Chapter Text
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Antes de que pasara el día del vestido blanco, Nanami no había pensado en qué tipo de fetiche era el que más le gustaba. Por tener dos parejas ya era un acaparador y le gustaba. No le gustaban las escenas de celos pero podía decir que ya sabía cómo darse cuenta cuando iban a empezar y así poder apaciguar a sus parejas.
Había despertado en esa lujosa suite al lado de los chicos más atractivos que jamás hubiera visto y que estaban próximos a ser sus esposos, siempre había un poco de drama pero nada imposible de sortear. El pelinegro y el albino eran tan distintos que real mente siempre debía estar atento para no descuidarlos.
Todavía dormían cada uno a su lado, en días como hoy que todo parecía ir bien a Nanami le llegaba ese pensamiento “Que hubiera pasado sí… no hubiera estado ahí?”
Lo ponía muy nostálgico y triste “Que hubiera pasado sí… no le hubieran insistido?” los empezó a abrazar con fuerza sin darse cuenta haciendo que Suguru despertara bastante confundido.
- Kento? Que sucede?
El rubio inmediatamente soltó su agarre y paso sus manos acariciándolos. Cualquiera podía decir que el rubio tenía todo lo que quería y tendrían razón. A veces sentía que no merecía ser tan feliz, que todo se acabaría pronto y quedaría solo.
- Suguru, a veces no puedo creer que estén acá conmigo.
- Por eso nos casaremos mi amor, ya no tendrás otro pensamiento que vivir tranquilo y contento… con nosotros…
Suguru se levantó un poco y beso al rubio jugando con su lengua haciendo que se sonrojara y quisiera más. Luego se sentó en la cama y se levantó sin nada que cubriera su cuerpo con el cabello suelto camino al baño y al salir estaba muy sonriente, sabía que algo tenía en mente.
- Aun no probamos el jacuzzi… ven aca…
El rubio se levantó como sí hubiera sido llamado por una sirena. El rubio cubrio al albino con la sabana, se dirigió al baño donde ya se escuchaba que la tina se estaba llenando, fue recibido con un abrazo y un beso en el hombro.
- Que sucede Kento? Me lo diras? – susurro a su oído.
- Ayer fue increíble, me pareció un sueño…
Suguru soltó su abrazo para tomarlo de la mano y guiarlo a entrar en el jacuzzi. Se sentía agradable el agua tibia, se sentaron uno al lado del otro.
- Te parezco un sueño mi amor? - dijo el pelinegro sujetando su cabello en una coleta alta.
- Sí.
La sincera y rápida respuesta hizo que Suguru riera alto, relajándose en el agua. Escucharon la voz del albino llamándolos.
- Ven aca Toru.
Rápidamente vieron al albino acercarse y se sentó en medio de los dos.
- No me dejen solo, son muy malos conmigo para ser nuestra luna de miel… - dijo haciendo pucheros.
- Kento insiste en tener reminiscencias de lo que no fue, en lugar de pensar en lo que sí está pasando ahora y eso es… que debemos planear nuestra boda. – dijo el pelinegro recostándose hasta tener todo el cuerpo bajo el agua.
El albino no dijo nada pero suspiro pesado, como si le hubiera dicho un mal chiste. Se levanto y luego se sentó sobre Nanami con las piernas abiertas, y tomo su rostro con ambas manos.
- Kento mi vida, ya no quieres casarte? – le dijo muy preocupado.
- No es eso Toru – la voz del rubio fue suave y tranquila – Ya no lo pensare de nuevo, puedes disculparme?
- Que es… dímelo… solo te escuchare a tí.
Nanami sabía que no podría librarse de esa conversación y menos con el albino, que no se quedaría con la duda.
- Satoru, debes saber, que ya estuve comprometido una vez.
Esa respuesta hizo que el semblante del albino cambiara por uno de molestia, soltó su rostro y recostó sus manos en sus hombros.
- Continua… - fue la seca respuesta del albino.
- Solo me engaño y todo salió mal.
- Crees que vuelta a pasar? – dijo Satoru.
Hubo un silencio, el rubio veía los ojos celestes entre molestos y distantes. Aun sentía sus manos pesadas en sus hombros.
- Crees que podría jugar con tus sentimientos y los de Suguru? Sientes que no puedes dejarte llevar de nuevo?
Nanami no sabía cómo responder, pero el albino lo tentaba con más y más preguntas, y en su corazón sabía que no tenía ninguna duda con los chicos, pero lo habían abandonado una vez y no podía solo borrarlo de su memoria.
- Ya me he dejado llevar… ya los amo tanto que no podría vivir sin tí o sin Bubuu.
Al fin el albino sonrió y acaricio sus hombros y su cuello, el rubio se acercó para unir sus labios en un beso suave, queriendo demostrarle cuanto lo quería, que no lo dejaría ir. Froto sus caderas contra su miembro haciendo que las manos del rubio se sujetaran a su cadera.
- Crees que puedes seguir viviendo en el pasado Kento?
Se acerco para besar su hombro y sin dudarlo lo mordió bastante fuerte dejando una marca que sangro, sacando un gemido de sorpresa del rubio. Que quiso apartarlo por la sorpresa.
- Esto te recordara que debes vivir aca conmigo en el presente, mi vida. – dijo el albino, le sonrio de manera posesiva como pocas veces lo habia visto.
El rubio ya estaba listo, así que se acomodo con su entrada en la punta de Kento frotándose bajo el agua. El rubio no pudo aguantar más y lo embistió hasta el fondo, el agua era un buen lubricante. Mientras el albino lo sujetaba del cabello y su hombro empezó las embestidas, beso y mordió sus pezones sacando deliciosos gemidos del albino.
Cuando Satoru sintió que aumentaba el ritmo decidió detenerse y quedar sentado sobre el rubio. Haciendo que Kento se revolviera bajo sus piernas pues estaba muy cerca y el albino lo apretaba evitando que se liberara.
- Mi amor, eres muy cruel. – dijo sujetando sus caderas con fuerza, por la privación del placer.
- Recuerda aaah! Que no necesitas nada más que vivir el presente con nosotros mmm…
Pudo ver que para el albino también era doloroso, pero lo hacía para probar su punto y era más necio que cualquier persona que conociera.
- Por favor Toru!
- Prometelo Kento – dijo besando su frente y bajando para lamer su oreja – a caso no somos suficiente para ti??
El albino respiraba muy agitado y lo apretaba con fuerza, el rubio estaba a su merced y le encantaba, su propio cuerpo temblaba de placer y anticipación. Sabía que Satoru era difícil de complacer pero la cordura todavía no lo abandonaba.
- Ustedes son. Son lo que yo siempre he necesitado – logro decir el rubio.
Pero no era la respuesta que el albino buscaba, movió sus cadera lento de arriba abajo, y luego se sentó de nuevo haciendo que el rubio revolviera sus piernas bajo el agua, sujetaba sus cadera con fuerza, Satoru estaba seguro que dejaría una marca en su cuerpo.
- Esta bien! Lo prometo!
- Dilo con claridad… deja de aferrarte al pasado Kento. – el rubio podia escuchar la frustración del albino en su voz.
- Dejare el pasado…mmm… y pensare solo en ser feliz con ustedes…
Al fin el albino se relajo, se apoyo en sus hombros y continuo las embestidas para el placer el rubio, que respiraba entrecortado, soltó su fuerte agarre en las caderas ajenas para abrazarlo con un brazo y con el otro tomo el miembro del albino. Siguieron así hasta que ambos estuvieron satisfechos.
El albino se levantó y se sentó al lado, relajándose con el agua que burbujeaba. Al siguiente segundo el rubio sintió como era tomado por la cintura y puesto el cuatro, el rubio logro sujetarse de la orilla de la tina.
- Kento, sabes lo que me gusta tu voz – dijo el pelinegro frotándose entre sus grandes glúteos.
- Hazlo! Cógeme hasta que este inconsciente –
El rubio sintió como era penetrado con fuerza y un ritmo muy rápido, gemía fuerte y el albino lo besaba de vez en cuando. Hasta que fue abrazado por el pelinegro para evitar que se hundiera en el agua, mordió su hombro en el mismo lugar que Satoru lo había hecho antes y se liberó dentro del rubio.
- Mas! Mas mi amor…
Por un momento el pelinegro dejo que el rubio relajara su cuerpo para después poner sus piernas sobre sus hombros, era muy fácil por el agua que sostenía su cuerpo y siguió entrando y saliendo de ese delicioso lugar caliente que lo apretaba tan bien, sentía que sus fuerzas le faltaban hasta que el rubio se corrió y pudo llenarlo una última vez.
El albino sostuvo al rubio recostándolo en su pecho, el rubio respiraba agitado pero dejo su cuerpo al cuidado del albino, se mantuvieron en el jacuzzi un largo rato más, y luego Satoru cargo a un rubio casi dormido hasta la cama. Después de un rato volvieron a dormir con el albino al centro.
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