Brujería y herejía en la
Edad Moderna
Pinturas negras: El Sabbath de las brujas, 1821-1823
Francisco Goya
Museo del Prado, Madrid.
Al-Bakkal Mohand, Nisrin
Bulpes Fernández, Carmen
Cabello Núñez, Laura
Conde Lobato, Raquel
Rojas Mateos, Alicia
Sánchez Sánchez, José Javier
Historia Moderna Universal I
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
2º A Grado de Historia
Índice:
1.- Concepto de hechicería, brujería y Brujomanía. .................................................................... 4
1.1.- Hechicería......................................................................................................................... 4
1.2.- Brujería............................................................................................................................. 4
1.3.- La Brujomanía................................................................................................................... 6
2.- La Bruja y el Aquelarre............................................................................................................ 8
2.1.- La Bruja. ........................................................................................................................... 8
2.2.- El Aquelarre...................................................................................................................... 9
3.- Origen de la Iglesia y de la Inquisición. .................................................................................. 10
4.- La Iglesia y la Brujería en la Edad Moderna. .......................................................................... 12
5.- Torturas e interrogatorios. ................................................................................................... 13
6.- La Inquisición en Europa........................................................................................................ 14
6.1.- Europa occidental y Centroeuropa occidental............................................................... 15
6.2.- Las Islas Británicas. ........................................................................................................ 15
6.3.- Escandinavia. ................................................................................................................. 16
6.4.- Centroeuropa oriental y Europa del este. ...................................................................... 16
6.5.- Europa meridional.......................................................................................................... 17
7.- La Inquisición en España........................................................................................................ 17
7.1.- Tribunal de Logroño....................................................................................................... 19
7.2.- Auto de Fe de Logroño................................................................................................... 20
7.3.- Casos en Galicia.............................................................................................................. 21
7.4.- Tribunal de Valladolid..................................................................................................... 22
8.- Inquisición en el continente americano................................................................................ 22
8.1.- Salem. ............................................................................................................................ 22
8.2.- Iberoamérica. ................................................................................................................ 23
Bibliografía:................................................................................................................................ 24
“El significado práctico de la manía contra las brujas consistió (…) en desplazar
la responsabilidad de la crisis de la sociedad medieval tardía desde la Iglesia y el Estado
hacia demonios imaginarios con forma humana. Preocupadas por las actividades
fantásticas de estos demonios, las masas depauperadas, alienadas, enloquecidas,
atribuyeron sus males al desenfreno del diablo en vez de a la corrupción del clero y la
capacidad de la nobleza. La Iglesia y el Estado no sólo se libraron de toda inculpación,
sino que se convirtieron en elementos indispensables. El clero y la nobleza se
2
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
presentaron como los grandes protectores de la humanidad frente a un enemigo
omnipresente pero difícil de detectar”1.
Marvin Harris
1
Marvin Harris. Vacas, cerdos, guerras y brujas: los enigmas de la cultura. Madrid: Alianza Editorial
S.A., 1989, pp. 205-206.
3
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
1.- Concepto de hechicería, brujería y Brujomanía.
En la antigüedad clásica se creía que ciertas mujeres eran capaces de convertir a
los animales, que volaban en la noche, y que creían en divinidades como Hécate y
Diana. En la Alta Edad Media dominó el escepticismo agustiniano que culminó en el
Canon Episcopi, donde se hace mención de mujeres convertidas a Satán que profesan
con Diana y cabalgan a lomo de bestias 2. Todo comenzaría por simples actos de
hechicería para terminar en acusaciones de brujería relacionada con la herejía.
1.1.- Hechicería.
Los actos de hechicería son un tema muy popular y, hasta hoy día, cercano a
nosotros. La hechicería es lo cotidiano que se sucede entre las gentes, y su uso sirve
para conseguir algún fin personal. Ha sido muy utilizada en los temas sentimentales,
aunque no siempre fue así, muchas veces fue usada para manipular o hacer daño a las
personas3. Es decir, la hechicería intenta influir en el cosmos con la intención de influir
en las conexiones ocultas entre todos los fenómenos naturales; además está en relación
con la religión si, y sólo si, los actos de hechicería se realizan en público4.
En la hechicería muchos de los efectos “mágicos” que se generaron vinieron
dados a partir de la transformación de algún material alterado física y químicamente.
Esta magia de la que hablamos es un velo fundamental para entender la superstición que
envuelve a la hechicería. Causa de ésto sería la ignorancia acerca de algunas sustancias
vegetativas, como el romero o la ruda, que se desconocían y que las “hechiceras”
usaban e interpretaban como mágicas al ofrecer resultados positivos o negativos5.
Se presentan grandes semejanzas entre las creencias en la hechicería de todo el
mundo, éstas son explicadas por la coincidencia, la difusión cultural, la herencia
arquetípica/estructural o la existencia de una religión universal, antigua y coherente de
la brujería6.
La hechicería fue practicada por un tercio de los grupos marginados en algunas
zonas geográficas, es decir, personas con un patrimonio muy precario y que eran, en su
mayoría, analfabetas, por lo que en muchos casos fue un medio de subsistencia7.
Además, existe una gran influencia de la brujería europea en la hechicería de las
sociedades modernas no europeas, pero éstas ejercieron escasa influencia en el
desarrollo de la brujería europea.
Dicha brujería, la europea, se basó en ideas que provienen de las creencias de
Oriente Próximo, Grecia y Roma, pero el marco de la brujería surgió como resultado de
la reflexión cristiana sobre la hechicería y las religiones paganas8.
1.2.- Brujería.
Centrándonos en la brujería, ésta es entendida como un fenómeno característico
de la Edad Media, aunque no tomó cuerpo hasta finales de la misma, y la gran ola de
2
Arturo Morgado García. Demonios, magos y brujas en la España moderna. Cádiz: Servicio de
publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1999, p. 108.
3
Francisco Fajardo Spínola. Hechicería y brujería en Canarias en la Edad Moderna. Las Palmas:
Gabildo insular de Gran Canaria, 1992, p. 83.
4
Jeffrey Burton Russell. Historia de la brujería: hechiceros, herejes y paganos. Barcelona: Paidós, 1998,
pp. 27-30.
5
Fajardo Spínola, Hechicería y brujería en Canarias en la Edad Moderna, p. 116.
6
Russell. Historia de la brujería: hechiceros, herejes y paganos, pp. 32-33.
7
Fajardo Spínola. Hechicería y brujería en Canarias en la Edad Moderna, p. 405.
8
Russell. Historia de la brujería: hechiceros, herejes y paganos, p. 39.
4
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
brujomanía tuvo lugar durante el Renacimiento, la Reforma y el siglo XVII9. Sin
embargo, las brujas contemporáneas, entienden este fenómeno como la supervivencia o
reviviscencia del paganismo antiguo10.
Para que los actos de brujería se diesen era necesario que confluyesen varios
factores: el diablo y sus demonios, considerados los causantes de los males; el brujo,
que era el intermediario, es decir, el demonio podía realizar actos malvados en la tierra a
través de él, el brujo los realizaba contra su voluntad por mandato de los malos
espíritus; y el permiso de Dios11.
El primero de los factores: el diablo, era el jefe y el origen del mal; y los
demonios, que llevaban a cabo sus órdenes, aunque hay excepciones. Se diferenciaba
dos tipos de demonios: los demonios propiamente dichos, cuyo único fin era hacer
daño; y los ángeles que habían pecado y que al hacerlo se convertían en espíritus
impuros que debían dedicarse a realizar actividades inmundas para poder obtener su
redención. Dentro de los demonios propiamente dichos existían los súcubos, demonios
que bajo la apariencia de mujer mantenían actos sexuales con hombres; y los íncubos,
demonios de apariencia varonil que mantenían actos sexuales con mujeres.
Todos estos demonios eran capaces de producir cambios en el cuerpo humano,
introduciéndose dentro de las personas mediante la posesión, la cual se podía llevar a
cabo de tres formas: cuando las mujeres se prostituían voluntariamente con los íncubos,
cuando los hombres mantenían relaciones con los súcubos, algo menos probable que el
caso anterior por la mayor intelectualidad de los hombres; y cuando hombres y mujeres,
por medio de la brujería, eran obligados a consumar estas relaciones; además
confundían a las personas y llevaban imágenes a sus cabezas con la única intención de
volverlos locos12, buscando así la perdición de las almas de quienes acechaban, ya que,
al no poder tener interacción con el ser humano ni realizar las mismas actividades que
ellos, debían inducir a cierto tipo de personas para que fuesen sus mediadores en el
mundo terrenal. Esta interacción entre demonios y personas es lo que se entiende como
herejía13.
Otro de los factores es el permiso de Dios o permiso divino. De él se cuestiona
varias cosas: si es necesario que acompañase a una obra de brujería o no, si Dios en su
justicia permitía a una criatura naturalmente pecadora perpetrar actos de brujería y otros
crímenes horrendos, si el crimen de brujería excedía a otras vilezas que Dios permitía
que fuesen hechas, y de qué manera debía ser predicado.
El último factor sería la brujería, definida por San Agustín como el resultado de
la pestífera vinculación de los hombres con el diablo, por tanto, el origen del desarrollo
de la herejía nace con el simple hecho de esta asociación. La brujería sería la peor de
todas las herejías, ya que su único propósito es dañar y profanar las criaturas de Dios.
Para que el acto de brujería se diese tendrían que darse cuatro condiciones
obligatoriamente: la primera de ellas sería negar de la manera más profana la fe católica,
la segunda sería consagrarse en cuerpo y alma a la realización de todos los males
posibles, la tercera ofrecer a Satán niños no bautizados, y la cuarta, y última, ofrecerse a
todo tipo de lujurias carnales, debido a este punto se relacionó a las prostitutas y a las
adulteras directamente con la brujería14.
9
Ibídem, p. 15.
Ibídem, p. 20.
11
Heinrich Kramer y Jacobus Sprenger. Malleus maleficarum: el martillo de los brujos. Barcelona:
Círculo Latino, 2005, pp. 63-64.
12
Ibídem., pp. 90-95.
13
Ibídem, pp. 57-58.
14
Ibídem, pp. 161-166.
10
5
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
1.3.- La Brujomanía.
En la Europa pagana, la bruja sería una presencia hostil que provenía de otro
mundo, lo que hizo que, durante la brujomanía, fueran odiadas y temidas de forma
extremadamente exagerada15.
Aunque, como ya se ha citado, la brujomanía se inició a finales de la Edad
Media, los inicios se hallan en hechos como la consideración del hechicero como hereje
a partir del siglo VIII a raíz de la realización de un pacto del hechicero con el diablo16.
De esta forma, en el año 1300 comenzó el gran espectáculo de la brujomanía,
cuya expansión se vio contribuida por la invención de la imprenta. Debido, en gran
parte a esta expansión, las acusaciones se fueron generalizando, sin tener en cuenta la
edad, el sector o el estatus social al que pertenecían17.
Richard Kieckhefer realizó un análisis del primer período de la brujomanía
dividiendo esta etapa arcaica del procesamiento contra las brujas en tres fases: 13001330, 1330-1375 y 1375-1435. En esta época se encuentran principalmente autos que
dan a entender que los procesados eran juzgados por cometer algún tipo de hechicería,
salvo el tercer período, el comprendido entre 1375 y 1435, en el que aparte de aumentar
los procesos, los principales procesados eran juzgados de demonismo, ya fuese la
creencia en el demonio u otros seres maléficos, o de la fe en la existencia de seres
espirituales y de la fe en las prácticas de magia.
Antes de 1450 no se puede hablar en sí de procesamientos por brujería, sino más
bien de magia ritual o maleficium, es decir, “Brujería malévola”18.
La brujería fue una invención del siglo XV a la que los procesos inquisitoriales
dieron una cierta apariencia de verosimilitud19. Ésta no fue más, en la mayoría de los
casos, que producto de historias inverosímiles y ridículas que, si se empezaban a
plasmar en libros o relatar en sermones, las denuncias aumentaban notoriamente, por lo
que algunos, aunque pocos, intelectuales pensaban que la brujería desaparecería si se
acababa de hablar de ella20. Estos juicios del siglo XV marcaron el inicio del camino
hacia las grandes cacerías de brujas de mitad del siglo XVI y del siglo XVII.
Existen dos teorías posibles que explican el parón del principio del siglo XVI: la
primera de ellas sería la interrupción de la impresión de manuales de caza de brujas por
estas fechas, uno de estos manuales es el Malleus Maleficarum, publicado en 1486 y su
edición se interrumpió entre 1580 y 1650, lo que se tradujo en un reducimiento del
número de enjuiciamientos. La segunda teoría se basa en el choque inicial de la reforma
luterana y la difusión por toda Europa del humanismo renacentista. Dicha reforma
supuso la desintegración de la cristiandad medieval, lo que provocó una intensa
controversia y las élites europeas menguaron los actos de persecución y represión de
brujas21.
De este modo, los dos períodos claves de brujería se sitúan entre 1480-1520 y
1580-1670, grosso modo, momentos en los que hay mayor actividad de brujería, siendo
el de mayor apogeo el segundo período debido a las tensiones persistentes entre
protestantes –quienes persiguieron a las brujas con gran crueldad pese a no ser su
intención en un principio– y católicos; aunque tienen diferencias, los dos períodos, tanto
en su amplitud como en el número de regiones afectadas22.
15
Russell. Historia de la brujería: hechiceros, herejes y paganos, p. 59.
Ibídem, p. 73.
17
Ibídem, pp. 91-94.
18
Brian P. Levack. La caza de brujas en la Europa moderna. Madrid: Alianza, D. L., 1995, p. 238.
19
Jean-Michel Sallmann. Las brujas: amantes de Satán. Madrid: Aguilar, D. L., 1991, p. 20.
20
Joseph Pérez. Breve historia de la Inquisición en España. Barcelona: Crítica, D.L., 2003, p. 80.
21
Levack. La caza de brujas en la Europa moderna, pp. 239-240.
22
Russell. Historia de la brujería: hechiceros, herejes y paganos, pp. 104-105.
16
6
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
El resurgir de la caza de brujas durante este segundo período fue fomentado por
dos factores principales: la intervención de la Biblia con su sentencia literal de muerte
contra las brujas, y, el factor más importante, la situación tan nefasta de este período ya
que se sucedieron varias hambrunas, depresiones en el comercio, crisis políticas y hasta
sublevaciones nacionales, además se documentan varios brotes de peste y otras
enfermedades, de escalas desconocidas, a principios del siglo XVI. Todos estos sucesos
derivaron en un gran número de acusaciones de brujería ya fuese por verdadera creencia
de que la acusada era bruja y estaba atrayendo el mal hacia la población, o por meros
conflictos personales que solían expresarse en acusaciones de brujería.
A mediados del siglo XVII comenzó el declive de la brujomanía, durante este
siglo los procesamientos y juicios de brujas se limitaron a uno o dos acusados 23. La
creencia de ésta duró más tiempo en los países protestantes que en los católicos y más
en las regiones periféricas24. Su declive fue constante, la brujería fue desapareciendo por
completo de las prácticas judiciales en los países occidentales a lo largo del siglo
XVIII25.
La brujería entrañaba una relación con Satán y por ello se sentenciaba a herejía a
las acusadas de los Tribunales de Fe, aunque en algunos territorios también fueron
tratados por los Tribunales Civiles o Episcopales. En dichos tribunales, muchos casos
de aparente brujería fueron valorados como “endemoniadas”, es decir, posesiones
involuntarias de mujeres por el mismo Satán o sus secuaces26.
Pese a todo, la brujería que desapareció fue la maléfica, pues la brujería simple
pervivió los siglos siguientes, e incluso está presente en nuestros días. Sin embargo,
hacia el siglo XIX, los intelectuales volvieron a tomar en serio la brujería desde una
perspectiva totalmente diferente, como una religión de origen germana que había sido
condenada en la Edad Media por la Iglesia y que había llegado hasta la Edad
Contemporánea27.
La brujería nació en las ciudades de la planicie y murió en el campo debido al
mayor arraigo popular, cuando las mismas élites jurídicas, intelectuales y religiosas que
la habían iniciado y fomentado llevaron a cabo su liquidación28.
Los pilares sobre los que se asentó la brujería europea fueron, los primigenios, la
hechicería, la religión pagana y el folclore; además, los secundarios, la herejía cristiana,
la teología y las ideas de los distintos tribunales de la época, ya que sancionaban la
separación entre brujería y hechicería29.
Pero la brujomanía no sólo fue un fenómeno que ocurrió y ya, según Russell
tuvo una función social concreta. A veces, ésta era claramente consciente y cínica, pero,
la mayoría de las veces, su función fue simplemente la necesidad inconsciente de culpar
a alguien de las propias desgracias. Otra función fue la de definir los límites del
cristianismo y lograr la cohesión de la comunidad cristiana frente a un terrible y
poderoso ejército de enemigos30.
23
Levack. La caza de brujas en la Europa moderna, pp. 242-243.
Russell. Historia de la brujería: hechiceros, herejes y paganos, pp. 157-158.
25
Sallmann. Las brujas: amantes de Satán, p. 125.
26
Juan Luis Rodríguez-Vigil Rubio. Bruxas, lobos e inquisición: el proceso de Ana María García, la
Lobera. Oviedo: Nobel, D.L., 1996, pp. 15-16.
27
Russell. Historia de la brujería: hechiceros, herejes y paganos, pp. 160-163.
28
Ibídem, p. 165.
29
Ibídem, p. 69.
30
Ibídem, pp. 139-141.
24
7
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
Desde el punto de vista histórico existieron tres tipos de brujas: el hechicero, que
practicaba magia simple –tipo que se encontraba en todo el mundo–; el hereje, que
supuestamente practicaba el demonismo y fue perseguido durante la brujomanía; y el
neopagano moderno31.
Aunque el mito habla de brujería rural, la mayoría de acusaciones de brujería
acaecían en ciudades, donde el nivel social y cultural era superior32.
2.- La Bruja y el Aquelarre.
2.1.- La Bruja.
El término “Bruja” apareció por primera vez como tal en el año 1287, aunque la
palabra “Bruxa” ya se encontraba en el vocabulario latino-arábigo33.
Normalmente fueron brujas y no brujos, es decir, mujeres, ya fuesen viudas o
solteras, en general mujeres aisladas34. Ésto se debió a que las mujeres eran
consideradas seres naturalmente débiles, definidas como personas más crédulas,
impresionables y que estaban dispuestas a recibir revelaciones, ya que veían en la
brujería un método más fácil y secreto de vengarse de alguien o algo que de otra manera
no podrían hacerlo; se consideraba que tenían una lengua mentirosa y ligera, más frágil
que la de los hombres, por lo que no eran capaces de ocultar a sus amigas sus
conocimientos sobre las malas artes; y eran, además, animales imperfectos que siempre
engañaban35.
Es decir, a diferencia de los hombres, no sabían diferenciar con moderación
entre lo bueno y lo malo y cuando superaban los límites de su condición alcanzaban las
más grandes alturas y abismos más profundos de bondad y vicio36.
Las brujas heredaban sus poderes, los transmitían en su lecho de muerte a una
digna sucesora o a una amiga, porque si no los transmitían les esperaría la más terrible
de las muertes37. Estas amigas o aprendices solían poseer un perfil bastante cerrado,
como ya se ha dicho, eran marginadas sociales, ya fuese por un defecto físico, por
fealdad e incluso por deshonra. Todas ellas tenían algo en común que las unía como
comunidad38.
La edad para entrar en la secta de brujas (…) solía ser de nueve años39.
Existían tres vicios que gobernaban y regían a las malas mujeres, estos eran: la
infidelidad, la ambición y, por último, la lujuria.
Pero a pesar de todo ésto, los peores vicios eran las fornicadoras insaciables, en
este tipo de brujas se solían catalogar a las prostitutas y a las adulteras40.
El Malleus maleficarum nos explica siete métodos por los cuales las mujeres
infectaban a los hombres de brujería a la hora de realizar el acto sexual, éstos fueron:
arrastrar al hombre a una pasión sin freno, obstruir el poder de gestación eliminando los
miembros destinados a ese acto, convertir a los hombres en bestias por mediación de sus
31
Ibídem, p. 217.
Sallmann. Las brujas: amantes de Satán, p. 102.
33
Morgado García. Demonios, magos y brujas en la España moderna, p.106.
34
Sallmann. “La caza de brujas”. Las brujas: amantes de Satán, p. 54.
35
Morgado García. Demonios, magos y brujas en la España moderna, p. 108.
36
Kramer y Sprenger. Malleus maleficarum: el martillo de los brujos, pp. 33-34.
37
Rodríguez-Vigil Rubio. Bruxas, lobos e inquisición: el proceso de Ana María García, la Lobera, p.
102.
38
Ibídem, pp. 76-78.
39
Gustav Henningsen. El abogado de las brujas: brujería vasca e Inquisición española. Madrid: Alianza
Editorial, D.L., 1983, p. 78.
40
Kramer y Sprenger. Malleus maleficarum: el martillo de los brujos, pp. 33-34.
32
8
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
artes, minando la fuerza de gestación de otras mujeres, ocasionar el aborto y, por último,
ofrecer los niños a los demonios41.
Además, las brujas poseían a los hombres a través de unas tácticas o métodos,
éstos eran: infectar los cuerpos masculinos por medio de brujería o magia negra, poseer
los cuerpos y potencias internas, realizar el hechizo por tentaciones internas y externas,
privar la razón y adoptar formas de animales irracionales42.
También hubo sacrificios de niños recién nacidos que eran entregados a los
demonios. El Malleus maleficarum, nos narra el caso de como una matrona, que en
realidad era una bruja, le introdujo en el vientre a una mujer estacas y astillas de madera
para acabar con la vida del niño que llevaba en su vientre.
En los archivos de la diócesis de Basilea se explican hechos como los de la
ciudad de Dann, en la que hubo muchas brujas que confesaron antes de morir en la
hoguera este tipo de atrocidades, en concreto la de una en particular que confesó el
asesinato de más de cuarenta niños introduciéndoles agujas en las cabezas hasta llegar a
sus cerebros y así matarlos43.
2.2.- El Aquelarre.
Tras hablar de la figura de la bruja nos centraremos en el aquelarre, también
conocido como Sabbat. Por otro lado, las reuniones destinadas a la iniciación de un
neófito se conocían como Esbats, éstas eran cerradas y se solían celebrar una vez a la
semana.
Estos Sabbats eran reuniones de personas (hombres, mujeres y niños) que se
celebraban por la noche a las afueras de los pueblos en algún sótano, cueva o
descampado, con un número de brujas que oscilaba entre diez y veinte. En estas
reuniones las personas se dedicaban a la brujería y a invocar e interactuar con el
demonio, que se presentaba con forma humana o de cabrón, y que pronunciaba la misa
negra e inducía a la posterior orgía. Además, eran reuniones secretas, ya que si se daba a
conocer la identidad de los participantes serían apresados y juzgados por el tribunal
inquisitorial44.
Éstas seguían el siguiente proceso: las brujas, tras ponerse el sol y dormir a sus
maridos, salían de sus casas sigilosamente y partían hacia el Sabbat, acudían a pie o
volando, tras untarse un ungüento sobre su cuerpo.
Si había alguna neófita se llevaba a cabo una ceremonia de iniciación en la que
se la obligaba a jurar que respetaría los secretos del culto y luego sellaba su adhesión
prometiendo matar a un niño y llevar su cuerpo en la siguiente reunión. Hecho ésto,
renegaría formalmente de la fe cristiana y remataría su apostasía pisoteando o defecando
en un crucifijo o una hostia sagrada. Finalmente rendiría adoración al maestro del culto,
el diablo o su representante, dándole un beso obsceno en el trasero.
Una vez concluida la iniciación, la asamblea se entregaba a la comida y a la
bebida. Las brujas realizaban una parodia de la celebración eucarística presentando los
cuerpos de los niños asesinados previamente, que podían haber sido raptados a familias
cristianas o concebidos por ellas mismas en orgías anteriores. Los niños eran ofrecidos
en sacrificio al diablo. Sus cuerpos podían ser cocidos, mezclados con sustancias
abominables y convertidos en ungüentos para la levitación, o también consumidos, tanto
el cuerpo como la sangre, en una parodia ritual de la Última Cena.
41
Ibídem, pp. 117-129.
Ibídem, pp. 276-278.
43
Ibídem, pp. 294-296.
44
Sallmann. Las brujas: amantes de Satán, p.18.
42
9
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
Tras el banquete, se procedía a apagar las antorchas, o los candelabros, que eran
volcados por un perro o gato de color negro, en este momento daba comienzo la orgía
en la que los emparejamientos eran indiscriminados45.
Algunos de los días más importantes para celebrar aquelarres eran: 31 de
octubre, un rito pagano que tenía la finalidad de restituir la fuerza al sol, cada vez más
debilitado; 1 de enero, momento en el que, a comienzos de la Edad Media, algunas
personas aún se disfrazaban de ciervo y de toro y ejecutaban una danza ritual para
asegurar la abundancia de la caza, la fuerza del sol y la fertilidad; 1 de febrero, asociada
a la festividad cristiana de la Candelaria; 30 de abril, festejo de la vuelta de la
primavera; 1 de mayo, festividad cristiana de una oscura misionera anglosajona; o el 30
de junio, velada del solsticio de verano, la vuelta del sol y la munificencia46.
Los citados ungüentos que se aplicaban las brujas para volar, según un médico
del siglo XVI, Andrés Laguna, tenían un olor fuerte y repugnante y estaban compuestos
de hierbas frías y soporíferas: cicuta, hierba mora, beleño y mandrágora, dicho médico
llevó a cabo un experimento: untó a la mujer del verdugo de Metz con el ungüento y
ésta se quedó dormida de repente con los ojos abiertos, cuando finalmente la mujer
despertó a las treinta y seis horas de dormirse se quejó alegando: “¿Por qué me
despiertas en este momento tan inoportuno? Estaba rodeada de todos los placeres y
deleites del mundo”. Entonces sonrió a su marido que estaba allí y le dijo: “bribón,
sabes que te he puesto los cuernos, y con un amante más joven y mejor que tú”.
De esta forma se piensa que el agente alucinógeno activo en los ungüentos de las
brujas era la atropina, un poderoso alcaloide descubierto en plantas europeas tales como
la mandrágora, el beleño y la belladona. Por lo que los viajes no serían reales, sino
producto de este agente alucinógeno activo en los ungüentos que se untaban las brujas47.
3.- Origen de la Iglesia y de la Inquisición.
Tras la fractura, visible para algunos, entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe
surgieron tres corrientes: La primera corresponde al cristianismo oficial, que reconoce el
origen divino de Jesús y hace de su muerte y resurrección su piedra angular; la segunda
corriente niega la existencia de Jesús: sostiene que su vida no es más que un montaje
formado por distintos retales de numerosos mitos y misterios paganos de otras culturas.
Pablo de Tarso sería el ideólogo de esta nueva religión; por último, la tercera tesis es la
que niega el origen divino de Jesús y lo relaciona con actividades taumatúrgicas,
revolucionarias, políticas, etc., de esta forma, la imagen de Jesús bebió de las fuentes
del judaísmo más ortodoxo, mientras que Pablo sería el causante de su helenización,
eliminando el mensaje antirromano y bélico, convirtiéndose así en el fundador del
dogma cristiano.
Resumiendo, el quid de la cuestión siempre está unido a Pablo de Tarso, para
algunos el gran predicador, el primer teólogo, mártir y soldado arrepentido pero, para
otros es el gran manipulador del dogma48.
Yendo por partes y centrándonos en el contexto donde nació Jesús, la imagen de
éste como salvador del género humano, nacido de una virgen mortal, nacimiento
profetizado por una estrella, transmutación de agua en vino, equiparación de pan y vino
45
Russell. Historia de la brujería: hechiceros, herejes y paganos, pp. 49-50.
Ibídem, pp. 62-63.
47
Harris. Vacas, cerdos, guerras y brujas: los enigmas de la cultura, pp. 190-192.
48
Emilio Juan Ruíz Barrachina y Fernando de Orbaneja. Brujos, reyes e inquisidores. Barcelona:
Belaqcua de Ediciones y Publicaciones, 2003, pp. 14-20.
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Brujería y herejía en la Edad Moderna.
al cuerpo y sangre del salvador, doce discípulos que le rodean y siguen, y una muerte y
resurrección; es compartida por otras divinidades de las diversas culturas mediterráneas
como Osiris, Baco, Adonis o Dionisos entre otros. Por ello, en un intento de obviar estas
coincidencias con los textos y las tradiciones paganas, algunos filósofos hablan de que
se producía una “imitación pagana”. Con el tiempo, Ireneo, uno de los padres de la
Iglesia, definiría a los gnósticos y paganos como agentes de Satanás, mientras que
Justino el Mártir llegó a insinuar que eran caníbales. Más tarde la Iglesia basaría su
explicación en la herencia judía adquirida por el pueblo israelí cuando permaneció como
esclavo en Egipto49.
De esta forma, podemos diferenciar dos movimientos cristianos enfrentados: los
denominados literalistas y los gnósticos. En un principio, los literalistas se habrían
convertido en la Iglesia Católica Romana gracias a su extremo autoritarismo, al
establecimiento de un canon y un dogma. Sin embargo, los gnósticos eran místicos,
como lo habían sido los iniciados en ritos paganos; convirtieron a Jesús en otra cara del
Dios de las mil caras, como Osiris, Dionisos o cualquier otro Dios pagano; no tenían
uniformidad, practicaban distintas prácticas y creencias, como la gnosis, enseñada a los
iniciados, ésta era el conocimiento místico por el cual morirían y renacerían
convirtiéndose en Cristo. A diferencia de los literalistas, los gnósticos entendían que lo
expresado en los Evangelios y en los demás libros sagrados eran alegorías que
necesitaban la explicación de un maestro, el hierofante, un sacerdote.
Para los literalistas, los gnósticos, aún cristianos, eran considerados paganos,
como nos lo indican diversos documentos hallados en una cueva cercana de Nag
Hammadi en Egipto, datados del siglo III. Esta ubicación era crucial ya que los
gnósticos nacieron entre los cristianos egipcios, por lo que fue el motivo exacto que dio
lugar a esta nueva rama50.
Mientras tanto Constantino se dio cuenta del gran poder que tenía la tendencia
representada por los literalistas, tendencia que exigía la fe ciega en sus postulados y
dirigentes. Los pilares que sustentaban esta hegemonía fueron y son: la implantación de
la ideología desde la infancia, el control de la información, la obtención del poder
económico y político, la ignorancia y el miedo a la muerte: al castigo en el más allá y el
negocio del alma. A causa de ésto, Constantino, que no se convirtió al cristianismo
hasta minutos antes de su muerte, dio a los literalistas el poder necesario para acabar
con los gnósticos y los paganos, dando lugar, en opinión del autor, a la primera
persecución, más centralizada y mucho más cruenta de la que los mismos literalistas
habían recibido hasta entonces. Esto es visto como el asentimiento de una “primitiva
Inquisición”.
Posteriores dirigentes continuaron con esta relación con los literalistas, como
Teodosio I, quien proclamó más de cien leyes en contra de los gnósticos, siendo culmen
de su obra la proclamación de la herejía como crimen de Estado en el año 381, siendo
ilegalizada la tolerancia que antes buscaban.
En el año 415, Cirilio incitó a los monjes y chusma de Alejandría para que
asesinasen a la última científica pagana de la gran biblioteca, Hipatia. Más tarde, Cirilio
fue santificado y, con el tiempo, los templos fueron cerrados y algunos libros fueron
quemados para evitar la extensión de estas corrientes paganas: el legado greco-romano
se extinguió en el mismo lugar que le vio nacer, sobreviviendo gracias a los árabes y
omeyas, siendo ocasionalmente judíos quienes conservaran retazos de esta historia.
49
50
Ibídem, pp. 21-25.
Ibídem, pp. 25-27.
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Brujería y herejía en la Edad Moderna.
Deberemos destacar la escuela de traductores de Toledo que, con ayuda de Tomás de
Aquino, consiguió volver a trasladar la cultura pagana al cristianismo51.
4.- La Iglesia y la Brujería en la Edad Moderna.
Como ya se ha dicho, desde un punto de vista contextual, podemos decir que la
Brujería fue una construcción de carácter teológico que apareció en la época Tardo
medieval.
Así, cuando avanzamos hacia la época moderna, se nos hace inevitable no
señalar un fenómeno tal como lo fue la caza de brujas, en donde la interpretación bíblica
con su sentencia literal de muerte contra las brujas fue crucial.
Aunque también es importante señalar la época tan nefasta que se vivió en estos
tiempos modernos, de hambrunas, crisis políticas, pestes…, que de un modo u otro
contribuyeron en este acontecimiento, en donde miles de personas perecieron por ser
acusadas de brujería.
Es necesario citar a San Agustín y su recreación sobre la brujería, una recreación
llena de superstición. Aunque también se destaca el rechazo hacia la superstición que
envuelve el tema de la brujería en el Canon Episcopi. Éste niega la realidad de los
vuelos nocturnos y afirmaciones tales como la capacidad de las brujas para convertirse
en animales, interpretando ésto como meras afirmaciones que son producto de la
imaginación de las mujeres, las cuales son corrompidas con esos pensamientos, lo que
implica la pérdida de fe al creer en esas fantasías del demonio.
Para comprender este fenómeno, el de la caza de brujas, en su totalidad
expondremos el papel que jugó la Iglesia y, además, es relevante hablar de cómo
concebía la Iglesia a la mujer en la Edad Moderna: la condición de la mujer en esta
época estaba impregnada de un machismo acentuado, como consecuencia de la
influencia que ejercía la Iglesia sobre la población en una línea con un carácter
fuertemente misógino del cristianismo.
En este sentido, es inevitable no citar a Eva, la pecadora innata que promulga el
mensaje de la Iglesia52.
Y es que, en el mismo seno de la Iglesia, por sorprendente que parezca, las
actividades mágicas en su momento, encontraron ciertos focos de canalización en
figuras íntegramente cristianas. “Fr. Andrés Durán, franciscano en la Laguna, adivinaba
el futuro hablando con las ánimas del Purgatorio. Y Fr. Antonio Gamarra, del convento
franciscano de Garachico, había quitado a un joven un guante para tenerlo, de ese modo,
sujeto a su voluntad”53.
No es de extrañar que muchos religiosos actuasen como hombres “poderosos” al
pertenecer a la Iglesia, pues ellos estaban próximos a la divinidad o a lo sagrado, y estos
poderes eran justificables cuando se trataba de sujetar a los demonios.
En este sentido, un aspecto peculiar, y además no tan lejano a nosotros, es el
poder que tenían estos religiosos para curar enfermedades provocadas por el demonio,
como es el caso del exorcismo canónico, y los conjuros, e incluso otros métodos
hechiceriles, tal y como afirman las fuentes. “Fr. Bartolomé del Rosario, lego de la
Orden de Santo Domingo, natural de Los Silos y morador en el convento de La Orotava,
por sus actividades absolutamente irregulares como conjurador de demonios, decía que
51
Ibídem, pp. 28-30.
Morgado García. Demonios, magos y brujas en la España moderna, p. 108.
53
Fajardo Spínola. Hechicería y brujería en Canarias en la Edad Moderna, p. 361.
52
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Brujería y herejía en la Edad Moderna.
éstos lo azotaban y atormentaban continuamente porque los maltrataba en los cuerpos
de las energúmenas a las que exorcizaba”54.
Con todo ésto, vemos la polarización de lo que viene a ser el bien y el mal,
ambos extremos que, no obstante, guardan similitudes muy arraigadas a las
supersticiones y lo sobrenatural: La Iglesia y el demonio (brujería).
Así, un dato curioso y que entra en relación con lo dicho anteriormente, sería la
organización de esta “secta” de brujas, que es similar a la de la Iglesia, por lo que la
figura contraria a la de la casa de la luz sería Satán, líder de esta organización de brujos.
Estas afirmaciones, venían dadas por las declaraciones de los propios campesinos, que o
eran partícipes o testigos de tal misa “negra”.
Los primeros casos de brujas castigadas corresponden precisamente a la justicia
eclesiástica. “En agosto de 1510, el provisor episcopal visitó Lanzarote, y en septiembre
la Palma, publicando carta de excomunión contra aquellos que creen en adivinanzas o
hechizos (…) o lo hayan hecho”.
Con ello, se darán nuevas constituciones que recogerán las instrucciones que
tenían que seguir los obispos a la hora de visitar las diócesis, por lo que una vez allí, los
curas estaban en la obligación de informar a estos obispos a cerca de casos de brujería o
hechicería o sortilegios de algún tipo.
También se destacan las actuaciones de los vicarios del obispo, que eran quienes
recibían las denuncias o realizaban informaciones. Estos vicarios tenían facultades
judiciales plenas.
Es interesante la superioridad de la jurisdicción eclesiástica y su poderosa arma
de la excomunión, que era clave para disuadir a quienes osaban discutirla. Por otro lado,
aunque la Inquisición es la competente para determinar la existencia de herejía y por
consiguiente en caso afirmativo, su respectivo castigo, la jurisdicción eclesiástica
continúa acentuando en el caso de las supersticiones.
En este sentido ambas justicias llegaron a competir de forma acusada. Mientras
los inquisidores optaban por el conocimiento más palpable de las causas para determinar
a tal persona como agente del demonio, la justicia episcopal optaba por los caracteres
tendientes a la superstición.
La Iglesia y su actuación en temas de brujería o hechicería siempre ha sido muy
importante, incluso más que la Inquisición, pues la organización eclesiástica es mucho
más amplia y alcanza los recovecos de todo lo cotidiano55.
5.- Torturas e interrogatorios.
En toda Europa se llevaron a cabo interrogatorios y castigos basados en la
tortura física. En primer lugar se llevaba a cabo un interrogatorio que empezaba sin
recurrir a medios de coacción física, pero si no se obtenía la confesión deseada sí se
procedía a la tortura física. Al reo no se le podía someter más de tres veces a la tortura,
había que dejar un día de descanso entre cada sesión56. Algunas personas confesaban
que se acusaban de brujas porque era la forma de librarse de la hoguera57.
Dichas torturas podían estar destinadas a comprobar la culpabilidad o la
inocencia de la bruja, aquí se explicarán cuatro de estas torturas: Inmersión, que
consistía en atar a la acusada de manos y pies, y arrojarla dentro del agua. Si se hundía,
era señal de que el agua, creación de Dios, la aceptaba, y entonces era declarada
54
Ibídem, p. 363.
Ibídem, p. 425.
56
Sallmann. Las brujas: amates de Satán, p. 74.
57
Henningsen. El abogado de las brujas: brujería vasca e Inquisición española, pp. 58-67.
55
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Brujería y herejía en la Edad Moderna.
inocente y sacada a la orilla. Y si flotaba, era señal de que el agua la rechazaba, y
entonces era considerada culpable. Otra de estas torturas sería la pesada: la bruja era
colocada en un platillo de la balanza y la Biblia en el otro. Si la bruja pesaba más que la
Biblia era culpable. Una tercera sería pichar con una aguja, ya que se creía que las
brujas tenían en sus cuerpos unos puntos insensibles, precisamente allí donde el diablo
las había marcado. A veces estas marcas del diablo eran visibles, teniendo la forma de
una cicatriz o un lunar, pero otras veces eran invisibles y sólo podían ser detectadas
pinchando a las acusadas por todo el cuerpo con un instrumento afilado hasta que
aparecía dicha zona de insensibilidad. La última que explicaremos consiste en la
búsqueda de la marca de la bruja: ésta era cualquier protuberancia inhabitual, a modo de
tetilla supernumeraria, que los demonios podían chupar adoptando la forma de
familiares. Se desnudaba a las brujas y se buscaba minuciosamente cualquier punto que
pudiera delatar semejante comercio con el diablo.
Las torturas también podían estar destinadas a arrancar confesiones y delaciones,
aquí señalamos las empulgueras, los tornos, cepos con púas, baños de cal hirviendo, el
strapaddo… Éste último consistía en atar los brazos del prisionero a su espalda con una
cuerda sujeta a una polea, a continuación se le izaba en el aire, se colocaban pesas a sus
pies para descoyuntarle los hombros sin dejar marcas visibles de malos tratos. Podía,
además, compaginarse con otro tipo de tortura como el uso de empulgueras.
A las torturas se les sumaban formularios intensivos sobre su actividad como:
¿Cuánto tiempo has sido bruja? ¿Por qué te hiciste bruja? ¿Cómo te convertiste
en bruja, y qué ocurrió en dicha ocasión? ¿Qué demonio escogiste para que fuera tu
amante? ¿Cómo se llamaba? ¿Cómo se llamaba su amo –el amo del demonio escogido–,
entre todos los demonios malignos? ¿Cuál fue el juramento que te obligaron a prestarle?
¿Cómo hiciste ese juramento y cuáles fueron las condiciones? ¿Dónde consumaste tu
unión con tus íncubos? ¿Qué demonios y qué otros humanos participaron en el Sabbat?
¿Cómo se preparó el banquete del Sabbat? ¿Qué marca del diablo dejó tu íncubo en tu
cuerpo? ¿Qué heridas has hecho a tal y tal persona, y cómo las perpetraste? ¿Quiénes
son los niños a los que has echado mal de ojo? ¿Quiénes son los cómplices en tus
maldades? ¿De qué está hecho el ungüento con el que te untas tu escoba? ¿Cómo
consigues volar por los aires?58.
6.- La Inquisición en Europa.
Una de las tareas más difíciles es determinar por qué la intensidad de la caza de
brujas varía dependiendo de la fecha en la que nos encontremos y también del sitio que
estemos tratando. Para eso tenemos que analizar dos factores, las pautas cronológicas de
la caza de brujas en toda Europa, ya tratada en el apartado de brujomanía; y diferenciar
los procesos por brujería en los diferentes estados que conformaban la Europa de aquel
entonces59.
Es complicado realizar una división geográfica debido a las enormes variantes
regionales dentro de cada una de las zonas. Pese a ésto realizaremos la siguiente
división por territorios: Europa occidental y Centroeuropa occidental, las Islas
Británicas, Escandinavia, Centroeuropa oriental y Europa del este y, por último, Europa
meridional60.
58
Russell. Historia de la brujería: hechiceros, herejes y paganos, pp. 100-103.
Levack. La caza de brujas en la Europa Moderna, p. 237.
60
Ibídem, pp. 243-245.
59
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Brujería y herejía en la Edad Moderna.
6.1.- Europa occidental y Centroeuropa occidental.
La inmensa mayoría de los procesos por brujería, quizás hasta el 75%, se dieron
en las regiones de Alemania, Francia, Suiza y los Países Bajos. Estas regiones
albergaban cerca de la mitad de la población total europea y en ellas se dieron las
cacerías y pánicos más importantes. Durante los primeros años de la cacería, finales del
siglo XIV y siglo XV, la mayoría de los procesos se dieron en Francia y Suiza. Sin
embargo, para finales del siglo XVI, principios del siglo XVII, Alemania (el Sacro
Imperio) se colocó a la cabeza en el número de procesamientos, se estiman alrededor de
treinta mil procesamientos. Ésto se debe a la confianza en tribunales que ejercían su
jurisdicción en áreas geográficas relativamente pequeñas, lo que permitió que se
desarrollara la caza de brujas fácilmente y prácticamente sin control.
En Suiza encontramos un cuadro social muy complejo, ya que Suiza estaba
dividida en cantones muy diferentes entre sí en cuanto a religiosidad, cultura y lengua,
además de ser jurisdiccionalmente autónomos unos de otros. Esta situación fomentó la
diversidad de pautas de la caza de brujas y su descontrol. Se estima que alrededor de
diez mil brujas fueron quemadas en total.
En lo referente a Francia: las zonas más duramente afectadas por la brujería se
situaban en las fronteras del reino, zonas de gran resistencia a los esfuerzos de la
monarquía francesa para establecer un estado centralizado y absolutista. Las fuentes
sugieren una cifra aproximada de cuatro mil personas ajusticiadas bajo la jurisdicción
del rey.
El norte de los Países Bajos no se ajustó a ninguna pauta general sobre el
procesamiento de brujas. En esta región, que contaba con más de un millón de
habitantes, se ajusticiaron menos de ciento cincuenta personas, todas sospechosas de
cometer brujería o relacionadas con el ocultismo61.
6.2.- Las Islas Británicas.
Estos territorios eran Inglaterra, Escocia y las posesiones ultramarinas inglesas.
Inglaterra conocía una importante caza de brujas en la década de 1640, mientras que
Escocia vivió varios pánicos nacionales a finales del siglo XVI y en el siglo XVII. El
número de juicios en territorios británicos se estima que no pasó de cinco mil y el
número de ejecuciones no está claro, calculándose entre mil quinientos y dos mil
quinientos.
La razón de la suavidad de la caza de brujos durante el siglo XV en los
territorios británicos fue la incompleta y tardía recepción del concepto de brujería
debido a la ausencia de inquisidores papales. No fue hasta el siglo XVI, cuando ya
estaba bien arraigada en Europa la idea de la brujería como tal, cuando llegó a estas
regiones y aún así el concepto nunca llegó a desarrollarse del todo.
Aquí, el uso de la tortura para obtener información no se podía realizar sin la
aprobación del consejo privado y únicamente en asuntos que inmiscuían al estado. De
esta forma, según los archivos ingleses, entre 1540 y 1640 sólo se dieron ochenta y un
permisos de tortura.
Otro factor que pudo haber influido en que la caza de brujas en Inglaterra y
Escocia hubiese sido más suave que en el continente es el factor religioso, ya que ambos
países eran protestantes desde 1560 y hecho por el que ya tenían bastantes conflictos.
En cuanto a las colonias de ultramar de Inglaterra tenemos casos especiales
como el caso de la dama Alice Kytler, en el siglo XIV, y el de Florence Newton, el más
famoso caso de brujería del siglo XVII. Florence Newton fue arrestado y encarcelado el
24 de marzo de 1661 acusado de haber encantado a María Longdon, una criada que
61
Ibídem, pp. 245-254.
15
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
mencionó que tras haber sido besada por Newton había empezado a sufrir ataques,
trances y vómitos. Se estima que fue juzgado culpable, lo que significa que habría sido
ejecutado62.
6.3.- Escandinavia.
La caza de brujas en Escandinavia fue algo más intensa que en las Islas
Británicas. El número total de procesos en Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia
rondó los cinco mil y las ejecuciones están entre mil setecientas y dos mil. Aunque las
cifras son muy parecidas que a las que nos daban los archivos británicos, en esta zona
encontramos una actividad procesal más intensa, ya que en Escandinavia se contaba con
sólo un 40% de la población que encontrábamos en Gran Bretaña.
Dinamarca fue el primero de los países escandinavos en empezar la represión de
brujas. El culpable fue el obispo luterano Peter Palladius en 1544 que afirmaba que
quienes mostraban tendencias católicas eran culpables de este delito. Se afirma que en
las persecuciones a brujas organizadas por el obispo Palladius se condenó a cincuenta y
dos personas.
No obstante, en 1617 el gobierno danés, definió la brujería por primera vez
como un pacto diabólico, por lo que las personas condenadas por este delito debían
hallar, por tanto, la purificación en la hoguera. Pero gracias a una reforma legal vigente
desde 1547, por la que era necesaria una apelación obligatoria de la sentencia si se
condenaba a muerte a un reo, Dinamarca no cogió la dinámica de los estados alemanes
realizándose sólo mil ejecuciones.
En Noruega los autos por brujería fueron ligeramente menores que en el país
vecino. Con una población de las tres cuartas partes de la población danesa en el año
1650, el número de juicios fue de unos mil quinientos, de las que sólo el 25% de las
personas fueron juzgadas. La principal forma de procedimiento criminal en Noruega era
la acusatoria y para probar la acusación hacían falta dos testigos oculares del delito. Una
vez que esto era corroborado se permitía el uso de la tortura en los juicios, aunque sólo
se aplicó en contadas ocasiones. El caso más famoso de brujería noruega fue el de Anna
Pedersdotter Absalon, ejecutada en Bergen en 1590. Fue acusada por su relación
matrimonial Absalon Pedersen Beyer, considerado, éste, el más famoso humanista de
Noruega, quien era contrario a la destrucción de las imágenes religiosas, lo que iba en
contra de la reforma religiosa.
Suecia siguió en principio un modelo de caza de brujas parecido al modelo
noruego. Pero a finales del siglo XVII se dieron situaciones de gran pánico para lo
acostumbrado en esta zona escandinava. Los procesos de brujería se iniciaron en 1580
pero pocos de ellos derivaron en ejecuciones. La reina Cristina de Suecia fue una clara
opositora de la caza de brujas durante su reinado (1632-1654). El caso más sonado de
Suecia fue el ocurrido durante el reinado de Carlos IX en 1668 en la provincia sueca de
Dalecarlia, caso en el que la gran mayoría de los acusados y acusadores fueron niños.
Durante la caza de brujas en Suecia fueron ejecutadas más de doscientas personas63.
6.4.- Centroeuropa oriental y Europa del este.
Es difícil generalizar en lo referente a estos territorios. En estas zonas la caza de
brujas comenzó mucho más tarde que en la Europa occidental, pero duró mucho más
tiempo, hasta mediados del siglo XVIII. Sin embargo la intensidad de la persecución
varió mucho dependiendo de las regiones en las que nos encontremos. En Hungría,
donde las nociones cultas de la brujería fueron recibidas solo en parte y con reticencias,
62
63
Ibídem, pp. 254-260.
Ibídem, pp. 260-269.
16
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
sólo hubo unos pocos juicios importantes. En Transilvania, Valaquia y Moldavia, donde
las ideas sobre brujería no estaban establecidas, los procedimientos por este tipo de
actos no fueron nada comunes. El único país del centro-este europeo donde se dio un
gran número de procedimientos contra las brujas fue Polonia. Los cálculos acerca del
número de ejecuciones de carácter oficial no son precisos pero se estima un máximo de
diez mil ejecuciones, hablando al alza. Eso sí el comienzo de los procesos contra las
brujas en tierras polacas es relativamente tardío, ya que las primeras ejecuciones son de
1650, aunque los peores años de la represión polaca son los del principio del siglo
XVIII.
La severidad de la caza de brujas polaca se atribuye a tres factores relacionados:
la presencia de teorías de demonismo, la ausencia de un control central eficaz sobre los
procesos y la aplicación de las sentencias que derivan de los mismos y, por último, la
aplicación de las torturas sin restricciones. Ésto se debe a que la mayoría de los casos de
brujería en Polonia se juzgaron en tribunales municipales. Teniendo ésto en cuenta y
que la organización interna del Estado polaco no estaba capacitado para poder llevar un
control exhaustivo de los procedimientos propicio, se entiende el libre albedrio en
cuanto a las sentencias y los juicios64.
6.5.- Europa meridional.
Nos referimos a los territorios de la región mediterránea: España, Portugal e
Italia, que es donde la Inquisición perduro más como institución. En Italia hallamos un
número de ejecutados que no llega a los quinientos, fueron sentencias dictadas por
tribunales civiles, no inquisitoriales. En España en el período de 1580-1650,
encontramos que la Inquisición juzgó a tres mil quinientas personas. En Italia las cifras
son mayores, sólo en Venecia encontramos documentos que revelan la cifra de
setecientos pleitos por temas relacionados con la brujería. En Portugal se contabilizó,
sólo en la zona meridional, doscientas noventa y una brujas juzgadas.
Uno de los rasgos más llamativos de los procesos por brujería italianos e ibéricos
son la rareza de los cargos ya que los campesinos de estas tierras eran acusados de
diversos tipos de magia como la amatoria, curanderismo… Y todo esto, naturalmente
estaba asociado con la idolatría a Satanás y los demonios. Aunque este tipo de prácticas
no se consideraban maliciosas, tenían que ser procesadas con la intención de corregir el
error y proteger la fe65.
7.- La Inquisición en España.
La brujería en España fue más un tema secundario para la Inquisición, pues eran
los judíos considerados la mayor amenaza contra la Cristiandad, hasta el siglo XVIII,
momento en el que la brujería toma relevancia. De esta forma, durante los siglos XIV al
XVI las brujas eran vistas, al contrario que en el resto de Europa, como víctimas y no
como criminales66.
Entre los delitos de mayor gravedad estaban el Islamismo, el Luteranismo y el
Judaísmo, las sentencias para quienes practicaban estas religiones eran de relajación y
pena de muerte, entre los años 1581 y 1590 fue cuando se alcanzó el punto álgido de
relajados. El castigo para los herejes era la confiscación de bienes, el hábito, la cárcel
perpetua o entre cien y doscientos azotes67.
64
Ibídem, pp. 269-279.
Ibídem, pp. 279-287.
66
Peréz. Breve historia de la Inquisición en España, pp. 75-81.
67
Antonio Bombín Pérez. La Inquisición en el País Vasco: el Tribunal de Logroño (1570-1610). Bilbao:
Universidad del País Vasco, 1997.
65
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Brujería y herejía en la Edad Moderna.
En algunos casos no era la Inquisición quien castigaba a los acusados, sino que
eran “juzgados” por la jurisdicción ordinaria. Sin embargo, según la Inquisición debían
ser ellos quienes juzgaran a las acusadas, pues las brujas atentaban contra la fe cristiana,
pero las jurisdicciones populares también querían realizar dichos juicios, por lo que se
realizó una comisión mixta en Granada en 1525 para resolver este asunto y otras
cuestiones de brujería68.
Tras la comisión, en la Corona de Castilla, la Inquisición fue la única capaz de
decidir en los asuntos de brujería, mientras que en la Corona de Aragón se pretendió que
la Inquisición sólo interviniera en delitos de herejía manifiesta en los que los jueces
ordinarios podían aplicar un procedimiento de urgencia. Ésto provocó disputas entre
ambas instituciones69.
Además, en la misma comisión surgió un enfrentamiento entre teólogos y
juristas sobre la existencia de aquelarres; éste fue ganado por los teólogos, defensores de
la existencia del aquelarre. Este hecho derivará en la cuestión de la procedencia de los
poderes extraordinarios de las brujas, cuyas hipótesis se basarán en la existencia de un
ungüento de las brujas, ya citado anteriormente70.
De esta forma, la Inquisición de la Edad Media fue dominada por los dominicos,
mientras que en la Edad Moderna primaron los juristas, hecho que se consolidó con
Felipe III, quien ordenó que los cargos de Inquisidor y Oficial fueran reservados para
graduados en leyes71.
Por otro lado, con la expulsión de los moriscos en época temprana y los
luteranos y calvinistas siendo limitados gracias a los cierres de la frontera, los tribunales
se centraron en los judíos. Ésto provocó una emigración masiva al sur de Francia,
Ámsterdam y Londres. Con la crisis se toleró el regreso de judíos de ascendencia
hispana pero esta tolerancia duró poco tras la muerte de su valedor el conde-duque de
Olivares72.
Los tribunales más importantes fueron los de Sevilla, Toledo, Granada y
Valladolid73.
Los acusados de herejía eran identificados gracias a la existencia de matrimonios
endogámicos, el lugar de procedencia, el hecho de cambiarse de ropa un sábado o comer
carne en cuaresma. Ésto podía delatar a una familia o comunidad 74. Además, en el caso
de las brujas, un experto examinaba el ojo izquierdo de las sospechosas, lugar donde
supuestamente, el diablo dejaba su marca75.
Una vez apresados comenzaba la consulta de antecedentes, la confiscación de
bienes, etc. Poseían tres audiencias ordinarias más las extraordinarias que solicitara el
preso. Una cuarta audiencia era para exponer los delitos y el nombramiento de un
abogado. Si el inquisidor no tenía suficientes pruebas podía pedir la aplicación del
tormento. La decisión final estaba precedida por las alegaciones y presentación de
testigos76.
68
Pérez. Breve historia de la Inquisición en España, p. 76.
Ibídem, pp. 76-77.
70
Ibídem, p. 77.
71
Ángel de Prado Moura. Las hogueras de la intolerancia: la actividad represora del Tribunal
Inquisitorial de Valladolid (1700-1834). Valladolid: Junta de Castilla y León, Consejería de Educación y
Cultura, 1996, p. 20.
72
Ibídem, pp. 67-115.
73
Ibídem, p. 19.
74
Ibídem, pp. 36-39.
75
Pérez. Breve historia de la Inquisición en España, pp. 76-77.
69
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Brujería y herejía en la Edad Moderna.
Cuando el acusado era condenado a muerte podía reclamar la sentencia de
muerte pero, conforme ésta era dada se llevaba a cabo y éstos no tenían tiempo a
reclamar.
El acusado tenía que demostrar su inocencia frente a un juez que estaba
convencido de su culpabilidad, éste no sabía ni quién le acusaba ni cuáles eran los
hechos que se le imputaban, tenía un abogado que por temor le incitaba a decir que era
culpable77.
Las penas dictadas no eran equivalentes en toda la geografía peninsular,
variaban de unos tribunales a otros y aun en los mismos tribunales intervenía la
personalidad que tuviera los propios inquisidores78.
La brujería a lo largo del siglo XVIII fue desapareciendo por completo de las
prácticas judiciales en los países occidentales79.
Centrándonos en los actos de brujería, los lugares de reunión más importantes de
los aquelarres de las brujas en España fueron las Cuevas de Zugarramurdi, el Castillo de
Benevento, el Arenal de Sevilla o el monte Hartz. Es decir, aunque los tribunales
tuvieron mayor importancia en las ciudades citadas, hubo casos aislados y de cierta
relevancia en zonas de Galicia o La Rioja80.
7.1.- Tribunal de Logroño.
En 1483 el rey Fernando el católico consiguió que Torquemada fuese nombrado
inquisidor general de Aragón, Valencia y Cataluña, aparte de Castilla, se unificó
entonces la Inquisición. El establecimiento inicial de este tribunal no queda muy claro,
hay que remontarse hasta 1489 donde están sus orígenes en el obispado de Osma, que
comprende este mismo, y el arciprestazgo de Peñafiel, tras el paso por distintas sedes el
tribunal se trasladó a Calahorra en 1521 donde permaneció cincuenta años. En 1570 la
sede cambio de Calahorra a Logroño81.
En un primer momento, los funcionarios fueron teólogos, pasando
posteriormente a ser juristas y por último juristas con el apoyo de teólogos. El número
de inquisidores del Tribunal de Logroño fue variando de dos a cuatro según las
necesidades del mismo. La actuación de los comisarios existía en los núcleos donde a
los inquisidores les era difícil su actuación, eran una especie de delegados de estos.
Estos debían tener una preparación especial, ser de familia honorable y cristianos viejos.
Las visitas de distrito, eran las visitas de un inquisidor a un lugar, estas duraban entre
cuatro meses y un año. Algunos privilegios de los inquisidores eran fiscales, judiciales y
sociales.
La actividad del Tribunal inquisitorial de Logroño era frenética realizaba seis
horas diarias de audiencias, declaración de testigos, etc.82.
Los principios que formaban el acto procesal inquisitorial eran: el principio de
bipartición atenuada, el principio del secreto, el principio de la búsqueda reiterada de la
76
de Prado Moura. Las hogueras de la intolerancia: la actividad represora del Tribunal Inquisitorial de
Valladolid (1700-1834), pp. 35-66.
77
Sallmann. Las brujas: amantes de Satán, pp. 77-79.
78
Bombín Pérez. La Inquisición en el País Vasco: el Tribunal de Logroño (1570-1610).
79
Sallmann. Las brujas: amantes de Satán, p. 125.
80
Rodríguez-Vigil Rubio. Bruxas, lobos e inquisición: el proceso de Ana María García, la Lobera, pp.
72-73.
81
Bombín Pérez. La Inquisición en el País Vasco: el Tribunal de Logroño (1570-1610).
82
Ibídem.
19
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
autoacusación del reo, el principio del arbitrio judicial, los principios de ritmo procesal
y la reducción de las garantías procesales.
La frecuencia con la que se celebraron los Autos de fe en Logroño fue anual.
Los castigos que impartía el tribunal no fueron uniformes en todo momento, variaban en
relación con el tiempo y las circunstancias.
Al principio las encargadas de realizar los hechizos eran mujeres de raza mora y
83
gitana .
En España el único lugar donde se quemaron a brujas en la hoguera fue en el
País Vasco, en 1507 el inquisidor de Logroño mandó quemar a una treintena de
personas84.
7.2.- Auto de Fe de Logroño.
El Auto de fe de 1610, fue el mayor conocido, la mayor parte de los brujos y
brujas que fueron juzgados provenían de Zugarramurdi y Urdax85. Eran mujeres y
hombres entre los veinte y los ochenta años. Entre los crímenes de los que se acusaba a
las brujas, el más común era el infanticidio86. Normalmente se incautaban los bienes
pero en este caso no se hizo87.
Los informes de los inquisidores decían que las confesiones eran incoherentes.
Estas confesiones fueron voluntarias y no se les sometió a torturas a los acusados.
El proceso se inició con María de Ximildegui, natural de Zugarramurdi y que
había estado viviendo en Francia, tras este período volvió a España y confesó a sus
familiares que había formado parte de un conventículo de brujas en Francia, pero
después se arrepintió y volvió al cristianismo, lo más importante fue que durante ese
período había participado en aquelarres en Zugarramurdi por lo que conocía a brujas de
allí y nombró a unas cuantas, algunos habitantes del pueblo empezaron a ponerse
nerviosos y confesaron que ellos también habían participado en esos ritos88.
Los inquisidores del Tribunal de Logroño se pusieron en marcha y detuvieron a
cuatro brujos que consideraban los más notables y a los que mandaron a la cárcel. En el
Auto de fe de 1610 salieron un total de treinta y un brujos.
El inquisidor Alonso de Salazar y Frías publicó un anatema contra los herejes y
aquellos que eran brujos y no se declaraban así, el resultado fue malo ya que solo cinco
brujas se presentaron ante el inquisidor diciendo lo que eran.
El Auto de fe se fijó en el día 7 de noviembre de 1610. Dentro de los
condenados había tres grupos: los niños y aspirantes y niños brujos, los brujos novicios,
los brujos profesos89.
Los relajados a estatua por el Auto de fe de 1610 entre otros fueron:
María de Tocaya y Aramendi, vecina de Rentería de ochenta años, la prendieron
por haber convertido a muchachos en brujos, fue condenada a relajación pero murió en
la cárcel y su estatua y huesos fueron sacados en auto para ser quemados. María de
Echalecu, vecina de Zugarramurdi, de cuarenta años, fue condenada a relajación y
murió en la cárcel, su estatua con insignias y huesos salieron en auto para ser quemados.
María de Echachute, vecina de Zugarramurdi, de cincuenta y cuatro años, fue
condenada por pertenecer al aquelarre y por diversos crímenes90.
Entre los reconciliados estaban:
83
Ibídem.
Sallmann. Las brujas: amantes de Satán, p. 98.
85
Bombín Pérez. La Inquisición en el País Vasco: el Tribunal de Logroño (1570-1610).
86
Henningsen. El abogado de las brujas: brujería vasca e Inquisición española, pp. 24-25.
87
Ibídem, p. 55.
88
Bombín Pérez. La Inquisición en el País Vasco: el Tribunal de Logroño (1570-1610).
89
Ibídem.
90
Ibídem.
84
20
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
María de Echegui, vecina de Zugarramurdi, de cuarenta años, confesó haber sido
bruja a los trece años con creencia y apostasía y que hizo bruja a una hija suya, su
sentencia fue auto con hábito, reconciliación con confiscación, hábito y cárcel perpetua.
María de Yriarte, soltera, vecina de Zugarramurdi, de cuarenta años, confesó haber sido
bruja toda su vida y otras muertes y maldades, murió en la cárcel en agosto de 1610, fue
reconciliada en efigie. Mari Juanto, vecina de Vera, de sesenta años, confesó haber sido
bruja toda su vida y otras maldades como matar, junto con su hermana, a dos hijos de
ambas, murió en la cárcel en agosto de 1610, fue reconciliada en efigie91.
Los que se habían arrepentido llevaban un sambenito diferente al que llevaban
los que iban a ser quemados en la hoguera. Los que habían muerto en la cárcel eran
representados por sus efigies92.
Después del Auto de fe de Logroño hubo nuevos brotes de brujería. Gran parte
de esta epidemia se debió a que los predicadores que mandaron, hicieron que la gente se
volviera histérica y confesaran u obligaran a sus hijos a confesar que eran brujos para
librarse de la hoguera. Hubo gente que empezó a actuar por su cuenta apresando a
supuestas brujas y linchándolas93.
El inquisidor Salazar era escéptico con respecto al tema de la brujería, es más, en
sus interrogatorios se ve reflejado eso94. Sus conclusiones son que realmente no existen
indicios de que haya brujería por los territorios que él ha visitado95.
Podemos decir que a partir de Salazar, serán muchos los que empiecen a
cuestionar ese manto “maléfico” que se le había atribuido a la supuesta secta de las
brujas. Entre éstos destaca Pedro de Valencia. Éste se muestra escéptico en varios
aspectos y piensa que se debería de tener más tutela y sutileza a la hora de enjuiciar y
castigar a los presuntos brujos, puesto que no hay pruebas palpables que verifiquen las
acusaciones dichas en palabras96.
La Suprema da nuevas instrucciones de cómo proceder ante estos casos e
incluye muchas propuestas de Salazar. Este modo de proceder resultó efectivo, ya que
toda la zona donde se habían producido tantos casos de brujería estuvo en calma97.
7.3.- Casos en Galicia.
En esta zona geográfica se distinguieron dos grupos de brujas. El primero de
ellos es el de Bruxas, que fueron brujas que intentaban mantener su anonimato, hacían
el daño a distancia, procuraban no dejar rastros que apuntasen hacia ellas y se
metamorfeaban en animales. Dentro de este grupo se distinguen dos tipos de brujas: la
Xuxona, que era un vampiro; y el Lobisome, un hombrelobo.
El segundo grupo es el de las Meigas, quienes no se ocultaban y eran conocidas
por todos. Se distinguen aquí cuatro tipos de brujas, las cuales, todas ellas, se
apoderaban de la mente de los afectados y los enloquecían mediante un proceso
histérico conocido como Meigallo. Estas podían ser: Vedoiras, predecían el futuro;
Feiticerias, fabricaban hechizos; Baralleiras, aconsejaban y adivinaban por medio de las
cartas; y Menciñeiras, se dedicaban al curanderismo98.
Algunos casos fueron:
91
Ibídem.
Henningsen. El abogado de las brujas: brujería vasca e Inquisición española, p. 179.
93
Ibídem, p. 194-199.
94
Ibídem, p. 230.
95
Ibídem, p. 272-275.
96
Manuel Fernández Nieto. Proceso a la brujería: en torno al Auto de Fe de los brujos de Zugarramundi,
Logroño, 1610. Madrid: Tecnos, D. L., 1989, p. 99.
97
Henningsen. El abogado de las brujas: brujería vasca e Inquisición española, p. 326-333.
98
Sallmann. Las brujas: amantes de Satán, p. 163.
92
21
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
María Rodríguez de origen portugués fue una de las acusadas por el tribunal de
Santiago en 1577 fue sometida a muchas torturas y al final fue quemada en la hoguera 99.
Ana Rodríguez en 1609 fue otra de las acusadas, fue también torturada pero no fue
condenada a la hoguera sino a salir en el Auto de fe con insignias de bruja, recibió cien
azotes y se la desterró por tres años 100. Marta Fernández en 1618 fue otra acusada, fue
desterrada otros tres años101. Elvira Martínez 1625, condenada a salir en el Auto de fe
con las insignias de bruja y hábito penitencial 102. Catalina de la iglesia, 1625, fue
torturada, condenada a llevar el hábito penitencial pero fue salvada de la hoguera. Ana
de castro, 1625, fue torturada y condenada a doscientos azotes y al destierro por un
periodo de diez años. Eufemia Cid de marzas, 1636, condenada a salir en el Auto de fe
embetunada y emplumada y desterrada de Santiago por cuatro años. Sor Bernarda de
Novoa y Taboada y sor mariana de montes, 1637, estuvieron presas. Magdalena das
Pereiras, 1646, fue acusada y tuvo que salir por la calle con una soga al cuello, fue
sometida a doscientos azotes y desterrada de Santiago, Madrid y Monforte de Lemos
durante seis años. Lucia Fidalgo, 1646, torturada y acusada tuvo que llevar un cordel al
cuello y ser sometida a doscientos latigazos y desterrada por seis años103.
7.4.- Tribunal de Valladolid.
Gracias al apoyo de las coronas y los católicos, el Santo Oficio, en tan sólo dos
décadas tendría veintitrés tribunales. Se empezó a apreciar este hecho a partir de 1478
destacando Castilla la Vieja, donde se asentaron nueve tribunales. Por los altos costes
que suponía, se decidió concentrar los tribunales y así surgió el Tribunal de Valladolid
en el año 1502, el cual administraría diez obispados. El amplio territorio hizo que el
control que ejercían no fuera hegemónico lo que provocó la separación de Galicia en el
año 1574104.
El Tribunal de Valladolid durante el siglo XVIII fue especialmente agitado, se
estima que mil doscientas veintitrés personas desfilaron ante los inquisidores. De estas
sentencias, setecientas quince se consideraron muy graves, siendo aprobado el tormento
como arma para sonsacar cómplices y pruebas105.
8.- Inquisición en el continente americano.
8.1.- Salem.
Los hechos acaecidos en Inglaterra influenciarían en sus colonias, como en
Nueva Inglaterra, América del Norte. La primera condena a la horca de una bruja en
Nueva Inglaterra tuvo lugar en 1647. Sin embargo, el hecho más relevante fue el
protagonizado por unas niñas en Salem, en el condado de Essex en el actual estado
estadounidense de Massachusetts, en 1692, quienes empezaron a hacer experimentos
con la adivinación en un intento por descubrir quiénes iban a ser sus futuros maridos.
Las niñas se atemorizaron y comenzaron a mostrar síntomas de nerviosismo,
retorciéndose y adoptando posturas extravagantes. Como consecuencia, otras niñas
empezaron a tener ataques y convulsiones, posiblemente éstas últimas se dejasen llevar
por la fuerza de la sugestión inconsciente o tal vez les gustara ser centro de atención.
99
Bernardo Barreiro de W. Brujos y astrólogos de la Inquisición de Galicia y el famoso libro de San
Cipriano. Madrid: Akal, D. L., 1973, pp. 77-81.
100
Ibídem, pp. 123-127.
101
Ibídem, pp. 135-138.
102
Ibídem, pp. 169-171.
103
Ibídem, pp. 187-218.
104
de Prado Moura. Las hogueras de la intolerancia: la actividad represora del Tribunal Inquisitorial de
Valladolid (1700-1834), pp. 18-19.
105
Ibídem, pp. 214-234.
22
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
Tras un minucioso interrogatorio, las niñas, bajo la presión, acabaron acusando a tres
mujeres de haberlas embrujado: sólo una de ellas reconoció que mantenía relaciones
sexuales con el demonio. Ninguna de las mujeres que reconocieron dicha relación con el
diablo, fue ahorcada, ya que los síntomas de las niñas iban mejorando; sin embargo, sí
fueron ahorcadas las mujeres que negaron sus imputaciones.
Bajo los efectos de la presión, las amenazas y la sugestión, las imputaciones
fueron aumentando en número y los ataques fueron aumentando en intensidad,
extendiéndose así el miedo. Así, el primer ahorcamiento de esta ciudad, Salem, tuvo
lugar en junio de 1692, cinco mujeres más fueron ahorcadas en julio del mismo año, y
seis más en el siguiente mes. El último ajusticiamiento tuvo lujar el 22 de septiembre de
1692. En total se contabilizaron más de cien mujeres encarceladas y diecinueve
ejecuciones106.
8.2.- Iberoamérica.
En los territorios iberoamericanos la Inquisición fue instaurada por el monarca
Carlos V, quien designó a Juan Quevedo como inquisidor general. Las causas de
instaurar una nueva Inquisición en un territorio tan alejado del gobierno central fueron
los continuos viajes a las “Indias” de judíos y protestantes, ya que ésta fue una vía de
escape. Además, en dicho territorio nació una nueva herejía de la unión de la cultura
indígena, los esclavos africanos y los influjos hispanos.
De esta forma el primer Auto de fe tuvo lugar en México en el año 1528. Diez
años más tarde, Carlos V concedería la minoría de edad a los indígenas, por lo que no
podrían ser acusados de actos heréticos.
Un siglo más tarde, en 1636, el 98% de los casos estaban relacionados con los
criollos, es decir, personas de origen africano traídos como esclavos al territorio
hispanoamericano y mezclados con la población indígena. La mayoría de las
acusaciones tuvieron lugar en la actual Cuba, Haití y Brasil por actos relacionados con
el Vudú107.
106
107
Russell. Historia de la brujería: hechiceros, herejes y paganos, pp. 131-137.
Ruíz Barrachina y de Orbaneja. Brujos, reyes e inquisidores, pp. 114-122.
23
Brujería y herejía en la Edad Moderna.
Bibliografíai:
Barreiro de W., Bernardo, Brujos y astrólogos de la Inquisición de Galicia y el famoso
libro de San Cipriano. Madrid: Akal, D. L., 1973.
Bombín Pérez, Antonio, La Inquisición en el País Vasco: el Tribunal de Logroño
(1570-1610). Bilbao: Universidad del País Vasco, 1997ii.
De Prado Moura, Ángel, Las hogueras de la intolerancia: la actividad represora del
Tribunal Inquisitorial de Valladolid (1700-1834). Valladolid: Junta de Castilla y
León, Consejería de Educación y Cultura, 1996.
Fajardo Spínola, Francisco, Hechicería y brujería en Canarias en la Edad Moderna.
Las Palmas: Cabildo insular de Gran Canaria, 1992.
Fernández Nieto, Manuel, Proceso a la brujería: en torno al Auto de Fe de los brujos
de Zugarramurdi, Logroño, 1610. Madrid: Tecnos, D. L., 1989.
Harris, Marvin, Vacas, cerdos, guerras y brujas: los enemigos de la cultura. Madrid:
Alianza Editorial S. A., 1989.
Henningsen, Gustav, El abogado de las brujas: brujería vasca e Inquisición española.
Madrid: Alianza Editorial, D. L., 1983.
Kramer, Heinrich y Sprenger, Jacobus, Malleus Maleficarum: el martillo de los brujos.
Barcelona: Círculo Latino, 2005.
Levack, Brian P., La caza de brujas en la Europa moderna. Madrid: Alianza, D. L.,
1995.
Morgado García, Arturo, Demonios, magos y brujas en la España moderna. Cádiz:
Servicio de publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1999.
Pérez, Joseph, Breve historia de la Inquisición en España. Barcelona: Crítica, D. L.,
2003.
Rodríguez-Vigil Rubio, Juan Luis, Bruxas, lobos e Inquisición: el proceso de Ana
María García, la Lobera. Oviedo: Nobel, D. L., 1996.
Ruiz Barrachina, Emilio Juan y De Orbaneja, Fernando, Brujos, reyes e inquisidores.
Barcelona: Belaqcua de Ediciones y Publicaciones, 2003.
Russell, Jeffrey Burton, Historia de la brujería: hechiceros, herejes y paganos.
Barcelona: Paidós, 1998.
Sallmann, Jean-Michel, Las brujas: amantes de Satán. Madrid: Aguilar, D. L., 1991.
24
i
Incluimos una bibliografía para facilitar la identificación de los libros usados, debido a la variedad de éstos, para
elaborar este trabajo.
ii
Este libro fue sustraído, por lo que no podemos incluir las páginas en las que se encuentran las citas señaladas al no
haber ningún ejemplar más en ninguna biblioteca de la universidad.