Chapter Text
.
Gojo estaba de muy buen humor puso los zapados blancos sobre una mesita antes de empezar a mostrarle la ropa que ya habían escogido para Nanami, que claramente no era su estilo formal y en colores claros.
- Creen que pueden dejar de regalarme cosas? – dijo el rubio sin querer ofenderlos.
- Cual no te gusta? Podemos cambiarla – respondió el pelinegro.
- Mejor compremos otras que le gusten mas! – dijo el albino.
- A esto me refiero, me gustan estas prendas – dijo poniendo una playera blanca sobre su pecho – pero ya tengo suficientes.
- No te gustan los regalos? – pregunto el albino bastante decepcionado.
Nanami suspiro mientras veía como el albino se acercaba, ellos seguían teniendo esa actitud despreocupada hacia cualquier situación, y también a salirse con lo que querían.
- Podríamos negociarlo Kento – dijo un poco más divertido Suguru.
Tocaron a la puerta y les entregaron la comida, se acercaron para comer en una pequeña mesa frente a un balcón al que el albino abrió para poder ver hacia afuera
- Sabes que me encantaría Kento? – dijo el pelinegro dijo sacando el pintalabios de su bolsillo – ver este color de nuevo en tus labios - haciendo que el rubio se sonrojara muchísimo.
A lo que Satoru abrió sus ojos a mas no poder, casi escupe la comida que tenía en la boca. El pelinegro puso el labial sobre la mesa y empezó a comer.
- Chicos… eso… no se repetirá – dijo un casual rubio intentando evitar sus miradas.
- Creí que estábamos negociando – hablo el albino.
- A caso no prefieres que te demos… menos regalos? – el pelinegro dijo tentando un poco más.
- Mmmm… Suguru… a donde quieres llegar? – al rubio le divertía un poco que siempre quisieran hacer todo a su manera.
- Me refiero a que cualquiera puede usar maquillaje de vez en cuando – el pelinegro vio al albino haciendo una mueca para que continuara.
- Y yo quisiera, verte esos tacones en todos los colores – al albino junto sus manos haciendo una plegaria.
- Y tú que quisieras Kento? – pregunto el pelinegro.
El rubio comió un poco más y se dio cuenta que realmente estaban negociando, y no era por su tiempo, no era por dinero, era por fetiches y placeres. Tenía que pensar en un trueque o darles nada. Tenía que admitir que le había gustado sentirse tan deseado, aunque los chicos siempre sabían cómo complacerlo, incluso más ahora que eran adultos responsables y totalmente funcionales, el rubio se recostó en la silla cruzando los brazos, sabía que terminaría cediendo a cualquier cosa. Pero tenía también la oportunidad de pedir algo totalmente banal y sin sentido que le gustara mucho.
- No tienes que pensarlo tanto mi amor… - dijo el albino, empezaba a creer que mientras más lo pensara algo más difícil seria
- Se me viene a la mente dos peticiones – el pelinegro vio al albino y este regreso la mirada implícita.
- Podría ser, no mas regalos costosos? – inquirió el pelinegro intentando adivinar.
- No podrán adivinar, pero tienen que saber que es más una petición que un acuerdo…
- Ya estamos de acuerdo que la boda será una ceremonia sencilla, así que debes pedir algo distinto – dijo el albino mientras servía vino en tres copas.
Cada uno tomo una copa y brindaron porque estaban juntos.
- No nos tengas en suspenso –
- Quisiera que Suguru.. – no sabía cómo pedirlo, empezó a sentirse nervioso por lo que quería, pero era su oportunidad – que Suguru se maquillara de vez en cuando, estoy seguro que te quedaría muy bien en esos ojos!
- Yo se lo he dicho! – grito el albino levantándose de la silla.
- Oigan! – dejo su copa en la mesa – y también les gustaría que me travistiera?
- Si! – dijeron al mismo tiempo el rubio y el albino para sorpresa de Suguru.
- Eso es lo que quieren en vísperas de la boda? – cada vez se sentía más confundido – son unos fetichistas!
- Vamos Suguru! – dijo el albino que ya tenía sus mejillas rojas por tomar un poco del vino – no necesitas mucho, ya eres una belleza!
Suguru lo pensó por un momento, le parecía un trueque aceptable, de igual manera su petición era muy parecida.
- Me… me parece bien… siempre que no deba salir así de día – Nanami abrió sus ojos grandes, el pelinegro no sabía que se estaba imaginando, y al ver al albino supo que habia aceptado algo que el albino ya le había pedido antes pero por vergüenza lo había evitado.
- Yo quiero que sea de enfermera! – dijo el albino bebiendo un poco más – travestirse lleva ropa!
- Y también… - interrumpió el rubio.
- Yo quiero hacer algo también! – pidió el albino.
Lo siguiente era algo más íntimo, pero quería hacerlo, los chicos siempre le hacían peticiones extrañas que no le habían molestado, solo que no era del tipo de personas que particularmente le gustara andar desnudo en el apartamento. Ellos no tenían pudor y al no tener a nadie con tanto poder como cada uno de ellos, la gente regularmente terminaba queriendo tenerlos de su lado y complaciéndolos con cosas sin sentido que para ellos no significaba nada. Pero Nanami era distinto, les gustaba tanto que querían casarse con él y nunca habían usado su fuerza contra su persona, más bien intentaban usarla para su conveniencia siempre que veían una oportunidad.
- Esto es algo más… más íntimo… - dijo tomando todo el vino de la copa en un sorbo, esperando tener suficiente fuerza para pedir.
- A mí no me queda bien la ropa de mujer, ni el latex. – respondió Satoru viéndose bastante ebrio.
- Me gustaría – hizo una pausa, sí el pelinegro hubiera podido leer su mente estaba seguro que lo hubiera hecho, lo escudriñaba con sus ojos, esos ojos que le encantaban.
- Pidelo Kento –
- Me gustaría – tomo el pintalabios de la mesa abriéndolo, hipnotizando al pelinegro por un momento – verlos tener intimidad…
Suguru casi se ahoga al escucharlo, claro que eso no hubiera salido en cualquier conversación, el pelinegro se preguntó desde cuando tenía guardada esa petición, seguramente nunca se los hubiera dicho. El pelinegro tomo un poco más de vino y sirvo en las copas del albino y el rubio así como la suya hasta casi llenarlas.
- Puedes pedir lo que… lo que quieras mi amor… - acepto un albino son voz ebria.
Suguru lo vio sin responder pero divirtiéndole la rápida respuesta de Satoru, tomo vino y puso su copa en la mesa, tomo la mano del rubio que no tenia ni una pizca de ebriedad en su cuerpo.
- Kento mi amor… crees que podremos complacernos sin siquiera tocarte? Como podrías estar y no tomarte? – el pelinegro se preocupaba más por no poder abstenerse que pensar en que no lo harían.
- A caso no es posible? – dijo retándolo el rubio, soltó su mano paso el labial en su dedo indice y después en sus propios labios incitándolo.
Pero para Suguru era una petición no posible, su corazón y su cuerpo le decían que no podría cumplir, sintió su corazón empezar a latir fuerte viendo lo bien que le quedaba ese labial al rubio, lo mucho que quería complacerlo y despertar cada día a su lado. Vio a Satoru que claramente no podía beber más, torpemente intentaba terminar su comida.
- Kento nunca he querido que sientas que te excluyo de ninguna manera.
- Lo hicieron para mí una vez, y a veces lo recuerdo, ahora que estaremos juntos hasta que la muerte nos separe… y sí puedo hacer una petición… - dijo un apenado rubio, bebió de la copa dejando la marca de labial en la orilla sin notarlo.
- Esa fue mi idea Kento – al fin el pelinegro sonrió un poco mientras recordaba - cuando estudiábamos y queríamos que nos vieras como amantes en lugar de tus alumnos, éramos inexpertos y atrevidos.
- Discúlpame Suguru, será mejor olvidarlo – dijo el rubio empezando a resignarse, el pelinegro se paro y se arrodillo frente al rubio tomando su rostro en sus manos.
- Solo no uses labial ese día… no podría resistirme a ti – luego lo beso con hambre, sintió como el rubio sonrió mientras respondía el beso, le gustaba complacerlo y sabiendo que Nanami rara vez pedía explícitamente algo, no quería negarse.
Voltearon a ver a un dormido albino sobre la mesa, murmuraba – Kento, pide más… pide máss…
.