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Tolerancia Cero. Entrevista A Wacquant

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Fuente: http://aulapenal.wordpress.com/2007/08/26/tolerancia-cero-2/ Consulta: 11-10-10 26.Ago.

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Tolerancia Cero
por Juan 1 Comentario Categoras: Informacion General

ENTREVISTA EXCLUSIVA AL SOCIOLOGO LOC WACQUANT SOBRE MISERIA, DELITO Y MARGINALIZACION La tolerancia cero es ms cara que un plan social Discpulo de Bourdieu, es investigador de la violencia urbana. Wacquant lleg a Buenos Aires a presentar su libro Parias urbanos, donde desmenuza los procesos de marginalizacin en las grandes ciudades. En dilogo con Pgina/12 analiz ese proceso en la Argentina y por qu se termina por pedir un Estado penal. Loc Wacquant es francs, pero est radicado en EE.UU. Es profesor de la Universidad de California-Berkeley. Por Leonardo Moledo El discurso de Loc Wacquant, discpulo de Pierre Bourdieu, investigador y profesor de la Universidad de California-Berkeley, est centrado en los procesos de marginalizacin urbana y expresado en los dos libros que se conocen de l en castellano, Las crceles de la miseria y Parias urbanos-, adems de sus contribuciones en Le Monde Diplomatique. Wacquant analiza miseria, delito y marginalizacin no como mrgenes o regiones atrasadas de un sistema que progresa y se enriquece (como podra haberse analizado la pobreza a mediados del siglo XX durante el florecimiento del Estado de bienestar), sino como una produccin social necesaria de esa sociedad que progresa, en la que todos los actores intervienen de manera activa. Consiguiendo, en fin, como respuesta, la constitucin de un Estado penal y un discurso que criminaliza la miseria y la marginacin, y cuya expresin ntida es el aumento de las poblaciones carcelarias y el creciente reclamo de la tolerancia cero. Dentro de un enfoque relacional, Wacquant sostiene la insuficiencia de los anlisis corrientes (y predominantes en la Argentina) que aritmetizan la miseria: La lnea de pobreza, que equipara la pobreza con los bajos ingresos, ignora y oscurece las dimensiones simblicas, las caractersticas especficas de los procesos de marginacin y la cadena de eventos y condiciones que conducen a los

procesos de exclusin social. Amparado en los ndices y su correlato simblico (ghettos y villas miseria como zonas de peligro y territorios vedados), el Estado interviene no slo para reprimir el delito sino para borrar (de la ciudad, de la vista) la presencia misma de la miseria, o con planes de asistencia adems de insuficientes desarticulados, que al superponerse a la desarticulacin misma del universo de lo marginal, de los parias urbanos, refuerza los mecanismos de la marginacin avanzada. Que avanza ms cuanto ms avanza un sistema econmico y social que cada vez progresa ms y es ms rico. Invitado a la Argentina para presentar su libro Parias urbanos, Loc Wacquant mantuvo un dilogo con Pgina/12. Evidentemente hubo un desplazamiento brutal del Estado de bienestar que intentaba paliar la miseria (entendida como falta de progreso) al Estado penal que la criminaliza. Al mismo tiempo que se produce un desplazamiento brutal de todo el sistema econmico y social. Y si esta poltica de la penalizacin de la miseria es adoptada es porque responde a un pedido social. La mano dura, la tolerancia cero. Pero lo interesante es que no slo las clases privilegiadas quieren protegerse de la violencia sino tambin las clases pobres. Hay que hacer un anlisis para comprender cmo las facciones ms precarizadas de estas clases demandan polticas que les son esencialmente nefastas. Bueno, pero, por qu? Porque en el caso de los habitantes de las villas miseria, para quienes la inestabilidad de su existencia es un dato de todos los das, que intentan ver cmo hacer para llegar al otro da, el nico pedido que pueden expresar es un pedido de orden inmediato. Porque se agregan al desorden los ladrones y los criminales. Esto se observa y es verdad en la Argentina, en Brasil, en Estados Unidos y en Francia. Los ms desamparados son los ms propensos a pedir polticas autoritarias. Para ellos un ladrn que les saca, por poco que fuese, les est sacando mucho. Pero tambin se podra pedir asistencia social. Claro, pero ante la retirada del Estado, como al Estado no se le puede pedir hoy seguridad social, en su defecto se le pide la penalizacin de los ladrones, y si el Estado no lo hace, se hace por cuenta propia. Esta es una de las caractersticas paradjicas de los subproletarios: el miedo de caer an ms abajo, es el miedo a que el desorden les quite lo poco que tienen. Por eso se pide una polica represiva, sin ver que la represin espara hijos y vecinos. La clase superior mira esto como un espectculo, como se mira una serie por televisin Cmo se explica en su anlisis el aparente plan suicida neoliberal que reduce a los consumidores a la marginalidad y lleva a la eliminacin del mercado? No es tan suicida para las clases altas. Cuando se desregula la economa, se bajan los salarios y se baja la capacidad de consumo de la clase obrera, se entra en un ciclo de represin Y se hace aceptar a las clases medias y obreras una reduccin del nivel de vida en 30 o 40 por ciento menos que la generacin anterior. Eso pas en la Argentina con un deterioro de estas clases. Pues, dnde est la diferencia? Bueno, se la han apropiado las clases superiores, es absorbida por quienes detentan el capital econmico. Es una transferencia colectiva de la

riqueza hacia los ms privilegiados. Todo el discurso neoliberal est dirigido a presentar esto como un hecho fatal, ineluctable, un hecho natural, como si se tratara de meteorologa. As como a veces llueve, es lgico que los ricos cada vez ganen ms. En el siglo XVI se produjo en Inglaterra un proceso de marginacin masivo y en cierta forma parecido al que usted describe ahora. Progreso de la economa, alambrado de campos, crecimiento de la riqueza general y marginalizacin de enormes sectores que son lanzados a los caminos. Son identificables estos dos procesos? Son procesos parecidos. Entonces, como ahora, crecimiento y marginalizacin estaban y estn ligados. El avance de los sectores tecnolgicos, de la nueva economa de Internet y los nuevos servicios por un lado. La desproletarizacin de la clase obrera y la desocializacin del asalariado de los servicios, por otro lado, conforman este proceso. Estamos viviendo un segundo gran proceso de transformacin, como cuando la economa feudal fue destruida, se liberaron a los siervos que se convirtieron en vagabundos y no exista un mercado de trabajo capaz de retenerlos. Entonces, en toda Europa aument la miseria, la violencia. La gran diferencia es que en el siglo XVI la economa no era capaz de producir riquezas para todo el mundo. En el siglo XXI vivimos en economas extraordinariamente productivas. Con un trabajo igual se produce todava ms riqueza. Y se podra garantizar un ingreso mnimo para todos, cosa que no se poda hacer en el siglo XVI. La segunda diferencia es que tenemos un aparato administrativo y poltico para redistribuir la riqueza, que tampoco era el caso del siglo XVI. Tenemos las riquezas y la capacidad organizacional para redistribuirlas. Lo que ciertamente no tenemos es la voluntad poltica para hacerlo. En los aos 60 se public en Estados Unidos un libro llamado Los hombres de la esquina (The men at the corner), que de alguna manera revaloriz la posicin de los desocupados y, hace poco, un nuevo estudio sealaba que los que comercian con drogas, por ejemplo, no slo trabajan sino que ponen en juego calificaciones muy complejas. Usted comparte esa lnea de anlisis? Estoy totalmente de acuerdo. Cuando se dice que en el ghetto o en la villa miseria no hay trabajo, lo que se est diciendo en realidad es que no hay trabajo asalariado. Pero la verdad es que trabajo hay, y mucho. La economa de la calle requiere mucho esfuerzo, mucha inversin. Muchos jvenes que controlan el trfico de drogas tienen las cualidades de los empresarios: desarrollan nuevas tecnologas, nuevos productos, nuevos circuitos de distribucin, hacen marketing, con la violencia regulan los intercambios, compiten, conquistan nuevos mercados, contratan personal y forman gente para el trabajo. Es decir, ponen en juego las mismas capacidades que el discurso econmico vigente exalta: competencia, mercado, eficiencia. Y no slo eso. En los grandes ghettos de los Estados Unidos en las ciudades de Nueva York, Chicago, Filadelfia, Detroit, si no existiera esta economa paralela, las condiciones de vida seran peores. Esta economa genera ingresos, empleo. Hay que hacerse la pregunta de por qu estos jvenes emprendedores dedican sus esfuerzos a esta economa informal. Bueno, seguramente no tienen mucha posibilidad de elegir. S. Sucede que ya desde la escuela se sabe que los jvenes de estos barrios no tendrn ninguna posibilidad de obtener empleos valorizados. Del otro lado, est la desocializacin del

asalariado. Pero es importante decir que, en la Argentina, la gente de las villas miseria trabaja. Es muy difcil sobrevivir todos los das y crear una economa all donde no hay economa. Simplemente, no trabajan en sectores formales. Usted sostiene que la marginalizacin avanzada y los parias urbanos ni siquiera tienen un lenguaje a travs del cual expresarse. Me refiero a que no tienen lenguaje en el espacio poltico, acadmico, donde no existen categoras para designarlos colectivamente. Yo mismo utilizo un trmino negativo, parias urbanos, que designa por exclusin. Si hacemos una enumeracin, lo veremos con claridad: sin techo, sin trabajo, extranjeros ilegales, gente sin educacin, encarcelados. Es un conjunto heterogneo definido negativamente. No existen categoras como histricamente la clase obrera, que era una categora homognea que designa una relacin comn (fuerza de trabajo y venta de esa fuerza), definida positivamente y todo lo que entra en esta categora participa de una misma relacin social. Sin embargo, ahora los habitantes de estos barrios relegados conforman una categora heterognea, fragmentada. No como cuando la clase trabajadora se defina a s misma como tal. Hace treinta aos se poda decir los trabajadores para designar a la mayora de los barrios pobres. Ahora se los designa como habitantes de los barrios pobres, por un territorio, un lugar de residencia, que slo es un receptculo de las diferentes relaciones sociales. Entonces, se puede decir que los parias urbanos desarrollan un lenguaje propio, pero no existe un lenguaje sociolgico que los designe y los unifique. Y entonces? Hay que reinventar la categora de trabajador, porque cuando emergi lo hizo como producto de un trabajo poltico de fabricacin y difusin de la categora, para que los asalariados se pudieran reconocer en esta categora. Las categoras por las cuales la gente se reconoce son un trabajo simblico y poltico. No emergen espontneamente de la posicin social. Hoy no hay nadie que haga ese trabajo de unificacin poltica. El dilema es unificar esta categora de los sin, tratando de no separarlos de los asalariados y sus organizaciones. Hay un tema interesante y es el de la lgica de la situacin. Quien va a asaltar un quiosco, acta racionalmente. Claro, no va a dejarse morir de hambre. Y adems, como su propia vida no vale nada, tampoco valora la vida del que est enfrente de l. Pero resulta que quien es agredido tambin acta lgicamente al defenderse. Cmo se puede cerrar esa contradiccin? Cuando el crimen le llega a uno, uno reacciona como cualquiera. Cualesquiera sean las determinaciones del crimen, es una violencia y uno reacciona ante esa violencia, aunque pueda comprender las motivaciones que llevan a quien uno tiene delante. Yo creo que no hay contradiccin entre querer que la polica detenga a quien me ataca violentamente y saber que hay determinaciones sociales que explican por qu esa persona acta as.

Bueno, y entonces? Porque es esa lgica de la situacin la que inclina a mucha gente a pedir ya sea mano dura, ya sea tolerancia cero. Tal vez, pero si en la reforma del Estado que propone Cavallo hubiera una parte destinada a profesionalizar la polica, a que la polica devengauna burocracia racional (en el sentido de Max Weber) y profesional, como la de los pases como Francia y los Estados Unidos Pero usted critica a la polica de Francia o la de Estados Unidos. S, cuando es brutal. Pero sostengo la necesidad de profesionalizar la polica, tener una polica que no sea brutal, una polica que respete la ley y los derechos humanos, y no una polica que encarcele y persiga a los que pintan graffiti, que cuando intervenga, respete la ley Yo s que no es probable, pero que es posible. Y cmo se hace? Uno podra servirse de la misma lgica neoliberal para volverla contra ella misma. Se podra usar la lgica contable: hay que reducir los gastos del Estado? Bien. Se puede aplicar esa misma lgica para decir: ustedes quieren la tolerancia cero, pero la tolerancia cero es carsima; hay que construir prisiones, pagar jueces, encarar la miseria por medio del aparato represivo y penal. Es muchsimo ms caro que encararla a travs de un programa social o un programa de empleo. Quieren tolerancia cero? Bueno, aplquenla a la propia polica, a la violencia policial, apliquen la tolerancia cero a lo que ocurre adentro de las prisiones, apliquen la tolerancia cero a los crmenes econmicos y fiscales. No parece fcil. No quiero decir que sea fcil y ni siquiera quiero decir que sea probable, pero pienso que es el nico medio que tenemos: es como el que practica yudo y se vale de la fuerza del adversario y responde con la fuerza del adversario. Hay que hacer una especie de yudo poltico. S, pero el yudo deja de servir cuando el adversario tiene un revlver. S, ya lo s. Y ah viene un poco el punto. Los planteos que usted hace involucran a la totalidad del sistema de relaciones del sistema neoliberal. Ahora bien, siempre hay un momento en el que, para decirlo de una manera ms clsica, el anlisis radical muestra la imposibilidad de mejorar las cosas y exige una revolucin. Su anlisis llega hasta ese punto? Yo creo que conseguir una polica que acte dentro de la ley, que se convierta en una burocracia racional y se profesionalice, sera una verdadera revolucin.

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