Traducción de
NÉSTOR MíGUEZ
CONSIDERACIONES SOBRE
EL MARXISMO OCCIDENTAL
por
PERRY ANDERSON
)l(l
siglo
veintiuno
editores
MEXICO
FSPANA
ARGENTINA
COLOMBIA
INDICE
siglo veintiuno editores, sa de cv
CEAFIO DEL AGUA 248.
DEI.EGACION OOYON;Ñ4, 04310 lÉXICO, D.F.
siglo veintiuno de españa editores, sa
CIPI.AlA 5. セ@
33. EIPAAA
siglo veintiuno argentina editores, sa
siglo veintiuno de -colombia, ltda
AY. 3L 17·73 PIIIMEII PIS(),
110001'.\ D.E. セ@
PROLOGO
1. LA TRADICION CLASICA
35
3. CAMBIOS FORMALES
64
4. INNOVACION ES TEMA TICAS
portada de anhelo hernóndez
primera edición en español, 1979
@siglo xxi de españa editores, s.a.
séptima edición en español, 1987
e siglo xxi editores, s.a. de c.v.
ISBN 968-23-1105-5
.
primera edición en inglés, 1976
©new left books, ltd., Iondres
título original: consideration s on western marxism
derechos reservados conforme a la ley
impreso y hecho en méxico/print ed and made in mexico
7
2. EL ADVENIMIEN TO DEL MARXISMO OCCIDENTAL
94
S. CONTRASTE S Y CONCLUSION ES
118
EPILOGO
132
INDICE DE NOMBRES
149
PROLOGO
la ocaSon neces arias unas pocas palab ras para expli car
ipios
princ
a
sión y el carác ter de este breve texto . Escri to
ción de
de 1974, prete ndía ser una intro ducci ón a una colec
ntes del
ensay os de vario s autor es sobre los teóric os recie
edito rial
marx ismo europ eo. Por circu nstan cias fortu itas, la
de exisdejó
ogía
antol
esta
gado
encar
educa tiva que había
al
privó
cto
proye
del
ción
anula
tir un mes más tarde . La
expli··
cias
nstan
circu
Estas
al.
origin
texto de su propó sito
prese ncan algun as de las anom alías del traba jo que aquí
efecto ,
En
ente.
ariam
neces
tamo s, aunq ue no las excus an
ales
gener
s
enada
coord
el ensay o aquí publi cado trata de las
coctual
intele
ión
tradic
del «mar xismo occid ental» como
ación
evalu
una
o
mún; no conti ene un análi sis espec ífico
partic ulacomp arativ a de ningu no de los sistem as .teóricos
de los
res a que hace réfere ncia. Esta iba a ser la tarea
n ser
debía
estud ios cuyo preám bulo iba a const ituir. Estos
las escueuna serie de expos icion es crític as de cada una de
Luká cs
las o teóric os princ ipale s de esta tradic ión, desde
Marhasta Gram sci, desde Sartr e hasta Althu sser, desde
las
en
ado
centr
,
texto
nte
prese
El
.
cuse hasta Della Volpe
en
rolló
desar
se
que
ismo
marx
estru ctura s forma les del
ne
abstie
se
re,
Octub
de
Occid ente despu és de la revol ución
cualio
os
mérit
los
de form ular juicio s susta ntivo s sobre
En realidades relati vos de sus princ ipale s repre senta ntes.
es o
alent
equiv
dad, por supue sto, éstos no han sido todos
ismo
marx
idént icos. Un balan ce histó rico de la unida d del
es discri acion
estim
de
idad
neces
la
ye
occid ental no exclu
denmina torias sobre la diver sidad de los logro s alcan zados
aquí,
uar
efect
de
sible
tro de él. El debat e sobre ellos, impo
es esenc ial y fructí fero para la izqui erda.
2
Perry Ande rson
Si, más allá del mom ento parti cular de su redac
ción,
este texto fue inspi rado por preoc upaci ones más
perdu rables, lo cual perm ite su publi cació n actua l, ello se
debió a
que reflej ó cierto s probl emas halla dos en el curso
de la labor realiz ada en una publi cació n socia lista, la New
Left Review, a lo largo de años. En un ensay o escrit o a
fines del
decen io de 1960-1970 para esta revist a, h,abía tratad
o de
delim itar y anali zar una parti cular confi gurac ión
de la cultura nacio nal surgi da en Ingla terra desde la prim era
guerr a
mund ial 1• Uno de sus tema s princ ipale s era que la
cultu ra
ingle sa había carec ido esenc ialme nte de toda tradic
ión de
«mar xismo occidental>> en esta época , ausen cia regist
ra'da
en una persp ectiv a inequ ívoca ment e negat iva. Much
a de la
labor de la New Left Revie w en este perío do estuy
o dedicada al inten to consc iente 、セ@ reme diar de algún modo
esta
defici encia , publi cando y discu tiend o, a menu do
por primera vez en Gran Breta ña, la obra de los más desta
cados
teóric os de Alem ania, Franc ia e Italia . Este progr
ama, seguido metó dicam ente, estab a llega ndo a su fin a princ
ipios
de la décad a de 1970-1980. Lógic amen te, se neces
itaba un
balan ce final del legad o que la revis ta había tratad
o de
dejar en una form a.org aniza da. En esta persp ectiv
a se desarrol laron por prim era vez los temas aquí consi
derad os.
Así, este ensay o sobre una tradic ión «cont inent al»
europ ea
es en parte una conti nuaci ón de la expos ición anter
ior sobre el caso «insu lar» de Ingla terra. Fue el produ cto
de una
conci encia cada vez mayo r de que la heren cia de
la cual
había carec ido Gran Breta ña, en detrim ento suyo,
faltab a
tamb ién en algun as de las carac teríst icas clásic as
del materialis mo histór ico. Una conse cuenc ia tácita de esto
fue una
mayo r equid ad de juicio al evalu ar las varia cione s
nacio nales y el destin o intern acion al del marx ismo en esta
época .
Retom ando uno de los punto s centr ales de interé
s de
la revist a, el texto fue discu tido y critic ado por coleg
as de
la New Left Revie w desde una gran varie dad de punto
s de
1 cComp onents of the nation al culture
•, New Left Review , 50 julio·
agosto de 1968 (La cultura represiva: elemen tos
de la cultura nacional
britdnica, Barcel ona, Anagra ma, 1977). Alguna s partes
de este escrito
hoy serían someti das a modifi cacion es.
Prólo go
3
.
ra la «anto logía »
vista, poco despue,s de que se aban dona
.
l
1
1 había sido escrit o. Al revis
ar e texto para su
ー。セN@
a セ。@
he tratad o de toma r en cuent a esas reflex iones
pu Liセ。」キ[Nュ「ゥ←ョ@
lo he modi ficad o allí dond e era posib le
y c:lticasl. argum entac ión y dar refere ncias
de desar rollos
meJo rar a
"d
d'f
•
2
I Ica.do
poste nores . El docu ment o subsi stentfe ha SI · ot mo
' seca Sm
en la medi da en que lo perm ite su arma m rm
.
emba rgo desde su redac ción inicia l, me parec e que 。ャァオ、ョッセ@
'
de los punto s subra yado s p 1antea n problema s que no a milució n fácil dentr o del texto . Estas duda s no son
ten una so
·, del prese nte ensuper ables medi ante ningu na ree 1a b ッイ。」キセ@
Por lo tanto son remit idas a un epilo go que expon
e
セ@
cuest iones a' las que no se ha dado イ・ウーオエセL@
para
servi r a una inves tigaci ón sobre el futur o del mate
nahs mo
histó rico.
2 Las notas entre corche tes son las
que se refiere n a textos o suceso s
poster iores a este ensavo .
Una acertada teoría revolucionaria sólo se forma de
manera definitiva en estrecha conexión con la experiencia práctica de un movimiento verdaderamente de masas y verdaderamente revolucionario.
LEN IN
Pido al vulgo, y a aquellos que tienen pasiones similares a las del vulgo, que no lean mi libro, antes
preferiría que lo ignorasen completamente a que lo
interpretaran según su costumbre.
SPINOZA
l.
LA TRADICION CLASICA
mar xism o desd e su
Aún está por escr ibirs e la histo ria del
. Su desa rroll o, aunnaci mien to hace poco más de un siglo
plej o y mov ido. Las
com
sido
ha
que rela tiva men te brev e,
mor fosi s y tran scaus as y las form as de sus suce siva s meta
en· gran med ida. El
fere ncia s se hall an toda vía sin expl orar
que aquí expo ndre tem a limi tado de las cons ider acio nes
expr esió n que en sí
mos será el «ma rxis mo occi dent al»,
po prec iso. El obmism a no indi ca ning ún espa cio o tiem
situ ar histó ricam enjetiv o de este brev e ensa yo, pues , será
lar las coor dena das
te cier;to cuer po de obra teór ica y seña
otra s pala bras , que
estru ctur ales que defi nen su unid ad; en
y opos icion es inter la cons tituy en, pese a las dive rgen cias
ún. Esto requ iere
nas, com o una trad ició n inte lectu al com
evol ució n del mar cier tas refe renc ias inici ales a la ante rior
alud idos , pues
icos
xism o, ante s de la apar ició n de los teór
la nove dad espe cífisólo de este mod o podr emo s disc erni r
Desd e lueg o, una exca del mod elo que ellos repr esen tan.
ante rior del mate riaposi ción adec uada de toda la histo ria
muc ho más exte nlism o histó rico exig iría un trata mie nto
obst ante , un esbo zo
so del que pode mos ofre cer aquí . No
ará a ver con más
retro spec tivo , inclu so resu mid o, nos ayud
clar idad los cam bios post erio res.
rico , Mar x y EnLos fund ador es del mate riali smo histó
r a las guer ras
erio
post
da
déca
gels, naci eron en la prim era
ado de Tréabog
un
de
hijo
era
napo león icas . Mar x (1818-83)
en; amBarm
de
te
ican
fabr
un
veris ; Eng els (1820-95), de
ntes de prós pera s
bos eran rena nos de orig en, prov enie
avan zada s y occifami lias burg uesa s, de las regi ones más
dete nern os aquí en
dent ales de Alem ania . No nece sitam os
s. Es bien sabi do
su vida y su obra , reco rdad as por todo
10
UNIVERSIDAD DE BELGRl"NO.,
Perry Ande rson
. .
h b
desig ual y med iata: raram ente
cidencia diCOin
una
o
u
.
.
I
La
recta entre amb as
ión obje ulac
artic
la
d de
tiva entr e «clas e» ·y «」セッュ_@ Ienci a»eJida
, d ( ,
en este
peno o aun prác ticam ente sin estu diar) se refl . ,
eJo: a su vez, en la natu ralez a
y el desti no de los mism
efect o, los
escrditos 、セ@ Marx . En
límit es del mov imie nto oobsrero
.
.
a
epoc
la
e
.
.
.
pusi eron Ciert as
1Imita
ciOn es a la obra de Marx
. , dy Engetls. t Esto pued e verse
en dos plan os·. en la rece pcw
n e sus
.
ex セウ@ Y en su alean ce. La mflu enci a teóri ca d M
senti do estri cto, fue
relat ivam ente limi tada dur: nte a;x, セョ@
. u VIda. La may or part e de
sus escri tos, al men os las t
:; de ellos , estaban inéd itos cuan do mu . , res !cua rtas parte
publ icad o estaa
habí
que
no, Y ᄋセ@
ba disp erso al azar en una
I
sene de p ,
y engu as, sin
。ゥウ・セ@
pode r disp oner se del conj unt d
en ning uno
・ウセョエッ@
de ellos 2. Iba a tran scur rir o e ・ウッセ@
s de que
ante
siglo
med w
el públ ico pudi era cono ce セエッ@
ipale s, y
princ
s
obra
セL@ o 。セ@ sus 'b
la histo ria de su publ i'ca cwn
f
post uma
. 't d es post e · I a da 1orm ar. una
tram a .cent ral en las vJ· CISI
u
.
nore s e marx ismo
d
El regis tro de las publ '
.
.
Icac wnes e1 Ma rx d uran te su VIda
.
es un mdic ador de las b arrer as a a d ·f · , d
e su pens a.
I uswn
mien to entre la clase a I
Pero , recí、ゥセァッN@
proc ame nte, la ゥョ・クーイZセオウエ。「@
la époc a
de
ado
prol etan
·
-aú n a mita d d
y la :fám:al
・セ@ talle r artes
セエイ@
care nte en eァセZi、@
「セゥ」。L@
sinión
mzac
orga
dical y sin espe ranz as d I a Ir:c uso de
en ning una
セ@ セッ、・イ@
part e de Eur opa - B」ゥイZョセッiウQ@
rnos del
exte
s
Imite
sd
F
M
de
mism o pens amie nto
, Marx
ente
ntalm
un ame
dejó una teorí a econ ómic arx.
mod o
del
ra_da
elabo
y
capi talis ta de prod ucci ón a cohe rente
no
pero
tal,
capz
セョ@ El
dejó una teorí a polít ica ᄋウZイ・セエ。@
del
s
ctura
estru
las
e
Ja?te
Esta do burg ués 0 de 1a estra tegia
y la t' t'Ica d e 1a luch a
.
ac
.
naria
lucio
socia lista revo
do. o_brero para derro cario . A lo sum o dejó u por un parti
nas poca s prev isiOn es crípt icas en
vid
. 2 Entre las obras inédit as en
de Marx se conta ban: Critic a de la
fzloso fía del Estad o de Hegel QXTセ@
;:an_uscrz to;' econó mico- filosó ficos
:
((!84S/
ach
euerb
(1844); _Tesis sobre F
a zdeologza alema na (1846). los
,
b
Teoría
(;rund rzsse (!857-58).
m
libros u
r;;us
@
セ
del ーZッ[。セ@
1valia (1862-63);
de El capita l; cイ■エゥセ。@
e ot za (1875), y Notas sobre Wag.
ner (!880).
y
La tradición clásica
BH3LIOTECJ.iA
11
lacón icos en el
el dece nio de 1840-1850 y algu nos princ ipios
, adem ás de
o>>)
de 1870-1880 (<da dicta dura del proletariad
Impe rio.
ndo
Segu
sus famo sos anál isis coyu ntura les del
de prisa
más
ir
A este resp ecto , la obra de Marx no pudo
de su
des
alida
mod
en la inve nció n de los instr ume ntos y las
s.
masa
las
de
real
rico
auto ema ncip ació n que el ritm o histó
sus
para
a
obvi
Al mism o tiem po, y ésta era una lagu na más
expo sició n genecont emp orán eos, Marx nunc a elab oró una
fue la tare a que
ral exte nsa del mate riali smo histó rico. Esta
-1880 y dura nte
asum ió Enge ls a fines de la déca da de 1870
obra s que le sila de 1880-1890, con el Anti- Dühr ing y las
as orga nizac ioguie ron, en resp uest a al surg imie nto de nuev
doja final de
para
nes obre ras en el Cont inen te. Porq ue la
y Enge ls
Marx
de
ca
la relac ión histó rica entre la obra teóri
form a
la
en
e
y las luch as prác ticas del prol etari ado resid
ellos
de
uno
Ning
cara cterí stica de su inter naci onal ismo .
.
1848
de
ués
desp
echó raíce s en un part ido polít ico naci onal
gran
en
ieron
anec
Esta blec idos en Ingl aterr a, dond e perm
y polít ico local ,
med ida al marg en del esce nario cultu ral
er a Alem ania en
amb os deci diero n cons cien teme nte no volv
podi do hace rlo.
el dece nio de 1860-1870, cuan do hubi eran
ión direc ta en la
Aun que se abst uvie ron de toda inter venc
de la clase obre cons trucc ión de orga niza cion es naci onal es
acon sejar on y
ra en los princ ipale s paíse s indu stria les,
Euro pa y Nort eguia ron a milit ante s y dirig ente s de toda
erzo de Mos cú a
amér ica. Su corr espo nden cia iba sin esfu
debi lidad e inma Chic ago y de Nápo les a Oslo . La mism a
les perm itió reaa
époc
la
de
dure z del mov imie nto obre ro
más puro que el
ismo
onal
lizar , a ciert o prec io, un inter naci
su desa rroll o.
de
ente
sigui
que iba a ser posi ble en la fase
y Enge ls
El grup o de teóri cos que suce diero n a Marx
form aba
Esta
eño.
pequ
aún
en la gene ració n sigu iente era
riamate
al
ron
llega
oría,
may
su
do por hom bres que, en
su
de
o
tardí
ente
ivam
relat
lism o histó rico en un mom ento
este
de
s
ipale
princ
as
figur
desa rroll o pers onal . Las cuat ro
Meh ring (nac ido
perío do fuero n Labr iola (nac ido en 1843),
nov (nac ido en
Plejá
y
)
1854
en
en 1846), Kau tsky (nac ido
12
Perr y iinde rson
1856) 3 • Todo s ellos prov enía n de las regio
nes orien tales o
meri dion ales más atras adas de Euro pa. Meh
ring era hijo
de un junk er de Pom eran ia; Plejá nov, de
un terra tenie nte
de Tam bov; Labr iola, de un terra tenie nte
de Carn pani a, y
Kaut sky, de un pint or de Bohe mia. Desp ués
de una déca da
de activ idad clan desti na com o naro dnik ,
Plejá nov se convirti ó al marx ismo en el exilio, en Suiz a,
en el dece nio de
1880-1890; Labr iola era en Rom a un cono
cido filós ofo hegelia no que se pasó al marx ismo en 1890
; Meh ring habí a
tenid o una carr era más larga com o dem
ócra ta liber al y
publ icist a en Prus ia, ante s de inco rpor arse
al Part ido Sociald emó crata Alem án (SPD) en 1891; sólo
Kau tsky no tenía
un pasa do prem arxis ta, pues habí a ingre
sado en el movímien to obre ro com o perio dista socia lista
a sus vein tipoc os
años . Ning uno de estos intel ectu ales iba a
dese mpe ñar un
pape l cent ral en la direc ción de los parti dos
naci onal es de
sus paíse s, pero estuv ieron todo s íntim ame
nte vinc ulad os
a su vida polít ica e ideo lógic a y ocup aron
carg os ofici ales
en ellos, con exce pció n de Labr iola, quie
n fue ajen o a la
fund ació n del Part ido Soci alist a Itali ano 4
• Plejá nov, después de cont ribu ir a fund ar el Grup o para
la Ema ncip ació n
del Trab ajo, fue miem bro del equi po edito
rial de Iskra y
del Com ité Cent ral del Part ido Obre ro Soci
alde móc rata de
Rusi a elegi do en el II Cong reso. Kau tsky
fue direc tor de
Die Neue Zeit, que se conv irtió en el prin
cipa l órga no teórico del SPD, y reda ctó el prog rama ofici al
del par.t ido en el
Cong reso de Erfu rt. Meh ring fue un desta
cado cola bora dor
de Die Neue Zeit, y Labr iola, de su equi vale
nte franc és, Le
Deve nir Social. Los cuat ro hom bres man
tuvie ron una corresp onde ncia pers onal con Enge ls, quie n
tuvo una influ encia form ativa sobr e ellos. De hech o, pued
e vers e la dirección prin cipa l de su labo r com o una cont
inua ción del pe·
3 Berns tein (1850-1932), intele ctualm
ente una figura secun daria, perten eció a la mism a gener ación . Morri s (1834-9
6),
de este grupo , tuvo much a mayo r impor tancia de más edad que todos los
, pero, injust amen te, no tuvo
much a influe ncia en su propi o país y era
desco nocid o fuera de él 1
4 Labri ola había urgid o a Turat
i la creac ión de un partid o social ista
en Italia , según el mode lo alemá n, pero
a últim o mome nto decid ió no
partic ipar en el congr eso de funda ción
del PSI, celeb rado en Génov a en
1892, a causa de sus reserv as con respe
cto a su clarid ad ideoló gica.
La tradición clásica
13
.
ras, se ocup aron : d,e
riodo fma1 de Enge ls. Er: otr ast. p alab
el
mate riali smo htsto ma zzar
difer ente s man ;ras, de szste
1 del hom bre y la natu ralez a, capa z
rico com o teon a 、ァセョイN@
burg uesa s rival es y brin dar al
de reem plaz ar a tsctp ュセL@
lia cohe rente del mun mov imie nto .obre ro una vャセ£・ョエ@
por sus milit ante s.
do que pudi era se_r capt a abía suce dido con
Enge ls, a una
Esta tarea les llevo, 」ッュセ@
.. 'pios filos ófico s gene radobl e activ idad : elab orar os ーイセ」ャ@
de la histo ria y extenles del ュ。イクゥウセッ@
. com o 」セZ・ョ@
sido abor dado s direcder éste a dom mws que
.
d los títul os de algu nos
tame nte por Marx .. La. ウ・ュjセᄋ。@
:us preo cupa cion es cade sus escri tos ーョ」ゥセ。ャウ@
m hlistórico (Meh ring) , Ensa yos
mun es: Sobr e el セ。エ・ョィウ[@
de la histo ria (Lab riola ),
sobr e la conc epcw n ュ。エ・ョセL@
mon ista de la histo ria (PleEZ desa rroll o de ャセ@ L」ッョ・ーセウエ。@
de laJzi stori a (Kau tsky ) 5 •
jáno v), La 」_ョ・ーオセ@
セエ・@
y Plejá nov escri biero n ensa yos
Al mism o tiem po, e ョセ@
le •enda de Less ing y El arte y
sobr e ャゥエ・イ。セオ@
y. arte (L K ltsk reali zó un estu dio de la
la vida socw l), セi・ョエイ。@
l a Gウエゥセョュッ@
), tema s todo s que
relig ión (Los ongeneds be en ente en sus
últim os años 6.
,
dea 0 reve m ·
Enge ls h ab la
,
son
fue el de com pleta r, mas
El senti do gene ral de estas. obJa s Marx El
com ienz o de la
que desa rroll ar, la here ncia e
'to.s
de
Marx y del es.
.,
man uscn
pubh cacw n eru d 1· t a de los
'd
1
'nten
ción
de recu pera r.
, f'
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a I .
tudio bwg
ra lCO e su VI a ' 1'con
d d por prim
era vez para e1
los y ーオ「ャゥ」。イッセ@
セョ@ su エセゥョ。@
es de esta gene ració n. Enmov imie nto socia lista , ta .
do y terce ro de El
gels habí a publ icad o ャッセN@
l:bro s [Zセウ@
sobr e la plusv alía;
capit al; k。オエウォセ@
lueg o e セ。Zイ@
en la publ icaci ón de Qセ@
Meh ring ーッウエ・セキイュョ@
l.
1 final de su vida escn Corr espo nden cw Marx-,En.ge s, y at de Marx
7. La siste mabió la prim era biog raha Impo rtan e
-.
ublica
en 1893; el de Pleiá? ov, en QXYUセ@
s El ensay o de Mehn ng fue P d ddo Kauts
ky much o mas vasto , fu
el de Labri ola en QセYVN@
El trata o e
'
.
セオ「ャゥ」。、ッ@
muy posten ormen _te, en QY[セエゥカ。ュ・ョL@
en 1893 (Meh nng), 1908
6 Estos textos fuero n Mセウ」ョエッL@
resp
(Kaut sky) y 1912-13 (PleJa ?ov).
'ó
1885 y el libro III en 1896; Teo1 El libro II de Ef 」。ーャヲッセMイA@
@
L
。
ゥ
ョ
、
ッ
ー
ウ
・
イ
セ
」
en 1913; Karl Marx,
rías sobre la plusva lza, en
,
de Mehr ing, en 1918.
La tradtción clásica
14
Perry Anderson
tización y recapitulación de una herencia aún muy reciente y cercana a ellos fueron las metas predominantes de estos
sucesores.
Pero mientras tanto estaba cambiando todo el clima internacional del capitalismo mundial. En los últimos años
del siglo xrx se produjo un pronunciado auge económico
en los principales países industriales a medida que el proceso de monopolización se afirmaba en el interior y la
expansión imperialista se aceleraba en el exterior, dando
comienzo a una tensa época de impetuosas innovaciones
tecnológicas, tasas de beneficios en ascenso, creciente acu·
mulación de capital y una rivalidad militar cada vez mayor
entre las grandes potencias. Estas condiciones objetivas
eran muy diferentes de la fase relativamente tranquila de
desarrollo capitalista durante el largo receso que hubo de
1874 a 1894, después de la derrota de la Comuna y antes
del primer estallido de conflictos interimperialistas en la
guerra anglo-bóer y la hispano-norteame ricana (pronto seguidas por la guerra ruso-japonesa). Los herederos inmediatos de Marx y Engels se habían formado en un período
de relativa calma. La generación siguiente de marxistas
llegó a la madurez en un ambiente mucho más turbulento,
cuando el capitalismo europeo comenzó la carrera hacia la
tempestad de la primera guerra mundial. Los teóricos de
esta generación eran mucho más numerosos que sus predecesores, y confirmaban aún más dramáticamente un cambio que ya había comenzado a percibirse en el período anterior: el desplazamiento de todo el eje geográfico de la
cultura marxista hacia la Europa oriental y central. Las
figuras dominantes de la nueva generación provenían, sin
excepción, de regiones situadas al es.te de Berlín. Lenin era
hijo de un funcionario de Astrakán; Luxemburgo, hija de
un comerciante en madera de Galitzia; Trotski, hijo de un
granjero de Ucrania; Hilferding, de un agente de seguros,
y Bauer, de un fabricante de tejidos de Austria. Todos ellos
escribieron obras de importancia antes de la primera guerra mundial. Bujarin, hijo de un maestro de Moscú, y Preobrazhenski, cuyo padre era un sacerdote de Orel, se distinguieron luego, pero pueden ser considerados como
d
.
formación La datación
productos posteriores e 1a misma
'ae Qセ@ teoría mary distribución geográfica del 、・ウセイッ[@
tabulada de la sixista hasta este punto, pues, pue e
guiente manera:
Marx ...... ······
Engels ....... ..
1818-1883 Tréveris (Renania)
1820-1895 Barmen (Westfalia)
1843-1904 Cassino ( Campania)
Labriola .. .
1846-1919 Schlawe (Pomerania)
Mehring .. .
1854-1938 Praga (Bohemia)
Kautsky .. .
Tambov (Rusia central)
Plejánov ........... . 1856-1918
Lenin .......... ..
Luxemburgo · · ·
Hilferding
1870-1923 Simbirsk (Valga)
1871-1919 Zamosc (Galitzia)
1877-1941 Viena
Trotski ...
Bauer ... ···
Preobrazhenski
Bujarin ........ .
1879-1940
1881-1938
1886-1937
1888-1938
Jersón (Ucrania)
Viena
Orel (Rusia central)
Moscú
. . bros de la generación más
Prácticamente todos losdmlem - r un papel destacado
, .
'b n a esempena
joven de エ・セャ」ッウ@
1 a
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que el de sus predepel mucho セ£ウ@
ゥューッイエ。ョZセ@ カャ
creador del Partido
cesares. Lemn, por. supue 'b
o fue el intelecto rector
Bolchevique en .Rusia. _Luxemd:r:olonia y luego la fundadel Partido Socialdei?ociaJal Partido Comunista de Alemadora de mayor autond.a
e.
rtante en las disputas de
nia. Trotski fue una 、ヲャQオイセ@
ャセヲZ・ュッ」イ。ゥ@
rusa, y Bujarin,
facciones en el seno e a socia L nin antes de la primera
un lugarteniente en ascenso bde ó eel ウセ」イ・エ。ゥ、ッ@
del grupo
. 1 Bauer enea ez
.
guerra mun.d la.
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0
parlamentano del Partl
minente diputado del
tra.s Hilferding llegó . セ@ ウ[セ」ゥイ、・。エ@
Alemán. Una caReichstag por el Parti o 1
.
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,
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ractenstica comun a
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la extraordinaria precoci a
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16
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preo cupa sus
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prof esion al
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la agric ultur a euro pea y nort eam erica na,
ració n más senKaut sky com o el miem bro de la vieja gene
emp orán ea y
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más jóve nes 9 •
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rroll o del capiLuego, el mism o afio, Leni n publ icó El desa
omía rura l
econ
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la de La cuescuya insp iraci ón form al era muy cerc ana a
era más auda z
tión agraria, pero cuyo obje tivo espe cífic o
la' prim era apliy más nove doso . Esta obra , en efect o, fue
de prod ucci ón
cació n seria de la teorí a gene ral del mod o
form ació n socapi talis ta, expu esta en El capi tal, a una
de prod ucci ón
cial conc reta que com bina ba vario s mod os
la inve stiga ción
en una total idad histó rica artic ulad a. Así,
un avan ce dede Leni n sobr e el cam po zaris ta repr esen tó
fue la de Bohm -Baw erk,
s La prime ra crític a neocl ásica seria de Marx
-Baw erk fue tres veBohm
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(1896)
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Zum Absch luss des Marxs
ocupó la cáted ra de
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el
ces minis tro de Finan zas en
1904 hasta 1914.
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Econo mía Políti ca de la Unive rsidad
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ico alemá n Verein für Soen Alem ania Orien tal, publi cado por el periód
n de Giulia no Proca cci
ucció
introd
nte
excele
la
zialpo litik en 1892. Véase
ky La quest ione agraKauts
de
obra
la
a la recien te reedic ión italia na de
ria, Milán, 1971, pp, l·lü, lvüi.
17
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estulos
que
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dios econ ómic os del perio do podí an basa rse
Marx ni Enni
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una extensa. critica de
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sido
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la teoría
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lación de capital Córacumu
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1975).
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todas estas obra s, y un cente nar
20
Perry Anclerson
sayos «Ocasionales» anterio res. a la primer a guerra mun
dial, fueron el comien zo de una ciencia marxis ta de la polí-·
tica, en adelant e capaz de aborda r una amplia gama de problemas que antes habían estado fuera de toda jurisdic ción
teórica riguros a. La fuerza de la obra de Lenin en esos años,
desde luego, le fue dada por las inmens as energía s revolucionari as de las masas rusas en el ocaso del zarismo . Sólo
su práctic a elemen tal espontá nea, que empuja ba cada vez
más vigoros amente hacia el derroca miento del absolut ismo
ruso, hizo posible el gran enrique cimien to de la teoría marxista realizad o por Lenin.
Necesa riamen te, tambié n, estas condici ones materia les
reales de un descub rimient o intelec tual fueron, una vez
más, las que determ inaron sus límites objetiv os. No disponemos aquí de espacio para examin ar las limitac iones y
omisio nes de la obra de Lenin: sólo podem os decir que
éstas se relacio naban todas, en lo fundam ental, con el particular atraso de la formac ión social rusa y el Estado que
la gobern aba, que diferen ciaba al imperio zarista del resto
de la Europa de pregue rra. Lenin, mucho más profun damente vincula do a un movim iento obrero naciona l de lo
que nunca había estado Marx, no se preocu pó directa mente por el contex to de lucha necesa riamen te distinto de otros
países del contine nte, que iba a hacer que el camino hacia
la revoluc ión fuera cualita tivame nte más difícil que en Rusia. Así, en Alemania, país industr ialmen te mucho más avanzado, el sufragi o univers al mascul ino y las libertad es cívicas
habían creado una estruct ura estatal muy distinta de la autocraci a de los Roman ov, y por ende un campo de batalla
político que nunca se asemej ó al de Rusia. En él, el temper amento de la clase obrera organiz ada era notable mente menos
revoluc ionario , a la par que su cultura era conside rablem ente superio r, al igual que el marco instituc ional de toda la
socieda d. Luxem burgo, el único pensad or marxis ta de la
Aleman ia imperia l que produj o un cuerpo origina l de teoría política , reflejó signific ativam ente esta contrad icción
en su propia obra, aunque tambié n se hallaba parciah nente
influid a por su experie ncia en el movim iento clandes tino
La tradición cldsica
21
polaco de la época, de carácte r mucho más insurre cciona! .
Los escrito s político s de Luxem burgo nunca alcanza ron la
profun didad o la cohere ncia de los de Lenin o la perspic acia de los de Trotski . El suelo del movim iento alemán no
permit ía un desarro llo similar . Pero las apasion adas ゥョセ・イᆳ
vencion es de Luxem burgo dentro del SPD contra su creciente desliza miento hacia el reform ismo (cuyo alcance Lenin,
en el exilio, curiosa mente no llegó a percibi r) conten ían
elemen tos de una crítica de la democr acia capital ista, una
defensa de la espont aneida d proleta ria y una concep ción
de la liberta d socialis ta que se adelan taron a la concien cia
de Lenin de esos problem as, en el ambien te más comple jo
en que ella se movía. La obra Reform a o revolución, mordaz polémi ca con la que respon dió al evoluci onismo de
Bernst ein a los veintio cho años de edad, la imprim ió su
rumbo distinti vo: le siguier on sucesiv as teoriza ciones sobre la huelga general como arma agresiv a arquetí pica de
la emanci pación de la clase obrera, para llegar a su conclusión en un decisiv o debate con Kaustk y en 1909-10, en el
cual trazó finalme nte las líneas divisor ias básicas de la futura política de la clase obrera.
La primer a guerra mundia l iba a dividir las filas de la
teoría marxis ta en Europa tan radical mente como dividió
al movim iento mismo de la clase obrera. Todo el desarro llo del marxis mo en las últimas década s anterio res a la guerra había logrado una unidad de teoría y práctic a mucho
mayor que en el período precede nte, a causa del ascend iente
de los partido s socialis tas organiz ados de la época. Sin
embarg o, la integra ción de los princip ales teórico s marxistas en la práctic a de sus partido s naciona les no les infundió un espíritu particu larista ni los segregó unos de otros.
Por el contrar io, el debate y la polémi ca interna cionale s
eran consus tancial es a ellos: si ningun o de ellos alcanzó el
univers alismo olímpic o de Marx y Engels, ello fue una
consec uencia necesa ria de su arraigo más concre to en la
situaci ón y la vida particu lares de sus países, mediat izado,
en el caso de los rusos y los polacos , por largos período s de
exilio que recuerd an los de los fundad ores del materia lis-
22
Perry Anders on
Dentro de las nuevas condici ones de la
mo históric o
época, sin embarg o, crearon un medio relativa mente homogéneo de discusi ón y comun icación en el cual los autores
destaca dos de las princip ales seccion es de la II Interna cional de los países de Europa orienta l y central , donde se
concen tró el marxis mo corno teoría viva, conocie ron mutuamen te su obra en forma directa o indirec ta, y la crítica
no respetó ningun a fronter a. Así, cuando estalló la guerra,
en 1914, la escisió n con motivo de ella se produj o no entre
los diverso s conting entes naciona les de teórico s marxis tas
que habían domina do el escena rio de pregue rra, sino a través de ellos. De la vieja generac ión, Kaustk y y Plejáno v optaron clamor osamen te por el chovin ismo social y el apoyo
a sus respect ivas patrias imperia listas (en conflic to). Mehring, en cambio , se negó firmem ente a todo compro miso
con la capitul ación del SPD. Entre la generac ión más joven,
Lenin, Trotski , Luxem burgo y Bujarín se lanzaro n a la resistencia total contra la guerra y a la denunc ia de la traición
de las organiz aciones sociald emócra tas conten dientes , que
se habían l?l.lineado detrás de sus opreso res de clase en el
holocaus.to capital ista previst o desde. hada largo tiempo .
Hilferd ing, quien inicialm ente se había opuesto a la guerra en el Reichst ag, pronto se dejó recluta r en el ejército
austría co; Bauer de inmedi ato se incorpo ró al servicio para
luchar contra Rusia en el frente orienta l, donde fue rápidamente captura do. La unidad y realida d de la II Interna cional, tan acarici ada por Engels, quedó destrui da en una semana.
Las consec uencias que tuvo para Europa agosto de 1914
son bien conocid as. En Rusia; un levanta miento espontá neo
de las masas hambri entas y cansad as de la guerra, en Petrograd o, dio al traste con el zarismo en febrero de 1917.
A los ocho meses, el partido bolchev ique, dirigido por Lenin, estaba dispues to para tomar el poder. En octubre ,
11 •
Dan una idea de lo que fue la emigraci ón rusa los países en Jos que
1917:
Lenin, Trotski y Bujarin vivieron o por los que viajaron antes de
Trotski);
y
(Lenin
Austria
y
Suiza
Bélgica,
Francia,
..
a
Alel?ania , Ingl:'lterr
·
I taha y Po loma (Lenm); Rumania , Serbia, Bulgaria y España (Trotski)
(Bu:
Estados Unidos (Trotski y Bujarin) ; Dinamar ca, Noruega v Suecia
·
iarin).
11
La tradición clásica
23
Trotski tomó en Petrog rado medida s para llevar a cabo la
revoluc ión socialis ta que había previst o doce años antes. La
rápida victori a de 1917 pronto fue seguida por el bloque o
imperia lista, la interve nción extranj era y la guerra civil de
1918-22. El curso épico de la revoluc ión rusa en esos años
halló su guía teórica en los escrito s de Lenin, en quien el
firpensam iento y la acción político s se fundier on en オョセ@
de
Tests
las
me unidad sin preced entes ni secuela s. Desde
marxisEl
y
ión
abril, pasand o por El Estado y la revoluc
mo y la insurrección, hasta El «izquierdismo», enferm edad
infanti l del comun ismo y El impues to en especie, las obras
de Lenin de esos años crearon nuevas normas dentro del
materia lismo históric o; el «anális is concre to de una situación concret a», que él llamab a el «alma vivient e del marxismo», adquiri ó en ellos tal fuerza dinámi ca que poco
tiempo despué s empezó a usarse el términ o «lenini smo».
Por supues to, en este período heroico de la revoluc ión proletaria en Rusia, el rápido desarro llo de la teoría marxis ta
no se limitó en modo alguno a la obra de Lenin. Trotsk i
escribi ó textos fundam entales sobre el arte de la guerra
(Escritos militares: cómo se armó la revolución) y el destino de la literatu ra (Literatura y revoluciórt). Bujarin trató
de compe ndiar el materia lismo históric o como sociolo gía
sistemá tica en un tratado que fue muy discuti do (Teoría
del matera lismo históric o) 12 • Poco despué s, Preobra zhensk i,
con quien aquél había colabo rado en el popula r manua l
bolchev ique El ABC del comun ismo, comenz ó a publica r el
más origina l y radical estudio económ ico de las tareas que
tenía ante sí el Estado soviétic o en la transic ión hacia el
socialis mo, campo hasta entonce s no explora do, natural mente, por la teoría marxis ta. Las primer as partes de La
nueva econom ía apareci eron en 1924. Al mismo tiempo , el
centro de graved ad interna cional de la erudici ón históric a
dedicad a al descub rimient o y edición de escrito s inédito s
de Marx se desplaz ó a Rusia. Riazano v, quien ya antes de
la primer a guerra munda l había adquiri do reputac ión como
de sociologí a de Bujarin fue publicad o en 1921; el estu12 El ュセョオ。ャ@
dio de Trotski sobre la literatura , en 1924.
24
Perry Anderso n
investig ador de archivo sobre Marx, se hizo cargo de la primera edición complet a y científic a de las obras de Marx y
Engels, la mayoría de cuyos manusc ritos fueron traslada dos
a Moscú y deposita dos en el Instituto Marx-En gels, del cual
había sido nombra do director 13 • Todos estos hombres , desde
luego, ocuparo n puestos destacad os en la lucha práctica por
el triunfo de la revoluci ón en Rusia y en la construc ción del
naciente Estado soviético . Durante la guerra civil, Lenin fue
presiden te del Consejo de Comisar ios del Pueblo; Trotski,
comisar io de la Guerra; Bujarin , director del periódic o del
partido; Preobra zhenski, miembr o destacad o del secretar iado del partido, y Riazano v, organiza dor de los sindicat os.
La pléyade de esta generaci ón, que estaba en la flor de su
vida cuando la guerra civil llegaba al triunfo final, parecía
asegura r el futuro de la cultura marxist a en la nueva fortaleza de los trabajad ores, la URSS.
Pero en el resto de Europa, la gran oleada revoluci onaria que había comenza do en 1918, al final de la guerra, y
había durado hasta 1920 fue derrotad a. Fuera de Rusia, en
todas partes el capital demostr ó ser más fuerte. El cerco internacio nal contrarr evolucio nario al Estado soviético en
los años 1918-1921 no logró derribar lo, aunque la guerra
civil infligió un enorme daño económ ico a la clase trabajadora rusa. Pero aisló totalme nte a la revoluci ón msa del
resto de Europa durante los tres años de más aguda crisis
social del orden imperia lista en todo el continen te, y de
este modo permitió hacer frente con éxito a los levantamientos proletar ios fuera de la Unión Soviétic a. La primera
y más importa nte amenaza a los Estados mucho más fortificados del continen te fue la gran serie de revuelta s masivas que se produje ron en Aleman ia en 1918-19. Luxemb urgo, al observa r desde la prisión el curso de la revoluci ón
rusa, entrevió algunos de los peligros de la dictadu ra ins) nació en
13 David Riazanov (cuyo verdadero nombre era Goldendaj
1870. Fue una disputa sobre su admisión en el II Congreso del Partido
Obero Socialdem ócrata Ruso lo que inicialmen te enfrentó a Martov con
Lenin, muy poco antes de su conflicto en torno a las reglas de organización del partido. Después de la revolución de 1905, Riazanov publicó muchos artículos en Die N eue Zeit y trabajó en la edición de la correspondencia entre Marx y Engels.
La tradició n clásica
25
taurada durante la guerra civil más clarame nte que cualquier dirigent e bolchev ique de la época, pero al mismo
tiempo puso en evidenc ia los límites de su propia compren sión de aquellos problem as (las naciona lidades, el campesinado, e.tc.) cuya importa ncia era menos obvia en las re14
giones altamen te industri alizadas de Europa • Liberad a de
se entregó inurgo
la prisión al caer el II Reich, Luxemb
a revoluizquierd
la
a
r
mediata mente a la tarea de organiza
en la
da
autoriza
más
figura
cionaria en Alemani a; como
más
mes
un
(KPD)
Alemán
sta
creación del Partido Comuni
inforel
ió
pronunc
y
partido
del
a
tarde, escribió el program
me político en su conferen cia de fundació n. Dos semanas más
tarde fue asesinad a cuando un levantam iento confuso y semiespon táneo de las famélica s multitud es de Berlín fue
aplastad o por los Freikorp s a requerim iento de un gobierno
socialde mócrata . La represió n de la insurrec ción del mes de
enero en Berlín pronto fue seguida por la reconqu ista militar
de Munich por la Reichsw ehr, donde grupos socialist as y comunista s locales habían creado en abril una efímera República Soviétic a Bávara. La revoluci ón alemana , nacida de
los consejo s de obreros y soldado s formado s en noviemb re
de 1918, fue definitiv amente derrotad a en 1920.
Mientra s tanto, en el Imperio austrohú ngaro se habían
produci do sucesos similare s. En el Estado rural de Hungría ,
más atrasado , las exigenci as de la Entente habían provoca do la renuncia volunta ria del gobiern o burgués creado después del armistic io y la breve creación de una Repúbli ca
Soviétic a bajo la direcció n conjunt a de socialde mócrata s Y
comunis tas. Seis meses más tarde, las tropas rumana s suprimiero n la Comuna húngara y restaura ron un régimen
blanco. En Austria, el peso objetivo de la clase obrera industrial era mucho mayor que en Hungría (como ocurría en
Prusia compar ada con Baviera) , pero el partido socialde mócrata , único al que el proletar iado era fiel, se pronunc ió
en contra de llevar a cabo una revoluci ón socialist a, y en
cambio entró a formar parte de un gobierno burgués de
publicado por
14 Su ensayo La revolución rusa, escrito en 1918, fue
primera vez por Paul Levi en 1922.
26
27
l,a
Perry Anderson
coalición; gradualmente, suprimió desde arriba los consejos de obreros y soldados, con el pretexto de evitar la intervencióh de la Entente. Para 1920, había abandonado el
gobierno, pero ya estaba asegurada la estabilización capitalista. Bauer. quien pronto se convirtió en la figura dominante del Partido Socialdemócrata Austríaco (ÜSPD), fue ministro de Asuntos Exteriores de la República en 1919, y
posteriormente escribió la principal defensa teórica de la
actuación del partido después de la ·guerra, un volumen
impropiamente titulado La revolución austríaca, en 1924.
Mientras tanto, su antiguo colega Hilferding era dos veces
ministro de Finanzas de la República de Weimar. La unidad
entre teoría y práctica, característica de esta generación,
se mantuvo hasta en las filas reformistas del austromarxismo 15 • Más al sur, en Italia, se produjo la última insurrección proletaria importante del trienio posterior a la guerra.
El partido socialista de la patria de Labriola siempre había
sido mucho más pequeño que el alemán o el austríaco, pero
era más brillante: había resistido al socialpatriotismo y
hecho alarde de un maximalismo verbal durante la guerra.
Pero la huelga general y el tumultuoso movimiento de ocupación de fábricas que se produjeron en Turín en 1920 lo
tomaron de sorpresa y falto de preparación para llevar una
estrategia revolucionaria agresiva. Las rápidas medidas del
gobierno liberal y la patronal lograron paralizar el movimiento, en ausencia de una dirección política clara. La marea de la insurrección popular retrocedió, dejando el camino libre para que las bandas armadas de la contrarrevolución prepararan el advenimiento del fascismo en Italia.
Los decisivos reveses de Alemania, Austria, Hungría e
Italia -la clásica zona de influencia del marxismo de preguerra, junto con Rusia- ocurrieron antes de que la revolución bolchevique se hallara suficientemente liberada de
la intervención imperialista como para poder ejercer una
15 Otros dos destacados economistas, uno ,de ellos un ex marxista y
el otro un crítico del marxismo, ocuparon cargos gubernamentales por
esa época en la Europa oriental y central. En Ucrania, Tugan-Baranovski
fue ministro de Finanzas de la Rada contrarrevolucionaria de 1917-18; en
Austria, Schumpeter ocupó el mismo cargo en 1919.
o teórica directa sobre el curso de
esos pai.ses. La III Internacional se
Moscú era
una ciudad aseblancos, pero su verdadera creación
cッョセzイ・ウL@
en julio
1920. Por enton. . "n 2 ra ゥョヲャセイ@
en las batallas deciside r;osguerra.
avance del Ejército
que -por breve tiernpo pareció ofrecer
establecer un vínculo m.aterial con las
..,_,,v"''" ias de Europa centraL h1e rechazado el
v a
pocas semanas la ocupación de fábricas
Nセ@
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Tudn habí2 fracasado, mientras Lenm Zセウエ。L@
a. e egraqu.e emprendiera nna セエ」キョ@
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·· estas derrotas no se debieron princi, ., Gpセ」イL@
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había sobrevivido a la guerra. Sólo
y perderse estas batallas, la III Inter·
sólidamente en los principales países
de la URSS. Una vez levantado el blodesde lu.ego, el enorme contra_slos aparatos socialdemócratas y la
- espontáneos en Europa cenun lado, v el éxito del partido bolel otro, ;Jseguró Ia formación relauna Internacional revolucionaria
principios esbozados por Lenin
En 1921, Lenin escribió su «mensaje» teórico funlos ョエカセッウ@
partidos corn.unistas que por ・ョセッᆳ
fundado prácticamente en todos los pat;;es
avanzado: El "izquierdismo», en¡er, a
del conw.nismo. En esta ob ra smtet'1zao
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históricas de la experiencia bolchevique en
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c•xi·e·r·l·o,- ". por primera vez
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28
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vez má.s
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La tra dic ión clásica
29
1924. A los tres año s, la
Len in mu rió a pri nci pio s de
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UR SS dur ant e las déc
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ia,
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las prá ctic as rev olu cio nar ias
de
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ó de ma ner a cre cie nte
y las des ale ntó o las sab ote
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ida ció n de un est rato
la Un ión Sov iéti ca. La con sol
la cla se obr era , que dó ase gude
co priv ileg iad o, por enc ima
l de cre cie nte fero cid ad. En
rad a por un rég ime n pol icia
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est as con dic ion es, se des tru
poho
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y prá ctic a qué hab
rev olu cio nar ía ent re teo ría
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sib le el bol che vis mo clá sico
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y su aut ono mía y esp ont ane
par do el pod er en el paí s. El
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0. Ria zan ov fue des poj ado
194
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lio en 1929 y ase
forjos
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5;us car gos en 1931 y mu rió
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sile nci ado en 1929 y fus ilad
fue
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jari
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zad os en 1939.
0
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en 1938. Pre obr azh ens ki fue
Sta
8. Cu and o la dom ina ció n de
y mu ríó en la cár cel en 193
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rxi sm o que dó en gra n me
Un lieg ó a su apo geo , el ma
ia. El paí s má s ava nza do de1
red uci do a un rec uer do en Rus
hama teri alis m.o his ióc ico , que
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a poc la var ied ad y el vig
bía ave nta jad o a tod a Eu rop
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inte
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die z año s en un pár am
sus teó rico s, se con vir tió en
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y
el pes o de la cen sur a
lcc tua l, sól o imp res ion ant e por
que dad de su pro pag and a.
SS, mie ntr as el est alin ism o
En tre tan to, fue ra de la UR
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re la cul tur a sov iéti ca, la fiso
r;aw com o una mo rda za sob
s
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o eur ope o adq uir ía
xnia pol Ític a del cap ital ism
ía
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. La cla se
vez má s vio len tos y con vul sos
gra n cris is rev olu cio la
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euía sien do una tem ible am
nar ia de pos gne rra , per o seg
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tod a Eu rop a cen
naz a par a lns btir gue sías de
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naL La cre aci ón de la In Int ern que agi tab an la ban der a
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par tido s com uni sta s
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or a tod as las cla ses dom
del len inis mo ins pir aba n tem
31
30
1918"20. Ad em ás, la rec upe ra·
nan tes de los epi cen tro s de
o que hab ía log rad o y aseció n eco nóm ica del imp eria lism
del ord en de Ver sall es degur ado la nue va esta bili zac ión
1929 se aba tió sob re el con timo stró ten er cor ta vid a. En
his tor ia del cap ital ism o, pro
nen te la ma yor qui ebr a de la
nsi fica ndo la luc ha de clas es.
pag and o el par o ma siv o e inte
mo vili zó ent onc es en sus forLa con trar rev olu ció n soc ial se
abo lien do la dem ocr aci a Par
ma s má s bm tale s y vio len tas,
las
otr o, par a elim ina r tod as,
lam ent aria en un paí s tras
la cla se obr era . Las dic tad uorg ani zac ion es aut óno ma s de
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fue ron la sol uci ón his tór ica
ras terr ori sta s del fas cism o
:
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cap ital a los pel igro s del mo vim
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ir tod o ras tro de イ・ウゥエョセ。@
est aba n des tína das a sup rim
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ind epe nde nci a pro leta rias , en
rim per iali sta s. Ital ia fue el
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de cre cie nte s ant ago nis mo s
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pri me r paí s que exp erim ent
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fin
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rep res ión fas cist a: en 1926
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paí s. El naz ism
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des pué s de que la Ko min 3,
193
en
del pod er en Ale ma nia
cid a al KPD. El mo vim ien to
tern imp usi era un n.m 1bo sui
iso. Un ailo má s tard e, el fasc
obr ero ale má n fue ani qui lad
trudes
que
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un ata que arm
mo cle rica l 1anz6 en Au stri a
s y sin dic ato s de la cla se
tido
par
los
yó las for tale zas de
ins tala do des de hac ía tiem po
obr era . En Hu ngr ía se hab ía
, un gol pe mil itar en Esp aña
una dic tad ura bla nca . En ei Sur
il de tres año s que term inó
dio ori gen a una gue rra civ
ai:iol, ayu dad o por su vec ino
con el triu nfo del fas cism o esp
ia y Ale ma nia . La déc ada terPor tug al y sus alia dos de Ital
ia
con tro l naz i de Che cos lov aqu
min ó con la ocu pac ión y el
y la caí da de Franci.a.
ast róf ica , el des tino de la
¿Cu ál fue , en est a épo ca cat
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de Eu rop a cen tral , que hab
teo ría ma rxi sta en la reg ión
del
ort ant e en el des arr ollo
des em peñ ado un pap el tan imp
de la pri me ra gue rra mu ndi al?
ma teri alis mo his tór ico ant es
inis ta, com o hem os vist o, ape
El pen sam ien to pol ític o len
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la III Int ern aci ona l,
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1978).
La trad ició n clásica
33
19
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exili o chec oslo vaco 20 • En
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el más vali oso expo este test ame nto polí tico y econ ómi co,
perf ecci onó la expe rinen te de la escu ela aust rom arxi sta
ema s de la repr oesqu
men taci ón de toda una vida con los
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ducc ión de Mar x para con stru ir
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poco s mes es esta lló la segu nda
a del mar xism o en el
sión nazi de Eur opa cerr ó una époc
ció en Parí s a man os
cont inen te. En 1941, Hilf erdi ng pere
ició n que ello s hab ían
de la Ges tapo . Las posd atas a la trad
ra en el cam po de baenca rnad o sólo pod ían escr ibir se aho
Suiz a su obra últi ma
tdla . En 1943, Mos zkow ska pub licó en
cap itali smo tard ío 21 •
y más radi cal, Sob re la diná mica del
os, el jove n econ omi sta
Mie ntra s tant o, en los Esta dos Unid
uyó y resu mió toda
nort eam eric ano Pau l Swe ezy reco nstr
sobr e las leye s diná mila hist oria de los deb ates mar xist as
aran ovsk i hast a Gro sscas del capi talis mo, desd e Tug an-B
que dio Bau er al proman n, y susc ribi ó la últi ma solu ción
de ejem plar clar idad :
blem a del subc onsu mo, en una obra
22
emb argo , en su libro ,
Teo ría del desa rrol lo capi talis ta • Sin
ezy renu ncia ba imp líescr ito en ei clim a del New Deal, Swe
is de desp ropo rcio nacita men te al supu esto de que las cris
en el mod u de prolida d o subc onsu mo eran inev itab les
ncia l efic acia de las
ducc ión capi talis ta y adm itía la pote
, Prag a, 1935 (Con tribu ción a la
Zur Kriti k mode rner Kries enthe orien
, Méxi co, Cuad ernos de Pasa ·
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do y Prese nte 1978).
su muer te, en 1968.
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a Suiza en 1908, dond e vivió
1936.
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alism us, Zuric h, 1943.
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cuan do fue publicad:-., en 1942.
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los que pod1a esperar se que siguies en su caminn al fin de
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(Teona del desarroll o capitalist a, México, ¡;0 ; 1;¡(; 、セ@ \; 1
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tura EconomJ ca, 1945).
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EL .ADVE NIMIEN TO DEL MARX ISMO OCCID ENTAL
de la segund a guerra mundia l cambió en el ValLa ュ。ョセ@
ga. Las victoria s dei Ejércit o Rojo sobre la \Nehrm acht en
1942-43 .::1seg:mamn la liberac ión de Europa de la domina ción nazi. En 1945, el fascism o había sido derrota do en
tod<Js partes, t::xcepto en b región ibérica . La lJRSS, enormernen tc fortale dda en cuanto a su poder y prestig io inter-naciona l, era dueüa del destino de Europa orienta l, con ex-cepción de los Bak;c;nes más meridio nales. Pronto hubo regímenP s comunistao_ en Prusia, Checos lovaqui a, Polonia ,
Hungrí a, Ruman ia, Bulgar ia, Yugosl avia y Albania ; las claloca les fueron exprop iadas; se inició la inses 」。ーゥエャウセ[@
estilo soviétic o. Un «Campo socialis ta»
al
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dustria lizació
la mitad del contine nte. La otra mi-ahora
cubría
do
integra
tad fue rescata da pan1. el capital ismo por los ejército s norteameric anos y bl"itárdcos. En Francia e Italia, sin embarg o,
su p;:rpel dirigen te en la Resiste ncia convirt ió por primer a
vez a los partido s comun istas naciona les en las organiz aciones mayori tarias de la clase obrera. En Aleman ia Occiden tal, en cambi0 , la ausenc ia de una experie ncia similar y la
permit ió elimina r con éxito, por el Estadivisió n del ー。■セ@
ecido bajo la protecc ión de la ocurestabl
s
burgué
do
pación zmglüa merican a, la tradició n comun ista de pregue rra
en el pro]etdr i<¡cJo . En los veinte años siguien tes se produj o
una situaci ón económ ica y política diamet ralmen te opuesta a la del período de entregu erras. No hubo regresi ones a
dictadu ras militar es o policial es en los princip ales países
occiden tales. La democr acia parlam entaria , basada en el
sufragi o totalme nte univers al, por primer a vez en la historia del capital ismo se hizo estable y normal en todo el
mundo industr ial avanza do. Tampo co se repitier on las ca-tastrófi cas crisis de los años veinte y treinta. Por el con-
Perry Anderson
36
trario, el capitalism o mundial gozó de un prolonga do auge
de dinamism o sin preceden tes, la fase de Pxpansión más
rápida y próspera d:; su historia. Entre tant?, ks regímene s
burocráti cos represivo s que ejercían la tutela sobre el pro·
letariado en la Unión Soviética y Europa oriental sufrieron
sucesivas crisis y ajustes después de la muerte de Stalin,
pero ninguna modificac ión fundamen tal de_ su estructu:· a.
Se abandonó el terror como arma sistemátiC a del Estado,
oero la coerción armada siguió sometien do las revueltas populares en esta zona. El crecimien to económic o fue rápido,
desde sus puntos de partida comparat ivamente bajos, pero
no constituy ó ningún desafío político a la estabilida d del
bloque capitalist a.
Fue en este universo alterado donde la teoría revolucio··
naria completó la mutación que dio origen a lo que hoy,
retrospec ti;rament e, podemos llamar el «marxism o occidental». Pues el cuerpo de la obra de los autores de los que
ahora nos ocuparem os, en efecto, constituy ó una configura ción intelectua l totalmen te nueva dentro del desarrollo del
materalis mo histórico. En sus manos, el marxismo se convirtió en un tipo de teoría que en ciertos aspectos críticos
era rnuv diferente de todo lo que la había precedido . En
particula r, los ternas y preocupa ciones caracterís ticos N、セ@
todo el conjunto de teóricos que llegó a la madurez pohtica antes de la primera guerra mundial se desplazar on drásticamente , en un viraje que fue al mismo tiempo generacio .
nal y geográfic o.
La historia de este desplazam iento es larga y complep ;
sus comienzo s parten del mismo período de entreguer ras
v coinciden en parte con el declive de· una tradición anteLa manera más clara de abordar este problema quizá
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sea mediante una sencilla tabulació n inicial de las fechas Y
la distribuci ón geográfic a de los teóricos que ahora consideraremo s:
Lukács
Korsch
1885-1971
1886-1961
Gramsci ....... ..
1891-1937
Budapest
Todstedt (Sajonia occidental)
AJes (Cerdeña )
Advenimi ento del marxismo occidenta l
Benjamin ...
Horkheím er
Della Volpe ........ .
Marcuse
1892-1940
1895-1973
1897-1968
1898
Berlín
Stuttgart (Suabia)
Imola (Rornm1a)
Berlín
Lefebvre .........
Adorno ... ...
Sartre ...
Goldman n ...
Althusser
1901
1903-1969
1905
1913-1970
1918
Hagetma u (Gascuña )
Francfort
París
Bucarest
Birmandr eis (Argelia)
Colletti ...
1924
Roma
37
Los orígenes sociales de estos pensador es no eran distintos de los de sus predeceso res 1 • Geográfic amente, en cam-bio, las caracterís ticas de este grupo ofrecen un acentuad o
contraste con las de los intelectua les marxistas que se destacaron después de Engels. Como hemos visto, prácticamente todos los teóricos importan tes de las dos generado ·
nes siguiente s a los fundador es del materiali smo histórico
eran de la Europa oriental o centro-or iental; aun dentro
de los imperios germánic os, fueron Viena y Praga, no Berlín, las que proporcio naron las mayores luminaria s de la
II Internaci onaL Pero desde el fin de la primera guerra
mundial, la situación se invirtió. Con la importan te excepción de Lukács, y de su discípulo Goldman n, todas las
figuras significat ivas de la tradición antes. indicada provenían de regiones más occidenta les. El mismo Lukacs se
formó en gran parte en Heidelber g, y su cultura fue siempre más alemana que húngara; y Goldman n vivió en Fran
cia y Suiza toda su vida adulta. De los dos alemanes que
a、」セイᆳ
1 Lukács era hijo de un banquero; Bcnjamin, de un marchante;
no de un comerciante en vinos; Horkheimer , de un fabncante textil;
de la Manna;
Delia Volpe, de un terraten)ent e; Sartre, de un ッヲゥセ。ャ@
Korsch y Althusser, de directores de banco; Colletti, de un empleado
bancario; Ldebvre, de un burócrata, y Goldmann, de un abogado. Solamente Gramsci se crió en condiciones de verdadera pobreza; su abuelo
había sido coronel de la policía, pero la carrera de su padre como funcionario de rango inferior quedó arruinada al ser encarcelado por corrupción; la familia sufrió desde entonces grandes penurias.
Advenimiento del mavxismo occidental
38
nacieron en
r..asc-.
en
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un n1mncnto en que su
rv1a ce use fue
J.r :.-:n_t.có pu1· poco
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Adonto y l{ork."
en el.la; Lukács y 1\Iatcuse tuerou edt:csdos en ella.
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desde la
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rnantuvieror1 cstn.:·:cl:.c's ャ。コッセ[@
a la Lcancufüia. de Bcnj:_'.rnin, véanse
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1927: <{En Ale.tnani;;>,. lne slento エッ。ャセ@
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en castellano 「Zセ⦅ML@
QセML⦅ᄀ|^エゥHZ。、j[@
de Illurni'"
cxac:ic:tincnte ;;¡_ l;::;c edición
」オセMエGBウーッョォ@
1973, e
·natiuus,· véansc l)iscur.'"·o:; interrurnpidos, 1_, · IVi.adri-:1)
Taurus, 19í1).
riunúnacionc.s, 1, セᄀQ[ZM⦅」Nャイᄋゥ、L@
3 Toda clasjficacióu fi,Cnt·racional debe basarse en inlervalos de aprodúnde hacer
obviarnente: el problen1a es ウセ「・イ@
xilnadar.o.enlc: veinte
dentro del coEtinuo biológico de las ᄋカゥセ@
lo::; cortes ィゥウエZイN」ッセ[L@
das en cada époc:·:t. No disponen1os (_1_quí. d.c espacio p2.ra explorar el tern.a
lineas divisori:-ts esend;:.1.lcs¡ sin ernb(.l.tgo, están basaclccuad8nlentc. lセZBjN@
tante ch1.rarn.entc trazadas en este caso por las sucesivas con.rnoc1ones po·
de J.a épocn.
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_i.)ürl0.ntc cor.ne ZCJJ.ia cultul-·t:ü
e;1 」セBエ。@
39
tiempo en el USPD, en 1917-18; Benjamín eludió el servicio
militar, pero fue arrastrado a la izquierda por la guerra. En
generación «instalada>> dentro de la tracambio, la セZ・ァオョ、。@
dición del marxismo occidental, estaba formada por hommadurez: mucho después de la pribres que Uegnron a
a quienes formó políticament.r;; el
y
rnundial
guerra
mera
segunda guerra mundial. El prila
y
fascismo
del
avance
rnero de ellos en descubrir el materialismo histórico fue
Lefebvre, quien en muchos aspectos es una figura poco
este grupo y que se incorporó al Partido Comucomún
nista Francés (PCf<') en 1928. Adorno, diez m1os menor que
Marcuse y Benjamin, no parece haberse vuelto hacia el
marxismo hasta después de la conquista del poder por los
nazis en 19:B ..Sartre y Althusser, aunque de edades muy
dispares, parecen haberse radicalizado, al mismo tiempo,
por el ilnpaclo de la guerra civil espaí1ola, el desastre fran·
cés de 1940 y su encarcelmnien to en Alemania. Ambos com··
pletaron su evolución política después de 1945, en los primeros años de la guerra fría. Althusser se afilió al PCF en
1948, mientras que Sartre se alineaba con el movimiento
comunista internacional en 1950. Goldmann se sintió atraído por la obra de Luk;:ics antes de la segunda guerra mundial y durante ella, y después de ésta se encontró con él en
Suiza en 1946. Delia Volpe constituye una excepción cronológica que, sin embargo, confirma el esquema políticogeneracional: por su edad pertenece a la primera generación, pero la pdrnera guerra mundial no ejerció ninguna
influencia sobre él, se comprometió luego con el fascismo
tardíamente llegó al marxismo, en 1944-45,
italiano y
seguncla guerra mundial, cuando tenía cerca
al final de
de cincuenta años. Fínalmente, puede discernirse un caso
límite de una ¡:;osible tercera generación: Colletti, quien era
demasiado joven para que la segunda guerra mundial lo
marcara pmfundamen te, y sólo se hizo discípulo de Della
Volpe en el período de posguerra. Se afilió al PCI en 1950.
Esencialment e, como se verá, desde los comienzos del
dect:nio .1920-1930 el marxismo europeo se centró cada vez
más en Alemania, Francia e Italia, tres países que, antes o
después de la segunda guerra mundial, contaban con un par-
Perry Anderson
40
tido comunista de masas al que se adherían sectores importantes de la clase obrera y se sumaba una intelectualida d numerosa y radical. La ausencia de una clase u otra de estas
condiciones impidió el surgimiento de una cultura rnarxista
desarrollada fuera de esta zona. En Gran Bretaña se produjo
una amplia radicalización entre los intelectuales en el período comprendido entre las dos guerras. pero la masa de
la clase obrera pennaneció fiel al reforrnisrno socialdemócr::tül En España, e! proletariado demostró ser de tempera·
obrera
mento más revolucionario que cualquier otra
del continente durante los afias treinta, pero hubo muy pocos intelectuales en el movimiento obrero. Ninguno de estos paises produjo nada de importancia en la teoría marKista durartte este período 4.
enigma
ᄋセ@ El caso espaüol, no obstante; sigue siendo un
pese a
híslórico. ¿Por qué EspB.fia nunca d].(} 1J.n Labriol:t ;) un
proletari.ad;.) y sn canlpésirtado. aún
ele セオ@
la cxtraordina;"io.. 」ッイョ「。、カゥセQ@
XIX que, si
y a una herer.tcia cuHu.rrd del セMZゥァャッ@
iエ。ャゥイセN@
n1ayor que la 、エセ@
lejos tJe ser despreciable?
b]en cie.t·tan1ente rnenor que la de Italia, ・セ[エ。「@
con1pL:;jo prodedicar una i.nvestigacíón a fDndo a イZNセエ・@
ScrJ;;, エョヲセ」ウ・イ@
bl-:;nlEL Su soludón ser.l<:"- in1prJrtrtnte para un étnáJisi>, rnás a1nplio el>.; lus
condicíones del surgin1iento y el de.sa1To1Io del lT:iDtcrialisn·to histórico
conJo teorí.a. Aqu.i podernos sclarnentc sefw.lar en lo que concierne al
prc>blema de las herencias cultu:raJes 1eiativas que, sorp:rendetJ.ternen te, mientras Croü' estndiab<l J difwJdÍG la cbra de Marx en Halia
ccrcauo en Españ8-,
en el (leccnio de 1890-lSOü, el intelectual análogo Qョ£セ@
convertía tan1l:.d.é:-l al nH.-rrxisroo. Unan1uno, n d.Herencia de
Unaxnuno, セ・@
Crov?, participó activan1entr:-' e.:r1 la org;.;¡_nhacióri del p;-xrtidn ウッ」ゥ。ャ[エN⦅セ@
cspafiol en Utl4-97. Sin einhargo, rnie.ntra:j el coxDp:ron1iBo de Croce con
c1 rnaterialis1uo histó:ck.o ib;;:. a tene:c profundas consecucnci;H, para el
eJ. rie Unaxnuno no dcj6 l1uellas :n
en セZエャゥ@
del セョ。イクゥNッ@
N、・ウ。イセZッョ@
con el «t:D.SrlYlS··
」オョャZゥBNAセMエ@
del. rtaHanG, tan BZセョ@
.. Er [Zョ」Qャッーセ、ウ@
ヲセウー。ョ@
razoP.es de las diferencias en
del espc.f)nl, fue :::-in du.üa una de ャ。セ[@
ョQッセI@
rrn.tcl.\o r11cnoc 1.-Iablando con
Unarrn:tno era 1.1r1 ーeセPウ。、ッZイᄋ@
los イ・ウオャエ。、ッセLN@
ele la a.usenc.ia de
rnayor generalidad, sus liTrÜtaci.ones e-ran ウャイエッGQ■セNゥ」ヲ@
sisterná-·
ヲゥッセ\ス」@
Espafia de una i.t:nportantc tradición de ー・ョウ[ZNセjゥ」エ@
d.c
todo ZセjN@ |MセャイエオッウィNョ@
ti>:X.1 1 algo de lo que la cultura espaíi.ola,
dc:.d;:: c1 r・ョZMセ」ゥᄋ@
su literatura . .su
de;
:Fue C{I.ÚZÓ. l;;:: 。オウNZセョ」ゥ@
rniento hasL::t Ja
en <:J
que hnpidió la aparición de una obra n1ard.s1·,:'!. d.:.:'
ibtriri.2 ü:Jn.biéD n r:x·
」ッョAセ@
rnovi1niento obret·o csp¡-.d'íol del siplt.-, xx. イNZセエッ@
」ッウ・セ@
「オ・ョセ[@
エセjML。@
de que el 1narxisrno vn
plicar el hecho 」オイェッセ@
1
Lセィヲョ[ᄋ」
セヲゥ」ッ@
Q セG・@ tセ」[R@
」セ_[エゥjᄀ
notable ィゥセ[エッイァ。\Nl@
dentro d.:: la c:nnpleja
オョセQ@
ーイッ、エィセゥ@
cnaxx.L;1no viv(; en
.tncnte. subrayad.2 por
La
Q ャI@ セNB|[ゥLGエョ@
;;:.,n
Pi
イ■セZHI@
Advenimiento del marxismo occide·ntal
Las fechas históricas y la distribución geográfica del
((marxismo occidental» brindan el marco formal preliminar
para situarlo dentro de la evolución del pensamiento socialista como u:n todo. Ouedan por identificar los rasgos susque Io definen y lo delimitan como una
tantivos
tradición integrada. La pt'imera y más fundamental de sus
característica2 - fue el divorcio estr'uctural entre este marxismo y la práctica politica. La unidad orgrínica entre teoría
y ·práctica realizada en la generación clásica ck marxistas
anterior n la primera guerra mundial. quienes desempefi.a·
ron una función poHtica y una función intelectual inseparables dentro de su.s n:spectivos partidos, en Europa oriental y central, iba a romperse c;:\da vez más en el medio
s1glo que va de 1918 a 1968, en Europa occidentaL La ruptura no fue inmediata o espontánea en el nuevo contexto
geográfico del rnarxismo posterior a la prigen.eraciona1
. J.:<uc producida lenta y progrcsivamen históricas, ·que sólo en los al'íos
te por
disolución final del vínculo entre teatreinta
Pero en 1::: época posterior a la segunda guedistanda entre ellas era tan grande que
consustancial con la tradición misembargo, los tres pri:rneros teóricos im·
gen_er8CÍÓX"l posterior- r:t 1920 セM@ . Nios verdaderos
modelo del marxismo occidental-- fueron
políticos de
destacados
Cada
GramscL
y
Korsch
: Lu.k<'1cs,
un participante y organizador
Ievantarniento s revolucionario s de masas de
ser compncblo para la educación
COII SU
de J セQIYL@
de ffi:;za C'OrJi ra el ataque
en i\11stria dur::.tnte. los aü.os \/Cinte,
Comunista Húngaro y, después de
L|セ[p@
ae un c:J.crO<'nto filo··
p:"'tc-¡ PngT:rldrat· un
セN[Zエ・ウゥ@
ciare C'sUL clásica·
forrn;}clón
Ü.\
セNエ・イョー。@
La conciencia de esto 、エセ「・@
cntica ckl
otras ·¡)artes
te; p-:·ro uo debe inhibírLsL
(-:-n
de ]a filosofía en el rnarxísmo occi .
.hC('hO que cxarninaren1os más adelan-
42
por el
dirig ente s de su
supu esto,
amb os en las
Orga niza dor y
de ''furh 1 y direc tor
sigui ente fue uno
llegó a ser el
do éste libra ba una
solid nció n del
que
clase en
que .;;J
:Kor sch fue expu bado del KPD en I 926
s1.: habí a estab iliza do, exig ir
」。ーゥエセャウjNイZッ@
· · a_r
1
·v crltlc
··()11
r-11
. Nセ⦅sHZ@ ·· "·joセL@ · üe
..1_o· ..s· e
セNM
la \Mセ@GQァᄀエᄋZNキセML@ MB[Gセl@
'
·
rse
noda
acor
sovié tica p(;r
イZセクエ・ゥッ@
1.rató de ma:n tener dura nte
co inde pend iente , y aun
mar·
ció activ o en
;n¡¡;.
mu.i:
del
ria
victo
xista s hast a 1933, cuan do
y al
a aban dona r Alem ania y marc har al exili o
os 1 •
Unid
dos
Esta
en Esca ndin avia y luego en
carn bio, reda ctó las tesis ofici ales del
rech azab an
Hün garo en 1928, las
acab aba
que
pers pect ivas catas trófi cas
famo sa línea d(c:l \サMセᄋ」イ・@
la
,
intcm
VI Cung reso de );:; Korn
las
perío do», con sus viole ntos ataq ues :-t
"
de
das
lifica
·-·-ca
obn. ras refo rmis tas
·wga ción nihil ista de toda disti nció n entre
A
Advenimiento del marx ismo occidental
43
les com o instr ucráti cobu rgue ses y dicta dura s milit arpo licia
6 • El inten to de Luká cs
ta
talis
capi
men tos de la dom inac ión
los siste mas polít ide esbo zar una tipol ogía difer encia l de
su énfa sis en la
cos capi talis tas en b nuev a coyu ntur a, y
ición en la luch a
nece sidad de lema s dem ocrá ticos de trans
n viole ntam encontr2. la tiran ía de Hort hy en Hun gría, fuero
inter n, y fue amete atac ados por el secr etari ado de la Kom
do. Para evita rla,
naza do con la expu lsión sum aria del parti
sus opin ione s pripubl icó una retra ctac ión (sin mod ifica r
ació n fue la renu nvada s): pero el prec io de esta desa prob
resp onsa bilid ades orga niza tivas dent ro
cia perm anen te J.
e 1929, Luká cs
de su parti do o de la Inter naci onal . Desd
se en su obra indejó de ser un m.ili tante polít ico, limit ándo
ués de pasa r
Desp
telec tual a la críti ca liter aria y la filos ofía.
r por los
pode
del
tm brev e perío do en Berl ín, la conq uísta
a la
sta,
opue
ción
nazis le oblig ó a exili arse en la direc
guenda
segu
la
perm anec ió hast a el final de
URS S, 、ッセj・@
rTa mun.:::haL
Gram sci fue más somb río. Arre stado en
El desti no
Mus solin i, en 1926, cuan do el fasci smo
Rom a por orde n
impo ner su total dicta dura sobr e el
italia no term inó
cond icion es
pasó nuev e terri bles arios en prisi ón, en
por la pritado
que le prod ujer on la rnue rte en 1937. Apar
del PCI, se
ina
dest
sión de la pard cipu dón en la vida clan
ncia s de
ecue
cons
las
salvó del enh enta mien to d1xecto con
últim o
su
así,
Aun
la estal iniza dón de la Inter naci onal .
gica
enér
una
ibir
escr
fue
to
su arres
esupr
la
ra
cont
cú,
M'os
en
a
que estab
Cen.ité
Com
al
no
italia
do
\:arta del parti
sión
que se pedí a may or toler anci a en sus
de la expu lsión de la Opos idesd e la prisi ón, se opus o lueg o
en
do» desd e 1930,
cmeg onca n,,·n te a la línea del «terc er perio
Luká cs en 1928,
man tenie ndo post uras simi lares a las de
encia s demo cráque dest acab an la impo rtanc ia de las exig
nece sidad vital de
ticas inte: nned ias bajo el fasci smo y la
das tesis de Blum (seudó ·
6 Véans c 'os pasaje 5 esenc iales de las llama
Lukác s, Political キイゥセ@
Georg
en
dad),
estini
cland
la
ni m o eJe Lukác s en
.
240-51
pp,
tmgs 19191929, Londr es, NLH, 1972,
Pen"'Y And erso n
44
par a derr oca rlo 7• El clilogr ar la alia nza del cam pes inad o
iona l era tal, que su herma de la épo ca en la III Inte rnac
a que las tran smi a quie n con fió sus opin ione s par
セ。ョッL@
Ital ia, perde! part ido, que esta ba fuer a de
tier a a.I, 」・ョエセッ@
ón. Así,
ulsi
exp
en silenciO par a evit arle el ries go ele
ュ。ョセ」キ@
rent es
dife
tan
eras
man
las dos gran des trag edia s que , de
el ーセZ@
en
peo
euro
ero
ウセ@ aba tier on sob re el mov imie nto obr
suse
,
smo
lini
esta
el
y
nod o de entr egu erra s, el fasc ism o
none
exp
les
ncia
pote
los
mar on par a disp ersa r y des trui r a
de
tica
prác
la
a
a
unid
tes de una teor ía mar xist a nati va
occ iden tal. La sole dad y mue rte de
ーイッャセエ。ゥ、@
mas as セ・ャ@
el exil io de Kor sch y LuG:a msc r en Ital ia, el aisl ami ento y
y en la URS S, resp ecti vam ente ,
uョゥ、ッセ@
ka:s en los セZエ。、ッウ@
el que el mar xism o occisen alar on el 1111 de un pen odo en
mas as. De allí en ade-·
den tal aún tení a arra igo entr e las
críp tico a una disiba a hab lar su pro pio leng uaje
i。ョエセ@
a cuy os dest inos trat aba
tanc ia cad a vez may or de la clas e
form alm ente de serv ir o arti cula r.
pro duc ir hnll ó su priEl pro fun do cam bio que se iba a
cen tro fue el Inst itut o de
mer a exp resi ón en Ale man ia. Su
cuy os oríg ene s y desa rroInve stig ació n Soc ial de Fra ncfo rt,
su con cep ción com o
llo ya hem os con side rado . Aun que
ació n mar xist a den tro de
cen tro acad émi co par a la inve stig
vo en la hist oria del soun Esta do cap ital ista era algo nue
arac ión inst ituc iona l de
cial ism o -pu es imp lica ba una sep
ejem plo, jam ás hab ría
la polí tica que Lux emb urgo , por
hab ía ded icad o dur ante
ace ptad o ante s de la gue rra- , se
trad icío nale s del movitodo s los año s vein te a pro blem as
da labo r emp íric a con
mie nto obre ro, com bina ndo una sóli
icam ente , su dire ctor en
un aná lisis teór ico seri o. Esp ecíf
se
de アオセ@
inau gura l, adv irtió con tra el peli gro
su 。ャNッ」セゥョ@
ipo
equ
su
y
s»,
rine
par a «ma nda
en una ・ウセオャ。@
セッョカQイエ・@
los part idos pro leta rios de la
de
vos
acti
os
mbr
mcl uyó mie
te del KPD 8. El peri ódic o
Rep úbli ca de Wei mar , espe cial men
sch y Luk ács, jun to a
Kor
del Inst itut o pub licó trab ajos de
NLB, 1970, pp. 249Fiori , Anto nio Gramsci, Lond res,
.
1968)
,
nsula
Pení
a,
elon
Gra.msci, Barc
258 (Vzda de aセエッョキN@
ination, pp. 11·17.
8 Jay, The dzalectzcal 1mag
7
vセ。ウ・@
gゥオウ・ーセ@
tal
Adv enim ient o del mar xism o occ iden
45
Así, form ó el pun to noensa yos de Gro ssm ann o Riaz ano v.
corr ient es <<Occidental» v
da! de con junc ión en el que las
del mar xism o en los año s
«ori enta l» se enc ontr aron den tro
iba a ser de imp orta ncia
vein te. Su tray ecto ria, por tant o,
ía mar xist a en su condec isiv a par a la evo luci ón de la teor
pren dido entr e las dos
junt o en la Eur opa del perí odo com
oria dor aus trom arxi sta
gue rras . En 1929, Grü nbe rg, el hist
ació n, se reti ró. En 1930,
que lo hab ía diri gido desd e su fund
vo dire ctor del Inst itut o:
Hor khe ime r se con virt ió en el nue
Luk ács y el mis mo año
un año desp ués de ser sile ncia do
su pro pia segu rida d,
por
en que Gra msc i fue cen sura do
yez de hist oria dor
en
sofo
aun que esta ba en pris ión. Filó
gura l Hor khe ime r dio
com o Gri.inberg, en su disc urso inau
ient ació n de la labo r del
la tóni ca de una imp orta nte reor
por el mat eria lism o hisInst itut o, lejo s de la preo cup ació n
des arro llo de la «fil osof ía
tóri co com o «cie ncia » v hac ia un
con inve stig acio nes emp íric as. En
soci al» 」ッューャ・ョエ。、セ@
r los Archit•os para la His1932, el Inst itut o dejó de pub lica
Obr ero; su nue va putori a del Soc iali smo v el Mot •üni ento
ainoc ente men te, Rev ista de Inve stig
blic ació n fue エゥオャ。、セL@
revo
trar
con
la
a
rior
ción Social. En el brev e perí odo ante
y
ado
vari
un
ió
r reun
luci ón fasc ista de 1933, Hor khe ime
s en el Inst itut o, los
uale
lect
inte
nes
jóve
de
tale ntos o gru po
on Mar cuse セM Ado rno.
más imp orta ntes de los cua les fuer
ann , Hor khe ime r nun ca
A dife renc ia de Grü nbe rg o Gro ssm
ido obr ero, aun que anhab ía sido mie mbr o de ning ún part
:v segu ía sien do polí titaño hab ía adm irad o a Lux emb urgo
crít ica fren te al SPD v
cam ente radi cal, en una pos tura
mbr o de un con sejo de
al KPD. Mar cuse , que hab ía sido mie
vínc ulos con el movisold ado s en 1918, con serv ó algu nos
ar con la izqu ierd a
icul
mie nto obr ero orga niza do, en part
es a la tom a del pod er
del SPD; en los últi mos año s ante rior
ódic o teór ico de Hilf erpor Hitl er fue cola bor ado r del peri
cam bio, el más jove n de
ding , Die Ges ells cha ft. Ado rno, en
pers ona l con la vida polílos tres , no tení a ning ún vínc ulo
nue vo equ ipo del Inst itica soci alis ta. El esce ptic ism o del
s de la luch a de clas es
tuto con resp ecto a las pers pec tiva
tant o el par tido soci alde en Ale man ia, en un tiem po en que
aba n su con fian za en
móc rata com o el com unis ta pro clam
46
ción de
el futur o, se demo stró ya al comie nzo de la ocupa
irietransf
se
su cargo por Rork heim er, cuand o sus fondo s
on
lecier
estab
se
ron callad amen te a Holan da, en 1931, y
9
oficin as exter nas en Suiza ,
pero no
Así, la victo ria nazi de 1933 exilió al Instit uto,
iar su
negoc
pudo
lo destr uyó como centr o. Hork helm er
dond e
1934,
en
s
Unido
trans feren cia form al a los Estad os
York ;
a
Nuev
en
bia,
se incor poró a la Univ ersid ad de: Colum
todos
ial
mund
a
Y antes del estall ido de la segun da guerr
emiLa
ica.
Amér
en
on
sus coleg as rrd\s cerca nos se le unier
a
firió
trans
lo
s
Unido
graci ón del Instit uto a los Estad os
siquie
o
obrer
to
mien
movi
un medi o políti co caren te de un
ión
tradic
toda
de
o
lismo
ra form alme nte adher ido al socia
Instit uto
marx ista susta ncial. En su nuevo ambi ente, el
ación al
adapt
su
hacia
ente
idam
como tal se orien tó decid
a y
pasad
labor
a
propi
su
rando
orden local burgu és, censu
micas
acadé
s
idade
ptibil
susce
las
a
prese nte para adecu arse
lógico s de
o corpo rativa s locale s y efect uando análi sis socio
flarse en
camu
Para
vista.
positi
te
carác ter conve ncion almen
ente
icam
práct
da
retira
una
uó
efect
su nuevo hábit at, se
Adorv
er
heim
Hork
nte,
dame
Priva
comp leta de .la políti ca.
セ@ la sono conti nuaro n mant enien do una acerb a hosti lidad
guerr a en
cieda d estad ounid ense, revel ada despu és de la
(prud ente··
su obra conju nta Dialéctica de la Ilustr ación
básic a
ión
entac
argum
cuya
da),
Holan
ment e publi cada en
fascis mo
ident ificab a el libera lismo norte amer icano y el.
1949--50, sin
alemá n. El retom o del Instit uto a Franc fort, en
funci ón y
emba rgo, no alteró el camb io funda ment al en su
os Unisu orien tació n socia l que hab:ía sufrid o en los Estad
era
erra
dos. Porqu e la Alem ania Occid ental de la posgu
más
el
ral,
vista políti co y cultu
ahora , desde el punto
alista s impo rtante s de Eu.rocapit
s
paíse
los
de
io
reacc ionar
nismo
pa, extirp adas sus tradic iones marx istas por el chovi
con
ente,
oralm
temp
nazi y la repre sión anglo amer icana y,
en
ente,
ambi
este
un prole tariad o pasiv o y en repos o. En
r
dona
aban
a
iba
SPD
el que el KPD iba a ser prohi bido y eJ.
@
エ
セ
ィ
ー
ュ
ッ
」
se
ismo,
Cüüexión con el marx
fonna lmen te
Adve nimie nto del marx ismo occidental
47
los Estala despo lltiza ción del Instit uto: mient r-as que en
del muno
dentr
o
aislad
dos Unido s había sido un encla ve
te feslmen
oficia
fue
ental
do acadé mico , en Alem ania Occid
por
dida
defen
a»
crític
ia
tejad o y prote gido. La «teor:
itaexplíc
ciaba
renun
ahora
a
Hork heím er en los años treint
o
mism
El
lista.
socia
ica
práct
ment e a todo lazo con la
del
gías
·apolo
as
inios
ignom
en
Hork heim er finalm ente cayó
que llegó
capit alism o en su retiro 10 • En camb io, Ador no,
obra más
su
jo
produ
y
1958
en
a ser direc tor del Instit uto
nunc a siial,
mund
a
guerr
da
segun
la
vigor osa despu és de
ca, siempolíti
la
de
to
mien
aleja
o
guió ese camin o; su mism
Por el
ello.
de
rvó
prese
le
as,
coleg
sus
de
pre mayo r que el
s,
Unido
os
contr ario, Marc use, que perm aneci ó en los Estad
aria,
ucion
iba a mant ener una intran sigen te postu ra revol
ucion al,
en medi o de un gran aislam iento intele ctual e instit
objet iva de
en los años cincu enta y sesen ta. Pero la tensió n
de su pensa esta situa ción iba a cobra r su preci o dentr o
ismo clámien to. Adhe rido a los ideale s políti cos del marx
l activ a
socia
sico, pero totalm ente aleja do de toda fuerz a
teoriz ar
a
ica
que lucha se por ellos, Marc use llegó en Amér
a en
obrer
clase
sobre una «inte graci ón» estru ctura l de la
cael
sobre
te,
el capit alism o avanz ado, .y, por consi guien
sociato
mien
pensa
rácte r insup erabl e del abism o entre el
más- - y
lista --aho ra inevi table ment e «Utóp ico» una vez
La rupánea.
mpor
la acció n prole taria en la histo ria conte
sinzado
come
había
tura entre la teoría y la práct ica que
fue
e
veint
aflos
J.os
de
lenci osam ente en Alem ania a fines
los años
consa grada abier tame nte en teoría a medi ados de
ional .
mens
unidi
re
homb
sesen ta, con la publi cació n de El
único
el
era
ania
Alem
Antes de la victo ria del nazis mo,
un
tenía
que
,
Rusia
de
país impo rtant e de Euro pa, fuera
por
tuvo
ia
Franc
ués,
Desp
parti do comu nista de masa s.
duran te el
prim era vez un moví mien to comu nista de masa s
da guerr a
segun
la
de
ués
Desp
nerío do del Frent e Popu lar.
ente eliicam
práct
aba
qued
KPD
;,nmd ial, mien tras que el
en la
rtió
convi
se
PCF
el
entai,
mina do de Alem ania Occid
ia.
Franc
en
a
obrer
clase
la
de
organ izació n mayo ritari a
lú
de 1970.
Véase su entrev ista en Der Spiege l, 6 de enero
48
Perry Andersorz
Este doble cambio transform ó todo el equilibrio de la cultura marxista en Europa. Desde la época de la II Internacional, el movimien to obrero francés -que a principio s del
siglo XIX había estado a la cabeza del continent e en militancia política y creativida d intelectu al- en el campo teórico había quedado bastante a la zaga de sus equivalen tes
en Europa oriental y central, y aun en Italia. El marxismo
nunca había penetrado profunda mente en la sno o la CGT.
Las razones de este retraso cultural en la III República
fueron esencialm ente dos: la fuerza de las tradicion es pre··
marxistas nativas (el proudhon ismo, el blanquism o y el anarcosindica lismo) en el proletaria do y el sostenido vigor del radicalismo burgués (de un tardío tipo jacobino) que aún
anclaba firmemen te a la intelectua lidad local en su propia
clase. Donde se producía la confluenc ia de estas dos corrientes, por ejemplo, en un dirigente como Jean Jaures, el
resultado era una doctrina social de un acentuad o idealismo y provincia lismo. En Francia no se hizo ninguna contribución importan te a los grandes debates marxistas de la
época anterior a 1914. Para todos los fines del Partido Socialista Francés, El capital era un libro cerrado; es significativo que antes de la primera guerra mundial no se
tradujera en Francia ninguna obra teórica importan te escrita después de Marx y Engels. La victoria de la Entente
en 1918, al mantener la dominaci ón de la burguesía france·
sa y ahorrar a la clase obrera la prueba de una derrota,
amplió las condicion es para el crecimien to del marxismo
corno una fuerza real en el país. El Partido Comunis ta Francés, después de un comienzo aparentem ente triunfal en
1920, pronto quedó reducido a proporcio nes relativam ente
modestas , con unos 50.000 afiliados, durante el resto de la
década. Los intelectua les que atrajo eran en su mayoría
personali dades literarias , con una relación más sentimental que científica con la herencia de las ideas soc1a
listas.
Sólo en 1928 se unió al partido el primer grupo de intelectuale s más jóvenes con un verdadero interés por el
marxismo . Este grupo incluía a Nizan, Lefcbvre, Politzer,
Guterrnan y Friedman n; había cristaliza do en la revuelta
Advenimi ento del marxismo occidenta l
49
contra la esterilida d y el provincia lismo de la filosofía francesa oficial v había tenido en un comienzo simpatías por
el surrealisn ;o 11 • Sin embargo, su entrada en el PCF coincidió con la estaliniza ción final del movimien to comunist a
internacio nal durante el tercer período. Por ello, desde el
principio su labor teórica estuvo sujeta a estrictas limitaciones política.s, pues por entonces todas las cuestione s fundamental es concernie ntes al análisis del desarroLl o capitalista y a la conducci ón de la lucha de clases eran dominio
exclusivo no va de la dirección nacional del partido en FranKominter n en la misma Rusia. Así. el campo
cia, sino de
intelectua l dentro del marxismo se había
actividad
para la
de las filas de los partidos comudentro
mucho
reducido
después de un precurso r intento
Politzer,
.
europeos
nistas
12
de llevar a cabo una crítica marxista del psicoanál isis , se
convirtió en poco más que un obediente funcionar io cultural del PCF. El espíritu polémico de Nizan fue rápidame nte
ahogado por 1as presiones organizat ivas, hasta que finalmente se rebeió contra el pacto nazi-sovié tico y fue expulsado del partido 13 • Sólo Lefebvre mantuvo un nivel y un
volumen relativam ente elevados de producció n escrita y la
fidelidad pública al PCF. Pndo hacerlo mediante una innovación táctica que más tarde se haría caracterís tica de los
teóricos marxistas posterior es en Europa occidenta l: dar al
Cé.snr Jo que en.1 del César, es decir, una lealtad política
combínad a con una labor intelectua l lo suficiente mente disociada de les problema s centrales de la estrategia revolucionaria corno para escapar al control o la censura directos.
Los principal es escritos de Lefebvre de los años treinta fueron sohre todo de carácter filosófico , con un nivel de absque le permitía mantener se dentro de los límites
エイ\セ」ゥョ@
de la disciplina del partido. La publicaci ón de su obra más
importan te, El materiali smo dialéctico , retrasada durante
1;
Sobne lo;; oríEc'nc·s de c<e セNイオーッ@
íc rrste, París, 1959, pp. 389-414.
1i
d
véase Hcnri Lefebvre, La somme
P:::ds 1928. Politzer ha12 Critique des fondcnh'Hfs de la ーセケ」ャッァゥ・L@
io cual sugiere
bi:-:t sido testigo de _1a. Corouna húnuara en su ゥセjNv|ᄋョエオ、@
de Europa e_ cal.
un !enne vínculo con el n1;11 クゥウョMセッ@
el YíYido ens;¡yo de Sartre u1 la reedíción de Aden A.rabie,
t' |ALG[Zセᄋ@
de P;cul Ni<:;m, París, 1960; ambos ;eran íntimos amigos.
50
Perr y Alule rson
.su conc lusió n, fue recib ida cocJ recel os
tres ai'ios desp ués
donc s, se la PLH>
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recto , con sus apel acio nes
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19?7 h'-l;O ia influe ncia de Jaspe rs y
ruso, dirigi ó su interé s a HegeL
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52
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lleg ó a su pun to
año s la pas ivid ad pol ític a del PCF
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zac ión del rég ime n inSin emb arg o, la lim itad a libe rali
reve ló que nue vas
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tern o del par tido en los afw s
ose den tro de
tánd
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fue rzas inte lect uale s hab ían esta
ción por entr ega s de la bioél cail ada men te. Ya la pub lica
nu, des de 1955. hab ía seña gra fía de Mar x y Eng els de Cor
ició n eru dita de Me hrin g
lado. el pas o a Fra ncia de la trad
1
rici ón de la obr a de Lou is
Y R1a zan ov g. Per o fue la apa
sup uso un cam bio dec isiAlth usse r, de 1960 a 1965, Jo que
lect ual den tro del par tido .
vo en .el nive l del deb ate inte
do un ímp orta nte sist ema
Por pnm era vez se hab ía arti cula
ativ o del cüm uni smo fran teór ico den tro del mar co org aniz
inal idad fue ron reco noc ido s
cés, sist ema cuy o valo r y orig
nen tes. La infl uen cia de A1has ta por sus más dec idid os opo
te des pué s de 1965, tan to
thu sser se difu ndi ó rnu y ráp ida men
ifila s del PCF , dán dol e una pos
fue ra de ャセウ@
セッュ@
、N・Lョエイセ@
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Sin emb arg o,
en la h1s ton a del par tido í •
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par ado Ja de este asc end ient e
ític a del PCF . La ace ntu ada
tido con trar io a la evo luci ón pol
iden tal en los año s sese nta,
mod erac ión del com uni smo occ
en el pro su expre;,;ión más des arro llad a
en efec t?, 。ャ」ョセ@
una «de moc raci a ava nza da»
gra ma del part 1do en pro de
alm ente el PCF se dist inen Fra ncia , mie ntra s inte rna cion
hac ia Chi na y su adh cpor su alto gra do de hos tilid ad
ァNエセ■。@
flic to chin o-so viét ico. Por
swn a la pos tura rus a en el con
ser se def inía ・クーャ■」ゥエ。ュセ@
el con trar io, la obr a de Alt hus
ca en que la doc trin a ofiépo
com o ant ihu man ista en una
las virt ude s del hum ani smo
cial del par tido fran cés alab aba
ios con trac tw.d es (com unis
com o vínc ulo corn ün ent re soc
la edif icac ión de una dem otas, soc iali stas y cató lico s) en
sov iéti co pro clam aba «tod o
crac ia ava nza da, y el par tido
mis mo tiemn-o
mas as; セ。ャ@
par a ei hombre>> com o lem a de
Q 。セ@
sus sim patí as hac i3 cィゥ[
Alt hus ser ape nas disi mul aba
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1846.
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el PCF : mw ntra s que 。ョセ・ウ@
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ide nte men te la «Or todo xia»
este últi mo hab ía imp ues to estr
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dep end ient e por par te de amb os
que la org amz acw n ?e.l. parsibl e una coe xist enc ia táct ica
term inad a. La amb 1gu eda d
tido tení a inte rés en no dar por
tipo de lazo no era n men os
y la tens ión inh eren tes a este
cas o de Alth usse r, a cau sa
evid ente s, par ticu larm ent e en el
ivas en el PCF .
de la falt a de rest ricc ion es coe rcit
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La ext rao rdin aria esc ala y velo
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en Eur opa de la zon a germar xist a des pué s de 1945 pas ara
vez en e! sigl o. Per o el desmán ica a la lati na por prim era
iba a seg uir un rum bo r:ot a·
arro llo del mar xism o ital iano
por el mar :dsm o fran cl'S en
blc mu ltc dife ren te del seg uido
ia hab ía pos eído una エョセ、ャᆳ
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ción m;< rxis ta nati va que se rcm
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a fines del siglo XIX. La obra de Labriola habL:t sido heredada y continuada en la generación :,;igüiente por Mondolfo,
otro filósofo ex hegeliano que a su vez habíu ejercido una
influencia directa sobre la generación de Grarnsu 10 • Luego,
en el largo interludio del fascismo, se incubaron en la prisión los escritos de Gramsci, que fueron dc,;cubieltos y ,
publicados por primen¡ vez en 1947-49. Su efecto fue enorme, tanto dentro del PCI como fuera de éL La presencia de
esta herencia marxista nativa que culminó en la gran obra
emprendida por Gramsci ayudó, pues, a inmunizar al comunisrno italiano c:mtra los mayores estragos de la guerra
fria: el PCI resistió al zhdanovismo en mucha rnavor medida que el PCF. La dirección del partido, aún 」ュᄋセQーオウエ。@
en gran parte por hombres que habían sido contemporáneos y colegas de Gramsci, atemló lo peor de la represión
cultural típica del perí.odo
la Kominform y permitió cierta Uberta.d de expresión intelectual dentro de la organiza·
ción, siempre que estuviese ウMセァイ・。、@
de la actividad polí·
tica del par.tido. Por otro lado, la canonización póstuma de
Gramsci, paradójicamente, sirvió para esterilizar la vitalidad de su legado teórico al marxismo italiano. La figun3. de
Gramsd fue couvertida en un icono ideológico oficial del
partido, invoca.do en todos ャッセ@
actos públicos, mientras sus
escritos eran manipulados u olvidados: veínticlnc:J aflos después del fin de la guerra, el PCI no había publicado una edi··
ción crítica seria
sus obras, Así, los mezcla
aromas
de incienso y polvo que rodearon a los Cuadernos de la
prisión dieron el inesperado resultado de que la principal
tendencia teórica que se desarrolló denttu del mar'Xlsmo
itaíiano después de la segunda guerra mundial
una reacción contra toda la Etscendencia filosófica
Labriola a
Gramsci.
El fundador de la nueva 」セ[オ・ャ。@
era GalvatH) Delia Volpe,
un filósofo afiliado ai PCJ en 1944 que escribió tma serie de
obras influyentes de 194? a 1960. Delia
セNZッュ@
la
mayoría de íos intelectuales acadónicos
la prezo Sobre ':'! papd ele Mondolfo, véase Chdsti;u·, ャセNj・、Lgウ@
G ran;sci. lvt(Irxismu.:; in J talieu, Francfort, j970. pp. 21-2!!..
Antoi'Jio
55
Advenimiento del marxismo occidental
guerra, había aceptado d fascisn1o. Formalrnente absuelto
de su pasado por su adhesión al PCI después セ・ャ@
ァッセー・N@
セ・@
Badoglio, con todo, sus ankcedentes .le unp.echan adqmnr
una autoridad política dentro del partido, rmentras que los
mismos rasgos" personales que antm'ío セ・@ habían l!evado a
aceptar y justificar el Estado corporatlv.o, ーッウエ・ョイュセ@
le inclinaban a una consecuente conformidad con la pohtlca de la dirección del PCL De este modo, si bien la orientación teórica de Della Volpe divergía clararnente de la ortodoxia nrevalecíente en el partido, su obra carecía de toda
carga p(:lítica autónoma. Aunque era el más eminente filósofo profcsiorwl del partido, también era en ョュN」ィ_セ@
。ウー・セᆳ
tos el más 1nargínal a éL No hubo ninguna fnccwn sena
entre Della Volpe y el partido en el transcurso de las dos
décadas de su pertenencia a él; pero también, el aparato
cultural del partido le rindió escaso homenaje. Sin embargo, bajo su Ínfluencia surgió un セイオーッ@
de jóvenes ゥョエ・ャセ」ᆳ
tuales que formaron la escuela mas coherente y ーイッ、オ」エャカセ@
dentro dei PCI: Pietranera, Colletti, Rossi, Merker, セ・イュ@
y otros. De éstos, el más dotado y agudo era Collett1, セュ・ョ@
se unió al partido a los veintiséis años, en 1950. Despues .del
XX Congreso del PC1..JS y de la rebelión ィョァ。イセL@
la イN・カQセエ。@
teóric::-1 del rcr, Societil, fue ampliada en su eqmpo edrtonal
en 1957 mediante la inclusión (entre otros) de Della Volpe
y Pietranera, a los que se sumó Colletti al año siguiente.
En este período, los temas filosóficos de la escuela empezaron a adquirir resonancias políticas entre algunos de ャセウ@
miembros más jóvenes dd grupo. En particular, se pod:a
f.'] ·'f'ca er' la impo,·tancm
interpretar que Hl hャsiエNセョcj。@
LNjッウセ@
1 ·,
' "
.. , ::,
de
,,abstracción dcntít1ca deter m mana» caractcnsuca 、セ@
la obra de DeHa Volpe, ímplícaba la necesidad de un 。セᆳ
lisis de la soci.edad italiana en términos de las 」。エセァッZQウ@
«puras» del capitalismo desarrollado, con unos セ「jエャカッウ@
políticos correspondientemente ᆱ。カョコセッZG@
a persegutr por
la clase obrera. Esto se hallaba en opos1c10n CC?n la ortodoxia d.el PCI, que subrayaba el carácter ィゥウエイ」。ュ・セ@
。エイセᆳ
sado e híbrido de la sociedad italiana, lo cual ex1g1a rellimitadas, de tipo «democrático» más
o
·,
o
•
....
,·
56
Perry Anderson
que socialista, políticamen te más adecuadas 21 • Las tensio"
nes teóricas dentro de Societa provocaron finalmente la su"
presión de la revista por el PC1 a principios de 1962, sc<>uida
del i
por un debate filosófico en gran escala en el ウ・イョ。ゥセI@
partido, Rirwscita, donde apareció una <tcusación contra la
escuela de Della Volpe, a la que Colletti rcmondió acrernen"
te. Dos_ años más tarde, disgustado por el 'fracaso de toda
democratiz ación. real dentro de la URSS o de los partidos ¡
comunistas occidentale s desde 1956, Collcttí abandonó
·
fue
siguiente
セ@
,_. _i_[-t- de'c<tda
PCI 22 • Su obra principal dura11t"
[セャ@
escrita fuera de todo marco organízativ o.
Así, de 1924 a 1968, el marxismo no se «detuvo» como
Q エ・@ un
iba a afirrnar Sartre más tarde, pero avanzó ュ」、ゥ。セ
@
オ
ャ
ッ
ᄋ
|
セ
ョ
política
ir:terminab le rodeo lejos de toda práctica
_Este divorcio estuvo determinad o p01 toda la épo」キョセイゥN@
h1stonca. En el plano más profundo, el destino del mar」セ@
xismo en. Europa fue regido por la ausencia de セイ。ョ、」ウ@
revoluciona rios después de 1920, excepto en
ャ・カ。ョエセュQッウ@
la penfena cultural de España, Yugoslavia v Grecia. Tamla estaliniza"
bién fue, inseparable mente, un resultado 、セ@
de .la
formales
ción de los partidos comunistas , herederos
de Octubre, lo cual hizo imposible una ァ」ョオゥセ@
イ・カッャオ」ゥセョN@
labor teo:1ca dentro de la política aun en ausencia de todo
revoluciona rio, lo que, a su vez, contribuyó
ャ・セ。ョエZイッ@
a 1mpedu·lo. Así, la característi ca oculta del marxismo セ・M
21 Véase Franco Cassano, comp., Marxisme e filosofia in Italia, Bari,
1?73, pp. 7"8, 14"19; _180-81. Este volumen contiene los textos de los nrin"
Cipales debates teoncos dcntró del PCI en los años cincuen!a v sesent · "
la controver_,ia de 19.62 a qu"e nos referiremos más a¿lela;lte. a, m
」ャオセ。@
ahora el propio relato de Collctti, «A po"
. ᄋセ@ [Sobre; e:ta_ h1stona,_ カ・。ウセ@
Jeft Rev¡'cw • 86 . ¡'t¡\'10-agos t o ·d e
and phllosoph!cal
htJLal
. ' New "
· mterview»
9
1974
, pp. 3" («Entrevista a LuciO Colletí>>, Zona Abierta 4 1975) E t
de ーイッ「ャ・セ。@
de gran. importancia para toda una ウ・イゥセ@
no.ta.ble texto セウN@
en este ensayo. En efecto, muchas de
teoncos Y yoht!Cos 。Nョセiコ、ッウ@
sus concluswnes son Similares a algunas tesis que aquí presentamos aun·
fundamentos propios. Ningún otro ー・ョセ。、ッイ@
naturalmente, con. セオウ@
セオ・L@
1mJ?ortante de la tradJe!Ón del marxismo occidental ha mostrado tanta
·
la naturaleza y .los límites de éste como Collett1". E s mnecelucidez
·
·· · d,sobre
:dno eCir que no hay razon alguna para .suponer que él estaría de
acuerdo con muchas de las argumentacio nes o juicios particulares de este
ensayo.]
Advenimien to del marxismo occidental
57
cidental en su conjunto es que se trata de un producto de
la derrota. El fracaso de la revolución socialista fuera
de Rusia, causa y consecuenc ia de su corrupción dentro de
Rusia, es el trasfondo común a toda la tradición teórica de
este período. Sus obras principales fueron creadas, sin exexcepción, en situaciones de aislamiento político y desesperación. Historia y consciencia de clase (1923), de Lukács, fue
escrita en el exilio, en Viena, mientras el terror blanco reinaba en Hungría después de la supresión de la Comuna
húngara. Los Cuadernos de Gramsci fueron escritos en la
prisión, cerca de Bari, después de la definitiva represión
del movimient o obrero italiano por el fascismo triunfante.
Las dos obras más importante s de la Escuela de Francfort
se publicaron en el momento culminante de la reacción política en Alemania Occidental y los Estados Unidos después
de la guerra: Mínima moralia (1951), de Adorno, en el año
en que se inició en Alemania Occidental el proceso formal
de proscripció n del KPD; Eros y civilización (1954 ), de Marcuse, durante la histeria del rnacartismo en Norteaméri ca.
En Francia, la Crítica de la razón dialéctica (1960), de Sartre, fue publicada después del golpe gaullista de 1958 y en
el momento más álgido de la guerra de Argelia, cuando la
masa de la clase obrera francesa -conducid a por el PCFpermanecía paralizada e inerte, mientras los ataques terroristas de la oAs golpeaban a los pocos individuos que se
oponían activament e a la guerra. Fue también en esos años
cuando Althusser comenzó a elaborar sus primeros y más
originales estudios: Contradicc ión y sobredeterm inación
(1962), el más importante de éstos, coincidió con la instalación autoritaria del gobierno presidencia l directo y la plena consolidaci ón política de la V República. Esta serie ininterrumpida de derrotas políticas -para la clase obrera,
para el socialismo - no pudo por menos de tener profundos efectos sobre la naturaleza del marxismo de esta época.
Al mismo tiempo, la estalinizaci ón de los partidos creados
por la III Internacion al, desde fines de los años veinte, buro"
cráticamen te organizado s e ideológicam ente subordinad os a
la política de la URSS, dejó en el marxismo otro sello distin·
tivo. El resultado de la segunda guerra mundial, como he-
And erso n
58
fun do en el esq uem a geomos vist o, seña ió un cam bio pro
ura acti va en E;_n·opa, con
gráf ico del mar xism o con1o cult
unis mo corn o fuer za viva
la prác tica desa pari ción del com
'· ta.1 y con e!' sun ó,.,
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ia '-lül pe, 4Jth usse r), la
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par a todo s esto s teór icos
cna de mas as. Pod ría dec irse que
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el. leni nism o (cuy o estu dio
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ica
ben efic io la labo r teór
la clas e soci al en
Sar tre y
tien e sent ido en
tal
Adv enim ient o del mar xism o occ iden
59
de esta pos tura . El prim ede dife rent es man eras , vari ante s
de inte rven cion es pers ona ro man tuvo una seri e inig uala da
rnac iona l, al escr ibir imles por la cau sa del soci alis mo inte
Hun gría , Arg elia , Cub a, el
por tant es ensa yos sob re Fran cia,
, pero sin un con ocim ienCon go, Vie tnam y Che cosl ova quia
mar xism o y sin infl uen to ínti mo de la here ncia clás ica del
de su pro pio país . El secia sob re el mov imie nto obr ero
erio r en las ante rior es tragun do pos eía una form ació n sup
nso s libr os que trat aba n,
dici one s mar xist as y escr ibió exte
dos Uni dos y la URS S (El
a su man era obli cua , de los Esta
o soviético), pero elahom bre unid ime nsio nal y El mar xism era indu stri al todo
e obr
bor ó una teor ía que neg aba a la clas
alte rnat iva era aban ma
últi
Una
vo.
pote ncia l soci alis ta acti
renc ia a la polí tica : fue la
don ar toda adh esió n y toda refe
de pos gue rra.
acti tud Ado rno en la Ale man ia
nto fue el med itad o
La con secu enc ia de tal esta nca mie
en los cam pos más imp orsile ncio del mar xism o occ iden tal
del mat eria lism o hist ótant es par a las trad icio nes clás icas
nóm icas del mov imie nto
rico : el exa men de las leye s eco
prod ucc ión, el aná lisis de
del cap ital ism o com o mod o de
bur gué s y la estr ateg ia
la maq uina ria polí tica del Esta do
a derr ibar lo. Gra msc i es
de la luch a de clas es nec esar ia par
éste es el sell o de gran dela únic a exc epc ión a esta regl a y
otra s figu ras de esta trad iza que lo dist ingu e de toda s las
sólo él enc arnó en su perción . Es lógi co que así sea, pue s
teor ía y prác tica , tal com o
son a la unid ad revo luci ona ria de
exp erie ncia de la insu rrec la defi nía la here ncia clás ica. La
1919-20 y de la dire cció n
ción de los obr eros itali ano s en
con stitu yero n las fuen orga niza tiva del PCI de 1924 a 1926
o dur ante los larg os año s
tes crea dor as de su pen sam ient
tra las con secu enc ias inte de cárc el que le pro tegi eron con
a de Ital ia y que le mat alect uale s de la esta lini zaci ón fuer
itos reve lan las rup tura s
ron lent ame nte. Pero aun sus escr
e de la cua l nac iero n,
y los lími tes en las luch as de la clas
eria les de su cau tive rio.
así com o las circ uns tanc ias mat
mar xist a de Eur opa ocDes pué s de Gra msc i, ning ún otro
ilar es. La redu cció n del
cide ntal logr aría real izac ione s sim
rest ring idas alte rnat ivas
ámb ito par a la labo r teór ica a las
el aisl ami ento indi vidu al
de la obe dien cia inst ituc iona l o
Perry Anderson
60
'¡
i
ica entre
supri mió toda posib ilida d de una relac ión dinám
impi dió
e
lista
socia
lucha
la
y
el mate rialis mo histó rico
marx isdel
s
ipale
princ
s
tema
los
todo desa rrollo direc to de
exatodo
s,
nista
comu
dos
parti
mo clásic o. Dent ro de los
los
de
,
uerra
posg
de
tas
rialis
impe
men de las econ omía s
téestra
n
ucció
cond
la
de
y
dente
Occi
siste mas estat ales de
reser vado
gica de la lucha de clase s qued ó estri ctam ente
」ッョ、ゥセ@
,
ones
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esas
de
ca
a la cúsp ide buro cráti
postu ras
las
a
ral
gene
ción
rdina
subo
la
nada a su vez por
nism o orofici ales sovié ticas . Fuer a de las filas del comu
dentr o de la
ganiz ado, no había ning ún punt o de apoy o
ar un análi sis
masa de la clase obre ra desd e el cual desa rroll
bien a caus a
o
o una estra tegia revol ucion arios inteli gible s,
(Fran cia,
local
del pred omin io comu nista en el prole taria do
rencias
tende
ras
Italia ), o bien a causa. de sus abru mado
de
n
ració
gene
La
form istas (Alem ania, Estad os Unid os).
y
smo
fasci
del
ia
teóri cos form ados en la doble expe rienc
deso
ello:
por
ada
la segu nda guer ra mund ial qued ó marc
alem anes, que
espe raron total ment e de la clase obre ra (los
inevi table ron
ifica
no tuvie ron una Resis tenci a) o la ident
eses o los
franc
(los
ment e con su repre senta ción comu nista
ente sea
ablem
Prob
a).
italia nos, que tuvie ron una Resis tenci
aludi do,
o
grup
del
joven
signi ficati vo que el miem bro más
rior al
poste
fue
ipal
princ
Colle tti, el único cuya form ación
co
teóri
único
el
ién
tamb
fasci smo y a la Resis tencí a, fuese
políti
s
lema
prob
sobre
bir
de esta tradi ción capa z de escri
l
ectua
intel
tad
.liber
con
cos y econ ómic os de la posg uerra
23 • p[セイッ@
aun
PCI
del
to
mien
aleja
su
y rigor profe siona l desd e
ialme nte reca
las contr ibuci ones de Colle tti han sido esenc
tes clási cos,
deba
los
de
ce
balan
del
s
pitul acion es expo sitiva
prop io. Duho
derec
por
es
ncial
susta
más que innov acion es
a mungu.en
nda
segu
la
de
ués
desp
rante más de veint e afias
en
ental
occid
dial, el regis tro intel ectua l del marx ismo
dicha
teorí a econ ómic a o polít ica prop iame nte
obra s 、・セ@
on of Stalin », en New
Véans e, en partic ular, sus ensayo s •<The questi
e»; en C. Napol eoni y L.
duzion
«Intro
e
1970;
de
junio
mayo
6l,
,
l.eft Review
crollo o svilupo?, Bari, 1970,
Collet ti, comps ., ll futuro del capita lismo:
lona, Anagr ama 1977: «<nBarce
,
Stalin
de
ón
cuesli
(La
página s lxxi-cxii
capita lismo, México, Sidel
mbe
derru
el
y
troduc ción», en El marxi smo
glo XXI, 1978).
23
61
A.dvenimiento del marx ismo occidental
cualq uiera de
-en la prod ucció n de obra s impo rtant es en
o.
blanc
en
ente
icam
práct
ó
los dos cam pos- qued
efect os
los
por
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senta
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ales
Las traba s instit ucion
o de posg uedel fasci smo o las restr iccio nes del comu nism
.razó n
la ョゥセ。@
rra, sin emba rgo, no fuero n en modo algun o
donu mos en
de la ester ilida d de la teorí a marx ista en esos
fue tamb ién
el escen ario de Euro pa occid ental . Porq ue ésta
dente s del
la é•)oca de una cons olida ción objet iva sin prece
. Econ ómic a1
capi tal en todo el mun do indu stria l avan zado
los
auge
ment e, el dinam ismo globa l del prolo ngad o
pe」オ。ャアセ・Nイ@
años cincu enta y sesen ta fue mayo r que el de
to
m1en
crec1
El
o.
ríodo anter ior en la histo ria del capit alism
en
,
inició
do
gene ral y masi vo que se regis tró en este perío
de prod ucefect o una nuev a fase en el desa rroll o del modo
predi cciolas
ente
tal, desm intie ndo apare ntem
ción セッュ@
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a del V1s1ble
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Es bien conoc ido el aband ono por Baran y
Sin embar go: lo que
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de
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plusva lor, piedra angul
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-24
62
Perry Anderson
gor de la expansión imperialista de las fuerzas de producción, tanto en la región atlántica como en la del Pacífico,
presentó un formidable desafío teórico al desarrollo del materialismo histórico: la tarea, en todas sus dimensiones,
nunca fue llevada a cabo dentro de la tradición del marxismo occidental 25 • Al mismo tiempo, después de la segunda
guerra mundial se produjo el establecimiento, por primera
vez en la historia de la dominación burguesa, de la democracia representativa basada en el sufragio universal como
estructura normal y estable del Estado en todos los principales países capitalistas: Alemania Occidental, Japón,
Francia, Estados Unidos, Inglaterra e Italia. La novedad de
este orden político como sistema perdurable y uniforme a
escala internacional a menudo se olvida en el mundo anglosajón, debido a la relativa antigüedad de sus tradiciones
locales en Inglaterra y los Estados Unidos 26 • Puede verse
25 La enigmática carrera del polaco Micha! 'Kalecki constituye quizá el
caso más cercano de interés del marxismo europeo de esa época por las
principales transformaciones del capitalismo avanzado. Nacido en Lodz
en 1899, Kalecki -ingeniero de formación, sin títulos formales en economía- se anticipó a la mayoría de las ideas de Keynes en su obra Estudios
sobre la teoría de los ciclos económicos, de 1933, dos años antes de la
publicación de la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero.
Emigró a Inglaterra a través de Suecia en 1935, y fue luego el primer
economista que predijo el sistema de posguerra de gestión anticíclica de
la demanda en Occidente, en su artículo <<The political aspects of full
employment» (The Poiitical Quarterly, 4, 1943). En 1955 volvió a Polonia,
donde ocupó puestos en la universidad y la planificación hasta poco
antes de su muerte, ocurrida en 1970. La ambigüedad de la obra de Kalecki reside, por supuesto, en la naturaleza indeterminada de su relación
con el marxismo. Sería necesario ahondar la investigación biográfica
sobre este punto. Como colaborador anónimo en periódicos socialistas en la Polonia semidictatorial de Jos coroneles, en Jos años treinta, Kalecki parece haber sido criticado por el PC polaco por «luxemburguismo>>, a causa de su preocupación por los problemas de la
demanda efectiva y los niveles de inversión. En Inglaterra y Norteamérica, su obra -nunca formulada en categorías marxistas clásicas- fue
tomada como una forma de keynesianismo de izquierda. Aún no se ha
pronunciado un veredicto final. La obra de Kalecki plantea la cuestión
de si no ha existido una tradición específicamente polaca de economía
marxista en este siglo, que descendería de Luxemburgo, y a la que
Grossmann, Moszkowska y Kalecki, de diferentes maneras. habrían pertenecido oblicuamente.
26 En la misma Inglaterra, la implantación del sufragio universal sólo
data de 1929. En Francia, Italia y Japón fue introducido por primera
vez en 1945.
Advenimiento del marxismo occidental
63
esto en la ausencia de toda teorización importante o convil;cente sobre él en el marxismo clásico: el Estad? democraticoburgués en sí nunca fue objeto de una ッィZセ@
ImJ?ortante
de Marx, quien no vivió para ver su realizacwn, m de Lenin cuyo enemigo era un tipo de Estado 」ッューャ・エN。セ@
dis¡into el de la Rusia zarista. Así, los problemas 1mphcl·
tos en Qセ@ elaboración de una teoría política capaz de 」。ーエセイ@
y analizar la naturaleza y los mecanismos de la 、・ュッセイ。」ャ@
re resentativa, como forma madura del ーッセ・Z@
hurgues, no
ヲオセイッョ@
menores que los planteados por el rapido 。カセ」・@
de
la economía capitalista mundial, durante las dos ーョイZ・セ。ウ@
décadas siguientes a la guerra. t。セ「ゥョ@
ellos 」ッョウエャュ。セ@
una laguna dentro de la corriente prmc¡pal de la obra mar
xista en Occidente.
3.
CAMBIOS FORMALES
Cambios form ales
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セイ
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ュ・ョセL@
to acacÚ ッセエ。@
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Luxe
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65
ar. Pero al
una fase de trans ición en la Repú blica de Weim
marx ista hafinal de la segu nda guer ra mund ial, la teorí a
a las unive rbía emig rado de mane ra práct icam ente total
po de las
tiem
sidad es, lugar es de refug io y exilio al mism o
do, Luperío
lucha s polít icas del mun do exter ior. En este
Volpe,
Delia
kács, Lefebvre, Gold mann , Kors ch, Marc use,
runive
s
cargo
Adorno, Colle tti y Alth usser ocup aron todo s
inicia
a
1
habí
que
sitari os con rang o de profe sores ; Sartr e,
donó
aban
la
aria,
do una brilla nte carre ra doce nte univ ersit
los casos , la
desp ués de triun far como escri tor. En todo s
disci plina que ense ñaba n era la filosofía.
desplazaLos deter mina ntes exter nos que impu lsaro n el
de la
ista
marx
a
mien to de los focos princ ipale s de la teorí
forado
trasl
su
y
fía
econ omía y la polít ica hacia la filoso
s
ento
rtam
depa
los
a
mal de las asam bleas de los parti dos
peeste
de
ria
histo
ría
acad émic os, se inscr ibían en la somb
gene ral y
ríodo . Pero este camb io nunc a habr ía sido tan
mina nte
deter
roso
pode
comp leto de no habe r exist ido un
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o
suces
El
ista.
inter no en la mism a cultu ra marx
impo rmás
s
rano
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jos
la tardí a revel ación de los traba
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1844.
de
París
de
os
tante s de Marx: los manu scrit
inSu
1932.
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vez
ron publ icado s por prim era
del
1933
en
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fluen cia inme diata fue acall ada
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nazis mo en Alem ania, el país dond e -po r ento
comi enzo
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1934.
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Marx
crític a de las obra s de
Sin emba rInstit u,to de Mosc ú antes de que apare ciera n.)
esión en tres
go, caus aron una profu nda y perd urab le impr
En su exilio
pens ador es de la époc a, indep endie ntem ente.
Riaz anov en
en Moscú, Luká cs traba jó bajo la direc ción de
expe rienel desc ifram iento de los manu scrit os en 1931: esta
mane ra percia, segú n su prop ia decla ració n, trans form ó de
Marcu se en Brand eis y
Lukác s en Budap est, Korsc h en Nueva York,
Adorn o en Franc fort
París,
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sser
Althu
y
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Goldm
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La .Tolla, Lefebv
ci y Benja mín,
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Sólo
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Collet
y
a
Delia Volpe en Mesin
univer sidad.
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ajenos
on
necier
perma
o,
ambos víctim as del fascism
1
66
Perry Anderson
manente su interpretación del marxismo 2• En Berlín, Marcuse celebró su publicación con un ensayo de 1932 en Die
Gesellschaft, que empezaba con la resonante declaración
de que los manuscritos «daban una nueva base a toda la
teoría del 'socialismo científico'»; y subrayaba en particular
su opinión de que demostraban la importancia fundamental de los cimientos filosóficos del materialismo histórico
en todas las etapas de la obra de Marx 3 • En París, Lefebvre
fue autor de las primeras traducciones de los manuscritos
a una lengua extranjera: su primera edición de ellos, preparada en colaboración con Guterman, apareció en 1933; la
primera obra teórica importante que expuso una reconstrucción del pensamiento de Marx como un todo a la luz
de los manuscritos de 1844 fue El materialismo dialéctico,
de Lefebvre, escrito en 1934-35 4• Pero fue en el período posterior a la segunda guerra mundial cuando se hicieron sentir dentro del marxismo contemporáneo los plenos efectos
del descubrimiento de las primeras obras de Marx y su incorporación al estudio de su pensamiento. En Italia, Della
Volpe inició su entrada teórica en el materialismo dialéctico con la primera traducción y examen en italiano de los
nuevos textos del joven Marx, no sólo de los manuscritos
de París, sino especialmente de la Crítica de la filosofía del
Estado de Hegel (1947-50) 5. También en este caso, toda la
versión que ofrecía Della Volpe del marxismo -que llegó
a inspirar a una gran escuela- se basó en una selección y
una interpretación particulares de los primeros escritos fi2 Véase la entrevista <<Lukács on his life and work», New Left Review, 68, julio-agosto de 1971, pp. 56-57; y el prefacio de 1967 a History
and c/ass consciousness, Londres, 1971, p. xxxvi (Historia y consciencia
de clase, México, Grijalbo, 1969).
J Véase Marcuse, Studies in critica/ philosophy, Londres, NLB, 1972,
páginas 3-4 cuyo primer ensayo es una traducción de este texto funda·
mental, << The foundations of historical materialism>> (<<Nuevas fuentes
para fundamentar el materialismo histórico», en Para ltna teoría crítica
de la sociedad, Caracas, Tiempo Nuevo, 1971).
4 Le materialisme dialectique, publicado por primera vez en París ᄋセョ@
1939; traducido al inglés con el título de Dialectical materialísm, Londres, 1968, pp. 61-167, passim.
5 Véanse La teoría marxista dell'emancipaziune umww (1945) y La liberta communista (1946), que se centran principalmente en Jos manuscritos de París, y Per la teoria d'un umanesimo positivo (1947), centra-
Cambios formales
67
losóficos de Marx, aunque un poco diferentes de las de Lukács, Marcuse o Lefebvre. En Francia, fueron también los
nuevos textos del joven Marx los que principalmente llevaron a Merleau-Ponty y Sartre al marxismo después de la
liberación: la primera aproximación importante de Sartre
a los problemas de la teoría marxista, Materialismo y revolución (1947), apelaba esencialmente a la autoridad de los
manuscritos de París 6 • El cenit de la influencia de los escritos filosóficos del joven Marx se alcanzó a fines de los años
cincuenta, cuando los temas provenientes de ellos se difundieron en gran escala por toda Europa occidental. Tanto
fue así que el primer rechazo inequívoco de esos textos
como constitutivos del materialismo histórico -los primeros ensayos de Althusser- aún los tomaba forzosamente
como punto de partida para todo examen realizado dentro
del marxismo contemporáneo 7 • Hasta en la negación definían el campo preliminar de discusión. Además, la forma
misma del rechazo de los escritos tempranos de Marx permaneció sujeta a la alteración a largo término de los puntos
cardinales del marxismo que su descubrimiento había hecho posible. Porque la teoría positiva desarrollada por Althusser en contra de las anteriores interpretaciones de
en ellos, siguió situándose en un plano técniMarx 「セウ。、@
desconocido antes de su aparición.
filosófico,
camente
Así el marxismo occidental en su conjunto, paradójicamente: invirtió la trayectoria del desarrollo del propio
Marx. Mientras que el fundador del materialismo históric()
Y
se desplazó progresivamente de la filosofía a la ーッャ■エゥ」セ@
luego a la economía, como terreno central de su pensar;:uento los sucesores de la tradición que surgieron despues de
19l0 volvieron la espalda cada vez más a la economía Y la
política para pasar a la filosofía, abandonando el compro、ッセ[」■エゥ。@
de la filosofía del Estado de Hegel. Las traducciones por
Delia Volpe de ambos textos de Marx aparecieron en 1950.
,
6 Véase Uterary and philosophical essays, Londres, _1955.
<<Ün . thc
1 En particular, ,, Feucrhach's 'Philosophical mamfcstoes >>.
young Marx» y <<The 1844 manuscripts of Karl Marx», en For Marx,. -1"ondres, 1969 (<<Los 'manifiestos filosóficos' de Feucrbach>>, «Sohrc ··_1, キカ」セ@
Marx>> y« Los 'manuscritos de 1844' de Karl Marx>>, en La revolucwn leorica de Marx, México, Siglo XXI, 1967).
68
Perry Ande rson
upac ión
miso direc to con lo que habí a sido la gran preoc
haéste
del Marx madu ro, casi tan comp letam ente como
jusu
de
s
bía aban dona do el exam en direc to de los tema
comgiro
un
ventu d. En este senti do, la rued a parec ió dar
ujo ningu na
pleto . En reali dad, por supu esto, no se prod
filosófica
esa
simp le rever sión, ni podí a prod ucirs e. La empr
cuen tas
r
salda
del prop io Marx estab a dirig ida ante todo a
Alemaen
os
con Hegel y sus princ ipale s hered eros y crític
pensu
de
co'
nia, espec ialme nte Feue rbach . El objet o teóri
camEn
.
liano
hege
sami ento era esenc ialme nte el siste ma
resur gibio, para el marx ismo occid ental --pes e al gran princ iel
él-de
o
mien to de los estud ios hege liano s dentr
io Marx. El
pal objet o teóri co era el pens amie nto del prop
prim eros
los
a
ó
limit
se
a
exam en de éste, desd e luego, nunc
de las
ncia
prese
va
masi
La
escri tos filosóficos solam ente.
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esto.
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Marx
de
obra s econ ómic as y polít icas
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da,
trata
fue
la total idad de la obra de Marx
exfico
filosó
sis
análi
el
que
como la fuent e mate rial de la
s al uso sistraer ía los princ ipios epist emol ógico s desti nado
form ar) el
trans
(y
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preta
inter
temá tico del marx ismo para
expu so de
a
nunc
Marx
o
mism
mund o, princ ipios que el
la tradi de
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filóso
ún
Ning
o.
modo explí cito o exha ustiv
princ imeta
la
que
s
jamá
vo
sostu
ción marx ista occid ental
tituir una
pal o final del mate rialis mo histó rico fuera cons
n práct icateorí a del cono cimie nto. Pero el supu esto comú
la indagade
r
mina
preli
tarea
la
que
ment e de todos era
las regla s
ción teóri ca dent ro del marx ismo era disce rnir
, pero entede la inves tigac ión socia l desc ubier tas por Marx
de su obra ,
rrada s en las parti cular idade s circu nstan ciale s
fue que una
y si era nece sario comp letar las. El resul tado
occidennotab le prop orció n de lo que prod ujo el marx ismo
urso del
Disc
tal se conv irtió en un prolo ngad o e intrin cado
extra ña
era
Méto do. La prim acía conc edida a esta empr esa
en que
o
grad
a Marx en cualq uier fase de su desar rollo . El
traesta
toda
en
los tema s epist emol ógico s pred omin aron
iteríst
carac
s
dició n pued e verse en los título s de sus obra
fiy
ismo
Marx
ch,
cas. Desde un comi enzo , la obra de Kors
el mode lo básic o. El volu men simil ar
losofía, ・ウエ。「ャセ」ゥ@
con un enpubl icado por Luká cs el mism o año se inici aba
Cambios form ales
69
en el que se
sayo titula do «¿Qué es marx ismo ortod oxo? »,
refer ía «exse
afirm aba conf iadam ente que dicho térm ino
halla r fiel
a
iba
8
clusi vame nte al méto do» • Este prece pto
del catás
obra
las
refle jo en el meto dolo gism o obse sivo de
ución
revol
y
n
Razó
logo poste rior; los libro s titula dos
como
a
lógic
La
ács),
(Marcuse), El asalto a la razón (Lpk
y la
do
méto
del
lema
ciencia posit iva (Delia Volpe), El prob
tiva
nega
ctica
Dialé
re),
Crítica de la razón dialéctica (Sart
).
usser
(Alth
(Ado rno) y Para leer «El capital»
elabo rado
La natur aleza de segu ndo orde n del discu rso
ismo marx
de
que
en estas obra s -sob re el marx ismo más
an
estab
que
en
aje
lengu
tuvo una cons ecue ncia adici onal. El
e
do
ializa
espec
más
vez
escri tas adqu irió un carác ter cada
se
a
teorí
la
rico,
histó
do
inacc esibl e. Dura nte todo un perío
aje suma conv irtió en una disci plina esoté rica cuyo lengu
la políde
ncia
dista
su
de
da
ment e técni co daba la medi
pre
siem
sido
había
no
,
luego
e
desd
tica. La obra de Marx,
ni
a
époc
su
de
res
lecto
los
para
conc eptua lmen te fácil ni
filosó
s
texto
eros
prim
sus
tanto
para la poste ridad . Pero
(las dos parficos como sus poste riore s obra s econ ómic as
inicia l de
ma
siste
su
n
debía
)
obra
su
tes más difíc iles de
, Hegel y
térm inos a teorí as preex isten tes -esen cialm ente
medi ante la
Rica rdo- que Marx trató de critic ar y supe rar
imos a la
creac ión de nuev os conc eptos más claro s y próx
el voca bulareali dad mate rial: meno s «hipo stasi ados » (en
el del Marx
rio df'l joven Marx ), meno s «teológicos» (en
r las dificulmadu ro). Además, si bien nunc a ocult ó al lecto
desp ués
tades de llega r a dom inar una disci plina cient ífica,
mane la
de
de 1848 Marx trató de expo ner su pens amie nto
mo
máxi
al
r
ra más senci lla y clara posib le, a fin de lleva
desa
estab
que
su intel igibi lidad para la clase obre ra a la
tal fin en la
tinad o. Es famo so el cuida do que se tomó a
tradu cción franc esa de El capital.
del lenEn cont raste con esto, la extre mada dific ultad
enoccid
ismo
marx
guaje carac terís tica de gran parte del
de
ón
tensi
la
por
tal en el siglo xx nunc a fue contr olada
Por
.
tario
prole
co
una relac ión direc ta o activ a con un públi
8
Histor y and class consciousness, p. l.
Per ry And erso n
70
enc ima del mín imo neceel con trar io, su mis mo exce so por
indi cio de su divo rcio
sari o de com plej idad verb al fue el
r exo teri smo de la teode toda prác tica pop ular . El pec ulia
múl tipl es form as: en
ría mar xist a occ iden tal iba a asu mir
carg ado de acad emi cisLuk ács, un esti lo pes ado y abs trus o,
tica frag men taci ón, immo; en Gra msc i, una pen osa y críp
una gnó mic a brev eda d
pue sta por la pris ión; en Ben jam ín,
sint axis imp ene trab le y
y obli cuid ad; en Della Volpe, una
tre, un herm étic o e imuna auto rref eren cia circ ular ; en Sar
en Alth usse r, una sibiliplac able labe rint o de neo logi smo s;
de esto s auto res eran
9
na retó rica de la eva sión • La may oría
y llan eza. Algunos de
cap aces de exp resa rse con clar idad
eran tam bién liter atos
ello s -Sa rtre , Ado rno y Ben jam ínello s se exp resó en un '
de valía. Sin emb argo , ning uno de
orta ntes obr as teór icas
leng uaje llan o y senc illo en las imp
lme nte. Las explicaciopor las que se los recu erda hab itua
den dar cue nta de este
nes indi vidu ales o pers ona les no pue
de Gra msc i sim bocaso
fenó men o cole ctiv o y reit erad o. El
óric a que rigi ó
hist
a
regl
liza, por su mis ma exce pció n, la
uaje mar xist a
leng
del
ía
este aba ndo no gen eral por la teor
más gran de
a
obr
la
ión,
clás ico. Los Cua dern os de la pris
gen te rediri
un
por
itos
de toda esta trad ició n, fuer on escr
prof esio sofo
filó
un
por
no
volu cion ario de la clas e obr era,
al muc ho más pob re y
nal, prov enie nte de un estr ato soci
inte lect ual mar xist a imhum ilde que el de cua lqui er otro
orie ntal ante s o desp ués
por tant e de Eur opa occ iden tal u
emb argo , con tien en nude la prim era gue rra mun dial . Sin
no resu elto s aún por la
mer oso s enig mas , muc hos de ello s
de la fero z cen sura y
nud ició n con tem porá nt:a , pro duc to
obli gab an a Gra msc i a
las priv acio nes de la cárc el, que
a exp osic ione s coh eren recu rrir a cód igos alus ivos más que
auto res iban .a ser critic adas con
Las dific ultad es liter arias de estos
L'Ordilze Nuov o iba a ser atade
sci
Gram
por
frecu encia . La direc ción
socia lista franc és L' Httm tlllilé
dico
perió
el
cada por su «difi culta d» por
con una exten sa justi ficac ión
có
repli
sci
en 1920, acus ación a la que Gram
de 1920. Luká cs fue acus ado
o
ener
10 de
Reva i,
de su pros a en L'On line Nuov o,
i
por Rcva en 1949; vúts e .Tosef
de <<ar istoc ratism o en el estilo ,;
18-19. La term inolo gía de
pp.
1950,
res,
Lond
sm,
reali
list
Paul
Luká cs a11d socia
r vigo r por Luci en Sl-ve, en ᆱj・。セM
Sart re fue ataca da con parti cula
ro de 1961, páfebre
123,
que,
Criti
elle
Nouv
La
Sart re el la diale ctiqu e»,
ginas 79-82.
9
71
Cam bios form ales
enc ia de la der rota en la
tes 10 • Esta recl usió n físic a, con secu
gen pro féti ca del aislaluch a de clas es, iba a ser una ima
teri ores , más libr es que
mie nto que rod eó a los teór icos pos
as. En este sent ido,
mas
Gra msc i, pero más alej ado s de las
vo suje to a una
estu
tal
el leng uaje del mar xism o occ iden
abie rto dur ante
mo
abis
cen sura hist óric a más altlp lia: el
alis ta y el suesoci
o
ient
casi cinc uen ta año s entr e el pen sam
lo de la revo luci ón pop ular .
la form a teór ica del
Est e larg o divo rcio , que mod eló
llam ativ o efec to
otro
él
mar xism o occ iden tal, tuvo sob re
la uni dad pode
tura
rup
gen eral . Tod o ocu rrió com o si la
mas as dies e
de
tica
prác
la
lític a entr e la teor ía mar xist a y
laza mie nto hac ia otro
com o resu ltad o un irre sist ible desp
s vinc ulad o. En auerla
hab
eje de la tens ión que deb ería
imi ento revo luci ona rio
senc ia del polo mag néti co de un mov
ició n tend ió a diri girs e
de clas e, la agu ja de toda esta trad
gue sa con tem por áne a. La
cad a vez más hac ia la cult ura bur
xist a y la prác tica prorela ción orig inal entr e la teor ía mar
ente sust itui da por una
leta ria fue suti l, pero con stan tem
xist a y la teor ía burg uenue va rela ción entr e la teor ía mar
reor ient ació n, desd e luesa. Las razo nes hist óric as de esta
el défi cit de la prác tica
go, no resi dier on senc illam ente en
te. Por el con trar io, fue
revo luci ona ria de mas as en Occ iden
las nac ione s de cap itael bloq ueo del ava nce soci alis ta en
la con figu raci ón cult ural
lism o ava nza do el que dete rmi nó
asp ecto s fun dam enta les.
tota l de esas soci eda des en cier tos
imp eria lism o, jun to con
Sob re todo , la rest abil izac ión del
unis ta, hizo que sectola esta lini zaci ón del mov imi ento com
bur gué s recu pera ran una
res imp orta ntes del pen sam ient o
sob re el pen sam ient o sorela tiva vita lida d y sup erio rida d
gué s no llegó al agotacial ista . En Occ iden te, el ord en bur
emba rgo, no expl ican las dific ul·
Las cond icion es de la prisi ón, sin
sci. Su leng uaje, com o hem os
Gram
de
s
tades que pres enta n Jos Cuad erno
comp lejic lad aun en Turí n:
ria
cesa
inne
visto , hab' a sido criti cado por su
los Cuad erno s han de S<!r
de
engi mas
adem ás, al meno s algu nos de los cion es e ince rtidu mbre s intel ectua les,
radic
cont
ias
prop
sus
atrib uido s a
ívoca o
nunc a halló una resp uesta inequ
al abor dar prob lema s a los que
satis facto ria.
lO
0
, ·• ·
セBョ]ャlio@
GMセlZN⦅イSHゥjャ|L@
ECA
J
72
Perry Anderson
miento de su lapso histórico de vida: su capacidad para
sobrevivir a dos guerras mundiales y resurgir económícamente en las dos décadas siguientes con mayor dinamismo
que nunca se reflejó, inevitablemente, en su capacidad de
cambio y desarrollo culturaL Aún contaba con la adhesión
de los estratos intelectuales mayores y mejor preparados
del mundo, cuyas reali.zaciones creadoras siguieron siendo
(con importantes vadaciones nacionales) esenciales en tolos campos. Estas realizaciones, na-turalmente, tenírm
limites detenninado'.;, establecidos por la posición d"Cscendente del capitalismo a escala Flobal en オセ。@
épor"l PD que
pese a todo, un tercio dd mundo ・ウセ。ー@
a. セオ@ sm;;n:_;Í. pセイ@
la debilidad g(>,nera! de la cultura socialista, dañada o paイ。ャゥコセ、@
por la rcptesl6n oficial
estalinismo y el confí··
narmento de la .n:volución internacional a ャ←セZ^@
zonas atrasa··
das de Eurasia, fue en definitiva mucho mayor. Después de
1920, el rnarxi.3m.o en su conjunto avanzó menos Tápidamente, en un gran núme::ro de disciplinas, que la cultura no
marxista. Esta amarga realiJad ejerció una
central
y agobiante sobre d carácte!·
la labor que se イセ[。ャ■ZコN「@
dentro del materialismo
en
occidental.
1'
Así
· ' dセN・ウ」ッエA。ョ@
·· ·¡ marxism.o occidental,
• , セャ@ -·' rasgo ::nas
Cie.
como tradición con,úr; es quizá la 」ッョᄋセエ。・@
e
mfluencia ウッィイセ@
él
'los Gウオ」セゥッ@
エゥセッ@
,de Í.:h·;alismo europeo. El ámbito
las イ・ャ。」ゥッョセ[@
entre ellos fue siempre
complejo, pues suponía la asími1ación y el rechazo, el préstamo y la crítica. Las proporciones de la nlf'zcla variaron
de un caso a otro. Pero el esqucrna básico fue exírañamente
similar del decenio de 1920-30 al de ·¡ 960 70. t,ukács escribió
Historía y consciencia de clase mientras aún se hallaba bajo
la イセッヲオョ、。@
influencia intelectual de fa sociologf¡¿ de Weber
y Sunme1 y !a fiJosofía de Dilthe:y y
En rnwticular·, sus
categorías fundam.ent&les de «radonalizadónx v «conciencia
adscrita» derivaban de Weber; su tcatamíenro ·de la ,,cosificación» Hcvaba el claro sello de Sirrnnel: y su l•osdlhlad hacia las ciencias naturales ·--algo totalmente ajeno :1. la lite·
ratura marxista 。ョエ」、ッ[ᄋMセ@
estaba en gran medida inspirada
pur Dilthey y la concepción del vitalismo alemán e.ebensphi-
Cambios formales
73
losophie) en general u. Gramsd construyó sus Cuadernos de
la prisión, en gran parte, como un diálogo constante con
Croce y Hna crítica sistemática de éste, y adoptó la terminología y las preoci.1paciones del filósofo idealista que por entonces dominaba el Gscenario cultural de Italia, en particular su interés por la historia ético-política 12 ; también, secundariamente, desarrolló ideas y enfoques del crítico
literario De Sanctis, de una generación anterior. La obra
colectiva de la escuela de Fnmcfort se impregnó, desde los
años treinta en <Hkl.ante, de los conceptos y tesis del psicoanálisis freudiano, como referencia organizadora de bue··
na parte de su investigación teórica. El principal estudio de
Marcuse, Eros y á,,ili';:,-:i.ción, ¡ba a ser llamado expresamente
una «indagaciÓn filosófica de Freuch, y todo su vocabulario de la «represión>.> y la «sublimación», el «principio de
realidad}' y e"l «princil;io de rendimiento>>, «eros» y «tánatos» se n·ovía dentro dd universo del discurso de Freud.
Sartre :es un caso 」セー・ゥ。ャL@
ya que fue el más eminente
filósofo
de Francia, formado pm Heidegger
y Husserl antes de pasar al marxismo. Así, llevó consigo a
sus escritos r.oarxistas su pasado intelectual, con sus instrnmentns y sus nwenciones distintivos. El resultado de
t:sto
d ,tr:)slado de muchos de lo5 conceptos de El ser
y l:t nada s J.os de la Crítica de la razón dialéctica; entre
otros, la noción de ,,facticidad,., que lleva a la de «rareza,,
la de <dnautenticidath a la de «seriaHdad», la de incstabili·
1
' ·¡ «panl·SH?!Hill>
'
·· aH>
,. . ' 13 .•I' ero, a 1
de 1 «grupo en iuswn»
(le_
11 r,stas irJflueud.as ;,on í:l.lY.I.pliRmenic demostradas セョ@
c1 ensayo de g。セ@
reih Stech"lan Jor:e;;, «Thc marxism of the early Lukács», Ne·w Left R.evie;v} 70, ョ」カゥZセエオャML@
.. d]ciernbrc de 1971. Weber fue a:n1igo personai Y 」ッセ@
lega eL.' LukCt.L:::; antes de 1:1 primera guerra rnundiaL
- n S()bre h-:t con1piejldad de la actitud de Grarnsci hacia Crocc y su
[NQ、イョゥ。」セ@
con イ・ウセ。@
por la categoria de éste de la ,,llistoria Hセエゥ」ッᆳ
Polide;1x.. nde Aセji@
su opinión debía. ser tcn1ada corno un ᄋセ」。ョッ@
en1pírico>'
para ]c. Ín:restqpción histórica/ véase JI matcriaiismo >torir:or Tudn, 1966,
págim:; 201,2, donde Cir3msci compata セョ」ャオウッ@
a Crocc con l・ョセL@
como
dos エ・イゥ」ッセ[@
de la hegc:nonia que, cada UPO a su tnanera, recnazaro11
el econon1isH10 (El n1aterialisrno histórico y la filosofía de Benedetlo
CroC('r Buenos ;\ires ]\luna Visión/ 1971).
13 Una exposición completa de las semejanzas conceptuaies entre El
:rer y la rwda. y la Critica de la raz.ó;; dialéctica. se ha!!ará en e\ admira-
74
Cambios formales
Perry Anderson
en la teorí a
regla: la relac ión de Sweezy con Schu mpet er
16
ment e, la inecon ómic a es un ejem plo de esto • Recí proca
exten derse a
fluen cia de un solo pens ador ideal ista pued e
plo, no sólo
vario s teóri cos marx istas . Bach elard , por ejem
rado por Leinspi ró a Althu sser, sino que tamb ién fue admi
conc lusio nes
febvre, Sartr e y Marc use, quien es extra jeron
fue un desmuy difer entes de su obra 17 • Freu d, sobre todo,
use, sino
cubr imie nto comú n, no sólo de Ador no y Marc
te, cada
tamb ién de Althu sser y Sartr e, aunq ue, nuev amen
muy diveruno de ellos adap tó o inter pretó su legad o en
con siste mas
sas direc cione s 18 • Esta cons tante confl uenc ia
rialis mo hisde pens amie nto conte mpor áneo s ajeno s al mate
él, fue algo
tóric o, y a menu do decla radam ente adve rsos a
prim era guedesco nocid o en la teorí a marx ista antes de la
itoria del
rra mun dial 19 • Fue una nove dad espec ífica y defin
marx ismo occid ental .
de esta
La serie de relac iones entre impo rtant es teóri cos
cultu ral no
tradi ción y pens ador es mode rnos del camp o
iores del
mism o tiemp o, las dos princ ipale s fuent es anter
influeron
sigui
e
Sartr
de
origi nal siste ma exist encia lista
refelas
rior:
poste
nto
yend o activ amen te en su pens amie
su
en
dan
abun
r
egge
Heid
renci as o alusi ones a Huss erl y
desaños
diez
icado
publ
largo estud io sobre Flau bert,
sser concibió
pués de la Crítica de la razón dialéctica. Althu
cont ra sus
al
radic
y
ta
su obra como una polém ica abier
e y LuSartr
sci,
Gram
princ ipale s prede cesor es, sobre todo
de sus
os
much
debió
co
kács. Pero tamb ién su siste ma teóri
@
セ
ウ
ャ
。
・
、
ゥ
es
ador
pens
res
térm inos organ izado res a tres dispa
y de «protas: las nocio nes de «rup tura epist emol ógica »
uilhe m, un
Cang
y
elard
blem ática » fuero n toma das de Bach
pron unde
s
ambo
ia,
filósofo y un histo riado r de la cienc
sintoura
«lect
de
.
ideas
ciada tende ncia psico logis ta; las
n, un
Laca
de
enían
prov
mátic a» y «estr uctur a desc entra da»
recon
iana
freud
oxia
psico anali sta que comb inaba la ortod
del
ación
acuñ
la
que
sona ncias heide ggeri anas; mien tras
impo rtada
térm ino «sob redet ermi nació n», claro está, fue
lacio nes
corre
s
14
ctiva
direc tame nte de Freu d • Esta s respe
pensadel
ca
gráfi
topo
cultu rales -qu e rigen la posic ión
russe
Alth
y
e
Sartr
use,
mien to de Luká cs, Gram sci, Marc
s
serie
tales
de
s
cada
son sólo las más impo rtant es y desta
asimil
s
cione
Rela
.
en la tradi ción del marx ismo occid ental
senta ntes 15 •
res pued en enco ntrar se en casi todo s sus repre
Gold mann lzt.
El pape l centr al que dese mpeñ ó en la obra de
dura nte la
Suiza
en
psico logía de Piage t (con quien traba jó
o de esta
marc
del
guer ra) es un ejem plo típico . Aun fuera
mism a
la
cer
apare
a
tradi ción prop iame nte dicha , tiend e
and form, Prince ton, 1971,
ble estudi o de Frede ric James on, Marxism anális is crítico del tema.
mejor
el
mucho
con
es
que
página s 230-74,
s de Althu sser en torno a sus deuda s
14 Sobre las propia s declar acione
, véase For Marx, p. 257, y Reading
Lacan
y
con Bache lard, Cangu ilhem
México, Siglo XXI, 1969). Bachel»,
capital, p. 16 (Para leer «El capita
lard dirigió la tesis doctor al de Althus ser.
escuel a de Delia Volpe en Italia. El
15 La princi pal excepc ión es la
ntos de la lingüí stica de Hjelm seleme
s
mucho
tomó
Volpe
mismo Delia
del gusto, pero la escuel a en su
Critica
la
en
a
estétic
lev para su teoría
de influe ncias no marxi stas, en
libre
e
ament
conju nto perma neció relativ
partes . Esta ausen cia proba
otras
de
ogas
compa ración con sus homól
innova ciones temát icas imbleme nte estuvo relaci onada con la falta de
verá más adelan te.
portan tes que tambi én la disting uió, como se
75
, p. ix.
Véase The theory of capitalism development
and nothingness, LonVéase La somm e et le reste, pp. 142-43; Being
s Aires, Losad a, 1966); Eros
dres, 1957, pp. 600-3 (El ser y la nada, Bueno
y civilización, Barceand civilization, Londr es, 1956, pp. 106 y 209 (Eros
es, 1964. pp. 249-50
Londr
man,
ional
imens
One-d
y
1969),
lona, Seix Barra!
Estos autore s
1968).
l,
Barra
Seix
lona,
Barce
al,
ension
(El hombr e unidim
más que
lard,
Bache
de
a
poétic
la
por
te
almen
se sintie ron atraíd os esenci
por su episte molog ía.
, 46-47.
«Sociology and psycho logy», New Left Review
18 Cf. Adorn o
and civilization, passim;
Eros
se,
Marcu
1968;
de
ebrero
1967-f
de
bre
noviem
philosophy and other essays,
Althus ser, «Freu d and Lacan», en Lenin and
Anagr ama, 1970); Sartre ,
lona,
Barce
,
Lacan
y
(Freud
1971
Londr es, NLB,
1974, pp·. 35-42.
NLB,
es,
Londr
sm,
marxi
and
m
Betwe en existentialis
II Intern aciona l es
la
de
época
la
en
nismo
19 La influe ncia del darwi
dad del evolu·
autori
la
go,
embar
Sin
quizá el equiva lente más cercan o.
no incidí a direct ament e en
cionis mo era la de una cienci a natura l que Por ello, podía ser aprob ael domin io social del mater ialism o histór ico.
n intern a de éste. Aun en
do o adopt ado sin una verda dera modif icació
más sensib le a la influe no
teóric
el
nte
bleme
proba
ky,
el caso de Kauts
no son caract erístic as de
as
direct
es
tacion
impor
cia del darwi nismo . las
extrem o de esta especi e
más
caso
Un
erra.
su princi pal obra de la pregu
s intele ctuale s bolchevicierto
sobre
fue, sin duda, el atract ivo de Mach
a escrib ir m。エ・イゥャウュセ@
ques, en partic ular Bogdá nov, que instó a Leninollo de las cienci as fístdesarr
el
fue
aquí
ién
Tamb
.
cismo
iocriti
y empir
a- sobre cierta s tenden cias
cas lo que ejerci ó una atracc ión -tran sitori
impor tante de la terfigura
na
ningu
go,
embar
Sin
dentro del marxi smo.
ncia.
influe
su
sufrió
o
clásic
smo
cera genera ción del marxi
16
17
1
76
Perry Anderson
refer encia
marx ista fue, por así decir , el eje horiz ontal de
al mism o
Pero
intel ectua l para el marx ismo de Occi dente .
cal de
verti
eje
tiemp o, éste se distin guió tamb ién por un
ién a
tamb
ño
refer encia de un géne ro en gran medi da extra
consiable
invar
las anter iores tradi cione s marx istas : fue su
allá
más
a
ntab
trucc ión de un linaj e filosófico que se remo
mardel
cos
de Marx. Todo s los princ ipale s siste mas teóri
o mecaxism o occid ental revel an, a este respe cto, el mism
fías
filoso
a
do
nism o espo ntáne o. Sin excep ción, han apela
filoso
la
letar
comp
prem arxis tas para legit imar , expli car o
en
,
Marx
de
allá
fía de Marx. Este regre so comp ulsiv o más
desd e el cual
busc a de un anter ior punt o de vista venta joso
fue t-ambién
,
Marx
de
inter preta r el signi ficad o de la obra
a en que
básic
rica
histó
ción
un indic io suge stivo de la situa
omin io
pred
doso
nove
El
.
se halla ba el marx ismo occid ental
s vishemo
como
fue,
ción
tradi
de los filósofos dentr o de la
culla
ó
sufri
que
ral
gene
io
to, uno de los signos del camb
desde
cales
verti
s
línea
Las
1920.
tura marx ista desp ués de
occid ental ,
cend encia que reivi ndica ba ahor a el marx ismo
medi da a
a
buen
en
ecían
obed
o,
para Marx y para sí mism
mism o
el
pues
él,
de
o
dentr
l
ese ascen dient e profe siona
máti ca
siste
fica
filosó
obra
una
Marx no había dejad o ning
filotesis
eras
prim
sus
ltar
sepu
en el senti do clásico. Tras
se
a
nunc
rez
madu
su
en
tos,
inédi
sófic as en manu scrit os
fico. Aun
aven turó de nuev o en un terre no pura ment e filosó
do, la
méto
el
sobre
rior
poste
jo
su más impo rtant e traba
en form a de
intro ducc ión de 1857 a los Grun driss e, qued ó
prep arad o
fragm ento prog ramá tico, nunc a term inado ni
al de la propara su publi cació n. :g1 carác ter laten te y parci
los escri tos
ducc ión filosó fica de Marx fue comp ensa do por
para sus
tardí os de Engels, y sobre todo el Anti-Dühring,
gene ral
en
suces ores inme diato s. Pero esos escri tos caye ron
más
vez
cada
desc rédit o desp ués de 1920, cuan do se hizo
acentr
s
tema
obvia la incom patib ilida d de algun os de sus
anatur
ias
cienc
les con los prob lema s y los halla zgos de las
nzar con
les. En efect o, el marx ismo occid ental iba a come
fica de
filosó
cia
un doble y decid ido recha zd de la heren
y en
fía
filoso
y
Enge ls por Kors ch y Luká cs en Marx ismo
adeEn
e.
ment
ctiva
Historia y consciencia de clase, respe
Cambios formales
77
ls iba a ser
!ante la avers ión a los últim os texto s de Enge
ncia, de
prese
en
entes
corri
las
com¿ n práct icam ente a todas
20 • Pero una vez desuse
Marc
a
usser
Sartr e a Colle tti, de Alth
del legad o de
carta da la contr ibuci ón de Enge ls, la limit ación
nece sidad de
Marx se hizo más evide nte, y más acuc iante la
ヲゥャッウセᆳ
comp letar lo. El recur so a anter iores 。セエッイゥ、・ウ@
consiser
e
pued
fm
tal
para
peo
euro
cas del pens amie nto
con respe cto
derad o, en ciert o senti do, como una regre sión
con la que
a Marx. No es casu al que la pere ntori a frase
ectua les
intel
os
asad
antep
sus
con
Marx ajust ó cuen tas
preta r de di-«Lo s filóso fos no han hech o más que inter
es de trans verso s modo s el mund o, pero de lo que se trata
ismo ocform arlo »- haya enco ntrad o poco eco en el marx
、・ウセ「。ᆳ
ciden tal, cuyo s filóso fos qued aron legal ment e
y pract ica
a
teorí
entre
naria
lucio
revo
zado s de la unid ad
lado.
ッエセ@
que exigía la once ava tesis sobre Feue rbach . Por
La
xión.
refle
una sola frase no pued e supr imir siglo s de
orprop
para
mera afirm ación de Marx nunc a podí a basta r
ni inclu so
rico,
histó
mo
rialis
mate
al
fía
ciona r una filoso
anter iores a
para hace r un balan ce de las vieja s filoso fías
no era en
él. Adem ás, la prop ia cultu ra filosó fica de Marx
Y
en セ・ャ@
modo algun o exha ustiv a. Basa da ・ウョ」ゥ。ャュセエ@
o
mtim
ento
Feue rbach , no se carac teriz aba por su cono cimi
o Tomá,s de
de Kant o Hum e, Desc artes o Leibniz, Plató n
res. Asi, en
Aquino, para no habl ar de otras figur as meno
de M?rx
allá
otro senti do, una regre sión crono lógic a más
preci safica,
no era nece saria ment e una reinc idenc ia filosó
エセ、。@
ment e porq ue Marx nunc a habí a evaluado. o ウオー・セ。ッ@
iera
siqU
m
ores;
anten
la ética , la meta físic a o la セウエ←ゥ」。@
sta italian o s・「。ウエセョ_@
La única excepc ión a esta regla es el marxi de Engel s con digm·
@
セ
ウ
ッ
ャ
ゥ
ヲ
N
@
ッ
セ
。
ァ
・
ャ
el
ido
defend
Timpa naro, quien ha
Pisa, 1970, pp. 1-122 (Pradad y autori dad en su libro Sul matenal!smo, Fonta nella, 1973). La. calona.
Barce
mo,
xis materialismo y estructuralis
derech o a ser consid.ede la obra de Timpa naro le da con creces ntal
ャゥ、セ@
en esta época. Sm
occide
smo
marxi
del
l
genera
n
exame
todo
en
rada
las. otras estodas
contra
te
samen
expre
tan
a
dirigid
estado
embar go, ha
diverg ente:
tan
ーッセエオ。@
una
enta
repres
y
,
último
este
cuelas , dentro de
nte, m
<;>bsta
No
ta.
gratui
r
pa:ece
podría
aquí
que su simple inclus ión
deters
cierta
a
do
escapa
ha
al
origm
e
ement
siquie ra esta obra intran sigent
Véase más adelan te, cap. 4,
minac iones comun es del marxi smo occide ntal.
nota 40.
-20
Perry Anderson
78
•¡:,,..
i·
i·
..,.
1".'
había aborda do mucho s problem as básicos de la filosofía
clásica. En otras palabra s, había cierta legitim idad en los
sucesivos intento s hechos dentro del marxis mo occiden tal
para estable cer un linaje intelec tual que se remont ara más
allá de Marx. Porque todo desarro llo creado r de la filosofía marxis ta inevita blemen te tendría que pasar por una reconside ración de la comple ja histori a cognoscitiva que el
mismo Marx ignorab a o evitaba. Los puntos de partida existentes en la obra de Marx eran demasi ado escasos y demasiado estrech os para que esto no fuese necesario. Al mismo
tiempo, no es menest er subray ar los riesgos implíci tos en
un prolong ado recurso a las tradicio nes filosóficas premar xistas: es bien conocido el peso abruma dor de los motivo s
idealist as y religiosos en ellas.
La primer a reinter pretaci ón import ante del marxis mo
que hizo un uso fundam ental de un sistema premar xista para
constru ir su propio discurs o teórico fue el enfoqu e que de
Hegel hizo Lukács en Historia y consciencia de clase. Hegel
nunca había sido muy estudia do en la 11 Interna cional: por
lo general, sus princip ales pensad ores le habían considerado como un precur sor remoto , pero ya sin import ancia, de
Marx, de menor entidad que Feuerb ach 21 • Lukács invirtió
radical mente esta aprecia ción, y por primer a vez elevó a
Hegel a una posició n absolu tament e domina nte en la prehistori a del pensam iento marxis ta. La influen cia de esta
reevalu ación de Hegel iba a ser profun da y durade ra para
toda la tradició n posteri or del marxis mo occiden tal, coincidieran o no con ella los pensad ores posteri ores. Pero el recurso de Lukács a Hegel fue mucho más allá de esta atribución genealógica, pues dos de las tesis teórica s básicas de
Historia y consciencia de clase proven ían de Hegel más que
de Marx: la idea del proleta riado como el «sujeto -objeto
idéntic o de la historia », cuya conciencia de clase supera ba
por ello el problem a de la relativi dad social del conociVéanse los propios comenta rios de Lukács en History and class
había
consciousness, p. xxi. La principal excepción fue Labriola, quien o.
De
sido un filósofo hegeliano antes de su encuentr o con el marxismLenin,
ahí la repentina revelación del «descubr imiento» de Hegel por
después del descrédit o de la 11 Internaci onal en 1916.
21
Cambios formales
79
miento , y la tenden cia a conceb ir la «alienación» como una
objetiv ación externa de la objetiv idad human a, cúya reapropiación sería un retorno a una prístin a subjeti vidad interio r,
lo que permit ía a Lukács identif icar el logro por la clase
obrera de una verdad era conciencia de sí misma con la realización de una revoluc ión socialista. Cuaren ta años más
tarde, Lukács iba a describ ir esas tesis distinti vas de Historia y consciencia de clase como «una pluscuamhegelizació1;1
de Hegel» 22 • Sin embarg o, la reevalu ación de la import ancia
de Hegel para el marxis mo, que inició Historia y consciencia de clase, halló mucho s sucesores. El mismo Lukács más
tarde trató de redescu brir categor ías fundam entales del pensamien to de Marx en el de Hegel, más que de introdu cir
categor ías hegelia nas en el marxis mo. Su estudio de El joven Hegel (1938) fue un esfuerz o mucho más erudito para
estable cer una continu idad directa entre Hegel y Marx, basado en la lectura por Lukács de los manusc ritos de 1844,
en Moscú, y en el papel de concep tos económicos como el
de trabajo en los primer os escrito s de Hegel 23•
Tres años más tarde, Marcus e publicó Razón y revolución
en Nueva York, con el subtítu lo de Hegel y el surgim iento de
la teoría social, primer intento de efectua r un análisis marxista de todo el desarro llo del pensam iento de Hegel, en todas sus fases, como prepara ción y condic ión para la obra
de Marx. La fidelida d de Marcus e a este concep to de Hegel
nunca vaciló. Adorno, mucho más crítico que Lukács o Marcuse del idealism o objetiv o como «filosofía de la identid ad»,
basó, sin embarg o, su import ante obra en los procedimientos de la Fenomenologia del espíritu: «El método de Hegel
-decl aró- inspiró el de Mínima moralia» 24 • En Francia , en
cambio , aun admitie ndo la import ancia fundam ental de Hegel en la formac ión de Marx, Sartre iba a inverti r su evaluación y a exaltar la contrib ución antitéti ca de Kierkegaard como correct ivo filosófico a Hegel dentro del marxismo. Si bien sostení a que el mismo Marx habfa supera do la
22
23
24
History and class consciousness, p. xxiii (p. xxv).
Der junge Hegel no fue publicad o hasta 1948 a causa de la guerra.
Minima moralia, Londres, NLB, 1974, p. 16 (Minima moralia, Caracas,
Monteávila, 1975).
Cambios formales
Perry And erson
80
el, afir mó que el mar anti nom ia entr e Kie rkeg aard y Heg
a con vert irse en un neoxism o del sigl o xx hab ía tend ido
de este mod o la proheg elia nism o petr ific ado , reva lida ndo
de la exp erie ncia inditest a del exis tenc ialis mo en nom bre
sta omn ímo do, exp erie nvidu al fren te a un sist ema obje tivi
25
prim ero en exp resa r •
cia que Kie rkeg aard hab ía sido el
ceso hist óric o en la CríLa reco nstr ucc ión de Sar tre del pro
o irre duc tibl e pun to de
tica de la razón dialéctica torn ó com
este mod o, com o térm ino
par tida el indi vidu o con ceb ido de
ués de la Crít ica, el únifina l de toda clas e soci al. Aun desp
dio espe cial fue Kie rkeco filó sofo al que ded icó un estu
gaa rd 26 •
fuer on resu elta men te
En Ital ia, Del ia Vol pe y su escu ela
taja ntem ente neg ativ os
anti heg elia nos desd e el com ienz o:
Heg el y pos itiv os en su
en su eva luac ión de la filo sofí a de
Mar x fue una rup tura
aser ción de que el pen sam ient o de
ó a Mar x en un lina je
com plet a con Hegel. Del ia Vol pe ubic
por Gal ileo , has ta Hum e,
que iba desd e Aris tóte les, pas and o
real izad o crít icas de hi·
todo s los cua les, sost enía , hab ían
diri gida por Mar x conla
pós tasi s de su épo ca sim ilar es a
letti quie n escr ibió el
Col
o
tra Heg el n. Per o fue su disc ípul
el heg elia nism o que se
prin cipa l ataq ue sist emá tico con tra
tal: Hegel y el marxisllev ó a cab o en el mar xism o occ iden
dem ostr ació n en
mo. Est a obr a fue con ceb ida com o una cris tian o intu itiv o
sofo
gran esca la de que Heg el era un filó
aniq uila ción de la reala
era
cuy o pro pós ito teór ico bási co
inte lect o, al serv icio de
lida d obje tiva y la dev alua ción del
ba en las antí pod as de
la relig ión, y que , por tant o, esta
que el verd ade ro pred eMar x. En cam bio, Col letti sost enía
t, cuy a insi sten cia en la
ceso r filo sófi co de Mar x fue Kan
obje tivo , más allá de toreal idad inde pen dien te del mun do
se teng an de él, fue la
dos los con cep tos cog nos citiv os que
2S
de
res, 1%3, pp. 814 («Cu estio nes
The prob lem of meth od, Lond
, Buen os Aires, Losa da, 1963,
dialéctica
méto do», en Critica de la razón
ersal •,
volu men 1).
yo cKie rkeg aard : the singu lar univel uni26 Véas e el impo rtant e ensa
:
aard
rkeg
«Kie
(
9
146-6
pp.
ism,
en Betw een exist entia lism and marx, Kierkegaard vivo, Mad rid, Alianza,
versa l singu lar», en Sart re y otros
1968).
iva, Mesi na, 1950.
'll Logic a come sciem.a posit
81
de la irre duc tibi lida d
prec urso ra de la tesi s mat eria lista
tem olog ía de Kan t fue
del ser al pen sam ient o. Así, la epis
éste nun ca tuvo con cien prec urso ra de la de Mar x, aun que
prim ero 28 • Aná loga men cia de la med ida de su deu da con el
.teoría polí tica de Mar x
te, par a Del ia Vol pe y Col letti , la
del que éste era inco nstení a un imp orta nte prec ede nte
taci one s filo sófi cas de
cien te: la obr a de Rou ssea u. Las limi
los prin cipi os de inte rKan t resi dían en su ace ptac ión de
libe ral, y fuer on prec isacam bio de la soci eda d cap ital ista
ssea u repu dió en una
men te esto s con cep tos los que Rou
Est ado repr esen tati vo
crít ica radi calm ente dem ocrá tica del
en todo lo esen cial casi
bur gué s que pos teri orm ente Mar x,
'
29
no har ía más 'que repe tir •
do
agu
en
pero
,
tico
Un real inea mie nto no men os drás
Alde
a
obr
la
en
duj o
con tras te con los ante rior es, se pro
exp lícit a en su leng uaos
men
que
Aun
ela.
thus ser y su escu
ilac ión retr oac tiva de
je, fue en esen cia la más tota l asim
mar xism o. En este caso ,
tod a una filo sofí a prem arxi sta al
era Spin oza . En verd ad,
el ante pas ado atri buid o a Mar x
oza intr odu jo una repar a Alth usse r, «la filo sofí a de Spin
hist oria de la filosola
volu ción teór ica sin prec ede ntes en
luci ón filo sófi ca de
revo
or
fía y, sin luga r a dud as, la may
con cep tos y mavos
nue
los
30
todo s los tiempos}} • Cas i todo s
1973, espe cialm ente pp. 113-38 (El
Hege l and rnarx ism, Lond res, NLB,
. En la époc a de la II Inter 1977)
lbo,
la
marx ismo y Hegel, México, Grija
r) se habí an senti do atraí dos por
nacio nal. Meh ring y otros (Ad!e trucc ión filos ófica siste máti ca del gécons
una
ning
pero
,
de
ética de Kant
trató de vinc ular la epist emol ogía
nero de la reali zada por Colle tti
sseau
Kant con la de Marx .
seau e Marx, Rom a, 1964, pp. 72-77 (Rou
29 Véas e Delia Volp e, Rous
de esta
ma
extre
ón
ulaci
form
La
.
1970)
,
Roca
ngs,
Y Marx , Barc elona , Mart ínez
rodu ction », en Karl Marx , Early writi de
opin ión se halla rá en Colle tti, «<nt
tos
escri
eros
prim
los
a
rodu cción
Penguin/NLR. Lond res. 1974 ( «<nt
elon a, Anag rama , 1977).
Marx», en La cues tión de Stali n, Barcacía impl ícita otorg ada a Spin oza soprim
La
102.
p.
3D Read ing capit al,
nacio eden te, en este caso en la JI Inter
bre Marx tuvo un impo rtant e prec
varie dad de
«una
ente
cialm
esen
era
ismo
nal. Plejá nov creía que el marx
zism o de Marx y Enge ls repre senta
of
spinozismo», y escri bió que «el spino
mod erno »: Fund ame ntal prob lems
prec isam ente el mate rialis mo más («Las cues tione s fund amen tales del
10-11
marx ism, Lond res, í929, pp.
1964, p. 367).
I, Buen os Aires, Quet zal,
marx ism'' "• en Obras escogidas,
por Colle tti, para
6as
ataca
ente
rosam
vigo
sido
una
Esta s afirm acion es han
nes cons idera b:m a Marx com o
quien «Ple jánov fue uno de quie oza»; véas e fイッセ[@
to Leni n,
seau
Rous
Spin
mera exten sión y aplic ación de
28
1
82
Perry And erso n
ndo de lado los imtice s del mar xism o de Alth usse r, deja
áne as, de hec ho fuer on
por tado s de disc ipli nas con tem por
La dist inci ón cate góri ca
tom ado s dire ctam ente de Spin oza .
y «Objetos reales» fue
entr e cob jeto s del con ocim ient o»
dist inci ón de Spin oza
tom ado dire ctam ente de la fam osa
ocu lto que une los dos
entr e idea e idea tum 31 • El mon ism o
fiel men te tom ado de
polo s de este dua lism o fue tam bién
gen eral de la prod ucSpin oza : la alth usse rian a «ese ncia
idad , no era más que
ción», com ún al pen sam ient o y la real
oza : ord o et con nex io
la trad ucc ión de la máx ima de Spin
et con nex io reru m («el
idea rum reru m ídem est, ac ord o
mis mo que el ord en y
ord en y con exió n de las idea s es el
elim inac ión por Althus32
con exió n de las cosa s») • La radi cal
ntía s del con ocim ienser del pro blem a filosófico de las gara de Spin oza veri tas
o
dich
to o la verd ad, tam bién obe dec ía al
de todo mon ism o
ca
lógi
nor ma sui et falsi, con secu enc ia
fun dam enta l de
to
cep
rigu roso 33 • De man era sim ilar , el con
pro duc ción en
de
o
mod
«ca usal idad estr uctu ral» de un
lari zad a de la
secu
ión
vers
Para leer cEl capital» es una
Dios com o causa imm acon cep ción que tien e Spi noz a de
ue de Alth usse r a las
ataq
ado
nen s 34 • Sob re todo , el apa sion
inm edia ta en oposiilus ione s ideo lógi cas de la exp erie ncia
pio de la teor ía solación al con ocim ient o cien tífic o pro
los hom bres y las clamen te, y a toda s las con cep cion es de
hist oria , y no com o «SO·
ses com o suje tos con scie ntes de la
セYWUIN@
y sociedad, Barc elona ! fッョエ。・ャセL@
Lond res, NLB, 1972, p. 7l (Ideología te, Debo rín y sus d1scípulos SigUieron
En la URSS, dura nte los años vein un «Ma rx sin barb a•. Un punt o que
a Plejá nov y cons idera ron a Spin ozaía en gran med ida la obra de Kant y
cabe seña lar es que Marx desc onoc men te a Spin oza en su juve ntud ; sin
Desc artes pero habí a leído dete nida haya sido parti cula rmen te influ ido
que
s a
emb argo ,' hay poco s indic ios de
le halla r un puña do de refer encia
por él. En su obra sólo es posib más com ún.
Spin oza, en su mayo ría del géne ro expr esam ente. Para Spin oza, «idea
lo dice
31 Read ing capital, p. 40,
o: nam aliud est circulus, aliud idea
vera est dive rsum quid a suo ideat
s).
lectu
intel
datio
circuli» (De emen
prop osi·
Reading capital, p. 216, y Ethica, II,
32 Cf. For Marx, p. 169,
ción vu.
de sí mis. «La verd ad es tanto el crite rio
JJ Read ing capital, pp. 59-60
.
lium
scho
,
XLIII
.
prop
XI,
ma com o de la false dad• : Ethíca,
a imm a·
9. «Deus est omn ium reru m caus itori a,
34 Read ing capital, pp. 187-8
a inma nent e, no trans
caus
la
es
s
(«Dio
»
siens
.tran
nens, non vero
. XVIII .
de toda s las cosa s•): Ethica, I, prop
Cambios form ales
83
sociales, era una exa cta
port es» invo lunt ario s de rela cion es
oza de la exp erie ntia
repr odu cció n de la den unc ia de Spin
y su infa tiga ble inres
erro
vaga com o fuen te de todo s los
ica era la cree ncia de
sist enc ia en que la ilus ión arqu etíp
o una volición libr e,
los hom bres de pos eer de algú n mod
ente gob erna dos por
cua ndo de hec ho está n perm ane ntem
«Su idea de la liberleyes de las que no tien en con cien cia:
sa de sus acciones» 35 • El
tad es sólo su igno ranc ia de la cau
term inab a con la conimp laca ble dete rmi nism o de Spin oza
men os opre siva , nun ca
clus ión de que , aun en la soci eda d
la ilus ión: «Quienes
será pos ible libr arse del pod er de
bres divi dido s con rescree n que los pue blos o los hom
ser llev ado s a vivi r por
pec to a los asu ntos púb lico s pue den
eda d de oro del poe ta o
la razó n sola men te, sue ñan con la
36
r ada ptó tam bién esta
con un cue nto de had as» • Alth usse
ta, los hom bres tamafir mac ión: en una soci eda d com unis
asm as de la ideo logí a
bién esta rán rod ead os por los fant
ncia esp ontá nea . «To das
com o med io nec esar io de su exp erie
ideo logí a com o el elelas soci eda des hum ana s secr etan la
nsa ble a su resp irac ión,
men to y la atm ósfe ra mis ma indi spe
n sist emá tica de Spia su vida hist óric a» 37 • La intr odu cció
por Alth usse r y sus disnoza en el mat eria lism o hist óric o
de
nto más 。ュ「ゥ」ッセ@
cípu los fue inte lect ualm ente el inte
emm
llar
arro
des
y
x
con stru ir un lina je filosófico par a Mar
a
par
icas
teór
nes
ccio
diat ame nte a par tir de él nue vas dire
orimp
cto
aspe
38
un
en
el mar xism o con tem por áne o • Sólo
nulla m
um 。」セゥッョオュ@
est eoru m liber tatis idea, quod suar
-3s «Haec ergo
La parte
II, prop . xxxv, scho ltum .
cognoscant causam•: véas e Ethica, «De serv itute hum ana, seu de affectítulo
el
lleva
a
Ethic
la
cuar ta de
del hom bre, o el pode r .de las emo·
turn viribus», «Sob re la escla vitud la obra de Alth usser , SI se hace la
toda
en
tal
amen
done s» tema fund
•. Véas e For Marx, pá·
de las «emo cion es• a la «ideo logía
エイ。ョ」ゥセ@
.
.
.
180
ginas 232-35, Reading capital, p .. o-poltttcus, I, 5.
ogzc
36 Spin oza, Trac tatus theol
.
.
pn·
37 For Marx, p. 232.
por
@
A
セ
ョ
ッ
」
・
イ
r.
usse
Alth
este párra fo.
,
38 [Des pués de ser escri to
Véas e Elém ents d'autocrttzque, París
mera vez su deud a con Spin oza.
1975). Sin em·
a, l。セN@
elon
Barc
a,
crític
auto
de
s
ento
1974, pp. 65-83 (Elem
y ca:ec e por
siend o vaga y ァ・ョセ」。L@
barg o, su expo sició n de ella sigue
cífic as: _De
espe
ias
denc
spon
corre
y
ales
lo com ún de refer encia s textu
posic ión
trans
la
de
ad
unid
y
sión
exten
proeste mod o no revel a la verd ader a
más
gico
filoló
io
estud
Un
de Spin oza a su obra teóri ca.
del ュオョ、セ@
docu men tarla .]
para
es
ultad
dific
s
poca
ría
fund izado halla
Per ry And erso n
84
te en bus ca de conexiotant e Alth usse r se diri gió a otra par
la filo sofí a. La rela tiva
nes sign ific ativ as en la hist oria de'
hist oria llev ó a Alth usse r
indi fere ncia de Spin oza hac ia la
una líne a de desc end ena com plet ar su lina je de Mar x con
tesq uieu , en una rela ción
cia secu nda ria que par te de Mon
ssea u en la gen ealo gía de
muy si.m ilar a la de Kan t con Rou
rit des lois, de Mon tesCo! lettl . Alth usse r atri buy ó al Esp
des cub rim ient o del con cep to de una
el エイ。ウセ・ョ、ャ@
アュ・セL@
últi ma inst anc ia» por un
tota lida d soci al «de term inad a en
o
den tro de ella , con cep to que lueg
ーイ・ッセ。ョエ@
セウー・」エッ@
caEl
en
x
Mar
por
do
a 39Ser cien tific ame nte fun dam enta
iセ。@
pzta1 .
de Mar x con stitu yen
Esto s suce sivo s reto rno s más allá
den tro del mar xisntes
uye
los caso s más dest acad os e infl
lista . Seg ún es bien sabimo occ iden tal. Pero no ago tan la
o pre cur sor fun dam enta l
do, Gol dma rm elig ió a Pas cal com
ocu lto 40 • En su juve ntud ,
de la teor ía dial écti ca en El Dios
o pro gen itor fHo sófi co 41.
Lefe bvre optó por Sch ellin g com
o, Ado rno y Hor mod o más pro fun do y sub terr áne
De セュ@
insp irad os por
pro bab lem ente fuer on tam bién
ォィ・ゥュセイ@
n de la idea de una «na tura leza
Sch ellm g en su intr odu cció
, o 42 . M
. arcu se, por su part e, ape ló al
ca 4•da:". en e I mar xism
fuen apo yo de su con cep to de una
este tiCi smo de Sch iller
un
,
bién
43
tam
. ta . En algu nos caso s,
t ura soc1. e da d com ums
ores
sad
pen
de dive rsos
mis mo filó sofo reci bió hom ena je
mar xism o occ iden tal.
del
n
ició
trad
pert ene cien tes a la
pp. 52"53 ss. (Mon tesqu ieu,
and histo ry, Lond res, NLB, 1973, a 1968'
Nuev
cia
Cien
la polztzca y la histo ria, Mad rid
. 300-2. Gold mann
God, Lond res.' 1964, pp. 24J..4, 25Í-ital de la idea mar·
. セ@ セ@ Th,e Nィゥ、Lセ・ョ@
amen
fund
r
urso
prec
o
com
Kant
a
s
h."bJa e.eg1do .ante
NLB, 19i1 (lntr oduc véas e lmm anue l Kant , Lond res, u, 1974).
de エッセ。ィ、Z@
セウエ。@
rrort
Amo
,
Aires
os
Buen
,
uón a la fzlosofza de Kant
es de mu·
pp. 415-24; este episo dio, que no , en otros
, 41 • La somm .e et le イᄋセウエ・L@
bvre
Lefe
de
erior
post
obra
la
sí mtsm o para
esta
t.ha 1mpo rtanc 1a セョ@
lado r de la tend encia gene ral de
aspe.ct:os es parti cula rmen te reve
sinti eron prof unda men te la
zer
Polit
y
él
que
a
rela.t
tra.dJción. lセヲ・「Nカイ@
emen te a busy por el!o se pusie ron cons cient
falca de un !maJ e 。ーイセᄀ、ッ@
con Sche lling .
n
diero
e,
ment
final
;
uado
adec
pareC Jera
ierda
car42un? que ャセウ@
n, ocul ta en )a cultu ra de la izqu
EJ resu rgum ento de esta noció
, al qPe
t'nte
ablcm
Prob
.
tigar
inves
por
セ@
es un prob lema que está
·
。ャセュョLN@
h.
pnm ero mter esó fue a Erns t Bloc
3.
43 Eros and civil izati on, pp. 185-9
39 セッ■エゥ」ウ@
Cambios form ales
85
a Luk ács, fue para dóji caNie tzsc he, por ejem plo, odio so par
44
Mar curs e y Alth usse r •
men te exa ltad o por Ado rno, Sar tre,
lade una invi sibl e regu
Pero quiz á la más eloc uen te pru eba
mar xism o occ iden tal,
del
po
cam
rida d que atra vies a todo el
y opo sici one s inte rnos ,
por fuer tes que sean sus con tras tes
fue el únic o teór ico imes el caso de Gra msc i. Pue s éste
un filQ.sofo, sino un polí por tant e de Occ iden te que no era
pro fesi ona l pod ía hab erle
tico . Nin gún inte rés pur ame nte
rior es a Mar x. Sin eme
imp elid o a bus car ante pas ado s ante
men te su obr a más orig ibarg o, tam bién él orga nizó cen tral
uiav elo. Par a Gra msc i,
nal alre ded or de un prec urso r: Maq
prem arxi sta era nec esar iael ante ceso r obli gad o del pas ado
un teór ico polí tico com o
men te no un filó sofo clás ico, sino
los prés tam os que tom ó
él. Per o la med ida y el tipo de
lme nte sim ilar es a los de
Gra msc i de Maq uiav elo son tota
iden tal. El tam bién tom ó
otro s pen sad ores del mar xism o occ
del flor enti no térm inos
dire ctam ente del ante rior sist ema
obr a. En los Cua dern os
y tem as que intr odu jo en su pro pia
rio mis mo se con vier de la pris ión, el par tido revo luci ona
e», cuy o pod er unincip
te en una vers ión mod erna del «Prí
es inte rpre tado
smo
rmi
tari o exa ltó Maq uiav elo. El refo
la de las ciud aa
te
ejan
sem
com o una visi ón «co rpor ativ a»
ez Maq uiav elo hab ía anades itali ana s, cuy a dec isiv a estr ech
que hist óric o» del prol e«blo
tem atiz ado . El pro blem a de un
plad o desd e el pun to de
tari ado y el cam pes inad o es con tem
una «mi licia » pop ular flovist a de los plan es de éste par a
msc i ana liza los mec anis rent ina. Del prin cipi o al fin, Gra
la dua l apa rien cia de la
mos de la dom inac ión bur gue sa en
as del cen taur o de Ma«fue rza» y el «en gañ o», las dos form
los sist ema s esta tale s de
quia velo 45 • Der iva la tipo logí a de
páng der Vern unft, Berlí n, 1953,
Com páre se Luká cs. Der Zers tOru
trata
o
únic
,
1976)
lbo,
Grija
a,
, Barc elon
ginas 244"317 (El asalt o a la razón com enta rios de Ador no en <<Letters to
los
con
,
tema
del
so
pámien to exten
ew, 81, septi emb re·oc tubre de 1973,
Walt er Benjamín>>, New Left Revi
(San Gene t, Bue0
346-5
pp.
1964,
res,
Lond
t,
Gene
sgina 72; Sartr e, .Saint
and civil izati on, pp. 119-24, y A!thu
nos Aires, Losa da); Marc use, Eros
ser, Leni11 and philo soph y, p. 181.
125-43,
s, Lond res, 1971, espe cialm ente pp.
45 Gram sci, Priso n note book
erno s
Cuad
los
de
llano
caste
logía s en
147-8 y 169-75. (Exi sten varia s anto Anto logía comp ilada por M. Sacr istán
la
,
ellas
entre
e,
véas
'
de la prisi ón;
Mad rid, Siglo XXI , 1974.)
44
Perry Anderson
86
la tríada de éste formada por el «territorio», la «autoridad»
y el «consenso». Para Gramsci, el pensamiento de Maquiavelo «también podría ser llamado una 'filosofía de la praxis'» 46 , que era la forma en que Gramsci aludía al marxismo en la prisión. Así, hasta el mayor y menos típico de sus
representantes confirma las reglas generativas del marxismo occidental.
La unidad operativa que delimitaba el campo del marxismo occidental en su conjunto, con sus desplazamientos
globales de ejes, no excluía, desde luego, las divisiones subjetivas y los agudos antagonismos dentro de él. En verdad,
éstos contribuyeron mucho a generar la vitalidad interna y
la variedad de esta tradición, una vez establecidos históricamente sus límites externos. Sin embargo, es característico del marxismo occidental que nunca haya elaborado una
cartografía exacta o adecuada de su propio paisaje intelectual. Esta laguna fue una consecuencia lógica de uno de
los rasgos más sorprendentes y paradójicos de la nueva cultura teórica que se desarrolló después de 1920: su falta de
internacionalismo . Este hecho señaló también una radical
divergencia de los cánones del marxismo clásico. Hemos
visto que Marx y Engels mantuvieron correspondencia y se
pelearon con socialistas de toda Europa y fuera de ella. Los
teóricos sucesores de la II Internacional estaban mucho
más arraigados en sus contextos políticos nacionales que
los fundadores del materialismo histórico, pero también
formaban, al mismo tiempo, un ámbito integrado de debate
socialista internacional. En la generación que siguió a Marx
y Engels, la recepción a la obra de Labriola brinda quizás
el ejemplo más elocuente de la comunicación continental
que existía por entonces. Labriola, el primer feórico marxista que surgió en la zona políticamente atrasada y olvidada del sur de Europa, se hizo famoso con extraordinaria
rapidez desde París hasta San Petersburgo. En realidad, su
primer ensayo importante le fue encargado por Sorel para
Le Devenir Social, de Francia, en 1895; al año, el periódico
46
Prison notebooks, p. 248.
Cambios formales
87
de Kautsky en Alemania, Die N eue Zeit, lo había イ・ァゥウエセッ@
y saludado; en 1897, Plejánov publicó una larga セ・」ョウキ@
de los escritos de Labriola en Novoe Slovo, en Rusia; pocos
meses más tarde, Lenin instaba a su hermana a que los
tradujera al ruso, y en 1898 apareció una traducción セオウ。N@
La generación siguiente de marxistas formó una 」ッュオ、セ_@
aún más internacionalista, si cabe, de pensadores y mihtantes, cuyos apasionados debates teóricos se basaban en
;>bras de
gran medida en el estudio cabal y minucioso de ャ。セ@
unos y otros. La controversia sobre La acumulacwn de caejemplo de ・セッN@
pital, de Luxemburgo, es un ゥューイ・ウッョ。エセ@
Fue este ambiente, por supuesto, el que hizo de la creacwn
disciplinada de la III Internacional una culminación de la
experiencia histórica anterior del movimiento obrero en
el continente, a la par que una ruptura con ella. ,
Con la victoria del «socialismo en un solo paiS>> en la
URSS, seguida de la progresiva burocratización de la Komintern y finalmente las perspectivas nacionalistas adoptadas por el comunismo europeo durante la s.egunda guerra mundial y después de ella, el marco dommante de la
discusión marxista sufrió un cambio fundamental. Esta se
desarrolló cada vez más, no sólo lejos de la militancia política, sino también de todo horizonte internacional. La teoría se contrajo gradualmente a compartimientos セ。」ゥッョャ・NウL@
aislados unos de otros por la indiferencia o la Ignorancia
relativas. Este proceso fue tanto más extraño cuanto que
la abrumadora mayoría de los nuevos teóricos, como hemos
visto eran especialistas académicos situados en los más eleniveles de sus respectivos sistemas universitarios, Y,
カ。、ッセ@
de
por tanto, se hallaban idealmente dotados, en ーイゥセ」ッZ@
facilidad de lenguaje y ocio para efectuar un estudio seno Y
lograr el conocimiento de los sistemas intelectuales de otra.s
naciones. Sin embargo, de hecho, los filósofos de esta tradición -de estilos complejos y recónditos, como nunca había
ocurrido antes- eran, prácticamente sin excepción, provincianos en grado sumo y carecían de información sobre las
culturas teóricas de los países vecinos. Es asombroso que
dentro de todo el corpus del marxismo occidental no haya
una sola evaluación seria o crítica pormenorizada de la obra
Perry Anderson
88
de un teórico import ante por otro que revele un íntimo conocimi ento textual o un mínimo cuidad o analític o en su tratamien to. A lo sumo hay calumn ias precipi tadas o elogios
casuale s, unas y otros basado s en lectura s rápidas y superficiales. Ejempl os típicos de esta mutua preteri ción son las
pocas y vagas observa ciones de Sartre sobre Lukács , las dispersas y anacró nicas disgres iones de Adorno sobre Sartre
las virulen tas invecti vas de Collett í contra Marcus e, la 」ッョセ@
fusión -prop ia de un aficion ado- de Althuss er entre
Grarnsc i y Colletti y el rotund o rechazo de Althuss er por
Delia Volpe 47 • Y se .trata meram ente de coment arios incidentales en obras cuya finalida d princip al es totalme nte otra.
No hay ningún caso en el marxis mo occiden tal de un combate o conflic to teórico total de un pensad or o escuela con
otro, y menos aún de un domini o global del ámbito interna cional de esta tradició n. Esto ocurre hasta en los casos en
que hay una relació n entre mentor y discípu lo: por ejemplo, la aceptac ión por Goldm ann de la obra del primer Lukács nunca fue acomp añada del menor interés o estudio
crítico de su obra posteri or. El resulta do de este provinc ialismo y esta ignoran cia general izados con respect o a los
sistema s extrana cionale s de pensam iento fue impedi r toda
concien cia cohere nte y lúcida del edificio del marxis mo occidenta l en su conjun to. El descon ocimie nto mutuo de los
teórico s mantuv o en una opaca oscurid ad el sistema real
de relacio nes y diferen cias entre ellos.
Esto no signific a que no hubiera intento s de delimit ar
claros frentes de batalla dentro del campo del marxis ino
occiden tal. Dos de tales intento s al menos fueron efectuados en los años sesenta por Althuss er· y Colletti . Ambos se
basaro n en una indiscr iminad a amalga ma de todos los
otros sistema s, aparte del propio, en un solo bloque filosófico, y en el rechazo de este conjun to como proven iente de
GMセN@
',.
'.' 1
セᄀQ@
,,,...
The problem of method, pp. 21, 37-9, 52-4; Adorno, Negative
dtalectzc, Londres, 1973, pp. 49-51 (Dialéctica negativa Madrid Taurus
1975); Colletti, From Rousseau to Lenin, pp. 128-40; Á!thusse r,' r・。、ゥョセ@
capztal, pp. 134-8; Delia Volpe, Critica dell'ideologia contempo ranea, Roma,
ránea
1967, pp. 25-26 n., 34-35 n., 37 n. (Crítica de la ideología contempo
'
Madrid, A. Corazón, 1970).
• 47
sセイエ・L@
89
Cambios formales
Hegel y viciado por él, junto con la pretens ión de que sólo
su propia obra entronc aba directa mente con Marx. Por lo
demás, los dos relatos del desarro llo del marxis mo desde
los años veinte eran mutuam ente incomp atibles, pues las
categor ías de Althuss er incluía n explíci tament e a Collett i
en la tradició n hegelia na que repudia ba, mientra s que la
lógica de Collett i atribuí a a Althuss er la herenc ia hegelia na
que denunc iaba. De estas dos constru cciones retrosp ectivas ,
la interpr etación de Althuss er era más amplia y compre nsiva. Para él, las obras de Lukács , Korsch , Gramsc i, Sartre,
Goldm ann, Della Volpe y Collett i eran todas clasific ables
como variant es del «histor icismo» : una ideolog ía en la cual
la socieda d se convier te en una totalid ad «expresiva» circular, la histori a en un flujo homog éneo del tiempo lineal, la
filosofía en una autocon ciencia del proceso históric o, la lucha de clases en un comba te de «sujeto s» colectivos, el capitalism o ;en un univers o esencia lmente definid o por la
alienac ión, y el comun ismo en un estado de verdad ero humanism o más allá de la alienac ión 48 • La mayorí a de estas
tesis, argüía Althuss er, proven ían de Hegel, a través de
Feuerb ach y los escrito s del joven Marx: la teoría científi ca
del materia lismo históric o se fundó en una ruptura radical
con ellas, realiza da por Marx en El capital. La reconst rucción de Colletti, en cambio , tenía un enfoqu e más estrech o,
aunque de mayor alcance : para él, el primer Lukács , Adorno, Marcus e, Horkhe imer y Sartre estaban unidos en el
ataque común contra la ciencia y la negació n del materia ·
lismo, inheren te a la afirmac ión de que la contrad icción es
un princip io de realida d, más que de razón, mientr as que el
materia lismo dialécti co al que el Lukács posteri or y Althuss er
se adhería n era meram ente una versión natural ista del mismo idealism o oculto. Ambos proced ían de la crítica metafísica al intelec to de Hegel, cuyo fin era la aniquil ación filosófica de la materia 49 • Esta crítica había sido fatalme nte
Véase Reading capital, pp. 119-43.
Marxism and Hegel, pp. 181-98. La admisión por Althusse r de la diasalléctica de la naturalez a como el único elemento valioso que puede
sitúa
varse en Hegel, una vez rebautiza do como «proceso sin sujeto••, le
and
directam ente dentro del campo de la crítica de Colletti; véase Lenin
J")..,
.
philosoph y, pp. 117-19.
. ·•RAI\r•.
u 't·; ¡ セᄋNZ[@ セM
48
49
エ⦅GN^セM@ u,..,í!o,.-.セHャゥ「エ[a@
90
Perry Anderson
mal entendida y adoptada por Engels en el Anti-Dühring,
con lo que había echado los cimientos de una línea de pensamiento que iba a suponer una desviación completa del
materialism o racional y científico de Marx, ejemplifica do
en el método lógico de El capital.
¿Qué validez puede asignarse a estas dos tesis? Está
bastante claro que tanto la escuela de Delia Volpe como la
de Althusser se han distinguido por ciertos rasgos comunes
que las separa de otros sistemas del marxismo occidental.
Su hostilidad hacia Hegel, desarrollad a antes y de manera
más profunda en el sistema de Della Volpe, los destaca muy
obviamente en una tradición que, por lo demás, ュオ・ウエイセ@
una predomina nte tendencia hegeliana. Además de esto,
comparten el nuevo y agresivo énfasis en el carácter científico del marxismo, en la preeminenc ia de El capital dentro
de la obra de Marx, y en la consiguien te importanci a cardinal del pensamien to político de Lenin. Ambos representar on
una vehemente reacción contra las anteriores tendencias teóricas, que negaban o ignoraban muchas de las aserciones de
la tradición clásica. Pero estas característi cas no bastan
para dividir todo el campo del marxismo europeo desde
1920 en dos bandos antitéticos. Las polaridade s simples
propuestas por Althusser o Colletti son demasiado toscas
y panorámica s y se basan en estudios comparativ os demasiado escasos para proporcion ar una guía seria en la compleja constelació n de tendencias filosóficas dentro del marxismo occidental, incluidas las de ellos. Ni siquiera sería
exacto hablar de un espectro más sutil o continuo de sistemas en lugar de una tajante polaridad de ellos, porque
las actitudes de los teóricos a menudo han coincidido o se
han superpuest o de manera desconcert ante, desde muy diversos puntos de partida, lo que excluye su alineación en
una única gama de posiciones filosóficas. El carácter irreconciliable de las tipologías que proponen Colletti y Althusser es en sí un indicio de la aporía lógica de ambos. Así, el
tema de la alienación fue tildado de archihegeli ano por Althusser, y su rechazo considerad o como una condición previa del materialism o científico; sin embargo, Colletti, cuyo
ataque a Hegel era más radical y más documenta do que el
1,,,,'
Cambios formales
91
de Althusser, retuvo el concepto de alienación por considerarlo fundament al en la obra del Marx maduro y en el materialismo histórico como ciencia. A la inversa, Colletti concentró su fuego en la dialéctica de la materia en Hegel, como
piedra de toque religiosa de su idealismo y el más nocivo
legado al pensamien to socialista posterior; en cambio, Althusser seña.Jó el mismo aspecto de la obra de Hegel como
el único elemento viable de indagación científica heredado de él por el marxismo.
Además, el entrecruzam iento de tendencias va mucho
más allá de estos dos protagonist as. Gran parte del sistema
de Althusser fue construido contra el de Sartre, dominante
en Francia a principios de los años sesenta; mientras que
la mayor parte de la polémica de Colletti estuvo dirigida
contra la Escuela de Francfort, temporalm ente dominante
en Alemania a fines· de los años sesenta. Ninguno de ellos
parece haber tenido un conocimien to íntimo del adversario
del otro, con el resultado de que ambos eran inconscient es
de ciertas semejanzas diagonales con ellos. La creciente preocupación de Colletti por la dualidad del marxismo como
«ciencia o revolución» , al mismo tiempo teoría de las leyes
objetivas del capitalismo y de la capacidad subjetiva del
proletariad o para derrocar el modo de producción del que
él mismo es parte estructural 50 , estaba en realidad muy cerca del punto de partida metodológi co básico de la investigación de Sartre. Las involuntari as correspond encias entre
Althusser y Adorno -en apariencia los dos teóhcos más
alejados posibles- eran aún más sorprenden tes. La Escuela de Francfort estuvo desde el comienzo de su formación
· más saturada de influencia hegeliana que cualquier otra de
Europa. El marxismo de Adorno representó, en los años sesenta, una versión extrema de la renuncia a todo discurso
sobre las clases o la política, precisamen te los objetos a los
que el marxismo de Althusser daba primacía formal. Sin
embargo, la Dialéctica negativa, de Adorno, desarrollad a
primero en conferencia s dadas en París en 1961 y luego completada en 1966, reproduce toda una serie de motivos que
so Véase, por ejemplo, From Rousseau to Lenin, pp. 229-36.
Perr y Ande rson
92
Marx v Para leer
se encu entra n en La revo lució n teóri ca de
habla ·r de otro s
no
«El capit al», publ icad os en 1965, por
tti, publ icaColle
de
que se halla n en Hegel y el marx ismo ,
aba explíafirm
rno
do en 1969. Así, entre otro s tema s, Ado
obje to,
del
a
lógic
citam ente la abso luta prim acía epist emo
vacu i
la
y
ria
histo
la
la ause ncia de todo suje to gene ral en
la
aba
Atac
.
ción»
nega
dad del conc epto de <<negación de la
icacosif
la
y
n
ació
alien
aten ción filos ófica conc edid a a ía
le de uso relición com o una ideo logía de mod a, susc eptib
nsas de El
expe
a
Marx
n
gioso ; el culto de las obra s del jove
histo ria y
la
de
as
ntric
pocé
capit al; las conc epcio nes antro
paüa ; los
acom
las
que
mo
la emo lient e retór ica del hum anis
l, hasocia
za
rique
de
te
fuen
a
mito s del trab ajo com o únic
comun
es
que
rial,
mate
a
ralez
cien do abst racc ión de la natu
rhace
a
so
inclu
51
llegó
rno
Ado
•
ella
pone nte irred ucib le de
teon 1os cual es la
se eco de los prec epto s de Al thus ser segú
ráctica teóri ca») v
(<<p
tica
prác
de
o
ría es un tipo espe cífic
ida por la teorí a.
la mism a noci ón de prác tica debe ser defin
bió Ador no, «y
«La teorí a es una form a de prác tica» , escri
ente men te teórila prác tica mism a es un conc epto emin
o de estas decl arac ione s, que
CO» 52 • El desa fiant e teori cism
unid ad entre teosupr imen todo el prob lema mate rial de la
el marx ismo y
ría y prác tica com o vínc ulo diná mico entre
ndo desd e el cola luch a revo lucio naria de masa s, proc lama
idera do com o un
mien zo su iden tidad léxic a, pued e ser cons
la époc a post erior
lema gene ral del marx ismo occi dent al en
base suby acen te
a la segu nda guer ra mun dial. Indic a la
ectu ales denintel
com parti da por las má"s disp ares post uras
tro de él.
cos de Alth usPor lo dem ás, claro está, los siste mas teóri
prob lemá tisu
en
ser y Ado rno eran noto riam ente disím iles
ciert os tede
ncia
ca y su orien tació n. La curio sa coin cide
que un
de
ba
prue
mas impo rtant es en sus obra s es mera
antíh ey
s
liana
hege
vago cont raste bina rio entr e escu elas
158-60, 177-8, 1334, 190-2, 304.
Véase Negat ive dialeciic, pp. 67, 89,
o en la prima cía del objeto
Adorn
de
encia
insist
la
que
Debe señala rse
ti, lo cual hace 'JCiosos los
Collet
de
la
como
sa
es al meno s tan vigoro
respe cto.
fort a ・セエ@
Franc
de
la
Escue
la
a
ataqu es genér icos de éste
144.
p.
tic,
diaíec
ive
Negal
1'71;
p.
52 Stichw orte, Franc fort, 1968,
5!
Cam bios form ales
93
ir la ⦅オ「ゥ」。セ@
gelia nas es total men te inad ecua do para defin
marx 1smo occlexac ta de las difer ente s escu elas dent ro del
a mult iplic idad
dent al o las relac ione s entre ellas . La mism
o -qu e no
inad
de filiac ione s filos ófica s que hem os exam
lling , SpiSche
,
sólo inclu yen a Hege l, sino tamb ién a Kant
y otro sieu
tesqu
noza , Kie¡ kega ard, Pasc al, Rous seau , Mon
cola teraulos
vínc
exclu ve tal aline ació n pola r. Adem ás, los
ra burcultu
la
de
res
les 、セ@ cada teóri co con dive rsos secto
de
lema
prob
el
más
gues a cont emp orán ea com plica n aún
vez,
su
a
s,
Esto
.
ellos
las afini dade s y anta goni smos entre
las dive rsas si·
han estad o cond icion ados y regu lado s por
bras , es perfe cpala
otras
tuac ione s polít icas nacio nales . En
r de esta tracula
parti
ma
tame nte evid ente que cada siste
d de deter alida
plur
una
de
dició n ha recib ido la impr onta
s y nive les
onte
horiz
s
ente
difer
mina cion es, deriv adas de los
po y del
tiem
su
de
as
lógic
ideo
e
les
de las estru ctura s socia
heter ogen ei_da ? _de
pasa do, lo cual ha prod ucid o una gran
ntur a h1st onca
teorí as, dent ro de los pará metr os de la coyu
No disp onem os de
básic a que delim ita a toda la tradi ción .
las rela·
real セ@
espa cio aquí para expl orar la distr ibuc ión
Para
dad.
com ple]l
cion es dent ro de este camp o, en toda su
ad
nalid
origi
la
r
nues tros fines , es más impo rtant e cons idera
madel
co
clási
o
desc ollan te de cada siste ma frent e al legad
Porq ue en todo
te.
eden
prec
a
époc
la
de
rico
histó
teria lism o
dent al, el desocci
bala nce de las reali zacio nes del marx ismo
nuev os tema s
de
arro llo de nuev os conc epto s o la apar ición
su pote ncia
y
a
ralez
brin da el indic io más claro de su natu
com o tradi ción .
4.
INNOVACIONES TEMATICAS
de inmedi ato ciertos rasgos general es.
El marxis mo occiden tal, como hemos visto desde 1920 se
los grande s
inhibió cada vez más de aborda r エ・イゥ」。ュセ@
último de
el
fue
i
Gramsc
s.
político
o
problem as económ icos
s proescrito
sus
en
mente
directa
trató
que
sus pensad ores
o,
embarg
Sin
clases.
de
lucha
la
de
blemas ヲセョ、。ュ・⦅ャウ@
en
ista
capital
ía
econom
la
sobre
nada
escnbw
el
tampoc o
sí, en el sentido clásico de analiza r· las leyes del movimiento de este modo de produc ción 1• Despué s de él se produj o
un silencio similar con respect o al orden político de la
domina ción burgue sa y al modo de derroc ado. El resulta do
que el marxis mo occiden tal en su conjun to, cuando fue
ヲオセ@
mas allá de cuestio nes de método para consid erar problemas de sustanc ia, se concen tró casi totalme nte en el estudio
de las superestructuras. Ademá s, los órdene s superes trucmostró un interés mayor y
específicos por los セオ・@
エオセ。ャ・ウ@
mas constan te fueron los mas alejado s de la base materia l
de la base económ ica, según la expresi ón de Engels. eセ@
otras palabra s, no fueron el Estado o el Derech o los que
pッ、・ュセ@
1 l
、ゥウ」・イョセ@
1 El silencio de Gramsci sobre los problem as económic os fue total Sin
y misterios amente, uno de sus más íntimos y viejos
em?argo , ー。イセ、ェゥ」@
n·
am1g?s fue P1ero Sraffa, quien sirvió de intermed iario en su correspo
denc1a con el PCI fuera de Italia durante los últimos años de su prisión
fue el último hombre que habló de política internad o:
Y ーイッ「。ャ・ュョエセ@
pocos meses antes de su muerte, acaecida en 1937. Hay
@
L
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⦅
n.al con
relación entre el más grande pensa·
c1erto s.IJ?lbohsmo. en esta ・セエイ。@
poht1co marx1sta de Occtdent e y el más original teórico de la econo、セイ@
de la posguerr a, con su mezcla de intimida d personal y alejamie nto
セオ。@
existido ni la más remota conexión entre
No parece ィ。「・セ@
ュエ・ャ」セオ。N@
sus respectiv as obras. La crítica de Sraffa de la econo、セ@
オュカ・イセッ@
ャッセ@
mta neoclas1ca 1ba a ser más rigurosa y devastad ora· que todo lo hechon
del marxism o. Sin embargo , esta notable realizació
del セ。ューッ@
セ・ョエイッ@
por un retorno, más allá de Marx, a Ricardo, y el sistefue 。」ッューョセ、@
ella fue apenas menos inclemen te para la teoría del
ma que surgió セ・@
valor de El caprtal.
Lセ@
!'
95
Innovaciones temdticas
le propor cionaro n los objetos típicos de su investig ación. Lo
que concen tró el foco de su atenció n fue la cultura .
Y sobre todo, dentro del ámbito de la c;ultura, fue el arte
el que absorb ió las princip ales energía s y dotes del marxismo occiden tal. A este respect o, la norma es llamati va.
Lukács dedicó la mayor parte de su vida a trabajo s sobre
la literatu ra, produc iendo una apretad a serie de estudio s sobre la novela aleman a y europe a, desde Goethe y Scott hasta
Mann y Solzhe nitsin, para culmin ar en una gran Estética
2
general , su obra publica da más extensa y ambici osa • Adorno escribi ó una docena de libros sobre música que incluyen tanto análisis globales de las transfo rmacio nes musicales del siglo xx como interpr etacion es de compo sitores, por
ejempl o, Wagne r y Mahler , además de tres volúme nes de
ensayo s sobre literatu ra; tambié n comple tó su obra con
una Teoría estética general 3 • El legado teórico más significativo de Benjam in dentro del marxis mo fue un ensayo
sobre La obra de arte en la época de su reproductibilidad
técnica, y su princip al obra crítica en los años treinta fue
un estudio sobre Baudel aire 4 • Paralel amente , concen tró su
interés en la obra de Brecht 5• El princip al trabajo de Goldtes de crí2 Aesthetik , Berlín/N euwied, 1963. Las obras más importan
in
tica literaria marxista traducid as hasta ahora al inglés son: Studies
Europea n realism (1950). The historical novel (1962), The meaning of conhis
temporar y realism (1963), Essays on. Thomas Mann (1964). Goethe and
publisido
han
todas
primera,
la
Excepto
(1970).
tsyn
Solzheni
(1967).
age
precadas por Merlin Press, que también ha traducid o en 1971 la obra
marxista Theory of the novel. (En castellan o están en curso de publicación las obras completa s de Lukács: México y Barcelon a, Editorial
Grijalbo. )
Madrid Tau3 Aestlletis che Theorie, Francfor t, 1970 (Teoría estética,
of
rus, 1978). De los principal es estudios musicale s, sólo Philosophy
Buenos
música,
nueva
la
de
filosofía
(La
1973
Londres,
music,
modern
es
Aires, Sur) ha sido hasta ahora traducid o al inglés. Los tres volúmen
de Noten zur Literatur fueron publicad os en Alemania (Berlín y Francfort del Meno, 1958-61).
pidos, 1, pp. 15·
4 Véase Illumina tions, pp. 219-53 (Discursos interrum
Lon57); y Charles Baudelaire: a lyric poet in the era of high capitalism,
dres, NLB, 1973; (lllumina tions, 2, Baudelaire, Madrid, Taurus, 1972).
de Brecht en el
5 Benjamí n desde luego, fue un íntimo interlocu tor
cia
exilio. El pensami ento estético de Brecht, si bien es de gran importan su
intrínsec a -como es obvio- en la historia del marxism o europeo de y
tiempo, estuvo siempre subordin ado a su práctica como dramatur go,
relapor lo tanto cae fuera del ámbito de este ensayo. Sobre la doble páción de Brecht con Benjamí n y Lukács, véase Understanding Brecht,
. . , . ,., tJ'E.
./ _,•
ᄋセイeエ@
エNZセᄋサBGMQ[I@
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·-,
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r-
¡jELC,tV \N' ,.
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··•"'·"'
Perr y Ande rson
96
o, El Dios
mann fue un análi sis de Racin e y el janse nism
n gene ral
cano
un
leció
estab
ocult o, que al mism o tiem po
en sus
rico;
histó
mo
rialis
mate
de crític a litera ria para el
(Malrnos
mode
la
nove
la
y
o
teatr
otros escri tos explo ró el
a la
ión
ribuc
Cont
una
bió
6
escri
vez,
raux ) • Lefeb vre, a su
teorí a esestét ica 7• Delia Volpe, por su parte , elabo ró otra
ás de ensatética en gran escal a, la Crítica del gusto , adem
ning una obra
yos sobre cine y poes ía 8 . Marc use no escri bió
came nte trató
sobre algún artis ta espec ífico , pero siste máti
socie dad
la estét ica como la categ oría fund amen tal de una
dad» final menlibre , en la que «el arte como form a de reali
io mund o sote mode laría los conto rnos objet ivos del prop
o sobr e la
cial, tema comú n a Eros y civili zació n y Un ensay
marx ismo
el
con
liber ación 9 • El prim er encu entro de Sartr e
; dutura?
litera
la
coinc idió con su publi cació n de ¿Qué es
mara
teorí
la
de
ro
rante la trans ición hacia su labor dent
que
par
la
a
t,
xista , su princ ipal obra versó sobre Gene
men10
final
do
cuan
y
escri bió sobre Mall armé y Tinto retto ;
nio sigui ente
te rema tó su paso al marx ismo , dedic ó el dece
en una
ebido
conc
a un monu ment al estud io sobre Flau bert,
ficas
filosó
s
obra
sus
escal a mayo r que la suma de todas
caso
un
nta
prese
,
mbre
anter iores u. Gram sci, como de costu
¡,L
Breche, Madri d, Tauru s,
ginas 105-21 (Ilumi nacion es, 3, Tentat ivas sobre
Left Review , 84, marNew
en
idos
1975). y los ensayo s de Brech t traduc
El compr omiso en arte y lizo-abr il de 1974, «Again st Georg Lukác s» (véase
s de Adorn o sobre Benja teratu ra, Barce lona, Peníns ula, 1974). Las crítica idos en New Left Review ,
traduc
textos
los
en
se
hallar
n
podrá
t
mín Y Brech
Walte r Benja mín») , y 87-88,
81, septie mbre- octubr e de 1973 ( «Lette rs to
Estos compl ejos internt•).
mitme
«Com
(
1974
septie mbre• diciem bre de
debate s del desarr ollo
tantes
impor
más
los
caml:>ios consti tuyen uno de
cultur al del marxi smo.
, París, 1964 (Para una sociología de
6 Pour une sociol ogie du roman
la novela, Madri d, Cienci a Nueva , !967).
París, 1953.
7 Contr ibutio n a /'esthé iique,
a del gusto, Barce lona, Seix Ba8 Critica del gusto, Milán, 1960 (Crític
(Lo verosí mil fílmicu v ッエイセ@
1954
,
Roma
,
filmico
mile
rra!, 1966); 1/ verosi
·
1967).
,
Nueva
a
Cienci
d,
Madri
ensayo s de estétic a,
as a
«Art
ensayo
su
en
se
hallar
puede
. 9 Su más explíc ita declar ación
julio-a gosto de 1972.
form of reality •, en New Left Review , 74,
de los que sólo se han
10 Los estudi os sobre Malla rmé y Tintor etto,
libros; véase M. Con··
os
extens
ad
realid
en
eran
entos,
fragm
public ado
pp. 262, 314-15.
1970,
París,
,
Sartre
de
écrits
Les
ka,
tat y M. Rybal
(El idiota de la fa1971-72
París,
1-lll,
vals.
e,
fam_ill
. 1_1 L'idio t de
una extrañ a seHay
1975).
neo,
mporá
milla, Bueno s Atres Tiemp o Conte
ert y la de Benja mín sobre
mejan za entre la obra de Sartre sobre Flaub
!a
Inno vacio nes temá ticas
97
ionad o con los
dentr o de esta galer ía que, si bien está relac
o sobre la
much
ibió
Escr
.
ellos
de
anter iores , es disti ntos
ón 12 , pero ·el
litera tura italia na en los Cuad erno s de la prisi
fue el reino
objet o prim ario de su indag ación teóri ca no
ra para
cultu
la
de
total
ón
funci
y
ctura
del arte, sino la estru
e el Rena cilos siste mas de pode r polít ico de Euro pa, desd
iones más
mien to hasta nues tros días. Así, sus inves tigac
ales de la
profu ndas y origi nales fuero n análi sis· instit ucion
ectua les, el
form ación y h divis ión histó ricas de los intel
las ideol ogías
carác ter socia l de la educ ación y el pape l de
clase s. Toda
medi ador as en la cime ntaci ón de bloq ues entre
ada en tela obra de Gram sci estuv o cons tante ment e centr
teóri cos
otros
de
mas supe restr uctur ales, pero, a difer encia
auton ola
de
tión
del marx ismo occid ental , abor dó la cues
como
rales
cultu
ras
mía v la efica cia de las supe restr uctu
ncame
teóri
inado
exam
político, que debía ser
un ーセᄋッ「ャ・ュ。@
manel
con
ión
relac
te como tal de modo explí cito, en su
l. Tam bién Altenim iento o la subv ersió n del orde n socia
no del méto do
terre
el
thuss er, por últim o, sólo aban donó
rar cuest iones
explo
para
y llevó a cabo análi sis susta ntivo s
más largo de
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セオー・イウエ」。ャ@
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s
Gram scí; otros texto s más breve
Fuearte.
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natur
la
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tura (Brec ht o Crem onini ) y
rada
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única
la
ra del camp o de la filoso fía,
ridad perso nal
de sus ideas que lleva el sello de su auto
13 • Así, la temá tica cultu tura
ha sido una teorí a de la litera
b。セャ・イZ@
y el ュゥョ。エオイセウッ@
pese al contra ste entre el gigant ismo de uno
rse en tres partes : el m1smo
del otro. El estudi o de Benja mín iba a dividi
cual
medio . 、セャN@
de Par_ís ・セ@
Baudc bire como alegor ista; el mund o social que smtet1 za el s1gmf1cado
o
escrib ió; v la merca ncía como objeto poétic
tarnbi én fue conce_bido en
del poeta· y del capita l. El estudi o de Sartre
_de_ la person ahdad . セ・@
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12 El volum en Letter atura e
di, pero incluy e las prime Cuade rnos de la prisió n en la edició n de Einau su encarc elamie nto.
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todos los textos
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98
Perry Anderson
ral e ideológic a ha predomin ado uniforme mente en el marxismo occidenta l del principio al fin. La estética, que desde
la Ilustració n ha sido el puente más cercano de la filosofía
hacia el mundo concreto, ha ejercido una especial y constante atracción sobre sus teóricos 14 • La gran riqueza y variedad de los escritos producid os en este dominio, mucho
más rico y sutil que todo lo hecho dentro de la herencia clásica del materiali smo histórico, quizá sea a fin de cuentas
el logro colectivo más perdurab le de esta tradición .
Pero, al mismo tiempo, los principal es sistemas intelectuales del marxismo occidenta l también han engendra do específicam ente nuevos temas teóricos, de mayor importan cia para el materiali smo histórico en su conjunto. Lo
distintivo de estas concepcio nes es su radical novedad con
respecto al legado clásico del marxismo . Se las puede definir por la ausencia de todo indicio o anticipac ión de ellas
en los escritos del joven o del viejo Marx, o en la obra de
sus herederos de la II Internaci onal. El criterio adecuado
aquí no es la validez de estas innovacio nes o su compatib ilidad con los principio s básicos del marxismo , sino su originalidad . No es tarea de estas considera ciones efectuar una
evaluació n crítica de los méritos de cada una de ellas, pues
ello excedería de nuestros límites. Por el momento será suficiente señalar las desviacio nes conceptu ales más significativas, con respecto a lo anterior, en el desarrollo del marxismo occidenta l. Toda tentativa de este tipo debe inevitablemente ser arbitraria , en cierta medida, en su selección ;
particula rmente, dentro de los estrechos límites de este
ensayo, no es posible brindar un análisis exhaustiv o 15 • Pero
de Althusser incluidos en inglés en Lenin and philosophy; véase «Ideología
y aparatos ideológicos de Estado• en Escritos, Barcelona, Laia, 1974); aThe
'piccolo teatro': Bertolazzi and Brecht•, en For Marx, y Pierre Macherey,
Pour une théorie de la production littéraire, en la serie Théorie, de Althusser, París, 1966.
14 Es significativo que la única obra de verdadera calidad que abarca ampliament e todo el marxismo occidental sea un estudio estético:
Marxism and form, de Frederic Jameson.
15 Se verá que los sistemas principales que no se apartaron radicalmente del canon de la teoría marxista anterior fueron Jos creados por
Delia Volpe y Lukács. En ambos casos, esto se relacionaba con una fi-
Innovaciones temdticas
99
ciertos temas distintivo s resaltan inconfund iblemente en las
teorías que estamos examinan do. Se los puede considera r
como un recuento mínimo de las contribuc iones sui generis
de la tradición que nos ocupa.
A este respecto, cabe referirse primero y ante todo a la
noción de hegemoní a de Gramsci. El término provenía del
movimien to socialista ruso, donde Plejánov y Axelrod fueron los primeros en emplearlo en discusion es estratégic as
sobre la futura dirección por la clase obrera de una revolución en Rusia 16 • La adopción de ese término por Gramsci
lo transform ó en un concepto tota!"mente nuevo en el discurso marxista, destinado precisam ente a teorizar sobre
unas estructur as políticas del poder capitalist a que no existían en la Rusia zarista. Recordan do los análisis de Maquiavelo de la violencia y el engaño e invirtiénd olos tácitamen te,
Gramsci formuló el concepto de hegemon ía para designar
la fortaleza y la complejid ad muchísim o mayores de la dominación de la burguesía en Europa occidenta l, que habían
impedido la repetición de la revolució n de Octubre en las
zonas capitalist as avanzada s del continent e. Este sistema hegemónico de poder fue definido por el grado de consenso
que obtenía de las masas populares a las que dominaba ,
y la consiguie nte reducción en la cantidad de coerción necesaria para reprimirl as. Sus mecanism os de control para
asegurars e este consenso residían en una red ramificad a
de institucio nes culturale s -escuela s, iglesias, partidos, asociaciones , etc.- que inculcaba n a las masas explotada s la
subordina ción pasiva, a través de un conjunto de ideología s
elaborada s en el pasado histórico y transmiti das por grupos intelectua les auxiliares de la clase dominant e. Esos intelectuale s, a su vez, podían ser tomados por la. clase
delidad textual más estricta a los escritos de Marx (¿para bien _o para
mal?). El desarrollo de tem;;1s como los de la alienación o la cosificación
en el joven Lukács no son genuinas innovacione s, por grande que haya
llegado a ser su difusión mucho más tarde en el marxismo occidental,
pues ya están presentes en toda la obra del joven Marx.
exa16 La evolución y significació n del concepto de hegemonía serán
minadas extensamen te en otra parte, en un futuro ensayo sobre Gramsci
que aparecerá en New Left Review ( <<The antinomics of Antonio Gramsci»,
New Left Review, 100, noviembre de 1976-enero de 1977; Las antinomias
de Antonio Gramsci, Barcelona, Fontamara, 1978).
100
Perry Anderson
dominante de anteriores modos de producción (« tradicionales») o engendrados dentro de sus propias filas sociales
(<<orgánicos») como una nueva categoría. La dominación
burguesa era fortalecida, además, por la adhesión de cl2ses
aliadas secundarias, soldadas en un compacto bloque セ[ッ」ゥ。A@
y dinámica hegemobajo su dirección política. La ヲャ・Zセゥ「@
en Occidente,
trabajo
el
sobre
capital
el
por
nía ejercida
median te esta es tructu イセQ@ consensual estratificada, fue para
el rnovirnicnto socialista una barrera mucho más difícil de
superar que la que encontró en Rusia ! 7 . Este orden político
podül contener v n:sistir las crisis económicas del tipo que
los marxistas anteriores habían considerado corno la palanNo
ca fundamental de la revolución bajo d. 」。ーゥエZjャウイョセIN@
permitía un ataque: frontal del proletariado, según d modelo ruso. Pan1 hacvr!e frente, sería neces<:1ria una bn!a v difícil «guerra de posicicnt:s». Mediante e.',té conjL;;li¿> de
conceptos, sólo Gramscí entre los pensadores del marxh; .
mo occidental intentó directamente hallar una explicación
teórica del callejón sin salida histórico qu.c fue el origen y
la matriz de ese marxismo occidental.
La teoría de Grarnsci de la hegemonía poseía también
otra peculiaridad dentro de esta tradición. No sólo se basaba en la participación personal en los conflictos políticos
contemporáneos, sino también en una investigación comparativa sumamente minuciosa del pasado europeo. En
otras palabras, era el producto del estudio científico de un
material empírico, en el sentido clásico en que era practicado por los fundadores del malcrialismo histórico. Esto
imno iba a ocurrir con ninguna otra innovnción Q・ュサエ■」Gセ@
portante del rnarxismo occidental. Todas las dcrnis セ[」イ■。ョ@
construcciones especulativas, en el viejo sentido filosófico:
ia
esquemas conceptuales a priori para la comprensión 、エセ@
historia, no necesariamente incompatibles con los demcntos de juicio empíricos, pero siempre inckrnostrados en su
modo de presentación. Característicamen te, estas concepciones han carecido de todo sistcrna concreto de pcriodifundamentales en Jos que Gramsd expone estas
17 Entre los {I\エウZセェ」@
id<.:dS, véase la traducción inglesa, Prisun ll!Jil'boob, pp. 5-14, .'i2-8, 229-39.
Innovaciones temáticas
101
zación que las articulase en categorías abiertamente ィゥウエッセ@
riográficas del género que Gramsci respetaba escrupulosamente. La teoría de este tipo más amplia e inesperada fue
la visión de la relación entre el hombre y la 11aturaleza, elaborada por la Escuela de Francfort. Sus orígenes se rE'montaban a la filosofía de Schelling, quien a la mitad de su ᄋセyッᆳ
lución adoptó una metafísica contnievolucícnis ta en la cual
se consideraba toda la historia registrada como una regresión desde un estado superior a otro inferior de <<naturaleza caída>>, después de una <<Contracción» original de la divinidad con respecto al mundo y antes de una «resurrección»
final de la naturaleza, con la reunificación de la deidad y el
universo 18 • Esta doctrina místico-religiosa fue adaptada y
transformada por Adorno y Horkheimer en una <<dialéctica
de la ilustración» secular. La concepción marxista clásica de
la marcha de la historia, desde las comunidades primitivas
hasta el capitalismo, había puesto de relíeve el creciente dominio del hombre sobre la naturaleza con ei desarrollo de las
fuerzas productivas, corno progresiva emancipación de la sociedad humana de la tiranía de la necesidad natural (Naturnotwendigkeit). Los frutos de esta liberación fueron
arrebatados por las sucesivas clases explotadoras mediante
la división social del trabajo, pero con el advenimíento del
comunismo se produciría su reapropiación por los producto·res mismos para crear finalmente una sociedad de abundancia generalizada, cuyo dominio definitivo de la naturaleza sería el signo del «reino de la libertad>>. Adorno y
Horkheimer convirtieron esta concepción afirmativa en otra
radicalmente interrogativa e incluso negativa. Para ellos, la
ruptura original del hombre con la naturaleza y el posterior
proceso de su creciente dominio sobre ella no llevó apareja,;Crecieron aca18 Schelling: «(No z¡nuncia todo una victa ウオュ・イァゥ、\Zセ_@
so esas montaf1as hasta llegar a ser como son ahora? ¿Se elevó el suelo
que nos sostiene; hasta su nivel actual, o descendió hasta él? .. ¡Oh, no,
búsqued<' el
esos r<.:stos de la magnificencia humana originaria, en 」オケ\Zセ@
viajero curioso ,·isita los púramos <k Pcrsi:1 o los desiertos de; la India,
son las verdaderas ruinas! Toda la ti<.:rra es una enorme ruina, cuyos
y los hombres, como espíritus, y
animales la habitan corno ヲ\Zセョエ。ウュL@
fuerzas y tesoros ocultos son retenidos como por poderes
donde イョオ」ィ\Zセウ@
invisibles o mágicos hechizos» (Werke, IV, Erg. Bd., Munich, 1927, p. 135.
102
·r:,'
Perry Anderson
do un progreso necesario en la emancipación humana, pues
el precio del dominio sobre la naturaleza, de la cual el hombre era también parte inseparable, fue una división social
y psíquica del trabajo que produjo una opresión_ aún mayor de los hombres, aunque creó un potencial aún mayor
para su liberación. La subordinación de la naturaleza se
efectuó parí passu con la consolidación de las clases, y de
ahí la subordinación de la mayoría de los hombres a un
orden social impuesto como una implacable segunda naturaleza sobre ellos. El avance de la tecnología hasta ahora
sólo ha perfeccionado la maquinaria de la tiranía.
Al mismo tiempo, la estructura de la razón como condición de la civilización se basó en el sofocamiento de la
naturaleza en el hombre, con la creación de la escisión psicológica entre el ego y el ello, que hizo posible el control
racional de sus impulsos espontáneos. El refinamiento instrumental de la razón en la lógica y la ciencia redujo constantemente el mundo natural exterior al hombre a meros
objetos cuantificados de manipulación, borrando la distin·
ción entre cosas subsistentes y conceptos cognoscitivos para
engendrar una identidad operacional. El retorno de lo reprimido, que fue la consecuencia fatal de. esta supresión de la
naturaleza, con el tiempo adquirió forma filosófica en la Ilustración, en la que la naturaleza misma fue identificada, a la
inversa, con la razón, y finalmente alcanzó su forma política en el fascismo, cuando la barbarie se vengó de la civilización que la había conservado secretamente, en un salvaje desquite de la naturaleza degradada contra la razón 19 • El
refinamiento de la tecnología industrial iba también a culminar en la posibilidad de la autodestrucción planetaria:
todos sus artefactos estarían expuestos al aniquilamiento
por las explosiones o la polución de los elementos. Así, una
sociedad liberada interrumpiría toda búsqueda presuntuosa: su objetivo histórico sería no la dominación de la naturaleza, sino la reconciliación con ella. Esto significaría el
abandono del cruel e inútil intento de imponer la identidad
19 Adorno y Horkheimer, Dia/ectic of Enliglltment, Londres, 1973, especialmente pp. 81-119, 168-208 (Dialéctica del Iluminismo, Buenos Aires,
Sur, 1970).
1nnovaciones temdticas
103
del hombre y la naturaleza, mediante la subyugación de la
segunda al primero, para llegar al reconocimiento tanto de
la diferencia como de la relación entre ambos; en otras palabras, su vulnerable afinidad 20 • Finalmente, se redimiría la
«caída» de la naturaleza, fuera y dentro de los hombres;
pero su no identidad aún excluiría una armonía libre de
contradicciones entre ellos.
Esta temática básica fue común a toda la Escuela de
Francfort. Sin embargo, Marcuse le dio un matiz especial.
En su obra, la naturaleza y la sociedad -adquieren referencias más precisas y programáticas. Para Marcuse, siguiendo
directamente a Freud, la naturaleza instintiva del hombre
residía esencialmente en la libido sexual: Eros. Además, y
por encima de la represión original necesaria para que el
hombre primitivo luchase contra la necesidad y lograse la
civilización, represión postulada por Freud, la estructura
de la sociedad de clases engendró sucesivas formas históricas de «represión adicional», derivada de la desigualdad
y la dominación. Sin embargo, la riqueza tecnológica del
capitalismo avanzado ahora ha hecho posible el fin de la
represión adicional mediante la inauguración de un socialismo de la abundancia 21 • Por consiguiente, el principio de
placer (junto con el principio contrario de evitación del dolor, llamado Tánatos por Freud) podía finalmente concordar con el principio de realidad del mundo externo, una
vez abolidas las restricciones del trabajo alienado. La emancipación humana y la emancipación natural, entonces, coincidirían en la liberación erótica. Esto no significaría meramente una liberación polimorfa de la sexualidad, sino también una difusión de la inversión libidinal en las relaciones
laborales y sociales, que otorgaría a toda práctica de una
existencia pacificada las sensuales cualidades del juego ᄋセウᆳ
tético. En este mundo órfico, más allá del «principio de
rendimiento» del capitalismo, la sublimación cesaría de ser
represiva; la gratificación erótica fluiría libremente por toda
la vida social; finalmente el hombre y la naturaleza esta20
21
Minima moralia, pp. 155-75; Negative dialectic, pp. 6, 191-2, 270.
Eros and civilization, pp. 35-7, 151-3.
104
Perry An.derson
rían sintonizados en una armoniosa unidad de sujeto y objeto 22 • Esta afirmación distinguía tajantemente セ@ Ma;·cuse
de Adorno, cuya obra no contenía ninguna solución sensual
semejante. Sin embargo, para Marcuse, el curso real de .la
historia negó ese resultado posible: ci capitalismo contemporáneo realizó lo contrarío de una verdadera emancipación
libidinal: la «des-sublimación represiva" de una sexualidad
comercializada y seudopermisiva que ahogó y sofocó toda
rebelión de los impulsos eróticos a un nivel más profundo.
Un destino similar sufrió el arte, antaño crítico y ahora neutralizado e incorporado a una cultura celebrada por la realidad establecida. La tecnología, a su vez, cesó de co.1tener
la posibilidad oculta de una sociedad alternativa: el avance
mismo de las fuerzas productivas modernas se había convertido en una involución que perpetuaba las relaciones de
producción existentes. La abundancia que había creado solamente permitió al capitalismo integrar al proletariado en
un orden social monolítico de opresión y conformidad, en
el cual perdió toda conciencia de sí mismo corno clase separada y explotada 23 • Así, la democracia· era ahora el disfraz normal de la dominación, y la tolerancia, un suave medio de manipulación dentro de un sistema homogéneo en el
cual las masas, despojadas de toda dimensión de·-conciencia
negativa, elegían mecánicamente los amos para que la dominaran.
El empleo fundamental de Freud para elaborar una nueva perspectiva teórica dentro del marxismo, evidente en la
obra de Marcuse, paradójicamente iba a caracterizar también a la de Althusser. Pero en este caso la selección de conceptos del psicoanálisis y su transformación Íueron muy
diferentes. Mientras Marcuse adaptaba la ュ・エ。ーウゥ」ッャァ■セ@
de Freud para formular una nueva teoría de los instintos,
Althusser se apropiaba del concepto freudiano de inconsciente para construir una nueva teoría de la ideología. La
radical ruptura de Althusser con las concepciones tradicionales del materialismo histórico residía en su firme afir22
23
Eros and civilizatimt, pp. 116, !64-7, !94-5, 200 8.
One-dimensiona/ man, pp. 60-78, xvi, 19 52.
Innovaciones temáticas
105
mación de que <da ideología» no den e historia», porque es
-como el inconsciente--- «inmutable>> en su estructura y
funcionamiento dentro de las sociedades humanas 24 • La autoridad en la que basó esta afirmación fue, por analogía,
la obra de Freud, para quien el inconsciente era «eterno>>.
La ideología, para Althusser, era un conjunto de representaciones míticas o ilusorias de la realidad, que expresaban
la relación imaginaria de los hombres con sus condiciones
reales de existencia y eran inherentes a su experiencia inmediata: como tal, era un sistema inconsciente de determinaciones, no una forma de conciencia, como se la concebía
comúnmente. La permanencia de la ideología como medio
vivo de ilusión fue, a su vez, una consecuencia necesaria de
su función sociai, que era la de atar a los hombres en la
sociedad, adaptándolos a las posiciones objetivas que les
asignaba el modo de producción dominante. De este modo,
la ideología fue el cemento indispensable de la cohesión
social en todo período de la historia. Para Althusser, la razón por la cual era inevitable como conjunto de creencias
y representaciones falsas era que todas las estructuras sociales eran, por definición, opacas para los individuos que
ocupaban posiciones dentro de ellas 25 • En realidad, la estructura formal de toda ideología era una inversión invarelación real entre las formaciones sociales y
riable de ・セ。@
los individuos que las integraban, pues el mecanismo esencial de toda ideología fue siempre constituir a los individuos
Lenin aná philosophy, pp. 151-2.
Véase, en particular, «Théorie, pratique th(orique et formation
théorique. Idéologie ct lutte idéologique», texto sólo publicado hasta ahora en forma de libro en traducción española: La filosofía como arma de
la revolucióu, Córdoba, Argentina Cuadernos ele Pasado y Presente, 1968,
páginas 21-73. Sus tesis son inequívocas: «En una sociedad sin clases, al
igual que en una sociedad de clases, la ideología tiene por función asegurar la ligazóri de los hombres entre sí en el conjunto de las formas
de su existencia, la relación de los individuos con las tareas que les
fija la estructura social [ ... ] la deformación de la ideología es socialmente necesaria en función misma de la naturaleza del todo social. muy
precisam<>nte en función de su determinación por su estructura, a la
que hace. como todo social, opaca para los individuos que ocupan en él
un lugar determinado por esta estructura. La opacidad ele la estructu·
ra social hace necesariamente mítica la representación del mundo indispensable a !a cohesión sociah (pp. 54-55).
24
25
106
,.,,
'
'
Perry Anderson
en «sujetos» imaginario s -centros de libre iniciativa- de
la sociedad para asegurar su sujeción real al orden social
como ciegos soportes o víctimas de él. La religión en general
(la «Unión» del hombre con Dios) y el cristianism o en particular proporcion ó, a este respecto, el modelo arquetípico
de los efectos de toda ideología: instilar las ilusiones de la
libertad para asegurar mejor las operacione s de la necesidad. Spinoza brindó una descripción completa de esta operación característi ca de la ideología, y precisamen te con
respecto a la religión, antes y de una manera más acabada
que Marx. Pero hoy es posible relacionar y articular Qセ@ ョセᆳ
turaleza inconscient e de la ideología con el concepto Cientlfico de Freud del inconscient e psíquico, este mismo «iniciado» por las formas de ideología peculiares de la familia como estructura objetiva 26 • Finalmente , el carácter
transhistór ico de la ideología como medio inconscient e de la
experiencia vivida implicaba que aun en una sociedad sin clases su sistema de errores e ilusiones sobrevivirí a para dar
cohesión vital a la estructura social del propio comunismo .
Porque también esta estructura sería invisible e impermeab le
para los individuos que vivieran dentro de ella 27 • La ciencia
del marxismo nunca coincidirá con las ideas y creencias vividas de las masas bajo el comunismo .
Las conclusion es de la obra de Sartre tienen ciertas curiosas semejanzas subterráne as con las de Althusser. Pero el
tema definitorio del sistema de Sartre, el que lo distingue de
cualquier otro, es la categoría de la escasez. El término :fue
acuñado por el philosophe italiano Galiani en la época de la
Ilustración . Este formuló por primera vez el valor como una
razón entre la utilidad y la escasez (rarita) en todo sistema
económico 28 ; esta noción técnica de escasez pasó marginal.,
Lenin and philosophy, pp. 160-5.
For Marx, p. 232; La filosofía como arma de la revolucwn, p. SS.
Fernando Galiani, Dalla maneta, Milán, edición de 1963: «El セ。ャッイ@
mediante
es, pues, una razón, y se compone de dos razones, ・クーイセ。、ウ@
poslos nombres de utilidad y escaseZ>> (p. 39). Este uso del termmo ヲオセN@
teriormente adoptado por Condillac. Para Ricardo: «Al poseer ut1hdad,
las mercancías derivan su valor intercambiabl e de dos fuentes: de セオ@
(The prmescasez y de la cantidad de trabajo Il:ecesaria para ッセエョ・イャ。ウᄏ@
ciples of political economy and taxatzon, Londres, edición de 1971, p. 56).
26
27
28
Innovacion es temáticas
107
mente a Ricardo, fue prácticame nte ignorada por Marx y
reapareció luego como categoría fundament al en la economía
neoclásica posterior a él. El uso que hace Sartre del término,
sin embargo, no tiene nada en común con el de Galiani. En
efecto, éste creía que la situación original de la humanidad
había sido de abundancia : los objetos más útiles eran también los más abundantes en la naturaleza 29 • Marx fue más
ambiguo en sus alusiones a la cuestión. Pero si bien ocasionalmente sugirió que quizá hubiera existido un estado primitivo de escasez 30 , más comúnmen te supuso una profusión
original de la naturaleza con respecto a la limitación de las
necesidade s humanas antes del advenimien to de la civilización 31 • Además, su teoría del valor no contenía referencia
alguna a la escasez, a diferencia aun de la mención nominal de ella por Ricardo. Para Sartre, en cambio, la escasez
o rareza fue la «relación fundamenta l» y «la condición de
en su
Pero en la práctica Ricardo ignoró en gran medida la ・セ」。ウコ@
teoría del valor, pues la consideró pertinente sólo para categorías muy
limitadas de bienes de lujo (estatuas, pinturas o vinos).
29 «Con maravillosa providencia. este mundo está de tal modo constituido para nuestro bien que la utilidad, en general, nunca coincide con
la escasez [ ... ] Las cosas necesarias para mantener la vida se hallan con
tanta profusión en toda la tierra que no tienen ningún valor e valen
relativamente poco« (Dalla maneta, p. 47).
30 En La ideología alemana, Marx escribió que «este desarrollo de las
fuerzas productivas [ ... ] constituye también una premisa práctica absolutamente necesaria, porque sin ella sólo se generalizaría la escasez (nur
der Mangel verallgemeine rt) y, por tanto, con la pobreza (Notdurf) comenzaría de nuevo, a la par, la lucha por lo indispensable y se recaería
en todR la inmuncliria anterior>>. Véase Werke, vol. 3, pá·
ョ・」ウ。イゥセュエ@
ginas 34-5 (La ideología alemana, Barcelona, Grijalbo, 1970, p. 36). Este
pasaje sería recordado por Trotski en su análisis de las razones del surgimiento del estalinismo en Rusia, análisis en el que hizo de la escasez
(lmz}¡da) una caterroría fundamental de su explicación: véase The revolution betrayed, Nueva York, 1965, pp. 56-60 (La revolución traicionada,
Barcelona. Fontamara, 1976).
31 La declaración más representativa quizá se encuentre en los Grundrisse: «Originariame nte, los dones espontáneos de la naturaleza son
abundantes, o por lo menos sólo es menester apropiárselos. Desde un
principio, asociación, que surge naturalmente (familia)) y su correspon·
diente división del trabajo y cooperación. Ya que, también en el origen,
las necesidades son escasas», Grundrisse, Londres, 1973, p. 612 (Elementos
fundamentales para la critica de la economía política, Madrid, Siglo XXI
1972, vol. 2, p. 121). Al mismo tiempo, por supuesto, Marx y Engels definían el <<reino de la libertad>> por la superabundan cia material. más allá
del «reino de la necesidad>> que gobernaba tanto a las sociedades anteriores a las clases como a las sociedades de clases.
108
Perry Anderson
posibilidad» de la historia humana, tanto el punto de partida contingente como el «motor pasivo» de todo desarrollo
histórico. No existió ninguna unidad original entre el hombre y la naturaleza; por el contrario, el hecho absoluto de
la rareza determinó a la naturaleza como la <<negación del
hombre» desde el comienzo, y a la historia, recíprocamente.
como una antinaturaleza. La lucha contra la rareza engen·
dró la división del trabajo y por ende la lucha de clases,
con lo cual el hombre mismo se convirtió en la negación
del hombre. La violencia, la incesante opresión y explotación de todas las sociedades conocidas es, pues, la rareza
internalizada 32 • El duro dominio del mundo natural sobre
los hornbres y el dividido antag<;mismo de sus esfuerzos por
transformarlo para dar seguridad a sus vidas dio origen a
colectividades seriales, conjuntos inhumanos en los que
cada miembro es extraño a todos los otros miembros v a
si mismo y en los que los fines de todos son confiscado:;;. en
el resultado total de sus acciones. Tales series siempre han
sido la forma predominante de coexistencia social en todo
modo de producción hasta la fecha. Su antítesis formal es
el «grupo en fusión», en el que todos los hombres son miembros de todos los otros y están unidos en una empresa fraternal para lograr un objetivo común en y contra el ambien de rareza. El ejemplo supremo de un grupo fusionado
es un movimiento de masas en el momento apocallptico de
un levantamiento revolucionario triunfante 33 • Mas para conservar su existencia, llevando a cabo un combate desigual
en un mundo de violencia y privación, tal grupo debe adquirir a su vez inercia organizativa y especialización funcional, con lo cual pierde su fraternidad y dinamismo para
convertirse en un grupo <<institucional>>. Entonces le aguardan la petrificación y la dispersión: el paso siguiente ᄋセウ@
transferir la unidad del grupo hacia arriba, a una autoridad
((,
r·
32 Critique de la raison dialectique, pp. 200-24. La analogía que se hace
a menudo entre Sartre y Hobbes es infundada. Para Hobbes, como para
Galiani .. la naturaleza aseguró una abundancia original al hombre, quien
tema que hacer poco más que recibirla como los frutos de la tierra.
Véase Leviathan, XXIV, Londres, edición de 1968, pp. 294-5.
33 Critique de la raison dialectique, pp. 306-39 ss., 384-96 ss.
Innovaciones temáticas
109
«soberana» que está por encima de él, para alcanzar una
estabilización vertical. El Estado es la encarnación final de
tal soberanía, y su estructura invariable es la de una cúspide restringida y autoritaria, que manipula la serie dispe;s_a que está debajo de ella mediante una jerarquía burorepresivo. Con su consolidación, el grupo
y el エ・セイ_@
」イ。セ@
actrvo que ongmariamente la creó es degradado una vez
más a la pasividad serializada 34 • Si para Sartre los grupos
Y las series constituyen los <<elementos formales de toda
historia>>, la historia real de las clases sociales dibuja el
mapa de las complejas combinaciones o conversiones de
unas formas en otras. Pero las clases nunca constituven
grupos fusionados como un todo: son siempre un cornp{¡esto mestable de aparatos, grupos y series en el que normalmente predominan las últimas. Así, la idea marxista clásica
proletariado>> era una imposible contra、セャ@
ᆱ⦅セゥ」エ。、オイ@
、セ@
un compromiso bastardo entre la
terrninos,
los
en
drccwn
pasiva 35 • Pues ninguna claserialidad
la
y
activa
soberanía
se, corno tal, puede coincidir con un Estado: el poder político no puede ser ejercido por toda la clase obrera, y el
Estado no es nunca una expresión real ni siquiera de la
de ella. De este modo, la burocratización y repreョZセケッイ■。@
swn de todos los Estados posrevolucionarios producidos
por la historia hasta ahora está vinculada a la naturaleza
y la condición misma del proletariado como conjunto social, mientras existan la escasez general y la división en
clases. La burocracia es un acompañamie-nto inelirninable
y contrario al socialismo en esta época.
Se observará que las sucesivas innovaciones en temas
sustantivos dentro del marxismo occidental, que acabamos
de examinar, reflejaban o preveían problemas reales y fundamentales que la historia planteó al movimiento socialista
en el medio siglo posterior a la primera guerra mundial. El
absorbente interés de Grarnsci por la hegemonía preveía la
estabilización consensual del Estado capitalista en Occiden34
35
!bid., pp. 573-94, 608-14.
!bid., pp. 644, 629-30.
110
.·,,
...,,
Perry Anderson
te dos decenios antes de que apareciera como fenómeno
duradero y general. Muchas de las preocupaci ones de Adorno por la naturaleza, que por entonces parecían una perversa desviación de la Escuela de Francfort, repentinam ente reaparecier on en el extenso debate posterior sobre ecología en los países imperialist as. Los análisis de Marcuse de
la sexualidad presagiaron el derrumbe institucion al de las
restriccion es eróticas y la sensibilida d, la emancipaci ón
como enervación , característi ca de buena parte de la cultura burguesa a partir de mediados de los años sesenta. Las
principales disgresione s en Althusser sobre la ideología fueron inspiradas directamen te por la ola de revueltas dentro
del sistema de educación superior del mundo capitalista
avanzado durante el mismo período. El tratamiento de Sartre de la escasez esbozó la cristalizaci ón universal de la
burocracia después de cada revolución socialista en los países atrasados, mientras que su dialéctica de las series y los
grupos previó en buena medida el curso formal del primer
levantamie nto de masas contra el capitalismo en los países desarrollad os después de la segunda guerra mundial
(Francia en 1968). El valor o la adecuación relativos de las
soluciones propuestas por cada sistema a los problemas
de su esfera no nos concierne aquí. Lo que es necesario
aclarar y subrayar, más bien, es la orientación colectiva de
las innovacion es teóricas peculiares del marxismo occidental.
Porque, por heteróclito s que sean en otros aspectos, comparten un rasgo fundament al: un común y latente pesimismo. Todas las variantes o desarrollos sustanciale s de esté!.
tradición se distinguen de la herencia clásica del materialfsmo histórico por lo sombrío de sus implicacion es o conclusiones. A este respecto, entre 1920 y 1960 el marxismo
cambió lentamente de colorido en Occidente. La confianza
y el optimismo de los fundadores del materialism o histórico y de sus sucesores desaparecie ron progresivam ente. Casi
todos los nuevos temas importante s de la producción intelectual de esta época revelan la misma disminució n de la
esperanza y la misma pérdida de la certeza. El legado de
Gramsci era la perspectiva de una larga guerra de desgaste
Innovacion es temáticas
111
contra una estructura del- poder capitalista enormemen te
fuerte, más resistente al colapso económico de lo que habían creído sus predecesor es, una lucha sin un resultado final
claramente visible. Indefectibl emente ligada su vida al destino político de la clase obrera de su tiempo y su país, el
temperame nto revoluciona rio de Gramsci se expresó sucintamente en la máxima: «pesimism o del intelecto, optimismo de la voluntad». Nuevament e, sólo él percibió y registró conscientem ente cuál iba a ser el timbre del nuevo e
imprevisto marxismo.
La difusa melancolía de la obra realizada por la Escuela
de Francfort carecía de una nota similar de fortaleza activa. Adorno y Horkheime r pusieron en tela de juicio la idea
misma del dominio final de la naturaleza por el hombre,
como ámbito de liberación más allá del capitalismo . Marcuse evocó la potencialid ad utópica de la liberación de la
naturaleza en el hombre, sólo para negarla más enfáticamente como tendencia objetiva de la realidad y para concluir que quizá la misma clase obrera había sido absorbida
irrevocable mente por el capitalismo . El pesimismo de Althusser y Sartre presentaba un horizonte distinto, pero no
menos sombrío, con respecto a la estructura misma del socialismo. Althusser declaró que aun el comunismo , como
orden social, seguiría siendo opaco para los individuos que
vivieran en él, engañándo los con la perpetua ilusión ele su
libertad como sujetos. Sartre rechazó la idea misma de una
verdadera dictadura del proletariad o como una imposibilidad e interpretó la burocratiza ción de la revolución socialista como el producto ineluctable de una escasez cuyo fin
era inconcebib le en este siglo.
Estas tesis específicas fueron acompañad as por acentos
y cadencias generales totalmente insólitos en la historia anterior del movimient o socialista. También ellos eran, de
un modo menos directo, signos inconfundi bles de la profunda alteración del clima histórico en el que tuvo que vivir
el marxismo en Occidente. Ningún pensador anterior de la
tradición del materialism o histórico habría escrito con tonos e imágenes como los que Adorno, Sartre, Althusser o
Gramsci usarían. La constante visión de la historia de la
112
Perry Anderso n
Escuela de Francfo rt fue expresa da por Benjam ín mejor
que nadie, en un lenguaje que habría sido práctica mente incompren sible para Marx y Engels: «Y éste deberá ser el
aspecto del ángel de la historia. Ha vuelto el rostro hacia
el pasado. Donde a nosotros se nos manifie sta una cadena
de datos, él ve una catástro fe única que amonto na incansablement e ruina sobre ruina, arrojánd olas a sus píes. Bien
quisiera él deteners e, desperta r a los muertos y recompo ner lo despeda zado. Pero desde el paraíso sopla un huracán
que se ha enredad o en sus alas y que es tan fuerte que el
ángel ya no puede cerrarla s. Este huracán le empuja irreteniblem ente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras que los montone s de ruinas crecen ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotro s llamamo s progreso .» Es
típico que Benjamí n. escribie ra de los anales de toda lucha
de clases: «Tampo co los muertos estarán seguros ante el
enemigo cuando éste venza. Y este enemigo no ha cesado
de vencer>> 36 • Gramsci , entre tanto, en la prisión y la derrota, resumió la vocación de un socialist a revoluci onario de
la época con un desola9,o estoicism o: «Algo ha cambiad o
fundame ntalmen te. Y puede verse. ¿Qué es? Antes todos
querían ser aradore s de la historia , desemp eñar la parte activa; tener cada uno una parte activa. Ninguno quería ser
'abono' de la historia . Pero ¿se puede arar sin enriquec er
primero la tierra? Por consigui ente, se debe ser el arador
y el 'abono'. Abstrac tamente , todos lo admitirí an. Pero ¿en
la práctica ? 'Abono' por 'abono', tanto valía tirarse atrás,
volver a las tinieblas , a lo indistint o. Algo cambió, porque
existe quien se adapta 'filosófi camente ' a ser abono, que
sabe que tiene que serlo y se adapta [ ... ] No es tampoco
la cuestión de vivir un día de león o cien años de oveja. No
se vive siquiera un minuto como león, todo lo contrari o: se
vive como infraove ja por afias y años, y se sabe que debe
vivirse así» 31 •
Benjam ín y Gramsc i fueron víctimas del fascismo . Pero
36
Illuminati ons, pp. 257, 259-60; Discursos interrump idos, l, pp. 181,
Innovac iones temática s
en la época de la posguer ra el tono dominan te en el marxismo occiden tal a menudo no fue menos sombrío . En el
ensayo quizá más vigoroso de Althusse r, por ejemplo , describe el desarrol lo social desde el nacimie nto hasta la infancia en el que se forma el inconsci ente, con ruda violencia, como una dura prueba «que todos los hombre s adultos
han superad o: ellos son los testigos, para siempre amnésicos, y muv a menudo las víctimas , de esta victoria , llevando
en h; más" oculto, es decir, en lo más vocifera nte de sí mismos, las heridas, enferme dades y fatigas de ese combate
por la vida o la muerte humana s. Algunos , la mayoría , salen más o menos ilesos de ella, o al menos tratan de aparentado; muchos de estos ex combati entes quedan marcado s
de por vida; algunos morirán algo más tarde, a consecu encia de su combate , al abrirse repentin amente las viejas heridas en explosio nes psicótic as, en la locura, la compuls ión
última de una «reacció n terapéut ica negativa »; otros, con
la mayor «normal idad» del mundo, bajo la aparienc ia de un
desfalle cimiento «orgánic o». La humani dad sólo inscribe
como caídos en guerra a sus muerto·s oficiales : a los que
han sabido rnorir a tiempo, es decir, tarde, como hombre s,
en guerras humana s en las que sólo lobos y dioses humanos se desgarra n y sacrifica n» 38 • Sartre usó otra cruda metáfora para describi r las relacion es entre los hombres : ·en
un universo de escasez: «Nos aparece el mismo como ei
contrah ombre, en tanto que este mismo hombre aparece
como radicalm ente otro (es decir, portado r para nosotro s
de una amenaza de muerte) . O, si se quiere, compren demos
de una manera general sus fines (son los nuestros ), sus
medíos (tenemo s los mismos) , las estructu ras dialéctic as de
sus actos; pero los compren demos como si fuesen los caracteres de otra especie, nuestro doble demonía co. En efecto,
nada -ni las grandes fieras ni los microb ios- puede ser
más terrible para e:l hombre que una especie inteligen te,
carnicer a, cruel, que sabría compre nder y frustrar a la :inteligenc ia humana y cuyo fin sería precisam ente la desEsta especie, evidente mente, es la
trucción del ィッュ「イセN@
183.
Turfn, Einaudi,
37 Prison notebooks , p. xciii (Quaderni del carcere,
página 1128; Pasado y presente, Buenos Aires, Granica, 1974, p. 108).
113
38
Lenin and philosoph y, pp. 189-90.
114
'',,, ... ,
Perry Anderson
los otros en
nues tra apreh endié ndos e por todo hom bre en
perte nece n a
el medi o de la rarez a» 39 • Pasa jes como éstos
mun do de
al
ña
extra
ente
una litera tura fund amen talm
rráne o,
subte
ismo
Marx , Labr iola o Lenin. Reve lan un pesim
de sus
radas
más allá de las inten cione 's o las tesis decla
de
ismo
optim
autor es 40 , ning uno de los cuale s renun ció al
'•,•
p. 208 (Crltica de la razón dialéc·
• 39 Critiq ue de la raison dialectique,
ttca, vol. 1, p. 291).
escrito s de Sebas·
este punto es menes ter decir algo sobre losTimpa naro contie ne
. 40 eセ@
de
obra
La
antes.
os
al que aludim
tlano tQュー。ョセイッL@
llama •marx ismas cohere nte y elocue nte de lo que él mismo ello, es tanto
el イ・」ィセコッ@
la guerra . Por
m? occide ntal» que se haya escrito desde
os crítico s su propia obra,
mas sorprenden_te .que en una serie de aspect
antes. En efecto , tam·
erado
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esque
el
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a todo,
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ica, no polític a 0 ecofilosóf
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ponde al model o
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ali?esde Wilam owitz hasta Pasqu
セゥウエ。L⦅@
subray arse inmed iatame nte
identi ficado en este ensayo . Dicho esto, debe
ta un genuin o y maen otros aspect os la obra de Timpa naro presen
アセ@
occide ntaL Las difere nsmo
marxi
del
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norma
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con
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n_Iflesto
ha estado reduci da princiCias son que la filosof ía de Timpa naro nunca
que ha tratad o de elasino
ía,
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episte
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por
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palme nte a un interé
ión critica a la headhes
una
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una visión sustan tiva
「ッセ。イ@
se ha basad o ,n
nunca
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o por el poeta o siquie ;a
la afirma ción de que Marx haya sido influid de ー・ョセ。ュゥ」エッ@
sean hoas
que k haya conoc ido, G que los dos sistem
algo que falta en
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rdi
Leopa
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mogén eos:
ismo es consc ientem ente
Marx, no que está oculto en él; y que su pesim
a. Por último , puede
límpid
prosa
una
en
tal
como
Y defend ido
、・セ。イッ@
gratTo de liberta d
un
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dec1rse que estos rasgos han
el de cualqu ier
que
mayor
oficial
del con:un ismo
del ca.mpo de ヲオ・イコ。セ@
naro, nacido en J\123, no fue
ot:a figura del marxi smo ocqde ntal. Timpa
ndient e, sino midel partid o comun ista ni un intelec tual indepe del PSI y luego
セQ・ュ「イッ@
rda
izquie
la
de
ro
prime
:
obrero
o
partid
litante de otro
·
del PSil'P, en Italia.
y
Innovaciones temd ticas
115
capit alism o.
la volic ión en la lucha cont ra el fasci smo o el
ntos antaA travé s de ellos , el marx ismo expre só pens amie
ño impe nsab les para el socia lismo .
s que dePode rnos resum ir ahor a el conju nto de rasgo
ta. Nadistin
ción
finen al marx ismo occid ental como tradi
las zoen
s
taria
cido del fraca so de las revol ucion es prole
la pride
ués
desp
nas avan zada s del capit alism o セオイッー・@
encreci
una
sí
de
ro
mera guer ra mund ial, desa rroll ó dent
clase
la
de
ica
práct
la
te escis ión entre la teorí a socia lista y
ente por el
obrer a. El abism o entre amba s, abier to origi nalm
fue amtico,
sovié
do
Esta
aisla mien to impe rialis ta cont ra el
zació n
crati
buro
la
por
ente
pliad o y fijad o insti tucio nalm
expolos
Para
n.
Stali
bajo
n
de la URS S y de la Kom inter
moel
,
dente
Occi
en
ó
surgi
que
nente s del nuev o marx ismo
rnaenca
única
la
ba
senta
repre
al
vimi ento comu nista ofici
tenía senti do
ción real de la clase obre ra inter nacio nal que
lo recha zao
él
a
en
alias
se
él,
a
para ellos , ya se afilia sen
ica inpráct
la
y
a
teorí
la
entre
l
sen. El divor cio estru ctura
nista s de esta
heren te a la natur aleza de los parti dos comu
ria del tipo
époc a impe día una labor polít icoin telec tual unita
la reclu sión
que defin ia el marx ismo clási co. El resul tado fue
vida del prode los teóri cos en las unive rsida des, lejos de la
la teorí a desletar iado de sus paíse s, y un desp lazam iento de
espec ializa de la econ omía y la polít ica a la filoso fía. Esta
en el lención fue acom paña da de una creci ente dific ultad
de su
ón
guaje , cuya s barre ras técni cas estab an en funci
de
par
la
a
dista ncia de las masa s. Recí proca ment e, marc hó
inter
ión
nicac
un decre cient e nivel de cono cimie nto o comu
vez,
su
A
s.
paíse
nacio nal entre los teóri cos de los difer entes
práct ica de la
la pérd ida de todo conta cto dinám ico con la
los sistehacia
clase obre ra desp lazó a la teorí a marx ista
e ideaistas
marx
no
mas de pens amie nto contE-mporáneos
iosis
simb
en
te
amen
listas , con los cuale s se desa rroll ó típic
conla
o,
tiemp
o
mism
estre chas aunq ue contr adict orias . Al
junto
l,
siona
profe
fía
centr ación de los teóri cos en la filoso
tos de Marx ,
con el desc ubrim iento de Jos prim eros escri
antec esore s
de
tiva
spec
llevó a una búsq ueda gene ral retro
fico eufilosó
nto
amie
pens
del marx ismo en el anter ior
116
Perry Anderso n
ropeo y a una reinterp retación del rnateria lismo histórico a
la luz de ellos. Los resultad os de esto fueron triples. Primero, hubo un marcado predom inio de la labor epistemo lógica, enfocad a esencial mente en problem as de método.
Segundo , el principa l campo en el que se aplicó el método
fue la estética, o las superes tructura s cultural es, en un S'
tido más amplio. Por último, las principa les desviaci ones
teóricas fuera de este campo, que desarrol laron nuevos temas ausentes del marxism o clásico ·-sobre todo de manera
especul ativa-, revelaro n un persiste nte pesimism o. El mé1odo como impoten cia, el arte corno consuelo y el pesimismo como quietud: no es difícil percibir element os de todos
ellos en el marxism o occident al. Porque lo detenni nante de
esta tradició n fue su formaci ón por la derrota, las largas
décadas de retroces o y estancam iento, muchas de ellas teque
rribles desde cualquie r perspec tiva histórica , por ャ。セ[@
1920.
de
pasó la clase obrera occiden tal después
Pero la tradició n en su conjunt o tampoco puede ser reducida a esto. Pese a todo, los pensado res principa les permanecie ron inmunes al reformi smo 41 • No obstante , su lejanía de las masas, ninguno capituló ante el capitalis mo
triunfan te, como habían capitula do antes teóricos de la
li Internac ional, como Kautsky , que estaban mucho más
cerca de la lucha de clases. Además , la experien cia histórica
que su obra articuló , en medio de sus inhibici ones y afasias, fue también en ciertos aspectos críticos la más avanzada del mundo, ya que abarcab a las formas superior es de
la econom ía capitalis ta, los más viejos proletar iados ind1:1s..
triales y las más largas tradicio nes intelectu ales del socialisde este historial ,
mo. Algo de la riqueza y la 」ッューャ・ェゥセ。、@
lemente en
inevitab
entró
fracaso,
así como de su miseria y
de
siempre
aunque
,
permitió
o
el marxism o que produjo
.
elección
de
campos
sus
En
eta.
incompl
forma oblicua e
cualde
el
que
mayor
sutileza
una
este marxism o alcanzó
quier fase anterior del material ismo histórico . Su profundidad en esos campos fue compra da al precio de las di(/,
fue siempre, inte4! Horkheim er t's el único ejemplo de renegado, pero
lectualmen te, un pensador de segundo orden dentro de la Escuela de
Francfort.
Innovac iones temática s
117
mension es de su ámbito. Pero si bien éstas se redujero n
radicalm ente, no se produjo una parális.is complet a de la
energía. Hoy, la experien cia total de los cincuen ta años
pasados de imperia lismo constitu ye un acervo fundam ental
que aún debe ser evaluad o por el movimi ento obrero. セQ@
marxism o occiden tal ha sido parte integran te de esa hisイ・カッャオ」セᆳ
toria, y ninguna nueva generac ión de ウッ」ゥ。ャエセ@
mente Igsencilla
puede
narios de los países imperia listas
esta tracon
cuentas
ajustar
norarlo o dejarlo de lado. Así,
es
ellacon
do
rompien
y
dición --apren diendo de ella
la
de
actual
ión
renovac
una
una de las condicio nes para
recode
ento
movimi
doble
o
necesari
teoría marxista . Este
.
nocimie nto y ruptura no es, por supuesto , una tarea 」クャセ@
fm
a
Porque,
esto.
excluye
objeto
su
de
síva. La ョ。エオアセャ・コ@
de cuentas, los lazos mismos de esta tradició n con una geoY
grafía particul ar han originad o también _su. 、セー・ョ」ゥ。@
una
ser
a
o
prme1p1
en
aspira
o
marxism
El
d.
su debilida
ciencia universa l, no más reducibl e a límites merame nte nacionales o continen tales que cualquie r otro conocim iento
«occiセQ@ エセイョZゥ@
. objetivo de la realidad . En este ウ」ョエゥセッNG@
dental» implica inevitab lemente un JUICIO lmntatzv o. La
falta de universa lidad es un indicio de falta de verdad. El
marxism o occiden tal fue necesari amente menos que el marxismo en la medida en que era occident al. El materia lismo
histórico sólo puede desplega r toda su potencia cuando
está libre de cualquie r especie de provinci alismo. Y tiene
todavía que recupera rla.
5.
CON TRA STE S Y CON CLU SION ES
el mov imie nto obreEl adve nim ient o de un nuev o perí odo en
divi dió a la teor ía de
ro que pong a fin a la larg a paus a que
. La revu elta francela prác tica es ahor a visib le, sin emb argo
, un prof undo camecto
sa de may o de 1968 seña ló, a tal resp
uent a años se procinc
bio histó rico . Por prim era vez en casi
ivo en el capimas
o
dujo un leva ntam ient o revo lucio nari
cond icion es de
en
y
paz
de
talis mo avan zado , en tiem pos
. La fuer za
uesa
burg
cia
ocra
pros peri dad imp eria lista y dem
cés. Con
Fran
ta
unis
Com
ido
de esta expl osió n supe ró al Part
dos conlas
vez
era
prim
por
ello com enza ron a debi litar se
de la
rica
histó
ncia
cide
coin
dicio nes esen ciale s de la no
al. La reap aric ión de.
teor ía y la polí tica en Euro pa occi dent
de un part ido bumas as revo lucio nari as fuer a del cont rol
ebib le la unif icac ión
rocr atiza do hizo pote ncia lmen te cono
la clas e obre ra una
de la teor ía mar xista y la prác tica de
revu elta de May o no
vez más . En reali dad, desd e lueg o, la
prol etar iado fran cés
fue una revo lució n, y la may oría del
aban dona do el PCF.
ni orga niza tiva ni ideo lógi cam ente ha
ia y la luch a de
La dista ncia entr e la teor ía revo luci onar
de un día para otro
mas as estu vo lejos de ser elim inad a
; pero llegó a su mí"
en Parí s dura nte may o y juni o de 1968
fuer a derr otad a la
nim a sepa raci ón en Euro pa desd e que
ulto s de 1920. Acle"
hud ga gEne ral en Turí n dura nte los tum
expe rien cia aisla da.
más , la revu elta de Fran cia no fue una
olea da inter naci onal
En los años sigu iente s se prod ujo una
de la clas e obre ra 2n
cada vez más vast a de insu rrec cion es
todo lo que habí a
de
los país es imp erial istas , a dife renc ia
te. En 1969 d
vein
ccur rido desd e com ienz os de los años
serie de huel .
or
may
la
prol etar iado itali ano dese ncad enó
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Contrastes y conclusiones
119
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pudi era lleva r a cabo el derr ocam ient
120
1,,,'
Perry Anderson
escala mundial. Derrotado err la lucha interna del PCUS en
los años veinte y exiliado de la URSS por ser un peligro
permanente para el régimen simbolizado por Stalin, el desarrollo más perdurable de la teoría marxista por Trotski
comenzó en el exilio 1• Su nueva obra nació de la matriz de
una tremenda conmoción de masas: la revolución de octubre. Pero el trotskismo corno sistema tuvo un nacimiento
retardado: fue en gran parte posterior a la revolución,
cuando la experiencia que lo hizo posible había ya desaparecido. Así, la primera producción importante de Trotski
en el exilio fue una obra de historia concreta, caso único
en un teórico marxista de su talla. Su Historia de la revolución rusa (1930) sigue siendo en muchos aspectos el más
eminente ejemplo de literatura histórica marxista hasta
hoy, y la única en la cual la competencia y la pasión del
historiador se unen a la actividad y el recuerdo de un dirigente y organizador político, en una importante reconstruc·
ción del pasado.
La siguiente realización de Trotski fue aún más significativa en algunos aspectos. Aislado en una isla turca, escribió desde lejos una serie de textos sobre el surgimiento
del nazismo en Alemania, cuya calidad corno estudios concretos de una coyuntura política no tiene parangón en los
anales del materialismo histórico. En este campo, ni siquiera Lenin escribió una obra de semejante profundidad y
complejidad. Los escritos de Trotski sobre el fascismo alemán constituyen, en verdad, el primer análisis marxista verdadero de un Estado capitalista del siglo xx: la formación
de la dictadura nazi 2• El espíritu internacionalista de su
intervención, destinada a armar a la clase obrera alemana
contra el peligro mortal que la amenazaba, se mantuvo du1 Aunque, desde luego, tuvo sus orígenes proféticos en su obra pre·
rrevolucionaría Resultados y perspectivas.
2 Este juicio puede parecer paradójico; volveremos a él en otro lado.
Es sintomático del destino del legado de Trotski el que estos escritos
sobre Alemania no hayan sido publicados en forma de libro hasta 1970,
año en que apareció la primera edición alemana. Una traducción inglesa
de ellos se hallará en The struggle against fascism in Germany, Nueva
York, 1971.
Contrastes y conclusiones
121
rante toda su vida. Exiliado y expulsado de un país tras
otro sin contacto físico con el proletariado de ninguna nación: siguió elaborando análisis políticos de primer_ orden
sobre Europa occidental. Francia, Inglaterra y eウーセョN。@
_fueron .examinadas por él con un dominio de la espec1flc1dad
nacional de sus formaciones sociales que Lenin, totalmente
concentrado en Rusia, nunca alcanzó 3• Finalmente, ・ャ。「ッセ@
una rigurosa y vasta teoría sobre la naturaleza del Esta .... o
soviético y el destino de la URSS bajo Stalin, documentada
y desarrollada con un manejo clásico ?e l_os elementos 、セ@
juicio 4 • La escala histórica de las reahzacwnes de Trotski
セウ@ aún difícil de apreciar hoy.
No disponemos aquí de espacio para 、・ウョエイ。セクᄋ@
el セ・ᆳ
gado posterior del pensamiento Y. セ。@ セ「Z。@
セャ・@ tイッセウィN@
Algm:
día esta otra tradición -persegmda, mJunada, aislada Y dividida- tendrá que ser estudiada en toda la diversidad de
sus canales y corrientes subterráneas. Puede sorprender a
los historiadores futuros con sus riquezas. Aquí sólo es necesario comentar la obra de dos o tres de los posteriores
herederos de Trotski. Los miembros más dotados de la
generación siguiente a él procedían ambos de la ゥョセ・ャ」エオ。ᆳ
lidad de Europa oriental, en los límites entre Paloma Y R:usia. Isaac Dcutscher (1907-67), nacido cerca de Cracov1a,
fue un militante del Partido Comunista Polaco en la ilegalidad, rompió con la Komintern por su ーッャ■エゥセ。@
ante_ el ascenso del nazismo en 1933, y luchó durante cmco anos en
un grupo trotskista de oposición dentro de la clase obrera,
en la Polonia de Pilsudski. En vísperas de la segunda gueイセᄋ。@
mundial, rechazó la decisión de Trotski de crear .una
IV Internacional, renunció al intento de mantener la u:ndad
política entre teoría y práctica, que juzgó entonces 1rnpo··
3 Ahora reunidos respectivamente en Whither fイ。ョ」・セ@
(1970), On Britain (1973) y The Spanish revolution (1973), todos pubhca,dos en Nu:va
York. Los escritos sobre Gran bイ・エ。セ@
datan en セオ@
rnayona de IO.s anos
veinte, pero la colección anterior om1te algunos ¡mportantes escntos de
los años treinta.
.
4 Sobre todo, The revolution betrayed, The class nature of the Sovzet
State e In defense of marxism, Nueva York, 1965 (En defensa del marxismo, Barcelona, Fontamara, 1977).
122
,r:
Perry Anderson
sible, y emigró a Inglaterra 5• Allí, después de la guerra, se
hizo historiador profesional y escribió la importante serie
de obras wbre el curso y los resultados de la revolución
soviética por las que se hizo famoso en todo el mundo. Pese
a sus divergencias con Trotski, la continuidad de sus preocupaciones difícilmente podría haber sido más estrecha.
Trotski estaba trabajando en una biografía de Stalin cuando murió; la primera obra de Deutscher fue una biografía
de Stalin, que comenzaba allí donde su predecesor la había
dejado. Después, la principal obra de Deutscher sería una
biografía del propio Trotski 6• Su contemporáneo y colega
más importante fue otro historiador. Roman Rosdolsky
(1898-1967), nacido en Lvov, fue uno de los fundadores del
Partido Comunista de Ucrania occidental. Mientras trabajaba bajo la dirección de Riazanov como miembro correspondiente del Instituto Marx-Engels en Viena, se unió a
Trotski en su crítica de la consolidación del estalinismo en
la URSS y de la política de la Komintern frente al fascismo
en Alemania a principios de los años treinta. De 1934 a 1938
volvió a Lvov y trabajó en el movimiento trotskista local
de Galitzia, a la par que escribía un largo estudio sobre la
historia de la servidumbre en la región. Capturado por el
ejército alemán durante la segunda guerra mundial, fue enviado a campos de concentración nazis. Al ser liberado ᄋセョ@
1945, emigró a los Estados Unidos, donde trabajó como investigador aislado en Nueva York y Detroit, abandonando
la actividad política directa. Allí escribió uno de los pocos
textos marxistas importantes sobre el problema nacional
en Europa que aparecieron desde la época de Lenin 7• Su
magnum opus, sin embargo, fue un extenso análisis en dos
volúmenes de los Grundrisse de Marx y su relación con El
• S Sobre la primera etapa de Deutscher, véase Daniel Singer, «Armed
w1th a pen», en D. Horowitz, comp., Isaac Deutscher, the man and his
work, Londres, 1971, pp. 20-37.
6 The prophet armed (1954), The prophet unarmed (1959) y The prophez outcast (1963) (El profeta armado, El profeta desarmado y El profeta desterrado, México, Era, 1966, 1968 y 1969).
7 Friedrich Engels und das problem der «Geschichtslosen Volker»
Hannover, 1964. Sobre la vida de Rosdolsky, véase la reseña 。ーイ・」ゥ、セ@
en Quatrieme lnternationale, 33, abril de 1968.
Contrastes y conclusiones
123
capital, publicado póstumamente en Alemania Occidental
en 1968 8• El objetivo de esta importante reconstrucción de
la arquitectura del pensamiento conómico maduro de Marx
fue permitir al marxismo contemporáneo reanudar la tradición fundamental de la teoría económica dentro del materialismo histórico, interrumpida al extinguirse el austromarxismo en el período de entreguerras. Trotski no había
escrito ninguna obra económica de entidad, a diferencia de
la mayoría de los teóricos de su generación: el mismo Rosdolsky, que no era economista de formación, emprendió esa
tarea por un sentido del deber hacia las generaciones siguientes, como solitario superviviente de la cultura de Europa oriental que había antaño producido el bolchevismo
y el austromarxismo 9 • Su esperanza no fue vana. Cuatro
años más tarde, Ernest Mandel -un trotskista belga que
había participado activamente en la Resistencia y caído prisionero de los nazis, antes de destacarse en la IV Internacional después de la guerra- publicó en Alemania un estudio de gran aliento sobre El capitalismo tardío, directamente en deuda con Rosdolsky 10 : fue el primer análisis
teórico del desarrollo global del modo de producción capitalista desde la segunda guerra mundial, concebido dentro
del marco de las categorías marxistas clásicas.
Así, la tradición que se remonta a Trotski presenta un
contraste polar, en los aspectos más esenciales, con la del
marxismo occidental. Se concentró en la política y la •XOnomía; no en la filosofía. Fue resueltamente internacionalista y nunca se limitó en sus preocupaciones o su horizonte
s Zur Entstelumgsgeschichte des Marxschen Kapitals, Francfort, 1968
(Génesis y estructura de «El capital>> de Marx, México. Siglo XXI, 1978).
9 «El autor no es un economista ni un filósofo ex profeso. Por ello,
no se hubiese atrevido a escribir un comentario a Jos Gnmdrisse si aún
existiese en la actualidad -tal como la había en el primer tercio de
nuestro siglo-· una escuela de teóricos marxi'stas que se hallasen más a
la altura de esa tarea. Sin embargo, la última generación de teóricos
marxistas de renombre cayeron, en su mayoría, víctimas del terror hitlerista y estalinista>>, Zur Fntstehungsgescltichte , pp. 10-11 (p. 14).
10 Der Spiirlwpitalismus (Versuch einer Erkliirung), Francfort, 1972;
dedicatoria a Rosdolsky, p. 9. [La edición inglesa ampliada, Late capitalism, Londres, ;-;LB, .1975, omite el subtítulo de la edición alemana.] (Traducción prevista: México, Era.)
Perry Anderson
124
a una sola cultura o país. Habló un lenguaje claro y apremiante, cuyo prosa más fina (Trotski o Deutscher) poseía,
sin embargo, una calidad literaria igual o superior a la de
cualquier otra tradición. No ocupó cátedras en las universidades. Sus miembros fueron perseguidos y desterrados.
Trotski fue asesinado en México. Deutscher y Rosdolsky fueron exiliados. imposibilitados de retornar a Polonia o Ucrania. Mande! está desterrado de Francia, Alemania Occidental
y los Estados Unidos hasta el día de hoy. Podrían agregarse
otros nombres. El precio pagado por el intento de mantener
la unidad marxista entre teoría y práctica, aun en los casos
en que finalmente se renunció a ella, fue elevado. Pero la
ganancia obtenida para el futuro del socialismo, en cambio,
fue inmensa. Hoy, esta herencia teórico-política brinda uno
de los elementos fundamentales para todo renacimiento del
marxismo revolucionario a escala internacional. Las adquisi .
ciones que encarna tienen sus propios límites y flaquezas.
El desarrollo por Trotski de la fórmula específica de la revolución rusa en una regla general para el mundo subdesarrollado sigue siendo problemática; sus escritos sobre
Francia y España no tienen la misma seguridad que los referentes a Alemania; su juicio sobre la segunda guerra
mundial, abandonando su análisis del nazismo, era equivo·
cado. El optimismo de Deutscher sobre las perspectivas de
una reforma interna en la URSS después de Stalin era ln·
fundado. Los principales esfuerzos de Rosdolsky fueron de
carácter expositivo más que exploratorio. El estudio de
Mandel, después de un silencio tan prolongado en ese
campo, fue subtitulado deliberadamente «Un intento de explicación». En general, el progreso de la teoría marxista no
podía saltar por encima de las condiciones materiales de
su propia producción: la práctica social del proletariado
real de la época. La combinación del aislamiento forzado
de los principales destacamentos de la clase obrera organizada en todo el mundo y la prolongada inexistencia de
levantamientos revolucionarios de masas en las tierras centrales del capitalismo industrial inevitablemente dejó sus
huellas en toda la tradición trotskista. También ella estuvo
sujeta a los dictados últimos de la larga época de derrota
セ[@
'_,.
Contrastes y conclusiones
125
histórica de la clase obrera occidental. Su reto al espíritu del
tiempo, que la separó del marxismo occidental, le impuso sus
penalidades particulares. La reafirmación de la validez y realidad de la revolución socialista y la democracia proletaria,
contra tantos hechos que las negaban, inclinó involuntariamente a esta tradición hacia el conservadurismo. La preservación de las doctrinas clásicas tuvo prioridad sobre su desarrollo. El triunfalismo en la causa de la clase obrera y el
catastrofismo en el análisis del capitalismo, afirmados de
forma más voluntarista que racional, iban a ser los vicios
típicos de esta tradición en sus formas rutinarias. Será
necesario hacer un inventario histórico de los logros y los
fracasos de esta experiencia. Hace falta desde hace tiempo
una evaluación crítica y sistemática del legado de Trotski
y sus sucesores, comparable con la que hoy está potencialmente disponible con respecto a la herencia del marxismo
occidental. Al mismo tiempo, el crecimiento de la lucha de
clases internacional desde finales de los años sesenta ha comenzado a crear, por primera vez desde la derrota de la
Oposición de Izquierda en Rusia, una posibilidad objetiva
de reaparición de las ideas políticas asociadas a Trotski en
ámbitos fundamentales de los debates y la actividad de la
clase obrera. Cuando se produzca esta conjunción, sus valores serán juzgados por la crítica más amplia de la práctica proletaria de masas.
Mientras tanto, el cambio de clima desde finales de los
años sesenta también ha tenido efectos sobre el marxismo
occidental. La reunificación de la teoría y la práctica en un
movimiento revolucionario de masas, libre de trabas burocráticas, sería el fin de esta tradición. Como forma histórica, se extinguirá cuando sea superado el divorcio que le dio
origen. Los signos preliminares de esta suoeración son· visibles hoy, pero en modo alguno se trata 、セ@ un proceso acabado. El período actual es aún de transición. Los grandes
partidos comunistas del continente europeo, que siempre
fueron el campo gravitacional subyacente del marxismo occidental, están lejos de haber desaparecido; su predominio
dentro de la clase obrera de sus respectivos países no ha
126
IJ.
'
ᄀᄋセ@
Perry Anderson
disminuid o notablem ente, aunque su crédito como organizaciones revolucio narias se haya debilitad o entre la intelectualidad. Muchos de los principal es teóricos del marxismo
occidenta l a los que nos hemos referido están ahora muertos. Los que sobrevive n han demostra do hasta ahora ser
incapaces de responde r a la nueva coyuntur a creada desde
la revuelta de Mayo en Francia con algún desarrollo notable de sus teorías. En su mayoría, probable mente hayan terminado su carrera intelectua l. En una generació n más joven, formada bajo la influenci a de esta tradición , se ha
manifesta do cierta preocupa ción mayor por la teoría económica y política, fuera del perímetro filosófico de sus mayores 11 • Sin embargo, este cambio a menudo ha sido acompañado de un simple desplazam iento del horizonte referencial, del comunism o soviético al chino. Organiza tiva e ideológicame nte más vago como polo de orientaci ón, la sustitución de la URSS por China, por lo demás, ha conservad o
básicame nte la tácita heterono mía política del marxismo
occidenta l. El paso de algunos de los teóricos de la vieja
generació n -Althuss er o Sartre- más o menos directame nte de una a otra, meramen te confirma la continuid ad de la
relación estructur al 12 • Fundame ntalment e, los cambios dentro del m::trxismo occidenta l deben ser considera dos como
imponder ables, en la medida en que existen. En todo caso,
qmza los viejos teóricos de esta tradición que sobrevive n
estén condenad os a la repetición y el agotamie nto filosóficos. El futuro de sus discípulo s, naturalm ente, está más
abierto.
Entre tanto, cualquier a que sea su destino en su zona de
origen, los últimos años han sido testigos de la introducción en gran escala del marxismo occidenta l, creado en Alemania, Francia e Italia, en nuevas regiones del mundo capitalista y, sobre todo, en los países anglosajo nes y nórdicos.
11 Las obras más notables de este tipo son las de Nicos Poulantzas:
traduccione s inglesas, Political power and social classes, Londres, NLB/
sw, 1973, y Fascism and dictatorship , Londres, NLB, 1974 (Poder político
y clases sociales y Fascismo y dictadura, México, Siglo XXI, 1969 y
1971).
12 La naturaleza y la influencia del maoísmo caen fuera del alcance
de este ensayo; será menester examinarlas detalladame nte en otra parte.
Contrastes y conclusiones
127
Las consecue ncias de esta difusión son imprevisi bles. Ninguna de esas naciones ha poseído históricam ente un fuerte
movimien to comunist a, y ninguna hasta ahora ha producido nada importan te en la teoría marxista. Sin embargo, algunas tienen haberes específico s propios. En Inglaterra , especialmen te, la clase obrera ha sido hasta ahora una de las
más poderosa s del mundo, y la calidad de la historiog rafía
marxista probable mente sea superior a la de cualquier
otro país. La relativa modestia , hasta la fecha, de la cultura
marxista en un sentido más amplio, en esta región, puede
sufrir cambios sorprend entement e rápidos. Porque la ley
del desarroll o desigual también rige el ritmo y la distribución de las realizacio nes teóricas: puede transform ar países
rezagados en países dirigentes , que se beneficie n de las ventajas de los recién llegados, en un plazo relativam ente corto. De todos modos, puede decirse con alguna seguridad
que hasta que no domine el terreno de los Estados Unidos
e Inglaterr a -respecti vamente los países de la clase imperialista más rica y la clase obrera más vieja del mundo- el
marxismo no habrá medido sus fuerzas con la amplia gama
de problema s que le plantea la civilizaci ón del capital en la
segunda mitad del siglo XX. La incapacid ad de la III Internacional, aun en los días de Lenin, para hacer algún progreso serio en las potencias anglosajo nas, cuando Estados
Unidos y Gran Bretaña eran los dos centros mayores del capitalismo mundial, indica en qué grado era incomple to el
materiali smo histórJco aun en el apogeo de sus realizacio nes como teoría revolucio naria viva. Hoy, los formidab les
problema s científico s que plantea al movimien to socialista
el modo de producci ón capitalist a en su momento más fuerte, y no en el más débil, están aún por resolver en gran
medida. En este sentido, el marxismo tiene todavía que
realizar las tareas más difíciles. Es improbab le que esté en
condicion es de abordarla s hasta que no eche raíces en los
bastiones imperiale s maduros del mundo anglosajó n.
Porque después del prolonga do y tortuoso rodeo del
marxismo occidenta l, aún esperan respuesta las cuestiones que la generació n de Lenin dejó pendiente s y a las que
luego fue imposible responde r por la ruptura entre la teo-
128
• ,,, '1
セᄋ@
Perry Anderson
ría y la práctica en la época de Stalin. No pertenecen al
ámbito de la filosofía. Conciernen a las realidades económicas y políticas fundamentales que han dominado la historia del mundo en los últimos cincuenta años. Aquí sólo disponemos de espacio para hacer una brevísima enumeración
de ellas. Primero y ante todo, ¿cuáles son la naturaleza y
la estructura reales de la democracia burguesa como tipo
de sistema estatal que se ha convertido en la forma normal
del poder capitalista en los países avanzados? ¿Qué tipo
de estrategia revolucionaria puede derrocar esta forma histórica de Estado, tan distinta de la de la Rusia zarista? Después de ella, ¿cuáles serían las formas institucionales de la
democracia socialista en Occidente? La teoría marxista apenas ha abordado estos tres temas en sus interconexiones.
¿Cuál es el significado y la posición de la nación como unidad social, en un mundo dividido en clases? Sobre todo,
¿cuáles son los complejos mecanismos del nacionalismo
como fenómeno de masas de fuerza fundamental en los dos
últimos siglos? Ninguno de estos problemas ha recibido
nunca una respuesta adecuada desde la época de Marx y
Engels. ¿Cuáles son las leyes contemporáneas del movimiento del capitalismo como modo de producción? ¿Definen nuevas formas específicas de crisis? ¿Cuál es la verdadera configuración del imperialismo como sistema internacional-de dominación económica y política? Sólo acaba de
empezar la labor sobre estos problemas, en un paisaje que
ha cambiado hace tiempo desde Lenin o Bauer. Finalmente,
¿cuáles son las características básicas y la dinámica de los
Estados burocráticos que han surgido de las revoluciones
socialistas en los países atrasados, tanto en su unidad como
en su distinción de los otros? ¿Cómo fue posible que la destrucción de la democracia proletaria en Rusia después de
la revolución fuera seguida por revoluciones sin democracia
proletaria desde el comienzo, en China y otras partes, y cuáles son los límites determinados de tal proceso? Trotski
inició el análisis del primer proceso, pero no vivió para ver
el segundo. Son estas densas cuestiones las que plantean
hoy el desafío fundamental al materialismo histórico.
Contrastes y conclusiones
129
La condición necesaria para su solución es, como hemos
visto, el surgimiento de un ュッカゥイZ・セエ@
イ・カッャオ」ゥョセ@
de
masas, libre de restricciones orgamzatiVas, en los paises _natales del capitalismo industrial. Sólo entonces será pos1ble
una nueva unidad entre la teoría socialista y la práctica de
la clase obrera, capaz de dotar al marxismo de los poderes
necesarios para elaborar el conocimiento del que hoy car;ce. No es posible prever qué formas 。、ッーエセ£@
・セエ@
teona
del futuro, ni quiénes serán sus creadores. Sena erroneo ウセᆳ
poner que ellos repetirán necesariamente los ,n;odel?s clasicos del pasado. Prácticamente todos los teoncos Importantes del materialismo histórico hasta la fecha, desde Marx
y Engels hasta los bolcheviques, desde las ヲセァオイ。ウ@
ーセゥョ」ᆳ
pales del austromarxismo hasta I_as del marxismo ocCidental han sido intelectuales provementes de las clases posee、ッセ。ウL@
y por lo general de la alta burguesía :nás que de la
baja 13 , Gramsci es el único ejemplo ーセイエ・ョZ@
a un medio de verdadera pobreza, pero hasta el nac10 leJOS del proletariado. Es imposible no ver en esto una inmadurez provisional de la clase obrera en su conjunto, desde una perspectiva histórica mundial. Basta pensar en las. セッョウ・」オᆳ
cias para la revolución de Octu?re セ@
la fr_a?Ihdad de la
vieja guardia bolchevique, una 、Qイ・セ」Pョ@
poht_Ica reclutada
en su abrumadora mayoría entre la mtelectuahdad rusa, superpuesta a una clase obrera aún en gran medida inculta:
la facilidad con que tanto la vieja guardia 」セュッ@
la vang':ardia proletaria fueron eliminadas ーッセ@
Stalm _en los 。ョセウ@
veinte no carecía de relación con el abismo social que hab1a
entre ellas. Un movimiento obrero capaz de lograr una autoemancipación perdurable no reproducirá este 、オ。ャセウュッN@
Los «intelectuales orgánicos» imaginados por GramsCI, engendrados dentro de las filas del mismo ーイッャセエ。⦅ゥ、L@
aún
no han tenido el papel estructural en el soc1ahsmo revo13 La denominación convencional de «intelectual pequeñoburgués». no
es apropiada para la mayoría de las ー・イウッョセ@
a que. nos hemos ref_endo.
Muchas de ellas pertenecían a familias de neos fabncantes, comerciantes
y 「。セアオ・イッウ@
(Engels, Luxemburgo, Bauer, lオセ£」ウL@
gイッsセi⦅ャ。ョL@
a、ッセョL@
Benjamin, Marcuse y Sweezy), o de エ・イ。セオョウ@
(Ple]anov, M_ehnng,
Labriola), o de importantes abogados o burocratas (Marx Y Lemn).
130
1,'.
Perry Anderson
lucionario que él creía que sería el suyo 14 • Las formas extremas de esoterismo que han caracterizado al marxismo
occidental eran propias de «intelecuales tradicionales», en
el sentido de Gramsci, en un período en que había poco o
ningún contacto entre la teoría socialista y la práctica proletaria. Pero a largo plazo el futuro de la teoría marxista
dependerá de los intelectuales producidos orgánicamente
por las clases obreras industriales del mundo imperialista,
a medida que adquieran capacidad cultural y confianza en
sí mismas.
La palabra final la dijo Lenin. Se cita a menudo y con
razón su famosa afirmación de que «sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario». Pero también escribió, con igual énfasis: «Una acertada teoría revolucionaria [ ... ] sólo se forma de manera definitiva en
estrecha conexión con la experiencia práctica de un movimiento verdaderamente de masas y verdaderamente revolucionario» 1s. Ambas cláusulas son importantes aquí. La
teoría revolucionaria puede ser acometida en un relativo aislamiento, como Marx en el Museo Británico o Lenin en
Zur_ich durante la guerra: pero sólo puede adquirir una
forma correcta y definitiva cuando está vinculada con las
luchas colectivas de la clase obrera. La mera pertenencia
formal a una organización de partido, del tipo común en la
historia reciente, no basta para establecer tal vínculo: es
necesaria una estrecha conexión con la actividad práctica
del proletariado. Tampoco es suficiente la militancia en un
pequeño grupo revolucionario: debe existir un lazo con las
masas reales. Recíprocamente, tampoco basta el lazo con
14 Tal vez el más destacado pensador socialista hasta ahora procedente
de las filas de la clase obrera occidental haya sido un británico, Raymond Williams. Sin embargo, la obra de Williams, aunque ha respondido
al modelo del marxismo occidental por sus temas típicamente estéticos
y culturales, no ha sido la de un marxista. No obstante, su historia de
las clases -constante y firmemente presente en todos los escritos de
Williams- confiere a su obra ciertas cualidades que no pueden hallarse
en ninguno de los escritos socialistas contemporáneos y que formarán
parte de toda futura cultura revolucionaria.
!S «Left-wing communism: an infantil disorder», Selected works, volumen 111, p. 378 (El «izquierdismo», enfermedad infantil del comunismo, en Obras escogidas, Moscú, 1970, III, p. 354).
·'.
Contrastes y conclusiones
131
un movimiento de masas, pues éste puede ser reformista:
sólo cuando las masas son revolucionarias la teoría puede
completar su vocación eminente. Estas cinco condiciones
para el desarrollo con éxito del marxismo no se han dado
en ninguna parte del mundo capitalista avanzado desde la
segunda guerra mundial. Pero las perspectivas de su reaparición están ahora aumentado al menos. Cuando haya nacido un movimiento verdaderamente revolucionario en una
clase obrera madura, la «forma final» de la teoría no tendrá ningún precedente preciso. Todo lo que puede decirse
es que, cuando hablen las propias masas, los teóricos -del
género de los que ha producido Occidente durante cincuenta años- permanecerán necesariamente en silencio.
EPILOG O
,,
·.:
Las afirmaci ones con que concluy e el ensavo anterior deben inspirar hoy ciertas reservas . En efe¿to, carecen de
ciertas aclaraci ones y distincio nes sin las cuales su lógica
es, en última instanci a, reduccio nista. Su mismo tono apocalíptico es un signo sospech oso de dificulta des perentor iamente eludidas o ignorada s. Explora r esas dificulta des de
modo adecuad o, por no hablar ya de resolver las, requeriría otro ensayo. Lo más que podemo s hacer aquí es indicar
la debilida d fundam ental en la construc ción del texto anterior. Esto puede ser formula do sucintam ente. La teoría marxista, se arguye en todo el ensayo y con mayor énfasis al final
sólo adquiere sus contorn os apropia dos en relación 、ゥイ・」エセ@
con un movimi ento revoluci onario de masas. Cuando éste
se halla ausente o ha sido derrotad o, la primera , inevitablement e, sufre deforma ciones o se eclipsa. La premisa de
este tema general, desde luego, es el postulad o de la «unidad entre teoría y práctica », tradicio nalment e conside rado
como definito rio de la epistem ología marxista . Hay ciertas sugeren cias en el ensayo de que la relación entre ellas
es más complej a de lo que habitual mente se admite; pero
en conjunt o el texto es una persiste nte afirmac ión del lazo
fundam ental entre ciencia y clase, materia lismo históric o e
condicio nes reales
insurrec ción proletar ia, en este siglo. lセウ@
o los horizont es precisos de la unidad entre teoría y práctica no son examina das en ninguna parte. Como resultad o
de ello, las conclusi ones del ensayo invitan a una lectura
«activist a» de sus tesis que podría ser científic amente insostenible y política mente irrespon sable.
Porque hay una objeción insupera ble a toda descripc ión
.del marxism o como la sugerida en las últimas páginas de
este ensayo. Es extraño que no haya sido formula da antes
Epílogo
133
con más frecuenc ia. Si la designac ión apropia da del marxismo es «materi alismo histórico », debe ser, sobre todo,
una teoría de la historia. Pero la historia es, principa lmente, el pasado. El presente y el futuro, por supuesto , también
son histórico s, y es a ellos a los que se refieren involunt ariament e los precepto s tradicio nales sobre el papel de la
práctica dentro del marxism o. Pero· el pasado no puede ser
alterado por ninguna práctica del presente . Los sucesos del
pasado pueden siempre ser reinterp retados y sus épocas redescubi ertas por generac iones posterio res, pero no pueden
ser modific ados en ningún sentido sensatam ente materialista. Desde un punto de vista político, el destino de los
hombre s y mujeres viviente s -en el presente real y el futuro previsi ble- es inmensa mente más importa nte para un
socialist a que cualquie r otra consider ación. Pero científic amente, el dominio abruma dorame nte prepond erante del
conocim iento discerni ble es el reino de los muertos . El pasado, que no puede ser cambiad o o anulado , puede ser conocido con mayor certidum bre que el presente , cuyas acciones están aún por hacer. Y hay más todavía. Habrá siempre una escisión intrínse ca entre el conocim iento y la acción, la teoría y la práctica , para toda ciencia posible de la
historia. Ningún marxism o respons able puede renunci ar a
la tarea de compre nder el universo inmenso del pasado o
aspirar a ejercer la jurisdic ción de una transfor mación material de éste. Así, pese a toda tentació n encomia ble, la teoría marxist a no puede equipar arse con una sociolog ía revolucionar ia. Nunca puede ser reducid a al <<análisis de la coyuntura actual>>, por usar una termino logía ahora de moda.
Porque, por definició n, lo que es actual pronto pasa. Confinar el marxism o a lo contemp oráneo es condena rlo a un
olvido perpetu o en que el presente deja de ser cognosc ible
una vez que retroced e al pasado 1• Pocos socialist as disenEsta no es una doctrina imaginaria . En una obra reciente se declano gana nada al asomarxismo , como práctica teórica y ーセj■エゥ」。L@
<<El
ra:
ciarse con la escritura y la investigac ión históricas . El estudio de la
historia no sólo carece de valor científicam ente, sino también políticamente. El objeto de la historia, el pasado, al margen de cómo se conciba,
no puede afectar a la situación actual. Los sucesos históricos no existen
1
134
\'
Perry Anderson
tirán de esto. Sin embargo, es paradójico que el lugar exar:to que ocupa la historia dentro del materialismo histórico
nunca haya sido adecuadamen te discutido hasta ahora. Es
incompatible con todo pragmatismo filosófico. En este sentido, quizás el marxismo aún deba asumir con toda seriedad su pretensión de ser una «ciencia de la historia». Pues
el orgulloso título de materialismo histórico sólo ouede ser
ganado con un modesto respeto por la realidad 、セ@ sus dos
términos. Este respeto exige un límite a la noción pe la unidad entre teoría y práctica. Los grandes problemas políticos
que se plantean a la clase obrera internacional en el siglo xx, y cuya ausencia de la tradición del marxismo occi?ental hemos subrayado aquí, permanecen, ciertamente, suJetos a su regulación. Pero las formas y los cambios exacエセウ@
de su regla nunca han sido estudiados adecuadamen te ..
Sm_ セュ「。イァッL@
el abandono de la universalidad general y
acntiCa que a menudo han atribuido a la unión entre teoría y práctica puede, en verdad, ayudar a los marxistas a
enfocar más precisamente las condiciones sociales concretas ー。セ@
_el ウオイァゥセ・_Zッ@
de la teoría revolucionari a y los
procedimiento s Cientificos específicos para su validación.
Esto no significa que deban distinguirse en el materialishistó_rico dos 、ッセゥョウ@
separados cerrados: una «política» activa y una «histona» pasiva, la una totalmente gober?ada por la marejada de las prácticas de las masas y la otra
Idealmente exenta de ellas. En cambio, nuestro propósito
n:o
y
en el ーイ・ウセョエ@
Y no p.uedell; tener ninguna influencia material sobre él.
Las 」ッセ、QPョ・ウ@
de ex1stenc1a de las relaciones sociales actuales existen
neccsanamente セ@ son consta.ntcmente reproducidas en el presente. El objet? que セ」⦅「・@
eluc1d_ar la tcona marxista y sobre el que debe actuar la práctica ーッィエQ」セ@
marx1sta no es el 'presente', aquello que el pasado se ha d' _
nado permitirnos, sino la 'situación actual'. Toda la teoría marxista ーセイ@
abstracta 」[ᄀエ⦅セ・@
sea, por general que sea su campo de aplicación セクゥウエ・@
para pN・セュQエZ@
el anális,is de_ la si_tuación actual [ ... ] Un análisis hlstórico
セ・@
la s1tuacwn actual es 1mpos1ble>> (B. Hindess y P. Hirst Pre-capitaOセウエ@
m_o,des of production, Londres, 1975, p. 312). Los autores' de esta declaracwn, remotos descendientes de Althusser, tienen el discernimiento
、セ@
.セイッ」ャ。ュ@
con. 」ゥ・イセ。N@
¡;recisión las exasperadas consecuencias de una
logJCa cuyas prem1sas lmCla\es pueden a menudo parecer intrascendentes
Y no ウオ」・セエQ「ャ@
de ーイッカセ。@
controversias en las explicaciones marxisエセウ@
convencw.nales de la umdad entre teoría y práctica dentro del matenahsmo h1stonco.
',!.
Epílogo
135
es plantear la cuestión, hasta ahora indebidament e descuidada, de la relación -real y potencial- entre «historiografía» y «teoría» en la cultura marxista en su conjunto. Las
determinacion es políticas de los modernos estudios históricos, marxistas o no marxistas, son tan conocidas que no
necesitamos insistir en ellas. (No constituyen, claro está,
una forma de la unidad entre teoría y práctica, en el sentido
clásico.) Las adquisiciones históricas disponibles o necesarias para los escritos modernos sobre teoría política o económica, dentro del marxismo, no han sido consideradas con
tanta frecuencia. En verdad, debería ser evidente que los
avances en la historiografía marxista son potencialmen te
de importancia fundamental para el desarrollo de la teoría
marxista. Sin embargo, a pesar de la formación de importantes escuelas de historiografía marxista en casi todos los
países capitalistas avanzados, no puede decirse que el :materialismo histórico como sistema teórico se haya beneficiado de modo proporcional. Ha habido relativamente poca
integración de los hallazgos de la historia marxista en la política o la economía mixta, hasta ahora. Esta anomalía parece todavía mayor cuando se recuerda que en la época del
marxismo clásico no había ninguna historiografía profesional de este género, mientras que su advenimiento en una
época posterior no ha tenido efectos apreciables en el marxismo posclásico. A causa de su novedad, aún está por verser su importancia para la estructura del materialismo histórico en su conjunto. Al menos, puede conjeturarse que el
equilibrio entre «historia» y «teoría» podrá restablecerse en
una cultura marxista del futuro que altere su configuración
presente.
Hay otro punto destacado en este ensayo que requiere
una modificación relacionada con la anterior. Hemos usado
el lema de la unidad entre teoría y práctica para señalar
un contraste estructural entre el marxismo clásico y el «OCcidental». Ciertamente, este contraste no es falso. Sin embargo, la manera de exponerlo aquí tiende a eximir indebidamente al marxismo clásico de un examen crítico. La
unidad práctica de este último con las luchas de la clase
obrera de su tiempo, que lo hace genuinamente muy supe-
136
Perry Anderso n
rior a la tradició n posterio r, aparece como una norma de
compara ción absoluta dentro del material ismo histórico .
Pero una vez que se relativiz a la regla de la unidad ᄋセョエイ・@
teoría y práctica , aun la ciencia que estuvo más estrecha
y heroicam ente vinculad a con la clase obrera debe ser sometida a una constan te y escrupu losa reevalua ción. Si bien
el ensayo no atribuye perfecc ión alguna al marxism o clásico, los límites a los que se refiere, sin embargo , son presentados esencial mente como element os incomol etos, como
lagunas cuyo remedio era un posterio r desarr¿l lo de la teoría que el marxism o occiden tal fue luego incapaz de realizar. No hemos tomado con suficien te seriedad la posibilidad de que haya element os en la herencia clásica que no
sean tanto incompl etos cuanto incorrec tos. En parte, es
precisam ente la acumula ción de unos conocim ientos del pasado que no poseían las primera s generac iones de marxistas, quienes lo vivían como su presente , lo que permite y
exige hoy plantear nuevos interrog antes científic os sobre
su obra.
En otras palabras , el marxism o clásico debe ser sometido al mismo examen riguroso y a la misma evaluaci ón crítica que la tradició n posclási ca derivada de él. El valor y
la calma necesari os para llevar a cabo tal program a serían
mucho mayores que en el caso del marxism o occident al, habida cuenta de la venerac ión con que casi todos los socialistas serios han tratado a los maestro s clásicos del materialismo históric o y la ausencia hasta ahora de toda crítica
intelectu al de ellos que manteng a en política una postura
igual y resuelta mente revoluci onaria. El mayor respeto, sin
embargo , es compati ble con la mayor lucidez. El estudio
del marxism o clásico requiere hoy una combina ción de conocimie ntos eruditos y honestid ad escéptic a que todavía no
ha tenido. En la época de la posguer ra, los trabajos mejores y más original es en este campo tomaron comúnm ente
la forma de reinterp retacion es ingenios as de un texto o autor canónic o -Marx, Engels o Lenin- para refutar ideas
convenc ionales sobre otro, a menudo con el propósi to de
rebatir críticas o malas interpre taciones burgues as del marxismo. Hoy es necesari o abandon ar esta práctica y proce-
Epílogo
137
der, en cambio, a examina r la validez de los mismos textos
del marxism o clásico, sin ningún supuesto previo de que
son necesari amente coheren tes o correcto s. En verdad, quizá la respons abilidad más importa nte de los socialist as contemporá neos sea identific ar las principa les debilida des teóricas del· marxism o clásico, explicar sus razones históric as
v remedia rlas. La presenc ia de errores es uno de los signos
de toda ciencia: la afirmac ión de que no los hay, sencillamente ha desacred itado la pretensi ón del material ismo histórico de ser una ciencia. La compara ción habitual de Marx
con Copérni co o Galileo, si ha de hacerse, debe ser tomada
en serio: nadie pensaría hoy que los escritos de estos últimos están exentos de errores y contradi cciones importa ntes. Su misma condició n de precurso res de la astronom ía
o la física modern as garantiz a la inevitab ilidad de sus ᄋセイッᆳ
rres en el alba del desarrol lo de una nueva ciencia. Lo mismo vale, a priori, con respecto al marxism o. Obviam ente,
no podemo s explora r aquí los problem as que plantean los
textos clásicos de esta tradició n. Sin embargo , afirmar meramente la necesida d formal de hacerlo, sin ninguna especificación , sería poco más que una piedad simbólic a. Por ello,
para concluir , indicare mos ciertos ámbitos críticos en los
que la herencia del marxism o clásico parece inadecu ada o
insatisfa ctoria. Los rápidos comenta rios que haremos sobre
ellos no pretende n, naturalm ente, ser un tratamie nto adecuado de los problem as correspo ndientes . Sólo son unas
pocas y breves indicaci ones de unos problem as que deberán ser examina dos en otra parte. Por razones de conveniencia, nos limitare mos a la obra del trío descolla nte de
la tradició n clásica: Marx, Lenin y Trotski.
No necesita mos insistir aquí en la grandez a de la obra
global de Marx. En verdad, fue la amplitu d misma de su
visión general del futuro 1a que, en cierto sentido, originó
las ilusione s y miopías locales en su examen del presente
de su época. Marx no sería política y teóricam ente tan importante para el siglo xx si a veces no hubiese tenido una
falta de sincroni zación con el siglo XIX en el que vivió.
Puede decirse que sus errores y omision es fueron, por lo
138
Perry Anderson
general, セQ@ precio de sus previsiOnes. Lo que debe permitir
al ュ。セ・イNキャゥウッ@
histórico superarlos hoy es la suma de lo
c?nocimien:os .científicos ahora disponibles sobre la ィゥウエッセ@
n.a 、・セ@
セーゥエ。ィウュッL@
muy superior a los que él tenía a su
disposicion. Es en este aspecto en el que hay tres ámbitos
、ッョセ・@
la obra de Marx parece muy incierta desde una perspectiva contemporánea.
,
ellos es su tratamiento del Estado ca. i). El primero 、セ@
pitalista. En _sus pnmeros escritos empezó a teorizar, en
efecto, sobre lo que más tarde iba a ser la democracia burguesa, antes. de que existiese en ninguna parte de Europa,
pero a un Nョセ[・ャ@
muy 。「セエイ」ッ@
y filosófico. Luego, en 18481850, ・ウ」セi@
bw セュ@
estudiO histórico concreto del peculiar
セウ。、ッ@
、Qセエ。ッョャ@
creado por Napoleón III en Francia, su
umco escnto de este género. Más tarde, nunca analizó direcセ。ュ・ョエ@
el Es.tado parlamentario inglés bajo el cual vivió el
resto de su v1da. En todo caso, tendió a generalizar abusivamen_te el «bonapartismo» como forma típica del Estado
burgues moderno, セ@ cau.sa de sus recuerdos políticos del pade dicho Estado bonapartista en
pel 」ッョエイ。・カ_ャオセキN@
QXセN@
Por 」ッョウセュ・エL@
fue incapaz de analizar la III Repú「セi」。@
que surgw. en Francia después de la derrota de 1870.
fュN。A・セエL@
debido a su preocupación por el bonapartismo
ᆱュゥィエ。イセウᄏL@
en cambio tendió aparentemente a subestimar
la ca?aCidad repres.iva de los Estados <<pacifistaS>> inglés, hoャ。セ、・ウ@
Y nm:teamencano, y a veces pareció creer que en esos
pmses podna alcanzarse el socialismo por medios pacíficos
Y. electorales solamente. El resultado fue que Marx nunca
hizo una ⦅、セウ」イゥーョ@
coherente o comparativa de las estruc·
エセイ。ウ@
J?oht1cas del poder burgués de clase. Hay una notable
d1spandad. entre sus primeros escritos politicofilosófícos y
sus postenores escritos económicos .
. , ii) Parece haber acompañado a este fallo la incomprenセッョL@
,en buena me¿id.a,. de la naturaleza de la época poster_w.r en que le toco vivir. Aunque en su época Marx fue el
umco que comprendió el dinamismo económico del modo
de producción capitalista posterior a 1850, que iba a transヲセイュ。@
el m.undo, al parecer no registró nunca el gran cambiO en el Sistema estatal internacional que lo acompaí1ó.
''
セ@ ,1
Epilogo
139
Las derrotas de 1848 al parecer convencieron a Marx de que
ya no podía haber revoluciones burguesas, a causa del temor que en todas partes experimentaba el capital ante la
clase obrera (de ahí las traiciones en Francia y Alemania
en ese año). En realidad, durante el resto de su vida presenció una sucesión de revoluciones capitalistas triunfantes
en Alemania, Italia, Estados Unidos, Japón y otros países.
Todas ellas se realizaron bajo la bandera del nacionalismo,
no de la democracia. Marx creía que el capitalismo atenuaría y anularía progresivamente la nacionalidad en un nuevo
universalismo; de hecho, su desarrollo estimuló y reforzó
el nacionalismo. Su incapacidad para percibir esto dio como
resultado una serie de graves errores políticos durante los
decenios de 1850-60 y 1860-70, época en que los principales
dramas de la política europea estuvieron todos relacionados con luchas nacionalistas. De ahí su hostilidad hacia el
Risorgimento en Italía, su desprecio por el bismarckismo
en Alemania, su adulación de Lincoln en los Estados Unidos
y su aprobación del otomanismo en los Balcanes (esta última determinada por otra preocupación «anacrónica» de
1848: su temor a Rusia). Sólo dejó a las posteriores generaciones de socialistas un silencio teórico sobre el carácter
de las naciones y los nacionalismos, con muy perjudiciales
consecuencias.
iii) La arquitectura económica del propio El capital,
la mayor realización de Marx, no es inmune a una serie de
posibles dudas. Las más insistentes de éstas· conciernen a
la teoría del valor expuesta por Marx. Aparte de las dificultades asociadas a su exclusión de la escasez como determinante (cf. Ricardo), surge el problema de fijar las cantidades agregadas de trabajo (cf. Sraffa) y, sobre todo, la
inquietante dificultad hallada hasta ahora para convertir
estos últimos en precios como elemento cuantificable (en
contradicción con los cánones normales de cientificidad y
las comparaciones habituales del descubrimiento del plusvalor con el del oxígeno). Otro perturbador aspecto de toda
la teoría del valor es la distinción entre trabajo productivo
y trabajo improductivo, que, aunque esencial para ella, nunca ha sido codificada teóricamente o establecida empírica-
セM
140
,
lLセ@
:.:J
('_¡
..
Perry Anderson
mente por Marx o sus sucesores . Las conclusio nes más aventuradas del sistema de El capital fueron el teorema general
de la caída de la tasa de ganancia y el supuesto de una creciente polarizac ión de clase entre la burguesía y el proletariado. Ninguna de ellas ha sido adecuada mente fundamen tada. La primera implicaba la quiebra económic a del capitalismo por sus mecanism os internos; la segunda, su quiebra
social por medio, si no de una pauperiza ción del proletariado, sí de una preponde rancia absoluta final de una
vasta clase obrera industria l de trabajado res productiv os
sobre una diminuta burguesía , con pocos grupos intermedios o ninguno. De este modo, la ausencia misma de una
teoría política apropiad a en el último Marx puede estar
lógicame nte relaciona da con un latente catastrofi s.mo en
su teoría económic a, que hacía redundan te el desarroll o de
la primera.
El caso de Lenin presenta otro conjunto de problema s,
porque, a diferencia de Marx o Engels, Lenin no sólo fue
el autor de una teoría original, sino el arquitect o de una
práctica política que llegó a organizar una revolució n socialista y a crear un Estado proletario . Las relacione s entre
su teoría y su práctica son, pues, tan importan tes como las
relacione s entre sus tesis teóricas mismas. Los principal es
problema s que su vida y su obra parecen plantear son los
concernie ntes a la democrac ia proletaria (en el partido y el
Estado) y la democrac ia burguesa (en Occidente y en
Oriep.te).
.
i) La teoría inicial de Lenin de un partido neojacob ino
ultracent ralizado expuesta en ¿Qué hacer? llevaba la premisa explícita de la distinción entre las condicion es de clandestinida d en la Rusia autocráti ca y de legalidad en la Alemania constituc ionalista. Lenin ajustó un poco la teoría a las
revueltas de masas que セーイッ、オェ・ョ@
en la revolució n de 19051906, pero nunca la revisó o modificó oficialme nte. En 1917,
el resurgim iento de los soviets en Rusia convenció a Lenin de
que los consejos de obreros セイ。ョ@
la forma revolucio naria necesaria del poder proletario , en contraste con las formas
universal es del poder capitalist a en Europa, y elaboró
141
Epilogo
el primer desarroll o real de la teoría política marxista con
su famosa interpreta ción de ellos en El Estado Y la :evolución. Sin embargo, ni entonces ni más tarde イZャ。」セョ@
o
integró su doctrina sobre el partido en su exphcacw n de
los soviets en Rusia o en cualquier otra parte. Sus textos
sobre la primera no hacen mención alguna de la segunda, Y
sus textos sobre ésta guardan silencio en lo referente a la
primera. El resultado de esto fue que permitió una rápida
reversión del democrat ismo soviético radical
·El eウエセ、ッ@
y la revolució n al radical autoritar ismo partidista イ。、セ」ャ@
·del Estado ruso después del comienzo de la ァオセイ。@
ciV.Il.
Los discursos de Lenin posterior es a la guerra CIVIl registran la decadenc ia de los soviets, pero sin preocupa rse mucho o lamentar lo seriamen te. Los remedios finales que propuso para hacer resurgir la 、・ュッセイ。」ゥ@
i_イセャ・エ。ゥ@
frente a
las usurpacio nes de una burocrac ia chovmist a en la URSS
meramen te instaban a efectuar cambios limitados dentro
del partido, no dentro de la clase o el ー。■セZN@
no hay ョゥァオセ@
alusión a los soviets en su testimoni o pohuco. El fallo tearico que esto implicaba puede ウ・セ@
relaciona do con. los errores prácticos cometido s por Lemn y los 「ッャ」セ・カオーウ@
durante la guerra civil y después de ella en el ・jイセiN」LQP@
Y la
justificac ión de una represión política de la ッーウゥセioョ@
.que,
como probable mente se demostra rá cuando los histonado res marxistas la hayan estudiado honestam ente, fue a menudo innecesar ia y retrógrad a.
.
ii) Lenin comenzó su actuación política イ・」ッョゥセ、@
la fundamen tal diferenci a histórica entre eオセッー。@
occ.Idental y Europa oriental en ¿Qué hacer? En vanas ocaswnes
posterior es (sobre todo en El «izquierd ismo», enfermed ad
infantil del comunism o) aludió nuevame nte a Zセャ。N@
pセイ_@
nunca hizo seriamen te de ella un objeto de reflexwn pohtlca marxista. Es notable el hecho de que en El Estado Y la
revolución, quizá su obra más importan te, se mantenga en
un plano de total generalid ad su ・ク。セョ@
del eウセ。、ッ@
「セイᆳ
g:ués, pues por la forma en que lo considera podna refenrse a cualquier país del mundo. De hecho, セQL@ Estado ruso,
que acababa de ser eliminado por la revolucw n セ・@ f・「イセッL@
era absolutam ente distinto de los Estados aleman, frances,
?e.
142
Epílogo
Perry Anderson
inglés o norteam ericano , a los que se refería n las citas de
Marx y Engels en las que se basó Lenin. Al no delimit ar inequívo cament e una autocra cia feudal de la democr acia burguesa, Lenin originó involun tariame nte una constan te confusión. entre los marxis tas posteri ores, confusi ón que iba a
Impedi rles elabora r una estrate gia revoluc ionaria eficaz en
Occidente. Esta sólo podía habers e forjado sobre la base
directa y sistemá tica del Estado represe ntatide una エ・ッイ■セ@
vo democr aticobu rgués en los países capital istas avanza dos
Y de las combin aciones específ icas de su maquin aria de conセ@ c?erció n, que eran ajenas al zarismo . La consecuenウセョッ@
incapac idad
Cia practic a de esta deficie ncia teórica fue la
Lenin, para
por
fundad a y guiada
de la III iセャエ・イョ。」ゥッL@
del imcentros
s
mayore
arraigo en las masas de los
ャッァZ。セ@
anglosa
mundo
el
veinte:
penahs mo modern o en los años
socieda
estas
En
.
Unidos
s
JÓn de Inglate rra y los Estado
estrade
tipo
otro
y
partido
de
des se necesit aba otro tipo
tegia, que no fueron inventa dos. La obra sobre econom ía de
Lenin, El imperia lismo, que fue un conside rable avance en
ャセ@ época en que .fu: escrita (1916), era, sin embarg o, priny despué s de la guerra parecía in、・ウ」ョセエゥカ。L@
」セー。ャュ・ョエN@
capital ismo modern o para recudel
idad
dicar una Incapac
halló formul ación oficial en
que
es
desastr
sus
perarse de
tern. Una vez más un táKomin
la
de
entos
docum
mucho s
soó a los ュゥャエ。セ・ウ@
dispens
ico
económ
ofismo
cito catastr
política
teoría
una
r
elabora
de
tarea
difícil
la
de
s
cialista
de las estruct uras del Estado con el que tenían que habérselas en Occidente.
Es exigua la evaluac ión teórica seria de la obra de Trotski
que se ha realizad o hasta ahora. La biograf ía de Deutsc her,
probab lement e la biograf ía más leída de un revoluc ionario
no ha ido acomp añada o seguida de ョゥァセ@
」オイゥッセ。ュ・ョエ@
estudio análog amente sistemá tico de las ideas de Trotski
en parte, quizá, porque sus mismo s mérito s han ッ」オャエ。、セ@
la necesid ad de hacerlo . Más próxim a en el tiempo a la
polémi ca política actual que la de los otros teórico s de la
clásica, la obra de Trotski exige un análisis desエイ。、セ」ゥョ@
apasiOn ado. y honesto que aún, en general , no ha recibid o.
143
Las dificult ades fundam entales que plantea parecen ser las
siguientes.
i) La noción de «revolu ción perman ente» fue expues ta
de la イ・カセャLオᆳ
por Trotsk i para explica r y predec ir el 」セイウッ@
ción rusa. Demos tró ser exacta. No hubo nmgun a revoluc wn
burgue sa en Rusia; no se produj o ningun a estabili zación capital ista interme dia; una insurre cción obrera. estableció un Estado proleta rio a los pocos meses del fm del
zarismo , y este Estado no logró constru ir el socialis mo
cuando se halló aislado en un solo país. Sin embarg o, después de 1924, Trotsk i general izó su esquem a. de Qセ@ revolución rusa a todo el mundo colonia l y ex coloma l, afirma ndo
セオイᆳ
que en adelant e no podría triunfa r ningun a イ・カッャオ」ゥセョ@
@
ウ
ィ
。
エ
ャ
ー
セ
fase
a
guesa en un país atrasad o ni ha?er ningun
estabili zada de desarro llo anteno r a una revoluc wn proletaria. Los dos logros siempr e citados como imposi bles para
una burgue sía colonia l eran la consec ución de la. indepen dencia nacion al y la solució n de la cuestió n agrana . ·La exE:l
perienc ia históric a de posgue rra iba a ser más 。ュセゥァオN@
pnla
@
ゥ
・
N
、
セ
イ
エ
ョ
ッ
」
@
L
セ
・
イ
。
ー
a
ejempl o de la revoluc ión argelin
mera afirmac ión; el caso de la revoluc wn bolivia na, la seera
gunda. Un tercer criterio , no menci<;mado tan a ュセョオ、ッL@
(parlantativa
represe
acia
democr
la
de
el estable cimien to
mentar ia): treinta años de Unión India sugiere n que esto
tambié n es posible . Se podría n utilizar argume ntos secundarios para sostene r que ningun o de los antiguo s países coloniale s ha satisfec ho nunca los tres criterio s, o que la セ・イᆳ
dadera indepen dencia, la solució n 、セ@ la cuestión. ag;ana
la democr acia nunca han sido conqui stadas en nmgun p_ais
a causa del papel del imperia lismo, la usura y la 」ッイセーゥ⦅ョ@
en ellos. Pero toda general ización indebid a de los cnteno s
que definen una revoluc ión burgue sa de este tipo tiende a
conver tir la teoría de la revoluc ión perman ente en una taurescata r
tología (sólo el socialis mo puede, por 、・ヲゥョセL@
resolve r
o
l
mundia
o
mercad
del
país
un
a
e
tament
comple
de
todos los problem as del campes inado), o exige ーイオセ「。ウ@
caella que nunca han dado ni siquier a los mismo s paises
pitalist as avanza dos (que tardaro n siglos en llegar _a la d:mocrac ia burgue sa, por ejempl o, con mucha s regresiOnes si-
:v
144
'·'
Perry Anderson
mi_lares a las de la India contemporánea). Por lo tanto, el
axioma de la «revolución permanente» debe considerarse in、セュッウエイ。N@
hasta 。ィッイセ@
_como teoría general. Tal vez po、セ。ョ@
conJeturarse sus dificultades por su derivación literal
de un texto de Marx de 1850. La fidelidad canónica a Marx
de. este género no puede ser una garantía de exactitud científica.
·
ii) Los escritos de Trotski sobre el fascismo constituケセョ@
セQ@ único análisis directo y elaborado de un Estado caーゥエセィウ。@
moderno en todo el marxismo clásico. Superior en
cahdad a todo lo escrito por Lenin, tratan, sin embargo,
de algo que ha resultado ser una forma atípica de Estado
「セイァオウ@
セ@
el siglo XX, por importante que pueda haber
Sido h1stoncamente su aparición en su tiempo. Para teorizar
sobre la especificidad del Estado fascista como el más mortal ・ョセゥァッ@
de la clase obrera, Trotski, desde luego, tuvo
que brmdar elementos de una contrateoría del Estado democraticoburgués , a fin de establecer el contraste ・ョエイセB@
ambos. Por ello, en sus escritos hay más consideraciones
sobre la democracia burguesa que en los de cualquiera de
sus predecesores. Sin embargo, Trotski nunca elaboró una
explicación sistemática de ella. La ausencia de tal teoría
ーセイ・」@
セ「・イ@
tenido, efectos determinantes sobre sus juic_ws ーッィエセ」ウ@
despues de la victoria del nazismo. En particular, mientras que en sus ensayos sobre Alemania subrayaba la imperativa necesidad de ganar a la pequeña burァセ・ウ■。@
para una alianza con la clase obrera (citando el
eJemplo del bloque contra Kornilov en Rusia), en sus ensayo_s _sobre el Frente Popular descartaba a la organización
tradicional de la pequeña burguesía local, el Partido Radical, por 」ッョウゥセ・イ。ャ@
meramente un partido de «imperialismo democrático» que en principio debía ser excluido de
toda alianza antifascista. El mismo cambio es evidente en
sus artículos sobre la guerra civil española, aunque con algunas reservas y correcciones. Luego, al comienzo de la segunda guerra mundial, Trotski condenó el conflicto internacional como una mera repetición interimperialista de la
primera guerra mundial, en la que la clase obrera no debía
optar por ninguna de las partes, pese al carácter fascista
Epílogo
145
de una de ellas y el carácter democraticoburgu és de la otra.
Esta postura fue justificada mediante la afirmación de que,
puesto que de todos modos en los años treinta el mundo imperialista marchaba hacia el desastre económico, la distinción entre las dos formas de Estado capitalista había dejado de tener importancia práctica para la clase obrera. Los
errores de esta evolución teórica son evidentes. Los propios
escritos anteriores de Trotski sobre Alemania son la mejor
refutación de sus escritos posteriores sobre la guerra. Una
vez que la URSS fuese atacada por Alemania, por supuesto.
Trotski habría modificado su postura sobre el conflicto
mundial. Pero el catastrofismo económico que parece haber
motivado los errores de su fase final fue una constante de
la III Internacional desde Lenin en adelante, y su fuente
última, como hemos visto, era Marx.
iii) Trotski fue el primer marxista que elaboró una
teoría de la burocratización de un Estado obrero. Su expli
cación de la situación de la URSS en los años treinta sigue
siendo un logro magistral, por cualquier patrón que se la
juzgue. Sin embargo, quizá inevitablemente. nunca exploré
todas las implicaciones y paradojas de la idea de un «Esta·
do obrero» que sistemáticamente reprimía y explotaba a la
clase obrera. En particular, no era probable que la teoría, tal
como él la legó, pudiera predecir o explicar el surgimiento
de nuevos Estados de este tipo fuera de Rusia, en países
donde no había un proletariado industrial similar (China)
o no se había producido una revolución social semejante
desde abajo (Europa oriental), セᄋ@ donde -no obstante- se
creó un sistema histórico obviamente similar, sin ninguna degeneración anterior. La polémica posterior sobre la extensión
de la noción de «estalinismo» iba a reflejar esta dificultad.
Otro problema de la teoría general de Trotski sobre la n.:.;turaleza de un Estado obrero burocratizado iba a plantearlo
su tesis de que era indispensable una «revolución política»
coercitiva para restaurar la democracia proletaria allí donde había sido abolida por una casta usurpadora de funcionarios. Esta perspectiva ha sido repetidamente justificada
por el curso de los acontecimientos en la URSS, en contra
de las esperanzas de quienes, como Deutscher, creían en la
146
J
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...
Perry Anderson
posibilidad de una reforma gradual y pacífica de la dominación burocrática desde arriba. Pero su premisa era, evidentemente, la preexistencia de una democracia proletaria
original que había sido anulada y que, por ende, podía ser
recuperada mediante una revuelta política inmediata. En
China, Vietnam y Cuba, sin embargo, la idea de una «revolución política» parecía históricamente mucho menos convincente, dada la ausencia de soviets iniciales que restaurar. En otras palabras, en estos países se planteaba la difícil cuestión de «fechar» el momento en que podía juzgarse
que una revolución política era un objetivo oportuno y no
utópico. Trotski dejó pocas indicaciones de cómo podía
ocurrir esto aun en Rusia. Y no ha habido prácticamente
ninguna discusión sobre cómo podría o debería realizarse
en China o Cuba. Así, quedan sin resolver algunos de los
más importantes problemas implícitos en la noción de «Estado obrer.o» o en la de «revolución política».
Estos son, pues, algunos de los problemas canónicos que
plantea todo estudio de la literatura clásica del materialismo histórico. Registrarlos no es en modo alguno faltar al
respeto a los más grandes de sus pensadores. Sería absurdo imaginar que Marx, Lenin o Trotski podrían haber resuelto todos los problemas de su tiempo, por no hablar de
los que aparecieron después de ellos. Que Marx no descifrara el enigma del nacionalismo, que Lenin no dilucidara la
esencia de la democracia burguesa o que Trotski no predijera revoluciones sin soviets, no son motivos de sorpresa
ni de censura. La talla de sus realizaciones no queda disminuida por ninguna lista de sus omisiones o errores. En verJad, puesto que la tradición que representan siempre se
ocupó de las t:ostructuras políticas y económicas ---como no
se ocupó de ellas el marxismo occidental, con su orientación típicamente filosófica-, los mismos temas reaparecen
prácticamente como problemas universales ante todo militante socialista del mundo contemporáneo. Hemos visto
cuán numerosos y acucian tes son ahora. ¿Cuál es la naturaleza constitutiva de la democracia burguesa? ¿Cuáles son
la función y el futuro de la nación-Estado? ¿Cuál es el ca-
Epílogo
147
rácter real del imperialismo como sistema? ¿Cuál es el si?nificado histórico de un Estado obrero sin 、・ュ_セイ。」Q@
soob rera.? (.· Co' m-o puede llevarse a cabo una . ·revolucwn
,
d
cialista en los países capitalistas 。カ_コセ、ッウ@
¿ C?mo pue e
hacerse del internacionalismo una pract1ca genuma, no ュセᆳ
ramente un ideal piadoso? ¿Cómo puede evitarse en l.os antiguos países coloniales el destino de revoluciones antenores e?
situaciones similares? ¿Cómo pueden ser atacados セL@ abohdcs los sistemas establecidos de privilegios y ッーセ・ウQNョ@
burocráticos? ¿Cuál sería la estructura de una autentica democracia socialista? Estos son los grandes problemas por
resolver que constituyen el orden del día más urgente para
la teoría marxista actual.
INDICE DE NOMBRES
Adorno, Theodor, 37 y n. (4),
39, 45-47, 58-59, 65, 69-70, 75,
79, 84, 88, 89, 91, 92, 95, 101,
102 n. (19), 104, 110, 111, 129
n. (13)
Albania, 35
Alemania, 2, 7-13, 15, 18-22, 24,
25, 30-32, 35, 37-39, 42-48, 51
n. (16), 57, 60, 62, 65, 72, 120,
123, 124, 126, 141, 144, 145
Althusser, Louis, 1, 37, 38, 52,
53, 57, 58, 64, 65, 67, 69, 70,
74, 75, 77, 81-85, 88-92, 97, 104106, 110, 111, 113, 119, 126,
134 n. (1)
Archivos para la Historia del
Socialismo y el Movimiento
Obrero, 31, 45
Argelia, 57, 59
Aristóteles, 80
Austria, 15, 18, 25, 26, 30-33, 64,
123, 129
Axelrod, Paul, 99
Bachelard, Gaston, 74, 75
Baran, Paul, 61
Baudelaire, Charles, 95, 97 n.
(11)
Bauer, Otto, 14, 15, 17, 22, 26,
32, 33, 64, 128
Bélgica, 123
Benjamin, Walter, 37-39, SO, 65
n. (1), 70, 95, 96 n. (5), 112,
129 n. (13)
Bernstein, Eduard, 12 n. (3), 21
Bogdanov, Alexander, 75 n. (19)
Bohm-Bawerk, Eugen von, 17,
32
bolchevismo, 15, 22, 27, 29, 123,
129, 141
Brecht, Bertolt, 95, 97
Bujarin, Nicolás, 14, 15, 18, 22
n. (11), 24, 29, 32, 38
Bulgaria, 35
Canguilhem, Georges, 74 n. (14)
Cassano, Franco, 56 n. (21)
Cerroni, Umberto, 55
Colletti, Lucio, 37, 39, 55, 56,
58, 60, 64, 65, 77, 80, 81 n.
(28), 84, 88-91, 92 n. (51)
Comité Central del Partido
Obrero Socialdemócrata de
Rusia, 12, 15, 24 n. (13)
Copérnico, Nicolás, 137
Cornu, Augusto, 52
Cremonini, Leonardo, 97
Croce, Benedetto, 40, 73
Cuba, 59, 146
Checoslovaquia, 30, 35
China, 52, 126, 128, 145, 146
De Beuvoir, Simone, 51
Deborin, Abram, 82 n. (30)
Delia Volpe, Galvano, 37 n. (4),
39, 54-56, 65, 66, 69, 70, 74
n. (15), 80, 88-90, 96, 98 n.
(115)
De Sanctis, Francisco, 73
Descartes, René, 77, 82 n. (30)
Deutscher, Isaac, 122, 124, 142,
145
Jndice de nombres
150
ZイNセ@
Die Neue Zeit, 12, 24 n. (13),
[セ@
Zセ@
86
Dilthey, Wilhelm, 72
セ@
セQ@
.,
¡:
Engels, Friedrich, 8-13, 17, 18,
21, 31, 40 n. (4), 48, 52, 53,
76, 77, 81 n. (30), 86, 90, 94,
107 n. (31), 112, 114 n. (40),
128, 129, 136, 140
Escandinavia, 127
España, 30, 39, 40, 56, 121, 124,
144 . ·
Estados Unidos, 11, 33, 35, 42,
44, 46, 47, 57, 59-62, 65 n. (1),
122, 124, 127, 142
fascismo, 30, 35, 39, 43, 55, 60,
102, 112; véase nazismo
Feuerbach, Ludwig, 8, 68, 77,
78, 89
Fiori, Giuseppe, 44 n. (7)
Flaubert, Gustavo, 74, 96
Francia, 2, 30, 35, 37-39, 47-52,
57, 60, 62, 65 n. (1), 66, 67, 70,
73, 79, 86, 91, 96, 110, 118121, 124, 126, 141
Francfort, Escuela de, 31, 32,
44-47, 57, 64, 73, 91, 92 n. (31),
101, 103, 110, 111, 116 n. (41)
Frente Popular, 47, 50
Freud, Sigmund, 73-75, 103-106
Friedmann, Georges, 48
Gran Bretaña, 2, 8, 35, 40, 62,
118, 121, 122, 126, 127, 130 n.
(14), 142
Grecia, 56
Grossmann, Henryk, 32, 33, 45,
62 n. (25), 129 n. (13)
Grünbert, Carl, 31, 45
Guerra Mundial, I, 14, 17, 19,
21, 22, 27, 38-41, 144; II Guerra Mundial, 33, 35, 39-41, 57,
60, 62, 65, 87, 122-124, 144
Guterman, Norbert, 48, 66
Hamerow, Theodore, 9 n. (1)
Hegel, Georg Wilhelm Friedrich, 8, 51, 68, 69, 77-80, 89,
90, 92
Heidegger, Martín, 51 n. (16),
74
Hilferding, Rudolf, 14, 15, 17,
22, 33, 45, 64
Hindness, Bary, 134 n. (1)
Hirts, Paul, 134 n. (1)
Hitler, Adolf, 45, 123 n. (9)
Hjemslev, Louis, 74 n. (15)
Hobbes, Thomas, 108 n. (32)
Holanda, 46
Horkheimer, Max, 37, 38 n. (2),
45, 46, 50, 84, 89, 101, 102 n.
(19), 111, 116 n. (41)
Horthy, Miklos, 43
Hume, David, 77, 80
Hungría, 25, 26, 30, 35, 37, 42,
43, 51, 53, 55, 57, 59, 64, 65
n. (1)
Galiani, Fernando, 106, 107
Galilei, Galileo, 80, 137
Genet, Jena, 96
Goethe, Wolfgang, 95
Goldmann, Lucien·, 37, 39, 65,
74, 84, 88, 89, 95
Gramsci, Antonio, 1, 36, 38, 40
n. (4), 41-44, 54, 57, 59, 65
n. (1), 70, 71, 73, 74, 85, 88,
94, 96, 97, 99-101, 109-112, 119'
129, 130
Husserl, Edmund, 73
India, 143
Instituto de Investigación Social. Véase Francfort, Escue-
la de
Instituto Marx-Engels (Moscú),
24, 31, 65, 122
Internacional, I, 8, 9; II, 8, 22,
37, 65, 81 n. (28) y (30), 86,
Indice de nombres
98, 116; III, 27, 29, 30, 44, 57,
87, 115, 127, 142, 145; IV, 121123
Italia, 2, 26, 27, 30, 34, 38, 39,
42-44, 53-58, 60, 62, 65 n. (1),
66, 73, 74 n. (15), 80, 85, 91,
97, 106, 114 n. (40), 118, 126
Jameson, Frederic, 98 n. (14)
Japón, 62, 119
Jaspers, Karl, 51 n. (16)
Jau res, J ean, 48
Jay, Martín, 44 n. (8)
Kalecki, Micha!, 62 n. (25)
Kant, Immanuel, 77, 80, 81 n.
(28), 84, 93
Kautsky, Karl, 11, 12, 15-17, 21,
22, 64, 75 n. (19), 86, 116
Keynes, John Maynard, 61, 62
n. (25)
Kierkegaard, Srpren, 79, 80, 93
Kojeve, Alexandre, 51
Korsch, Karl, 36, 37 n. (4), 38,
41, 42, 44, 64, 65, 68, 76, 89,
119
Koyré, Alexandre, 51 n. (16)
Labriola, Antonio, 11, 12, 15,
26, 40 n. (4), 54, 78 n. (21),
87, 114, 129 n. (13)
Lacan, Jacques, 74, 75 n. (18)
Lask, Emil, 72
Lefebvre, Henri, 37, 39, 48-51,
58, 65, 66, 75, 84, 96
Leibniz, Gottfried Wilhelm, 77
Lenin, Vladimir Ilyich, 14-24,
27-29, 38, 63, 64, 73 n. (12), 75
n. (19), 78 n. (21), 87, 90, 114,
119-120, 122, 127, 128, 130,
136, 137, 140, 141, 144, 145
Leopardi, Giacomo, 114 n. (40)
Leví, Paul, 25 n. (14)
Lincoln, Abraham, 139
151
Lukács, Georg, 1, 36-38, 41-44,
50, 53, 57, 58, 64, 65, 67, 68,
69, 72, 74, 76, 78, 79, 84, 88,
89, 98 n. (15), 119, 129 n. (13)
Luxemburgo, Rosa, 14, 15, 17,
20, 22, 24, 25, 32, 45, 62 n.
(25), 64, 87, 129 n. (13)
Mach, Ernst, 75 n. (19)
Machiavelli, Niccolo, 85, 99
Mahler, Gustav, 95
Mallarmé, Stéphane, 96
Malraux, André, 96
Mandel, Ernest, 123, 124
Mann, Thomas, 95
Marcuse, Herbert, 1, 37-39, 45,
47, 57, 58, 65, 67, 69, 73, 74,
75, 77, 79, 84, 88, 89, 96, 103,
104, 110, 111, 129 n. (13)
Martov, Julius, 24 n. (13)
Marx, Karl, 7-22, 23, 31, 33, 48,
52, 63, 65-69, 75-86, 89, 91, 92,
94 n. (1), 98, 99 n. (15), 106,
107, 112, 114, 115, 128-130,
134-138, 144-146
Mehring, Franz, 11-13, 15, 22,
52, 129 n. (13)
Merker, Nicolo, 55
Merlau-Ponty, Maurice, 51, 67
Mondolfo, Rodolfo, 54
Montesquieu, Charles de Secondat, 84, 93
Morris, William, 12 n. (3)
Moszkowska, Natalie, 32, 33,
62 n. (25)
Mussolini, Benito, 30
Napoleón III, 138
nazismo, 32, 33, 35, 43, 45-47,
65, 120-122, 124, 144
Nietzsche, Friedrich, 84
Nizan, Paul, 48-50
Octubre, revolución de, 1, 2227, 38, 56, 99, 119, 129, 144
Oposición de Izquierda, 43, 125
1ndice de nombres
152
París, Comuna de, 8, 9, 14
Partido Comunista A l e m á n
(KPD), 15, 25, 30, 42, 44-47, 57
P a r t i d o Comunista Francés
(PCF), 39, 48-51, 53, 57, 118
Partido Comunista Húngaro,
41, 42, 49 n. (12)
Partid o Comunista Italiano
(PCI), 39, 42, 43, 54-56, 59, 60,
94 n. (1)
Partido Comunista Polaco, 32,
62 n. (25), 121
Partido Comunista Soviético,
29, 43, 51, 52, 57
Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), 12, 15, 21, 45, 46,
65
Partido Socialdemócrata Polaco, 15
Partido Socialista Francés, 48
P a r t i d o Socialista Italiano
(PSI), 12, 27, 38, 114 n. (40)
Pascal, Blaise, 84, 93
Pasquali, Giorgio, 114 n. (40)
Piaget, Jean, 74
Pietranera, Giulio, 55
Platón, 77
Plejánov, Georgy, 11, 13, 15, 22,
81 n. (30), 87, 99, 129 n. (13)
Politzer, Henri, 48, 49, 84 n.
(41)
Polonia, 21, 27, 32, 35, 62 n.
(25), 121
Portugal, 30
Preobrazhenski, Evgeni, 14, 15,
24, 29
Procacci, Giuliano, 16 n. (9)
Proudhon, Pierre J oseph, 8
Racine, Jean, 96
Revai, Josef, 70 n. (9)
Riazanov, David, 23, 29, 45, 52,
64, 65, 122
Ricardo, David, 69, 94 n. (1),
107, 139
Riechers, Christian, 54 n. (20)
Rosdolsky, Roman, 122-124
Rossi, Pietro, 55
Rousseau, Jean-Jacques, 81, 93
Rumanía, 36
Rusia, 11, 15-30, 63, 87, 99, 100,
121, 128, 140, 141, 143; véase
URSS
Sartre, Jean-Paul, 1, 37, 39, 49
n. (13), 51, 58, 65, 67, 69, 70,
73, 74, 77, 79, 85, 88, 89, 91,
96, 106, 107, 109, 111, 113, 126
Schelling, Friedrich Wilhelm
Joseph, 84, 93, 101
Schiller, Friedrich, 66
Schumpeter, Joseph, 26 n. (15),
75
Scott, Walter, 95
Seve, Lucien, 70 n. (9)
Simmel, Georg, 72
Solzhenitsin, Alexander, 95
Sorel, Georges, 86
Spinoza, Baruch, 81-84, 93, 106
Sraffa, Piero, 94 n. (1), 139
Stalin, José Vissarionovich, 29,
36, 115, 120, 123 n. (9), 128,
129
Sternberg, Fritz, 32
Suiza, 33 n. (19), 37, 39, 46, 74
Sweezy, Paul, 33, 61, 75, 129 n.
(13)
Tarbuck, Ken, 18 n. (10)
Timpamlro, Sebastiano, 77
(20), 114 n. (40)
Tintoretto, Jacopo, 96
Togliatti, Palmiro, 43
Tomás de Aquino, 77
Trotski, Leon, 14, 15, 19, 21,
n. (11), 23, 24, 27, 29, 107
(30), 119-124, 128, 142-146
Tugan-Baranovski, Mikhail,
n. (13), 33
Turati, Filippo, 12 n. (4)
n.
22
n.
26
Indice de nombres
Ucrania, 26 n. (19), 122, 124
Unamuno, Miguel de, 40 n. (4)
URSS, 28-31, 34-36, 41-44, 56, 57,
59, 65, 107 n. (30), 115, 119122, 124-126, 140, 141, 145, 146
153
Wilamowitz, Ulrich von 114 n.
(40)
'
Williams, Raymond, 130 n. (14)
Yugoslavia, 36, 56
Wagner, Richard, 95
Weber, Max, 16 n. (9), 72
zhda:tl.ovismo, 50, 54