PMBH
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1. Costal alto con o sin ascenso clavicular. Tipo respiratorio más común pero
“fisiológicamente insuficiente para garantizar el adecuado funcionamiento de los
procesos de respiración y fonación”. Arias citando a Jackson Menaldi, refieren que si
se utiliza una respiración alta, toda la caja torácica tiene que moverse generando un
gran esfuerzo para lograr espirar una pequeña cantidad de aire que dará lugar a una
enorme tensión en la parte superior del tórax, hombros y cuello. Así mismo, según
Buitrago citando a Grisales, el esfuerzo exigido a órganos tan delicados origina
voces roncas y desagradables.
2. Abdominal. Según Buitrago citando a Bustos, esta es la que utiliza preferentemente
la región media de los pulmones para la entrada del aire, por lo que es funcional
para aquellas personas cuya voz no tiene un uso profesional y/o laboral.
1. Respiración.
Para evaluar clínicamente la relación entre ambas funciones, se valoran las medidas
aerodinámicas, las cuales son simples y no necesitan instrumentos especiales, entre ellas:
“El sonido producido por la vibración de los músculos vocales en la laringe es muy
limitado; se requiere que este sonido, o aire sonorizado, sea enriquecido por el efecto
amplificador de la voz en las cámaras o espacios resonadores de nuestro cuerpo”. En
relación a esto, Quintasi, citando a Rehder, refieren que la resonancia se encarga de
proyectar el sonido en el espacio, aumentando la intensidad y la frecuencia.
3. Resonancia.
Los órganos que permiten la resonancia del sonido son la faringe, la boca, la nariz, los
senos paranasales, la orofaringe y la región supraglótica; éstos al relacionarse con los
órganos articuladores, permiten modificar de una manera flexible el tamaño y forma
del tracto vocal, lo cual permite la proyección del sonido. Asimismo, “las zonas óseas
de la cabeza, amplifican las vibraciones y dan como resultado una voz sana, brillante y
potente” según Jackson, lo anterior es debido a la frecuencia natural de resonancia
que poseen los resonadores debido a sus características físicas de, dimensión, forma y
grado de rigidez de las paredes.
3. Resonancia.
Este proceso motor puede presentar según Bustos, características de hiponasalidad (se
reduce e incluso desaparece la resonancia nasal en la mayoría de las ocasiones debido
a una obstrucción nasofaríngea. La causa puede ser de origen orgánico o funcional,
puesto que “es característica en los estados de congestión nasal debidos a resfríos,
gripes o al crecimiento exagerado del tejido adenoideo, que impide el paso del aire
hacia estas zonas”. Los fonemas vocales se perciben sin brillo y se utiliza habitualmente
una respiración bucal) e hipernasalidad (se observa un aumento de la resonancia nasal
en las vocales y consonantes orales.
3. Resonancia.
Otros autores como Castrillon refieren que puede presentarse en la resonancia una
emisión nasal, que corresponde al escape inadecuado del aire por cavidad nasal, el
cual reduce la presión intraoral causando distorsión en las consonantes. Cuando el
escape de aire resulta en un resoplo audible, la emisión nasal es más obstrusiva y el
habla es seriamente afectada. “La resonancia es difícil de evaluar por ser, como los
demás procesos relacionados con la voz, bastante subjetivo, dificultando así, una
evaluación precisa por parte del terapeuta”.
4. Articulación.
Según Cortés citado por Quintasi, la prosodia es la parte de la fonología que estudia los
cambios que producen los fenómenos supra-segméntales a las unidades superiores al
fonema, estas variaciones se conocen como acentuación, entonación y ritmo. La
acentuación se manifiesta en el habla a través del tono, la cantidad y la intensidad, las
cuales determinan si las sílabas son átonas o tónicas. Por otro lado, la entonación es la
suma de rasgos prosódicos como la frecuencia, la intensidad, la cantidad y las pausas
que utiliza el hablante, lo que determina una lengua o dialecto. Por último, el ritmo que
cumple la función de agrupar los sonidos del discurso en segmentos con el fin de ayudar
Al ser el habla un proceso motor, es susceptible a sufrir daños en algunos o todos sus
procesos mencionados con anterioridad, ya sea debido al deterioro propio que se
produce conforme avanza la edad de los individuos, lo que comúnmente se denomina
envejecimiento, o por causas estrictamente patológicas.
En cuanto al envejecimiento, una de sus características fundamentales es el deterioro
en el rendimiento funcional. Algunas de estas modificaciones funcionales “imprimen
características particulares a la respiración, fonación y articulación, entre otros
procesos involucrados en el habla, los que influyen directamente sobre los parámetros
de emisión tales como el tono, sonoridad, timbre, calidad y estabilidad vocal, así como
a nivel de los patrones respiratorios, la velocidad y la prosodia”.
Cambios fisiológicos y patológicos de los patrones del habla en el
adulto.
Por otro lado, existen patologías que repercuten en el normal funcionamiento del
habla provocando los denominados trastornos motores del habla. Una definición
aportada por Duffy señala que los trastornos motores del habla “pueden definirse
como trastornos resultantes de alteraciones neurológicas que afectan la planificación
motora, la programación, el control neuromuscular o la ejecución del habla”. Entre las
patologías que cursan con trastornos motores del habla, se encuentran: las
enfermedades inflamatorias, tóxicas-metabólicas, neoplásicas, traumáticas, vasculares
y enfermedades degenerativas.
Cambios fisiológicos y patológicos de los patrones del habla en el
adulto.
Estas últimas “se caracterizan por una disminución gradual de la función neuronal de
causa desconocida. En algunos casos, las neuronas se atrofian y desaparecen, mientras
que en otros los cambios neuronales pueden ser más específicos. Las enfermedades
degenerativas suelen ser crónicas, progresivas y difusas, pero a veces comienzan con
manifestaciones focales”. Dentro de estas patologías degenerativas se encuentra la
Enfermedad de Parkinson (EP) que “afecta principalmente a las personas adultas, las
que se encuentran en situación de doble vulnerabilidad: vejez y discapacidad”.
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