Celebremos La Reconciliacion
Celebremos La Reconciliacion
Celebremos La Reconciliacion
CELEBREMOS
LA RECONCILIACIN
Editorial Claretiana
Diseo de tapa: ngel O. Daz
Ilustraciones: P. Carlos J. Snchez
Con las debidas licencias.
Todos los derechos reservados.
Hecho el depsito que previene la ley.
Impreso en la Argentina.
Printed in Argentina.
ISBN 950-512-437-6
Editorial Claretiana, 2002.
EDITORIAL CLARETIANA
Lima 1360 C1138ACD Buenos Aires
Repblica Argentina
Tels. 4305-9510/9597
editorial@celitorialclaretiana.com.ar
www.editorialclaretiana.com.ar
Contenido:
INTRODUCCIN ............................................................................................................................................. 3
La fiesta del perdn ......................................................................................................................................... 3
El peso del pecado ............................................................................................................................................... 5
Un mundo lleno de toda clase de injusticia ................................................................................................. 6
Confiados en el Perdn de Dios ....................................................................................................................... 8
Crea en m un corazn puro .......................................................................................................................... 9
Una conversin personal .................................................................................................................................. 11
Contra ti, contra ti solo pequ ..................................................................................................................... 12
A la luz de la Palabra ......................................................................................................................................... 14
Una Palabra que interpela............................................................................................................................. 15
Una confesin plena .......................................................................................................................................... 17
"Convirtanse y crean en la Buena Noticia" ............................................................................................. 18
Distintas formas de recibir perdn ................................................................................................................. 20
La alegra de la Salvacin .............................................................................................................................. 21
Confesarse?, Con quin?................................................................................................................................ 23
El que no tenga pecado... ............................................................................................................................. 24
El pecado que lleva a la muerte ....................................................................................................................... 26
El pecado fundamental ................................................................................................................................. 27
Educar la conciencia .......................................................................................................................................... 29
La mentalidad de "este mundo" .................................................................................................................. 30
"Confesar" la Bondad de Dios ........................................................................................................................ 32
El dolor de los pecados................................................................................................................................. 33
El compromiso de cambio ............................................................................................................................... 35
Hoy ha llegado la salvacin a esta casa....................................................................................................... 36
Reparar el pecado ............................................................................................................................................... 38
Una nueva Creacin ...................................................................................................................................... 39
Una invitacin a la fiesta ................................................................................................................................... 41
Sabemos que l es el Salvador .................................................................................................................... 42
La celebracin de la Reconciliacin ................................................................................................................ 44
A quien mucho se le perdona, demuestra mucho amor ......................................................................... 44
Celebrar el Amor............................................................................................................................................ 45
Confesarse antes de comulgar? ...................................................................................................................... 46
Lo reconocieron al partir el pan .................................................................................................................. 47
Reconciliacin y Eucarista ........................................................................................................................... 48
Pautas para un examen de conciencia ............................................................................................................ 49
Gua para la celebracin comunitaria del Sacramento ................................................................................. 51
INTRODUCCIN
La fiesta del perdn
"Hay ms fiesta en el cielo
por un solo pecador que se convierte,
que por noventa y nueve justos que no necesitan
convertirse."
Lucas 15,7
As se expresa Jess en el Evangelio de Lucas al comentar la parbola de la oveja perdida que
abre una maravillosa enseanza sobre la misericordia de Dios.
Pero no es esta, naturalmente, la nica parbola, aunque es una de las ms significativas. Con
el relato del hijo prdigo (Lc 15,11-32), el Evangelio alcanza un punto culminante en la
proclamacin del amor del Padre, un Padre que siempre perdona y siempre se anticipa a todos los
que quieren convertirse a l.
La comunidad cristiana celebra la misericordia de Dios en el Sacramento de la
Reconciliacin, por medio del cual somos liberados de todo cuanto nos separa de su Amor y de
nuestros hermanos. Sin embargo, y pese a ser una de las mayores fiestas de la Iglesia ya aqu en la
tierra, el Sacramento de la Reconciliacin est "en crisis"...
A partir del Concilio se constata una mayor madurez litrgica y la reduccin del nmero de
confesiones rutinarias a favor de las que suponen una conversin autntica, al tiempo que se hace
popular la celebracin comunitaria del sacramento y se da el lugar correspondiente a la Palabra de
Dios.
El nfasis est puesto hoy en el vnculo entre el sacramento y la vida, implicndose el
concepto de conversin permanente y la referencia a una moral de actitudes y, en la vida espiritual,
se aprovechan ms las prcticas penitenciales cotidianas.
Sin embargo, la crisis es evidente y nos reclama revisar su prctica, y profundizar y actualizar
su Misterio para que, en especial los jvenes, descubran la riqueza de este signo sagrado que nos
sita directamente en el corazn de Dios.
Aportando a ese propsito, elaboramos los itinerarios formativos propuestos en las pginas
que siguen. Para "volver a la casa del Padre" con la confianza de un hijo que reconoce su culpa pero
sabe a ciencia cierta que no hay nada ms fuerte, ni ms grande, ni ms poderoso que el amor de
Dios, esperndolo para celebrar la Fiesta...
Itinerarios formativos
sobre el Sacramento de la Reconciliacin
Temas
El peso del pecado
Confiados en el Perdn de
Dios
Una conversin personal
Reflexin bblica
Un mundo lleno de toda clase de
injusticia(Rom 1,28-31)
Crea en m un corazn puro(Sal
51,1 -6)
Contra ti, contra ti solo pequ(Lc
15,15-24)
Profundizacin
Qu es el pecado?
Desenmascarar el pecado
Es fcil obtener el perdn?
A la luz de la Palabra
La enseanza de la Biblia
Qu pasa con este
sacramento?
Historia del sacramento del
perdn
Qu le aade el sacramento a
la conversin?
Cundo es mortal el pecado?
Pecado de omisin y pecado
social
El examen de conciencia
Cometo siempre las mismas
faltas
Servidores de la reconciliacin
Celebrar con alegra
Alcanzar una idea ms o menos exacta del pecado depende ntimamente de la idea que se
tenga de Dios. El saber que Dios nos ama tal como somos, que es un Dios-Amor, y que no
encuentra reparo en nuestra miseria, antes bien, nos ama ms, elimina el miedo y nos libera de toda
angustia. Pero tambin, gracias a la revelacin por parte de Jess del amor misericordioso y gratuito
del Padre, se puede entrever lo abominable e incomprensible del pecado: "Si yo no hubiera venido ni
les hubiera hablado, no tendran pecado", dice Jess (Jn 15,22-24).
El pecado no es simplemente la imperfeccin de un ser libre que puede ser corregida por la
inteligencia y la voluntad, ni tampoco solo la transgresin de una ley moral o una falta contra el
prjimo. Es sobre todo una ofensa contra alguien que nos ama como un padre y una madre y aun
ms que un padre y una madre; es una ofensa que el hombre no puede reparar sino gracias a la
intervencin amorosa del mismo Dios que envi a su Hijo como "reparador" y para liberarnos del
pecado.
Qu es el pecado?
El pecado es no reconocer a Dios como Dios; por lo tanto el hombre mismo establece lo
que est bien y lo que est mal. Es el antiguo pecado de Adn y Eva, invitados por la serpiente a "ser
como dioses" y por lo tanto a rebelarse contra Dios. Cuando hablamos de Ley de Dios no
tendramos que pensar en una serie de imposiciones con las que Dios afirma su dominio sobre el
mundo, sino en indicaciones amorosas que Dios Padre nos hace para nuestra realizacin humana. El
pecado es negarse a amar y a ser amado. Dios quiere establecer con el ser humano una relacin de
amor y de vida, pero la libertad humana se lo impide. El pecado no es slo fruto de la debilidad
humana sino de una profunda desconfianza en Dios, del egosmo y de la prdida del sentido de
nuestra vocacin y misin en la vida. Dios es herido por el pecado, pero no en su honor sino en su
amor; es un amor no correspondido.
En el idioma hebreo la palabra "pecado" y "pecar" significan "no dar en el blanco",
"desviarse" del justo camino, del proyecto de Dios. Significa perderse, fracasar como personas. As
como le sucedi al hijo prdigo y a Judas ("sera mejor para l no haber nacido", Mt 26,24). El
pecado entristece a Dios, pero slo en cuanto daa al hombre que l ama. "Ellos creen daarme a
m, pero en realidad se daan a s mismos" (Jr 7,19). En una palabra el pecado es negarse a crecer
como seres humanos, en libertad y dignidad. Es deshumanizarse, invertir los valores, destruirse a
uno mismo.
El pecado es tambin negarse a la comunidad, al Reino de la Fraternidad. Es divisin,
ruptura, explotacin, individualismo, indiferencia, insensibilidad, soledad y ceguera. Por el contrario,
Dios nos llama a ser artfices de reconciliacin y unidad para el bien de todos, a construir un mundo
de hermanos.
El pecado no es interesante. Puede ser atrayente y engaoso pero produce vaco, tristeza y
hasto en los que se prostituyen, se drogan, degradan su cuerpo, se aprovechan de los dems, buscan
slo su egosmo. El pecado deshumaniza. El que vence al pecado, y no el que es vencido por el
pecado, es profundamente humano. Cristo es verdaderamente hombre en su plenitud porque es
igual a nosotros "menos en el pecado"; porque no tiene pecados y no a pesar de no tener pecados.
Hay gente que vive la moral y los mandamientos de Dios como una imposicin (y piensa por
dentro: "si Dios no existiera, cuntas cosas podra hacer que ahora no puedo..."). La religin sera un
cumplir con unos deberes, guardar unos lmites, observar unas prcticas porque Dios... premia a los
buenos pero castiga a los malos. Esta Religin del miedo no tiene nada que ver con el Cristianismo,
que es la "Buena Noticia" del Amor de Dios que slo busca el bien y la liberacin del hombre, de
cualquier hombre. Las cosas no son buenas o malas porque Dios las manda o las prohibe, sino que
Dios las desea o no segn si son buenas o malas para nosotros. No estamos obligados a nada en la
vida cristiana; o todo se hace por amor, o no sirve.
quiere; el amor de Jess es ms grande que su pecado. Eso le da esperanza y fuerza para volver a
empezar.
El pecado es un concepto religioso. No es simplemente faltar a una ley, a un valor, a un ideal.
Afecta nuestra relacin personal con Dios, rompe con una alianza, es una infidelidad. Si el
Sacramento de la Reconciliacin es visto como sinnimo de perfeccionismo, angustia,
remordimiento, humillacin, repliegue sobre s mismo, liquidacin de cuentas, etc., entonces se est
recorriendo el camino de Judas. Cuando el sentido de culpa se transforma en humilde
reconocimiento de nuestras faltas y en confianza en el perdn de Dios que nos ama como nadie en
el mundo, entonces llega la paz.
El remordimiento es un monlogo, el arrepentimiento es un dilogo. Por eso es importante
la confesin personal y explcita de nuestros pecados; el problema es nuestro, no de Dios, que
siempre perdona. El padre del hijo prdigo no slo perdon sino que con sus actitudes cur las
heridas del hijo. Para nosotros es difcil aceptar el perdn y volver a aceptarnos a nosotros mismos
(somos perdonados, pero seguimos heridos). Aqu est la raz psicolgica del Sacramento y del
itinerario de conversin, para que el perdn llegue realmente al corazn y nos sane.
Con Jess es al revs (y sta es la Buena Noticia): Dios ofrece gratuitamente la Salvacin y su
amistad a todos. Se trata slo de creer en Jess y abrirse a l para que su Espritu acte en nosotros.
No son el arrepentimiento y el esfuerzo del hombre los que obtienen la remisin de los pecados,
sino el amor y el perdn incondicional de Dios que producen el arrepentimiento y la conversin del
hombre. El itinerario de la Reconciliacin, por lo tanto, empieza por la toma de conciencia del amor
y la misericordia de Dios, a travs de su Palabra.
Segn la Parbola del hijo prdigo, Dios corre hacia nosotros antes de que nosotros demos
el primer paso hacia l: "Estando todava lejos..." (Lc 15,19). La Buena Nueva es que Dios "nos
am primero", no porque seamos buenos o estemos arrepentidos, sino porque l es bueno y nos
ama como hijos aun siendo pecadores. Esto nos obliga a una respuesta agradecida y generosa.
A la luz de la Palabra
pecados": "Reciban el Espritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les sern perdonados; a
quienes se los retengan les sern retenidos". Es el mismo Jess quien instituy este sacramento. Se
trata de la institucin del sacramento con el poder de la absolucin.
La Buena Noticia que hay que proclamar en el mundo es la misericordia de Dios que nos
reconcilia y libera de todo mal. Junto con el Bautismo y la Eucarista, no hay otro sacramento que
haya sido ms explcita y solemnemente instituido por Cristo. La Iglesia es lugar e instrumento del
perdn de los pecados.
En el Nuevo Testamento se habla tambin del itinerario penitencial tal como se practicaba
desde los comienzos (Mt 18,15-22). Si se trataba de un pecado privado (grave), quien intervena de
manera discreta era un hermano en la fe o un grupo, mediante la correccin fraterna. Si esto no era
suficiente, se haca la denuncia pblica frente a la comunidad como para presionar al pecador para
que reconociera su pecado y se convirtiera. Slo en caso de obstinacin o de pecados pblicos que
suscitaran escndalo, el pecador era "atado" por la comunidad, es decir alejado de la eucarista y
excomulgado, hasta que reconociera y reparara su pecado. Se trata aqu del poder que dej Jess a la
Iglesia y a sus pastores de "atar y desatar" (Mt 16,18-19)... Si el pecador se converta y volva al buen
camino, era "desatado" pblicamente por el obispo el Jueves Santo y readmitido en la comunidad.
perdn) en nombre de Cristo y el cumplimiento de una penitencia (o reparacin de las culpas) que
expresa el compromiso del cristiano con una vida ms evanglica.
La alegra de la Salvacin
El salmista, como se puede ver en el Salmo 51 que precede este captulo, pide al Seor la
fuerza para resistir activa y verdaderamente al mal. Del mismo modo, para el creyente, implorar la
ayuda de Dios es un modo autntico de resistir al mal.
Pero a veces, cuando la fe es muy dbil y cuesta tomar la decisin de ir a confesarse, aparece
la tentacin de creer que la situacin de pecado ha de ser insuperable, y, entonces, se abandona
fcilmente la oracin.
Por medio de la oracin, Dios nos da a conocer su misericordia y su amor, y cmo podemos
ayudar tambin a los dems. El Salmo 51, al pedir un corazn puro, usa el verbo crear; slo Dios
puede crear algo nuevo. Implora la firmeza para el espritu all donde la persona se debate entre la
fatiga y el miedo. Pide, finalmente, la alegra de la salvacin, pues sin alegra no se puede ser testigo
de un Padre misericordioso.
Carlos de Foucauld, comentando el Salmo 51 deca: "(Esta oracin) parte de la consideracin
de nosotros mismos y de nuestros pecados y sube hasta la contemplacin de Dios, pasando a travs
del prjimo y orando por la conversin de todos los hombres". Es decir, en esta oracin nos
perdonamos, nos ayudamos, nos sostenemos en el camino difcil de la conversin evanglica.
Compromiso
Imploro la misericordia de Dios y tengo una actitud de disponibilidad para celebrar el Sacramento de la
Reconciliacin?
Tengo una experiencia cotidiana del perdn de Dios que me haga capaz de compartirlo con los dems o, por
el contrario, todava no tengo clara la importancia del sacramento?
HISTORIA DEL SACRAMENTO DEL PERDN
En los primeros tiempos slo las personas que haban incurrido en pecados graves y notorios
(homicidio, adulterio, apostasa de la fe) confesaban sus pecados frente al obispo y a toda la
comunidad; el Mircoles de Ceniza, y durante toda la Cuaresma, llevaban una vida de sacrificio y
entrega a los dems para reparar sus pecados. En este perodo quedaban expulsados de la vida
comunitaria, hasta que el Jueves Santo por la maana eran recibidos por el obispo y la comunidad en
medio de una gran alegra con una absolucin comunitaria de sus pecados. En caso de volver a
cometer los mismos pecados graves, eran definitivamente expulsados de la comunidad.
El sacramento no se repeta para favorecer la perseverancia. Pero esta dura disciplina fue
dejada de lado porque no poda ser que la venida del Salvador hubiera hecho ms difcil que antes la
reconciliacin con Dios. El hecho ms positivo de la prctica antigua es el proceso penitencial con
actos externos e internos del pecador y la presencia y mediacin de toda la comunidad cristiana en este
proceso.
Fueron los monjes en el siglo VII los que introdujeron la costumbre de la confesin
individual de todos los pecados ms graves cuantas veces se quisiera, en un encuentro personal entre
el sacerdote y el penitente. A partir del siglo XII, el rito de la acusacin tom el lugar de los antiguos
ayunos y prcticas penitenciales; esta humillacin se volva ahora parte esencial del proceso de
conversin, que era luego completado por una penitencia puramente simblica (una oracin, etc.).
El Concilio de Trento asumi la confesin individual e insisti a su vez en la absolucin de los
pecados por parte del sacerdote como el momento esencial del sacramento.
El Concilio Vaticano II volvi a redescubrir la dimensin comunitaria del sacramento. Ahora
se lo llama Sacramento de la Reconciliacin porque se quiere evocar la praxis con la que el obispo
reconciliaba al pecador no slo con Dios sino con la comunidad; las celebraciones comunitarias
destacan este aspecto. A travs de todos estos cambios de forma, lo que permanece es que Dios nos
perdona, que ya nos ha perdonado de antemano en Cristo, que el pecador puede abrirse al perdn
de Dios mediante la conversin, que esto lo lleva a la reconciliacin con el hermano porque los dos
mandamientos del amor a Dios y al prjimo estn indisolublemente unidos.
"Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que haba sido
sorprendida en adulterio y, ponindola en medio de todos, dijeron a
Jess: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moiss, en la Ley, nos orden apedrear a esta clase de mujeres. Y t, qu dices? Decan esto para ponerlo a prueba, a fin de
poder acusarlo. Pero Jess, inclinndose, comenz a escribir en el
suelo con el dedo. Como insistan, se enderez y les dijo: El que no
tenga pecado, que arroje la primera piedra. E inclinndose nuevamente, sigui escribiendo en el suelo. Al or estas palabras, todos se
retiraron, uno tras otro, comenzando por los ms ancianos. Jess
qued solo con la mujer, que permaneca all, e incorporndose, le
pregunt: Mujer, dnde estn tus acusadores? Alguien te ha
condenado?Ella le respondi: Nadie, Seor. Yo tampoco te
condeno le dijo Jess. Vete, no peques ms en adelante."
Jn 8,3-11
Ya los judos se indignaban cuando Jess perdonaba los pecados. Decan que solo Dios
puede perdonar. El escndalo era que ese poder hubiera sido transmitido a los hombres; se refleja
aqu el escndalo de la primera comunidad cristiana que perdonaba los pecados en nombre de Dios.
Muchos tambin hoy preguntan: por qu tengo que confesarme delante de un hombre, pecador
igual que yo? No basta confesarse a Dios directamente?
Con el sacramento uno pide perdn a Dios y no al sacerdote; la mediacin del sacerdote
sirve para no autoengaarnos, para demostrar efectivamente nuestro arrepentimiento. La confesin
a un sacerdote nos obliga a ser realmente sinceros con nosotros mismos y es una forma de asumir la
propia responsabilidad frente al pecado. El pecado nos aleja de la verdad y nos lleva a justificar cosas
cada vez peores. El hombre en pecado est desorientado y no encuentra fcilmente el rumbo;
cuando dice: "no tengo pecado" es porque su insensibilidad y ceguera son fruto del mismo pecado.
Adems, es necesario que la Iglesia juzgue la sinceridad de su arrepentimiento. "Slo el
hermano nos puede salvar de la ilusin", deca el gran telogo protestante Dietrich Bonhoeffer.
El pecado, adems, no slo rompe con Dios sino tambin con la Iglesia y con los dems. A
la comunidad-Iglesia pertenecemos todos por el Bautismo, formamos el mismo Cuerpo. Inclusive el
pecado que, por secreto, no produce escndalo exterior, hiere y ataca la sanidad y santidad de aquel
Cuerpo (aun las faltas de pensamiento o de omisin).
No somos islas; el bien o el mal que hagamos afecta misteriosamente a todos. Por eso el
sacerdote, que acta en nombre de la Iglesia, nos reconcilia con ella.
bajo la forma de un contacto muy humano, personal, de amigo a amigo, sensible y visible. Y el
sacerdote debe ser alguien que, en nombre de Dios, nos escuche y nos acompae. Si el sacerdote
representa a Cristo, es bueno entonces antes de reconciliarse hacer un acto de Fe en Cristo, por ms
que el sacerdote sea un amigo.
La Iglesia quiere garantizar al mximo el carcter personal de la conversin y quiere dirigir
personalmente al penitente, en nombre de Cristo, su palabra de consuelo y recibirlo de nuevo y
plenamente en la comunidad a travs de la Eucarista. Tratndose de pecados graves, no basta que
uno se reconozca pecador en general; la Iglesia quiere personalizar en este pecador concreto su
palabra de reconciliacin y decirle: "Hijo, tu Fe te ha salvado. Levntate y anda".
El sacerdote en ningn caso puede violar el secreto de la confesin so pena de ser
excomulgado de la Iglesia, y su misin es nicamente la de ser instrumento de la misericordia de
Dios.
El sacerdote est obligado a escuchar con el espritu de Cristo lo que se le dice y guardar
sobre ello absoluto silencio aun a costa de su propia vida. Ni siquiera puede hablarle a un penitente
fuera de confesin de los pecados que l le ha confesado, si el penitente no se lo permite.
Qu aade entonces la celebracin del sacramento a la conversin y al arrepentimiento
personal? Antes que nada, los acontecimientos importantes (decisivos) de la vida, se celebran. Se
quiere hacer visible ante la Iglesia nuestro arrepentimiento y el perdn de Dios, celebrar la
culminacin alegre de un proceso personal que implica tambin a la comunidad, ratificar
definitivamente por ese gesto eficaz de la Iglesia nuestra reconciliacin con Dios y con los
hermanos. Es adems el encuentro con un hermano que nos ayuda a realizar una revisin ms
objetiva y constante de nuestra vida, aconsejndonos y orientndonos desde Dios.
alianza u opcin de vida todas las semanas, todos los meses. Es preciso ver el pecado como una
actitud interior de la que el acto pecaminoso es solamente una expresin o un sntoma. La confesin
debe ser ntegra pero el conocimiento de esas actitudes interiores no se logra mediante un largo
listado de actos aislados sino en un clima de dilogo y confianza entre el sacerdote y el penitente que
har posible un mejor discernimiento de la conciencia.
Ensean los moralistas que peca gravemente el que, sin lucha y con premeditacin, con plena
advertencia de la gravedad, plena voluntad y plena libertad se entrega al desorden. Al que lucha, le
suele faltar la plena voluntad y su mente se obnubila por la fragilidad; en este caso no hay pecado
grave. Hoy muchos prefieren hablar de pecados graves o leves porque esta clasificacin refiere ms a
la materia objetiva, mientras resulta difcil determinar si la persona subjetivamente ha roto o no la
amistad con Dios.
El pecado fundamental
Cul es el pecado fundamental? Pablo, siguiendo la enseanza de Jess, tambin denuncia el
pecado fundamental que se encuentra en la raz de todos los otros (Rom 1,28). Este pecado se puede
expresar de muchas maneras. Es el "pecado" del que habla el evangelio de Juan, usado casi siempre
en singular.
Es, sustancialmente, el no reconocer a Dios como Dios, es el pecado que est en la raz de la
rebelin de Satans: no reconocer que nuestra vida est determinada solamente por la escucha de
Dios. Del pecado de "no dejarse amar por Dios" depende todo el resto, todas las faltas personales. Es el
pecado que verdaderamente tiene necesidad de ser curado en el hombre, para que se cure la raz de
las obras de la carne. La injusticia, la maldad, la codicia, la envidia no son simples fragilidades y
debilidades, sino que tienen un origen ms profundo. Es por el peligro de caer en este pecado de
orgullo y de separacin de Dios que, cuando rezamos el Padrenuestro, decimos: "no nos dejes caer
en la tentacin".
Compromiso
Frente a las dificultades, uno puede endurecerse, encerrarse en la posesin y la autodefensa, y as rechazar la
unidad con Dios: es esta una postura frecuente en m?
Pido al Seor poder superar la ceguera que solo busca justificarme?
CUNDO ES MORTAL EL PECADO?
Antes del Concilio, los moralistas haban llegado a determinar la calificacin moral de cada
acto (casustica) sustituyndose as a la conciencia personal de cada persona. Es el amor la actitud
fundamental que determina la gravedad del pecado o la bondad de una obra. "Aunque repartiera
todos mis bienes..., si no tengo amor, no me sirve para nada" (1 Cor 13,3).
A veces alguien est en pecado sin que haya cometido ningn acto malo (pecado de deseo o
pensamiento): "Todo el que mira a una mujer casada desendola, ya cometi adulterio con ella en su
corazn" (Mt 5, 28). Y a la inversa, puede darse el caso de alguien que realice un acto malo aislado
sin pecar por ello. No ser por lo tanto un cdigo o una ley, sino la conciencia personal la que podr
decir si existe pecado mortal o no.
No hay que pensar demasiado rpido que se ha cometido un pecado mortal. San Alfonso de
Ligorio lo dijo una vez as: "Si se te mete un elefante en tu cuarto, tienes que verlo a la fuerza". No
se comete un pecado mortal por equivocacin. La fragilidad de un momento no puede ser decisiva
para toda la vida y la eternidad. El pecado es mortal cuando mata nuestra relacin de amor con Dios
y toda comunicacin se interrumpe. Con el pecado mortal se llega a ser enemigos de Dios; eso
implica un cambio tan profundo en la persona como lo es la conversin de un convertido. El
Concilio de Trento fij la obligacin de reconciliarse una vez al ao y de confesar los pecados
mortales antes de comulgar y en peligro de muerte. No es necesario confesar los pecados veniales
antes de comulgar; hay que unir no tanto la confesin con la comunin, sino sta con la misa (no
puede haber plena participacin en la misa sin la comunin).
La diferencia entre pecado venial y mortal es similar a la que se da entre la enfermedad y la
muerte. Pero tambin entre las enfermedades hay grandes diferencias (como entre un simple resfro
y un cncer). El pecado mortal existe en el mundo y sus consecuencias de violencia, odio, injusticia,
muerte se ven en todos lados. Pero es presumible que las debilidades de quien normalmente reza,
practica la caridad, acepta la voluntad de Cristo e intenta vivir como buen cristiano, no lleguen a
ofender gravemente a Dios.
Educar la conciencia
Son pocos los que confiesan no amar a Dios, a su mujer, a los hijos, al trabajo, o faltar a la
lealtad y a la palabra. Los pecados ms graves son los que en la Biblia "claman al cielo" como la
sangre de Abel (Gn 4,10), el grito del pueblo oprimido (Ex 3,7), el lamento del extranjero, de la
viuda y del hurfano (Ex 27,20-22), la injusticia para con el obrero asalariado (Sant 5,4).
En una palabra, los pecados ms graves son los pecados contrarios a la caridad y la justicia.
La estafa, el incumplimiento en el trabajo y en los contratos, la competencia desleal, pagar salarios de
hambre, colaborar con los atropellos de una empresa, la acumulacin desmedida de dinero, son
pecados tan graves o ms que muchas faltas personales que acostumbramos confesar.
Adems, en una poca en la que se debaten la legalidad o la moralidad de cuestiones tan
diversas como el aborto, el divorcio o la eutanasia, es necesario aprender a discernir lo legalmente
permitido y lo moralmente justo. Muchos pueden llegar a pensar que si algo es legal y todos lo hacen
no debe ser tan malo. El punto de referencia de la moral cristiana no es lo que opinan los dems,
inclusive la mayora, sino la propia conciencia iluminada por la te. En ciertos casos habr que
recurrir a la objecin de conciencia (por ejemplo cuando a un mdico catlico se le pide un aborto).
El rey Balduino de Blgica prefiri abdicar antes que firmar la ley de despenalizacin del aborto.
Evangelio hay extrema delicadeza y discrecin, como en el caso de Zaqueo, Mara Magdalena, la
adltera, la samaritana..., sin rezongos o preguntas inquisitivas.
Si el sacerdote hace algunas preguntas es para contestar a alguna duda o para ayudar a que la
confesin sea autntica y completa en lo esencial.
Antes viene la conversin, despus la confesin. La conversin es un acto de fe. El sacramento no
es un simple esfuerzo de autocrtica para un cambio de conducta. Es abrirse al Mdico que nos
quiere curar. Y antes que una confesin de pecados es confesar la bondad de Dios (slo l es bueno y
justo), es accin de gracias.
Para que el sacramento de la Reconciliacin sea Buena Noticia, antes de hablar del pecado
hay que hablar de Dios, de su paternidad y misericordia. El mismo sacramento antes que nada es
accin de gracias. El pecado en la Biblia no es una simple infraccin a una ley, sino adulterio,
infidelidad a un Amigo, rechazo a un Padre muy querido.
El compromiso de cambio
El sacramento nos ayuda a cambiar, porque adems del perdn nos da la gracia de Dios para superar
los pecados y vivir en armona con l y los hermanos.
Lo que debe cambiar sobre todo es nuestra manera de ver las cosas y encarar la vida. La
promesa de no pecar ms es una promesa realista que debe tener en cuenta nuestra debilidad
humana y la fuerza de Dios.
La misma frecuencia del sacramento no debe hacernos experimentar necesariamente que
somos cada vez ms buenos, sino que estamos cada vez ms unidos a Cristo. Se trata de un camino de
educacin de la conciencia y de acercamiento a Dios, a pesar de nuestras faltas. Quien entienda
realmente la belleza y la fuerza del sacramento terminar no vindolo como un deber sino
sintindolo como una necesidad.
Reparar el pecado
"El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente. Y todo esto procede de
Dios que nos reconcili con l por intermedio de Cristo y nos confi
el ministerio de la reconciliacin. Porque es Dios el que estaba en
Cristo, reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los
pecados de los hombres, y confindonos la palabra de la reconciliacin. Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el
que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso, les
suplicamos en nombre de Cristo: Djense reconciliar con Dios. A
aquel que no conoci el pecado, Dios lo identific con el pecado en
favor nuestro, a fin de que nosotros seamos justificados por l."
2 Cor 5,17-21
El perdn de Dios es gratuito. Cristo realiza la reparacin pero tambin nos llama a unirnos
a l como servidores de la reparacin. Este servicio reparador, entonces, no es pagar una cuenta
sino empezar a recorrer un autntico camino de vida cristiana.
El cumplimiento de la obra penitencial sugerida por el sacerdote se ubica, sobre todo, en una
lnea de gratitud y alabanza. Tambin tiene el valor de ser un signo del verdadero arrepentimiento y
ayuda a consolidar el compromiso de cambio. La Reconciliacin cristiana no es lo mismo que una
amnista o un perdn "barato". Es un perdn que nos compromete a un cambio profundo en
nuestra vida.
La confesin de los pecados veniales encuentra aqu su razn de ser. No se pueden descuidar
estos pecados porque, cuando son frecuentes y no se lucha contra ellos, llevan a la mediocridad y al
estancamiento espiritual. El perdn que Dios otorga depende de la sinceridad de la conversin. La
importancia de la reparacin reside en que, gracias a ella, la autenticidad del cambio queda manifiesta
Reconciliacin implica antes que nada la verdad y la justicia. La Reconciliacin es un don de Dios y,
al mismo tiempo, una tarea exigente.
Con frecuencia, muchos fieles valoran la confesin individual como una ocasin de dilogo
con el sacerdote para consultas, dilogo pastoral o direccin espiritual. Estos aspectos tambin son
importantes y hay que tenerlos en cuenta, pero hay que mantenerlos en su propio nivel y no
confundirlos con la celebracin del sacramento. No se debe confundir esto con otros ministerios
afines como la direccin o el acompaamiento espiritual. Sera un error sobrevalorar tanto la charla
con el sacerdote como para olvidar que en el sacramento es Dios el protagonista y slo l.
Lo dicho no dispensa de la necesidad de un dilogo profundo con el sacerdote en la
celebracin del sacramento; todos deseamos ser considerados como personas y establecer relaciones
interpersonales. Manteniendo la prctica del confesionario clsico para las personas que lo deseen,
habr que crear otros espacios para que el dilogo sea ms fcil y espontneo.
Toda celebracin, por otra parte, es por naturaleza comunitaria. Por eso hoy la Iglesia insiste
en las celebraciones comunitarias del sacramento, sobre todo en los grandes tiempos litrgicos;
tambin en los evangelios los encuentros de Jess con el paraltico de Cafamam, la adltera, la
pecadora en casa de Simn, la samaritana, se dan en un contexto comunitario.
Alguien podra pensar que a Dios no lo afectan en gran medida nuestros pecados. Sin
embargo, Jess dice que s. En las tres parbolas de la misericordia, se habla de la inmensa alegra
que hay en el cielo por el pecador que se convierte y del estremecimiento profundo del padre ante el
hijo que regresa. Por eso es preferible la celebracin comunitaria y gozosa del sacramento con la
presencia de la asamblea, la lectura de la Palabra, la oracin comn y el canto y la participacin activa
de los fieles.
Cuando se celebra individualmente, el sacramento debe seguir siendo celebracin litrgica,
no una simple charla, y expresar por lo tanto visiblemente que se est realizando una accin
sacramental. Hay que dar un espacio litrgico propio a este sacramento y no encimarlo con otro, por
ejemplo confesando durante la Misa.
La celebracin de la Reconciliacin
Y multiplic los gestos de amor y gratitud. Por primera vez se encontr con Alguien que la
respet, que la mir distinto, que no le reproch sus pecados y que la dej actuar libremente,
defendindola ante los dems como lo haba hecho con la adultera.
Y entonces manifest esos gestos audaces, exagerados, de amor... porque saba que se le
perdonaba mucho... y no saba cmo agradecer tanta bondad.
Esta escena es una celebracin entusiasta del Amor de Dios. Jess mismo le explica a Simn
los excesos de la mujer: "ama ms aquel a quien se le perdona ms" (v 43).
As, mientras el fariseo Simn quera conocer a Jess, la que lo conoci de veras fue esta
pecadora. Se sinti perdonada y salvada sin mrito alguno de su parte; sinti lo que era el Amor de
Dios. Cuando la mujer fue a ver a Jess, estaba cierta del perdn como el hijo prdigo a volver a su
casa; pero no se esperaba una recepcin tan llena de ternura y de bondad.
El frasco de perfume estaba previsto, pero no las lgrimas de alegra y arrepentimiento.
Ahora ella puede empezar a amar de veras, porque siente que es amada en serio.
Celebrar el Amor
Debemos confesar los pecados y celebrar el sacramento no porque sea necesario humillarse
frente a un sacerdote para recibir el perdn, o decirle a Dios algo que ya sabe o pasar por una prueba
para merecer el perdn... El problema del perdn no es de Dios (que siempre perdona en forma
total y gratuita) sino nuestro: nos cuesta dejarnos penetrar por el perdn de Dios y eliminar el
veneno del pecado. Asimilar el perdn es un proceso para el que necesitamos tiempo; termina
cuando conseguimos perdonamos a nosotros mismos. Y es la Palabra la que nos sana.
Es en la experiencia del perdn que el hijo menor comienza a conocer de veras al Padre. No
hay que entrar a negociar jams con nuestra mediocridad y aplastarse diciendo: "Yo soy as... Para
qu seguir luchando?"
Hay que entender que vivimos del perdn de Dios, as como vivimos de su Palabra. Como
del aire y de la luz del sol. Si faltan durante cierto tiempo, el alma se enferma. Dios nunca es ms
Dios que cuando perdona. Despus que Dios nos perdona, nos ama ms que antes. Jess vino
fundamentalmente a buscar y a salvar a los pecadores; cur a los enfermos que le traan pero no fue
a buscarlos. l vino a buscar lo que estaba perdido; esa es su misin. Celebremos entonces el Amor
de Dios: "Hemos conocido el Amor que Dios nos tiene" (1 Jn 4,16).
Compromiso
Vivo el Sacramento de la Reconciliacin como una verdadera fiesta de encuentro con Dios?
Estoy convencido de que cada da, y el ltimo da, somos juzgados en el Amor?
Tan importante y esencial es la Comunin en la Misa que, aun estando en pecado grave, si
uno est sinceramente arrepentido y no hay confesores, puede comulgar, con la obligacin de
confesarse despus.
El resultado, sin embargo, es que ahora la gente comulga mucho ms en la Misa, pero no se
confiesa o se confiesa mucho menos que antes. La solucin es fortalecer las Celebraciones
comunitarias de la Reconciliacin en las tres grandes oportunidades durante el ao que ofrece
nuestra Liturgia (Navidad, Pascua y Pentecosts) y mentalizar sobre el sacramento como sacramento
de "conversin permanente".
Esto no implica el deber de confesarse todas las veces para recibir la Comunin, pero s
comporta la costumbre de la confesin frecuente porque uno necesita la gracia del sacramento para
progresar en la vida espiritual y tambin la ayuda del sacerdote para crecer en su fidelidad al
Evangelio.
Segn el Catecismo de la Iglesia Catlica (n 1547) est obligado a confesarse antes de la
Comunin Eucarstica "el que es consciente de estar en pecado grave". No es una norma
simplemente jurdica sino que interpreta la exhortacin de San Pablo a "examinarse antes de comer
la Cena del Seor" (1 Cor 11,27-29). La participacin a la mesa eucarstica es el signo ms manifiesto
y visible de la reconciliacin con Dios y la Iglesia.
Reconciliacin y Eucarista
Hablar de "confesin" y "comunin" es empobrecer a los dos sacramentos usando un
lenguaje reductivo. La Confesin es, en realidad, solo uno de los actos del penitente, as como la
Comunin tambin es solo una parte de la Eucarista. La Reconciliacin y la Eucarista son dos
sacramentos y dos celebraciones con fisonoma propia y autonoma total. La Reconciliacin est
ordenada a la Eucarista, cumbre y fuente de todo sacramento, pero no es un simple pasaporte para
la misma.
No nos confesamos para comulgar; el Sacramento de la Reconciliacin tiene como primera
finalidad la conversin y la reconciliacin (con Dios y la Iglesia).
La Reconciliacin est orientada a la Eucarista como el abrazo final del Padre para con el
hijo prdigo, al final de su itinerario penitencial. Est orientada a la Eucarista tambin en el sentido
de que el pecador que ha herido con el pecado al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia tiene que
reconciliarse con ella pblicamente.
Desde siempre, en la Iglesia la Comunin sacramental ha sido considerada el signo ms
manifiesto de esa Reconciliacin. Pero no por la estrecha relacin existente entre Reconciliacin y
Eucarista los dos sacramentos deben encimarse.
No es admisible confesar y confesarse durante la Misa. No lo es que una celebracin de tipo
individual se lleve a cabo en el mismo lugar y al mismo tiempo en el que la comunidad celebra otro
sacramento. Como existen horarios para las misas, deberan existir horarios para la celebracin del
Sacramento de la Reconciliacin.
Compromiso
Cmo se relaciona en mi vida la Reconciliacin con la Eucarista?
Me acerco a recibir al Seor y entrar en comunin con l reconciliado/a con mis hermanos?
Pautas para
un examen de conciencia
"Amars al Seor tu Dios
con todo tu corazn."
Trato de responder al Amor de Dios por m buscando cumplir con su voluntad en mi vida?
Dedico tiempo al dilogo con l en la oracin diaria? Le ofrezco mi jornada y mi trabajo?
Tengo en cuenta a Dios en las decisiones, criterios de accin e ideales que me propongo?
Pongo toda mi confianza en l? Le agradezco? Leo la Palabra de Dios y participo de la
Misa para conocerla mejor?
Me preocupo por mi formacin cristiana, a travs de algn curso, retiro, etc...?
Participo de los sacramentos de la Reconciliacin peridicamente y de la Eucarista todos
los domingos?
Me siento responsable de la difusin del Evangelio de Jess? integro mi comunidad
cristiana? Soy parte activa de ella?
Conozco algo de la doctrina social de la Iglesia, de los documentos del Papa y de los
obispos?
Gua para
la celebracin comunitaria del Sacramento
Gua: Hoy nos reunimos para responder al llamado de Dios, nuestro Padre, que quiere
perdonar nuestros pecados, para que vivamos la alegra de reconciliarnos con l y con nuestros
hermanos. Comenzamos nuestra reunin cantando...
Sacerdote: Hermanos, la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Jess nuestro
Salvador est con todos ustedes.
Asamblea: Y tambin contigo.
Sacerdote: Oremos hermanos, para que Dios, que nos llama a la conversin, nos d la gracia
de celebrar fructuosamente el Sacramento de la Reconciliacin.
(Todos oran en silencio.)
Sacerdote: Seor, escucha las splicas de los que te invocan, y perdona a los que proclaman
tu misericordia confesando sus pecados, para que por tu bondad nos des a todos tu perdn y tu paz.
Por Cristo nuestro Seor.
Gua: La Palabra de Dios nos invita a reconocer nuestros pecados, para que podamos
arrepentimos y seamos perdonados.
Lector: Lectura de la carta de San Pablo a los cristianos de feso (Ef 4,23-32).
Gua: Meditamos la Palabra de Dios para responderle con un corazn sincero y arrepentido.
Cantamos...
Gua: Nos ponemos de pie para escuchar la proclamacin del Evangelio en el cual Dios nos
anima a volver a l, porque nos ama y nos espera como un Padre.
Sacerdote: Lectura del Santo Evangelio segn San Lucas (Lc 15,11-32).
Gua: El sacerdote que preside nuestra asamblea nos ayuda en la homila a meditar esta
Palabra que proclamamos para que reconozcamos nuestros pecados y confiemos en el amor
misericordioso del Padre. Podemos tomar asiento.
Gua: En un momento de silencio completamos ahora nuestro examen de conciencia
personal a la luz de la Palabra de Dios (pausa de silencio).
Gua: Nos ponemos ahora de pie para confesar, ante Dios y ante nuestros hermanos, que
todos somos pecadores y oramos para que todos seamos perdonados rezando el yo pecador.
Asamblea: "Yo pecador..."
Gua: Rogamos juntos al Padre que perdona a los que se arrepienten y confiesan sus
pecados, para que nos conceda su perdn y la gracia de una vida renovada por el amor.
Contestamos: Danos, Seor, la gracia de una verdadera conversin.
Para que tus hijos, que nos alejamos de la comunidad de tu Iglesia, seamos reintegrados a ella
por tu perdn...
Para que los que pecamos manchando nuestra pureza bautismal, volvamos a la alegra de una
vida sin pecados y entregada al amor...
Para que, recuperando la amistad contigo, nos aliente la esperanza de ser felices en tu reino y
vivamos desde ahora las Bienaventuranzas...
Para que, renovados por tu perdn, tambin nosotros sepamos perdonar a los hermanos y
brindarnos a ellos en espritu de servicio...
Para que perseveremos fieles en el cumplimiento de tu voluntad y as alcancemos la Vida
eterna...
Gua: Y ahora invocamos al Padre con las mismas palabras que Jess nos ense, para que
perdone nuestros pecados y nos libre de todo mal.
Asamblea: "Padre Nuestro..."
Sacerdote: Seor, acompaa con tu amor a tus servidores, para que los que se confiesen
pecadores ante tu Iglesia, liberados por ella de sus pecados, te alaben y te sirvan agradecidos y con
un corazn renovado. Por Cristo Nuestro Seor.
Gua: Ahora nos sentamos, oramos en silencio y nos acompaamos fraternalmente unos a
otros, mientras los que quieran se acercan al sacerdote para confesar sus pecados. Cantamos...
Gua: Nos ponemos de pie para cantar con la Virgen las maravillas que l hace en nosotros
(se canta el Magnificat u otro canto).
Sacerdote: Padre Santo, que nos reformaste a imagen de tu Hijo, concdenos la gracia de ser
signos de tu amor en el mundo, mostrando la misericordia que hemos alcanzado. Por Cristo Nuestro
Seor.
Gua: Hermanos, antes de despedirnos el sacerdote nos bendice. A cada bendicin
contestamos Amn.
Sacerdote: El Seor gue los corazones de ustedes en el amor y la bondad de Cristo...
Para que puedan llevar una vida renovada y agradar a Dios en todas sus acciones...
Que los bendiga Dios Todopoderoso Padre, Hijo y Espritu Santo...
Sacerdote: El Seor les perdono los pecados. Vayan en paz.
Asamblea: Demos gracias a Dios...