Agacheros 60 Años de Folklore
Agacheros 60 Años de Folklore
Agacheros 60 Años de Folklore
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60 Aos de Folclore
ndice
Prlogo.... 9
Introduccin........... 21
Rondalla de El Escobonal. 1948-1950...... 23
Agrupacin Folclrica Coros y Danzas de El Escobonal. 1967-1974... 39
Agrupacin Folclrica Axaentemir (I). 1980-1985............................................. 57
Los Cinco de Agache. 1981-1986...... 73
Rondalla Infantil El Escobonal. 1990-1996......... 83
Agrupacin Folclrica Axaentemir (II). 1992-1996.... 97
Danza de Cintas. 1872-1996...... 129
Rondalla Aires de Agache. 1982-1996......... 151
Agrupacin Folclrica Atenguajos. 1995-1996... 167
Eplogo... 185
Bibliografa Consultada... 189
PRLOGO
Constituye para m una nueva experiencia escribir sobre Agache en un libro del que
no soy autor. Pero si cabe mi satisfaccin es an mayor, pues no slo tomo la pluma para
celebrar el nacimiento de un libro, escrito sobre uno de los temas ms significativos de la
personalidad de esta Comarca, su folclore, sino que lo ha hecho una paisana y amiga, la
escobonalera Luisa Chico Prez.
Hace tan slo un ao tuve la oportunidad de presentar en la plaza de San Jos de
El Escobonal, con motivo de las Fiestas Patronales, la primera novela de Luisa. Ahora me
ha invitado a prologar este interesante trabajo de investigacin y no me he podido negar
por tres motivos principales: en primer lugar por la autora, a la que aprecio y admiro por
su enorme capacidad de trabajo; en segundo lugar por el lugar estudiado, la Comarca de
Agache, en la que he nacido y a la que he dedicado los mejores aos de mi vida, tanto en
la actividad pblica como intelectual; y en tercer lugar por el tema abordado, el folclore
tradicional, al que me unen estrechos vnculos familiares.
Cuando, hace ya ms de dos dcadas, inici mis investigaciones sobre la historia
de la Comarca de Agache, comprend que ms temprano o ms tarde iba a tener que
profundizar en las races folclricas de esta tierra, sin duda las ms slidas de todo el Sur
de Tenerife, pues no se puede hablar de Agache sin conocer su arraigada y prestigiosa
tradicin musical. De este convencimiento naci el artculo Historia del folclore en
Agache, publicado en el peridico El Da, el 29 de mayo de 1983 y reproducido en el libro
Gua de la Comarca de Agache (1993). Ms adelante inclu un amplio apartado sobre la
danza y los grupos folclricos de esta Comarca en el artculo Ayer y hoy de las actividades
culturales del municipio de Gmar, publicado en El Da, el 29 de junio de 1984, en un
suplemento especial dedicado a este municipio. Y recientemente, en el Programa de las
Fiestas Patronales de El Escobonal en honor a San Jos del presente ao, he abordado la vida
de Los tamborileros de la Danza de las Cintas, una saga de folcloristas escobonaleros,
en el que se reproducan dos artculos que haba publicado con anterioridad en El Da.
Pero la redaccin de un trabajo ms ambicioso sobre el folclore de Agache necesitaba
una mayor dedicacin de la que yo en estos momentos dispona, por falta de tiempo. Por
ello me alegr mucho cuando Luisa me comunic que tena muy avanzado un estudio sobre
esta parcela de la vida agachera, pues aunque reconozco que me hubiese gustado hacerlo
a m, conoca mi imposibilidad momentnea para elaborarlo y la necesidad que exista de
darlo a conocer.
Hablar del folclore de Agache supone para m, inevitablemente, traer a la memoria
el recuerdo de mi padre, Domingo Octavio Rodrguez Daz, quien desde los 11 aos comenz
a puntear una vieja guitarra de su padre, que tena tan slo una o dos cuerdas, al mismo
tiempo que comenzaba a aprender su oficio de carpintero. Fruto de la combinacin de sus
dos aficiones fue la construccin, con sus propias manos y casi sin herramientas, cuando
slo contaba 12 aos de edad, de un primer violn; a ste sigui otro a los 13 aos y un
tercero a los 14 aos. Poco tiempo despus form, con otros jvenes de El Escobonal de
Arriba, una orquesta que se habra de llamar La Alegra; ensayaba en su casa paterna, en
La Hoya, con un repertorio inicialmente limitado al folclore canario. Actuaron en pblico
durante 16 aos (de 1939 a 1955). Adems, durante las fiestas patronales y las navidades
y con otros msicos de la comarca, recorran el pueblo parrandeando, de casa en casa,
durante varios das. Tambin form parte, desde su creacin, del Coro Parroquial, al que
acompaaba siempre con su violn: quin no recuerda los solos de este instrumento al
interpretar el villancico Lo Divino en Navidad?
Mi padre tambin perteneci a la primera Rondalla de El Escobonal. Luego,
mientras form parte de la orquesta Ritmos del Sur, permaneci durante aos alejado
del folclore. Pero a finales de 1980 se incorpor a la rondalla Axaentemir, fundada en
ese mismo ao, en la que toc primero el violn y luego la mandolina; a ella sigui siendo
fiel tras la escisin de varios de los ms antiguos componentes, para constituir el grupo
Amigos de Agache, por cuyo motivo sera el decano de todos los componentes de la misma.
Tras la desaparicin de la rondalla, la actividad musical de Octavio se limit
durante varios aos al Coro Parroquial, hasta que el sbado 10 de julio de 1989 comenz
a actuar con la Rondalla del Club de la Tercera Edad de Gmar (creada en 1983), con
un compaero de sus inicios musicales, don Fortunato Gmez Cubas. Tocaba el violn y la
mandolina y en ella permaneci hasta su fallecimiento, bajo la direccin de otro paisano, y
tambin compaero de la orquesta La Alegra, don Julio Daz Gmez (Yuyo). Haba actuado
en ese tiempo en numerosas fiestas y romeras, sobre todo en el Valle; no obstante, a muchas
de las actuaciones no pudo acudir por tener que colaborar en el cuidado de su madre,
enferma en cama. Msico vocacional, hasta el final acudi fielmente a los ensayos, a pesar
de los problemas de salud que ya comenzaban a manifestarse.
Simultneamente, y a pesar de su jubilacin como carpintero, nunca abandon
definitivamente las labores artesanas. Continu realizando pequeos trabajos, sobre todo
reparacin de instrumentos musicales de cuerda, en la que era uno de los principales
especialistas de esta zona de la isla, por lo que hasta aqu llegaban lades, bandurrias,
guitarras, limpies, etc. de Gmar, Fasnia, Arico y otros pueblos de la Comarca.
Antes de que existiesen grupos folclricos organizados, Agache cont con pocas
pero brillantes individualidades. Entre ellas destac la cantante Josefina Marrero, quien
perteneci durante aos a la Masa Coral Tinerfea, con la que viaj a la Pennsula en
1935, para participar en un festival celebrado en Madrid, en representacin de las Islas
Canarias. A dicho viaje se sum otro viejo folclorista escobonalero, don Cirilo Daz Daz
(el Tamborilero), uno de los hombres ms conocidos de este rincn tinerfeo. De ambos se
ocupa Luisa en este libro, haciendo completas semblanzas de su actividad musical.
Tambin debemos recordar a las populares orquestas de baile que se prodigaron
en El Escobonal desde comienzos de siglo. Entre ellas destacaron: las fundadas por don
Joaqun Rodrguez y don Severino de la Rosa (el Negro); la de Los Peregrinos, luego
llamada La Alegra, en El Escobonal de Arriba; la de Los Abejones o El Pencn, en El
Escobonal de Abajo; y la dirigida por Honorio en Lomo de Mena. Todas ellas comenzaron
siendo slo de cuerda e interpretando exclusivamente msica folclrica, para luego admitir
instrumentos de viento e incorporar otras piezas bailables, como pasodobles y melodas
sudamericanas. Dado su protagonismo en la vida de muchas generaciones de agacheros,
en la actualidad estoy escribiendo la historia de estos grupos para incluirla en el programa
de Fiestas de San Jos del prximo ao.
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El baile de la berlina
es un baile muy formal.
El pueblo donde se baila
es en El Escobonal.
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con su msica la geografa insular e incluso la llev hasta la Pennsula, al formar parte
de una representacin de lo ms selecto del folclore canario; deleit con su maestra a
varias generaciones, ya que su nieto don Isidoro Fras Daz (1920) contina haciendo or
en esta tierra el son del tajaraste; Isidorillo el tamborilero, como se le conoce, aprendi a
tocar ambos instrumentos desde nio, observando los ensayos de su abuelo; a los 14 aos
de edad ste le prest su tambor para que fuese aprendiendo en su conjunto el soporte
musical de la danza y, tan slo un poco tiempo antes de su muerte, cuando don Isidoro
contaba casi 18 aos de edad, le permiti que tocase su flauta; a pesar de sus achaques,
contina en la actualidad haciendo vibrar la tierra canaria con el ritmo del tajaraste, al
amparo del palo de la danza y bajo la sombra multicolor de las cintas; llevando ya en ello,
ininterrumpidamente, ms de medio siglo (53 aos). Aparte de don Isidoro, nicamente su
to don Domingo Daz Lugo (1895-1967) haba heredado tambin la aficin por el folclore
y la danza; aunque slo aprendi a tocar el tambor, pudo con ello fundar la Danza de las
Cintas de Fasnia, donde contrajo matrimonio y se estableci en 1924; afortunadamente ha
pervivido hasta el presente.
Segn la tradicin oral, la Danza de El Escobonal, a la que se le suponen races
vascas o sudamericanas, existe desde hace ms de 150 aos. Al principio la danza era de
arcos adornados con flores y el baile se pareca al actual, pero no se trenzaba. Posteriormente
se sustituyeron los arcos por las cintas, pero stas no se enredaban, como s se hace en la
actualidad. Al principio slo hubo una danza en el pueblo, pues hasta la poca de don
Pancho Marrero estaba compuesta por seis danzarines de El Escobonal de Arriba y otros
tantos del de Abajo. Interrumpida por la Guerra Civil, tras sta don Jos Yanes (Pepillo) la
volvi a formar, con carcter mixto.
Luego se desmembr en dos, una por cada sector del pueblo; con la de Abajo
siguieron don Pancho (Cora), don Matas Bethencourt y el citado don Pepe Yanes, mientras
que la de Arriba fue conducida por don Martn Leandro (Cho Martn Callajill) y don
Gregorio Leandro; Cho Martn y don Buenaventura Marrero fueron los que introdujeron en
la danza la forma de trenzar las cintas. Ambas danzas coexistieron hasta comienzos de los
aos sesenta, la de Abajo dirigida por don Luis Bethencourt y la de Arriba por don Toms
de la Rosa (Tomasillo). Al existir pique entre las dos, el segundo cambi el vestuario de
la suya, que se asemej a la Danza de Gmar: pantalones del color de la cinta del danzarn,
zapatillas rojas y turbante en vez de gorra, parecido a una tiara y adornado con toda clase
de baratijas y objetos de bisutera; tambin desapareci el cuello de marinero; en la punta
del palo se coloc un turbante similar y el director se vesta igual que sus muchachos pero
de verde. Don Toms intent incluso hacer una danza compuesta por 24 componentes, 12
nios que bailaban por dentro, y enrollaban las cintas, y 12 nias que bailaban por fuera
de los anteriores, pero sin trenzar. Tambin se impuso por entonces la variante de hacer el
santo con una rodilla en tierra, que se conserva hasta la actualidad, y que unos atribuyen
a Tomasillo y otros a Pepillo.
La Danza de nuestro pueblo acuda desde antiguo a las Fiestas de Las Mercedes en
la Punta de Abona; al principio iban caminando, luego en un barco llamado La Amelia, que
los transportaba desde El Tablado, y por ltimo en guagua. Tambin acuda a la Romera
de San Benito de La Laguna, donde se llevaron en una ocasin el primer premio, de la mano
de Tomasillo y Siorillo; adems acudan a las fiestas de Pasma y Gmar, y nunca falt a
la fiesta de nuestro patrn San Jos. Despus de este apogeo, la Danza muri fsicamente y
dej de animar a las procesiones de las fiestas, pero nunca desapareci del corazn de los
agacheros.
En julio de 1978, y en su labor de fomento de la cultura agachera, el Tagoror Cultural
de Agache, que por entonces presida el que suscribe, decidi rescatar la Danza de Cintas
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parranda, a los cientos de gimareros que se trasladaban a dicha isla; en algunas de estas
actuaciones improvisadas les acompa como solista el alcalde don Pedro Guerra Cabrera,
quien interpretaba con bastante calidad los aires de la tierra. Otra fecha destacada en la
historia de esta agrupacin fue su presentacin oficial en el Paraninfo de la Universidad de
La Laguna, el 1 de junio de 1983 a las ocho de la tarde. El 18 de julio inmediato particip
en el programa de TVE Canarias Viva, rodado ntegramente en El Escobonal. El da 18 de
febrero de 1984 intervino en un programa de Radio Cadena Espaola sobre Gmar, de
dos horas de duracin y retransmitido en directo desde la Plaza de San Pedro. Tambin
lo hicieron en Parranda Canaria de Radio Club (Cadena Ser), presentado por Domingo
Garca Barbuzano y emitido en directo desde el Bodegn Castro de La Corujera el sbado
4 de agosto de ese mismo ao, con motivo de las Fiestas de San Jos; junto a la actuacin
estelar de la Agrupacin Axaentemir, tuve la oportunidad de dar a conocer a los oyentes
algunos aspectos de la Comarca. Asimismo, y como curiosidad, componentes de esta
rondalla acompaaron al grupo de teatro infantil Agache en sus actuaciones, introduciendo
canciones propias que iban en funcin de la obra. La ltima actuacin de la Rondalla
Axaentemir fue con motivo de las Fiestas de El Escobonal, el domingo 10 de agosto de
1986.
Por esa misma poca existan en la Comarca otros dos grupos folclricos. El
primero, los Amigos de Agache de El Escobonal, estaba constituido por antiguos tocadores
del Grupo de Coros y Danzas de esta localidad, que se escindieron de la Agrupacin
Axaentemir por desavenencias internas, y que combinaban la msica folclrica canaria con
la sudamericana; actuaron en numerosas fiestas, romeras y centros tursticos. El segundo
fue el grupo juvenil Aires de Agache de La Medida y Pjara, que bajo la direccin musical
de Juan Rodrguez, y luego de don Ramn, recorri con xito numerosas localidades de la
isla.
Durante mi etapa como Teniente de Alcalde y Concejal de Cultura tuve la suerte
de ver nacer a los tres grupos folclricos mencionados, por lo que fui testigo directo de
sus necesidades, vicisitudes y xitos. Estas agrupaciones han sido extensamente estudiadas
por Luisa en este libro, por lo que no voy a repetir la interesante informacin que ya figura
en el texto; no obstante, recuerdo que el sbado 24 de noviembre de 1984 se volvi a
retransmitir el programa Parranda Canaria desde el municipio de Gmar, esta vez desde la
Plaza del Ayuntamiento, que tambin cont con la actuacin de dos grupos agacheros, Los
Cinco de Agache y la rondalla Aires de Agache, y en el que tambin tuve la oportunidad de
intervenir. En 1981 el Ayuntamiento adquiri instrumental para los tres; y hacia 1986 se
subvencion a las rondallas Axaentemir y Aires de Agache con 100.000 ptas. a cada una,
para la compra de trajes. Pero, lamentablemente, en ese mismo ao 1986 entraron en crisis
y se disolvieron.
Desde entonces ha habido varios intentos de resucitar la tradicin folclrica del
pueblo, que en 1990 empez a cuajar en una rondalla infantil, dirigida por Dely Prez
Castro con la ayuda del entonces novio (actual marido) Nstor Daz Garca, que desde ese
mismo ao comenz a actuar en las fiestas patronales de El Escobonal y en otras localidades
de la isla, gracias a lo cual se mantuvo vivo el folclore de este pueblo; apoyada en el colegio
pblico Agache de El Escobonal hasta la fecha ha servido de cantera para las distintas
agrupaciones de la Corea.
La etapa actual del folclore agachero es la que, dados los bros de sus impulsores,
ms momentos gratos nos est trayendo y, sin duda, nos traer. Sirva de ejemplo la corta
pero brillante trayectoria de la actual Rondalla de El Escobonal, de la mano de su director
don Juan J, A. Campos de la Rosa y el padrinazgo del Presidente de Honor con dos
actuaciones en el programa de TVE Taifa y Candil, que ste dirige; su participacin en
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Desde muy joven comenz a alternar los estudios con el trabajo. As, con tan
solo 13 aos de edad ingres como cajera en el bazar Virginia de Santa Cruz, en el que
permaneci durante dos aos; luego pas tambin como cajera, a Galeras Preciados,
empresa a la que estuvo vinculada cinco aos; ms tarde se dedic a la venta directa y
representaciones, durante nada menos que 15 aos. Finalmente, hacia 1989 comenz a
trabajar en el departamento de Informtica y Fotocomposicin de la Imprenta Isla Rapid,
que lleva su hermano.
El 5 de abril de 1975 contrajo matrimonio en la baslica de Candelaria con Miguel
Prez Campos, hijo de Virgilio Prez Rodrguez y de Justina Campos Rodrguez, naturales
de El Escobonal. Frutos de esta unin son dos hijos: Yolanda, que estudia Ciencias Fsicas,
y Eduardo Miguel, que cursa estudios de Auxiliar Administrativo. Desde su matrimonio
Luisa, junto a su familia, alterna su vida entre Santa Cruz y El Tablado; en esta ltima
localidad pasa todos los fines de semana, perodos vacacionales y los tres meses del verano,
lo que sumado viene a significar la mitad del ao.
Desde pequea Luisa ha sido una gran aficionada a la lectura, pero ya en la
adolescencia decidi aventurarse en el otro campo, en la escritura; primero fue un diario,
luego un poema, una carta... hasta que comenz a sentir que escribir era para ella una
vlvula de escape, una necesidad imperiosa en su existencia. Entonces, con su vocacin
literaria ya arraigada, sigui diversos cursos de perfeccionamiento: Ortografa, Redaccin,
Arte de Escribir y Composicin Escrita. As comenzaron a salir de su pluma emotivas
cartas que nunca envi; numerosos romances, expresin mxima de sus sentimientos; y,
ms recientemente, cuentos, obras de teatro, novelas, etc.
Durante muchos aos sus escritos, tanto en prosa cono en verso, permanecieron
guardados en las gavetas de su casa, hasta que en el ao 1989 comenz a publicar algunos
de ellos en los programas de las Fiestas Patronales de El Escobonal y El Tablado, que
actualmente se encuentran recopilados en la Gua de la Comarca de Agache. En su primer
trabajo, que titul Carta a mi pueblo, publicado en dicho ao 1989, ya se desprenda
el profundo vnculo y el amor que senta por El Escobonal. Por su parte, en otros muchos
trabajos, como en los versos que dedic en 1991 de Homenaje al Tablado, se reflejaba el
cario por el lugar donde pasa con su familia la mitad de su tiempo. En 1993 escribi con
gran ilusin dos canciones para la Rondalla infantil de El Escobonal, con el deseo de que,
segn sus propias palabras, sirvieran para potenciar en ellos el deseo de hacer cosas nuevas,
adems de preservar nuestro folclore ms antiguo y tradicional; se titulaban Pueblo mo
y Berlina.
El ao 1994 vio la luz su primera obra de teatro, Esperando el culebrn, que fue
estrenada en la plaza de San Jos durante las fiestas patronales por el grupo de teatro
aficionado de El Escobonal, constituyendo un rotundo xito, tanto por la obra en s como
por su excelente y divertida puesta en escena. Desde entonces ha sido representada en
varias ocasiones por el citado grupo y por el municipal de Gmar en otros escenarios de
las Islas (El Tablado, Gmar, Arafo y San Sebastin de La Gomera).
Recientemente, en el verano de 1995 vio la luz su primera novela, Sueos de
pescador, que fue presentada en un conocido restaurante de La Laguna y en la plaza de San
Jos de El Escobonal, en el transcurso de las Fiestas Patronales. En esta obra resalta su
amenidad y su fcil lectura, la enorme imaginacin de la autora, que se desprende de cada
pgina, as como el bien logrado dominio de los dilogos, y un notable conocimiento de la
tcnica literaria y del lenguaje; y en ella se pueden intuir personajes y lugares conocidos de
la costa agachera. Destacan asimismo los excelentes dibujos de Juan ngel Garca Yanes,
otro artista oriundo de este pueblo.
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Actualmente Luisa trabaja en otra novela, da los ltimos toques a su segunda obra
de teatro, titulada La soledad a veces es buena consejera; y tiene inditos un cuento que
lleva por nombre Laila y un libro de cocina que escribi para sus hijos, que bajo el ttulo
Qu hacemos de comer hoy? fue pensado para las personas que no tienen ni idea del
arte culinario; de este ltimo hizo en su momento varias copias manuscritas y, debido a su
demanda, piensa publicarlo algn da.
En el libro que nos ocupa, Agacheros, 60 aos de folclore, se recoge la tradicin
folclrica de Agache, basada, sobre todo, en fuentes orales. Cuesta imaginarse las horas
que la autora ha consumido en entrevistar a decenas de folcloristas, para luego hilvanar
sus testimonios y darle forma literaria. Es una dura tarea que slo se puede hacer con
mucho amor por la Comarca y por esta tradicin musical. El resultado no puede ser ms
satisfactorio, pues poco ms se puede decir de este tema, que est tratado con amenidad
y rigor. Con esta obra Luisa ha asumido su compromiso con su tierra de ascendencia y
adopcin. Y yo, como amante de la cultura tradicional e hijo de esta Comarca, me congratulo
de que se haya ocupado de un tema tan importante y arraigado en esta tierra.
Deseo concluir este prlogo dando la enhorabuena a Luisa por este trabajo, por el
segundo de la que, estoy seguro, ser una larga lista de publicaciones, para orgullo de sus
paisanos y alegra de los que como ella compartimos una desbordante pasin por los libros
y las cuartillas. Por todo ello, gracias y a seguir adelante, cuentas con todo nuestro apoyo!
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INTRODUCCIN
S
entada en mi atalaya predilecta, all en lo ms alto de La Tambora, junto al
camino que fuese antao testigo de mis juegos infantiles, recorr una vez ms con la mirada
todo el panorama que quedaba a mi alcance.
Desde all poda ver casi todo el pueblo o al menos gran parte de l, desde la casa
de Aniceto en La Montaa hasta la de mi abuelo Leoncio en La Tirada. Pude contemplar
las copas de los rboles de la plaza y el campanario de la iglesia, las huertas, las casas, la
serpenteante carretera. El viento trajo hasta mis odos el ladrido de un perro en la distancia,
el nico sonido que pude percibir desde la altura. A mi alrededor todo era paz, silencio,
serenidad, recuerdos
De pronto, me sent estremecer, qu pasaba? Algo fallaba en mi paisaje, ste
no era el paisaje que deleitaba en mi infancia las meriendas en el camino. Volv a mirar
fijndome esta vez en los detalles y el escalofro volvi a recorrer mi cuerpo, entonces
lo supe. A mi alrededor y en casi toda la extensin del pueblo que poda ver desde all el
deterioro y el abandono eran latentes: paredes cadas, hierbas secas, casas abandonadas,
una punzada de dolor atraves mi corazn. Cerr los ojos y por un momento viaj en el
tiempo.
Tras mis prpados cerrados apareci de nuevo el paisaje familiar. El color verde
predominaba con fuerza en todas sus tonalidades: el verde de la rama de las papas, el verde
de las higueras y pencones, el verde de las mltiples cosechas, verde, verde, verde Todo
el pueblo resplandeca de verdor, el cual rivalizaba con el blanco de la cal en la fachada de
las bien cuidadas casas que se encontraban habitadas en su totalidad, incluso las cuevas y
bodegas blanqueaban a la luz del sol.
Desde los ms diversos rincones traa el viento retazos de conversaciones, el ladrido
de los perros guardianes, el balido de las cabras que no faltaban en cada casa y miles de
sonidos indicadores de vida y de actividades cotidianas.
Casi pude percibir el olor del potaje de mi madre llegando desde la cocina, mezclado
con el de la gran variedad de flores que cultivaba mi ta Luisa en el largo poyo del callejn.
Rememorando fechas especiales vino de nuevo hasta m el familiar sonido de la
fiesta: repiquetear de campanas, estallido de voladores, la msica, que pona alas en nuestros
pies haciendo que el camino hasta la plaza nos pareciera interminable La msica, amiga y
compaera de la mayora de los habitantes del pueblo. Gente que vibra ante el sonido de un
timple bien tocado, que llora con la letra de las malagueas, que se agita inquieto por iniciar
los pasos de una berlina, que alza la voz con orgullo para entonar unas folas
Me detengo en este punto de mis recuerdos y pienso en las personas que han formado
parte de la msica y el folclore de mi tierra. Desde Josefina Marrero y las primeras parrandas
y orquestas que tuvo el pueblo hasta la ltima rondalla que comienza su andadura en estos
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das, han sido cientos de personas. Nunca me haba detenido a pensar en esto.
Analizando la peculiaridad de un pueblo dedicado estrictamente a la agricultura,
no resulta extrao que las costumbres y el folclore permanezcan tan arraigados an hoy en
sus gentes, ya que los timples y las guitarras fueron durante aos la nica diversin para la
mayora de ellos. En lo ms profundo de sus bodegas se afinaban las voces con un buen vaso
de vino y las gargantas se rompan entonando con sentimiento las coplas de una cancin.
En los salones donde se celebraban bailes, sonaban las polcas tradicionales de la
zona, predominando la famosa berlina. En definitiva, lo nico que se ha conservado intacto
con el paso de los aos y que sirve como vnculo a sus habitantes es la msica, y ms
concretamente el folclore tan peculiar de Agache, un folclore puro, autntico, transmitido
de padres a hijos, un folclore sin adulterar producto de nuestras races.
El orgullo de ser agachera inund una vez ms mis pulmones de aire puro. Abr los
ojos y repas de nuevo el paisaje que ya no me pareci tan seco ni tan triste, y esforzndome
un poco casi pude escuchar el rasguear de ms de una guitarra en el corazn de algunas de
las casas que an permanecen habitadas y el sonido de una voz rasgando el aire con los
sones de la berlina.
Pens que la lucha de estas personas por preservar un patrimonio tan importante
mereca todo nuestro respeto, y sent que deba contribuir de alguna forma a divulgar la
perseverancia de un pueblo que al filo del siglo XXI contina intentando que no se pierdan
las tradiciones que dan identidad a nuestra tierra.
Ese afortunado da naci la idea de escribir un libro que me gustara sirviera para
que nuestros descendientes conozcan la importancia del patrimonio que se les ha legado y
sientan la necesidad de continuar la labor iniciada por sus mayores.
Apoyemos entre todos los movimientos folclricos de la Comarca ya que desde mi
punto de vista son mucho ms que msica, nuestro folclore es EL ORGULLO DE UN
PUEBLO.
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orran los aos de la postguerra; aos donde la escasez y el dolor de las recientes
heridas que en el pueblo espaol dejase la contienda fraticida azotaban a una nacin que
intentaba, desesperadamente, retomar el gusto por la vida.
Agache no era ninguna excepcin, sus habitantes sufran, al igual que los dems
pueblos espaoles, las secuelas de la guerra. Ellos nunca lo haban tenido fcil, eran en
su mayora agricultores que regaban la tierra con su sudor para arrancar a los canteros
el sustento diario. La Guerra Civil Espaola slo contribuy a empeorar la ya precaria
situacin llevndose a luchar a los hombres jvenes, quienes con su fortaleza ayudaban
a salir adelante a sus mayores y con su empuje trataban de construir un futuro mejor para
todos, quienes tuvieron que acudir a la llamada de la Patria, una Patria que les exiga
combatir por una causa que la mayora ni siquiera llegaba a entender; una Patria que nunca
se haba acordado de ellos hasta ese momento; una Patria que sustitua los pantalones cortos
de muchos jvenes por el uniforme militar, que cambiaba su azada y su guataca por un
fusil, que reemplazaba el polvoriento sombrero de paja con que se protegan del trrido sol
agachero por un precario casco que tena la misin de protegerles de las balas que, antes
de que pudieran darse cuenta, silbaran a su alrededor. Y tuvieron que partir dejando todo
en manos de los hombres demasiado mayores para combatir, de las mujeres y de los nios.
Atrs quedaron los sonidos del tambor y la pita de Cirilo Daz, la voz de Josefina
Marrero, los bailes en casa de cha Rosenda, los que ellos mismos organizaban unos aos
antes en la cueva de el Bobo de La Corujera o en la de la Bruja en la Morra de los Caballeros,
en espera de cumplir la mayora de edad para poder pertenecer, como socio de derecho, al
Casino y bailar de verdad con las chicas. Por delante, slo temor e incertidumbre: el sonido
de la msica fue sustituido durante mucho tiempo por el fragor de la batalla.
Pero el pueblo agachero, a pesar de su fama de indolente, vilordo y suspicaz, o tal
vez debido a ello, supo restaar sus heridas, rez por los hijos que no volvieron, enjug
las lgrimas, alz orgulloso la cabeza y, con un nudo en el estmago debido en parte a la
desazn acumulada durante los ltimos acontecimientos, en parte porque las papas guisadas
con cebollas o pescado salado an no daban para satisfacer el apetito de todos, empu de
nuevo la azada y se lanz con rabia contenida a los canteros para reencontrarse con su vida
donde haban tenido que abandonarla aos atrs.
Levantaron paredes, araron, regaron, surcaron y plantaron lo que pudieron, ya que
tambin escaseaban las semillas, y removieron la tierra con ahnco hasta dejar en ella todo
el miedo y la impotencia que les haba atenazado hasta entonces.
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Y la comarca de Agache que, si bien nunca disfrut de una economa boyante, haba
sabido siempre vivir dignamente, se fue recuperando hasta enterrar dentro de lo posible los
malos recuerdos, retomando el gusto por las cosas sencillas y la alegra de vivir.
Las huertas volvieron a reverdecer; los mulos suban y bajaban de nuevo por los
caminos con sus preciadas cargas, procedidos por un campesino orgulloso de su labor que
portaba al hombro un saco vaco y una azada, mantena en equilibrio un cigarrillo a medio
consumir entre los labios y esconda el brillo de la mirada socarrona tras los prpados
semicerrados para as protegerlos del duro sol del medioda; contento de poder regresar a
un hogar donde le esperaba la comida caliente y la sonrisa de una agachera comprensiva
que jams permita que la ayudase en la casa, mientras ella se ocupaba de la misma, de los
hijos, de echarle una mano en el campo cuando era necesario, de atender a los animales
domsticos, y an sacaba tiempo para sentarse a calar hasta el anochecer.
Poco a poco, Agache se fue llenando de los familiares sonidos que haban apagado
durante aos el clamor de las bombas, que aunque no estallasen en la Comarca lo hacan
en el corazn de los familiares de los combatientes. De nuevo se escucharon las risas de
los nios disfrutando de los inocentes juegos infantiles, el ladrido de los perros y el balido
de las cabras, las conversaciones de las mujeres que se reunan para calar incansablemente
hora tras hora desgranando entre cruces y araones mil confidencias y algn cotilleo, y
desde el fondo de las bodegas repiquete de nuevo el pequeo timple compaero de tantas
parrandas, enseguida le acompa una guitarra soadora y la voz de un agachero se alz
sobre ellos entonando unas sentidas folas que erizaron el vello a quienes le escucharon.
El folclore, una vez ms, contribua a relajar las tensiones del da y all, en medio de la
parranda, las folas se enlazaron con isas y malagueas, con berlinas, polcas y sorondongos
para as, entre buenos caldos y buenos cantos, recuperar lentamente la alegra de vivir.
Y comenzaron a proliferar las parrandas, que tocaban sobre todo en Carnavales y
en Navidad, fechas estas en que deban solicitar un permiso al alcalde para poder recorrer
el pueblo con sus serenatas para los vecinos. En una de estas ocasiones, idearon cambiar la
letra de Lo Divino por otra desde la que se peda dicha aprobacin. La idea gust tanto al
alcalde que no slo se lo concedi sino que acompa a la parranda por el pueblo hasta altas
horas de la madrugada.
As, el folclore inund de nuevo la Comarca transmitiendo a propios y extraos su
pureza y peculiaridad. La fama de sus tocadores y cantadores trascendi ms all del lugar
al igual que ocurriera aos atrs, atrayendo folcloristas de otros puntos de la isla en su afn
por conocer y competir con los ms destacados ejecutantes de un folclore que no posea por
entonces gran trascendencia en el Sur de la isla, donde ms bien era casi desconocido.
Algunas de estas parrandas acabaron convirtindose en orquestas que amenizaban
los bailes organizados en el Casino, ubicado primero en casa de Graciliano Daz, en la Hoya
de los Almendreros, ms tarde en La Fonda en casa de Gonzalo Hernndez, y por ltimo en
los salones de Arsenio Prez, donde permanecera hasta su desaparicin a finales de los aos
60. Orquestas como las de El Pencn o Los Abejones y La Alegra o Los Peregrinos, entre
otras, algunas de las cuales llegaron a gozar de gran prestigio en la isla, debiendo incluso
permanecer varios das consecutivos fuera del pueblo porque su presencia era requerida en
diferentes lugares.
A finales de los aos 40 los componentes de varias de ellas se unieron a los grandes
bailadores y cantadores de la zona formando la que qued en el recuerdo de todos como la
gran Rondalla de El Escobonal. En sus filas contaron con excelentes tocadores y bailadores.
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Entre estos ltimos cabra destacar a doa Lola y doa Carmela Garca, as como a don
Hiplito Daz (Polo el Abogado), quienes aos ms tarde dedicaran gran parte de sus vidas
a ensear a cuantos jvenes se interesaron por aprender a bailar con ellos las danzas de su
tierra. Contaron tambin con una de las voces femeninas ms importantes de la Comarca,
la de doa Josefina Marrero, gran cantadora que triunfara a mediados de los aos treinta de
la mano de la Masa Coral Tinerfea que, como ella repeta hasta la saciedad en sus aos
seniles, le llevaban a cantar a los hoteles, a Madrid, a Las Palmas, a La Palma y hasta
a los barcos de turistas!
Efectivamente, su buena voz y personal estilo la hicieron recorrer las Islas en
incontables ocasiones, llegando incluso ms all al participar en un certamen folclrico
celebrado en la Casa de Campo de Madrid en 1935, al que asisti acompaando a la Masa
Coral Tinerfea como representantes de las Islas Canarias. Cuentan quienes vivieron de
cerca aquel evento en la capital de la nacin, que fue tanto lo que gust la actuacin de la
cantadora que el pblico puesto en pie le peda un bis entre enardecidos aplausos, a lo que
ella quiso acceder, pero fue detenida por la directora de la agrupacin, quien argument que
era preferible dejarles con buen sabor de boca y ganas de ms.
Tambin es cierto que los turistas que se alojaban en los hoteles de la isla, o los
que llegaban al puerto en inmensos barcos de pasaje -barcos de tres chimeneas, como les
llamaban entonces-, eran obsequiados con actuaciones folclricas, y en ms de una ocasin
la voz de la cantadora escobonalera les deleit entonando los aires de su tierra. En una de
estas ocasiones durante su actuacin a bordo de un barco alemn, un espectador se acerc
con un micrfono a la cantadora dicindole con su ininteligible espaol: t canta aqu,
tu voz escuchar en Alemania. No sabemos si se refera a que estaba grabando su voz para
llevarla de recuerdo a la vuelta del viaje o si se trataba de alguna retransmisin para alguna
emisora de radio extranjera, porque ella tampoco supo nunca con seguridad para lo que era;
aunque contaba esta ancdota con gran orgullo.
Josefina Marrero Yanes naci en El Escobonal en 1893, en el hogar de doa Damiana
Yanes Delgado y don Francisco Marrero Daz. Desde muy joven comenz a cantar en las
parrandas y en los bailes que se organizaban por entonces en domicilios particulares o en
casa de cho Juan Amaro, en La Quebrada. Dicen quienes la recuerdan que la gente iba
a orla cantar y quedaba embelesada, cuando Josefina cantaba hasta el suelo temblaba,
porque lo haca con aquella franqueza, con la seguridad de que lo saba hacer, y aquella
voz que era una maravilla
En algunos odos an perdura el sonido de esa voz entonando sus coplas preferidas;
coplas como la de esta sentida malaguea:
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O la de la siguiente isa:
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Ya me voy a ir de aqu
de la tierra donde he nacido,
voy a frica a morir,
lejos del Teide querido.
Don Joaqun Rodrguez Castro enferm siendo an bastante joven, de tal forma que
permaneci en el lecho durante cinco largos aos hasta su muerte, acaecida en 1984 a la
edad de 82 aos. No obstante, su recuerdo contina vivo en la memoria de sus familiares
y amigos como el de un hombre que supo dar comprensin y cario a cuantos tuvieron la
prerrogativa de compartir su existencia.
La Rondalla de El Escobonal comenz ensayando en casa de Federico Marrero, para
pasar luego a hacerlo en el stano de Mario Delgado, y finalmente en el Casino de Arsenio
Prez en La Fonda, lugar donde, segn se cuenta, venan desde Gmar componentes de
otros grupos para espiarles despus del gran xito obtenido el primer ao del concurso de
solistas, con la intencin de poder ganarles al siguiente.
Para la ropa, pensaron lucir la que hasta entonces haba llevado Josefina Marrero en
sus actuaciones con la Masa Coral Tinerfea. Se trataba del traje tpico de la isla de Tenerife
con procedencia de finales del siglo XIX. El vestido de la mujer constaba de blusa blanca
con cuello y mangas cortas rematadas con un lacito rojo, corpio de pao negro ribeteado
con cinta roja, falda negra adornada con cintas cosidas de diferentes colores, delantal blanco,
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pauelo adamascado de color amarillo, sombrero de paja y copa alta con cinta negra y botas
de botones de igual color. El de los hombres estaba compuesto por: pantaln y chaleco
negro, camisa blanca, fajn rojo y sombrero negro.
El repertorio habitual lo componan: folas, seguidillas y saltonas, pasacatre,
malagueas, isas, polcas y la berlina rescatada por su director.
Comenzaban las actuaciones con una puesta en escena nada convencional. La fola
era la primera pieza a interpretar, y para ello las mujeres aparecan sentadas en corro sobre
el suelo del escenario con los hombres a su lado rodilla en tierra:
Tambin fue por causa de una actuacin en Gmar por lo que la Rondalla se disolvi.
En el segundo concurso al que asistieron, al ao siguiente, comenzaron los problemas; y no
por culpa de los componentes de la agrupacin, sino por los tenidos con los organizadores
del evento, que comenzaron a ponerles trabas desde el principio impidindoles interpretar
la berlina dentro del concurso, alegando para ello que dicha pieza no formaba parte de
lo que por entonces se consideraba folclore autctono de las Islas, y concedindoles al
final solamente el segundo premio, para lo que argumentaron que ese ao haba venido un
grupo de lejos y que en reconocimiento al largo desplazamiento merecan ser los ganadores;
que a ellos no deba importarles porque ya haban ganado el ao anterior. La directiva del
grupo se neg a recoger el premio y, por el contrario, solicit permiso para interpretar fuera
de concurso la controvertida berlina. La organizacin accedi a regaadientes resultando,
como era de esperar, del agrado de todo el pblico asistente, que les premi a su trmino
con tantos aplausos que dos de sus miembros, Bernardo Rodrguez y Pancho Yanes, se
abrazaron contentos por el reconocimiento.
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Orquesta La Alegra
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NOTA: Al no existir un registro documental fiable, esta lista es slo producto de la memoria de
algunos componentes. Pudiera contener alguna omisin, motivo por el cual queremos pedir disculpas
a quien hubiese quedado fuera de la misma.
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VUELVE LA RONDALLA
A
mediados de los aos 60 el gusanillo del folclore volvi a picar en los corazones
de los jvenes escobonaleros, y poco a poco fue naciendo una gran inquietud por formar de
nuevo una rondalla.
Acudieron con gran entusiasmo a beber de las fuentes folclricas de la zona, los
antiguos componentes de la Rondalla de El Escobonal, quienes les recibieron con los brazos
abiertos volcando en ellos todo su saber y su entusiasmo por la msica de la tierra. Con estas
personas, que haban dedicado tantos aos de su vida al folclore, aprendieron los primeros
acordes exentos de solfeo; recuperaron las antiguas coplas, de las que la Comarca era tan
prolfica; y dieron los primeros y cadenciosos pasos de baile. As, comenzaron a sucederse
las visitas a casa de doa Lola y su hermana doa Carmela, donde se reunan noche tras
noche con don Polo (el Abogado), don Bernardo Leandro, don Joaqun Rodrguez, don
Martn Garca, etc., para aprender todo lo posible sobre el tema.
El hogar de doa Carmela, ubicado en La Vera, en El Escobonal, se convirti en
impensado escenario desde el que cada uno de los improvisados maestros aportaba sus
conocimientos y sus recuerdos para ensear a los inquietos muchachos que escuchaban
con avidez todas sus explicaciones, tratando luego de llevarlas a la prctica con la mayor
fidelidad posible. Este grupo de jvenes agacheros estaba compuesto por: Maruca Garca,
Mercedes Marrero, Mariln Chico, Marisa de la Rosa, Santiago Manuel Fras, Jos Emilio
Gonzlez y Mando Daz, entre otros.
Las hermanas Carmela y Dolores Garca Marrero, nacidas en El Escobonal en 1889,
y don Hiplito Daz Campos (Polo el Abogado), nacido el 29 de enero de 1901, tambin en
El Escobonal, estn considerados los pilares sobre los que se consolid la tradicin folclrica
de la Comarca con respecto al baile.
Mientras tanto, los que se decantaron por aprender a tocar algn instrumento
visitaban las casas de don Joaqun Rodrguez y don Bernardo Leandro, quienes con grandes
dosis de paciencia les iniciaron en los misterios de la isa del 1 del 6, y paulatinamente les
fueron admitiendo en las parrandas que se seguan celebrando por la zona, donde adquiran
la destreza necesaria y reafirmaban sus conocimientos para transmitirlos despus en las
actuaciones con la Rondalla.
Don Julio Herrera Gonzlez, cura prroco de El Escobonal por aquella poca,
entusiasta y emprendedor como el que ms, al que se le recuerda en el pueblo con gran
cario por su iniciativa en pro de fomentar la cultura y el ocio entre la juventud, apoy la
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bas su reconstruccin en un estudio realizado por la zona treinta aos antes entre los
recuerdos de las personas de mayor edad y la localizacin de algunas prendas antiguas.
Constaba este nuevo traje de las siguientes piezas: la mujer luca sombrero de paja
y copa baja con cinta negra, pauelo rojo colocado embozado al cuello, blusa blanca, jubn
negro con haldetas a la cintura, falda blanca de lino, refajo rojo y botas negras de botones.
El hombre llevaba: sombrero negro, camisa blanca, chaleco de pao negro sin bordar, fajn
rojo, pantaln blanco por debajo de las rodillas, polainas de punto color crudo, zapatos
negros y alforja de fondo blanco con rayas de colores.
Este nuevo vestuario vio la luz el 15 de mayo de 1969 en el XVIII Concurso Regional
de Coros y Danzas de la Seccin Femenina celebrado en el teatro Guimer de Santa Cruz
de Tenerife, donde ganaran el segundo premio en bailes antiguos con la berlina. Esta
vestimenta ha permanecido como traje tpico de Agache, siendo usado exclusivamente por
las rondallas de El Escobonal.
Tambin en esta etapa de la Rondalla, don Joaqun Rodrguez Castro ejerci como
director de la misma durante un tiempo, si bien nunca lleg a salir con ella en las actuaciones.
Los jvenes que por entonces participaron con ilusin en sacar adelante un proyecto
que pareca imposible, como era el de hacer renacer en el pueblo una tradicin que durante
diecisiete aos haba permanecido aletargada, vieron por fin realizados sus deseos en el
transcurso del ao 1968. Evidentemente, la semilla plantada por sus mayores encontr buen
campo de cultivo en unos jvenes que necesitaban desesperadamente una actividad que les
sacara del hasto y la rutina de un pueblo carente de lugares de diversin y entretenimiento,
quienes encontraron en la Rondalla una vlvula de escape a sus necesidades de ocio y
esparcimiento.
As, el teleclub Gminis, nombre con que le bautizara Jos Emilio Gonzlez Sanz,
actualmente fallecido, se convirti en cuartel general de la juventud: all se reunan para
jugar al ping-pong, las damas, etc., y sobre todo para ensayar con la Rondalla. Eran stos
unos ensayos que algunos recuerdan con muy poco fundamento, y otros como demasiado
serios; pero en todo caso resultaban divertidos y gratificantes, donde adems de aprender
a bailar, cantar o tocar se relacionaban con los dems compaeros, compartiendo con ellos
buenos ratos, e intimando, en algunos casos hasta tal punto que, de aquel grupo inicial,
acabaron formndose varias parejas de novios que llegaron al matrimonio. Tal es el caso de
Lolo (el Capitn) y Maruca, o Gabriel y Susi, miembros todos del cuerpo de baile. Adems,
las salidas a otros pueblos para asistir a las actuaciones les proporcionaba una de las pocas
oportunidades que tenan de divertirse sin tener que preocuparse de la atenta mirada de
quienes se constituan en veladores oficiales de la moralidad del pueblo, pudiendo relajar en
parte la tensin que les oprima, imposibilitndoles para ser autnticamente ellos por miedo
al qu dirn. Decimos en parte porque, como era habitual en los aos sesenta, las jovencitas
que concurran a este tipo de manifestaciones artsticas deban hacerlo debidamente
acompaadas por algn familiar, y era tal el celo de dichos acompaantes -o sus ganas
tambin de divertirse- que no se perdan ni una sola de las salidas, por lo que en ms de
una ocasin los miembros de la Rondalla tuvieron que alquilar coches o usar el de algn
componente para trasladarse al lugar de la actuacin; porque, al ir a subirse a la guagua
que les deba trasladar al mismo, se encontraban con que sta ya estaba llena con algunos
miembros del grupo y la escolta de cuidadores.
Igualmente vieron frustrarse un viaje para actuar en el extranjero por negrseles
a muchos el permiso paterno para poder realizarlo. Igualmente, algunas chicas tuvieron
que dejar la Rondalla al fallarles la persona con la que asistan a los ensayos. La frrea
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moralidad de la poca se impona con rigor, sobre todo en un pequeo pueblecito donde
todo el mundo viva pendiente de los dems y nadie quera dar motivos para que los vecinos
pudieran criticarles.
A pesar de todos estos inconvenientes, los ensayos y las actuaciones continuaban.
Los tocadores ms inexpertos seguan con gran inters las indicaciones de don Joaqun y
don Nstor, uniendo su impericia y su fuerza de voluntad al buen hacer de los ms expertos
para arropar, con el sonido de sus instrumentos, las voces de Marisa de la Rosa, Adita Daz,
Mercedes Marrero, Mariln Chico, Jos Daz, Bernardo Leandro, Mando Daz, Isn Prez,
Manolo Marrero, Polo el Abogado, Vicente Daz y Nato Gmez, interpretando con creciente
destreza las canciones que constituan el repertorio inicial del grupo: berlina, pasacatre,
folas, seguidillas y saltonas, malaguea, isa, tanganillo, santo domingo y tajaraste.
Los nuevos bailadores acometan tmidamente los pasos aprendidos en La Vera,
tratando de acompasarlos a las indicaciones de Ketty y Polo el Abogado. Las primeras
parejas estaban compuestas por: Manuel Rodrguez y Paquita Marrero, Anbal Yanes y
Maruca Garca, Lel Torres y Mercedes Marrero, Yayo Bethencourt y Conchita de la Rosa,
Mingo Garca y Marisa de la Rosa, Santiago M. Fras y Susi Marrero, Gabriel Bethencourt
y Toa Daz. Parejas que luego se fueron modificando al incorporarse nuevos miembros y
segn lo requiriesen las necesidades de cada actuacin.
Cabe resear aqu la peculiaridad de los bailadores Marisa de la Rosa y Normando
Daz, quienes cantaban como solistas al mismo tiempo que bailaban. En ese punto hay
que destacar la extraeza de los miembros del equipo de sonorizacin del Teatro Guimer
al solicitarle el grupo un micrfono en el lugar que ocupara el cuadro de baile, ya que
una de sus principales cantadoras era tambin bailadora, duplicidad poco frecuente, aunque
tambin fuera utilizada con anterioridad por Josefina Marrero.
De las coplas que Marisa de la Rosa cantaba con ms frecuencia rescatamos la
siguiente:
Bernardo Leandro, por su parte, cantaba siempre esta simptica copla, que nadie
entenda pero a todos haca sonrer:
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Cementerio de Tegueste
cuadro, muros y un ciprs,
tan pequeo y sin embargo
la gente hablando se entiende.
Otro joven componente de la Rondalla, Isaas Prez Daz, compuso algunas coplas
que an son recordadas en el pueblo, como por ejemplo:
Con la moda que han sacado
de vestirse de granate,
las chicas rubias parecen
huevos fritos con tomate.
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NOTA: Al no existir un registro documental fiable, esta lista es slo producto de la memoria de
algunos componentes. Pudiera contener alguna omisin, motivo por el cual queremos pedir disculpas
a quien hubiese quedado fuera de la misma.
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EL RESURGIR
E
n aquella primavera de principio de los 80, el saln parroquial de la iglesia de
El Escobonal volvi a llenarse con los familiares y aorados sonidos de la Rondalla; y de
nuevo llegaron las risas, los nervios, las conversaciones a media voz para no molestar a
los solistas que ensayaban sus mejores gorjeos, los tmidos intentos por recordar aquellas
figuras de baile olvidadas por la falta de ensayo y, como teln de fondo, el sonido de los
tocadores afinando de nuevo sus instrumentos.
As, el 18 de abril de 1980, despus de una actuacin de Los Sabandeos en el pueblo
que removi el sentir musical que anidaba en el alma de los agacheros, el folclore resurgi
en El Escobonal bajo el nombre de Agrupacin Folclrica Axaentemir, de la mano de Juan
Jos Antonio Campos de la Rosa, antiguo director de la rondalla Tinguaro de Gmar, y de
Juan Carlos Prez Castro, dos jvenes entusiastas amantes de la msica y del folclore de su
tierra; quienes contaban, adems, con la inestimable colaboracin y experiencia de antiguos
componentes de la Rondalla El Escobonal, as como del Grupo de Coros y Danzas de la
Seccin Femenina, y con el apoyo y asesoramiento de don Manuel Prez Rodrguez, decano
de la Facultad de Ciencias Jurdicas de Las Palmas de Gran Canaria, conocido investigador
etnolgico y presentador del programa Taifa y Candil de TVE.
El nombre Axaentemir, que proviene del vocablo guanche Ajofa en Temijar, y que
significa hombre o guerrero de la montaa, fue el nombre que, propuesto por Juan Carlos
Daz Castro, eligieron por mayora para denominar la nueva rondalla que aglutinaba una vez
ms a los viejos y nuevos folcloristas del pueblo en torno a un proyecto musical.
Los ensayos comenzaran, como hemos dicho, en el saln parroquial, alternndolos
con otros realizados en la Plaza de San Jos, sobre todo en las tardes de verano, en que el
calor haca imposible permanecer en un local cerrado. Ms tarde, se trasladaran al teleclub
ubicado en La Vera, en el saln de Celina Daz.
Aunque en esta nueva andadura la Rondalla estaba constituida por personas de todas
las edades, predominaba la juventud, por lo que el espritu de la misma era doblemente
festivo y alegre, existiendo una gran camaradera entre ellos que les llevaba a compartir
excursiones y todo tipo de fiestas, adems de las salidas propias de la agrupacin. Existen
ancdotas muy simpticas de esas excursiones, como aquella vez en que despus de reunirse
en la plaza para tomar la guagua que les trasladara a Granadilla, uno de los componentes
record, cuando iban llegando al Puente Redondo, que haba olvidado a su mujer en casa,
debiendo dar la vuelta para ir a recogerla entre bromas y risas.
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No obstante, el abismo generacional que les separaba habra de pasarles factura antes
de lo que nadie poda esperar. Pronto comenzaron los roces entre los puristas, que entendan
que el folclore autctono deba respetarse tal y como vena transmitido por sus antepasados,
y los innovadores que, por el contrario, consideraban que todo lo que fuera mejorar la cali
dad de la msica o las danzas era conveniente irlo aadiendo, en beneficio de la esttica y
armona del grupo, aunque fuese en detrimento del estilo tan peculiar de la Comarca. Al
no conseguir llegar a un acuerdo sobre cmo interpretar el folclore ni tampoco sobre cmo
administrar los fondos del grupo, la tirantez reinante en los ensayos hizo que algunos de
los miembros de ms edad abandonasen la Rondalla cansados de tener encontronazos y
disputas con los compaeros ms jvenes.
Aun as, la agrupacin sigui adelante prevaleciendo el criterio de rescatar y
salvaguardar en lo posible las coplas y danzas heredadas de sus antepasados, pero con
las mejoras que los diferentes directores de msica y baile consideraban necesarias o
interesantes.
En lo que todos estuvieron de acuerdo desde el principio fue con respecto al traje
que deberan lucir sobre el escenario, ya que no dudaron en asumir como suyo el vestuario
utilizado por el Grupo de Coros y Danzas de El Escobonal, sobre el que haremos referencia
dentro de los artculos de prensa que researemos ms adelante, publicados en diferentes
peridicos de la provincia con motivo de la presentacin oficial del grupo en el Paraninfo
de la Universidad de La Laguna. S haremos aqu la salvedad de llamar la atencin sobre
la diferencia en el traje de los hombres, que llevaban pantaln bajo en el grupo de cuerdas,
mientras que los bailadores usaban el tpico pantaln de mago.
Al repertorio primario, compuesto por las tradicionales isas, malagueas, folas,
seguidillas y saltonas, tanganillo, santo domingo y tajaraste, la berlina y el pasacatre, que
en esta poca comenz a cantarse incorporndole la letra de un pasacalle popular, se fueron
aadiendo una mazurca, el sorondongo de Lanzarote, seguidillas boleras, La Pulga y el
Piojo, la Polka del Fielatero, folas de cuatro pasos, etc., con lo cual reunieron un amplio
repertorio que haca las delicias del pblico donde quiera que actuaban.
A las coplas que fueron rescatando de la memoria popular agregaron otras compuestas
por algunos miembros del grupo, como por ejemplo las que escribiera Juan Carlos Daz
Castro, destacado miembro del conjunto de cuerdas, arreglista y gran innovador, de cuyo
trabajo dejaremos esta pequea muestra.
MAZURCA EL CAPIROTE.
Qu bonito el capirote
cuando en las plantas
alegre canta,
se posa en el pasote
y a la sombra
de la caa santa.
Cuando escucho su cantar
de tan sentida cancin,
me dan ganas de saltar
y de brindarle el corazn.
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decirle que les tena aburridos con tantas preguntas y tanta anotacin.
Fruto de esas entrevistas es la interesante trayectoria artstica de don Juan J. Antonio
Campos, quien dirigira durante tres aos la rondalla Tinguaro de Gmar, y colaborara
como instructor de baile con la rondalla de Los Realejos, grupo Los Chasneros de Granadilla
y El Moral de Geneto. Acab por dedicarse casi en exclusividad -musicalmente hablando- a
dirigir la rondalla Axaentemir de El Escobonal.
Su compaero y director de cuerdas de la agrupacin, don Juan Carlos Prez Castro,
tambin viva desde su nacimiento, el 15 de marzo de 1966, en El Escobonal, haba aprendido
a tocar muy joven con don Juan Rodrguez Prez (Juanillo) siendo un alumno aventajado.
Su primer contacto con la msica folclrica a nivel profesional lo tendra en esta rondalla a
la edad de 13 aos. En ella permaneci por largo tiempo hasta que sus obligaciones laborales
le impidieron continuar.
La primera salida de Axaentemir para actuar fuera del pueblo les llev a la romera
de Los Realejos, donde cantaron y bailaron con tal entusiasmo que ningn componente
advirti cmo la carreta tras la que les haba correspondido desfilar haca rato que haba
abandonado el recorrido de la romera poniendo rumbo a su casa, mientras ellos la seguan
sin percatarse de nada.
Durante toda su trayectoria, las romeras de la isla tuvieron un gran protagonismo
en las actuaciones del grupo; as, poda vrseles lo mismo en el Sur (Gmar, Granadilla,
etc.) como en el Norte (La Laguna, Los Realejos...). Estas salidas contribuan a estrechar los
lazos de amistad entre los componentes, ya que propiciaban la convivencia y la diversin.
De la que guardan mejores recuerdos es de la romera de Granadilla, pues no slo
participaban a lo largo de la maana, sino que al medioda compartan el almuerzo, en el
cine San Antonio, con el resto de los grupos participantes. La armona reinante era tal que al
trmino de la comida tocaban y cantaban todos juntos, convirtindose, posiblemente, en la
mayor rondalla del mundo ya que participaban ms de 400 personas entonando los mismos
estribillos. Por la tarde actuaban en un festival folclrico en la plaza de San Antonio de
Padua, regresando a casa exhaustos pero felices.
Su presencia fue requerida tambin en los festivales folclricos que cada pueblo
organizaba con motivo de sus fiestas patronales, desde los ms cercanos como El Tablado,
Pasma, Gmar, Lomo de Mena o La Medida, hasta los ms lejanos como Puerto de la Cruz
o La Victoria; pasando por reiteradas actuaciones en Candelaria, Igueste, Arico, Chimiche,
Santa Cruz, Playa de las Amricas, etc.
En 1984 fueron invitados a participar en un festival competitivo en la localidad
surea de Arafo. Deban concurrir al mismo con un tema alegrico al pueblo, a San Agustn
o a la romera. Sin pensarlo dos veces acudieron a un gran amigo del grupo, don Manuel
Prez, para que compusiese la letra de dicha cancin, a lo cual accedi encantado realizando
su cometido, mientras que los miembros del grupo que fueron a solicitrsela se iban al cine
tan contentos. El tema result ser un esplndido popurr de seguidillas que ellos ensayaron
con la gran ilusin de poder llevarse con ella algn premio. Cuando estaban interpretndola
en el concurso presagiaron que algo malo iba a ocurrir, al ver cmo una gran araa descenda
lnguidamente por su hilo en direccin a uno de los miembros femeninos del grupo que
todos saban que senta por estos bichos una gran aversin. Ella no se haba percatado
de la proximidad del animal, pero s sus compaeros tocadores y cantadores, que estaban
ms pendientes de lo que pudiese pasar cuando ella se diese cuenta que de lo que estaban
haciendo, por lo que la cancin qued clasificada en ltimo lugar.
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Don Juan Jos Antonio Campos de la Rosa. Director de la Agrupacin Folclrica Axaentemir
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Rondalla Axaentemir
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transmitido desde nuestros ancestros hasta la actualidad por personas como ellos.
Sirva este captulo dedicado a Los Cinco de Agache como pequeo homenaje a
todos y cada uno de los isleos que en algn momento de su vida, o a lo largo de toda
ella, han dedicado su tiempo a aprender a tocar algn instrumento fuera del marco de los
conservatorios, de la mano de personas que, al igual que ellos, un da aprendieron de algn
antepasado. Es un verdadero privilegio para todos nosotros verles acariciar las cuerdas de
una guitarra, haciendo sonar unas sentidas malagueas, rasguear un pequeo timple hasta
arrancarle todo el sentimiento de las folas, o vibrar ante el sonido de una bandurria o un
lad bien afinados.
Tambin brindamos desde aqu por los que decidieron aprender a bailar con el estilo
y la peculiaridad con que sus abuelos lo hicieran en su juventud, marcando con orgullo los
pasos de la tradicional berlina, la alegre isa o las mltiples y picarescas polcas, que hacan
sonrer socarronamente a quienes las utilizaban para picarse en los bailes.
Y por los que se inclinaron por cantar, con sentimiento, todas y cada una de las
coplas que, alusivas a los paisajes, a los santos, a la familia o al amor, han conseguido
emocionarnos y hacernos felices en incontables momentos.
Pero pasemos sin ms prembulos a conocer algunos datos sobre la vida personal y
musical de estas cinco personas.
La voz femenina del grupo, doa M. Luz Daz Palenzuela (Adita), naci en El
Escobonal en 1937. Est considerada por sus paisanos y cuantos han tenido el placer de
orla cantar como una de las principales voces de la Comarca. Desde siempre se ha dejado
or en parrandas y reuniones, adems de ser una de las primeras figuras como solista de
las rondallas del pueblo. Actualmente est retirada del mundo artstico, del que conserva
entraables recuerdos.
Su esposo, don Vicente Daz Marrero, naci en El Lomo de Mena en 1935. A lo
largo de toda su vida ha tocado la guitarra en las mismas agrupaciones que su esposa.
Acompaaba en el canto como miembro de Los Cinco de Agache y, aunque no lo haya
usado profesionalmente, tambin sabe tocar el timple. Hoy vive retirado del folclore, salvo
en las ocasiones en que alguna parranda reclama su presencia.
Don Bernardo Rodrguez Daz (el cojo de Facundo) procede de El Escobonal,
lugar donde naci el 16 de febrero de 1907, aunque haya pasado la mayor parte de su
vida viviendo en Pjara. Su pasin por el folclore y las parrandas es bien conocida por
los habitantes de Agache, donde el que ms o el que menos ha odo nombrar alguna vez
a el cojo de Facundo cuando se habla de parranderos o de los principales folcloristas del
lugar. Destacado defensor de lo que l mismo denomina folclore autctono -isas, folas,
malagueas, seguidillas, saltonas, santo domingo y tajaraste-, considera que el resto de
los bailes que el pueblo canario ha ido adoptando como suyos a lo largo de los aos no
se pueden tomar como propios. Ideas stas que le han llevado a enemistarse con algunas
personas en ms de una ocasin, aunque l diga que en realidad es que no liga con los
jvenes por cuestiones de edad.
Su trayectoria por todas y cada una de las parrandas que se organizaban en la zona
le llev a pertenecer, de una forma ms profesional, a la primera Rondalla El Escobonal,
ms tarde a Coros y Danzas de El Escobonal y, por ltimo, a la Agrupacin Folclrica
Axaentemir, de donde se fue para formar grupo con Los Cinco de Agache. Hoy por hoy,
don Bernardo sigue participando en cuantas parrandas puede, y a pesar de que los aos y
una incipiente enfermedad dificultan que pueda tocar o cantar como antao, se resiste a
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abandonar del todo los sonidos que han llenado su vida. Al cojo de Facundo se le recordar
siempre detrs de una guitarra, entonando con personal estilo y profunda voz las coplas de
su folclore autctono hasta el fin de sus das.
Don Juan Rodrguez Daz (Juanillo) es otro de los personajes integrantes de este
grupo. Gran tocador y excelente cantador, su fama se debe a haber dedicado gran parte de
su vida no slo a ejecutar nuestro folclore sino a ensearlo y transmitirlo a todos los que han
querido aprender de l. Entre sus alumnos ms destacados podemos citar a los hermanos M.
Adela (Dely) y Juan Carlos Prez Castro, componentes desde muy jvenes de las rondallas
del pueblo, donde han ostentado en varias oportunidades cargos de directores o instructores.
Juanillo sinti despertar su sentir musical cuando de pequeo iba a ver ensayar a
la primera Rondalla de El Escobonal, de la que era director su to Joaqun Rodrguez, el
mismo que le enseara ms tarde a tocar toda clase de instrumentos de cuerda. Perteneci
a las rondallas Coros y Danzas de El Escobonal y Axaentemir, donde sustituy a su to
Joaqun al frente del grupo de cuerda, hasta que en 1981 pas a formar parte del conjunto
que nos ocupa en este captulo.
A lo largo de su vida, ha enseado y dirigido rondallas en varias ocasiones. Despus
de separarse de Axaentemir fue instructor de cuerdas de la rondalla Tinguaro de Gmar y
de la rondalla Aires del Sur de La Zarza, lugar ste ltimo donde lleg a tener 52 alumnos.
Tambin ayud a fundar la Agrupacin Folclrica Aires de Agache de la Medida, y al mismo
tiempo alternaba este trabajo con las actuaciones, cada vez ms frecuentes, de Los Cinco
de Agache. l mismo reconoce que durante esta etapa de su vida se quem tanto que en la
actualidad no quiere ni or hablar de folclore; aunque en el fondo de su corazn persiste la
ilusin frustrada de no haber podido formar pareja musical con su hija, de voz excelente,
para seguir paseando su buen hacer por los escenarios de las Islas.
Hoy cuenta con sesenta y dos aos y dice encontrarse viejo para continuar tan ardua
labor, ya no le motiva ni siquiera la simple pertenencia a un grupo; pero aunque su mente
y su cuerpo se resientan por el esfuerzo realizado a lo largo de toda una vida dedicada a
la msica, no puede evitar sentir cierto inters al or los acordes de una malaguea o unas
folas, llegando incluso a tener que apagar el televisor para no coger nervios, como l mismo
dice.
Por ltimo, hablaremos de don Fortunato Gmez Cubas, ms conocido como Nato.
A este hijo de El Escobonal, nacido en 1926 y agricultor de profesin, se le puede considerar
el alma de Los Cinco de Agache, as como tambin lo fuera, en alguna medida, de otras
agrupaciones de las que nos ocuparemos ms adelante.
A su gran habilidad con el lad, tendramos que aadir el buen manejo de la guitarra
y una voz personal y melodiosa que, an hoy, nos deleita al escucharla interpretar los aires
de la tierra o un sentido bolero.
Desde siempre, posey Fortunato un magnfico odo y una cierta facilidad para
componer, y aunque no haya estudiado solfeo ni posea grandes conocimientos musicales a
nivel profesional ha compuesto, a lo largo de su dilatada vida artstica, infinidad de canciones
que, a pesar de haber sido paseadas por todos los grupos en que l ha estado, probablemente
pasarn a la historia de la msica canaria como de autor desconocido, ya que ni l mismo
recuerda actualmente muchas de estas letras que se quedaron en el camino del olvido por no
habrsele ocurrido al menos anotarlas en algn papel para que quedase constancia escrita
de ellas.
Nosotros queremos evitar dentro de lo posible que tal desastre siga ocurriendo con
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las que an se puedan rescatar, motivo por el cual las incluiremos en este captulo.
En 1981 fund Los Cinco de Agache junto a sus otros cuatro compaeros, siendo
con Juanillo y Adita una de las principales voces del grupo. Durante cinco aos recorri los
escenarios, hoteles y restaurantes de la isla, desgranando con sentimiento sus canciones y
todas las que componan el extenso y variado repertorio de esta formacin.
Pero Nato no comenz su vida artstica en Los Cinco de Agache, antes haba
pertenecido a las rondallas Coros y Danzas de El Escobonal y Axaentemir. Ni tampoco sta
termin con su participacin en el quinteto despus de que ste se disolviera en 1986, una
vez ms por desavenencias econmicas: l sigui cumpliendo los compromisos adquiridos
con los restaurantes del Sur acompaado solamente por Juanillo.
Al trmino de esta etapa, pas a formar parte de la Rondalla de la Tercera Edad de
Gmar, y ms tarde estuvo con frica Alonso y su Rondalla tambin en Gmar, con los
que lleg a grabar en 1993 una cinta que contiene tres de sus canciones. En estos dos grupos
permaneci por espacio de siete aos ms.
Fortunato Gmez Cubas (Nato) es el nico componente de Los Cinco de Agache que
contina en activo. En la actualidad milita en las filas de la Rondalla de la Tercera Edad de
Candelaria Antn Guanche, para la que ha compuesto una cancin que ostenta la categora
de himno del grupo. All han vuelto a ver la luz algunas de las canciones que hechas por l
dorman desde hace tiempo en un rincn de su memoria.
Quisiramos cerrar este captulo haciendo mencin de nuevo al gran empeo de estas
personas que alternaron durante aos agotadoras jornadas en el campo, con la sutileza de la
msica que sin duda les ayudaba a olvidar el duro trabajo y les devolva la alegra de vivir
y la ilusin por realizar una labor ms gratificante y, en alguna forma, ms enriquecedora,
al menos para el espritu.
Los Cinco de Agache se disolvieron como grupo en 1986 por los motivos que ya
hemos indicado con anterioridad, aunque sus componentes recuerdan aquella etapa de su
vida artstica como una de las ms fructferas de cuantas han vivido a lo largo de su intensa
trayectoria musical.
A continuacin pasaremos a brindarles, como decamos, una muestra del repertorio
de canciones compuestas por Fortunato Gmez Cubas (Nato), al cual agradecemos la
gentileza que tuvo al cantarnos en exclusiva en nuestras entrevistas una buena parte de
su repertorio. Puede estar seguro de que nunca olvidaremos la tarde pasada en su casa del
Lomo de Montijo, ni su amabilidad ni la de su esposa.
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MUJER CANARIA
Islas Canarias, mis islas,
un sol radiante, un clima ideal,
bonitas playas, bonitos valles,
el pico Teide y el ancho mar.
Mujer canaria, mujer islea,
de piel morena, ardiente mirar,
tienes belleza, tienes bravura,
tienes salero para besar.
Mi Tenerife,
tierra alegre y parrandera,
bonita y carnavalera,
de rango internacional.
Mi virgencita,
la virgen de Candelaria,
la patrona de Canarias,
en lo alto de su altar.
Voy a la fiesta canaria,
a la orillita del mar,
al pueblo de Candelaria
para cantar y bailar.
Vino y papas arrugadas,
y un mojito picn,
un timple y una guitarra,
viva nuestra reunin.
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MI BELLA LAGUNA
La Laguna tierra ma,
yo te quisiera cantar,
t que me has dado la vida,
yo nac en este lugar.
Es una ciudad encantada,
bien lo puede demostrar,
tiene un Cristo milagroso,
tambin la Universidad.
La Laguna y su entorno,
es un inmenso verdor,
con su monte tan frondoso,
es toda una bendicin.
Esta tierra es un vergel,
de tantas flores y amor,
es como un jardn en flor,
tierra que me vio nacer.
La Laguna, tierra ma
de parrandas y alegra,
tierra bella, tan divina
bendita tu romera.
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LA CANTERA
L
a idea de formar una rondalla infantil desde la que poder ir canalizando las
tendencias folclricas de los nios, muchos de los cuales asistan a los ensayos de la rondalla
adulta por tener algn familiar en ella, y que sentan crecer en su interior la ilusin de ser en
el futuro parte de ellos, naci de M. Adela Prez Castro (Dely) al hilo de un curso de cuerda
impartido por ella en el Colegio Pblico El Escobonal.
Dely haba estado vinculada al folclore de su tierra desde muy temprana edad. En
1990, cuando se le ocurri la feliz idea, tena 26 aos. Para llevarla a la prctica cont con la
inestimable ayuda del que por entonces era su novio, Nstor Daz Garca, excelente tocador
de guitarra y lad adems de bailador de la Rondalla El Escobonal y gran colaborador de
cualquier movimiento cultural o deportivo que se desarrollara en el pueblo, sobre todo de
los relacionados con los jvenes y los nios.
Nacida el 7 de noviembre de 1964 en el seno de una familia escobonalera, M. Adela
Prez Castro es hija de doa Hermgenes Castro Garca (Chicha) y de don Juan Prez Medina.
Comenz su andadura musical a la edad de 14 aos aprendiendo junto a su hermano Juan
Carlos a tocar la bandurria con don Juan Rodrguez Prez (Juanillo), conocido folclorista de
la zona y vecino suyo. Ms tarde aprendi por intuicin a tocar la guitarra y el timple, hasta
que en mayo de 1980 debut actuando con la rondalla Axaentemir como bailadora.
Con el paso del tiempo, el dominio de los diferentes instrumentos la llev a querer
transmitir sus conocimientos a cuantos as lo desearon, por lo que no dud en aceptar la
propuesta de la Asociacin de Padres de Alumnos del Colegio Pblico de El Escobonal para
impartir en el mismo un curso de cuerdas.
Conociendo su trayectoria musical, a nadie extra que un da se le ocurriese la idea
de aunar los incipientes conocimientos de los nios que eran por entonces sus alumnos,
en una pequea rondalla que incentivara a stos a seguir adelante, adquiriendo con la
experiencia la destreza que ms tarde vera fructificar en la mayora de ellos.
Don Nstor Daz Garca comparti gustoso la iniciativa de su pareja y ayud cuanto
pudo, sobre todo en el momento de las actuaciones acompandoles con su lad. Este
joven agachero naci el 26 de febrero de 1960 en la cuna de una familia de larga tradicin
folclrica, hijo de doa Eufemia Garca Yanes y de don Manuel Daz y Daz. Aprendi a
tocar por su cuenta a la edad de 13 aos viendo hacerlo a los dems en las parrandas. En
1980 ingres en el cuerpo de baile de la rondalla Axaentemir y actualmente contina en
activo en la Rondalla El Escobonal realizando diferentes actividades.
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Cuando los nios consiguieron tocar con cierta dignidad un par de canciones
decidieron debutar en pblico eligiendo para ello las fiestas patronales de San Jos celebradas
en el mes de agosto de 1990, durante el transcurso del Festival Folclrico que rene cada
ao a la gente del pueblo para disfrutar de unas horas en vivo en contacto con sus races ms
ancestrales a travs de la msica.
No contaban para esta actuacin con ropas tpicas por lo que debutaron vestidos de
calle interpretando para la ocasin el sorondongo y una cancin titulada El Bardo, que
hicieron las delicias del pblico asistente al acto, quienes premiaron el esfuerzo de los nios
aplaudiendo con ganas al trmino de cada una de las canciones, sin reparar en los posibles
fallos de interpretacin que pudieran contener.
El xito obtenido en esta primera actuacin les anim a seguir adelante, por lo que
al ao siguiente estrenaron en Malpas de Candelaria un vestuario adecuado. Desde el
principio decidieron lucir la misma ropa que la rondalla adulta, que por aquellas fechas no
estaba en activo, el traje que caracteriza a las rondallas de El Escobonal desde los aos 60,
denominado traje de tomateras, por el color rojo que predomina en el vestido de la mujer y
cuya elegancia le hace destacar en cualquier romera o evento de tipo folclrico.
Tambin pensaron respetar a ultranza el estilo propio de la Comarca, aunque ms
tarde decidieran ampliar su repertorio buscando nuevas fuentes de inspiracin ms all de
las fronteras del pueblo, en parte por no resultar un calco de la rondalla adulta y en parte
debido a las inquietudes propias de las mentes jvenes que desean siempre descubrir nuevas
tendencias, investigar por su cuenta en todos los campos; en definitiva, vivir intensamente
cada minuto de su vida arrancndola del hasto y la monotona.
As, llegaron a contar con un repertorio con canciones tan variadas como Don
Juan Perin, Aires de Lima, La Farola del Mar, Ayl Santa Cruz, El Pasacatre
y Te cuento como vivo en Tenerife, entre otras conocidas melodas del rico y variado
folclore de las Islas. Tambin musicaron algunos versos de Nijota, y llegaron incluso a
tener canciones propias escritas por quien suscribe en exclusiva para ellos con el fin de
potenciar el entusiasmo de tan jvenes intrpretes, con la categora que conlleva para un
grupo el tener repertorio propio e indito. De esta maneta desde 1992 el pblico asistente a
sus actuaciones pudo orles cantar las letras alusivas a su condicin de jvenes e inquietos
parranderos con ritmo de berlina, o a su orgullo por la tierra en el vals Pueblo mo que,
con gran sentimiento, interpretaban las formidables voces de Soraya Rodrguez y Yaiza
Rodrguez, consiguiendo emocionar a los oyentes hasta tal punto que ms de una lgrima
indiscreta corri por las mejillas de algn agachero en aquellos atardeceres estivales en
torno al folclore de la tierra.
A pesar de que sus monitores se quejan del escaso inters por los ensayos que los
nios ponen a lo largo de todo el ao, unos meses antes de la celebracin de las fiestas
comienzan stos en serio, y da a da ensayan con ahnco para ofrecer a sus familiares y
amigos lo mejor que saben hacer con sus instrumentos y sus gargantas.
Con el transcurso de los aos en estos pequeos, junto a la altura, han crecido tambin
sus inquietudes musicales. As hemos podido comprobar cmo algunos de los miembros de
la Rondalla Infantil de El Escobonal han hecho realidad su sueo de nios incorporndose
a la rondalla adulta como miembros de estricto derecho dentro de la misma. Podemos citar
como ejemplo los nombres de Elena Bethencourt, quien a su excelente aprendizaje del lad
ha unido su dominio de la pita y el tambor, actividades que alterna entre las rondallas y las
danzas de cintas del pueblo y sus alrededores; el de Soraya Rodrguez, joven entusiasta que
lo mismo toca el lad que la guitarra, que nos deleita con el sonido de la que, segn nuestro
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criterio, es una de las mejores voces jvenes de la Comarca; los de Isabel Nez, Guacimara
Gmez y Cecilia Daz, quienes hacen sonar sus guitarras lo mismo para la rondalla infantil
que para la adulta; el de Nuria Daz, una joven agachera que desde temprana edad se ha
decidido por el aprendizaje del timple; los de Nifraya Afonso, Sonia Esther Gmez y Carlos
Rodrguez, cuyas voces se incorporaron al coro, y ste ltimo tocando tambin la pandereta;
el de Csar Bethencourt, cuyo inters por la msica le ha impulsado a probar con diferentes
instrumentos inclinndose al final por el sonido de su lad, aunque de vez en cuando podemos
verle tocando el tambor; tambin otros jvenes como Xerach Puerta y Mario Marrero, que
comenzaran aprendiendo a tocar el timple y la guitarra respectivamente, y han acabado
eligiendo para su participacin en la rondalla adulta el baile en lugar de la parranda, lo cual
consideramos una idea muy acertada ya que es en este apartado donde ms falta hacen los
hombres puesto que la mayora prefieren pertenecer al grupo de cuerdas. Seguramente se
nos pasar por alto algn miembro ms que en la actualidad milite en la rondalla adulta,
pero sirvan los nombres de estos doce jvenes como ejemplo del tesn y la voluntad de los
nios agacheros, que desde pequeos han vivido el folclore a su alrededor y han puesto todo
su esfuerzo en seguir divulgando el mismo por los escenarios de las Islas.
Pero continuemos con la historia. A las actuaciones que se sucedieron ao tras ao
en su pueblo natal, se sumaron desde el principio las de las fiestas de San Carlos de El
Tablado, lugar fuertemente arraigado a El Escobonal y a sus gentes, donde estos muchachos
gozan del mismo cario y apoyo que en su pueblo.
Tambin han actuado en los pueblos limtrofes, y en la mente de todos perdura el
recuerdo de los nervios pasados el da que grabaron algunas canciones para Televisin
Espaola, quienes les prometieron emitirlas en alguno de sus programas, como Taifa y
Candil o similares, promesa que nunca cumplieron, por lo que tanto los muchachos como sus
directores conservan, an hoy, un cierto resquemor hacia esta cadena por lo que consideran
una falta de respeto hacia ellos.
Este ao (1996), la Rondalla Infantil El Escobonal ha sufrido un pequeo parn,
debido a que los miembros antiguos ya se consideran demasiado mayores para participar
en ella y los pequeos an no estn preparados para actuar; pero la Rondalla contina
nutrindose de nuevos componentes que inician su acercamiento a la msica con timidez
pero con una gran ilusin.
Contribuyamos entre todos a que ese inters vaya en aumento y que no decaiga la
ilusin que estos muchachos ponen en su aprendizaje y en sus interpretaciones, ya que no
debemos olvidar que en ellos anidan los futuros folcloristas y parranderos de la Comarca y
que nuestro deber es el de apoyarles y estimularles para seguir adelante en el difcil camino
que han elegido, el del compromiso en la custodia y divulgacin de la herencia folclrica
que les han transmitido sus antepasados.
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PUEBLO MO
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NOTA: Al no existir un registro documental fiable, esta lista es slo producto de la memoria de
algunos componentes. Pudiera contener alguna omisin, motivo por el cual queremos pedir disculpas
a quien hubiese quedado fuera de la misma.
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UN NUEVO INTENTO
D
urante siete aos el folclore enmudeci en El Escobonal. Desde que en 1985
la rondalla Axaentemir se disolviera, la msica de la tierra slo se pudo escuchar en fiestas
familiares y parrandas improvisadas al abrigo de alguna ocasin especial.
Tanto es as que incluso las personas que vivan en los alrededores del pueblo
comenzaron a echarles de menos en sus fiestas, temiendo perder aquel pequeo reducto
de autntico folclore canario que siempre haban podido disfrutar gracias a los grupos de
la comarca de Agache. Fiel reflejo de este sentimiento se desprende de los versos que doa
Paula Flores, vecina de la Sabina Alta (Fasnia), publicase en el programa de las Fiestas de
San Jos, de El Escobonal, en agosto de 1987:
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Ay guitarras de tu pueblo!
dejen ya de descansar,
salgan con fuerza a la calle,
a la plaza o al parral.
Que San Jos es carpintero,
seguro las va a cuidar,
para que muy pronto, amigos,
ellas vuelvan a sonar.
Desgraciadamente, tanto doa Paula como el resto de los aficionados al folclore
de la zona tuvieron que esperar an cinco largos aos para escuchar de nuevo el esperado
sonido de las guitarras.
Sin embargo, los agacheros sentan el gusanillo del folclore correr por su sangre,
languideciendo tristemente en el interior de cada uno, y alzaban la cabeza interesados
cuando desde el exterior le llegaban los sonidos de alguna berlina o folas interpretadas por
los grupos que proliferaban por toda la isla, quienes, ms interesados en buscar la calidad
del conjunto que en preservar el folclore autctono, desvirtuaban en incontables ocasiones
la autenticidad del mismo, haciendo que muchos folcloristas se retorcieran de impotencia
ante tanto pulimento, que lejos de enriquecer las piezas restaba sentimiento y calor a sus
interpretaciones.
Uno de estos defensores a ultranza del folclore canario es sin duda don Manuel Prez
Rodrguez. l supo reconocer como nadie el inmenso valor que encerraba el trabajo del
grupo de El Escobonal, por lo que no dud en convertirse en asesor y promotor del mismo.
A su iniciativa se debe esta ltima etapa de Axaentemir, ya que suya fue la idea de reagrupar
en una gran rondalla a cuantos folcloristas quisiesen participar en este nuevo intento de
recuperar el folclore de la zona para grabar, una vez ms en TVE, en esta ocasin para el
programa Taifa y Candil por l conducido, dejando as constancia grfica del estilo agachero
que ha sido durante aos la fuente en la que han bebido multitud de grupos folclricos.
Detrs de muchas de las actuaciones de la rondalla Axaentemir y de sus esfuerzos por
seguir adelante contra viento y marea, se adivina la mano de este controvertido personaje que
ha hecho suya la lucha por evitar que se pierda uno de los ltimos vestigios de folclorismo
isleo autntico, hasta el punto de aunar esfuerzos con la Rondalla para divulgar su trabajo
por todas las Islas; para promocionar el traje de la Comarca, que lucira con orgullo en sus
participaciones en las fiestas en honor de la Virgen de Candelaria, en agosto de 1995 y 1996;
para colaborar con la misma en cuantos eventos ha sido requerida su presencia, e incluso
para prestarles su apoyo incondicional en la grabacin del primer trabajo discogrfico,
llevado a cabo a principio del presente ao (1996) donde colabor con el siguiente texto de
presentacin:
Tienes en tus manos un pequeo tesoro, fruto de la tradicin popular. Un
crisol de cantares transmitidos, de generacin en generacin, por unas
gentes celosas de su entorno a pesar de los olvidos y las desidias. Un trozo de
la historia, de la idiosincrasia de un pueblo que ha sabido acrisolar las ms
aejas danzas y canciones en la difcil senda del folclore musical canario.
Y con ello se nos dona un captulo importante del mismo. Una autntica
reliquia, que el tesn y el empeo de unos jvenes, han hecho realidad con
esta grabacin, en su afn de divulgar el peculiar modo de expresin musical
de las gentes de Agache. El legado de sus antepasados que supieron enaltecer
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El gran cario que este hombre siente por Agache y su folclore se refleja tambin en
la copla que con aire de malaguea compuso hace algn tiempo:
Malaguea, malaguea,
hoy yo te quiero cantar,
agachero, compaero
del pueblo siempre romero
mi pueblo del Escobonal.
Justo es por tanto reconocer la inestimable labor de un hombre que, sin ser agachero,
ha hecho en favor de nuestra cultura ms que muchos de los que habiendo nacido en la zona
hayan realizado nunca por ella.
As, el tmido aunque firme intento de don Juan J. Antonio Campos de la Rosa de
llevar a buen puerto el barco que don Manuel Prez pusiera en sus manos al encargarle
gestionar la posibilidad de reagrupar a cuantas personas hubieran estado vinculadas con
los diferentes movimientos folclricos de la zona, fructific rpidamente ya que el paso del
tiempo pareca haber limado las asperezas que motivaron el disgregamiento del grupo la vez
anterior, y en sus corazones solamente anidaban sentimientos de nostalgia y dolor por no
haber sabido superar los pequeos avatares que les impidieron continuar con una actividad
que a todos gratificaba. As, despus de hablar con mucha gente y de que los ms reacios a
volver se dejasen convencer, los locales de la Asociacin de Vecinos y el Saln Parroquial
se llenaron de nuevo con los familiares sonidos de antao, haciendo emocionar a ms de una
persona en aquella primavera de 1992.
Los ensayos transcurran esta vez con algo ms de seriedad, aunque la asistencia
continuada y la puntualidad continuasen brillando por su ausencia. Habitualmente se
ensayaba en conjunto, cuadro de baile y parranda, pero de vez en cuando lo hacan por
separado con el fin de que tanto unos como otros pudiesen rectificar los posibles fallos sin
entorpecer el trabajo de los dems. Todos ponan el mximo de atencin y sobre todo se
cuidaban las relaciones con los compaeros, ya que esta vez se unieron personas que nunca
haban tocado juntos y nadie quera herir susceptibilidades.
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El tesn de estas personas dio por fin los frutos esperados y el 9 de agosto de 1992, a
las 6 de la tarde, dara comienzo en El Escobonal el Festival Folclrico que sera testigo de la
vuelta a los escenarios de la agrupacin folclrica Axaentemir, donde compartiran aplausos
con grupos como Guayaqu 3 y Verode, entre otros. La expectacin suscitada por la vuelta
de esta rondalla hizo que la Plaza de San Jos rebozase de un pblico ansioso por ver de
nuevo a sus amigos en accin y, aunque el comentario general era que slo se haban unido
para realizar un par de actuaciones y la grabacin del programa Taifa y Candil, en la mente
de todos anidaba la esperanza de que siguieran adelante por largo tiempo, como gracias a
Dios sucedera despus. Probablemente los aplausos y el apoyo recibidos del pblico esa
tarde, que se repetiran en las fiestas de San Carlos en El Tablado, contribuyeron a afianzar
en la mente y el corazn de muchos componentes la posibilidad de continuar trabajando y
no permitir que la Rondalla se disolviese tan rpidamente.
Al terminar el verano se produjo un cierto decaimiento en el grupo, la incertidumbre
volaba a ras de los escasos componentes que seguan asistiendo religiosamente a los ensayos;
otros se mantenan a la expectativa sin comprometerse demasiado, pero sin dejar de asistir
de vez en cuando por si existiese la posibilidad de continuar adelante. Y as fueron pasando
los das, hasta que el firme propsito de la minora prevaleci y la Rondalla emprendi con
decisin el nuevo sendero marcado por las actuaciones, que se multiplicaban a medida que
pasaba el tiempo.
Lleg la grabacin del programa Taifa y Candil, que fue emitido el 17 de octubre de
1992 con gran xito de audiencia, segn qued reflejado en el incremento de actuaciones que
tuvieron a continuacin. La presencia del grupo fue requerida en las fiestas de los diferentes
pueblos que anteriormente haban contado con ellos a la hora de realizar algn evento de
tipo folclrico al conocerse que estaban de nuevo en la palestra, pero adems su aparicin
en televisin sirvi para darles a conocer en lugares donde nunca haban odo hablar de
ellos, con lo que comenzaron a llegarles ofertas desde los rincones ms insospechados. Y
de nuevo el buen hacer de los agacheros se pase por todos los escenarios de la isla dejando
siempre un buen sabor de boca a cuantos tuvieron a bien acudir para verles bailar y orles
desgranar, con sentimiento, todas y cada una de las mltiples coplas rescatadas del saber
popular, gracias al excelente trabajo de recopilacin efectuado por varias personas de la
Comarca a travs de los aos.
En la mente de muchos perdura el recuerdo de una brillante actuacin en Adeje donde
los inconvenientes del directo se dejaron sentir, al cortarse de pronto el fluido elctrico,
mientras Eloy Rodrguez cantaba una malaguea. La profesionalidad del grupo qued
reflejada al no interrumpir la actuacin y seguir adelante como si nada hubiera pasado, sin
ayuda de los medios tcnicos necesarios. El pblico supo premiar el esfuerzo dedicndoles,
puestos en pie, un cerrado aplauso que ayud sin duda a gratificar a los componentes del
grupo, quienes recuerdan esa actuacin con especial cario y, sin duda, como una de las
ms importantes de la trayectoria musical del mismo, eclipsando incluso actuaciones tan
significativas como las realizadas en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna o similares.
Pero no ha sido esta la nica ocasin en que la inigualable voz de don Eloy Rodrguez
de la Rosa, quien naciera en El Escobonal el 24 de octubre de 1935, siendo hijo de doa
ngela de la Rosa y de don Eloy Rodrguez Fras, agricultor de profesin y sin duda una de
las mejores voces masculinas de la Comarca, contribuyera a marcar un hito en la historia de
la Rondalla. El 29 de enero de 1994 fue tambin un da muy importante para el recuerdo, ya
que en esa ocasin ganara el primer premio en un Concurso de Malagueas celebrado en
Barranco Hondo, al que falt muy poco para que no pudiesen asistir por falta de componentes
que quisieran hacerlo.
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acompa durante varios das los esfuerzos del grupo por realizar una grabacin que
resultase de la mxima calidad posible, conscientes de la importancia que la realizacin de
este trabajo tendra para el futuro. Por all desfilamos, en algn momento de la grabacin,
cuantas personas tenamos alguna vinculacin con la Rondalla, con la intencin de que se
sintieran arropados en tan delicada labor. El diseo y elaboracin de la cartula del disco
fue encargado a un joven artista agachero, Juan ngel Garca Yanes, conocedores de su gran
profesionalidad y del especial cario que pondra en un trabajo ligado a la cultura del pueblo
de sus mayores.
El excelente resultado obtenido, gracias al meritorio trabajo de todos, qued al
fin reflejado al salir a la luz, el da 8 de marzo de 1996, las 1.000 copias de un trabajo
titulado genricamente Axaentemir 1940, conteniendo 10 canciones de diferentes autores
como muestra de la variada y rica herencia folclrica de la zona: Pasacatre, Seguidillas
Manchegas, El retrato de la Lola, Polca El Escobonal, Isa, Berlina, Folas,
Polca el Fielatero, Mazurca el Capirote, Danza y Tajaraste de El Escobonal.
Los discos y casettes se pusieron a disposicin del pblico, siendo vendidos en su casi
totalidad, por lo que hubo que hacer un nuevo pedido de casettes antes de que se realizase
la presentacin oficial del mismo, que hicieron en tres lugares diferentes con el fin de llegar
al mayor nmero posible de personas y aprovechar as para darse a conocer por toda la isla.
La primera de estas presentaciones la realizaron el da 30 de marzo en el Parque San
Francisco del Puerto de la Cruz; el acto estuvo presentado por don Manuel Prez Rodrguez y
en l se rindi homenaje a aquellos municipios de Tenerife con romeras de arraigado inters
folclrico: Arafo, Garachico, Granadilla, Los Realejos, La Orotava, La Victoria, Tegueste y
San Cristbal de La Laguna, haciendo entrega a los diferentes alcaldes asistentes de un disco,
un diploma conmemorativo y un presente, diseado por Juan ngel Garca y elaborado por
Andrs Gmez, que evocaba la tradicional Danza de El Escobonal mostrando el palo con
las cintas, una flauta y un tambor. La emocin y los nervios fueron los protagonistas de
la noche, ya que adems de las mltiples personalidades que asistieron al mismo entre el
pblico se encontraba un gran nmero de seguidores que se haban desplazado desde El
Escobonal deseosos de compartir con ellos tan memorable ocasin.
La segunda fue realizada el 13 de abril, a la misma hora, en el Centro Cultural
Tagoror de Granadilla; don Manuel Prez sirvi de enlace entre los artistas y el pblico, una
vez ms, y en esta ocasin se homenaje al grupo musical Los Chasneros como mximo
exponente del folclore musical del Sur de Tenerife. Esta presentacin sera retransmitida
por Tele 21.
La ltima presentacin tuvo como escenario el Orfen la Paz de La Laguna, el
sbado 20 de abril, siendo retransmitida por televisin a travs del Canal 7 del Atlntico. La
velada comenz a las nueve en punto con la presentacin de don Manuel Prez, quien dio
paso rpidamente a la primera parte del extenso programa que la Rondalla El Escobonal
ofrecera al numeroso pblico, reunido all para escucharles.
Comenzaron con el Tanganillo, Santo Domingo y Tajaraste, y terminaron esta
primera parte con la jota que Eloy Rodrguez inici cantando sin acompaamiento musical,
con la intencin de recuperar una antigua tradicin de los pescadores de la zona, llenando el
teatro con su magnfica voz y poniendo un nudo en la garganta de los espectadores.
A continuacin se dio comienzo al acto oficial procediendo a homenajear a la Familia
Ramos de la Punta del Hidalgo, por las races comunes existentes entre esta zona de la isla
y la comarca de Agache. Se dio paso luego a la presentacin del disco, para continuar con
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POLCA EL ESCOBONAL
Estaba Panchillo
fumando sentado,
y lleg Guillerma, caramba
se puso a su lado.
Estaba lavando
las manos sec,
cont a su marido, caramba,
lo que le pas.
Fui a la azotea
a tender la ropa,
me sali un ratn, caramba
bailando la polca,
con el rabo tieso,
cuantas vueltas daba
de un lado pal otro, caramba,
y se arrodillaba.
Dnde est ese bicho,
dnde se meti,
dnde est el ratn, caramba
que tanto bail,
dime si era grande,
dnde se escondi,
que con el garrote, caramba,
lo matar yo.
Deja que se vaya,
vamos a bailar,
esta hermosa polca, caramba
de El Escobonal.
Entremos pa dentro,
salgamos pa fuera,
tu rodilla en tierra, caramba
doy la vuelta entera.
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Me tienes mareado,
ya no puedo ms,
me duele este lado, caramba
y el otro ms,
bscate a esa rata
y vete a bailar,
esa polca tuya, caramba
que me va a matar.
Esa fue la historia,
no hay otra igual,
de esa gran pareja,
de El Escobonal.
Se fue cha Guillermo
se fue cho Panchillo
hoy le recordamos, caramba,
con este estribillo.
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EL RETRATO DE LA LOLA
Tengo por nombre Dolores
y soy escobonalera,
voy rompiendo corazones
por mucho que yo no quiera.
A dnde vas agachera
con tu traje rojo y blanco,
que se te mancha en la higuera
si pasas por el barranco.
Yo siempre tengo cuidado
y suelo ser muy prudente,
aqu y en todos los lados
y haya o no haya gente.
La muchacha era bonita
de talle bien apretado,
derrochaba hermosura
y belleza en todos lados.
Cuando iba a lavar
a los charcos de Catana,
Lola sola llevar
su ropa envuelta en un pao.
En el baile la primera
que sacaban a bailar,
estaban la noche entera
sin dejarla descansar.
Maana me voy pa Cuba
y quisiera recordarte,
cuando me encuentre en La Habana
ya no podra besarte.
Aqu tengo yo un retrato
cudelo bien, caballero,
mrelo de rato en rato
y gurdelo en el sombrero.
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El retrato de la Lola
siempre lo llevo conmigo,
cuando me acuerdo de Lola
saco el retrato y lo miro.
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SEGUIDILLAS MANCHEGAS
Vayan entrando,
seores bailadores,
seores bailadores,
vayan entrando.
Vayan entrando,
seguidillas manchegas,
seguidillas manchegas,
son las que canto.
Son las que canto,
para que t las bailes,
para que t las bailes,
delante el santo.
Delante el santo,
al que le prometiste,
al que le prometiste,
ser mi marido.
Ser mi marido,
an estoy esperando,
an estoy esperando,
que seas mo.
Que seas mo,
de todas tus promesas,
de todas tus promesas,
ya no me fo.
Ya no me fo,
seguro que t tienes,
seguro que t tienes,
un amor nuevo.
Un amor nuevo,
y yo no tengo a nadie,
y yo no tengo a nadie,
qu desconsuelo.
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Qu desconsuelo,
seores tocadores,
seores tocadores,
tengan cuidado.
Tengan cuidado,
porque las seguidillas,
porque las seguidillas,
se han terminado.
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JOTA CANARIA
Con mi barquito de vela
yo me voy a navegar,
y si la mar esta buena
maana voy a pescar.
Esta es la Jota Canaria
que cantan los marineros,
cuando van por altas mares
pidiendo clemencia al cielo.
Ya cay la morena
en la gueldera,
pero como resbala
va y se echa fuera.
Por babor ech la nasa
por estribor la gueldera,
y muy larga fue la espera
para volver a mi casa.
Por la mar para adelante
va un peje verde,
con la boca abierta
corre que muerde.
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EL BAILITO
El trigo que est en la era trillado est,
las uvas que he cortado en el lagar,
las cabras las he guardado en el corral,
esta noche hay una fiesta,
me tengo que preparar.
Con el timple bajo el brazo voy a tocar,
yo creo que esta noche voy a bailar,
a la dama del pauelo voy a invitar,
para que baile conmigo,
as le voy a cantar.
Y venga usted y venga usted,
baile conmigo esta noche mujer,
y baile usted y baile usted,
el bailito al derecho y al revs.
A la nueve de la noche en el saln,
seis faroles encendidos gofio y zurrn,
mosquiteros de colores bailan al son,
de guitarras, panderetas,
de timples y de tambor.
En la mesa las mujeres comen de pie,
tres bandejas de rosquetes t y caf,
una copa que se rompe junto a sus pies,
un gato sale corriendo,
la gente canta otra vez.
ESTRIBILLO
Y todos siguen bailando en el saln,
una olla de agua hirviendo en el fogn,
una vieja dando gritos, vlgame Dios,
la gallina que tena,
el perro se la comi.
El baile se ha terminado y ya se van,
maana en el trabajo recordarn,
a la dama del pauelo y a su galn,
y de regreso a sus casas,
esta cancin cantarn.
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AF El Escobonal (1995)
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n un libro que trate sobre el folclore tradicional de Agache no poda faltar un
captulo dedicado a la Danza de Cintas. Por lo tanto, daremos un paso atrs en el tiempo
para conocer la historia de una danza considerada de las ms antiguas que se conocen en las
Islas y su trayectoria a travs de ms de 100 aos.
No hay datos fidedignos sobre la procedencia real de dicha danza; segn la memoria
popular se cree que naci en el municipio de Gmar a mediados del siglo XIX, aunque
algunas fuentes consideran que sus races pudieran ser vascas o sudamericanas. En todo
caso es en este municipio donde se ha conservado y divulgado con mayor intensidad.
La Danza de Cintas consiste en un baile que se ejecuta en torno a una prtiga, adornada
en el extremo superior con flores y otros abalorios, adems de una pequea bandera, y una
rueda en forma de gran estrella de doce puntas de la que parten las cintas de colores que los
danzarines sujetan al dedo pulgar de la mano izquierda, mientras con la derecha hacen sonar
las castaetas.
Generalmente la componen doce bailadores, a excepcin de la poca en que la Danza
de Cintas de El Escobonal se dividi en dos -Escobonal de Abajo y Escobonal de Arriba-,
debido a los piques que por entonces existan en el pueblo, pasando la del Escobonal de
Arriba, dirigida por don Toms de la Rosa (Tomasillo), a cambiar algunas cosas como por
ejemplo la vestimenta, que pas a ser muy parecida a la que usaba la Danza de Gmar, y el
nmero de danzarines que se increment en doce ms siendo en total veinticuatro.
En sus comienzos la Danza de Cintas era bailada slo por chicos cuyas edades
comprendan entre los diecisiete y los veinte aos. stos iban ataviados con trajes de marinero,
camisas blancas, pantaln por debajo de las rodillas, gorra de marinero sin visera, una banda
del color que les correspondiese -rojo para los guos, azul para los tercios y amarillo para los
contra tercios-, cruzndoles el pecho y atada a la cintura en el lado derecho, otra pequea
cinta del mismo color que la banda atada al brazo a modo de brazalete y alpargatas blancas.
Cuando la Guerra Civil se llev a estos jvenes al frente fueron sustituidos por los
ms pequeos, primero porque no quedaron suficientes chicos en el pueblo y segundo porque
a su vuelta stos no tenan los nimos para la misma. Tambin fue en esta poca cuando
las nias se interesaron por pertenecer a dicha Danza, y desde entonces los pequeos de
ambos sexos rivalizaron por entrar a formar parte de ella, llegando a ofrecerse para realizar
pequeas tareas a don Jos Yanes, quien la diriga en aquellos momentos, con el propsito
de ser admitidos.
La Danza de Cintas se baila a ritmo de tajaraste. Los instrumentos musicales que se
utilizan para ello son la pita y el tambor, tocados simultneamente por el tamborilero, y las
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que florecen las ochenta rosas mustias de sus ochenta aos. Ya moli usted bastante
grano en la era. Que otros apronten sus trillos para la molienda.
Seor Cirilo opina: los muchachos de hoy saben ms que nosotros, en la
misma danza saben ms que los viejos. Cincuenta vueltas al revs, cincuenta vueltas
al derecho, estos muchachos de Gmar no se equivocan nunca.
- Los de Gmar? Por qu los de Gmar?
- No sabe usted que en Gmar es donde primero se bail la Danza?
- Confieso que no lo saba seor Cirilo.
- Entonces tampoco sabe usted que San Pedro entr en Roma con una flauta y un
tamboril, y como en Gmar est tambin San Pedro... Eso se dice de antiguo, yo
no lo s.
Y el anciano tamborilero para de nuevo, mientras contempla amorosamente
su flauta de madera en la que dos generaciones han silbado los compases centenarios
de las msicas patriarcales.
SEOR CIRILO Y EL TRAJE CAMPISTA
Seor Cirilo es la primera vez que se atava con el traje de cordn, nunca us la
vestimenta de los viejos, dice: por el sur no se usaba el traje campista. Nosotros
nos ponamos unos calzones de lienzo tejo por las mujeres. En La Laguna s se
usaba mucho.
- -Y qu piensa de esos bailes de la ciudad?
- Yo creo que los hacen pa que la mocedad vea hoy lo que se usaba en los siglos
viejos.
Seor Cirilo despus de meditar un rato retoma el tema de la danza.
- Se debe conservar -comenta ahincadamente- que vuelvan aquellas fiestas del
Socorro, San Pedro, Candelaria, Cristo de Tacoronte, yo siempre seguir en Danza;
todava, aunque viejo, aguanto resuello. Y creo que no habr otro tamborilero como
yo en las siete islas. Es difcil coger el tono y el espaciar la msica como yo lo hago,
no sabe lo que me pas en Tacoronte?
- Veamos qu le ocurri seor Cirilo.
- Gente aficionada a mi arte, la del norte... Tocaba yo en mi flauta y el gento me
rodeaba, me vinieron a decir que cuando la msica tocara me callara yo, porque
todo el mundo vena detrs de m y nadie quera escuchar lo que tocaba la msica.
- Debe tratarse de una flauta encantada. Usted no sabe seguramente lo que es
encantamiento. Es, como si dijramos, un milagro. En esta flauta de madera,
seor Cirilo, lleva usted sesenta y cinco aos haciendo el milagro de resucitar las
viejas canciones de Canarias. Con razn asegura usted que los gobiernos deberan
premiarlo. Usted, con esta flauta y este tamboril, ha hecho ms por su tierra que
todos los polticos locuaces. S, usted, seor Cirilo, merece una recompensa.
Hay quien ha hecho ms por estas rocas atlnticas que lo que ha hecho este
viejo msico con su flauta y su tamboril?...
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con amor a las tradiciones de su tierra por encima del bombardeo de nuevos movimientos
musicales que se prodigan cada vez con ms frecuencia y en mayor nmero.
Hoy, don Isidoro Daz Fras (Sidorillo) sigue viviendo en El Escobonal, en la casa
de la curva, acompaado de su esposa doa Mercedes Torres Leandro, y recibiendo con
cario a cuantos nos acercamos por all con nimo de conocer datos sobre la tradicin que
ha heredado de sus mayores. Meritoria labor la de ambos.
Mientras, sobre una estantera de la sala de estar reposan el tambor y la pita de Cho
Cirilo (el Tamborilero), los que un da heredase su nieto Sidorillo, y que ya slo suenan en
ocasiones especiales. La pita y el tambor que durante ms de 100 aos acompaaron a las
Danzas han recibido por fin el merecido descanso, entraables reliquias que confiamos no
lleguen nunca a extraviarse.
Tambin el palo de la Danza tiene su propia historia. Al primero que se recuerda
se le llamaba el palo de Pancho el alcalde. No sabemos si porque fuese este personaje
quien lo donara a la Danza o si, por el contrario, era quien lo custodiaba debido al cargo
que ostentaba dentro de la comunidad. Se guardaba en la iglesia o en casa del director don
Matas Bethencourt, y gracias a una de esas ocasiones en que la gran vara permaneca
en casa de don Matas sobrevivi al incendio de la iglesia de San Jos, acaecido en la
madrugada del 30 de marzo de 1942.
Las dificultades para transportarlo al Pors de Abona, en la fiesta de Las Mercedes a
la que siempre acudan, hicieron que don Pancho Marrero, otro vecino del pueblo, fabricara
un nuevo palo que dejaban en la Punta de El Pors para no tener que llevarlo, caminando o
en el barco La Amelia que les trasladaba desde El Tablado un ao tras otro.
La figura del hombre del palo es pieza fundamental en la Danza de Cintas. Su misin
consiste en ensear y dirigir el baile, adems de sostener la prtiga con las cintas mientras
los danzarines ejecutan los pasos.
En los aos en que Cirilo (el Tamborilero) acompaaba a la Danza, ejerci como
hombre del palo don Matas Bethencourt Campos. Fue el encargado de dirigir y ensear a
los jvenes bailadores hasta que la misma se disolvi, al marchar stos a la guerra.
Por un tiempo, los sonidos de las castaetas, la pita y el tambor enmudecieron en
Agache; hasta que don Jos Yanes Daz (Pepillo), ayudado por un tambor que l mismo
fabricara, de sabe Dios qu piel, y una flauta de caa, comenzara a ensayar a los nios del
pueblo. En aquella etapa la Danza pas a ser mixta y bailaban ataviados con trajes tpicos
de magos. Tambin fue Pepillo quien ide la forma de hacer el santo con la rodilla en tierra,
modalidad que permanece en vigor hasta el da de hoy.
Despus de la guerra, la comisin de fiestas compuesta por los Tejera, de La Morra,
decidi adquirir un nuevo vestuario para la Danza, compr una pieza de tela azul y Conchita,
una de las hermanas, que era modista, hizo pantalones bombachos para todos los bailadores;
los nios deban aportar las camisas blancas, y las bandas y brazaletes se aprovecharon de
la Danza antigua. En esta etapa fue cuando don Luis Bethencourt Garca, quien desde muy
nio haba bailado en la Danza y que era hijo del director, don Matas Bethencourt, sustituy
a su padre al regresar del cuartel, hacindose cargo de la misma como hombre del palo,
mantenindola en activo durante algn tiempo ms.
En 1978, por iniciativa de don Octavio Rodrguez Delgado, y con la inestimable
colaboracin de don Juan Manuel Yanes Marrero y otros miembros del Tagoror Cultural de
Agache, se recuper la Danza de Cintas de El Escobonal.
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La pita y el tambor sonaban esta vez de la mano de otra persona muy joven, Elena
Bethencourt Marrero, quien ltimamente ha tomado el relevo de Sidorillo en el pueblo y sus
alrededores, demostrando a todos que el tamborilero tambin puede ser una mujer sin que
por ello desmerezca en nada la labor de sus antecesores.
Esperamos que el entusiasmo y la ilusin que, tanto los nios como sus monitores,
han puesto en sacar adelante una Danza que careca de precedentes en este pueblo, siga en
aumento y que la Danza de Cintas de San Carlos perdure en el tiempo, para regocijo de
cuantos deseamos que esta especial forma de folclore no muera jams.
As mismo, nos gustara que la tradicional Danza de El Escobonal contine
deleitndonos con el sonido de sus castaetas y la imagen de sus danzarines vestidos de
marinero, tan representativa de la Comarca. Y emplazamos desde aqu a las autoridades y
estamentos vinculados a la cultura del municipio para que tomen cartas en el asunto y hagan
lo imposible por impedir que se llegue a perder uno de los bailes ms ancestrales de las Islas.
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La pita y el tambor que durante ms de 100 aos acompaasen a las Danzas de Cintas
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LA RONDALLA DE LA MEDIDA
T
ambin en La Medida, un barrio perteneciente al municipio de Gmar, situado
entre Pjara y el Lomo de Mena, el inters de sus habitantes por el folclore les haba llevado
durante aos a colaborar con las rondallas de El Escobonal o Gmar, hasta que al final
consiguieron aglutinar en torno a un proyecto musical propio a cuantas personas sentan la
necesidad de manifestarse a travs de la msica. De este modo, el 27 de noviembre de 1980
La Medida pudo por fin tener su primera rondalla a la cual bautizaron con el nombre de
Aires de Agache y que lleg a estar compuesta por seis parejas de baile y 20 personas en la
parranda, en total 32 componentes.
Se cre por iniciativa de don Juan Rodrguez Prez (Juanillo), quien ense a tocar
a la mayora de sus componentes y se encargaba de la direccin del grupo de cuerdas,
alternando esta actividad con sus otras ocupaciones musicales, como ya hemos reseado en
anteriores captulos. Cuando ya le fue imposible continuar con tan diversas responsabilidades
fue sustituido en la direccin de Aires de Agache por don Ramn.
Para colaborar con la formacin del grupo, el Excmo. Ayuntamiento de Gmar
aport en un principio algunos instrumentos, aunque el resto tuvieron que costearlo los
propios miembros de la misma.
Desde la fecha de su formacin hasta su debut el 4 de mayo de 1981, en las fiestas
patronales de Lomo de Mena, las instalaciones del Plantel de La Medida fueron testigos
de los esfuerzos y el tesn que estos jvenes ponan en cada ensayo. All comenzaron a
tomar forma los sonidos que, poco a poco, seran familiares para todos y que acabaran
constituyendo el amplio y variado repertorio que desgranaran en las diferentes actuaciones
a realizar desde el momento de darse a conocer a todo el pblico: folas, seguidillas y
saltonas, tango, santo domingo y tajaraste, malagueas, isas, aires de lima, polca majorera,
pasacatre, seguidillas de Las Palmas, seguidillas manchegas, tango de La Florida y berlina
de El Hierro.
Las letras de estas canciones fueron elegidas entre los mltiples cantos populares de
las Islas e interpretadas con muchsima ilusin y excelente calidad.
A la primera actuacin en Lomo de Mena siguieron las de La Medida, el 14 de junio
del mismo ao, entraable por ser la primera vez que actuaban en casa y donde recogieron
el cario y el apoyo de todos sus conciudadanos; las de los diferentes barrios de Gmar:
San Juan, San Pedro de Abajo, Guaza, La Hoya, Volcn de Abajo, El Escobonal, Punta
Prieta, San Sebastin, Barriada Nueva, Festival Folclrico y Romera de San Antonio Abad
en Pjara...; y algunas no tan prximas al pueblo, como fueron las realizadas en La Sabina
Alta, Playa de Las Eras o Pors de Abona.
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Don Ramn del Cristo Ramos Alberto. Director de baile de la Rondalla Aires de Agache
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Los bailadores deleitando a los espectadores con sus evoluciones. Rondalla Aires de Agache
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Diseo del traje que prximamente lucirn los miembros femeninos de la Rondalla Aires de Agache. Traje de finales del siglo XIX del municipio de Gmar
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Diseo del traje masculino de la misma poca y ciudad. Rondalla Aires de Agache
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NOTA: Al no existir un registro documental fiable, esta lista es slo producto de la memoria de
algunos componentes. Pudiera contener alguna omisin, motivo por el cual queremos pedir disculpas
a quien hubiese quedado fuera de la misma.
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Ms tarde pas a formar parte del grupo folclrico Atis-tirma del Centro de Iniciativas
y Turismo de Santa Cruz de Tenerife, con el cual tuvo la oportunidad de viajar por Europa.
Su inquietud por conocer diferentes maneras de interpretar la msica le llev tambin a
tocar en la rondalla lrico musical del Crculo de Amistad XII de Enero de Santa Cruz de
Tenerife y a ser miembro fundador de la rondalla lrico musical Gran Tinerfe. Por ltimo,
ingresara en el Grupo Achamn (jvenes Sabandeos), combinando esta actividad con la
direccin del grupo que nos ocupa.
Don Santiago Manuel Fras Daz (Lolo el Capitn), folclorista de la zona, es gran
propulsor del folclore y las tradiciones ancestrales de la misma, y uno de los pocos bailadores
que continan en activo del grupo que en su da aprendieron a bailar con doa Lola, doa
Carmela, don Polo el Abogado y otros conocidos bailadores del pueblo. Es un hombre
menudo e inquieto que naci en El Escobonal el 25 de julio de 1950. Desde muy temprana
edad sinti un vivo inters por aprender a bailar las danzas de su tierra y pertenecer a una
rondalla, ilusin que vio realizada en los aos 60 cuando pudo entrar a formar parte de la
agrupacin folclrica Coros y Danzas de El Escobonal. Ms tarde se incorpor a la rondalla
Axaentemir, donde adems de bailar ejerci de director de baile e instructor, actividad esta
ltima que tambin desarroll espordicamente en colegios y asociaciones, pudiendo de
esta forma transmitir el estilo tan peculiar de la Comarca a las personas que aprendieron con
l. Actualmente es miembro de la Rondalla El Escobonal, donde toca el lad.
De estos dos hombres parti la idea de convertir un curso de cuerda y pa, que don
Santiago Manuel Fras, como miembro de la directiva de la Asociacin de Vecinos de El
Tablado, solicitase en su momento al Excmo. Ayuntamiento de Gmar y que deba impartir
don Miguel ngel Blanco, en una agrupacin folclrica, con el fin de dar vida musical a
las personas que se haban acercado ilusionadas con la intencin de aprender a tocar algn
instrumento.
Gracias al esfuerzo de todos la agrupacin musical fue tomando forma; don Santiago
Manuel Fras enseando y dirigiendo el cuerpo de baile, don Miguel ngel Blanco la
parranda, con la ayuda de otro joven valor de las filas de Achamn, don Jos Hernndez
Garca.
Poco a poco los nuevos msicos se fueron adiestrando en el arte de interpretar folclore;
de sus instrumentos surgieron las folas, malagueas, isas y berlinas tan tradicionales en la
Comarca y, paulatinamente, a este grupo inicial se fueron uniendo amigos y familiares que
sentan en su interior la misma inquietud musical; algunos de ellos vinculados al pueblo
que haba sido cuna de la agrupacin, otros provenientes de distintos lugares de la isla, pero
todos con el mismo fin de disfrutar haciendo lo que ms les gustaba: tocar, cantar y bailar,
pasando un rato agradable entre amigos.
Desde el principio su intencin fue siempre la de respetar al mximo el estilo heredado
de sus antepasados, motivo por el que tanto las canciones como el baile se ajustaron todo
lo posible al cadencioso estilo agachero antiguo, aunque sin poder evitar cierta influencia
sabandea, transmitida por su director de cuerdas.
Para la ropa decidieron continuar con el mismo criterio de respetar viejas tradiciones,
y as surgi la idea de asumir para los hombres del grupo la ropa que don Cirilo Daz Daz,
Cirilo el Tamborilero, luce en la nica foto que existe ataviado con un traje tpico y que
est compuesto por chaleco de rayas rojas y negras, camisa blanca, fajn rojo, calzn negro,
calzoncillo blanco, polainas beige, zapatos y sombrero negros. Por su parte, las mujeres
acordaron usar el vestido que en su da llevase la popular cantadora escobonalera doa
Josefina Marrero Yanes: chaleco negro, blusa de manga corta blanca, falda con fondo negro
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y cintas de colores, refajo y delantal blancos, pauelo de seda de damasco amarillo, sombrero
pequeo de paja con cinta negra, y botas negras de botones. Este traje, al igual que el de
don Cirilo Daz, corresponde a finales del siglo XIX y era el usado en las postrimeras de
los aos 30 por la Masa Coral Tinerfea, a la cual pertenecieron ambos artistas en aquella
poca. El vestido tambin fue utilizado por los miembros femeninos de la primera Rondalla
de El Escobonal a finales de los aos 40. Y como homenaje a los primeros transmisores
del folclore y la cultura de Agache, la agrupacin folclrica Atenguajos, la ms joven de la
Comarca, acord volver a lucir la ropa de entonces.
Al repertorio inicial compuesto por isa, folas, berlina y malaguea, se aadi una
Polca Picante y un Vals Marinero, con letra alusiva al pueblo donde el grupo naciera,
cuyos autores, Miguel ngel Blanco y la que suscribe, Luisa Chico Prez, titularon
El Tablado. Ambos autores crearon tambin las coplas de la Malaguea a Cirilo el
Tamborilero, en honor a tan destacado personaje, y las de la berlina Homenaje a nuestros
abuelos, donde pretenden dejar constancia del agradecimiento que sienten por las personas
mayores que antes de abandonar este mundo les transmitieron cuanto saban sobre folclore.
Tienen en proyecto algunos temas ms que poco a poco irn viendo la luz.
A partir del otoo de 1995 los ensayos se intensificaran con otro da ms en la
semana, esta vez en Santa Cruz de Tenerife, en el local que desinteresadamente cediera don
Porfirio Gonzlez Marrero para su utilizacin, con lo que la preparacin de los componentes
se aceler bastante.
A principio de 1996 se comenzaron a recaudar fondos para la adquisicin del
necesario vestuario que confiaban en lucir muy pronto sobre los escenarios. Para ello cada
componente aport 10.000 ptas. para las telas y compr de su bolsillo las botas de las
mujeres, los sombreros y las camisas de los hombres. El resto consiguieron reunirlo gracias
a la venta de participaciones de Lotera Primitiva y una pequea aportacin realizada por el
Excmo. Ayuntamiento de Gmar. El costo total del vestuario ascendi a 1.000.000 de ptas.
As, casi sin darles tiempo a pensarlo, lleg el 14 de septiembre de 1996, fecha
en que haban acordado aparecer en pblico por primera vez en el transcurso del festival
folclrico que cada ao se celebra en las fiestas de San Carlos de El Tablado.
El acto estuvo presentado, al igual que en aos anteriores, por Luisa Chico Prez. En
el mismo participaron los grupos folclricos de la zona haciendo por primera vez un festival
monogrfico dedicado a la comarca de Agache, el cual comenz a las 7 de la tarde con la
actuacin de la Agrupacin Folclrica El Escobonal, seguida de la Agrupacin Folclrica
Aires de Agache, de La Medida, y como broche de oro la presentacin en sociedad del Grupo
Folclrico Atenguajos de El Tablado. La presentacin inicial del grupo corri a cargo del
director de la Rondalla El Escobonal, don Juan Antonio Campos, quien en representacin
del grupo folclrico ms antiguo de la Comarca dio la bienvenida al ms nuevo de la misma.
A continuacin, Luisa Chico Prez tom la palabra en nombre de Atenguajos para contar a
grandes rasgos la incipiente historia del grupo y agradecer a los all presentes su presencia
y su apoyo en un da tan especial para ellos.
Comenz la actuacin con el grupo al completo sobre el escenario, interpretando
la cancin El Tablado. Acontinuacin el cuerpo de baile ocup su lugar en la pista, para
continuar con folas y berlina de El Escobonal. En este punto se realiz un pequeo inciso
para homenajear en nombre del grupo a dos mujeres que haban contribuido con su trabajo
a que el mismo pudiese estar sobre el escenario en la fecha prevista, y ellas fueron: doa
Rosario Yanes, modista que cortase todas las ropas, y doa Luisa Chico, miembro del grupo
que se haba encargado de comprar y gestionar todo lo referente a las mismas. Ambas
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EL TABLADO
El Tablado refugio pesquero
pueblito agachero baado de mar,
en puertos t fuiste el primero
desembarcadero de barcos de cal.
El Tablado playita tranquila
de agua cristalina que invita a nadar,
en tu orilla dormitan las barcas
que con las bonanzas se harn a la mar.
Lugar donde todos venan
buscando descanso y un rato a pescar,
el atardecer les sorprende
cantando berlinas del Escobonal.
Tablado, te llevo en el alma
y aunque marche lejos te recordar,
qu lindo el sol que te ilumina
brillando sobre el horizonte
belleza es tu amanecer.
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CALADORAS DE MI TIERRA
Junto a la vieja ventana
reposa tu bastidor
mostrndonos la belleza
de tan preciosa labor.
A la sombra del parral
se oyen risas de mujer
que comienzan la tarea
de calar en el mantel.
Conversaciones ligeras
sin la vista levantar
la aguja hebra tras hebra
entra y sale sin parar.
Manos giles con alas
confeccionan mil dibujos
araones cruces randas
producto del mismo embrujo.
Cala, cala, caladora,
como tu madre y tu abuela
cala, cala, caladora,
ensea a la ms pequea.
El mundo agradecer
artesana tan nuestra
con tu esfuerzo logrars
que la tradicin no muera.
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Santiago Manuel Daz Fras. Director del cuadro de baile de la AF Atenguajos 1995-1996
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EPLOGO
D
ebo reconocer que al comenzar este trabajo no tena muy seguro que algn da
llegase el momento presente, el de intentar plasmar en un eplogo las conclusiones a las
que me han llevado dos aos de intenso trabajo de investigacin. Pero aqu estamos y hoy
al sentarme ante mi ordenador he comprobado algo sorprendida que ya no tengo nada ms
que contar. En estas pginas se encuentran todas y cada una de las palabras recopiladas a
lo largo de cientos de horas de charla con tantas y tan diferentes personas. Probablemente
haya quedado excluida ms de una ancdota, y quiz falte algn nombre o alguna fecha
debido al olvido de sus protagonistas o a que tal vez yo no haya sabido encontrar a quien
pudiese recordarlo. En todo caso vaya por delante mi ms sincero agradecimiento a cuantas
personas me han abierto las puertas de sus casas y de su corazn hacindome sentir siempre
bienvenida, ya que sin su colaboracin habra sido imposible el nacimiento de un libro como
ste.
Un libro que ha necesitado nutrirse de la memoria de cientos de personas que han
vivido el folclore desde muy diversos ngulos de su vida cotidiana, algunos de forma intensa
y casi exclusiva, otros de manera ms superficial; pero todos con tesn y grandes dosis de
esfuerzo y sacrificio.
Resulta incongruente hablar de sacrificio cuando estamos refirindonos a la msica,
palabra que parece ser sinnimo de alegra, diversin y jolgorio; pero todo el que ha formado
parte de alguna agrupacin musical, teatral o artstica de cualquier ndole conoce muy bien
las horas de dedicacin, nervios y esfuerzo que hay escondidas entre bastidores o en los
lugares de ensayo, y que su trabajo no siempre es suficientemente apreciado por los dems.
Probablemente, la parcela de la msica que hoy nos ocupa, el folclore, sea una
de las menos valoradas por el pblico en general, y ello es debido, segn mi criterio, al
escaso inters que los estamentos polticos y los medios de comunicacin han tenido con
este gnero llamado, en ocasiones con cierto matiz despectivo, popular. Esta palabra
parece encasillar la msica folclrica entre el pueblo llano, alejndola de las clases altas
e incluso de las clases urbanas, y asocindola nicamente al campesino y a la vida de los
pueblos. Qu equivocados estn aquellos que as piensan! Bien es cierto que el folclore
ha arraigado ms entre la gente sencilla del campo que entre los estresados habitantes de
las ciudades, permaneciendo en el tiempo generacin tras generacin; pero no porque sean
personas menos cultas o porque el progreso llegue a ellos con ms retraso. A la mayora
podemos encontrarlos en cualquier concierto sinfnico o festival de msica rock, lo que
ocurre es que saben compatibilizar sus gustos musicales con el respeto y el cario que
sienten por las tradiciones de su tierra, los usos y costumbres que dan al pueblo canario
identidad y reafirman sus races, en este caso a travs del folclore. Ellos son conscientes
de la importancia que tiene que la msica autctona contine sonando en cada rincn de
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las Islas, y ya que nuestros gobernantes parecen no darse cuenta del potencial publicitario
que poseen los grupos folclricos cara al turismo exterior, las personas que hayan intentado
conseguir algn tipo de subvencin para sufragar los gastos que conlleva cualquier evento
folclrico saben a qu me estoy refiriendo; y que los medios de comunicacin olvidan su
obligacin de divulgar y potenciar la msica de la tierra en la que trabajan, emitiendo con
cierta regularidad los discos que con tanto sacrificio consiguen editar algunos de estos
grupos, debemos agradecer doblemente el inmenso esfuerzo que hacen los componentes y
dirigentes de las agrupaciones folclricas por seguir adelante en una labor que les honra y
que en modo alguno les empobrece culturalmente. Muy al contrario, les proporciona una
calidad y una autenticidad que muchos quisieran para s en las actividades que realizan da a
da en esta sociedad que aleja cada vez ms al hombre de su entorno natural, la tierra.
La tierra ha sido protagonista en la vida de los agacheros, pueblo eminentemente
agricultor, cuya extensa orografa ha impedido que sus habitantes se relacionen con
periodicidad, pero que han sabido encontrar en el folclore un nexo de unin que les permitiera
reunirse con cierta frecuencia reforzando lazos de vecindad y amistad.
Durante ms de 60 aos muchos agacheros, amigos y vecinos nuestros, se han
esforzado en ejecutar y transmitir el folclore tan peculiar que heredaron de sus antepasados,
y que ha ido creciendo en importancia dentro del panorama artstico insular, llegando al
punto de que su fama se ha extendido por toda la geografa canaria, como es el caso de la
Berlina o el Pasacatre de El Escobonal. A los dems nos corresponde apoyarles y aplaudir
cada una de sus actuaciones, hacindoles saber en todo momento que estamos con ellos, y
que comprendemos y admiramos su esfuerzo y su tesn al continuar con una actividad que
no les proporciona ningn beneficio econmico y que muchas veces les ocasiona ms de un
disgusto.
nicamente as conseguiremos que el prestigio del folclore agachero contine
creciendo y que nuestros hijos y nietos puedan sentir el da de maana el orgullo de pertenecer
a un pueblo que ha sabido respetar sus herencias ancestrales por encima de todo, sin permitir
que el desnimo producido por la incomprensin o la crtica de aquellos que slo saben
sembrar cizaa entre las gentes de buena voluntad les haga retroceder ni un slo paso;
sin que el reiterado abandono de los estamentos gubernamentales les impidiese continuar
celebrando manifestaciones folclricas, como festivales o romeras; sin que la escasez de
recursos econmicos les dejase impidiese asistir a una actuacin fuera o dentro de la isla.
Unas personas que luchan da a da contra la desidia, la crtica, las ideas polticas, la
incomprensin y el olvido de antiguas tradiciones, robando horas de sus obligaciones y de
su descanso para hacernos pasar unos minutos agradables en medio de una bodega o sobre
los escenarios, merecen todo nuestro respeto; por eso me atrevo a pedir desde aqu a cuantos
no han querido o sabido apreciar todo el esfuerzo realizado por este numerossimo grupo
de convecinos que ao tras ao nos han hecho pasar momentos inolvidables con su trabajo,
que les apoyen sin dudarlo ni un segundo, porque ellos son estandarte de nuestro pueblo y
llevan consigo all donde actan nuestras tradiciones, nuestras costumbres y, en definitiva,
nuestra identidad, por lo que es a travs de ellos que somos conocidos en muchos lugares de
las Islas. Somos todos conscientes de la importancia de su labor?
El folclore de Agache es de vital importancia para el mundo de la msica tradicional
islea, por ser uno de los pocos lugares que an conservan la pureza del estilo antiguo, y es
deber de cuantos estamos vinculados a la cultura de esta zona potenciarlo e incentivarlo desde
todos los ngulos posibles. Por mi parte creo haber cumplido con esa obligacin siempre que
me ha sido posible, tanto desde el micrfono como ahora desde la literatura, ya que si bien
antes de comenzar a escribir estas pginas y sin estar vinculada al folclore en absoluto -por
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entonces era incapaz de distinguir unas folas de unas malagueas- presenta la importancia
que haba tenido la msica folclrica dentro de la Comarca, despus de compartir tantos
buenos momentos hablando con personajes tan variopintos e interesantes, de haber intentado
de alguna forma conocer la esencia del folclore desde el interior tratando de aprender a
tocar, cantar o bailar los aires de la tierra, para as poder transmitir sus sentimientos en estas
pginas, de haber compartido con los componentes de las rondallas muchos ensayos y los
nervios siempre presentes entre bastidores, etc., puedo confirmar aquella intuicin primera.
Mucho me temo que la semilla que mi madre sembrase antao en mi corazn acunndome
con las coplas de aquella isa que surga de sus labios reiteradamente:
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BIBLIOGRAFA CONSULTADA
Edita: