los destinatarios. Tal variedad viene pedida por "la edad y el desarrollo
intelectual de los cristianos, su grado de madurez eclesial y espiritual y muchas otras
circunstancias personales". Cuando queremos decir algo, por ejemplo, que no voy a estar por la
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tarde, puedo poner un letrero en la puerta, o bien ir a buscar a la persona que me podra visitar
para avisarle, o dejar recado con un vecino o llamar por telfono.
Qu forma utilizar para dejar mi mensaje?
Pues empezar por saber si la otra persona lee o no, si tiene telfono, si me queda de paso. El
mtodo ser til y eficaz en la medida que se ajuste a la persona a quien se lo quiero hacer
llegar. Todos tenemos un mtodo propio, un mtodo con el que nos resulta ms fcil trabajar.
Porque todos tenemos unas ideas directrices que orientan nuestras preferencias.
Qu es un mtodo?
Recordemos que mtodo es el conjunto de principios que orientan la seleccin de objetivos,
medios y contenido. Y como tenemos principios diferentes, hay mtodos diferentes. Sin
embargo, debemos cuidar que el mtodo elegido no tenga falsos cimientos. El mtodo es el
conjunto
de
mecanismos
que
ayudan
a
obtener
un
fin.
Lo presentamos como un conjunto porque es la suma de varios elementos. Es decir, un buen
mtodo no depende slo de un principio. Y decimos que ayuda a obtener un fin porque el
mtodo es, al fin y al cabo, un instrumento para lograr una meta. El mtodo no es lo importante.
Lo importante es la meta.
Un mtodo que no lleva a la meta o nos lleva a una meta distinta de la deseada, no es un buen
mtodo. Puede haber muchos mtodos buenos y tiles. Es posible que algn mtodo sea ms
llamativo que otro, ms atractivo o ms espectacular. Pero no se puede decir quesea el nico
mtodo. Un buen mtodo tiene que responder a las exigencias del objetivo de la catequesis, del
contenido a transmitir y del destinatario a quien se dirige. Si slo se fija en uno de estos
elementos, ser un mtodo inadecuado.
Hay mtodos ms tiles para motivar y otros ms tiles para ensear; hay mtodos tiles para
nios que no sirven para jvenes o adultos; hay mtodos oportunos para tratar un tema que no
sirven
para
tratar
otro
tema.
Un buen mtodo en catequesis no slo transmite bien la doctrina, sino que adems fomenta la
aceptacin de la fe en el corazn de quien recibe el mensaje de Cristo.
El catequista es el factor principal para el xito de un mtodo.
Es decir, los mtodos y tcnicas no funcionan por s solos. La catequesis es, ante todo, un
testimonio. Y los aparatos o los mecanismos no pueden dar testimonio. Slo las personas son
testigos. Un buen mtodo en catequesis debe envolver a toda la persona. Es decir, debe lograr
que cada destinatario se introduzca en la sesin con mucho inters y dispuesto a esforzarse lo
que
sea
necesario
para
aprovechar
el
tiempo
de
la
clase.
Los mejores mtodos son los que activan todas las facultades del ser humano: la imaginacin, la
voluntad, los sentimientos, la inteligencia, la memoria. Hay muchos mtodos. Y hay varios
criterios que permiten descubrir cul mtodo es aconsejable para cada situacin y cul no lo es.
Por esto, el catequista debe descubrir no slo el mtodo que va de acuerdo con su forma de ser,
sino tambin cul mtodo debe elegir segn los cambios de destinatarios, de los temas o delos
objetivos a lograr.
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Recuerda antes de escoger un mtodo de enseanza, que el mtodo es slo un medio, un medio
que te ayudar a transmitir de una manera ms sencilla el mensaje que Dios ha puesto en tus
manos.
Lo importante es el mensaje, la Palabra de Dios. No olvides que es bsico encomendarte al
Espritu Santo para que te ilumine, fjate bien en las personas a que te diriges y piensa que t
eres el instrumento que Dios quiere necesitar para hacer llegar su mensaje. Es de todos sabido
la influencia que las sectas y nuevos movimientos religiosos estn teniendo en algunos crculos
de nuestro pas. Nuestra labor como catequistas es buscar el mtodo adecuado para
contrarrestar la influencia de estos grupos radicales y fundamentalistas en nuestras
comunidades.
Debemos encontrar la forma ms oportuna de llevarles el mensaje catlico-cristiano, de
compartirles la verdad evanglica, de predicarles como Iglesia, como madre. De predicar con
autoridad, con la autoridad que da el hecho de saber que Jess funda la Iglesia Catlica y l es el
gua hasta que vuelva nuevamente a juzgar a vivos y muertos, no nos confundamos, busquemos
participar de esa "Nueva Evangelizacin" a la que el Papa Juan Pablo II nos llama a todos los
bautizados.
planeacin
en
la
catequesis
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nuestros cursos o cuntosaprovecharn bien nuestra catequesis. Estas situaciones tan comunes
nos
llevan
a
exponer
dos
principios
bsicos:
a) El programa es para el hombre y no el hombre para el programa. Por lo tanto,debemos hacer
las
modificaciones
cuando
se
requieran.
b) En caso de duda, respetar lo programado. Podemos caer en el error contrario:hacer
demasiados cambios al programa. Y los excesivos cambios confunden a las personas o
entorpecen otras actividades.Cada programa tiene un perfil distinto. Pero hay unos pasos
comunes
que
podemos
aplicar
en
todos
los
programas:
1.
Anlisis
del
entorno:
para
conocer
mejor
el
trabajo
2. Fijar los objetivos vitales prioritarios para trabajar en lo importante y no en lo secundario
3. Fijar los temas prioritarios: para no perderse en temas sin importancia
4. Definir a cuntas y cules personas deseamos llegar: para conocer dnde est nuestra meta
concreta
5.
Fijar
el
horario
y
el
lugar:
para
poder
invitar
con
precisin
6.
Decidir
qu
hacer
para
que
asista
mucha
gente:
promocin
7.
Elegir
los
materiales:
para
tenerlos
a
tiempo
8.
Elegir
quines
pueden
ayudar:
para
saber
cules
fuerzas
tenemos
9. Hacer el calendario de actividades: para no improvisar y preparar todo lo necesario con
tiempo
10.
Evaluar
el
programa:
para
poderlo
mejorar
la
siguiente
vez
b)
Necesidad
de
la
Programacin
La catequesis tiene unas actividades y objetivos que siempre sern fijos de un modo o de otro.
Por ejemplo, siempre debemos ensear a orar, siempre debemos darcursos de educacin bsica,
siempre debemos preparar a la recepcin de los Sacramentos, etc. Sin embargo, tambin hay
objetivos y actividades que van surgiendo con nuevas necesidades y circunstancias. Por esto, lo
primero que debemos hacer, despus determinar el anlisis del entorno, es decidir qu necesita
nuestra comunidad. Es decir, fijar los objetivos prioritarios de nuestro trabajo evangelizador. Slo
as podremos hacer un programa que d resultados adecuados a nuestra gente.Un programa
busca resolver una necesidad. Busca lograr unos objetivos. Pero nopodemos hacer un programa
que resuelva todas las necesidades de una comunidad otodos los problemas de una persona.
Tenemos que hacer un programa que resuelvaslo alguna cosa. Cules? Las ms importantes.
Por eso, debemos seleccionarqu necesidades debemos resolver primero. As podremos fijar
nuestros
objetivosprioritarios
sobre
cuantos
tenemos
delante.
A
continuacin
un
esquema
de
programacin:
Objetivos: es la expresin del resultado que se pretende obtener dentro de un proceso educativo,
es decir, expresar lo que queremos conseguir, para poderrealizar cualquier accin, es preciso
tener claro lo que se desea hacer. Los objetivos deben conducir a una accin transformadora.
Hay
tres
trayectorias
posibles
en
un
proyecto
educativo:
a) El saber, que implica centrar la tarea educativa en la informacin y los conocimientos que hay
que
adquirir
acerca
de
situaciones
o
problemas;
b) El saber-vivir o saber-ser, que supone centrarse en las actitudes, en el conocimiento de s
mismo
y
de
los
dems
ante
situaciones
concretas;
c) Por fin, el saber-hacer, o centrarse en un proyecto que es preciso realizarpara transformar o
mejorar
una
situacin.
Estos
objetivos
deben:
Responder
a
las
necesidades
e
intereses
del
grupo.
Ser
factibles
y
evaluables.
Expresar
una
conducta
observable.
14
Actividades: son conjuntos de tareas previstas y realizadas por nosotros y porotros miembros de
grupos, asociaciones, que en conjunto, nos ayudan a lograr laaccin transformadora propuesta.
Es necesario describir con el mximo detalle posible cada actividad, desarrollndolas con pasos
lgicos, progresivos y coherentes, atendiendo a todas las caractersticas de las personas y del
grupoal
que
van
dirigidas.
Por ejemplo, en la planeacin de un curso de catequesis para quienes ya han hecho su Primera
Comunin, se debe tomar en cuenta la duracin, quines van a asistir, el horario, los temas a
ver, etc. para un xito y apoyo al programa de catequesis integral en las parroquias.
Una accin (de grupo, se entiende) es un proceso a largo plazo con unas metas prefijadas, que
trata de llevar a una transformacin del entorno en un ambiente social concreto.
Una actividad, por el contrario, es un pequeo paso dentro de ese proceso, con una ejecucin
inmediata, que nos ayudar a realizar el conjunto de la accinprevista.En segundo lugar, un
objetivo debe especificar de forma clara la actividad deconducta final que se espera alcanzar,
pero nunca los medios concretos con losque vamos a intentarlo. Esto queda reservado a la
actividad, pues de locontrario, las posibles alternativas quedan eliminadas, obligndonos as
alimitarnos
en
nuestros
planes
de
enseanza.
Medios: nos ofrecen una ayuda imprescindible para lograr los objetivos propuestos.
Pueden
ser
materiales
o
personales.
Los primeros estn claros: desdelos lapiceros hasta la mquina de escribir. Los personales
requieren mayoratencin: hemos de pensar no slo en nosotros, sino tambin en las personas a
quienes
vamos
a
implicar.
Todos los medios deben ser concretos y deben estar a nuestro alcance a todos los niveles:
tcnicos, econmicos, temporales, etc.Se trata, en definitiva, de hacer una relacin exhaustiva
de todos los mediosque precisamos para desarrollar correctamente las actividades que hemos
propuesto de acuerdo con los objetivos trazados. Es una medida eficaz para evitar sorpresas
desagradables en el momento de poner en prctica laprogramacin, dado que de esta manera
podemos preparar de antemano lo necesario,comprobar el funcionamiento de aparatos, etc.
Tiempo y Seguimiento: siempre conviene prever el tiempo que estimamos durar la accin o
actividad. Debe ser real y podemos optar entre varias posibilidades acorto, medio y largo plazo.
Estos conceptos son muy relativos y dependen en granmedida de la persona o grupo que lo
programa, pero de forma general podemos considerar a la programacin corta como la diaria o
semanal, la media como mensual o trimestral y larga a la que abarca todo un curso.
El Seguimiento es la revisin continua que vamos realizando a diario con todoslos Implicadas. Se
trata de ir tomando el pulso a diario para ser fieles a la exigencia de flexibilidad y adaptacin, as
como
para
seguir
de
cerca
el
procesopersonal
de
la
comunidad.
Revisin o Evaluacin: es la referencia que nos va a indicar el grado de consecucin de los
objetivos propuestos, el proceso educativo desde su nacimiento, esto es, desde la misma
programacin
Esta revisin debe ser diaria y global, o sea, al completarse el proceso o partedel mismo.
Puede
realizarse
en
grupo
o
individualmente,
de
forma
oral
o
escrita.
Esta evaluacin se concreta en estos tres aspectos: sistemtica, por cuanto no se basa en
improvisaciones
ni
en
observaciones
no
controladas
o
casuales.
Integral, porque tiene en cuenta todos los factores y aspectos que intervienenen el proceso
catequstico. Continua, dado que su accin est unida al procesode enseanza y aprendizaje.
Podramos preguntarnos: qu cumplimos y en qu porcentaje; qu nos falt hacer, porqu;
usamos los mtodos correctos en nuestrotrabajo catequstico; trabajamos como equipo de
catequesis
en
nuestras
reunionesy
actividades?,
etc.
La experiencia muestra cmo dan bien la catequesis quienes la preparan y cmo la imparten
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no obtendr el permiso de ir, etc.Por esto, a la hora de programar, debemos tener en cuenta
estos puntos para garantizar mejor el xito de nuestra catequesis.El catequista en su comunidad
ha
de
escuchar
y
sugerir,
corregir
y
aportar,interpelar
y
valorar.
Sobre el lugar:Podemos elegir cualquier lugar para catequesis: desde un saln parroquial conaire
acondicionado hasta debajo de un rbol. El lugar no debe tener fuentes importantes de
distraccin.
Las
distracciones
son
diferentes
segn
la
edad.
Es mejor elegir el saln de clases que evite el ruido excesivo, como puede serde una fbrica
cercana o del trnsito pesado de una avenida, o elegir una casa ocabaa alejada de los
animales, fuera del ruido del tractor y de la motosierra,etc., para que no distraigan.
Sobre
el
horario:
El horario mejor es el que se acomoda a los alumnos, no el que es bueno slo para el catequista.
En caso de conflicto, la solucin se halla ms fcilmente buscndola entretodos, catequistas y
catecmenos.Es muy til realizar cursos para nios y para mams en un mismo horario,
sobretodo cuando las mams llevan personalmente a los nios a la catequesis. As, seunifican
horarios
y
se
facilita
la
asistencia
de
ambos.
Sobre
misiones
de
Evangelizacin:
a) Es clave asegurar la participacin del prroco, tanto en la preparacin comoen su accin
ministerial
durante
la
misin
(Misas,
confesiones,
etc.)
b) Disponer de un grupo de misioneros que dirijan y animen las actividades.Debern tener una
buena
preparacin
y
motivacin.
c) El programa puede descubrir un dato que sucede muy frecuentemente a loscatequistas: hay
ms trabajo que personas para atenderlo. Por esto, es muy tildefinir cuntas personas
necesitamos para realizar todo el programa. Y, sifaltan ms personas, debemos preguntarnos
cmo
las
vamos
a
conseguir
y
a
quinesvamos
a
invitar.
d) Una sugerencia muy importante: Si se va a invitar a otras personas paracolaborar, es muy
importante interrumpir la programacin e invitarles a queasistan a una nueva reunin para que
participen tambin ellos en la terminacindel programa. Por qu? Porque motiva muchsimo a
las personas participar desdeel nacimiento del trabajo. Es verdad que estas nuevas personas
encontrarn granparte del programa realizado. Pero su opinin en la realizacin de la ltimaparte
les comprometer mucho ms que si llegan cuando todo est ya terminado.
e) Por ltimo, es posible que las personas no deseen comprometerse fcilmente enun trabajo, es
ms fcil invitar a que "nos ayudes a programar" que "atrabajar". Es decir, invitamos a
programar a quienes consideramos buenoscandidatos para ayudarnos. Una vez que participen
en la programacin, ser muy fcil invitarlos a trabajar en un proyecto en que ya se han
involucrado
comoalgo
propio.
Sobre
las
dificultades
Todo programa se enriquece cuando se hace una lista de las dificultades que vamos a encontrar.
As, es fcil preparar soluciones para cada obstculo. Puede parecer un paso deprimente. Pero es
muy realista. En realidad, este paso puederesumirse en la lista de las dificultades ms
importantes. De todos modos, estepaso aporta un gran beneficio: que no se caiga en sueos y
utopas irrealizables.Sobre el calendarioNo se puede trabajar bien sin un calendario bien hecho.
Parece muy pesado. Pero es muy sencillo. Pues, una vez que se ha fijado el horario de las clases
de cada curso, basta anotar la fecha que corresponder a cada tema y aadir las actividades
complementarias:
celebraciones,
exmenes,
das
sin
clase,
fiestas,etc.
En los puntos de partida, el catequista ayuda a elaborar esquemas que posibiliten el anlisis de
la realidad; aporta otros anlisis y datos que puedencompletar lo investigado por el grupo; pone
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al alcance de todos un vocabularioadecuado; debe ser como la memoria del grupo que saca a
relucir en momentos deolvido los compromisos anteriores, acuerdos, de la comunidad,
conclusiones
de
asambleas,
etc.
En el desarrollo de la accin, ayuda a encontrar los objetivos operativos sinperderlos de vista
durante el desarrollo de la misma; ayuda a elegir los mediosoportunos para conseguir los
objetivos propuestos con realismo, invita a que elgrupo se cuestione si est en sus manos hacer
lo que pretenden, si los medios propuestos son adecuados para conseguir los objetivos trazados,
si es una accin que el grupo va a desarrollar slo o implicando a otros, si se podra hacer algo
ms o algo mejor; ayuda a marcar los plazos apropiados para desarrollar la accin y los recuerda
y revisa con el grupo por si hubiera que modificarlos en el transcurso de dicha accin.
Parece muy sencillo aceptar dar un curso de catequesis. "Ms o menos, me lo s,al cabo que
nadie se va a morir si no se aprenden bien las cosas." Realmente,dar un curso de catequesis es
muy complejo, se trata de transmitir la Palabra deDios y s se trata de un asunto de vida o
muerte, de vida espiritual.Por suerte, contamos con la gracia de Dios, que es el ingrediente ms
importantede
la
catequesis.
Dios podra hacer llegar su mensaje a la gente sin necesidad nuestra, pero quin sabe por qu
ha
querido
depender
de
nuestra
ayuda
en
su
plan
de
salvacin.
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