Ceremonias Funebres de La Santeria
Ceremonias Funebres de La Santeria
Ceremonias Funebres de La Santeria
CEREMONIAS
FUNEBRES
DE LA
SANTERIA
AFROCUBANA
ITUTO
HONRAS DE EGUN
Quisiera ogradecerle a varias personas la colaboración que me brindaron en la confección de este trabajo. La
razón deser de este líbro es brindarle a los iniciados y estudiosos de las religiones afroamericanas los
conocimientos y procedimientos para llevar a cabo las ceremonias fúnebres de un iniciado.
Tomé esta encomienda por iniciativa de varias personas interesadas en que estos conocimientos no se pierdan,
sino que estén al alcance de todo el que los necesita.
Quisiera agradecer en especial a mi padre Alfredo Valdés y mi familia; a los doctores Luz María Martínez
Montiel y Rafael López Valdés, quienes despertaron en mí la inquietud de compartir los conocimientos que
otros me habían dado; Apolinar González (q.e.p.d.); Normando García; Santiago Pedroso; el Oluo Félix
Manuel Manun por sus enseñanzas; Julia Román; Cristóbal Díaz Ayala; Rubén Malavé; Josean Ramos; Rafi
Trelles; Lulio Vargas y otros que hicieron posible este libro.
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Oriate Yrmino (Omi Dima) Valdés
Ceremonias Fúnebres de la Santería Afrocubana
PROLOGO
La religión de los Orishas, cultos religiosos de los yoruba o Santería - formas cómo se conocen díchos
fenómenos - constituyen el conjunto de creencias y rítos de los grupos étnicos africanos denominados
genéricamente yoruba.
El origen de estas creencias es anterior a los de la era cristiana y ha sido, sín duda alguna, un objeto de estudio
que ha interesado por igual a etnólogos, antropólogos, historiadores, teólogos, filósofos, musicólogos,
sociólogos y otros investigadores, debido a las implicaciones que el tema conlleva.
Esta religión ha sido transmítida durante siglos en forma oral; con un complejo panteón de Orishas o
personajes míticos de un complicado y minucioso ritual que se acompaña de música y baile. En occidente
existe la ausencia de un sistema centralizado de organización, divulgación y jerarquización; religión además
de pueblos sometidos, esclavizados y removidos de su terruño africano, en gran parte, y trasladado a Améríca
desde el siglo XV hasta medíados del XIX.
A pesar de esto, aún se mantiene con una fuerza extraordinaría de supervivencia, si no de un desarrollo
notable de sus practicantes en las tres últimas décadas, que incluye el crisol étnico de nuestra cultura tan
diferente a la de los yorubas africanos iniciadores de estos cultos.
La importancia, posibles explicaciones y consecuencias de este fenómeno, escapan del contexto de este
prólogo que pretende ser breve. Pero sí podemos señalar que parte de este revivir se debe al grupo de
escritores que desde finales del siglo pasado comíenzan a transcribir lo que hasta entonces fue mayormente
testimonio oral.
Estos exponentes los podemos dividir en dos grupos; los propios sacerdotes u oficiantes de la religión, que
dictaban sus conocimientos sobre la materia - las famosas libretas -transmítidos y copiados celosamente de
generación en generación. Los otros eran científicos o literatos de distintas especialidades, que estudiaban la
religión, digamos, desde otros puntos de vista. Específicamente en el área caribeña, inicia estos estudios
Fernando Ortíz y los continúa Lydia Cabrera en Cuba. Otros exponentes se encuentran en Brasil y un gran
número en Estados Unidos. Algunos de estos eruditos reúnen felizmente a su condición de iniciados en la
religión yoruba sus conocimientos científicos de antropología u otras materias afines que los capacitan mejor
para exponer organizada y lógicamente los elementos litúrgicos de esas creencias, con la mente analítica del
científico que organiza, pondera y expone.
Uno de esos casos, quizás de los más representativos por las razones que veremos, es el del sacerdote u Oriate
Yrmino Valdés Garriz. Nacido en Cuba, en la década de los años 40, el destino o los Orishas, según el punto
de vista de cada cual, lo llevan a vivir parte de su niñez y juventud, primero a Tampa, Florida, y después en
California, donde termina sus estudios de Escuela Superior.
En 1962 se traaslada a San Juan, Puerto Rico, y en 1967 se inicia en la religión. Pasa diez años de intensa
práctica y estudio, y ya le vemos convertido en Oriate hacia 1977, pero ese mismo año decide ampliar sus
conocimientos científicos e ingresa a la Universidad de Puerto Rico.
Si examinamos su curriculum vitae, encontramos que durante la década del 80 se le verá cubriendo un
inmenso periplo mundial, cual misionero de esta fe vieja y al mismo tiempo nueva.
En 1980 dicta conferencias sobre esta religión en el Museo de Historia Natural de Nueva York y un seminario
de santería en la Universidad Central de Caracas. En el 81 hace estudios de campo de la religión Yoruba en
Brasil y al año siguiente viaja a Trinidad-Tobago con el mismo fin. En 1983 viaja a Nigeria para beber de las
fuentes originales de esta religión. En el 86 funda y preside el Centro de Estudios y Cultos Religiosos yoruba
en San Juan, y produce y anima un programa sobre las mismas materias, que se transmite por la emisora
Radio Luz.
En 1987 ofrece una serie de conferencias sobre la religión yoruba en el Centro de Estudios Avanzados de
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Oriate Yrmino (Omi Dima) Valdés
Ceremonias Fúnebres de la Santería Afrocubana
Puerto Rico y el Caribe, y en el Museo de Arte e Historia en San Juan. Ese año vuelve a Nigeria en un amplio
recorrido por varias ciudades del país, viaje que repite al año siguiente. Así mismo ofrece un seminario en San
Francisco, California.
En 1988 participa como conferencista y miembro del Comité Asesor sobre religión afrocubana en el primer
simposio Afroamérica y su Cultura Religiosa, celebrado en la Universidad de Puerto Rico. Ese mismo año
participa en el Cuarto Congreso Nacional de la Asociación Latinoamericana de Estudios Afroasiáticos,
celebrado en Guadalajara, México. También es nombrado Asesor en Asuntos Religiosos de Ascendencia
Africana del African Diaspora Research Project, de la Universidad de Michigan. Más adelante vuelve a
ofrecer una conferencia en el Western Addition Culture Center de San Francisco, Califonia.
El 89 es otro año activísimo para el profesor Valdés; imparte un Seminario sobre Africa y su Herencia
Religiosa en el Caribe, en la Universidad Veracruzana; uno de la Religión yoruba en Nigeria y el Caribe, en
el Museo de la ciudad de Veracruz, y otro en el Centro de Asia y Africa del Colegio de México.
Combinando siempre el enseñar con el aprender, regresa nuevamente a Nigeria, donde dicta una conferencia
en el Centro de Estudios Africxos de la Universidad de Oba Femi Owolowo de Ife.
Y tal parece que la década del 90 mantendrá el mismo ritmo para el profesor Valdés. En 1990 fue
conferencista invitado al Congreso Ay Bobo sobre Cultos del Caribe celebrado en la Universidad de Austria,
Viena. Vuelve a participar como conferencista del Segundo Simposio de Afroamérica y su Cultura Religiosa
en la Universidad de Puerto Rico y dicta, conjuntamente con la conocida antropóloga, Dra. Luz M. Martínez
Montiel, el curso postgraduado en Hístoria y Geografía del Caribe, organizado por la Universidad Católica de
Santo Domingo, República
Dominicana.
Los conocimientos y experiencias del Oriate se reflejan en el tratamiento minucioso, específico y gráfico de
las ceremonias litúrgicas a la muerte de un iniciado a la religión yoruba. Esperamos que ésta sea la primera de
una serie de monografías en las que el profesor Valdés vaya tratando estos temas tan necesitados de
exposición, tanto para los creyentes de esta fe, que encontrarán en los mismos una base fundamental de usos y
ceremonias, como para los estudiosos de distintas disciplinas estrechamente relacionadas con la entronización
de las culturas afrícanas en América. Así, consideramos el presente trabajo como un valioso aporte.
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Oriate Yrmino (Omi Dima) Valdés
Ceremonias Fúnebres de la Santería Afrocubana
ITUTO
Ilustración # 1.
Forma en que se disponen los atributos en sus respectivos recipientes para celebrar la
ceremonia de Ituto. Nótese que Osun se encuentra en posición horizontal, significando la
muerte del sacerdote.
iworos presentes. Luego de moyubar, se tira el caracol al piso sin estera y el Oriate debe estar (4
Si el Santo se queda con la letra Oshe, se queda con un familiar o familiares de sangre del
difunto, y si se queda con Obara, se queda con la familia de Santo de éste. Los guerreros, si
son de Ifa, se pregunta con el caracol si se van o se quedan, y si se van, hay que entregárselos
al padrino para que él sea quien los rompa.
Ilustración # 2.
Oriate consultando el oráculo del caracol para conocer la voluntad de cada Orisha del
difunto, a quedarse o despedirse.
Los Santos que se van se ponen a un lado y los que se quedan a otro. Los caracoles de los
que se van se colocan en sus bolsitas y se les entregarán a algún familiar del difunto para que
se los ponga al cadáver en el lado izquierdo del pecho, que es el lado del corazón.
Las piedras de los Santos que se van, se sacan de las soperas y se ponen en el piso. El que
está haciendo el Ituto le da un golpe de martillo a cada piedra con el correspondiente rezo,
(5)
Baga Baga Eni Omo - Bale. Estas piedras de los Santos que se van se echan en una caja o
recipiente cualquiera que después se llevará al río. Las soperas se rompen con el mismo
martillo y los pedazos rotos se echan en otra caja o recipiente para ser llevados al monte
después de terminado el Ituto. Las soperas se rompen con el mismo rezo que las piedras.
(Véase ilustración # 3).
Si no se ha preparado con anterioridad, después de romper las soperas de los Santos que se
Primeramente, se coloca el paño negro en el piso y sobre éste se pone el rojo y luego el
blanco. Sobre los paños se acomoda la jícara y frente a ésta, tres platos blancos; en uno se
ponen los pedazos de maribó, en el otro el quimbombó seco y en el tercero los hilos de
estropajo de soga. (Véase ilustración # 4)
Dentro de la jícara se echan las nueve hojas de álamo, maíz tostado, pedazos de pescado
ahumado y de jutía, un trozo de jabón blanco y otro de jabón negro, las pinturas de cuatro
colores (blanco, rojo, azul y amarillo), el carbón y la ceniza, el pelo trenzado obtenido
durante la ceremo- nia de iniciación, el peine utilizado en el mismo ceremo- nial, que es
preciso romper, y el Ashe . La navaja y la tijera no se echan ni se rompen pues representan a
(6)
Cada uno de los presentes se parará frente a los platos y, cojiendo primero un pedazo de hilo
de estropajo, se lo presenta en la frente y luego la nuca, donde se rompe y se echa en la
jícara. Después se procede a hacer lo mismo con el maribo y el quimbombó.
Ilustración # 3.
Piedras sagradas de los Orishas y los recipientes rotos que las contenían, que serán
depositados en sendos cubos para ser llevadas, respectivamente, al río y al monte.
Ilustración # 4.
Sobre los paños de distintos colores, se coloca la jícara; los tres platos conteniendo
quimbombó seco, maribó e hilachas de estropajo de soga.
Ilustración # 5.
El atado consiste en la jícara con los ingradientes mencionados en el texto; a su laso el vaso
con agua, la vela encendida y el Bakuko utilizado para el Oro de Egun.
Al terminar esa parte, los presentes rompen sobre la jícara los collares del difunto,
enganchando el dedo como cuando se ponen, y con el dedo meñique, tirando de ellos, hosta
que se rompan. Hecho esto, se procede a hacer el paraldo . (9)
El Oriate coje el pollo, y de acuerdo con los años de iniciado, (de mayor a menor),
comenzando por él mismo, limpia a cada uno de los presentes, haciendo el rezo corres-
pondiente. El pollo se mata dándole contra el piso; se le echa cascarilla, se espera a que
muera y se coloca en la jícara. Después de hacer esto, se atan los paños que estan colocados
debajo de la jícara, punta con punta, hasta que ésta quede cubierta con los tres paños. Esta
jícara envuelta en paños se pone al lado del vaso de agua y la vela antes mencionada. (Véase
ilustración # 5)
Después, el Oriate toma el palo en la mano, da golpes en el piso y comienza a hacer el oro
(rezo) a las deidades, desde Elegua hasta el Angel de la Guarda del difunto y luego los siguiente rezos a
Egun, repetidos tres veces.
Solista:
Aumba awa ori
Aumba awa oiri
Awa osun, awa oma
Leri oma leyao
("nombre de santo " del difunto)
Araorun kawe
Coro:
Araonu kawe
Aumba awa ori
Aumba awa ori
Awa osun, awa oma
Leri oma leyao
(nombre de la persona muerta
en la vida social) kawe
* * *
Omo alawo oyare fiedenu
akofao akofao
Omo alawo iku fiedenu akofao
akofao
* * *
Okokan la mi waye okokan la
mi Orun (bis)
omolocha omolorisha
Okokan la mi waye
* * *
Tele moba tele
Tele moba tele
Waye ke waye ke
Odoso umbo alake
Umbo waye ke bi owa yeye
* * *
Solista:
E iki ambelao la ocha ambelao
Shombolo ambelao shombolo
ambelao
* * *
Dede la ewe dede la eweo
iku oromake odideo
* * *
Osu kuere kuere mi iya
Osu kuere kuere mi íya
Temina unlo iya
Osu kuere kuere mi iya
Abure unlo iya
* * *
Irolo ikula irolo ikula
iku choncho a la gayadona
irolo ikula
* * *
Shon shon shon ko omo
Luego de estos cantos, si el Oriate sabe otros, los canta hasta que él quiera, si no, se le va a continuar el rezo
al cadáver al lado de la caja, se cierra en este momento con el aumba awa ori. Si se le piensa cantar al lado de
la caja, NO SE PUEDE CERRAR EL ORO HASTA QUE NO SE VAYA A SACAR EL FERETRO DE
LA CASA O DE LA FUNERARIA.
Terminado el ituto, al salir del cuarto, todos los presentes se lavarán la cara y la nuca con omiero (de Aberi-
kunlo, el cual debe haberse preparado antes del comienzo de la ceremonia.
La jícara envuelta en los paños, el vaso de agua, la tinaja utilizada por el difunto para traer
agua del río durante la iniciación, y la vela, se colocarán debajo de la caja donde se encuentra
el cadáver (en la cabecera). Si el ituto es de un Babalawo, se sacrificará una paloma blanca al
colocar todo lo antes mencionado en su debida posición, con sus respectivos rezos. (Véase
ilustración #6)
Ilustación # 6.
Debajo del ataud se disponen la tinaja, el atado con la jícara, el vaso con agua y la vela
encendida.
Antes de sacar el cadáver de la casa o la funeraria, hay que mandar a una persona hasta el
Al momento de sacar la caja de la casa o de la fune- raia, la Yubona coge la tinaja con agua
(11)
y sale detrás del cadáver, y en la puerta, ya en la acera, la deja caer para que se rompa.
(Véase ilustración # 7) En este instante el o la Yubona puede ser poseído por su deidad
tutelar que se manifiesta de forma luctuosa. En tales casos la deidad se despide dando golpes
sobre el ataúd.
Ilustración # 7.
La Yubona sostiene la tinaja con el agua del rio, disponiéndose a romperla al salir el féretro
de la funeraria o la casa.
Al noveno dia del entierro, los familiares y ahijados del difunto sacerdote o sacerdotiza
acudirán a una misa en la iglesia católica en memoria de éste. Posteríormente irán a casa del
difunto, donde se ofrecerá un desayuno y se pondrá en ofrenda al difunto por primera vez
algo de cada alimento que consuman los asistentes.
Al terminar, se le hará la primera consulta al difunto a traavés del oráculo del coco, para
saber si está satisfecho con todo lo que se ha hecho hasta ese momento.
En esta consulta al difunto, si el que está ejerciendo la función oracular considera que es
necesario hacer algún rezo cantado en el lenguaje yoruba, se procederá al mismo.
En caso de que esta ceremonia se esté haciendo para un ahijado difunto, con ella concluye el
período de luto de los mayores hacia los menores.
Si el caso fuese que el difunto haya sido un mayor, y los ahijados sean los que ofrecen esta
ceremonia, aquí no termina el período de luto, el cual es de tres meses, cuando se hace un
homenaje que tributan los menores al mayor.
HONRAS DE EGUN
Al ver las palabras Honras de Egun, muchos de los que no estén familiarizados con este
ritual, se preguntarán: ¿Qué cosa exactamente son las Honras de Egun?
Hoy día, en particular fuera de Cuba, esta práctica religiosa se está perdiendo, por no conocer
la importancia que tiene este ritual, no sólo para el espíritu del difunto, sino también para sus
seres queridos que quedan.
Al llegar a Cuba los yoruba, el culto a Egun Gun (los antepasados), que son de suma
importancia en Africa, fue perdiendo terreno en la nueva atmósfera caribeña. Hoy día, dentro
de la Santería, lo que queda es una reminiscencia de lo que antes era un culto muy
complicado y respetado. Para comprender enteramente cómo funciona el culto a Egun en
Estos rituales eran muy parecidos a aquéllos llevados a por los antigus egipcios, que
procedian a embalsamar el cuerpo, lo envolvían en lino y lo sepultaban junto a sus
posesiones terrestres. Si éste era un personaje importante, sus esclavos, y a veces hasta sus
esposas, eran sacrificados y sepultados con él. La creencia subyacente consiste en que de este
modo el espíritu no regresa al mundo a reclamar lo suyo, y permanece tranquilo en el
inframundo, sin molestar a sus sobrevivientes.
La creencia yoruba no está basada en los mismos principios que la egipcia, pero el ritual es
muy parecido. Al morir algún familiar, se preparaba el Omiero, con el cual lavaban el cuerpo
del difunto y lo vestian después con sus mejores ropas para recibir a los visitantes que venían
a ofrecer sus condolencias. Eran tiempos de dolor, pero de gran festejo, ya que se creía que
éste iba hacia un mundo mejor. Antes de enterrar al difunto, acomodaban todas sus
pertenencias. Si era guerrero o cazador, le echaban sus armas. Si era herrero, sus herra-
mientas, y así sucesivamente. A la tumba también se le echaba comida para que éste tuviera
suficiente alimento para emprender el largo camino que tomaría llegar al otro mundo.
Hecho esto, procedían a sacrificarle un animal de cuatro patas, usualmente carnero si era
hombre y carnera si era mujer, llevando a cabo un gran y costoso ritual. El cadáver era
enterrado siempre de pie porque se creía que en esta posición se facilitaría el camino hacia el
Araorun,
donde se reuniría con sus demás familiares y amistades que le hubiera precedido.
Aparentemente, al llegar a Cuba los yoruba tenían este ritual en mente, pero al serles
impuesta la religión ca- tólica, tuvieron que adaptarse a las reformas que les fueran impuestas
en sus hábitos y costumbres. Ya no se podía hacer el sacrificio en la tumba porque sus
creencias y prácticas ancestrales eran perseguidas por las autoridades, la Iglesia y las
instituciones de la sociedad colonial. Tenían que enterrar, entonces, a los difuntos siguiendo
las costumbres católicas impuestas.
Transcurrído el tiempo, cuando se crearon condiciones para ello, surgió de nuevo esta forma
de rendirle tributo a sus muertos, conocida hoy día como honras. Aparentemente esperaban que el transcurso
del tiempo borrara el recuerdo de este suceso, por una parte, para poder costear el ceremonial, que siempre ha
sido costoso; y por otra, evitar la persecución de las autoridades y la sociedad colonial. Quizás sea ésta la
razón de porqué hoy día se hacen honras a los tres meses de haber muerto el iniciado.
Durante estos tres meses, en la Santería, suponiendo que el muerto haya sido padríno de un grupo de personas
o aunque haya iniciado a una sola persona, sus ahijados están en la obliga ción de guardarle luto durante este
tiempo. Si el caso fuese a la inversa, que se haya muerto el ahijado, el padríno sólo está en obligación de
guardarle nueve días de luto.
Las honras constituyen una forma de cumplimentar con el espíritu del difunto para que éste tenga tranquilidad
eterna y no ven ga a molestar a sus sobrevivientes de la tierra, ya que es muy posible que éste se interponga en
ceremoniales que lleven a cabo sus discípulos (ahijados), entorpeciendo la ceremonia. De este modo se logra
que el espíritu del difunto sacerdote pueda cumplír con sus funciones benéficas, con sus ahijados, familiares y
No todo difunto tiene derecho a honras. Para su celebración, hay que cumplir ciertos requisitos, pero se dan
casos en los cuales hay que hacerlos por pedido directo del difunto, ya sea a través del oráculo de Ifa o el
caracol. Para hacer honras es necesario que el difunto:
- Debió (pero no necesariamente) pasar de los diez años de haberse iniciado en la religión.
Cuando se van a llevar a cabo estas ceremonias, si están todos los ahijados del difunto en
conjunto, todo se hará a través del mayor. Dado el caso de ser un sólo ahijado el que esté
costeando todo, será a éste al que se le presentarán las ofrendas, pero los demás hermanos de
santo y sus ahijados estan en la obligación de asistir. Cito este caso porque
desafortunadamente se da, pero se supone que las honras se hagan entre todos los ahijados,
aunque hayan tenido diferencias con el padrino cuando estaba en vida.
Para este ceremonial también se invitará a aquellas personas que hayan tenido algún tipo de
relación con el difunto, y por supuesto, sus familiares de sangre, aunque las honras se hacen a
puertas abiertas y todo el que esté iniciado puede asistir sin tener que ser ínvitado
especialmente.
Esperamos que la información ofrecida aclare muchas dudas sobre este tema tan complicado
y que sirva de provecho para todo aquél que lo lea con el interés de aprender y llevar hacia
adelante nuestra religión, ya que dice el Odu Ogbedi lele que la sabiduría está dispersada en
el mundo; y Obara Meji dice que el que sabe no muere como el que no sabe. Quisiéramos
que esta seríe de escritos sirvan para que nuesta religión pueda seguir creciendo, contando a
la vez con personas interesadas e instruídas en ella.
El día que se vaya a dar la carnera o carnero se empieza desde temprano a preparar y cocinar
todas las comidas que se vayan a ofrecer. Según se cocinan, se va colocando cada una en su
plato. Aparte de las comidas reglamentarias de Osha , se hacen también los platos favoritos
(13)
Comidas Primordiales
Salcocho de viandas - Ajiaco con una cabeza de cerdo
Tamal de maicena - Eko
Frituras de frijoles - Ekru aro
Tamal de frijol de carita hervido y molido sin cáscara -Olele
Bolas de frijol de caríta majados - Akara
Harína de maíz agria - Ogidi
Arroz con frijoles negros
Arroz con frijoles colorados
Arroz amarillo
Arroz moro - congri
Nueve bolas de plátano
Nueve bolas de malanga
Nueve bolas de malanga amarilla
Nueve bolas de gofio (maíz tostado, molido y endulzado)
Nueve bolas de Oshinshin (revoltillo de huevos con acelga)
Nueve bolas de ñame
Nueve bebidas alcohólicas distintas
Nueve frutas variadas
Harina y quimbombó
Chicharrones de cerdo
Platanutre-mariquitas de plátano
Dulce de coco
Natilla de huevo de chocolate
Harina en dulce
Arroz con leche o arroz en dulce
Malarrabia (papa dulce en almíbar)
Boniatillo (dulce de batata seco)
Quien se encargue de preparar las comidas y dulces debe tener suma precaución de que todas
las comídas se preparen como si fuesen para consumo personal.
La tela negra y la roja se firmarán, con sus Odu apropiados con cascarilla; la tela blanca con
(14)
carbón, con los apropiados signos del oráculo. También hay que tener nueve cujes de rasca
barriga (Randía aculeata L., Tintillo en Puerto Rico), de por lo menos una yarda de largo
cada uno, amarrados en haz con cinta negra, roja y blanca; nueve velones blancos, nueve
cabos de vela blanca, bastante cascarilla, una tela de florones o de colorínes que se pone en la
parte posterior de la sepultura, para adornar ésta como si fuese un trono, nueve pañuelos de
diferentes colores, flores, tabacos, 1/4 de galón de sangre de cerdo, nueve pedazos de cepa de
plátano, nueve platos blancos, una cazuela grande de barro, una teja, un pargo, "vistas" de(15)
coco y cualquiera otra cosa que pueda pedir el Babalawo o el Oriate que vaya a oficiar la
ceremonia. (Véase ilustración # 8).
Ilustración # 8.
Disposición de tdos los elementos rituales utilizados en las honras fúnebres.
Se le pagará un derecho monetario a dos personas para que ese día abran un hoyo en el patio
de la casa donde se hará la ceremonia. El hoyo debe tener una profundidad de por lo menos
seis pies y semejar una tumba. Hecho esto, se acomodará la tela de florones en la parte
posterior de la tumba, con los nueve pañuelos alrededor del paño de colores. Se acomodarán
nueve copas de agua en la cabecera del hoyo, delante de los pañuelos y las flores, dejando
todo preparado para la noche, cuando se inicie la ceremonia.
Antiguamente, se acostumbraba a hacerle una misa por la iglesia católica al difunto. Esta
debe hacerse por la mañana de ese mismo día, si es posible; si no lo es, entonces se puede
hacer por la tarde. Hoy día esta misa hay que solicitarla con bastante antelación.
El iniciado hijo de Oya que haya sido contratado para bailar el tambor de Egun debe estar
(16)
El sacrificio.
Para hacer honras, es necesario hacer un sacrificio de carnera o carnero en todas las
ocasiones. También hay que ofrendar los animales de plumas correspondientes.
Después del regreso de los que hayan ido a la iglesia, comienza la ceremonia a las 6:00 p.m.
del mismo día. En esta ceremonia pueden estar presentes todos aquellos que hayan sido
iniciados y todos los ahijados o aquellos que hayan tenido algún tipo de relación religiosa
con el difunto. Todos deben ir vestidos de blanco y con la cabeza cubierta.
Al llegar el Babalawo u Oriate que está oficiando las ceremonias, éste pedirá las telas para
firmarlas. Después de firmadas, las colocará en el hoyo. Firmará la teja igual y la colocará
también en el hoyo, con la cazuela de barro y el pargo. La cazuela también será firmada con
cascarilla y ceniza. Hay oficiantes que en este momento echarán la sangre de cerdo en la
cazuela de barro. En la cabecera del hoyo se colocarán los cujes de rascabarriga en posición
vertical. Los iniciados presentes ayudarán, colocando los platos con las comidas en el área
donde se va a hacer la ceremonia. Antes de sacrificar la carnera o el carnero, éste debe ser
bañado anteriormente con un Omiero preparado con tal propósito.
El Babalawo u Oriate hará dos líneas paralelas desde la puerta de la casa hasta el hoyo que
está en el patio, una con cascarilla y otra con carbón. Todos deben estar del lado de la línea de la cascarilla,
pendiente siempre de no cruzarla en momento alguno.
Al lado opuesto, el Babalawo u Oriate comenzará dándole coco en la puerta y sacrificará ahí dos palomas con
todos los ingredientes que se usan. Dejará la ofrenda y junto a ella colocará dos velitas encendidas y
comenzará a caminar desde ahí hasta el hoyo, paseando la carnera. Al llegar al hoyo, la carnera le será
presentada al que esté haciendo las honras, o al mayor de los ahijados, teniendo en cuenta no tocarle la cabeza
a la persona con el animal. Esta persona masticará un pedazo de coco con nueve pimientas de guinea, todo lo
cual se le soplará a la carnera en las orejas, los ojos y la frente. Dependiendo del Babalawo u Oriate, hay
quien, antes de comenzar el sacrificio le dará coco a Egun (del difunto) para darle conocimiento de lo que se
le está haciendo, o para conocer su disposición. Otros simplemente proceden a hacer el sacrificio y dan coco
después que todo haya terminado, antes de tapar el hoyo.
Los ayudantes del oficiante sostendrán la carnera para ser sacrificada, teniendo en mente que la cabeza no se
le puede desprender del cuerpo. Cuando se haya desangrado por completo, se echará el cuerpo al hoyo,
asegurándose que la cabeza quede dentro de la cazuela de barro.
Después se procede al sacríficio de los animales de plumas, dando un animal de cada clase, comenzando con
el gallo. Si el difunto tenía hecho un Orisha masculino, el gallo se da en la cabecera y la gallina en los pies; si
tenía hecho un Orisha femenino, entonces es a la inversa. De este modo, se matarán todos los demás animales.
Dependiendo del sexo del Orisha del difunto, se buscará la gallina de guinea que concordará con éste y se
dará en la cabecera. Todos estos sacríficios tienen su canto particular que se encuentran al final de este libro.
Dependiendo del Babalawo o del Oriate, que en este ceremonial pueden funcionar juntos, lo siguiente lo
pueden hacer cualesquiera de los dos. El que ejerza esta parte de la ceremonia, comenzará a cantar y en su
canto irá mencionando todos los animales sacrificados primero, para después comenzar a echar al hoyo las
comidas de los platos, mencionándolas cada una por su nombre en yoruba, echando las comidas y encima
tirando los platos al hoyo para romperlos. Esto se hará plato por plato hasta que se hayan echado todas las
comidas. El ajiaco no se echará al hoyo. Este se deja para el final y se colocará encima de la tumba.
Acabado esto, el Oriate o el Babalawo comenzará a hacerle Oro a Egun (rezos). El palo ceremonial de Egun
con el cual ha estado dando golpes en la tierra desde el comienzo de los rezos cantados, pasará a manos del
oficiante durante estos rezos.
Los rezos comenzarán, como en todo lo concerniente a Egun, cantándose el canto Aumba awa ori... Después
de cada canto, antes de comenzar el próximo, el oficiante siempre dirá: Oro, a lo cual los presentes
Durante este Oro, se manifiestan los Orishas en las cabezas de las personas ¨subidoras¨,
en una forma
frenética, dando gritos escalofriantes y llorando, con excepción de Oshun, quien, aunque
brote lágrimas viene riéndose a carcajadas. Los ahijados del difunto que sean "subidores",
están en la obligación de caer en estado de posesión. Quien no queda poseso en las honras de
su padrino o madrina, pone en duda la reputación y la validez de su Orisha.
El primer Orisha que toma posesión de su adepto es Oya a través de la persona antes
mencionada, que ha sido contratada para bailar el tambor en el segundo día de las
ceremonias.
En todo lo concerniente a Egun, cuando bajan los Orishas, la posesión no es nunca igual que
en otros mo mentos en los cuales los Orishas vienen a la tierra a bailar y a divertirse. En estas
ocasiones, los Orishas vienen en la forma frenética antes mencionada, e inmediatamente ellos
solos se desposesionan de sus adeptos, llegando a la pared y dando palmadas en ella.
Cuando el oficiante crea conveniente termina el Oro, pedirá cuatro pedazos de coco para
consultar a Egun y para saber si puede continuar con la ceremonia. A esa parte de la
ceremonia se le llama darle coco a Joro - joro . Si la respuesta es positiva y el Egun ha
(18)
Hecho esto, se procede a tapar el hoyo. Aquí, al igual que en lo anterior irán todos los
presentes, por orden de mayoría de los iniciados, con la pala, echando tierra al hoyo. Este
proceso se hace con sus respectivos rezos. Ya tapado, el oficiante pedirá un gallo que se ha
puesto a un lado para hacer el Paraldo. Se limpiarán todos con este animal y después, éste se
matará, dándole contra el suelo.
Se repartirán las nueve velas y se colocarán las nueve cepas de plátano alrededor de la tumba,
una en la cabecera y cuatro a cada costado. Cantando el rezo correspondiente, irán todos uno
por uno, y encenderán su vela, encajándola respectivamente en las cepas de plátano ya dis-
puestas alrededor de la tumba, según puede apreciarse en la ilustración. Las personas a las
cuales se reparten las velas son al Babalawo, al Oriate y al ahijado que está haciendo las
honras. Si no lo hace uno en particular y es hecho entre todos, se prenden las velas por orden
de tiem po de iniciado (de mayor a menor), si los mayores del difunto están vivos, entonces a
éstos también se les dará su vela. (Antes de prender las velas, se ha echado un cubo de agua
en la tumba para que se acomode la tierra.) Se pondrán las copas de agua, el café, el ajiaco y
las bebidas sobre la tumba y todos entrarán a la casa, terminándose la parte más fuerte de esa
noche. (Véase ilustración # 9)
Ilustración # 9.
Forma en que definitivamente quedan dispuestos los elementos rituales al concluir la
ceremonia del primer día de las honras.
Al llegar dentro de la casa, se tiene preparada una palangana que, por lo general, siempre la
prepara el Babalawo, con un Omiero hecho con ciertas plantas, de las cuales la principal es el
Aberikunlo, que no puede faltar. Con este Omiero todos los presentes se lavarán la cara los
brazos y la nuca. Dicha acción también tiene su canto.
Acabado esto, comienza otra ceremonia en preparación para el tambor al dia siguiente, que
consiste en darle de comer a todos los Orishas de cabecera del difunto. Esto se hace a través
de un simulacro, ya que en el Ituto no todos los Orishas se quedan. Si algunos de los Orishas
del difunto se han quedado con alguien, en este momento se le quitan las lágrimas, lavando
los atríbutos de cada Orisha con Omiero y, seguidamente, sacrificando un animal de plumas a
cada uno, según su preferencia. A los Orishas que se fueron en el Ituto también se les da de
comer en este momento, simbolizados en un plato con pedazos de coco formando el signo
correspondiente a cada Orisha. La matanza procede normalmente, dándole un sólo animal a
esos Orishas o símbolos, y los animales se le presentarán al que está haciendo las honrras. A
todos los Orishas hay que preguntarles en qué forma se dispondrá de los animales después de
haberlos sacrificado. Terminado esto, se encenderán dos velitas a los Orishas o los simbolos
de éstos. De esta forma concluye el ceremonial del dia.
SEGUNDO DIA.
Oriate Yrmino (Omi Dima) Valdés
Ceremonias Fúnebres de la Santería Afrocubana
A las once de la mañana, aproxímadamente, llegan los tamboreros, a los cuales se les servirá su mesa, como
de costumbre, para que almuercen. Después que ellos hayan almorzado, se servirá la mesa para los santeros,
en la mis ma forma, sentándose en ella los famíliares de religión, el Oriate y el Babalawo, dejando siempre un
sitio vacío para el espíritu del difunto. En muchos casos, no alcanza una sola mesa y hay que acomodar varias,
ya que se supone que todos los presentes, que no sean ahijados, almuercen a la misma vez. La ultíma mesa
que se sirve es la de los ahijados. En ella se sentarán nueve personas, incluyendo el mayor de los ahijados y el
último iniciado por el difunto. Como en las mesas anteriores, también se reservará un sitio para el difunto en
el cual se colocará un muñeco hecho con la cera de la vela que se encendiera en el velorio, que debe
conservarse para este propósito. De no poderse disponer de esta cera, se tomará la de una vela derretida para
ello. Esta mesa estará vestida con un mantel blanco nuevo y un jarrón con flores de colores.
Cuando todos hayan terminado de almorzar, en esta última mesa, se recogerán las sobras de todos los platos.
Estas serán enviadas a Eshu(19), en la esquina de la calle de la casa. En la mesa se dejarán los platos
de las nueve personas que allí comieron, aparte del plato que se le sirvió al difunto. Las copas
de vino, agua y refresco, cubiertos, Fuentes, y Shekete (que no debe faltar en este ríto) y el
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El tambor comienza a tocar y el ofciante comenzará a cantar el canto apropiado a este ritual.
en otiras ocasiones, sino con los ojos bien abiertos y es muy impresionste. No habla y se dice
que no se le debe mirar directamente a la cara.
Más o menos una hora antes de cerrar el tambor, se deja de cantar para Egun y se le empieza
a hacer Oro a los Orishas, empezando por Elegua y contínuando con todos los Orishas,
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terminando con el Orisha tutelar del difunto. En el tambor de Egun, con el rezo que se abre
se cierra, así que éste se cierra cantando Abba awa ori....
Al concluir el tambor, Oya se despedirá. A veces se va igual que los demás Orishas,
corriendo frenéticamente hacia la puerta de la calle, dando tres palmadas contra ésta y gritan-
do.
Las ceremonias a Egun son las únicas oportunidades en que los Orishas se despiden solos sin
la ayuda de otro iniciado. Oya es el único Orisha que puede pedir ser llevada a otro cuarto
donde se despedirá como normalmente se despiden los Orishas.
Esa noche se procederá a hacer un trono para el Orisha del difunto, al que se le tocará al dia
siguiente un tambor de festejo. Si en el ituto se quedó el Orisha del difunto, éste será puesto
de manifiesto en dicho trono Si se fue, se pondrá un plato con los correspondientes pedazos
de coco con el signo oracular que identifica al Orisha.
Para este tambor hay que contratar un iniciado en el mismo culto de adoración que estaba
íniciado el difunto, para que el Orisha tutelar venga a bailar este tambor y comunicarse con
los ahijados, amigos y familiares de éste.
En todos los rituales de honras en los que se utilice el tambor, éste debe ser de fundamento,
es decir, consa grado; nunca se debe tocar con otros tambores. De esta forma nos damos
cuenta de la importancia que tiene que todos los iniciados estén presentados ante el
fundamento del tambor, pues el iniciado que no haya pasado por este ritual de presentación al
tambor, al morirse no se le pueden hacer honras fúnebres.
Al espíritu que no se le hagan honras, nunca tendrá descanso eterno. Estos ceremoniales son
muy importantes para todo santero, en particular para todo aquel que en vida haya iniciado a
otras personas a la religión y llegado a ser lagbalagba (mayor), que se es después de los diez
años de iniciación.
SOLISTA: Aberikunlo
Foshe wao
Aberikunlo
Foshe wao
CORO: Aberikunlo
Foshe wao
Aberikunlo
SOLISTA: Foshe wao
CORO: Aberikunlo
Foshe wao
Aberikunlo
1 Osun: Pedestal y copa de metal de siete pulgadas, con un gallo encima representativo de la
vida del sacerdote.
2 Moyubar: Conjurar, atraer la voluntad benéfica de los espíritus y las deidades.
3 Iworos: Iniciados presentes.
4 Oriate: Sacerdote que dirige los ceremoniales iniciatorios y mortuorios.
5 Ituto: Ceremonia de desiniciar al difunto.
6 Ashé : Se compone genéricamente de yerbas pertenecientes a las deidades en cuyo culto fue
iniciado el difunto, maceradas y mezcladas con los componentes sagrado consistentes en
semillas de vegetales africanos, agua, miel, pimienta de guinea, pescado y jutía ahumados.
7 Ogun- Deidad yoruba representada por el hierro.
8 Iku: La muerte.
9 Paraldo: Limpieza que se hace con un pollo a todos los presentes en la ceremonia de ituto.
10 Omiero: Palabra compuesta de omi-agua y ero-sedar; manceración de hojas tomadas de
plantas mezcladas con agua.
11 Yubona (oyu-bo-ona): Palabra compuesta que alude a la persona en segunda posición con
respecto al iniciado. Significa en yoruba "ojos de mi camino".
12 Tambor: Presentar al iniciado ante la comunidad religiosa y a los tambores sagrados.
13 Osha: Contracción de la palabra Orisha, que también significa deidad.
14 Odu: Signo oracular.
15 Vistas: Se denominan los cuatro pedazos de la nuez del coco que se utilizan como una
forma de adivinación, tomando en cuenta la combinación de sus caras cóncava y convexa.
10 Oya: Deidad del panteón de yoruba que se relaciona en la religión afrocubana con la muerte
y el cementerio.
17 Subidores: persona poseída por las deidades (caballo de santo).
18 Joro-joro: la tumba.
19 Eshu: Deidad mensajera de los Orishas.
20 Shekete: Refresco de maíz fermentado y naranja agria, endulzado con azúcar prieta. De rigor
en toda ceremonia de Osha.
21 Erukere: Un rabo de caballo con un mango adornado en cuentas de colores identificados con
Oya, que se utiliza para toda ceremonia fúnebre.
22 Elegua: Otro nombre con el cual se conoce a Eshu.