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El Marqués de Bradomín. Un Don Juan Particular
El Marqués de Bradomín. Un Don Juan Particular
El Marqués de Bradomín. Un Don Juan Particular
Ramn del Valle-Incln, autor de las Sonatas, ha sido siempre un escritor que ha dado que
hablar entre crticos e intelectuales. Las discusiones sobre el Marqus de Bradomn, personaje
principal de la obra nombrada, as como su relacin con el arquetipo de Don Juan, no se
quedan atrs. A partir de las aportaciones de distintos acadmicos queda evidenciada la
anterior afirmacin.
En primer lugar, ngel G. Loureiro seala que, por regla general, Bradomn ha sido visto
como un personaje decadente, como un Nuevo Don Juan y como un sacrlego (1993: 34). A
continuacin, remarca que, para una mejor interpretacin del personaje, Bradomn es una
figura que se debe desencializar a travs de cuatro cdigos: un cdigo moral (del bien y del
mal), un cdigo esttico (que finalmente se solapa a los dems en un triunfo solitario y
paradjico), un cdigo mimtico y un cdigo religioso (sagrado) (Loureiro, 1993: 34; 41). En
cuanto al papel donjuanesco de Bradomn, Loureiro (1993: 36-37) da importancia al tercer
cdigo, ya que
Bradomin es un don Juan muy peculiar, pues sus conquistas le vienen por azar, le son
impuestas por las circunstancias: ms que un nuevo don Juan, Bradomn parece sentirse
obligado a representar ese papel, a imitar a don Juan. [] Este don Juan no est
dominado por una voluntad de seduccin como su antecesor y modelo, sino que se limita
a "imitar" a un personaje literario: se confunden aqu representacin (en el doble sentido
de representar un papel y de representacin literaria) y deseo, pues ste no deriva en
manera alguna de su objeto sino de un antecedente literario.
Siguiendo en una lnea semejante, Ignacio Javier Lpez escribe que a diferencia de Don Juan
Tenorio, que es accin pura e inmediata, Bradomn emula las acciones de un modelo anterior
(1996: 74). De todas maneras, se centra en mayor medida en los tres elementos que
caracterizan la tradicin literaria del donjuanismo: el hroe mismo o Don Juan, el grupo de
mujeres y la estatua de piedra, vista como un muerto (Lpez, 1996: 75). Aunque diversos
autores han sealado la ausencia de sta ltima en las Sonatas, l argumenta que s aparece
despus de que Concha fallezca: se sigue la tradicin del Don Juan de forma diferente,
simblica e indirectamente, adaptada as al estilo de Valle-Incln (Lpez, 1996: 75). En
cuanto a este mismo tema y en lo que significa, y ms all de la mmesis de Bradomn
comentada anteriormente, Lpez (1996: 76) ve vnculos y una continuacin de la tradicin
literaria donjuanesca:
Daniel E. Gulstad (1970-1971: 23), poniendo nfasis en la parodia que ejerce Valle-Incln en
Sonata de Otoo, habla de Bradomn como una parodia de Don Juan que refleja un perodo
decadente para la sociedad espaola: no en vano, en vez de elegir como amante una mujer
joven y sana, el Marqus sale de los esquemas tpicos y se nos presenta como amante a
Concha, una mujer relativamente mayor, enferma y moribunda. As, y recordando tambin a
los cuatro cdigos de desencializacin de los que hablaba Loureiro, Gulstad (1970-1971:
23) define a Bradomn y lo distingue de la figura tradicional del Don Juan de la siguiente
manera:
We must not overlook Bradomns obvious (and conscious) self-depiction as a Don Juan
[]. It is not because his being feo, catlico y sentimental would conflict with his role
as a seducer and adversary []. Unlike Don Juan, a burlador who delights not so much
in the physical sensations of sex as in the glory of conquest and the brutal effect of his
acts upon his victims, Bradomn (at least in the account he gives us) converts sex into an
aesthetic-religious orgy in which any violence present is on the symbolic level.
Dirigiendo sus argumentos hacia un terreno ms filosfico, Thomas Butler Ward relaciona la
Sonata de Otoo con el nihilismo activo, teora compleja nietzscheana segn la que uno se
despreviene de los valores morales dominantes (Echegoyen, 1996: 1). Este hecho se da en
Bradomn, pues el culto del Marqus est dedicado a la mujer y al placer, y no a un Dios o al
Demonio: a diferencia del Don Juan de Tirso o el de Zorilla, Bradomn se encuentra libre de
la moral cristiana como don Flix, calavera donjuanesca de Espronceda. Su culto a la mujer se
caracteriza por la deificacin de la pasin, la voluptuosidad y la aventura (Ward, 1991:
1061). Podemos relacionar esta afirmacin de Ward con la teora sobre el cdigo moral de
Loureiro, que establece que la moralidad de Bradomin entra en conflicto con los conceptos
de bien y mal establecidos (1993: 35).
Nol M. Valis (1989: 355) ofrece un punto de vista curioso sobre el tema, ya que adems de
hablar de Bradomn en relacin con la figura tradicional del Don Juan, este autor incluye
tambin en el desarrollo de Bradomin en las Sonatas al mismo Valle-Incln, que aparecera de
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manera indirecta y metafrica, tal y como se percibe su presencia en otras de sus obras. El
objetivo del reflejo del autor en Bradomn sera mostrar, de nuevo mediante la parodia, esa
decadencia de la poca ya mencionada (Valis, 1989: 355):
It is precisely these weaknesses of his authorial persona which Valle-Incln has taken
such pains to cloak behind the shallow facade of a decaying don Juan. Parody -the
punctured myth of the dominant male- provides a protective screen behind which that
same male is permitted nevertheless to strut and preen before an admiring audience of his
peers and their women.
En uno de sus artculos, y con una visin parecida en cuanto al papel de la religin en
Bradomn, Obdulia Guerrero (1967: 554) glosa los atributos por los que se conoce
comnmente a Bradomn (un Don Juan feo, catlico y sentimental), mediante los que Valle
Incln construye una irona de su sociedad contempornea, a la que no le falta hipocresa, y
los compara tambin con las otras figuras de Don Juan ms conocidas:
Los tres adjetivos responden a una idea antitradicional del donjuanismo. Don Juan
siempre fue hermoso y gallardo, ajeno a todo sentimiento religioso; por eso se condena en
su primera versin, la de Tirso. Si se salva con Zorrilla es, precisamente, a causa de la
sociedad que le circunda. El romanticismo ambiente supone la rebelda frente a los
anquilosados postulados sociales. Esta sociedad, la de Don Juan Tenorio, no poda
condenarle eternamente; ello hubiera ido contra sus ms ntimas y anheladas
aspiraciones. Por el contrario, la sociedad que le toc vivir al Burlador de Sevilla, de
rgidos dogmas, con su proyeccin ultraterrena, hubiera considerado un sacrilegio el
perdn del impo vendaval ertico []. Y en nuestros das, Bradomn, el Don Juan
catlico, guardia noble de su Santidad, no halla freno a su pasin ertica. Su fe religiosa
es un hecho marginal a su vida: todos los pecados son posibles, incluso el incesto
Catlico, s, pero, no queda as clara la burla de esta realidad aparencial?
Siguiendo con el tema religioso y, sobre todo, referente a los pecados, ngela Ena Bordonada
identifica la inclusin de un cierto satanismo para ilustrar un decadentismo modernista,
irreverente y provocador (1998: 36). Se fija tambin en el atributo de sentimental, el cual
se muestra a travs de la gran capacidad nostlgica de Bradomn, que evoca los recuerdos de
sus amadas a lo largo de las Sonatas, mientras que los personajes de la tradicin donjuanesca
comn seran probablemente incapaces de albergar este sentimiento (Bordonada, 1998: 36).
Aadiendo contrastes, cabe destacar tambin la manera en la que la opinin de Bordonada
(1998: 36) difiere de la de Ward en cuanto a la filosofa de Nietzsche, atribuyendo un sentido
ms profundo al amoralismo presente:
En Valle hay algo ms que Nietzsche. Ese esteticismo amoral surge en medio de una
atmsfera de religiosidad que da como resultado una rica red de elementos donde el
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Frieda H. Blackwell (2009-2010: 40), como otros de los autores que hemos nombrado, cree
que Bradomn es un Don Juan nostlgico que vive fuera de los valores clave de la religin
catlica y que se recrea con un cuerpo femenino moribundo en vez de una hermosa joven.
Adems, se centra en cmo trabaja Valle-Incln a la hora de utilizar el recurso de la irona,
muy caracterstica en el escritor, para mostrar la decadencia a travs de este Don Juan
tergiversado (Blackwell, 2009-2010: 40-41):
Valle-Incln returns to a national myth that supposedly embodies national values, but
uses it ironically, inverting all of its salient features. He reduces the figure to a parody of
the Romantic hero. [...] The Marqus memories attempt to escape time, ironically
highlighting its destructive force on individuals and their surroundings, as well as a
national myth in decadence. Furthermore, he embodies a religion that offers him no hope,
giving adherents no expectations of eternal life or heaven; his Catholicism has become
empty, dead ritual.
Algunos han querido ver a las mujeres de las Sonatas como vctimas de este don Juan
valleinclanesco. Por mi parte he intentado demostrar que son vctimas de normas sociales
ms bien que de Bradomn mismo, y en efecto dentro de esta construccin l (como
representante del hombre en general) se victimiza a s mismo; debido a la perdida de sus
poderes seductores la existencia de este don Juan vetusto ya no tiene ni meta ni sentido.
As se representa en las Sonatas la corrupcin de todo un sistema social, una corrupcin
cuya base es el donjuanismo y cuyas vctimas son todos, hombres y mujeres.
BIBLIOGRAFA
Blackwell, Frieda H. (2009-2010). Decadent spaces, Valle-Incln's Sonata de otoo,
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didctica,
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Valis, Nol M. (1989). The Novel as Feminine Entrapment: Valle-Incln's Sonata de otoo,
MLN, vol. 104, 2: 351-369 <http://www.jstor.org/stable/pdf/2905144.pdf?acceptTC=
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Ward, Thomas Butler. (1991). La Sonata de otoo: un hito en el desarrollo hacia el nihilismo
activo, Nueva Revista de Filologa Hispnica, T. 39, 2: 1051-1065 <http://www.jstor.
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