Santa Catalina de Siena

Santa Catalina de Siena.
Santa Catalina de Siena

Virgen y doctora de la
Iglesia
Su fiesta el 29 de Abril
Pese a las consolaciones y
visiones, tuvo que vencer
pruebas muy duras.
Francisco Martnez A.
Abril 2015
Fuente: EWTN, Amigos en la Fe.
Naci en Siena, en
1347, el da de la
Fiesta de la
Anunciacin.
Catalina (nombre
que significa
"Pura") era la
menor del prolfico
hogar de Diego
Benincasa.
All creca la nia

en entendimiento,
virtud y santidad. A
los seis aos tuvo
una extraordinaria
experiencia mstica
que defini su
vocacin,
entregndose
enteramente a
Cristo.
A la edad de cinco
o seis aos tuvo la
primera visin,
que la inclin
definitivamente a
la vida virtuosa.
Cruzaba una calle
con su hermano
Esteban, cuando
vio al Seor
rodeado de
ngeles,
que le sonrea,
impartindole la
bendicin.
Su padre,
tintorero de
pieles, pens
casarla con un
hombre rico. La
joven manifest
que se haba
prometido a Dios
Entonces, para
hacerla desistir de su
propsito, se la
someti a los
servicios mas
humildes de la casa.
Pero ella caa
frecuentemente en
xtasis y todo le era
fcil de sobrellevar.
Finalmente,
derrotados por su
paciencia,
cedieron sus
padres y se la
admiti en la
tercera orden de
Santo Domingo y
sigui, por tanto,
siendo laica.
Tena diecisis aos.

Saba ayudar, curar,
dar su tiempo y su
bondad a los
hurfanos, a los
menesterosos y a los
enfermos a quienes
cuid en las
epidemias de la
peste.
En la terrible
peste negra,
conocida en la
historia con el
nombre de "la
gran mortandad",
pereci ms de la
tercera parte de la
poblacin de
Siena.
Por revelacin divina, la

Santa sali a trabajar
por la salvacin del
prjimo, asistiendo a
los enfermos en los
hospitales,
especialmente a
aquellos que padecan
enfermedades
repugnantes como la
lepra.
La caridad de la
Santa tambin
se extenda a
los condenados
a muerte, a
quienes
ayudaba a
encontrar a
Dios.
A su alrededor
muchas personas se
agrupaban para
escucharla. Ya a los
veinticinco aos de
edad comienza su
vida pblica, como
conciliadora de la paz
entre los soberanos y
aconsejando a los
prncipes.
Santa Catalina fungi

exitosamente como
moderadora entre la
Santa Sede y Florencia,
pues sta haba creado
una liga contra el
Vaticano. Finalmente,
se lleg a la
reconciliacin bajo el
Papa Urbano VI.
Por su influjo, el
papa Gregorio XI
dej la sede de
Avion para retornar
a Roma. Este
pontfice y Urbano
VI se sirvieron de
ella como
embajadora en
cuestiones
gravsimas;
Catalina supo hacer

las cosas con
prudencia,
inteligencia y
eficacia.
Aunque analfabeta,
como gran parte de
las mujeres y
muchos hombres de
su tiempo,
dict un maravilloso
libro titulado Dilogo
de la divina
providencia, donde
recoge las
experiencias msticas
por ella vividas y
donde se ensean los
caminos para hallar la
salvacin.
Sus trescientas
setenta y cinco
cartas son
consideradas una
obra clsica, de
gran profundidad
teolgica. Expresa
los pensamientos
con vigorosas y
originales
imgenes.
Se la considera una de
las mujeres ms
ilustres de la edad
media, maestra
tambin en el uso de la
lengua Italiana.
Santa Catalina de
Siena, quien muri a
consecuencia de un
ataque de apopleja,
que la dej
semiparaltica,
a la temprana
edad de treinta y
tres aos de
edad, el 29 de
abril de 1380.
Fue la gran
mstica del siglo
XIV. El papa Po II
la canoniz en
1461.
Sus restos reposan

en la Iglesia de
Santa Mara sopra
Minerva en Roma,
donde se la venera
como patrona de la
ciudad; es adems,
patrona de Italia y
protectora del
pontificado
El papa Pablo VI,

en 1970, la
proclam doctora
de la Iglesia.
Ella, Santa Teresa
de Avila y Santa
Teresita de Lisieux
son las tres nicas
mujeres que
ostentan este
ttulo.
Declogo de Santa
Catalina de Siena
01 No existe paz fuera de
la verdad.
02 La vida cristiana
empieza su camino en
serio a partir del
conocimiento de s
mismo a la luz de Dios.
03 O escogemos el
Puente, que es Cristo, o
nos devora el ro, que es
el torrente de las
promesas falsas y
amenazas falsas del
mundo.
04 El que no arde de
amor por la Iglesia que
no piense que ama
mucho a Cristo
05 Todos han de tener

inmenso aprecio por la
celebracin cotidiana,
digna y fervorosa, de la
Eucarista.
06 Aprendemos
a orar como
aprendimos a hablar:
oyendo a otros y
repitiendo con
sabidura y amor.
07 Rechazar el camino
de la obediencia es
elegir el camino del
capricho, y de ah lo
que sigue es muerte.
08 La vida de
los consagrados es
como el avance de un
bote; quienes no tienen
comunidad nadan
solos.
09 Nuestra voluntad es
tan dbil como la
distancia que nos separa
de la voluntad de Dios: a
mayor distancia, mayor
debilidad.
10 La santidad es el fruto
propio del bautismo, y
por consiguiente, la meta
natural de todo
bautizado.

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05 Todos han de tener

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