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Mente y Cerebro en La Neurociencia Contemporánea

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Mente y cerebro en la neurociencia

contemporánea.

La Neurociencia ha experimentado un enorme


desarrollo en las cuatro úl­timas décadas que la ha
convertido en una de las disciplinas biomédicas de
mayor relevancia en la actualidad. Ha contribuido a
ello, junto con otros factores, el creciente impacto de
las enfermedades del sistema nervioso en las
sociedades occidentales.
Neurociencias
O La Neurociencia ha experimentado un enorme desarrollo en
las cuatro úl­timas décadas que la ha convertido en una de las
disciplinas biomédicas de mayor relevancia en la actualidad.
Ha contribuido a ello, junto con otros factores, el creciente
impacto de las enfermedades del sistema nervioso en las
sociedades occidentales. El incremento de pacientes que
sufren accidentes cerebrovascula­res, procesos
neurodegenerativos —como la enfermedad de Alzheimer o
la enfermedad de Parkinson—, o trastornos psiquiátricos —
como la depresión o la esquizofrenia—, han llevado a las
autoridades sanitarias a multiplicar los medios materiales
dedicados a la investigación del cerebro y de sus
alteraciones.
Neurociencias

O El siglo XX se inició con la concesión del premio


Nobel en Medicina a Santiago Ramón y Cajal (1853-
1934) y a Camilo Golgi (1843-1926) en el año 1906.
La técnica de Golgi fue un poderoso método, que
Cajal utilizó con finura para abordar un detallado
análisis neuromorfológico del sistema nervioso. Este
conocimiento microscópico de las estructuras
nerviosas también aportaba correlatos funcionales de
gran valor. En muchos ambientes neurocientíficos,
sobre todo anglosajones, Cajal es considerado el
iniciador de la etapa más mo­derna de la Neurociencia.
Neurociencias
O Pero el paso de la Neurociencia a la vanguardia de las
ciencias, y no sólo de las biomédicas, no se debe tan sólo a
los espectaculares avances científicos, sino también a la
gran cantidad de preguntas clave sobre la biología del
sistema nervioso que quedan todavía por contestar, que la
convierten en un campo especialmente atractivo para la
investigación. En efecto, nos enfrentamos al difí­cil reto de
comprender cómo funciona un organismo de manera
unitaria y có­mo desarrolla sus actividades más complejas
y elaboradas. Por eso se entiende que algunas de esas
preguntas se cuenten entre las últimas grandes incógnitas
de la investigación biológica.
. LA NEUROCIENCIA ANTE LAS RELACIONES MENTE-CEREBRO

O En este planteamiento, se entiende por cerebro el centro


biológico que recibe los estímulos del medio interno y
externo al individuo, los integra entre sí y con la
experiencia cognitiva, emocional y de motivación
acumulada, y, fi­nalmente, da lugar a la respuesta o
respuestas correspondientes dentro o fuera del organismo,
cuyo funcionamiento puede ser abordado mediante los
métodos de la ciencia experimental; y por mente, el
conjunto de actividades y pro­cesos psíquicos conscientes e
inconscientes, especialmente de carácter cogniti­vo o
afectivo, tal como comparecen en la experiencia subjetiva
o en la medida en que se encuentran referidos a ella.
Neurociencias

O En este terreno se plantean preguntas de gran calado desde el


punto de vista filosófico y neurocientífico: ¿son las
actividades mentales distintas o idén­ticas a los procesos
cerebrales? Para los que piensan que ambos son lo mismo, la
pregunta que surge espontánea es: ¿a qué se debe en ese caso
la ilusión de que nos parezcan diferentes? Por su parte,
quienes consideran que la explicación de la mente debe
encontrarse en la actividad del cerebro deberían preguntarse,
en cambio, cómo los procesos cerebrales producen los
procesos mentales. Y, para aquellos para los que la mente
tiene una cierta independencia respecto del cerebro, resulta
obligado plantearse si se puede o no separarlos nítidamente y
có­mo se relacionan entre sí1
Clarificación terminológica sobre el análisis neurobiológico de la conciencia

O Hemos empleado la palabra «conciencia» en los términos


definidos por el filósofo de la mente David Chalmers, de
la Universidad Nacional de Austra­lia16, que señala que en
el estudio de la conciencia podemos distinguir dos
problemas claramente diferenciados.

O Por una parte, nos enfrentamos a lo que él denomina el


problema «fácil» de la conciencia (easy problem of
consciousness), que se refiere a la distinción en el campo
de las funciones biológicas y de los procesos mentales
entre aquellos que son inconscientes y los que podemos
calificar como conscientes.
. La Neurociencia moderna ante
el problema de la conciencia
O El conductismo, que fue dominante en la
Psicología durante buena parte del siglo pasado,
considera que el objeto de dicha ciencia es la
conducta. Desde su constitución como tal, la
Psicología se había entendido como el estudio
de la mente, sin la cual parecía imposible
entender la conducta humana; pero las difi­
cultades de aplicarle el método experimental
animaron a algunos científicos a prescindir de
ella a la hora de estudiar la conducta.
Neurociencia

O El monismo reduccionista, por su parte, niega que la


mente sea realmente distinta del cerebro y trata de
explicar los fenómenos mentales y, en concreto, la
conciencia —también la autoconciencia— en
términos físicos o biológicos. Para esta postura la
distinción entre la mente y el cerebro responde a la
insufi­ciencia actual de nuestros conocimientos sobre
los procesos cerebrales, pero el desarrollo científico
futuro permitirá reducir los estados mentales a
fenómenos puramente materiales que tienen lugar en
el cerebro.
Neurociencias

O Algunos neurocientíficos interesados en las relaciones mente-cerebro y en


el estudio de la conciencia, se decantan favorablemente por asumir el
materialismo eliminativo. Los estados mentales de los que hablamos en el
lenguaje or­dinario —creencias, deseos, sentimientos, intenciones— no
existen realmente y deben ser sustituidos por una estricta concepción
biologicista, que parta de la idea de que las actividades cognitivas son en
última instancia actividades del sis­tema nervioso23. En muchos casos, se
propone una inversión del procedimien­to habitual de la investigación de
los procesos cognitivos, que, partiendo de las actividades cognitivas de los
seres humanos —pensar, hablar, recordar, apren­der—, pasan a individuar
las operaciones cerebrales que pueden producirlas; y se propone sustituirlo
por una aproximación de abajo arriba: empezar por com­prender el
comportamiento físico, químico, eléctrico o filogenético de las neu­ronas, y
sólo después, tratar de comprender desde esa aproximación científica lo
que sabemos intuitivamente sobre nuestras actividades cognitivas y
afectivas.
Gracias por su atención.

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