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El Genograma y Su Aplicación en Las Cadenas Migratorias
El Genograma y Su Aplicación en Las Cadenas Migratorias
El Genograma y Su Aplicación en Las Cadenas Migratorias
ESTUDIOS
SOCIALES
NUEVA POCA
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CONSEJO DE REDACCIN
RECTOR GENERAL
UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
NE
VICE-RECTOR EJECUTIVO
JALISCO
SECRETARIO GENERAL
OCCIDENTE
DECR/U. DE G.
REGIONAL
ARQUITECTURA Y DISEO, U. DE G.
COMIT EDITORIAL
FRANCIA
ASISTENTE EDITORIAL:
SOCIALES-UNAM
ASISTENTE DE LA DIRECCIN:
TORONTO
ELBA L. PADILLA
DIAGRAMACIN
CHICAGO
DISEO:
EDITOR:
DIRECTOR:
AUSTIN
ISSN 0187-0211
CORREO ELECTRNICO:
revista.estudiossociales@gmail.com
PROMOCIN Y DIFUSIN:
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NDICE
COMENTARIO EDITORIAL
SECCIN DEBATE
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SECCIN ARTCULOS
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1
191
200
DE LA TICA DE LA COMUNICACIN
A LA RESPONSABILIDAD SOLIDARIA
ITZELN MATA NAVARRO
216
226
235
255
SECCIN TESTIMONIOS
2 75
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EL OFICIO DE TRADUCTOR.
ENTREVISTA A JUAN JOS UTRILLA
LUIS RODOLFO MORN QUIROZ / MEXITLI NAYELLI
LPEZ ROS
SECCIN ARTE
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35 4
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EDITORIAL
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SECCIN DEBATE
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SECCIN DEBATE
LA COMPLEJID
AD HUMANA:
COMPLEJIDAD
APORT
ACIONES DESDE LA SOCIOL
OGA
APORTA
SOCIOLOGA
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RESUMEN
ciedad.
SECCIN DEBATE
ABSTRACT
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Preguntarnos sobre la contribucin de la sociologa a la comprensin y explicacin del ser humano en su complejidad es un desafo reflexivo estimulante y de no
fcil resolucin dadas las mltiples implicaciones, facetas y entradas que conlleva
la cuestin. Al menos existen tres interrogantes que acompaan la pregunta inicial: qu entendemos por lo humano?, cul es la concepcin de la sociologa
desde donde intentaremos responder la pregunta?, y cmo concebimos el desarrollo humano individual y social?
Con el propsito de atender estos cuestionamientos e intentar alejarnos de
una visin limitada y mutilada de lo humano, es necesario, como nos propone
Edgar Morin1, asumir la complejidad del conocimiento de lo antropo-social. Esto
significa, entre otras cosas, el romper con el aislamiento de las ciencias sociales
respecto a otras disciplinas; el mantener abierto y comunicado su objeto de conocimiento; el no separarlo del devenir histrico; el no desvincular a la sociedad del
individuo, lo sociolgico de lo no sociolgico, y las ciencias antropo-sociales de la
reflexin filosfica. En una palabra, implica asumir la complejidad de las ciencias
humano-sociales y articular los diversos saberes sobre lo humano.
Una concepcin compleja del anlisis de lo social debe oponerse, por tanto, a
la forma como se ha institucionalizado su conocimiento, que ha reconocido en
cada disciplina una parcela estrecha de su objeto de estudio y an ha fragmentado
internamente cada ciencia, destruyendo as la multidimensionalidad, el acercamiento multiparadigmtico, sus mltiples interacciones y, como resultado, la unidad misma del conocimiento de lo humano. El mtodo que reduce y parcializa,
que enfatiza el anlisis y separa lo que est junto, que simplifica lo complejo y
reduce el conjunto, ha estado detrs del conocimiento de lo humano. Se impone,
en consecuencia, la articulacin del conocimiento, y con ello, una reforma del
pensamiento y del mtodo de conocimiento.
Donde slo hay yuxtaposicin, reduccin y unidimensionalizacin, no hay
posibilidad de comprender la complejidad humana, ni individual ni colectiva. Si
bien, como sabemos, existen aportaciones importantes y significativas de distintas ciencias en torno al conocimiento de lo humano, ninguna ciencia por s sola
puede dar cuenta de las diversas dimensiones que en su interaccin lo explican.
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Antes de iniciar, permtaseme hacer una confesin: cada vez me siento menos
socilogo, no por creer que lo social haya dejado de ser una dimensin vital de la
condicin humana sino por su frecuente determinismo y reduccionismo sociologizante. Entiendo que lo social, considerado aisladamente, no es la nica dimensin productora de las ideas y creencias de los individuos; como tampoco lo es de
la explicacin del comportamiento de los jvenes; o de las experiencias msticas
en diversas expresiones religiosas.
Sin embargo es justo reconocer que la sociologa, en los ltimos decenios, ha
avanzado en diversas aproximaciones tericas y metodolgicas hacia una mayor
comunicacin con otras disciplinas sociales, humanas y, an, con las ciencias naturales en ocasiones proviniendo la iniciativa del enlace disciplinar desde estas
ltimas. Es en ese sentido que, a pesar de sentirme menos socilogo, no he
abandonado esta disciplina, y contino apostando por una sociologa abierta al
enriquecimiento de mutuas y complejas articulaciones para dar cuenta de lo humano social e individual. Es desde esta postura que intento aprender, reflexionar
y analizar sobre la realidad del mundo, de la vida y de la humanidad.
De lo anteriormente dicho se derivan una serie de supuestos, los cuales considero necesario explicitar para dar cuenta de las aportaciones de la sociologa al
conocimiento humano.
SECCIN DEBATE
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La sociologa nace hacia la mitad del siglo XIX, proponindose una doble y antagnica tarea. Por un lado, responde a la preocupacin por el establecimiento terico
y normativo de las condiciones que permitieran el mantenimiento de la integracin social por ejemplo: Burke, Maistre, Bonald, Durkheim; y por el otro, surge
como crtica al supuesto orden de la sociedad capitalista y de la legitimacin que
esta pretenda, proponindose repensar otras condiciones de integracin de una
nueva sociedad por ejemplo: Marx y seguidores. Ambas tendencias buscaron
afanosamente los fundamentos epistemolgicos y metodolgicos de su pretendida cientificidad.
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Al imponerse la sociedad moderna industrial como modelo dominante, el carcter genrico de la problemtica terica y normativa de la integracin social de
la sociologa clsica se transforma en el estudio de una diversidad de problemas
locales o sectoriales relacionados con la integracin social de los individuos, grupos o categoras por ejemplo, la sociologa norteamericana en su visin organicistafuncionalista, a la que despus le sigui el marxismo. Es decir, se empez a
estudiar la sociedad a travs de las dificultades de adaptacin o gestin de los
individuos o grupos al conjunto problemas de extravo, marginalidad, movilidad, normas y valores, aceptacin del cambio, etc.. De esta manera se puso en
marcha un movimiento de especializacin y fragmentacin pragmtica y metodolgica de los objetos de investigacin en la sociologa.2
Ante este abandono de la teora social como teora general de la sociedad, se
suscita una reaccin que intent dar cuenta de la unidad de lo social de manera
formal y abstracta. Esta reaccin se produce a partir de dos orientaciones opuestas: el estructuralismo y la teora de la accin centrada en el actor. Posteriormente,
la teora de sistemas as como otras contribuciones por ejemplo la teora crtica
de Habermas o las aportaciones de Giddens intentaron superar la oposicin
entre el estructuralismo y la accin.3
Este breve recorrido de la sociologa me permite afirmar que existen diversas
sociologas o concepciones sobre la manera de conceptualizar e investigar
metodolgicamente la sociedad. El preguntarse sobre las aportaciones de la sociologa al conocimiento y comprensin de lo humano, implica clarificar desde
qu concepcin de la sociologa estamos hablando. Desde mi particular punto de
vista, considero que la sociologa contina avanzando en su interrelacin convergente: a) entre posturas terico-metodolgicas que antes se consideraban irreconciliables (la estructura y la accin, lo normativo estructural y lo subjetivo
comunitario, lo micro y lo macro, lo histrico y lo biogrfico, etc.); b) en el incremento del dilogo con otras disciplinas; c) en la configuracin de abordajes
interdisciplinarios etnometodologa, sociobiologa, piscosociologa, etc.; y d)
siguiendo el movimiento vivo e inacabado que la sociedad y todos nosotros somos. Este caminar, entre otras cosas, es lo que posibilita una sociologa compleja.4
Segundo Supuesto: existe uni-variedad en las ciencias
sociales que separan por partes lo humano
3
4
Por ejemplo, sociologa del conocimiento, sociologa poltica, sociologa econmica, sociologa del derecho, sociologa de la religin,
sociologa del trabajo, sociologa urbana, sociologa de la educacin, sociologa de la familia, sociologa de la familia, sociologa del
desarrollo, sociologa rural, sociologa de la cultura, sociologa de las organizaciones, sociologa de las desviaciones, sociologa de la
comunicacin, sociologa de la juventud, sociologa criminal, etctera.
Rodrguez Ibez, Jos (1989). La perspectiva sociolgica, Taurus Humanidades: Madrid, p. 289.
Cfr. Morin, Edgar, Sociologa, op. cit.
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trarios, las ciencias sociales han separado las partes de lo humano: paleontologa,
antropologa, historia, economa y sociologa, son slo algunas de las principales
ciencias de lo humano social, pero an podemos sumar ciertos campos de la
filosofa y psicologa.
Las disciplinas y las especializaciones sociales se dispersaron buscando sus
propias ganancias e intentando conocer su parte con mayor tiempo y concentracin; pero, a pesar de sus innegables aportaciones, con ello perdieron la realidad
intrincada de su objeto, el contexto de su parcial conocimiento y la sntesis de su
pretendido conocer: lo humano en su conjunto. Como escribi mi querido amigo
Alfredo Gutirrez, las especialidades se robaron los rganos del cuerpo (humano) o lo dividieron en sistemas que pudieron expropiar en su exclusivo beneficio.5 De esta manera, el conocimiento de las disciplinas aisladas, de su pretensin
monodisciplinar autosuficiente, se torn desconocimiento, riesgo creciente y peligro de las dinmicas de la vida.
Actualmente se intenta recomponer y reorganizar este conocimiento
parcializado para intentar comprender la vida de los seres ms interesantes y complicados, y tal vez los ms inteligentes y dementes, que viven sobre el planeta. Un
camino alternativo contina construyndose, al mismo tiempo que se multiplican
las veredas de la divisin disciplinar y las especializaciones; es el camino troncal de
las ciencias sociales y humanas, que se hermanan y enrazan en la base fsicoqumica de todo cuanto existe, en las diversas manifestaciones de la vida, y que
portan la herencia evolutiva de nuestra historia csmica. Es este caminar alternativo de las ciencias sociales y humanas el que invita a su encuentro co-creativo, a
establecer circuitos de mutua interaccin y retroaccin con otros campos del conocimiento, y que podran dar cuenta de la trama activa y cambiante de lo humano
social e individual en dimensiones hasta hoy desconocidas.
Esta preocupacin de enlace de las ciencias sociales est creciendo actualmente; y considero que esto es as porque cada vez que nos aproximamos a la destruccin suelen llegar perodos privilegiados de creacin que nos dan posibilidades de
ser autores de un nosotros mejorado, proporcional a las dificultades que vendrn.6
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La teologa, la filosofa y la ciencia han contribuido al conocimiento de lo humano, desde su propia concepcin en torno a su naturaleza y sus presupuestos metodolgicos. Lo que cada una de estas disciplinas considera esencial y significativo
la salvacin individual y colectiva, en la primera; el goce del espritu y la serenidad del alma, en la segunda; y el conocimiento para el control prctico de la realidad, la tercera, permiti ir conceptualizando al ser humano desde diversos ngulos.
5
6
Gutirrez, Alfredo, Crisis del individuo, de la sociedad y de la especie, Conferencia en la Universidad de Guadalajara, noviembre de
2007.
Idem.
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La mirada compuesta, alternativa y simultnea, descubre ms que lo monodisciplinar y lo monoterico. Sin embargo, stas ltimas se resisten a dejar de recalcar
sus diferencias conceptuales, tericas y metodolgicas por razones de subsistencia: para mantener sus financiamientos y poderes. Es decir, se han inventado miradas expertas, que prohben miradas ajenas del mismo objeto, y en ello hay
intereses.
Con estas miradas expertas y excluyentes se crean negocios disciplinares, gremios y asociaciones profesionales, relaciones polticas, espacios de poder, etc.,
que si bien tienen mucho de economa y de poltica, poco tienen que ver con su
contribucin al conocimiento complejo de lo humano individual y social.
7
Feitag, Michel (2004). El naufragio de la universidad y otros ensayos de epistemologa poltica, Ediciones Pomares: Barcelona, pp. 46 y 50.
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miento de lo humano reconociendo, segn lo anteriormente dicho, que aproximaciones de otras ciencias sociales tambin pueden sostener las mismas o similares contribuciones.
Con la pretensin de comunicar con mayor claridad las aportaciones de la
sociologa al conocimiento de lo humano, partir de algunas premisas en torno a
lo que es la sociedad.
El conocimiento de lo social es un camino que est por recorrerse. Cada vez
ms, quienes nos dedicamos a su conocimiento, comprobamos que la sociedad es
difcil de delimitarla y aprehenderla.8
La sociedad no es un concepto completamente definido en un principio sino
un concepto que debe ser afinado, desarrollarse y hacerse ms complejo en el
proceso mismo de conocimiento. Sin embargo, algunas caractersticas de lo que
entendemos por sociedad deben de ser descritas para entender las aportaciones
de la sociologa al conocimiento de lo humano, as como para desprender los
principios metodolgicos y las estrategias de investigacin consistentes con la
concepcin que a continuacin presentamos.
Gutirrez, Alfredo (1996). Deslimitacin: el otro conocimiento y la sociologa informal. Universidad Iberoamericana/Plaza y Valdz:
Mxico, p. 45.
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La interaccin entre individuos producen la sociedad, y sta, que retroactan por su cultura
sobre los individuos, les permite devenir propiamente humanos. De este modo, la especie produce a los individuos que producen la especie, los individuos producen la sociedad que produce
los individuos; especie, sociedad, individuos se entreproducen; cada uno de estos trminos genera y regenera al otro.9
Si bien la relacin entre estos tres trminos es complementaria, tambin es antagnica. Algunos ejemplos: la sociedad inhibe y muchas veces reprime al individuo, y ste aspira a la libertad o autodeterminacin; la sociedad, a travs de su
cultura e instituciones, constrie las pulsiones de la especie (sexuales, violencia
ante necesidad de alimentos, etctera); el individuo puede satisfacer su pulsin,
sacrificar al conjunto social para favorecer su egosmo.
Segn Norbert Elas, la relacin entre la multiplicidad humana, llamada sociedad, con el ser humano particular, denominado individuo, no suele ser consciente
en las personas y, ante este hecho, muchas veces se concibe como opuestos los
trminos del binomio sociedad-individuo o se intenta desaparecer uno de sus
componentes. As, se seala que las formaciones histricas sociales son lo nico
importante en el conocimiento de lo humano pues ellas explican el comportamiento de los individuos, o bien, por el contrario, se afirma que las acciones
individuales ocupan el punto de partida de la explicacin social.10 Por el contrario,
desde la perspectiva de la complejidad hay una relacin dialgica continua entre
sociedad e individuo, sumando como ya dijimos a esta espiral: la especie.
SECCIN DEBATE
La sociedad es relacin
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La sociedad no existe; existen sociedades. Mltiples contextos societales nos rodean y esto tiene que ver con el mbito de la explicacin y comprensin de lo
social y del sujeto individual.
En cada uno de nosotros existen sociedades, desde la ms inmediata habitada
por familiares, vecinos, compaeros de escuela o trabajo, de seres afectivos y
fraternos, hasta la gran sociedad de sociedades que compartimos muchos en porciones y profundidades diversas. Es decir, hay contextos societales interrelacionados, desde los ms estrechos a los ms amplios, que nutren la existencia de cada
uno de nosotros.
No hay que hipnotizarse pensando que a los crculos sociales, donde desarrollamos nuestras relaciones interpersonales, hay que aadirle slo el concepto mayor de la sociedad entendida como nacin o pas, pues hay que considerar contextos
ms amplios como las civilizaciones, que conllevan tradiciones culturales milenarias
SECCIN DEBATE
sujeto social x
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Morin, Edgar (1983). El mtodo II: la vida de la vida. Ctedra: Madrid, p. 279.
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sujeto social Y
sujeto social X
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SECCIN DEBATE
unin
orden
integracin
unidad
desorden
diversidad
desunin
desintegracin
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Uno de los supuestos desde la perspectiva del pensamiento complejo es complementar los dos puntos de vista anteriores, el orden y su transformacin. La
sociedad es, por tanto, la unin de la unin y la desunin, es una unitas complex.
La complejidad busca tambin vincular, como veremos ms adelante, el anlisis microsocial con el macro, las regularidades sociales con las singularidades del
fenmeno histrico en cuestin, lo explicativo con lo heurstico, la estructura con
la accin social, entre otras cosas.
El entender la sociedad como multiplicidad en unidad implica dar cuenta en el
proceso de conocimiento de la singularidad de cada sociedad y de la diversidad de
sus tipos grupos, clases, categoras, estratos, etnias, generaciones, culturas, etctera. Implica, adems, oponerse a la sola especializacin16 del conocimiento de lo
social que impide observar tanto lo global como lo esencial y que al tratar los
problemas particulares los desvincula de su contexto.
Por ltimo, un problema de la unidad en la dispersin se relaciona con el
hecho de que desde que las sociedades humanas se constituyen en ciudades y
estados no sucede tanto en las hordas y tribus, resulta difcil mantener unidos a
los hombres para una vida buena en comn. Las fuerzas centrfugas de individuos, grupos, categoras sociales, etctera, empujan a la dispersin. Por ello, Peter
Sloterdijk se hace las siguientes preguntas: cmo puede un grupo humano o
una sociedad crecer en el nmero de sus miembros y su diversificacin, y, sin
embargo, no fracasar en el intento de mantener unidos a sus miembros o de
transmitir la pertenencia social mayor a las generaciones siguientes?; cmo se
pueden conjuntar miles de individuos, de modo que se les pueda exigir esfuerzos
a favor de una tarea colectiva? Este mismo autor se responde: Nos corresponde
estar junto a aquellos a los que nos pertenecemos. Ello implica elementos culturales de identidad social y, desafortunadamente, del excluir a los otros que no
manifiestan esas caractersticas.17 Sin embargo, el concebirnos como seres humanos formando parte de una sociedad mayor, de una sociedad planetaria, de una
tierra-patria, de un mismo origen y destino, la posibilidad de inclusin y de
fraternizacin humana se presenta.
SECCIN DEBATE
La sociedad es polinuclear
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La complejidad de la sociedad, al dar cuenta de su heterogeneidad, supone tambin que nuestras sociedades no son definibles por un simple rasgo o caracterstica dominante. Las sociedades no son slo modernas, postmodernas o
premodernas, son las tres cosas a la vez; y no slo eso, tambin no son slo
capitalistas, neoliberales, industriales, de consumo, etctera, sino todo a su vez.
16
17
La especializacin se encierra en s misma sin permitir su integracin en una problemtica global o una concepcin de conjunto del objeto
del cual no considera sino un aspecto o una parte. Morin, Edgar (1999). Los siete saberes necesarios para la educacin del futuro.
UNESCO: Pars, p. 17.
Sloterdijk, Peter (1994). En el mismo barco. Biblioteca de Ensayo Siruela: Madrid, pp. 14, 18, 36-37.
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Citado por Ibaez, Jess (1985). Del algoritmo al sujeto: perspectivas de la investigacin social. Siglo XXI: Madrid, p. 127.
Morin, Edgar, Sociologa, p. 85.
Sloterdijk, Peter, op. cit., p. 20.
Bohm, David (1997). Sobre el dilogo. Kairs: Barcelona, p.17.
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La sociedad es autocreacin
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ral, as como tambin encontramos la produccin de lo nuevo, creacin, transformacin. Esto es as porque, para sobrevivir, la sociedad se conserva y transforma a la vez. Por ello Morin invita a atender el orden repetitivo/reproductor
y el movimiento transformador/innovador, donde lo que evoluciona es el propio sistema de reproduccin.30 Los cientficos sociales, por tanto, tienen que
observar a la vez: la invarianza temporal de las reproducciones, como las
variaciones o cambios de esas supuestas invarianzas.
SECCIN DEBATE
La sociedad es movimiento
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Los seres humanos no han inventado la sociedad, lo nico que han inventado es
la sociedad humana. La organizacin social es mucho ms original, antigua y ms
generalizada de lo que se crea.
Somos herederos de mltiples sociedades biolgicas que nos precedieron, de
las sociedades de mamferos y primates. En estas ltimas ya estn presentes las
estratificaciones y oposiciones de clases biosociales (edad, sexo) y modos de interaccin antagonismo/fraternidad (contra el enemigo exterior, competencia/rivalidad por las hembras, alimentos, prestigio, prioridad).34
Al igual que los seres humanos descendemos de nuestros ancestros primitivos, la sociedad humana desciende de sociedades primitivas, de las que se pueden
33
34
Morin, Edgar, El mtodo II: la vida de la vida, p. 277; Mtodo IV: las ideas, pp. 19-23; Morin, Edgar, Diario de California, p. 180.
Morin, Edgar, Sociologa, pp. 85, 86.
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Sociedad en
movimiento
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Necesario
autoanlisis y
socioanlisis del
proceso de
conocimiento
Movimiento
(no lineal)
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antropo-psico-sociologa
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qu hacer con la vida en la tierra, como incapaces de recibir la herencia de millones de aos y generaciones de evolucin, e incapaces de heredarla a nuestra descendencia con todos sus valores y experiencias.44
Ante la dimensin de la crisis civilizatoria que vivimos y por ser una crisis
nuestra, de nosotros los humanos, es que hay que hacernos de nuevo; lo que
implica reeducarnos en otros valores, sentires, conocimientos y quereres. Se trata
de otra visin de la vida y de actuar sobre el individuo, la sociedad y sobre las
especies vivas que habitan la tierra. Es la oportunidad de rehacer los enlaces de
nuestra co-existencia.
La sociologa, al eliminar el organicismo hace ms de un siglo es el caso de
organicismo social de Herbert Spencer, obstaculiz los vnculos entre la bios y la
polis, entre la naturaleza y la sociedad.45 Antes, el cristianismo ya haba desacralizado
a la naturaleza, trazando una lnea divisoria entre el mundo natural y el humano.
La edad moderna acentu este divorcio: separando en los extremos a la naturaleza y a la cultura. Afortunadamente hoy, al finalizar la modernidad, nos reconocemos como parte de la naturaleza, recapacitamos sobre la necesidad de poner en
circuito los saberes entre disciplinas antes disconexas y aceptamos, cada vez ms,
que formamos parte de un sistema de relaciones.46
Ms an, un conocimiento que fragmenta y separa a lo humano, reducindolo
y simplificndolo, puede ser muy nocivo y peligroso para el propio ser humano
cuando se rebasan ciertos lmites. Por ello, afirma Barasab Nicolescu: Por primera vez en la historia, el ser humano puede modificar el patrimonio gentico de su
especie. En ausencia de una visin del mundo esta huida hacia delante equivale,
ante todo, a una autodestruccin biolgica potencial. No hemos avanzado ni un
pice en las grandes preguntas metafsicas, pero nos hemos permitido intervenir
los trasfondos de nuestra era biolgica. A nombre de quin?.47
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La sociedad es incierta
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Desde hace siglos, los seres humanos hemos intentado y credo prever nuestro futuro ya sea a travs de intervenciones mgicas o religiosas, o bien con el
recurso de la ciencia y el desarrollo tecnolgico. El modelo metodolgico seguido desde Newton apuntaba a descubrir las causas o determinantes de los fenmenos para poder controlar el futuro y asegurar as su progreso infinito. A pesar de
los grandes alcances de este postulado, la mayor parte de la realidad pareca escaparse a las predicciones causales. Por ejemplo: el azar y lo incierto intervenan
cuando menos se pensaba; el efecto de las acciones esperadas se iba de las manos
y acarreaba repercusiones inesperadas; las implicaciones sistmicas no contempladas conducan a pensar que la realidad no era simplemente un conjunto de
relaciones causa-efecto. Basta pensar en los resultados de las ciencias y sus aplicaciones tecnolgicas en el siglo XX, as como los derroteros de nuestras propias
vidas, para tener mltiples ejemplos de los azares que intervienen en la definicin
de nuestra individualidad y de nuestro contexto.
El siglo XX nos ha demostrado la impredecibilidad del futuro y, adems, nos ha
hecho conscientes de que la historia humana es una aventura desconocida, que
cuestiona la ilusin de predecir el destino humano individual y colectivo. La historia no constituye, entonces, una evolucin lineal pues la sociedad conoce turbulencias, bifurcaciones, desviaciones, fases inmviles, latencias, virulencias, riesgos,
incertidumbres, evoluciones, regresiones, rupturas. La historia de lo humano individual y colectivo es un devenir complejo entre orden y desorden, entre
determinismos y azares, entre civilizacin y barbarie, entre creacin y destruccin, entre gnesis y muerte.49
Bajo estos supuestos, el intento de conocer lo social debe considerar tanto las
determinaciones de los fenmenos o acontecimientos como los aspectos aleatorios
e indeterminados que intervienen en su configuracin. Adems, debe atender
estos aspectos en su complejidad, es decir, en su interrelacin en el conjunto.
En cuanto al futuro, el conocimiento de lo social, ms que conducirnos a
certezas, nos seala slo expresiones de posibilidad pues, como dice Morin, el
futuro se llama incertidumbre. La prediccin social, la planeacin prospectiva o
estratgica, la teora de los escenarios, por ejemplo, deberan considerar la incertidumbre de lo humano.
Como consecuencia de lo anterior podemos afirmar que, si el azar interviene
en el proceso de conocimiento, la realidad social no es una verdad a descubrir o
develar sino ms bien a construir, lo que conduce a un proceso de elaboracin de
verdades cada vez ms complejas que no puede nunca tener fin. Es decir, si hubiera una verdad objetiva a descubrir, una verdad tras un velo que lo oculta la
ideologa, por ejemplo, el pensamiento se acabara al terminar de levantar el velo,
y las ciencias tendran verdades absolutas y eternas.
En sntesis, muchos misterios presenta y le esperan a la especie, al individuo y
a la sociedad humana. Este misterio va unido al misterio de la vida en la tierra y el
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Humano
Sociedad
Especie
Individuo
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Idem., p. 326.
El crculo exterior podra rotarse a la izquierda o derecha, de esta manera los atributos o caractersticas de lo social (autocreacin,
movimiento, incertidumbre, etc.), seran tambin del individuo o de la especie. Esto permitira un dilogo interdisciplinar entre las ciencias
y saberes enfocados a lo social, lo individual o la especie. Tambin se podra girar el crculo interno, donde aparecen los atributos o
caractersticas de lo individual o la especie, hacia lo social.
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Gutirrez, Alfredo, Mis conclusiones: por supuesto que inconclusas. Indito, noviembre 2005, pp. 56-7.
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RESUMEN
ste artculo aborda la concepcin de cultura en Alfred Schtz, representante de la Sociologa Fenomenolgica y Fenomenologa
Social; y Pierre Bourdieu, conocido por sus aportes a lo que el
propio autor denomin Estructuralismo Constructivista. En un primer momento se presentan brevemente las aportaciones de los autores, con
un nfasis especial en la concepcin de cultura que emerge de cada una de las
propuestas. Posteriormente, se establecen los puntos de encuentro y
desencuentro entre ambas concepciones. La comparacin permite, finalmente, concretar la propuesta de lectura dialgica entre Schtz y Bourdieu. El hilo
conductor del ensayo es la concepcin que sobre la cultura plantearon los
dos autores. Y el punto de quiebre se halla en el asunto del poder, ms presente en la obra de Bourdieu que en la de Schtz.
Palabras clave: cultura, sociologa, anlisis cultural, Alfred Schtz, Pierre
Bourdieu.
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ABSTRACT
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finally, enables to establish the proposal of dialogic reading between Schtz and
Bourdieu. The common thread of the essay is the conception of culture that
both authors put forward and the breaking point is found in the issue of power,
more present in the work of Bourdieu than of Schtz.
Keywords: Culture, Sociology, Cultural Analysis, Alfred Schtz, Pierre Bourdieu.
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Presentacin
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cultura en las aportaciones que el autor plasm en conceptos como intersubjetividad, situacin biogrfica, mundo de la vida, entre otros. En este apartado se presentan, en primer lugar, algunas generalidades en torno a la sociologa
fenomenolgica de Schtz; y en segundo lugar, se detalla la concepcin de la
cultura que emerge de la propuesta sociolgica y filosfica del autor.
La sociologa fenomenolgica puede definirse como una ciencia de la sociedad inspirada en la fenomenologa. En trminos generales, la propuesta implica
un trnsito de la egologa trascendental de Edmund Husserl a la descripcin de la
actitud natural que se da en el mbito de la vida cotidiana. Dicho de otra forma,
Schtz rompe con la perspectiva trascendental de Husserl y le da relevancia a los
colectivos sociales y al mundo sociohistrico, aspectos olvidados o relegados a un
segundo plano en la filosofa de Husserl. El autor que tuvo mayor influencia en
Schtz fue Max Weber, cuya produccin acadmica puso nfasis en la accin
social como eje bsico para poder estudiar la sociedad. Segn Weber, es en la
interpretacin de la accin social donde se puede conocer la intencionalidad de
los actores en el mundo.
Segn Schtz, la sociologa comprensiva de Weber comete el error de dar por
supuestas una serie de cuestiones que es necesario resolver. Las crticas de Schtz
al pensamiento de Weber van encaminadas principalmente a dos asuntos: el concepto de accin social y la propia comprensin weberiana. Segn Weber (1997: 5),
por accin social debe entenderse una conducta humana (bien consista en un
hacer externo o interno, ya en un omitir o permitir) siempre que el sujeto o los
sujetos de la accin enlacen a ella un sentido subjetivo. El problema, segn Schtz,
est en cmo el sujeto da el significado, lo otorga o adjudica a sus acciones. Para
Schtz, el significado es producto del encuentro de los hechos con la corriente
interna de la conciencia; esto es, ocurre cuando las vivencias son reflexionadas.
Por tanto, el significado no es algo inherente a los hechos mismos. Por otra parte,
mientras que Weber cree que es posible comprender el significado que un actor
da a sus acciones de manera clara, Schtz considera que rige el principio de inaccesibilidad a la conciencia del otro, y afirma que lo que percibimos de los otros
no son ms que indicios o indicaciones de sus vivencias, de las cuales inferimos su
existencia y su carcter, ms no su significado.
El debate general de la sociologa fenomenolgica gira en torno a cmo se
puede lograr el conocimiento, a partir de preguntas como las siguientes: cmo
podemos tratar los datos subjetivos en trminos objetivos?, cmo conocemos
otras mentes?, cmo se produce la comprensin y la comunicacin recproca
entre sujetos? Estas preguntas permiten comprender por qu Schtz concibi a
la fenomenologa como instancia de aproximacin metodolgica a lo cotidiano.
La propuesta schtziana puso nfasis en la interpretacin de los significados del
mundo (lebenswelt) y las acciones e interacciones de los sujetos sociales.
El autor define a la realidad como un mundo en el que los fenmenos estn
dados, sin importar si stos son reales, ideales o imaginarios. Se considera, enton-
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ces, un mundo de la vida cotidiana que los sujetos viven en una actitud natural,
desde el sentido comn. Esta actitud frente a la realidad permite a los sujetos
suponer un mundo social externo en el que cada sujeto vive experiencias significativas y asume que otros tambin las viven: Desde esta actitud natural el sujeto
asume que la realidad es comprensible desde los conceptos del sentido comn
que maneja, y que esa comprensin es correcta (Schtz, 1932: 37-39). La definicin anterior implica ya una concepcin subjetiva de la cultura: cultura es lo que
comparten los sujetos, cultura es lo que hace que los sujetos puedan comprenderse mutuamente. Pero esto no es todo.
A Schtz se le atribuye el importante logro de haber incorporado el mundo
cotidiano a la investigacin sociolgica, a partir de la reivindicacin como objeto
de estudio de la sociologa el mbito de la sociabilidad, es decir, el conjunto de las
relaciones interpersonales y de las actitudes pragmticamente reproducidas o
modificadas en la vida cotidiana. Esta reivindicacin hace que pueda verse la Sociologa Fenomenolgica como una apuesta por el estudio y explicacin del
verstehen, es decir, de la experiencia de sentido comn del mundo intersubjetivo
de la vida cotidiana. El enfoque de Schtz, en este sentido, destaca por su comprensin de las diferencias entre el mundo de la vida de Husserl y la vida cotidiana. El mundo de la vida cotidiana es la regin de la realidad en que el hombre
puede intervenir y que puede modificar mientras opera en ella mediante su organismo animado () slo dentro de este mbito podemos ser comprendidos por
nuestros semejantes, y slo en l podemos actuar junto con ellos (Schtz, 1977:
25). Por su parte, la actitud natural est determinada cotidianamente por motivos
pragmticos, por lo que el conocimiento de la vida cotidiana es un conocimiento
no sistemtico, poco ordenado. El centro lo encontramos en la intersubjetividad,
concepto que le sirve a Schtz para delinear el campo de la cotidianidad, por un
lado, y que es considerado como el fundamento de la existencia del mundo de
vida, por el otro. Hay que tomar en cuenta tambin que el problema de la vida
cotidiana se expresa en las relaciones de los actores sociales entre s y en cmo
comprenden y constituyen la realidad social, de modo que el mundo de la vida se
erige como el extenso horizonte de sentido que abarca a todas las regiones o
provincias finitas de sentido.
El mundo de la vida es el horizonte ltimo de sentido, nunca agotable ni
trascendible, mientras que la vida cotidiana es slo una provincia del mundo de la
vida, mundanalmente intersubjetiva. La relacin fenomenolgica entre ambos
mundos se da a partir de las relaciones sociales cotidianas, de la conciencia social
cotidiana, del entramado social de sentido cotidiano y de la comunicacin cotidiana. Segn Schtz, los sujetos que viven en el mundo social estn determinados
por su biografa y por sus experiencias inmediatas. Es decir, cada individuo se
sita en un determinado lugar en el mundo, dado que toda su experiencia es nica
e irrepetible. Estas experiencias inmediatas se relacionan con el hecho que los
sujetos aprehenden la realidad desde, precisamente, esta posicin que ocupan en
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el mundo. Dicho de otra forma, el espacio y el tiempo en que transcurre el individuo determinan sus vivencias: desde este lugar se configura un repositorio de
conocimiento disponible que consiste en el almacenamiento pasivo de experiencias (Schtz, 1932: 107), aqullas que pueden ser tradas al aqu y ahora y constituir una nueva experiencia personal inmediata. Gracias a esta reserva de
conocimientos, los sujetos pueden comprender nuevos fenmenos sin tener que
iniciar un proceso reflexivo para ordenar cada una de sus vivencias (Schtz, 1932).
La concepcin de cultura que emerge de las ideas anteriores es la de una cultura
heredada, transmitida de generacin en generacin, y a la vez dinmica y objetivada
en experiencias nicas e irrepetibles. La cultura, por tanto, es simultneamente
social colectiva e individual.
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La intersubjetividad y la accin social son los dos conceptos que nos pueden
servir para profundizar en torno a cmo es que Schtz aborda la articulacin
entre las dimensiones individual y social de la vida cotidiana, articulacin que
permitir, posteriormente, fundamentar la concepcin schtziana de la cultura.
El primer concepto, la intersubjetividad, es esencial en la adopcin del pensamiento husserliano por parte de Schtz. La intersubjetividad aparece en las Meditaciones cartesianas: una invitacin a la fenomenolgico de Husserl (1931), y es
comprendida como el encuentro por parte del sujeto de otra conciencia que va
constituyendo el mundo en su propia perspectiva. En el trnsito de Husserl a
Schtz, la intersubjetividad experimenta un cambio: no se reduce al encuentro
cara a cara entre el ego y el alterego, sino que se ampla a todas las dimensiones de
la vida social, de la cultura en su sentido ms amplio. Para Schtz, la configuracin
particular del sujeto est determinada por la intersubjetividad, que constituye la
caracterstica esencial del mundo social y cultural. El aqu se define porque se
reconoce un all, donde est el otro. El sujeto puede percibir la realidad ponindose en el lugar del otro, y esto es lo que permite al sentido comn reconocer a otros
anlogos al yo. Es en la intersubjetividad donde los sujetos pueden percibir fenmenos que escapan al conocimiento de su yo, pues los sujetos no pueden percibir
su experiencia inmediata pero s las de los otros, en tanto le son dadas como
aspectos del mundo social. Si consideramos que la cultura, en una de sus acepciones, es lo compartido por un grupo humano, entonces podemos considerar que
para Schtz, la cultura tiene como caracterstica fundamental la relacin
intersubjetiva entre los seres humanos.
La intersubjetividad es posible porque el mundo del sentido comn permite
anticipar ciertas conductas de otros para desarrollar la vida social y cultural: cuando un sujeto se dirige a otro, presupone que comparte con l ciertos cdigos.
Sirva un extenso pasaje de Schtz para ejemplificar este fenmeno: Si usted y yo
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contemplamos un pjaro en vuelo, mis observaciones del pjaro en vuelo son una
sucesin de experiencias de mi propia mente as como sus observaciones de un
pjaro en vuelo son experiencia de su propia mente [] No obstante, aunque no
puedo conocer el contenido especfico y exacto de su conciencia, s que usted es
un ser humano vivo y dotado de conciencia. S que cualesquiera que hayan sido
sus experiencias durante el vuelo del pjaro, ellas eran contemporneas con las
mas. Veamos un pjaro juntos [] envejecamos juntos (Schtz, 1974: 18).
La reciprocidad de perspectivas entre sujetos es el punto clave de la explicacin schtziana de la intersubjetividad, y el concepto de corriente interna tambin
le sirve para comprender cmo se da la relacin nosotros, en la cual se constituye la conciencia de un sujeto y la del otro en un solo flujo en el cual el primero
puede percibir indicaciones de la vivencia del otro, pero no las propias.
Con respecto a la accin social, este concepto aparece indisolublemente ligado
al problema de los significados. Este concepto le permite a Schtz explicar la
constitucin y elaboracin de un proyecto en la conciencia del sujeto, que da
origen a la accin. Es en la corriente interna en donde se dilucidan los motivos
porque y los motivos para que justifican las acciones y donde se elaboran los
contextos de significado compartidos entre los sujetos. En el proceso de elaboracin del proyecto que antecede a la accin interviene el concepto de acervo de
conocimiento. Para Schtz, toda accin realizada por un sujeto est cargada de
significado: aunque el sujeto no tenga la intencin de significar algo, su accin
tiene significados en tanto puede ser interpretada por otros con quienes comparte el espacio inmediato de sus vivencias, el mundo de la vida, la cultura. Las vivencias son interpretadas subjetivamente, pues el sujeto recurre a su repositorio de
conocimiento disponible, para asociar aquello que se conoce a lo que se desconoce. El mundo del sentido comn se encuentra, entonces, tipificado en categoras
de significado que permiten reconocer los nuevos fenmenos e incorporarlos a la
conciencia del sujeto. Una experiencia reconocida como novedosa es aquella para
la que no se tienen tipificaciones de significado o son errneas, lo que implica la
reorganizacin de estas tipificaciones. De todos modos, no existe una nica interpretacin de las vivencias, sino que stas varan segn la perspectiva desde la que
son interpretadas, esto es, segn el aqu y ahora que experimenta el sujeto (Schtz,
1932: 113-114). Lo anterior permite introducir el problema de la relatividad de los
cdigos culturales, de los lugares desde donde los sujetos aprehenden y significan
sus entornos.
Schtz parte de la sociologa comprensiva de Weber para determinar que s es
posible comprender las acciones de los otros. El autor propone la idea de una
comprensin observacional, la que ejercemos cotidianamente en nuestras relaciones con otros, objetivando lo observado y dndole una interpretacin, pero sin
arriesgar una interpretacin de lo que el actor intenta significar. Por otra parte,
habla de la comprensin motivacional, que implica un conocimiento del actor, de
su configuracin y del significado que podra darle a su accin, de modo que la
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En este ltimo tipo de comprensin, Schtz distingue dos tipos de motivos: los motivos para, que se desarrollan en la conciencia del
sujeto, son atribuidos a fines deseados y a objetivos propuestos, y son subjetivos y se refieren al futuro; y los motivos porque, que se
refieren al contexto de la accin o a una predisposicin psquica del sujeto, son objetivaciones de aspectos que rodean la accin y por su
carcter causal se refieren al pasado (Schtz, 1932: 117-123).
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Schtz consider que la actitud natural de la vida cotidiana se puede definir a partir de los siguientes elementos: la existencia corprea de
otros sujetos; la consideracin de que esos cuerpos estn dotados de conciencias similares al individuo; los objetos del mundo externo
incluidos en el ambiente de un sujeto y en el de sus semejantes son las mismas cosas y tienen, generalmente, el mismo sentido; el sujeto
puede entablar relaciones y acciones recprocas con sus semejantes; los sujetos pueden hacerse entender entre ellos; el mundo social y
cultural est dado histricamente de antemano como un marco de referencia para el sujeto y para sus semejantes (Schtz y Luckmann,
1973: 26-27).
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ser comprendidos por sus semejantes; y slo junto a ellos los sujetos pueden
actuar en el mundo, moverse en l. Desde una actitud natural2, el sujeto siempre
se encontrar con un mundo que presupone y considera real: naci en l y presupone que existi antes de l y que seguir existiendo despus de que l no est. De
ah que el mundo de la vida se defina como la realidad fundamental y eminente del
hombre, como el fundamento de todo lo recibido por experiencia. La cultura,
aqu, aparece como el principio organizador de la experiencia humana, a partir del
cual los sujetos se asumen como tales y son capaces de comprenderse a s mismos
y entre s.
El mundo de la vida se presenta de forma normada, reglamentada, con objetos circunscritos con propiedades determinadas. En l, el sujeto presupone que
los otros estn dotados de una conciencia similar a la suya. La cultura, comprendida como mundo de la vida, es entonces el marco comn de interpretacin en el
que los sujetos interactan. Como afirma Tania Rodrguez (1996: 201), el anlisis
del mundo de la vida que realiza Schtz no es algo independiente y externo a los
actores, sino que es el resultado de sus prcticas intencionales. Los actores sociales construyen la realidad social dando significado y sentido a sus experiencias en
las interacciones de la vida diaria.
Al comportamiento especfico de cada individuo Schtz lo denomin situacin biogrfica. Segn el autor, cada sujeto lleva una secuencia en su vida de las
interpretaciones de lo que encuentra en el mundo, segn la perspectiva de sus
intereses, motivaciones e ideologa particulares. Por ello, aunque la realidad del
sentido comn es dada a los sujetos en formas culturales o histricas de validez
universal, comunes, la forma en que stas se expresan en las vidas individuales
depende de la totalidad de experiencias que una persona construye en el curso de
su existencia concreta. As entonces, la situacin biogrfica determina o condiciona el modo de actuar de los sujetos. O lo que es lo mismo, la experiencia fundamentada de una vida condiciona la subsiguiente interpretacin que el sujeto har
de sus acciones.
El conocimiento de sentido comn es el conocimiento del mundo de la vida.
Este conocimiento no es privado, sino intersubjetivo y socializado, compartido
por los sujetos que en ese mundo interactan, se vinculan. De todo el conocimiento, slo una pequea parte se origina en el marco de las experiencias personales de los sujetos, siendo en gran medida de origen social, transmitido generacin
tras generacin por otros sujetos. Es por medio del lenguaje cotidiano del sentido
comn que el sujeto transmite sus conocimientos a sus semejantes, y de alguna
manera deja estos conocimientos a sus predecesores. Por ello, el lenguaje es
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El rea que ms crecimiento tuvo en la sociologa de finales del siglo XX fue, sin
duda, la sociologa de la cultura. En el estudio de la cultura, los problemas de
Pierre Bourdieu no son estrictamente culturales, ms bien se abocan a la explicacin de una problemtica central: la desigual distribucin del poder en la sociedad. La sociologa de Bourdieu puede definirse como una sociologa de los
mecanismos de funcionamiento del poder simblico. Sus investigaciones le permitieron elaborar una suerte de diagnstico de la sociedad contempornea; un
diagnstico, antes que nada, complejo y multidimensional. En trminos generales, Bourdieu puso de manifiesto, tanto conceptualmente como en investigaciones empricas, el papel que juega la violencia simblica en la preservacin de la
normalidad social, del orden social dominante. Su obra constituye una apuesta
terica y emprica para la produccin de una teora materialista de lo simblico.
Por lo anterior, rescatamos de Bourdieu las aportaciones en el anlisis de la cultura y lo simblico para comprender las relaciones que posibilitan la reproduccin
social y cultural.
El autor plantea una ontologa determinada, segn la cual lo social y lo cultural
existe bajo dos formas: en las cosas y en los cuerpos. As, Bourdieu aporta a la
comprensin de la cultura una perspectiva relacional, la cual pone nfasis en los
vnculos que se establecen entre los agentes que forman los campos de la sociedad. Segn su propuesta, el poder es constitutivo de la sociedad, y existe en las
cosas y en los cuerpos, en los campos y en los habitus, en las instituciones y en los
cerebros. Por tanto, el poder tiene una doble dimensin, existe objetivamente
fsicamente pero tambin simblicamente. De Marx, Bourdieu retoma que la
realidad social es un conjunto de relaciones de fuerzas entre clases histricamente
en lucha unas con otras. Por otra parte, de Max Weber retoma que la realidad
social es tambin un conjunto de relaciones de sentido, y que toda dominacin
social debe ser reconocida, aceptada como legtima. La influencia weberiana en
Bourdieu permite apreciar un primer acercamiento entre los dos autores objetos
de reflexin del presente ensayo: en ambos, la cultura tiene una componente subjetiva importante.
Toda la propuesta de Pierre Bourdieu pretende superar la dicotoma entre las
perspectivas objetivistas y subjetivistas de la cultura. Bourdieu critica al objetivismo
por centrarse en las estructuras objetivas e ignorar la accin y el agente, esto es,
los procesos mediante los cuales los actores perciben, piensan y construyen esas
estructuras para luego actuar sobre esa base. Del subjetivismo critica la ignorancia
de las estructuras objetivas en las que los procesos sociales y culturales existen.
Por esta pretensin de superar la dicotoma apuntada, la perspectiva de Bourdieu
se ha denominado constructivismo estructuralista o estructuralismo constructivista, ya que trata de vincular la accin y la estructura, de considerar tanto los
hechos objetivos como los fenmenos subjetivos. En palabras del autor, su pro-
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tal), pero al mismo tiempo interesados en jugar porque creen en el juego y reconocen que vale la pena jugar (Bourdieu, 1992: 73).
Qu relacin existe entre el concepto de campo y el concepto de poder? El
poder es un eje clave de toda la propuesta de anlisis social y cultural de Bourdieu.
Antes de aproximarnos a su definicin de poder, y fundamentalmente de poder
simblico, es importante hacer referencia a definiciones ms generales del concepto. El poder puede comprenderse como la capacidad de unos individuos o
grupos para influir, determinar, condicionar u obligar el comportamiento y el
pensamiento de otros individuos o grupos. El poder es siempre resultado de la
accin social, hasta el punto de que una colectividad humana sin relaciones de
poder slo sera viable en el caso imposible de que en dicha colectividad no se
diese la dinmica de interaccin que implica y es consecuencia de la accin de los
individuos que la integran. El poder, por lo tanto, no es un fenmeno externo,
impuesto, corruptor de una pretendida naturaleza humana o fuerza coercitiva
necesaria para el mantenimiento de la vida en sociedad [] Las relaciones de
poder son consustanciales a la vida social humana a todos los niveles (Escalera,
2000).
Bourdieu sita su reflexin sobre el poder simblico en la definicin de unos
campos especficos, los de produccin cultural, que estn asociados al poder simblico, ejercido por los agentes que detentan un mayor capital simblico.3 La
nocin de poder simblico permite comprender la dimensin de las ms invisibles relaciones de dominacin, que vienen detonadas por elementos estructurantes
como la etnia, el gnero y la posicin en el espacio social.
El poder simblico es aquel que logra imponer significaciones como legtimas,
disimulando las relaciones de fuerza en que se funda su propia fuerza. El poder
simblico radica en la capacidad que tienen los sujetos que ocupan posiciones
altas en los campos, de imponer ciertas pretensiones de verdad, rectitud normativa, e incluso veracidad afectiva, como legtimas (Palestini, 2005). Para Bourdieu
(1977), el poder simblico es un poder de constituir lo dado por enunciacin,
poder de hacer ver y de hacer creer, poder de ratificar o poder de transformar la
visin del mundo, y con ello, poder de transformar las prcticas sobre el mundo y
el mundo mismo. Por lo anterior, para Bourdieu el poder simblico es una forma
irreconocible, transfigurada y legitimada de las otras formas de poder. Es un poder tpicamente mgico. Las palabras hacen ver, hacen creer, hacen actuar. Ese
poder slo se ejerce sobre aquellos que han estado dispuestos a escucharlas y a
entenderlas, a creer en ellas, es decir, que se fundamenta en ciertas condiciones
sociales que hacen posible la eficacia mgica de las palabras, y ms especficamente, en la complicidad que se establece entre campo y habitus.
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El capital simblico es una propiedad cualquiera que, percibida por unos agentes sociales dotados de las categoras de percepcin y
valoracin que permiten percibirla, conocerla y reconocerla, se vuelve simblicamente eficiente, como una verdadera fuerza mgica. El
capital simblico slo existe en la medida que es percibido por los otros como un valor. No tiene una existencia real, sino un valor efectivo
que se basa en el reconocimiento por parte de los dems de un poder a ese valor. Para que ese reconocimiento se produzca tiene que
haber un consenso social sobre el valor de ese valor, por as decirlo.
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Esta ltima apreciacin permite vincular el concepto de campo con otro trmino, la doxa. En trminos generales, podemos comprender a la doxa como una
verdad irrefutable, instalada en el sentido comn y nunca cuestionada (Reguillo,
2002). Segn la autora, el estudio de la doxa constituy la columna vertebral de la
teora de la prctica de Pierre Bourdieu. Para el socilogo francs, la doxa el
discurso comn, dado por descontado, no reflexionado, de primer orden opera
como naturalizadora del poder, esto es, como legitimadora del orden social establecido en campos autnomos con reglas especficas. Incluso se podra decir que
cada campo legitima un discurso, y los agentes de dicho campo debern asumir
este discurso como algo incuestionable.
El concepto de poder simblico aparece en la obra de Bourdieu relacionado
con el de violencia simblica, violencia eufemizada y por lo mismo socialmente
aceptable, que consiste en imponer significaciones (Gutirrez, 2005: 375). La
violencia simblica consiste en hacer creer y en hacer ver, para movilizar. La
violencia simblica, entonces, se sustenta en el poder simblico, y por ello, circula
en las luchas por el poder simblico (Bourdieu y Wacquant, 1995).
La sntesis es, pues, la siguiente: el espacio social est compuesto por campos
autnomos en los cuales se objetiva la cultura; en estos campos se producen
luchas derivadas de las desiguales posesiones de capital por parte de los agentes
del campo; la aceptacin e incorporacin de las reglas del campo conllevan a la
legitimacin de la doxa o discurso social de primer orden. Cada agente posee un
habitus determinado; los habitus son esquemas de percepcin, valoracin y accin
incorporados por los agentes y estructurantes de la accin de estos, que se visualiza
en las prcticas o cultura en movimiento.
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Figura 1
Cuadro comparativo de los conceptos bsicos de Schtz y Bourdieu
Alfred Schtz
Pierre Bourdieu
Mundo de la vida
Situacin biogrfica
Habitus
Representaciones
Doxa
Prcticas
Intersubjetividad
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No se trata de que comprendamos los conceptos de cada autor como completamente equivalentes. Es ms, en algunos casos la equivalencia se hace complicada,
sobre todo por la presencia del poder en la obra de Bourdieu y la no presencia
clara del poder y lo desigual en la lectura social de Schtz. La desigual distribucin
de recursos tanto materiales como simblicos, determinados por los habitus de
los agentes, hacen que la interaccin entre stos nunca se d en condiciones de
igualdad, algo que en Schtz, como hemos visto, s es posible, en el sentido de que
los sujetos sociales ven el mundo de la misma manera, se saben contemporneos
y pueden experimentar el mundo de la misma manera, a partir de la
intercambiabilidad de experiencias, condicin sine qua non de la intersubjetividad
propia del mundo de la vida.
Por otra parte, el pensar habitual de Schtz, caracterstica central de la actitud
natural en la que viven los sujetos en el mundo de la vida cotidiana, puede encontrar su equivalente en el concepto de doxa que retoma Bourdieu. En ambos casos,
pensar habitual y doxa, estos procesos vienen determinados en gran medida por
las representaciones que los sujetos se hacen del mundo (en relacin total con los
habitus de stos), y por los repositorios de conocimiento disponible que posee
cada sujeto en funcin de su situacin biogrfica.
Las diferencias y las semejanzas entre las propuestas conceptuales de Bourdieu
y Schtz permiten tender algunos puentes de dilogo que posibilitan, precisamente, hacer dialogar las propuestas de los dos autores. La diferencia ms notable, como ya hemos dicho, es la presencia o ausencia del poder como categora
central de anlisis. Curiosamente, es esta categora la que dio ms visibilidad al
pensamiento de Bourdieu, la que le permiti vincularse con campos distintos al
cientfico, tales como los movimientos sociales y el campo poltico en general.
Schtz, en cambio, permaneci ms centrado exclusivamente en el campo intelectual. Ser sta una razn de su desconocimiento o poco reconocimiento en el
campo sociolgico?
Lo que s est claro es que, pese a que Schtz no hizo tan explcita la articulacin entre las dimensiones objetiva y subjetiva de la culturaprincipal aportacin
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LA NARRA
TIV
A HIS
TRIC
A Y EL
NARRATIV
TIVA
HISTRIC
TRICA
TUDIO
ACER
CAMIENTO AL OBJETO DE ES
ESTUDIO
CERC
DE LAS CIENCIAS SOCIALES
FRANCESCO PANICO
Universidad Nacional Autnoma de Mxico
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Para profundizar el tema se sugiera la revisin de la obra de Paul Ricoeur S mismo como otro (Siglo XXI, Mxico, 1996) y, sobre todo, de
Emmanuel Lvinas, Totalidad e Infinito (Ed. Sgueme, Salamanca, 1977).
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abstraerse del contexto en el que est envuelto y juzgarlo como si fuera un ente
ajeno al evento. Las categoras universales existentes a pesar de la existencia del
individuo, garantizan a ste la capacidad de conocer el mundo y saber leer lo que
en ste sucede. La historia se convierte pues en un conocimiento de los hechos
que no estn presentes en el momento, sino en el pasado, pero este pasado no es
visto por el filtro de ninguna facultad particular del intelecto (como, por ejemplo,
la memoria de la que hablar Spinoza mucho ms tarde), ya que no por el hecho
de ser pasados sean menos reales que los acontecimientos del presente. La historia en Aristteles sigue siendo una gran estructura universal continua e ilimitada,
formada por hechos que nuestro juicio puede reconocer y evaluar correctamente
conforme a las reglas de la lgica. La particularidad del hecho histrico, sin embargo, no alcanza el universal por estar definida dentro de los lmites de la realidad. No puede el individuo, en este sentido, ir ms all de la realidad. sta es
simplemente la que es y no ms que eso.
La poesa, al contrario, no est limitada por la realidad, sino por lo verosmil.
Este ltimo no es lo que sucede o lo que ha sucedido, sino lo que podra razonablemente suceder. El abanico de la posibilidad se ampla para dejar espacio a una
ficcin que, sin embargo, debe respetar las reglas sintcticas de la imitacin (sucesin de la ley causal).
El ejercicio potico del ser humano viene a constituirse como una narrativa
del acontecimiento en cuanto el poeta, imitando, otorga vida a un super-mundo
que no tiene ninguna contraparte en la realidad, pero que la pudiera haber tenido.
El poeta es el representante de lo eternamente posible y, desde el presente, mira al
futuro y a la totalidad del universo porque es all en donde reside el mundo de la
posibilidad. El historiador, por el contrario, es el que se limita a registrar los hechos tal como ellos se han producidos y, desde el presente, mira al pasado y a las
huellas dejadas por el universo en su constante proceso de actualizacin (es decir,
de produccin). El historiador finalmente es un esclavo del acto, mientras que el
poeta es un cantor de la potencia.
Volviendo a Dilthey, dentro del discurso del historicismo que l representa, la
virtud potica del individuo aristotlico, aparece como la capacidad por parte del
yo de percibirse, en primer trmino, como un sujeto histrico. Mirando la universalidad de la existencia de un yo frente a un tu, Dilthey puede afirmar la
posibilidad por parte del sujeto de verse como un elemento constitutivo de la
otredad, sea esta considerada como un tu o como otro yo. En el primer caso,
el del tu, el sujeto se enfrenta a una alteridad que se le presenta frente a sus ojos.
La universalidad del tu, se presenta no solamente como una individualizacin de
otro sujeto, sino como una construccin total de la alteridad.6 Lo que puedo tener
frente de m, no necesariamente es un individuo, sino puede ser lo que, en un
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determinado momento, el sujeto percibe como externo, es decir, como merecedor de un acto de conocimiento. El sujeto se separa, concibe una diferencia y trata
de entenderla. Cuando nos volvemos haca el pasado, el objeto en el que se constituye esta alteridad es algo que sabemos que ha pasado (un evento, un individuo,
una cadena de situacin, una estructura histrica, etctera). En el caso de nuestras
experiencias personales, solicitamos el auxilio de la memoria, mientras que en el
caso de un anlisis de tipo cientfico, aparte este primer aspecto limitado por la
brevedad de la vida del sujeto, se pretende recurrir a documentos y materiales que
se remontan a tiempos diferentes y que pueden ayudar en la comprensin del
hecho histrico.
El tu diltheyano expresa precisamente este anhlito de comprensin ya que,
confiando en la existencia de un espritu universal garante de la naturaleza
ontolgica de la historia, sabe que el sujeto plantado en el presente tiene la misma
capacidad de objetivacin del individuo situado en el pasado. Su determinacin
histrica no le permite entender, pero s comprender, pues comparte la misma
capacidad de acceder a lo universal que los sujetos de otras pocas. El historiador
diltheyano es un poeta que no ha entrado todava al mundo de lo verosmil. l,
como el historiador aristotlico, sigue tratando con hechos reales; puede comprenderlos gracias a una forma de unidad sicolgica del ser humano presente en
todos los tiempos, que deriva de su capacidad de crear objetos y de influir constantemente sobre el proceso histrico, transformndolo continuamente. El erlebenis
es esta capacidad de encontrarse del hombre sobre el terreno de los universales.
La experiencia del sujeto es la que han tenido y que pueden tener, pese a su determinacin histrica y social, todos los seres humanos de cualesquier poca y procedencia. La imitacin como mimesis, se convierte, entonces, en mismidad, es
decir, capacidad de poder hacer frente a la experiencia con los mismos recursos
sicolgicos, los que dan fundamento y sentido a la unidad de la existencia humana. El acto de trasladarse a otras pocas no puede ser reducido a una experiencia
imitativa; sin embargo, la construccin del hecho histrico implica la utilizacin
de lo verosmil en el momento en que se empieza a utilizar la comprensin en
lugar del entendimiento. No puedo comprender el despliegue total del proceso
histrico que estoy examinando, parece decirnos Dilthey, si no considero antes
dos supuestos fundamentales: el primero, me aleja del pasado en cuanto sujeto
que participa en un presente no reducible a ninguna otra estructura histrica ni
pasada ni futura; el segundo que me acerca al pasado, merced a la capacidad universal de cada existencia de hacer frente a la experiencia. Lo verosmil diltheyano,
que l define como tipo, se sita exactamente entre estos dos polos de su filosofa de la historia.
Ha llegado entonces el momento de proponer otro salto, aunque temporalmente mucho ms breve del que plante anteriormente. A pesar de lo mucho que
se pueda decir sobre la historiografa del siglo XIX y de sus ms conocidos y tras-
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Para este argumento, se sugiere la lectura del tercer volumen de El problema del conocimiento en la filosofa y en las ciencias modernas
de Ernst Cassirer (FCE, 4 Volmenes, Mxico, 1979).
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Para profundizar este aspecto del campo de conocimiento, vase el texto de George Bataille, El erotismo (Tusquets, Barcelona 1985).
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tran dentro de un campo de comunicacin y significacin que puede ser construido por el mismo sujeto o puede ser el producto de prcticas consolidadas al
interior de un grupo. La distancia que separa una comunidad de un monte, no se
expresa solamente en trminos geogrficos o de coordenadas topogrficas, sino
en muchas otras formas que tienden a involucrar muchos elementos para que este
mismo espacio pueda ser llenado de una actividad de apropiacin del objeto.
La geografa se transforma, pues, en un modelo y smbolo del deseo y de la
prctica de conocer, ya que esta actividad se refiere a la creacin de un espacio
dentro del cual la relacin privilegiada es la que se establece entre el sujeto (individual y colectivo) y todo lo que ste considera alcanzable en trminos de conocimiento, visto como la reincorporacin de la prdida de unidad debido a la
separacin operada por la actitud del pensamiento. En este sentido, el yo cartesiano se convierte en un objeto, ya que representa la creatividad de un individuo
que lo piensa y trata de aprehenderlo. Este yo no es Descartes mismo, sino se
incorpora dentro de un campo de conocimiento que dibuja un espacio narrativo,
entendiendo ste como un discurso que se establece a partir de la predisposicin
cognoscitiva del sujeto. El yo histrico es tambin un discurso que el sujeto
(individual o colectivo) establece con todo lo que lo rodea (anmica y materialmente), sea este todo una produccin noumnica o un objeto a plena vista. La
geografa, como la historiografa, son producto de esta actividad narrativa del
sujeto ya que el espacio y el tiempo definen una misma distancia conceptual en el
momento que entran en el campo de relacin que el sujeto establece con un
objeto.
El carcter narrativo de la historia, como tambin de la geografa y de toda
actividad cientfica, no tiene nada que ver con la ficcin o con la inutilidad de esta
forma de conocimiento. En primer lugar, porque tiene consecuencias prcticas en
la vida de los seres humanos y en segundo lugar, porque no representa un doble
de la realidad, sino que sta se construye, como han planteado muchas otras narrativas (en el sentido de estudios), desde diferentes mbitos disciplinarios a partir
de una razn argumentativa entre sujeto y objeto considerados stos como dos
categoras que no definen dos individualidades, sino dos polos de una dialctica
en constante comunicacin y transformacin.
La revista Annales dhistoire conomique et sociale que aparece en el mbito de la
incipiente ciencia social francesa en 1929, representa un momento de reflexin
profunda acerca de la importancia del orden narrativo dentro de la prctica cientfica y, en particular, historiogrfica. Los aportes mutuos de la geografa, la historia y la sociologa que la tradicin inaugurada por Febvre y Bloch denomina historia
social, no representan la ensima tentativa de crear una disciplina experimental
dentro del mbito de una ciencia social que nunca ha podido definir claramente
sus mbitos epistemolgicos. La iniciativa de estos dos historiadores y de todos
aquellos precursores que han permitido que esta corriente de pensamiento se
instituyera, plantea sustituir la brjula que haba orientado hasta aquel momento
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James Joyce, Ulises (Grupo Editorial Tomo, Mxico, 2006).
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que Joyce se ocupa de presentar, como har poco despus Walter Benjamn,11 la
precaria existencia del nuevo habitante de las ciudades sacudido por el torbellino
de la sociedad industrial.
A pesar de constituir un discurso muy diferente al de la literatura contempornea, la historia social representa la respuesta de la ciencia a las inquietudes del
sujeto en su esfuerzo de ampliar los horizontes de su mirada frente al mundo y a
s mismo. Como Braudel demostrar, los tres tiempos que el plantea en su discurso sobre la prctica de la historia, representan tres momentos narrativos distintitos
en los que se crean tres narrativas del espacio-tiempo muy diferentes en donde
geografa, historia y sociedad, constituyen momentos convergentes de un misma
argumentacin y echan las bases de aquellos hbridos del conocimiento y de la
convivencia que Bruno Latour (2007) defini cultura.
El camino que nos ha llevado de lo verosmil, pasando por el erlebnis diltheyano
y llegando hasta lo narrativo de la historia social, no marca un crescendo en el orden
de la ficcin literaria, sino una herramienta que debera ser incorporada dentro de
la misma actividad cientfica si realmente se quiere alcanzar una renovacin de las
ciencias sociales. La actividad potica de la que nos habla Aristteles, apunta a una
redefinicin de la relacin entre el sujeto y la experiencia del conocimiento, como
una actividad creadora que la ciencia social moderna, con todos sus avatares, no
ha podido an apreciar cabalmente.
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Walter Benjamin. Poesa y capitalismo. Capitulo: Pars: capital del siglo XIX (Taurus, Madrid 1998).
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LA ANTR
OPOL
OGA EN CUBA I:
ANTROPOL
OPOLOGA
ORIGEN Y DES
ARR
OLL
O1
DESARR
ARROLL
OLLO
LEIF KORSBAEK
Universidad de Copenhague
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RESUMEN
Una parte del presente texto fue presentada como ponencia en la Conferencia Internacional Antropologa 2008" en el Instituto de
Antropologa en La Habana, el 26 de noviembre de 2008. Deseamos subrayar que el texto es una introduccin muy general y que
nos hemos visto obligados a dividir el texto en dos partes.
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ca, criminologa.
ABSTRACT
Criminology.
1. Introduccin
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This article is the first of two, in which various aspects of anthropological activities
in Cuba are presented, working from the paradox that anthropology does not
formally exist in Cuba, as there are no graduate degrees in this discipline, but
there are a great deal of activities that clearly belong to the universe and horizons
of anthropology. In this article the roots and origins of anthropology in Cuba are
presented and discussed: the native population, the arrival of the Europeans, and
the first individuals that gave form to an anthropological interest. It briefly discusses
archaeology in Cuba and lists the main institutions that made up the anthropological
framework on the island, beginning with the universities, and the museums that
have anthropological collections are also mentioned, before reaching the brief
conclusion that again points to the paradox that despite the inexistence of a formal degree in anthropology in Cuba, there is an abundance of activities and projects
that are clearly anthropological. However, at the same time that a conclusion
closes a chapter, it can open another, especially in a piece of work that promises
a second part. Reason why the starting points of the second part of the text are
also set out in the conclusion: what is the knowledge that ethnography (in a
Western sense) and social and cultural anthropology can provide?, and, what is
the utility if this knowledge in Cubas new situation? What is included in this
article is in reality the historical process that has taken us to the point around
which the second part is built.
El presente texto es un intento por captar el origen y las fuentes de la antropologa que existe en Cuba actualmente, es decir, al iniciarse el tercer milenio, en la
primera dcada del siglo XXI, lo que es una tarea rica y complicada por un nmero
de razones.
En primer lugar, la antropologa no es exactamente la disciplina mejor definida, como se desprende del lema que escogi Evans-Pritchard para caracterizar
sus actividades antropolgicas: nada humano me es ajeno
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las arboledas y frescuras y el agua clarsima, y las aves y amenidad, que dice que le
pareca no quisiera salir de all, escribi Cristbal Coln el 27 de noviembre de
1492.4
Despus de Cristbal Coln pasaron muchos viajeros de muy diferentes clases por la isla. En un texto del curso de Antropologa en la carrera de Estudios
socioculturales en la Universidad de Matanzas se enumeran, bajo la etiqueta de
cronistas a: Pedro Mrtir de Anglera, Bartolom de las Casas, Gonzlo Fernndez de Oviedo, Juan Lpez de Velazco, Antonio de Herrera, y siguen los muy
variados viajeros, empezando por Alejandro von Humboldt, de los cuales algunos tenan talento de antroplogo, otros no.
Y todo empez en Baracoa, el primer municipio en el Nuevo Mundo y la
primera capital de Cuba, hasta que Santiago de Cuba en 1515 le arrancara esta
posicin, que hoy es un modesto y poco conocido paraso turstico entre otras
atracciones con La Casa de la Rusa.5
En aos posteriores, uno de los huspedes ms importantes fue el ilustre Alejandro von Humboldt, que en dos ocasiones visit la isla durante su estancia en
Amrica de 1799 a 1804, con su dibujante Aim Bonpland.6 Como es sabido,
Humboldt era una especie de talento universal, la interdisciplinariedad personificada, y sus observaciones y opiniones hizo pblicas en su Ensayo poltico sobre la isla
de Cuba, publicado en Pars, en francs, en dos volmenes, en 1826, una obra que
merece nuestra atencin por un sinnmero de razones. Escribi Humboldt que
mientras que apoyo a la humanidad, rechazo la desagradable pretensin de la
existencia de razas superiores e inferiores. Habiendo alcanzado un nivel cultural
ms alto, algunas razas son ms capaces que otras, pero ninguna raza es ms noble
que las dems7, por lo que es comprensible que el gobierno espaol de Cuba
prohibi el ensayo en la isla. Es paradjico que Humboldt con mucha frecuencia
es considerado como el segundo descubridor de Cuba, despus de Cristbal
Coln, pero en muchas ediciones de su obra son considerados exclusivamente
sus trabajos sobre Mxico y los Andes, a veces complementados con sus opinones
acerca de Venezuela. En su Ensayo poltico... se public por primera vez un mapa de
Cuba con un razonable nivel de precisin y confiabilidad y, no obstante el ttulo
con la palabra poltico, que hace eco de la mentalidad ilustrada, se analiz la
estructura y la situacin econmicas de la isla.
Como es el caso de muchos europeos que llegaron a la isla, lo que ms llama la
atencin de Humboldt es la vida de los esclavos y el papel que juega el esclavismo
en la economa de las plantaciones en Cuba. Como se desprende del texto,
Humboldt era un gran admirador de Cuba y de los cubanos (sobre todo de la
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Diario de Coln, Edicin facsimilar, publicado por Carlos Sanz, Madrid, 1977: 28.
Baracoa cuenta hoy con su cronista, el doctor Alejandro Hartmann Matos, director del museo del pueblo (Hartmann, 2000). La Casa de
la Rusa, que hoy es un pequeo hotel con su restaurante, perteneca a la modelo de Vera, el personaje principal en la novela La
consagracin de la primavera de Alejo Carpentier, cuyo hijo hoy vende sus pinturas naif a los turistas.
La primera visita se inici desde Venezuela en noviembre de 1800 y durara unos meses.
Humboldt, 1826. No fue hasta en 1929 que la obra fue puesta a la disposicin de los hispanohablantes, en una edicin con una introduccin biobibliogrfica escrita por Fernando Ortiz, y por cierto, en Nueva York.
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Las citas de Tylor provienen del captulo 1 de su libro Anahuac, or Mexico and the Mexicans, Ancient and Modern, publicado en Londres
en 1861 y en Mxico por la Universidad Autnoma Metropolitana y Editores Juan Pablos, en traduccin de Leif Korsbaek (Tylor, 2010).
Varios de los captulos del libro han sido publicados (en traduccin de Leif Korsbaek y con introducciones suyas en revistas antropolgicas
en Mxico, Cuernavaca, Toluca y Barcelona). El captulo 1, que se desarrolla enteramente en Cuba, est a punto de ser publicado en un
dossier (editado por Leif Korsbaek) en la revista Cuicuilco dedicado a la antropologa en Cuba y ser tambin publicado en un nmero
de la revista Catauro, en 2010.
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cultura por los que pasaron nuestros propios antecesores mucho tiempo ha, y sus
costumbres y leyes nos explican, por caminos que de otra manera apenas hubiramos podido sospechar, el sentido y la razn de nuestras leyes y costumbres
(Tylor, 1881: 469).
El libro de Tylor est lleno de observaciones valiosas, acerca de detalles culturales como: El volante es el vehculo preferido de los cubanos; es como un
hansom cab, solamente con las ruedas ms altas, llegan hasta seis pies y medio, y el
cochero se encuentra montado sobre uno de los caballos, como si fuera postilln.
Nuestro hombre vesta un elegante saco de encaje, polainas negras de cuero y a
sus pies desnudos haba aplicado un par de espuelas. Sus pies eran tan negros y
brillantes que desde lejos pareca que vesta un par de botas muy bien pulidas; o
de la vegetacin y la fauna: El ferrocarril que nos llev de La Habana a Batabano
posea caractersticas muy peculiares. Parte del tramo se encontraba entre dos
paredes de selva tropical. Las higueras indias enviaron desde cada ramo sus tentculos parecidos a suaves hilos que se insertaron en la tierra y chupaba an ms
agua. Se apretaron las acacias y las mimosas, las ceiba y caoba y otras innumerables maderas finas; mientras que las orqudeas se percharon desde cada ramo, y
las lianas convirtieron la selva en una masa compacta de vegetacin a travs de la
cual ningn pjaro lograra volar. Podamos agarrar los hilos de los musgos con
nuestros bastones, cuando el tren se mova a travs de la selva. Ocasionalmente
pasamos por un pantano donde crecan manojos de palmeras coronadas de penachos de hojas puntiagudas, o avistamos por un momento un grupo de palmeras
reales sobre una extensin de terreno elevado. Pasamos plantaciones de azcar
con sus anchos campos de caa y los ingenios con sus altas chimeneas, la casa del
administrador con veranda desde donde vigilaba la aldea con las chozas de los
negros, dispuestas en doble fila.
Lo que ms atrae su atencin es el trato de los esclavos negros en la isla, donde
concluye que: Apenas hay otro pas en el mundo que se encuentre en una posicin tan completamente deshonesta como Inglaterra en sus intentos por reducir
el comercio de esclavos en Cuba, con el apoyo nominal del gobierno de Espaa y
la oposicin real y vigorosa de cada espaol en la isla, desde el capitn general
hacia abajo. Aun el observador ms superficial que pase una hora o dos en La
Habana, mientras que su vapor cargue carbn, puede ver con sus propios ojos la
evidencia del comercio de esclavos en las caras tatuadas de los africanos nativos,
jvenes y de edad mediana, que llenan las calles y los mercados; igual que puede
adivinar de sus espaldas cicatrizadas qu tipo de disciplina se mantiene entre ellos.
En varias publicaciones, Enrique Beldarran ha tratado el papel de los mdicos
y de la medicina en el desarrollo de la antropologa en Cuba, sobre todo buscando
el origen de la antropologa mdica en los estudios mdicos de la poblacin de
esclavos negros: ...la obra ms conocida fue El Vademcum de los Hacendados Cubanos (1831), del mdico francs asentado por muchos aos en el Caribe y en Cuba,
Honorato B. de Chateausalins, pero se cuenta tambin con la obra de Francisco
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Barreras, mdico anadaluz, natural de Dos Hermanos, cerca de Sevilla, que escribi nuestra primera obra sobre el tema, la cual se tuvo indita por 15 aos, hasta
que las notables investigadoras Lydia Cabrera, tambin antroploga, y Mara Teresa Rojas, la hallaron en los fondos de la Biblioteca Nacional y la publicaron en
una edicin muy limitada, en 1953.9 En este contexto entra tambin la obra de
Henri Dumont (1824-1878), Investigaciones generales sobre las enfermedades de las razas
que no padecen la fiebre amarilla y Estudio particular sobre la enfermedad de los ingenios de
azcar o Hinchazn de los negros y chinos (1865) y Antropologa y patologa comparadas de
los hombres de color africanos que viven en Cuba, que fue premiada por la Real Academia
de las Ciencias Mdicas, Fsicas y Naturales de La Habana (1876).10
Pero estaba por suceder el acontecimiento ms importante en este temprano
desarrollo de la antropologa en Cuba, pues los estudios antropolgicos
decimonnicos fueron impulsados por el arribo a la Isla en 1874 del doctor Luis
Montan Dard (1849-1936), graduado en esta especialidad en la Universidad de
Pars (Hernndez, 2003: 12), con lo que nos movemos hacia una creciente especializacin y profesionalizacin de la antropologa.11 La prueba la encontramos en
el hecho de que los anteriores protoantroplogos, como Juan Ignacio de Armas y
Manuel Sanguily, que desarrollaron sus actividades en el marco del jurisprudencia
y del periodismo y con una meta definida por la guerra de 1868, es decir en una
lucha por la independencia nacional, tiene su lugar en los dos tomos del Diccionario de la literatura cubana, mientras que Montan Dard, con mucho el ms importante precursor en el siglo XIX de una antropologa cubana, ni siquiera es
mencionado en el diccionario. El temprano desarrollo de la antropologa cubana
se ha deslizado del espacio de la jurisprudencia y del periodismo para empezar a
tomar su propio rumbo, no obstante la posterior relacin ntima entre la antropologa, las actividades literarias y el sesgo mdico y fsico que se le impone a la
antropologa en su inicio.
Antonio Bachiller y Morales, conocido como el padre de la bibliografa en
Cuba, naci en 1812 en La Habana, donde tambin estudi y donde se recibi en
1832 como bachiller en leyes, en 1837 en derecho cannico y en 1838 en derecho
civil, y en 1839 se recibi en Camagey (que en aquel entonces se llamaba Puerto
Prncipe) como abogado. De 1842 a 1862 ocup la ctedra de Derecho Natural y
Fundamentos de Religin en la Universidad de La Habana, y en 1863 fue nombrado director del recin creado Instituto de Segunda Enseanza en La Habana.
Como otros muchos en el ambiente acadmico que posteriormente sera el de
las ciencias sociales era abogado, pero lo ms inmediatamente relevante para una
antropologa en Cuba tiene que ver con la creacin de una infraestructura que
despus permitira el crecimiento de una antropologa, pues en 1842 tuvo mucha
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La informacin bsica de este apartado proviene de Rangel, 2002, una excelente historia taquigrfica de este perodo inicial de la
antropologa moderna cubana.
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cito Rebelde a las rdenes del Che Guevara, 1958, director del Instituto Nacional
de Reforma Agraria, 1959-1962, jefe de artillera, 1960-1962, presidente-fundador de la Academia de las Ciencias de Cuba, 1962-1972, embajador de Cuba en
Per, 1972-1978, viceministro de cultura, 1978-1989, diputado a la Asamblea
Nacional, 1976-1993, muri en 1998.13
En El pueblo cubano empieza, en el captulo uno, la presentacin de la demografa de Cuba, para continuar en los siguientes captulos presentando a los indios,
los africanos, los franceses en Cuba, los chinos, los gallegos y los yanquis, para
despus deslizarse a seguir el desarrollo histrico en la repblica mediatizada y el
pueblo en revolucin.
Un hermoso libro, que se tambalea entre el turismo, la antropologa y la historia es San Cristbal de La Habana, de Antonio Nez Jimnez, que narra algunos
puntos de la historia de la ciudad, acompaado de fotos y reproducciones de
mapas y dibujos (Nez Jimnez, 2002).
Sin embargo, sin duda es Fernando Ortiz el personaje ms importante en la
creacin de una antropologa cubana en la actualidad su vida y su obra nos
revelan que se convirti en el investigador ms importante de su tiempo, en el
estudioso ms enjundioso de la realidad cultural cotidiana del pueblo cubano
(Mintz, 2005: 142) hasta tal grado que uno puede tener la impresin de que la
antropologa cubana inici con l. Naci en La Habana en 1881, pero con solamente catorce aos lo llevaron a Menorca en el Mediterrneo, donde se educ.
Su impresionante produccin se desprende de su obra central acerca de los
negros: Los negros esclavos, Los negros brujos y Los negros curros, tres textos de un
proyecto original de 1906 acerca de la hampa afrocubana. Su principal obra es
Contrapunteo de tabaco y azcar, publicada originalmente en 1940. En esta obra introduce su particular variedad del mtodo comparativo, el contrapunteo, y desarrolla el concepto de transculturacin, que viene a sustituir el muy abusado
concepto de raza. En cierto grado, viene Fernando Ortiz con su concepto de
transculturacin a prefigurar el concepto de invisibilidad, que se est volviendo de moda ahora: En la gran tragedia histrica de todas las razas subyugadas,
uno de los sufrimientos ms crueles ha tenido que ser el de tener con frecuencia
que negarse a s mismas para poder pasar y sobrevivir, el de esconder el alma en lo
ms recndito de una caverna de conducta hecha de forzadas hipocresas. La
traduccin al ingls de 1947, que abrevia el texto, se basa en la primera edicin de
1940, pero el texto en espaol no se volvi a editar en Cuba hasta en 1963".
Al final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, publica su opinin acerca de
las razas y el racismo, en el libro El engao de las razas en el cual se apega estrechamente a la visin de la raza y del racismo que ser la marca registrada de la UNESCO,
a consecuencia tambin de la Declaracin Universal de los Derechos Humanos
en el marco de la ONU.
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El libro fue publicado en espaol en Cuba en 1940, por La Vernica, con un prlogo de Fernando Ortiz, que termina con las palabras:
Todo pueblo que se niega a s mismo est en trance de suicidio. Lo dice un proverbio afrocubano: Chivo que rompe tambor con pellejo
paga.
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3. La arqueologa en Cuba
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Hernndez, 2003: 12 haciendo referencia a Excursiones arqueolgicas, de Fernando Garca y Grave de Peralta (1940).
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4. Las instituciones
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La sociologa fue introducida originalmente en la Universidad de La Habana en la forma de una ctedra, y su nico profesor hasta 1916
fue el ilustre pensador cubano Enrique Jos Varona, de clara alineacin positivista. Esa ctedra la continuirn Sergio Cuevas Zequeira,
durante diez aos, y luego Roberto Agramante y Pichardo (Nez Jover, 1997: 188).
La enseanza de la sociologa se expandi por la Universidad de La Habana a travs de programas de sociologa general, cubana,
pedaggica y moral. En 1940 se cre la Ctedra de Historia y Sociologa. Con el tiempo, todas esas experiencias docentes fueron
extinguindose y en 1960 ya no se imparta ninguna asignatura de sociologa en la Universidad de La Habana (Nez Jover, 1997: 189).
La Reforma Universitaria de 1962 dio prioridad a las ciencias naturales y la tecnologa y no reconoci la carrera de sociologa, pero en
1965 nacieron los Equipos de Investigacin Econmica, equipos mixtos de profesores y estudiantes que realizaron varias investigaciones sociales de indudable impacto sobre comunidades situadas en los ms diversos puntos del pas (Nez Jover, 1997: 190), en las
cuales participaron las escuelas de Historia, Ciencias Polticas, Filosofa y Letras y el Departamento de Filosofa. En este universo
sociolgico se dio preferencia a la investigacin y al aspecto filosfico, y en 1968 promovieron los psiclogos la creacin de un Departamento de Sociologa. El primer grupo de graduados recibieron su ttulo en 1971, y en 1973 se gradu un segundo grupo, hasta que se
graduara la ltima generacin en 1980, despus de lo cual la sociologa desapareci, para volver en la Universidad de La Habana en su
forma actual, como carrera, a partir de 1990 (despus de la reapertura del Departamento de Sociologa en 1984 y la reintroduccin de la
sociologa como asignatura en 1987).
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dar una respuesta cientfica a la supuesta inferioridad del negro. Despus, continuaron la obra personas formadas por el citado Ortiz, pero nunca se cre ninguna institucin de enseanza en la etnologa. Por ello, actualmente quienes ahora
trabajan en etnologa no tuvieron una formacin ni preparacin etnolgica, sino
ms bien proceden de otras disciplinas humansticas. Y an hoy, despus de la
Revolucin, en Cuba hay poco desarrollo de la docencia en el ramo antropolgico
y en general en las ciencias sociales. Hay un Instituto Pedaggico donde se gradan profesores. Se han comenzado a impartir estudios sociolgicos, que en cierta medida toman en cuenta la antropologa aunque con algunas deficiencias, pues
si bien se ha querido planificar el desarrollo de la sociologa, esto an no se ha
hecho. En La Habana, la sociologa es de muy reciente creacin. En las principales universidades, la de La Habana, la de Oriente y la de Las Villas, se imparte
licenciatura en Historia. En antropologa no existe ningn centro donde se graden antroplogos, aunque s se imparten asignaturas antropolgicas en las carreras de derecho, ciencias naturales y otras. En la Universidad de Oriente est en
formacin dentro de la carrera de historia, la especialidad de arqueologa. Y quiz
en el futuro, tambin dentro de historia, se cree la especializacin de etnologa
(Garca Mora & Rodrguez Lazcano, 1976).
Estas fueron las perspectivas en 1976, en un periodo de optimismo con el
inicio de la presidencia de Jimmy Carter en los Estados Unidos. Y hoy, al iniciarse
otro perodo en muchos aspectos similar, despus de toda esta historia se vislumbra al calor de los cambios estructurales que se obran tambin en Cuba, una
pronta reorganizacin de las organizaciones e instituciones que se encuentran
dentro de la Academia de Ciencias, y posiblemente tambin de la misma Academia.
En las ciudades rectoras de las tres principales provincias de la isla tenemos las
tres universidades ms importantes: la Universidad de La Habana, que es la universidad nacional y cubre el occidente de Cuba; la Universidad Central de Santa
Clara, que cubre el centro de la isla, y la Universidad Oriental de Santiago de
Cuba, que cubre, como dice su nombre, al oriente de la isla.
En la Universidad de la Habana se imparte la antropologa en el Departamento de Sociologa,19 que pertenece a la Facultad de Filosofa, pero que ha tenido
una historia algo enredada20 y ha seguido un curso zigzaguente.21 El principal
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Entrevista con Lourmary Rodrguez Santamara, licenciada en Estudios Socioculturales, responsable de la ctedra de antropologa en la
Universidad de Matanzas, el 27 de febrero de 2008.
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el centro del inters de los gobiernos socialistas, pero con la debacle de la Unin
Sovitica en 1990 se inicia un proceso muy complicado: Cuba tiene que defenderse bajo condiciones fundamentalmente diferentes y una parte de las defensas
sern trasladadas de la capital y las ciudades grandes a las comunidades, con lo que
surge una necesidad de conocer de otra manera a las comunidades, lo que viene a
originar otro proceso: la descentralizacin de la educacin superior que se manifiesta en la llamada universalizacin de la educacin, con el resultado de que cada
uno de los 169 municipios (incluyendo la Isla de la Juventud, que es un municipio
especial) tiene ahora su centro de educacin, de manera que contamos con 169
mini-universidades en la isla. Otro aspecto del mismo proceso fue la creacin de
una nueva carrera a nivel de licenciatura, la carrera de Estudios Socio-Culturales,
en la cual la antropologa ocupa un lugar parecido al lugar que ocupa en la carrera
de sociologa. De esta manera, desde el inicio de los Estudios Socio-Culturales, en
los municipios de Santa Clara y Camajuani existe tambin esta carrera debido a la
universalizacin de la educacin.
Y finalmente, en Santa Clara en el ao 1995, se inici el proyecto del Centro
de Investigaciones y Promocin Cultural Samuel Feijo, que en medio de
dismiles objetivos se ha propuesto comenzar el estudio, en la regin central de
Cuba, de la trayectoria sociocultural de uno de los ms trascendentales intelectuales de Cuba de todos los tiempos (Padrn Jomet, 2005: 11). El novelista y
folklorista Samuel Feijo fue en tiempos recientes la persona cultural dominante
en el centro, y con la creacin de la revista Islas lleg a dirigir el proceso de
investigacin y difusin de fenmenos culturales en una direccin que daba mucho peso a la creacin literaria y artstica.
En la Universidad de Matanzas,24 a 90 km de La Habana, se imparte la antropologa como parte de la carrera de Estudios Socioculturales, que es una licenciatura de una duracin de cinco aos; en el tercer ao de la carrera, junta con otras
disciplinas ms o menos exticas.
La carrera, y la disciplina de antropologa, existe desde hace cinco aos, es
decir, desde el ao 2002, y las generaciones abarcan aproximadamente 35 estudiantes. La carrera cuenta con un elemento muy importante: una slida formacin como docentes, pues en mayor grado que en otras universidades la
metodologa ocupa un lugar muy central en la carrera.
El campo de la antropologa es muy amplio y en consecuencia las posibilidades de trabajo y empleo de los egresados de la carrera son tambin muy variadas:
como docentes en las universidades y en los centros municipales, como colaboradores en las casas de la cultura y en los museos, o en la industria cultural, entre
otras tantas posibilidades.
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En una suerte de continuidad histrica, pues anteriormente la provincia de Las Villas, alrededor de Santa Clara, abarcaba lo que es hoy
la provincia de Sancti Espritus, Trinidad y Cienfuegos, aparte de Santa Clara. De igual manera, las provincias menores de Guantnamo,
Granma y Las Tunas fueron subordinadas a Santiago de Cuba en la Provincia del Oriente.
Entrevista con el doctor Jos Neira, docente e investigador del Centro Universitario de Sancti Espritus, el 4 de diciembre de 2008.
Aparte de la cercana geogrfica, se tiene que mencionar que en el sistema de educacin superior en Cuba, cada carrera cuenta con una
sede, y en el caso de los Estudios Socioculturales Santa Clara fue elegido como sede de la carrera.
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No es impensable que el inters acadmico de los norteamericanos haya tenido que ver con el hecho de que la tercera parte de las
reservas de nquel del mundo se encuentra en el cercano municipio de Holgun, en Moa y Nicaro, donde se encuentran tambin reservas
de cobalto solamente inferiores a las de Zaire, a nivel mundial.
En un ambiente alejado de las luchas sociales en los aos 1950, promovieron los profesores Juan Ibarra y Jos Luis Glvez, junto con
Franz Stettmeier, un psicoanalista alemn, la elaboracin de un plan de estudios de sociologa, que dara lugar a la carrera, de un notable
corte empirista norteamericano (utilizando como guia el libro de texto del pensador espaol Recasns Sichs, uno de los fundadores de
la sociologa en Mxico) y lograron el apoyo para que se abriera un proceso experimental de cinco aos. Los alumnos recibieron al final
de tres aos el ttulo de tcnicos sociolgicos y con un ao ms el de licenciados en sociologa. A raz de la Reforma Universitaria de 1962
se extingui la carrera y se lograron titular solamente 34 alumnos. Es de notarse que en la refundacin de la carrera de sociologa en la
Universidad de La Habana no se emple a ninguno de los 34 egresados de la carrera de sociologa en Santiago de Cuba.
La informacin aqu presentada proviene en parte de una entrevista el 14 de marzo de 2008 con las investigadoras Ana Cecilia Perera
Pintado, Ofelia Prez Cruz, Aurora Aguilar Nez y Juliette Fernndez Estrada, en la sede del Departamento de Estudios Sociorreligiosos
en el Vedado, Habana.
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Del Segundo Encuentro Internacional de Estudios Sociorreligiosos, celebrado en La Habana en 1998, se public una seleccin de textos, originalmente presentados como ponencias, en el volumen Religin, cultura y espiritualidad. A las puertas del
Tercer Milenio (Prieto & Ramrez, editores, 2000). El libro es interesante, pues la
lista de autores que se encuentra al final muestra el papel del departamento como
una especie de ventana hacia fuera en un rea tan delicada como es el estudio de la
dinmica religiosa: de los 28 autores enlistados, casi la mitad, 12, son investigadores cubanos (de los cuales 8 son del propio departamento), 4 son latinoamericanos, 7 son estadounidenses y 5 son europeos.
Del Quinto Encuentro Internacional de Estudios Sociorreligiosos, celebrado
del 9 al 12 de julio de 2007 en La Habana, fue puesto en circulacin un CD, dedicado a la memoria del fundador del Centro, Jorge Ramrez Calzadilla, y se celebrar el VI Encuentro Internacional de Estudios Sociorreligiosos en La Habana en
julio de 2010.
El departamento es notable desde varios puntos de vista. Por un lado, es la
nica institucin en Cuba que explcitamente se dedica al estudio de fenmenos
religiosos, lo que es evidentemente un tema algo delicado en un pas con un Partido Comunista de mucho peso y en una clara situacin de transicin de la total
exclusin de la religin hacia algn tipo de tolerancia; por otro lado, se puede
decir del departamento que sus investigaciones son en gran medida antropolgicas, pero los investigadores no son de formacin antropolgica, sino socilogos
y psiclogos.
De dos publicaciones de 2006 se desprende el tono de las investigaciones de la
institucin. En Los llamados nuevos movimientos religiosos en el Gran Caribe. Reflexiones
sobre un problema contemporneo, se pone el nfasis en tres elementos: en los movimientos religiosos, en su actualidad y en la regin del Gran Caribe, y se nota el
inters por el pluralismo: en la misma zona geogrfica, un hecho viene captando
en las ltimas dcadas la atencin de medios acadmicos y religiosos por sus
caractersticas y rpida difusin; se trata de la expansin de formas religiosas diferenciadas en varios aspectos de las tradicionales en los contextos culturales correspondientes (Berges et al., 2006: 13). En Religin y cambio social. El campo religioso
cubano en la dcada del 90 se detecta de nuevo el nfasis en los procesos de cambio
que todo el tiempo estn actuando, pero con mayor fuerza y velocidad a partir de
la salida de los soviticos de la isla alrededor de 1990, el inicio del perodo que
trata el libro. En una nota en la primera pgina ya se detecta la presencia de la
antropologa como tarea y la ausencia del mtodo antropolgico, pues la religin
se define entre otros elementos por la aceptacin de la existencia objetiva de lo
sobrenatural, en cualquier de las formas que adquiera (Perera, 2006: 1, nota 1); el
problema es que, en una perspectiva intercultural, que es exactamente la especialidad y la fuerza de la antropologa, lo que en una cultura es natural es en otra
cultura sobrenatural.
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Hernndez, 2005: 35, haciendo referencia al Boletn de la Sociedad Antropolgica de Cuba, mayo de 1885, nm. 7: 150-164.
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5. Los museos
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6. Conclusiones
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Lo anterior es la prehistoria de una apasionante historia: la historia de la antropologa cubana que no tiene existencia formal, ms all de lo ms mnimo, pues no
existe una carrera de licenciatura en antropologa en la isla. Lo apasionante estriba
en que a pesar de la inexistencia formal de una antropologa cubana, s existe una
antropologa real que se manifiesta en trabajos antropolgicos; en otras partes del
mundo conocemos algunas instituciones donde la situacin es a la inversa: formalmente existe la antropologa (hasta cuenta con un presupuesto y recursos
materiales), pero en la realidad no hay mucha antropologa.32
Lamentamos que nos hemos visto obligados a cortar la historia de la antropologa en Cuba en dos partes la que aqu se presenta, que gira en torno a los
orgenes de la antropologa en Cuba, y una segunda parte, que aparecer en un
nmero posterior de esta revista, que intentar seguir el mismo proceso en la
actualidad.
En el pasado de la antropologa en Cuba se esconden algunos misterios, que
inevitablemente tendrn sus consecuencias en su desarrollo futuro en la isla, pero
32
En otra ocasin he expresado mi opinin de la infeliz Facultad de Antropologa de la Universidad Autnoma del Estado de Mxico
(Korsbaek, Romero & Castaos, 2004).
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LOS ES
TUDIOS DE IMMANUEL
ESTUDIOS
WALLERS
TEIN SOBRE EL
ALLERSTEIN
DESENV
OL
VIMIENTO DEL MODERNO
DESENVOL
OLVIMIENTO
SIS
TEMA MUNDO
SISTEMA
JAVIER NICOLETTI
Universidad Nacional de Educacin a Distancia (Espaa)
RESUMEN
os renombrados estudios de Immanuel Wallerstein acerca del nacimiento del mundo globalizado capitalista, son parte de un ambicioso
proyecto investigativo que comenz hace ya ms de tres dcadas
(y an no ha finalizado), donde se combinan teoras econmicas,
historiogrficas y sociolgicas que van desde perspectivas globales de la Escuela de Annales francesa, pasando por visiones marxistas, aportes de la
Escuela de Frankfurt, hasta los estudios de Kondratieff sobre los ciclos capitalistas. En el desarrollo de las hiptesis del autor, las cuales se sustentan
abarcando alrededor de cuatrocientos aos de historia global, se da cuenta de
la denominada aparicin de la economa mundo en Europa que, segn la
obra de Wallerstein, permite comprender su expansin a lo largo del tiempo.
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ABSTRACT
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Ante la coyuntura que vivimos del sistema financiero mundial (2008) y la cantidad
inusitada de artculos que se publican para su interpretacin, la actualidad de los
trabajos de Immanuel Wallerstein son evidentes, y recobran, adems, una importante vigencia a partir de la perspectiva global y de larga duracin de su mirada. Es
oportuno revisitar, dentro de su tesis, la gnesis del sistema capitalista mundial y
la lgica de su funcionamiento particular, el cual, para el investigador se encuentra
en su pronunciada decadencia. Es oportuno en estas coyunturas entonces, observar los alcances de estudios estructurales como el de Wallerstein, de clara influencia braudeliana, los cuales permiten poner en perspectiva los momentos que
atravesamos.
Nos proponemos indagar sobre los orgenes del sistema mundo capitalista
segn la mirada del eminente socilogo, internacionalista e historiador econmico Imannuel Wallerstein. La intencin es esbozar la teora global que plantea el
investigador como gnesis del sistema mundo capitalista, enfatizando particularmente, algunas de las herramientas tericas desde las cuales se apuntala su pensamiento. Asimismo, este artculo pretende ser inicialmente una introduccin a las
teoras crticas de las relaciones internacionales y las ciencias sociales en general,
superadoras de los enfoques clsicos. Pretendemos examinar para ello, los ejes
bsicos del modelo general de Wallerstein, enfatizando algunas de las teoras de
las que parte y el contexto terico en el que surge, acercndole al interesado en la
historia de las relaciones internacionales, la economa y las sociologa, un bosquejo de algunos de los estudios ms reconocidos en dicha materia. Intentaremos
esquematizar las influencias e incentivos iniciales del propio autor a momentos de
construir su teora, para lo cual consideramos indispensable rever el contexto
intelectual en el cual se origina el modelo.
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llev a muchos analistas a reconsiderar el papel de los EE.UU. en el sistema mundial, incluso, motiv ms tarde una de las obras ms influyentes de la disciplina,
como lo constituye Despus de la hegemona, de Robert Keohane.
Wallerstein no menosprecia el anlisis de las hegemonas. Considera que la
existencia de las mismas implica que, por definicin, hay una potencia en posicin
geopoltica de imponer una concatenacin estable de la distribucin social del
poder. Pero enfatiza el hecho que ese perodo de hegemona que requiere y a la
vez genera legitimidad y donde la capacidad de la potencia hegemnica de imponer su voluntad y su orden a otras potencias importantes no enfrenta desafos
serios, han sido relativamente cortos en la historia del sistema mundial moderno.
Puntualiza que se han dado solamente tres casos hegemnicos as comprendidos
en toda la historia de Occidente: las Provincias Unidas a mediados del siglo XVII,
el Reino Unido a mediados del XIX y Estados Unidos a mediados del XX, las
cuales, duraron como tales alrededor de veinticinco aos en cada caso (Wallerstein,
1998).
Desde sus inicios, Wallerstein se diferencia del grupo general de analistas de la
poltica mundial a partir de conclusiones como stas. Entre otras cosas, es esta
singularidad lo que ha llevado a numerosos investigadores a considerar sus trabajos. Son muchos los estudios que han abordado los anlisis globales de Wallerstein,
ms an teniendo en cuenta que el renombrado socilogo ha sido director durante aos del prestigioso Fernand Braudel Center de Nueva York, donde volc toda
la dinmica de sus reflexiones, y espacio acadmico que ha sido (y sigue siendo)
un importante ncleo de aplicacin y revisin del modelo wallerstiano y donde,
adems, se han formado muchos de sus principales discpulos. Tomando solamente los trabajos publicados por intermedio de este instituto, sera una tarea
interminable esbozar la amplitud de investigaciones dedicadas a abordar el modelo de anlisis del moderno sistema mundo.
Debemos tambin considerar que las investigaciones de Wallerstein han tenido un importante impacto en la visin epistemolgica del autor. l ha planteado
toda una revisin epistmica de las ciencias sociales en varios trabajos, de los
cuales destacamos el difundido y famoso Impensar las ciencias sociales (1998), o el
trabajo Saber el mundo, conocer el mundo; una nueva ciencia de lo social. Madrid (2003)
donde objeta entre otras cosas, el eurocentrismo propio de la ciencia moderna.
Como lo ha analizado Lpez Segrera (2000), estas reflexiones van a incentivar
un revisionismo cientfico muy fructfero en Amrica Latina, lo que tambin llevara al autor a convertirse en referente en foros y escenarios crticos del primer
mundo. Wallerstein es considerado hoy en da, y a partir de esto, como uno de los
principales intelectuales impulsores del estudio de la colonialidad discursiva y epistemolgica, campo que desde el influyente trabajo de Frantz Fanon en la dcada
del 60, ha crecido en el mundo acadmico con gran prestigio.
Desde estas perspectivas sus trabajos tambin han sido debatidos y profundizados por numerosos autores, entre los cuales podemos destacar al crtico y pro-
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fesor de literatura de Duke University (EE.UU.) Walter Mignolo, quin sistemticamente ha desarrollado las implicancias de los replanteos metodolgicos de
Wallerstein al interior de las ciencias sociales en nuestra regin.
Otro caso importante es el de Anbal Quijano, quien sera el responsable de
introducir el concepto de colonialidad del poder, en el importante trabajo
Colonialidad y modernidad/racionalidad, visin que se amplificara en sus implicancias
tericas, al expandirse el concepto de colonial/moderno sistema mundo, sobre
todo a partir de la publicacin conjunta que Wallerstein y Quijano realizaran,
titulada Americanity as a Concept or the Americas in the Modern World-System, en 1992.
Sin dudas varias de las investigaciones ms importantes sobre Wallerstein son
las realizadas por su discpulo y colega Carlos Antonio Aguirre Rojas, de quien
hemos tomado varios trabajos. Carlos Aguirre Rojas, cientfico social y terico, ha
sistematizado gran cantidad de escritos referidos al pensador que nos ocupa, a la
historiografa francesa, y a la historia econmica, con lo cual ha explorado en las
perspectivas globales de revisin de la lgica del capitalismo.
Cuando en 1974 Immanuel Wallerstein public su primer libro abocado al
estudio de la economa mundo capitalista puntualmente sobre su gnesis el
esbozo de su tesis sobre las circunstancias actuales del sistema mundial gener
una revolucin acadmica en el campo de la historiografa y la sociologa. A partir
de las innumerables crticas despertadas por su investigacin, Wallerstein dedic
las dcadas siguientes a un profundo y sistemtico estudio de los ciclos posteriores del sistema capitalista. Eso lo llev a complementar su trabajo con obras de
enorme divulgacin acadmica, como el libro Despus del liberalismo (1996), donde
adems de cuestionar la supuesta bipolaridad de la Guerra Fra, plantea que a
partir de 1989-1991 ha comenzado una gran crisis de todo el sistema mundial,
caracterizada por el desorden sistemtico, la disgregacin y el caos, crisis que
tambin acelera la fase final del capitalismo y del sistema social que conocemos.
Es evidente que ante la coyuntura actual que el sistema mundial atraviesa, una
revisin de los supuestos de Wallerstein sobre el funcionamiento global de las
relaciones internacionales es ptima para poner en perspectiva la situacin presente. Pero, adems, el impacto que las conclusiones del modelo de anlisis del
sistema mundo de Wallerstein tendrn en los espacios acadmicos latinoamericanos al extenderse hacia formulaciones tericas que gravitarn en la epistemologa iniciar toda una lnea de estudios al interior de las ciencias sociales en la
regin latinoamericana, para las cuales es indispensable tambin una revisin del
punto de partida del modelo analtico.
Carlos Aguirre Rojas sintetiza el modelo de anlisis del moderno sistema mundo
de Wallerstein como una perspectiva totalizante y simultneamente crtica de la
historia y de la situacin actual del moderno capitalismo, que naturalmente se ha
edificado a partir de la recuperacin de una parte importante de las mejores tradiciones del pensamiento social crtico de los ltimos 150 aos.
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Wallerstein (Nueva York, 1930) realiz sus estudios en la Universidad de Columbia, donde se doctor en 1959. Dicha Universidad sera un centro de prestigio
donde se refugiaran pensadores antimacarthistas, y donde era prspera la influencia de la Escuela de Frankfurt.
A partir de 1971 se inici como profesor de sociologa en la Universidad McGill,
y en 1976 en la Universidad de Binghamton. Uno de los puestos ms importantes
que ha ocupado en su vida acadmica fue sin dudas la direccin del Centro Fernand
Braudel para los Estudios Econmicos, Sistemas Histricos y Civilizacin, al igual
que la Direccin de Estudios Asociados en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Pars (cole des Hautes tudes en Sciences Sociales), como as
tambin la presidencia de la Asociacin Sociolgica Internacional (1994 - 1998).
En su formacin intelectual, tal como cita su discpulo Carlos Aguirre Rojas,
fue primordial el itinerario poltico vivido por los Estados Unidos en el mundo de
posguerra, donde procesos tales como el macarthismo, la crisis del 68, y la coyuntura mundial de 1973, ejerceran profundo impacto en sus elaboraciones tericas.
Entre las varias figuras intelectuales que impactaran en Wallerstein siempre se
cita a Franz Fanon y su clsico Los condenados de la tierra (1961). Vitarelli (2006)
apunta que dicha obra, la cual se convertira en un manifiesto de los distintos
movimientos de liberacin nacional, para Wallerstein consisti en un aporte considerable sobre la base social de la racionalidad, a partir de una cuidadosa investigacin de las ciencias sociales de carcter reflexivo. Es por eso que tambin
Wallerstein indagar sobre el colonialismo en el continente africano, rea de trabajo sobre la cual se detendr durante aos.
En las diversas instituciones donde trabaj se mostr interesado en las perspectivas globales del estudio del pasado, por ello su inclinacin inicial hacia los
estudios marxistas. Tempranamente se evidenci como un experto en cuestiones
postcoloniales del continente negro, temtica en la que sigue siendo hoy en da un
referente mundial, como tambin un importante historiador y terico de la
macroeconoma capitalista. As tambin, se mostr interesado en la historia econmica, fundamentalmente a partir de las lneas de trabajos elaboradas por la
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Escuela de Annales de Francia, la cual haba llevado los estudios en dicha disciplina a un lugar de enorme prestigio, y lo que va a concurrir posteriormente en su
inters por los trabajos de Fernand Braudel.
Uno de los episodios que ms lo marcarn en su perodo de formacin, ser la
crisis del 68. A partir de aquella crisis, Carlos Aguirre Rojas considera que surgir
el anlisis del sistema mundo como modelo neomarxista, crisis que tambin lo
llevara a Wallerstein a extremar sus posiciones ideolgicas y cosmovisiones, retirndose a la Universidad McGill en Canad y apartndose de Columbia. El propio Wallerstein ha enfatizado en diversos trabajos la bisagra que constituye la
crisis de 1968, considerando que ese ao marc el comienzo de un desmoronamiento rpido de todo lo que los poderosos han erigido en el sistema-mundo,
evidenciado con la geocultura liberal despus de 1945.
Apuntar Wallerstein, muchos aos despus de construir su anlisis global,
que dos elementos concurran en aquel ao de 1968: por un lado, el alza fenomenal de la economa-mundo, la cual alcanz sus lmites alcanzando la fase-B del
ciclo Kondratieff actual. Y por otro, polticamente, el mundo haba llegado a la
cima de los esfuerzos antisistmicos mundiales como, por ejemplo, Vietnam, Cuba,
el comunismo con rostro humano en Checoslovaquia, el movimiento de poder
negro en los Estados Unidos, los inicios de la revolucin cultural en China, y
tantos otros movimientos no previstos en los aos cincuenta (Wallerstein, 1995).
Esta crisis impulsar a Wallerstein a sistematizar sus investigaciones tendentes
a comprender las coyunturas y estructuras que explican los vaivenes del capitalismo. An hoy considera que la decadencia imperial norteamericana se inici en esa
revolucin mundial del 68. En opinin del analista internacional Ral Zibechi,
dicha revolucin es para Wallerstein un hecho decisivo que est en la base ya no
de la crisis hegemnica del imperio sino de la propia sobrevivencia del capitalismo como sistema-mundo (Zibechi, 2007).
Puede considerarse que el primer tomo del estudio de Wallerstein sobre el
moderno sistema mundial en 1974, denominado La agricultura capitalista y los orgenes de la economa-mundo europea en el siglo XVI, conjuntamente con los trabajos de
Perry Anderson, iniciaron lo que algunos denominan la sociologa histrica. Ambos autores intentan esbozar una sntesis histrica para la comprensin de los
procesos de larga duracin, es decir, una suerte de historia total de las principales
configuraciones de poder durante toda la modernidad y el mundo contemporneo.
Wallerstein esboza su teora en tres grandes trabajos historiogrficos (los cuales contemplan la historia del capitalismo en su visin de sistema mundo) y una
serie de obras complementarias, donde reflexiona acerca de diversos impactos de
sus conclusiones, como por ejemplo su trabajo acerca del proceso final del liberalismo (1996). Los tres trabajos iniciales aparecieron en 1974, 1980 y 1989, respectivamente. En estos toma como puntales tericos a Karl Marx, al historiador
de Annales, Fernand Braudel, como as tambin elementos de la teora de la de-
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Todos estos ejes, entonces, descansan en una teora general a partir de la cual
se construye su modelo: el nacimiento del moderno sistema mundo. Wallerstein
ubica la gnesis de dicho sistema espacio-temporal en el noroeste de Europa, a lo
largo del siglo XVI. Las condiciones que permitieron dicha gnesis, es simplemente una ventaja (relativamente pequea) en la acumulacin de capital en las naciones de Gran Bretaa y Francia. Esto se da a partir de una serie de caractersticas
propias tanto polticas como sociales que tenan ambas regiones hacia el final del
feudalismo, caractersticas que permitieron ponerse en movimiento ciertas fuerzas expansivas que no se detendran hasta la actualidad.
Un salto cualitativamente superior en dicha expansin, se dio posteriormente
durante el imperialismo, momento que permiti poner en contacto todo el globo
gracias a las fuerzas propias del capitalismo decimonnico, las cuales desde su
inicio demostraron (y demuestran an) ser asimtricas y heterogneas, tanto econmica, cultural, como polticamente hablando. Dichas diferencias estratificaron
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Wallerstein destaca como uno de los grandes logros del mundo moderno, el
hecho que aunque hayan existido con anterioridad varias experiencias que podemos denominar economas-mundo (como fueron los casos del Imperio Persa
Aquemnida y hasta del propio Imperio Romano bajo los Antoninos), por primera vez se constituye una que no se transforma en un nico imperio unificado al
estilo tradicional, y que puede pervivir como sistema ms all de las diversas
hegemonas estatales.
Wallerstein diferencia, a partir de esto, que hasta el presente han existido slo
dos tipos de sistemas-mundo.
a) El sistema-mundo imperio: configurado polticamente a partir de un rgimen
centralizado que domina el territorio sobre el que se extiende.
b) El sistema-mundo econmico que adolece de un sistema poltico que pueda
centralizarlo.
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A pesar del reconocido carcter polismico del concepto globalizacin, la consolidacin de este sistema-mundo moderno de expansin capitalista y hegemona occidental, constituye el inicio de lo que con dicho nombre hoy conocemos.
La aparicin del colonialismo en el siglo XVI, y la complementaria divisin mundial del trabajo, apuntalarn un sistema que se expande y crece progresivamente a
lo largo de la modernidad.
Entre finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI se consolida esta economamundo europea, que como sistema social tiene una conformacin ms econmica
que poltica, el cual posee al interior de sus lmites: imperios, ciudades-Estado, y
embrionarias naciones-Estado.
A diferencia de otras visiones crticas del capitalismo (como la teora de la
dependencia, por ejemplo), Wallerstein no observa en el funcionamiento lgico
del capitalismo dos vertientes del sistema (capitalismo central y capitalismo perifrico), sino que unifica el engranaje en un sistema nico que fagocita todo y
posee lmites difusos, creando una categora intermedia de actores internacionales, como es el concepto de semi-periferia.
Dicha economa-mundo capitalista se construy a partir de una divisin del
trabajo a nivel global, en la que diversas zonas tenan otorgados roles econmicos
particulares (lo que se profundizara con el posterior salto imperialista del capitalismo en el siglo XIX), consolidndose complejas estructuras de clase y modos de
control de la mano de obra.
Este funcionamiento sistmico aceler tambin las asimetras de los beneficios de tal articulacin, fragmentando el globo, tanto social como polticamente.
Las reas ms beneficiadas de estas relaciones al interior del sistema la constituyen lo que el autor llama Estados centrales.
Las reas perjudicadas la constituyen las periferias y semiperiferias, las cuales
se diferencian porque en las primeras el Estado indgena es dbil, oscilando entre
la no existencia (es decir, una situacin colonial) y la existencia con un escaso
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grado de autonoma (es decir, una situacin neocolonial). En las segundas, existe
un elemento estructural necesario en toda economa-mundo, es decir que juegan
un papel paralelo al representado por los grupos comerciantes intermedios en
un imperio (Wallerstein, 1999:492). En cambio en la periferia, es todo aquello
que caracteriza al mundo subdesarrollado:
Durante los tres primeros siglos, una buena parte del globo fue incorporada al
sistema histrico capitalista, aunque durante toda esa primera fase an se adoleca de una geocultura legitimadora propia del sistema, lo que recin se alcanza
con la Revolucin Francesa. Para Wallerstein, la Revolucin Francesa fue el punto final de un largo proceso, no solamente en Francia sino tambin en la totalidad
de la economa-mundo capitalista en tanto que sistema histrico; en 1789, una
buena parte del globo haba sido incorporada dentro de ese sistema histrico
desde haca tres siglos. Y durante estos tres siglos, muchas de sus instituciones
clave haban sido establecidas y consolidadas la divisin axial del trabajo, con una
significativa transferencia de plusvala desde las zonas perifricas a las zonas centrales; la primaca de aquellos que actuaban en defensa de los intereses de la
incesante acumulacin de capital; el sistema interestatal, compuesto por estados
que se declaraban soberanos, aunque estaban constreidos por el armazn y las
reglas del sistema interestatal; y una polarizacin siempre en aumento. Pero este
sistema-mundo no dispona an de una geocultura legitimadora, cuyas doctrinas
bsicas no fueron forjadas hasta el siglo XVIII (y a veces ms tarde) por los tericos de la Ilustracin, sin que se institucionalizasen socialmente hasta la Revolucin Francesa.
Aparicin y desarrollo de un mercado mundial unificado, divisin mundial de
trabajo, y consolidacin de una geocultura del sistema (entre 1848 y1968), consolidaron un liberalismo triunfante, que posee su perodo de auge entre el fin de la
Segunda Guerra Mundial y la crisis de 1968.
Con clara perspectiva dialctica, Wallerstein considera que a partir de la crisis
de 1968 se acelera un proceso de contraccin, ciclo que gravitar en el declive
general de todo el sistema social constituido en el siglo XV. Entre otras cosas, la
desruralizacin global y los impactos ecolgicos de la modernidad, son signos
visibles de esta transformacin en la era del hombre, la cual comenz una transi-
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cin estructural que durara aproximadamente unos cincuenta aos hacia un sistema nuevo muy difcil de prever.
La lectura de Wallerstein sobre la coyuntura actual es sumamente compleja.
Anticipa que la paz, la estabilidad y la legitimacin, estarn muy escasas en el
perodo comprendido entre 1990 y 2025/2050. Wallerstein observa que Estados
Unidos constituye hoy en da la mxima potencia mundial y que adems lo seguir
siendo. Sin embargo, para el autor ya no define de manera unilateral las reglas del
juego geopoltico (Wallerstein, 2005). Wallerstein seala que en parte esto se debe
a cierta declinacin de Estados Unidos como potencia hegemnica del sistema
mundial, pero en una parte an mayor se debe a la crisis del sistema mundial
como tal.
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Conclusiones
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LA MODERNID
AD COMO
MODERNIDAD
FORMA
CIN DISCURSIV
A
ORMACIN
DISCURSIVA
ALEXANDER RODRGUEZ
Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas (Colombia)
SANDRA PREZ
NE Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas (Colombia)
RESUMEN
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ABSTRACT
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Modernity is an epistemic, social, and cultural model, which deals with all of
the dimensions of human reality, proclaiming itself as the parameter to follow,
hiding or detailing the knowledge of the rest of the worlds communities.
Poststructuralism, postmodernism, or postcolonialism emerge as criticism to
modernity. In this article we present the factors that shape that model following
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Podemos entender una formacin discursiva como un conjunto de reglas histricas determinadas en el tiempo y en el espacio que figuran relaciones de poder y
saber en lo social, econmico y cultural en donde se ejercen ciertas funciones
enunciativas que consolidan una forma especifica de entender el mundo. Esto
concrece segn las relaciones entre los objetos que constituyen determinado estado de las cosas; los sujetos e instituciones que perciben y reproducen tal estado;
los diferentes dominios asociados que enuncian los aspectos detallados de tales
objetos; y por ltimo, la materialidad con que los anteriores pueden repetirse en el
tiempo, es decir, los signos, smbolos o iconos que reproducen los discursos, por
tal motivo entender la modernidad como formacin discursiva devela las relaciones de poder y discursivas en las que sta se presenta (Michel Foucault, 1985).
Estamos, entonces, por exponer la epignesis de la modernidad, por un lado
sus relaciones discursivas o lo que se dice: que desde el estudio de la biologa, la
economa y la filologa, aparecen como elementos estructurales que figuran el
modelo moderno. La biologa de comienzos del siglo XIX, aporta al modelo moderno la sucesin serial de una variedad de elementos bajo una funcin representativa, es decir, los diferentes objetos pueden ser expresados como coexistentes
de un mismo concepto, con una jerarqua interna que devela la cercana o no a tal
representacin, es el caso, por ejemplo, de unir bajo la funcin de primates a los
diferentes simios, mamferos, bpedos, etctera. En segundo lugar la economa,
que nace como el estudio de la produccin que introduce David Ricardo, centrando la creacin del mundo en el trabajo que el hombre realiza junto a sus herramientas y tcnicas; en este caso todo es producto del hombre y el mundo en el
que ste se desenvuelve es producto de sus relaciones sociales; de esta manera,
cada producto representa las relaciones productivas que vive cada sociedad. Y
por ultimo la filologa que estudia a un ente, que tiene la cualidad de conocer el
mundo (el hombre) y un objeto de saber (las cosas o la naturaleza), estos dos se
determinan recprocamente figurndose histricamente, el primero desde su finitud,
fundando la necesidad de estudiarle y definirle y confiando en la infinitud del
segundo estableciendo la necesidad de controlarle y dndole el papel de servidor
del hombre; para superar su estado de finitud y mantener el dominio sobre lo
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natural crea el lenguaje; de ste modo, la filologa constituye los nexos entre ste y
la cultura. Esta triple disposicin epistmica sirve como epignesis del modelo
moderno y, ms an, el estudio del hombre y de las ciencias humanas; adems de
figurar la idea de hombre, tambin presenta los cimientos de la modernidad como
formacin discursiva.1
Por otro lado la epignesis de la modernidad en su dimensin no-discursiva,
es decir, las prcticas, las instituciones, los ejercicios de poder; el establecimiento
de una clase en particular diferente a la aristocrtica que hasta finales del siglo XII
dominaba las esferas del poder, hablamos de la burguesa y su modelo econmico
del mundo, el capitalismo. Estas intensidades ligadas, ya no a lo que se dice,
sino a las prcticas materiales que constituyen el mundo, sirven como ejercicios
de poder que construyen el proyecto moderno; as las principales caractersticas
que enmarcan al sujeto moderno buscan sobre todo establecer una identidad clara frente a aquellos sujetos no-modernos, con el fin de perfilar las representaciones afines y no afines necesarias que legitimen un orden especifico de la realidad
y del orden burgus, es decir, las mujeres, los indgenas, los negros o mestizos sin
propiedad, los analfabetos o con tradicin oral, son los llamados, segn los mismos planteamientos de la modernidad, sexo dbil, brbaros, salvajes, primitivos, atrasados, subdesarrollados o simplemente incivilizados.
Estas diferencias son llevadas a trminos de desvaloracin, cuando a partir de
una supuesta distancia espacio-temporal se legitima una relacin jerrquica y de
dominacin, afirmando el progreso de las sociedades europeas frente al resto de
la humanidad. Este modelo de sujeto moderno se afinca a partir de unos dispositivos disciplinarios de poder (constituciones, manuales de urbanidad, gramtica
de las lenguas) que son utilizados como tecnologas de dominacin, establecidas
para modelar las mentes, los cuerpos y los modos de existencia, de tal forma que
se ajustarn a lo que la modernidad requera de los sujetos modernos, a cuyo
grupo corresponde en realidad una pequea parte de la poblacin, la burguesa,
compuesta por sujetos epistemolgicos, morales y estticos determinados y sobre todo diferentes del resto de la poblacin.
Estas tecnologas de dominacin se legitimaban en la escritura, otro aspecto
que era caracterstico del mundo moderno, en la medida en que era utilizada como
otra forma de desconocer el conocimiento ubicado fuera de los parmetros de la
modernidad, ya que la escritura en el siglo XIX estableca otra forma de poder y de
control, pues responda a la necesidad de ordenar e instaurar la lgica de la civilizacin, es decir, que a travs de la escritura disciplinaria se instituan los conocimientos y las formas deseables para ser modernos, los cuales se reproducan
por medio de esta prctica, pero al mismo tiempo la escritura serva para excluir a
1
Foucault, Michel (1968). LAS PALABRAS Y LAS COSAS: una arqueologa de las ciencias humanas. Siglo XXI Editores: Madrid, p. 346:
Esta transferencia no es un fenmeno marginal para las ciencias humanas (una especie de estructura de apoyo, de desviacin por una
inteligibilidad exterior, de confirmacin del lado de las ciencias ya constituidas); tampoco se trata de un episodio limitado de su historia
(una crisis de formacin en una poca en que eran an tan jvenes que no podan fijarse sus propios conceptos y leyes). Se trata de un
hecho imborrable, ligado, por siempre, a su disposicin propia en el espacio epistemolgico.
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todos aquellos sujetos que, al ser analfabetos, no hacan parte del proyecto de la
modernidad, ya que se les negaba toda posibilidad de acceso a los documentos
que se presentaban de esta forma, pues todo el resto de personas simplemente se
reconocen como no modernos y por lo tanto son objetos de explotacin, No se
escriban manuales para ser buen campesino, buen indio, buen negro, ya que estos
tipos humanos eran vistos como pertenecientes al mbito de la barbarie; los manuales se escriban para ser buen ciudadano [] Se haca referencia entonces al
ciudadano burgus, el mismo al que se dirigen las constituciones; el que sabe
cmo hablar, cmo comer, cmo utilizar los cubiertos, cmo tratar a los sirvientes, cmo conducirse en sociedad.2
La constitucin de este sujeto moderno-burgus implica la represin de los
instintos y el autocontrol sobre todos los elementos que conforman al sujeto
mismo, con el fin de establecer una distancia suficiente que permitan resaltar la
diferencia social; as, mientras que los manuales de urbanidad le indicaban al sujeto cmo deba comportarse en las diversas circunstancia a las que se vea enfrentado en su vida, la constitucin estableca el espacio legal en que deban formarse
los sujetos de derechos, posible nicamente dentro del marco de la ley escrita y,
por ltimo, la gramtica estableca las pautas del buen hablar propio del sujeto
moderno-burgus.
Este aporte producido por Fanon y la teora de la dependencia, es una herramienta muy importante, utilizada por Wallerstein,3 para complementar su anlisis
del sistema-mundo y para poder entender y plantear el paralelismo que se teje
entre la historia del capitalismo y la constitucin de una epistemologa localizada
en occidente, a partir de lo cual l puede reconocer como El capital que requieren las instituciones, y las personas que producen y desde donde se expande el
conocimiento y su valor, estn ubicadas en las ciudades, y las ciudades estn localizadas tambin en las lenguas y en la historia del capitalismo.4
De esta forma se gener el entrecruzamiento capitalismo y epistemologa, a
partir de algunos criterios que buscaban legitimar tanto las relaciones econmicas
capitalistas y sus consecuencias culturales como la modernidad, que se van imponiendo en los pases colonizados alrededor del mundo. Los sujetos denominados
como los incivilizados, brbaros, subdesarrollados, van a ser caracterizados bajo
las ideas, teoras, polticas y discursos de aquellos sujetos que a la fuerza imponen
el modelo moderno, de esta forma aun no siendo modernos, son enunciados por
la modernidad para su dominacin, ya que sta al plantear las condiciones culturales, polticas y sociales ideales, establece tambin las condiciones indeseables,
condiciones de las que se debe salvar a los sujetos, con lo cual va estableciendo un
deber ser tambin a los sujetos no-modernos, aunque manteniendo siempre pre-
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Ibd., p. 71.
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Nuestra intencin fue construir un diseo epistmico que sirviera, de una u otra
forma, para entender la realidad desde un puno de vista diferente al de la modernidad, haciendo uso de teoras constructivistas, postestructuralistas y postcoloniales.
Transitbamos por la senda de Foucault con La arqueologa del saber, la cual
pensamos es la radiografa de los cimientos y estratos del discurso, que nos
presta las herramientas precisas para emprender la creacin de uno, es decir, construir una superficie de registro, de inscripcin, de emergencia y las rejillas de especificacin, que develen y animen ticas y/o polticas diferentes por parte de las
personas que nos lean; otro paso en este camino est dado por Deleuze y su
geografa del pensamiento (geosofa),9 donde expresa esa intimidad entre la constitucin tico-esttica, que existe entre el territorio o medio en el que se desenvuelve el individuo y su entorno, as las salidas y entradas del territorio (las
territorializaciones y desterritorializaciones) exponen la figuraciones de modelos
o imgenes de pensamiento que modelan tanto al territorio como al individuo,
por lo cual la geosofa, como modelo epistmico para entender la realidad que
utiliza prospectivamente la definicin de arqueologa del saber, teniendo claro su
nfasis marcado en la mecnica del discurso y utilizando anlogamente la geografa como ciencia, modela un diseo epistmico dando ciertos atributos al pensamiento, entre los que retomamos la no parcialidad en el entendimiento del mundo,
negndose al reduccionismo de sujeto-objeto que le parece por s una ilusin, la
nacionalidad del pensamiento, etctera.
Para Deleuze el pensamiento es una cuestin de poblacin, es decir, no es la
iluminacin de un sujeto lo que crea el objeto, sino las relaciones sociales que se
tejen alrededor de ste; son las poblaciones las que generan la realidad; as, el
pensamiento slo puede ser develado segn el estudio que se haga de la poblacin
donde ste se va constituyendo. De esta manera el pensamiento no puede entrar
en una estructura esttica de enunciados que reproducen la imagen de la realidad
sino, por el contrario, es necesario hallar las rutas, los caminos, los destinos, las
paradas del pensamiento; por ejemplo, la preocupacin del ser de los hindes,
egipcios y persas, son caminos del pensamiento que se interseccionan en las ciudades griegas, donde se va a constituir una forma particular de estudio con respecto al ser.
As, si los discursos son superficies o estratos cimentados de palabras y cosas
que generan territorios discursivos y la geosofa propone entender cules son las
dinmicas entre estos territorios discursivos y sus desplazamientos, la geodesia
del sentido propone entender qu ubicacin tiene el individuo frente a tal variedad de territorios discursivos.
El modelo de la geodesia del sentido es un trabajo conceptual por el cual se
quiere fomentar una lectura diferente de la realidad, a travs de las herramientas
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conceptuales que nos da la geodesia como ciencia que estudia la forma de la tierra
y que es utilizada ms exactamente para el estudio de la ubicacin de los elementos sobre una superficie. Para llegar a esto, la geodesia crea una formacin discursiva
que consta de un modelo, un sistema de referencia, un sistema de proyeccin y
unos ejes de proyeccin, herramientas conceptuales que nos llevan a construir
este diseo epistmico. As, la geodesia del sentido no tratar de definir al sujeto o
al objeto como parte de un discurso, sino las transformaciones del individuo con
respecto a la variedad de ambientes discursivos en los que se desenvuelve y cmo
el cambio de alguno implica transformaciones en el otro.
El modelo de la geodesia del sentido nos hace necesario explicar por qu es
importante dar la posicin del individuo frente al sentido; en la teora social de
Luhmann, el sentido es lo que caracteriza a una determinada sociedad en una
poca en particular, por tal motivo, lo nico que comparte la variedad de elementos de la realidad no son primordialmente sus relaciones o funciones sino el sentido en que se efectan. As:
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...el sentido se constituye en sistemas sociales y sistemas psquicos, esto significa que al actuar y
experimentar del sentido, son determinados ya por un sistema psquico o social [...] El mundo se
constituye, por tanto, como la globalidad de las referencias de sentidos. El sentido se pone as
como medium indispensable para la operacin de los sistemas sociales (y de los sistemas psquicos). Por una parte, el mundo es observable (cobra forma) nicamente con base en el medium
sentido. Por otra parte, la forma del sentido permite la formacin especfica de determinados
tipos de sistemas, sociales y psquicos: el sentido necesita de tales sistemas para realizarse. Sentido y sistema, por tanto, se presuponen y se condicionan recprocamente: son posibles slo
juntos. El sentido es un concepto fundamental para la sociologa precisamente porque permite
la construccin de la complejidad del mundo: permite pasar de los postulados de principios
ltimos e invariables a la posibilidad de observar todo como contingente.10
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Es por esto que nuestra intencin, al crear un diseo epistmico como la geodesia
del sentido, es dar la posicin en que un sentido particular nos enuncia a travs de
un discurso o territorio discursivo, pues estar en un discurso es estar ya en el
cauce de un sentido, por lo que pensamos necesario crear herramientas conceptuales para que se develen las superficie de tales cauces, de tales discursos, de tales
sentidos. Por ejemplo, la expresin todos unidos! es diferente en el sentido si
se enuncia en la gran marcha de Mao Tse Tung, en la marcha de las antorchas de
Hitler, o en las barricadas anarquistas en Espaa de 1936.
El sistema de referencia que se utiliza en este diseo epistmico es lo que
llamamos una estructura apolar, figura conceptual que queremos contraponer a la
representacin como superficie en la que se registra la realidad, por lo que nos
10
Corsi, Gian carlo. Esposito, Elena. Baraldi, Claudio (1996). Glosario sobre la teora social de Niklas Luhmann. Iteso, Universidad Iberoamericana: Mxico p. 146.
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disponemos a construir una estructura11 (elementos, relaciones, procesos y sistemas) conceptual que tenga por funcin erigir dimensiones desde las cuales se puedan establecer regularidades que permitan entender la realidad y la subjetividad.
As, la estructura apolar conlleva constituir filtros desde donde se puedan definir
los elementos que se relacionan, para erigir tales regularidades; luego unos criterios con los cuales se exponga el proceso con los que cada elemento figura tal
regularidad y por ultimo exponer el valor tico con respecto a nosotros mismos
de el proceso y los elementos que se estudian.
En otras palabras al contrario de la representacin que dirige todo conocimiento a fundamentos universales, la estructura apolar devela la dimensin de la
realidad que se estudia, los lindes, lmites, bordes, conexiones o intersecciones de
los elementos y procesos que la componen, para al final entender la posicin o el
cmo estoy siendo enunciado, en qu discurso y en qu cauce del sentido; es el
caso de las teoras postcoloniales o decoloniales que exponen las subalternidades
del pensamiento, el cmo la modernidad subsume o invisibiliza en su propio
sentido las culturas no modernas. La estructura es apolar pues trata de que las
dimensiones, por ejemplo, polticas, subjetivas, ticas o econmicas, al exponer
sus elementos, relaciones y procesos den cuenta de las interconexiones complejas
que subyacen entre varios discursos o varias dimensiones y, por el contrario, no
fije puntos nicos, menos trascendentales, para entender la realidad, sino los puntos de convergencia o divergencia en los que cada dimensin de la realidad se
devela.
El develar los elementos, las relaciones, los procesos, los sentidos y los sistemas que integran la realidad desde la estructura apolar slo se hace posible desde
la figuracin de dimensiones del sentido; las dimensiones son marcos de referencia
desde los cuales nosotros exponemos las tensiones que existen en una variedad
de campos12 en los que se desenvuelve la subjetividad y la realidad, y qu afecta el
desenvolvimiento de stos, entonces es necesario construir dimensiones para entender la realidad con el fin, no de parcelar el conocimiento, sino, por el contrario,
develar qu dimensiones lindan, limitan, aceleran, cruzan, a otras dimensiones y
cmo esto afecta a la subjetividad, a la vez que el cmo sta es enunciada en tal o
cual discurso o sentido.
11
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Definida por Corsi, Esposito, Baraldi, de la manera siguiente: ... las estructuras son condiciones que delimitan el mbito de la relacin de
las operaciones de un sistema: son condiciones de autopoiesis de un sistema. El concepto de estructura indica por tanto la seleccin de
las relaciones entre elementos que son admitidas en un sistema. En los sistemas constitutivos de sentido, las estructuras no pueden
consistir slo en relaciones entre sistemas, en cuanto elementos son siempre eventos sin duracin temporal: al desaparecer estos,
desapareceran tambin las relaciones y por tanto las estructuras y el mismo sistema. Las selecciones que obtienen una importancia
estructural son las que delimitan las posibilidades de combinar los elementos, ya sean estos comunicaciones o pensamientos. Ibid. p. 73.
Bourdieu, Pierre (1990). Algunas propiedades de los campos. En Sociologa y cultura, Conaculta: Mxico, pp. 135-141. Los campos se
presentan para la aprehension sincronica como espacios estructurados de posiciones (o de puestos) cuyas propiedades dependen de
su posicin en dichos espacios y pueden analizarse en forma independiente de las caracteristicas de sus ocupantes (en parte determinados por ellos).
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El sentido se experimenta entonces desde el horizonte de la complejidad que se nos hace accesible en cada experiencia concreta. Sin embargo, dado que el sentido tambin involucra el tiem-
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po, la actualidad cambia de un instante a otro, y entonces se requieren operaciones para seleccionar el siguiente foco de atencin. Existen razones tericas slidas que pudieran fundamentar
que la descomposicin en dimensiones sea un desarrollo que se desprende de la constitucin
intrnseca del sentido. As queda abierta la posibilidad de descubrir nuevas dimensiones del
sentido en este rango de generalidad, aunque siempre habr que estar atento a si las nuevas
propuestas no puedan quedar integradas en las tres dimensiones clsicas. Para las consideraciones de las dimensiones del sentido mas importante que la fundamentacin terica, es que el
fenmeno de las dimensiones se ve forzado a emplear una distincin, es decir, las dimensiones
del sentido echan mano a la de una duplicacin en la que una interpretacin de la realidad se
lleva a que se efecten en el marco de referencia de otra cosa.13
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Por lo cual, la geodesia del sentido construye como sistema de referencia una
estructura apolar, que coordina una variedad de dimensiones de sentido que devela
los elementos, las relaciones, los procesos con los cuales le da una posicin al
individuo entre los discursos figurando marcos de referencia para tal fin. Estamos
hablando de ejercicios tericos como la teora queer o el postcolonialismo, que
marcan los factores que intervienen en determinadas situaciones que develan discursos y prcticas definiendo cierto estado de las cosas, como la constitucin de
gnero-semitica-poder o la convergencia de la colonialidad-el saber-la poltica.
Cada dimensin consta, entonces, de tres instrumentos por los cuales se compone un filtro conceptual, uno o varios criterios conceptuales y unos espectros conceptuales,
que consolidan el sistema de proyeccin desde donde se va a entender la realidad.
Los filtros conceptuales exponen los elementos que se van a analizar de una
dimensin en particular, perfilando una variedad de elementos; para exponer su
dinmica en la realidad estudiada, stos exhiben los elementos, las relaciones, procesos y sentidos con los cuales se quiere entender la realidad; el filtro al decir se
quiere denota que no es neutro y que a la postre expone esas relaciones con una
intencin en particular, por lo que el filtro modula una serie de informaciones que
obtiene de la realidad para accionar en ella una transformacin en particular, es
aqu donde la actividad epistemolgica nos lleva a un transcurso14 mas tico, pues
pone en perspectiva su sistema psquico y el sistema social que lo compone, conllevando al discernimiento de su posicin frente a tal discurso, sentido o sistema,
consumando la finalidad de la geodesia del sentido, posicionar al individuo frente
a una variedad de discursos.
Los criterios son complejos conceptuales dentro de un mismo filtro desde los
cuales se develan una variedad de relaciones dinmicas dentro de s misma. Pinsese
en este ejemplo: si la dimensin de estudio es el tiempo, los criterios de anlisis
13
14
Torres Nafarrate, Javier. Introduccin a la teora de sistemas de Niklas Luhmann. Edicin cientfica, Alida Casale. Universidad Nacional
Autnoma de Mxico: Mxico. p. 248.
Nos referimos al concepto de transcurso del profesor Edgar Garavito que obedece a entender una actividad mas all de lo que se dice
o del estado de las cosas donde se encuentra la subjetividad sino de la actividad de un pensamiento que cambia el entorno o medio en el
que se desenvuelve, auto asimilando la accin del pensar y la dinmica del estado de cosas en una sola intensidad. La transcursividad:
crtica de la identidad psicolgica, Edgar Garavito Pardo. Editorial Medelln: Universidad Nacional de Colombia: Bogot. 1997.
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Esta conceptualizacion se basa en dos obras de Gilles Deleuze: Rizoma, Editorial Pretextos, Valencia 1977; y Cmo reconocer el
estructuralismo? http://caosmosis.acracia.net/?p=724 Pars 1972.
Fragmento textual de la tesis Geodesia del sentido: develamiento del sujeto en la jerarqua discursiva.
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cual modela de una manera detallada la cultura, las instituciones y los individuos
de la modernidad, en ste caso tales teoras exponen la parte reactiva-estructural
del modelo moderno.
Una dinmica rizomtica es la que se caracteriza por la conexin u organizacin de los elementos con respecto unos a otros, concreciendo o complejizando
los atributos de cada uno con el fin de que las relaciones se multipliquen, desbordando los lmites actuales y que su actuacin se efecte en una variedad de dimensiones que le doten de caractersticas que le potencien para la creacin de otros
procesos, transformando los procesos mismos; tales procesos tienen la cualidad
de ser heterogneos, con la finalidad de que el trabajo reduzca el desgaste de cada
uno de los elementos llevando los procesos a trmino sin dejar a ningn elemento
sobreexplotado o excluido; en esta perspectiva, la heterogeneidad de los procesos
llevan a que los sentidos sean diversos y que la complejidad aumente en beneficio
del potenciamiento de cada elemento en el sistema; por tal motivo, el sentido no
es lineal y funciona ms por divergencias, saltos, rupturas que complejizan el sistema, de esta forma el sistema es cartogrfico desde el punto de vista que los
elementos, las relaciones, los procesos, los sentidos y los sistemas no estn determinados por una estructura esttica, mas bien por rutas, mapas, estrategias, etctera, que dibujan figuras por las cuales se abordan los problemas en la realidad. Es
el caso de los encuentros del Foro Social Mundial (FSM), que son encuentros alternativos donde diversos intereses, diferentes grupos humanos, socializan estrategias alternas, por las cuales puedan dar soluciones a sus problemticas particulares,
articulando esfuerzos para exponer y resolver, por medios no institucionalizados,
las diferentes problemticas actuales. ste es un ejemplo de dinmica rizomtica
que busca por medios no convencionales, la articulacin de esfuerzos, que creando procesos visibiliza las diferentes perspectivas de cmo concebir el mundo, en
los que cada individuo complejiza la forma en la que entiende el mundo y sobre
todo cmo comprende su existencia y la de los otros crean y transforman la
realidad, por lo que cada sistema y sentido del mundo, estn en constante
reconfiguracin, por lo cual sugerimos entenderlas como dinmicas rizomticas.
Estas dinmicas son las que nos sirven de apoyo para construir un diseo
epistmico que devele una tico-esttica que consolide la capacidad de entender
nuestra realidad, y que nos dote de elementos los cuales transformarla directamente y por nuestros propios medios, finalidad entre otras de nuestro trabajo.
Contrario al telos moderno que busca la adaptacin de todos los elementos de la
realidad a determinados regmenes de verdad, como la episteme moderna, con los
que se busca sostener una serie de representaciones especficas con las cuales se
subordina la realidad a la orden que impone un sistema econmico, poltico y
cultural como lo es el capitalismo. La geodesia del sentido, por el contrario, tiene
como fin crear formas de pensar, ser y actuar en el mundo, ms autnomas, ms
plurales, ms equitativas y mas democrticas. NE
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BIBLIOGRAFA
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invencin del otro, en: Modernidades coloniales. Otros pasados, historias presentes.
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Mignolo, Walter. Capitalismo y geopoltica del conocimiento: el eurocentrismo y la filosofa de la
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Corsi, Gian Carlo (1996). Esposito, Elena. Baraldi, Claudio. Glosario sobre la teora
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Torres Nafarrate, Javier. Introduccin a la teora de sistemas de Niklas Luhmann. Edicin
cientfica Alida Casale. Mxico: Universidad Nacional Autnoma de Mxico,
p. 248.
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EL GENOGRAMA Y SU APLIC
ACIN
APLICA
COMO HERRAMIENT
A DE ES
TUDIO
HERRAMIENTA
ESTUDIO
DE LAS C
ADENAS MIGRA
TORIAS
CADENAS
MIGRATORIAS
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RESUMEN
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ABSTRACT
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genogram, and finally, an analysis of the results obtained during the application
of the tool to a specific case.
Keywords: Genogram, Migration, Family, Spain, Chain Migration.
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Introduccin
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Por otra parte y continuando con la lnea de Pedone diremos que las redes
migratorias son ms extendidas y estn relativamente afianzadas, desarrollando
una dinmica propia, que incluso puede desprenderse de los estmulos y
desestmulos de la sociedad de destino (Gimnez y Malgesini, 1997). Las redes
son entonces el conjunto de vnculos que conectan a las sociedades de origen y
destino a travs de los inmigrantes por medio de relaciones de parentesco, amistad y sentido de pertenencia a una comunidad de origen. Estas conexiones o
vnculos constituyen un valioso capital social, al que se accede a travs de la propia pertenencia a redes e instituciones sociales, pertenencia que permite a los
migrantes tener acceso a trabajos en el extranjero y a salarios ms altos (Massey et
al., 1998).
Las redes migratorias cumplen la funcin de vehculos de informacin sobre
el proceso migratorio, su papel a la hora de facilitar contactos en el lugar de destino, de ayuda para el empleo en el momento de facilitar incluso prstamos de
dinero o el acceso a bienes y servicios compartidos, adems de su significacin en
cuanto a apoyo emocional (Gurak y Caces, 1998).
Segn Massey (1986) las relaciones son anteriores al proceso migratorio y se
activan durante el mismo. Poseer una red de relaciones amplia supone una gran
ventaja durante el proceso migratorio, adems las redes migratorias ejercen una
poderosa influencia en la seleccin de quines y cundo emigran (Gurak y Caces,
1998).
La utilizacin del genograma como herramienta metodolgica permitir construir una representacin grfica de las cadenas migratorias en la familia para determinar de qu manera se estructuran y funcionan las relaciones que dan origen
al proceso migratorio; adems, se pueden obtener numerosas hiptesis slo con
examinar la estructura vincular, incluyendo la composicin familiar, las constelaciones fraternas y las configuraciones inusuales. Al estudiar slo la estructura
familiar se pueden formular hiptesis sobre ciertos temas, roles y relaciones que
podrn ser verificadas buscando ms informacin sobre la familia (McGoldrick,
1996).
El genograma es un instrumento que permite conocer datos de la familia de
forma visible, adquiriendo informacin de sus miembros y sus relaciones a lo
largo de varias generaciones. En l se puede recoger, registrar y exponer la informacin de los miembros del hogar a travs de una representacin grfica de su desarrollo. Adems es un excelente sistema de registro de informacin sobre aspectos
demogrficos, acontecimientos vitales, composicin y relaciones familiares.
El anlisis vertical del genograma dar cuenta de los patrones de funcionamiento de la familia, y debido a que las pautas familiares pueden transmitirse de
generacin en generacin, es necesario estudiar el genograma para tratar de identificar aquellas pautas que se hayan ido repitiendo dando origen a un estilo particular de funcionamiento familiar a travs de modelos de adaptacin o inadaptacin
y, finalmente, este instrumento dar cuenta de las nuevas relaciones sociales
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ral, el acceso de sta a la educacin superior y a las reformas en leyes que han
permitido mejorar las condiciones de igualdad entre hombres y mujeres en Colombia, se siguen conservando elementos de la familia tradicional antioquea,
especficamente los relacionados con los roles asignados socialmente.
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1. Familia y migracin
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aceleran y/o controlan los ciclos vitales de las familias migrantes, tales como la
salida de los hijos del hogar paterno, la entrada o salida de la escuela, el trabajo, la
migracin y el matrimonio (Woo, 1995).
Desde este punto de vista, la familia constituye una unidad de contradicciones
en la que existen relaciones de ayuda mutua, cooperacin y solidaridad entre sus
miembros, pero tambin se generan dinmicas negativas como conflictos y tensiones por las relaciones de gnero y generacionales que surgen ante la decisin
de emigrar, trabajar, distribuir los ingresos, entre otros (Mummert, 1989; De la
Rocha, 1989). La familia objeto de estudio tiene una amplia trayectoria migratoria,
sin embargo, este camino no ha estado libre de conflictos. Durante la definicin
del proyecto migratorio el padre y la madre estaban de acuerdo en que migrar era
una buena opcin para la familia, sin embargo diferan en cuanto a la forma de
iniciar el proyecto. El padre apostaba por un proceso por etapas, es decir, primero
viajaban l y su hijo mayor mientras que las mujeres permaneceran en su lugar de
origen a la espera de la reagrupacin familiar. Por su parte, la madre pensaba que
la familia debera migrar en conjunto; esta tensin familiar termin por resolverse
al optar por un proyecto migratorio familiar.
De esta forma, la familia de los migrantes ha establecido una unidad trasnacional
en la que convergen diferentes culturas de origen y destino y donde la familia
extensa transnacional se concibe como una unidad fragmentada espacialmente y
que se mantiene debido a que el vnculo no est definido por la proximidad espacial; all las relaciones de la familia pueden extenderse y persistir a travs del tiempo y a pesar de las separaciones fsicas puesto que la familia transnacional va ms
all de la coresidencia, teniendo en cuenta adems que la reagrupacin de la unidad familiar en destino no significa la desaparicin de las cadenas migratorias, por
el contrario esta situacin puede generar una nueva dinmica estructural y funcional en las cadenas.
Tal y como lo sostienen Bryceson y Vuorela (2002), la familia trasnacional es
aquella familia cuyos miembros viven una parte o la mayor parte del tiempo
separados los unos de los otros; siendo capaces de crear vnculos que permiten
que sus miembros se sientan parte de una unidad y perciban su bienestar desde
una dimensin colectiva, a pesar de la distancia fsica. De tal modo, que se estructura un espacio social integrado por los vnculos emocionales y econmicos
que son compartidos por los miembros de la familia que se hayan dispersos
geogrficamente.
2. Elaboracin del genograma
La elaboracin del genograma se desarroll a travs de una entrevista en profundidad realizada a la madre y a la abuela de la familia objeto de estudio en el mes de
abril del ao 2008; posteriormente se realiz un taller con las dos mujeres para
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esbozar el genograma, el cual fue terminado por completo despus de tres sesiones de trabajo conjunto.
La familia objeto de estudio proviene de la Regin del Eje Cafetero Colombiano, y est constituida por cinco integrantes, de los cuales dos son hijos, padre,
madre y abuela; todos ellos residen actualmente en la Comunidad de Madrid en
Espaa. Esta familia ha tenido experiencias migratorias a lo largo de las cuatro
generaciones que se han representando grficamente. De manera general se puede decir que la primera generacin es inminentemente rural; en la segunda generacin se inicia el primer movimiento migratorio de la familia al pasar del sector
rural al urbano y se inician las primeras migraciones internacionales, mientras que
en la tercera generacin se consolidan los movimientos migratorios internacionales y se presenta una reconfiguracin de las formas y las dinmicas familiares;
finalmente, la cuarta generacin est conformada por los hijos que han crecido en
los pases de destino, integrndose a la sociedad de acogida pero conservando
referentes culturales de su pas de origen fomentados por los padres.
A continuacin se desarrollar una descripcin detallada de la familia analizada, la cual est conformada por cinco integrantes, la madre de 42 aos de edad,
quien realiz estudios tcnicos de secretariado comercial y se desempe como
auxiliar administrativa en el pas de origen; su ocupacin actual en Espaa es en el
servicio domstico; por su parte, el padre tiene 46 aos, su ltimo empleo en
Colombia fue como enfermero en el Hospital Universitario de la ciudad donde
residan y actualmente desempea dos oficios, en las maanas como repartidor y
en las tardes como cristalero (limpieza de cristales de ventanas y falladas). La
pareja tiene dos hijos, una nia de 10 aos de edad que fue trada a Espaa con
pocos meses de nacida y actualmente se encuentra cursando la ESO (Educacin
Secundaria Obligatoria) y un joven de 16 aos que se encuentra cursando un
Grado de Formacin Profesional (FP) en hostelera. La familia est integrada adems por la abuela, una mujer de 62 aos de edad, con educacin bsica y quien es
la encargada de las labores domsticas del hogar.
Es importante anotar, que tanto en origen como en destino la familia siempre
ha sido extensa, ya que han convivido con la abuela materna permanentemente,
quien se ha hecho cargo del cuidado de los nietos y las tareas de la unidad domstica mientras ambos padres trabajan.
Por otra parte, si comparamos los datos del nivel educativo de la madre y el
padre podemos inferir que ambos se encuentran sobrecualificados para los puestos de trabajo que desempean, puesto que ninguna de las ocupaciones que desarrollan corresponde con el nivel educativo del inmigrante; es importante tambin
anotar que la mujer posee mayor nivel de estudios comparada con su esposo, pero
es este ltimo quien ms ingresos recibe y posee mejores condiciones laborales
con relacin a ella.
El genograma se elaboro con la participacin de dos de las mujeres que conforman la unidad domstica, madre y abuela, adems de la realizacin de una
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entrevista en profundidad donde se indagarn por aspectos referidos a las experiencias migratorias de la familia, permitiendo recoger de manera precisa datos,
fechas y situaciones vividas por el grupo familiar o alguno de sus miembros.
A continuacin se realiza una descripcin de las generaciones del genograma y
los aspectos ms importantes que definirn los proyectos migratorios en cada una
de estas.
La primera generacin tiene su experiencia migratoria inicial al desplazarse
internamente del sector rural al urbano en busca de mejores condiciones de vida.
Colombia hasta finales de los aos cincuenta tena una estructura eminentemente
agrcola, y el 60% de su poblacin estaba ubicada en el campo (Martnez, 2001).
En los aos setenta di prioridad las obras de infraestructura, producto de una
economa exportadora, junto con una creciente industrializacin. Los cambios
tecnolgicos: el desarrollo de alcantarillados y acueductos de agua potable y la
modernizacin del transporte terrestre, junto con otros factores como la violencia y un empobrecimiento de las condiciones del campo, impulsaron un proceso
migratorio sin precedentes en el pas, caracterizado fundamentalmente por el desplazamiento de la poblacin rural a las reas urbanas, en busca de empleo, vivienda y educacin
Esta primera migracin interna afecta directamente las dinmicas y la estructura familiar, los roles femeninos empiezan a cambiar a partir del ingreso de la
mujer al mercado laboral, adems se da un cambio en las ocupaciones de los
hombres, pasando estos de actividades agrcolas a los sectores industriales y de
servicios; las mujeres, por su parte, dejan las labores domsticas para incorporarse a empleos como operarias en la industria de la confeccin y los alimentos,
aunque siguen asumiendo el rol reproductivo en cada uno de sus hogares.
En esta generacin la familia tiene una estructura nuclear compuesta por padre, madre e hijos, condicionada por fuertes valores religiosos, que como nos
menciona Puyana (2003): En la dcada del 60 prevalecan en las ciudades colombianas representaciones sociales que idealizaban la estructura nuclear patriarcal,
monogmica y legitimada a travs del matrimonio catlico, con una frrea divisin sexual del trabajo y el papel femenino en el hogar. Todas estas representaciones del ideal de mujer, eran asociadas a la figura de la Virgen Mara.
La Segunda Generacin se traslada y establece en la ciudad de Pereira, centro
econmico y comercial de la Regin del Eje Cafetero Colombiano, ciudad que
para entonces tena un gran atractivo para las familias de todo el pas, ya que all se
concentraba el negocio del caf, brindando una amplia oferta laboral relacionada
con la produccin del grado y los servicios asociados a ste; a zona en general
estaba conformada por pequeos propietarios, por tanto, el progreso se reflej
en unas condiciones de vida aceptables y extendidas en un amplio segmento de la
poblacin1 comparado con los estndares del resto del pas, donde ha predomina1
Hasta la primera mitad del siglo XX la dinmica econmica del Eje Cafetero fue superior a la del pas y sus estndares de vida lo fueron
hasta hace un poco ms de una dcada (PNUD, 2004).
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do una concentracin de dinero y poder en unas pocas familias. Sin embargo, los
integrantes de la segunda generacin no acceden a la educacin secundaria, y la
mayor parte de ellos slo concluyen la educacin primaria. En esta generacin
vemos cmo disminuye el nmero de hijos y se observan una serie de rupturas en
las parejas que no estn asociadas de manera directa al proyecto migratorio, aspecto que debe ser tenido muy en cuenta ya que se tiende a estigmatizar la migracin relacionndola de manera incorrecta con este tipo de sucesos.
Vemos cmo se tiende a conservar el modelo de familia nuclear al reacomodarse
la familia con un nuevo integrante masculino. Este modelo de familia est muy
arraigado en esta regin, por su carcter rural as como por sus valores religiosos
de origen catlico, y una fuerte influencia poltica de tendencias conservadoras.
La incorporacin de una figura masculina responde a la necesidad dentro de la
familia de contar con un referente de autoridad y proveedura econmica, debido
a aquel imaginario social donde el hombre es quien vela por la seguridad y el
sustento familiar: el padre deba dedicarse ms al espacio pblico y a las actividades de produccin econmica; esto lo eximi de participar en los oficios domsticos y, por consiguiente, de las tareas de crianza y socializacin de los hijos(as),
pero finalmente lo alej del hogar. Como complemento de este hombre, la mujer
deba buscar su realizacin en la maternidad, pues los logros de sus hijos eran sus
propios logros, lo que la llev a dedicar su tiempo y sus energas a obtener el
bienestar para su familia y a cumplir con las tareas del hogar (Puyana, 2003)
La segunda y la tercera generacin estn muy vinculadas en cuanto a las dinmicas migratorias, se presentan una amplia movilidad de los miembros de la familia pero en formas diferentes. La segunda generacin se caracteriz por procesos
migratorios individuales que luego conllevaran a la reagrupacin de alguno de los
integrantes de la familia; en ciertos casos, esta reagrupacin no se adelant por las
vas legales sino que se recurri a la migracin irregular para tal fin. Por su parte,
los proyectos migratorios de la tercera generacin son de carcter familiar exclusivamente y aunque tuvieron su origen en la irregularidad actualmente la mayor
parte de los miembros de la familia se encuentra en situacin regular, algunos ya
nacionalizados como espaoles.
Es interesante ver que aunque las cadenas migratorias se establecieron ms
tempranamente con los Estados Unidos de Norte Amrica no fue esta la opcin
elegida por los dems miembros de la familia, debido entre otras causas a la barrera del idioma y a la dificultad para ingresar a los Estados Unidos a partir de las
restricciones migratorias realizadas por este pas en 1986. Por el contrario, Espaa se presentaba como un destino ms seguro y econmico, donde adems se
compartan algunos rasgos culturales comunes. Sumado a esto, las excelentes condiciones de la economa espaola que se encontraba en crecimiento y, por tanto,
la elevada demanda de mano de obra facilitaron el proyecto migratorio, as como
la no exigencia de visado para los colombianos que llegaban como turistas a este
pas.
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http://www.ecopetrol.com.co/especiales/Carta%20Petrolera%20110/rev_invitado.htm
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Por otra parte, el genograma tambin nos muestra que el tiempo trascurrido
entre cada proyecto migratorio es de dos aos, lapso en el cual la familia realiza
una serie de actividades preparativas que incluyen informarse sobre el pas destino, contactar a familiares y amigos en destino y realizar las gestiones necesarias
para conseguir el dinero que ser invertido en el viaje. En el aspecto econmico se
recurren a diversas fuente de financiacin como, por ejemplo, la venta de los
enseres domsticos y la solicitud de prstamos a familiares y amigos.
Uno de los primeros cambios en cuanto a la dinmica de la cadena migratoria
tiene su origen en las limitadas posibilidades de la familia para ayudar a otros
familiares de manera eficaz a llegar a Espaa debido a las restricciones legales
para viajar y a la inversin econmica que no pueden afrontar ni en origen ni en
destino, de tal modo que se empiezan a incorporar a la cadena otros miembros no
familiares. El primero de ellos es el hijo de una amiga quien realiz un prstamo a
la familia para emprender el proyecto migratorio, despus se han incorporado
otros amigos en situaciones similares. Podemos decir que la cadena migratoria
funciona como espacio de acogida e insercin en destino a los nuevos miembros,
pero no asegura la migracin desde origen a otros familiares o amigos que no
cuenten ya con los medios bsicos para emprender el proyecto migratorio, especialmente los referidos a un capital econmico.
La cuarta generacin de la familia es la primera de toda su historia reciente que
ha nacido en origen pero ha sido educada en destino, todos los hijos e hijas fueron trados por sus padres en la infancia y se han educado bajo el modelo educativo y social espaol, por lo tanto, su comportamiento responde a las pautas de la
sociedad de acogida ms que a las de origen, de donde solo tienen vagos recuerdos y muchas expectativas por regresar pero de paseo ya que ni ellos y mucho
menos sus madres consideran la posibilidad de retornar.
Finalmente, vale la pena decir que la nica persona de la familia que inici su
proyecto migratorio de forma regular, es decir con un permiso de trabajo y residencia para viajar al pas destino, fue el hombre II2; los restantes miembros de la
familia han tenido un perodo de irregularidad administrativa en los diferentes
destinos, pero han conseguido acceder a permisos de trabajo en relativamente
corto tiempo, especialmente aquellos que llegaron a Espaa; caso contrario sucede con las mujeres II6 y III5 quienes an se encuentran sin ningn tipo de permiso de estancia o residencia en los Estados Unidos.
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Aqu las condiciones para vivir son muy buenas, hay que trabajar duro pero se ven los resultados,
y pues lo que uno busca es lo mejor para sus hijos, y yo creo que lo mejor est aqu, la educacin,
la salud, la recreacin
(Martha, madre, 42 aos)
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Figura 1. Genograma
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Tabla 1. Convenciones
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tructura nuclear en las percepciones de los diferentes miembros del hogar, estas
percepciones tienden a reforzar los ideales de la familia nuclear y, por consiguiente, conducen al no reconocimiento de otros modelos y de nuevas estrategias para
mantener los vnculos familiares ms all de la distancia.
Desde las experiencias propias de las mujeres entrevistadas en este hogar se ha
reforzado la idea de la familia nuclear como modelo ideal.
Cuando decidimos viajar pens que si no viajbamos todos no vendramos, era preferible dejar
a mi esposo que esperar all con mis hijos a que l volviera o pudiera mandar por nosotros
(Martha, madre, 42 aos)
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Yo no s cmo hacen esas madres para venirse por aqu y dejar sus hijos all en Colombia; eso
es muy duro, definitivamente los hijos necesitan al pap y la mam, adems uno por aqu no sabe
qu va a pasar con el marido o all con la mujer
(Martha, madre, 42 aos)
Mam nos ha ayudado mucho en la casa y con los muchachos. Sin ella no podra trabajar todo el
da, es un apoyo muy grande
(Martha, madre, 42 aos)
Vemos cmo las familias en origen que son nucleares tienden a estructurarse en
familias extensas en destino al incorporar a las abuelas como nuevos actores den-
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Es notable cmo el proceso migratorio afecta la formacin de parejas permitiendo la aparicin de una serie de uniones sucesivas. En este caso, algunas de las
mujeres que han emigrado con sus parejas terminaron su relacin, lo que se debe,
posiblemente, a que en origen la pareja estaba sostenida por muchos puntos de
apoyo, mientras que en destino se tiende a interpretar las necesidades no cubiertas
como incompetencia, traicin o abandono por parte del cnyuge (Sluzki, 1989).
Sin embargo, existen otros muchos aspectos que determinan la continuidad o no
de las parejas: algunas mujeres emigran como un proceso previo de separacin
definitiva de sus esposos o parejas.
Es importante retomar y explicar las dinmicas familiares que podran estar
asociadas al proceso migratorio de forma negativa, es decir, la separacin de estas
parejas no obedeci a que uno de los dos haya migrado; en ambos casos, las
parejas al momento de migrar tenan una relacin estable. En el caso del hombre
II2 ste contino con su pareja durante varios aos despus de migrar, realizando
visitas peridicas, sin embargo en origen conoci a otra mujer quien terminara
siendo su nueva compaera. Por otra parte, la mujer II6 se separ de su pareja
cuando vivan en Estados Unidos por razones personales, con lo cual el hecho de
la convivencia no asegura el xito de una pareja.
Es necesario analizar de forma ms amplia las percepciones en origen y destino sobre las familia y cmo influyen los contextos sociales en ambos casos, permitiendo matizar las visiones sobre la migracin y fomentando un anlisis de
cambios funcionales y estructurales que responden a realidades complejas y dinmicas que consideren la migracin como un hecho en que los actores transforman tanto sus lugares de origen como la sociedades que los reciben (Surez Orozco,
1998).
A travs del genograma podemos ver cmo las pautas vinculares de proximidad se convierten en la primera dinmica para incorporar a nuevos miembros de
la familia en el proceso migratorio. As inicialmente se incluyen los hermanos de
la mujer cabeza de cadena migratoria, para despus empezar la incorporacin de
familiares, como padres, tos, entre otros.
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2.2 Demografa
Se observa en el genograma la disminucin del nmero de hijos por familia, pasando de seis en la primera generacin a dos en la tercera. Tal situacin no puede
ser considerada como un elemento aprendido en la sociedad de acogida ya que
estas mujeres emigraron con sus hijos ya nacidos. Podramos concluir, entonces,
que son mujeres provenientes de familias de clase media en la cual se tiene un
buen nivel educativo que determina el nmero de hijos en sus hogares.
Los hombres y mujeres de esta familia iniciaron su proyecto migratorio en
edades comprendidas entre los 32 y 37 aos, es decir, poblacin joven que hace
parte de la poblacin econmicamente activa (PEA); inclusive la abuela se incorpor a la edad de cincuenta y cinco aos a la cadena migratoria.
Tambin es importante resaltar que la cuarta generacin; se encuentra en destino desde edades tempranas que oscilan entre los cuatro meses y los nueve aos
de edad, es decir, son nios y jvenes educados de forma integral en la sociedad
de acogida, que tienen pocos vnculos con origen, en algunos casos ni siquiera
recuerdan a sus familiares y no han tenido la oportunidad de visitar su pas desde
el inicio del proceso migratorio. Sin embargo, los padres han desarrollado actividades culturales y sociales para conservar aquellas tradiciones, valores y smbolos
que los identifican como colectivo, y para tal fin se sirven de sus redes sociales.
Este tipo de actividades son organizadas casi exclusivamente por las mujeres de la
familia, evidenciando la preocupacin de las madres por la prdida de la posibilidad de educar y trasmitir a sus hijos pautas de comportamiento afines a la cultura
del pas de origen.
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Las tarjetas de invitacin a la primera comunin de la nia las mandamos a hacer en Colombia,
es que all s son bonitas, porque las de aqu son muy desabridas [] la comida si la hizo una
seora de Ibagu, amiga de mi esposo, es que hace una lechona muy buena [] ramos muchos
en la fiesta
(Martha, madre, 42 aos)
Este tipo de actividades dinamizadas por las mujeres son las que articulan los
espacios sociales trasnacionales, de tal manera que se crean vnculos y relaciones
especialmente familiares, de parentesco y amistad cuyas funciones tienen una amplia
gama de actividades que van ms all de las relacionadas con potenciar otros
proyectos migratorios y realizar el intercambio de remesas sociales y la acumulacin de capital social tanto en origen como en destino.
2.3 El acceso al mercado laboral
Pues mi mam nos cuidaba a el nio en Colombia. Ella se encargaba de la casa y pues nosotros
trabajbamos todo el da, as que ella era quien vea por el nio; luego naci la nia y mi mam
nos sigui ayudando. Cuando nos vinimos para aqu yo tena que quedarme con los nios y no
poda trabajar, aparte que me haca mucha falta mi mam tambin la necesitaba para que me
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El acceso al mercado laboral est determinado, entre otros factores, por las redes,
ya que stas tienen efectos diferenciados sobre hombres y mujeres. Las redes
sociales en la migracin internacional se han generado de acuerdo con el papel
que desempea cada uno de los miembros de la familia y con las relaciones que
establecen entre s. La creacin o representacin de las redes para la mujer es
diferente respecto al hombre, debido a que stas tienen implicaciones no slo
sociales sino tambin culturales y econmicas (Lindstrom, 1991). De aqu que la
incorporacin de los miembros de la familia y concretamente de las mujeres a la
migracin y al mercado laboral est no slo sujeta a las redes de apoyo que han
creado, sino adems a los roles que se establecen culturalmente en los mbitos
familiares y comunitarios.
El trabajo reproductivo siempre se ha considerado algo inherente a la condicin femenina y por ello invisible y desprestigiado, as su externalizacin hacia el
mercado de trabajo reproduce este mismo imaginario social y se traduce en actividades poco cualificadas y por lo tanto escasamente remuneradas y no profesionalizadas (Godenau, 2007), conllevando a un proceso de externalizacin del
mantenimiento de los hogares, apareciendo la figura de las cuidadoras internacionales, que han originado las cadenas trasnacionales de cuidado, donde se incorporan las abuelas a la unidad familiar para hacerse cargo de sus nietos y del
mantenimiento del hogar, a su vez sus hijas van a otras familias para asumir el
cuidado de los hijos y de otros hogares diferentes al propio.
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ayudara con los nios; esto ya lo habamos pensado desde Colombia as que ahorramos y nos
trajimos a mi mam y aqu esta con nosotros
(Martha, madre, 42 aos)
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Por su parte, las mujeres que migran llegan a cubrir el trabajo reproductivo que ha
quedado vacante debido a la incorporacin de la mujer espaola al mercado laboral, ya que se considera que las mujeres extranjeras cubren una demanda de
servicios de cuidados (nios, enfermos, ancianos), de limpieza y sexual, que se
alimenta de estereotipos anclados en modelos coloniales y racistas sobre la delicadeza, la sensualidad, la sexualidad y la docilidad de la mujer no occidental (Surez,
2004) y la incorporacin de nuevas mujeres a las cadenas de cuidado responde a
esta demanda tanto en origen como en destino reproduciendo un proceso de
externalizacin del mantenimiento de los hogares.
Si bien los hombres se caracterizan por tener redes amplias y variadas, el uso
que se hace de aquellas que se sustentan en el parentesco es menor con relacin a
el que se refiere a las mujeres, en tanto que estas ltimas se apoyan casi exclusivamente en las familias (Godenau, 2007). Esta utilizacin de las redes familiares
conduce a que las nuevas mujeres que se incorporan a la cadena migratoria terminen integrndose a la sociedad de acogida en empleos no profesionales y de baja
remuneracin relacionados, casi exclusivamente, con el servicio domestico, la limpieza y los cuidados personales.
Tal situacin se debe a que este tipo de trabajos se realizan en el mbito de lo
privado demandando grandes inversiones de tiempo por parte de la mujer, lo que
limita su interrelacin con otras personas y grupos sociales, restringiendo sus
redes a las familiares. En el caso que nos ocupa todas las mujeres en edad de
trabajar desempean labores como empleadas domsticas y el cuidado de nios y
ancianos.
Sin embargo, hay que anotar que la utilizacin de las redes familiares por parte
de las mujeres de esta familia permiti que al incorporarse una tras otra a la cadena migratoria, la primera le fuese cediendo puestos de trabajo a las recin llegadas
o por lo menos las recomendara para ocupar algunos puestos de trabajo, lo que de
entrada result beneficioso para la familia, en este caso especfico la hija de la
informante obtuvo su primer empleo una semana despus de llegar a Espaa,
mientras que su esposo consigui su primer empleo a los seis meses de haber
llegado, este hecho determin adems que las mujeres pudieran regularizar su
situacin legal ms rpido que los hombres, ya que las relaciones de afinidad y
amistad con las jefas del hogar les permitan acceder a un contrato de trabajo ms
pronto que los hombres.
Aunque estas situaciones responden a contextos sociales y econmicos determinados, y no es posible generalizarlos, s podemos decir que en este caso especfico las mujeres de la familia tienen mayor acceso que los hombres al mercado
laboral. Autores como Miguel Pajares y Laura Osso (1988) han detectado que
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para ellas el acceso al mercado laboral es ms fcil que para los hombres. Podemos observar casos en los cuales una de las mujeres de la familia ha podido ceder
uno de sus puestos de trabajo en limpieza a su esposo.
Es necesario considerar adems otras caractersticas del empleo en el servicio
domstico y la limpieza que se presentan en esta familia, y posiblemente en muchas otras. En primer lugar, las mujeres que desempean este trabajo conservan
por lo menos dos o tres de sus puestos de trabajo originales, es decir, de ocho o
ms aos de antigedad, manteniendo una vinculacin no slo laboral sino afectiva
y de compromiso con las familias para las cuales trabajan, especialmente porque
estas fueron quienes ayudaron a regularizar su situacin legal. En segundo lugar,
estas mujeres tienen un papel protagnico en la incorporacin de nuevas mujeres
y en algunos casos de hombres en el marcado laboral, ya que tienen un reconocimiento por parte de sus empleadores que les genera respeto y confianza pudiendo ceder sus puestos de trabajo o recomendar nuevos empleados, no slo para
limpieza y cuidado de mayores, sino que adems para trabajos de jardinera, reparaciones o reformas en las viviendas. En tercer lugar, la permanencia o no de estas
mujeres en tales actividades est determinada por factores econmicos, ya que
para ellas el trabajo domstico pagado por horas es ms beneficioso que otro tipo
de empleos, llegando a rechazar su incorporacin en otros segmentos laborales.
Ahora bien, los trabajos a los que acceden las mujeres inmigrantes estn
feminizados, privatizados, desregulados, con bajos salarios y escaso reconocimiento
social, establecindose un acceso desigual a los recursos sociales (Casal y Mestre,
2002), debido a su vinculacin con el trabajo reproductivo considerado inherente
a la condicin femenina y, por lo tanto, desprestigiado e invisible, de tal modo que
su externalizacin hacia el mercado laboral reproduce este mismo imaginario social el cual se refleja en trabajos no cualificados y, por lo tanto, mal remunerados y
no profesionales.
El utilitarismo que hacemos de las mujeres inmigrantes asignndolas a la esfera domstica permite reproducir el modelo sobre el que organizamos nuestra vida
social en torno a la divisin tradicional de las esferas pblica y privada. Los pilares
bsicos de la relacin sobre la que se articula este modelo son el ganapn (sujeto
de derechos en funcin de su participacin en la esfera pblica y productiva) y la
cuidadora (no-sujeto, dependiente y no productiva en la esfera privada), y es en
virtud de esta separacin de mbitos y papeles como se construye la ciudadana
de los varones y la subordinacin y dependencia de las mujeres (Casal y Mestre,
2002).
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En el mercado laboral es donde se encuentran las mayores desigualdades desde la perspectiva de gnero. Las inmigrantes estn en una situacin de triple discriminacin, adems de por su condicin de inmigrantes, tambin por ser mujer y
su concentracin en determinados puestos de trabajo (Parella, 2003); esto conlleva a la incorporacin de la mujer en mbitos laborales que pueden disminuir su
participacin social.
De tal modo que la feminizacin de las migraciones viene explicado por el
aumento paulatino de la demanda de mano de obra para el trabajo reproductivo,
como consecuencia de la incorporacin de la mujer espaola al mercado laboral
formal y, por lo tanto, la necesidad de una mujer para suplir aquellas tareas que
siempre se han considerado inherentes a la condicin femenina y, por ende,
desprestigiadas e invisibles socialmente, traducindose estas condiciones en empleos mal remunerados y poco cualificados, sin que esto ltimo signifique que la
mujer inmigrante no posea un nivel educativo bueno.
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Aqu mi esposo y yo ponemos dinero por igual, mitad y mitad, as nos repartimos los gastos,
porque si no, no llegamos a final de mes [] algunos gastos los pagamos por separado pero
porque ya lo hemos hablado
(Martha, madre, 42 aos)
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A manera de conclusin
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Las familias no son estructuras estticas que se encuentran aisladas, por el contrario son organizaciones dinmicas cuyos cambios estructurales y funcionales se
deben a ajustes que responden a realidades sociales, tales como la supervivencia
ante la escasez de recursos, los modos de produccin y las concepciones del mundo, de tal manera que la familia es una proyeccin y representacin de tales cambios. De all, que las familias transnacionales surjan como una respuesta a un
mundo globalizado, donde los roles y dinmicas familiares se reorganizan para
responder tanto con la proveedura econmica como con la gestin de los cuidados y afectos dentro de la unidad domestica, donde la mujer toma un papel
protagnico ya que asume nuevos roles productivos en destino, que en origen
difcilmente hubiera podido optar, permitiendo ampliar su poder en la toma de
decisiones dentro de la familia.
Las caractersticas familiares y sus contextos sociales permiten observar, a
travs del genograma, los elementos que determinan las decisiones tomadas alre-
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VIAJ
AR, LLEG
AR Y LLEV
AR:
VIAJAR,
LLEGAR
LLEVAR:
AR
GENTINA Y EL PLAN NA
CIONAL DE
ARGENTINA
NACIONAL
LECTURA (1986-1989)
IVANA MIHAL
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
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RESUMEN
Argentina.
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ABSTRACT
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Argentina es un pas federal, con 23 provincias y una capital federal que es Ciudad Autnoma de Buenos Aires. Reconoce tres niveles
jurisdiccionales del Estado: nacional o federal, provincial y municipal. La Secretara de Cultura de Nacin es el principal organismo rector
en el rea cultural cuyas acciones alcanzan a las provincias de todo el pas (Bayardo, 2008). No obstante, su posicin y jerarqua en el
Estado nacional ha variado en diversas ocasiones. En el perodo 1983-1989 se la incluy en la administracin pblica nacional, dependiendo del Ministerio de Educacin y Justicia (Bayardo, 2008).
Este artculo surge a partir de una investigacin doctoral ms amplia centrada en las polticas de lectura implementadas en la ciudad de
Buenos Aires (capital del pas) y a partir de la crisis del ao 2001. Si bien su estudio no se corresponda con mis objetivos iniciales dado
que remita al pasado, lejano y distante, la reflexibilidad en el proceso de investigacin implica tambin tomar decisiones que se adoptan
a partir del encuentro en el trabajo de campo (Guber 1991); en el cual se reiteraban las continuas referencias a este PNL por parte de mis
interlocutores, y que constituyeron el puntapi inicial por el cual decid profundizar en su estudio.
Me refiero a actores vinculados con el mbito privado, como ya se ha mencionado, y en particular con el Plan Nacional de Lectura (20032007), implementado por el Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecnologa de la Nacin. Para mayores detalles consultar Mihal (2009).
Algunos de mis interlocutores continuaron vinculados por sus desarrollos profesionales y/o acadmicos con el rea de cultura como
tambin con el rea de educacin, que en Argentina responden a distintas dependencias.
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Las polticas culturales son entendidas aqu como intervenciones sistemticas que apuntan a orientar el desarrollo simblico de la sociedad en general, desde el marco de las polticas pblicas (Barbalho, 2008; Rubim, et al., 2006; Bayardo, 2006; Garca Canclini, 1987, entre
otros). En este caso, cuando me refiero a polticas culturales aludo a uno de los actores centrales de la escena pblica, el gobierno del
Estado.
Han sido inspiradores de la idea de enfocar los planes de lectura como poltica pblica particularmente los trabajos de Pea e Isaza
(2005), Revesz (2004), tanto como las definiciones y lineamientos de organismos internacionales en el plano de cultura y educacin como
la OEI, UNESCO y el CERLALC. En el inicio de la investigacin doctoral ste ha sido el enfoque priorizado, reorientndose, posteriormente,
mediante un recorte del campo de anlisis a polticas culturales.
Este Plan de Cultura toma como base la Declaracin efectuada en la Ciudad de Mar del Plata en el marco del I Encuentro Federal de
Cultura tambin realizada en el mismo ao. Asimismo fue aprobada por unanimidad por el Consejo de Cultura y Educacin que tuvo lugar
en la Provincia de Tucumn en 1984.
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La posicin y jerarqua en el Estado nacional de la Secretara de Cultura de la Nacin ha variado en diversas ocasiones. En el perodo
1983-1989 se la incluy en la Administracin Pblica Nacional, dependiendo del Ministerio de Educacin y Justicia (Bayardo, 2008). A
fines de 1989, pas a ser parte del Ministerio de Cultura y Educacin.
Por medio del Decreto 2273/84.
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tara qued conformado a travs de organismos descentralizados; direcciones Generales; y direcciones nacionales. Con respecto a las direcciones nacionales stas
jerarquizaban determinadas reas temticas, a saber: museos, libro, antropologa y
folklore, msica, teatro y danza y artes visuales; a las que se sumaba el rea de
accin popular. Un indicador importante de las temticas como reas de tratamiento es su ubicacin en el rango administrativo (Pantalen, 2005: 21). Resulta
interesante detenerse en un punto: la Direccin Nacional de Libro actualmente
no existe en el organigrama de Secretara de Cultura comprenda bajo su rbita
a la Biblioteca Nacional; la Escuela de Bibliotecarios; la Comisin Nacional de
Bibliotecas Populares (CONABIP) y el Museo Casa Rojas.
Ahora bien, el Plan Nacional de Lectura (PNL) tambin dependa de esta Direccin Nacional, aunque no se encontraba formalmente incluido en el organigrama; acaso porque no implicaba una institucin en particular sino un conjunto
de ellas; o, quizs, porque la formulacin del Plan Nacional de Cultura fue previa
a la del PNL. No obstante, la Direccin Nacional del Libro tena como objetivos
generales favorecer y orientar las actividades vinculadas a la difusin, promocin, conservacin, desarrollo e investigacin en el rea del libro, las bibliotecas y
la literatura (PNC, 1984: 44). Para ello, entre los objetivos a corto plazo con referencia a la problemtica de la lectura en s destacan dos: por una parte, se haba
propuesto disear una campaa de promocin de la lectura y, por otra, evaluar
con el Centro Regional para el Fomento del Libro en Amrica Latina y el Caribe
(CERLALC) como organismo internacional, y con especialistas argentinos, problemas vinculados a la lectura.
En suma, desde la elaboracin del Plan Nacional de Cultura se prest especial
atencin a la problemtica de la lectura, y que haya sido condensada en un documento como ste, sugiero aqu, da cuenta de un modo ms general de significados, intereses y necesidades de los actores actuantes en el campo cultural en ese
momento; y de la sociedad que se deseaba y esperaba construir con la democracia.
En este sentido, vale la pena recordar que durante el Proceso de Reorganizacin
Nacional (1976-1983) la quema de libros constituy un smbolo visible de la dictadura militar, conjuntamente a la existencia de lista negra de autores, su muerte y
desaparicin, la persecucin de editores; el exilio de muchos; la coercin sobre las
bibliotecas; la censura de ttulos, entre otros. Todas estas acciones sistemticas
ejercidas durante ese perodo, se desarrollaron dentro de un marco poltico e
ideolgico; en el cual no fue casual que la lectura y la capacidad reflexiva e informativa que ella implica fuera considerada un hbito negativo para el modelo autoritario y represivo ejercido. As la orientacin del Proceso procur infundir una
sociedad poco informada y reflexiva, en general, y sorda a lo que aconteca en ese
momento. A contrapelo de ello, no es casual tampoco la atencin referida a la
problemtica de la lectura con la existencia del PNL (1986-1989) en el mbito de la
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Direccin Nacional del Libro, el cual estaba imbricado en un encuadre ms general acerca del papel del Estado en el plano de cultura durante la democracia.10
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A modo ilustrativo, es interesante sealar que esto queda expresado en 1987 con la creacin del Programa de Democratizacin de la
Cultura (Bayardo, 2008; Wortman, 2002).
Las ferias del libro constituyen un gran acontecimiento en el mbito cultural y particularmente para la industria del libro, convocantes de
distintos actores vinculados con el mercado editorial (editores, libreros, ilustradores, distribuidores, agentes literarios, entre otros). La
Feria Internacional del Libro de Buenos Aires es la de mayor envergadura y trayectoria en Argentina, sus orgenes se remontan a 1974,
cuando la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) convoc a las cmaras editoras (CAL; CAP; sector de libros y revistas de la Cmara
Espaola de Comercio); y a otras entidades como ARGENTORES y la Federacin Argentina de la Industria Grfica y Afines, para organizar una
feria orientada al pblico lector. Con el transcurso de los aos, se ha sumado la Federacin Argentina de Libreras, Papeleras y Afines. En
1985 estas entidades se constituyeron en una entidad civil sin fines de lucro denominada Fundacin El Libro, que desde esa fecha realiza
anualmente en el mes de abril este evento. La Feria mencionada por mis interlocutores de campo se llev a cabo en el Centro Cultural
Recoleta.
Uno de los programas de mayor relevancia y trascendencia, dado que contina hasta la actualidad, fue el Programa Cultural en Barrios de
la Secretara de Cultura de la Municipalidad de la Ciudad Buenos Aires, creado en 1984, el cual en sus comienzos tena como objetivo
descentralizar las actividades culturales en distintos barrios de la ciudad y garantizar el acceso a bienes culturales (Gravano, 1989;
Winocur, 1996; Rabossi, 1996).
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En los inicios del ao 1986 surge formalmente el PNL, con el apoyo de la UNESCO.
Su denominacin oficial fue Plan Nacional de Lectura (1986-1989) Leer es Crecer, la cual fue obtenida a partir del eslogan de una de las Ferias del Libro11 llevadas a cabo en la Ciudad de Buenos Aires.
El diseo del PNL se hizo en un momento de redefinicin del Estado, de la vida
poltica y la sociedad civil en el transcurso de la apertura democrtica. En la prctica, el PNL dependa de un equipo de coordinacin conformado por una direccin, una coordinacin general, un equipo de gestin administrativa, coordinadores
de viajes y encuentros de los que a su vez dependan los equipos tcnicos, es
decir, los docentes de talleres (talleristas). Consisti en una serie de encuentros y
actividades, generalmente bajo la modalidad de talleres participativos referidos y
vinculados con la promocin de la lectura que tenan lugar tanto en capitales de
provincias como en ciudades o localidades de menor tamao poblacional, que
conforman el territorio argentino. Ahora bien, ese proceso en el cual el PNL se
organizaba de acuerdo a la estructura federal del pas, fue bastante complejo y
revela una dinmica de trabajo que involucra prcticas y sentidos respecto a lo que
se conceba bajo esta idea rectora de Plan. Para transformar entonces ese orden
social y cultural, consecuencias de las prcticas del gobierno militar, e implantar
una nueva relacin en cultura y poltica; vinculacin abordada por numerosos
cientficos sociales (Sarlo, 1988; Landi, 1987; Wortman, 2002; Frederic, 2003; entre otros); se apel a dos elementos centrales: la idea de descentralizacin de las
intervenciones, a la par de la idea de participacin social de la poblacin, consideradas ambas como constitutivas de la vida democrtica. De este modo, el PNL
como otros programas y proyectos culturales surgidos en los 80 adoptaron estos
elementos, e intentaron que tanto en el plano discursivo como de las prcticas
estos fueran lineamientos a implementar.12 Ahora bien, los modos en que se construyeron la descentralizacin y la participacin pueden rastrearse a travs de los
mecanismos por lo cuales se trazaba la dinmica de trabajo en este PNL.
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A demanda y por carta, son dos expresiones que permiten sintetizar uno de
los aspectos constitutivos y complejos de esta dinmica, dado que dan cuenta de
un circuito administrativo que responda ms a la solicitud espontnea que a intervenciones planificadas desde el horizonte de las polticas pblicas como ser
un diagnstico adecuado de las necesidades, mecanismos de evaluacin, en el
marco de objetivos estratgicos y metas, que respondieran, como plantea Nivn
Boln (2008) a una planeacin cultural que conduzca la incorporacin de diversos
actores (no exclusivamente los del mbito estatal) en el transcurro del desarrollo
del PNL.
Asimismo, no tena una proyeccin previa de largo alcance con respecto a la
cobertura geogrfica o a la cobertura institucional, dado que no se basaba ni en
una decisin conjunta entre los niveles ms altos y los locales, ni tampoco desde la
coordinacin se seleccionaban los lugares a los cuales concurrir de acuerdo a un
diagnstico de las necesidades de la poblacin. La modalidad operacional era otra,
tal como lo resuma en una entrevista un integrante del equipo de docente de los
talleres: las provincias elevaban el pedido y desde Buenos Aires se mandaba a la
gente, era a demanda. En primera instancia eran las propias instituciones principalmente escuelas y bibliotecas, pero tambin direcciones de cultura municipales, departamentos de extensin universitaria, clubes, entre otros o particulares
las que convocaban la presencia del PNL en sus localidades y no a la inversa. Para
realizar esta demanda existan mecanismos especficos: primero enviar una nota
escrita requiriendo que el PNL concurriera a la localidad donde se encontraba ubicada la institucin solicitante. Luego de la recepcin de esa nota, desde el PNL se
comunicaban telefnicamente con la institucin solicitante del encuentro, o por
carta cuando las instituciones no tenan telfonos. En ese contacto se pautaban el
nmero de jornadas que implicaba el encuentro; la actividad a realizar (el tipo de
taller); los participantes (nios, adultos, bibliotecarios, etctera) y lugares (si era
ms de una localidad); tanto como la fecha precisa, con un mnimo de cincuenta
das de antelacin, para la concurrencia de los docentes de los talleres del PNL con
que contaran tales instituciones, y el alojamiento y traslado de stos. Asimismo,
para hacer posibles tales viajes se necesitaba de una resolucin cuyo trmite administrativo requera ser solicitado con cuarenta das de anticipacin. Por otra parte,
entre los coordinadores regionales y los coordinadores de viajes se establecan
quines seran los talleristas del encuentro, dado que principalmente estos eran,
como se sealaba en un documento de trabajo del PNL:13 docentes universitarios o profesionales que tiene su propio trabajo de taller, etc. Por este motivo, es
virtualmente imposible tener equipos fijos. Una vez decidido ello, se enviaba a
los demandantes de la visita del PNL, es decir, los organizadores de nivel local, la
planificacin de las actividades y el curriculum de los talleristas. stos viajaban
mayoritariamente desde Buenos Aires, la capital del pas, y se quedaban en las
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Itinerario (1986-marzo de 1989). Direccin Nacional del Libro. Secretara de Cultura de Nacin. Ministerio de Educacin y Justicia.
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la comunidad.15 En este sentido, es posible advertir que estas indefiniciones respecto del universo al que se circunscriban las acciones del PNL se vinculan con las
complejidades que evoca el trmino comunidad, nocin problematizada por los
estudios antropolgicos puesto que remite a una idea de totalidad homognea
exenta de antagonismos, contradicciones y desigualdades (Brow, 1990).
En efecto, uno de estos docentes de los talleres comentaba: a veces era una
locura, yo haca el mismo tipo de actividades que una amiga ma que trabajaba en
el norte del pas, cuya poblacin nada tena que ver ni por sus condiciones socioeconmicas, ni por sus caractersticas a las de las ciudades donde me tocaba ir
a m. Esto seala una homogeneizacin de las actividades entendidas en el marco de una herramienta de trabajo en el mbito de la intervencin como es el
taller, el cual supone el involucramiento de las personas en las consignas propuestas en el transcurso del mismo a travs de recursos expresivos de distinta
ndole palabras, lecturas, representaciones visuales, teatrales, juegos, etctera,
caracterizado por la informalidad y flexibilidad para favorecer el intercambio de
experiencias. Lo que trae a discusin este punto, es que incluso en este tipo de
herramientas, como es el taller, el cual apunta a la participacin, hay que tener en
cuenta lo que Bourdieu (1998) enfatiza respecto a las capacidades, disposiciones e
instrumentos diferentes para apropiarse realmente del capital simblico desigualmente distribuido; naturalizando as una forma de trabajo que no se adecuaba a
todos los contextos donde se implementaban, siendo que las provincias que componen Argentina constituyen realidades muy diferentes en lo sociocultural, lo
econmico y lo poltico. Ahora bien, la uniformizacin de las acciones de promocin de la lectura del PNL, principalmente a travs de esta estrategia de taller, no
implicaba una repeticin o estandarizacin de sus contenidos, dado que stos
eran definidos por los propios docentes de los talleres, tal como afirma una de
ellas: un poco se iba pautando cuando llegbamos al lugar, cierta estructura de
los talleres que dbamos la tenamos pensada previamente, pero haba flexibilidad
para pensar otras actividades de acuerdo a los intereses de la gente. Nosotros no
hablbamos previamente con ellos, de eso se encargaba la coordinacin.
El PNL empez involucrando a bibliotecas populares de la Ciudad de Buenos
Aires y Provincia de Buenos Aires. stas bibliotecas constituyen las instituciones
culturales de mayor trayectoria, dado que datan de fines del siglo XIX, y mejor
distribuidas en todo el territorio del pas (Bayardo, 2008), aunque son asociaciones civiles de carcter gratuito se agrupan bajo la CONABIP.16 En este sentido, la
eleccin del comienzo por estas instituciones encontr su legitimacin en el papel
que stas tuvieron a principios del siglo XX como espacios de formacin de las
sociedades barriales (Gutirrez y Romero, 2007). Esta significacin actu como
15
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dem.
La Ley 23.351 de Bibliotecas Populares vigente desde el ao 1986; establece su constitucin como asociaciones civiles de carcter
gratuito, cuya autoridad de aplicacin de la ley es la CONABIP, organismo desconcentrado dependiente de Secretara de Cultura de
Nacin, encargado de orientar y ejecutar la poltica gubernamental para la promocin de la lectura popular y el desarrollo de las Bibliotecas Populares.
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Este tipo de bibliotecas no dependen de SCN en nuestro pas sino de la esfera educativa, y se encuentran localizadas casi exclusivamente
en el interior de las escuelas.
Las bibliotecas municipales corresponden a otro nivel jurisdiccional del Estado argentino denominado nivel local o de las ciudades que por
su cantidad de habitantes cuentan con municipalidades como organismos de gobierno.
Por cultura entendemos los modos de vida de las personas, sus maneras de ser y de actuar, las instituciones que crea, los instrumentos que fabrica, los conocimientos que conquista, los smbolos con que se expresa, las pautas de conducta y los valores que los orientan
(PNC, 1984: 12).
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daba cabida a actividades vinculadas con la denominada alta cultura ms relacionada con la literatura y lectura de libros, sino tambin con aquellas expresiones ligadas a otras materialidades (Chartier, 2003) que se vinculan con la oralidad
narraciones, relatos, etc. y con lo visual como las representaciones teatrales,
dado que como lo expresa un docente del equipo de talleristas: trabajbamos
con literatura, con textos informativos, pero tambin con msica, al lado del
tallerista poda haber una mujer alfarera mostrando lo que haca [] Tambin eso
generaba problemas acerca de si un tallerista poda cobrar lo que cobraba al igual
que otro [] Implicaba una logstica enorme, mucha logstica, imaginate la cantidad de gente viajando, los viticos [], eran muchas personas. Ahora bien,
esta amplitud respecto a lo abordado como parte de un Plan de Lectura o, en
ltima instancia, respecto a lo que se apelaba bajo el trmino de lectura, generaba
disputas de sentido entre los integrantes de los equipos, en palabras de uno de los
docentes de los talleres: el Plan comenz siendo un Plan de lectura y despus
deriv en un proyecto cultural ms amplio y yo creo que en parte eso hizo que
perdiera eficacia, o como dira en otro momento: el Plan de Lectura se ampli
tanto, trabajbamos con literatura pero tambin con msica, arte, historia, con
distintas reas de la cultura, la lectura pas a ser ms una excusa, digo no est mal,
pero dej de ser lo central del Plan de Lectura. Por otra parte, este comentario
refiere nuevamente a la falta de una planificacin previa e integral, y, sobre todo, a
cmo promocionar la lectura y, de este modo, contribuir a la formacin de lectores, sentido ltimo de un PNL.
En ms de una oportunidad, mis interlocutores han referido al viaje, a ese
traslado, ese movimiento constante que los transporta hacia otro lado, tal como
comentaba una coordinadora: a veces en lugares muy alejados nos esperaban los
bibliotecarios con guardapolvo, eran lugares donde casi nadie llegaba, olvidados,
a veces casi no haba lugares donde hospedarse. El viaje, el llegar a un otro
lado, lugar, persona, institucin, poblacin, pueblo, a una otredad que por el estado de las conexiones y comunicaciones se tornaba algunas veces dificultosa, lejana, parece haber sido uno de los sentidos en que el recuerdo del PNL se vuelve
significativo. En efecto, tanto los coordinadores como los talleristas, al respecto
referan: nosotras bamos siempre a la misma regin, ramos tres [], y nos
llevbamos muy bien. Nos resultaba fcil ponernos de acuerdo y de hecho al da
de hoy seguimos trabajando dos por tres juntas porque viste que el camino de la
lectura es realmente apasionante. En tal sentido, el PNL implic tambin posibilidades de socializar y encontrar caminos de bsquedas y definiciones laborales
que, en algunos casos, continan hasta el presente.
No obstante, es preciso reconocer que esos desplazamientos, tambin constituan momentos en los cuales se poda desacralizar la lectura de los mbitos formales cuyo eptome era representado por las escuelas y bibliotecas. De este modo,
se desacralizaba as tambin la asociacin ntima de estos mbitos con la escritura,
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incluso cuando los talleres eran ofrecidos en las propias casas de estudios no
estaban pautados sobre una relacin de enseanza aprendizaje de la lectura.
En este sentido, la apelacin a la metfora de los viajes refuerza esta
desacralizante idea, puesto que los traslados constantes a distintas localidades del
pas no posibilitaban un proceso de trabajo continuo y prolongado en el tiempo
como requerira el abordaje tradicional o alfabetizador de la escritura. De ah que
en los viajes se buscara ampliar las posibilidades del encuentro con la lectura a
partir de fomentar distintos tipos de experiencias, ya sea a travs de actividades
relacionadas con la oralidad o con las imgenes como otros tipos de soportes, a la
par que se dictaban en algunos casos talleres de escritura. De este modo, si bien es
cierto que la escritura atae a lectura, en este PNL se trabajaba con una concepcin
en la cual la lectoescritura no constitua su eje principal, puesto que el Plan se
basaba en una concepcin ms amplia en las cuales otras formas de lectura tambin tenan lugar.
El PNL adquiri tal denominacin, entonces, de la invocacin a una feria del libro.
Ahora bien, del trabajo de campo surge como categora nativa que mis
interlocutores no lo designaban por su denominacin formal Leer es Crecer,
sino que se referan a l como El Plan de Hebe Clementi, apelativo que responda
al nombre de su directora o gestora, la cual provena del mbito acadmico, y ms
especficamente de la carrera de historia. Segn relataba sta en una entrevista, no
formaba parte de las filas del partido radical que era el que gobernaba en el pas;
con lo cual puede visualizarse como un intento de separar, en cierto sentido, un
perfil tcnico ligado a saberes acadmicos y/o artsticos de un perfil poltico,
cuyos criterios, como concibe Pantalen (2005) responden a una lgica partidaria.
En efecto, intelectuales, artistas y cientistas sociales tuvieron un papel
protagnico en la redefinicin del nuevo orden nacional (Frederic, 2003), tendencia sta a tono con lo que aconteca en la esfera cultural, y con el PNL. Esta particularidad no fue menor y se desarroll tambin en otras reas de la Secretara de
Cultura de Nacin; tal como seala Wortman, caractersticamente en Argentina
la demanda poltica de formular polticas culturales en los aos ochenta convoc
a los intelectuales y artistas a reflexionar sobre quines eran los actores de la
cultura, posicionamientos, concepciones ideolgicas, etctera (Wortman, 2002:
2). Quienes participaron en este PNL, tanto encabezando su coordinacin como
en los equipos tcnicos (docentes de los talleres) eran escritores, periodistas,
talleristas de lectura y escritura, especialistas en literatura, profesores de msica,
investigadores, graduados universitarios de carrera de sociologa, historia, entre
otros; a los cuales se sumaban los coordinadores de actividades por reas temticas o geogrficas. Tanto unos como otros provenan entonces de mbitos intelectuales y artsticos.
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Por qu leer con los jvenes (noviembre de 1989). Direccin Nacional del Libro. Secretara de Cultura de Nacin. Ministerio de Cultura
y Educacin. Cabe consignar, que tambin hubo otras publicaciones que recopilaban estas experiencias de trabajo.
Entre las publicaciones que recopilaban y sistematizaban las experiencias de trabajo del PNL, varias estaban dedicadas a la historia oral,
dado que era una temtica abordada en distintos talleres.
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litando compartir experiencias individuales y colectivas (Petit, 2009). En esa vinculacin, en ese compartir, la tradicin oral brinda, muchas veces ms que la tradicin escrita, puntos de referencia para simbolizar experiencias, emociones,
acontecimientos, etc. (dem). Inclusive, la oralidad fue tan relevante que, como
sealaba una tallerista: este Plan no compraba libros, y comentaba una integrante de la coordinacin: a veces nos contactbamos con editoriales y conseguamos algunos libros para llevar a las bibliotecas, los cargbamos nosotras
mismas. Se trabajaba fundamentalmente con los libros o materiales con que
contaban las bibliotecas, hecho paradjico si se observa que en el perodo de
Reorganizacin Nacional muchas de estas instituciones perdieron por la censura
y eliminacin gran parte de su patrimonio bibliogrfico y documental. Sin embargo, el PNL segn una de las talleristas: fue una apuesta muy fuerte porque
surgi tambin adosado a esto, la posibilidad de las industrias argentinas, de las
industrias editoriales argentinas. Y los maestros, que estaban deseosos de romper
con algunas cuestiones que venan de la poca de la Dictadura, entraba muy fuertemente.
As se apuntaba a travs de los distintos soportes y materialidades con los que
se trabajaban en los talleres, a recuperar la lectura no slo en su dimensin poltica
sino tambin en su dimensin social, de esta forma, los sentidos atribuidos por mis
interlocutores a su trayectoria en el PNL se vinculan con el recuerdo de situaciones
como los viajes y los talleres, que les posibilitaron resignificar la historia reciente
por la cual haban transitado, sus prcticas y significaciones, incluso incorporando
los silencios, intentando abrir espacios de dilogo. Sumado a lo antedicho, tal
como sealaba una docente de los talleres, sobre todo este PNL: va a posicionar
a un campo nuevo que tena antecedentes pero que era marginal en el campo de la
literatura y que la academia miraba con sospecha y sin prestigio, lo posiciona. Lo
posiciona entrando, haciendo una alianza que se mantiene a travs de los aos que
es la literatura y la escuela.
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puede dejar de destacar que el PNL no pudo lograr distanciarse de una organizacin fuertemente centralista de la cultura, como tampoco desligarse de ciertas
formas de pensar y disear los lineamientos de una manera homognea para un
pas diverso pero tambin fuertemente desigual al interior de cada una de las
provincias que lo componen. Esta situacin se visualiza en la enorme dificultad
que atraviesa el PNL en el desarrollo sus acciones desde un marco de planeacin
cultural con criterios y objetivos especficos para fomentar la lectura y, sobre todo,
la formacin de lectores. Esto hubiese posibilitado la evaluacin de las intervenciones llevadas a cabo.
No slo viajar, llegar y llevar, sino tambin constituir vnculos profundos de
modo de establecer mecanismos de trabajo conjuntos con aqullos que desde sus
lugares de trabajo en las localidades del pas se relacionaban con la promocin de
lectura. No obstante, es valorable la apuesta que este plan de lectura realiz a
favor del fomento de la lectura, lo cual constituy un hito importante y de ruptura
en el sector cultural. En este sentido, el esfuerzo de intentar el abordaje de la
lectura como problemtica y a partir de distintos puntos de inters, y no solamente a partir de un aspecto instrumental y educativo, es destacable. No obstante, no
ha sido suficiente para consolidar su trascendencia ms all de los cambios coyunturales, a pesar de constituirse en un antecedente importante de las polticas de
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DIVERSID
AD Y DIS
TINCIN SOCIAL EN
DIVERSIDAD
DISTINCIN
UNA REBELIN INDGENA Y MES
TIZA
MESTIZA
TIZA..
EL C
ASO DE LA REBELIN TOBA DE 1
78
1
CASO
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EN LA FR
ONTERA DEL CHA
CO DE JUJUY
FRONTERA
CHACO
(AR
GENTINA)*
(ARGENTINA)
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RESUMEN
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ABSTRACT
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During the first months of the year 1781, an indigenous and mestizo rebellion
took place on the border of the Chaco of the city of Jujuy (government of
Salta of the Tucuman region, viceroyalty of the Ro de la Plata), in relation to
the rebellion of Tupac Amaru in Peru. This article identifies the social actors,
the native origin, the local residence, the occupations and labor categories, as
well as the weapons used during the two months of the movement. The
objective is to determine the level of diversity and the established categories
of social and labor distinction.
Keywords: Jujuy, Labor Categories, Indigenous and Mestizo Rebellion.
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Esta investigacin es el resultado del proyecto de investigacin cientfica La frontera del Chaco de Jujuy en el perodo colonial.
Secretara de Ciencia y Tcnica y Estudios Regionales de la Universidad Nacional de Jujuy, Argentina (2008- 2010).
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La ciudad de Jujuy se encuentra segn el cronista Lozano (1733), en pleno territorio del Chaco. Interpretacin del jesuita correcta, porque los cascos urbanos de
esta y otras urbes de la regin (Salta, Tucumn y Santiago del Estero), estn ubicados en valles bien irrigados, comunicados facilmente con las pampas, selvas y
bosques de la frontera del Chaco del Tucumn.1
En este espacio se desarrolla en los primeros meses de 1781, una rebelin
indgena y mestiza en consonancia con el alzamiento tupamarista peruano y
tupakatarista altoperuano. Importante de destacar por tratarse de la nica rebelin colonial en el territorio de lo que luego ser la Argentina,2 y porque permite
apreciar en la constitucin de los bandos y en la clasificacin de los rebeldes y
leales que hacen las autoridades, lo diversa que es la sociedad de frontera, y los
criterios de distincin econmica y laboral de tipo clasista que estn ya esbozndose
a fines de la colonia.
La diversidad es un rasgo de la ciudad de Jujuy desde el mismo momento de su
fundacin a fines del siglo XVI, por la variedad tnica de negros, hispanos, indgenas de tradicin altoandina y chaquea, y las castas resultantes de sus uniones y
combinaciones; la variedad laboral de tributarios, peones, comerciantes de giro
local y regional, hacendados, labradores y pastores; la social de espaoles,
chapetones, indios, naturales y esclavos; y hasta en la variedad poltica de autoridades capitulares y sus auxiliares, de cabildo de indios, de comunidades, de autoridades eclesisticas de curas, doctrineros y de curas doctrineros, y de autoridades
de frontera como la oficialidad y las milicias local y regional.
Las diversas categoras se confunden an ms al producirse el desarrollo econmico de tipo mercantil, desde 1690 en adelante cuando se instala la aduana en
la ciudad, lo que dar lugar la constitucin de nuevos criterios de distincin.
Estos procesos pueden apreciarse claramente en la frontera del Chaco de Jujuy.
Desde los inicios de la ocupacin hispana en el Chaco en el siglo XVII, comienza a
darse el concurso de gente de diverso origen nativo, laboral y social, para el trabajo de la zafra azucarera, cra de ganado vacuno, agricultura de subsistencia, caza,
pesca y recoleccin. Todo un sistema productivo y de recoleccin, organizado
por medio de haciendas, fuertes y reducciones, que dan lugar, especialmente luego de la segunda mitad del siglo XVIII, a una pujante colonizacin de tipo mercantil que lleva a que se establescan criterios de distincin social.
El objetivo de este trabajo es establecer como es la diversidad y los criterios
para establecer la distincin social en la frontera del Chaco de Jujuy a fines del
perodo colonial. Para ello se consideran tres aspectos: el origen geogrfico, el
status de residencia, las categoras laborales, y las armas utilizadas por los reputados como rebeldes y leales.
1
2
La frontera del Chaco del Tucumn, es una construccin de relaciones intertnicas de hispanos e indgenas determinante en la configuracin del espacio socioeconmico regional en el perodo colonial. Garavaglia, 1984; Gulln Abao, 1993; Vitar, 1997; Cruz, 2001b.
Para un estado de la cuestin sobre esta rebelin, puede consultarse Cruz, 2007.
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Introduccin
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En el siglo XVIII, la ciudad de Jujuy vive especialmente del comercio, por la ubicacin intermedia que tiene en la red vial mercantil que va y viene desde y hacia las
jurisdicciones y mercados mineros de Potos y Lima. La organizacin del espacio
es de un casco urbano con pequeas tiendas y pulperas, junto a grandes comercios de giro local y depsitos de mercancas. En el ejido hay plantaciones de perales, viedos, chacaritas de hortalizas, trigo y maz, tierras de invernadas, y a la
salida de la ciudad, sobre el camino que conduce por las serranas y punas al Alto
Per, una Tablada para la feria anual de ganado remanente de las ferias de la
ciudad de Salta.
En cuanto al contorno rural del casco urbano y ejido, comprende tres paisajes.
Las tierras altas (ms de 1500 m.s.n.m.), de quebradas y valles fluviales adonde se
organiza la produccin diversificada de haciendas de invernadas y economas indgenas campesinas. La Puna (3000 m.s.n.m.), en donde existen explotaciones de
sal, lavaderos de oro y haciendas de ganado de altura a cargo de pastores indgenas. Y hacia el Este, en las tierras bajas orientales del Chaco (menos de 1000
m.s.n.m.), florecen haciendas y estancias de ganado vacuno, explotaciones azucareras paleotcnicas, y la invernada de mulas y grandes extensiones feraces de tipo
selvtico.6
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El primer estudio que considero la rebelin fue el de Lewin (1967). Otros consideraron toda la frontera del Chaco tucumano en el perodo
de las intendencias (Gulln Abao, 1993 y Vitar, 1997. La relevancia e inters por este movimiento social es tal, que pas de profesionales
historiadores a historiadores de divulgacin, que interpretan la rebelin como ejemplo de lucha contra el poder opresivo en la Argentina
colonial (Pigna, 2004).
La correspondencia de las autoridades durante y luego de la rebelin fue editada por De Angelis (1910), y el expediente del juicio a los
rebeldes esta indito y salvaguardado en el Archivo General de Indias, seccin Audiencia de Buenos Aires. En el estudio tambin se
consideran los informes edictos estatales y misionales sobre distintos aspectos de la realidad fronteriza del Chaco, los relevamientos de
la tropa de soldados partidarios de algunos de los fuertes de la frontera del Chaco de Jujuy (depositados en el Archivo Histrico de Jujuy),
y los bandos y autos de buen gobierno locales y de la gobernacin del siglo XVIII (depositados en el Archivo de Tribunales de Jujuy y Archivo
General de la Nacin Argentina).
El cuadro fue elaborado tomando en cuenta el expediente documental: Testimonio de los autos originales seguidos de oficio contra los
reos que se sublevaron en la jurisdiccin de esta ciudad, del 28 de marzo al 11 de abril de 1781, 252 folios. Archivo General de Indias (en
adelante AGI), Audiencia de Buenos Aires, N 143. Para su elaboracin se considero el total de las 54 declaraciones, de las que se
seleccionaron 43, por ser las 11 restantes declaratorias ampliatorias y/o rectificadoras.
Sobre la economa de la frontera del Chaco de Jujuy, puede consultarse Cruz, 2001a, y Santamara, 1998a.
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Mapa 1
Jujuy en la red vial comercial regional (segunda mitad del siglo
XVIII )
El doble carcter de la frontera en la historia americana, es considerado tambin en la tesis turneriana (Clementi, 1987). Teora presupuesta en la conceptualizacin de la frontera como un borde exterior del asentamiento o como el lmite extremo de su ocupacin, como lugar
de encuentro de dos culturas: la indgena y la hispanocriolla. Y como un rea de tierras libres en continuo receso, pero en el sentido de
tierras disponibles, tierras que se abren a la fcil apropiacin de la sociedad hispanocriolla, como tierras hasta ese momento no distribuidas entre los integrantes de esta ltima (Mayo y Latrubesse, 1998: 15-17).
Algunos de los trabajos considerados como referencia, pero que no agotan la bibliografa que sobre el tema de fronteras existe son:
Santamara, 1994; Oper, 2001; Vias, 1982; Villalobos, 1992; Areces, 2004; Vangelista, 1993; Mandrini y Paz, 2002; Saignes, 1990, y
tambin del ltimo autor, la compilacin elaborada post mrtem de ms concisos trabajos sobre la frontera chiriguana (2007).
Mientras en Buenos Aires alrededor de 1770 se da la plena mercantilizacin del espacio fronterizo con la presencia de pulperos en la lnea
de fortines (Mayo y Latrubesse, 1998: 44), en el Chaco tucumano comienza luego de la expulsin de los jesuitas en 1767, porque los
jesuitas conservaron, en el marco de las economas tnicas tradicionales no monetizadas de sus misiones, un flujo financiero autonutriente,
cuyos dficit eventuales eran cubiertos por la propia Compaa y donde circulaban medios de cambio naturales o mercancas-dinero. Si
bien el sistema no afect el normal desenvolvimiento comercial de la regin, impidi que las economas misionales se integrasen en l.
Este es el motivo por el cual la expulsin las abri a una mercantilizacin creciente (Santamara, 2001: 117).
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En las tierras bajas del Chaco est la frontera del Chaco de Jujuy, que se constituye
con dos frentes. Uno externo de la ciudad, para la defensa y ataque a las sociedades indgenas seminmadas y semintegradas, y otro interno, como espacio colonizado vital para el desarrollo mercantil. Por el doble sentido es similar a otras
fronteras hispanoamericanas,7 como la de Nueva Espaa, Charcas, Mato Grosso
y Chile, en las cuales prevalecen pautas de guerra, esclavitud, integracin mercantil, injerencia del Estado en los cambios de polticas, y disputas y colonizacin
pujante a partir de la evangelizacin reduccional y los frentes colonizadores de
haciendas y estancias.8 As, en la prxima frontera pampeana del Ro de la Plata,
se aprecia al igual que en la del Chaco de Jujuy, la diversidad e integracin social de
muchos actores sociales en los fuertes, pulperas, escuelas y reducciones (Mayo,
2000; Mayo y Latrubesse, 1998); y tambin concuerda el momento en que se
inicia en ambas la mercantilizacin de la economa.9
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Informe del gobernador y capitn general Andrs Mestre, luego de la rebelin de 1781. Carta del Seor Gobernador y Capitn General
Andrs Mestre al Excelentsimo Seor Virrey Don Juan Jos Vertz, Jujuy, abril 24 de 1781. Documentos para la historia de la sublevacin
de Jos Gabriel de Tupac- Amaru cacique de la provincia de Tinta, en el Per (De Angelis, 1989).
Al igual que Jujuy (Cruz, 2001a), las fronteras chaquenses de Salta (Mata de Lpez, 2000) y Tucumn (Lpez de Albornoz, 2003), tambin
presentan a fines del siglo XVIII una colonizacin pujante.
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XVIII )
Bando de Gregorio de Matorras, Cabildo de Jujuy, Jujuy, 6 de abril de 1775, Jujuy, Archivo Histrico de Jujuy, Archivo Ricardo Rojas (en
adelante AHJ-ARR), caja 40, legajo 2, legajillo 2.
En el caso de la historiografa americanista, se ha considerado en especial la obra de Thompson, 1984.
Acerca de los movimientos sociales y rebeliones de los siglos XVII al XIX en los Andes con esta nueva interpretacin: Aguirre y Walker, 1990;
O Phelan Godoy, 1995; Stern, 1990; Walker, 1995, entre otros trabajos.
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La rebelin de 1781
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La rebelin toba de 1781 ha despertado el inters de muchos historiadores, por ser el nico movimiento de este tipo en el virreinato del
Ro de la Plata, y porque de acuerdo a las autoridades, este movimiento social tiene relacin con la rebelin peruana y altoperuana.
Acerca de la relacin entre la gran rebelin andina y la de Jujuy, y sobre cmo se constituye en el antecedente del posterior proceso
independentista, puede verse Lewin, 1967 y Acevedo que sigue en parte esta interpretacin (1965). En cambio, el captulo que le dedica
Gulln Abao en su tesis doctoral, se aparta de ella (1993). Sanchez Bramdam (2002) tambin relaciona la rebelin con motivaciones de
adaptacin en resistencia locales. Para el estudio de las hiptesis e historiografa de la rebelin, puede verse Cruz 2007.
Es usual que las reducciones de la frontera de Jujuy cuenten con un pequeo establecimiento militar en su interior, conocido como
piquete de la reduccin.
El relato fue elaborado a partir del anlisis comparativo de 54 declaraciones del expediente. Sevilla, AGI, seccin Audiencia de Buenos
Aires, legajo 143, folio 1a 252.
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Los oficiales de frontera pueden dividirse en locales y regionales; los primeros, capitanes y sargentos de extraccin social mestiza y
nativos de la misma jurisdiccin de la frontera, y los segundos, oficiales de carrera provenientes de la pennsula, de la sede de la
gobernacin, o bien miembros capitulares con ttulos militares. Sobre la oficialidad de Indias puede verse Marchena Fernndez, 1983.
La migracin de pastores de la Puna de Jujuy a los valles Tarijeos a fines del siglo XVIII, es un ejemplo de migracin de pastores
altoandinos a valles bajos de la regin (Santamara, 1995).
No se ha ubicado el pueblo de Bitachi, pero se infiere que por tratarse la mayor parte de los declarantes de la jurisdiccin de Chichas, tal
vez se est aludiendo al pueblo de Vitiche (Acevedo, 1992: 52).
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Por las relaciones laborales que establecen en la frontera los nativos de las
tierras altas de Jujuy, pueden dividirse en dos grupos. El primero, conformado
por los que provienen de las haciendas altoandinas, se desempean en la frontera
como trabajadores independientes con chacarillas u oficios reconocidos. El segundo estara conformado por los que declaran provenir de los pueblos y parajes
de las mismas regiones, y que en la frontera se desempean como trabajadores o
personal de servicio de un espaol hacendado.
El bando rebelde se termina de conformar con los naturales de las ciudades
de Crdoba, Salta y Santiago del Estero, y naturales de la misma frontera del
Chaco de Jujuy, de los pueblos y parajes de Palpal, Ocloyas, Ro Negro, Osas, San
Pedro y Sapla; y dos personas que declaran ser nativos de la ciudad de Jujuy.
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El concepto de protoclases sociales ha sido tambin planteado para el estudio de las relaciones sociales de produccin de la frontera
bonaerense de finales del XVIII y primeras dcadas del XIX (Garavaglia, 1999).
Ver el cuadro al final Categoras sociales y laborales de los rebeldes de la frontera del Chaco de Jujuy de 1781.
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En segundo lugar estn los asistentes. Se trata de personas que no son originarios de la frontera, pero que a diferencia de los residentes, estn casados y
tienen hijos, y se hallan empleados en algn establecimiento fronterizo ms cercano al control de la ciudad, con mayor y ms frecuente permanencia en la frontera
como trabajadores en las haciendas y dependiendo personalmente de los propietarios de los establecimientos en los que se contratan. Por eso es que la coaccin
laboral ejercida sobre los asistentes es mayor y ms especfica que la ejercida sobre
los residentes, a lo que se suma el servicio militar que deben prestar a las autoridades fronterizas y de la ciudad, como auxiliares y milicianos subordinados.
Es el caso de Joaqun Jurado, natural de la Provincia de Chichas y asistente
en el paraje de San Pablo. Su patrn es el gobernador de armas de la ciudad de
Jujuy, don Gregorio de Zegada, que cuando precisa milicianos lo lleva para servir
en el fuerte de Ledesma, y cuando no, lo tiene trabajando como labrador y arriero
en el paraje de San Pablo. Tambin es el caso de Pedro Santos, natural del Valle de
Cinti y con asistencia en el paraje cercano periurbano de Los Alisos, aunque no
tiene amo o patrn reconocido y trabaja libremente como labrador y arriero, responde de inmediato a la convocatoria de las autoridades del cabildo para servir a
la defensa de la ciudad de Jujuy cuando es atacada por los rebeldes. De manera
similar, Norberto Martnez, natural de la hacienda de Mojo, vive como asistente tambin en los Alisos con su esposa, y se desempea como cabo de dicho
partido y bajo el mando de la autoridad hispnica capitular. Como parte de sus
tareas, se dedica a convocar a gente en los alrededores de su chacra para servir
en la defensa de la ciudad de Jujuy durante la rebelin.
En tercer lugar encontramos a los vecinos de la frontera o como se los denomina: avencidados. Trtese de personas con esposa e hijos que declaran ser
labradores en chacras propias, o bien estn contratados con algn hacendado de
la frontera. Al igual que en las otras dos categoras, se trata de gente ajena a la
jurisdiccin, por lo que la vecindad que esgrimen, no proviene de la posesin de
casa en el casco urbano y solar en el ejido como es lo usual en el perodo, sino de
la antigedad de residencia en la frontera y la posibilidad de emplearse o no en las
haciendas como peones, al tener tambin la alternativa de vivir del trabajo en
sembrados y cra de ganado propios.
Los avencidados son menos dependientes econmica y socialmente de patrones y hacendados hispanos respecto de los residentes y asistentes, aunque siguen bajo la dependencia poltica y militar de las autoridades de la frontera y del
cabildo de Jujuy.
Por ejemplo, Martn Vidaurre, natural de Santiago de Cotagaita y vecino de
San Pablo, es un avecindado que es remitido de socorro al fuerte de Ledesma
como soldado. Al mismo llamado de las autoridades responden los vecinos de la
hacienda de los Alisos, Juan Baldiviezo y Lorenzo Humacata. Aunque ambos
tambin declaran en el juicio, que cuando marchaban para servir a las autoridades
hispanas, debieron desertar porque fueron obligados por los rebeldes a unrseles.
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En cuarto lugar estn los arrimados. Se trata de personas solas o con familia, que en calidad de trabajadores semipermanentes, se establecen para vivir y
trabajar en los bordes externos de los establecimientos productivos de un hacendado o estanciero de la frontera, y establecen con l relaciones similares a los
asistentes.
Si bien los casos de arrimados que figuran en el juicio son pocos, como Manuel Bejarano natural de la jurisdiccin de Tarija [...] que era arrimado a las tierras
de don Francisco Zavaleta. Se considera que en este grupo debe incluirse a los
que no declaran la relacin laboral que tienen en la frontera, porque la condicin
de arrimado es considerada un delito por las autoridades locales y regionales.23
Que a la vez es admitida por los hacendados y vecinos, porque permite contar, sin
el costo de la reproduccin social del trabajador, con mano de obra estacional.24
El quinto y ltimo grupo que puede identificarse en el expediente, son los
enfeudados, como se denomina a los indgenas tributarios de las encomiendas
cercanas a la frontera. Se trata de encomiendas pequeas, de menos de diez tributarios, ubicadas entre las tierras bajas del Chaco y las altas de la Quebrada de
Humahauaca, en el paraje de Ocloyas hacia el pueblo de Tilcara.
Es el caso de Bernardo Sarapura, Yndio natural del feudo de los Ocloyas,
que presta el servicio personal trabajando junto a un compaero en una chacra de
Sapla (en la frontera del Chaco en el camino a la ciudad de Jujuy), en tierras
propiedad de su amo, Jos Portal.
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Como lo pauta por ejemplo el Auto de buen gobierno de Fernndez Dvila, San Salvador de Jujuy, 10 de enero de 1781, Jujuy, Archivo
de Tribunales de Jujuy, Carpeta 54, Legajo 1765. Para una revisin de los bandos de buen gobierno y como esta prohibicin se repite en
distintas regiones del virreinato rioplatense a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII, puede verse Anzotegui, 2004.
El consentimiento de las autoridades y los propietarios de hacienda a arrime, es lo que da lugar a la permanencia y lento cambio histrico
del vagabundeo al conchabo y peonaje en gran parte del virreinato del Ro de la Plata (Alonso, Barral, Fradkin y Perri, 2001; Barral,
Fradkin y Perri, 2002). Tambin la compilacin de estos y otros trabajos y la introduccin de: Fradkin, 2007.
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El significado local en la frontera del Chaco de Jujuy del trmino estancia, refiere al conjunto de ganado vacuno criado extensivamente
en tierras sin propiedad definida. Y derivado de ello, es que la denominacin estanciero refiere a la persona que se dedica a ello. El
debate historiogrfico acerca del trmino de estanciero ha tenido para el Ro de la Plata una bibliografa extensa. Para ver algunos de los
principales ttulos, me remito al Apndice elaborado por Ral Fradkin en: Halperin Donghi, 2007: 171-210. Tambin para ver las distintas
categoras laborales en la estancia bonaerense puede consultarse: Mayo, 2004.
La silla es el aparejo para montar a caballo elaborado con un armazn de madera tallado y cubierto de cuero y con relleno de crin, pelo de
cabra, u otro elemento similar. Las sillas utilizadas por los pastores, campesinos y arrieros de la Quebrada de Humahuaca, son rellenadas
con paja de cereal estacional: cebada y trigo. Informacin aportada por el Podador certificado de la localidad de Purmamarca (Quebrada
de Humahuaca, Jujuy, Argentina), Sr. Juan Amalio Cruz (ao 2001).
Como referencia para identificarlos pueden considerarse los requisitos para la recluta en Indias en el siglo XVIII: de 15 a 40 aos de edad,
preferentemente naturales de Espaa, aunque en algunos lugares tambin criollos, talla mayor a 1,70 m., gente blanca, tiempo de
alistamiento mayor a 6 hasta 10 aos (esto es muy variable), y tambin robustez, sin oficio, solteros, no criados ni sirvientes (Marchena
Fernndez, 1983: 274-277).
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Soldados partidarios.27 Son las personas que libremente se contratan en los fuertes
de la frontera del Chaco, a cambio del pago de salario, vestuario y/o racin. En el
caso de los soldados, como el oficio tiene que ver con el grado positivo de desarrollo de una destreza profesional o tcnica, en sus declaraciones ponen el acento
en la experiencia de trabajo en la frontera. Como lo declara Andrs Lpez (soldado de la reduccin de San Ignacio), que afirma haber trabajo de soldado en todos los presidios de la frontera. En cuanto al agregado de partidario, refiere a
que el trabajo de soldado implica la obligacin de servir y asistir en un territorio
determinado o partido, considerndose como partido del servicio, el fuerte
en el cual es contratado o bien la frontera de cada jurisdiccin colonial.
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En cuanto a los que son considerados como sin oficio, reciben tambin la
denominacin de conchabado, bajo servicio personal, trabajador esclavo,
trabajador presidiario y soldado,28 y se trata de los siguientes trabajadores.
Suboficiales de la frontera, especialmente cabos; la clase de tropa inmediatamente superior al soldado que en la frontera se encargan de convocar y reclutar a
los labradores, peones y conchabados para las revistas a la ciudad y el servicio
militar. Se trata de personas libres que dependen poltica y militarmente de las
autoridades de la ciudad.
Soldados partidarios. Esta categora tambin corresponde a los que declaran tener
oficio, pero en este caso de los que dicen no tenerlo, se trata de personas libres
que viven en la frontera o en la ciudad de Jujuy, y que estn sujetos laboralmente
a un vecino, hacendados o autoridad. Por eso se consideran que no tienen oficio,
porque son obligados a contratarse a cambio de salario y racin (o slo uno de
ellos), en un fuerte especfico o en la frontera en general.
Soldados- presidiarios. Se trata de una subcategora de la anterior conformada por las
personas enjuiciadas y condenadas al servicio militar en la frontera. Una clase de
preso que vive y trabaja sin salario y con o sin prisiones (cadenas) y racin de
soldado, en uno o rotando peridicamente entre distintos fuertes (el servicio de
rotar por varios fuertes se conoce como servicio en la frontera). Los presidiarios
que se desempean como soldados, cumplen alguna condena estipulada y ejecutada por las autoridades capitulares o de la gobernacin, de un delito en particular, o por ser considerado en general como vagabundo, malentretenido y
holgazn, caracterizacin que especialmente figura en la legislacin de la gobernacin del Tucumn a partir de la segunda mitad del siglo XVIII.29
Conchabados. Son las personas libres y trabajadores asalariados que estn bajo el
servicio personal y a cargo de la estancia de un patrn o amo hispano, autoridad o hacendado de la frontera.
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Labradores y peones. Los primeros son personas libres que viven como trabajadores
de chacras en tierras libres o con propietario; y los segundos, los que viven como
trabajadores de hacienda o encargados de las estancias de la reduccin o fuertes
de la frontera. Ambos tienen en comn la situacin de estar bajo la sujecin de
una autoridad poltica y militar de la frontera.30
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... que oficio tampo[co] tiene ninguno porque solo vine de conchavado [...] yendo para casa de su amo; sin oficio porque solo ha sido
soldado en los presidios de la frontera. Ver cuadro al final Categoras sociales y laborales de los rebeldes de la frontera del Chaco de
Jujuy de 1781.
Acerca de esta categora laboral puede verse Santamara, 1998b.
Las obligaciones militares de los labradores y peones son similares a las de la frontera entre el Mato Grosso y Concepcin: Es evidente
que los grandes estancieros jugaron un rol significativo en el proceso de ocupacin del territorio, pero sin los pequeos chacareros, ste
no hubiera sido posible. Los pobladores pobres, propietarios, arrendatarios u ocupantes precarios estaban obligados a servir en el ejrcito
y a participar en las rastreadas (Areces, 2004: 52).
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Desde hace tiempo, la historiografa argentina se ha preocupado por la definicin de las categoras laborales a fines del perodo colonial,
especialmente para establecer el momento en el cual se pasa de un mercado de trabajo de tipo Antiguo Rgimen al Moderno. Algunos de
los trabajos que son referencias para el desarrollo aqu realizado son: Garavaglia, 1999; Fradkin, Canedo y Mateo, 1999; Fradkin y
Garavaglia 2004; y Gelman, 1991 y 1993.
Adems de legislar sobre el control y uso de las armas, los bandos y autos de buen gobierno que se aplican en el distrito de Jujuy en el
siglo XVIII, legislan sobre otras materias: el trabajo ocasional de los vagabundos, malentretenido y holgazanes, la limpieza de las ciudades,
y el arrime a las estancias y haciendas. Puede verse, por ejemplo, el Bando del gobernador y capitn general de la provincia de
Tucumn Antonio de Arriaga, Salta, 24 de julio 1776, Jujuy, AHJ, ARR, Caja IX, Legajo 2, Legajillo 2.
SECCIN ARTCULOS
En sta como en otras rebeliones coloniales, las armas que se utilizan en el hecho
violento de la rebelin y la represin, son las mismas de la vida cotidiana de los
fuertes-presidios y la campaa de las ciudades. En los parajes fronterizos de las
Indias, era usual que los criollos, mestizos, indgenas y castas estuvieran armados
y/o provistos de herramientas de trabajo que fcilmente podan mutar por armas,
por lo menos eso es lo que da a entender la profusa reglamentacin de los bandos
y autos de buen gobierno de la gobernacin del Tucumn, que siempre hacen
alusin al control y uso de armas y de herramientas de trabajo como tales.32
El cambio al que se alude, corresponde a las herramientas de trabajo por armas, y tambin al cambio entre las personas que conforman el bando de los rebeldes y los leales a la corona, pues durante la rebelin, algunos de los soldados
partidarios y hasta un capitn se suman a los revoltosos por un lado, y por el otro,
los que delatan a las autoridades reales hispanas los movimientos e intenciones de
ataque a la ciudad de Jujuy, son los mestizos que hasta ese momento lideraban la
rebelin.
Para determinar cmo es este juego de intercambio de roles, se describirn las
diversas armas utilizadas en la rebelin y la distincin establecida para evitar justamente los intercambios.
Entre las armas contamos con las piezas de artillera de los fuertes que son
atacados y tomados por los rebeldes: el piquete de la reduccin de San Ignacio y el
fuerte de Nuestra Seora del Rosario o fuerte de Ledesma. El fuerte de Ledesma
es un establecimiento rodeado por una empalizada de madera, apuntalada por
torreones circulares en los que se ubican los caones y pedreros, los primeros
fijos y los segundos mviles.
El fuerte y la artillera son de uso exclusivo de los soldados partidarios y de los
hispanos. Como lo demuestra el hecho de que aunque los rebeldes reducen el
piquete de la Reduccin de San Ignacio, matan al capitn y un soldado, e incorpo-
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ran a los dems partidarios y luego sitian y reducen el fuerte de Ledesma (dejando
libre al capitn e incorporando de la misma manera a los partidarios), nunca se
apropian del fuerte como plaza militar, ni utilizan las piezas de artillera mviles
en la marcha y sitio al fuerte del Ro Negro o la ciudad de Jujuy.
Los soldados partidarios de los fuertes estn equipados con fusiles a ignicin
de la plvora por piedra de chispa y bayonetas. Es probable que los fusiles hayan
utilizado cartuchos, porque uno de los soldados que se pasa al bando rebelde,
lleva con l su fusil y cartuchera con ocho tiros. La reglamentacin general del
ejrcito de Indias indica que el salario del partidario conlleva el sostenimiento en
el servicio y el cuidado y mantenimiento de las armas a l encargadas (Marchena,
1983), pero en la frontera del Chaco de Jujuy, el pago de las soldada no comprende las raciones de comida, y aunque el cuidado de las armas recae en las autoridades, la posesin de las mismas es del partidario.
Otras armas de los soldados son los trabucos, pistolas y sables, utilizadas especialmente por la oficialidad de la frontera; en esta frontera todos los capitanes de
piquetes y fuertes las usan. Estas armas son importantes porque simbolizan la
autoridad militar y poltica, por eso cuando los indgenas chaquenses las arrebatan
a los capitanes de fuerte, las entregan a los lderes criollos para que las utilicen
como smbolo de autoridad en la recluta de ms rebeldes.
Por el bando de los rebeldes, tenemos que los indgenas utilizan como armas
de guerra, los arcos, lanzas, flechas y mazas, que tambin les sirven para la caza y
pesca cotidiana, y en los conflictos intertnicos con otros grupos indgenas del
Chaco.
Los rebeldes mestizos no usan arcos o lanzas, pero si la maza, que tambin se
conoce como macana. Un instrumento especial para el trabajo del campo en las
feraces selvas del Chaco de Jujuy son los machetes, una especie de cuchillo de
hoja ancha y de gran tamao. Utilizados en la rebelin como armas, son los preferidos por los mestizos lderes de la rebelin, que portan machetones de su
propiedad o bien arrebatados a otros campesinos. Por su tamao y destreza en el
uso que desarrollan los arrieros y labradores, los machetones son un arma terrible, y al igual que los sables, son tambin un smbolo de distincin para los lderes
rebeldes, que de manera amedrentadora los portan y lucen para inducir a otros
campesinos a adherirse al bando de los rebeldes.
SECCIN ARTCULOS
Conclusin
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Respecto de las armas utilizadas y los dos bandos constituidos como consecuencia de la violencia en la rebelin, la diversidad prevalece por encima de la
distincin. Por eso es que los rebeldes y los leales a la corona, aunque tienen bien
distinguidas las armas que utilizan cada uno, se confunden alternativamente de
bando: los soldados de los fuertes y algunos oficiales se suman rpidamente a los
rebeldes, y de manera similar, por la delacin de los lderes mestizos es que fracasa
el sitio a la ciudad de Jujuy.
Prevaleciendo, a fines del siglo XVIII en esta parte de la frontera del Chaco,
relaciones sociales de produccin mercantiles del tipo informal. Lo que da lugar a
definiciones laborales de las personas a veces como trabajadores y otras como
vagabundos; y que explica, en parte, la rpida adhesin de los soldados partidarios
al bando rebelde, por un lado, y la delacin de los lderes mestizos, por el otro.
SECCIN ARTCULOS
Sea lo que fueren, es evidente que estas condenas [de forajidos y apstatas] tienden a promover
las nunca bien decididas acciones estatales contra los apstatas y forajidos, que solo son, en
rigor, comerciantes, hacendados y recolectores que actan de modo irregular por estar libres del
control jurdico e impositivo colonial. Sin embargo, el hecho cierto de que las autoridades nunca
organizan acciones militares efectivas contra ellos parece confirmar el xito de las alianzas entre
estos informales con fortines, misiones y haciendas. La presunta informalidad del intenso
intercambio comercial que estos sostienen parece constituir un motor importante en el desarrollo mercantilista geogrficamente ampliado de fines del XVIII, tambin estimulado por la virtual
desaparicin de las restricciones al trnsito de mercaderes en las misiones que los jesuitas haban
logrado de la Corona y, en segundo lugar, a la notable intensificacin del trfico comercial
amaznico (Santamara, 1998b: 30-31). NE
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BIBLIOGRAFA
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Cuadro
Categoras sociales y laborales en la frontera del Chaco de Jujuy de 1781
Origen geogrfico
Lugar de residencia
y calidad
Oficio y trabajo
Juan Osorio
No se consigna
No se consigna
Pedro Serrano
No se consigna
Vive en su estancia
cercana al Ro Negro
Estanciero
Justo
No se consigna
Reduccin
Capataz de la estancia
de la reduccin
Maria Miranda
No se consigna
No se consigna
Antonio Gomero
No se consigna
Capitn
Pedro Santos
No tiene
Bartolo Ros
Residente en el paraje
de Sapla
No se consigna
Martn Vidaurre
Natural de Santiago
de Cotagaita
No tiene
Joaqun Jurado
Asistente en el
paraje de San Pablo
No tiene
Jos Toro
Residente en la
ciudad de Jujuy
No se consigna
No se consigna
Mariano Basualdo
Vive en la ciudad de
Salta donde est
casado
Oficio de sillero
Norberto Martnez
Natural de la
hacienda de Moxo
Juan Baldiviezo
Natural del Ro de
San Juan, jurisdiccin de Cinti
Vecino de la hacienda
de los Alisos
No se consigna
Manuel Flores
No se consigna
No tiene
Lorenzo Humacata
Natural del Ro de
San Juan
Oficio labrador
Agustn Snchez
Natural de Tarija
No se consigna
Bernardo Chaporro
Avecindado en el paraje
de Palpal
Manuel Bejarano
Arrimado
No tiene. Arrimado a
las tierras de don
Francisco Zavaleta
Francisco Miranda
Natural de la hacienda
de Yavi
Residente en la chacarilla
del doctor Cueto del pago
de San Pedro
Residente en
chacarilla
Juan de Dios
Maldonado
Natural de Tarija
No se consigna
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N Nombre y apellido
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SECCIN ARTCULOS
N Nombre y apellido
Origen geogrfico
Lugar de residencia
y calidad
Oficio y trabajo
Lorenzo Serrano
Natural de Palpal
No se consigna
No tiene
Francisco Snchez
Natural de Crdoba
No se consigna
Nicols Cadena
Natural de
Purmamarca
Sillero
Jos Alemn
Natural de Livi-Livi,
jurisdiccin de Cinti
Vive en el presidio de
Ledesma
No tiene. Partidario en
el presidio de Ledesma
Miguel Gernimo
Mamani
No se consigna
Claudio Goyechea
Natural de la ciudad
de Jujuy
Francisco Ranjel
No se consigna
No tiene. Se mantiene
de soldado partidario del
fuerte del Ro Negro
Natural de la ciudad
de Jujuy
Est pescando en el Ro
de San Pedro del Grande
No se consigna
Melchor Ardiles
Manuel Romero
Natural de la Provincia
de Chichas
Soldado
Francisco Ros
No sabe
Fuerte de Ledesma,
desterrado
No tiene. En clase de
preso pero sin prisiones
y con raciones como
soldado
Diego Avalos
No tiene. Conchabado
con el gobernador de
armas
Mariano Galarza
Natural de Tarija
Estancia de su patrn,
Jos Acua
No se consigna
Diego Taritolay
No tiene. Trabaja en el
paraje de Sapla
No se consigna
Soldado de la reduccin
Bernardo Sarapura
No se consigna
Juan Asencio
Mendoza
No se consigna
No se consigna
Andrs Lpez
No se consigna
Soldado en la reduccin
Melchor Cruz
Provincias de arriba
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N Nombre y apellido
Origen geogrfico
Lugar de residencia
y calidad
Oficio y trabajo
Nicols Mansilla
Natural del Ro de
San Juan
Basilio Humaran
No se consigna
Jos Gmez
Ciudad de Jujuy
Fernando Rivas
Natural de la ciudad
de Salta
Oficio herrero
33
El documento se consult y fich gracias a una Beca de Residencia otorgada al autor del artculo, por la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla (otoo de 2003).
SECCIN ARTCULOS
Elaboracin del autor en base al: Testimonio de los autos originales seguidos de oficio contra los reos que se
sublevaron en la jurisdiccin de esta ciudad, del 28 de marzo al 11 de abril de 1781, 252 folios. Archivo
General de Indias, Audiencia de Buenos Aires, N 143.33
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SECCIN ARTCULOS
EXTENSIN UNIVERSIT
ARIA: APORTES
UNIVERSITARIA:
PARA SU PR
OBLEMA
TIZA
CIN A P
ARTIR
PROBLEMA
OBLEMATIZA
TIZACIN
PARTIR
DE LA EXPL
ORA
CIN BIBLIOGRFIC
A
EXPLORA
ORACIN
BIBLIOGRFICA
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RESUMEN
fa.
SECCIN ARTCULOS
ABSTRACT
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La Demanda en Extensin Universitaria en la Universidad Nacional de Jujuy dirigido por Ana Mara Vsquez Luc, codirigido por Marcelo
Luis Lpez, desarrollado a partir de abril de 2009 en el mbito de la Secretara de Ciencia y Tcnica de dicha universidad bajo el cdigo
de C-0110.
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De la labor enunciada se detectaron cuatro cuestiones que nos interesa describir y analizar que constituyen las pequeas contribuciones que aqu se intentan
desarrollar brevemente:
1) El rol de la bibliografa y la teora en el estudio de la extensin;
2) Aportes al campo semntico de la extensin;
3) Estado preliminar de la produccin bibliogrfica en la regin;
4) Problematizacin en el devenir de aspectos historiogrficos de la extensin.
El rol de la bibliografa y la teora en el estudio de la extensin
SECCIN ARTCULOS
Una primera cuestin es cmo est sostenido terica y bibliogrficamente el concepto de extensin, por lo menos en Argentina, aun por quienes estudian el tema
respecto a que en los temas de investigacin sobre universidad del perodo
1989-1995 la extensin figura entre los temas de investigacin menos atendidos: sobre 3315 trabajos revisados, slo 24, o sea el 0,7% se refiere a esta temtica (Garca Guadilla, 2001: 15).
Comparando de otra forma y considerando de manera aleatoria algunos materiales ms recientes encontramos, por ejemplo, que en el libro de Ponencias del II
Congreso Nacional de Extensin Universitaria, realizado en Mar del Plata durante el ao
2006, 19 de 195 ponencias (9,75%) tienen en su propuesta bibliogrfica material
orientador para sustentar terica y/o conceptualmente el organizador extensin que
constituye el soporte desde el que se sostiene y articula la convocatoria aun en la
narracin de experiencias. Otro material sobre Estudios de Extensin sobre Humanidades, publicado por la Universidad Nacional de Crdoba en 20082 se divide en cinco
partes partes: 1) presentacin, 2) perspectivas (dos artculos), 3) experiencias y conceptualizaciones (diez artculos), 4) una entrevista y 5) registros en proceso (dos artculos); de los
cuales sobre el total de 16 artculos 3 (18,75%) dan cuenta de tener sustento en su
orientacin a travs de bibliografa que conceptualiza y problematiza el organizador
extensin. Comparando con otro de los pilares del quehacer de la universidad, segn
el propio discurso universitario, como la investigacin, encontramos que en cuatro
actos desarrollados entre 2006 y 2009,3 de 571 trabajos ms del 90% presenta
bibliografa de pertinencia con el rubro investigacin que era uno de los ejes principales de estos acontecimientos4. Con estos datos, si bien no se pueden hacer
generalizaciones se pueden ir aportando puntos de referencia para, junto a otras
producciones, brindar suministros que permitan llegar a las mismas.
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Una segunda cuestin tiene que ver con que el organizador extensin remite a un
campo semntico del cual, en un trabajo anterior (Lpez, 2005), se haban destacado como conceptos que aparecen en el mismo (por ejemplo, recurrentemente
en las discusiones sobre el tema en congresos o en la bibliografa) a los de Interaccin social, transferencia (cientfica), vinculacin (tecnolgica), investigacin y desarrollo (I+D)
y gestin social y cultural. En esta oportunidad pudimos recabar y agregar trminos
como proyeccin social referente utilizado en Colombia y Per para designar un
modo de concebir la relacin educacin Superior-Sociedad (Amaya de Ochoa, 2003;
Aponte, 2004; Espinosa Santa Mara et al., 2005; Gonzlez, 2007; Hurfano Torres et al 2007; Lpez Torres et al., 2007; Mendoza et al., 2004; Rocha y Arrieta,
2000). Tambin encontramos como se problematiza el concepto de extensionismo
utilizado con sentido antagnico por distintos autores: quienes lo proponen como
un referente que designa una concepcin democratizadora de la extensin (Pacheco,
2004) ms cercana a la interaccin social frente a una conceptualizacin que hace una
crtica al concepto por considerarlo dentro de la nocin de extenderse unidireccionalmente, en el sentido que podra ubicarse ms en la lnea del anlisis que hace
P. Freire (1973), proponiendo ser reemplazando por el concepto de basismo que
alude a una extensin que tuviera como punto de partida a la base social (Rubinich,
1993). Esta dificultad, respecto al uso de un mismo significante por diferentes
autores con distinto sentido produce un efecto de bloqueo paralizante en el uso
de los conceptos que resta proyeccin a la elaboracin de un vocabulario ms
preciso y complejo en un rea del conocimiento y de la prctica en plena discusin cmo lo es actualmente la extensin universitaria.
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Lpez, Marcelo Luis. Extensin Universitaria y Extensin en el nivel Superior Catlogo de Bibliografa Regional 2009.
Mir Quesada, Oscar (1911) La nacionalizacin del derecho y la extensin universitaria, Lima, Impr. de El Comercio (publicado originalmente como tesis del autor (Dr.) Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Facultad de Jurisprudencia), 143 pp.
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Como se ha observado si articulamos la primera y tercera cuestin abordada existe una especie de paradoja. Por un lado, la consulta bibliogrfica que se hace para
dar sustento a trabajos sobre extensin as como la investigacin sobre el tpico,
aun si estuvieran en progresin, probablemente siguen ocupando un lugar insuficiente si se considera el impacto de este organizador para el desarrollo social (o en
relacin a los otos pilares del discurso universitario: docencia e investigacin). En
este sentido es notable que aun los artculos que referencian en su bibliografa
textos que conceptualizan o sustentan una posicin en extensin en su mayora,
por ahora, son ponencias presentadas en congresos ms que publicaciones en
7
No se aportan datos numricos porque cuando se cay en la cuenta de este hecho se haban descartado catalogar una gran cantidad de
bibliografa sobre experiencias especficas de extensin orientados a la ruralidad y otros rubros (por ejemplo, manejo de carne porcina,
comercializacin de la papa, etctera) ya que no tenan que ver con abordajes generales, que son el objeto de nuestro anlisis, pero igual
parece pertinente mencionarlo.
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Conclusiones
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revistas con o sin arbitraje y/o libros mientras que, por otro lado, segn hemos
podido constatar, hay una profusa produccin con relacin a la temtica
extensionista, en general y sobre temas particulares. Se cree que el mayor obstculo es que al no tratarse de un tema best seller los materiales existentes estn dispersos y las publicaciones poseen tiradas reducidas con pocas posibilidades de
reimpresin. Es fundamental en este sentido que los organismos de Educacin
Superior se pongan metas para promover, concentrar y difundir dichos materiales
porque es poco probable que por el momento esto pueda ocurrir fuera de dichos
mbitos.
Tambin a partir de estos anlisis preliminares, y otros ya realizados con anterioridad en otras publicaciones, podemos concluir que es posible empezar a
delinear una base epistemolgica en la construccin del objeto extensin a partir
de posiciones que tienen que ver con usos y costumbres y que cuentan con un
vocabulario referenciador. A modo de ejemplo se pueden cruzar estas posiciones
con intereses que guan el conocimiento (tcnico, prctico o emancipador segn
Habermas, 1982) o paradigmas en las ciencias sociales que sustentan concepciones de sociedad (Positivismo, materialismo histrico e interpretativismo, Vasilachis,
1992) ms aun, si hablamos de extensin, de universidad y del papel que debe
jugar esta ltima en el desarrollo social y los contenidos y las formas que median
en esta articulacin. Sin embargo no son equiparables los conceptos a las posiciones aunque los primeros sean funcionales a las segundas. Si bien es cierto que por
ejemplo la vinculacin con el medio de las organizaciones de educacin superior es un
trmino que aparece con frecuencia en las intervenciones en las que hay
protagonismo del organizador extensin, ello no debe confundirse con la posicin vinculacionista8. sta se hizo fuerte en los 90 desde una ideologa neoliberalneoconservadora, un inters tcnico, una construccin neopositivista de ciencia
social como filosofa de base y una concepcin de universidad en que se contempla un modelo de comunicacin bidireccional que incorporaba al sujeto destinatario de la extensin como socio para la obtencin de dividendos como un modo
encubierto de avanzar en la privatizacin, la desregulacin y la retraccin del Estado en materia de polticas universitarias para ceder paso al mercado dentro de
los lineamientos de la planificacin estratgica de la Educacin Superior9. De all
la trascendencia de identificar conceptos para ir estableciendo la circulacin de
estos conceptos en la elaboracin de lenguajes para las distintas maneras de ver la
extensin.
Respecto al sobredimensionamiento aludido en la produccin sobre Extensin Rural en relacin a la Extensin en la Educacin Superior conduce al interrogante de cules son las conexiones histricas ms profundas entre la extensin
8
9
Solo a modo de ejemplo porque se aborda este problema en otro artculo ms extenso sobre la epistemologa de la extensin, actualmente en produccin.
Sobre el particular se pueden consultar (de Argentina) los trabajos de autores como Avaro e Iglesias al 2002; de Nicola y Pidello, 2001;
Lombera y Belmonte, 2007; Cruz Carmona 2002 y tambin un documento bastante conspicuo para ilustrar los fundamentos de esta
posicin que es la Ley de 23.877/90 de Promocin y Fomento de la Innovacin Tecnolgica.
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DE LA TIC
A DE LA COMUNIC
ACIN
TICA
COMUNICA
A LA RESPONS
ABILID
AD SOLID
ARIA
RESPONSABILID
ABILIDAD
SOLIDARIA
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ITESO
RESUMEN
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ABSTRACT
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ello se dirige, en un primer paso, hacia los cdigos ticos que han conseguido
plasmar de alguna forma estas expectativas (Garca-Marz, 2003: 195-212). Otro
de los objetivos de la tica para los medios de comunicacin ...se centra en la
explicitacin de bases ticas que subyacen a la confianza depositada a la praxis
comunicativa y a sus actores e instituciones (Ibdem)
La tica comunicativa, pues, atae a las empresas de comunicacin y a los
profesionales de ellas, y es en este sentido, donde profundiza este ensayo, en la
relacin entre la tica, la responsabilidad y los medios de comunicacin como
fuente de informacin y de formacin de pblicos.
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cipan plenamente de los valores de las empresas comunes, incluidos aquellos que
pudieran considerarse negativos, aquellos contravalores o desvalores. El objetivo
de ellas, pues, es ganar dinero (Cebrin, 2003: 157-168).
Desafortunadamente aunque para mantener su autonoma, los grandes medios de comunicacin, tengan que ser autogestivos y conseguir sus propios recursos para deshacerse de las posibles presiones polticas o econmicas que le pudieran
ser impuestas, esto tambin se ha llevado de una forma casi irracional, pues ellas
mismas no permiten el crecimiento del mercado y la libre competencia entre medios.
Esto es muy fcil de comprobar ya que tanto a nivel nacional como internacional, las empresas de medios se han reducido a un par de cadenas televisivas en
Mxico, y un grupo pequeo que posee los peridicos a nivel internacional, y en
general de empresas de comunicacin que intervienen en prensa, radio, TV, Internet
y otros medios electrnicos, y en general en la concentracin en estas pocas manos de la produccin de informacin y entretenimiento. Tal es el caso de Sony,
Disney, Warner, Viacom y Televisa y TvAzteca en el caso de Mxico en particular.
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Esto ha llevado a la formacin de empresas que, por una parte, estn en condiciones de controlar toda la hilera productiva y distributiva de un sector en particular, y por la otra, operan simultneamente en varios sectores de los medios, del editorial, la prensa, y la radio, a la televisin, el
cine, la msica en Internet, con importantes ventajas en el plano de las economas de escala y de
alcance, y de las sinergias entre los sectores (Richieri, 2008).
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sociedad, pero que an as deja una pauta de debate sobre el papel de los medios
informativos, por lo menos en Mxico.
Prcticamente Televisa y TvAzteca, con sus grandes diferencias, pero amplias
similitudes acaparan la informacin, la editorial, las revistas, la radio y la televisin
mexicanas, sin que mucho se pueda hacer por ello.
Abraham Zabludovky denuncia esta misma situacin en su artculo El
duopolio televisivo que aparece en el compendio de conferencias Los medios
electrnicos en el marco de la reforma del Estado en Mxico donde sostiene que
estas dos empresas poseen entre ambas casi el 100% de la produccin televisiva a
nivel nacional, dejando muy poco espacio para la pluralidad y la alternancia social.
Comienza diciendo A m me preocupa muy especialmente el problema de la
concentracin. Las caractersticas de la televisin en Mxico son las de un duopolio
asimtrico con un jugador preponderante. Hablando las cosas como son, el grupo Televisa atiende a cada ocho de diez televidentes y se embolsa ms o menos
siete de cada diez pesos que se gastan en publicidad en este pas. Tiene el 80% de
todos los presupuestos de publicidad en Mxico. Televisin Azteca acapara el
20% del auditorio y la publicidad, mientras que la radio y la televisin por cable,
deben sobrevivir con lo que sobra; no son migajas, pero Televisa tiene el 70%
(Zabludovsky, 2002).
Aunque Zabludovsky no menciona de dnde obtiene estas cifras, esto es fcilmente observable en la programacin de TV abierta y las posibilidades reales de la
poblacin a tener acceso a televisin por cable.
Las televisoras pues emiten una sola visin homognea de la realidad, sin dar
espacio a otras voces, cuando debera ser ms que una sala de juicios, un foro de
debate pblico, donde se puedan discutir los temas de inters social desde diferentes perspectivas: la visin de la sociedad civil, la de los polticos, la de las organizaciones no gubernamentales, la propia de los medios, la de los interesados, la
de los afectados, etctera.
Un espacio de anlisis sobre las principales temticas que aquejan a la sociedad, y donde se tiene que prestar voz a todos y cada uno de los actores sociales,
donde se pueda reflexionar verdaderamente sobre las diferentes temticas y el
posible impacto a todos los niveles sociales de esos temas.
Porque las empresas de informacin, en su sentido clsico, trabajan con una
materia prima que no les corresponde, administran un bien pblico y un derecho
general de los ciudadanos (Ibdem) por lo cual tambin resulta una obligacin dar
un espacio a los ciudadanos, ya que usualmente la participacin real del ciudadano
en los medios de comunicacin, se reduce en la mayora de las ocasiones a las
llamadas telefnicas en los programas televisivos o a sondeos rpidos con algunas
preguntas, que ya sea con intencin o por ignorancia, se encuentra de por s sesgadas
y poco dejan sentir el inters colectivo, las ideas que circulan, provocando ms
que un debate pblico un ir y venir de informacin sin una verdadera articulacin.
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() el papel del Estado a la hora de garantizar ese derecho a la informacin debe ser casi
exclusivamente regulador, y los excesos intervencionistas a los que estamos acostumbrados responden, por lo general a deseos de manipulacin del poder poltico (Ibidem).
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Su espacio es slo para los que tienen poder, ya sea poltico o econmico, pero
en realidad no vemos reflejadas las voces reales de campesinos u obreros, de
ciudadanos comunes en espacios de dilogo mucho ms amplios que tal vez una
o dos preguntas obligadas cuando se dan catstrofes naturales, por ejemplo.
Y es que las empresas se encuentran mucho ms preocupadas por obtener
ganancias que por la responsabilidad que tienen con la sociedad. Acaparando
mercados, manipulando la informacin, alterando el sentido de la realidad o reducindolo a una sola perspectiva (poltica, econmica, social, etctera).
Su fuerza socializadora e integradora responde a criterios econmicos y empresariales, favorece el consumismo, la violencia, la utilizacin de la mujer y ofrece
una pobre y uniforme visin de la realidad (Garca-Marz, 2003: 195-212) preocupndose muy poco por la responsabilidad social que es finalmente de donde
obtiene su materia prima y a donde llegan finalmente sus producciones.
Por estas razones, las empresas de comunicacin les deben cuentas tambin a
los ciudadanos. Tambin las empresas deben contar con leyes y vas de transparencia, en cuanto a sus ingresos y egresos se refiere, porque ellas exigen que las
autoridades rindan cuentas de las inversiones que hacen y cmo las hacen, y al
mismo tiempo ellas tambin son instituciones que manejan o deberan manejar
datos pblicos, por lo cual la independencia implica tambin transparencia ()
El pblico tiene derecho a saber la realidad contable y patrimonial de estas empresas, las cifras objetivas y no manipuladas de difusin y audiencia, el coste general
de las operaciones y la evolucin de los negocios (Cebrin, 2003: 157-168)
Esto tampoco quiere decir que por no atender a estos contravalores como
el inters econmico, las empresas y quienes ah se desempean no deban recibir
un solo centavo por su labor, o atender a la idea cuasi bohemia de su profesin
y que piensan que la pobreza es condicin inalienable de la libertad, quiz como
reaccin a la infamia de quienes suponen que sta resulta, fundamentalmente
cara, pues tienen una fe ciega en la capacidad del dinero para comprarlo, o corromperlo todo (Ibdem).
Ya que, la empresa de comunicacin necesita de recursos para su sobrevivencia y garantizar la independencia y autonoma de la informacin que produce,
enva y circula. Sin embargo, el hecho de que el Estado u otros actores pudieran
intervenir en la informacin que se produce y se emite, tampoco garantiza esta
independencia de los contenidos informativos, tal vez mucho menos, que los
recursos financieros de algunas empresas. Ya se deca con anterioridad que el
Estado ni debe ser el que gobierne la informacin que se les brinda a los ciudadanos, pero tampoco debe ser rehn de los medios de comunicacin. Qu papel
debe jugar el Estado entonces en la mesa de discusin de las empresas mediticas?
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Y s que debiera ser regulador, el papel del Estado es velar por los intereses de las
personas a quienes sirve y para quienes trabaja, poner de cierta forma tambin un
freno a todo este debate de la manipulacin de la informacin en las empresas
informativas, la cual tambin tiene una responsabilidad directa con la sociedad.
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El Estado debe renovar sus propios instrumentos de regulacin, en particular sobre dos frentes.
El primero atae a la propiedad de los medios y a su influencia sobre los contenidos desde el
momento en que la concentracin propietaria puede llevar a abusos en el campo econmico y
poltico. El segundo atae a la concentracin del mercado, lo cual puede limitar el pluralismo de
la informacin, de los puntos de vista, de los gneros y de las expresiones culturales ( Richieri,
2008).
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Porque parte de las tareas o retos que tambin tiene la empresa de comunicacin
es la formacin de buenos periodistas, porque el valor principal de la empresas
informativas es el capital humano que sean capaces de desarrollar. Es en la existencia de una clase profesional bien entrenada, con habilidades tcnicas y actitudes morales, donde reside el valor fundamental de las empresas de comunicacin
que trabajan con una materia tan lbil, delicada y poderosa, a un tiempo, como las
ideas. Por eso, mientras haya periodistas, productores, escritores, guionistas, capaces de interpretar los deseos y los estados de nimo de la gente, mientras haya
creadores con la pasin y el entendimiento necesarios para servir a su comunidad,
estoy seguro de que las empresas de informacin, los grupos de comunicacin y
los media en general seguirn desempeando un papel fundamental en la estructuracin de las sociedades y en el disfrute de nuestra libertad (Ibdem).
El periodista es pues el mediador, el que alimenta los espritus de la audiencia,
el que construye la informacin que ser lanzada al enorme vaco del otro-espectador, y por tanto, al estar en el medio de todas estas tensiones tiene, por lo
tanto, una responsabilidad, tal vez igual o an mayor que la de las grandes empresas de comunicacin, porque l est en contacto con la realidad y a la vez, les lleva
de regreso la realidad transformada, a esos mismos ojos y odos que forman la
realidad.
Su principal responsabilidad es saber a ciencia cierta qu es lo que pasa en la
realidad. La informacin, el estudio, el anlisis de su objeto que es la sociedad,
debe ser primordial y una obligacin. Nadie puede hablar con autoridad de lo que
no conoce, a menos que quiera ver mermada su credibilidad o en el peor de los
casos ser un charlatn de la comunicacin.
Esta parte es de vital importancia, porque hay pseudo periodistas que muchas
veces hacen mal uso de la tinta o del micrfono, porque no valoran la comunidad
en la que vive, porque mienten sobre las fuentes de donde obtienen la informa-
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cin, es decir, no investiga los hechos con seriedad y profundidad. Para que un
periodista o comunicador pueda llamarse as, tiene que entender lo que sucede a
su alrededor y poder dar cuenta de ello con detalle.
El comunicador social (o el comuniclogo como profesional o estudioso) tiene por funcin y
por responsabilidad especfica participar como especialista, en el proceso de recreacin continua
del universo simblico que los medios de comunicacin construyen como espacio audiovisual.
Debe entender e investigar las mltiples dimensiones antropolgicas, culturales y psicosociales
dentro de las cuales opera (Ibidem).
La labor del periodista es dar cita a todas las voces de la sociedad, al igual que las
empresas de comunicacin, se deben a quien los lee, no a quien paga sus sueldos,
o quien los presiona. Es cierto que muchas veces estn inmersos ellos mismos en
abusos a sus derechos humanos, sin embargo, en la medida de lo posible, es
recomendable alejarse de las presiones externas que slo provocan el manipuleo
de la informacin.
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En sus actividades diarias, sin embargo, los profesionales estn divididos. Ante la clara necesidad
de supervivencia, ellos deben adaptarse a las polticas de quienes pagan su sueldo cuyos motivos
son tema de discusin (Christians, 1977).
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Adems, gracias a la situacin econmica de las empresas informativas, muchas veces los comunicadores estn obligados a competir leal o incluso deslealmente
para poder colocarse en el reconocimiento del pblico, de quienes los contratan e
incluso entre los mismos colegas, lo cual genera un ambiente de hostilidad y frialdad entre los mismos periodistas y entre las empresas informativas.
Con tal de ganar una nota, de obtener los datos para la publicacin de un
reportaje, el periodista puede llegar a pasar, incluso, sobre los derechos humanos
de sus fuentes, acosarlos, presionarlos para obtener la ansiada informacin que le
permita conservar su lugar dentro del medio y el reconocimiento de sus superiores.
Tal es el caso del periodismo de espectculos en Mxico y muy seguramente
en muchas partes del mundo, donde los artistas muchas veces son acosados y
acorralados por los periodistas en una lucha por obtener la informacin que le
exige el medio para el cual trabaja, convirtindose en una cacera tanto para el
periodista como para la fuente.
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como seres humanos, expresndose positiva o negativamente dada la opresin de los tiempos
contemporneos (Christians, 1977).
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Esta responsabilidad, no slo tiene que ver con el respeto por los otros en materia
de derechos humanos, sino tambin con la calidad de contenidos. Si el periodista
est informado, se preocupa por sus fuentes y por sus audiencias, si tiene firmes
sus valores y la dignidad personal, entonces puede ser capaz de producir informacin de calidad y con calidad.
En este sentido, ya se mencionaba tambin del famoso crculo vicioso donde
el experto de la comunicacin slo produce lo que la gente compra, sin ms
cuestionamientos y la gente pide lo que la empresa vende porque no conoce
ms, que a lo que ha estado acostumbrado toda la vida.
El periodista tambin debe ser capaz de autorregular su informacin, de socializarla con las empresas informativas, de integrar a la sociedad como parte
esencial de lo que divulga. Ya dijimos que se debe a la sociedad y que no slo es un
in-formador sino un formador de pblicos responsable de lo que difunde, entonces, su labor es lograr la criticidad del pblico, generar en el espectador el inters
por mejores contenidos, seducirlo para que pueda ser capaz de elegir libremente y
en todo momento, y que el pblico no sea slo el que recibe las migajas informativas que le dan.
Muchos son los retos de las empresas de comunicacin, del Estado, de los
periodistas pero estos ltimos, los profesionales de los medios no son enteramente responsables de la crisis tica y moral que permea a toda la comunidad de
los medios masivos; todava no es fcil compartir la responsabilidad entre todos
(Ibdem).
La sociedad tambin debe exigir su espacio, que su voz sea escuchada. Los
profesionales demandar al Estado mejores condiciones en trminos de seguridad
y derechos humanos, y a la empresa un ambiente laboral y una remuneracin
justas. Y por otro lado, tanto empresa como Estado permitir un trabajo conjunto
que permita delinear esquemas de trabajo que permitan condiciones de igualdad y
responsabilidad a todas las esferas que participan en el tema: planteamiento de
polticas pblicas, delinear soluciones a los conflictos sobre los intereses econmicos y polticos, una colaboracin para la mejora de espacios y contenidos.
En pocas palabras, una responsabilidad solidaria (Cortina, 2001) entre todos y
cada uno de los miembros que participan en esto que llamamos comunicacin.
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Algunas de las vas o herramientas que las empresas de comunicacin utilizan para
normar sus actividades y procurar la responsabilidad de cada uno de los miembros
del medio son los cdigos de tica, algunas veces se siguen casi al pie de la letra y
algunas otras slo son documentos en los grandes archivos de las redacciones.
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Sin embargo ellos pueden ayudar a tener un mejor orden o lineamientos sobre
los que trabajan en un medio de comunicacin y, por lo tanto, unificar criterios y
facilitar el trabajo de los que forman parte de ese pequeo entorno porque los
cdigos ticos constituyen instrumentos de autocontrol, redactados y aprobados
por los mismos protagonistas (Garca-Marz, 2003: 195-212).
Estos cdigos tambin definen el perfil de la empresa de comunicacin y le
dan una identidad propia y caracterstica, tanto al medio como a los que para l
trabajan y es muy fcil distinguir la personalidad de los reporteros en cada uno de
los medios de informacin gracias a estas herramientas.
Por lo tanto son un punto de partida, una va para consensuar los lineamientos
que le den cierta formalidad y credibilidad al medio. Como recursos morales los
cdigos ticos se convierten en un punto de referencia para que los diferentes
actores involucrados en la praxis informativa puedan alcanzar un justo equilibrio
entre libertad y responsabilidad (Ibdem).
Claro que no siempre el hecho de tener un cdigo escrito, va a garantizar la
legitimidad de un medio, ni la credibilidad, ni esto asegura la conducta siempre
recta de la empresa y de los que all se desenvuelven a diario.
Por lo tanto, tambin se tiene que pensar en la participacin del Estado para
una regulacin que permita reformas para los medios de comunicacin, sin llegar
al intervencionismo que hasta ahora ha reinado.
Por ejemplo, en la declaracin de la UNESCO 1983, titulada Principios internacionales de la tica profesional del periodismo (Ibdem) se plantea un gran avance,
pues se analizan las grandes problemticas del periodismo actual, su autonoma,
libertad, responsabilidad, en fin diferentes valores que aparentemente aqu s pueden aparecer como Universales y que podran dar una lnea de cmo realizar
mejor la labor periodstica en todas las esferas involucradas. Su punto de partida
es la significacin actual de la informacin y la comunicacin, el aumento de su
poder, y por consiguiente, su creciente responsabilidad social. (Ibdem).
Es por esta visin de la responsabilidad social, que viene a colacin este tema,
porque la labor informativa, como la de los polticos, como la de los mdicos, etc.,
viene de la gente y va hacia la gente lo cual compromete a este tipo de profesiones
a tener una responsabilidad, mucho antes que con cualquier otro ente, con la
sociedad como tal.
La materia prima que es la informacin, debe ser accesible y transparente para
todos los que conformamos la sociedad, porque de ella se nutre, de ella subsiste.
En este cdigo internacional, se define la informacin como un derecho
bsico y un bien social y, a partir de ah, se derivan los valores bsicos que deben
guiar esta actividad: personas; respeto a los valores universales del humanismo,
paz, derechos humanos, democracia, progreso social y cultural, etc., promocin
activa de un nuevo orden internacional de la informacin que impida monopolios (Ibdem).
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Si la sociedad, la opinin pblica formada a travs de los diferentes grupos de intereses, percibe
que la empresa responde y cumple con estas expectativas con la suficiente aproximacin, aporta
entonces la necesaria confianza, otorga el crdito suficiente para alcanzar y garantizar, por ejemplo, un buen clima laboral, una firme lealtad a la hora de sintonizar una emisora o, en el nivel
corporativo, una buena reputacin como medio de comunicacin (Ibidem).
Esta premisa es el corazn de la tica comunicativa, entendida como esa necesidad de confianza, ese clima laboral que le permitira a los periodistas actuar de
manera ms congruente con la labor esencial que es la de informar, pero informar
con responsabilidad.
Creo que esta parte se ha dejado de lado, porque antes que un inters econmico o poltico, existe una responsabilidad con los pares, una necesidad de comunicacin con apego a la verdad y que nos permita construir opciones de vida, que
nos de la oportunidad de elegir, de pensar, de crear y no slo de ingerir informacin como quien toma una medicina y se va a dormir.
Para evitar esto, los medios deberan vehicular los siguientes deberes valores
o propsitos:
1. Combatir sin cuartel los poderes que lo tiranizan: el mercado y la tcnica.
2. Concebirse a s mismo como un servicio pblico o un servicio a la colectividad.
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Es una invitacin a tener una reflexin mucho ms profunda que nos permita
un verdadero acercamiento a escuchar las demandas de la sociedad, a tomar con
seriedad los problemas que en ella se suscitan, a legislar sobre esos problemas que
aquejan a las empresas de informacin; a respetar al otro, como parte esencial del
trabajo profesional y no tomarlo slo como un proveedor de informacin, que es
utilizable y despus desechable.
Por ello, creo profundamente en la relevancia y la importancia de crear una
tica de la comunicacin basada en esos tres grandes valores que plantea la tica
de la responsabilidad: pasin, mesura y responsabilidad, todos ellos reunidos, pero
sobre todo, apelando a la Responsabilidad Solidaria, esa con mayscula.
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ACTO EN LA VEJEZ DE LLOS
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RESUMEN
This paper correlates the forms of the agricultural work of coffee and sugar
cane with lifestyles, observing how these impact elderly people. Research shows
that while coffee and sugar cane generate different lifestyles, they do not
generate substantial differences in the quality of life, but a different life project
and understanding, especially in old age.
Introduccin
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las personas de edad avanzada en cuanto a sus trayectorias y efectos en sus estilos
de vida, desde una perspectiva comparativa con poblacin rural que se dedica al
cultivo de la caa de azcar, ctricos, maz y caf. El trabajo de campo est realizado en la congregacin del Espinal en el municipio de Naolinco, estado de Veracruz,
durante el segundo semestre del ao 2008.
Las preguntas centrales de las cuales se desprende el siguiente trabajo son:
Cules son los contrastes entre las formas productivas de los cafeticultores y de
los caeros? Qu implicaciones prcticas se encuentran en las personas en edades avanzadas? Cmo se logra en el rea de estudio armonizar con estas dos
formas de vivir la vida?
He optado por utilizar el concepto de estilo de vida como una herramienta
esencial en este trabajo, con la finalidad de trasladar una buena parte de las explicaciones sobre el proceso de envejecimiento fuera del mbito meramente mdico
y pasarlas al plano social y cultural, a travs de una perspectiva antropolgica que
nos ayude en la conformacin de una cultura de la vejez.1
Para lograr lo anterior, pretendo conectar el concepto estilos de vida con el
concepto de formas de vida de Wittgenstein (2004), en la bsqueda de la comprensin de las personas (en este caso en edades avanzadas) en su existencia, en
su pragmtica de relaciones sociales y en el manejo de su entorno.
Es til mencionar que hay una cantidad de investigaciones en cuanto al impacto de los estilos de vida en la salud, la enfermedad y la muerte de la gente. Los
estilos de vida se dejan ver en estas investigaciones como un aspecto fundamental
para explicar el porqu de las enfermedades. Algunas veces, se abusa del trmino
para referirse a las acciones que se deben imponer para mejorar las condiciones
de vida. En este sentido, el estilo de vida, sera una especie de eleccin o toma
de decisiones que realiza la persona, en funcin de sus cogniciones, aprendizajes,
actitudes, creencias, expectativas, experiencias y representaciones mentales. Por lo
que siguiendo la lgica de este razonamiento, se llega a la conclusin de que, en el
momento que cambien dentro de la racionalidad del individuo estas cogniciones,
aprendizajes, actitudes, creencias, expectativas o representaciones mentales, cambiarn desde luego los estilos de vida (entindase: comportamientos). Esta es la
forma tradicional en la que se utiliza el trmino estilo de vida en prevencin, en
educacin para la salud, psicologa de la salud y otras disciplinas.
Wittgenstein apunta que nuestras expresiones, palabras, oraciones, etc., as como
los gestos, actitudes y dems, emergen, slo porque son usados en circunstancias,
contextos y situaciones particulares (Tomasini, 2005:76).2 Wittgenstein dice que
imaginar un lenguaje significa imaginar una forma de vida. La expresin forma de vida sugiere un comportamiento tpico o caracterstico de una especie,
una tribu, un linaje, una sociedad, un pueblo, una cultura. Cuando Wittgenstein
1
2
Comparto con Gisbert (2007), el manejo de estilos de vida por el uso comn en la literatura, asumiendo una perspectiva terica, conceptual y metodolgica diferente a la tradicional.
Luego entonces [] hablar un lenguaje es participar en el modo de vivir (way of living) en el cual est involucrada mucha gente. El
lenguaje que hablo adquiere su significado de maneras comunes de actuar y responder de muchas gentes [] Jacorzynski (2008).
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relaciona lenguaje con la forma de vida, ve al lenguaje anclado en un modo caracterstico de actuar de mucha gente, no en el comportamiento de un individuo
solitario (Malcolm, 1995). Por lo que describir una forma de vida es describir su
lenguaje, cmo viven las personas, esto es, cmo actan y piensan. Pero ojo, el
lenguaje y las formas de vida vienen juntos, pero no son una y la misma cosa. Hay
una conexin interna (especial) entre el lenguaje, el pensamiento y las actividades
de los hombres. En este contexto, lo que deseo en este trabajo es comprender y
comparar dos formas de vida diferentes (la de los caeros y cafetaleros), lo cual
requiere que adoptemos una interpretacin antropolgica y socio histrica del
conjunto de actividades vitales, socializadas y sistemticas que realizan estas personas para la satisfaccin de sus necesidades en sus distintos niveles de interaccin social en torno a sus actividades socioeconmicas imperantes. Estas actividades
vitales se transforman de forma relativamente inmediata y ajena a la voluntad de
los individuos, lo cual est determinado por diversos factores esencialmente por
los cambios en las condiciones productivas que generan estos cultivos y por las
relaciones sociales que se dan alrededor de estas. Hay que recordar que la forma
de vida es algo dado. Es algo definido, no algo en espera de ser determinado
(Tomasini, op cit.: 82).
Luego entonces, compartir una forma o estilo de vida es pensar de la misma
manera, pero pensar del mismo modo presume el que se hable un mismo lenguaje, que se tengan las mismas presiones econmicas, polticas, estar sometido a la
misma clase de mecanismos sociales; es compartir acciones y prcticas en un
mismo entorno socio-histrico, econmico (vase Gonzlez, 2004) y geogrfico.
Es compartir un conjunto de respuestas y preguntas en las que se concuerda, as
como la manera en cmo se entremezclan con las actividades y las reacciones y
movilizaciones que generan en la vida cotidiana.
Con base en lo anterior, se observa de manera general que las generaciones de
adultos mayores rurales que cumplieron ms de 60 aos de edad en 2008, han
vivido en condiciones de marginacin y pobreza, con una vida de arduo trabajo,
con enorme esfuerzo fsico desde temprana edad, con carencias de coberturas
institucionales y de apoyos gubernamentales como crditos, programas asistenciales, servicios mdicos y educacin. Asimismo, la falta de alternativas econmicas y de expectativas de vida en que estos cultivos los han mantenido, han generado
un ambiente continuo de escasez de recursos bsicos y una constante inseguridad, especialmente en los precios de sus productos. Por otra parte, sus tierras de
cultivo se han fragmentado tanto que ha imposibilitado el uso de nuevas tecnologas, apoyos para nuevos programas que requieren de extensiones o cultivos a
ms grande escala.
Planteo que el haber sido cafeticultor o caero genera diferenciaciones en los
estilos de vida en cuanto a organizacin, concepcin, estrategias, habilidades y
proyectos de vida; pero debido a la crisis en que estos cultivos se encuentran,
estas diferenciaciones se diseminan en estilos de vida no definidos, lo cual provo-
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ca que las personas de edad avanzada se muestren indiferentes, otras veces afligidos e interesados o molestos con lo que les sucede.
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La vida agrcola
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Antes era el hacendado el que tomaba decisiones al respecto sobre los cultivos y los mandaba a trabajar a la caa o al caf segn su
propio arbitrio. De esta manera, es como ellos aprendieron a trabajar tanto en la caa como en el caf.
Por ejemplo, el lavado del caf ahora se haca con bombas, en el corte de caa, la transportacin ya se haca en camiones de carga que
llegaban cada vez ms cerca de las plantaciones, ya no en carretas como al inicio del ingenio.
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El programa de Oportunidades. consiste en una transferencia en efectivo de $2,100.00, a entregarse en el curso de un ao, en un mximo
de tres exhibiciones. En este programa es donde ms se encuentran adultos mayores registrados 106 (55 hombres y 51 mujeres),
algunos de stos son matrimonios.
El programa otorga un apoyo econmico, que consiste en $500.00 mensuales pagados bimestralmente en efectivo.
En los programas del DIF se cuenta con el apoyo de una pensin alimenticia a personas de 70 aos y ms, los cules deben demostrar
no tener ingreso financiero y no contar con apoyos de los sistemas de seguridad social del estado o de la federacin, correspondientes a
la mitad del salario mnimo vigente en la ciudad de Xalapa. Este apoyo consiste en un cheque por la cantidad de $2,720.00 trimestralmente, mismo que debe ser cobrado por el titular en Banamex o en casos especiales por un familiar o la autoridad municipal.
La ayuda esta integrada por: 1 Kg. de frjol, 1 Kg. de arroz, 1Kg de harina de maz, Kg. de lenteja, 1 lata de atn, 1 litro de aceite, 2
paquetes de pasta para sopa, Kg. de azcar, 1 paquete de galletas de 90gr. de avena y miel. La poblacin de adultos mayores de esta
localidad es de 163 de ms de 65 aos de edad. Es til mencionar que la poblacin total de la localidad es de 1917 habitantes, siendo el
49.77% hombres y el 50.22% mujeres. Del total 65% son pequeos propietarios y un 30% ejidatarios y un 5% avecindados que no tienen
tierra. Los avecindados que han llegado se han ido al mal pas (terrenos no aptos para la agricultura), ah es donde han comprado. Pero
todo esto a ocurrido despus del acta delimitacin que hizo PROCEDE el 18 de marzo del 2000, donde se les regulariz a los campesinos
sus ejidos y se les dio posesin como propietarios.
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El caf y la caa son dos cultivos que desde que llegaron al rea de estudio (la
congregacin del Espinal se encuentra a 30 minutos de la capital del estado de
Veracruz) tuvieron aceptacin, y los ahora ancianos les toc trabajarlos y mantenerlos unidos hasta ahora. Pero cada cultivo dentro de su ciclo biolgico, impona
tiempos y ritmos diferentes a sus actividades. El caf, por ejemplo, requera de
una faena continua y la caa de una labor intermitente. El caf, se daba en las
montaas. La caa exiga tierras extensas y planas. En la siembra del caf se hace
primero un plantel o semillero de simientes bien seleccionadas y, al brotar las
matas, se trasplantan stas a bolsas, donde el cafetalero se las llevar a la finca para
resembrarlas junto a las matas de caf en produccin cavando hoyos con pala y
pico. La siembra de la caa en cambio, no es por simiente, sino por trozos de su
tallo; la labranza de la tierra se hace generalmente con maquinaria, el tractor cruza
y revuelve la tierra y surca. En los caaverales el trabajo se hace a la luz de sol y a
machetazos. En cambio en el caf el trabajo se hace a la sombra y principalmente
con el azadn y las manos.
La actividad ms intensa en la caa despus de la siembra es la zafra, sta se
organiza por reas. Antes del corte, la caa se deshoja a travs del fuego y se corta,
y despus se hacen montones de 50 kilos que luego se subirn al camin que la
llevar al ingenio para su proceso industrial. En el caf, el corte es manual y con
mucho cuidado de no deshojar o quebrar ramas, luego se cargar en pequeos
morrales para pesarlo o llevarlo a lavar y secar,9 esto obligar a los cafetaleros a
tareas delicadas y pacientes, pues habr que depender de las situaciones climticas.
Pero si las tareas del corte del caf son lentas y de alegra y convivencia familiar, las
de la caa exigen siempre la rapidez, la fuerza masculina y se acostumbra recurrir
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Casi todos los cafetaleros secbamos, lo despulpbamos, se deja un da que se fermente, al otro da se lava bien, bien, bien lavadito y
se saca a la planilla y hay que matarlo de agua, dice uno, sacarlo y secarlo, hay que hacer carreteras, porque la planilla no era de nosotros,
es en comn, a cada hermano le tocaba un da, para que el otro da no se pusiera prieto, porque el caf si no se hace a su tiempo agarra
otro color, y ya no, ya baja de precio o ya no sabe igual. El proceso ms difcil es secarlo, hay que saber cuando esta y luego hay que
estibarlo, tambin es pesadito para uno. Ahora todas estas actividades las tengo que pagar, yo todo esto lo hacia, hay que cargar mucho,
porque el quintal cuando ya esta seco son 57 y medio kilos algo as, el quintal, cuando ya esta el caf hay que cocer los costales y hay que
cargarlos para estibarlos, si pesa pero no tanto porque ya esta seco, mojado si pesa mucho y ponerlo y sacarlo, Yo como era sola si
pagaba para llevarlo en la carretilla de la planilla a donde se guarda, esto lo hice despus de que muri mi esposo, cuando l estaba , l
hacia todo, yo le ayudaba a ir a menearlo y a meterlo, tambin es pesadito. Hay personas que se han enfermado por este tipo de
actividades, les ha salido hernia. Cargu bultos hasta que me empez la artritis, actualmente ya no hago nada, deje como a los sesenta
aos. Deje de cortar porque ya no aguantaba las piernas, me senta mal porque pona yo una pierna arriba de una piedra, despus me
cambiaba a la otra, y las piernas se me ponan rojas, moradas, porque la sangre se baja, porque no poda caminar, me empezaron, las
reumas casi desde que estaba joven porque me gustaba usar tacn. Y de chica andaba descalza y me dolan las piernas y as segu y
segu. Entrevista con Elvira Mendoza, 62 aos (viuda) 3/9/2008.
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Afortunadamente, los caeros siempre han encontrado cuadrillas de cortadores (de 8 a 10 personas) de gente local, es gente que no
tienen tierras o que tienen y son muy pobres y que se organizan entre ellos para trabajar en grupo. Despus de estos 4 meses de zafra
se quedan sin trabajo. La hoja de la caa para el que no esta acostumbrado corta la piel y adems, la planta tiene aguates que dan
picazn, algunas veces hay animales que pican abejas, jicotes, alacranes, hormigas. Entrevista a Gilberto Mrquez Barradas Caero, 73
aos 23/11/200.8
Los que estn inscritos en el ingenio como productores se pueden jubilar cumpliendo los 60 aos de edad o bien, haber cotizado 500
semanas, actualmente hay que cumplir 65 aos o haber cotizado 1270 semanas. La pensin es de $1,700.00 pesos mensuales. Esta se
cobra en Xalapa cada mes en las oficinas donde antes era la arena Xalapa.
SECCIN ARTCULOS
a la ingesta de alcohol que, se cree, ayuda a soportar esta ardua tarea. Las caas
han de molerse apenas cortadas, de lo contrario su jugo se fermenta y se echa a
perder. Las cuadrillas de cortadores que vienen de fuera o de la misma localidad
tienen que aguantar al mximo para poder terminar con lo programado.10 Son los
cafetaleros ms que los caeros, los que pese a su edad se les ve todava en los
campos de cultivo, realizando diversas tareas de limpieza y mantenimiento. Las
tareas agrcolas de la caa son ms montonas, en cambio las del caf hay ms
variedad y porque participa la familia. La caa como cultivo no permite o motiva
la conservacin de costumbres y tradiciones, pues sus actividades agrcolas son
controladas por el ingenio y sus redes sociales suelen ser ms horizontales, ellos
estn ms interesados en la poltica local (de hecho varios de ellos me han relatado
su participacin en las luchas agrarias y en la toma de decisiones con el ingenio),
en los sindicatos, en las jubilaciones, pensiones11 y cuestiones administrativas que
no siempre se encuentran en la localidad. Los caeros ms que los cafetaleros han
tenido ms posibilidades de dedicarse a otras actividades como el comercio o
alguna otra actividad en la ciudad, as como tambin son los que ms han resentido las ausencias de un familiar que se ha ido en busca de trabajo al otro lado. En
cambio, los cafeticultores sus redes sociales son generalmente ms circunscritas a
la localidad, entre iguales, su organizacin social parte de la familia con recursos
propios, no de una institucin (pese a la existencia por algn tiempo del INMECAFE).
Como podemos observar los procesos productivos del caf y la caa generan
una forma especfica de organizacin social productiva, ciertas habilidades y destrezas; conocimientos y saberes especficos, redes sociales determinadas y un
manejo particular del medio geogrfico. Lo cual proyecta un estilo de trabajo
productivo diferenciado.
Pero en ambos cultivos debido a los bajos precios y a las malas condiciones en
que se encuentran las parcelas (por el tipo de tierras, la migracin y la falta de
mano de obra, la fragmentacin de las tierras, la falta de crditos, agua, siniestros,
entre otros) obligan a los productores a buscar alternativas para complementar el
consumo familiar dentro de un modelo de organizacin local plausible, que permita mantener su deteriorada estructura familiar para continuar trabajando con
su familia en las fraccionadas parcelas (que por cierto se niegan a vender); por
continuar teniendo el control de su parcela (o por lo menos, de una parte de ella),
por inscribirse en las listas de apoyo institucional para los sectores de la tercera
edad; o en el ltimo de los casos, por tratar de vender su agotada fuerza de trabajo,
que es lo nico que le quedara por vender. Todo con la finalidad de adaptarse lo
ms pronto posible a las nuevas relaciones que la sociedad mayor les impone.
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Cuadro 1
Diferencias identificadas en los procesos productivos del caf y la caa
Cafetaleros
El trabajo es ms arduo
Caeros
El trabajo es intermitente
Se labora en la sombra
Se labora en sol
Se usa ms el azadon
Se usa ms el machete
No tienen pensin
Reciben pensin
Hay ms solidaridad
Hay ms individualismo
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Asisten con ms regularidad a servicios religiosos. Asisten con menos regularidad a la iglesia. La fiesta
La fiesta principal es el 3 de mayo, la Santa Cruz
principal es el 12 de diciembre, la Guadalupana
Sus tierras de cultivo estan ms cerca de sus
hogares y ms en las partes alta
La caa es monocultivo
Hay ms catlicos
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Pero tambin las nuevas actividades econmicas provocan que los estilos de
vida se bifurquen y empiecen a convivir con otros estilos de vida no definidos que
confunden y complican la existencia de las personas envejecidas. Esto hace que se
expresen cuestiones tales como: que los precios de sus productos cada vez valen
menos y no les alcanza para vivir; que la gente se est volviendo cada vez ms floja
con los apoyos institucionales; que ya no participan todos como antes en las
fiestas y faenas, debido a que pocos dejan sus trabajos en la ciudad; que hay menos solidaridad y ayuda entre ellos mismos; que los servicios asistenciales no les
llegan; que cada vez se pierde ms el respeto por los ancianos. En fin, que la vida
cada vez es ms difcil.
Todo esto no es otra cosa que el rompimiento y reacomodamiento de estilos
de vida que impactan de manera drstica la existencia del anciano. Y pese a que
ellos mismos se dan cuenta de la inconsistencia, tanto de sus estilos de vida tradicional, como de los nuevos y no definidos estilos de vida con los cuales actualmente conviven, no pueden dejarlos, pues su fuerza y su capacidad para hacerlo
en la vejez no les da esa oportunidad. Es por ello que muchas veces ya no incorporan los nuevos adelantos tecnolgicos, ni se inscriben en los nuevos programas
de apoyo institucional, no muestran inters en los cambios de su comunidad; se
encierran en su crculo familiar, vecinal, religioso que los lleve a vivir el da a da.
Por otra parte, como hemos visto, el caf y la caa son cultivos poco plausibles
para las transformaciones que la globalizacin y la modernizacin conllevan. Los
apoyos institucionales para el campo, como para la salud, en estos contextos, son
apoyos que no corresponden con sus formas de vida, porque sus estilos de vida
no estn conectados a esa totalidad del mundo moderno, que lo que quiere es
confundirlos y aniquilarlos. Por lo que la alternativa que se les presenta es ser
absorbidos por el mundo moderno y perder sus estilos de vida tradicional y/o
viajar y andar cruzando fronteras entre estilos de vida tradicional y nuevos estilos
de vida no definidos, tratando de convivir y armonizar estrategias de sobrevivencia hasta donde ms les sea posible.
A mi parecer, estamos ante un caso tpico de localidades campesinas donde las
formas y/o modos de trabajo agrcola, propios del proceso productivo, si bien
modelaron los estilos de vida campesinos en sus primeros aos, ahora ya han
quebrado y tienen que reestructurarse y entretejerse y armonizarse con otros estilos de vida para resolver sus necesidades ms esenciales, con la finalidad de
garantizar el funcionamiento y subsistencia de los habitantes.
Con base en lo presentado encuentro que la aplicabilidad del concepto de
estilos de vida nos ayuda a entender el sentido y el fondo de la vida cotidiana del
anciano, sus relaciones sociales, el manejo de su entorno, juntamente con todas
sus actividades que ello implica. En este sentido, los estilos de vida conforman
una totalidad, que puede estar conectada o desconectada de totalidades ms amplias, a las cuales hay que conectarse porque sino se corre el riesgo de disolverse.
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DIBUJOS SINES
TSICOS:
SINESTSICOS:
LA EDUC
ACIN Y LAS ARTES
EDUCA
OBED GONZLEZ
Escuela de Escritores de la
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SOGEM
RESUMEN
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ABSTRACT
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Through archival and field research and the study and practice carried out from
January of 2006 to December of 2009, we managed to obtain information
regarding education and arts, as a path towards the formation of humans, taking
as reference the aesthetic experience both on a personal level and as students. We
had the opportunity to experience the process until we reached a poetic revelation
with the students, which on a personal level was the culmination of existential
emptiness.
This work is divided into three stages. The first refers to the research related
to the culture and education of Mexico during the last few years, retaking a number
of historical issues in order to perform an analogy with America. The second is
the practice of arts within Mexicos education through the observation, study,
and practice with the students and whom researches as a teacher in order to
confirm the thesis of the intrinsic education in children and instruction as a method
for the academy towards an including human formation. The third stage is the
personal experimentation in relation to the creative act through emotional language
during the phases of an existential emptiness and confirms that human beings
learn through pain, but also perform the most sublime acts through love.
In this small compilation we wish to exhibit part of the first stage that is
Synaesthesic Drawings and part of the last one that is existential emptiness
shown through the creative act.
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Apis vernculo laurus (laurus porque fue encontrado por Laura en lo ms profundo de
una caverna interna) (int-2008).
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El presente escrito manifiesta la culminacin del proyecto a travs de la experiencia propia. Exponemos la reaccin de la persona a travs de un vaco existencial,
la forma en que se va creando un lenguaje propio en la interioridad de quien lo
experimenta y la manera cmo lo expresa a travs del acto creativo. El estado
emocional que provoca la invencin y percepcin de cdigos que transgreden la
barrera de la lgica para presentarse en una experiencia nica donde se enfrentan
sentimiento y razn hasta llegar a un acuerdo en el cual la duda todava est presente.
El humano creativo a travs del reconocimiento de su ser logra percibir y a la
vez aprovechar la experiencia de lo traumtico, la convierte en una tentativa ms
desesperada hacia una elevacin de la consciencia.
Cuando una persona experimenta un hecho traumtico se reconoce y lo primero que visualiza es su interior, se abre y mira todos los infiernos que giran
derruyendo la egolatra del yo mismo dentro como lava profunda que brota ahogando lo superficial y saca a flote todos aquellos muertos que llevamos dentro y
vemos que nos vuelve a oler el estmago a cadver, y en el silencio nos acogemos
para confrontar nuestras necesidades espirituales. La separacin y la reunin se
manifiestan en ese momento desde su estado energtico hasta el biolgico. Nos
separamos por un tiempo del mundo y caemos en un vaco infinito de nuestro
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propio ser para reencontrarnos frente a aquellos espejos que algn da cubrimos
con velos y mscaras.
Cuando pasamos por los ductos desconocidos de nosotros mismos comenzamos a reencontrarnos con nuestra niez, juventud y un presente que fue construido con las estructuras que habamos mantenido prisioneras en las celdas del
inconsciente.
Toda persona ha sentido o tal vez sentir alguna vez que es un excluido del
universo al quebrantamiento de la ilusin, de aquello que pens era eterno: al
resquebrajamiento de saberse enamorado y comprender que ese instante es finito,
al mirar el camino recorrido y ver cmo un ro de dudas lo arrasa, al ver el tiempo
traspasar la fuerza de las palabras y encallarse en los huesos o abrir otra vez la
herida de saberse excluido de s mismo.
Ante estos eventos, el acto creativo forma un lenguaje que es una representacin del momento vivido y en los momentos que la separacin se convierte en
reunin se crea la sublimacin, el reencuentro con el ser y lo sagrado, es en ese
instante que la elevacin de la consciencia se presenta a travs de la poiesis en
forma de amor al desamor porque el momento de la pasin hacia un objeto deja
de ser obsesin, libera el camino hacia la experiencia amorosa que es el ser con el
universo y la otredad. Comienza la dialctica de la unidad con la naturaleza y el
silencio, el dilogo de lo abstracto con nosotros, es el escuchar los rumores del
estmago de la noche. Nos sentimos distintos y verdaderos.
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Y fue el camino cavernoso y sangrante del odio quien me llev a la ardiente guarida.
Como rabiosa perra me muerde por dentro, encaja sus colmillos en los tendones de mi ocio. Se suelta, se angustia, derruye. Se avienta por mi boca.
En mi lecho se revuelca, aprovecha mis noches Caray! Hasta ahora me doy
cuenta ya no son mas. En mi roto pecho se acurruca, antes cava; escarba, hiere,
lastima, ulcera.
Me sajan las manos a la caricia de su brillante e hiriente pelaje.
Inmvil mi cuerpo le ama. Pasa por mis costados, por mis pies, por mi frente.
Se me monta a cuatro patas, sus profundos y cidos ojos crtalos se ahogan en
mis pupilas como sus garras en mi trax raso. Ya no s soar.
No se conforma con destruir mi carne abierta, ansa destrozar y concebir en
polvo mi alma en el ahogo de un mar sangrante de aullidos.
En las grises sbanas del olvido mi deseo en destruccin acelera la demolicin
de mi espritu.
Profunda es esta herida de perra.
Rasgado mi dolor suelta antiguos mares de lloros, los dientes se tallan y un
confuso veneno inflama mis encas.
Estoy atrapado, aprisionado a sus tetillas mientras ella grue a quien se me
acerca: bufa; ladra, babea, salta, destroza. Me posesiona.
A largos ratos me lame el odo, ms tarde lo hace jirones. Moja mi anestesiada
piel, arruga el hocico y maldice. Gime en brama y al enfriamiento de sus deseos
me orina, me produce vmitos de oscuras palabras llagueantes y me desgarra
hacia un lugar oscuro e infinito.
De verdad hermano: todos los malditos infiernos se incendian al frote del
colmillo de esta perra muerte viva.
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Ese momento es como un perro rabioso que busca a quien morder y arrancarle el
alma porque es de lo que est hambriento.
En el acto creativo producido por un evento emocional los sentidos se convierten en uno y transmuta a quien lo experimenta en un ser sinesteta, los senti-
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EV
OL
UCIN DEL P
AIS
AJE A
GU
ACATER
O
EVOL
OLUCIN
PAIS
AISAJE
AGU
GUA
TERO
EN MICHO
ACN:
MICHOA
PR
OCESOS SOCIOECONMICOS Y
PROCESOS
MEDIO
AMBIENT
ALES
MEDIOAMBIENT
AMBIENTALES
VIRGINIA THIBAUT
Colegio de Michoacn
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RESUMEN
orgnica, Michoacn.
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ABSTRACT
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Michoacn.
Fernndez Christlieb, Federico (2006). Geografa Cultural, en: Tratado de geografa humana. Hiernaux, Daniel & Alicia Lindn (dir.).
Mxico. pp. 232.
Santos, Milton (2000). La naturaleza del espacio. Tcnica y tiempo. Razn y emocin. Barcelona: Editorial Ariel, p. 87.
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Introduccin
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funcionarios pblicos y empresarios para entender la situacin hoy en da, y consultamos material bibliogrfico relacionado con el tema. El estudio se concentr
en el corazn de la regin aguacatera michoacana; en los municipios de Tanctaro,
Uruapan y Peribn (figura 1) y estudiamos ms especficamente los acontecimientos de las ltimas dcadas: de qu manera la apertura de un mercado especfico en
Estados Unidos pudo tener consecuencias locales y regionales en el pas vecino y
cules son los beneficios que recibieron los actores sociales de la zona y los problemas que conocen. Se evocan igualmente las medidas que se estn tomando
frente al desastre ecolgico que se est esbozando.
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ra de los suelos son andosol) permitieron obtener buenos resultados de la variedad Hass que conquist poco a poco nuevos terrenos. En algunos aos, la regin
hasta entonces dedicada al cultivo de cereales (maz y trigo), a la ganadera y a la
produccin de caf y de algunos frutales, se cubri de huertas aguacateras. En la
dcada de los setenta, la tendencia se reforz; la posibilidad de contratar crditos
por parte de los ejidos y los subsidios otorgados a los insumos agrcolas por el
Estado favorecieron el cultivo, mientras la demanda de aguacate en el pas fue
aumentando (Mendoza, 2001: 140). La tendencia continu cuando los productores intentaron compensar el desplome de los precios que provoc la crisis financiera de 1982, con un aumento de la superficie plantada (Mendoza, 2001: 155)
(figura 2). Los rboles se plantaron en ms municipios, como Tanctaro y Ario de
Rosales, formando el llamado cinturn aguacatero que se extiende desde la
frontera con el estado de Jalisco al poniente hacia los municipios del centro-oriente
de Michoacn y que constituye la principal zona productora de aguacates en el
pas. La disponibilidad de madera para la fabricacin de cajas facilitaba el proceso
de empaque y las empresas empacadoras de aguacate se fueron multiplicando,
sobre todo en Uruapan, incentivadas por apoyos financieros ofrecidos a los empresarios en los setenta. La deforestacin, motivada tanto por la obtencin de
madera como por la necesidad de espacio para la implantacin de huertas, tom
proporciones cada vez ms importantes, difciles sin embargo de sustentar con
nmero ya que existen pocas estadsticas al respecto. Segn el titular de la Comisin Forestal del gobierno estatal, fue 50% de la superficie forestal la que desapareci en los ltimos cincuenta aos, principalmente por el cambio de uso de suelo
(La Jornada. Michoacn, 03/02/2006). En efecto, cuando las tierras de cultivo y
los pastizales que se extendan en las zonas ya desmontadas fueron sustituidos
por las huertas, el crecimiento se hizo esencialmente a expensas de las tierras
forestales. Muchas veces, tal sustitucin convena a los distintos actores sociales
implicados en la regin; los productores de aguacate para plantar nuevas huertas,
los aserraderos que se beneficiaban de la madera, y los talamontes que se encargaban de la operacin de corte. La deforestacin se extendi incluso a las regiones
maiceras vecinas, ya que la industria necesitaba ms cantidad de madera que la que
ofreca la regin aguacatera.
Al final de los ochenta y en los noventa, la liberalizacin econmica provoc
una aceleracin de la expansin. Como consecuencia de las polticas de ajuste
estructural que se aplicaron bajo la presin de los pases desarrollados, Mxico
pas en estas dcadas de una poltica econmica proteccionista a una poltica de
apertura. La inversin del gobierno en el sector rural disminuy con medidas
como la clausura del seguro agrario ANACSA, la supresin de los precios de garanta
a los productos bsicos y la disminucin de crditos agropecuarios otorgados por
Banrural a los ejidatarios y pequeos propietarios. Se incentivaron las inversiones
extranjeras y las grandes agroindustrias nacionales fueron privatizadas. La reforma al artculo 27 de la Constitucin marc el final de la reforma agraria en 1992
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Paz Vega (1986) calcul que en 1985 la duracin del viaje entre el puerto de Lzaro Crdenas y Le Havre en Francia era de diez y siete
das, mientras las frutas llegaban de Israel al mismo pas en cuatro das, y de frica del Sur en diez a doce das.
Sanidad Vegetal es un organismo auxiliar de la Secretaria de Agricultura (SAGARPA), financiado por el Gobierno y sobre todo por los
productores. Est conformado por los Comits Estatales y las Juntas Locales de Sanidad Vegetal. Su objetivo principal es acabar con las
plagas que se dan en distintos cultivos, por lo que organizan campaas fitosanitarias (informacin proporcionada por los ingenieros de
Sanidad Vegetal y complementada por la informacin del sitio Internet de SENASICA : http://senasicaw.senasica.sagarpa.gob.mx/
default.asp?id=1306).
Entrevista con el Ing. Miguel ngel de los Santos Vsquez, Comit Estatal de Sanidad Vegetal, Uruapan, julio de 2007.
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Entrevista con el Ing. Oscar lvarez, Junta Local de Sanidad Vegetal de Peribn, enero de 2008.
La superficie plantada de aguacates en el estado de Michoacn representaba 84,8 por ciento de la superficie nacional aguacatera en
2005, y las exportaciones salen casi exclusivamente de este estado.
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productores, California, Florida y Hawai y durante cuatro meses al ao, de noviembre a febrero, cuando no hay produccin en Estados Unidos. En los aos
siguientes, el mercado se sigui abriendo progresivamente: se autoriz la exportacin a treinta y un estados durante seis meses en noviembre de 2001, y a todos los
estados durante todo el ao excepto a los tres productores, en enero de 2005.
Finalmente, el 31 de enero del 2007, California, Florida y Hawai se abrieron tambin, lo que represent otro avance importante, ya que en el primer estado vive
una importante poblacin de emigrados mexicanos que es gran consumidora de
este producto.
Para garantizar la calidad fitosanitaria, es decir, la ausencia de barrenadores de
hueso y rama y ampliar la zona de produccin apta para exportacin a Estados
Unidos, los organismos auxiliares de Sanidad Vegetal tuvieron un papel muy activo. Los ingenieros de las Juntas Locales de Sanidad Vegetal que se crearon en los
municipios aguacateros cuentan cmo gracias a las campaas organizadas, se fue
eliminando progresivamente el barrenador pequeo de hueso (Conotrachelus persea
y C. aguacatae). De los veintids municipios michoacanos productores, quince
municipios estaban considerados como totalmente liberados en febrero de 2008.
Segn los mismos ingenieros agrnomos, la plaga del barrenador de rama (Copturus
aguacatae) es ms difcil de eliminar. Solamente dos municipios de Michoacn estn totalmente libres, no porque se haya eliminado, sino por las condiciones
climticas que nunca le permitieron desarrollarse. Los ingenieros expiden certificados huerta por huerta, despus de efectuar diversos controles. En Peribn,
municipio del corazn de la zona aguacatera, aproximadamente 4,000 hectreas
de huertas estn libres de barrenador de rama y 3,500 hectreas tienen todava
problemas.6 Gracias al trabajo realizado en contra de estas dos plagas, la superficie aprobada para exportar aguacate a Estados Unidos pas de 1,499 hectreas en
1997 a 34,752 hectreas en 2005 a nivel nacional (Sanidad Vegetal).7
Mientras la exportacin a Estados Unidos aumentaba, las expediciones a otros
pases, tanto europeos como asiticos y de Amrica central y del sur crecieron,
por una parte por la mejora de calidad de la fruta, y por otra, porque estos pases
no exigen todos los certificados fitosanitarios solicitados por los Estados Unidos.
La cantidad exportada a nivel nacional fue multiplicada por 13.8 en 15 aos; de
14,314 toneladas exportadas a doce pases en 1991 (2.29% de la produccin) a
198,023 toneladas enviadas a veintids pases en 2006 (17.5% de la produccin)
(COMTRADE). El crecimiento de las exportaciones provoc un movimiento general
de alza de los precios, incluso para las ventas nacionales, que siguen siendo las
ms importantes, ya que Mxico es el mayor consumidor del mundo con un promedio de 10 kg. per cpita al ao, adems de ser el mayor productor.
Con sus precios altos (hasta 35 pesos por kg. para exportacin en 2006-2007)
y en un contexto generalizado de grandes dificultades en el sector agropecuario, el
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cultivo de aguacate fue considerado como una oportunidad nica para la regin.
La expansin de las huertas, continua desde los inicios del cultivo en los aos
sesenta, sigui a un ritmo acelerado, ya que casi se duplic la superficie sembrada
en el estado de Michoacn entre 1990 y 2006 (figura 2).
SECCIN ARTCULOS
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Como consecuencia de la apertura de las fronteras del pas vecino, los paisajes de
la regin montaosa se uniformizaron todava ms: como se pudo observar durante los recorridos de campo que se efectuaron en la regin, las huertas de aguacates y los bosques mesfilos cubren casi la totalidad del espacio (fotografa 1).
Una sola variedad de aguacate, la Hass, est presente, por tener caractersticas de
resistencia y sabor que le aseguran venta en los mercados de Estados Unidos y
Europa. El cultivo, hegemnico entre 1,600 y 2,200 msnm, est presente hasta
1,200 y 2,400 metros, cada vez que las condiciones lo permiten. Explican los
agrnomos y los productores que cuando el clima es demasiado clido, se desarrollan plagas que afectan a los rboles, por lo cual las huertas desaparecen totalmente debajo de los 1,200 metros. Arriba de los 2,400 metros, no se pueden
obtener cosechas por el fro y las heladas, aunque el calentamiento climtico permite rebasar hoy en da este lmite en algunas partes. Parcelas de pastizales, maizales y huertas de duraznos interrumpen de vez en cuando la monotona del paisaje
montaoso. Aquellas perduran en especial en algunos llanos rodeados por cerros,
donde el cultivo del aguacate no se da, por el estancamiento de aire fro que
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Son la Secretara de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la Procuradura Federal del Medio Ambiente (PROFEPA), la Secretara de Agricultura, Ganadera, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentacin (SAGARPA), la Procuradura Agraria y los ayuntamientos.
SECCIN ARTCULOS
quema las frutas. Afuera de estos pequeos enclaves testimonios de las actividades que se desarrollaban anteriormente las huertas se sustituyeron totalmente
a los otros cultivos, borrando casi todas las huellas de las organizaciones espaciales anteriores.
En cuanto al bosque, se intercala entre las huertas y sigue dominando solamente en las pendientes ms fuertes y en las barrancas poco accesibles en la franja
donde se da el cultivo. Ms all de los 2,400 msnm, reinan los pinos, a pesar de
sufrir igualmente del fenmeno de tala en los lugares ms accesibles. En las ltimas dcadas, a pesar de los controles que se multiplicaron para frenar el proceso
de deforestacin por parte de varias instituciones que actan en distintos niveles
de gobierno,8 no se pudo invertir el fenmeno. Se utilizan estrategias alternativas,
ms discretas, como la implantacin de huertas debajo de los pinos y la tala progresiva de stos una vez que crecen los frutales (deforestacin hormiga). Por
otra parte, los talamontes ilegales siguen trabajando de noche, a veces en acuerdo
con los aguacateros, para que las dos partes se beneficien. Se producen incendios,
supuestamente, accidentales que limpian el bosque y permiten a los propietarios de la parcela plantar rboles frutales. Segn investigadores del INIFAP (Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrcolas y Pecuarias) que trabajaron
con imgenes satelitales de uso de suelo, 20% de la superficie cubierta por aguacate en 2006 era ocupada por especies forestales en 2001 (Anguiano, 2007).
La expansin del cultivo sigue hoy en da y deja huellas fciles de interpretar,
en los paisajes. Podemos observar que al lado de huertas con rboles altos, que
aparentan 30 o 40 aos, yacen otras huertas de implantacin reciente con arbolitos en pleno desarrollo (fotografa 1 y croquis). Estas huertas de reciente implantacin se extienden hasta las laderas ms altas y pronunciadas de los cerros, y en
parte de la vertiente sur del Pico de Tanctaro. La presencia de hileras de jvenes
rboles en medio de hileras antiguas espaciadas de diez metros es otra seal del
movimiento de expansin, ya que se est aprovechando al mximo cualquier espacio disponible para intensificar el cultivo. El fenmeno de expansin agrcola
est claramente relacionado con la reduccin de la masa forestal; numerosas parcelas forman claros de cultivo en medio del bosque de pinos y encinos (fotografa
1). En otras reas, la cobertura vegetal silvestre comparte el espacio con rboles
de aguacate plantados abajo, lo que implica la desaparicin progresiva del
sotobosque en un primer tiempo y la de los resinosos a mediano o corto plazo.
De hecho, una observacin precisa permite distinguir las diferentes etapas de
dicha coexistencia; bosque con frutales jvenes desarrollndose a la sombra de
los pinos, pinos y aguacates mezclados en una parcela, huertas convencionales
conservando uno o dos resinosos en medio de los frutales o a la orilla de la
parcela. En la mayora de los casos, los pinos desaparecen totalmente de las parcelas de cultivos despus de algunos aos.
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Los beneficiados por el desarrollo del cultivo del aguacate son muchos: el Congreso del Estado de Michoacn considera que en 2008 haba 11,400 productores
en el estado y que el cultivo y la industria del aguacate generaban adems alrededor de 100,000 empleos (H. Congreso del Estado de Michoacn de Ocampo,
Dictamen 67. 01/09/08). Algunos productores que empezaron al inicio del cultivo lograron comprar poco a poco grandes cantidades de tierras gracias a los beneficios adquiridos. Desgraciadamente, es difcil obtener datos sobre la superficie
de las propiedades, ya que no existen registros fiables y que el uso de prestanombres
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Se calcula que los beneficios netos de una hectrea de huerta de aguacate alcanzan $85,000, lo que hace de este producto uno de los
ms rentables a nivel nacional. Se considera que una superficie de cinco hectreas permite a una familia mantenerse. Sin embargo,
durante el trabajo de campo, hemos conversado con pequeos productores cultivando solamente dos, tres o cuatro hectreas.
SECCIN ARTCULOS
es muy comn. Hay productores de Uruapan y Tanctaro que hablan, sin embargo, de propiedades de varios centenares de hectreas. Son estos mismos propietarios que, despus de un tiempo, abrieron su propia empacadora para evitar los
intermediarios y se encuentran hoy a la cabeza de dominios importantes. Al darse
cuenta de la rentabilidad del cultivo, otras categoras profesionales comerciantes,
aserraderos y profesionistas empezaron a rentar o comprar huertas, que cultivan
mediante los servicios de un administrador. Otros beneficiados fueron las grandes empacadoras de capital estadounidense como Calavo, West Pak, Mission, Fresh
Directions, que tienen sucursales en varios pases, y se implantaron en Mxico al
momento de la apertura de las fronteras de Estados Unidos. Sin embargo, el
cultivo no depende exclusivamente de estas grandes transnacionales ya que la
mayor parte de la produccin se vende dentro del pas, a travs de centenares de
pequeas empacadoras nacionales, centros de acopios, puestos diseminados en
toda la regin aguacatera y que benefician a pequeos productores o comerciantes independientes.
Dentro de los 11,400 productores censados en el estado, numerosos son los
que cultivan una superficie menor a 10 hectreas. Es el caso por ejemplo de los
2,028 ejidatarios de los municipios de Peribn, Tanctaro y Uruapan que tienen en
promedio una superficie de 8.37 hectreas (Sistema Padrn e Historial de Ncleos Agrarios). Gracias a la fuerte rentabilidad del cultivo, pueden subsistir hoy
con los beneficios de una superficie tan reducida, caso excepcional en el medio
rural mexicano.9 El aguacate constituye adems una fuente importante de trabajo:
gener 39,000 empleos directos en 2008 segn el Congreso del Gobierno de
Michoacn. Se requieren peones para los labores de la huerta, cortadores especializados en tiempo de cosecha, es decir, durante casi todo el ao, trabajadores para
las empacadoras y las industrias de transformacin del producto, transportistas,
profesionistas como los ingenieros agrnomos contratados por Sanidad Vegetal,
por la Asociacin de Productores y Empacadores de Aguacate de Michoacn
(APEAM) o que trabajan por su cuenta. En cuanto a los empleos indirectos, ascendan a 58,000 el mismo ao 2008, tanto en el sector del comercio, de la construccin y de los servicios. A travs de estos nmeros, podemos constatar que si
muchos de los beneficios estn concentrados entre pocas manos, gran parte de la
poblacin se est beneficiando, directamente o indirectamente, de la actividad.
La mejora de la situacin econmica de buena parte de la poblacin se refleja
en las construcciones y las infraestructuras: calidad de las viviendas, servicios
bsicos de los pueblos, vas de comunicacin. Los habitantes de la regin y los
funcionarios pblicos atestiguan y dan ejemplos de estas mejoras: se pavimentaron nuevas calles, se asfaltaron los caminos de terracera que juntan los ranchos a
los pueblos, se hicieron obras en las carreteras importantes, como la que une
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Poblacin 1990
Poblacin 2005
Tasa de crecimiento
9,852
13,069
Nuevo Parangaricutiro
9,765
12,710
1.77
Tanctaro
3,653
5,478
2.74
anual 1990-2005
Salvador Escalante
Peribn
1.90
9,179
13,654
2.68
187,623
238,975
1.63
Chern
11,846
12,331
0.27
Chilchota
10,494
7,206
-2.47
Paracho de Verduzco
14,322
16,816
1.08
Uruapan
MUNICIPIO
SIN AGUACATE
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Elaboracin propia. Fuente: XI Censo General de Poblacin y Vivienda 1990 y Conteo de Poblacin 2005.
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nucin de los ingresos tendra consecuencias nefastas en todos los grupos sociales. Sin embargo, el problema ms preocupante en este momento es medioambiental. La deforestacin y la expansin del cultivo aguacatero provocan la
reduccin de los acuferos y el agotamiento de aguas superficiales, la erosin de
los suelos con deslaves y derrumbes en los cerros; la disminucin de las precipitaciones y de la humedad; la desaparicin de la flora y fauna especfica del lugar, en
especial de insectos polinizadores, etctera. Los problemas vinculados con la disminucin de los recursos hdricos son especialmente preocupantes: los productores aprovechan las aguas limpias de los manantiales con goteras y desvan el agua
de los ros para regar sus parcelas, lo que provoca la desecacin de los ojos de
agua, el agotamiento de los escurrimientos superficiales o su cambio de
escurrimiento perenne a escurrimiento temporal, ya que cesan sus aguas durante
el estiaje (Fuentes, 2002: 40-41). La reduccin de los acuferos, provocada por la
reduccin del bosque mesfilo captador de agua, afecta no solamente la regin
aguacatera sino tambin las regiones situadas aguas abajo por ser un rea de recarga. Otra consecuencia de la expansin de los cultivos es el uso de productos
qumicos que provoca una fuerte contaminacin del aire, el agua y los suelos, y
tiene sin duda consecuencias negativas en la salud de los productores y de los
trabajadores; se puede comprobar la relacin directa que existe entre estos productos y los numerosos casos de cncer y de discapacidades en los nios que se
dan en la regin. Ante estas modificaciones profundas, se estn tomando medidas
programas de reforestacin, desarrollo de la agricultura orgnica que se van a
estudiar de manera detallada en el apartado siguiente.
Entrevista con el Ing. Jos Luis Tafolla Ponce, Promotora Forestal (Conafor), Uruapan, julio de 2007.
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La agricultura orgnica11
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Ante los pocos resultados obtenidos por parte de las instituciones gubernamentales, las iniciativas de proteccin del medio ambiente son ms bien individuales y
asociativas. En los ltimos aos, podemos observar la aparicin y el desarrollo de
varias tendencias vinculadas con la agricultura orgnica. Este tipo de agricultura
tambin llamada biolgica o ecolgica busca la manera de mantener la explotacin agrcola utilizando los recursos naturales y sin perjudicar al medio ambiente.
Sus objetivos son la conservacin y el mejoramiento de la fertilidad del suelo, la
proteccin de los recursos naturales y el impedimento de la contaminacin (Prez,
2004: 95-96).
Los primeros intentos de producir aguacates orgnicos en la regin de Uruapan
se pueden fechar en los aos noventa. Algunos agrnomos y productores, fuertemente convencidos de los beneficios de los productos orgnicos, empezaron a
difundir informacin de la produccin del aguacate orgnico y convencer a otros
productores, muchos ya sensibilizados a los problemas de contaminacin por su
propia experiencia o por traumas familiares.12 Los inicios no fueron fciles: aparte
del escepticismo general que enfrentaron estos innovadores, no haba insumos
11
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Este captulo se basa en entrevistas realizadas en enero y febrero de 2008 con distintos actores sociales relacionados con el cultivo y la
comercializacin del aguacate orgnico: Gustavo Vallejo, presidente y productor, Peribn; Ing. Antonio Snchez Alejandre, del Grupo Agro
Orgnicos SC de RL, Uruapan; Gerardo Quintero de la certificadora orgnica Bioagricert, Uruapan; Rewi Illsley Granich, director tcnico
de Fairtrasa, Uruapan; Ing. Luis lvarez Martnez de la empacadora Global Frut, Uruapan; Ing. Miguel Padilla, de la empacadora Avocadoes
Export, Uruapan y ocho productores de aguacate orgnicos de los municipios de Peribn, San Francisco Peribn, Tanctaro, Nuevo
Zirosto y Nuevo San Juan.
En varias ocasiones, productores orgnicos contaron en entrevista que les haca dao manejar agroqumicos en las huertas, otros
relacionan los qumicos con casos de cncer que sufrieron sus familiares despus de manejar tales productos durante aos.
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Tiene el sello de internacional de certificacin de comercio justo por parte de FLO (Fairtrade Labelling Organizations Internacional), certificadora alemana, y el sello Nature & More (parte de la compaa alemana EOSTA) en cuanto al manejo orgnico.
Segn el director de Faitrasa, Rewi Illsley Granich, el precio mnimo del aguacate orgnico es de un dlar catorce centavos por kilo, y si
bien en 2007 el precio estuvo por arriba del mnimo, en 2006 descendi, sobre todo en los meses de septiembre a diciembre y Comercio
Justo les pag un precio que doblaba regularmente al que resultaba del mercado (La Jornada Michoacn 27/12/07).
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biolgicos para sustituir a los fertilizantes y abonos qumicos; era poca la asesora
para el manejo adecuado, por lo que se cometieron errores en la aplicacin de
ciertos productos. Frente a la disminucin de la produccin y a las plagas y enfermedades que atacaron las frutas (trips, varicela, viruela), hubo productores que
no supieron como reaccionar y abandonaron ese manejo. Los que lograron superar estos problemas, se encontraban en la imposibilidad de vender sus productos
a buen precio, ya que no exista mercado nacional el consumo de productos
orgnicos sigue siendo hoy casi inexistente ni internacional. Las frutas de pequeo calibre y con daos se vendan a precios ridculos que no permitan a los
productores compensar sus gastos, ni mucho menos obtener beneficios. En el
peor de los casos, la experiencia acab con un fuerte endeudamiento y la venta de
la huerta.
Sin embargo, despus de varios aos de tanteos y dificultades, la situacin
empez a mejorar gracias a una mejor organizacin de los productores y al aumento de las posibilidades de venta. Al inicio de la nueva centuria, las grandes
empacadoras transnacionales y las empresas nacionales ms importantes empezaron a manejar la fruta orgnica para responder a una demanda creciente por
parte de los pases europeos, de Japn y de Estados Unidos, pases donde el
mercado biolgico se est desarrollando rpidamente. La oferta creciente de productos, que al mismo tiempo iban mejorando su calidad, convenci a las
empacadoras involucrarse en un mercado nuevo donde se manejan precios altos.
La creacin de la empresa de Comercio Justo Fairtrasa (Fair Trade South
America), fundada por el suizo Patrick Strbi en Uruapan al final del ao 2004,
marc una nueva etapa en el desarrollo del cultivo orgnico, ya que ofreci a los
productores ms alternativas de venta y buenos precios. Se conjuntaron los
lineamientos del Comercio Justo asegurar precios de garanta a los pequeos
productores, pagar de manera justa a la mano de obra y garantizar que las estructuras, los mecanismos, las prcticas y actitudes comerciales sean equitativas con
los de la agricultura orgnica.13 La empresa garantiza un precio mnimo de compra a los productores, independiente de las condiciones de mercado, y exige que
sean aplicadas prcticas sanas de produccin.14 Tiene su propia empacadora, Santa Brbara, que maneja solamente frutas orgnicas y frutas en proceso de transicin hacia el manejo orgnico.
Al mismo tiempo que empez a funcionar Fairtrasa, se cre la Asociacin
Agrcola de Productores de Aguacate Orgnico (hoy Sociedad de Produccin
Rural) PRAGOR, cuyo principal papel es publicar los precios que ofrecen los compradores y establecer el contacto entre los productores y las empacadoras. Segn
nos cont el presidente de la Asociacin, Gustavo Vallejo, sta se encarga de
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La IFOAM, fundada en 1972 con sede en Alemania, es reconocida a nivel mundial como la ONG ms importante en el rubro de la agricultura
orgnica que impuls globalmente esta forma de agricultura y estableci normas generales para la produccin (Gmez, 1999: 36).
La produccin de aguacate orgnico apenas est arrancando en los otros estados productores, como Jalisco o Nayarit.
Frente a 0.1% en Estados Unidos, 1.34% en Canad, y 0.5 por ciento en pases de Amrica Latina, segn estadsticas del ao 2003
(Prez, 2004: 96-97).
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Adems de las normas generales, establecidas por IFOAM, cada pas tiene sus propias normas en cuanto a los productos orgnicos.
Se consideran reas silvestres, extensiones con plantas que puedan cumplir un ciclo entero de vida, por lo que pueden ser zonas con
arbustos e incluso con maleza, y no necesariamente bosque.
SECCIN ARTCULOS
orgnica a la tierra; retiene la humedad; evita que los insectos y gusanos se suban
a los rboles. El no uso de qumicos proporciona adems un ambiente sano y
mejora la calidad de vida de los pequeos propietarios y de los encargados, que
aparte de tener que aplicar estos productos de manera continua, viven a menudo
dentro de la huerta o en pueblos muy cercanos. Sin embargo, los resultados de la
eliminacin de qumicos en solamente 2% de la superficie cultivada son limitados,
ya que estos productos son muy voltiles.
El vnculo entre el cultivo orgnico y la deforestacin no es tan directo, ya que
muchas huertas que pasaron al manejo orgnico se encuentran en zonas ya
deforestadas. Sin embargo, la preocupacin por el bosque est, en general, ms
arraigada en los productores orgnicos que en los productores convencionales.
Algunas normas orgnicas apoyan explcitamente la proteccin del bosque:18 una
asociacin de Suiza (Bio Suisse), pas importador de productos orgnicos, exige
por ejemplo, adems de las normas europeas orgnicas habituales, que los productores deben conservar siete por ciento de rea silvestre dentro de su rea de
cultivo orgnico (parcela o huerta), con el fin de reducir la deforestacin y favorecer la biodiversidad.19 En enero de 2008, 28 de los 92 socios de la Asociacin
PRAGOR cumplan las condiciones. Los productores orgnicos intentan tambin
diversificar sus cultivos, con la reimplantacin del aguacate criollo variedad que
se daba en las huertas de frutales antes del auge de la variedad Hass con huertas
de duraznos intercaladas entre las huertas de aguacate o con la plantacin de
arbustos de caf debajo de los aguacates. Sin embargo, se trata de casos aislados
que se dan en superficies muy reducidas, por lo que el monocultivo sigue predominando en los paisajes de la regin.
Mientras los beneficios ecolgicos parecen incuestionables, el aguacate orgnico representa igualmente una opcin bastante viable econmicamente. Si las
huertas sufren de una merma de la produccin en los primeros aos, un buen
manejo, que consiste en la aplicacin de una cantidad suficiente de abonos y de
repelentes naturales de calidad, permite recuperar la produccin totalmente o en
parte, segn los casos. El precio del producto, en promedio treinta por ciento ms
alto que l de la fruta convencional, vara en el transcurso de la temporada; cuando los precios son bajos la plusvala es ms importante que cuando son altos, por
lo que en estos perodos muchos productores se quieren pasar a la produccin
orgnica. La prdida de productividad que se da en los primeros aos y que perdura a veces despus (dependiendo del asesoramiento, de la calidad de los suelos,
de la posibilidad o no de riego, de la altitud de la huerta, de la elaboracin o no de
los insumos, etctera) y los sobrecostos de produccin debidos sobre todo a la
mano de obra (porque la aplicacin de los productos se hace manualmente), quedan, en general, compensados con este sobreprecio.
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Conclusin
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michoacano, poco antropizada y cubierta en gran parte por los bosques mesfilos
durante siglos, alejada de las principales zonas productivas, se volvi en algunas
dcadas la principal regin de produccin del aguacate, cultivo rentable de exportacin, y por consecuencia una regin con un fuerte dinamismo econmico. Esta
situacin provoca, por lo mismo, cambios importantes en la sociedad y en el
medio; los productores en bsqueda de beneficios inmediatos no dan mucha importancia a la proteccin del medioambiente, cuya sustentabilidad representa sin
embargo la nica manera de seguir con la actividad. Los estragos que se hicieron
a los recursos naturales parecen ya irremediables y amenazan a trmino medio la
perduracin del cultivo. En la bsqueda de soluciones para preservar tanto los
beneficios econmicos adquiridos como el medioambiente, la agricultura orgnica representa una buena opcin: es un nicho de mercado que se podra desarrollar
y es viable econmicamente. Sin embargo en paralelo al incentivo a este tipo de
manejo, se deberan adoptar otras medidas; incentivar la reforestacin, reglamentar la deforestacin de manera ms estricta, diversificar los cultivos para no depender de una sola actividad, buscar procesos de transformacin del aguacate
para ampliar la gama de productos a la venta (champ, cremas), etctera. La sensibilizacin previa de la poblacin a la destruccin del patrimonio natural y cultural de la regin, provocada por la bsqueda de beneficios econmicos inmediatos,
representara adems una primera etapa imprescindible hacia esta nueva va. Sin
un esfuerzo conjunto rpido, la degradacin del bosque y del medioambiente,
visible en los paisajes, podra volverse irreversible.
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BIBLIOGRAFA
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EL AER
OPUERTO INTERNA
CIONAL DE
AEROPUERTO
INTERNACIONAL
GU
AD
ALAJ
ARA:
GUAD
ADALAJ
ALAJARA:
SU CONS
TR
UCCIN Y PRIV
ATIZA
CIN*
CONSTR
TRUCCIN
PRIVA
TIZACIN*
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RESUMEN
This article deals with the study and analysis of Mexicos air transportation
and offers information of one of the most important terminals of the country:
The International Airport of Guadalajara. It essentially describes its process
of construction, privatization, and functioning; in addition to outlining the
structure of the Grupo Aeroportuario del Pacfico.
Keywords: Airport of Guadalajara, GAP, Privatization.
Introduccin
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Este artculo tiene como base el captulo cuarto de mi tesis para obtener el grado de maestra en Estudios sobre la Regin titulada:
El papel del Aeropuerto Internacional de Guadalajara en la integracin de la economa de Jalisco al mercado global que present
en junio de 2006 en El Colegio de Jalisco. Agradezco a Alberto Arellano su lectura y comentarios.
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Por arancel mximo se debe entender el impuesto ms alto con el que se gravan las importaciones de un pas.
El gobierno mexicano firm varios tratados comerciales, entre los que se encuentran: la Asociacin Latinoamericana de Integracin
(ALADI); con Chile; con Estados Unidos y Canad; con Costa Rica, Colombia y Venezuela; con Bolivia; con Nicaragua; y con la Unin
Europea. Pero sin lugar a duda, el convenio ms importante fue el Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte (TLCAN), debido a que
un gran volumen de las importaciones y exportaciones se dirigen hacia los Estados Unidos (cfr. Clavijo y Susana, 2000: 18).
va legal provenientes del extranjero no era comn. Esto se debi al modelo econmico implantado desde la dcada de 1940 el cual se haba orientado hacia el
interior. El modelo fue conocido como Industrializacin por Sustitucin de Importaciones (ISI) y tuvo como propsito crear, favorecer y fortalecer a la industria
nacional. Sin embargo, una serie de limitaciones que padeci la economa del pas
lo llevaron al colapso. Ya desde el ao de 1976 la economa mexicana mostraba
algunos signos de agotamiento y su situacin se agrav progresivamente hasta el
ao 1982.
Ante tal problemtica el gobierno mexicano adopt la estrategia de crecimiento orientada hacia el exterior, y su principal estrategia consisti en la liberalizacin
econmica. Su implementacin fue gradual en los aos de 1980, pero se profundiz en la dcada 1990. Para la aplicacin de este modelo fue necesario establecer
algunas reformas, destacando la apertura comercial y la privatizacin. La primera
implic el desmantelamiento de las restricciones al comercio internacional, y la
segunda en la venta o concesin de empresas gubernamentales, entre ellas las que
posea el Estado mexicano en materia de transportes y comunicaciones.
De este modo, en 1983 el gobierno redujo gradualmente los impuestos comerciales; tres aos despus Mxico se incorpor al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), erigido despus en Organizacin Mundial de
Comercio (OMC) cuya meta fue reducir el arancel mximo en 50%.1 De igual manera, en 1993 se promulg la Ley de Comercio Exterior con el fin de preparar el
marco legal para las actividades comerciales que se iban a establecer con otros
pases.2 Fue as que la economa nacional se integr al mercado internacional y a
sus diferentes dinmicas. Esto plante de manera particular la necesidad de poseer un sistema de transporte eficiente: uno de los elementos indispensables para
la unin comercial pues sin ste la actividad econmica se reduce a mercados
fragmentados.
Bajo esta premisa, y teniendo el referente de la existencia de monopolios en la
red de comunicaciones y transportes, el gobierno mexicano moderniz este sistema. Para ello puso en prctica, y como parte del nuevo modelo econmico, la
concesin de empresas del ramo, concretamente en materia de ferrocarriles, carreteras, puertos y aeropuertos. Los actores econmicos y polticos reconocieron
as que los transportes, las comunicaciones y la infraestructura en las dinmicas
econmicas eran importantes para lograr el crecimiento econmico.
Ante esta realidad se puede decir que en Mxico hubo diversos trabajos e
investigaciones acadmicas sobre los ferrocarriles, las carreteras y los puertos
martimos y la relacin directa o indirecta que stos tienes en los procesos econmicos, sociales e histricos de ciertos territorios. Sin embargo, esto no fue as en
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Sobre el primero se puede mencionar a Jos Mara Serrano Martnez (2002), Grandes centros de transporte areo y flujos tursticos en
Europa. Cuadernos de Turismo (Murcia, Espaa), Nm. 9, enero-junio, pp. 137-164; Genaro de Jess Portales Rodrguez (2001).
Transportacin Internacional. Mxico: Trillas; Juan Jos Enrquez de Dios (1994). Transporte internacional de mercancas. Madrid: Editorial e Instituto Espaol de Comercio Exterior. Arturo Garca Falcn y Rafael Valdez Becerra. 1986. Transporte areo y transporte terrestre
turstico. Mxico: Limusa; Gabriel Ortega Alcocer (1989). Carga Area. Teora y prctica. Mxico: Trillas; Joana M. Segui Pons y Joana M.
Petrus Bey (1986). Geografa de redes y sistemas de transporte. Madrid: Editorial Sntesis. Sobre la segunda lnea estn las siguientes
obras: Luis Juregui (2004). Los transportes, siglos XVI al XX. Mxico: UNAM-Ocano; Michael R. Bonavia (1941). Economa de los transportes. Trad. Teodoro Ortiz. Mxico: FCE; Claude Cortez Papi (1996). El transporte en el abasto de las grandes ciudades: el caso de Mxico.
Jos Luis Chas y Martha Pavn. (coords.). Transporte y abasto en las ciudades Latinoamericanas. Mxico: UNAM. En cuanto a los
aeropuertos mexicanos estn principalmente los trabajos de scar Armando Rico Galeana (2008). The privatization of Mexican airoports.
Journal of Air Transport Management. Nm. 14, noviembre, pp. 320-323; scar Armando Rico Galeana (2006). Anlisis de series de
tiempo de la carga transportada en los principales aeropuerto mexicanos. Sandafalia: Instituto Mexicano del Transporte, publicacin
tcnica; Alfonso Herrera et al. (2005). Diagnstico del transporte de carga area. Sandafalia: Instituto Mexicano del Transporte, publicacin tcnica; scar Armando Rico Galeana (2002). Estrategias de actuacin comercial para las terminales con baja utilizacin en la nueva
estructura aeroportuaria. Sandafalia: Instituto Mexicano del Transporte, publicacin tcnica; Oscar Armando Rico Galeana. Situacin de
los aeropuertos mexicanos despus de la privatizacin: un anlisis de los primeros aos de operacin de los nuevos grupos aeroportuarios,
mecanoescrito.
Los trabajos que se refieren al aeropuerto tapato son las siguientes tesis: a) en el nivel licenciatura: Ana Cecilia Cervantes Espinosa y
Nayeli Elizabeth Navarrete Garca (1994). El anlisis de la organizacin y el funcionamiento del Aeropuerto Internacional `Miguel Hidalgo
de la Ciudad de Guadalajara, Jal., para determinar el papel que desempea el Lic. en Turismo dentro de ste. Guadalajara: Universidad
de Guadalajara; Hilda Vernica Colin Garca y Mayra Adriana Huerta Prez (1995). Aprovechamiento de un espacio subutilizado en el
Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo de Guadalajara para la ubicacin de un museo aeronutico. Guadalajara: Universidad de Guadalajara; Mara Ayde Hernndez Hernndez Roxana Zamora y lvaro Blanc (1994). Remodelacin del Aeropuerto Internacional Miguel
Hidalgo de Guadalajara. Tlaquepaque: Instituto Tecnolgico de Estudios Superiores de Occidente; Ana Beatriz Snchez Arzate.
Cabe decir que en 1951 un vuelo redondo de Guadalajara a la ciudad de Mxico tena un costo de 172 pesos (vase un anuncio comercial
publicado en El Informador, 1 de marzo de 1951, p. 6). Adems de que en 1929 la capital de Jalisco contaba con un aerdromo. Fue el de
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La Nogalera en donde se reciba en sus pistas algunos monomotores. Para el ao de 1933 estaba en operacin el aeropuerto llamado Las
Juntas que cont con dos pistas y las compaas que operaban en ese entonces eran: Lneas Areas Occidentales, Compaa Mexicana
de Aviacin, Compaa Panini y Transportes Areos de Jalisco, hacan uso de l (cfr. Espinosa y Navarrete Garca, 1994: 7).
Entrevista realizada a Jos Garca Franco, presidente del comisariado agrario de El Zapote del Valle, 21 de abril de 2009. Tlajomulco de
Ziga.
Ello se puede corroborar en el Tercer Informe de Gobierno de Jess Gonzlez Gallo, cuando menciona lo siguiente: Agradeciendo el
esfuerzo del Seor Presidente de la Repblica para mejorar en nuestra entidad los servicios de comunicacin area y ferroviaria, dotndola de modernos aeropuertos civil y militar y estacin para los ferrocarriles, contribuimos con la aportacin del terreno requerido para el
aeropuerto civil. Cfr. Tercer Informe de Gobierno de Jess Gonzlez Gallo. Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco, 1950, p. 19.
Vase el Tercer Informe de Gobierno, Juan Gil Preciado. Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco, 1962, p. 141.
Pero la ciudad contaba con este aeropuerto que operaba desde el ao de 1944
y daba servicio a la incipiente aviacin local. Desde entonces ya tena inconvenientes debido a su ubicacin geogrfica.
El aeropuerto tapato fue edificado por cuenta de la entonces Secretara de
Comunicaciones y Obras Pblicas. La construccin estuvo a cargo de la empresa
Construccin Latina, S.A., al mando de de los ingenieros Javier de la Mora Vzquez
e Ignacio Flores Caldern. En esta construccin tambin particip el gobierno
estatal al cooperar con la donacin de 250 hectreas de terreno, las cuales fueron
tomadas, literalmente, de la comunidad agraria de El Zapote del Valle y del fraccionamiento Asturias, ambos ubicados entre las carreteras nueva y antigua a Chapala
a la altura del kilmetro 18 de la primera va. En el caso de El Zapote puedo decir
que hasta el 21 de abril de 2009 la Secretara de Comunicaciones y Transportes tan
slo haba pagado un anticipo de 30 millones por las 306 hectreas tomadas y en
donde se localiza la terminal.6 Adems, el gobierno estatal adquiri (ignoro la
forma) una franja ms de terreno en un extremo de la pista principal por si fuera
necesario prolongarla en el futuro.7
De lo anterior podemos decir que el aeropuerto de Guadalajara es una terminal en constante remodelacin como consecuencia de los avances tecnolgicos
en la aviacin o las demandas de los actores y sectores econmicos. Por ejemplo,
en los aos de 1960 la operacin de aviones jet oblig a realizar obras en el aeropuerto a fin de resolver deficiencias en pistas, rodajes y plataformas. De igual
manera, se instalaron nuevos tanques de almacenamiento de turbosina y sistemas
de abastecimiento. En la prolongacin y ampliacin de la avenida Vallarta y en la
remodelacin del Aeropuerto Internacional de Guadalajara el gobierno erog un
total de 3 millones 781 mil 780 pesos.8
Ante esta circunstancia las aerolneas tuvieron que utilizar la Base Area Militar de Zapopan en la que se realizaron los acondicionamientos necesarios. Por
citar un ejemplo ms: la pista de adiestramiento diseada para DC-3 se habilit
para DC-6 y Comet-4 (el primer jet comercial, su nmero significa la versin). Sin
embargo, en la base area no hubo espacio para acondicionar salas de espera y se
acept que los pasajeros y visitantes estuvieran en la plataforma mientras aguardaban la salida de su vuelo En tanto, la Secretara de Obras Pblicas, a travs de la
Direccin General de Conservacin de Carreteras Federales, ejecut obras de
reparacin a las pistas del puerto areo civil de Guadalajara. Por su parte, el gobierno estatal y la iniciativa privada se sumaron a esta causa aportando 70 millo-
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El DC-6 fue el primer avin presurizado que tena cuatro motores (DC proviene de Douglas Comercial el fabricante de las naves areas),
es de mediano alcance y tiene una capacidad para 50 pasajeros. Informacin proporcionada por Pedro Snchez Mejorada, Director de las
Relaciones Institucionales del GAP. Realizada por Erika Patricia Crdenas, Zapopan, Jalisco, 10 de marzo de 2005.
Vase el Segundo Informe de Gobierno. Francisco Medina Ascencio. Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco, 1967, p. 27.
En la segunda reinauguracin la participacin de la iniciativa privada tapata qued asentada de manera simblica cuando el banquero
Flix Daz Garza entreg un pergamino al presidente Daz Ordaz como muestra de su agradecimiento por la construccin del aeropuerto.
Vase Fue puesto en servicio el Aeropuerto. El Occidental (Guadalajara), julio 25, 1993, p. 6. Mientras que la deduccin de que Sisa fue
la compaa constructora se desprende del oficio Nm. 1349, Exp. 282/47, con fecha del 4 de mayo de 1967 que el licenciado Alejandro
Navarro Flores, jefe del Departamento de Trabajo y Previsin Social del gobierno de Jalisco, dirigi al presidente municipal de Tlajomulco
de Ziga.
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VGDO Entreg ayer a Guadalajara el nuevo aeropuerto internacional. El Informador (Guadalajara), agosto 2, 1968. pp. 3-5.
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Aeropuertos
AICM ,
Ciudad de Mxico
de C .V .
DragadosAeropuertos Espaoles y
ICA ,
Vinci
SCT .
ASA
Grupo
Aeropuertos
Norte
Sur
Fuente: Carmen Castellanos Gaytn. Despega la Aviacin Regional. La Jornada (Ciudad de Mxico),
mayo 9, 2001.
El proceso de privatizacin
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Vase el Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000. Ernesto Zedillo Ponce de Len. Mxico: Gobierno de la Repblica, 1995, p. 163.
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Carlos Alberto Amaral. Interesa a Empresarios locales el Aeropuerto. El Occidental (Guadalajara), marzo 14, 1997, p. 1.
Carlos Alberto Amaral. Declina Grupo Jalisciense Concursa por Aeropuerto. El Occidental (Guadalajara), julio 23, 1997. p. 3.
Eugenio Ortiz. Aeroplazas comprara aeropuertos de Guadalajara y Pto. Vallarta. Ocho Columnas (Guadalajara), julio 29, 1997, p. 1.
Sir Gil Thompson, presidente de British Airports Group, seal que los empresarios britnicos tenan gran inters por concretar contratos
comerciales exitosos en Mxico. Asimismo, destac que exista una enorme competencia entre los empresarios holandeses, espaoles
y estadounidenses, principalmente, quienes tambin se haban mostrado interesados en formar parte de la nueva administracin de los
aeropuertos mexicanos. Entre los 35 aeropuertos contemplados en la privatizacin, los empresarios ingleses pusieron sus ojos en el de
Guadalajara, porque, entre otras cosas, expresaron que contaba con buenos servicios si bien mejorables, pero ante todo porque ofreca
varias facilidades en su manejo, desde el hecho de contar con un hotel integrado y estar cercano a una de las principales ciudades del
pas. Los empresarios ingleses recomendaron que s la venta de las terminales areas se haca por paquetes, que stos fueran pequeos. Reiteraron que cualesquiera que fueran las reglas responderan positivamente y buscaran asociarse con empresarios mexicanos.
As, los mexicanos podran gozar de ganancias, adems de un desarrollo ms eficiente de su infraestructura. Jos ngel Gutirrez.
Inters de la IP britnica en la privatizacin aeroportuaria. El Financiero (Ciudad de Mxico), julio 22, 1997, p. 20.
portes lanz la convocatoria para licitar en paquete los aeropuertos del Pacfico
cuyo concesionario se sabra a ms tardar el 5 de agosto de ese mismo ao.
La convocatoria para la adquisicin de ttulos representativos del capital social
del Grupo Aeroportuario del Pacfico sigui con la mayora de los Lineamientos
Generales para la Apertura a la Inversin en el Sistema Aeroportuario Mexicano.
La convocatoria para privatizar el Grupo Aeroportuario del Pacfico estableci
que la sociedad mercantil o fideicomiso que resultara ganador de la licitacin
debera participar en la promocin y desarrollo de las terminales areas.
La fecha lmite para que los interesados presentaran ante la Secretara de Comunicaciones y Transportes su solicitud de registro fue el 16 de abril de 1999,
mientras que la presentacin de las propuestas tcnicas se realiz el 15 de julio de
1999. En este tenor la solicitud para la presentacin de los planteamientos econmicos sera el 29 de julio de ese mismo ao. De esta manera, el AIG recibi la visita
de los grupos empresariales interesados en la concesin de la terminal area para
revisar sus instalaciones.
Los doce aeropuertos que componan el GAP atendan a 15.1 millones de pasajeros durante 1998, lo que represent el 28% del total de viajeros que se transportaban por va area en Mxico, de los cuales 40% correspondieron nicamente a
Guadalajara. La licitacin del Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo despert el inters de varios grupos. Uno fue el Grupo Jalisco XXI, el cual reuni a
una decena de inversionistas locales, entre ellos Mexlub, Banco Industrial Geo,
Avicat, Omnitrition.14 El proceso continu y al final qued como nico interesado de la licitacin Arturo Altamirano quien se asoci a empresarios britnicos.15
Otro grupo fue Aeroplazas que era presidido por el empresario Pedro Rodrguez
Sierra. El grupo estableci contactos con bancos, as como con otros inversionistas nacionales y extranjeros para conformar una sociedad y participar en el concurso de las terminales areas.16
Tambin los empresarios britnicos llevaron a cabo, del 21 al 25 de julio de
1997, una serie de reuniones con sus similares tapatos y funcionarios del gobierno federal con el objetivo de crear relaciones slidas con sus contrapartes mexicanas.
Los empresarios britnicos desde un principio se declararon listos para competir
por la concesin del mayor nmero de aeropuertos mexicanos como fuera posible. Sin embargo, en su propuesta no mencionaron cifras, socios potenciales y
proyectos concretos.17
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A la par de las ofertas monetarias los grupos presentaron sus proyectos tcnicos y el Comit de Reestructuracin del Sistema Aeroportuario Mexicano se encarg de evaluarlos. Verific su factibilidad, si las propuestas cumplan con todas
las especificaciones y las bases acordadas en la licitacin, as como si promovan el
desarrollo del sector.
Pese a esto ltimo, y otros factores que pudieran haber pesado ms en la licitacin como el establecimiento de redes sociales o polticas, se seal y argument que el fallo se emitira a favor de aquel que ofreciera el precio ms alto por la
participacin accionaria. Sobre esta consideracin el grupo conformado por Aeropuertos Mexicanos de Pacfico, AENA, Aeropuertos del Pacfico ngeles,
Inversora del Noroeste, Grupo Dragados y Grupo Empresarial ngeles result
ganador porque su oferta financiera fue la ms alta.20
Los inversionistas abonaron la deuda hasta que completaron el monto. As, el
15 de noviembre de 1999 se hizo entrega del paquete de Aeropuertos del Pacfico
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Cabe sealar que los alemanes se caracterizan por un manejo adecuado en el transporte de carga y el rea de carga en 1998, representaba un problema, por lo que alemanes podran representar una buena opcin. La intencin de la gira del entonces gobernador, Alberto
Crdenas Jimnez, fue impulsar el turismo de Jalisco. Adems las lneas areas LTU y Cndor eran muy importantes porque volaban
directamente al Estado de Jalisco en vuelos Charter. Vase Patricia Hernndez. Interesa a Alemania Aeropuerto de Jalisco. Reforma,
(Ciudad de Mxico), marzo 22, 1998, p. 1.
La siguiente informacin fue obtenida de la Unidad de Enlace para la Transparencia y Acceso a la informacin Pblica Gubernamental, 5
de julio de 2005. Solicitud de informacin con folio 000900052105.
Esto segn el numeral 8 de la licitacin publicada en el Diario Oficial de la Federacin el 25 de febrero de 1999 y as lo declar el Comit
de Reestructuracin del Sistema Aeroportuario Mexicano y la Comisin Intersecretarial de Desincorporacin.
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En una ceremonia que se realiz en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara y encabezada por el entonces titular de la SCT, Carlos Ruiz
Sacristn, dio inicio una nueva etapa para las doce terminales areas. Para analizar el pago de la deuda Vase SUN. Construirn nueva
terminal. Pblico, (Guadalajara) septiembre 20, 1999, p. 3. Seccin Economa.
El grupo busc hacer competitiva la terminal en el trfico de la carga y para ello se requiri de ms inversiones para aumentar las calles
de rodaje y al menos una pista adicional. Los concesionarios informaron que en el ao 2000 invertiran cerca de 60 millones de dlares en
varias de las doce terminales areas incluidas en el paquete aeroportuario. De acuerdo con el presidente del Grupo Empresarial ngeles,
Olegario Vzquez, este proyecto se bas en el potencial que tena el aeropuerto local para competir con el del Distrito Federal, ante la
saturacin que enfrentaba este ltimo. Por otro lado, el consejo consultivo contempl incrementar entre tres y cuatro por ciento la cantidad
de pasajeros y carga que anualmente se movilizan en Guadalajara. Vase Beln Zapata Martnez, En 5 meses estar lista la remodelacin
del aeropuerto. Pblico. (Guadalajara), octubre 3, 2000, p. 23. Seccin Economa.
Cfr. Grupo Aeroportuario del Pacfico. Guadalajara: Grupo Aeroportuario del Pacfico, 2005, http://www.aeropuertosgap.com.mx
Beln Zapata Martnez. En 5 meses estar lista la remodelacin del aeropuerto. Pblico. (Guadalajara) octubre 3, 2000, p.23. Seccin
Economa. El proyecto contemplaba darle un fuerte impulso al comercio y los gastos que un turista haca a la entrada o salida del AIG. El
proyecto intent incrementar de 50 centavos de dlar a tres dlares su consumo y con ello aumentar de siete a 30 por ciento los ingresos
que se obtenan por las actividades comerciales dentro de la terminal area. Guillermina Navarro. El gobierno critica el plan de inversin
en terminal tapata. Pblico (Guadalajara), agosto 18, 1999, p. 3. Seccin Economa.
Esto segn lo expres la Unidad de Enlace para la Transparencia y Acceso a la informacin Pblica Gubernamental, 29 de mayo de 2007.
Solicitud de informacin con folio 149. Mecanoscrito
a sus nuevos concesionarios. Con la entrega del ttulo de concesin del Grupo
Aeroportuario del Pacfico se dio apertura a la inversin privada en el sistema
aeroportuario nacional que mostr un avance de ms del 45%.21
Con la concesin en manos la dupla hispano-mexicana: ngeles-AENA contempl impulsar la construccin de una nueva terminal de carga en el AIG. Este
fue su principal proyecto pues deseaban que el Aeropuerto Internacional Miguel
Hidalgo compitiera con el Aeropuerto de la Ciudad de Mxico en este rubro. Y
luego de ganar la licitacin el consorcio anunci la inversin de 254 millones de
pesos durante los cinco primeros aos de operacin. Igualmente el 2 de octubre
de 2000 anunci la conformacin del consejo consultivo que vigilara el buen
desempeo del Grupo Aeroportuario del Pacfico.22
El grupo concesionario en el discurso se comprometi a dotar al conjunto de
aeropuertos de infraestructura, tecnologa, mtodos de gestin y operacin ms
modernos para elevar niveles de eficiencia y operatividad; mantener los niveles de
seguridad; desarrollar las actividades del Grupo con criterios de racionalidad econmica de manera que se ofrezcan remuneraciones atractivas para los inversionistas; y convertir al GAP en un elemento dinamizador del desarrollo econmico y
social del pas.23
Empero, las autoridades estatales y locales, adems de diversos actores econmicos, de inmediato mostraron su decepcin. Las posiciones fueron desde pedir
que los aeropuertos mantuvieran una identidad jalisciense como la que extern
el gobernador Alberto Crdenas Jimnez, hasta el reclamo que los dirigentes
empresariales tapatos le hicieron al grupo concesionario por no querer invertir o
arriesgarse y denunciar que lo que haca era darle una manita de gato a la terminal area, pasando por los que cuestionaba el plan de inversin.24
Por otro lado, es importante mencionar que la reestructuracin del Sistema
Aeroportuario Mexicano se efectu, segn las autoridades y concesionarios, respetando los derechos laborales de los trabajadores. El personal de los aeropuertos
privatizados contino laborando en los mismos sin que se afectaran sus condiciones de trabajo ya existentes.25
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En la primera estaba el personal que tena la funcin de prestar servicios a las aerolneas, rentar espacios para locales, supervisar y
coordinar el funcionamiento del aeropuerto y mantenerlo en perfecto estado. En la tercera estaban los laboratorios, establecimientos
comerciales, bancos, casas de cambio, correos, servicios de telefona y arrendadoras de autos. En la cuarta estaban las oficinas y reas
de la Polica Federal Preventiva, Migracin, Aduana y Procuradura General de la Repblica. Asimismo, estaba el personal encargado del
transporte, que dependa de las empresas Autotransportaciones Aeropuerto (ATTA) y Autotransporte Terrestre Aeropuerto (ATASA). En la
quinta quienes prestan Cfr. Paula Ramrez Hohne. La ciudad con alas de Guadalajara. Pblico (Guadalajara), septiembre 17, 2000,
pp. 8-9.
Grupo Aeroportuario del Pacfico. Reporte anual 2007. 31 de diciembre de 2007, Guadalajara, pp. 61-62.
Entrevista a Pedro Snchez Mejorada
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millones de pesos, lo que represent un 14% de los ingresos por TUA.35 Fernando
Villava Alber, presidente de la Asociacin de Pilotos y Propietarios de Aeronaves
de Occidente, asegur que haba una desproporcin abismal entre lo que se recaudaba en el aeropuerto y lo que se inverta en su remodelacin.
En tanto los directivos del GAP aseguraron que la recaudacin por TUA no era
suficiente para todos los gastos que enfrentaban, pues de estos ingresos salan las
partidas para subsanar los gastos de operacin tales como nmina, mantenimiento y vigilancia. Pedro Snchez Mejorada afirm que las obras de remodelacin en
el aeropuerto avanzaban conforme al plan maestro. Se debe recordar que dentro
de la concesin se establecieron los planes maestros y esto era lo que se les obliga
a invertir y no los ingresos que se reciban por concepto de TUA. En el ao 2007,
el GAP tuvo ingresos por 3,477 millones de pesos y una utilidad neta de mil 402
millones de pesos.36
A decir del GAP en la terminal area de Guadalajara se ejerci una inversin por
90 millones de pesos. Form parte de la primera fase del plan maestro que abarc
del ao 2000 a 2005. sta contempl la ampliacin del edificio terminal, se modific la fachada principal tanto del rea internacional como de la nacional; adems
se construy una calle de salida rpida a la pista principal, se colocaron 984 asientos
nuevos, fueron remozados los 30 sanitarios de la terminal area, se cont con 120
mostradores nuevos, as como seis aerocares nuevos. Se habilit el nuevo estacionamiento, se construyeron bodegas y se ampli la plataforma en el rea de carga.
La segunda fase que comprendi los aos 2005-2010, se cambi la plataforma
del rea comercial del aeropuerto, continu la ampliacin del edificio terminal en
un segundo nivel. Se construy un estacionamiento elevado y edific una calle de
rodaje.
En la tercera fase, que va de 2010 al ao 2015, el GAP proyect continuar con la
ampliacin del edificio terminal al que se le adaptara al segundo piso un mirador.
Tambin se contempl el traslado del personal administrativo al segundo nivel, la
ampliacin de los locales comerciales, un piso ms al estacionamiento y la ampliacin de la plataforma de estacionamiento de aviones comerciales y de carga.37
Este recuento slo nos lleva a sostener que es importante subrayar que la
modernizacin del AIG continuar hasta la segunda dcada del siglo XXI. Por ser
parte de una serie de compromisos, responder a una demanda y porque el aeropuerto tiene que ser un factor que contribuya al crecimiento econmico. Con esta
premisa es posible ver en la terminal area un lugar donde se articulan o conectan
una serie de actividades econmicas. Este tpico reclama hacer un artculo en s,
pero no se puede hacer si antes no hace un trazo general del GAP como empresa
concesionaria y de la forma en cmo funciona el AIG. Razn por la cual en los
siguientes prrafos ser har.
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GAP, como ya se seal, ste se integr por el gobierno federal, quien ostent el
85% de las acciones y los Aeropuertos Mexicanos del Pacfico que posee el restante 15%. Tambin que Aeropuertos Mexicanos del Pacfico se conform a su
vez por Aeropuertos del Pacfico Noroeste y los grupos espaoles Unin Fenosa,
Dragados y Aeropuertos Espaoles y Navegacin Area (AENA).38
En cuanto al organigrama del GAP se puede decir que contaban con un consejo
operativo y diversos rganos auxiliares: un director general, seis directores, una
rama tcnica operativa (administracin comercial, legal, recursos humanos, relaciones institucionales) y dos administradores, quienes reportan directamente las
actividades al director de cada uno de los aeropuertos.39
El aeropuerto, adems de su infraestructura administrativa y operativa, est
conformado por otras instancias que prestan distintos servicios comerciales y
legales. Estas instancias son Aduana Guadalajara, Almacenadora Guadalajara World
Trade Center, agencias aduanales, entre otras.
Es hasta el ao 2000 cuando la Administracin General de Aduanas anunci
que la Aduana de Guadalajara operara las 24 horas del da. La industria electrnica seal que con esta medida el servicio sera ms eficiente ya que este sector
trabaja tres turnos al da y por ende se requiere de una aduana que se apegue a este
ritmo de trabajo. El gerente de Comercio Exterior de IBM, Federico Chvez, seal que el GAP pretenda convertir errneamente al Aeropuerto Internacional de
Guadalajara en una terminal 100% turstica, maquillando algunas reas y pintando el logotipo del grupo en toda la terminal mientras que los aspectos relativos al
transporte de carga pasaban a segundo trmino.40 Y fue en el 2001 cuando la
aduana de Guadalajara fue tipo uno.
En el ao 2004, la Aduana de Guadalajara report un incremento de 7%, en el
nmero de despachos que realizaron con respecto al 2003. Asimismo, se registraron un total de 133 mil 137 operaciones, comparadas con las 124 mil 253 reportadas en el ao 2003. Este aumento obedeci al repunte de la economa
estadounidense.41
En cuanto a las actividades de la Aduana de Guadalajara, se puede mencionar
que, de junio de 2004 a septiembre de 2005, se modularon 317 mil 296 pedimentos de importacin y 136 mil 664 de exportacin con un valor de 138 mil 154
millones de pesos en importaciones y 125 mil 598 millones de pesos en exportaciones. Se practicaron 82 procedimientos administrativos en materia aduanera
que representaron aproximadamente 6 millones de pesos en impuestos omitidos
al fisco federal.42
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Cfr. Cotizar GAP en Nueva York. Mural (Guadalajara), 1 de julio de 2004, http://www.mural.com.mx
Entrevista a Pedro Snchez Mejorada.
Ral Curiel. Aduana y rea de carga entorpecen el comercio. Mural, (Guadalajara), enero 16, 2001, p. 1 A.
Aumenta Aduana operaciones en 7%. Mural (Guadalajara), febrero 3, 2005, http://www.mural.com.mx
Informacin proporcionada por Alberto Snchez, Vicepresidente de la CANIETE, 2005.
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Agencias aduanales
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Sobre las agencias aduanales puedo decir que sta son representantes legales de
los importadores y exportadores para todas las actuaciones que requieran el despacho aduanero de mercancas. Un agente aduanal es capaz de llevar a cabo los
trmites de liberacin de la mercanca contando nicamente con la factura comercial y con el documento de transporte debidamente revalidado, segn indica el
artculo 35 de la Ley Aduanera.
Las agencias aduanales que operaban en el AIG eran: Corporacin Castaeda,
Expeditors, Grupo Eduardo Daz, Megatransacciones, Vzquez Woodward, Susana Martnez, Roberto Villanueva, Grupo World Trade Servicios, Operaciones
Logsticas, Sergio Pea, Lidia B. Silvia, Supercargo de Occidente, Consorcio Losen,
Grupo Inecex, Gil y Gil, Jorge Rivera, Grupo Zego, Central de Aduanas, Grupo
Aduanal Galvn, Cabrera Llamas, Grupo Aduanal Omega, COCEX, Grupo Aduanal
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Exxim, etctera.46 Como se puede observar existe una gran oferta de servicios
aduaneros.
Las lneas areas
La lnea area en esencia es una empresa que acta como agente transportador de
individuos o carga y hacen uso de los servicios que prestan los aeropuertos y se
sujetan a la normatividad internacional. Y las lneas de pasajeros que operaban en
el Aeropuerto Internacional de Guadalajara hasta el ao de 2008 eran de dos
tipos: internacionales y nacionales. Las primeras eran siete todas de los Estados
Unidos, en tanto que las segundas eran diez (cuadro 2).
Cuadro 2. Principales aerolneas internacionales y nacionales (2007)
Internacional
Nacional
Alaska Airlines
Aero California
American Airlines
Aeromxico
American Eagle
Aero Cuahonte
Continental Airlines
Alma de Mxico
Copa Airlines
Aviacsa
Delta Airlines
Avolar
Us Airways
Interject
Magnicharters
Mexicana
Volaris
Fuente: Elaboracin propia con base en: Instituto Tecnolgico de Estudios Superiores de Monterrey, Jalisco
2000: De frente a las nuevas realidades. Guadalajara: Gobierno del Estado de Jalisco, SEDESOL, FIDEJAL y
1994, p. 105. Y http://es.wikipedia.org/wiki
Cabe decir que en el ao 2004, el AIG tuvo una afluencia anual de 48 mil vuelos
nacionales, 36 mil vuelos internacionales y 3 mil vuelos charters. Con sus dos
terminales el AIG cont con una capacidad para llevar a cabo 40 operaciones por
hora (cuadro 3).47
Con respecto a las lneas areas de carga, en 1990, una de las empresas de
mensajera ofreci sus servicios en Mxico junto con otra compaa de mensajera
mexicana, ya que estaba en trmite la obtencin de los permisos necesarios para
operar en este pas. Una vez que adquiri los permisos necesarios se separ de la
empresa mexicana y comenz a dar servicio. En 1993 se reciba un vuelo diario
proveniente de Louisville, Kentucky, Estados Unidos, pero el avin era rentado,
porque el poco volumen de paquetera no justificaba la operacin de un avin de
la propia compaa.
46
47
Almacenadora Guadalajara World Trade Center, Clientes. Guadalajara: World Trade Center, 2004, http://www.agwtc.com.mx/clientes.html
Enciclopedia wikipedia. Aeropuerto Internacional de Guadalajara, Espaa, 2008. http://enwikipedia.org.wiki
CONACYT,
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Terminal 2
(Vuelos nacionales)
y Alma de Mxico.
Avolar y Aladia.
Sala B (Vuelos internacionales)
Aeromxico, Alaska Airlines, American Airlines,
American Tagle, Aviacsa, Continental Airlines,
Copa Airlines, Delta Airlines, Mexicana, US Airways
y Aladia.
Fuente: Enciclopedia Wikipedia. Aeropuerto Internacional de Guadalajara. Espaa, 2005, http://
es.wikipedia.org/wiki
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Desde 1976, el AIG cubre vuelos nacionales y a ciudades de Estados Unidos, como
Nueva York, Los ngeles y San Francisco. Hasta 2005, el aeropuerto haba sido
ampliado y remozado por el aumento de lneas areas y rutas comerciales y, con
ello, la frecuencia de vuelos. Desde 1994, los vuelos de Aeromexico conectaban a
Guadalajara con 16 ciudades del pas y del extranjero. Los principales destinos
eran Mxico, Puerto Vallarta, Tijuana, Los ngeles, San Francisco, Ontario y
Houston. Por su parte, Mexicana de Aviacin conectaba Guadalajara con cinco
ciudades del pas y tres de Estados Unidos.48
En 2006 se podran trasladar mercancas y personas a cualquier parte del mundo, pero haciendo escalas en otra ciudad. Respecto a los vuelos de carga, FEDEX
tena vuelos directos a Memphis, razn por la que dicha ciudad es actualmente
48
Instituto Tecnolgico de Estudios Superiores de Monterrey. Jalisco 2000: de frente a las nuevas realidades. Guadalajara: Gobierno del
Estado de Jalisco-SEDESOL-FIDEJAL-CONACYT, 1994, pp. 105-106.
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Con lo anterior he descrito al aeropuerto tapato. En otros documentos he analizado las diversas relaciones econmicas que media. Detallo, dinamizo y
problematizo al aeropuerto dentro de la dinmica de globalizacin econmica y
de la estrategia de liberalizacin de la economa mexicana. Sostengo que el Aeropuerto Internacional de Guadalajara fue, y es, un factor decisivo para la apertura
comercial y la integracin de la economa de Jalisco con el mercado internacional.
Sin embargo, en este artculo se tiene que destacar que el AIG es una de las principales terminales areas a nivel nacional por la movilizacin de mercancas y de
pasajeros y la joya del paquete aeroportuario. Es el segundo lugar en el traslado de
mercancas y slo es superado por el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de
Mxico. Referente al movimiento de pasajeros se ubica debajo del aeropuerto de
la capital de pas y del Aeropuerto Internacional de Cancn. Aun as el AIG traslada ms pasajeros que mercancas.
Hoy en da el AIG forma parte, junto con otras once terminales areas, del
Grupo Aeroportuario del Pacfico (GAP). La privatizacin de este paquete
aeroportuario se realiz en el ao de 1999, con la finalidad de modernizar sus
instalaciones y hacer ms eficiente su operacin. Varios grupos de inversionistas
estuvieron interesados en adquirir el paquete aeroportuario, pero quien finalmente obtuvo la licitacin, por su alta propuesta econmica y programa de modernizacin, fue la alianza conformada por Grupo Dragados, Grupo Empresarial
ngeles, Aeropuertos Espaoles y Navegacin Area e Inversin del Noroeste.
Pero Resalta que la concesin no dej satisfecho a diversos actores econmicos y poltico, pues desde que comenz a operar el nuevo grupo privado hubo
diversos pronunciamientos y posicionamientos en el espacio de la opinin pblica por no tener una terminal rea digna para la capital jalisciense. Varios actores le
cuestionaron la concesin que se le otorg al GAP y porque no ha hecho las mejoras prometidas y requeridas. No obstante que el GAP dijo haberlas realizado y
cumplir con lo planeado y las obligaciones que derivaron de la concesin. Esto
reafirma que el Aeropuerto Internacional de Guadalajara siempre ha sido una
terminal en constante remodelacin que no ha dejado satisfechos a varios actores.
Comentarios finales
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BIBLIOGRAFA
SECCIN AVANCES DE INVESTIGACIN
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, Alfonso Herrera et al. (2005). Diagnstico del transporte de carga area. Sandafalia:
Instituto Mexicano del Transporte, publicacin tcnica;
Snchez Arzte, Ana Beatriz (2000). Anlisis de la Organizacin y Calidad como
elementos de productividad en una empresa de mensajera. Guadalajara: UNIVER.
Segui Pons, Joana M., y Joana M. Petrus Bey (1996). Geografa de redes y sistemas de
transporte. Madrid: Editorial Sntesis.
Serrano Martnez, Jos Mara (2002). Grandes centros de transporte areo y flujos
tursticos en Europa. Cuadernos de Turismo. Murcia: Espaa, nm. 9, enerojunio de 2002, pp. 137-164.
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SECCIN TESTIMONIOS
LA HIS
TORIA EN GU
AD
ALAJ
ARA: SU
HISTORIA
GUAD
ADALAJ
ALAJARA:
PRCTIC
A, INS
TITUCIONALIZA
CIN Y
PRCTICA
INSTITUCIONALIZA
TITUCIONALIZACIN
PR
OFESIONALIZA
CIN
PROFESIONALIZA
OFESIONALIZACIN
VIS
VS DE C
ARMEN
VISTTAS A TRA
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AR
CA
ASTTAED
AEDA
GAR
ARCA
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SECCIN TESTIMONIOS
En Guadalajara, como en cualquier otra parte del planeta, siempre se ha hecho y enseado historia, ya sea vinculada a instituciones civiles o religiosas,
como crnica, para sostener la llamada identidad nacional o satisfacer necesidades intelectuales, espirituales o afectivas. Las motivaciones y los enfoques pueden ser diversos: destacar a un individuo o los acontecimientos
propios de la regin o dar a sta un lugar en el conjunto del pas; salvar del
olvido acontecimientos o procesos que parecen relevantes; dar un lugar al
terruo; bsqueda de sentidos y significados vitales; o por otras muchas razones, pero siempre y de diversas maneras, se ha intentado conocer y comprender las prcticas, las relaciones, los significados humanos a travs del
tiempo.1 De ah que Michel de Certeau apunte que para comprender el trabajo del historiador es necesario tener presente que se trata de seres social y
culturalmente situados. No es lo mismo escribir historia cuando se ha atravesado por un perodo de formacin profesional2 que cuando se hace desde el
1
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Franklin L. Baumer apunta que hay cinco preguntas perenes, cinco interrogantes que el hombre se ha planteado permanentemente a lo largo de la historia y a las que ha dado diferentes respuestas dependiendo del tiempo y del espacio. Una de esas preguntas
se refiere a la relacin del hombre con la historia, las otras cuatro son las relaciones con Dios, con la naturaleza, con la sociedad
y consigo mismo.
El concepto de profesin alude a una actividad especializada, al aprendizaje de conocimientos especficos a travs de la formacin escolar; al enriquecimiento especfico profundizando el conocimiento y el sustento terico de la prctica, lo cual implica una
ubicacin y una responsabilidad social. Con esto se satisfacen necesidades econmicas personales y se contribuye al desarrollo
de la humanidad. Adems la profesin se refleja en el desempeo diario de la vida. Orlando A. Martnez, tica profesiona,l UTESA,
Facultad de Ingeniera, Santiago Rep. Dom. http://www.monografias.com/trabajos15/fundamentos-profesionales/fundamentosprofesionales.shtml. Wilensky (1964) establece que una actividad puede considerarse profesin cuando supera cinco etapas: 1) el
trabajo se convierte en una ocupacin de tiempo integral debido a la necesidad social del surgimiento y ampliacin del mercado de
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trabajo; 2) se crean escuelas para el adiestramiento y formacin de nuevos profesionales; 3) se constituye la asociacin profesional en
donde se definen los perfiles profesionales; 4) se reglamenta la profesin asegurando as el monopolio de competencia del saber y de la
prctica profesional; y 5) se adopta un cdigo de tica con la intencin de preservar as a los genuinos profesionales. Pacheco (1994)
plantea que en este contexto, la profesin es considerada como un fenmeno sociocultural en el cual intervienen un conjunto de conocimientos y habilidades, tradiciones, costumbres y prcticas que dependen del contexto econmico, social y cultural en el que surge y se
desarrolla. Macarena Acevedo, Romina Corts, Karem Acua, Valeska Gonzlez y Evelyn Moreno http://Chnsour.blogspot.com/2007/07
(consultados el 10 de octubre de 2009).
Desde diferentes perspectivas el propio ejercicio de la escritura exceptuando quiz la ntima puede considerarse institucionalizado
debido a la serie de interrelaciones que implica y al proceso de publicacin.
Existe una diferencia entre la historia y la memoria nacional. sta ltima es construida con base en una seleccin arbitraria de pasajes
histricos y construccin de mitos heroicos. Cfr Fentress, James y Chris Wickham, Memoria social, Valencia, Frnesis, 2003.
SECCIN TESTIMONIOS
La enseanza de la historia universal, del mundo, de la civilizacin, sagrada, patria, nacional, regional, de la entidad en que se vive, etctera- ha estado incluida en
programas de estudio de los diversos niveles educativos desde tiempos muy lejanos, ya que es uno de los medios a travs de los cuales se construyen los consensos necesarios para la formacin de la identidad nacional y mantener la hegemona
de los sectores a cargo del gobierno y del Estado.4
Con la consolidacin de los estados nacionales la enseanza de la historia
patria adquiri particular importancia, pues ha sido el modo de transmitir a las
nuevas generaciones de un pas una memoria nacional, lo cual constituye una
de las estrategias utilizadas por los proyectos y grupos hegemnicos para legitimarse.
Por ello, ante el imperativo de consolidar el Estado corporativo; fortalecer el nacionalismo, el presidencialismo y la aceptacin de las polticas econmicas y sociales impulsadas durante el periodo conocido como milagro mexicano, y dada
la masificacin de la educacin, a mediados del siglo XX en Mxico, se vio la
necesidad de contar con maestros que renovaran la funcin de la enseanza de la
historia patria como creadora de identidad nacional, as como su papel ideolgico
el servicio del Estado y justificador de polticas gubernamentales. Ante tal pers-
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SECCIN TESTIMONIOS
pectiva no resultaba descabellado formar maestros capaces de interesar a los jvenes en la historia, an cuando la imagen que se tuviera de ella fuera la de maestra
de la vida y forjadora de identidad nacional, y no la de un conocimiento socialmente legtimo, que tambin puede contribuir al mejoramiento de las condiciones
de vida de los hombres ms all de lo individual o subjetivo.5 Empezaron a surgir
escuelas de historia, tanto en universidades como en normales superiores, abocadas principalmente a la formacin de profesores de historia, y distintas a las que
ya se planteaban formar profesionales en la investigacin y conocimiento histricos, como las entonces existentes en la UNAM o El Colegio de Mxico
En ese contexto, el 1 de julio de 1956 el licenciado Agustn Ynez, gobernador
de Jalisco, expres que haba llegado el momento de atender la demanda jalisciense
de coronar la estructura de la Universidad de Guadalajara con la fundacin de
la Facultad de Filosofa y Letras. El proyecto se vena gestando desde el inici de
su administracin, cuando en 1953 la Seccin de Letras se separ de la Escuela de
Artes. A partir de entonces, el propio gobernador, el licenciado Jos Mara Montes de Oca y Mara Esther Padilla Gmez, como su secretaria ejecutiva, empezaron a trabajar en la elaboracin de los primeros planes de estudio.6 Adems de los
mencionados, entre los impulsores de esta empresa se encontraron Jos Cornejo,
Roberto Mendiola Orta, Jos Mara Daz de Len. El 12 de septiembre de 1956,
siendo rector de la Universidad Guillermo Martnez Valadez, se decidi crear una
facultad universitaria, a cargo de la cual estaran las maestras en Filosofa, Letras
e Historia, cuyos egresados, se pretenda, iran a fortalecer la enseanza media
superior. Por esa razn se poda ingresar con el ttulo de normalista o con el grado
de bachillerato7 y se egresara con el de maestro.8 La inauguracin de la nueva
Facultad se realiz el 5 de febrero de 1957 en ocasin de la celebracin del centenario de la Constitucin de 1957 y como el ms significativo homenaje al pensamiento liberal.
As, no obstante el requerimiento de presentar una investigacin como tesis
para acreditar el examen profesional, la misin de la Escuela de Historia de la
Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Guadalajara fue la de formar
docentes para la entonces enseanza media y media superior. De ah que durante
un perodo significativo una buena parte de sus alumnos fueran profesores de
enseanza bsica, pero tambin egresados de bachillerato y profesionistas de otras
disciplinas que vean en la informacin histrica una manera de incrementar su
acervo cultural.9 La convivencia en clases de estos tres tipos de alumnos dio
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5
6
7
8
9
Este paso que se haca necesario impulsar en Mxico, haba sido dado en Alemania desde 1810 cuando, con miras a la profesionalizacin
de la historia como disciplina, Wilhelm von Humboldt le dio un lugar propio no solo en la Universidad sino como rama del conocimiento.
El 18 de enero de 1954 se cre un Centro de Estudios Filosficos que se ubic en el Edifico Favier En l, especialistas impartieron
conferencias durante tres aos, lo cual sirvi de base para planear la Facultad de Filosofa y Letras. Si bien problemas internos condujeron
a su desaparicin, la semilla ya estaba sembrada.
Condicin que permaneci hasta fines de los aos 70.
Ello facilit que algunos de los primeros egresados fueran admitidos en doctorados cuando, al menos en Mxico, todava no exista la
modalidad del doctorado directo, pues se hizo vlido como maestra el ttulo obtenido en estos cuatro aos estudios profesionales
Entrecomillo la palabra cultural para referirme al uso que se le da en el lenguaje comn, como acervo extenso de conocimientos
cultivados y gustos refinados. En ese sentido la expresin gente culta es excluyente, pues se refiere a un grupo con particularidades no
accesibles para todo mundo.
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Entre estos encontramos al licenciado Jos Guadalupe Zuno, que enseaba arqueologa; al psiquiatra Ral Lpez Almaraz, que daba
antropologa con base en los libros de Margaret Mead; al doctor Pulido que enseaba el test de Rochard; a Guillermo Reyes Robles que
en historia de la filosofa daba a conocer la fenomenologa de Husserl. Estos nombres fueron los recordados por Carmen Castaeda
Garca en la entrevista realizada en octubre de 2006.
Profesores tales como Lus Villoro, Jos Gaos, Fray Alberto Escurdia, Eduardo Blanquel. Entrevista a Clemente Castaeda realizada por
Mara Gracia Castillo en mayo de 2005, en Guadalajara, Jalisco. Entrevista a Carmen Castaeda Garca realizada por Mara Gracia
Castillo en octubre de 2005 en Guadalajara, Jalisco. Dado que sta ltima entrevista es la fuente fundamental de este texto, para evitar las
continuas referencias, en adelante cuando se cite slo se entrecomillar o justificar el texto.
Libro de Actas de Exmenes profesionales de la Licenciatura en Historia. Una vez que present el examen de grado, Jos Mara Muri
emigr a la ciudad de Mxico para ingresar al doctorado en El Colegio de Mxico; posteriormente regres a Guadalajara para incorporarse
como docente en la Facultad de Filosofa y Letras y en la Escuela Normal Superior, as como para dedicarse a la investigacin en el
Centro Regional del INAH en Jalisco.
SECCIN TESTIMONIOS
matices particulares a las ctedras pues las intervenciones, participaciones y actitud en general respondan a intereses muy diversos, algunos de los cuales se modificaron en el camino, pero otros permanecieron.
Los formadores tambin tenan particularidades y diferencias significativas.
Siempre ha habido quienes de forma amateur e individual, escriben, estudian o
leen historia, guiados por gusto y propsitos culturales. De este tipo de personas fueron los primeros profesores que ensearon a los futuros maestros en historia. En su mayora eran hombres cultivados, mdicos, abogados y profesores
normalistas, algunos de los cuales escriban textos histricos, otros estaban interesados tambin en la arqueologa y otros ms eran voraces lectores que buscaban
conocer y entender el mundo en que vivan.10 Tambin se impartan materias
vinculadas a la psicologa, seguramente con el objetivo de conocer las particularidades de los adolescentes, y una que otra de didctica de la historia, aunque la
mayora de las asignaturas eran de carcter informativo histrico.
Si bien, docentes como los mencionados fueron el sostn de la planta acadmica de la nueva maestra, hubo otro tipo de profesores que tuvieron gran importancia en los primeros aos de la escuela: los catedrticos visitantes, estos s
profesionales de la historia o de las humanidades, que vinieron como invitados a
dar ciclos de conferencias, cursos relmpago o modulares, los cuales eran considerados fundamentales porque quienes los impartan s se dedicaban de manera
profesional a la reflexin e investigacin histrica.11
La maestra constaba de cuatro aos; para titularse se tenan que presentar
exmenes de conocimientos e idioma extranjero, adems de la defensa de la tesis.
Estas caractersticas y el hecho de que la mayora de los estudiantes tuvieran otra
profesin o forma de ganarse la vida, llev a que durante los primeros tiempos de
la escuela muy pocos de los egresados se recibieran. El primer examen para obtener el grado de Maestro en Historia se realiz nueve aos despus de fundada la
escuela, el 10 de mayo de 1966, y fue sustentado por Jos Mara Muri Rouret.12 Si
bien, la exigencia de la tesis llev a que pocos los estudiantes se titularan, al mismo
tiempo abri la perspectiva de la investigacin, labor a la que se dedicaron algunos
de los egresados de aquel primer perodo de la Facultad.
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De manera prcticamente fortuita, en 1963 ingres a la Escuela de Historia, Carmen Castaeda Garca, profesora normalista y mujer que sera puntal de la profesionalizacin de la historia en Jalisco. Carmen naci en diciembre de 1941 y fue la
primognita de una familia avecindada en el barrio de Analco en Guadalajara. Su
mam, Carmen Garca Hernndez estudi contadura y como lo haba hecho su
madre en Cohahuila se inscribi en la Escuela Normal pero no la concluy. Su
padre, Ricardo Castaeda Quesada, naci en Huatusco, Veracruz, donde se encarg del peridico local y escribi algunos artculos; estudi agronoma y fue
empleado de la Secretara de Agricultura y Recursos Hidrulicos; por ello fue a
Saltillo donde conoci a su esposa y de ah se trasladaron a Guadalajara. En su
hogar abundaban los libros y nunca faltaba el peridico. Ambos progenitores se
interesaban en la msica y el cine. La vocacin de maestra de Carmen, adems de
venirle de familia, se increment al ser la mayor de ocho hermanos.13
Al terminar los estudios de Normal, inici a trabajar como maestra de primaria, labor que fue un primer detonante de su gusto por la historia: Recuerdo que
cada viernes organizaba con mis alumnos una fiesta en la que recrebamos el
tema de la semana: la independencia de Mxico, por ejemplo. Supongo que al
teatralizar buscaba de manera inconsciente hacer una historia viva.14
Sobre su ingreso a la escuela de historia comentaba:
SECCIN TESTIMONIOS
... yo trabajaba de maestra de primaria y ni siquiera saba que exista la Facultad de Filosofa y
Letras. Pero mi amiga Graciela Hueso, que estudiaba historia, me invit a que entrara, y decid
probar. Ingres en 1963. Eran cuatro aos [...] Eran anualidades. Cuando se termin el primer
ao yo dije: No vale la pena venir mis tardes aqu [...] No present exmenes y me fui. En el 64
trabaj maana y tarde como maestra [...] Y el 65 dije: Voy a volver a perder mi tiempo, pues
qu ms. Y me toc, me acuerdo, la primera clase con el doctor Alberto Ladrn de Guevara, y
entonces me gustaron mucho sus clases, me involucr mucho, estudiaba mucho con l. l tambin estaba muy contento conmigo. Un da le habl y le dije: Mire, djeme explicarle mi situacin: yo no pas las clases de primero, me inscrib en segundo para no repetir las de primero,
dgame usted qu hago? Mire, vaya a hablar con los maestros, con mi autorizacin de que
cuando presente los exmenes de segundo presenta los de primero. Entonces yo tengo todas
mis materias levantadas en 1966 [...] Primero y segundo juntos.
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13
14
Mara de la Luz Ayala, Laura Flores Peredo y Luisa Gabayet Homenaje a Carmen Castaeda (Guadalajara, 1941-2007) Revista Takw,
nms. 11-12. Primavera-Otoo 2007, p. 228.
Ibid., p. 221.
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Recordaba tambin con mucho cario a Jos Luis Razo Zaragoza, quien le imparti Paleografa, Historia de Jalisco y Tcnicas de Investigacin Documental: aprendimos mucho con l. Era muy serio, era tambin muy enojn []. No haba
comunicacin as con l como con el doctor Ladrn de Guevara que era muy
exigente, muy estricto, pero muy amigo.
Carmen tipific a sus maestros en dos grupos: por una parte los que no impartan clases sino conferencias, como el doctor Manuel Rodrguez Lapuente y el
licenciado Manuel Gutirrez de Velazco que daban plticas muy buenas, saban
mucho; por otra, los que les asignaban lecturas, les dejaban hacer trabajos y
discutir, como Jurgen Bross y el doctor Alberto Ladrn de Guevara: El doctor
pues era, digamos, el innovador; el que nos daba a leer cosas nuevas y todo. Y nos
invitaba a su casa y convivamos mucho con l. Con el doctor hablbamos de
cine, de novelas, bueno, l era tan abierto, tan culto, l no noms la clase, nos daba
panorama as de todo, de la vida cultural. El doctor era algo maravilloso. Ninguno de sus maestros era historiador de profesin, salvo Jos Mara Muri a quien,
estando como alumno del doctorado en el Colegio de Mxico, lo contrat el
doctor Ladrn de Guevara para que viniera a dar clases dirigidas a la elaboracin
de la tesis.
Las evaluaciones durante su perodo de estudiante consistan en puro examen, rara vez algn trabajo. El plan de estudios que cursaron las primeras generaciones no contemplaba la formacin de investigadores: nunca tuvimos nada
de teora, nada de metodologa, nada de fuentes, ni nada de nada. Estaban tambin las clases de idioma extranjero a lo largo de todo el programa. Se tena que
elegir entre ingls, francs y alemn. Yo llev siempre ingls [] Aunque tomaba
clases de alemn tambin all, pero hice mi examen en ingls. En ese tiempo no
15
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Ibid, p. 223 .
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SECCIN TESTIMONIOS
Otro maestro que fue muy decisivo en mi vida fue un doctor Jurgen Bross, que era un profesor
alemn que lleg por el DAAD (Deutscher Akademischer Austausch Dienst - Servicio de Intercambio
Acadmico Alemn) para la carrera de literatura. Y como antes [] tenamos que tomar las
optativas de otra carrera, yo tomaba las optativas de literatura. Todas las tom con Jrgen Bross
Imagnate! Un profesor al estilo europeo. Lo primero que hizo fue tener ah libros para nosotros. Y yo tom con l literatura alemana, esttica [] Por ejemplo, literatura alemana era un ao
ver el Fausto [] Otro fue Schiller. Yo creo que tres aos tuve clases con l
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Construida en la segunda dcada del siglo XX, durante la administracin de Manuel M Diguez, se trataba de una edificacin cuya fbrica
responda a los lineamientos para las escuelas modelo en aquella poca. Era considerada monumento histrico, sin embargo, fue
derruida y en su lugar se construy el actual edificio administrativo de la Universidad de Guadalajara. Durante algn tiempo ah convivieron la Escuela de Msica y la Facultad de Filosofa y Letras.
Actualmente ah se ubica el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. La Facultad de Filosofa y Letras ocup las
actuales instalaciones de Lenguas Extranjeras y Trabajo Social.
Donde hoy se encuentran salones, la cafetera El Gabo y la video-sala Mariano Otero.
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La cafetera, seal Carmen, adems de ser un centro de reunin diaria para los
estudiantes, fue sede de fiestas:
Reconoca la influencia del vecino pas del norte en diversos aspectos de la vida
juvenil: A m me toc la poca [] que era el ambiente totalmente muy influido
por Estados Unidos: la msica, la moda, el baile, bueno hasta la poltica, todo.
En ese momento se desarrollaba la guerra de Vietnam en la que la intervencin
militar estadounidense era muy criticada, y aunque haba el discurso antiyanqui,
en realidad la moda, las costumbres, todo, todo era influido por Estados Unidos.
Aunque tambin se hablaba mucho de la Revolucin Cubana,
no tenamos, no haba una conciencia poltica, no haba nada de eso. Y bueno tampoco nunca
lemos un libro de teora, nunca. Yo recuerdo que fui a dar clases a Morelia y Jalapa [1971] y mi
sorpresa [] la gente politizada. Y haba los dos bandos, digamos, liberales y conservadores; los
SECCIN TESTIMONIOS
Eso era muy importante. Porque en aquel tiempo se acostumbraban en todo Guadalajara las
tardeadas. Entonces era casi cada sbado ir a tardeadas, ah abajo en la cafetera [] Hacamos
nuestras tardeadas [] Haba baile, msica de conjunto [] Cobrbamos [] Eran para todos
[] Nos la pasbamos en las tardeadas bailando. Como no dejaban a nadie regresar tarde a su
casa [] Claro que haba el grupo de los norteos como Marco que se pona noms a chelear y
a criticar. Eso tpico, tpico. Pero nosotros, pues a bailar [] La msica que bailbamos era
totalmente gringa, nosotros ramos sper agringados [] Rock and roll agringado todo. Sergio
Mndez
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de izquierda y los de derecha. Haba gente pero tremenda en Morelia, tremenda en Jalapa, que
nunca yo vi que hubiera eso en la Facultad, nunca lo vi, bueno porque yo estuve hasta sesenta y
ocho.
Esta opinin de Carmen contrasta con la de Tere Lpez mencionada con anterioridad respecto a que los estudiantes se movilizaron buscando el cambio de programas de estudios; si bien la diferencia en las opiniones muestran diversos niveles
de politizacin entre los alumnos de la Facultad, tambin evidencian las
interrelaciones e influencias entre unos y otros. Carmen relat que los estudiantes
en esa poca eran muy unidos debido a que tomaban algunas clases juntos a pesar
de estar inscritos en diferentes carreras. Por ello, al terminar los estudios, hicimos nuestra fiesta de fin de cursos juntos [] Nuestro padrino fue el doctor
Ladrn de Guevara. Pero como no le dimos dinero a la FEG19 [ni boletos para el
baile], entonces nos cerr el Paraninfo20 y no nos pudieron dar las cartas de pasantes [] ni nos las firmaron el rector ni el secretario [] Nos las dieron en el
baile, el doctor nos dio las cartas de pasantes.
El primer viaje acadmico: Sin ese encuentro
casual mi vida habra sido muy distinta.21
SECCIN TESTIMONIOS
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Yo ni pensaba recibirme, y no creo que nadie pensara en recibirse. Bueno ni en trabajar como
historiador ni nada porque no vea uno posibilidades [Pero] ese viaje al Ecuador, fue decisivo
porque ah conozco a Bernardo Garca Martnez que haba salido a El Colegio de Mxico y ya
estaba inscrito en Harvard con John Womack para hacer su tesis de doctorado [] l me
entusiasma a entrar a El Colegio de Mxico. Entonces por eso ya me pongo a hacer la tesis para
poder entrar a El Colegio de Mxico, a la convocatoria del 69. Y entonces ya vengo y me dedico
casi por mi cuenta, pero con base casi en los trabajos que yo le haba entregado a Razo [] Fue
donde empec a trabajar sobre educacin, pero noms me dediqu a los colegios, seminario y a
la universidad [] Pero no haba la formalidad de que un maestro te dirigiera la tesis.
19
20
21
Federacin de Estudiantes de Guadalajara, organismo que lejos de representar, controlaba a los estudiantes y sus movilizaciones.
Auditorio cuya cpula fue pintada por el muralista Jos Clemente Orozco y se encuentra en el edificio de la Rectora General de la
Universidad de Guadalajara.
Mara de la Luz Ayala, et al., Op. cit., p. 223.
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vi tan conservador y tan convencional ese mundo que aos atrs haba dejado y al cual yo
perteneca... Profesionalmente confiaba en integrarme a los proyectos de dos o tres personas
que merecan mi respeto. Pero top con un muro. Hice trabajos que eran firmados por otros y
recib poco apoyo: eso me desconcertaba. Pronto me di cuenta de que tendra que arreglrmelas
sola.23
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Ibid, p. 224.
Ibid, p. 226.
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Los archivos
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Los ramos correspondan a los ramos en que estaba dividida la administracin pblica del estado de Jalisco.
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Donde s me toc meterme a trabajar y ordenar y todo fue en la Biblioteca. All s, all en las
tardes [] yo fui la que dise todo. Bueno porque me toc descubrir qu es lo que haba all,
y dije Con qu empiezo? Pues empiezo con archivos. Aunque me llamaban ms la atencin los
libros, pero empec con los archivos y toqu muy pocas colecciones bibliogrficas. La mayor
parte fue de archivos que comenzamos a ordenar y hacer sus inventarios con gente del servicio
social, la mayor parte. La Universidad no te daba nada, ms que un sueldo. Y la gente de servicio
social era porque casi todos fueron mis alumnos. No te daban ms recursos no tenamos nada.
El agua la pagaba yo; el papel del bao lo compraba yo; el jabn lo compraba; los ts [] Ni
papelera [] No haba lpiz, no haba ni un recurso.
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Ah trabaj por cerca de siete aos en los que el ambiente que foment fue similar
al del AHJ26. Luz Mara Ayala, en Homenaje a Carmen Castaeda Garca hace
una detallada descripcin de las condiciones, mtodos, tcnicas, espacios y materia de trabajo en los Fondos Especiales de la Biblioteca, as como de la colaboracin brindada por alguno que otro investigador que consultaba algn fondo
especfico.27
La gran preocupacin de Carmen respecto a los acervos documentales era que
pudieran ser consultados por los investigadores. De ah que privilegiara el organizarlos e inventariarlos. Si bien era consciente de la importancia de la catalogacin,
saba que implicaba un proceso ms detallado y por tanto ms lento.
26
27
Puedo afirmar esto porque varios de mis compaeros y coetneos en la licenciatura trabajaron con ella en los fondos documentales de la
Biblioteca, ya fuera haciendo su servicio social, su tesis o ambas cosas.
Mara de la Luz Ayala et al., Op. cit., pp. 234-36.
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Docencia
... eran gente de clase media o de clase media tirando pobres [] Lo que veo ahora [] es gente
muy pobre. Pero aparte de pobre, que no tiene nocin de nada [] Los seis estudiantes que
tengo no saben que existe una revista que se llama Letras Libres, una revista Nexos, noms saben
que existe Proceso, no s si lo han ledo; no saben quin es Rodrguez Zapatero [] Son muchachos pues que s tienen ganas de hacer algo, pero a qu horas, si tienen que trabajar, si viven
lejsimos de la Facultad [], cmo hacen para ir a una biblioteca, a un archivo.
Consideraba que la Escuela haba mejorado en cuanto a la formacin de los maestros, porque haba ms que preparaban sus clase y algunos con doctorado, pero
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Carmen deca que lo que ms le gustaba era dar clases. No slo ense en el aula,
sino que supo elaborar estrategias para transmitir sus conocimientos y saberes, su
experiencia, de variadas formas y en diversos espacios y circunstancias. Pensaba
que uno de sus grandes retos era interesar, entusiasmar a sus alumnos.
A la Universidad de Guadalajara entr como profesora en la Licenciatura en
Historia en 1978, cuando Pedro Quevedo era director de la Facultad. El grupo
que me toc se me hizo un buen grupo. La clase que le asignaron fue la de
Historia de Espaa yo creo que porque haba estado en Espaa. Ella se haba
trado el texto de Pierre Vilar impreso en Francia porque no se permita en
tiempo de Franco imprimirlo en Espaa y vimos el texto de Pierre Vilar. Fue el
nico ao que dio esa clase: El maestro volvi [] y nunca ms volv a dar
historia de Espaa. Durante varios aos imparti Historia de Amrica Latina
colonial, despus de Amrica Latina de otros perodos, posteriormente le asignaron diversas materias. Tengo una lista de clases que he dado y de programas que
he hecho!
Desde 1978 hasta su muerte dio clases en la Licenciatura en Historia, salvo en
los perodos en que pidi licencia cuando sali a realizar estancias acadmica o
durante las incapacidades por enfermedad. Carmen saba que un investigador no
debe separarse de la docencia.
Cuando ingres a dar clases en la Facultad todava enseaban en ella muchos
profesores que no eran profesionales de la historia. Durante un tiempo trabaj al
lado de aquellas personas cultivadas que contribuyeron en la labor de profesionalizar
la disciplina. Poco a poco, ellos fueron sustituidos por quienes haban egresado de
la Escuela y alguno que otro historiador de fuera. Con el tiempo la mayora de sus
compaeros docentes eran egresados de la propia Facultad o de posgrados nacionales y extranjeros. Algunos haban sido sus contemporneos como alumnos,
varios otros sus alumnos. Uno de los grandes problemas que siempre detect fue
la pobreza o mal funcionamiento de las bibliotecas, herramientas bsicas para
cualquier tipo de conocimiento. Comparando las circunstancias de los alumnos
entre 1978 y los primeros aos del siglo XXI seal que los primeros
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Ensear a investigar, dirigir tesis fue uno de sus mayores empeos. Le gustaba
hacerlo con alumnos de maestra y doctorantes, pero disfrutaba ms hacerlo con
los de licenciatura; y con estos, cuando coincidan con sus intereses, los incorporaba a sus proyectos de investigacin. Carmen saba que en este proceso hay
intercambio de conocimientos y experiencia, es decir, tambin se aprende, se comparte, se combate el trabajo intelectual solitario.
Su gusto por lo viajes, que sin duda son una buena escuela para los historiadores, no solo lo transmita, sino lo impulsaba entre sus alumnos: mi mximo anhelo es que la gente salga de Guadalajara, eso s es muy bueno. No todo el mundo
puede salir, pero me gusta mucho poderles entusiasmar para que salgan y se vayan
a otros lados a estudiar, que vean otros ambientes
Adems de sus cursos en la Licenciatura en Historia en la Universidad de
Guadalajara, Carmen fue catedrtica en la maestra en Antropologa y el Doctorado en Ciencias Sociales en CIESAS Occidente. Pero tambin colabor como docente con otras instituciones locales, forneas o extranjeras, generalmente como
maestra invitada para cursos de posgrado, impartiendo seminarios o talleres relacionados con sus temas de investigacin
Alma Dorantes Gonzlez. Una mirada retrospectiva a la obra de la historiadora Carmen Castaeda Garca. Relaciones 113, vol. XXIX,
invierno de 2008 pp. 25-32.
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novedades tericas, trabajaran sobre temas que se encadenaban unos con otros: la
universidad, la ciudad, los libros, la lectura, la historia cultural, fueron algunos de
ellos. De cada uno procuraba que saliera un libro colectivo, adems de los avances
de los proyectos individuales. Un ao antes de su muerte, cuando se le pregunt
en qu trabajaba en ese momento, respondi
En un proyecto de prcticas de la lectura y prcticas de la escritura que se sita en lo que se llama
historia cultural. Esto supone trabajar con impresos y manuscritos, peridicos, folletos, libros y
hasta grafittis. Como obviamente no puedo trabajarlo todo, me estoy dedicando, como siempre,
al perodo colonial. Hasta hoy he terminado lo que corresponde a los libros con los que los
nios aprendieron a leer en Guadalajara en esa poca. Tambin tengo terminada la revisin de
los libros de entretenimiento, los libros de devociones y las novenas. Me falta trabajar las bibliotecas particulares e institucionales y la escritura en el escenario familiar, entre otras cosas. Relacionado con este tema, en mayo voy a comenzar un seminario sobre historia de la cultura escrita.29
Carmen form parte de la comisin que fund El Colegio de Jalisco. Fue la necesidad personal y colectiva de abrir espacios para la investigacin histrica en Guadalajara la que la llev a participar en esa empresa.
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Estando en el archivo, Beatriz de Alba30 me presenta a Carlos de Alba, y en 1980, los dos
comenzamos a pensar en un lugar para investigar, porque l estaba en la Oficina de Planeacin
y Desarrollo del Gobierno del Estado, donde no poda investigar, ni hacer su tesis de doctorado,
y yo que mis deseos eran seguir investigando, pues no tena tiempo, a qu horas? Entonces
empezamos a pensar los dos en El Colegio de Jalisco
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Con el objetivo de hacer un censo-balance de los historiadores interesados estudiar problemas relacionados con Jalisco organizaron un Encuentro de Investigacin Jalisciense el cual se llev a cabo en el Museo Regional de Guadalajara.
Asistieron alrededor de ochenta estudiosos nacionales y extranjeros. Con el apoyo del licenciado Alfonso de Alba, secretario general de Gobierno, y de los acadmicos Luis Gonzlez, Patricia Arias, Guillermo de la Pea, Fabin Gonzlez y
Daniel Vzquez el evento se realiz entre el 11 y el 14 de agosto de 1981. En el
Archivo Histrico de Jalisco se encuadernaron las ponencias. Al terminar el encuentro Flavio Romero de Velasco31 anunci la inauguracin de El Colegio. Paty
Arias, Carlos de Alba y yo empezamos a trabajar para que se abriera en 1982.32
La primera sede del Colegio fue el Hospicio Cabaas y el primer presidente
Alfonso de Alba. Durante los ocho aos que estuvo Carmen en El Colegio promovi la difusin acadmica a travs de la Revista Encuentro, nombre que precisa29
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mente sali de aquel primer encuentro en el Museo Regional;33 impuls la formacin de la biblioteca y el incremento de su acervo; organiz cursos y conferencias
con profesores invitados con el objetivo de difundir y discutir las nuevas tendencias que se presentaban en la disciplina historiogrfica. Si bien en ese momento
todava no haba programas de posgrado en El Colegio, Carmen enseaba y estudiaba a travs de la organizacin de seminarios y del trabajo cotidiano con sus
asistentes y estudiantes de trabajo social.
Estuvo en el Colegio de Jalisco hasta que la gente que era ya pagada por el
CIESAS decide separarse y crear el CIESAS Occidente, ya no estar en el Colegio [...] A
m me piden los de CIESAS que me vaya con ellos y entro, primero de 1989 a 1990,
como profesora visitante y luego sale una plaza, concurso y me la dan
En CIESAS cre la especialidad en historia tanto en investigacin como en los
programas de posgrado. Por algn tiempo ella llev sola esa lnea. Durante tres
aos se incorpor a ella Carmen Ramos Escandn. Despus llegaron dos historiadoras que haban sido alumnas de la doctora Castaeda: Mara Teresa Fernndez y Julia Preciado, a ellas les ha correspondido continuar con la responsabilidad
de la especialidad en CIESAS Occidente desde su muerte..
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Construccin de redes
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Ibidem.
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Occidente, que lleva su nombre. Pero adems de biblioteca, su casa tambin funcion como oficina y aula docente; ah se hicieron seminarios, se trabaj,
se recibieron consejos acadmicos y administrativos, se asesoraron tesis, en fin, se
realizaron un sinfn de actividades acadmicas. Por supuesto que tambin fue
sede de reuniones con las amigas y amigos en las que nunca faltaba la galletita y el
t y en las que los comentarios de los ltimos sucesos de la academia y la poltica
o la discusin de una pelcula, novela u obra novedosa estaban presentes. Las
cenas en ocasin de los cumpleaos o de la visita de algn profesor o conferencista, a las que invitaba a los colegas, alumnos y amigos, eran frecuentes; la buena
comida y la buena bebida en ellas siempre estaban presentes. De la primera la
responsable era Carmen, de las segundas Marco.
La participacin en congresos nacionales y extranjeros tena diversos significados para Carmen. Adems de ser un aliciente para presentar los avances de
investigacin, eran motivo de conocimiento e intercambio con acadmicos de su
inters, de encuentro con los amigos y colegas, de conocer o visitar lugares. Tambin impulsaba a alguno(s) de sus alumnos para que presentaran trabajos en ellos
y si coincidas con ella, era seguro que te presentara a ms de alguno de sus conocidos. Casi nunca viajaba sola. Generalmente lo haca en compaa de Marco o de
alguna amiga.
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Hablar de cul o cules fueron las concepciones historiogrficas que Carmen sigui a lo largo de su caminar por la historia es algo que
rebasa este aporte, pues implicara el anlisis especfico de sus trabajos de investigacin.
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En estos espacios se crea un tipo de poder en la medida que: se generan grupos, redes sociales y organizaciones formales; son lugares
donde se forma opinin, se intercambia informacin y se crean consensos; se originan acciones caracterizadas por poseer mltiples
dimensiones. El concepto campos de accin femeninos hace referencia al control que desarrollan las mujeres sobre diferentes reas de
su espacio cotidiano, considerado ste objetivamente y a partir de la definicin que ellas hacen de ese espacio, elemento que permite
integrar lo ideolgico y la divisin sexual. La formacin de estos espacios no implica la bsqueda de una transformacin de la sociedad
o de la relacin entre gneros. Por el contrario, en algunos casos, lo que dichas organizaciones pretenden es mantener el status quo. Sin
embargo su accin ocasiona cambios en la forma en que se perciben las mujeres involucradas, lo que a su vez repercute en su forma de
concebir a la familia y su relacin con sta. El concepto permite, adems, observar cmo estas mujeres ubicadas en el marco de los
valores que tradicionalmente conocen y defienden, hacen una especie de modernizacin o adaptacin de dichos valores, en funcin de
los cambios que las mismas transformaciones sociales, econmicas y polticas les imponen. Lo anterior las sita en un espacio de tensin
intermedio entre la tradicin y la modernidad, representada sta ltima, por procesos de integracin a espacios (simblicos y fsicos)
anteriormente considerados como masculinos. Notas para el Debate. Primavera, tomo 4, vol. 1, 2008.
SECCIN TESTIMONIOS
intercambio grupal; un oficio al que se puede incorporar viajes, lectura, cine, msica, comida, amigos y, por supuesto, a Marco.
Adems de ser una mujer trabajadora, Carmen era muy tenaz. Estas caractersticas le ayudaron para escribir y realizar una obra que incluye referentes obligados
para los estudiosos de diversos temas del Occidente mexicano. Su presencia y
conocimientos no slo quedan plasmados en su obra y en las instituciones que
contribuy a crear, sino tambin en la experiencia y conocimientos que transmiti
a los muchos historiadores y aprendices de historiador que form en las aulas, en
los archivos, en las bibliotecas, en las reuniones acadmicas y sociales y en su casa
Desde la perspectiva de Wrigth Mills, Carmen al decidirse por la Historia eligi
una forma de vida. Yo creo que era consciente de ello y esto le posibilit integrar
continuamente las diferentes experiencias espacio-temporales de la identidad personal como mujer y como historiadora que fue construyendo durante toda su
vida.
Al ser pionera de los estudios histricos en el occidente del pas, incursion en
nuevos espacios para las mujeres, contribuy a la feminizacin de la historia con
su propio ejemplo y combin roles de gnero. En este sentido podramos decir
con Mara Luisa Tarrez que Carmen abri un campo de accin femenino35 al
interior de su profesin, lo que le permiti actuar y ser un sujeto social y no
dejarse llevar por las circunstancias, sino influir en ellas.
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Libros
Sinaloa. Tierra frtil entre la costa y la sierra. Monografa Estatal, Mxico, SEP, 1981.
La educacin en Guadalajara durante la colonia, 1552-1821, Guadalajara, El Colegio de
Jalisco/ El Colegio de Mxico, 1984.
Don Miguel Hidalgo y Don Jos Antonio Torres en Guadalajara, Guadalajara, UNED, 1984.
Violacin, estupro y sexualidad en la Nueva Galicia, 1792-1821, Guadalajara, Hexgono,
1989.
Imprenta, impresores y peridicos en Guadalajara, 1793-1811, Guadalajara, Museo del
Periodismo y las Artes Grficas/Ed. gata/Ayuntamiento de Guadalajara.
CIESAS, 1999.
Libros colectivos
Carmen Castaeda (ed.) (1988). Elite, clases sociales y rebelin en Guadalajara, Jalisco,
siglos XVIII y XIX. Guadalajara: El Colegio de Jalisco.
(coord.) (1992). Vivir en Guadalajara. La ciudad y sus funciones. Guadalajara: Ayuntamiento de Guadalajara.
(comp.) (1995). Historia social de la Universidad de Guadalajara. Guadalajara: CIESASUdeG.
, et al., (1997). Joyas bibliogrficas de la Biblioteca Pblica del Estado de Jalisco. Guadalajara: UdeG, CIESAS, Museo del Periodismo y Artes Grficas.
(coord.) (1986). Crculos de poder en la Nueva Espaa. Mxico: CIESAS, Miguel ngel
Porra.
(coord.) (2002). Con la colaboracin de Myrna Corts, Del autor al lector. I. La
historia del libro en Mxico y II. La historia del libro. Mxico: CIESAS, CONACYT, Miguel ngel Porra, 2002.
, Luz Elena Galvn y Luca Martnez (coords.) (2004). Lecturas y lectores en la
historia de Mxico. Mxico: CIESAS, El Colegio de Michoacn, UAEM.
(coord.) (2005). Libros en la historia de Mxico, nmero monogrfico de la revista
Estudios del Hombre, UdeG, nm. 20.
con la colaboracin de Laura G. Gmez (2006). Los pueblos de la ribera del lago de
Chapala y la isla de Mezcala en la independencia, 1812-1816. Guadalajara: Gobierno
del Estado de Jalisco /Ayuntamiento de Poncitln.
Folletos
Las ideas educativas de los constituyentes, 1857-1917, Guadalajara, Gobierno del Estado
de Jalisco. 1971.
Palacio de Gobierno, Guadalajara, Gobierno del Estado de Jalisco, 1982.
Palacio Legislativo, Guadalajara, Gobierno del Estado de Jalisco, 1982.
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Captulos en libros
El Colegio de Guadalajara, en La Compaa de Jess en Mxico, Cuatro Siglos de Labor
Cultural (1522-1972). Mxico: Jus, 1972, pp. 53-76.
Seminarios y colegios de Guadalajara colonial, en Jalisco antes de la Independencia.
Guadalajara: INAH, Centro Regional de Occidente, 1976, pp. 257-263.
El Archivo Histrico de Jalisco, en Registro nacional de instituciones dedicadas a los
estudios histricos. Mxico: Comit mexicano de Ciencias Histricas, 1984,
pp. 21-27.
La educacin en Guadalajara, de la Colonia a la Consumacin de la Independencia. Primera parte. Siglos XVI, XVII y XVIII, en: El Proceso Educativo de Jalisco,
Guadalajara, Sociedad Mexicana de Geografa y Estadstica de Jalisco, UNED,
1985, pp. 11-15.
Apndice. El Dr. Jos Ignacio Prez, prroco de Zapotlanejo, quien certific la
muerte del realista Manuel Flon, en: Federico Mungua, et al. La Guerra de
Independencia en Jalisco, Guadalajara, UNED, Sociedad Mexicana de Geografa y
Estadstica de Jalisco, 1986.
La carrera de un estudiante de medicina: el caso de Valentn Gmez Faras, en:
Valentn Gmez Faras, el estudiante, el reformador, el gobernante, el estadista. Guadalajara: Ayuntamiento de Guadalajara, 1987, pp. 11-25.
La formacin de una elite en Guadalajara, 1792-1821, en: Carmen Castaeda
(ed.) Elite, clases sociales y rebelin en Guadalajara, Jalisco, siglos XVII y XIX. Guadalajara: El Colegio de Jalisco, Gobierno de Jalisco, Departamento de Educacin
Pblica, 1988, pp. 17-57.
Violacin, estupro y sexualidad en la Nueva Galicia, 1790-1821, en: La investigacin sobre la mujer: informes en sus primeras versiones. Mxico: El Colegio de Mxico,
PIEM, 1988, pp. 700-715.
Student migration to colonial urban centers: Guadalajara y Lima, en: Migration in
colonial Spanish America, Edited by David. J. Robinson. Cambridge: Cambridge
University Press, 1990, pp.128-142.
La mujer ante la violacin, el estupro y la sexualidad. Nueva Galicia, 1790-1821,
en: Luca Mantilla (comp.) La mujer jalisciense, clase, gnero, generacin. Guadalajara:
UdeG, DICSA, 1990, pp. 43-56.
Fuentes para la historia de la mujer en los archivos de Guadalajara, en: Between
Bordes: Essays on Mexicana/Chicana History, edited by Adelaida R. del Castillo.
Encino, California: Floricanto Press, 1990, pp. 101-112.
Los usos del libro en Guadalajara, 1793-1821, en Alicia Hernndez Chvez y
Manuel Mio Grijalva, Cincuenta Aos de Historia en Mxico. Mxico: El Colegio
de Mxico, 1991, vol. 2, pp. 39-68.
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La Historia de Jalisco de Luis Prez Verda, en: Revista Jalisco, vol. I, abr.-jun.,
1980, pp. 31-37.
Sobre una fbrica textil u obraje establecido en Guadalajara en el siglo XVIII, en:
Boletn del Archivo Histrico de Jalisco, vol. IV, nm. 1, ene.-abr., 1980, pp. 13-16.
La educacin en Jalisco en la primera dcada de vida independiente (1824-1834),
en: Boletn del Archivo Histrico de Jalisco, vol. IV, nm. 3, sep.-dic., 1980, pp. 3-7.
El Archivo Municipal de Acatln de Jurez en: Boletn del Archivo Histrico de Jalisco, vol. IV, nm. 3, sep.-dic., 1980, pp. 25 y 26.
Relacin de las Memorias e Informes de los Gobernadores de Jalisco 1824-1981,
en: Boletn del Archivo Histrico de Jalisco, vol. V, nm. 1, ene.-abr., 1981, pp. 51-56.
Una circular relativa a la conservacin de archivos, en: Boletn del Archivo Histrico
de Jalisco, vol. V, nm. 2, may.-ago., 1981, pp. 12 y 13.
El manual de procesos tcnicos del Archivo Histrico de Jalisco, en: Archivos
Hoy. Teora y prctica archivstica, Mxico, AGN, ao 2, nm. 5, 1981, pp. 37-57.
La organizacin del Peridico Oficial del Estado de Jalisco, en: Boletn del Archivo Histrico de Jalisco, vol. V, nm. 3, sep.-dic., 1981, pp. 13-21.
Los doctores, licenciados y maestros de la Real Universidad de Guadalajara, en:
Boletn de la Sociedad de Geografa y Estadstica del Estado de Jalisco, 2a. poca, t. I,
nm. 6, primer semestre 1982, pp. 22-35.
Fuentes para la historia de la mujer en los archivos de Guadalajara, en: Boletn del
Archivo Histrico de Jalisco, vol. VI, nm. 2, may.-ago., 1982, pp. 14-18.
Informe del Archivo Histrico de Jalisco de 1977 a 1982, en: Boletn del Archivo
Histrico de Jalisco, vol. VI, nm. 3, sep.-dic., 1982, pp. 16-21.
Don Diego Santacruz y las Disposiciones de Observancia General en Jalisco, en:
Revista Jalisco, vol. II, nm. 4, oct.-dic., 1982, pp. 40-42.
Education in Guadalajara during the Colonial Period, en: The Mexican Forum. El
Foro Mexicano, vol. 3, nm. 3, abril, 1983, pp. 8 y 9.
Fuentes para la historia del Congreso de Jalisco, en: Boletn del Archivo Histrico de
Jalisco, vol. I, nm. 1, ene.-abr., 1983, pp. 8-12.
Bibliografa sobre Archivos de Jalisco, en: Boletn del Archivo Histrico de Jalisco, 2a.
poca, vol. I, nm. 3, sep.-dic., 1983, pp. 13-16.
La organizacin del archivo municipal, en: Boletn del Archivo Histrico de Jalisco, 2a.
poca, vol. II, nm. 1, ene.-abr., 1984, pp. 15-17.
La memoria de las nias violadas, en: Encuentro, 5, vol. II, nm. 1, oct.-dic., 1984,
pp. 41-56.
Una lite de Guadalajara y su participacin en la Independencia, en: Revista Encuentro. El Colegio de Jalisco, 8, vol. II, nm. 4, jul.-sep., 1985, pp. 39-58.
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La circulacin de libros por el camino real de tierra adentro, en: Transicin. Publicacin semestral del IIH de la U. Jurez del Estado de Durango, nm. 22, agosto, 1999,
La poblacin de Guadalajara de acuerdo con el padrn militar de 1791 y el censo
de la intendencia de 1793, en colaboracin con Laura G. Gmez, en: Historias,
DEH-INAH, 45, ene.-abr., 2000, pp. 45-85.
Antecedentes del sistema editorial mexicano, en: Libros de Mxico, nm. 59, oct.dic., 2000, pp. 5-11.
Los impresores de Guadalajara, 1793-1821 en: Rosa Ma. Guerra y Rubn
Rodrguez, (comps.), Memoria de la Benemrita Sociedad de Geografa y Estadstica del
Estado de Jalisco, A. C., nm. 8, 2001, pp. 101-117.
La imprenta de Guadalajara y su produccin, 1793-1821 para el Diccionario de
historia de la educacin. Versin multimedia. Coordinado por Luz Elena Galvn.
Mxico, CONACYT, CIESAS, UNAM, 2002.
Los intendentes en el gobierno de Guadalajara, 1790-1809, en: Anuario de Estudios Americanos, t. IX, nm. 1, ene.-jun., 2002, pp. 67-80.
Familias, redes familiares y unidades domsticas de letrados en Guadalajara, 17911821, en: Clo, Revista de la Facultad de Historia, UAS, vol. 1, nm. 28, nueva
poca, sep.-dic., 2002, pp. 115-123.
Educacin y proteccin legal de mujeres en Guadalajara, Mxico, en la primera
mitad del siglo XIX, en colaboracin con Myrna Corts, en: Revista de Historia
de la Educacin Latinoamericana, nm. 4, ao, 2, 2002, pp. 47-66.
Los libros del obispo de Durango, Don Pedro Tamarn, en colaboracin con
Myrna Corts, en: Transicin, publicacin semestral del IIH de la U. Jurez de
Durango, nm. 28, julio, 2003, pp. 41-74.
Libros como mercancas y objetos culturales en la Feria de San Juan de los Lagos,
Mxico, 1804, en: Carmen Castaeda (coord.), Libros en la historia de Mxico,
nmero monogrfico de la revista Estudios del Hombre, UdeG, nm. 20, 2005,
pp. 87-116.
Artculos en el Diccionario Temtico CIESAS en CD, 2006
La educacin de Guadalajara durante la colonia, en: Educacin en Guadalajara.
Elites en la Nueva Espaa, en: Elites en la Nueva Espaa.
Historia de la ciudad de Guadalajara, periodo colonial, en: Historia de la ciudad de
Guadalajara.
Historia de la sexualidad en el periodo colonial, en: Historia de la sexualidad.
Historia del libro, en: Historia del libro, Libro, su historia.
Libros e imprenta en Guadalajara en la Colonia, en: Libros e imprenta en la Colonia.
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Entrevista realizada por Luis Rodolfo Morn Quiroz el 14 de abril de 2008 en el domicilio de Juan Jos Utrilla en la Ciudad de
Mxico. Transcripcin, presentacin y edicin de Mexitli Nayelli Lpez Ros.
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EL OFICIO DE TRADUCTOR.
ENTREVIS
AN JOS UTRILLA*
ENTREVISTTA A JU
JUAN
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[...] le voy a dar una ancdota [...] que es reveladora. Yo empec a trabajar para el Fondo como
corrector, no como traductor. [...] y una vez hice una [...] Estaba muy bien hecha la traduccin,
entonces pues yo le hice muy pocas modificaciones, por qu voy a estar cambiando nada ms
por cambiar? Bueno, ahora viene lo revelador, a la hora de cobrar menos de la mitad! [...] y
cuando por fin lo averiguo me dice Es que como trabaj usted tan poco, que pensamos que
estara usted de acuerdo en cobrar menos. Fjese le cuento esta ancdota porque parece que los
dems correctores la supieran, porque tachan por tachar,para que se vea que trabajaron.
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JJU: Ah, no saba yo, pero iba a decir eso! Cuando me dieron el libro, tuve que
tener mucho cuidado porque era muy difcil y siempre est inconforme, Ah,
caray dije yo pues a ver cmo me va. Y no, tuve suerte, nunca supe ms. Luego
pasaremos al tema de los autores difciles [risas] y de los correctores no difciles
sino imposibles [risas], porque esa es una verdadera enemistad que ha surgido
entre el traductor y el corrector.
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JJU: Pues es que mire, los correctores, le voy a dar una ancdota que es reveladora. Yo empec a trabajar para el Fondo como corrector, no como traductor. Hice
varias correcciones, y una vez hice una para, ya no me acuerdo realmente, s, era
una en francs. Estaba muy bien hecha la traduccin, vena de Espaa, no s, cosa
que tambin es un poco rara vaya, pero en fin. Vena muy bien hecha la traduccin, recuerdo que el autor cometa por ah un galicismo ms o menos constante
y un poquito fallita su puntuacin, pero muy bien, entonces pues yo le hice muy
pocas modificaciones, por qu voy a estar cambiando nada ms por cambiar?
Bueno, ahora viene lo revelador, a la hora de cobrar menos de la mitad de lo
convenido! voy a averiguar qu pas y me dicen Es que como trabaj usted tan
poco, pensamos que estara usted de acuerdo en cobrar menos. Fjese, le cuento
esta ancdota porque parece que los dems correctores la supieran, porque tachan por tachar, no digo que todos, claro, pero las excepciones desgraciadamente
son muy contadas, tachan para que se vea que trabajaron. Unas seoras argentinas que colaboraban por fuera hace unos veinte aos, llegaba todo el da, haba
muchsimo trabajo en el Fondo, haba trabajo continuamente. Entonces, nos oyeron quejarnos de que corregan muy arbitrariamente, y encontraron un remedio
infalible, para que se viera que trabajaban mucho sin meterse en muchos problemas con nosotros, todos los adverbios terminados en mente los cambiaban, el
caballo corra rpidamente tachaban y el caballo corri de manera rpida, o
todos los gerundios, alguna vez puse el seor entr cantando, tachaban, el
seor entr al cantar Ver usted que no sali ganando mucho la frase; lo ms
chistoso, una vez puse el seor habl clara y elegantemente, noms vieron elegantemente, entonces pusieron el seor habl clara y de manera elegante, fjese
lo que sali ganando la frase. Y desgraciadamente, esto es una cosa difcil de
corregir, porque los buenos correctores, gente muy capacitada, como antes haba
en el Fondo se llamaba Departamento Tcnico, hasta haba una plaquita ah, porque realmente era tcnico, se entregaba por decir algo una traduccin de medicina
o de msica, y haba gente tan capaz que eran verdaderos especialistas; siempre
insist y siempre perd el round, que se deba hacer all, pero tambin comprendo
que es muy caro, como son especialistas tiene que pagrseles un buen sueldo,
vacaciones y fines de semana y todo esto cuesta. El Fondo cuando tuvo ese gran
cuerpo de revisadores, Al Chumacero, la seora Elsa Cecilia Frost cuyo nombre
se le acaba de dar a una librera, y el seor Mart Soler que ahora est en el Fondo
por cierto, ya con cuarenta aos ms encima y estaba tambin Almela , hombre
notabilsimo, no amigo mo por cierto, pero notabilsimo porque era inapreciable
para una editorial un hombre de cultura tan variada, Almela que se est quedando
ciego o ya se qued, que sabe de biologa, de msica, de literatura, de historia, es
inapreciable porque por lo general se sabe o de una cosa o de otra [risas]. Pero en
fin, pues por cuestiones de economa se da a muchachos que dicen que yo s y
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JJU: No, es de Lasser Press, arriba los tengo a sus rdenes, bonitos libros por
cierto, de ensayos. Pero, en el Fondo s, tropec con personas muy difciles, o no
tropec yo sino algunos de mis traductores, porque bueno digo mis porque yo
era el encargado de la traduccin. Haba un seor creo protestante y como yo ya
saba, bueno yo tena un amigo, q.e.p.d., que haba sido jesuita y saba muchsimo
de religiones, dos veces se sali y lo admitieron la segunda vez, cosa que no es
habitual en los jesuitas, y la segunda vez se volvi a salir. Pero era muy religioso,
no era renegado, no era apstata, pero le encargu el libro de este seor porque l
saba mucho de teologa y cosas as. Un da me habla el seor ste, el doctor, creo
que era pastor: Seor Utrilla, el traductor la palabra misional, y le dije Total, no
me vaya usted a colgar, voy por el diccionario de la Academia, total en la pgina
tal dice Misional: adjetivo relativo a las misiones y el seor lo est usando as,
como adjetivo no como sustantivo Y luego, mi amigo se distrajo, a todos nos
pasa, es un trabajo de meses, y puso chistosamente que un seor dio vuelta a la
gaucha, l saba traducir perfectamente pero bueno, por eso ya se estaba amargando todo, estaba furioso, adems se le haba mandado la traduccin todava
para que la aprobara Tambin haba una muchacha en el Fondo que haba
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estudiado en Nueva York y su maestra haba sido una seora Modoli, y nos avis
que era una persona muy difcil, y se lo di a este mismo seor y tambin! que no
me acuerdo si por escrito o si por telfono la seora Prohbo que se publique
esa traduccin! que no s cuntas cosas, bueno una cosa atpica.
LRMQ: Por dos o tres errores
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JJU: No, ms bien de ocasin, pedagoga actual, pocas cosas. Ah, y de Editorial
Diana tambin! Les he trabajado bastantito, sacaron un libro muy bueno por
cierto, que se lo prest a la mecangrafa, sobre lo de las Torres Gemelas, el libro
se llamaba simplemente La clula pero le pusieron atinadamente La clula terrorista
pero, ahora viene otro problema que ya no es de traduccin sino de editorial: lo
sacaron con cuatro aos de retraso! Pues ya no es noticia, pasan cosas as que
luego causan problemas. Le voy a contar una cosa tambin que estuvo hasta chistosa, en el Fondo, consiguieron un libro que luego result un libro importantsimo,
luego me acordar del nombre Entonces, se lo dieron a una pareja, eran una
gente terrible, eran un matrimonio que vivan de la traduccin, se metan en todo,
se mudaron enfrente, al edificio de enfrente y entraban como ratoncitos, llevndose traducciones, pues tambin aparecieron en el Fondo. Eran malos sin ser
excesivamente malos, pero cometan un crimen: cuando se les juntaba el trabajo
se lo pasaban al cuado, y no daba una, y me dice Bueno ahorita vengo, me voy
a comprar cigarros y se sale llevndose la traduccin y luego regresa ya corregida
por el cuado y por eso le dijimos ah nos vemos. Pero apareci en el Fondo,
traduce el libro, que luego result importantsimo, cosa que no se poda saber de
momento y se publica y un da llega una carta de una seora, creo era alemana
pero escriba en espaol, diciendo que aquello era un desastre. Me lo dan a m
para ver qu tal estaba el asunto y, como a m no me gusta causar ms problemas
de los que ya hay y adems el escndalo, pues la cosa iba pasable digamos. Pero el
ltimo, ah, ya publicado el ttulo en ingls, el autor mand una venda, un captulo,
el ms grande de todos, como de sesenta pginas, y ste se ve que se lo dieron al
cuado y aquello s era algo horripilante. Y entonces les dije eso Miren, pues
hasta ah se puede, el ltimo captulo s ya es una cosa criminal, pues eran errores
manifiestos, algunos tan ridculos y tan frecuentes como uno que cometen los
malos traductores que dice Vase la pgina tal que por supuesto nunca coincide
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JJU: No es para tanto. Tuve mucha suerte. Yo estudi idiomas ya mayor, los hablo
muy mal, me da vergenza porque dir que llevo ms de 250 libros traducidos y
sin embargo, si me viene a hablar ahorita un ingls pues, s le entiendo y s me
entiende pero no bien, no crea usted que tengo yo buen acento. Llegu a tener
buen acento en alemn, de eso s me puedo jactar. Una vez en un autobs en
Austria, empec, ya sabe, conversacin con el vecino, y de repente me dice Usted no es viens?, porque estbamos muy cerca, le dije No, no soy viens,
De dnde es usted? me empez a decir Frankfurt o (?)? [risas] No le dije
soy mexicano Pero en francs nunca me pasar porque, hay sonidos que no
puedo hacer, pues es tan sutil, matices tan finos, y lo he perdido al orlo, yo soy
muy aficionado al cine y sin embargo cuando pongo pelculas francesas, trato de
que se pongan los letreritos abajo, o en las pelculas inglesas tambin. Pero igual,
el caso fue que estudi primero idiomas, yo no tengo, no soy universitario, no
tengo carrera, pero en fin, puedo decirle que afortunadamente le bastante en mi
juventud.
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JJU: s muy similar. Curiosamente la gente del pueblo s lo habla con un acento
qu le dir? Pero en cambio el alemn de teatro es muy parecido, es muy claro,
porque s se dice como se escribe, eso me lo hizo ver un alemn por cierto, porque
yo le deca Bueno, pero t pronuncias alemn bueno, de teatro.
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JJU: No, no, no, era de aventura, de joven. Pero en fin, en Pars s estudi con
mucho entusiasmo el francs. Porque result que los idiomas s son algo que me
gusta, todava me gusta descubrir algunas palabras nuevas, un sentido nuevo, fue
algo pues no s si gentico por donde me vino.
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JJU: no, no, no. No hablaba ningn idioma, de hecho pues estaba estudiando
alemn. Me voy, con bastante trabajito claro est, a Munich y me botan como le
acabo de contar, y me fui a calar a Viena, y ah estuve muy feliz diez meses, los de
la embajada se portaron psimo, no saban nada, me dijeron Qu vienes a hacer
a aqu? Que te va a pasar lo mismo que no s cunto, que tambin aqu est
prohibido, no es cierto, acab en la bolsa de trabajo para extranjeros, imagnese,
muy cntrica por cierto. Consegu un empleo, estuve diez meses muy feliz. Pero
no era cosa de ir a Europa y estar slo en Viena, y me vine a enterar en una
reunin, que en Suecia haba un sistema que quiz todava ahora se sostenga, los
suecos son muy viajeros buscan el sol y viven en funcin del verano, y les encanta
llegar a Espaa, Italia, les gusta el sol. Y permitan si se costeaba esto, que entraran extranjeros a ocupar por lo menos supongo que puestos humildes, como el
mo. Trabaj lavando platos en un restaurante, y me propuse estudiar sueco, pero
result mucho ms difcil de lo que yo haba pensado. Yo pensaba que sabiendo
alemn me facilitara el sueco, pues no, tiene unas cosas muy parecidas al latn,
unas declinaciones con una enorme cantidad de excepciones, y luego result que
no haca falta porque todo mundo hablaba, por lo menos en Estocolmo, alemn.
Pero entonces cuando acabaron los tres meses, me fui, encontr trabajo en
Copenhague, pero fue ah realmente algo tremebundo. Entonces me fui a Pars,
tambin consegu empleo, y ah s me puse a estudiar francs con bastante decisin y
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JJU: No, para nada. Pero entonces ya estaba pensando despus de un ao y medio en Pars, irme a Londres, pero en eso se enferma mi mam y pues ni modo
aqu me tiene, y a buscar un empleo. Pero yo fui modestamente pues, como antes,
en un banco, en ferrocarriles, y tuve la suerte de que el da en que se inaugur el
Instituto de Intrpretes y Traductores, que le haban puesto la palabra Superior,
Instituto Superior de Intrpretes y Traductores, eran unos amigos mos, no tenan
ni grabadora, noms imagnese. Pero pues ni modo, el mexican way of life a veces
funciona [risas].
LRMQ: Y adems era un poco como responder a las necesidades cotidianas
JJU: La idea era buensima! Pero pues no supieron hacerlo, queran que yo diera
la clase de literatura, digamos algo de literatura en alemn, les dije Yo estoy para
aprender esa materia! Hablo alemn pero no soy ningn Thomas Mann. As que
como ver usted la cosa andaba medio mal. Pero tuve suerte, ah conoc a un
seor que me inform que en Novaro, la editorial de los muequitos, haca falta,
no recuerdo si un traductor o un corrector, y yo encantado ah voy. Result que
era un corrector. Ah, bueno, pero vino esto! Pues qu sabe usted hacer? No
puede uno ni mentir ni adornar S alemn y francs, Ah pues aqu no hay eso,
pero traduzca esto y pum! me ponen un libro de ingls [risas] pcatelas!
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JJU: s. Una cosa, que no s si lo vaya usted a pensar que es adorno, pero que
es una de las cosas vitales de las traducciones, es una cosa tan obvia, el traductor
tiene que tener un poco de sentido comn [risas], porque hay traductores []
nunca he dicho que para ser un traductor haya que ser un genio, pero el ejemplo
que s te pongo: tampoco hace falta ser un genio para bailar en la cuerda floja o
para jugar al futbol, es una habilidad. Porque yo he conocido personas verdaderamente cultas, que son universitarios y esto, bueno no, debera usted ver las cosas
que ponen. Yo me salv todo mi largo oficio de ms de cuarenta aos de traductor, creo que se debieron a, no s algo de sentido comn. Ahora un consejo, si
estudian idiomas estudien por su cuenta, claro que hace un poco falta escuela.
Pero si viera usted, en Mxico como normalmente les ensean ms la gramtica a
nios y jvenes, las escuelas de idiomas tropiezan con unos problemas, que no
quiero culpar a los maestros ni a las escuelas, sino el grupo vaya, el conjunto.
Bueno, pues deje que le cuente, ah, bueno, pues vamos a hablar del ingls, en ese
s soy autodidacto, y puro, puro leer, lo que tiene sus ventajas y desventajas porque
le digo no oigo bien ni lo hablo bien, pero s me atrevo por supuesto a decir que
he traducido tantsimos libros y de temas tan diversos, pero, pues yo como ha
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LRMQ: Yo quera preguntarle sobre esto, porque, lo que yo leo cuando leo la
historia del Fondo de Cultura Econmica es que los traductores pues estn,
se forman solos como usted, se forman en un contexto en el que no hay como
una escuela de traduccin
JJU: No, no realmente. Bueno no quiero hablar mal de nadie en concreto, pero el
famoso ISIT, yo creo, la verdad, no creo que lo haga bien, porque me cayeron
muchos muchachos ah al Fondo y no, no daban una; una pobre muchacha, me
pidi el diccionario le dije, por supuesto, hay gente que tantas ganas de fastidiar
al prjimo que les impiden el diccionario. No, tienen que saber todo, pues cmo
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sido mi sistema pues tambin a mis hijos ms o menos as es como les he enseado. Pues s de leer, leer mucho, porque pues s da mucho vocabulario. Y supongo
que cuando es uno joven pues s entiende mucho mejor verdad? Pero este mtodo que me parece una barbaridad que se llama el audiovisual, y a m me parece una
barbaridad y una estafa, quizs para que vea soy comprensivo, quizs como complemento de la lectura s sirva, pero slo el audiovisual que nada ms estar oyendo
y oyendo, y la teora es que como los nios chiquitos aprenden sin gramtica, pero
bueno para algo nos debe servir un poco la inteligencia y la experiencia a los
mayores, pues si le dicen a uno los verbos irregulares son as pues ya puede uno
conjugar con los regulares sin necesidad de orlos. Otra ancdota asombrosa que
le puede interesar a su pblico, mi amigo, el que haba sido jesuita, era un hombre
cultsimo, lea y hablaba griego, latn, y no s cuntas lenguas vivas, alemn ms o
menos, pero s le pasaba libros en alemn. Bueno, pues me present a un viejecito,
cuyo nombre no digo, que era profesor de griego en la Universidad, creo que ya
estaba retirado, y, agrrese, haba traducido, creo que es la nica traduccin ntegra mexicana que hay de La Ilada, nada menos, me la regal, dos tomitos publicados por la Universidad, no pues el seor era toda una eminencia. Un da que se
vea que estaba necesitado, no se vea muy prspero el seor, que quera traducir,
bueno pues yo, me llega una autoridad, ni examen le hice cmo voy yo a examinar a un seor capaz de traducir una Ilada? Lo raro empez en que le digo Ingls, profesor, No, ingls no, qu raro, un seor sabe griego a ese nivel y que
no quiera ingls, le digo Cmo? Pues francs no tengo, italiano? Italiano s
pum! se lo lleva. Lo que fue as, un rechinn, y lleg el caos y protestas, y yo
primeramente creyendo que era la habitual de fastidiar y protestar, no pues cmo
el eminente profesor? Pngatelas! Un desastre, haba una cita en latn mal traducida, noms le cuento esto para que vea las sorpresas que da la vida, cmo este
seor capaz de esto y especialista en lenguas clsicas, ni una cita en latn pudo
traducir y el italiano del horror, y la culpa fue ma porque no lo examin, pero s
cmo voy a examinar a un seor capaz de semejante hazaa, verdad? Pues s esa
ha sido una de las grandes sorpresas que me he llevado en la traduccin. Bueno, y
perdn? Algo me quera usted preguntar
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JJU: S, s, s muchos aos, 29 aos, estuve con la Alianza cinco aos y estuve 29
aos en el Fondo. Pero luego result, pues que yo era verdaderamente una incongruencia, porque yo era el nico traductor, perdn corrector de planta, como le
digo todos los dems eran por fuera, entonces, pero como yo era el de planta,
pues tambin ya me dio tiempo de ver cmo eran los exmenes, y coordinar un
poco pues que viera quin se quedaba y dems. Ahora se est dando todo el
trabajo por fuera. Alguna vez, personas de buena fe pero incautas Hay que darle
el libro de medicina a un doctor, pues el doctor ser buen doctor pero no es
traductor, entonces me pidi, le dije Usted querr un traductor, y que si quiere
correr por su peso pues eso ya se podra pensar no?, o por lo menos alguien
que sepa ms que el traductor, porque el traductor no puede saber todo, pues si yo
me voy especializar tan slo en libros de msica pues me voy a morir de hambre
verdad? por cada diez aos, si el traductor si tiene que tener tambin cultura
general manifiesta pues sacar muy variado tambin con ciertas limitaciones, no
voy a traducir un libro de matemticas o de fsica porque no s nada, pero s me
atrevo pues, con una gama como usted habr visto, bastante variada.
LRMQ: Para m, me queda un poco esa inquietud, como entre el problema de
la formacin del traductor y el problema de cmo se decide que determinado
traductor va a traducir determinado tema, o sea a lo mejor dicen Bueno,
fulano sabe de este tema, le pasamos el libro o Oiga, tenemos este libro,
se anima?
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JJU: Bueno, ha habido de todo, de hecho a lo mejor no me tocaba decir hicimos aunque no personalmente, a un muy buen traductor de mayologa, lleg un
libro de estudios mayas y se lo dimos a un traductor muy competente y muy
culto, y aunque no saba mucho de mayas, como hombre culto se interes por
hacer las cosas bien y fue a dar al Instituto de Mayologa, a hacer preguntas y esto,
y entonces lo volvimos especialista, como el tema es bastante comn en el Fondo, l tradujo quince libros sobre los mayas, pero todo empez porque en el
Fondo le dimos el primero, pero claro como le digo l era una persona culta y no
slo de pasar y cobrar. Pero en fin, se les hacen recomendaciones, yo soy muy
conservador en materia de traduccin, porque no faltan personas con mucha
iniciativa que quieren hacer neologismos y cosas as, yo si fuera novelista me
canso de que me atrevera a poner pues localismos o neologismos pero el traductor no! Yo soy muy conservador y le tengo mucha mala fe a los pochismos, a los
anglicismos, y que entran continuamente, pues tenemos tanta relacin con Estados Unidos y luego poca cultura idiomtica, continuamente estn, por ejemplo,
est el caso muy obvio y no muy grave, pero contino, la palabra evento, ahora
como en ingls es el event ya para todo
LRMQ: Se organiza un evento
JJU: S, el otro da le puse, (?) por escrito a Laura, la que estuvo antes que Juan
Carlos, bueno, ya me tena que resignar a que digan un evento social o deportivo (?), ya ya ni modo, eso es palo dado ni Dios lo quita, pero un buen traductor
porque los eventos que condujeron a la Primera Guerra Mundial, la palabra
evento tiene algo de eventual por qu no los hechos, los acontecimientos, los sucesos? palabras mucho ms castizas que el evento metido ah con
calzador, pero bueno. Pero continuamente oigo ahora, los brbaros estos del futbol
han inventado el verbo recepcionar para qu sirve? Pues recepcin: accin y
efecto de recibir pero no de recepcionar [risas].
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sea de cada quien, muy pocos problemillas pero desagradables. Una seorita que
tena un apellido muy nice, la tron, pero indudablemente, y luego me habl Noque no s cunto, Pero seorita si hasta tiene un salto en el segundo rengln,
No es cierto! y no s qu, uy pero qu le vamos a hacer. Un caso que tambin
estuvo chistoso, ya para el Fondo, reprob a un seor, que nunca a m nada ms
me llega el dictamen, yo haca, y todava hago cuando me mandan, un pequeo
dictamen, pero muy breve, en dos prrafos El seor comete tales errores nunca
digo El seor es un animal porque yo lo digo, sino que pongo ejemplos. Entonces el seor protest, para esto yo le haba dado su pedacito haba puesto El
seor redacta bien, pero
LRMQ: hay tales problemas
JJU: S. Y entonces el seor (?), que era una institucin en el Fondo, buensima
persona, le digo Mire, lo que voy a hacer est prohibido pero, tenemos prohibido
ensear el dictamen pero se lo voy a ensear, pona yo El seor redacta bien,
pero su deficiente conocimiento del francs le lleva a cometer espantosos errores
de interpretacin, como atribuirle a Salomn, al Rey Salomn la colonizacin de
las islas del Pacfico sur en tiempos de la gran glaciacin le puse yo alguna admiracin y luego explicacin el autor hablaba de las Islas Salomn, la colonizacin
de las Islas Salomn y no del sabio Salomn [risas], pero la gente se considera,
vaya, vctima de la injusticia
SECCIN TESTIMONIOS
LRMQ: Y eso mismo que usted dice, que es falta a veces de sentido comn.
NE
JJU: Pues s. Pero como le digo, la poca escuela, el seor Alfonso [?], no puedo
decir que hicimos escuela, en fin, tratbamos de indicar a los traductores que
fueran muy conservadores, que no pusieran el accesar ni el evento, ni
bastantsimos galicismos y sobre todo, anglicismos que hay ahora. Pero por lo
general los que llegan, llegan ya bien formados. Ahora, supe con cierta sorpresa,
este ao, que como se han atrasado los pagos, me dijo una persona Hay treinta
traductores protestando porque les han atrasado el pago, yo me qued muy sorprendido porque creo que no han aumentado tanto cuando yo estuve ah, que
fueron veintinueve aos, los traductores de planta eran seis pngale, bueno vamos a decir diez, pero los continuos, los que eran de confianza, eran pocos no
treinta, pero pues eran gente ya muy, muy hecha. Pero s es, pues es un oficio
difcil, porque como le digo, es raro. Yo conoc a un seor, era pariente de un buen
traductor, y ese buen traductor le ense trucos, y como este, el seor de marras
era un hombre listo, traduca bien; es el nico caso que he conocido de una persona que no era de letras y esto, y la capt bien. Pero en cambio, otras personas,
universitarios, un ntimo amigo mo que ya falleci, estuvo ocho aos en Ginebra,
un hombre culto, novelista, muy malo pero novelista, licenciado, doctor en dere-
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cho creo que era; y cuando lleg de Ginebra, yo con toda confianza le digo Hombre, vas ms que para lo que yo, con una educacin ms completa, y pcatelas!
Lo que va resultando, le di un segundo y lo mismo, pues ni modo ah se acab. Y
de novato, comet errores, quiz por mi novatez perdonables, la mam de este
amigo por cierto, maestra de ingls, persona inteligente y con muchas tablas, tambin, comet el error de que me hizo tanta ilusin ser traductor cuando me lo
ofrecieron, porque como le digo yo no haba estudiado con la intencin de traducir, y pcatelas! Empieza a caerme trabajo, pues de repente me encuentro con tres
libros y Ah! Pues lo ms fcil del mundo, le paso uno a la mam de Enrique,
maestra de ingls, y luego yo lo corrijo, hijos! Lo que hizo la seora! Y luego
enojadsima de que yo le tuve que corregir todo y gratis! Porque estaba a mi
nombre no? Pero ese error ya no lo vuelvo a cometer.
LRMQ: Yo quera preguntarle tambin, usted estuvo muchos aos, pues en
contacto con el Fondo, no s si usted habr visto, determinada no s, en
determinados momentos en que dijeran no s pues ahora mucha economa
o mucho marxismo
JJU: S, eso era inevitable, y es tambin muy humano. Porque cuando Jos Luis
Martnez fue el director del Fondo, pues l era un historiador muy notable, entonces, pues l le dio preferencia a los libros de historia. El seor Jaime Garca Terrs
era poeta, y sacaron mucho de lo que era literatura; Adolfo Castan estaba casado con una muchacha francesa, y empezaron a aventar muchos ms libros del
francs. Hubo una larga poca, yo una vez traduje veinte libros seguidos del ingls, sin interrupcin del alemn o del francs, puro ingls, pero las cosas van
cambiando y, en s es muy natural.
LRMQ: Y bueno, hay una carga, sper notable no s, cuando menos en las
colecciones que analizo de ciencias sociales, como el 92% es ingls.
JJU: S.
JJU: S, s, y ha bajado mucho. Porque pues eran los tiempos que se tradujo a
Marx, a Dilthey, a Kant, y haba un filsofo de relativamente poca fama en Mxico, pero importante, y se le tradujo muy bien. El Fondo inicialmente naci con
esta mentalidad, por filosofa, y a m me pareci muy bien, que luego ha tenido
que ir variando por cuestiones econmicas. La idea era que el Fondo era una
editorial de alta cultura, naci con la idea de que hay intelectuales mexicanos, que
por muy intelectuales que sean no dominan otros idiomas, entonces el catedrti-
SECCIN TESTIMONIOS
LRMQ: Poco ingls, poco francs, poco alemn. El alemn pues sobre todo en
filosofa, psicoanlisis
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co, el intelectual mexicano, para leer a Kant, tena que estar atenido a editoriales
espaolas o argentinas, o chilenas, y entonces pues que no era, no deba ser. Entonces se hizo con la idea, se cre el Fondo con la idea de que se abasteciera el
pblico de alta cultura con libros como esos de los que estoy diciendo.
LRMQ: S, es un poco la idea de que realmente el intelectual mexicano no
tiene acceso a muchos idiomas y los textos originales no los puede manejar
tanto
JJU: S, s, claro. Entonces tuvo el Fondo la suerte de que vinieron los refugiados
espaoles, algunos de ellos gente valiossima; vino Jos Gaos nada menos, tengo
aqu libros traducidos de l, l tradujo a Heidegger; estaba Wenceslao Roces, que
estaba ah en la oficina, l tradujo, l era muy marxista.
Se tradujo mucho a Hegel. Entonces, esa fue la idea, pero, para que no le
costara mucho a la nacin, porque se saba perfectamente que no iban a darse
codazos por los libros de Dilthey, que pues son filsofos difciles, para eso se cre
la Coleccin Popular, en que se publicaban libros ms accesibles pero no baratos,
y se logr una gran coleccin, la Popular, tena pues nombres muy notables, ah
empez a darse a conocer a Octavio Paz, Carlos Fuentes, en fin, que luego fueron
clsicos, Rulfo
LRMQ: Y que eran ms escritos en espaol que traducciones no?
JJU: La cuestin era mexicana. S eran puros traductores mexicanos. Mart Soler
LRMQ: Ruiz Gonzlez por ejemplo
SECCIN TESTIMONIOS
JJU: Tambin, cmo no. Bentez, tambin ah estuvo, varios de Bentez. Rulfo,
pues sus dos obras famosas eran del Fondo, digo eran porque ya las perdi el
Fondo, ni siquiera las tiene acabo de verlas! con otra editorial. Es que las familias
nuevas son, muy avorazadas perdonando la palabra, como los libros del Fondo ya
no se habla de ellos, porque ya estn hace cuarenta aos, en cambio los agarra otra
editorial vuelve a hacerles propaganda.
NE
JJU: S, y tambin de Azuela, familia muy ingrata porque el Fondo hizo, el maestro Al Chumacero prcticamente hizo esos libros, lleg a la casa de Azuela, la
familia all en Guadalajara, para prorrogarlo y luego resulta que queremos ms
dinerito, no nos vaya usted a perder, despus de no s cuntas ediciones. Pero
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JJU: Lo fue. Mucho tiempo. El seor Orfila, que era marxista, fue, dur veinte
aos o poco ms o menos, a m ya no me toc con l, me toc con su sucesor
directo, el seor Azuela, pero s fue muy marxista, y creo yo que realiz una muy
buena labor en ese terreno. Pero luego, esto es una cosa muy sabida, no se la
tengo que decir yo, cuando entr el presidente Daz Ordaz, que era un hombre
muy brutal, muy autoritario
SECCIN TESTIMONIOS
NE
JJU: No, pero l le dio a Azuela, que fue al que nombr director, rdenes muy
tajantes Quteme, lmpieme, esa [?] comunista, la gente se ha quejado mucho
de esto, y con razn, como es obvio. Pero tambin hay que comprender, si l tena
un rgimen de derecha por qu iba a estar manteniendo una editorial de izquierda? Pues eso lo hacen lo mismo en Cuba que en Estados Unidos. Entonces sali
Orfila, que yo no conoc, lo conoc despus, pero entr Azuela con rdenes muy
tajantes; me decan que hasta en un peridico en una caricatura, que estaba Azuela
con una escoba, barriendo las ratas comunistas con una escoba, y salan corriendo
las ratas comunistas
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JJU: No, pues Siempre! era de izquierda, quizs en El Heraldo o una de esas cosas.
Pero, desgraciadamente las cosas no se hicieron bien por la rudeza de Daz y la
docilidad de Azuela, que era demasiado buena gente. Tom las cosas de una manera tan absurda, sac como comunistas a Al Chumacero y a Elsa Cecilia Frost.
Elsa Cecilia era persignadsima, de padres, de libros de teologa pero fuera comunista! Entonces, se hicieron las cosas muy, muy rudamente, muy arbitrariamente
LRMQ: Su libro se llama La idea de Dios en el Nuevo Mundo no? Uno de
ellos...
JJU: S, 64. Unieron los esfuerzos y capitalitos muy modestos, y crearon Siglo XXI,
que se encontr en una situacin privilegiada para una editorial nueva, pues ya
tena director, traductor, autores, reeditores, portadistas, pues todos, casi todo el
Fondo se fue all. Y a m me sorprendi mucho, pero verdaderamente que luego
andaba muy mal Siglo XXI econmicamente, yo cre que era un negociazo, porque,
estando yo al margen, yo vea vigsima edicin de una editorial nueva, J. Laurens
vigsima edicin, no pues el problemn que debe ser conseguir
LRMQ: Por ejemplo Foucault apareci primero con Siglo XXI
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JJU: No, no. Yo trabaj con Siglo XXI mucho despus. No, yo trabajaba en el
Fondo, justamente al entrar Azuela, yo trabaj para l como traductor, por fuera.
Pero me invitaban, en fin, a discusiones o a cocteles y esto. Y luego cuando entr
Carrillo Flores, que fue con Echeverra, yo cre, para que vea usted como se equivoca uno, que era una gran idea, porque pues intelectual, economista, haba sido
embajador y esto, ay, pues mire, no debiera uno hablar mal de la gente, pero
result que estaba totalmente metido en la burocracia, l, le gustaba, iba los viernes, l iba los viernes, iba a hacer traducciones, firmaba cheques, y para eso creo
dos subdirectores, uno tcnico y uno administrativo. El administrativo que ya
luego le voy a decir, y el tcnico que era Garca Terrs que luego durante dos
sexenios fue subdirector y luego ya fue
SECCIN TESTIMONIOS
NE
JJU: Pues cuando empez Jos Luis Martnez creo que tenan algo, pero pues s l
era el subdirector tcnico. Ahora para que vea usted algunos de los sufrimientos
del traductor [risas], un amigo mo que traduca muy notablemente poesa, cosa
que yo envidio y considero casi imposible, porque, no s si conozca ese viejo
chiste que dice las traducciones son como las mujeres: si son bellas no son fieles,
y si son fieles no son bellas, porque las pocas traducciones de poesa que yo
conozco buenas, bonitas, pues no se parecen mucho al original, est muy bien
hecho y es un buen poema, pero pues dices esto no es mucho lo otro, y si son
fieles pues son un problema no? Lo que en el idioma original es poesa en la
traduccin es explicacin. Le podra poner veinte ejemplos, el Fausto de Goethe,
que como es difcil, yo lo le en alemn, pero con el de espaol enfrente para
ayudarme, y el seor que lo tradujo [?] saba muy bien alemn, y estaba muy bien
interpretado, pero pues puras explicaciones digo, no le encuentra usted ah la
menor emocin, est explicando lo que dice. Ah bueno, pues este amigo mo
tradujo, porque yo se lo asign, un libro de este poeta, de Yeats, que era uno de los
preferidos de don Jaime Terrs, que yo no saba, y un da me llama igame,
dgale a su amigo que no, est muy bien, l pone muy bien la cesura y hasta la
mtrica. Pero no, es muy arbitraria no s qu no se puede traducir poesa as, se
tiene que traducir muy pedestremente, muy textualmente, porque si no bueno
ni modo, esa era su opinin, del subdirector. Pasa el tiempo, y un da Jos Luis
Martnez contrata un libro muy bonito, de los ms bellos que he traducido, hasta
se lo puedo ensear, lo tengo arriba, con mucho gusto, La imagen azteca, un libro
de este tamao, y muy buena persona como cosa rara de los autores, nunca tuve el
menor roce con l. Y un da, Jos Luis Martnez, que tena inters en el libro, me
dice: cmo va? y yo, bien licenciado, va muy bien, me dice; Mndeme un
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captulo, a ver cmo lo hace usted, muy bien. Result que sin darme yo cuenta,
era un captulo en que haba poesas, poemas sobre los aztecas, en ingls, bueno,
yo siguiendo las indicaciones de Garca Terrs, yo haba traducido de la manera
ms pobre, literalmente, pues que se entendiera. Me llama Jos Luis Martnez
Oiga ya vi que las musas y usted no son amigos. No, no, eso no puede ser.
Consgase a alguien que sepa de poesa, dije Bueno pues, Castan, No, no
Castan le va a hacer que, David Huerta?, No, no que tampoco, entonces pues ni modo, a tirarme al ruedo, y ah en la piscina por cierto, me puse a darle,
pero ya dndoles, se lo voy a ensear, es casi me enorgullezco de haber traducido
poesa; luego se lo llev Felipe [?] quiz lo conozca, se lo llev a Jos Luis Martnez,
qued muy conforme Oiga, pues, quin lo hizo? no pues que result ah en la
oficina, Ah pues qu bueno, pero mire, opiniones completamente contrapesadas, uno me dice Pues tiene que ser totalmente literal y otro me dice Pues
chele lestro a quin debe uno de hacerle caso? [risas] al que tenga el puesto ms
alto verdad? [risas].
LRMQ:Por qu finalmente se traducen? Por ah mi asesor de tesis me dice
Bueno es que las cosas se traducen porque alguien quiere que te enteres
que se tradujo ese texto, pero bueno me parece demasiado general la
explicacin por qu se traducen unos, y otros, que pueden ser muy importantes, autores contemporneos, tardan muchos aos en salir, no?
JJU: Pues es que algunos filsofos que tuvieron un momento de gran auge y
luego caen Fromm! Erich Fromm, que por cierto el Fondo le public muchsimo, y luego como era amigo de Orfila, le public Siglo XXI, cuando se fue para
all, y Fromm era aqu considerado un filsofo con toda la barba, si me permite
usted la expresin. Ha pasado el tiempo, har unos cinco aos o diez que traduje
para Diana, muy bueno, que se llama Cien filsofos del siglo XX y ni lo mencionan, no
est, ya pas, entonces, estuvo la moda de Foucault desde luego, y luego de Derrida
y clientes muy difciles, Derrida bueno, envidio a quien lo lea pero, pero no se le
dio de momento porque eso ya es, es de crucigramas [?] [risas]
LRMQ: Es complicado entender
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JJU: Entonces, pues, le digo ese es un factor. Ahora, la cuestin de lo que diga la
crtica de las obras literarias, pues tambin ya ve que est muy sujeta a altibajos, en
un libro que tengo dice El destino de los crticos es pasar a la historia por sus
errores y es muy cierto [risas], porque pues cuando es cierto, todo mundo dice
Pues claro, todo mundo saba que Dostoievsky era bueno o que [?] era bueno,
pero cuando dicen que Ravel era un animal, pues eso pasa a la historia, cmo
pudieron decir de tan obvio que era un gran artista. Pero pues eso, yo creo que es
una respuesta muy prosaica pero bastante definitiva a su pregunta, por qu unos
s y otros no, por qu algunos tardan en ser reconocidos.
Libros traducidos en el FCE
Autor
Ttulo
Ao de publicacin
en el FCE
Coleccion Filosofa
Popkin, Richard Henry
1983
1985
Janklvitch, Vladimir
La mala conciencia.
1987
La civilizacin helenstica.
1969
1975
SECCIN TESTIMONIOS
Coleccin de Historia
1977
Maltby, William S.
1982
Keen, Benjamin
1984
Lafaye, Jacques
1984
Borah, Woodrow
1985
Domnguez, Jorge I.
1985
Knowlton, Robert J.
1985
Lasky, Melvin J.
Utopa y revolucin.
1985
Cook, Sherburne F. y
Woodrow Borah
1989
Liss, Peggy K.
1989
Tuchman, Barbara W.
1989
Wilkinson, James D.
1989
1990
Brading, David A.
1991
1992
Gruzinski, Serge
1994
NE
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Autores
Ao de publicacin
en el FCE
El ladrn.
Needle, Jan
1995
1988
1986
Duverger, Christian
1983
1983
Scheff, Thomas J.
1986
Los olmecas.
Soustelle, Jacques
1984
Babbie, Earl R.
SS, 1988
SS, 1998
Gish, Oscar
SS, 1990
CREA, 1984
El feminismo.
Michel, Andre
CREA, 1983
La mscara.
1988
Baumann, Michael L.
1978
Problemas raciales.
1971
Pensadores rusos.
1979
El surrealismo.
Chnieux-Gendron, Jacqueline
1989
Clark, Stephen R. L.
1987
Cohen-Sat, Gilbert y
Pierre Fougeyrollas
1961
La bveda de la noche.
Dickson, F. P.
1975
Elster, John
1989
Foucault, Michel
2 ed -1976
Foucault, Michel
2 ed -1976
Fung, Yu-Lan
Maquiavelo.
Gautier-Vignal, Louis
1971
Revoluciones cientficas.
1985
La miel y la cicuta.
Hamburger, Jean
1989
1984
Samuel Beckett.
Hensel, Georg
1972
Hughes, John
1987
Jean, Georges
1990
Joyce, James
1980
Nuestro laberinto.
Kahler, Erich
1972
1990
1987
SECCIN TESTIMONIOS
Ttulo en espaol
NE
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Ttulo en espaol
Autores
Ao de publicacin
en el FCE
Madrid: FCE, 1976
1979
Khn, Herbert
1971
El teatro de T. S. Eliot.
Kuna, Franz
1971
Lowe, Donald M.
1986
Malmstrm, Dan
1977
Mander, Gertrude
1972
Mayer, Hans
1972
McLeish, John
1988
El feminismo.
Michel, Andre
1983
Morange, Jean
1981
Palmier, Jean-Michel
1971
Phillips, John A.
1988
Pomeau, Ren
1988
1986
1984
CONACYT,
Filosofa moral.
Raphael, D. D.
Razonamiento prctico.
1986
Runciman, Steve
1989
Schrdinger, Erwin
1975
Seckler, David
1977
SECCIN TESTIMONIOS
NE
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1982
1985
Lo fantstico romntico
Siebers, Tobin
1989
1989
Gustave Flaubert.
Suffel, Jacques
1972
Taylor, Charles
1983
La cosmovisin isabelina.
Tillyard, Eustace M. W.
1984
1989
La imaginacin.
Warnock, Mary
1981
Wilson, Peter J.
Arieti, Silvano
1987
Durham, Frank y
Robert D. Purrington
1989
La imaginacin cientfica.
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331
1984
CONACYT,
CONACYT,
11/02/2011, 13:10
1993
1985
Autores
Ao de publicacin
en el FCE
1985
Lumsden, Charles J. y
Edward Osborne Wilson
1988
1975
1986
El juicio poltico.
Beiner, Ronald
1987
Bensadon, Ney
1988
Impresiones personales.
1984
Brion, Marcel
1990
Bruner, Jerome
1985
Campbell, Jeremy
1989
Cand, Roland de
1988
Craig, Eleanor
1987
Dessau, Adalbert
1972
Dunayevskaya, Raya
1985
1987
Armas y esperanza.
1988
Fanger, Donald
1985
Gilligan, Carol
1985
El ritual de la televisin.
Goethals, Gregor T.
1986
Gottfried, Robert
1989
Horsman, Reginald
1985
Los alemanes.
Kahler, Erich
1977
Lever, Janet
1985
1986
1990
1986
Redclift, Michael
1989
1986
Rhys, Jean
1989
Rousset, Jean
1985
1987
Rubel, Arthur J.
1989
Psicoanlisis y literatura.
1973
1973
1986
SECCIN TESTIMONIOS
Ttulo en espaol
NE
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SECCIN TESTIMONIOS
Ttulo en espaol
NE
333
Autores
Ao de publicacin
en el FCE
1971
Schurmann, Franz y
Orville Schell, comps.
Vicios ordinarios.
Shklar, Judith, N.
El cometa Halley.
Tattersfield, Donald
1986
Ward, Barbara
1976
1968
Jean, Georges
1989
1993
Curzon, Gerard
1969
La economa de la antigedad.
Finley, Moses I.
2 ed -1986
Henderson, Hazel
1985
Hirschman, Alberto O.
1986
Hirschman, Albert O.
1989
La edad nuclear.
UNAM,
UNAM,
1985
La mala conciencia.
Janklvitch, Vladimir
1987
1990
1983
1987
1987
La historia del escepticismo desde Erasmo hasta Spinoza. Popkin, Richard Henry
1983
Borah, Woodrow
1985
Brading, David A.
1991
Cook, Sherburne F.
y Woodrow Borah
1989
1975
Domnguez, Jorge I.
1985
Gruzinski, Serge
1994
Keen, Benjamin
1984
Knowlton, Robert J.
Lafaye, Jacques
2 ed-1997
Utopa y revolucin.
Lasky, Melvin J.
1985
1990
1992
Liss, Peggy K.
1989
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333
1985
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Autores
Ao de publicacin
en el FCE
1982
Maltby, William S.
1977
1980
La civilizacin helenstica.
1969
Tuchman, Barbara W.
1989
Wilkinson, James D.
1989
Baumann, Michael L.
SEP,
SEP,
Frank, Joseph
1993
Innes, Christopher
1992
Kazin, Alfred
1987
Kazin, Alfred
1993
Leroy, Maurice
La fantasmagora.
Milner, Max
1990
1983
Veyne, Paul
1991
Bialer, Seweryn
1987
Davis, J. C
1985
Enfrentando el futuro.
Dror, Yehezkel
1990
Ferry, Luc
1991
Gourevitch, Peter
1993
1981
Skinner, Quentin
1985
Skinner, Quentin
1986
1985
1984
2 ed-1976
1984
1993
Wich, Richard
1983
Barzun, Jacques
1986
Psicologa educacional.
1979
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SECCIN TESTIMONIOS
Ttulo en espaol
NE
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Ttulo en espaol
Autores
Ao de publicacin
en el FCE
Erikson, Erik H.
1994
Hoffman, Lynn
1987
Humphrey, Nicholas
1987
Janet, Pierre
1992
De la angustia al xtasis, I.
Janet, Pierre
1991
Perkins, D. N.
1988
Fougeyrollas, Pierre
1981
Fougeyrollas, Pierre
1982
Smith, Anthony
1984
Sorlin, Pierre
1985
Turner, Bryan S.
Erasmo.
Halkin, Len-E.
King, John
La msica de Brasil
Appleby, David P.
1985
1984
1988
2 ed-1992
SECCIN ARTE
1989
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ENTREVISTA
PANCHO
MADRIGAL
HABLAR DE FRANCISCO JAVIER MADRIGAL MEJOR CONOCIDO COMO PANCHO MADRIGAL, ES HACER REFERENCIA A UN PERSONAJE PROLFICO Y POLIFACTICO DEL MUNDO
DEL ARTE, nacido en Guadalajara, Jalisco y destacado en los medios artsticos nacionales predominantemente como cantoautor, si bien su actividad como escritor
es fecunda, y se ha formado tambin en el campo de las artes visuales. Evasivo de
los medios de comunicacin masiva que comercializan hasta el hasto voces y
productos musicales de talla media para abajo, ha preferido difundir su obra musical mayormente en presentaciones personales en espacios pblicos o particulares de diversas poblaciones de nuestro pas. Modesto por naturaleza prefiere atribuir
al esfuerzo continuado ms que al talento los logros que ha alcanzado en su caminar como compositor de msica popular y creador de cuentos, productos que se
distinguen por su contenido social. Algunas de sus expresiones musicales han
sido dadas a conocer por voces tan importantes en el canto latinoamericano como
Alfredo Zitarrosa, scar Chvez, Guadalupe Pineda, Amparo Ochoa, el grupo
Sanampay, Delfor Sombra y Carlos Daz Cato, entre otras. Su ms reciente
trabajo discogrfico est grabado en dueto con scar Chvez.
Sin duda su obra musical ms famosa es Jacinto Cenobio, cancin emblemtica
de la estrujante realidad que ha vivido, y contina sufriendo hasta nuestros das,
mucha de la gente de las reas rurales que emigran a las ciudades en busca de
mejores horizontes. La acertada contribucin de letra y msica en muchas de las
canciones de Pancho Madrigal para la consecucin de una obra final redonda,
transporta al oyente al mundo de su subjetividad donde se confronta con la dimensin doliente de nuestra realidad nacional; esa parte del Mxico de ayer y de
hoy que ya sea por la enajenacin del consumismo que padecemos, o tal vez como
recurso evasivo para la salud mental ante la criminalidad del da a da que somete
nuestras conciencias, pretendemos olvidar. Jacinto Cenobio, Los nios que nada tienen,
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Un inagotable caudal de historias, leyendas, romances y quejas populares epopeya secular bordada por el brbaro sonsonete de la vihuela va fluyendo de la recia garganta; hay un tema para
cada hora del da, para cada poca del ao y para cada era de la eternidad... Y as, canta a la tarde
tierna de cielo casi blanco, como de cristal rayado por abejorros amodorrados y liblulas rojas
que rompen el encaje de espuma del ro. Son canciones ingenuas y candorosas que hablan de
palomas blancas, de madres queridas y flores del plan... Canciones cadenciosas y pausadas que se
cantan con los ojos cerrados y ensanchando la sonrisa.
Y ste es el que dicen que dijo: La vihuela es perdularia y ardiente como mujer de la costa;
la empiezas a manosear y ya no te suelta hasta que das todo lo que habas de dar. Por eso uno
ve que ya se hizo de noche y l sigue, zumba, zumba y zumba, rompiendo el espejo de los
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charcos para pisar sobre estrellas; y ah va, por la orilla del ro, despertando chachalacas con su
charraca-chaca lunero... zumba y zumba a la vihuela, contrapuntendole el son;
Y en la alta noche, duelo de voces y de instrumentos: el ro con su vihuela de piedras y ramas
secas, y l con su vihuela de relmpago tornasol. Envidioso, se les une el viento, pulsando los
yerbajales; se les une tambin la lluvia con su voz clara de pedacera de luna en cristales; y luego
el grito neurtico del trueno, rebotndole en los pies... Porque ahora se trata de los amores
tormentosos; tringulos, engaos, raptos, amores frustrados y suicidios de enamorados.
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Entrevista
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flores, conoca todas las plantas habidas y por haber; en fin, era una mujer muy
sensible, y creo pues que de alguna forma eso te va marcando, te va llevando hacia
una tendencia a lo esttico, al disfrute de la belleza, y al desarrollo de la sensibilidad tambin.
ESNE. Con qu elementos de tu familia estableciste los vnculos ms fuertes, con tu madre, con
tus hermanas?
PM. Mira, fue muy parejo porque fueron temporadas con mi madre, porque mi
madre y yo estuvimos viviendo cinco aos en Sonora los dos, nada ms, mi abuela
y una de mis hermanas se quedaron ac en Guadalajara; la segunda hermana es
once aos menor que yo, yo tena once aos cuando naci entonces no hubo
tanto roce, tanta comunicacin con ella, mas bien ella puede tener alguna influencia de mi pero ya casi como padre, ya ni siquiera tanto como hermano mayor pues
eran muchos aos, once aos de diferencia. Pero si emocionalmente con mi abuela que era una mujer bastante rgida pero tambin con una cierta ternura que no se
decida a dejar salir pero que se le intua, se le senta. Con mi hermana mayor si,
una gran afinidad, nos queremos mucho, haba muchas cosas en comn; pero la
convivencia con mi madre creo que fue la ms fuerte.
ESNE. Qu diferencia de edades tienes con relacin a esta hermana tuya?
PM. Me parece que dos o tres aos.
ESNE. Ah est clara la razn del por qu la calidad de la relacin entre ustedes.
PM. Si, era ms intensa que con mi otra hermana.
ESNE. En dnde se dio tu infancia, dnde naciste, dnde te criaste?
PM. Yo nac aqu en el barrio de Santa Teresita, y toda mi vida la he vivido alrededor de este barrio, exceptuando cinco aos que vivimos en Sonora mi madre y yo,
en Ciudad Obregn, y otros tres aos que viv en Espaa pero ya casado, ya con
familia, pero el resto lo he vivido aqu, alrededor de Santa Tere.
ESNE. De tu poca escolar qu puedes platicarnos, qu estudios, qu preferencias tenas por
alguna o algunas asignaturas, qu influencias de profesores o amigos.
PM. No, yo creo que fui un nio muy normal en el sentido de que no me gustaba
la escuela, yo sufra, yo padeca la escuela, y como cundo yo estudi la primaria
haba que ir en la maana y en la tarde, pues era una tortura. La primera etapa que
hice aqu en Guadalajara era una escuela que estaba manejada no por maestras,
eran como seoras voluntarias, era una escuela que perteneca al templo de La
Paz, era una casona vieja casona que estaba por (avenida) La Paz y Chapultepec,
de esas estilo porfiriano pero muy deteriorada, y ah nos daban clases, eran te digo
como seoras voluntarias, pero muy estrictas eso s, y haba que ir en la maana y
en la tarde, y haba que rezar el rosario a la salida, y estar muy cercano a la religin,
con el catecismo y la historia sagrada y todo eso; entonces para mi salir de la
escuela era la gloria, me senta libre cada que sala de la escuela, y cada da noms
de pensar que tena que ir la escuela era una tortura, ya desde que despertaba
estaba pensando que tena que ir a la escuela y me senta muy mal. As que no fui
un gran estudiante. En Sonora tambin haba que ir en la maana y en la tarde
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pero era un sistema ms formal, con maestras normalistas, pero igual la bola de
muchachos vagos nos hacamos la pinta cada rato, nos bamos lejos, por all fuera
de la ciudad a robarnos los melones y las sandias y hacernos la pinta por all, lo
ms lejos de la escuela que se pudiera, a jugar bisbol o a treparnos a los rboles.
Entonces yo no fui un gran estudiante; a lo mejor tambin eso te hace, te dirige
hacia otras reas menos acadmicas, como puede ser la pintura, porque eso s el
dibujo siempre me atrajo, nunca fui un gran dibujante pero siempre me atrajo;
esos cursos para dibujar historietas yo me los soplaba todos, porque pues trabajaba desde muy nio, yo ganaba mi dinero vendiendo peridicos, lavando coches,
dando grasa. De alguna forma yo sacaba mi dinero, y siempre tena para pagar mis
cursos por correspondencia para dibujar. Entonces eso me inici ms o menos en
el campo de las artes plsticas. Ya aqu en Guadalajara, pensndolo ms formalmente, ya con toda la intencin entr a estudiar a la Escuela de Artes Plsticas y
ah me form. Lo nico que he estudiado formalmente ha sido Pintura.
ESNE. En la Escuela de Artes Plsticas algn profesor, algn compaero que haya representado para ti alguna influencia importante en tu formacin?
PM. Si, yo creo que ms los compaeros que los profesores. Tuve muy buenos
profesores, buenos profesores en el sentido de que eran, son grandes artistas.
Tuve como profesores a (Alfonso) de Lara Gallardo, a Jorge Martnez a (Francisco Rodrguez) Caracalla, a Jess Mata, en fin, una cantidad de buenos artistas pero
regulares profesores. Aprenda uno ms con los compaeros. Caracalla que era
muy liberal nos dejaba un enorme saln como taller libre y nos financiaba material para pintar, entonces nos juntbamos a trabajar all un buen grupo, y aprenda
uno mucho con los compaeros.
ESNE. Consideras entonces que fue ms la influencia de tus compaeros que la de alguno de tus
maestros?
PM. Yo creo que s, yo creo que s, porque no tienes la presin del maestro acadmico que quiere que hagas las cosas tal como estn ah, el modelo tal cual, y entre
los compaeros pues hay ms espontaneidad, ms libertad, y los ves cmo trabajan y cmo utilizan los materiales, y se te antoja hacer lo que estn haciendo; si, yo
considero que aprend ms con mis compaeros.
ESNE. En el otro ambiente de tu formacin, el otro mbito de tu entorno sociocultural, el barrio.
Qu acerca de tus experiencias, aprendizajes, influencias, amigos, que te marcaron?
PM. Yo siempre he dicho que en mis tiempos no haba nios de la calle, la calle era
de los nios, entonces la calle estaba tomada por los nios, a todas horas, desde
las primeras horas hasta las ltimas horas de la noche estaba tomada por los
nios. T veas nios jugando, nios trabajando, haciendo cosas en la calle siempre, siempre, siempre, nunca faltaban los nios en la calle, cosa muy rara ahora.
Yo creo que estas nuevas generaciones nunca se va a dar cuenta de lo que se
perdi, de esa libertad que haba en las calles en aquellos tiempos que deben
haberte tocado tambin a ti. Y uno siempre tena cosas que hacer en la calle;
adems de jugar era un campo tambin para trabajar, para hacer algo, para barrer
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con jvenes, de todas las edades, y te vean como un trabajador ms. Entonces te
trataban de t a t, podas hablar con los adultos con la mayor libertad, te daban
el respeto y la importancia dentro de la convivencia, no es que los nios all y los
adultos ac y los nios no hablan mientras estn hablando los adultos. No, te
ponan atencin a todo lo que t tenas que decir tambin como compaero de
trabajo. Entonces s, todo eso fue para m muy formativo, muy importante. Al
regresar en las noches, a altas horas de la noche en las patancas que le llamaban
cuando ya te regresaban a tu casa todo mundo cansado pero todo mundo con
dinero en la bolsa, platicando y muy contentos, la gente mayor te acariciaban, te
revolvan el pelo y te daban tus palmaditas como diciendo muy bien, muy bien
muchacho, trabajaste bien. Eso era muy importante para m.
ESNE. As es que en esos ncleos ajenos a la familia encontrabas igual el afecto tan importante
para el desarrollo emocional?
PM. S claro, y te voy a decir, mi madre y mi abuela no eran gente muy cariosa
pero s muy expresivas; s sentas el afecto, s te lo hacan sentir, entonces yo nunca
he sentido, no siento que me haya faltado afecto.
ESNE. Algn personaje, algn sujeto, amigo, alguna amiga como referente mayor que te hubiera impactado en tu juventud, bien sea que lo hubieras conocido personalmente o no?
PM. Bueno, en mi infancia recuerdo a un compaero que viva en el mismo lote
que nosotros, eran dos pequeas casas en un solo lote, entonces ramos prcticamente compaeros de vivienda porque era una entrada comn a ese lote, y l era
un nio de mi edad, no s, habr tenido seis o siete aos, pero yo lo recuerdo
como todo un artista conceptual porque tena unas ocurrencias increbles, era un
muchacho que de repente sala yo de mi vivienda y encontraba que en todo el
patio haba sido clavada con palitos de paleta una hilera larqusima que haca una
especie de ondulaciones como si fuera una montaa rusa o algo as, o una palmera degollada que haba afuera de la casa la llenaba con llantas de hule, se trepaba
hasta arriba y le echaba las llantas, ya la llevaba casi a la mitad, y se vea aquello
como una escultura monumental, increble. O si no en una lima vieja, un rbol
que haba ya sin hojas, lo llenaba de madeja, con madejas de hilo las desmadejaba
y con el hilito iba haciendo una especie, no de telaraa, pero s un tejido que
abarcaba todo el rbol y lo veas por el efecto del sol por las maanas, con el roco
como una telaraa cuando se llena de roco, pero todo el rbol, noms imagnate
todo un rbol lleno de hilitos as, colmados con el roco de la maana. Tena un
sentido de la esttica muy especial, muy conceptual, a m me impresionaba, me
impresion mucho, sobre todo a la distancia, ya cuando lo recordaba siendo ms
grande pensaba cmo se le ocurran estas cosas a ese muchacho. Debe en otra
vida haber sido un gran artista.
ESNE. Te marc en algn sentido la actuacin de ese muchacho?
PM. S, s por supuesto, te despierta el concepto de la otredad, de que existen otras
cosas aparte de lo comn, aparte de lo cotidiano, de lo posible, de que hay otra
manera de crear, de hacer belleza si t quieres o simplemente cosas diferentes.
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PM. En el haber sido testigo desde nio de las injusticias, y volvemos otra vez a la
razn del porqu la justicia es uno de mis valores ms preciados. El haber sido
testigo de tantas injusticias obviamente te hace reaccionar, pensar de determinada
manera y expresarlo de la forma que puedas hacerlo.
ESNE. Alguna vez te has sentido un sujeto marginado, oprimido?
PM. S, s, de nio muchas veces por la necesidad que haba pues en mi casa, en mi
familia, que no haba recursos para comprar zapatos, por ejemplo, para ir bien
vestido a un examen escolar, y haba veces que no iba nadie de mi familia a un
examen porque tampoco estaban muy presentables para ir; cosas as que podran
ser tontas tal vez pero que si me hicieron sentir esa diferencia que hay entre el
tener y el no tener.
ESNE. Sera esto como un estmulo, un acicate para alcanzar el grado de desarrollo que has
logrado?
PM. No, no, nunca ha sido mi intencin alcanzar ningn nivel social, ningn nivel
econmico, no para nada, soy un hombre muy desinteresado, con muy poco tengo para vivir y con muy poco me doy por satisfecho.
ESNE. Pero en el campo del desarrollo personal, en donde t podras suponer que lograras el
reconocimiento que algn tipo de desventajas econmicas no te ofrecan en tu infancia?
PM. No, nunca pretend por medio de ninguna actividad alcanzar un reconocimiento, todo se ha dado de una manera casual, no lo he buscado, nunca me propuse hacer msica para que me reconozcan o para ganar dinero, no.
ESNE. Qu piensas acerca de la situacin social y poltica de nuestro Mxico actual?
PM. Mira, las cosas parece que no pero siempre estn en constante cambio, s hay
muchos cambios en relacin a, qu te dir, a la dcada pasada y de la dcada
pasada con relacin a la anterior; siempre hay cambios, pero siempre hay mucho
camino por andar, mucho por hacer, hay muchos cambios todava que esperar y
muchos cambios deseables, pero creo que se estn dando, para bien y para mal
pues, estamos en una situacin que nunca esperamos estar en cuanto a la delincuencia organizada, yo creo que nadie so una pesadilla tal como en la que estamos cayendo actualmente, y creo que no es una cuestin nada ms del pas sino
global, internacional, al grado que no nos hemos dado cuenta todava del tamao
d las consecuencias, que son tremendas, que son terribles, y que muchos gobiernos estn involucrados en ese terrorismo internacional.
ESNE. Piensas que el cultivo del arte podra ser realmente una estrategia viable para transformar la realidad social actual tan llena de incertidumbre?
PM. No, no lo creo. El arte siempre ha sido una buena puerta de escape, una buena
salida y una buena promesa que nunca se ha cumplido; siempre hemos estado
esperando demasiado del arte. Yo creo que el arte es una necesidad conceptual, es
una necesidad casi casi secundaria en el sentido de que estamos viviendo necesidades ms primordiales, hacemos arte como un lugar donde evadirnos, donde
escaparnos, donde estar en los momentos en que no queremos estar pisando la
realidad.
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ESNE.
Una utopa?
No, no una utopa porque el arte es tan tangible que lo tenemos al alcance de
la mano, lo vemos todos los das. El arte es muy concreto, pero lo que yo creo es
que vaya a salvar a la humanidad.
ESNE. Sin embargo, suele recomendarse mucho como parte de la formacin del sujeto.
PM. S, s, lo s, ojal y hubiera ms esfuerzos en ese sentido para que influyera
ms en la formacin del nio, del adolescente, porque pues sensibiliza, te da herramientas para no caer en actos o acciones negativas, en fin, claro que es importante, no es que le quiera restar importancia en nuestra existencia, pero nunca he
credo que el arte vaya a salvar a la humanidad.
ESNE. El arte por si mismo,
PM. Claro.
ESNE. si no est acompaado de una formacin en valores, actitudes,
PM. Exacto, exacto.
ESNE. desarrollo intelectual dentro de una formacin integral, aunque suene muy trillado el
trmino.
PM. De acuerdo, estoy totalmente de acuerdo contigo.
ESNE. A propsito, qu opinas de las posibilidades que el sistema educativo formal de nuestro
pas ofrece para el desarrollo de las capacidades creativas de los estudiantes?
PM. Creo que el sistema educativo, no s cundo tuvo ese quiebre pero se est
quedando muy corto para las necesidades de formacin de los nios y de los
jvenes, se est quedando muy corto. T como profesor, como maestro te has
dado cuenta, por poner un ejemplo, la terrible ortografa que tienen los nios y
los jvenes y muchos de los maestros; la poca importancia que se le ha dado pues
a la formacin, como que la tecnologa viene a ayudar o a rescatar a los profesores
del compromiso de prepararse ms y de ser ms congruentes con su papel como
formadores dentro de los esquemas de la educacin formal. Entonces s en un
campo tan prctico como es ese, el de la comunicacin, el de la escritura andamos
tan mal imagnate todos los dems.
ESNE. Entonces crees que no est cumpliendo su funcin?
PM. Por supuesto que no. Te digo, yo no s en qu momento se dio ese quiebre,
cundo se dio ese venirse abajo de la educacin formal que nos toc a nosotros
en la infancia, porque estn muy mal preparados los muchachos, llegan a las carreras universitarias con una preparacin que deja mucho pero mucho que desear.
Me parece que hay un alejamiento entre la realidad laboral y la escuela. Los jvenes salen muy mal preparados, pero tambin hay pocas posibilidades o esperanzas de encontrar un campo donde desarrollarse. Ese es el fenmeno que est
impulsando ms lo relacionado con la delincuencia organizada, porque los jvenes prefieren vivir bien tres o cuatro aos bien, a tope, a todo lo que d aunque el
resto se lo vayan a pasar en la crcel o vayan a tener que sufrir consecuencias
peores todava.
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morsticas. El humor creo que es una de las formas que ms podran influir en los
cambios de una manera activa, ms que cualquier otro tipo de protesta o sealamiento. Yo creo que el humor es una puerta muy, muy importante para el cambio.
Una de las manifestaciones de inteligencia de las gentes es precisamente el saber
rer, lo que nos separa de los animales es que nosotros sabemos rer. Adems si t
sabes rer aprendes a hacer rer. La gente que tiene buen sentido del humor, que
sabe rer es capaz de hacer rer a los dems.
ESNE. Qu piensas acerca del arte decorativo?
PM. A m me gusta mucho el arte decorativo, las cosas simples, las cosas sencillas,
que no tienen pretensin artstica me gusta mucho tambin; es algo como una
cancin sin sentido si tiene su sentido, que es simplemente entretener; a veces
vas manejando en la carretera y no vas oyendo pero vas escuchando un sonsonete
que como que sirve de fondo para lo que ests viviendo en ese momento, e inconscientemente te va acompaando, va formando parte de tu vida en ese mismo
momento de tu vida y de tu estado de nimo. Por eso para m es importante lo
puramente decorativo, tiene su valor.
ESNE. Hablamos un poco de Pancho Madrigal, el cantoautor. Aunque tus canciones son escuchadas en la radio comercial interpretadas por cantantes conocidos, importantes, no slo famosos,
la gran mayora de ellas (las canciones) no se escuchan con frecuencia en esos circuitos comerciales.
Qu piensas acerca de esto?
PM. Pues nada, en realidad no me importan los grandes pblicos como tampoco
me han interesado ser muy conocido. Yo s que, por ejemplo una cancin que
canta Paquita la del Barrio la escuchan millones de personas, pero es un pblico
que a m no me interesa. Entonces, si una cancin ma la escuchan cinco personas
me importan esas cinco personas como pblico de calidad, o por lo menos como
un pblico afn a m, que me entiende y que creo que yo me entendera con l.
ESNE. Tal ven entre tus creaciones ms conocidas se encuentra Jacinto Cenobio, Los nios
que nada tienen y Roberto el albail, que son crticas severas al sistema social de nuestro
pas. Fueron producto de Pancho Madrigal el joven, el brioso, el rebelde?
PM. Yo creo que del melanclico, siempre he tenido por ah una cierta vena de
melancola que no pasa, yo creo que ms de rebelda hay un poco de melancola
en mi postura al momento de hacer esas canciones.
ESNE. Una de tus canciones a mi juicio ms redonda, es Los nios que nada tienen, su letra y
su msica se complementan de manera tal que cautivan al oyente, terminan por cautivarlo; y en
ese mismo sentido hay otra cancin que desde la primera vez que la escuche me pareci mstica,
mgica. Cul fue el entorno en que se dio?
PM. Fue una experiencia muy sencilla, fue el encuentro con una peregrinacin de
peyoteros que iban hacia Real de Catorce, pero no s en qu momento se da el
click porque a m me cuesta mucho trabajo hacer las cosas, nunca escribo de una
sola sentada, jams he hecho una cancin de una sola sentada, siempre tardo
meses para hacer una cancin o para hacer cualquier cosa, me tardo mucho. A
veces voy haciendo notas, voy tomando notas, algo no me gusta lo voy destruyen-
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do, se queda alguna frase por ah y con el tiempo es que vienen cuajando algunas
cosas, pero al mucho tiempo. Por ejemplo la cancin de la nia huichol, cuando hice
la letra no encajaba la msica, ninguna de las msicas que intentaba ponerle, hasta
que por fin en una ocasin buscando entre los apuntes de lo que grababa en los
casetes me encontr con una meloda que no haba utilizado nunca y que me hizo
sentir ese estado de nimo de aquella vez de la peregrinacin. Entonces, con un
poquito de cambio encaj perfectamente con la letra de la cancin. As se me dan
las cosas, ms por talacha que por creatividad, por inteligencia; a fuerza de mucha
talacha van saliendo las cosas.
ESNE. Bueno, ya Thomas Alva Edison haba dicho que para la creacin se requera un 99%
de transpiracin y un 1.0% de inspiracin. Ahora bien, tus corridos pendencieros y algunas de
tus presentaciones en vivo caricaturizan personajes y situaciones pintorescos, y entonces se te
puede considerar un cronista crtico pero ldico de nuestra realidad nacional, pero menos crudo,
ms reposado. Cmo nace en ti ese modo expresivo?
PM. Yo creo que me cans de ver caras tristes o caras preocupadas cada que cantaba, entonces, hombre pues necesitaba que me regresaran sonrisas, risas. En mis
corridos el principal ingrediente, el principal protagonista es la palabra; jams me
ha gustado jalar aplausos, digo los corridos, los canto y si la gente los capta que
bueno y si no ocurre pues ni modo. Porque mucha gente me ha dicho oye pues es
necesario orlos cinco o seis veces para entender algunas cosas, porque hay tantas
cosas que no alcanzas a captarlo todo, de repente te das cuenta que se te haba
escapado algo y luego la siguiente vez que lo vuelves a escuchar descubres otra
cosa que se te haba escapado tambin. Y pues s, es un lenguaje muy coloquial,
muy cotidiano de los ranchos y de una poca tambin. Es regresarle a la gente, eso
que alcanzas a recoger, a captar de ellos mismos y cuando se lo regresas lo reconocen y lo festejan. Y me divierto muchsimo, y no me rio porque como te digo
no me gusta jalar aplausos, no estoy para eso, lo hago con la mayor seriedad del
mundo y la gente se re y me encanta verla rer y por dentro me estoy divirtiendo
mucho.
ESNE. Sin duda uno de los trabajos ms difciles es el de los msicos, que tienen que estar frente
a quienes lo estn enjuiciando, y sobre todo cuando se presentan en lugares tan pblicos como
cafs e incluso peas, porque siempre hay quienes no prestan la adecuada atencin al artista y se
cruzan entre ste y el pblico, platican en voz alta, en fin son factores de distraccin. Puede esto
resultar frustrante por momentos?
PM. S, s te distrae mucho, te saca de concentracin, y sobre en mi caso en que yo
no improviso en mis corridos hasta la ltima coma est escrita como si fuera el
guin de una obra de teatro, todo est escrito ah y lo digo tal cual; entonces para
recordar cinco o seis corridos, porque son largos hay algunos que duran veintitantos
minutos, para recordarlos palabra por palabra tienes que estar muy concentrado.
El actor de teatro hace muchos movimientos, anda caminando, no le importa
mucho el movimiento que haya entre el pblico, pero cuando t ests sentado y
ests de frente al pblico, y ests viendo incluso caras serias o como que no en-
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tienden, o incluso como que dicen yo no vine a esto porque pensaba que me iba
a encontrar al cmico de la cola de caballo o a Popo Polo y me haban dicho que
eran humorstico, bueno, pues ellos vienen a or albures u otra cosa, entonces se
encuentran con cosas que no esperaban. S, todo eso te desconcentra mucho
porque ests sentado y tienes al pblico ah enfrente y si no ests totalmente
metido en tu quehacer te sacan de onda. Con una frase que se olvide ya ests en
problemas.
ESNE. Sin embargo, yo te vi alguna vez en la plaza de Zapopan cantando precisamente uno de
tus corridos pendencieros, de un charro medio raro, y ramos una multitud los que estbamos
ah, y yo percib que la gente estaba encantada, muy vinculada con tu actuacin, digamos que
estaba muy contigo.
PM. S.
ESNE. Y entonces volvemos a lo mismo porque es ms complicado hacer rer a la gente al mismo
tiempo que las haces rer, porque tus letras no son de las que provocan la risa fcil sino que te
llevan a disfrutar y a rerte pero de manera inteligente, y eso es ms complicado y le da un valor
mucho mayor al tipo de actuaciones que t y gente como tu realizan. Y me imagino que cuando
la gente te expresa su disfrute te hace sentir muy bien.
PM. Claro, porque es muy satisfactorio encontrar eco en el pblico, por eso te
digo que me gusta tanto ir a Guanajuato. Maana voy a Zacatecas al encuentro
de la Oralidad, un festival de oralidad que all se lleva a cabo, me gusta mucho ir
para all, las placitas de Zacatecas se llenan a tope y la gente sabe a lo que va, ya
estn acostumbrados, claro al que no le gusta eso pues no va o se queda sentado
un rato y se va, pero los que saben de qu se trata se quedan; es un pblico muy
agradecido.
ESNE. Y eso te retroalimenta.
PM. Mucho.
ESNE. T conociste a Alfredo Zitarrosa, a Carlos Daz Caito y a otros personajes importantes del canto latinoamericano importantes. Podras platicarnos algo a cerca de tu relacin
con estos personajes y tu opinin acerca de su actuar musical?
PM. Cmo no. A Alfredo Zitarrosa lo conoc por medio del grupo Sanampay, un
grupo argentino que estuvo trabajando mucho tiempo aqu en Guadalajara, de
hecho algunos de sus integrantes se quedaron, Delfor Sombra sigue viviendo en
Mxico, Caito sigui viviendo en Mxico hasta que falleci, y por medio de ellos
conoc a Alfredo Zitarrosa, pero l ya conoca mis canciones y ya haba decidido
grabar, l grab primero La nia huichol y despus Jacinto Cenobio, y en una venida
que dio a Guadalajara ellos me lo presentaron y nos hicimos amigos despus; en
ese tiempo Alfredo viva en Espaa y yo estaba aqu en Guadalajara y nos cartebamos mucho, despus yo me fui a Espaa y l se vino a Mxico, y nos seguamos
carteando nada ms que ahora al revs. Un gran amigo aqu en Guadalajara, Marcos Huerta que era del Distrito Federal y ya falleci, gran amigo mo, era gran
amigo de Alfredo Zitarrosa tambin, y como Alfredo padeca mucho de migraa
al grado que de repente se daba encerronas hasta de una semana por el dolor que
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RESEAS
BIBLIOGRFICAS
Useche, scar (2008) Los nuevos sentidos del desarrollo. Ciudadanas Emergentes, Paz y
En el primer captulo, el autor contextualiza la teora del valor (Marx) para entender las nuevas formas de subsuncin del trabajo (material e intelectual) en el capitalismo. Propone, bajo el concepto de eclosin comprender los mecanismos
creativos que surgen para la reproduccin social, esto es, el proceso de desfetichizacin en las relaciones sociales y pugna por un Estado Social de Derecho
(p.60) en contraposicin al desarrollo unilateral que han practicado, a travs de
diversos ajustes estructurales y mecanismos de exclusin, los grupos hegemnicos.
SECCIN RESEAS
No se puede seguir asistiendo al espectculo obsceno de que mientras no hay dinero estatal para
las prioridades sociales de los ms desamparados, cualquier sacrificio fiscal es posible si se trata
de rescatar a los privilegiados de siempre, sin siquiera asegurar que esto no se va a repetir, ni
como (sic) va a regresar el dinero a las arcas del Estado (p.19).
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En el segundo analiza la relacin entre desarrollo y territorio, para ello, utilizando las aportaciones de Fals Borda (Bioespacio y tecnorregin) propone una
relectura de la dinmica espacio-temporal que se est gestando en la actualidad.
La lgica de territorializacin-desterriolizacin, producto en gran medida de la
forma de produccin (zonas de procesamiento de exportaciones, enclaves
trasnacionales, etc.) repercute en la reconfiguracin de los espacios de lo pblico
(p.107). El poder financiero no slo a transformado las relaciones de produccin
sino la configuracin de lo poltico: consolidacin de asimetras entre Estadosnacionales, soberanas secuestradas o, como tambin ha apuntado el autor, ciudadanas en vilo. Adems debemos resaltar que en esta seccin se apuesta a un
nuevo pacto de la sociedad con la naturaleza.
La tercera seccin es una excelente exgesis de las medidas prcticas y discursivas
que adopta el Estado con la finalidad de legitimar la lgica de exclusin social.
Desde la filosofa poltica, Useche se apoya en las propuestas de Agamben, Foucault
y Virilio para explicar la manera como transitamos de una sociedad disciplinar a
una de control. Sin embargo esto no significa que los dispositivos de disciplina y
la correlativa potencialidad de resistencia hayan desaparecido (p.155). Sugerente
es su re-lectura del concepto de rostricidad propuesta por Deleuze y Guattari
para entender la relacin entre poder e identidad en las prctica constitucional y
poltica de los Estados nacionales perifricos.
El ltimo captulo, aborda los problemas de la ciudadana y los derechos sociales, teniendo como eje el problema de la reforma agraria. La pobreza como asunto pblico refiere a la ineficacia de los programas implantados por las instituciones
polticas. El autor decanta por la obligatoriedad fctica de los bienes de mrito
(Consuelo Corredor) para la transformacin de la situacin padecida por la mayora de los excluidos del sistema.
Aunque el texto tiene como marco al Estado y a la sociedad colombiana no
dejan de llamar la atencin los diversos pasajes donde uno, como latinoamericano, se sentir identificado. La contribucin de Useche radica en la visin holstica
y multidisciplinar que ofrece para comprender el desarrollo y su relacin con las
distintas esferas de la realidad social. El texto es un cmulo de herramientas analticas que, de manera muy bien articuladas, ponen en cuestin el paradigma
discursivo de la modernidad y sus perversas secuelas.
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Religin, desarrollo
y modernidad
Morn Quiroz, Luis Rodolfo y Laura Gemma Flores Garca (compiladores) (2008).
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No obstante, siendo este el marco general de reflexin que articula los trabajos
contenidos en el libro, los problemas de la modernidad, la secularizacin y el
desarrollo aparecen en algunos casos como aspectos directamente vinculados con
los procesos religiosos que analizan los autores, mientras que en otros son solo el
teln de fondo que los contextualiza.
El trabajo en conjunto nos da una idea clara de la enorme complejidad y diversidad que implica la comprensin de lo religioso y su anlisis en la sociedad contempornea, pues da cuenta de las tendencias y contratendencias que han delineado
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...esa modernidad desplegada desde el siglo XVI viene aun a cobijarse a los albores del siglo XXI
reviviendo las categoras del pensamiento mtico-mgico y surrealista que construye y reconstruye mundos y submundos que persiguen como nica finalidad explicarse todo lo inexplicable,
lo irreconocible, lo invaluable por la ciencia y por los adelantos tecnolgicos (Morn Quiroz y
Flores Garca, 2009: 18).
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las tradiciones, las creencias, las liturgias, las culturas ancestrales, las prcticas y los
ritos. De all la riqueza y el valor de este libro.
Religin, desarrollo y modernidad est organizado en cuatro grandes apartados:
A pesar de que en sentido estricto todos los trabajos que nos ofrece el texto
son estudios nuevos, la primera seccin, titulada Estudio reciente de la religin,
incluye los textos que buscan explicar desde las problemticas y los retos que
enfrenta la sociedad actual, el papel que en ella tienen diferentes proceso religiosos. Desde la imposibilidad que enfrentan las creencias religiosas institucionalizadas
reconocidas como orientadoras de la historia porque dotan a los creyentes de
significados y motivaciones para actuar en el mundo, para romper la distancia
con el discurso del desarrollo, la crisis econmica, la proteccin del medio ambiente, el mejor aprovechamiento de los recursos naturales y el uso de energas
alternativas. Pasando por la discusin de la importancia del anlisis de las estadsticas censales para la deteccin de los patrones actuales de cambio religioso; y, el
estudio de la dimensin subjetiva y msitca del fenmeno mgico-religioso por
medio de la descripcin de algunos elementos del discurso narrativo alrededor de
las experiencias que el propio narrador considera sobrenaturales (fantasmas,
espritus, nimas en pena). Hasta la discusin de las relaciones, ms o menos
directas, entre los sistemas econmicos y las religiones.
La segunda parte, Transmisin y cultura religiosa, contiene los textos que
realizan una revisin histrica de diferentes procesos de reelaboracin de los imaginarios religiosos que surgen del cruce, la hibridacin, el sincretismo, de creencias autctonas con otras cristianas desde la llegada de los espaoles a Mxico,
hasta la incorporacin ms reciente de otros marcos de creencia en el pas. Con
ellos nos acercamos, por ejemplo, a los supuestos que sirvieron de base para
originar el imaginario religioso en Michoacn, as como las principales representaciones religiosas distribuidas en el siglo XVI, resultado del desarrollo del culto y
la promocin eclesistica de determinadas imgenes devocionales. Lo anterior
reapropiado por los indgenas purpechas, quienes desde sus propios esquemas
culturales y su situacin social especfica (vencidos y esclavos), construyeron un
catolicismo y un conjunto de expresiones devocionales particulares. Comprendemos, tambin, la visin indgena del mormonismo a travs del discurso del ltimo
representante del nacionalismo lamanita en Mxico, Agricol Lozano Herrera, y su
lectura del Libro mormn. Posicin que identifica a los aborgenes americanos con
una de las diez tribus perdidas de Israel y en la que se postula la incorporacin del
indio al desarrollo del pas, sin reconocer su diversidad y pluralidad cultural. Asimismo, otro de los trabajos, nos plantea el vnculo subyacente en la religiosidad
popular indgena de Oaxaca con los ciclos estacionales y vitales, fundamentales
para los pueblos indgenas, y analiza la aceptacin de lo cristiano desde lo autctono y su persistencia hasta la actualidad, no obstante el embate de los procesos
socioculturales que conlleva la sociedad moderna, caracterizados, entre otros, por
la prdida de la sacralidad del tiempo y el espacio, y por su significacin en trmi-
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nos utilitarios, en funcin de la ganancia econmica. Por ltimo, nos encontramos ante la interpretacin de las estructuras y el pensamiento subyacentes en la
vida colonial, as como las prcticas de las clases populares en la bsqueda de la
salud prcticas que entrelazaban elementos religiosos y profanos. Ello a partir
del anlisis del papel que las mujeres desempearon en los ritos de curacin en el
siglo XVIII en Zacatecas. Este trabajo discute, adems, algunas de las caractersticas
de los procesos inquisitoriales.
La tercera seccin, Actores sociales e institucionalidad, incluye los trabajos
que centran su atencin en la relacin existente entre diversos actores religiosos e
instituciones sociales, como la Iglesia catlica y el Estado, a lo largo de los ltimos
siglos en Mxico. El anlisis del proceso de canonizacin de un ermitao madrileo sirve para ofrecer elementos que permiten comprender la mentalidad religiosa imperante en la corte espaola, la cual deline, en cierto sentido, la de las
colonias. Otros textos analizan la centenaria confrontacin existente entre Iglesia-Estado: primero a travs del proceso de secularizacin de las prcticas testamentarias, al convertirlas paulatinamente en un instrumento pblico para trasmitir
la propiedad de los bienes patrimoniales, en detrimento de su funcin para acortar la distancia entre los testadores y el Purgatorio o el Infierno; despus, por
medio de la discusin del papel que la Iglesia catlica desempe en las elecciones
federales de 1958, a partir de la publicacin por parte de la Conferencia del Episcopado Mexicano de la Declaracin de los deberes cvicos de los catlicos y del trabajo del
presbtero Pedro Velzquez, Iniciacin a la vida poltica, documentos en los que la
Iglesia muestra una postura ms crtica y abierta en torno a la cuestin poltica en
el pas despus de que se estableci el modus vivendi al trmino de la guerra cristera.
En el marco de las trasformaciones de las relaciones entre la Iglesia y el Estado
mexicano, se discute el rol que aqulla desempea en la vida pblica, en particular
en el sistema educativo y en el caso especfico de Aguascalientes. Lo anterior a
partir de las reformas a los artculos constitucionales 3. y 130 durante el gobierno de Salinas de Gortari. Tales reformas posibilitaron la intervencin directa de
organizaciones religiosas como el Opus Dei en la labor de enseanza. Por su parte,
el anlisis de la creacin del Seminario en Castroville, Texas, nos da cuenta de las
tensiones existentes entre la Iglesia mexicana y el Estado postrevolucionario, caracterizado por su anticlericalismo radical, conflictos que llevaron al exilio a sacerdotes mexicanos en la segunda dcada del siglo XX. Finalmente, se realiza una
revisin crtica del vnculo entre diferentes miembros de la Iglesia catlica y su
poltica pastoral, con las distintas formas que ha adquirido la modernidad. Todo
ello con el objeto de discutir la compleja y no poco conflictiva relacin existente
entre la idea de democracia y el pensamiento social de la santa sede, el cual, segn
el autor, ha pasado del rechazo total a su adecuacin para orientar su definicin
de acuerdo con los valores universales, definidos en funcin de que el poder se
deriva de Dios y, en consecuencia, la autonoma de lo temporal no es absolutamente independiente del orden sobrenatural. Ello de acuerdo a la bsqueda del
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Relaciones intra e interregionales en el occidente de Mxico. Memorias VI Coloquio Internacional de Occidentalistas. Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 448 pp.
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Evidencias comerciales (siglos XVI y XVIII). Es aqu que se recorren los principales
puntos referentes al intercambio de mercancas durante buena parte del periodo
colonial. Desde las rutas trazadas y los problemas a los que se enfrentaban, hasta
los objetos ms destacados que viajaban una gran cantidad de kilmetros con el
nico fin de mantenerse dentro del flujo comercial.
Como se mencion anteriormente, uno de los puntos a manejar es el relacionado con los caminos y sus peligros, debido principalmente a que se trataba de
recorridos difciles de realizar tanto por el suelo como por el riesgo de toparse
con indios rebeldes o ladrones. No fueron pocos los comerciantes que vieron
perdida su mercanca ante los ataques, y otros muchos murieron al intentar defenderse.
Uno de los productos revisados son los libros. Se estudia su importacin ya
que la mayora provena de Sevilla, pero tambin se menciona la participacin que
tuvo la ciudad de Mxico en la publicacin de textos. Igualmente se revisa la
censura gubernamental y religiosa, y se recuerdan las quemas de textos considerados prohibidos o dainos para la sociedad (o para las instituciones) evitando as
que cayeran en manos equivocadas.
Tambin se analiza el apogeo de las minas zacatecanas, destacando las de Fresnillo. Se estudia la evolucin que tuvieron los pueblos cercanos a la nueva ruta
comercial que se traz a partir del descubrimiento de grandes yacimientos de
plata, imperando tambin la migracin hacia estas nuevas zonas y dejando otras
ms despobladas.
No poda faltar la investigacin sobre las mercancas que Guadalajara especficamente llevaba a otras partes del territorio, destacando la harina, la sal, los textiles importados y el aguardiente. Se seala el crecimiento que vivi la ciudad a
partir de la ganadera y la agricultura, pero tambin el comercio ayud a dicha
expansin, de tal suerte que aos ms tarde se formara el Consulado de Comerciantes de Guadalajara, independiente ya del capitalino.
Adems de abastecer a las regiones ms cercanas a la ciudad tapata, sus productos tambin llegaron a otras intendencias como la de Veracruz, San Luis Potos, Durango, Guanajuato y Mxico.
Fue tan relevante la participacin comercial de la regin, que los comerciantes
se convirtieron en un gremio importantsimo que pronto destac de entre los
dems y se volvi eje del intercambio econmico.
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Siendo as que tambin se abarca el tema de los grupos familiares, su interaccin entre ellos y con las instituciones imperantes, ya fueran gubernamentales o
religiosas. De tal suerte que resulta bastante comn ubicar la tendencia a enviar
hijos o hijas a los seminarios y conventos con el fin de formarlos en la vida dentro
de la Iglesia, pudiendo crear vnculos con la jerarqua eclesistica que tarde o
temprano cosecharan favores, incluyendo los prstamos econmicos provenientes de las cofradas.
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Evidencias organizacionales, polticas y religiosas. Es en este apartado en donde se estudian diversos grupos que participaron durante la poca colonial y el siglo XIX
principalmente. Se destaca as el anlisis que se hace de las comunidades huicholas/
wixarikas, la fundacin de sus principales pueblos: Tutsipa/Tuxpan y Xatsitsarie/
Guadalupe Ocotn, as como tambin la relevancia que tuvieron durante la guerra
Cristera.
Igualmente se aborda lo relacionado al grupo liberal, su evolucin a lo largo
del siglo decimonnico en Mxico y una par de dcadas anteriores, se sealan
como momentos clave la expulsin de los jesuitas y posteriormente la Constitucin de 1812; se le critica su selectividad y su contradiccin al no permitir que
todos los ciudadanos sean considerados iguales, siendo que esta es una de las
metas que en la teora busca el liberalismo conseguir. As se reprocha la tendencia
liberal a prejuzgar y limitar las capacidades de accin de la poblacin, reprimiendo
as el derecho a votar y ser votado.
Otros de los temas que se maneja son las leyendas que surgen alrededor del
Santo Santiago, sus apariciones y supuestos milagros en diversas partes de Jalisco,
de tal suerte que se pueden comparar las distintas versiones que existen sobre la
historia ms conocida: la aparicin del Santo guerrero montando su caballo blanco. Que por cierto, a dicho equino tambin se le adjudican algunos favores y
milagros entre determinadas comunidades jaliscienses, esto debido principalmente al impacto que caus este animal en los indgenas.
Las representaciones artsticas del Santo Santiago tambin se convierten en
tema de discusin y estudio; se rescatan su vestimenta de charro y su caballo
blanco, adems se mencionan sus claros exponentes en Colima, Nayarit, Ameca y
Tequila.
Evidencias lingsticas y sociolingsticas. Es aqu en dnde se analizan las relaciones
poblacionales y las diversas lenguas de la regin. Se enfoca en el contacto con los
europeos y la consecuente alteracin del idioma; seguido a su vez de un desplazamiento migratorio, el cual altera la comunicacin cuando sta se hace entre grupos que tienen una clara diferencia social, econmica, educativa, cultural o
generacional.
El caso de los Mixtecos que emigraron a la colonia Ferrocarril tambin ocupa
un lugar en el texto. Se analiza el cambio que vivieron tanto hombres como mujeres, desde sus profesiones hasta el idioma. Ellas se dedican principalmente a ser
artesanas de palma, a vender semillas y a ser domsticas. Ellos generalmente son
albailes, jardineros o msicos. El espaol se convierte en el idioma utilizado para
dar ms formalidad a las reuniones, en la vida cotidiana se usa el mixteco, pero los
nios ya no lo hablan.
Igualmente sucede con el nhuatl en Tuxpan (Jalisco), lugar en donde el espaol ha desplazado por completo a la lengua indgena, pero que sin embargo, se
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sigue luchando por conservarla, de ah que la educacin bsica opte por apoyar a
maestros para que continen impartiendo la enseanza de la misma.
Evidencias paleoantropolgicas y arqueolgicas. Es aqu en donde se renen los datos
acerca de la evolucin humana en la regin, comenzando con el hombre en Amrica, su posible origen, las diversas teoras sobre l y los restos que se han encontrado a lo largo de todo el continente. Tambin se exponen algunas caractersticas
de las comunidades que habitaron antes de la llegada de los espaoles, por ejemplo, la deformacin craneana y las tradiciones en torno a la muerte, como lo
fueron las tumbas y los rituales que acompaaban al fallecido.
A su vez, se comentan los intercambios culturales que se dieron en la regin
de Bolaos, la cual surgi como una necesidad de tener alguna ruta comercial
entre comunidades de Jalisco y las de Zacatecas. De ah que, por ejemplo, se
trabaje el asunto de los minerales y los productos derivados de stos.
En este apartado se encuentra un captulo que trata del Valle de San Juan del
Ro (en Quertaro) y la conformacin de su comunidad, adems claro, de sus
habitantes y las actividades a las que se dedicaban, esto gracias a los restos de
diferentes objetos que se han encontrado en la zona.
El texto es una recopilacin del trabajo de antroplogos, historiadores,
arquelogos, lingistas, etc. que participaron en el Coloquio antes mencionado,
quienes desearon compartir sus logros y sus aportaciones a travs de este tipo de
eventos organizados por la Universidad de Guadalajara, y demostraron, una vez
ms, la importancia de estudiar nuestro entorno a nivel regional para posteriormente partir hacia un estudio ms general.
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sociales. Al capitalismo industrial organizado se le sucede un capitalismo desorganizado que no conoce de jerarquas sino de redes de intercambio de servicios
abstractos entre el centro y su periferia. Dentro de ste contexto, Lash y Urry
sugieren que los desarrollos de U. Beck como de A. Giddens con respecto al
riesgo deben ser examinados nuevamente (Lash y Urry, 1998: 30).
En este sentido, los autores escriben textualmente acabamos de esbozar las
economas cambiantes de signos y de espacio que suceden al capitalismo organizado. Examinamos las trayectorias de objetos (bienes, capital, dinero, comunicaciones, mercancas) y de sujetos (fuerza de trabajo, inmigrantes, turistas), que en el
pasado reciente se han acelerado y han ampliado sus recorridos. Es un estado de
cosas que entusiasma, pero sus consecuencias inquietan. Estas consisten en que
la aceleracin, que distancia las relaciones sociales a la vez que comprime tiempo
y espacio, conduce a vaciar sujetos y objetos. Esta movilidad acelerada determinan que los objetos se hagan descartables y pierdan significacin, mientras las
relaciones sociales se vacan de sentido (Lash y Urry, 1998: 53).
No obstante, la idea apocalptica de un vaciamiento total, Lash y Urry sugieren
que la postmodernizacin trae consigo una reflexivilidad que profundiza y abre
muchas alternativas positivas para los vnculos sociales tales como la intimidad,
amistad o el ocio. Uno de los problemas que han tenido tanto Beck como Giddens
en su anlisis de la reflexivilidad es trivializar el papel de la esttica y centrar su
trabajo exclusivamente sobre lo cognitivo. La lectura de Beck enfatiza en que
existen tres estadios que vincula la produccin material a los riesgos: preindustrial,
industrial y del riesgo. Si se parte de la base que las sociedades preindustriales no
producan riesgos sino que vivan tambin las amenazas de la naturaleza, stas no
eran directamente provocadas por el progreso tcnico. Por el contrario, las sociedades industriales modifica la situacin instaurando la incertidumbre asignando
responsabilidades a los agentes externos con respecto a la generacin de riesgos.
Se da una especie de secularizacin de las causas de la catstrofe, que hasta ese
momento haban sido atribuidas a los dioses. En esta fase, la Ciencia se presenta
como la disciplina encargada de detectar y prevenir los desastres futuros. Finalmente, la sociedad del riesgo se distingue de sus dos tipos anteriores por lo incalculable del riesgo. Si la sociedad burguesa admita a las clases sociales como
responsables de las amenazas, la del riesgo desdibuja los lmites entre la culpabilidad e inocencia a la vez que extiende los riesgos y amenazas a toda la poblacin
sin ningn tipo de posibilidad de respuesta (Lash y Urry, 1998: 56).
Particularmente, se debe recurrir al concepto maussiano de modernizacin.
Uno de los problemas de Giddens es que establece su idea de modernidad en
forma cognitiva, vinculando la teora del yo psicolgico pero sin ningn tipo de
significante esttico. En este contexto, Lash y Urry afirman la subjetivizacin del
espacio avanza sobre todo por la transformacin de las redes de comunicaciones,
de informacin y de transporte. El desarrollo de las metropolis globales distorsiona
las coordenadas espacio-temporales del espacio natural (Lash y Urry, 1998: 84).
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En este sentido, en vez de recurrir al smbolo del espacio como lo hace Giddens,
se debe concebir su alegora. Mientras el smbolo se constituye como una versin
privada del espacio cuyas caractersticas son jerrquicas y estructurales, la alegora
bucea por la hermenutica y la reflexivilidad esttica. Ello rompe con la idea romntica de la comunidad (gemeinschaft) para instaurar un espacio que se produce
constantemente as mismo. Sin embargo, ello no significa un vaciamiento total
sino una nueva reconfiguracin que se determina por el declinar del lazo social.
Las economas japonesa, angloamericana y alemana, a pesar de sus diferencias,
comienzan a demostrar rasgos notables de descomposicin (individuacin) producto de la postmodernidad y su reflexivilidad hermenutica.
El poder de la imagen hace su aparicin en la vida social del sujeto subordinando todas sus instituciones y desdibujando los alcances del espacio cartesiano.
En palabra de los propios autores, ahora bien, hemos tenido en esto un desacuerdo importante con Beck y Giddens. En primer lugar, el elemento esttico, se
trasunte en la vida popular, el cine, el ocio o el turismo, es esenciadsimo a esta
nueva condicin que llamaremos postmoderna. En segundo lugar, nos afirmamos en la idea de vincular esa condicin a cambios poltico-econmicos. Opinamos que slo en la modernidad tarda (o posmodernidad) una reflexivilidad esttica
ha llegado a penetrar los procesos sociales (Ibd.: 82). Siguiendo este desarrollo,
los marcadores de lugares que caracterizaban al espacio premoderno (practicas
sociales) se han vaciado de su sentido dando lugar a un espacio abstracto que no
busca ser vivido sino apreciado.
Tomando las influencias nietzscheanas, los autores sugieren que la resubjetivizacin propia de este proceso ha llevado a una dicotomizacin de las
estructuras vigentes que obligan a redefinir el papel del sujeto como entidad inserta en el mundo. En un mundo que desafa la lgica del mundo apolneo, un
mundo que es amoral y natural por s mismo. Las transacciones comerciales, las
jerarquas empresariales, las modas se han transformado y se hacen ms horizontales que en pocas anteriores. La alegora ha reemplazado al smbolo en un horizonte a-cronolgico que desdibuja la tradicin y la historia. A la artificialidad
propia del smbolo se le contrapone la profundidad de la alegora y el sentido. Es
decir, que lejos de tratarse de un vaciamiento total como sugieren Beck y Giddens,
Lash y Urry consideran a la postmodernidad como un proceso que construye sus
cimientos en la experiencia individual. No obstante, existen dos problemas en
este abordaje que consideramos oportuno sealar.
En primera instancia, no queda del todo claro porque y bajo que argumento
los autores sostienen que la postmodernidad adquiere una lgica ms esttica que
la antigedad o la edad media. Si se analiza el tema con detenimiento, se observar
que la cuestin esttica era de capital importancia no slo en la antigedad sino en
la edad media. Las enfermedades de tipo cutneas como la lepra o las malformaciones congnitas en el cuerpo eran consideradas verdaderas maldiciones de los
dioses, y en consecuencia, quienes las portaban eran desterrados de la vida social.
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Construyendo la vida
a partir de la muerte
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muerte, pero olvidaron u obviaron muchas cosas que parecen triviales, y de los
cuales quiero poner en la mesa de discusin o bien, plantear a los autores a manera de pregunta o reflexin.
Me refiero al rito de paso, especficamente al rito funerario en la etapa de crisis,
de duelo profundo: El llanto, como la mxima expresin del dolor por la prdida
irreparable del ser amado, por el sndrome que experimentan de separacin fsica
y el vaco emocional que este provoca, y de la suerte que le depara no slo a los
dolientes, sino en especial al difunto en el mundo de los muertos.
Est ausente la catarsis emocional que la muerte provoca, esa actitud que libera pasiones a travs del lamento, del dolor, de la tragedia, de la aceptacin, de la
resignacin, del arrepentimiento, del temor, de la angustia, de la soledad, de la
separacin, del castigo y muchos otras actitudes que involucra el luto, como la
muestra extrema de sentimientos de pena y duelo ante el fallecimiento de un ser
querido.
En varias sociedades, incluidas las nuestras, existe el oficio antiguo de plaidera, un trabajo, hasta donde s, atribuido al sector femenino. Es decir, plaidera es
la mujer que recibe un pago sea en metlico o en especie, por ir a llorar a un
funeral. Generalmente lo hace con lamentos, buscando con esta actitud contagiar
a los presentes y hacer saber que la partida del difunto causa dolor profundo. La
palabra viene de plair (sollozar), y sta del latn plangere. De hecho, en la tradicin
oral mexicana existe un personaje femenino que se dice mat a sus hijos, y, como
castigo, ahora pena buscndolos, llorando, y se conoce, justamente, como La Llorona.
Qu relacin e importancia de damos al llanto o la ausencia de l en los
ritos funerarios?, podramos acaso establecer el vnculo de a mayor llanto, mayor
pena, o tal vez, a menor manifestacin de llanto menor dolor? Los ritos funerarios son muy heterogneos, pues el ritual depende mucho del sujeto motivo de la
ceremonia, de la edad y sexo del difunto, de la causa de muerte, del parentesco, de
la religin, de la posicin econmica, del vnculo emocional y afectivo, de la cultura, y muchsimos otros elementos ms a considerar. Cualquiera que sea el caso, el
llanto est presente o ausente, tiene muchas formas de explicitarse. As, por ejemplo, existe el llanto contenido, el lamento, el sollozo, el llanto melanclico, el llanto
de ira, el llanto de nervioso, el llanto falso, el llanto colectivo, el llanto catrtico, el
llanto en silencio, etc.
El llanto, pues, es parte fundamental para comprender la muerte, no slo para
el que parte, sino tambin para el doliente. El llanto est presente antes, durante y
despus de la muerte. Incluso el llanto contenido es una manifestacin de dolor
callado, de soledad, de tristeza, de resignacin, o es tambin una represin social
cuando al hombre se le ensea a no llorar, a no mostrar sus sentimientos de
debilidad.
El llanto catrtico, a decir de expertos, se compone de tres momentos esenciales en el rito fnebre: el anuncio de muerte, el levantamiento del cuerpo durante el
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Podra seguir hablando ms del papel del llanto, pero prefiero concluir mi presentacin con lo expresado por el poeta del pueblo, Jos Alfredo Jimnez, cuando
hace referencia justamente al papel del llanto y su relacin con la muerte. Al respecto dice:
No vale nada la vida, la vida no vale nada. Comienza siempre llorando, y as llorando se acaba.
Finalmente, felicito a los autores de este libro. Han hecho un enorme esfuerzo
por comprender diversas interpretaciones religiosas respecto a la vida eterna. Slo
me resta recomendar ampliamente que compren la obra y disfruten de su lectura,
que los llevar por caminos del ms all.
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AUTORES
MARCELA BARRIOS LUNA.
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MARA GRACIA CASTILLO. Licenciada en Historia por la Universidad de Guadalajara; Maestra en Historia por El Colegio de
Michoacn: Doctora en Ciencias Sociales (terminal en historia)
por el CIESAS Occidente. Ha colaborado como voluntaria en diversos proyectos de promocin popular. Ha participado en movimientos polticos y sociales. Adscrita al Departamento de
Estudios en Educacin de la Universidad de Guadalajara es adems docente en la licenciatura y maestra en Historia. Trabaj en
la elaboracin de los guiones cientfico y museogrfico de varios
museos. Ha publicado sobre temas como educacin, barrios, vida
cotidiana, historia oral. Actualmente trabaja la participacin de
jvenes y mujeres en movimientos sociales. Le interesa vincular
pequeos detalles y cuestiones secundarias con la poltica y las
relaciones de poder.
ENRIQUE NORMANDO CRUZ.
Es Doctor en Historia y Antropologa, adems es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas de la Argentina y Profesor de la
Universidad Nacional de Jujuy.
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SOGEM
ADA CAROLINA HERNNDEZ ESCOBAR. Egresada de la Licenciatura en Historia por la Universidad de Guadalajara. Ha colaborado en la Revista Estudios Sociales Nueva poca desde el 2008
como Asistente Editorial. Sus lneas de investigacin se centran
en la historia poltica, los procesos electorales, y la prensa como
instrumento poltico.
LEIF KORSBAEK.
Es Antroplogo de la Universidad de Copenhague, Maestro y Candidato a Doctor en Ciencias Antropolgicas por la UAM Iztapalapa, Profesor Investigador del Posgrado
en Antropologa Social de la Escuela Nacional de Antropologa
e Historia (ENAH-INAH).
MAXIMILIANO KORSTANJE. Es Profesor Investigador de la Facultad de Ciencias Econmicas Universidad de Palermo Argentina. Con ms de 250 publicaciones en Europa, Amrica del
Norte, Asia y Latinoamrica su rea de especializacin versa en
el estudio del pnico, miedo y percepcin de riesgo en contextos
urbanos y rurales como as tambin el pnico colectivo en Antigua Roma. Entre sus obras se destacan la percepcin de riesgo
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aplicado a los viajes, los procesos de recuperacin luego de desastres naturales o provocados por el hombre, la cobertura de
los medios masivos de comunicacin sobre los desastres, el terrorismo y el estudio cientfico de la resiliencia como herramienta para sobreponerse a la adversidad.
FABIAN LAVALLN RANEA. Es Licenciado en Relaciones Internacionales y Licenciado en Historia Universidad del Salvador
(USAL). Candidato al Magster en Sociologa de la Cultura y Anlisis Cultural (IDAES-UNSAM), y Doctorando en Ciencias Polticas
(USAL). Pro-Secretario Acadmico de la Facultad de Ciencias Sociales (USAL). Coordinador de la Carrera de Relaciones Internacionales (USAL). Miembro del Laboratorio de Investigacin
Educativa de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM).
Profesor del Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNLaM.
pnicas de la Universidad de Guadalajara y estudiante de idiomas, jurado preseleccionador FIL-Joven 2008, jurado del Concurso
Hispanoamericano de Ortografa en su fase estatal 2009 y 2010,
asistente de investigador SNI, CONACYT, Doctor Luis Rodolfo
Morn Quiroz 2009.
ENRIQUE LUENGO.
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FRANCESCO PANICO. Investigador del Centro de Investigaciones en Geografa Ambiental de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Su lnea de investigacin se centra en el anlisis
de las relaciones entre poder y territorio en perspectiva histrica.
Publica artculos en revistas acadmicas especializadas y su primer trabajo en forma de libro sali a finales del ao 2009 editado por el Gobierno del Estado de Veracruz.
SANDRA PREZ. Es licenciada en Educacin Bsica con nfasis
en Ciencias Sociales, de la Universidad Distrital Francisco Jos
de Caldas (Colombia), con la tesis Geodesia del sentido estructura apolar: develamiento del sujeto en la jerarqua discursiva.
JAIR EDUARDO RESTREPO PINEDA.
Colombiano, graduado en
administracin del medio ambiente de la Universidad Tecnolgica de Pereira, Master en Cooperacin al Desarrollo en la Especialidad en Movimientos Migratorios y Codesarrollo de la
Universidad de Valencia, actualmente investigador del Grupo de
Investigacin en Movilidad Humana de la Red de Universidades
Publicas del Eje Cafetero de Colombia Red Alma Mater.
LAUREANO REYES. Es Doctor en Ciencias Sociales, por El Cole-
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