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Inconsciente Freudiano

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0101-4838

403

El inconsciente freudiano
y sus destinos1

Carmen Elisa Escobar Maria*

Resumen
El concepto de inconsciente freudiano es objeto de debates en torno a
su singularidad y actualidad, tanto en el seno de las comunidades psicoanalticas como en diversos campos del pensamiento contemporneo. Siendo la
representacin una nocin fundamental en la construccin del concepto
freudiano, se subrayan los lmites de la representabilidad y de lo simblico,
ya presentes en Freud, que permiten a J. Lacan retomar el concepto para
alejarlo de toda idea fenomnica y naturalista del mismo. Se afirma as que
el inconsciente freudiano no puede ni debera ser asimilado a lo inconsciente deducido por las neurociencias, aun cuando ciertas elaboraciones
freudianas parecieran justificarlo, quedando cuestionado el inconsciente
como reservorio de huellas mnmicas o memoria orgnica.
Palabras-chave: huella mnmica; inconsciente; memoria; psicoanlisis; representacin.

Abstract
The Freudian unconscious mind and its destinations
The singularity and topicality of the concept of the Freudian unconscious
mind has been the topic of debates among psychoanalysts and within other fields

* Psicloga Clnica; Especialista em Filosofa Contempornea; DEA em Filosofa da UNED (Espaa), atualmente cursa Doutorado na UNED (Espaa);
Docente do Departamento de Humanidades y Filosofa da Universidad del
Norte Barranquilla, Colombia.
tempo psicanaltico, Rio de Janeiro, v.42.2, p.403-424, 2010

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of contemporary thought. Taking representation as a fundamental notion in
the construction of the Freudian concept, this paper highlights the limits of the
considerations of representability and the symbolic, already present in Freud,
which led J. Lacan to reconsider the concept, thus moving it farther away
from any phenomenical and naturalistic conception. This paper states then
that the Freudian unconscious mind neither can nor should be assimilated to
the unconscious mind deduced by the neurosciences, even if certain Freudian
elaborations seem to justify it, thus questioning the concept of the unconscious
mind as a reservoir of mnemic traces or organic memory.
Keywords: mnemic traces; unconscious mind; memory; psychoanalysis;
representation.

El inconsciente no es un descubrimiento de Freud si se piensa


que la nocin y la palabra inconsciente formaban parte del lenguaje ordinario, del campo filosfico, psicolgico y psiquitrico de su
tiempo (Brs, 2006; Gauchet, 1994; Ellenberger, 1976). l mismo lo
confirma cuando insiste en nombrarlo como nuestro inconsciente
(Freud, [[1895] 1950] 1976: 599), indicando que aunque se trate
del mismo trmino, hay otros inconscientes, es decir, homnimos
que remiten a conceptos diferentes. Pero si entendemos descubrir
como quitar un velo, des-ocultar, no puede negarse el carcter indito
del concepto que mereci el adjetivo de freudiano por parte del
psicoanalista francs, Jacques Lacan (1901-1980), quien reiter la
especificidad de ese inconsciente, insistiendo tambin en la necesidad
de hacer distinciones entre el inconsciente y otros conceptos como
el Ello y la repeticin.
En el curso de los debates actuales, internos y externos al psicoanlisis y en los que el inconsciente ha sido objeto de discusin,
la retoma de este concepto por Jacques Lacan, es un aporte fundamental. En estos se sealan, contra la concepcin de un inconsciente
puramente hecho de smbolos, los lmites de la representabilidad;
abandonando as toda idea de sustancia, de cosificacin, de fenmeno
y por supuesto, cualquier idea naturalista del mismo. Se produce
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como consecuencia, una fisura en la concepcin del inconsciente


como reservorio de huellas mnmicas o como memoria orgnica.
Estos planteamientos han sido discutidos desde puntos de vista
diversos por psicoanalistas que siguen su enseanza (Le Gaufey, Miller, Yankelevich, Rodrguez Ponte, Amigo, entre otros) y que a mi
modo de ver contribuyen a reafirmar que el inconsciente freudiano
no puede ni debera ser asimilado al inconsciente deducido de las
neurociencias, aun cuando ciertas elaboraciones freudianas parecieran
justificarlo. Un breve recorrido por el concepto permitir justificar
esta afirmacin.

El inconsciente freudiano
Es evidente que la nocin de una cierta ignorancia, de un no
saber del sujeto que piensa, se reconoce desde la Antigedad, y que
el germen del inconsciente freudiano est en lo que lo precede, sin
embargo, se trata ms bien de lo no consciente. Brs (2006: 12-30) y
Lacan (1993: 55) han sealado que slo hubo la necesidad de crear
una nocin de inconsciente despus de Descartes, fundamentalmente en el momento en que se hace la identificacin de psiquismo y
conciencia. En otras palabras, antes de Descartes y de Locke, la noconciencia no requera de la creacin de una nocin de inconsciente,
as que las condiciones de posibilidad del psicoanlisis surgen con la
ciencia moderna, que a su vez inicia despus de Descartes (Lacan,
1993)2. Se acu antes de Kant, sin embargo, Th. Adorno (2010:
89) plantea que el principal motivo que llev a la formacin de las
filosofas del inconsciente es la oposicin a la primera filosofa
de la conciencia que fue consecuente: la doctrina de Kant. Segn
su planteo, los contenidos filosficos que critic Kant (quien nunca
incluy la nocin de inconsciente) y que no se dejaron incorporar
en una filosofa de la conciencia, convergieron en la formacin de las
filosofas del inconsciente. Sin pretender plantear todos los problemas
que de aqu pueden desprenderse, surge la pregunta de si, al definir
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sera una contradiccin, y ms an, no sera un sinsentido la nocin


de inconsciente? Preguntas que condensan el carcter problemtico
que el concepto de inconsciente ha tenido en la filosofa (cf. Adorno,
2010: 79-294).
Descartes, Leibniz, Fichte, Schiller, Schelling, Schopenhauer,
Nietzsche, estn en la lnea de predecesores del concepto de inconsciente en Freud; a lo que se agrega la psiquiatra dinmica, que desarroll la idea de fuerzas incognoscibles que limitan la autonoma de la
conciencia, ideas provenientes de Pascal y Spinoza y cuya expresin en
el mesmerismo a travs de una teraputica de la sugestin e hipnosis,
tienen efecto decisivo en Freud. Pero tambin estn los psiclogos
J. F. Herbart, con su nocin de representacin inconsciente, y T.
Lipps con su concepto de inconsciente. Hay, por supuesto, otros
campos en las llamadas influencias, pero lo que se quiere resaltar es
la demarcacin que Freud quiso establecer y efectivamente produjo,
entre su inconsciente y otros.
En las cartas a Wilhelm Fliess (Freud, 2008), valioso testimonio de los orgenes del psicoanlisis, se verifica el temor constante de encontrar en otros pensadores aquello que consideraba
su propio hallazgo. No se habra visto precisado a conceptualizar
qu entenda por inconsciente antes de la carta del 6 de diciembre
a Wilhelm Fliess en 18963 (Freud, 2008: 218-227). Es en La
interpretacin de los sueos que seala las diferencias: [] El
filsofo pesimista Eduard von Hartmann est sin duda a sideral
distancia de la teora del cumplimiento de deseo (Freud, 2008:
153), dejando en claro que:
No sin intencin digo nuestro inconsciente, pues aquello que con
este nombre designamos no coincide con lo inconsciente de los
filsofos ni tampoco con lo inconsciente de Lipps. Los filsofos
lo consideran nicamente como la anttesis de lo consciente, y
la teora de que, adems de los procesos conscientes, hay tambin procesos inconscientes, es una de las que ms empeadas
discusiones han provocado4 (Freud, 2008: 599).
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En Nota sobre el concepto de lo inconsciente en psicoanlisis


de 1912 (Freud, [1912] 1976: 271-277), encara directamente el sentido que slo en el psicoanlisis se da a fenmenos que es necesario
deducir como inconscientes, y esto, a partir de indicios y pruebas
de que se gobiernan con leyes distintas a la actividad consciente.
La pregunta central es qu tipo de existencia puede atribursele
a esos elementos que pueden hallarse presentes en la conciencia,
desaparecer, emerger de nuevo slo a partir del recuerdo, y sin que
haya habido una nueva percepcin sensorial (Freud, [1912] 1976:
271). Debieron estar en un lugar de alguna forma pero bajo qu
forma? Es una pregunta sobre la que volver. Es entendible que la
mera descripcin de ahora consciente, ahora no-consciente no
dejara satisfecho a Freud de ninguna manera. Lo verdaderamente
importante tena que ver con una eficiencia de la representacin
inconsciente, que no tena modo de penetrar en la conciencia sin
esfuerzo. A estas fuerzas vivas que se oponan a su recepcin (de?)
la conciencia, Freud les llama resistencia (Freud, [1912] 1976: 275).
Sin pretender un recorrido total por el concepto en Freud, sealo que
en ese escrito de 1912, el inconsciente adquiere as un tercer sentido
ms importante que los dems. All consigna que lo inconsciente,
de ser un mero carcter enigmtico de un cierto proceso psquico
pasa a ser considerado como una categora psquica cuyo valor de
indicador supera su significacin como propiedad o cualidad. Se
trata del carcter de sistema del inconsciente, cuyo signo distintivo
es el de ser inconscientes de los procesos singulares que lo componen
(Freud, [1912] 1976: 277). Lo sistemtico an no se diferenciaba
de su sentido dinmico (recurdese la metapsicologa freudiana y su
lectura de los fenmenos desde el punto de vista tpico, econmico
y dinmico). El inconsciente as, de ser una cualidad de lo psquico
pasa a ser designado como un sustantivo.
En diversas ocasiones, Freud reiter como premisa bsica del
psicoanlisis, la diferencia entre inconsciente y consciente, sin dejar
de insistir en un estatuto propio, particular, para el inconsciente; en
otras palabras, no quiso plantearlo como una no-conciencia. Este
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aspecto crucial ser objeto de sealamientos constantes de Lacan,


recalcando la inutilidad y la insuficiencia de definir un inconsciente
teniendo como referencia la conciencia5. Ms importante an es el
hecho de sealar la pregunta freudiana en el apartado Conciencia
e inconsciente, sobre lo que llama sus enmiendas, a saber, si al
encontrar un inconsciente no reprimido seguira siendo importante
distinguir entre una representacin consciente o no consciente, pues
no da la clave de la neurosis, como lo aclara Freud ([1923] 1976: 1920). El punto de llegada freudiano es entonces una disimetra entre
consciente e inconsciente: no se trata de contrarios.
El inconsciente freudiano se debate as entre: (a) Un incognoscible absoluto, lo reprimido primordial: no fenomnico y que pareciera
asemejarse a la cosa en s kantiana (Brs, 2006; Adorno, 2010; Le
Gaufey, 2008b); concepto lmite al que el mismo Freud pareciera
adherir: Lo inconsciente es lo psquico verdaderamente real, nos es
tan desconocido en su naturaleza interna como lo real del mundo
exterior, y nos es dado por los datos de la conciencia de manera tan
incompleta como lo es el mundo exterior por las indicaciones de
nuestros rganos sensoriales (Freud, [1900] 1976: 600), y (b) Lo
posible de ser conocido: el objeto interior es menos incognoscible
que el mundo exterior (Freud, [1915b] 1976: 167). Conocimiento
que es posible a travs de su conexin con las palabras (a diferencia de
Kant), nico acceso a la conciencia, y ms an, constituido a partir
de la relacin con el lenguaje. (c) Pero tambin las mltiples formas
para referirse al inconsciente: eficacia, deduccin, procesos, lugar
psquico, hechos, mociones, actos; como un querer y pensar, un
saber que sobre todo se refiere a sus leyes constitutivas.
Ahora bien, como no se trata de abordar la discusin acerca de
la existencia o no del inconsciente, sino qu tipo de existencia atribuirle, esto nos conduce a la pregunta por su contenido. Preguntar
de qu est hecho el inconsciente (Cambon, 2008; Brs, 2006), toca
en un punto lgido el aporte lacaniano al inconsciente freudiano en
el intento de despojarlo de sustancialidad.

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Qu contiene el inconsciente?
El problema de la representacin
La concepcin moderna ha hecho de lo simblico la caracterstica de lo humano. Pero la idea de representacin (con todo el problema
de la relacin entre la representacin y aquello que es representado),
sufri en el siglo XX, una cada en el arte y en la filosofa: No se trataba de re- presentacin sino de presentacin. Segn Deleuze (2002),
Freud estara sometido a la tirana de la representacin porque su
inconsciente es una especie de teatro.
Freud habla de representaciones inconscientes, pensamientos
inconscientes o en ocasiones procesos, actos, mociones. Estas ltimas
remiten a la pregunta de si puede hablarse de pulsiones inconscientes
cuando realmente stas no pueden ser objeto del inconsciente, tan
solo el representante que las representa (Vorstellungsreprsentanz)6. La
representacin (Vorstellung) es un trmino de diverso estatuto, en
principio filosfico (filosofa clsica alemana), que Freud toma del
famoso psiclogo Herbart, a quien ya lea en la juventud. Sin poder
abordar el trmino en su amplitud, ni por otro lado, todos los usos
que Freud hace de diversos trminos relacionados como Darstellen,
Represntieren, Vertreten, Reprsentanz (cf. Cambon, 2008), sealo que
segn Etcheverry (1978: 23-27), Vorstellung, al ser traducida como
idea por influencia de la Standard Edition, desorienta respecto del
sentido en el que Freud la utiliza: casi siempre en donde la psiquiatra
francesa utilizara ide, portando as una cierta herencia kantiana
para la cual la representacin es la sntesis de algo dado en la sensacin
y ligado por la actividad del entendimiento.

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De otra manera: si la sensacin es una presentacin de algo a
la conciencia, la representacin entraa la memoria y cierta capacitempo psicanaltico, Rio de Janeiro, v.42.2, p.403-424, 2010

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dad de funcionamiento autnomo del aparato psquico (Etcheverry,


1978: 24). Para apoyar su planteamiento, Etcheverry, acude al excelente ensayo de 1891 sobre La afasia (1973)7, en el que Freud pone
en juego los diferentes versiones de representacin (cf. infra nota 8)
y donde plantea que desde el punto de vista psicolgico la palabra
es la unidad funcional del lenguaje, siendo, segn la traduccin de
R. Alcalde: un concepto complejo, construido a partir de distintas
impresiones; es decir, corresponde a un intrincado proceso de asociaciones en el cual intervienen elementos de origen visual, acstico
y cenestsico (Freud, [1891] 1973: 86).
La palabra adquiere su significado mediante la asociacin con
la idea (concepto) del objeto. Para Etcheverry no parece posible
decir que la palabra sea una idea: ella es ms bien en s misma
representacin, en tanto la representacin no espejea un objeto, sino
que ella misma lo es8 (Etcheverry, 1978: 24-25). Sera un objeto
despojado si se quiere de la cosa del mundo para pasar a ser representante de la representacin (Vorstellungsreprsentanz).
La utilizacin de la palabra Vorstellung por Freud, adems
del uso clsico, pareciera ms bien aquello que del objeto viene a
inscribirse en los sistemas mnmicos y en donde se propagar de
signo en signo, en una constante coordinacin con otros y desligados de una cualidad sensorial. As pues, el afecto (affekt) que es un
componente fundamental, no puede ms que ser representado en el
inconsciente: no hay afectos inconscientes (cf. Freud, [1915b] 1976:
173-176), aunque sea correcto utilizar lingsticamente la expresin sentimientos inconscientes de culpa: Toda la diferencia deriva de
que las representaciones son en lo esencial investiduras de huellas
mnmicas, mientras que los afectos y sentimientos corresponden
a procesos de descarga cuyas manifestaciones finales son percibidas
como sensaciones (Freud, [1915b] 1976: 174).
El contenido del inconsciente, parecera ser para Freud, representaciones, investiduras de huellas mnmicas. Desde los trabajos
tempranos como El proyecto (Freud, [[1895] 1950] 1976) y la
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carta 1129, a la Nota sobre la pizarra mgica de 1925 (Freud,


[1925] 1976), el aparato psquico est definido como una sucesin
de inscripciones (Niederschriften) de signos. Las representaciones
inconscientes se hallan ordenadas en forma de fantasas o guiones
imaginarios a los cuales se fija la pulsin y con la que no hay ningn
lazo connatural sino contingentemente. Se trata de huellas mnmicas
que como marcas escriturales podrn o no ser activadas segn sus
vas de facilitacin (Bahnungen) o de surcos que abren caminos10: ser
borradas, conservadas, transcritas y re-transcritas.
En 1898, Freud (2008: 218-221) le explica a Fliess lo que ya
haba expuesto en El proyecto, es decir, el supuesto de que el mecanismo psquico se ha generado por superposicin de capas y que
de tiempo en tiempo el material de huellas mnmicas experimenta
reordenamiento, inscripciones de acuerdo a nuevas concernencias y a
nuevas etapas de la vida. La memoria no existe de manera simple sino
mltiple, quedando registro en diversas variedades de signos. Se trata
de traducciones que opera el aparato psquico. Si dicha traduccin es
denegada, a eso le llama represin, siendo lo sexual lo que ms inhibe
la traduccin de signos a una nueva fase.
Pero hay procesos que escapan a la cadena asociativa. Cosentino (2007) ha sealado un giro en la medida en que Freud, aunque
contina con el uso del trmino Erlebnis, en 1926 (Freud, [1926]
1976), sus referentes comienzan a ser: acontecimiento y tiempo. As,
ya no se trata de huella anmica (Erinnerungsspur) siempre a partir de
lo odo, lo visto, sino de acontecimientos impresionantes (eindruksvolle Ereignisse) de la infancia: experiencias en el cuerpo propio por
el encuentro con la palabra del Otro y que permiten el enunciado
de J. Lacan el inconsciente es el discurso del Otro.
Fernand Cambon (2008) public en Francia un estudio al que
titul De quoi est fait linconscient. Su objeto tuvo que ver con una
crtica a la traduccin libre que hace Lacan del trmino Vorstellungsreprsentanz11. Lo que quiero resaltar es lo que tiene que ver con la
respuesta que dara Freud a este interrogante, que sera algo as como:
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el inconsciente est hecho de representaciones. Este es un punto que


me interesa destacar, para sealar el carcter problemtico en el que
devino la nocin de representacin. Para Freud toda representacin
estuvo ligada a la percepcin de un acontecimiento primero que no
siempre era posible encontrar; y si no se encontraba, haba que suponerla o construirla en la ontognesis, historia individual, o, en los
sedimentos de la cultura, en los de la especie, as fuera bajo la forma
del mito. A esto se suma la idea de reconocimiento, el encuentro
ominoso con algo ya conocido. Una especie de esquema platnico
que propone que todo conocimiento es en el fondo reconocimiento. An as, me sumo a quienes plantean que es posible encontrar
en Freud los lmites de la representabilidad y de la interpretacin,
que conducen a pensar que no es apropiado decir que la materia del
inconsciente sean las representaciones.
Las crticas al ttulo del libro de Cambn, no se hicieron esperar
en Francia (cf. Michel Plon, 2009), en la medida en que alienta la
idea de un inconsciente localizable y cosificado cercano a lo cerebral,
fisiolgico, psicolgico, deslizndose hacia una aprensin positivista
que resulta al menos incongruente para quienes actualmente estn
al tanto de los aportes de Lacan. Realmente, Lacan ms que traducir Vorstellungsreprsentanz, lo vierte al francs como lugarteniente
(tenant-lieu) de la representacin (cf. La tica del psicoanlisis, Los
cuatro conceptos fundamentales) e intenta restituirlo para hacer ver
que el asunto no es precisamente de orden lingstico ni se reduce
a un problema de traduccin sino de poner de relieve lo que pasa, o
es pasado, en y por la palabra12. As, en 1967, plantea nuevamente el
problema de la representacin cuando repite que el inconsciente an
no haba sido comprendido, porque lo crucial es el lazo del sujeto
con un discurso del que puede ser suprimido: El inconsciente no es
perder la memoria, es no acordarse de lo que se sabe13 [] Todo lo
tocante al inconsciente slo juega sobre efectos de lenguaje. Es algo
que se dice, sin que el sujeto se represente ni se diga all: sin que se
sepa qu dice (Lacan, 1991: 30-31).
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Los lmites de la representabilidad


Si pensamos el problema de la representacin desde otro ngulo:
al plantear una definicin de inconsciente en el sentido dinmico,
Freud, abre la puerta a esta idea de pensamientos sin pensador. La
pregunta de orden semitico que se plantea Guy Le Gaufey (2006)
con relacin al concepto de una representacin inconsciente, es
cmo concebir que un pensamiento fuera representacin de algo
para nadie. Segn el autor, al intentar entender cmo sera una
representacin inconsciente, tendemos a concebirla como una especie de imagen presente en la mente, de un referente que est afuera,
olvidndonos as, precisamente, del sujeto implicado en el vnculo
mismo; luego entonces sera algo como conjunto de pensamientos
sin pensador. Ahora bien; si esta funcin la cumpla un yo que se
poda subjetivar en su singularidad, pero que en ltimas slo era una
sumatoria de representaciones.
Es precisamente ese punto del que Lacan, con su ternario (real,
simblico e imaginario), entre otras cosas, se apoya para pensar su
sujeto y separarse tempranamente de una concepcin facilista del yo
(Le Gaufey, 2006).
Desde muy temprano en la obra de Freud, la nocin de representacin implica el desajuste con lo orgnico, aquel sntoma que
habla de una representacin que no concuerda con lo anatmico.
An en los tiempos de pasin de desciframiento, de la conviccin
de que podra verificarse sin lagunas el determinismo en el interior
de lo psquico (Freud, [1901] 1976: 247), o la compulsin a no
considerar el azar como azar, sino interpretarlo (Freud, [1901]
1976: 250) puede encontrarse en una lectura dirigida, una autolimitacin constante de Freud que lo protegi del poder excesivo
de la hiptesis del inconsciente. Esto se verifica en Psicopatologa
de la vida cotidiana ([1901] 1976), cuando compara al paranoico,
al supersticioso y al psicoanalista14 y volver a hacerse patente en
su negacin de un sentimiento ocenico (Freud, [1930] 1976) 15,
que l nunca experiment, y por supuesto, en su negacin de una
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cosmovisin psicoanaltica16. Esta auto-limitacin la realiza con la


inclusin de su persona, e.g.: no se espere de m, yo adopto el
supuesto, no creo que un suceso, s creo lo oculto de l
corresponde a lo inconsciente mo, me diferencio de, de las que
podemos inferir las preguntas: Qu pensara yo?, qu declarara yo?
No se trata por supuesto de la instancia yoica, sino de un yo en la
enunciacin que lejos de restarle rigurosidad, le otorga el punto de
certeza que le impide ceder a la tentacin de explicarlo todo con el
psicoanlisis. Esto es posible por el cientificismo de Freud, como lo
ha planteado Le Gaufey (1996: 209-212). Hay en la obra de Freud
a la par de la tirana de la representacin sealada por Deleuze, el
propio lmite de la representabilidad o diramos mejor, el lugar de lo
no representable (unvorstellbar). Por ejemplo, cuando Freud habla
de la muerte: la muerte es un concepto abstracto, de contenido
negativo, para el cual no se puede encontrar una correspondencia
inconsciente (Yankelevich, 2009: 39; Freud, [1925] 1976: 58). Sin
embargo, este no representable que est por fuera de las cuentas de
la vida, es quien otorga o quita valor a la vida17. Entonces, al colocar a la muerte en el lmite de lo representable, Yankelevich (2009)
afirma que Freud ya est introduciendo el lmite no slo del aparato
psquico por l construido sino el lmite del concepto mismo de representacin. Se puede ver que hay en Freud una serie de realidades
que exceden al inconsciente.

Lectura de Lacan
Hubo la intencin explcita de Lacan en cernir lo que llam
Freud, inconsciente. Se pregunta: Pero qu es lo que hace al inconsciente de Freud tan diferente a los anteriores?: Freud encuentra
algo que pertenece al orden de lo no realizado en esa ranura, en esa
hiancia que es la causa del sujeto (Lacan, 1993: 30). Esta hiancia
habra sido psicologizada por la segunda y tercera generacin de los
posfreudianos, tras lo cual, el inconsciente se cerr tras su mensaje.
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El retorno de Lacan a los textos de Freud se lleva a cabo de


forma sistemtica desde 1951. Sealo sin detenerme, que se hace por
va de Lvi-Strauss. Este retorno es una operacin de subrayados, de
extraccin de lo que haba pasado desapercibido, de lo olvidado; de
desplazamientos (cf. Allouch, Freud despus Lacan), de reescrituras,
de atribucin de nuevos sentidos, del desbrozo de nuevas vas o, de
leer por el revs para plantear novedades. Fruto de ese empeo,
es la atencin puesta en el Proyecto de psicologa (1895), indito
hasta 1950, y que le da elementos para entender que cuando se trata
de aprehender la conciencia siempre uno se topa con condiciones
incompatibles: El carcter inasequible, irreductible de la conciencia
en relacin con el funcionamiento del viviente es algo tan importante
de comprender en la obra de Freud como lo que nos aport acerca
del inconsciente (Lacan, 1983: 179).
Es as como en este fondo de crtica del concepto que haba
sido vaciado de su singularidad, tambin plantea su divergencia con
dos de sus propios discpulos: El inconsciente no es la condicin del
lenguaje como lo proponen J. Laplanche y S. Leclaire18, ms bien,
el lenguaje es la condicin del inconsciente (Lacan, etc)19. Cuando
dice que el inconsciente est estructurado como un lenguaje, no se
est refiriendo al inconsciente de la lingstica, sino al inconsciente
en funcin de la causa, en abierta crtica al inconsciente como un
dinamismo que involucre la idea de fuerza, que para Lacan, es un
lugar de opacidad (Lacan, 1983: 28). La premisa es que si se quiere
entender de lo que se trata en el psicoanlisis hay que volver sobre
los tiempos en los que Freud forja el concepto de inconsciente, llevndolo a su lmite, lo que equivaldra a decir, llevarlo a forma de
cantidad finita. No basta con decir que es un concepto, aunque es
una elaboracin conceptual: El inconsciente es un concepto forjado sobre el rastro de lo que opera para constituir al sujeto (Lacan,
1998: 809). No es lo que no tiene el atributo de la conciencia, esto
es decir, que antes de Freud el inconsciente no es (era el conjunto
de sentidos diversos de la palabra inconsciente). Se trata slo de una
homonimia, en donde creyndose designar lo mismo, se est en otro
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lado. Precisamente como lo seala Lacan, uno de los errores dentro


del propio psicoanlisis es no haber distinguido lo inconsciente de lo
instintual, arcaico o primordial, ni de lo gentico de un pretendido
desarrollo. Lo que nos lleva a plantear el vnculo entre inconsciente
freudiano e inconsciente lacaniano.

De Freud a Lacan
Se ha debatido intensamente el tipo de relacin que hay entre
el concepto de inconsciente en Freud y en Lacan. Las posiciones
divergen: hay inconmensurabilidad entre los dos (Rodrguez Ponte,
2009); diferencia en su andamiaje pero sin quebrar lgicamente la
identidad mnima de los dos inconscientes (Yankelevich, 2009);
hay un corte y distancia de Lacan con la nocin de inconsciente al
final de su obra hasta plantar la escisin, inacabada en Freud, entre
inconsciente y psicoanlisis (Miller, 2009).
Lo que se puede constatar es la constante elaboracin de Lacan
en torno al inconsciente, al que valga aclarar, no dej de nombrar
como inconsciente20, aunque se pregunte en 1974, si no sera preferible traducirlo al francs como unebvue. Por ms difcil que sea
extraer un criterio nico respecto a este punto, es evidente que Lacan
rehsa que el psicoanlisis sea una teora del inconsciente, como lo
afirm en 1968 (Lacan, 2008a: 59-60), ms bien es una teorizacin
que se desprende de la prctica analtica. Considerar al psicoanlisis
como una teora del inconsciente, conducira a dar al inconsciente, el
carcter de regin ntica u ontolgica del ser o de lo real. Tampoco
es sustancia, de modo que la eleccin de Lacan es darle un fundamento lgico y no ontolgico al inconsciente (cf. Yankelevich, 2009;
Rodrguez Ponte, 2009; Miller, 2009, entre otros).
Como consecuencia de este acto progresivo, desaparece la nocin de representacin en cuanto pertenece a la metafsica idealista
del conocimiento, que sostiene a un sujeto frente a un objeto del cual
tiene representaciones adecuadas o no. Segn Yankelevich (2009:
tempo psicanaltico, Rio de Janeiro, v.42.2, p.403-424, 2010

El inconsciente freudiano y sus destinos

417

47), cuando Lacan critica la nocin de representacin, no se queda


ah sino que la levanta fabricando una nueva lgica y una definicin
de espacio que la haga posible y manejable. Sin embargo, conserva
el trmino de inconsciente y cuestinndolo toma distancia de l.
Por su parte, Miller (2009), plantea que la distancia con el trmino
inconsciente en Lacan, tiene que ver con que en primera instancia
la nocin de consciente es vaga y vago sobre vago, y porque estructurar lo inconsciente en trminos de lenguaje vuelve ineficiente
la referencia a la conciencia. Es as como la nocin de inconsciente
se sostiene en el efecto de extimidad que engendra la formalizacin
de lo amorfo. Es decir, a lo que llamamos inconsciente es lo xtimo
(traduccin literal del neologismo de Lacan extimit), para sealar
precisamente lo ms ntimo que, sin embargo, no siento como mo:
Estaba en m pero me era desconocido (Miller, 2009).
Se trata ms bien de un borde, por eso es impropio hacer de l
un dentro, pues al ser una estructura efecto del lenguaje, su lugar
es el del Otro, y ha de buscarse en la enunciacin de todo discurso.
El inconsciente es lo que se halla fuera de todos los sujetos, por esto
Lacan afirma que no hay nada ms profundo que lo superficial (Lacan, 1983: 254). Incluso, slo podra ser representado por un sujeto
acfalo que sin embargo, se trata del sujeto que habla; al sujeto
nunca se lo debe representar en ninguna parte (Lacan, 1983: 178).
Pero aqu nos encontramos con una ltima pregunta: entender el
inconsciente como discurso nos aleja de la nocin del inconsciente
como memoria neuronal, poniendo en cuestin al yo unificador,
instancia psquica.

Inconsciente y memoria
En el inventario efectuado por Marcel Gauchet21 (1994), antes
de Freud (Nietzsche, Valry), y cuando se hablaba de inconsciente
cerebral, se haca en el marco de las argumentaciones anti espiritualistas que intentaban mostrar que el yo no era el amo de su casa y
tempo psicanaltico, Rio de Janeiro, v.42.2, p.403-424, 2010

418 Carmen Elisa Escobar Maria

que la conciencia es ms bien el producto de procesos impersonales.


Uno de los exponentes en el terreno de la inteligencia artifical, Marvin Minsky, quien no contentndose con horadar la leyenda del yo
central explica que cada una de nuestras acciones derivan de una
multitud de procesos en el interior de nuestro espritu, a los que
siempre quisimos darle unidad; y que sin embargo permanecen,
la mayor parte de ellos, fuera de nuestro alcance suponindolos producto del deseo, o de la voluntad. Mticamente suponemos poder
conocer esa multiplicidad a la que realmente slo podemos acceder
parcialmente (Gauchet, 1994: 165-167).
Aun conviniendo en que hay aspectos comunes entre estos
planteamientos y la nocin del yo y del sujeto en Lacan, stos no
tienen que ver con el cerebro; y que la idea que se deduce de la obra
de Freud es que el inconsciente es una memoria, esta memoria debe
ser distinguida de una memoria orgnica (Lacan, La identificacin,
s.f.), en la medida en que se suponga como propiedad de lo vivo
(Lacan, 2008a). Cuando en 1924, Freud se pregunta cmo era posible la reinscripcin sin lmite de nuevas huellas mnmicas (Freud
[1925] 1976), no hace ms que retomar un problema planteado
desde sus inicios. En efecto, en El proyecto, haba escrito sobre
lo que llam el complejo del semejante (Nebensmensh). Se trata de
la indefensin del beb humano y por tanto de la incidencia que
el humano tiene sobre su retoo. All expone un complejo circuito
que se constituira a partir de una primera experiencia de satisfaccin, quedando el objeto inscrito de manera dividida en dos zonas
una llamada a, que nunca va a ser reencontrada y b, posible de ser
reencontrada a partir del examen de la realidad atravesada por el
pensamiento ([[1895] 1950] 1976). Se sabe que ese Otro moldea
incidiendo en la base material neurolgica y sabemos tambin que
ese Otro hace que se expresen o queden silenciados ciertos genes.
Entonces la pregunta es si a ese depsito complejo de huellas mnmicas que nos condicionan, es a lo que llamaramos inconsciente
o base del inconsciente (cf. el puntual artculo de Silvia Amigo
(2009: 109-137).
tempo psicanaltico, Rio de Janeiro, v.42.2, p.403-424, 2010

El inconsciente freudiano y sus destinos

419

En los ltimos aos Lacan (1971) plantea la relacin del inconsciente con lalengua (traduccin del neologismo lalangue), para
designar que no se trata propiamente del lenguaje, este sin duda,
est hecho de lalengua: conjuncin de gramtica, repeticin, lgica
y goce, es decir implica el gozo con que se habla y cmo se habla;
por eso en su conferencia en Ginebra, la relaciona con el laleo del
beb (lallation), ntimamente ligado a los fonemas y palabras llenos
de gozos de la madre (Lacan, 1991: 125). El inconsciente sera una
elucubracin de saber sobre ella, un saber hacer con lalengua (Lacan, 1995: 127).

Reflexiones finales
Tal como plantea (Yankelevitch, 2009), Freud estaba demasiado
preocupado por mantener el psicoanlisis a la altura de la ciencia de
su poca que se presentaba como nico vehculo hacia lo real. De all
que se produjo en sus alumnos un deslizamiento a la no separacin
inconsciente- cerebro. Es decir, no captaron al psicoanlisis como discurso. Pero rechazar el determinismo biolgico por un determinismo
cultural de los sntomas, tampoco ha sido una salida: dejaron escurrir
entre los dedos el inconsciente. De lo que no se dieron cuenta ni lo
lamentaron (Yankelevitch, 2009).
Tomando la va de la concepcin de sujeto en Lacan, podemos
ir concluyendo: el sujeto en Lacan tiene una doble vinculacin problemtica: al significante y a las pulsiones. Pero de manera distinta
en Lacan el ncleo de la subjetividad no puede ser ms que vaco
e impersonal, destacndose de cualquier persona sin por lo tanto
abandonar su mera singularidad (Le Gaufey, 2008a). El sujeto,
designa la ambigedad inherente a lo que se puede intuitivamente
percibir de todo ser parlante: sujeto en el sentido sintctico, aquello
de lo que se predica algo; sometido, sujetado por un poder que lo
sobrepasa, no sin reconocerle tambin como agente ya que este poder no puede existir sin sujetos que lo reconocen con toda libertad
tempo psicanaltico, Rio de Janeiro, v.42.2, p.403-424, 2010

420 Carmen Elisa Escobar Maria

(Le Gaufey, Penser sans rflchir du tout). Esta concepcin de sujeto


necesariamente est relacionada con una operacin de borramiento
de las huellas del Otro; por lo que podemos decir que la invencin
significante es algo distinto de una memoria. Incluso, podemos afirmar que, a pesar del determinismo psicoanaltico, su prctica se basa
en ubicar en dnde el sujeto puede poner distancia de esas huellas;
sin intentar producir en su lugar, nuevas identificaciones alienantes.
Ese es su reto.
El inconsciente no es un objeto cientfico ni podemos decir
despus de Lacan que sea el objeto del psicoanlisis: no es ms que
una deduccin a partir de lo que se dice. Tenemos as un inconsciente
estrictamente admitido en sus manifestaciones puntuales, como un
hecho de lgica: es lo que se deduce de lo que se dice.

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El inconsciente freudiano y sus destinos

423

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Lacan. Apuntes para un estudio no epistemolgico. Cuadernos Sigmund
Freud, 26, 17-50.

Notas
El presente ensayo es producto del proyecto de investigacin El inconsciente y
lo real en Jacques Lacan, adscrito a la lnea de investigacin Filosofa y Psicoanlisis del Grupo Rmata de la Universidad del Norte. Fue financiado por la
Universidad. El proyecto se realiz entre el 4 de febrero y el 30 de noviembre
de 2009, cdigo de registro UN-OJ-2009-08098.
2
Con estas palabras lo dice Lacan: Me atrevo a enunciar como una verdad que el campo freudiano slo era posible cierto tiempo despus de la
emergencia del sujeto cartesiano, por el hecho de que la ciencia moderna
empieza despus del paso inaugural dado por Descartes (1993: 55).
3
La muy nombrada e importante Carta 52 de las Obras completas, que en la
reciente publicacin de Cartas a Wilhelm Fliess (Freud, 2008) corresponde
a la 112.
4
Las cursivas son mas.
5
En la lectura de los llamados postfreudianos, es aqu en donde se justifica
la nueva estructura psquica tripartita en ello, yo y supery.
6
Andr Green propone como totalmente necesario distinguir el representante psquico de la pulsin del representante-representacin que marca
su alejamiento de Lacan. Para una mayor documentacin sobre este diferendo: Green, A. (1973). Le discours vivant. Pars: Presses Universitaires de
France. (La concepcin psicoanaltica del afecto. Buenos Aires: Siglo 21,
1975) y Etchegoyen, H. (2003). Representacin y relacin de objeto (Revista
Uruguaya de Psicoanlisis, 98, 40-59).
7
Texto de 1891 y de gran inters para la indagacin de la relacin inconsciente-lenguaje, sobre todo pp. 86-94.
8
All mismo, con el apoyo de La lgica de J. S. Mill, Freud habla de
representacin-palabra y representacin-objeto, distincin que ha
producido no pocos desarrollos tericos, alcanzando tambin el terreno
de la psicopatologa. Cf. En lo inconsciente la representacin de objeto
la divide en: representacin-cosa y representacin-palabra.
1

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424 Carmen Elisa Escobar Maria


La muy divulgada por Lacan carta 52 del 6 de diciembre de 1896, que en
la nueva edicin de la correspondencia es la carta 112 (Freud, 2008).
10
Cf. J. C. Cosentino (2007) quien no acuerda con traducir como facilitacin pues no se trata slo de marcas de pasaje de cantidad sino del
acto por el cual se abre la brecha.
11
Que suscit la gran polmica entre Lacan y J. Laplanche, en la que
Cambon dice concederle lingsticamente razn a Laplanche. Sostiene
que este trmino tan resaltado por Lacan, es en verdad un hpax en el
de Freud (Cambon, 2008: 29-36).
12
De ce qui se passe en parole, con toda la carga semntica que conlleva
pasar en Lacan.
13
La cursiva es de Lacan.
14
Para una ampliacin de este punto, vase en Psicopatologa de la vida
cotidiana: Determinismo, creencia en el azar y supersticin: puntos de
vista ([1901] 1976: 247-251).
15
Yo no puedo descubrir en m mismo ese sentimiento ocenico. Se trata
del comentario a Romain Rolland con el que inicia El malestar en la
cultura (Freud, [1930] 1976: 65-73).
16
Cf. Conferencia 35. En torno de una cosmovisin.
17
Para Yankelevich es Kant el mediador del lugar de la muerte entre Freud y
Lacan (Yankelevich, 2009). Cf. el comentario de Lacan sobre Ensayo sobre
la introduccin de las magnitudes negativas (1997).
18
Destacados discpulos que participaron con l en el mencionado coloquio
del Hospital Bonneval en 1960.
19
Es la primera vez que Lacan pronuncia ms claramente que el inconsciente est estructurado como un lenguaje. Aunque hay expresiones que
lo anticipan. (Cf. Porge, 2001).
20
Califica en 1946 de nocin inerte e impensable al inconsciente. Va ms
all: Porque espero que muy pronto se ha de renunciar al empleo de la
palabra inconsciente para designar lo que se manifiesta en la conciencia
(Lacan, 2008b: 179).
21
Publicado en Francia. Linconscient crbral, Le Seuil, Paris, 1992.
9

Recebido em 15 de maio de 2010


Aceito para publicao em 3 de julho de 2010

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