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20-02-21 01 Mariologia Intro y Cap1

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María, toda de Dios

y tan humana
de Alfonso Murad, fm (marista)
Reflexionar sobre María
hoy

Introducción
1. De María a la mariología
En la pluralidad y diversidad del catolicismo actual, se hace
un esfuerzo para descubrir otras perspectivas de María.
En los últimos veinte años, la Teología de la Liberación, desde
la práctica de las Comunidades Eclesiales de Base y de las
Pastorales Populares ha valorado la figura humana y profética
de María, como signo de la opción preferencial por los pobres.
Ha rescatado su condición de mujer que, oprimida en una
sociedad patriarcal, emerge como protagonista y mujer
profética. María aparece como educadora y discípula de
Jesús, miembro importante de la comunidad de los que se
empeñan en la construcción del Reino de Dios.
Un estudio sobre María debe ayudarnos a conocer quién es
esta mujer e iluminar una práctica pastoral humanizadora
que sea Buena Noticia para los hombres y mujeres de nuestro
tiempo.
2. Breve historia de la mariología
El primer milenio del cristianismo gestó una reflexión sobre
María en el conjunto de la fe cristiana y de la teología, pero no
existía una mariología como tratado separado.
En los primeros siglos, durante la patrística,
encontramos homilías sobre Jesús en las que hay
referencias a María.
Surgen historias piadosas de María, como el “Proto-
evangelio de Santiago” (de comienzo del siglo III) y la
“Vida de María” del monje Epifanio.
La preocupación central está en Jesús, en su humanidad
y divinidad.
Y de las polémicas cristológicas brotan los dogmas de la
maternidad y de la virginidad de María.
La Edad Media asiste al crecimiento de la
piedad mariana, que culmina con el Tratado
de la Santísima Virgen de san Bernardo de
Claraval.
En Oriente, encontramos una rica
iconografía mariana e himnos litúrgicos. El
culto va delante de la teología.
Se habla de María más simbólica que
dogmáticamente.
En Occidente, muchas pinturas y esculturas
marianas se multiplican a partir del
Renacimiento.
La mariología sistemática surge en la Edad Moderna.
En el siglo XVI, la reforma protestante al centrarse en la
salvación en Cristo, promueve un corte radical en la de-
voción a los santos y sobre todo a María.
Como reacción, la contrarreforma católica retoma con más
vigor la figura de María y fortalece el culto a María separada
de la persona de Jesús.
Primer tratado mariano elaborado por Francisco Suárez, SJ
(1584).
Y el término “mariología” fue acuñado por Plácido Nigido, SJ
(1602).
Desde entonces se creó una mariología de los “privilegios”.
Se trata de mostrar lo que Dios concedió a María que la hace
Crece, en los siglos XVIII y XIX, una mariolo-
gía devocional, de carácter afectivo, en la que
se mezclan elementos simbólicos y racionales.
En el Tratado de la verdadera devoción a la
Santísima Virgen, san Luís María Grignon de
Monfort († 1716), recuerda que María es la
reina del Cielo y de la Tierra.
Tendencia dominante: una mariología
triunfalista y maximalista, que afirma que para
María no hay límites y nunca está de más
exaltarla.
Proclamación de los dogmas de la Inmaculada
Concepción (1854) y de la Asunción (1950)
En los años 60 del siglo XX Los movimientos de renovación
de la Iglesia, que culminaron en el Concilio Vaticano II, van
en dirección contraria a la mariología de la época.
El movimiento bíblico y patrístico, con su “vuelta a las
fuentes”, pide una mayor centralidad en la persona de Jesús
y cuestionan una visión de María desvinculada de la
cristología.
La renovación dogmática comienza una relectura de
los dogmas desde la Biblia y desmonta la mariología
cimentada únicamente sobre argumentos de la
tradición.
El Concilio Vaticano II incluyó a María en el capítulo
VIII de la Lumen Gentium. La ubicó en el misterio de
Cristo y de la Iglesia
3. Concepto, exigencias
y tareas de la mariología
Mariología: disciplina teológica que estudia el lugar de María en el proyecto
salvífico de la Trinidad y su relación con la comunidad eclesial.
La reflexión teológica ha de tener tres peldaños:
1.Datos bíblicos sobre la madre de Jesús, relacionándolos con el autor
bíblico y su teología. Prioridad de la Sagrada Escritura sobre el dogma.
2.Los dogmas marianos: Recorrer la historia de la reflexión de la fe de la
Iglesia y entender cómo surgieron situándolos en su contexto.
Relacionándolo con otros campos de la reflexión teológica que hablan de
Jesús, de la Iglesia, del misterio del ser humano a la luz de la fe y de su
salvación.
3.El culto a María (devoción popular y liturgia): Actualizar y reinterpre-tar los
datos bíblico-teológicos sobre María a la luz de los signos de los tiempos y
de las prácticas eclesiales. Buscando conocer las prácticas litúrgicas y
devocionales marianas, para purificarlas y rescatar su sentido espiritual.
La madre de Jesús:
María en el evangelio de
Marcos y Mateo

Capítulo 1
1. María de Nazaret y los
evangelios
Creemos que los evangelios hablan lo suficiente de María. No preten-
den dar todas las informaciones para satisfacer nuestra curiosidad
sobre aquella mujer de Nazaret, pero nos dan la clave para entender
y acoger el secreto de su persona.
Cada evangelio es como una linda colcha de
retazos coloridos, tejidos, bordados y unidos por
Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Cada uno cose los
retazos de distinta manera.
Los evangelios son mucho más que una historia de
o sobre Jesús. Se escribieron más de cuarenta años
después de haber vivido en Palestina. Los gestos y
palabras de Jesús, recogidos y transmitidos en el
transcurso de todos estos años, se reinterpretaron
según el contexto y la experiencia de fe de las comunidades.
Mc, el primer evangelista, tiene menos relatos que los otros.
Destaca más la actuación de Jesús, que inaugura el Reino de
Dios y combate las fuerzas del mal. Mt y Lc recibieron también
fragmentos de textos sobre la infancia de Jesús y
algunas de sus predicaciones.
Mt muestra cómo Jesús realiza plenamente las
promesas de Dios hechas al pueblo judío.
Lc pone de relieve la misericordia y la salvación
encarnadas en la persona de Jesús.
Jn, el cuarto evangelista, hace un bello bordado.
Reelabora lo que recibió de los otros. Como una
costurera habilidosa y creativa, hace un nuevo
bordado: escribe de otra manera el Evangelio.
La comunidad cristiana de los comienzos fue descubriendo,
paso a paso la importancia de María en los escritos más
antiguos. Pablo habla de paso sobre María: “Cuando llegó
la plenitud de los tiempos, Dios envió a su propio Hijo,
nacido de una mujer…” (Gál 4,4).
Mc ubica a María en medio de los familiares de Jesús, sin
decir nada de ella (3,31-35 y 6,1-6).
Mt ya la presenta como la madre virginal de Mesías muy
unida a su Hijo (1,18-23; 2,11.13.14.20). Pero tampoco cita
ninguna actitud especial de ella.
Son Lc y Jn quienes muestran las cualidades humanas y
espirituales de María.
Finalmente, en el libro del Apocalipsis aparece María como
imagen de la comunidad cristiana, que experimenta en
este mundo el sufrimiento y la persecución, pero también
2. María en el evangelio de Mc
2.1. La nueva familia de Jesús (3,31-35)
En Palestina en tiempo de Jesús, el parentesco es institución social central. Sus
miembros tienen obligación de conservar y fortalecer el grupo de parentesco y
mantener su honra. Hay una gran dependencia con relación a la familia porque
la persona no es considerada como individuo con historia y personalidad propias,
sino como miembro de una familia.
En este relato, Mc crea un escenario en el que hay dos grupos contrapuestos. El
hecho ocurre en la casa, lugar donde la comunidad de los seguidores de Jesús se
reúne para oírlo (2,1-3).
Fuera de la casa están los familiares de Jesús: su madre y sus hermanos. No
entran en la casa, lo buscan y lo mandan llamar, parece que Él está poniendo en
crisis el nombre de la familia. Mc incluye a María en el grupo de los familiares de
Jesús, cuyos lazos tradicionales tiene que romper para servir al Reino y al Padre
con libertad. Dentro de la casa está la gente y los discípulos, sentados a su
alrededor.
Jesús rompe los lazos de dependencia respecto de la familia y de su tradición. Es
un gesto de suma libertad, poco comprensible en una sociedad patriarcal
2.2. Nadie es profeta en su tierra (Mc 6,1-
6)
¿Quién le ha dado esa sabiduría? (v.2). Los habitantes de Nazaret
rechazan a Jesús y su mensaje. No entienden que alguien de su
tierra pueda decir cosas tan fuertes y originales. Se escandalizan de
Jesús. No creen en Él.
“el carpintero, el hijo de María” (v.3). Mc no cita a José como padre de
Jesús. Parece extraño, ya que en una sociedad patriarcal, lo común
sería llamar a Jesús “hijo de José”, y no “hijo de María”. Mc enfatiza
que los coterráneos desprecian a Jesús: ejerce una profesión común
y corriente, hay dudas sobre quién es su padre, y sus parientes son
gente sencilla, que conoce toda la población.
Un profeta solo es despreciado en su tierra, entre
sus parientes y entre los suyos (v.4). Jesús está
indignado por la incredulidad de sus coterráneos y de
su parentela. El texto señala una reducción: patria,
grupo familiar más amplio, y parientes cercanos (los
2.3. Las mujeres en el sepulcro (Mc 15,40-
47; 16,1s)
(…) hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿No viven sus hermanas aquí
entre nosotros? (6,3). Si interpretamos literalmente el anterior texto de Mc,
María fue madre, por lo menos, de siete hijos: Jesús, los cuatro hombres
citados y, al menos, dos mujeres (hermanas, en plural).
Sin embargo el mismo evangelista nos da ya una ayuda en los
relatos sobre la muerte y la resurrección:
Un grupo de mujeres, que seguía a Jesús, está
a distancia, observando los acontecimientos
de su crucifixión. Mc cita a tres de ellas: María
Magdalena, María, madre de Santiago el Menor
y de José, y Salomé (15,40). Conclusión: al
menos dos “hermanos” de Jesús, Santiago y
José, son hijos de otra mujer, que también se
llama María y no es la madre de Jesús. Ellas en
la mañana del domingo van al sepulcro, con
aromas para embalsamarlo (16,1). Son las
primeras en dar testimonio de la resurrección
3. María en el evangelio de Mt
Si nos imaginamos el evangelio de Mt como una linda colcha de pedazos,
enriquecida con bordados, sus primeros capítulos con los relatos de la
infancia son un punto desde el que se podrá ver cómo será todo el tejido.
La genealogía es para para mostrar que, desde el comienzo de la historia
de Jesús, se rehacen las grandes etapas de la historia del pueblo de Israel.
Jesús está enraizado en el Pueblo de Israel: es hijo de David e hijo de
Abraham. María es la madre virginal del Mesías, bajo la acción del Espíritu
Santo.
El evangelista pone por adelantado en la infancia de Jesús una de las
experiencias más desafiantes para la fe de su comunidad: Mientras el rey
Herodes intenta matarlo, reyes de otros pueblos lo buscan para
rendirle homenaje (2,1-12).
En Mt 28,16-20 hay varios puntos comunes con los capítulos 1 y 2.
Tanto los discípulos como los magos reconocen a Jesús como Señor,
postrándose ante Él (2,11 y 28,17). Jesús ya no pertenece al judaísmo.
Su persona y su mensaje se destinan a todas las naciones
3.1. María en el relato de la infancia:
concepción virginal y unión con el Hijo
En la genealogía (1,1-17), Mt muestra, simbólicamente, que
Jesús es hijo de la promesa, que comienza en Abraham. Es
realizador de la profecía del mesías-rey, descendiente de David.
¿Por qué cita a cinco mujeres: Tamar, Rajab, Rut, Betsabé y
María? Quiere indicar la actuación gratuita de Dios, que se sirve
de situaciones “irregulares”, que escapan a los patrones
normales, incluso los de moral sexual para continuar el linaje
mesiánico y realizar su proyecto de salvación.
La lista de los orígenes de Jesús termina con una ruptura:
“Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual
nació Jesús, llamado Mesías” (1,17). El mensaje es claro:
José no es el padre biológico de Jesús, sino que asume el
aspecto legal de pertenencia al pueblo de Israel.
a) El anuncio a José (Mt 1,18-25)
El texto se elaboró siguiendo un género literario llamado “anuncio”,
muy conocido en los escritos del AT. Se usa para anunciar la venida
de un personaje importante para el Pueblo de Dios. Mateo prefie-
re utilizar el recurso de un anuncio durante un sueño.
Podemos identificar el mensaje de Mt para nosotros:
El Espíritu Santo actúa en María, antes de que José consuma el matri-
monio y tenga relaciones sexuales con ella (1,18-20). Ellos están “comprometidos en
matrimonio”, pero todavía no viven juntos como marido y mujer.
José pudo haber pasado por un momento de crisis, ante la evidencia de la gravidez
de María; pero, inspirado por Dios, actúa siempre buscando el bien. Por eso es
llamado “hombre justo”. Su justicia no se basa en la ley, sino en la misericordia.
Acoge humildemente el misterio, que supera a su comprensión (1,20.24).
Jesús procede de Dios, pero, al mismo tiempo, es realmente hijo de David, miembro
del pueblo elegido y de la promesa del Mesías, ya que es adoptado por José.
María es virgen, cuando concibe por obra del Espíritu Santo y así permanece hasta
el nacimiento de Jesús (1,18.24). No se dice nada de la relación entre los dos
esposos después del nacimiento de Jesús.
b) Adoración de los magos, huída y regreso de Egipto (Mt
2,10-19)
El relato tiene la clara finalidad de mostrar que Jesús es el Señor de
todos los pueblos. La huída a Egipto y el retorno a la tierra de Israel
nos dicen que Jesús recorre el gran itinerario de su pueblo, de José en
Egipto a Moisés. Es como si Él, en su infancia, reviviera la historia de la
infancia del Pueblo de Israel.
En los relatos de la adoración de los magos, en la huída a
Egipto y en el retorno, aparece cuatro veces la misma
expresión “el niño y su madre”: 2,11; 2,13-14; 2,20.
Mt, de hecho nos dice que María es madre de Jesús, y que, en esta
etapa inicial de su vida, madre e hijo están íntimamente asociados.
Llama nuestra atención hacia una participación intensa de María en los
comienzos de la vida de Jesús, aunque no ponga ninguna palabra en
sus labios, ni destaque sus actitudes. El principal protagonista es José.
3.2. María en la vida pública de Jesús
En cuanto a la relación de Jesús con sus familiares, Mt tendrá una
posición un poco diferente a Mc. Ya conoce algo de María. Y en su
comunidad, de origen judío, hay un gran respeto para la figura de
Santiago, el “hermano del Señor”. Sabemos que éste ejerció una
gran influencia en las comunidades cristianas de origen judío. Por
eso Mt suavizará la incomprensión de los familiares de Jesús.
a) La familia de Jesús y sus seguidores (Mt 12,46-50)
Mt omite el versículo que habla de la incomprensión de sus familiares. En
este contexto, Jesús llama a su familia a formar parte de sus seguidores y
discípulos. Convoca a todos, sin distinción a hacer la voluntad del Padre.
Sutilmente, al reducir la oposición de los familiares de Jesús, muestra que
también ellos están llamados a formar parte de la “nueva familia” de sus
seguidores.
b) El profeta rechazado en su tierra (Mt 13,53-58)
Mt narra también la incredulidad del pueblo de Nazaret. En lugar de la
expresión “hijo de María”, usa “hijo del carpintero”.
Gracias

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