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Cai Dad El Tele Presidente
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antes de la toma de protesta de Pea Nieto para firmar un acuerdo con sus
viejos conocidos del prd, Guadalupe Acosta Naranjo y Jess Ortega. A esas
plticas se incorporaron el lder del pan, Gustavo Madero; y sus asesores
Santiago Creel y Juan Molinar Horcasitas.
En esencia, no fue un pacto poltico, sino una hbil estrategia de
cooptacin presidencial de las burocracias dirigentes en los dos principales partidos de oposicin. Tanto los Chuchos del prd como los maderistas
del pan tenan los mismos incentivos: ninguno de estos grupos perteneca
a la esfera de los candidatos presidenciales opositores derrotados (Andrs
Manuel Lpez Obrador, del prd; y Josefina Vzquez Mota, del pan) y a
ambos les interesaba un buen arreglo para afianzar el control de los dos aparatos partidistas.
Cada uno de los dirigentes de cada partido incorpor a sus asesores y
aliados al Consejo Rector. Del lado del pan estuvieron Santiago Creel, ex
secretario de Gobernacin foxista y ex coordinador de asesores del mismo
partido; y Juan Molinar Horcasitas, ex director del Seguro Social en el
imborrable episodio de la muerte de 49 menores en la Guardera ABC y ex
secretario de Comunicaciones y Transportes durante el calderonismo. Del
lado del prd, el ex dirigente nacional Guadalupe Acosta Naranjo; y Pablo
Gmez, ex comunista y legislador en varios periodos. Cada equipo incorpor a otros especialistas, segn la temtica de los 95 compromisos.
Se aterrizaron algunas medidas en materia de telecomunicaciones y
radiodifusin (incorporadas al Pacto por Mxico desde el pan) y algunos
acuerdos sobre derechos y combate a la corrupcin, as como la reforma
al Distrito Federal, reclamados por el prd. Se perfil una reforma poltica
muy general que atendiera los siguientes temas: reduccin y mayor transparencia del gasto de los partidos; disminucin de los topes de gastos de campaa; revisin de los tiempos oficiales en radio y televisin; prohibiciones
como el uso de utilitarios (llaveros, pendones, mandiles, despensas, entre
otros) para promocin electoral; nuevas causales de nulidad, como rebasar
el tope degastos de campaa o la compra de cobertura informativa en cualquierade sus modalidades periodsticas, con la correspondiente sancin al
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El pacto fue un mecanismo de cooptacin y colaboracin con las fuerzas polticas representadas en el Congreso, pero tambin el centro de las crticas y los sealamientos de imposicin que se hicieron desde el Senado y
la Cmara de Diputados. Los legisladores pristas no lo expresaron abiertamente, pero los perredistas y panistas que no formaban parte de esta ilusin ptica del acuerdo republicano sealaron la grave intromisin que esto
representaba en la vida parlamentaria.
La nueva consigna qued muy clara: el presidente impone y el Congreso
dispone. La justificacin para tal mecanismo fue que, ahora s, se comprometieron a avanzar en las reformas estructurales que se atoraron desde que
en 1997 ninguna de las tres principales fuerzas polticas tuvo mayora simple en el Congreso.
El objetivo real fue consolidar un bloque peista, ms all de la disciplina
frrea del pri, que se impuso con Csar Camacho. Los dos grupos dirigentes
del pan y del prd que participaron en el Pacto por Mxico se reeligieron en
2014, al frente de los dos partidos opositores. La teora de juegos se aplic
como en un Nintendo presidencialista: el principal incentivo para estar en
el Pacto por Mxico no eran las reformas, sino la sobrevivencia de cada uno
de estos grupos en el poder.
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monopolio de la opinin pblica, encabezado por Televisa, el verdadero facttum para conseguir lo que pareca inconcebible en 2000: que un prista
volviera a encabezar la jefatura del Estado mexicano.
Pea Nieto lo logr. Con una disciplina indiscutible y un derroche innegable de dinero pblico y privado, el joven originario del pueblo mexiquense
de Atlacomulco, educado como nio bien por el Opus Dei, admirador del
caudillo lvaro Obregn, del dictador Porfirio Daz, y del ex presidente
Carlos Salinas de Gortari pero, sobre todo, del emperador Napolen Bonaparte, logr la hazaa del retorno prista a Los Pinos.
Cobijado por su ex jefe Arturo Montiel y por su to Alfredo del Mazo,
ambos frustrados aspirantes a presidentes de la Repblica, Pea Nieto se
esmer en cumplir el plan de accin que inici desde 2005 con los estrategas de Televisa para hacerse popular, volverse imprescindible candidato entre
los otros aspirantes pristas.1
Aprendi el arte de la propaganda. Pea Nieto se transform en su principal jefe y publicista. No elabora ideas ni discursos complejos, lee con dificultad y es muy malo improvisando, pero sabe cul es su mejor ngulo
para ser grabado por las cmaras, viste impecablemente y no se despeina ni
cuando sale a correr. Es afable en el trato poltico. Correcto en las formas y
formalidades. Una especie de Luis Miguel de la poltica, elegante y atractivo,
correcto y anticuado. Sus mejores xitos son reediciones de baladas antiguas.
Doce aos antes, otro propagandista eficaz derrot a la maquinaria prista
para encabezar la alternancia a la mexicana. Vicente Fox, gerente de Coca
Cola, consigui la hazaa de derrotar en las urnas al partido que encabez
la Presidencia de la Repblica durante siete dcadas ininterrumpidas, con
un poco de ayuda de su propio antecesor, Ernesto Zedillo, el ltimo presidente prista del siglo xx. La hegemona del partido ms larga del planeta
slo comparable a la coreana dej el poder presidencial para refugiarse
en los bastiones estatales y en el Congreso. Los pristas perdieron la Presidencia, pero no el poder. Y Vicente Fox la gan, pero perdi el gobierno en
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Arturo Montiel trat de utilizarlo en 2006, pero su larga estela de corrupcin le cost la defenestracin maquinada por su adversario prista Roberto
Madrazo y por la propia televisora a la que le dio millones de dlares del erario mexiquense, privilegios y prebendas. Su heredero Pea Nieto entendi
la leccin: la primera necesidad era amarrarle las manos a sus otros contendientes del pri, comprarlos, cooptarlos o eliminarlos; tener el aval de Estados Unidos, de la Iglesia y de Televisa, esta especie de Santsima Trinidaddel
poder real en Mxico. Adems, evit la confrontacin prolongada de los
dos ex presidentes pristas vivos ms importantes en el modelo neoliberal:
Ernesto Zedillo y Carlos Salinas.
Pea Nieto se vendi como el rbitro entre los intereses de ambos.
Aprendi de sus vagas referencias histricas sobre Napolen Bonaparte
que deba colocarse como el salvador frente a la disputa de los termidores y jacobinos, segn relatan quienes conocen de esta aficin presidencial por el emperador francs. Y lo ms importante, dio seales claras de
que la impunidad transexenal se dara por la va de la alternancia. Los dos
ex presidentes panistas terminaron apoyndolo por clculos y circunstancias distintas, pero por un fin comn: la garanta de proteccin a sus intereses y a sus familiares.
El ascenso de Pea Nieto fue el inicio de una restauracin del presidencialismo. No pretendi ser la culminacin de un proceso de transicin a la
democracia, largamente pospuesta desde aquella tmida apertura del sistema
prista en 1977-1979 (la reforma poltica germinal de Jos Lpez Portillo)
y desde una alternancia bipartidista, digna del manual de la Universidad de
Harvard que se aplic con el salinismo y acab en desastre sistmico en los
dos sexenios del pan. Es el retorno de un modelo autoritario, amortiguado
por fuertes dosis de propaganda y dinero.
El discurso literal y escenogrfico de Pea Nieto prometi no la culminacin de la transicin a la democracia, sino una restauracin presidencialista.
Para l y su grupo no hay duda alguna: la eficacia no pasa por la democratizacin sino por el control; el consenso se construye con fuertes dosis de
propaganda y de cooptacin; y el compromiso es consumar la liberalizacin
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econmica, iniciada por los tecncratas de la era salinista, pero ahora con la
habilidad de los operadores del Estado de Mxico.
Un presidente fuerte con un Estado mnimo; un gobierno federal interventor con entidades dependientes del centro; un Ejecutivo federal por
encima de los otros poderes de la Unin; un presidencialismo asistencialista que confunde justicia social con cruzadas alimentarias, que administra la pobreza para tener un rdito electoral; un presidente que no propone
larevolucin ni la reforma, sino la transformacin del pas. sa constituyela sntesis del proyecto inicial peista.
Ya no se trata de un presidente como jefe real slo del pri, sino de
todos los partidos y fuerzas polticas con representacin en el Congreso. Un
presidencialismo multipartidista, a la usanza del cesarismo o el bonapartismo posmoderno. Un presidencialismo consecuente con el gran capital,
siempre y cuando ste se someta a las decisiones del titular del Ejecutivo y
no decida confrontarlo. Un presidente que no acepta adversarios ni disidentes, sino crticos tolerados. Un presidencialismo que ya no ve lmites sexenales. Pea Nieto lo enunci vagamente en su discurso de toma de posesin:
En la vida de un pas, seis aos son un periodo corto, pero dos mil 191 das son
suficientes para sentar las bases de lo que desde ahora debe ser nuestra meta:
hacer de Mxico un pas prspero, de oportunidades y bienestar para todos.
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hemos seguido este ascenso desde un punto de vista crtico. Quiz esa percepcin es conveniente para el propio proyecto de poder o un efecto boomerang del exceso de propaganda telegnica. Pea Nieto es un poltico
convencido del valor de las dictaduras benvolas y un digno heredero de la
escuela de cooptacin y seduccin que Carlos Hank Gonzlez, el profesor
multimillonario, desarroll como pocos en el Estado de Mxico y en el pas.
Pea Nieto ha aplicado en la tercera parte de su sexenio un proceso de
restauracin autoritaria que a los propios pristas ha sorprendido, porque ni
ellos mismos pronosticaron que este joven del copete y la sonrisa congelada
se transformara en una reedicin del viejo anhelo de maximato poltico, o
en la reencarnacin de su deseo infantil ms intenso.
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Pea Nieto describe un estilo porfirista de cooptar a todos los otros actores del poder poltico que, a la distancia, parece anunciar su propio ejercicio del poder personal:
Para lograr el control y la estabilidad del pas, Daz se apoder de los Estados por
la ligazn con sus amigos que se haban hecho gobernadores. Los que se manifestaron en su contra los atrajo o los destruy. Otorg facilidades a los terratenientes, ya numerosos desde la conversin de los bienes de manos muertas
en bienes circulantes, por efecto de la Ley Lerdo y las Leyes de Reforma dictadas por Jurez. A los caciques o jefes de bandas locales los nombr miembros
del ejrcito regular y les dio amplias facultades para aplicar la ley y mantener el
orden. Con el clero lleg al acuerdo de mantener una poltica de conciliacin,
buscando el respeto en las jurisdicciones de ambas entidades: Estado e Iglesia.
Permiti ataques contra la Constitucin de 1857, y a la clase media intelectual la absorbi dentro de la burocracia gubernamental y en el servicio exterior.
Adems, se mostr complaciente con los monopolios comerciales, con los sis6
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temas de trabajo forzado en las minas y haciendas y sostuvo los ilegales impuestos de Estados y municipios.
Con respecto a la poltica exterior, Daz consigui, en 1878, el reconocimiento norteamericano a su gobierno. El segundo periodo de Daz se inaugur
con buenos augurios.
Con ese aparato de dominacin Daz asegur un periodo de gobierno
que iba a durar ms de veinticinco aos (a partir de su segundo periodo de
gobierno), sin que hubiese nadie que le disputase el mando de la nacin.
Es innegable la admiracin en estos otros pasajes donde Pea Nieto describe al dictador de la frase mtenlos en caliente:
Libre de principios extremos, repugnando la intolerancia y dotado de un espritu de benevolencia para el que no haba falta imperdonable ni error que
posibilitara el olvido, plante una poltica de conciliacin que no tuvo la aprobacin de todos, pero con ella quit las barreras a los tradicionalistas de
nacimiento,de la creencia y de la historia, y los hizo entrar en el campo
neutral o promiscuo desu poltica (sic), en que si no se fundan, se mezclaban todas las convicciones. Desde entonces su poder, que haba sido siempre
dominador, pero no exento de violencia, no encontr obstculo alguno en un
camino que el inters comn le allanaba. Guard siempre las formas, que son la
cortesa de la fuerza. Todas las clases, todos los grupos que clasifica una idea,
un estado social o un propsito estaban con l, no como vencidos, sino cobijados; as, cuando el elemento social estaba de su parte, el poltico no poda ser
ya objeto de preocupaciones.7
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Para un joven con aspiraciones polticas en el pri, elaborar una tesis elogiosa de Porfirio Daz era polticamente incorrecto. Daz, con sus excesos,
sus maas y su pragmatismo fue, sin duda, el germen del modelo presidencialista que adoptaron los gobiernos posrevolucionarios. La dictadura
sexenal en lnea directa y hereditaria como defini el historiador Daniel
Coso Villegas el presidencialismo mexicano tiene una fuerte impronta
del porfiriato. Salvo por dos elementos fundamentales: el lmite temporal
de ese poder, marcado a sangre y fuego en el lema No reeleccin (que el
propio Daz enarbol en contra de Jurez y Lerdo de Tejada) y por la prevalencia de un slido aparato de Estado transformado en partido poltico
(pnr-prm-pri) que fue el invento ms acabado de la familia posrevolucionaria para no acabar en otra guerra civil por el poder presidencial, por las
gubernaturas y alcaldas, por repartirse el botn del manejo del gobierno
ydel Estado.
Significativo que el futuro licenciado haya elegido al otro poltico y
general mexicano que muri en el intento consumado de reelegirse: lvaro
Obregn, brillante en el campo de batalla, como Daz, pragmtico y desconfiado en el ejercicio de poder altamente personalizado y admirador de otro
mito histrico: Napolen Bonaparte.
Jos Mara Caldern, Gnesis del presidencialismo en Mxico, El Caballito, 1985, p.27.
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