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Vientos Verdes

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Editorial CEPA

Editorial

Vientos Verdes
Rubn Pesci- 2006

Coleccin de Ensayos
La Ciudad in-urbana

V
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D

Rubn Pesci- 1985

A partir de estos textos leves, cortos, sugestivos y de


rpida lectura, escritos desde diferentes partes del mundo,
el autor muestra su opinin e intenta hacer reflexionar a
un pblico interesado, sobre 20 cuestiones relevantes de
nuestra sociedad actual.

As, la metfora de Vientos Verdes evoca al idea del


autor plasmada en el libro, optimismo y energas nuevas
para generar cosas positivas.

La Ciudad de la Urbanidad
Rubn Pesci- 1999

La vida como proyecto


DEL TITANIC AL VELERO
Rubn Pesci 2000

La sustentabilidad Hoy
Fundacin CEPA-2005

Coleccin Proyectos
Parque Costero del Sur

01
COLECCIN SUSTENTABLE

Como bien lo refleja Sergio Los en el prlogo del libro


estos textos no describen cosas, sino que invitan a hacer
cosas juntos; los problemas a los que se refieren los
Vientos Verdes se pueden resolver slo compartindolos,
y para compartirlos es necesario reconstruir la ciudad.
Pero esta reconstruccin no presupone necesariamente
la edificacin de nuevas construcciones sino que se refiere esencialmente a la transformacin de consumidores en ciudadanos, una transformacin que pasa a travs
de la activacin de instituciones hoy subordinadas, sobre
todo la amistad y la urbanidad.

Editorial CEPA

Ha recibido premios y distinciones internacionales. Y lleva a delante, en autogestin individual


o compartida, proyectos y procesos distinguidos
como La Plata Patrimonio, Camino del Gaucho,
Valle Verde, CICMAR, FLACAM, Revista Ambiente digital, etc.

recidas previamente como artculos de opinin del Sitio


Ambiente Digital, y luego compiladas en forma de libro
de bolsillo.

Vientos Verdes / Rubn Pesci 01

Despus de 30 aos de su creacin, hoy acredita


un cuerpo profesional de unos 25 tcnicos permanentes y asesores de amplia trayectoria.
Ha realizado cerca de 100 proyectos relevantes
en casi 10 pases de Amrica Latina y Europa.

En este libro se conjugan una serie de notas breves, apa-

Editorial

Nueva Coleccin Sustentable

Fundacin CEPA
CEPA es una organizacin no gubernamental
creada en 1974 para abordar -con la visin integradora del enfoque ambiental- proyectos y
acciones destinados al mejoramiento de la calidad de vida y el desarrollo de las condiciones
del hombre, en el marco de su necesaria articulacin con la naturaleza, su genuina identidad
cultural y el ejercicio autntico de sus libertades.

Fondo Editorial de la Fundacin CEPA

Fundacin CEPA -1992 (agotado)

Proyectacin Ambiental
FLACAM -1995

De la Prepotencia a la Levedad
FLACAM, Paradigma y Pedagoga
para la sustentabilidad.
Ruben Pesci, Jorge Prez, Lucia Pesci-2002

Formacin y Proyecto
Otras vas para el Tercer Sector
Fundacin Gas Natural- FLACAM- 2004

Revista A/mbiente
(Edicin impresa desde N 1 a 86)
Desde 1979 hasta 2001

Revista A/mbiente Digital


tica y Esttica hacia la sustentabilidad
(desde 87 a 96) - Desde 2002- contina

Rubn Pesci

www.revista-ambiente.com.ar

Pg. 1

Pesci, Rubn Omar


Vientos Verdes: veinte ideas sobre la sustentabilidad - 1a ed. - Buenos Aires:
Nobuko, 2006.
v. 1, 166 p.; 21x15 cm.
ISBN 987-584-047-5
1. Urbanismo. I. Ttulo
CDD 711

Diseo General: Martin Barzola


Colaboradora en diseo: Mara Pesci
Diseo de Tapa: Martin Barzola
Hecho el depsito que marca la ley 11.723
Impreso en Argentina / Printed in Argentina
La reproduccin parcial o total de este libro, en cualquier forma que sea, identica o modificada, no
autorizada por los autores, viola derechos reservados; cualquier utilizacin debe ser previamente
solicitada.
2006 nobuko
ISBN 10: 987-584-047-5
ISBN 13: 978-987-584-047-8
Abril de 2006
Este libro fue impreso bajo demanda, mediante tecnologa digital Xerox en bibliogrfika de
Voros S.A. Av. El Cano 4048. Capital.
info@bibliografika.com / www.bibliografika.com

En venta:
LIBRERIA TCNICA
Florida 683 - Local 18 - C1005AAM Buenos Aires - Argentina
Tel: 54 11 4314-6303 - Fax: 4314-7135
Email: cp67@cp67.com - www.cp67.com
FADU - Ciudad Universitaria
Pabelln 3 - Planata Baja - C1428EHA Buenos Aires - Argentina
Tel: 54 11 4786-7244

Pg. 2

Veinte ideas sobre la SUSTENTABILIDAD

Rubn Pesci
Pg. 3

PRIMERA PARTE

Pag. 7

PRLOGO (Sergio Los)

ndice

SEGUNDA PARTE

Pg. 4

Pag. 10
Pag. 21

1 Sustentabilidad y territorio
La forma ms cnica de la exclusin

Pag. 25

2 Sustentabilidad y patrimonio
Una nueva dimensin de la conservacin

Pag. 33

3 Sustentabilidad y desarrollo urbano


Ciudad concentrada o ciudad dispersa?

Pag. 39

4 Sustentabilidad y consumo
La vida lenta

Pag. 49

5 Sustentabilidad y vivienda social


Cmo hacer viviendas sin destruir
el medio ambiente ni la sociedad?

Pag. 55

6 Sustentabilidad y economa
De la exclusin a la inclusin econmica

Pag. 63

7 Sustentabilidad y empleo
La crueldad laboral

Pag. 69

8 Sustentabilidad y turismo
El final del turismo o todo es turismo?

Pag. 73

9 Sustentabilidad y sociedad
La sociedad de la confianza

Pag. 79

10 Sustentabilidad y proyecto
La vida sin proyecto: Causa o efecto de
la exclusin?

Pag. 83

11 Sustentabilidad y cultura digital


Lo concreto y lo virtual

Pag. 87

Pag. 93

13 Sustentabilidad y planificacin
Corregir los efectos o modificar las causas?

Pag. 97

14 Sustentabilidad y mercado
Satisfacin del cliente o educacin
del soberano?

Pag. 103

15 Sustentabilidad y cultura
Hacia un nuevo humanismo

Pag. 109

16 Sustentabilidad en todos los mundos


Contraste de dos mundos

Pag. 113

17 Sustentabilidad y globalizacin
La latinoamericanizacin de la ciudad

Pag. 117

18 Sustentabilidad y belleza
tica s, esttica tambin

Pag. 123

19 Sustentabilidad y arquitectura
Vamos hacia una globalizacin esttica?
20 Sustentabilidad e insustentabilidad
Katrina y Wilma, dos damas huracanadas

Pag. 127

Viento Especial

Los vientos de Giancarlo, Vientos


de honestidad intelectual
TERCERA PARTE
CLAVES PARA LA LECTURA

ndice

12 Sustentabilidad y gobernabilidad
Vientos contnuos, vientos de concordancia

Pag. 131
Pag. 137

Pag. 143
Pag. 145

Pg. 5

Pg. 6

Primera parte

Pg. 7

Pg. 8

Dueo de nada, dueo de nadie


ni siquiera dueo de mis certezas,
soy mi cara en el viento,
a contraviento, y soy el viento que
me golpea la cara.

Eduardo Galeano
El libro de los abrazos 1989

Pg. 9

Sergio Los
Docente de Composicin Arquitectnica, Instituto
Universitario de Arquitectura. Venecia.
Maestro impulsor de la Proyectacin Ambiental.

Prlogo
El viento posee una carga simblica que evoca el espritu,
las esencias activas, la orientacin. Los Vientos Verdes son
por lo tanto los espritus, los sentimientos, las orientaciones
verdes. En conformidad con la naturaleza primitiva del viento,
vivifica el espritu, estimula, excita e inspira.
Es esto lo que he captado del bello ttulo que
Rubn ha dado a su libro. Estos textos no describen cosas, sino que invitan a hacer cosas, y a hacerlas juntos.
Borges escribe yo dira que la amistad es la pasin de
nosotros los argentinos. Existen muchas amistades en la
literatura, que est entretejida de amistades (1). Vientos Verdes se dirige a amigos y produce amigos. Son
argumentos urbanos los que trata y, precisamente, presuponen participacin, sentido de pertenencia. Los Vientos Verdes expresan el deseo de ciudad, de ser conciudadanos. La destruccin del ambiente y la prdida de los
recursos no habran sido posibles sin la destruccin que
preliminarmente se ha hecho de las ciudades, y sta sucedi por la transformacin de conciudadanos en consumidores individuales.

Pg. 10

La ciudad no ha sido quitada a los hombres


incendindola, sino modificando su sentido de soporte
de la comunicacin y de la amistad a lugar de servicios y
de sus usuarios.
Si hubiese sido incendiada todos habran comprendido su prdida y la habran reconstruido, en tanto nosotros no sabemos que hemos perdido la ciudad. En la actualidad no vivimos ms la ciudad sino que residimos
solitarios, en la vecindad de distintos servicios y lugares
de trabajo. Las utopas urbanas que conocemos son mquinas para facilitar el acceso a los servicios con
fantasiosas redes de trfico. Se advierte en esos diseos
un cierto fastidio por la ciudad de los ciudadanos y los
amigos, los modernos no desean la ciudad y siempre
hay algn padre eterno que se los confirma, convencindolos que finalmente hoy vivimos en una poca posturbana. Podemos estar tranquilos entonces, simplemente
es el espritu del tiempo el que ha cambiado!
Nuestro problema no es: tornar la ciudad ms funcional; la ciudad no es el enfermo que hay que curar, la
ciudad es la medicina para curar a sus habitantes. Hemos
sido formados por la ciudad que habitamos, por sus instituciones, por la red de su arquitectura civil. No somos
nosotros quienes hablamos de la ciudad, es la ciudad quien
nos habla. Nosotros somos su lengua y sus relatos.
No podemos vivir sin ciudad como no podemos
vivir sin lenguaje, ella es la custodia de nuestra conciencia, de nuestra humanidad. Adems la ciudad condiciona nuestra libertad. Renunciando a la ciudad hemos renunciado tambin a la libertad que ella nos ofreca. Para

Pg. 11

responder a la pregunta si somos libres de renunciar a la


libertad, debemos enfrentar antes dos cuestiones: la primera se refiere a la libertad en su condicin de Estado y
no, por el contrario, como liberacin, como proceso; la
segunda se refiere al preconcepto que los otros, si existen representan el problema para mi libertad individual.
Si adoptara la tesis que son los otros quienes ayudan a
mi liberacin (que pueden ayudar a mi liberacin) vera
otra dimensin de la libertad. Por ejemplo, podra ser
libre sin comunicar? Podra comunicarme slo con m mismo? O comunicar sin ser comprendido? O liberarme sin
ser comprendido? Si asumo que me libero slo comunicando, y miro a la libertad como libertad de comunicar,
comprendo que no debera ser libre de renunciar a esta
libertad; porque si todos lo haran mi libertad estara terminada. Si no puedo ser libre sin comunicar, sin poder
expresar mis sentimientos, la adquisicin de un lenguaje
ayuda compartiendo el lxico y las reglas, a mi liberacin.
Ella no puede ser instantnea como si se abrieran las
puertas de mi prisin; ser una liberacin continua ayudada por mi capacidad de comunicar.
La ciudad es el lugar de la comunicacin afectiva,
ello ofrece a sus ciudadanos una educacin sentimental.
El sentido del cives, diferente de aquel del polites
que era as por su pertenencia a la polis, es constructor
de ciudad. Es la relacin entre los ciudadanos la que
produce la civitas. Cives no significa ciudadano como
habitante de ciudad, diferente de campesino como habi-

Pg. 12

tante del campo, sino que tiene un sentido de reciprocidad como amigo; la traduccin correcta de cives es conciudadano. Si le digo a alguien, l es mi conciudadano,
presupongo que lo voy a tratar como a un amigo. Era esta
recproca amistad la que formaba la civitas, la ciudad.
Si queremos salvar el ambiente, tenemos que reconstruir la ciudad de amigos, de conciudadanos.
La cultura latina, como dice justamente Borges,
tiene an este gran patrimonio de sentimientos, que no
podemos perder colonizando sus ciudades.
Creo que ante la libertad de la soledad, que aletea en
las discusiones sobre ella, es preferible la libertad del
compartir. No creo que podamos ser libres por s mismos. Lo somos volvindonos recprocamente libres,
liberndonos juntos. La respuesta a esta exigencia de
liberarnos conjuntamente es precisamente la ciudad.
Los problemas ambientales a los que se refieren
los Vientos Verdes se pueden resolver slo compartindolos, y para compartirlos es necesario reconstruir la ciudad. Pero esta reconstruccin no presupone necesariamente la edificacin de nuevas construcciones, sino que
se refiere esencialmente a la transformacin de consumidores en ciudadanos, una transformacin que pasa a
travs de la activacin de instituciones hoy subordinadas, sobre todo la amistad y la urbanidad.
La cultura que caracteriza a las ciudades de
Amrica Latina posee todava aquel sentimiento de amistad, como dice precisamente Borges, que distingue a los
ciudadanos. Ella constituye un patrimonio para la humanidad que debe ser preservado y lo peor que podra pasar

Pg. 13

sera colonizarlas, siguiendo el modelo de desarrollo ms


difundido del Occidente industrializado. Esa cultura que no
tiene nada de anticuada y que por el contrario podra resultar un ejemplo del modo apropiado para transformar a los
consumidores en ciudadanos. Las ciudades latinas presentan una actitud hacia las comunicaciones afectivas que las
vuelve ms predispuestas a realizar esta transicin.
La ciudad cultiva las relaciones, pero las nuestras
son dominantemente relaciones monetarias que deberan
garantizar la equidad de los intercambios entre extraos.
Transformadas en las instituciones dominantes de las ciudades, este tipo de relaciones que aseguran una medida
matemticamente exacta de los intercambios, parten de
la consideracin de que somos extraos entre nosotros,
ms an, que produce extraos. De este modo nuestras
cotidianas y aparentemente inocuas relaciones monetarias trabajan para consolidar nuestra recproca condicin
de extraos, y erradicar de ese modo aquel sentido de
urbanidad que nos volva conciudadanos.
Nuestro actual sistema trabaja mediante circularidades retroactivas positivas, forma de funcionamiento
que distingue el desarrollo de la sociedad del bienestar.
En ellas debemos aumentar los consumos porque ellos
incrementan la produccin de bienes, que a su vez aumentan los empleos y por lo tanto la cantidad de ocupados.
sta provoca nuevos consumidores que posteriormente
aumentan el acceso al consumo y as sucesivamente. Como
el consumo comprende los bienes que sostienen nuestra
vida, todo esto puede aparecer prometedor. Pero no estamos viendo que, para que esta circularidad pueda trabajar

Pg. 14

eficazmente, es necesario un consumo individual, una poblacin desestructurada de consumidores que no compartan los bienes de consumo adquiridos. La retrica econmica actual promete felicidades individuales, una felicidad solitaria, no felicidades compartidas. Estamos siempre atropellados individualmente por la publicidad, que
vende beneficios estrictamente individuales.
Las circularidades positivas, que distinguen los procesos
virtuosos de crecimiento, no pueden operar indefinidamente
sin alternancias con circularidades negativas, de estabilizacin: una cuestin que est ms all de nuestra capacidad de comprensin. Una circularidad positiva llevara un
termostato al aumento de la intensidad del quemador al
crecer la temperatura de la habitacin. En un determinado
momento esta circularidad hara saltar toda la instalacin.
Este descubrimiento no es considerado porque interrumpira el sueo infantil de un proceso cientfico tecnolgico
eterno, y con ello tambin el funcionamiento de la mquina de mercado. En efecto, el progreso hace sustituir productos que funcionan bien, introduciendo nuevos productos que deberan funcionar mejor. Hasta la sostenibilidad
debera colindar con el desarrollo, formando as esa contradiccin que es el desarrollo sostenible, que sera como
hablar del hielo hirviendo.

Querra colocar dos cuestiones:

La primera se refiere a la conciencia de que hoy


no tenemos recursos suficientes para alimentar esta
circularidad positiva para todo el Planeta en los prxi-

Pg. 15

mos aos, y que debemos hacer algo para modificar este


sistema: los vientos verdes soplan en esta direccin.
La segunda se refiere a la lgica de este sistema
de mercado, que caracteriza los productos muebles, pero
no est en condiciones de producir y gestionar correctamente los productos inmuebles, las ciudades, los edificios, los territorios agrcolas, etc. (2)
Un economista ingls muy inteligente, F. Hirsch,
ha introducido el concepto de economa posicional para
distinguir dos mbitos econmicos que presentan comportamientos tan diferentes (3). He caracterizado estos
dos mbitos distinguiendo los productos muebles de aquellos inmuebles (que Hirsch define bienes posicionales).
Es evidente que en los productos muebles, aumentando
el nmero de consumidores de un producto particular,
por ejemplo el automvil, mejoran las economas de
escala y disminuye el costo de produccin, y por lo tanto
el precio de venta que, al mismo tiempo, puede incrementar como consecuencia el conjunto de los consumidores. Este mecanismo caracterstico del mercado no
puede operar con los productos inmuebles. En estos sucede lo contrario de aquello que sucede con los productos muebles, en aumento de los consumidores, por ejemplo las casas suburbanas, empeora la economa de escala, reduce la calidad del producto por la congestin y
aumenta el costo de produccin y por lo tanto el precio
de venta. Esta es la razn por la cual el sistema mercado
no logra construir ciudad, an siendo estas la exigencia
ms apremiante de nuestro tiempo. Aumenta por lo tanto continuamente el nmero de personas que querran

Pg. 16

volverse ciudadanos pero que se encuentran siendo en


cambio consumidores de servicios urbanos.
Mientras en el comportamiento de los consumidores de automviles, la independencia de sus recprocas
interacciones no produce consecuencias negativas, en aquella de los consumidores de casas suburbanas, una coordinacin que tuviese en cuenta sus mutuas interacciones
sera en cambio muy positiva. Mientras mi adquisicin
del automvil no modifica las condiciones de adquisicin
del mismo producto por parte de otros, la compra de mi
casa las altera y requiere procedimientos de negociacin
poco congruentes con la lgica de mercado.
Los procedimientos cooperativos y de negociacin, caracterizan al comportamiento de los ciudadanos que encuentran en la ciudad el ambiente ms apto. Los productos inmuebles requieren por lo tanto una poblacin
estructurada que opere mediante procedimientos coordinados, aquellos muebles por lo contrario se han desarrollado incentivando poblaciones desestructuradas de productores y consumidores competitivos cuyas elecciones
individuales ignoran las de los otros.
Las ciudades se han transformado en lugares
separados de esta competencia, pero para volver a promover las relaciones comunicativas entre los hombres,
se deberan activar procesos solidarios de cooperacin y
negociacin que estn fuera del mercado. Nuestra formacin racional elude todas aquellas relaciones que
hacen vivir la ciudad y que no son monetarias: las ayudas recprocas, el voluntariado, muchas intervenciones gra-

Pg. 17

tuitas, los gestos y los comportamientos de personas que no


se refieren a las cuantificaciones monetarias de las
interacciones econmicas. Si no existieran todas estas actividades cotidianas, la ciudad se parara, pero no las vemos
porque nuestros cdigos tematizan selectivamente slo aquello que tiene un status disciplinar. Cuando nos damos cuenta que alguien tiene necesidad de ayuda en las ciudades y
nadie lo recibe, nos maravillamos, pero lo que sucede es
que esa ayuda no entra en la disciplina econmica. Creo
que debemos apuntar mucho ms a la solidaridad, volvindola una cultura comn, a punto tal que quien no la ejercite,
advierta su propia condicin individual de extrao.
Pienso que tenemos que valorizar y sistematizar este tipo
de trabajo extramonetario, como constructores de ciudadanos, en cambio de aquel trabajo burocrtico de productores de extraos, que caracteriza el aparato econmico al cual nos hemos confiados como ilusos.
Muchas investigaciones recientes demuestran como, para
resolver tantos conflictos que afligen nuestra vida en comn, la cooperacin es mejor que la competicin (4).
Sin embargo vivimos en una sociedad dominada por la
vieja ideologa econmica que valoriza al competidor
individual. Existe solamente un caso en el cual la estrategia competitiva puede ser ms ventajosa que aquella
cooperativa, cuando el juego prev una sola jugada. Las
actuales ciudades de desconocidos que presuponen relaciones entre extraos nos colocan en la situacin de efectuar un movimiento y despus subir. Nuestro mito es el

Pg. 18

movimiento incesante y la mutacin cotidiana, como si


viviramos siempre el instante de huida.
Esta condicin paradojal, que ha inflado
mostruosamente nuestras ciudades reduciendo las relaciones cvicas, representa la condicin vencedora al servicio de la estrategia de juego competitivo.
El futuro sustentable requiere la duracin, el juego repetido, la responsabilidad del da siguiente. En esta situacin solamente las estrategias cooperativas permiten jugar
con resultados positivos. Nuestro presente nos pide un
comportamiento paradojal, nos pide ciudades en un mundo que nunca fue tan metropolitano, nos pide cambiar
para dejar de cambiar todo todos los das, nos pide amar
al otro en un mundo buenazo en el cual debemos sufrir el
amor desde la obligacin, nos pide un erotismo potico
en un mundo inundado de pornografa transgresiva.
Es difcil pero apasionante responder a estas cuestiones,
me parece que Rubn Pesci haciendo aletear sus Vientos
Verdes nos invita con gentileza latina a hacerlo.
(1) Borges, J. L. Nove Saggi Danteschi, ADELPHI,
Milano 2001; pp.120.
(2) Los, S., Una gramatica tipologica per larchitettura
sostenible, in Larchitettura naturale 2/1998, p. 28.
(3) Hirsch, F., I Limiti Sociali Allo Sviluppo, Bompiani,
Milano 1981; pp 37-62.
(4) Axelroad, R., The complexity of cooperation, AgentBased Models of Competition and Collaboration,
Princeton University Press, Princeton NJ 1997.

Pg. 19

Pg. 20

Segunda parte

Pg. 21

Pg. 22

Vamos Chamar o Vento


Vamos Chamar o Vento
Vento que d na vela
Vela que leva o barco
Barco que leva gente
Gente que leva o peixe ...

Dorival Caymmi
Cancin O Vento

Pg. 23

Pg. 24

01
1 de agosto de 2004

Sustentabilidad y territorio

La forma ms cnica
de la exclusin
El territorio es un vehculo extraordinario de inclusin social y ecolgica, y tambin puede llegar a
ser ( y ya lo est siendo) el escenario activo, el medio para procrear la exclusin ms terrible

Pg. 25

Y los vientos siguen soplando...


Una grave falacia de la prdica ambientalista clsica
es la ignorancia de la depredacin del suelo.
Luchas, reclamos y hasta logros se han producido por
el accionar de ecologistas, ONGs y organizaciones internacionales de cooperacin, y en ellos la agotabilidad
de los recursos no renovables ha sido siempre la bandera ms desplegada.
Luego sobrevino la etapa de rescate de la
biodiversidad, y desde Ro 92 se cuenta con fondos mundiales y programas vigorosos para actuar en dicha causa. Agua, aire, fauna, flora y gea estn en la prdica de
salvaguarda de miles de manuales de educacin ambiental y miles de leyes locales, nacionales e internacionales. Y su forma ecosistmica ms avanzada, la diversidad
biolgica (como interpretacin para una tutela integrada)
est en boca de casi todos.
Pero existe un gran ausente a este banquete: el suelo como
territorio, como soporte antrpico, como paisaje que nos cobija. Justamente el recurso ms agotable, menos renovable. Y
por ello sus formas de contaminacin son ms complejas.

El suelo como soporte de instalaciones humanas, ciudades, suburbios, fraccionamiento rural, produccin
agropecuaria, forestal. El suelo como asentamientos humanos; en definitiva, como hbitat.

La cuestin de fondo la causa es que el uso humano


del suelo lo convierte en sujeto econmico de alto valor.

Pg. 26

En general, vale siempre menos un metro de suelo que


lo que se coloca encima, pero si ello est adherido una
casa, una ciudad ese suelo tiene un valor agregado inmenso, a veces casi ilimitado.
Desde Roma y la invencin del derecho de propiedad
ntimamente ligado a la posesin del suelo el territorio dej de ser un soporte libre para recursos libres, como
el agua y el aire, la fauna o la flora, y pas a ser el dominio (la domus, del domine) de su propietario.
Adquirente o heredero. Confiscado, robado o retenido
como especulacin.
Sin embargo, este problema original no siempre gener impactos negativos. Bast proceder con prudencia, con
gobiernos que se encargaron de regular el derecho privado
en relacin al derecho pblico, y santo remedio.
Muchos hbitat del mundo en rigor, la mayora fueron
durante milenios el resultado de un sano equilibrio entre los
derechos de cada ciudadano (democracia) y la regulacin con
los intereses pblicos (res-pblica, o repblica).
Esa prudencia, de todos modos, no evit la exclusin territorial, con formas quizs no demasiado evidentes, pero
prepotentes y de dominacin. Los derechos sobre la tierra,
sobre el territorio, fueron desde siempre la ddiva preferida
de los dueos de todo (reyes, tiranos) sobre sus sbditos ms
obsecuentes, leales o tiles...
Y en la medida que unos poseyeron ms y mejor,
otros comenzaron a quedar perifricos... la periferia...
el suburbio... las reas malas, inundables o deslizables...

Pg. 27

Pero la diferencia est en la escala


Mientras ello aconteci, poco le hicieron al territorio
unos reducidos burgos alrededor de los castillos o monasterios feudales. Pocas ciudades fueron muy grandes
y hacinadas. Y cuando sobrevino la industrializacin en
Inglaterra y apareci el proletariado agolpando las ciudades, rpidamente el sistema poltico comenz a reaccionar para incluir a los excluidos.
Nuestro siglo XX, y despus de los 50 en especial extendi ese fenmeno a contextos subdesarrollados econmicamente y, sobre todo, polticamente. Y all se consagr la exclusin social en las periferias urbanas de Amrica Latina,
frica, Asia y la mayora de las ciudades del mundo.

La catstrofe sobrevino
Vendedores de territorio la mayora ni siquiera entendiendo el dao pudieron ms que tantos planificadores
urbanos y regionales bien ilustrados (1) que hicieron y pregonaron planes reguladores de uso del suelo bien intencionados pero ineficaces.
Por qu? Porque no provean instrumentos econmicos
de premio o castigo a los especuladores; porque no comprendieron la naturaleza poltica superior de la cuestin
(alentar, poner en discusin la propia propiedad de la tierra,
sus lmites, su monopolizacin privada, su retencin en espera de mayor valor); porque no actuaron participativamente,
y no contaron entonces con la alianza de muchos grupos
sociales en especial los excluidos de la propiedad que
hubieran defendido aquellas buenas ideas.

Pg. 28

El territorio se est fracturando, mancillando, contaminando, hasta lmites vergonzosos.


Los centros urbanos ven derrumbada su historia, en
aras de la explotacin mxima de la rentabilidad del
uso del suelo (2). O se consigue protegerlos, sin propiciar o alentar su renovacin, y entonces se invaden, se
tugurizan, como tantos Centros Histricos.
Los entornos urbanos, antes huertas y quintas, o zonas
naturales preciadas, se invaden por quienes no pueden pagar el suelo formal: el propio Estado, en planes de vivienda
social; los promotores de loteos sin servicios, ilegales; los simplemente invasores... Enormes periferias infraservidas, destructoras de paisaje y produccin rural, se erigen en pocos
aos, y conforman la forma territorial de exclusin quizs ms
injusta e irreversible: la pagamos todos, la sufrimos todos,
genera inseguridad, marginalidad, bronca.
El campo expulsa mano de obra, frente a la tecnificacin
creciente del agro, migrantes que agigantan la exclusin urbana. Pero el propio campo se abandona y destruye su paisaje: sectores de parcelas pequeas y accidentadas ya no se
producen, por su pequea escala slo apta para mano de
obra tradicional; y sectores de grandes extensiones se dedican al monocultivo extractivo (como la soja o las plantaciones
de eucaliptus) destruyendo su riqueza biolgica y paisajstica.
Su propia cultura campesina. Su identidad.

Quin se ocupa del territorio?


La insustentabilidad en el manejo del territorio perturba las cuencas hidrogrficas contaminacin, sedimentos, mortandad de peces, prdida del agua para uso

Pg. 29

humano, la economa de los centros poblados, la capacidad de empleo (generando emigracin rural) y disminucin
de biodiversidad. Todo ello deteriora la cultura e identidad
local, su patrimonio y, en consecuencia, atenta contra otras
oportunidades econmicas y sociales, como el turismo.
El territorio puede ser un vehculo extraordinario de inclusin social y ecolgica, tambin puede llegar a ser (y
ya lo est siendo) el escenario activo, el medio para procrear la exclusin ms terrible.
Pero, Quin se ocupa de evitarlo? No hay polticas ni
planes En Brasil se crearon instrumentos como el Estatuto de la Ciudad que definen por Ley Federal la funcin
social de la propiedad y sobre esa base incluyen instrumentos como operaciones concertadas, reas especiales
de inters social, reas de urbanizacin compulsiva, impuesto progresivo a la tierra urbana, transferencia de ndices constructivos, y otros, que estn all para negociar
el lmite entre el derecho privado (cuando puede ser socialmente ilegaderecho general.
Adems, impone la regularizacin de las tierras invadidas, obligando a desalojar las que estn en zonas de riesgo,
mediaoperaciones programadas y consensuadas.
Pero la cuestin va mucho ms all: cmo se proyectan esas soluciones, cmo se disean?
Cmo nos ense Ian Mc Harg, diseando con la naturaleza (3), con la sabidura de un Leonardo Da Vinci en el
manejo eficiente y bello del territorio, o con la mano dura,
enyesada, de ingenieras sectoriales que solucionan fragmentos generando externalidades negativas sobre otros?
Una carretera sin contexto, una represa sin cuenca,

Pg. 30

un bosque sin biodiversidad, un plan urbano de uso del


suelo sin esttica....

Cada metro cuadrado


Una nueva ciencia/arte debe nacer. Est naciendo.
Ante la escasez, siempre la humanidad supo ser creativa.
El suelo/territorio es cada vez ms escaso y all donde
esto sucedi hace siglos (Europa, Japn) se necesit armonizar para hacer sustentable la vida apiada, concentrada en altas densidades.

Hoy las armonas a lograr son:

- de gran escala,
- urbanas y territoriales, incluyendo la tutela del medio rural,
- con gran cuidado del paisaje como patrimonio natural y cultural,
- con gran cuidado de los centros urbanos histricos,
- con gran cuidado de los crecimientos periurbanos, para evitar
que sean slo un mosaico de ghettos de lujo y ghettos de
marginalidad (dos formas paradjicas de exclusin).

Para ello faltan polticas claras de:

- planificacin territorial nacional, rural y urbana en forma integrada,


- planificacin articulada de biodiversidad, productividad y manejo sustentable del patrimonio.

Tambin para eso falta ensear la integridad, el suelo


como res-pblica, la destreza en el paisaje y en su manejo; y querer hacer (muchos saben qu hacer, pero dicen
que no se puede; que es igual a no me animo).
Faltan vientos verdes que soplen broncas, iracundias
para el cambio, junto a ideas de transformacin y destrezas para hacerlo.

Pg. 31

(1) Ver crtica a la ilustracin en: Pesci, Rubn Del Titanic al Velero, Editorial
Fundacin CEPA, 2000.
(2) En algunos casos, como La Plata recientemente, con el gremio de arquitectos aliado,
justificndose como aumento de fuente de trabajo.
(3) Mc Harg, Ian, Design with nature, John Wiley and Son, New York, 1969.

Pg. 32

02
28 de agosto de 2004

Sustentabilidad y patrimonio

Una nueva dimensin


de la conservacin
La cuestin patrimonial interesa menos a la especulacin
financiera, porque se encuentra ms cerca
del empoderamiento de las poblaciones locales

Pg. 33

Siguen los fuertes vientos, con sonido a ramas y


olor a hojas verdes. Cada vez presiento que van a ser
ms fuertes y frecuentes, y debemos esperarlos con temor (con riesgo de huracanes) pero tambin con la ilusin de que limpien...
Vendrn vientos de cambio econmico y de cambios en la organizacin del territorio. Por qu ser
que hoy sentimos tan fuertemente los vientos que cuestionan la importancia y el enfoque del patrimonio y su
conservacin? Por qu ser que me impulsan a escribir sobre esto, en este momento, frente a cuestiones
quizs ms bsicas?
Encuentro una fuerte razn en el proceso que estamos
realizando en este momento en La Plata como Patrimonio
Cultural de la Humanidad (1). Pero tambin en la experiencia que estamos impulsando en relacin al Programa
Camino del Gaucho (2).
La nocin de patrimonio es relativamente reciente. Antes, se hablaba de monumentos, y desde el Renacimiento
italiano y su inters en el mundo clsico, existi una devocin por recuperar, conservar, pero tambin copiar (con innovaciones sutiles) los monumentos del pasado. Recin en
el siglo XIX, Viollet le Duc comprendi que tambin el perodo Medieval haba producido monumentos y tejidos urbanos del mayor valor artstico y testimonial.
Fueron dos grandes ventarrones, que aceleraron la hoy
tan extendida importancia de conservar el patrimonio, pero
precisamos varios siglos para que eso aconteciera.
Despus de la Segunda Guerra Mundial el tema se

Pg. 34

comenz a institucionalizar internacionalmente, quizs


como reaccin a dos procesos prepotentes:

- La demolicin que las guerras haban provocado, en


especial en las ciudades europeas, y donde era necesario actuar de una manera contundente y rpida para evitar la destruccin total.
- Y que, en esas renovaciones necesarias, el Racionalismo
Internacional, en arquitectura y urbanismo, amante de
demoler lo viejo por una sustitucin muchas veces banal,
se comiera lo que quedara del pasado.
La UNESCO asumi buena parte de esos huracanes
de limpieza de ideas discutibles, y comenz a intervenir
en casos rutilantes, como el traslado de los monumentos egipcios que iban a quedar sepultados por las aguas
de la Represa de Assuan (en s misma un atentado al
patrimonio no slo cultural, sino tambin natural y productivo del Valle del Nilo).
En plena efervescencia se crean el Centro del Patrimonio
Mundial y la Convencin Mundial del Patrimonio y se comienzan a detectar y declarar Sitios del Patrimonio Mundial. Se crea ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios), organismo no gubernamental que acta desde
entonces como evaluador al servicio de UNESCO y de la
Convencin Mundial del Patrimonio.
Desde una cierta perspectiva, se trata del esfuerzo
ms exitoso de custodia cultural, en especial de tipo tangible, y los casi 700 casos que hoy han sido declarados
como patrimonio de la humanidad lo atestiguan. Pero
faltaban varios vientos de esclarecimiento, de sabidu-

Pg. 35

ra, mediante la ampliacin de criterios, para que el proceso se volviera francamente abarcativo y sustentable.
Uno de los aportes principales fue la imbricacin de
lo natural y lo cultural en la valoracin del patrimonio, y
esto ya se ha afirmado. Con esa afirmacin se superaron
dos obstculos epistemolgicos graves:
- La valoracin de monumentos construidos singulares,
no considerados en relacin a su entorno.
- La valoracin de sitios naturales puros como si esto fuera
posible , a conservar in vitro, sin comprender que la naturaleza no tiene fronteras y su articulacin con la condicin
humana tampoco.
Pero otras cuestiones tuvieron que esperar los ltimos vientos favorables, para tomar un protagonismo cierto: el patrimonio intangible, y una cuasi variante de lo
mismo, que se denomina paisajes culturales.
Claro!... tena que llegar la hora en que el tango
por ejemplo pudiera ser tan patrimonio como un buen
edificio (por no decir que podra valer a mil edificios). Me
toc trabajar en un programa de la Unin Europea sobre
la revaloracin y salvaguarda de las Huertas de Valencia, y resultaba claro para expertos y no expertos que la
famosa paella, se origin y perdura gracias a esa humilde huerta valenciana, capaz de proveer todo lo necesario para un estilo culinario prodigioso.
Y tambin tena que llegar el tiempo en que la Quebrada de Humahuaca fuera reconocida como paisaje
cultural, pues su gran valor es la articulacin de patrimonio tangible, intangible, construido, natural, cultural,
arqueolgico, reciente, y de esa manera protegemos con

Pg. 36

un estilo de desarrollo ms sustentable enormes realidades territoriales y sus poblaciones.


Como ya est sucediendo con la iniciativa del Camino del Inca, y como tambin est empezando a suceder
con nuestro Camino del Gaucho.
Tambin he escuchado de referentes de alta
expertise que se reconsideraran las Misiones
Jesuticas, donde hay sitios de patrimonio mundial en
Argentina, en Paraguay y en Brasil, como una gran regin patrimonial articulada y donde tambin la naturaleza tan sabiamente enhebrada en la cultura guaran
sera protagonista.
Adems, se est asistiendo a un viento fuertsimo: la
consideracin del patrimonio moderno o patrimonio reciente, como un bien incalculable de la humanidad, hasta ahora
casi ausente de las Listas de Patrimonio Mundial.
La creacin del Centro del Patrimonio Moderno, y en l
la consideracin del patrimonio industrial, de las ciudades
creadas en el ltimo siglo y medio, la arquitectura del mismo perodo, han comenzado a cobrar un protagonismo
inexistente hasta ahora (all donde La Plata puede ocupar
un lugar de privilegio).
Esto va de la mano con haber advertido que sin valorar el patrimonio moderno, las repblicas creadas liberndose del yugo colonial no estaban prcticamente representadas en el patrimonio mundial, o lo estaban por
las creaciones coloniales, casualmente tambin provenientes de Europa....

Pg. 37

Se abre as una ocasin de representatividad regional o


geogrfica mucho ms justa, temticamente tambin ms
representativa. Y con todo ello la sustentabilidad de la nocin de patrimonio y su vigencia de cara al futuro.
Por ltimo, no casualmente, esto est relacionado con
el empoderamiento del conjunto de la sociedad de la importancia del patrimonio. Y desde all, quizs la mejor herramienta para la verdadera tutela del patrimonio. Se comparte el cenculo de los ilustrados en la materia, con la participacin de los menos ilustrados, la mayora, pero sin los
cuales no hay esfuerzo econmico ni institucional que pueda salvar al mundo como un verdadero patrimonio.
Este viento es bien verde, no slo porque tiene muchos
atributos ambientales (donde patrimonio es casi igual a ambiente), sino porque adems es realmente esperanzador.
Por qu ser que la cuestin patrimonial es un viento
positivo, en el cual podemos solazarnos haciendo esta pequea nota, mientras que en tantos otros temas tenemos
que apelar a la denuncia, pues los vientos arrastran ms
suciedad que limpieza?
Quizs porque la cuestin patrimonial interesa menos
a la especulacin financiera, porque se encuentra ms
cerca del empoderamiento de las poblaciones locales,
o porque a veces la ilustracin cumple sus fines, y los
paladines del patrimonio mundial estn avanzando al
ritmo de las necesidades.
(1) Ver Revista Ambiente 84, octubre 2000.
(2) Ver www.caminodelgaucho.com.ar

Pg. 38

03
4 de octubre de 2004

Sustentabilidad y desarrollo urbano

Ciudad concentrada
o ciudad dispersa?
Vivir prximos es mucho ms compatible con la
sustentabilidad ambiental que vivir separados.

Pg. 39

A veces vienen huracanes...


Estoy seducido por la idea de los vientos. Sobre todo
de vientos verdes que limpien, refresquen, y que para
ello tengan en cuenta la sustentabilidad de la vida en
este planeta.
Pero las noticias de ms reciente actualidad, nos hablan de huracanes como el Frances y el Ivn, que estn
an azotando las islas y costas del Caribe nororiental. Los
huracanes destruyen ms que limpiar, y traen calores
sofocantes antes de diluirse.
La actual tendencia mundial a la dispersin de la ciudad en
suburbios enormes, parece un huracn ms que un viento. A tal
punto es una tendencia arrasadora, que la verdadera ciudad
contempornea, como lo anticipara Maurice Cerasi hace ya casi
30 aos, es la periferia.
Precisamente en la azotada Florida, tan propensa a
recibir huracanes, la ciudad se ha reducido (en trminos
de conformacin reconocible por su densidad y su altura),
a una pequea rea central de rascacielos, casi siempre
especializada en servicios, y el resto es una inmensa periferia de casas con jardn.
La imagen area de esta nueva tipologa de ciudades suele
ser muy explotada en las series televisivas y en los filmes norteamericanos, como el emblema de un nuevo mito de sociedad:
en el centro, espejeante de rascacielos tan repetitivos como
descontextualizados, los jerarcas de los negocios; en la periferia, la vida apacible de esos mismos jerarcas, y en distintos
anillos de ecologa urbana, la idlica clase media norteamericana, y la mucho menos beneficiada clase baja de negros e
inmigrantes latinos.

Pg. 40

Ciudad y Territorio
Sin embargo, si uno sube con el avin y vuela a 10.000
metros de altura a lo largo de todo ese Estado norteamericano, esa periferia se extiende hasta encontrarse
con otra periferia, y luego con otra, y otra, donde la norma es la periferia y la mnima excepcin son aquellos
centros espejeantes. Para lograr esa periferia
globalizada, el territorio se tortur de transformaciones,
muchas veces deteriorantes.
Se comi bosques, rellen humedales, borr identidades, neg la diversidad. El territorio es un suburbio, una
ciudad in-urbana, como las califiqu hace 20 aos (1) y la
esencia del paisaje (que es la alternancia de llenos y vacos, de naturaleza y cultura; en otras palabras, de diversidad y respeto por las grandes eco-formas), se sustituy
por una ocupacin indiscriminada que, como un huracn,
no deja nada sano en su lugar.

Suburbio y sociedad dislocada


Una cuestin muy grave es que al despreciar la sociedad
asociada, es decir, la forma clsica de convivencia urbana,
concentrada, multiuso, multicultural, se corre el riesgo de una
sociedad desasociada, es decir de una suma de
individualismos, que compiten entre s y se desconfan entre
s. Algo que el film American Beauty muestra con
hiperrealismo, y que espanta por la instalacin de la violencia
como consecuencia de la prdida de los conflictos urbanos.
Es decir, se huye de la ciudad histrica para evitar el contacto
imprevisto con los otros, y se adopta una trama de aislados,
que cuando se encuentran no saben convivir.

Pg. 41

Un uso insustentable del territorio


El fenmeno quizs ms indiscutible de esta forma
in-urbana de ciudad, es que depende de largos desplazamientos, forma derivada de la utilizacin abusiva de
autos particulares.
Con esas bajsimas densidades, no hay otra forma de
llegar a todos los puntos que con inmensas redes de carreteras y calles vecinales slo conectables en auto. Y en varios
autos por familias, casi uno por cada habitante, debido a la
multiplicidad de puntos de servicios y equipamiento que
cada uno de los miembros de esa familia debe alcanzar, en
distintos horarios y para distintas funciones.
Esa sociedad es insustentable energticamente, y slo
puede durar (y no por mucho tiempo ms) cuando un pas,
prepotentemente, se aduea de los recursos energticos
del mundo. Para el resto de los pases, o para la mayora
de ellos, ese modelo de ciudad es carsimo e insustentable
desde sus propios principios.

Vientos Verdes de ciudad concentrada


Hace algo ms de un mes, en un conocido matutino
de nivel nacional, se public una entrevista a reconocidos profesionales del urbanismo argentino, quienes
vaticinan que ya son muchos los que han comprendido
la necesidad de volver a la ciudad histrica. Y esto en
una metrpolis como el Gran Buenos Aires, marca una
nueva e interesante tendencia.
Han descubierto que desplazarse 20, 40 60 kilmetros
para llegar a su idlica urbanizacin jardn (que en realidad
se llaman barrios cerrados) les consume horas diarias y

Pg. 42

altos presupuestos de movimientos, lo cual empeora su calidad de vida y la de su familia. Pero tambin han descubierto que entre la ciudad a donde tienen que ir a trabajar, a
encontrar cultura o amigos, servicios o auxilios y su esplndida casa en grandes lotes, hay muchos barrios de excluidos, carreteras no muy custodiadas y, en fin, amplios
mrgenes de riesgos e inseguridad.
Es que la ciudad concentrada es sinnimo de derrota de la ciudad histrica? En todo caso lo ser la mala
ciudad concentrada, all donde la contaminacin, los ruidos, el stress, consiguieron dominar las ventajas de la
vida asociada y diversificada.
Casos como el de Barcelona demuestran que una ciudad puede ser muy densa y concentrada (1.000 habitantes
por hectrea, como los sitios ms centrales de las grandes
ciudades argentinas) y vivir en sus reas centrales con altsima calidad de vida. La clave est en excelentes medios de transporte pblico, incluso subterrneos, que hacen que muchos ciudadanos opten por dejar el auto en sus
garajes, para el disfrute del turismo o miniturismo de fin
de semana. Tambin en una poltica de grandes reas verdes, a las que se llega caminando, o en medios de transporte pblico. No menos importante, es una buena conducta urbana en cuanto a ruidos, por parte de todos los
ciudadanos y de todo tipo de actividades.
Las ms recientes conquistas de la ecologa urbana
(como es el caso de la Direccin de Medio Ambiente de
Barcelona, que dirige Salvador Rueda), demuestran que
vivir prximos es mucho ms compatible con la
sustentabilidad ambiental que vivir separados.

Pg. 43

En un breve resumen, los criterios que avalan esa aseveracin, comparando los modelos de ciudad compacta y ciudad difusa desde la unidad sistema-entorno son :

consumo de
materiales

para la produccin y
el mantenimiento del
modelo urbano

>

consumo de
energa

en relacin al modelo de
movilidad

>

consumo de
energa

en relacin a las tipologas edificatorias

>

consumo de
energa
consumo de
agua

en relacin a los
servicios
en relacin a las tipologas edificatorias

>

PRESIN SOBRE LOS SISTEMAS DE SOPORTE


POR IMPACTO
consumodesueloyprdida de suelo llano y frtil

Pg. 44

>

>

CAUSA

MODELO DE CIUDAD COMPACTA


NIVEL

PRESIN SOBRE LOS SISTEMAS DE


SOPORTE POR EXPLOTACIN

NIVEL

MODELO DE CIUDAD DIFUSA

la dispersin de la edifica<
cin y las infraestructuras.
La superficie edificada / habitantes es mayor.Tipologia
edificatoria con mayor
mantenimiento.
el modelo de movilidad des- <
cansa en el vehiculo privado

CAUSA
la proximidad entre usos y funciones supone un menor consumo de
materiales.La superficie edificada/ habitantes es menor. Tipologa
edificatoria con mayor mantenimiento.
la mayoria de viajes se pueden
realizar a pie, bicicleta o en
transporte pblico
las demandas energticas en
bloques de apartamentos

se consume ms energa en
las tipologas edificatorias
unifamiliares
dispersin de las redes

<
<

por proximidad de las redes

consumo en jardn,
piscinas, etc

<

en edificacin plurifamiliar
es menor

<

consumo restringido, supeditado


al crecimiento de la poblacin

explosin urbana del modelo sin


crecimiento demgrafico

prdida de
biodiversidad

> insularizacin de los sistemas <

perdida de la capacidad de infiltracin del


agua. Aumento de la
velocidad del agua de
lluvia cada hasta llegar al mar

>

impermeabilizacindelasreas
de infiltracin y otras y canalizacin de cauces.

<

emisin de gases de
efecto invernadero

>

por el modelo de movilidad y el


modelo energtico

<

es menor por un menor consumo de enrga y una mayor accesibilidad

emisin de contaminacin atmosfrica

>

por el modelo de movilidad y el


modelo energtico

<

es menor por un menor consumo de energa y una mayor accesibilidad

agrcolas y naturales por expansin de las redes de movilidad

conservacin de los sistemas agrcolas y naturales. Conservacin del mosaico agrcola, forestal, pastos y setos,
tpicos de Europa templada
conservacin de las reas de infiltracin y las mrgenes del cauce.

MODELO DE CIUDAD DIFUSA


CAUSA

Complejidad

<

las partes del sistema urbano se simplifican. Se separan los usos y las funciones
en el espacio. En cada espacio solo contactan los portadores de informacin de
caractersticas similares:
los obreros con los obreros
en los poligonos industriales, los estudiantes con los
estudiantes en el campus
universitario.

compacidad y proximidad
entre los portadores de informacin

<

la dispersin de usos y funciones en el territorio proporcionan tejidos urbanos laxos.

> la concentracin edificatoria da

cohesin social

<

segregaalapoblacinenel espacio segn etnia, religin

>

la mezcla de personas y familias


con caractersticas econmicas,
etniassupone una mayor estabilidad social porque aumenta en nmeros los circutos reguladores recurrentes

contaminacin atmosfrica

<

la separacin de usos permite


obtener niveles de inmisin menores

>

el uso ms intenso del tejido urbano proporciona niveles de inmisin mayores.

calidad
urbana

ruido

<

es menor en ciertos tejidos urbanos y sensiblemente igual o


mayor en otros

>

la concentracin de vehiculos provoca un aumento de las emisiones ruidosas. La reduccin del n


de vehculos circulando puede
suponer una disminucin del ruido urbano

calidad
urbana

espacio pblico

<

se reduce y se sustituye por espacios privados en grandes contenedores urbanos, deportivos,


de compra, de transporte, etc.

>

la calle y la plaza constituyen los


espacios de contacto y de convivencia por excelencia, que
pueden combinarse con el uso
de espacios en grandes contenedores

emisin de contaminacin atmosfrica

<

por el modelo de movilidad y el


modelo energtico

>

es menor por un menor consumo de enrga y una mayor accesibilidad

calidad
urbana

NIVEL

MODELO DE CIUDAD COMPACTA

NIVEL

PRESIN SOBRE LOS SISTEMAS DE SOPORTE


POR EXPLOTACIN

CAUSA

>

se consigue mayor diversidad de


portadores de informacin en todas las partes del sistema urbano

lugar a tejidos densos y de usos


y funciones prximos entre s.

Pg. 45

Pero buena parte de esta calidad ambiental es la pro-

pia sustentabilidad de la vida asociada.


Conozco bien la vida de mis amigos barceloneses, desde un rico empresario, a un profesional clase media, a un
estudiante siempre escaso de dinero, a un empleado u
obrero de clase media baja, y todos ellos pueden encontrar a pocos metros de su lugar de residencia si viven en
la zona histrica, en el Ensanche de Cerd o en los antiguos barrios adyacentes, ese bar, ese caf, ese cine, ese
paseo, esa zona comercial, ese encuentro casual e inesperado, que marca un alto estndar de calidad de vida,
entre las buenas ciudades del mundo (2).

Concentrar o dispersar: una oposicin?


En cierta manera s. Desde el ahorro energtico a la intensidad de las interrelaciones sociales, as como para la
salvaguarda de un verdadero medio rural y natural, concentrar es la solucin aconsejada.
Pero como siempre, existen excepciones. Giancarlo De
Carlo prob con xito (incluso comercial), el reciclaje de los
abandonados pueblos de las colinas en Italia, donde con
fuerte equipamiento telemtico, pueden vivir intelectuales
y bohemios. Una lnea muy interesante es el vivir en chacras, donde se combina la produccin con la residencia, salvaguardando buena parte de las condiciones rurales (modelo rur-urbano que invent Frank Lloyd Wright con
Broadacre City, en 1924).
Puede haber ciudad no concentrada, puede haber
urbanidad rural. Casi toda la Toscana, en Italia, se desarroll y se conserva as. Pero astutamente, la ciudad es

Pg. 46

ciudad, y fuera de ella se conserva un patrn de produccin y de vida rural, an en densidades mayores, y con
acceso fcil a los servicios de la urbanidad.
Un reciente estudio de la Escuela Superior Tcnica
de Arquitectura del Valls, en Barcelona, demostr que
el mayor impacto negativo de la construccin de esa nueva escuela en su afectacin a la capa de ozono, no fue el
tipo de materiales usados en la construccin, ni el mantenimiento del edificio, sino la contaminacin derivada
del acceso dominante en vehculos individuales que esta
Escuela, localizada en medio del verde, lejos del centro
de Barcelona, le exige a sus usuarios.

Los miembros de la ETSAV que llegan en COCHE ocasionan el 90%


DE LA EMISIONES que producen la totalidad de los dezplazamientos
El uso del automovil ocasiona la emisin anual de 642 toneladas de CO2,
superando la suma de las 150 toneladas de repercusin de la construccin del
edificio y las 370 toneladas anuales debidas a consumos en su uso.

Transporte

coche
tren
bus

% de
personas

kilometraje
anual

energa
consumida

% de
personas

emisiones
CO2

44.9%

3.124.980 Km

8.565.800 MJ

89.8%

642.432,0 Kg

37.4%

2.610.894 Km

585.036 MJ

9.6%

68.536,0 Kg

2.8%

140.553 Km

54.808 MJ

0.6%

4.110,6 Kg

Es que negamos el uso de la energa? Bien por el


contrario, en particular si es renovable, o si minimiza los
riesgos de contaminacin. Pero para ello es necesario planificar bien dnde usar la energa, cmo y qu tipo utilizar
(lo cual abre infinidad de campos de negocios, como es el

Pg. 47

caso del gas natural, de la energa solar, de la energa elica,


de la energa hidrulica, o de la misma reduccin de gases txicos emanados por el uso de gasolina).
La historia de la civilizacin va de la mano del uso de la
energa. Uno de sus fines principales es trasladarse, y una
de sus consecuencias ms visibles es la actividad productiva y comercial que se genera. Aunque una cosa es apostar a una sociedad de Titanic, y otra a una sociedad de
veleros, como sostengo desde hace aos (3).
El asunto es movernos con energas que no creen
externalidades negativas sobre el ambiente, como la congestin de malas ciudades o la disposicin suburbana que
acaba con el entorno rural y natural. Pero all donde sea
posible caminar, para encontrarnos, para intercambiarnos,
para aumentar nuestra salud y bienestar, caminemos.

(1) La ciudad in-urbana. Rubn Pesci. Ed. Fundacin CEPA. 2000.


(2) Otra cosa es en las periferias alejadas. Ver Vientos Verdes 18.
(3) Del Titanic al velero. Rubn Pesci. Ed. Fundacin CEPA. 2000.

Pg. 48

04
23 de diciembre de 2004

Sustentabilidad y consumo

La vida lenta
Lentitud para vivir; ms horas para integrarnos,
solidarizarnos, leer, escribir, gozar.
Necesitamos otra sociedad, otro paradigma de desarrollo
para hacer ms sustentable la sociedad y la tierra

Pg. 49

A veces la velocidad viene bien, para limpiar con vientos huracanados la mugre de mil tipos de depredaciones. Pero la tempestad, luego de pasar, reinstala la calma, los vientos leves, la suavidad. Hace aos que nos
percatamos de la levedad como el principio esencial para
un mundo sustentable (1), lo opuesto de prepotencia: lo
que depreda, impone, arrasa.
Con prepotencia se aumenta la exclusin, se devora la
diversidad, se consumen los recursos no renovables, se pasa
por encima (o de largo, o de costado) todo lo que levemente, naturalmente, est all quizs desde siempre.
Claro que en la vida natural tambin hay prepotencia:
los huracanes!, las especies cazadoras Slo que conllevan procesos ecosistmicos, equilibrados, con otras
especies, otros climas, otras temporadas, y todo tiende a
la conservacin evolutiva, a los ciclos naturales.
En la condicin humana se puede perfeccionar (a travs de la educacin y la cultura) esa ciclicidad. Hace
muchos aos, divulgamos la idea el ideal de la sociedad
de flujos cclicos (2), precisamente porque nada posee la
capacidad de disear mecanismos de auto-rregulacin
como la sociedad. Ahora quiero hablarles de la lentitud
como un atributo de sustentabilidad.
BRA, EN ITALIA / Una ciudad lenta contra el stress (3)

Slow Food
Cuentan que un caracol y una tortuga tuvieron un
da la fatalidad de chocar. Cuando el caracol acudi malherido al hospital, el mdico le pregunt: Pero qu ha

Pg. 50

pasado?. Y puso cara de estupefaccin cuando uno de


los animales ms lentos del planeta le responda: No
s, sucedi todo tan rpido.
Es uno de los chistes con los que se burlan de la prisa los
habitantes de Bra. Que el reloj de su torre est permanentemente retrasado 30 minutos no obedece a un fallo de la maquinaria
ni es obra de un despistado relojero. Aqu el tiempo no importa.
En esta pequea localidad italiana de 28.000 habitantes a medio
camino entre la industrial Turn y la ruidosa Gnova, se camina
lento, se mastica lento y se conduce lento. No se extrae, estamos en la cuna de un nuevo movimiento, la slow life (vida lenta),
surgido para luchar contra el estrs y la aceleracin a los que ha
sucumbido la sociedad actual.
Bra se ha autodeclarado, por decreto ciudad lenta y es, adems,
sede de un movimiento internacional, el Slow Food (comida lenta),
cuyo propsito es proteger los productos locales de la extincin a la
que los estn sometiendo las grandes cadenas de comida rpida.
Ahora, en Bra, almuerzos y cenas son parsimonioso ritual
donde se degustan quesos fabricados artesanal-mente y curados en cuevas, pan recin salido del horno y frutas y verduras
orgnicas. Por orden de las autoridades todas las tiendas cierran jueves y domingos; los vehculos tienen prohibido circular
en la zona cntrica de la ciudad porque son precursores del
estrs; todo aquel que renueve su vivienda usando madera de
estuco obtendr una hipoteca a mitad de precio y para las pequeas tiendas familiares que vendan chocolates artesanales
o quesos especiales todo son facilidades.
Un caracol, smbolo internacional del Slow Food, preside
todos los restaurantes de la ciudad.

Pg. 51

El artfice de Bra, hoy presidente del Slow Food, se llama


Carlo Petrini. En 1986 este periodista especializado en gastronoma se enfureci cuando vio los neones y los arcos dorados de
Mc Donalds instalados en la mismsima plaza de Espaa, en
Roma. Y no par hasta conseguir que el restaurante norteamericano cerrara sus puertas.
De aquella gesta naci un grupo de amigos dispuestos a
combatir los demonios de la comida rpida con garbanzos,
vino y tranquilidad al comer y cocinar. Despus, la filosofa
dej de ser slo una actitud ante la mesa y se convirti en un
modo de vida que se plasm en las ciudades lentas. Hoy en
Italia hay 35 y el movimiento, que ha hecho mella en 34 pases, cuenta con 65.000 adeptos en todo el planeta.
Las pequeas tiendas se multiplican en Bra y sus ingresos
crecen al ritmo de un 15% al ao. La cifra de paro (5%) es la
mitad que la media del pas. Qu mejor ejemplo que lo lento
no est reido con lo rentable?

He aqu una buena nueva, un viento contagiosamente


sano, verde, divertido!

Lentitud para comer, en lugar de comidas rpidas, (incultura

alimentaria, prdida de la produccin gastronmica


artesanal, incremento de las industrias monoplicas de
hamburguesas, patatas fritas o hot-dogs,y aumento
de enfermedades gastrointestinales y obesidad).

Lentitud para circular, ms peatones, ms ciudades compactas

(en lugar de ciudades dispersas, forzado requerimiento


de automviles e impulso a la velocidad).

Pg. 52

Lentitud para vivir, ms horas para integrarnos, solidarizarnos,


leer, escribir, gozar, trabajar creativamente...
Necesitamos otra sociedad, otro paradigma de desarrollo. Para hacer ms sustentable la sociedad y la tierra es
preciso parar este mundo, loco, loco, loco (4), bajarse de
l, como de una calesita desenfrenada, y recomenzar.
La slow food es un buen principio, la slow city es
una meta, la slow life quizs es el secreto fundamental para frenar muchas prepotencias y dar puertas abiertas al auge de la levedad.

Pg. 53

(1) Pesci, Rubn. De la prepotencia a la levedad.


Editorial Fundacin CEPA-FLACAM, 2002
(2) Pesci, Rubn. Del Titanic al Velero. Editorial Fundacin CEPA, 2000.
(3) Publicado en Rebelin. Construyendo poder desde abajo. 18-11-2004
http://www.rebelion.org
(4) Alude a la pelcula Este loco, loco mundo de 1964.

Pg. 54

05
9 de noviembre de 2004

Sustentabilidad y vivienda social

Cmo hacer viviendas


sin destruir el medio ambiente
ni la sociedad?
En las sociedades ms pobres menos distributivas
como son las que ahora dominan en nuestro continente,
el Estado no alcanz a dar solucin a la masa
creciente de excluidos que no logran
autogestionar su vivienda

Pg. 55

Vientos de derrota?
A veces me parece que en este asunto de la vivienda
social ya estamos derrotados... o que allan vientos
fuertsimos de derrota.
En los pases ms ricos, o mejor, donde la riqueza
se distribuye ms, se inventaron soluciones dignas, acertadas o no.
Las ciudades-jardn inglesas de fines del siglo XIX, se
empearon en dar hbitat saludable y evitar los hacinados
suburbios industriales. Y ese modelo fue retomado en la
dcada del 40 al 50 en muchos pases latinoamericanos gobernados por polticas ms distributivas o populares.
El monoblock de la arquitectura del racionalismo internacional modelo de raz ms socialista colectiva intent desde
los 60 albergar a muchos, en mayor densidad y menor costo
por unidad. Se cambi el verde privado de la ciudad-jardn por
los espacios verdes pblicos de los conjuntos (Grands
ensembles). Pero la presencia del Estado se hizo ms necesaria: promoviendo, regulando e invirtiendo. No es una solucin
autogestionable por sus usuarios, requiere grandes operaciones intensivas, no es claro su proceso de mantenimiento.
Mientras la ciudad-jardn (barrio obrero) se fue reciclando en bonitos entornos de una clase social progresista, los grandes conjuntos de monobloques se deterioraron, fsica y socialmente, transformndose en ghettos
de excluidos o en refugio de alienacin e inseguridad.
Cuando se demoli el conjunto Pruit Igoe, en St. Louis,
USA, Robert Stern calific el hecho como la muerte de la
Arquitectura Moderna, sus tipos, sus utopas...

Pg. 56

En tanto, en las sociedades ms pobres menos


distributivas como son las que ahora dominan en nuestro continente, el Estado no alcanz a dar solucin a la
masa creciente de excluidos que no logran autogestionar
su vivienda. Y adems, durante ms de una dcada de
auge neoliberal, directamente se retir del compromiso
social: el mercado lo solucionara todo; los excluidos seran incluidos por la demanda laboral privada, y se podran edificar o comprar una casa.

Consecuencia: Explosin de villas miserias, favelas, barriadas en todas las grandes y medianas aglomeraciones
urbanas del continente. Y all donde el paternalismo populista sobrevivi, en lugar de tantas informalidades invasoras, se invadieron legalmente terrenos marginales,
alejados, sin servicios, y se hicieron casas como cajitas de
fsforos. Todas iguales, sin urbanismo, sin ciudad, sin ambiente o destruyndolo y consagrando la exclusin.

Sustentabilidad en la certidumbre
Sera el camino deseable. El Estado vuelve a asumir
la cuestin e invierte en vivienda social, para evitar
deseconomas en enfermedades, delincuencia, largos
desplazamientos, impactos ambientales, marginalidad y
otras yerbas malas. Pero para eso ya no puede encajar a
la gente en latas de aceite o cajas de fsforo, y sobre
todo, mal localizadas.Ya se sabe que eso tiene
externalidades negativas.
Debe hacer hbitat, ms que viviendas. Ocupando
vacos con dotacin de servicios dentro de la trama ya
urbanizada, mediante un banco de tierras propias, o me-

Pg. 57

diante impuestos progresivos a la tierra urbana vaca, como


el denominado IPTU, en Brasil, que provoca la movilizacin
de esas tierras, en lugar de su retencin especulativa. Desarrollando trama urbana integrada a la trama existente. Aplicando tipologas ms baratas inicialmente como el lote
con servicios, la vivienda ncleo, la cscara o contenedor, la
vivienda evolutiva para derivar ms recursos a mejores localizaciones, servicios urbanos y calidades ambientales.
Hay pases ejemplares en esta poltica, como Inglaterra, Holanda y Suecia. Y su avance incluye tambin cualidades estticas muy altas, que logran recrear la diversidad de espacios, materiales, colores que ahuyenta la
sensacin de colectivizacin sostenida, auxiliada, y
reintroduce la calidad de la ciudad tradicional.
Pases como Argentina deberan poder volver a hacerlo. Incluso articulando cooperativas como sucedi hace
pocas dcadas en Uruguay para facilitar la autogestin y
el autofinanciamiento. Podra reabrirse el crdito, preferencial para modalidades sociales organizadas, descentralizando los proyectos y los modos de construir. Trabajo
para pequeas o medianas empresas, para profesionales
con vocacin social, para un tejido capilar, difuso, de gran
impacto econmico-positivo.
Ingenio, ms que grandes inversiones. Como fue durante
casi un siglo el acceso al lote, y a la construccin paulatina de
la tpica casa chorizo, mediante el crdito hipotecario.
Habra certidumbre: se tutelara el dnde y por qu
hacer hbitat social y se dara mayor libertad en las concreciones y las soluciones. El Estado promueve, regula y
financia. No construye.

Pg. 58

Sustentabilidad en la incertidumbre
All donde perduran altas tasas de natalidad o de inmigracin interna, el crecimiento explosivo no puede ser abastecido de hbitat por un Estado a su vez empobrecido.
Muchos pases de Amrica Latina, o provincias pobres
de la misma Argentina, son impotentes para hacer hbitat
a este ritmo violento de crecimiento. Y entonces el modo de
construir de los excluidos, surgido de su propia lgica de
incertidumbre, de improvisacin, no tiene rival.
Sus patrones consagrados difieren de ambiente en
ambiente. En Brasil se invade tierra, primero se coloca
una casucha, luego se edifica algo, luego crece generalmente hacia arriba y se apian en lotes mnimos, con
mucha vida en las pequeas calles de vinculacin.
As describe el Socilogo Eber Marzulo este proceso (1).

1) primeiro, a construo de barracos


2) depois, o processo de densificao e aumento quantitativo
do nmero de construes e da prpria rea construda
3) algum tempo depois, com a dinmica de consolidao
se desenvolvendo, o investimento familiar, na forma mais
explcita e estendida de rede social, na transformao
dos barracos em casas de alvenaria, sempre
autoconstrudas
4) em seguida, comea a verticalizao ou a preparao
para tal, atravs da incorporao da laje e o descarte definitivo do telhado
En casi todos los dems pases se fraccionan pedazos ms grandes de tierra, se colocan casuchas, y poco a

Pg. 59

poco se consolidan y extienden ms en horizontal. La


calle no es tan importante. Se vive ms hacia adentro...
Hemos estudiado mucho esta autoconstruccin no asistida y suele ser un modo aterrador de sobrevivir, muchas veces sin futuro. Pero a veces interviene un loteador clandestino, parcela regularmente, abre calles normales, pone luz o
agua, y la cosa empieza a tener posibilidades. Claro, sin espacios abiertos, en zonas bajas, sin ttulo de propiedad.
En Brasil se intenta afrontar con valenta esta invasin calculada. Hace lo que el Estado no hace. Si se la
tutela, podra ser mejor. Y en Porto Alegre ya se autoriz
a convertir a estos urbanistas ilegales en urbanizadores sociales. Si su capacidad de convertir tierra vacante en tierra urbanizada sucediera all donde la localizacin sea sustentable, con servicios mnimos, y otorgando titularidad de la tierra, podra dar algn aporte ms
realista a la terrible cuestin.
De todos modos, y ms all del acceso a la tierra promovido siempre por el Estado, regulado y financiado o no por crditos del sector pblico (el urbanizador social financia por s)
est el asunto de la vivienda misma. Autoconstruccin, esfuerzo propio y ayuda mutua, cooperativas, crditos para compra de materiales, asistida por manuales, guas, apoyo solidario de profesionales u otras formas de autogestin, son
todas variantes posibles y de xito probado.

El viento de abajo hacia arriba


El Viento Verde, en este caso de la construccin
con alta incertidumbre, es la participacin social en
la produccin y gestin del hbitat. Que es como se

Pg. 60

hicieron los buenos barrios populares de la historia: en


la Antigedad, en la Edad Media, en el Renacimiento,
en las colonias americanas, en las ciudades progresistas de fines del Siglo XIX e inicios del Siglo XX.
En esta apretada sntesis, los patrones o patterns
de esta modalidad sustentable sera:

- Se planifica el territorio, para garantizar localizaciones


integradas que acaben con la exclusin territorial.
- Se promueven parcelamientos con servicios.
- Se gua la autoconstruccin.
- O se apoya con mdulos mnimos, para crecer por
autoconstruccin.
- Se capacita para autoconstruir.
- Se procura el empoderamiento social de su hbitat,
porque los destinatarios intervienen como autores...
Por qu no sucede ya?
Ignorancia?
Prepotencia?
Negociados la patria contratista?
Sabe, che?
Me parece que es ms ignorancia que otra cosa.

Pg. 61

(1) Eber Marzulo. A favela como lugar.


Revista Ambiente digital n 93 - Abril de 2004.

Pg. 62

06
12 de Julio de 2004

Sustentabilidad y economa

De la exclusin a la
inclusin econmica
Miremos hacia adentro, hacia la hereja a la que
tememos. Exploremos una entre otras alternativas
posibles. Y no digamos de entrada que no, descredos de la posibilidad de aplicar buenas polticas

Pg. 63

Rovesciare il canocchiale (Giancarlo de Carlo)


Debemos generar consumo y generar empleo. En realidad, se trata de lograr que todos consuman mejor, y
ello puede generar ms riqueza.
Pero si esa riqueza se concentra en pocas manos (y
se va del pas) no se reinvierte en creacin de ms empleo y entonces son menos los que consumen. Se restringe el volumen de la economa y el pas quiebra.
Miremos al revs. Demos vuelta el largavista, propona una vez Giancarlo de Carlo, y miremos hacia adentro, hacia la hereja a la que tememos. Exploremos una
entre otras alternativas posibles. Y no digamos de entrada que no, descredos de la posibilidad de aplicar buenas polticas, porque no hay un uso sano de la poltica.
Tengamos buenas ideas de polticas, con las que alimentar esperanzas y provoquemos cambios polticos para
que se experimenten!
Podemos promover, por ejemplo, la incubacin de proyectos, pequeos y medianos, que produzcan cinco, diez,
cincuenta empleos cada uno, fabricando quesos, chips
electrnicos, soft informticos, posadas de turismo rural, artesanas, editoriales o leche en polvo... de todo,
bajo el signo de la diversidad ecolgica, de gustos, de
estilos de vida, de niveles de consumidores, de capacidad del emprendedor.
Alentemos el consumo personalizado, cultivando el
mercado en nuestros pases hoy retrasados, y acercndonos al mercado europeo, asitico o norteamericano,
cada vez ms selectivo.

Pg. 64

Pero lo bonito es que cada proyecto incubado supone a su


vez la liberacin proyectual de su autor. No slo aprende a
producir, sino a ser. A volverse protagonista, creativo, con optimismo fundado. A recuperar su autoestima y su compromiso con el florecer futuro (la esperanza) de su proyecto.
Con financiamientos promocionales, montos promedio de
slo U$S 3.000, se pueden traer vientos verdes a una pequea empresa (dos/tres empleos), que multiplicados por unas
3 millones de iniciativas (de 6 a 9 millones de desocupados o
subocupados en la Argentina actual) requeriran una inversin total de unos 10 mil millones de dlares, apenas el inters anual de la deuda externa argentina.
Adems, ello empleara a decenas de miles de
capacitadores en qu producir, cmo, dnde, de qu manera comercializar, con qu formas promocionales y
asociativas. En fin, una movilizacin total de la creatividad, el aparato productivo y el mercado interno.
Mediante frmulas asociativas, varias pequeas empresas constituirn medianas empresas (consorcios, incubadoras, parques empresariales) y, por qu no, varias
medianas conformarn grandes. Como Conaprole o Manos del Uruguay. Y de all a la exportacin.
No es excusa que esta modalidad requiere sistemas diferentes de acceso al crdito, de garanta, de seleccin. Habr que instrumentarlas! (como en el caso del Grameen, el
Banco Social tan exitoso de Muhammed Yunus (1)).
Y las grandes compaas? Podra alguien sostener
seriamente que se veran afectadas? Por el contrario, se

Pg. 65

aseguraran un gran mercado de demanda de insumos, y


tambin del ingreso en el mercado de consumo de unos
10 a 20 millones de pobres/indigentes actuales: cada
nuevo empleado ms su ncleo familiar.
Se recreara la cultura del trabajo. Ms an, de la
iniciativa emprendedora. Cada empresa, un proyecto,
unos nuevos autores, protagonistas.

Regiones de Desarrollo
Hemos probado este modelo en decenas de proyectos o planes de desarrollo (2).. Una de sus condiciones ms ventajosas sera la organizacin y gestin microrregional. Por ejemplo, una microrregin
de 300.000 habitantes, podra crear unas 1.000
PyMes, disponiendo de un fondo de crditos de tan
slo U$S 3 millones), que adems puede crear un
fondo rotativo de diez aos. Con lo que amortizan
los primeros beneficiarios, se atiende a otros demandantes. Se crearan as 10.000 PyMes, generando 20
30 mil empleos directos, el 25% de la poblacin
econmicamente activa de esa microrregin, ms
que los desocupados existentes en los momentos de
mayor crisis en Argentina.
En cada microrregin es ms fcil planificar el desarrollo con la participacin de los actores sociales, y
llegar por consenso a la identificacin de objetivos, alcances, proyectos y modos de organizacin. Cada
microrregin se conoce bien a s misma, tiene identidad, corresponde a un clima, a un ambiente... puede
proteger mejor su sustentabilidad!

Pg. 66

La Sustentabilidad
Este modelo apunta al crecimiento, pero distribuido, a
escala humana. Por lo tanto produce inclusin y equidad.
Y tiende a manejar bien los ecosistemas, por la propia escala, la diversidad y la base productiva local.
Sustentabilidad es buen manejo, econmico, social y
ecolgico.
Slo requiere honestidad y buen entendimiento. Si los
montos referenciales citados sufren mermas por coimas, demoran en llegar a destino, o se echa mano de ellos para
tapar errores en otras reas, no se producir el cambio. Pero
tampoco si se centraliza esta poltica, y se la dictamina desde algunos iluminados, sin disearla para cada regin o
microrregin, y con sus propios autores locales.

Calvino y los polticos


Italo Calvino fue un hombre poltico, adems de un gran
escritor. En su libro Elecciones, imagina el ejercicio del poder poltico en relacin al compromiso de pagarlo con la propia vida tal la vocacin de servicio que debera primar!
Si se aspira a Concejal, dice Calvino que se debe donar un dedo en prenda de garanta. Si a Intendente, una
mano. Si a Gobernador, los dos brazos. Si a Presidente,
la vida, al trmino del mandato.
Calvino cree que ejercer la poltica, la toma de decisiones, exige sacrificio y desinters personal absoluto.
Ser que precisamos tamaa abnegacin para que
soplen vientos verdes?

Pg. 67

(1) Yunus, Muhammed Hacia un mundo sin pobreza, Editorial Andrs Bello, 1997.
(2) Se refiere a planes estratgicos de desarrollo local o microrregional realizados
por la Fundacin CEPA, como el de la microrregin de Salto Grande
en Entre Ros, Argentina, 2000/2001.

Pg. 68

07
3 de febrero de 2006

Sustentabilidad y empleo

La crueldad laboral
Habr que buscar nuevas formulas de
articulacin entre creatividad y seguridad laboral
que en realidad pueden ser reeinterpretaciones
de prcticas ancestrales...

Pg. 69

Cuando pareca que faltaban vientos para motivar estas breves reflexiones, me surgen nuevos vendavales.
Vi en un film, como de comedia americana, no exento
de simpata y humor, cuando sent un desprecio no desconocido, que ya me haba provocado antiguas nuseas frente a uno de los episodios del tema de la pelcula.
Un padre de familia de 50 aos recibe el mismo da
dos noticias que cambiarn el curso de su vida. Su esposa, espera un hijo, cuando es ya una mujer madura y esa
circunstancia lo llena de bros juveniles. Pero en el trabajo, siendo jefe de publicidad de una importante revista, es despedido para ser remplazado por un jovencito e
inexperto de 26 aos.
A ese despido le seguirn varios de antiguos colegas de
oficina, y siempre de manera despiadada, sin resguardos
sociales. Surge en todos ellos, y en especial en el protagonista, el terror de la inseguridad laboral, pues sin empleo
con ms de 50 aos se es, para ese tipo de sociedad, algo a
si como un viejo prematuro, un exilado en su casa.
Claro que a veces las polticas de proteccin laboral,
como las que desarroll el Estado de Bienestar, desde las
huelgas de inicio de siglo hasta la introduccin del neoliberalismo en los 80 y 90, provocaron excesos de proteccionismo. Creando injusticias tambin para la parte patronal,
ante empleados de baja calidad, o promoviendo vicios de
falta de creatividad y escasa productividad, en algunos empleados pocos dedicados a su trabajo.
Pero el extremo opuesto es un huracn mucho ms
maligno.
Se acaba de realizar en Davos, Suiza, uno de los fa-

Pg. 70

mosos encuentros mundiales de lideres de la economa


liberal, y no casualmente su tema fue este ao IMPERATIVO: CREATIVIDAD. Bienvenida la bsqueda de la
creatividad tan vinculada a la capacidad de hacer proyectos (1), pero ante la mencionada crisis de seguridad
laboral, tambin la creatividad es la perfecta excusa para
echar sin ms, a alguien que quizs se gan un lugar y
un derecho jubilatorio por las ideas que tuvo antes, y la
fidelidad con que las sigui a travs del tiempo.
Habr que buscar nuevas formulas de articulacin
entre creatividad y seguridad laboral que en realidad
pueden ser reinterpretaciones de prcticas ancestrales.
Formas cooperativas, donde los miembros de la misma son algo as como accionistas de un capital participativo, que genera un derecho de ingreso posterior al
fin de la prctica laboral.
Derechos accionarios, donde el trabajador va adquiriendo derechos sobre la empresa, a travs de los aos,
tal que, terminada su etapa ms creativa, goce de beneficios del desempeo empresarial futuro.
Criterios de sabidura sobre la creatividad bien diferentes, donde vale aquello de el diablo sabe por diablo
pero ms sabe por viejo como sucede en el final del
film mencionado al inicio. Evidentemente el protagonista de 50 aos demuestra a poco de andar que el joven de
26 tena destellos innovadores, pero faltos de solvencia,
y como corresponde a una pelcula de final feliz, optan
por actuar de manera concertada. Innovacin intuitiva ms
seguridad experimentada.

Pg. 71

Quizs la verdadera creatividad est en esa lnea de


articulacin generacional, y entonces son tan necesarios
los jvenes como los viejos.
Por eso nos sedujo el modelo de la sociedad de flujos
cclicos donde, en procura tambin de la sustentabilidad
social, los ancianos se reciclaban como educadores de
los ms pequeos.
Dirn los escpticos: pocos viejos pueden hacer de maestros. Pero tambin existen escpticos de la capacidad actual
de los jvenes, que viene de generaciones de frustracin
educativa. Y quin puede aseverar, que juventud y creatividad van unidas?
Llevar dcadas moderar estos nuevos vientos de justicia a la creatividad con justicia a la continuidad y a la
fidelidad laboral.
De todos modos, los casos en que ya sucede demuestran su capacidad superadora (2).

(1) Ver Vientos Verdes n 10


(2) La propia fundacin CEPA es un grupo de aprendizaje transgeneracional

Pg. 72

08
7 de febrero de 2005

Sustentabilidad y turismo

El final del turismo


o todo es turismo?
La posmodernidad puede generar el consumismo
de la movilidad y con ella de los lugares y culturas, pero
tambin la multiplicacin de las experiencias humanas
y el aumento del valor de la identidad de cada
cultura, cada lugar y cada quin.

Pg. 73

Ya en 1930, Frank Lloyd Wright escribi Mobocracy,


vaticinando la sociedad mvil.
En el reciente libro Economas de Signos y Espacios
(sobre el capitalismo de la post-organizacin), Scott Lash
y John Urry, adjudican al aumento global de la movilidad el cambio profundo de todos los tipos de organizaciones sociales. Y entre ellas, el turismo adquiere un
papel decisivo (1).
Ser ste un viento verde por fin?. O ser un vendaval que arrasa naturaleza y cultura, avasallados por
millones de desaprensivos consumidores de lugares, costumbres, patrimonios?
El turismo se invent, literalmente, a partir de la organizacin de tours recorridos organizados, cuya
fecha inicial puede fijarse a mediados del siglo XIX con
el surgimiento de Thomas Cook and Son, el primer agente de viajes y operador de turismo. En realidad Cook,
para algunos el mayor lder de la etapa madura del capitalismo, invent el turismo masivo organizado, proveniente de las grandes masas de obreros industriales
ingleses, que ya para esos tiempos eran millones y adems haban alcanzado un nivel de bienestar y justicia
social que los haca acreedores a por lo menos una semana anual de vacaciones.
Estamos ante una de las formas iniciales del capitalismo organizado, compatible con las primeras medidas de justicia social, de organizacin empresarial, y
de organizacin sindical.
Aunque parezca mentira, esa misma situacin se ex-

Pg. 74

tendi en los pases ms desarrollados hasta aproximadamente 1980, con ms de un siglo de consolidacin
de la organizacin social del turismo, en la forma de enormes contingentes que comenzaron a viajar por el mundo,
y constituyeron quizs el impulso principal de la movilidad
organizada, que ms tarde cambiara el mundo. Los viajes
en tren, en vapor, luego los intercontinentales tanto por
mar como por aire, y finalmente la movilidad generalizada
en la poca de la globalizacin.
La movilidad no fue objeto de crisis profundas, pues
los sistemas organizacionales y tecnolgicos avanzaron
de tal modo, que disminuy proporcionalmente el riesgo
del viaje, su precio, y la facilidad para su adquisicin y su
concreto desempeo en la prctica. Hace ya dcadas que
viajar es fcil, seguro y relativamente barato. Pero hay
dos aspectos de verdadera alarma que se instalaron fuertemente en ese mismo lapso de tiempo: uno es de carcter socio-cultural, referido a la invasin de turistas
sobre sitios de gran patrimonio cultural, y su impacto
identitario; el otro es de carcter ambiental, referido a la
invasin de turistas sobre ecosistemas frgiles, que han
atentado contra la biodiversidad y la forma de vida de
las poblaciones locales.

Todo es turismo
Esa gran movilizacin no slo se da por motivos tursticos. Tambin realizan tours, todos los que viajan por
razones laborales o culturales. Las redes empresariales
globales, los centros de congresos y convenciones, son
algunas de las modalidades recientes, que tambin han
visto aumentar enormemente el nmero de viajes no

Pg. 75

vacacionales. Para no hablar de la propia movilidad de


ciudadanos dentro de pases libres, o de pases no libres
hacia pases libres, en bsqueda de mejores condiciones de vida. Quizs el caso ms detonante es el de Estados Unidos, donde es absolutamente comn que los
miembros de una misma familia vivan bien distantes, e
incluso se muden permanentemente.
Si se considera turista al que realiza ms de un pernocte, hoy un gran porcentaje de la poblacin mundial es
turista, pues por uno u otro motivo usa servicios de viaje,
tanto para moverse como para estar en el lugar de destino. Consume, genera demanda, y provoca empleos y riqueza. No en vano se considera hoy al turismo la principal
actividad econmica mundial y sobre todo la de mayor
aumento relativo. La expansin de China en este sentido
genera cientos de millones de viajeros que se estn agregando rpidamente a este gigantesco mercado.

El final del turismo


Sin embargo, esta generacin de viajes por mltiples
motivos con destinos cada vez ms variados y diversificados, y demandantes de productos cada vez ms
multifacticos, tambin habla del final del turismo exclusivamente vacacional, para ser sustituido por una nueva modalidad de viajes.
Estamos en la etapa del capitalismo desorganizado,
transformado en miles de millones de iniciativas de movimiento en el espacio y en el tiempo. Ya se est hablando
del final de las agencias de turismo, sustituidas por otras
modalidades menos organizadas socialmente, de manera

Pg. 76

de atender a tantas demandas individualizadas y por motivos tan diversos. La idea del paquete turstico organizado, se va sustituyendo por la idea de recorridos o tours,
que combinan trabajo, placer, descanso, deportes, experiencias culturales, amistad, y que requieren que la oferta
de atractivos sea ms flexible y variada, y las formas de
movilidad incorporen tambin fuertemente la movilidad
improvisada individual. El automvil alquilado, los pasajes en tren que permiten mltiples escalas en el tiempo a
libre eleccin, son algunas de estas nuevas modalidades.
Esta difcil ecuacin, donde todo es turismo, en el marco
del final del turismo organizado por paquetes preestablecidos,
nos seduce y amenaza por igual, como unos vientos muy
verdes y muy polvorientos al mismo tiempo.
La parte verde, es que emerge as la posibilidad de
una distribucin mucho ms equitativa e inclusiva de
las oportunidades de oferta turstica. Cada punto del
territorio, patrimonio o simple poblado, paisaje rural o
centro metropolitano, hoteles equipados para congresos y convenciones o pequeas posadas y habitaciones alquiladas, es posible y necesario, y est generando una gigantesca red o sistema de oportunidades, que
revolucionan el mercado de trabajo de manera tan fuerte como lo fue la revolucin industrial. Pero mejor an,
porque sta produjo migrantes del campo que abarrotaron la periferia de las ciudades, desequilibrando el
buen uso de la Casa Tierra, mientras que la movilizacin actual pesa ms levemente sobre el conjunto del
territorio y devuelve habitantes al interior, a los confines
ms puros del planeta.
La parte polvorienta, que siempre existe, es la nece-

Pg. 77

sidad de organizar esta desorganizacin, desde el punto


de vista de un manejo sustentable del patrimonio natural y
cultural, para impedir que este sistema de consumo
globalizado se transforme en un canon tipo (como las
hamburgueseras) que luego destruyan la diversidad ansiada.
En mi texto sustentabilidad y lentitud (2), sobre la
vida lenta, la ciudad lenta, la comida lenta, encontramos
quizs la respuesta a este polvoriento panorama. El problema no es la movilidad. Tambin se movan los viajeros individuales (caminantes, exploradores) de la etapa
precapitalista que desde la ciencia natural, la literatura
o el arte en general, nos ensearon la riqueza del mundo. El problema es la velocidad de la movilidad. Si todo
es me muevo velozmente, toco, consumo, depredo, me
vuelvo a mover, se trata de un ciclo malfico. Si me
muevo con conciencia, compartiendo con lo local, viajando con cuidado, aprendiendo de la experiencia, estaremos en un crculo virtuoso.
La modernidad logr la gran movilidad y gener la organizacin social de los viajes, masivos, concentradores. La
posmodernidad puede generar el consumismo de la movilidad y con ella de los lugares y culturas, pero tambin la multiplicacin de las experiencias humanas y el aumento del valor de la identidad de cada cultura, cada lugar y cada quin.

(1 ) Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1998.


(2) Ver Vientos Verdes 6.

Pg. 78

09
21 de marzo de 2005

Sustentabilidad y sociedad

La sociedad de la confianza
No hay sustentabilidad sin confianza.
La sustentabilidad requiere de la participacin de todos
los sectores, con esfuerzos propios y ayudas mutuas

Pg. 79

Recuerda el lector esa reciente pelcula La tormenta perfecta? Como en ella, donde se juntan varios ciclones, huracanes y otras formaciones perversas del cielo, uno de los vientos ms terribles que azotan nuestra sociedad y amenazan destruirla, es el viento de la desconfianza.
Est claro que la condicin humana es imperfecta
como buen sistema viviente tiende siempre a la entropa,
que en buen castellano quiere decir a la generacin de
conflictos, y todas las religiones han reconocido esa
condicin con palabras parecidas a la de pecado.
Por ello no nos vamos a sorprender, sera una ingenuidad imperdonable, de ver al prjimo como alguien
capaz de generarnos un conflicto (los pecados capitales,
y algunos otros ms provincianos pero igualmente molestos) y que, por ello, le tengamos desconfianza.
Tambin es cierto que, en parte, nuestra sociedad o
nuestras formas de vida asociada segn diferentes tipos de cultura, han creado su organizacin sobre la base
de arbitrar entre las desconfianzas de cada individuo,
para lograr un mnimo de articulacin en la confianza
colectiva. Qu otra cosa son sino las Leyes, las Constituciones Nacionales, los Acuerdos Internacionales, etc.?
Juan Jacobo Rousseau dio formato moderno, en el Siglo
XVIII, a esta bsqueda ya claramente explcita entre los griegos clsicos, cuando escribi su propuesta del Contrato Social. Que, en buena medida, dio lugar a la sociedad burguesa organizada y victoriosa que gobern el mundo occidental
durante todo el Siglo XIX y buena parte del Siglo XX.

Pg. 80

Sin embargo, la desconfianza, en sus manifestaciones


ms actuales (el mercado como nico regulador, el slvese quien pueda, el muy argentino no te metas) han hecho re-emerger una etapa aparentemente pre-societaria.
Hoy es muy visible la transgresin al contrato social: no se
cree en las leyes, no se cree en los gobiernos, no se cree
en el buen vecindario, no se cree en la polica. Y con horror observ hace algunas noches en un noticiero de televisin, las declaraciones de un propietario de casa en
country, alarmado de haber sido robado en ella a pesar
de las mximas medidas de seguridad y aislamiento: ya
no hay seguridad en ninguna parte.
La desconfianza ha generado formas de ocupacin del
territorio, tipologas urbansticas, y todo tipo de conceptos y
objetos (que decir de la sociedad armada que nos mostr
Michael Moore!), que tambin son un gran negocio productivo, y que vuelven cada vez ms insustentables las relaciones de la sociedad en el territorio.
Por ello, Alain Peyrefitte propugna La sociedad de la
confianza (1), pues con el viento demoledor de todo tipo
de sociedad que genera la antisocial desconfianza, no
hay futuro social ni sustentabilidad de ningn tipo.
La sustentabilidad ecolgica o natural es el fruto de intrincados y complejos sistemas autoequilibrantes, donde
unos producen, otros consumen y otros mueren. Pero la
sustentabilidad social hace siglos que quiso abandonar ese
salvajismo de la ley del ms fuerte, de la condena de especies enteras, de la crueldad de los ciclos depredatorios.
El contrato social asegura el equilibrio entre los beneficios de unos y otros, los deberes y obligaciones de cada
quien. De ese modo controla el exceso de entropa que tiende

Pg. 81

siempre al caos, y genera entradas o alimentaciones equilibrantes, para evitar la dispersin (los vientos arrasadores)
que pulen cruelmente toda diversidad, toda protuberancia,
todo lo que no est exactamente en su punto.
Por ello surgi el Estado benefactor, como el New Deal
de Roosevelt, que sac de la cruel crisis del 30 a Estados
Unidos. Corriente socioeconmica que seguira hasta los 70,
generando la poca de mayor crecimiento en el mundo, y que
entrara en crisis por los excesos de presencia del Estado, y la
voracidad ya incontenible de los mercados.
En la ley exclusiva de los mercados (darwinismo a la letra) todo es contienda, la regulacin se limita a la fuerza de
lo mejor o de lo mejor vendido, aunque no sea imprescindible y, lgicamente, esa competitividad descarnada, incontenida, voraz, no se mueve en un horizonte de confianza. Las
reglas econmicas de los esfuerzos cooperativos, de las redes, de la proteccin a los dbiles, desaparecen o quedan
slo minimizadas en acciones de beneficencia, y la confianza termina arrasada por una tormenta perfecta de vientos en
todas las direcciones.
No hay sustentabilidad sin confianza. La sustentabilidad requiere de la participacin de todos los sectores, con esfuerzos propios y ayudas mutuas, donde se
defiende lo local pero con responsabilidad global, donde es preferible compartir que competir, integrar que dividir, unirse al vecino que levantar muros hacia l.

(1) Peyrefitte, Alain. Santiago de Chile, Editorial Andrs Bello, 1996.

Pg. 82

10
4 de julio de 2005

Sustentabilidad y proyecto

La vida sin proyecto


causa o efecto de la exclusin?
Existe apego mayor al presente y casi inexistencia
de previsiones para el futuro.
Sin proyecto no hay destino y sin destino no hay proyecto.

Pg. 83

El lunes 20 de junio de 2005, en su seccin de noticias nacionales, el Diario El Plata public a pgina entera un artculo titulado El drama de los jvenes que viven sin proyectos.
Hace ms de 30 aos que bregamos por el paradigma del proyecto como verdadero camino para una autntica y profunda liberacin de la mejor condicin humana. Nuestra entidad se fund en 1974 con el nombre
de Centros de Estudios y Proyectacin del Ambiente,
que an hoy resulta difcil de pronunciar. Desde aquel
entonces lo principal que tratamos de ensear, o de
compartir en el aprendizaje con miles de alumnos, es
la proyectacin ambiental, que hoy, ms serenos y quizs ms esenciales, podemos traducir como la pasin y
las tcnicas por proyectar integralmente las mejoras de
los sistemas socioambientales. En 1999 escrib Del
Titanic al velero, cuyo subttulo es La vida como proyecto, dejando an ms en claro que es un paradigma
no slo del conocimiento cientfico y cultural, sino de
un estilo de sociedad.
Pero estas anticipaciones, estas utopas, parecen volverse tangibles cuando uno encuentra en un diario argentino que se ha hecho un estudio en la provincia de Buenos
Aires determinando que el 21% de los jvenes de ms de
18 aos viven sin proyectos y esto genera condiciones dramticas de vida. Lgicamente, el 12% de estos jvenes
lleva aos excluido del mbito laboral.
Otros datos vuelven an ms elocuentes estos dramticos testimonios. Los jvenes no se identifican con
sus ciudades y apenas un porcentaje del orden del 15 al

Pg. 84

20% conoce las plazas, parques o calles, en su mayora


del propio barrio donde habitan. Sus mayores acciones
de participacin estn vinculadas a iniciativas solidarias
y no a actividades polticas tradicionales. Y de todos
modos, los mayores porcentajes de entre estos jvenes
pertenecen a varones y de los sectores sociales ms castigados por la pobreza. Existe apego mayor al presente y
casi inexistencia de previsiones para el futuro.
La vida con proyecto se parece a esta maravillosa
pelea de enamorados con el mundo que poetiz Robert
Frost para su propio epitafio. La vida sin proyecto se parece a la prdida de la vida, como sostuviera hace 30
aos el gran filsofo italiano Giulio Carlo Argan en su
libro Proyecto y destino: sin proyecto no hay destino y
sin destino no hay proyecto.
Pero cabe una cruel pregunta ante semejante crisis:
estos jvenes no tienen proyectos porque son excluidos econmicamente de la sociedad?, o ms bien son
excluidos porque no tienen proyecto?
Mi sensibilidad social se inclina por la primera aseveracin. Ante la falta de oportunidades econmicas, la
soledad y el resentimiento que eso suele crear, la escasez de dinero para acceder a los bienes de la cultura y la
educacin, surge como efecto la frustracin y la incapacidad de concebir proyectos.
Pero tambin mi experiencia ya veterana me indica
que en el caso argentino concreto llevamos muchas dcadas sin un proyecto nacional ni de sociedad, y terribles factores como la dictadura militar, la globalizacin

Pg. 85

capitalista salvaje, y la corrupcin de muchas estructuras y sectores de poder, nos fueron llevando hacia el
no te mets que es una forma generalizada de no
hacer proyecto. Los hijos de esas generaciones, los jvenes de hoy, aprendieron a desconfiar, des-solidarizarse y, por ltimo, a no sentir ni la educacin ni el impulso para concebir proyectos. Para este caso histrico
donde el mundo entero se pregunta por qu Argentina est as quizs muchas veces se es excluido porque no se tiene proyecto.
Causa o efecto. La exclusin como causa o la exclusin
como efecto. En cualquier caso es un indicio terrible porque
est en la naturaleza misma de nuestros problemas ms
profundos, antes que en su fenomenologa aparente.
Sentimos un cierto orgullo en haber bregado desde siempre por la nocin proyectual como condicin bsica de la
vida, ante estos testimonios del drama de su falta. Pero
ello renueva nuestra lucha, nuestra pelea de enamorados,
por la educacin, por proyectos, porque creemos que ser
realmente el camino de la verdadera inclusin.
Es fundamental reclamar la condicin de actor social ante la necesidad de cambios profundos que la sociedad ya avizora. Pero es mucho ms importante que
todos descubran su capacidad autoral, o co-autoral,
para ser artfices de ese mismo cambio, con proyectos
propios, de grupo, y de sociedades enteras, y que ese
proceso promueva la aceleracin del cambio con brava de epopeya histrica.

Pg. 86

11
22 de julio de 2005

Sustentabilidad y cultura digital

Lo concreto y lo virtual
Slo en los espacios pblicos, en los espacios del
no anonimato, es donde se puede construir una
sociedad con identidad y fuerza de cambio

Pg. 87

Estos vientos que muchas veces me alimentan y otras


amenazan con arrasarme, se estn transformando en una
provocacin casi cotidiana. Cmo enfrentarlos, cmo
convivir con ellos, con el realismo que exige la aceptacin de la incertidumbre, de las fuerzas que son imposibles de superar, pero con el idealismo que nos sostiene
para no doblegarnos?
Uno de esos vientos arrasadores es el aumento de la
cultura digital, de la comunicacin virtual, del mundo que
entra y sale desde una pantalla de computadora, de la
cual parecemos depender cada vez ms.
Se trata de un viento que limpia del oscurantismo de
la informacin reprimida, cerrada, ideologizada? O se trata
de un viento que condiciona nuestra percepcin de la realidad, porque todo sucede en el dilogo de lo que la pantalla me ofrece y de lo que yo le pido, sin el otro o los otros
que tercian, niegan, empujan o ren de nuestra mirada?
Hay una cierta seguridad en el dilogo con la computadora y con su inmenso, inagotable, universo de informaciones. Y es evidente cmo los adolescentes llenan
los sitios de Internet, a toda hora, dejando de comunicarse con el que tienen a su lado (que puede querer otra
cosa) y saboreando la informacin que slo a ellos les
interesa o eliminndo si no lo hace.
En cambio, el dilogo es inevitable en el espacio pblico, aquel que dio origen a la ciudad, polis, origen de la
poltica, y dnde se construy la civis, civilizacin, sociedad. A diferencia del gora griego o el foro romano, donde el riesgo de la discusin enfatiz la formacin de fil-

Pg. 88

sofos y oradores, la pantalla enfatiza la curiosidad ilimitada, inaferrable y evanescente.


Marc Aug, nos dice en un reciente artculo que hay
que amar la tecnologa y saber controlarla. Se trata en realidad del famoso terico de los no lugares, que reflexiona
preocupado por la prdida de los lugares. Y quizs define
este complejo asunto con la frase No hay identidad sin la
presencia de los otros. No hay identidad sin alteridad.
Ms adelante, el propio Aug insiste en que slo en
los espacios pblicos, en los espacios del no anonimato,
es donde se puede construir una sociedad con identidad y
fuerza de cambio. Formarlos para crear, como dice el propio Aug, y en este sentido, en un texto anterior dejamos
en claro la tragedia de una sociedad sin proyecto (1).
La sociedad de consumo y de la globalizacin me permite informarme en tiempo real de lo que est pasando
en cada rincn del planeta, pero eso me genera un nuevo
modo de individualidad, donde tenemos interlocutores ficticios en la pantalla de Internet o en la pantalla de televisin, y cada vez menos interlocutores reales en las relaciones de solidaridad y en los riesgos de la interactividad.
Ernesto Sbato breg durante dcadas por recuperar el hombre concreto, y estaba vaticinando (junto a
otros grandes pensadores) que el hombre virtual poda
conducir al fin de la historia y la muerte de las utopas.
Si en la pantalla y la digitalizacin podemos crear todo
tipo de virtualidades, no es necesario mejorar mi ambiente, pues de algn modo deja de existir.
Como me deca hace poco una querida amiga, no es

Pg. 89

lo mismo leer en la pantalla de la computadora que en


el silln de nuestro rincn ntimo, o en una ronda de
amigos, o en un crculo literario, o en la comodidad de
la cama. Hasta fisiolgicamente esta nueva forma de
lectura genera deformaciones y vicios posturales o visuales gravsimos.
Slo se ama de veras la tecnologa (y la informtica no
es otra cosa), si se la usa como un instrumento, y se la sabe
controlar. Nuestro querido Giancarlo De Carlo (2) nos dijo en
1985, cuando an estos fenmenos eran mucho menos
acuciantes: la tecnologa es como un tigre, es preciso saber domarlo, y nos permitimos agregar que los tigres nunca
se domestican realmente y estarn siempre al acecho de
una distraccin o de una debilidad de nuestra parte.
Es como el dibujo, esa tecnologa de la expresin que
a travs de la mano lleva el pensamiento al papel, a la
roca, a los manifiestos. Es fantstico lo que podemos hacer con el dibujo de Autocad u otros sistemas informticos,
pero nada reemplaza el arte y la profundidad de expresin
de una mano y un lpiz blando, trazando quizs el bosquejo de lo que luego una computadora podr transformar en
un juego de mltiples posibilidades.
Las ideas estn antes que la informtica. Es la cultura lo que permite usar bien la informtica, saber buscar,
saber seleccionar. El juego sabio es lo que tenemos que
lograr: entre la formacin y la informacin, entre el bosquejo espontneo y las poligonales digitalizadas, entre la
lectura detenida, iluminada por la luz del atardecer en una
terraza y la lectura rpida que permite cancelar lo que no
me interesa con slo apretar un botn.

Pg. 90

El viento de la informatizacin ejerce hoy un poder


infinitamente superior a las brisas tibias de la cultura de
lo concreto. Ser necesario reaprender la potencia de
los vientos del dilogo y la identidad.

Pg. 91

(1) Ver Vientos Verdes 10 Sustentabilidad y Proyecto.


(2) Ver Vientos Verdes 9 La sociedad de la confianza.

Pg. 92

12
15 de agosto de 2005

Sustentabilidad y gobernabilidad

Vientos contnuos,
vientos de concordancia
La planificacin participativa se hace entre todos, y
se sobreentiende que se recicla a s misma, pues la
participacin abierta se renueva

Pg. 93

Todos sabemos al menos casi todos los que pensamos para el bien que es mejor prevenir que curar. Para
eso, hace unos 150 aos comenz a desarrollarse la ciencia de la planificacin, que quizs se estructur recin
con Patrick Geddes a inicios del siglo XX. Se consider
primordial pensar antes de actuar, entendiendo que lo
prioritarioactuar de inmediato poda ser insuficiente, apresurado y hasta contradictorio.
Nuestros vientos dainos provienen casi siempre del
actuar irreflexivo, improvisado o manipulado por conveniencias singulares - corruptas. En esta nueva mirada ms reflexiva, hasta el consagrado maquiavelismo
(el fin justifica los medios) puede resultar horroroso:
muchos huracanes destructivos tomaron forma en su
honor! La bomba atmica sobre Hiroshima ha sido quizs el ms erudito de esos horrores.
Pero tambin la planificacin clsica sabe provocar vientos persistentes de agobio, de asfixia: dirigismo, centralizacin, detenimiento arbitrario de la incertidumbre de los sistemas vivos, como los humanos y los sociales. No es casual
que el militarismo ilustrado y dominador siempre haya amado
la planificacin. En realidad, la inventaron, con sus movimientos de estrategia y tctica, con sus batallas pre-figuradas. Pero tambin les fue muy til cuando la utilizaron para
maniatar ideas y libertades.
Un viento refrescante, humectante, con olor a verde, es
la planificacin participativa. Se hace entre todos, y se sobreentiende que se recicla a s misma, pues la participacin
abierta se renueva (por naturaleza social) en lugar de perpetuarse como el poder, an el democrtico, que a veces se

Pg. 94

transforma en dictaduras entre cada perodo eleccionario.


Otro an ms rico, algo perturbador quizs, es el viento de
procesos continuos. Ms que planificar se maneja el velero, segn los vientos, la marea y nuestras ansias de destinos
(1). Se llega quizs ms sustentablemente que con un Titanic
pesado e inflexible, pero no siempre al destino prefijado. Ms
que gobernar se concerta la gobernabilidad entre todos.
Se navega con una tripulacin democrtica, donde todos
saben navegar, aprenden, se ensea, para que todos se comprometan y ayuden. El viento y el manejo del viento son uno
solo. Y el manejo es un alerta continuo. Se planifica un
rumbo (y sus alternativas) y se procura llegar con distintas
tcticas, ritmos, protagonismos.
Estos son vientos de concordancia, pues surgen queridos antes que impuestos.
Es el camino que hoy se persigue en la vanguardia: la planificacin participativa y continua o como preferimos enunciar, la proyectacin continua y sustentable, pues en realidad
sobre la base de ideas-fuerza o estrategias tambin revisables
cada da, se construyen proyectos acciones concretas de
modo de avanzar, testimoniar, probar, ajustar y seguir.
Se estn probando nuevas formas de gestin urbana, territorial, ambiental. La gestin pblica est atrasada en estas bsquedas, rigidizada por burocracias de
cuo imperial antiguo, pre-sistmico, pre-holstico, predivulgacin de la cultura y su democratizacin.
El viento necesario debe acelerar el camino. En estas
pocas, diez aos equivalen a cien aos del siglo XIX.

Pg. 95

(1) Ver Del Titanic al velero, la vida como proyecto,


Rubn Pesci, Fundacin CEPA, 2000.

Pg. 96

13
5 de octubre de 2005

Sustentabilidad y planificacin

Corregir los efectos


o modificar las causas?
Se debe trabajar para modificar las causas, lo que
hay por detrs, en el origen de los problemas de
insustentabilidad que aquejan hoy nuestro mundo

Pg. 97

Qu gran esfuerzo corregir errores o catstrofes no


prevenidas! Esos son huracanes (como el Katrina) que a
su vez provocan efectos indirectos que generan otras
energas, como la de las aguas violentas de un ro rebalsado de su cauce y que destruyen ms all de la
lgica sectorial o parcial de su efecto original.
Casi siempre sucede as; desde las inundaciones en
Santa Fe, Argentina, donde la tragedia haba sido anunciada (1), hasta la de Nueva Orlens, que ni el poderoso Bush supo enfrentar.
Es que corregir desafueros, rupturas, salidas de cauce (de cualquier tipo) suele suscitar otros vientos tan
desgraciados como los que provocaron esos daos.
Desde tiempos inmemoriales, las sociedades humanas aprendieron a enfrentar estas turbulentas situaciones y, en forma de orculos, credos, vaticinios sabios o
sueos premonitorios, se trat de a-divinar (como Dioses) qu deparar el futuro, en la esperanza de aguardarlo mejor pertrechados.
En realidad, ese saber predecir no cambi demasiado
hasta que se invent la planificacin, el plan. Se trat
de organizar o conducir un conjunto de conocimientos para
alcanzar un fin (evitar aquella catstrofe, contraatacar una
amenaza a tiempo de evitarla), mediante una serie de pasos lgicamente predecibles y gobernables.
Pero desde su inicio como ciencia moderna, que en
realidad se le suele atribuir a Patrick Geddes, sobre fines del siglo XIX, la planificacin (accin de producir planes) se comenz a ocupar no slo de evitar efectos dai-

Pg. 98

nos o malficos, sino de modificar las causas que provocan esos efectos. He ah la gran diferencia: planificar
para cambiar benficamente la realidad o para evitar que
los daos o efectos negativos se propaguen.

Los dichos populares facilitan mi explicacin:


>Prevenir antes que curar: ante la epidemia del clera de
1992/93, en el norte de Argentina se hizo un gran esfuerzo
para frenar la muerte de muchos, pero pocos esfuerzos se
dirigieron a erradicar las condiciones endmicas de pobreza,
malas condiciones de higiene y hbitat, migraciones ilegales,
etc., que son la causa de aquellos brotes.
>Si la ves venir: desarrollar el saber de conocer las causas, para desviar, minimizar o anular los efectos negativos y
aprovechar los positivos, (como quiere lograr la buena y sana
aplicacin de Estudios de Evaluacin de Impactos)
>Hombre prevenido vale por dos: planificar el futuro de una ciudad para potenciar sus oportunidades y evitar sus conflictos ya hoy emergentes. Dar gobernabilidad.
Pero es preciso dar un paso ms audaz an, que si bien
es practicado y conocido por muchos, todava no forma
parte de la cultura poltica de la mayor parte de los pases
del mundo, ni de Estados Unidos, a la luz del desastre gubernamental ante las consecuencias del Katrina: se trata
de planificar para modificar las causas.
Este grave asunto (esencial para no pasarnos la vida
previniendo incendios, pestes, ciudades que crecen en
exclusin de ricos y pobres, y tantos vientos negros de
polvo contaminante) merece un cambio esencial de rum-

Pg. 99

bo: de la poltica, de la actividad profesional, de la planificacin como oficio verdaderamente benfico.


Se debe trabajar para modificar las causas, lo que hay
por detrs, en el origen de los problemas de insustentabilidad que aquejan hoy nuestro mundo.

Periferizacin y exclusin: Por qu la ciudad debe cre-

cer y sub-urbanizarse?

Velocidad y stress: Por qu hay que facilitar la velocidad de llegada cada cual su automvil, su histeria de
falta de tiempo en lugar de actuar para acortar distancias y traslados?
Longevidad y mala vida: Por qu hay que desperdiciar
la oportunidad del aumento de la esperanza de vida, provocndonos colapsos de salud por stress, accidentes,
mala alimentacin y tantas enfermedades de la civilizacin consumista-productivista?
Naturaleza y negacin de la naturaleza: Por qu para salvar la naturaleza debemos separarla de la sociedad (prevenir sus efectos negativos habituales) en lugar de educar y articular bien la sociedad y la naturaleza (modificar
las causas)?
Esta enumeracin podra ser infinita. En muchos de los
artculos breves que denomin Vientos Verdes ya he abordado algunas de estas trascendentes cuestiones. La sociedad que construimos y heredamos de los ltimos siglos est
montada sobre algunas premisas falsas o agotadas, o al
menos parcialmente fragilizadas. Ya no basta con atenuar

Pg. 100

sus impactos negativos (minimizar, palabra resignada que


reconoce que en el origen no se puede cambiar la causa).
Se deben revisar las mismas finalidades.
Tampoco basta entregar estas ansiedades en manos
de la educacin. Si nada hacemos desde ahora, cuando
los sujetos educativos de hoy tengan edad de actuar
como lderes o pueblo que decide, ya poco quedar del
mundo que queremos.
Educar s, pero en ciclos rpidos y a adultos. Empezar
a cambiar hoy, seamos hacedores de planes y proyectos.
Queremos muchos vientos verdes, de cambio, sin temor a los desafos, las herejas, las iconoclasias. Como
clam el filsofo Alexander Mitscherlich: slo cuando
se cambia de enfoque se descubre algo importante
Planifiquemos el cambio de causas o la atencin a las
verdaderas causas, y tratemos de no drenar energas
slo en tapar agujeros.

Pg. 101

(1) Alude al libro Crnica de una muerte anunciada, de Gabriel Garca Mrquez.

Pg. 102

14
9 de septiembre de 2005

Sustentabilidad y mercado

Satisfaccin del cliente


o educacin del soberano?
Para tender hacia un mundo sustentable, formado
por sociedades sustentables (sin las cuales
aqul es insustentable), tenemos que reestablecer
mecanismos de mercado libertario, como el de las
plazas antiguas de mercado

Pg. 103

Por qu ese mito de que el mercado todo lo sabe y lo


elige bien? He ah el viento quizs ms arrasador del siglo XX, con races bien profundas en el XIX, y que ya
perfila su forma de vendaval en el XXI. Parece verde, inocente, transparente, puro. Sus voceros dicen: es el usuario y esa versin menos tramposa, el cliente, que no
esconde la idea de que comprar y vender es la finalidad quien debe decidir. Es la satisfaccin del cliente
la que cuenta: gusta o no gusta, compra o no compra.
Ergo: vendemos o no vendemos.
En su forma ms audaz, el viento del mercado se quiere mimetizar a los procesos de participacin social, donde valoramos la opinin de todos los actores... pero nada
ms igual y diferente al mismo tiempo. Es cierto, al hacer participativos los planes, los proyectos, las iniciativas, estamos decidiendo segn lo que opina la mayora.
Es una forma de aumentar la democracia genuina, acercando el pueblo a la toma de decisiones.
Pero, qu hacemos en realidad en esos casos? En
primer lugar, convocamos a opinar a los que no pueden
habitualmente hacerlo por exclusin social, econmica
o cultural; y en segundo lugar, primero explicamos de
qu se trata, y si es un hecho desconocido, debemos antes educar para luego saber opinar.
Qu significara esto traducido a elecciones de mercado? Qu podran opinar sobre los barrios cerrados los
pobres de las villas miserias; o sobre el turismo internacional aquellos que nunca podrn practicarlo... o slo despus que les ofreciramos ayuda para viajar.
No, participacin social es aumento de la base social

Pg. 104

en la toma de decisiones sobre qu hacer con la sociedad,


y no orienta directamente la compra-venta de nada. Y adems, es una forma evidente de educacin, de aprendizaje
para la mayor garanta de uso de las libertades.
El mercado, con sus estudios de satisfaccin del cliente, es aumento de conocimiento sobre el deseo de comprar y la factibilidad de vender. Orienta la produccin de
bienes y servicios con mayor perspectiva de negocio, pero
no garantiza la calidad o legitimidad de qu producir y vender. El automvil, la cumbia villera, recorrer las dunas con
motos, son formas exitosas de productos, que pueden ser
muy requeridos, pero no siempre son productos educativos, sustentables, apropiados.
Con la idea de dar satisfaccin al cliente se anula
toda nocin de educacin: no se pregunta qu es mejor,
ms sano, ms duradero, verdaderamente necesario, sino
qu se desea tener. Y se anula la creatividad: el cliente
mal puede opinar sobre lo que no existe!
Si pregunto qu se desea conocer del mundo incaico y
no s que es; o sobre el turismo en Praga y no s de msica,
quizs obtenga slo respuestas banales. Antes de la experiencia, con errores de informacin que pueden llevar a ofrecerles lo pueril. Despus de la experiencia, con insatisfaccin por lo descubierto tarde o lo nunca descubierto.
Recuerdo una vieja amiga de mi madre que se lamentaba de ciertos olores de cloaca en los canales de Venecia
en verano, y no conceba otros valores a considerar. O la
insatisfaccin con la carne en Viena, de un desilusionado viajero argentino fantico del asado.

Pg. 105

El pueblo, el soberano, debe saber de qu se trata para


poder opinar. Entonces, opinar es posterior a saber, y saber es posterior a recibir informacin, a educarse.

Sabr el mundo qu ofrece Argentina de verdad,


antes de decidir por viajar a Buenos Aires o El Calafate?
Sabr el necesitado de comida si la carne o el estofado
le hacen bien o mal?
Se sabr discernir entre lo conocido y lo an por conocer?
El mercado, como mecanismo de seleccin, ha sido
bueno desde siempre: ah est la plaza, ah los kioscos o
stands, ah los productos, y el comprador potencial puede elegir. Pero precisamente la plaza, el kiosco y las mesas con productos aunados a la tradicional costumbre
de ofrecer probar son la garanta de decidir despus de
conocer, poder comparar, y poder optar.
Para tender hacia un mundo sustentable, formado por
sociedades sustentables (sin las cuales aqul es
insustentable), tenemos que reestablecer mecanismos de
mercado libertario, como el de las plazas antiguas de mercado (ay, por qu no respetar ms la etimologa de las
palabras!). El cliente usuario ciudadano, con derechos
a vivir mejor, ayudado por un Estado que custodia la res
(cosa) pblica, es instruido sobre deberes y derechos, sobre calidades y basura, sobre posibilidades de corto, mediano y largo plazo, sobre riesgos y prevenciones, y slo
as puede optar, consciente, dentro de sus mrgenes de
libertad compatibles con la libertad de los dems.
Un mercado alimentado por polticas culturales,

Pg. 106

ambientales, econmicas (antes que financieras), ofrecer


ms diversidad y calidad, y el cliente sabr mejor cmo
elegir. Slo as sabremos si la satisfaccin del cliente es un
ciclo de la ciclicidad de la evolucin sustentable, o un tornado para borrar el saber hacer e instalar slo tirnicamente
el saber vulgarizar.

Pg. 107

Pg. 108

15
Escrito el 2 de octubre de 2005 desde Recanati- Italia

Sustentabilidad y cultura

Hacia un nuevo humanismo


Un viento huracanado de educacin se debe gestar
ya en nuestros pases, que limpie la miseria de
la no educacin, y sus consecuencias miserables
de reproduccin de la miseria.

Pg. 109

Escucho campanas sonando, dando final a la Festa


dell uva, en Recanati. La suerte me ha trado hasta aqu
un da impensado, cuando deba estar hoy en otro
pueblito, la ciudad histrica de Montelupone, a escasos
15 km. de distancia.
Es concebible una ciudad fiesta? Es lo que he vivido:
campanas, baile, vino gratis, gente linda clase media,
como ramos nosotros antes paseando, riendo, escuchando la msica de las comparsas, viviendo levemente.
Ningn auto (todos fuera de las murallas, veinte metros hacia abajo) prepoteaba de pasar o estacionar. Cuando alguno se escabulla y entraba, la gentileza de los
gendarmes los incitaba sin ms que la conviccin de la
ley, a salir rpidamente a estacionarse donde es debido.
Gastronoma exquisita de los pueblitos cercanos se ofreca por doquier, en mesas decoradas. Antigedades de la regin, delicias de la mirada y el uso, estaban all lucindose.
El paseo era un lujo gratis...y as poda seguir da a da.
En realidad, los lugareos dicen que maana lunes ser
mejor, cuando el pueblo vuelva a su lentitud (mi amada meta
futura), en una tranquilidad comercial y residencial.
Pero llegamos aqu porque Recanati es un centro de
cultura por dos razones. La primera: aqu naci el gran
bartono Beniamino Gigli, quizs el ms cercano a la
calidad de Enrico Caruso, en toda la historia de la pera.
Pero la segunda es mucho ms trascendente y pienso
que ser mucho ms duradera: aqu naci y vivi el poeta Giacomo Leopardi.
Para estos Vientos Verdes que preconizo hace casi
un ao, los versos de Leopardi son verdsimos vientos

Pg. 110

de poesa sobre la identidad profunda de un ambiente:


las colinas de esta regin de Le Marche, desde una de
cuyas cimas el poeta vio el infinito; dulcsima y melanclica visin de la ensoacin, de los ideales e ilusiones de un soador, amante de un paisaje que hasta
hoy se ha sabido conservar.
Pero mi sorpresa y mi dicha fueron mucho ms all. Visitando la Casa Leopardi, el palacio de los Condes Leopardi,
descubr la dimensin cultural revolucionaria de esta familia, de abolengo aristocrtico y pensamiento libertario. El
Conde Monaldo Leopardi form una gigantesca coleccin
de libros, nica en esta regin a inicios del siglo XIX, y en
ella educ a sus hijos, uno de los cuales, el poeta Giacomo,
la abri gratuitamente al pblico en 1812.
Dice el poeta de ese evento: Ahora, cuntos la frecuentan? Nadie, nunca (30/4/1817). Leopardi fue un pesimista creativo, no nihilista, que insisti en la educacin y en
la extrema calidad, aun cuando no se le correspondiera, pues
como sostuvimos antes (1), creemos en la educacin del
soberano, antes que en la satisfaccin del cliente...
Deca Giacomo en 1812: Todos deben saber.... Fiel
descendiente de su admirado padre, que coloc en la
entrada del palacio Hijos y amigos de la civilidad. Y
que en 1805, haciendo del decir el hacer, inaugur la
Academia de los desiguales, oponindose a la avanzada de Napolen, y reivindicando los ideales de la Revolucin Francesa. Giacomo escribi: No concibo una
masa feliz compuesta de individuos infelices..., y fund
su visin humanista en el desarrollo de la educacin y
en especial en base a las lecturas humanistas, de la
cual son mayoritarios los libros en su biblioteca.

Pg. 111

Un viento huracanado de educacin se debe gestar


ya en nuestros pases, que limpie la miseria de la no
educacin, y sus consecuencias miserables de reproduccin de la miseria.
Esta regin de Italia centro-norte, ms centro que
norte, fue pobre, sufrida, vio emigrar a miles de sus
conciudadanos (como mis abuelos), comi polenta y
papas cuando no haba ms que comer, pero perdur,
no se agot, y hoy es una regin de clase media serena, progresista (pas por muchas dcadas de gobiernos
rojos y hoy est menos desorientada que la Italia rica
del norte). La inventiva es su rasgo distintivo, con instituciones ambientales, de innovacin tecnolgica, de
parques naturales, de tierras cultivadas como manteles
que rodean a ciudades an no muy periferizadas, encaramadas sabiamente en colinas. Pero esa inventiva comienza desde el carcter microempresarial de cualquier
ciudadano, que recrea una sociedad innovadora, progresista, delicada con su territorio.
La educacin que los Leopardi queran compartir era
la humanista, y ella quizs forj un carcter y una cultura que an perdura, a pesar de guerras infames (no
surgidas en estas tierras) y de Berlusconis... que aqu
parecen distantes.
Nuevo humanismo, ms eco-cntrico, ms solidario
con los excluidos, donde muchos piensen como los
Leopardi antes que en sus infames capitales, corruptos
en su mayora. Es un ideal, como la visin del infinito...
pesimismo creativo, no ingenuidad. Vale la pena.
(1) Ver Vientos Verdes 14 Satisfaccin del cliente o educacin del soberano.

Pg. 112

16
Escrito el 9 de octubre de 2005 desde la Autostrada Ancona - Miln, Italia

Sustentabilidad en todos los mundos

Contraste de dos mundos


El problema de fondo es el dominio de culturas que
acumulan, concentran e ignoran el ambiente, el territorio

Pg. 113

Iba por la riqueza, y se me atraves la pobreza. Con


toda intencin haba tomado la Autostrada AnconaBolonia-Milano, cuando despus de Rmini, entra de lleno en el Valle del Po, quizs la regin ms rica de Europa. La propia va se est ampliando a 4 carriles de cada
lado, pues es en realidad una enorme autopista urbana.
Pero a los costados, todo es agricultura, viedos y casas
rurales, en rutilante explotacin, y donde la belleza
agroproductiva se enaltece an ms con todas las casas
renovadas y coloridas. Cada tanto, pequeos parques industriales, con la famosa pequea y mediana empresa
italiana, que parecen palacios de oficinas, vidriados, lujosos, ordenados. Se adivina la plusvala de la produccin (tejidos, electrodomsticos, cermicas refinadas,
autopartes), en buena medida para exportar.
Era domingo a la maana (calma, muchos an durmiendo) y el movimiento era de todos modos intenso.
Todo reluciente: el asfalto de las autopistas, las viejas
casas recicladas, las enormes maquinarias rurales, los
autos modernsimos. Estaba escuchando radio, cuando
mi placer ante un desarrollo visiblemente eficaz se interrumpi bruscamente con una entrevista a 4.000 metros
de altura, en la alta Puna argentina, rumbo a Chile. El
entrevistador, italiano, se sorprenda al mismo tiempo
con las audacias de quienes construyeron (hacia 1920)
el llamado tren de las nubes, que llega sin cremallera
a esas alturas, y la extrema pobreza de los pocos habitantes de las pequeas estaciones que une.
El programa era en realidad una entrevista a unas inteligentes antroplogas argentinas, que explicaban cmo trataban de ayudar a la sustentabilidad mediante la autogestin
de pequeos emprendimientos, artesanales en su mayora.

Pg. 114

Sent un profundo disgusto frente a la situacin. Uno


solo de los muros de contencin de la enorme autopista
italiana, o de sus pantallas reflectoras de ruidos, podra
insuflar riqueza a ms de un pueblo entero de aquellos.
Sabra ese pueblo qu hacer con esa riqueza? Es que
slo la injusticia gener esas exclusiones, o tambin la
provoc la inmensa exclusin geogrfica territorial?
Es que la cultura conquistadora fue mejor, o elimin
la competencia como especie altamente depredadora?
Creo que el drama se vuelve ms ntido si bajamos de
los 4.000 metros sobre el nivel del mar. Un reportaje parecido se hubiera podido hacer en algn suburbio de Buenos Aires, con poblacin de similar origen altoandino, pero
emigrada (o expulsada) hacia la gran ciudad. Las duras
condiciones de exclusin devienen en especial creo yo
del desarraigo y la ruptura de articulaciones. En aquella
Italia de la riqueza, desde cuando dejaron de emigrar (pues
su pobreza fue an ms injusta, fruto de la acumulacin
de los seores del mismo lugar) se encontraron juntos,
parecidos, comunes, para reconstruir entre todos. Despus de 60 aos, todo se vuelve rico, a pesar de la apetencia de acumulacin que tambin demuestra.
En esta Argentina de la riqueza neoliberal, slo se acumula donde hay gran mercado, y nadie se ocupa de las alternativas... ni mucho menos de las grandes epopeyas sociales. Y as, pueblos desarraigados de su cultura ancestral
quechua o aymara, mapuche o guaran, no logran insertarse en la nueva cultura ni pueden mantener la antigua.
El problema de fondo es el dominio de culturas que

Pg. 115

acumulan, concentran e ignoran el ambiente, el territorio (y


entonces habr marginacin en la Puna y en las periferias
urbanas); o el empoderamiento de culturas que relacionan,
integran, incorporan daos (exter-nalidades negativas), y
entonces todo el territorio, todas las comunidades sern ms
protagonistas, y se incluirn como hacedores.
Argentina y Amrica Latina en general precisara
una inmensa ayuda de los pases ricos (no cancelar la
deuda externa, devolverla con inversiones fiduciarias)
para as incorporarse a la civilizacin global como gran
mercado econmico y creador cultural. Pero slo servir
en la medida que se aplique a la formacin de redes de
inclusin de confianza, de aprendizaje, de accesibilidad
territorial. Se debe hacer en veinte aos lo que a Europa
le cost 60. Dira Calvino, con levedad, pero con rapidez.

Pg. 116

17
Escrito el 20 de octubre de 2005 desde Barcelona - Espaa

Sustentabilidad y globalizacin

La latinoamericanizacin
de la ciudad
Creo que hay mucha inteligencia y experiencia en Amrica
Latina, surgida de sus propias crisis e impactos, y que lleg la
hora que el flujo de conocimientos y las alianzas de cooperacin sean en los dos sentidos: desde Europa hacia Amrica
Latina, y desde Amrica Latina a Europa.

Pg. 117

Estuve visitando varias grandes ciudades en Amrica


Latina, desde Mxico a Guadalajara, desde Bogot a
Medelln, y siempre contuve el aliento frente a tanto tamao, tanta problemtica, tantos dficit. Pero tambin
asist a una apasionada bsqueda de respuestas, deseos
de aprender y, en algunos casos, aportes novedosos,
como el transporte urbano denominado Transmilenio
en Bogot, o la combinacin de metro de superficie y
cable carril para subir a las barriadas ms pobres en
Medelln. Y tambin la gran renovacin urbana de la Plaza
Tapato, de los 70, en Guadalajara.
Poco despus reviv mis contactos con Barcelona, y
cada vez pude adentrarme ms en sus realidades y sus
polticas para mejorar. Y supe que estaba en Europa: rica,
organizada, reflexiva.
El contraste es enorme, y muchas veces doloroso.
Sobre todo, ver a tantos latinoamericanos (y rabes, turcos, africanos, en fin, de cualquier procedencia pobre)
clamando por un sitio en el mundo, ocupando los empleos subalternos
Por otra parte, esa nueva poblacin se ve y se refleja
en la ciudad. Enormes crecimientos hacia fuera, en forma de casas individuales, aisladas, con jardn y pileta, el
sueo del 75% de los barceloneses segn una reciente
encuesta, van ocupando los vacos periurbanos prximos,
o las bellas zonas hasta hace poco rurales, huyendo o
aislndose al menos, de una metrpolis cada vez menos
suya y menos prxima a pesar de los gigantescos esfuerzos que se han realizado. En tanto, el propio centro
histrico se ve poblado esencialmente por migrantes, con
recursos generalmente bajos.

Pg. 118

La observacin de dicho proceso no me era ajena.


Desde hace ms de una dcada viene sucediendo en casi
todas las ciudades europeas, y en algunos casos, como
Marsella, la poblacin oriunda, tradicional, ya se ha reducido a slo un 40% del total. Pero ahora parecen acelerarse sus consecuencias urbansticas y ambientales.
Con la inmigracin de tercermundistas, la ciudad europea volvi a crecer (dejando atrs dos dcadas de estancamiento de poblacin y mejoras continuas) y con ello a
expandirse. Inmensas necesidades de transporte se hacen cada vez ms evidentes. Y la emigracin de habitantes urbanos hacia sus suburbios mticos engaosos, requiere ms y ms autopistas y supercarreteras para sus
expansiones rur-urbanas.
Por eso, me result un respiro de inteligencia y sinceridad, escuchar la nueva hiptesis de trabajo que ahora
se me plante en un debate en el cul particip en la
reconocida Escuela Superior Tcnica de Arquitectura del
Valls, Barcelona, de la Universidad Politcnica de Catalua: cmo enfrentar una ciudad que se ha ido metafricamente latinoamericanizando? Ms grave an:
cmo solucionar los contrastes de las ciudades tercermundistas, en pleno Primer Mundo?
Es curioso, pero lgico, que ahora nos pregunten con
mayor proximidad y premura: Ustedes, que lo vienen
haciendo, qu polticas urbansticas, sociales y ambientales adoptan? La pregunta es casi: ser que la
sustentabilidad es otra cosa y exige encuadres, conceptos, metodologas diferentes?.
En verdad creo que hay mucha inteligencia y expe-

Pg. 119

riencia en Amrica Latina, surgida de sus propias crisis e


impactos, y que lleg la hora que el flujo de conocimientos y las alianzas de cooperacin sean en los dos sentidos: desde Europa hacia Amrica Latina, y desde Amrica Latina a Europa. Quizs esta sea una de las facetas
ms genuinas de la globalizacin: la cultural, la cientfica y la artstica, pues permite compartir sin fronteras.

En Amrica Latina venimos luchando por:


- Aumentar la participacin social en la discusin y en la solucin de los problemas urbano-ambientales.
- Aumentar la autogestin local del barrio y el hbitat.
- Entender el proceso de crecimiento y elaborar una planificacin menos rgida y dirigista. Ms proceso que plan ms
inductores adecuados que restricciones sofocantes.
- Generar alianzas pblico-privado para sinergizar soluciones.
- Reintroducir huertas urbanas, como contribucin no slo ambiental sino alimentaria.
- Generar movimientos ciudadanos de lucha, o de tutela,
de determinadas reivindicaciones de valor socio-ambiental general.
En estos ltimos tiempos, estamos cuestionando incluso nuestra formacin disciplinaria; y sobre todo en
postgrados, as como en Congresos y Seminarios, se
asume un nuevo paradigma, la sustentabilidad del desarrollo, y una nueva epistemologa, ms transversal,
transdisciplinaria, de bsqueda de cambios antes que
de atenuacin de efectos. La latinoamericanizacin de
la ciudad no es una condena. Es tambin redescubrir
que los sistemas vivos son as y requieren otras destrezas de gobernabilidad.

Pg. 120

Es alucinante vivir una poca donde los pases centrales se llevan no slo nuestras riquezas sino tambin
nuestra juventud, y esa mixtura rompe las formas slo
extractivas de la dominacin. Ahora resulta un mundo
nico, con problemas diferentes en sus causas (la riqueza, la pobreza, la inclusin, la exclusin) pero con efectos similares y necesidad de desarrollar con mayor humildad las bsquedas integradas de solucin.
Vientos huracanados (a la moda): arrasan por doquier.
Cuanto ms preparados estemos, menos dainos sern. Debemos globalizar la cooperacin, para comprender las formas globalizadas de insustentabilidad (emigraciones, exclusiones, concentracin de riquezas y pobrezas, consumismo,
motorizacin y movilidad exagerada, urbanizacin desenfrenada y otras plagas de este tiempo), reconocer las formas locales de solucin y enfrentarlas sin dilacin.

Pg. 121

Pg. 122

18
Escrito el 11 de octubre de 2005 desde Asolo - Italia

Sustentabilidad y belleza

tica s, esttica tambin!


Deber tratarse de reconstruir una cultura vulgar
(de vulgo, de todos, de pueblo) donde la idea de conjunto,
de sistema, de prevenir impactos, de evitar externalidades
negativas, vaya sustituyendo a la idea de que una elite
define la tica y la esttica de los dems.

Pg. 123

Mi amigo Manuel Cuadra, peruano-alemn, me recordaba hace poco que en lugar del ttulo dado a una reciente
Bienal de Venecia: More ethics, less aesthetic, l cree en
la necesidad de ms tica y ms esttica, inseparables.
En Asolo, sobre las pendientes del Monte Grappa, en
el Veneto italiano, nunca tuvieron dudas al respecto. Y desde el Palacio (Villa) ms aristocrtico a la casa ms popular, desde la Piazza del Duomo a las callecitas estrechas,
peatonales, todo es bello. Lo era hace 5 siglos, cuando la
reina Catalina Cornaro la eligi como sede. Y sigui
sindolo por siglos, cuando la descubrieron Eleonora Duse,
la gran actriz, y Robert Browning, el gran poeta.
O cuando la eligi el genial arquitecto Carlo Scarpa,
en 1960, para vivir.
Es que se puede amar y cuidar algo que no tenga alguna belleza, exterior, interior, en una mirada amistosa,
en una mano tendida, en una artesana, en un arte, en una
produccin sin alaridos de prepotencia, en una ventana
con flores humildes, en un cultivo cuidado? Todos, a coro,
en Asolo, hicieron belleza para hacerla sustentable. Y as
contina, autoconservada, con turismo para ayudarla, pero
real, verdadera, an fuera de temporada.
Me deca ayer mi an maestro Sergio Los, que el
alma estaba una vez fuera del cuerpo, y el cuerpo estaba dentro del alma (Dante). Con el alma fuera, las personas (mscaras) se encontraban, como civis (conciudadanos- estar juntos) y deban solidariamente construir el
ambiente. Por eso (sobre todo en la concentracin urbana) cada ncleo, cada familia, cada persona, giraba la
casa, retiraba la puerta, apoyaba un alero, moldeaba un

Pg. 124

acceso o un jardincito, para acomodarse con los vecinos


y con esa otra casa que es la calle o la plaza sobre la que
se coloca. Y de ese modo, instalaba el patrn de la diversidad, de la armona viva, popular, del deleite de palpar
la evolucin histrica viva. Si el alma est dentro del
cuerpo, es la moral individual la que cuenta; la casa resulta la fortaleza que defiende mi moral y mi alma, y el
mbito pblico bello en general desaparece. Salvo como
mercanca, para vender a otros (la American Beauty de
todo resort turstico y casi todo barrio privado). Esa belleza ficticia, superficial, hollywoodense, que fue la ms
castigada por el huracn Katrina en Louisiana, porque
eligi instalarse en los lugares ms frgiles y contrarios
a la forma prudente de uso del territorio.
Casi me atrevo a decir: no hay tica sin esttica (reencontrando el sentido griego original de ambos conceptos
dialcticos). Como que sera y es insoportable la esttica
(puro esteticismo) sin tica. Pero el problema qued en el
alma afuera (cvica) o el alma adentro (individualista). Estamos rozando temas tab. La Reforma se empadron de
las almas, hizo cuerpos ms eficaces, concibi el capitalismo y el comunismo, y no supo hacer belleza.
Cualquiera sabe que las cosas son, sin embargo, ms
complejas y multifacticas. Ciertas bellezas creadas despus de la Reforma fueron maravillosas, pero ya no populares, sino ilustradas... hechas por algunos, y casi siempre slo para algunos.
Por lo tanto, la belleza espontnea, a coro, como
proceso proyectual (antes que como proyecto ilustrado y
sincrnico, de una nica vez, como gusta a los arquitec-

Pg. 125

tos escultores) fue dominantemente popular, solidaria,


religiosa (interligada, articulada, en la acepcin original).
No se trata entonces de que en crculos ulicos (acadmicos) se investigue el minimalismo o el maximalismo
en arquitectura, o el modernismo, con sus pre y post, el
constructivismo o el deconstructivismo. Todos los ismos
que Bruno Zevi denunciaba...
Deber tratarse de reconstruir una cultura vulgar
(de vulgo, de todos, de pueblo) donde la idea de conjunto, de sistema, de prevenir impactos, de evitar externalidades negativas, vaya sustituyendo a la idea de que
una elite define la tica y la esttica de los dems. Pues
cada vez resultar ms insustentable, indeseable, que
unas pocas almas sean dueas de las otras.
Qu esta vez los Vientos Verdes soplen fuertsimos
y limpien tanta confusin!

Pg. 126

19
Escrito el 20 de octubre de 2005 desde Mxico

Sustentabilidad y arquitectura

Vamos hacia una


globalizacin esttica?
Aterrador este viento de globalizacin esttica, que
anula identidades, bellezas y armonas locales, la idea
de un entorno articulado, de un regionalismo en uso
de materiales, tcnicas y formas...

Pg. 127

Hay vientos que vienen tristes de abajo para arriba y


en general con olor a pobreza hmeda, y hay vientos
que van a ensuciar mucho, aunque vengan del esplendor de la riqueza.
Volando entre Espaa y Mxico, recurr a esas aburridas revistas areas que a veces entretienen. Y en este
caso haba un artculo, en realidad muy bueno, sobre el
gran esfuerzo de renovacin de la ciudad de Lisboa iniciado para la Expo 98. El artculo y sus fotos eran agradables y pretenda con ello iniciar el deseado adormecimiento (el mejor premio para un viaje areo) cuando
encuentro una impresionante foto de la Estacin de Oriente, obra de Santiago de Calatrava, calificado por el autor
de la nota como uno de los hacedores de la globalizacin
esttica del Planeta.
Me sent aterrado, porque es una evidencia el periodismo suele ser muy agudo en estos juicios del xito de estas
estticas que se repiten por todo el mundo, y el xito con
mayscula de uno de sus autores preferidos, el valenciano
Santiago Calatraba.
Los vientos traen en este caso aterradores recuerdos del
Imperio Romano, que globaliz estticamente todo el mundo de entonces, sin importarle la exportacin de tecnologas
y lenguajes de Roma a confines donde el Imperio perteneca a otras culturas y a otros climas. En realidad, bien que le
importaba hacer eso a Roma, porque esos libros de piedra
de la humanidad (al decir de Victor Hugo) que son los grandes monumentos arquitectnicos, le tenan que hablar claramente a francos, ibricos, cartagineses, griegos o sirios,
que la que denominaba era Roma.
Esta dominacin estilstica o esttica ha sido una in-

Pg. 128

veterada costumbre de los malos de la historia, o de los


tan buenos que quieren contagiar con su bienestar a los
dems, sin darse cuenta que en realidad ejercen la prepotencia sobre los deseos y aspiraciones de esos dems.
No fue muy diferente la expansin de la arquitectura
del catolicismo en todo el mundo creyente o no creyente.
Tampoco la expansin de la arquitectura britnica durante
el perodo del imperio (aunque hay que reconocer una vez
ms su inteligencia, que hizo del gusto por el clima y el
paisaje local una forma de dominacin ms inteligente: la
empata). Y quizs su forma ms escandalosamente divulgada sea el American way of life, o la belleza americana, tan bien representada por el film de ese nombre, que
ha inculcado por todo el mundo las bondades de la casa
suburbana con piscina, con dos autos, las aventuras sexuales en la etapa del colegio secundario, la seriedad y responsabilidad del jefe de familia, el bonito chalet pintado
de blanco, la peligrosidad de los centros urbanos y tantos
otros signos (y sntomas) del imperio americano.
Calatraba es lo mismo, aunque ms refinado. Talentoso ingeniero e imaginativo escultor, con un gusto algo ms
innovador, fantasioso o futurista. Pero que impone una forma casi siempre semejante para contenidos totalmente
diversos, en ambientes diversos y para culturas diversas.
Aterrador este viento de globalizacin esttica, que
anula identidades, bellezas y armonas locales, la idea
de un entorno articulado, de un regionalismo en uso de
materiales, tcnicas y formas, en aras de una igualacin del gusto hacia una supuesta esttica de la riqueza capitalista avanzada.
Ser difcil de atenuar los efectos de este viento con

Pg. 129

apariencia de calma, formas de pastel o torta de crema. Tiene la seduccin de la belleza de una mujer de
mrmol. Fra, eterna, exportable, sin familia reconocida, y por lo tanto se puede comprar y vender, llevar de
Grecia a la mansin de un magnate, subastar, en definitiva, integrarse fcilmente a las reglas del mercado y
su estilo tonto de prestigio.
En la misma publicacin, ms abajo, en la misma pgina, hay una bonita foto del Barrio de la Alfama, de la
misma Lisboa, cuyo origen se remonta a los orgenes
milenarios de esta ciudad.
All no hay vientos huracanados ni sucios. Hay una suave brisa primaveral, para cada ventana florecida, de una
familia urbana musical y atrapadora como un ensueo.

Pg. 130

20
Octubre de 2005 desde Mxico

Sustentabilidad e insustentabilidad

Katrina y Wilma,
dos damas huracanadas
Pobreza, incorrecto manejo de las obras de infraestructura,
incorrecto manejo de las urbanizaciones y de la ocupacin
de las riberas, insustentables formas de turismo, son algunas
de las causas profundas que hacen posible que se sinergicen
y se vuelvan ms terribles an los efectos
de estas damas huracanadas...

Pg. 131

Empec a escribir estas breves reflexiones sobre vientos, y en el ferviente deseo de que se vuelvan verdes,
muchos meses antes de esta racha de terribles huracanes que han azotado al Caribe y sus pases vecinos durante el segundo semestre de 2005.
La alta recurrencia (mayor periodicidad con la cual se
producen ahora estos terribles fenmenos), y su aparente
aumento de potencia, hacen que empiece a ser una esperada tragedia de todos los aos, aquello que hasta hace
poco eran acontecimientos sorpresivos y aislados.
Estaba en Colombia, a fines de septiembre, cuando
el Katrina estaba barriendo las costas de Nueva Orleans
y provocando gigantescas tormentas tropicales a su paso
y a miles de kilmetros de distancia, como era el caso
de las cordilleras colombianas.
Todos los medios de comunicacin y la ms sencilla conversacin popular se referan permanentemente a lo que haba acontecido con el Katrina en el sur de los Estados Unidos
de Norteamrica. Frente a los daos de semejante huracn,
la defensa civil norteamericana fall gravemente, pero sobre
todo porque el mayor dao lo caus la ruptura de un cercano
dique que no soport la inusitada crecida de sus aguas.
Se pudo saber poco despus que ingenieros militares norteamericanos haban previsto que ese dique se poda romper
y solicitaron slo 10 millones de dlares para repararlo.
Esta medida no fue tomada, y segn la opinin de los
expertos el mayor dao lo caus la ruptura de ese dique
y la expansin de sus aguas sobre zonas habitadas.

Pg. 132

Ms all de la violencia del huracn Katrina, creo


que el nivel de desastre al que se lleg en esa regin se
debi a acciones humanas no bien manejadas (la ruptura del dique), acciones humanas poco entrenadas (la falla de la defensa civil, la tarda ayuda de contingentes
militares y la ausencia de un nmero suficiente de apoyo
militar, altamente distrado con su presencia en Irak), y
por fin, el hecho de que el huracn esta vez cay sobre
una zona bien pobre de los Estados Unidos, pobreza muchas veces ocultada por los medios de comunicacin,
que habitan en zonas muy frgiles, bajas, inundables, en
condiciones semejantes a las de una periferia pobre de
Amrica Latina.
Apenas un mes despus, la otra gran dama del ao
2005, el huracn Wilma, se abati esta vez sobre las
costas de Yucatn, en Mxico. Y para usar una terminologa ms vulgar, sobre el mtico balneario caribeo de
Cancn, el sueo de millones y millones de ilusionados de todo el mundo.
Aqu el mensaje es quizs ms aterrador que las propias
consecuencias del huracn. No puede sorprender que la defensa civil haya sido tambin desbordada, y que incluso se
hayan puesto en evidencia situaciones de grave corrupcin
o aprovechamiento delictivo del fenmeno. Desgraciadamente nuestros pases conviven con estas lacras.
Pero lo tragicmico fue la forma en que quedaron
desvastados los hoteles de lujo, construidos a la vera de
la playa. Como dicen mis amigos mexicanos, hoteles
hechos por gringos y para gringos. Se colocaron sobre
el territorio de una manera tan agresiva o prepotente,

Pg. 133

invadiendo las zonas de bordes costeros, que fueron literalmente barridos por las olas y los vientos. Mientras
tanto, otros hoteles o posadas ms modestos, y colocados a cierta distancia del mar, pudieron volver a funcionar pocos das despus.
Cancn y toda la ribera maya fue desvastada en sus
infraestructuras, pero tambin en su falsa identidad. No
es posible desarrollar un estilo de vida y unas arquitecturas tan insustentables, sin recibir alguna vez alguna
afrenta celestial.
Las hordas de pobres pobladores que saquearon supermercados, llevndose no slo comida sino electrodomsticos u otros artculos no de primera necesidad,
son una clara evidencia de que all se manifest la bronca, la rabia, de un modelo de desarrollo insustentable
y desagradable para la misma sociedad que los sostiene con su pobreza.
Pobreza, incorrecto manejo de las obras de infraestructura, incorrecto manejo de las urbanizaciones y de la
ocupacin de las riberas, insustentables formas de turismo, son algunas de las causas profundas que hacen posible que se sinergicen y se vuelvan ms terribles an
los efectos de estas damas huracanadas, que en realidad parecen matronas enojadas por las travesuras de
alguno de sus hijos, frente a los verdaderos huracanes
de dolor que causan los autores de las iniquidades humanas antes descriptas.
Ser que estamos frente a las tan famosas 7 plagas
de Egipto, que antes del Juicio Final iban a abatirse sobre este pobre mundo?

Pg. 134

En todo caso los tsunami, los huracanes, los terremotos, cada vez ms frecuentes (cambio climtico?) y con
consecuencias cada vez ms terribles (insustentabilidad
de la ocupacin del territorio?), parecen asemejarse a esas
bblicas plagas.
Verdes eran los vientos y verdes volvern a ser.
La insensatez humana no puede apoderarse de la condicin humana.

Pg. 135

Pg. 136

5 de junio de 2005

Viento Verde especial

Los vientos de Giancarlo,


vientos de honestidad intelectual
De Carlo hizo participacin proyectual consciente,
premeditada, desde los 50, como ninguno, anticipndose
30 o 40 aos a prcticas hoy insoslayables

Pg. 137

Ayer y hoy sent una gran intranquilidad. Vientos tristes, pesados, lentos, pasaban a mi alrededor.
Hoy al medioda me lleg de Italia la noticia de la muerte de Giancarlo de Carlo, gran maestro, mejor amigo.
Ahora el viento est ms ligero y suave. Ya habr
pasado su cortejo alado con msica de Gustav Mahler, y
como siempre, Giancarlo nos dej esperanzas.
Haba nacido en Gnova hace 83 aos, de padre italiano y madre chilena. Pero vivi y muri en Miln, que
casi nunca lo honr ni le dio trabajo.
Recuerdo que en 1989 fuimos invitados a realizar una
muestra de CEPA, nuestra entidad, en el Politcnico de
Miln. Puesto a organizar mi presentacin, prefer invitar
a Giancarlo y a Toms Maldonado como comentaristas.
Giancarlo lo hizo a pesar de ser la primera vez que era
invitado al Politcnico por m! donde nunca dio clases ni conferencias.

Por qu ese y otros olvidos, a quien fue uno de los

grandes Maestros de la Arquitectura y el Urbanismo de


la Segunda Mitad del Siglo XX?.
Por qu, a pesar de haber obtenido el Gran Premio de
la Unin Internacional de Arquitectos en 1984, por sus
obras y planes en Urbino?
Por qu, a pesar de haber obtenido en 1994 la Medalla de Oro del Royal British Institute of Architects?.
Primero, cabe aclarar que esa reticencia a reconocerlo fue sobre todo en Italia, y de 1980 en adelante. Segundo, que fue particularmente por parte del ncleo del
star system de la arquitectura de elite.

Pg. 138

Claro, de Carlo, amigo de Italo Calvino, de Aldo Van


Eyck, de Alison y Peter Smithson, de Hermann
Hersberger, de Donlyn Lindon, de Sverre Fehn, de Oriol
Bohigas, lider el Team X, que derroc el agotado CIAM
y el internacionalismo racionalista (1). Pero tambin
lider, con su revista Spazio e Societ, la transversalidad de la arquitectura no autnoma, no formalista, anticipando las bsquedas sistemticas, integradoras, de la complejidad en la incertidumbre... Y
entonces fue quizs el principal opositor del Post-modernismo, decadencia ya felizmente fracasada (2).
Pero antes que oponerse, Giancarlo generaba. En
1969 escribi (el tambin uno de los lderes de las revueltas del 68 en Pars y del 69 en Italia) La pirmide
al revs, donde propone dar vuelta al poder (el acadmico ante todo) para alentar los procesos participativos
y de autogestin.
En aquellos aos, la revista de arquitectura
LArchitetture dAujourdhui le dedic casi un nmero
entero, titulado El encuentro de la arquitectura y la poltica. De Carlo hizo participacin proyectual conciente,
premeditada, desde los 50, como ninguno, anticipndose 30 o 40 aos a prcticas hoy insoslayables por los
ms y temidas por los menos, la elite ilustrada de la
banalidad objetual. Y la lleg a hacer (para el Barrio
Obrero que proyect en Terni, en 1974) en televisin abierta, para toda Italia.
Qu une su gran proyectacin arquitectnica (el Magisterio, Urbino, 1974), su gran proyectacin urbanstica
(el propio Plan de Urbino, o la Isla de Mazzorbo, Venecia),

Pg. 139

su gran prdica ambiental y social (su revista Spazio e


Societ), su ILAUD, (Laboratorio Internacional de Arquitectura y Diseo Urbano),todos testimonios tan concretos como extraordinarios que nos guiaron hasta ahora?:

Honestidad intelectual,, deslumbrante, con autoridad ilimitada, con testimonios tan emocionantes como inquietantes. Un ser humano completo, rinascimentale, mezcla de Che y Victor Hugo, de F.LI. Wright y Walter Gropius,
de Calvino y Verdi.
Italiansimo pasional, grandilocuente, de enorme cultura humanista pero amante de la prudencia intelectual
de la cultura inglesa. Antiprepotente, pero de convicciones firmsimas.
Su viento es verdsimo y muy joven. Quizs apenas
adolescente para este mundo a renacer. Y merece el epitafio de una estrofa potica de Robert Frost:

Tengo una pelea de enamorados con el mundo


As vivi. Y as nos encomend vivir.

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(1) Desde 1925 el Movimiento Moderno se codific en algunas reglas inmutables, que lo
convirtieron en un estilo repetitivo, llamado precisamente como si ello fuera una virtud,
Estilo Internacional (ver Viento Verde 19 Vamos hacia una globalizacin esttica?).
(2) El Post-Modernismo tuvo su auge entre 1970 y 1990 y produjo una inteligente crtica a la
arquitectura demasiado racional, pero se desvi hacia un vale todo, de eclecticismo formal.

Pg. 141

Pg. 142

Tercera parte

Pg. 143

Pg. 144

Claves para la lectura

Cuando se publica un libro se suele colocar el currculum de


su autor, que supuestamente da informacin al lector, en especial cuando ste no es muy conocido, para comprender mejor
las claves de su obra.
Francamente los curriculums me resultan muy aburridos. Si
el autor es muy conocido no agregan mucho, si el autor es poco
conocido, no alcanzan a decir casi nada.
Me pareci ms sugerente dar algunas claves sobre mi trayectoria y de los temas abordados, para ayudar al lector a interpretar
por qu percib estos vientos y por qu busco que sean verdes. La
ocasin la ofreci la entrevista que me efectu casualmente mi
amigo mexicano, el comunicador Carlos Gmez Flores, un reportaje que me hizo en noviembre de 2005 para publicar en su pas.
Es posible que muchos de mis lectores coincidan con las preguntas que l me realiz: qu, para qu, de qu manera, cundo
fueron concebidas algunas de estas ideas y cmo fueron madurando hasta que, finalmente me he atrevido a hablar de ellas.

Ojal les guste este curriculum platicado.

Rubn Pesci

Pg. 145

Carlos Gmez Flores

Rubn, cmo fue tu encuentro con la sustentabilidad?


Rubn Pesci

Es un largo recorrido que comienza hace ms


de treinta y cinco aos, cuando empiezo a descubrir
que la arquitectura, que es mi profesin de origen,
era aquejada, era daada por acciones externas a
ese objeto arquitectnico singular, aislado. Porque
las normas urbansticas no funcionaban bien; porque
no haba una conciencia de indicadores ambientales
que ayudaran al contexto, y porque la propia formacin del arquitecto estaba completamente separada
de una visin integral.
Desde mi temprana juventud veo obras de
arquitectura que haban sido publicadas, que haban tenido xito, que haban ganado concursos y
que quizs ya haban desaparecido o haban perdido sus valores originales, porque el sistema contexto, no funcionaba. Es all donde aparece la primera constatacin (entre perceptible y racional),
que si no existe un accionar sobre el continum,
sobre el sistema en el cual se inserta la vida humana, el hbitat humano, mi profesin misma, no
tena mucho sentido.
Estas percepciones me motivan dos viajes,
dos becas en Europa, (Italia en particular) para
profundizar mis conocimientos con grandes maestros de urbanismo y precursores de las ideas ambientales, estamos hablando antes de Estocolmo;
mi primera pasanta en Italia la hice en el 69, 70,

Pg. 146

cuando el tema no exista. Me siento enormemente


prximo a dos grandes precursores a nivel mundial, maestros como Bruno Zevi, como Giancarlo
De Carlo despus, que ya estaban buscando otras
personas que compartieran sus ideas. Zevi hablaba de un entorno orgnico y De Carlo de la integracin de espacio y sociedad, de la articulacin
de espacio y sociedad.
Haba otros precursores como el gegrafo
Pierre George, un gran introductor de las corrientes territoriales; el famoso socilogo cataln Manuel Castels, que ya era un joven muy promisorio
y que empezaba a escribir sus libros esplndidos;
Toms Maldonado, un argentino que vea el tema
muy profundamente desde la perspectiva del diseo industrial, de la crisis de la produccin industrial descontextualizada de las externalidades negativas que produca.Y en especial, Sergio Los,
principal terico de la proyectacin ambiental y
mi querido amigo.
As que me encontr con grandes actores
del fenmeno, que como suelo decir, adems eran
autores de propuestas extraordinarias, tericas y
prcticas. Esto me llev a adherir profundamente
a esas bsquedas de la Proyectacin Ambiental: el proceso completo, total, de manejar el
ambiente, algo que todava hoy en muchos crcu-

Pg. 147

los no est asumido y que entonces algunos vean


exclusivamente desde lo natural, otros exclusivamente desde lo cultural, sin encontrarse entre s.
En aquellos momentos, digamos en los 70, fundamentalmente en Italia pero algo tambin en Francia y en Inglaterra, la nueva visin ya estaba sin
embargo claramente percibida.
As que la de hoy es una preocupacin con treinta y cinco aos de retraso. Y fijndonos que el informe Brundland data de 1986 quiere decir que recin
grandes pensadores de las Naciones Unidas ponen
sobre blanco y negro, sobre papel, esto que aquellos
grupos de los 70 haban reconocido veinte aos antes. Yo tuve la suerte de acercarme a ese grupo!

Carlos Gmez Flores

Cmo entra a este escenario Francesco Di Castri, cmo se


encuentran Ramn Folch y Rubn Pesci?
Rubn Pesci

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Primero Francesco y despus Ramn. Nosotros, la Fundacin CEPA empezamos a hacer


proyectos y acciones acadmicas con estas concepciones, que por entonces llambamos de
proyectacin ambiental, y con el apoyo de la Universidad de Belgrano en Buenos Aires, (no olvidemos que era la poca de la dictadura en Argentina, era muy duro) propuse iniciar un ciclo de con-

gresos latinoamericanos del ambiente. El primero


lo hicimos en 1979, y eso tambin fue un proceso
de avanzada. Para el Congreso del ao 81 tuve la
fortuna de percatarme que haba que invitar a
Francesco Di Castri, del cual haba visto en una
clebre revista sueca Ambio, (muy innovadora
tambin), un articulo del que por entonces era
Director de Ciencias Ecolgicas de la UNESCO
y haba sido el hacedor del Encuentro de 1972 en
Estocolmo, creador de la figura de la Reserva
de la Biosfera, un personaje, quizs el principal
del siglo XX en la materia.
Bueno, lo invito a la Universidad de Belgrano
a nuestro 3 Congreso Latinoamericano del Ambiente
y acepta sin ms, con una gran generosidad. Apenas nos encontramos en el aeropuerto de Ezeiza iniciamos una amistad. Y este hombre, en 1981, en
aquella conferencia an recordada, expuso esos diez
puntos del ambientalista, El Ambientalista Diez, que
publicamos luego en la revista Ambiente n 34, que
realmente siguen siendo hoy deslumbrantes:
1) Ser un ambientalista operativo (proyectual).
2) Saber identificar el problema generador.
3) Saber escoger la escala espacial apropiada.
4) Saber adoptar la escala temporal
conveniente.
5) Saber incorporar la dimensin perceptiva
del ambiente.

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6) Saber lo que no se sabe.


7) Saber pensar cada propuesta con valor
de prototipo extrapolable y con enfoque experimental.
8) Saber comprender la escala de las interdependencias internacionales y los valores culturales universales y a la vez que las idiosincracias regionales.
9) No tener miedo al error.
10) Dejar de ser hombre no para pensar en
trminos de evolucin, equilibrada s, pero evolucin al fin.
Lamentablemente falleci en el ao 2005.
Francesco a partir de aquel momento se transform en nuestro gua cientfico, en nuestro apoyo desde
la UNESCO, nos hizo artculos con el Programa MAB
(Hombre y Biosfera) tanto en el rea de Reserva de la
Biosfera como el rea de Ecologa Urbana, y esto nos
provoc un fuerte crecimiento. En uno de esos procesos liderados por la UNESCO, de los cuales comenzamos a ser partcipes casi permanentes, aparece Ramn
Folch. Esto sucedi en 1984, en un encuentro en Montevideo sobre percepcin ambiental.
El Proyecto MAB tiene una serie de proyectos
dentro de su Programa y una de estas grandes reas
se llamaba Proyecto 13, de Percepcin Ambiental,
muy moderno. Que desde los cientficos duros apareciera la importancia de la percepcin, tambin era una

Pg. 150

revolucin. A ese esfuerzo, la Fundacin CEPA fue


invitada, y tambin fue invitado el doctor Ramn Folch
de Barcelona. Otra vez se provoc una inmediata
empata. Tanto uno como otro pensbamos que realmente queramos avanzar y que tenamos que comenzar a articularnos. Y as nacieron dos grandes
amistades. Francesco acaba de fallecer, Ramn sigue estando en su mxima plenitud.

Carlos Gmez Flores

Cul es la relacin entre CEPA y FLACAM?


Rubn Pesci

El propio Ramn Folch ha escrito en un prlogo


que hizo para mi libro La ciudad de la Urbanidad, que
la relacin es algo as como la Santsima Trinidad. Por
supuesto es una broma, pero es una broma que tiene su
significado. Entre Rubn Pesci, CEPA y FLACAM
hay como una situacin as. Inseparable.
La Fundacin CEPA, nuestra entidad matriz, se crea en 1974 para llevar adelante esas ideas,
solitarias en aquel momento. Bueno, la convoco a
mi vuelta de Europa y ah aparece este grupo de
amigos y socios que an ahora permanecen. Entonces CEPA se constituye y se comienza a fortalecer
desde 1974. Ya son treinta y un aos de trayectoria.
Algn crtico ha dicho que nuestro principal mrito
es haber constituido un grupo y haber consolidado

Pg. 151

sus ideas durante tanto tiempo de continuidad sin


desmayos. Ha sido muy difcil.
Claro, la Fundacin CEPA hizo cosas como los
congresos del ambiente que mencion antes. Adems, comenz a publicar la revista Ambiente y a tener aliados y amigos en toda Latinoamrica y en Europa. Entonces, en determinado momento, alguien nos
sugiere, bueno y porque no le dan forma a esa red
(informal hasta ese momento). Entonces convocamos
a tres o cuatro entidades amigas para hacer lo que fue
el nacimiento del Foro Latinoamericano de Ciencias
Ambientales, FLACAM.
La Fundacin CEPA crea FLACAM. Al crear
FLACAM por ms que luego FLACAM es integrada por instituciones de enorme valor, trascendencia y
magnitud (mucha ms que la propia CEPA), no puede dejar de ser la ideadora, el padre de la criatura.
Entonces CEPA sigue teniendo un predicamento importante dentro de la red del FLACAM, pero
en orden de importancia, yo dira, que el menos importante es Rubn Pesci, le sigue la fundacin CEPA
y lo verdaderamente importante es FLACAM, porque all actualmente convergen representantes de once
pases integrados, unas veinte universidades de gran
prestigio, pblicas y privadas, de los ms importantes
pases de Latinoamrica, y Espaa.
Entonces hoy es FLACAM el gran brazo de
accin para este movimiento ambiental.

Pg. 152

Carlos Gmez Flores

Cmo fue generndose la metodologa flacamiana y cul es, en


esencia, la parte medular que hace que tenga un cuerpo propio?
Rubn Pesci

Se gener ya desde el ao 73 o 74, haciendo


mi doctorado en la Universidad de Venecia, Italia,
en donde (trabajando con Sergio Los, y algunos fsicos, matemticos, socilogos), llegamos a modelizar
la helicoide como proceso de articulacin entre entradas y salidas en este proceso de proyectacin cclicahomeosttica. Eso luego se introduce en CEPA, y CEPA
lo comienza a aplicar en todos sus proyectos, cursos
breves, congresos. Por ello dira que a la hora de crear
FLACAM en 1988, CEPA y muchos de sus socios o
amigos por all por el mundo, haban ya de alguna manera construido este paradigma y esta epistemologa
que se ofrece a FLACAM.
Entonces comienza un proceso sistemtico
con alumnos y profesores de todo el continente
que le dieron el vigor que tiene hoy, donde no cambi esencialmente pero se enriqueci enormemente. Esta es la breve historia de la metodologa.
Cul es el aspecto central? Primero es esta condicin de proceso, por lo tanto la ruptura y la crtica a los procesos lineales claramente modelados
desde un racionalismo ilustrado que no alcanz para
comprender la complejidad de los sistemas vivos.

Pg. 153

Es ah que aparece el concepto de la helicoide que


se va desarrollando en el tiempo, que se diversifica,
que se cierra, que se abre como la vida misma. Es
un modelo isomorfo a la realidad, que hoy definimos integrado con diez componentes o pasos de
un proceso. Pero esta es la parte tcnica.
Pasar de la planificacin cerrada a la planificacin abierta de proceso. Pasar del hombre no
de acuerdo a la tesis de Di Castri, decir no se puede, no se debe, la naturaleza es lo mejor, todo
es intocado, a decir, con el hombre dentro, en un
proceso abierto, histrico, donde la percepcin juega un papel fundamental en el saber, en la generacin de conocimiento. Donde muchas veces es ms
importante inducir que deducir, y por lo tanto trabajar con las comunidades, con los actores locales
que son los que toda la vida han percibido, han inducido, han reconocido. As, en cuatro pinceladas,
he tratado de dar algunos criterios que ponen en
tela de juicio el positivismo y el racionalismo ilustrado y se entroncan con algunas de las lneas ms
modernas de la ciencia.
Repasemos rpidamente. Cuando Prigogine
formula la Teora del Caos y te dice que los sistemas son caticos y tienden a la entropa (es decir
al desorden), demuestra que es intil pretender dominarlos racionalmente. Cuando Fritjov Capra marca que la vida es unatrama, una trama de factores

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mltiples y que lo que hay que hacer es guiar esa


trama y no oponerse a ella. Estamos ante fenmenos
fundamentales de ruptura epistemolgica, rupturas gigantescas en la teora del conocimiento. Cuando Jean
Piaget dice desde la educacin que solo se aprende
haciendo, y quizs los libros se escriben despus. Cuando desde esa propia educacin liberadora, Paulo Freire
dice que aquel alumno que est mal en la escuela tradicional es el mejor alumno, porque es el que rechaza los
conocimientos enlatados. Podramos seguir al infinito
pero son seis, siete, diez grandes alteraciones al paradigma de la ilustracin y del conocimiento cientfico deductivo, que abren horizontes incalculables al avance
de esta bsqueda de sustentabilidad.

Carlos Gmez Flores

A la distancia podemos hablar del FLACAM como


una escuela de pensamiento?
Rubn Pesci

Hoy quizs s, porque aunque nosotros no lo


quisiramos es inevitable que los cerca de 600 profesionales de toda Amrica Latina que han cursado
en nuestra maestra, la adopten en algunos casos, la
enriquezcan en otros, y ello significa que se basan
en una escuela de pensamiento (se habla del pensamiento flacamiano) que nosotros no hemos impuesto. S, creo que hay una construccin de pensamiento, pero ese pensamiento, lo importante, lo bonito, es

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que surge de las propias experiencias, de la praxis,


del hacer aprendiendo. Como dicen algunos interesantes psicopedagogos mexicanos: del sentir-pensar.
Hay muchas corrientes del mundo que estn en esta
lnea. Y s hemos sido convocados ya a decenas de
foros internacionales es precisamente porque
FLACAM representa un ncleo de pensamiento.

Carlos Gmez Flores

Rubn, desde el ngulo del lder, desde el ngulo del hombre que
inspira, qu ocurrir en la subsiguiente etapa, en torno a la relacin
entre Rubn Pesci y Flacam ?
Rubn Pesci

Pg. 156

Quisiera dedicarme ms y ms, precisamente a


desarrollar esa lnea de pensamiento. Sabs que estoy
escribiendo mucho y que la escritura me sale muy fluida. Una escritura justamente que no podra ser de grandes textos acadmicos, doctrinarios, taxonmicos. No,
no! Son las escrituras de unos libros breves, leves y
rpidos de leer (como pedira Italo Calvino), pero que
me parecen muy necesarios. Quisiera dedicarme ms
a esto y volver a cargar de mi experiencia los proyectos que estamos haciendo aqu en Argentina y en varios pases, como en Brasil. Por lo cual estoy bregando
para que FLACAM crezca en protagonistas de todas
sus sedes. Me gustara descentralizar ms y ms el
accionar de FLACAM y el de CEPA, y cumplir la
tarea para la cual estoy mejor capacitado.

Esto es algo as como una metfora, una


persona que tal vez puede ser un buen pianista y
lo es, pero se ha distrado en organizar la orquesta, en buscar financiamiento para los conciertos, en
ensear a jvenes y quizs est descuidando un poco
su mensaje como pianista. Entonces estoy deseando que los acontecimientos permitan en dos, tres,
cuatro aos, que yo pueda estar ms centrado en el
desarrollo de la lnea de pensamiento y en la calidad
de los proyectos que hacemos.

Carlos Gmez Flores

Con respecto a la interfase necesaria con la clase poltica de


latinoamrica, qu ejemplos vivos se tienen desde la perspectiva flacamiana?
Rubn Pesci

Pregunta muy difcil, muy difcil. No muchos,


lamentablemente, lo cual muchas veces nos hace
pensar si entonces es frtil esto que estamos haciendo, porque para nosotros mismos desde
CEPA, no todos los proyectos llegan a buen puerto. Porque han sido dejados de lado, porque son
combatidos. Pero bien, y si en nuestras otras sedes, colegas de toda Amrica Latina tampoco han
logrado demasiado, uno se pregunta ser que?
Pero claro, lo que pasa es que es un proceso lento, donde hay tambin una autoformacin: nues-

Pg. 157

tros alumnos del FLACAM muchos tienen que ver


con el mbito poltico, directa o indirectamente. Vos
mismo. Porque trabajan con gobiernos, porque inciden sobre gobiernos, porque manejan medios de
comunicacin. Algunos alumnos que hemos tenido
han sido representantes polticos ya sea del gobierno legislativo o del ejecutivo. Muchos, la mitad casi.
Entonces creo que estamos comenzando a incidir,
lo que pasa es que hay que tener paciencia.
Qu casos considero ms frtiles? Los que
se suceden en Brasil. En Brasil, ms all de su
clase poltica, (que tampoco est tan mal), hay progresismo, hay un juego democrtico serio, hay un
progresismo no solamente de las izquierdas como
se suele pensar, sino tambin del centro. Interesante el caso Brasil.
Ahora se est denunciando la corrupcin,
pero se est denunciando en serio, es decir, no se
la deja pasar, no se hace la vista a un lado. Y a la
hora de los proyectos, Brasil est absolutamente
abierto, vido, est como una esponja a todas las
innovaciones, ambientales en particular. Entonces,
uno en Brasil dice, y por qu no? Y ellos te contestan: es lo que estaba esperando. Mientras
que en otros pases vos decs por qu no?, y te
contestan no me asustes o eso es imprudente
o eso contraviene no se qu cosa. Creo que el
caso de Brasil es importante, pues no es casual

Pg. 158

que ah se haya hecho Curitiba, que es un caso


interesante. No es casual que nosotros mismos
hemos participado en el plan director de Porto
Alegre, que es un caso tambin interesante. Ahora estamos haciendo en Florianpolis cosas que no
se pueden creer de tan innovadoras que son. No
es acaso que en Brasil est Leonardo Boff? No es
acaso que en Porto Alegre se han hecho los foros
sociales mundiales? Quisiera tener la generosidad
de reconocerle a ese pas esas cosas. Ahora, veo a
muchos pensadores muy buenos en Mxico y en
Argentina, eso si es verdad tambin. Incluso, bueno,
nosotros estamos trabajando mucho en Brasil porque se nos ha reconocido esa cualidad, as que creo
que hay que sealar esos dos casos, Mxico y Argentina donde hay una masa crtica muy fuerte de
pensantes y en la complejidad y en la sustentabilidad.

Carlos Gmez Flores

y qu con el conocimiento y la ciudad?


Rubn Pesci

Bueno, de alguna manera es una consecuencia. Creo que la ciudad sigue siendo una
forjadora de pensamiento, pero en la medida que
pierde su escala, que pierde aquella levedad en
sus relaciones, que se transforma en estresante,
que es impactante, crece la desconfianza, crece
la violencia, crece la inequidad, crece la exclu-

Pg. 159

sin. Entonces, si la ciudad recupera esa escala


humana, ese contacto social, tiene lo que el campo no tiene, que es el dilogo. Y como la complejidad necesita del dilogo de saberes, como la
sustentabilidad necesita del dilogo solidario, la
buena ciudad es la simiente de la sustentabilidad,
no su contrario.

Carlos Gmez Flores

y por qu sustentabilidad y no sostenibilidad?


Rubn Pesci

Ah somos muy firmes y afortunadamente se


est compartiendo la idea en muchos mbitos. Literalmente es una mala traduccin en cuanto al espaol del concepto que es para el ingls, para el italiano, para el alemn, para el francs, idiomas en los
que no existe la idea de sostenibilidad. Sostener significa que se debe tener una energa externa para
sostener algo. Poniendo un ejemplo: cmo me pesa
esta silla! (Qu pesada que es para sostener).
Si quiero cargarla, por su peso la tengo que
sostener, de esa manera la silla no se podra sostener por s misma nunca, por lo tanto tiene que
haber una fuerza externa para ello, pues la silla
por s misma, no es sustentable en el aire. La silla
solamente es sustentable apoyada o levantada. Si
nosotros actuamos sobre el ambiente y la sociedad de esa manera con fuerzas externas que la

Pg. 160

sostengan, nunca va a ver sustentabilidad. La


sustentabilidad o la auto-sostenibilidad, habla de
algo que se sustenta solo. Uno dice, esta familia
se sustenta o este principio se sustenta o este curso
se sustenta, por sus ideas por sus ingresos, etc.
Eso es muy diferente. Entonces estamos buscando una sociedad y un estilo de sociedad, un estilo
vida, un estilo de desarrollo, que se sustente a s
mismo y no por la introduccin de energas externas. Casos tpicos de introduccin de energas externas, que son agotables y crean externalidades
negativas, podra ser el consumo de petrleo, que
conlleva su extraccin, a travs de declararle guerras a los pases productores; podran ser los
migrantes que van a pases vecinos y despus envan dinero porque en sus propios pases no hay
oportunidades suficientes.
Entonces, cuanto ms sean autosustentables
o autosostenibles, (si agregamos la palabra auto
queda muy claro todo), en los procesos de crecimiento y desarrollo, estaremos mucho ms cerca
de la solucin. Para Brasil existe solamente
sustentablilidad,entre otras cosas porque el idioma portugus as lo marca.
En Mxico estuvimos acordando mucho y
cada vez coincidimos ms en que el trmino correcto es sustentabilidad. Programas pblicos en

Pg. 161

muchos otros pases de Amrica Latina opinan lo


mismo, y el otro da estuve discutiendo fuertemente
con los espaoles que comienzan a entender que
tradujeron mal del ingls el trmino sustainable.

Carlos Gmez Flores

Desde la ptica flacamiana habas abordado el tema de


ambiente versus medio ambiente?
Rubn Pesci

Lo de medio ambiente es otra mala traduccin espaola. Cuando en una oportunidad impart
una conferencia en Italia, hace 35 aos dije medio
ambiente y me respondieron: la mitad de qu?...
Esta fractura se puede corregir diciendo medio ambiente natural, medio ambiente cultural, medio ambiente social, medio ambiente poltico, pero
siempre como parte del ambiente que es una unidad. Precisamente esa es la gran riqueza del concepto ambiental que de entrada, desde su propia definicin, se plantea como una integralidad, de un sistema complejo de cosas inter ligadas: La trama de
la vida, segun F. Capra. Entonces creo que esta
distincin evidentemente est cada vez ms clara.
Pero hablemos de Ambiente y sustentabilidad que es lo que me preocupa en este momento. Nosotros seguimos insistiendo, por eso nos

Pg. 162

llamamos FLACAM (Foro Latinoamericano de


Ciencias Ambientales), CEPA (Centro de Estudios y Proyectos del Ambiente) y no de la
sustentabilidad, porque corremos un riesgo: que
el concepto de sustentabilidad se agote en algn
tiempo, inclusive se manipule, como est manipulado para miles de sostenibilidades por los pases
interesados en mantener el status quo de una
sociedad productivista-consumista, que es lo
antisustentable. Y dentro de veinte aos algn otro
informe Brundland hable de durabilidad como dicen los franceses, o hable de equidad y queda
como siempre algo afuera. El Desarrollo Sustentable es un modo para una finalidad mayor que es
la salvaguarda de la calidad del ambiente. As que
cada vez ms tratara de entender a lo sustentable como un modo de expresar cmo queremos
manejar lo sustantivo, la finalidad, que es la salvaguarda y la calidad del ambiente.

Carlos Gmez Flores

Por qu se te ocurri este libro?


Rubn Pesci

Dos estmulos metafricos opuestos han sido


la inspiracin del ttulo de este libro.
El primero es la amenaza cada vez ms recurrente de huracanes, que arrasan con mayor

Pg. 163

frecuencia y fuerza nuestra civilizacin, en zonas


de costas de mares clidos y aparentemente
paradisacos. Paraso que se vuelve infierno. Parece una de las 7 plagas de Egipto que nos comienzan a llegar.
El segundo es la pelcula Soplando con los
Vientos, ese bello film ingls de denuncia sobre los
despidos de Margaret Tatcher, y una banda de msicos de instrumentos de viento que lucha por seguir y
sobrevivir a la derrota laboral. Huracanes necesarios, verdes, que soplen limpieza y verdor esperanza.
Por ltimo, otra inspiracin, ms conceptual
y literaria, me asisti en mi pobre ejercicio de la
literatura. Una vez ms, Italo Calvino (1). En su
libro Seis principios para la composicin en el
Siglo XXI (2), se destacan como los primeros
dos principios: la levedad y la rapidez. Calvino no
dice que son mejores que lo pesado y lento (una
obra monumental como la La Divina Comedia,
de Dante, o los Cdigos Vitruvianos, en Arquitectura). l dice que son ms adecuados a nuestra
percepcin actual.
Me sent profundamente adherido a l, y trat de hacer leves mis ideas y rpido el modo de
contarlas. Las ciencias blandas, y las artes, que es
la categora ms blanda de las blandas. As que es
la hora de integrar, de religar.
No digo que sea la hora de generar una religin de la sustentabilidad, pero casi. Volver a
atar todo, a ligar todo, de entender el todo como la
esencia para poder abordar procesos de cambio
incluyentes y justos.

Pg. 164

Carlos Gmez Flores

Por ltimo Rubn qu son los Vientos Verdes?


Rubn Pesci

Los que soplan las tormentas y nubarrones,


cuando ya hay demasiada agua. O los que traen tormentas y nubarrones, cuando hay demasiada sequa.
Los llamo Vientos Verdes porque traen
buenas nuevas, y son la energa limpia para generar cosas positivas, tambin estn los otros, los
vientos negros, polvorientos, sucios (corrupcin,
politiquera, conformismo, egosmo) soplan en sentido apocalptico; quiero apostar a quienes soplan
vientos en sentido inverso, verdes, limpios.
Por eso, dedico este libro a Giancarlo De
Carlo y para l aparece al final un Viento Verde
especial, es lo mejor que tengo que decir para
insitar al lector a continuar soplando verdores.

1) El autor escribi en 1985 La Ciudad in-urbana, Editorial Fundacin Cepa, basada en


textos de las Ciudades invisibles de talo Calvino
2) Seis propuestas para el prximo milenio - Ediciones Siruela S.A. - 1998, Madrid

Pg. 165

Pg. 166

Editorial CEPA
Editorial

Vientos Verdes
Rubn Pesci- 2006

Coleccin de Ensayos
La Ciudad in-urbana

V
SU einte
ST ide
EN as
TA so
BIL bre
IDA la
D

Rubn Pesci- 1985

A partir de estos textos leves, cortos, sugestivos y de


rpida lectura, escritos desde diferentes partes del mundo,
el autor muestra su opinin e intenta hacer reflexionar a
un pblico interesado, sobre 20 cuestiones relevantes de
nuestra sociedad actual.

As, la metfora de Vientos Verdes evoca al idea del


autor plasmada en el libro, optimismo y energas nuevas
para generar cosas positivas.

La Ciudad de la Urbanidad
Rubn Pesci- 1999

La vida como proyecto


DEL TITANIC AL VELERO
Rubn Pesci 2000

La sustentabilidad Hoy
Fundacin CEPA-2005

Coleccin Proyectos
Parque Costero del Sur

01
COLECCIN SUSTENTABLE

Como bien lo refleja Sergio Los en el prlogo del libro


estos textos no describen cosas, sino que invitan a hacer
cosas juntos; los problemas a los que se refieren los
Vientos Verdes se pueden resolver slo compartindolos,
y para compartirlos es necesario reconstruir la ciudad.
Pero esta reconstruccin no presupone necesariamente
la edificacin de nuevas construcciones sino que se refiere esencialmente a la transformacin de consumidores en ciudadanos, una transformacin que pasa a travs
de la activacin de instituciones hoy subordinadas, sobre
todo la amistad y la urbanidad.

Editorial CEPA

Ha recibido premios y distinciones internacionales. Y lleva a delante, en autogestin individual


o compartida, proyectos y procesos distinguidos
como La Plata Patrimonio, Camino del Gaucho,
Valle Verde, CICMAR, FLACAM, Revista Ambiente digital, etc.

recidas previamente como artculos de opinin del Sitio


Ambiente Digital, y luego compiladas en forma de libro
de bolsillo.

Vientos Verdes / Rubn Pesci 01

Despus de 30 aos de su creacin, hoy acredita


un cuerpo profesional de unos 25 tcnicos permanentes y asesores de amplia trayectoria.
Ha realizado cerca de 100 proyectos relevantes
en casi 10 pases de Amrica Latina y Europa.

En este libro se conjugan una serie de notas breves, apa-

Editorial

Nueva Coleccin Sustentable

Fundacin CEPA
CEPA es una organizacin no gubernamental
creada en 1974 para abordar -con la visin integradora del enfoque ambiental- proyectos y
acciones destinados al mejoramiento de la calidad de vida y el desarrollo de las condiciones
del hombre, en el marco de su necesaria articulacin con la naturaleza, su genuina identidad
cultural y el ejercicio autntico de sus libertades.

Fondo Editorial de la Fundacin CEPA

Fundacin CEPA -1992 (agotado)

Proyectacin Ambiental
FLACAM -1995

De la Prepotencia a la Levedad
FLACAM, Paradigma y Pedagoga
para la sustentabilidad.
Ruben Pesci, Jorge Prez, Lucia Pesci-2002

Formacin y Proyecto
Otras vas para el Tercer Sector
Fundacin Gas Natural- FLACAM- 2004

Revista A/mbiente
(Edicin impresa desde N 1 a 86)
Desde 1979 hasta 2001

Revista A/mbiente Digital


tica y Esttica hacia la sustentabilidad
(desde 87 a 96) - Desde 2002- contina

Rubn Pesci

www.revista-ambiente.com.ar

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