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SANTOSYBEATOS

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SANTOS Y BEATOS

DE LA CARTUJA
Reseas biogrficas escritas por varios autores annimos cartujanos
compiladas e ilustradas por
Juan Mayo Escudero
pgina para los datos de ANALECTA CARTUSSIANA y JAMES HOGG
Foto de portada: San Bruno, por Enrique Hernndez de los Ros, presbtero.
ISBN 3-901995-24-2
Composicin tipogrfica, maquetacin, fotografas, transcripcin y estudio:
JUAN MAYO ESCUDERO
Avda. Ejrcito 1-B-2 4
11500-El Puerto de Santa Mara (Cdiz -Espaa-)
email: JMAYOE@nexo.es
Telfonos: 956857195 y 606988855
En la edicin de la presente obra han colaborado:
Dr. James Hogg de la Universidad de Salzburgo - Analecta Cartusiana- (Austria),
Bodegas Gonzlez Byass de Jerez,
Delegacin Provincial de Cultura de Cdiz,
y
Juan Mayo Escudero
Reservados por parte del autor todos los derechos, inscritos en el Registro de la Propiedad
Intelectual. Queda prohibida la reproduccin parcial o total de esta publicacin, cualquiera
que sea el medio empleado, sin el permiso del autor.
SANTOS Y BEATOS
DE LA CARTUJA
Reseas biogrficas escritas por varios autores annimos cartujanos
compiladas e ilustradas por
Juan Mayo Escudero
El Puerto de Santa Mara, ao 2000
Dedicatoria
Con cario,
a mi hijo Carlos y a todos aquellos
monjes y monjas cartujos
que han colaborado en este trabajo.
Juan Mayo Escudero
PRLOGO
El comienzo del tercer milenio se presenta a todos los hombres y
mujeres de nuestros das con una fuerte dosis de esperanza, mxime
cuando la crisis de valores a que asistimos potencia an ms en la
humanidad, tanto en el mbito individual como en el colectivo, ese ansia
de verdad, de bien, de plenitud que anida en los ms profundo del corazn
humano.
Un Papa de corazn joven y esperanzador, como Juan Pablo II, que
desde sus aos en la Universidad ha vibrado por esos valores, nos invita
a todos, a las puertas del 2000, a que crucemos su umbral abriendo de par
en par las puertas a Jesucristo, echando fuera todo temor. l es el Seor
de la Historia, l es el Hijo del Hombre, el prototipo del hombre
perfecto, l, en frase del Vaticano II, muestra de hombre al hombre
(Gadium et Spes). l le ensea aquellos valores que ste debe cultivar
si desea encontrase a s mismo y, con ello, encontrar, sobre todo, su fin,
su vocacin al abrazo pleno y definitivo con Dios, a cuya imagen y
semejanza fue creado.
Para espolearnos ms en ese seguimiento de Cristo desde todos los
estados y todas las condiciones en que nos hallemos, el Papa, ha querido
que se pusiese con mayor abundancia ante los ojos de nuestra sociedad de
consumo el ejemplo de aquellos hombres y mujeres que en la actualidad
llamamos Santos, pero que en su da fueron tan frgiles como nos
vemos nosotros hoy. Ellos corrieron el noble certamen de Dios abrindose
a su gracia y, por ello, dejaron en la sociedad en que les toc vivir el
1
Suman un total de 35 cartujos: con el fundador San Bruno a la cabeza, tres priores, una priora, ocho obispos,
un monje, una monja, dieciocho mrtires ingleses y dos mrtires franceses.
2
Estas biografas han sido tomadas de notas mecanografiadas, proporcionadas por los cartujos de Jerez, que
fueron escritas por tres monjes cartujos diferentes, de las cartujas de Miraflores, Montrieux y Jerez.
buen olor de Cristo, convirtindose en fermento de renovacin y
esperanza para la humanidad peregrina de su tiempo.
Personalmente, como padre de dos hijos, y docente Director de un centro
educativo, siento la necesidad de transmitir a las nuevas generaciones
todos aquellos valores que dignifican a la persona humana, hacindome
eco de la invitacin de Juan Pablo II, he querido poner a este fin mis
conocimientos y aficin a la informtica para poder colocar en manos del
lector este tomo con las vidas resumidas de los Santos de la Cartuja
1
.
Para ello he transcrito de diversos autores cartujanos annimos, del
siglo XX
2
, vidas que, colocadas en un solo libro, nos dan una visin de
conjunto del ideal de los hijos espirituales de San Bruno.
Algn lector se podr preguntar sobre el nmero elevado de cartujos que
ver en estas pginas que han sido obispos. La explicacin es sencilla.
La Orden Cartujana nunca ha introducido las causas de sus santos sino
que han sido las dicesis de donde fueron obispos, o donde estaba
enclavada la Cartuja donde stos vivieron, los que las introdujeron. Las
vidas de los dems santos y santas cartujas quedar siempre en lo oculto
del rostro de Dios.
Estas vidas las he perfilado un poco con nuevos datos y enriquecido con
una serie de ilustraciones tomadas de artistas muy sensibles al carisma
cartujano, antiguos unos como Zurbarn o Carducho, o modernos otros
como el P. Enrique Hernndez de los Ros y Rafael Tardo. A veces
estas ilustraciones las he podido fotografiar en los mismos lugares donde
vivieron estos santos, como es el caso de los Mrtires Cartujos ingleses,
en la antigua cartuja de Londres.
Creo que todos podrn gozar con la lectura de estas pginas, pues a todos
nos interpela el testimonio vivo de unos hombres que llamados a la
soledad, e incluso colocados posteriormente en medio del mundo al frente
de Iglesias locales, nos hablan a cada uno de esa contemplacin a la que
toda accin constructiva debe tender.
Juan Mayo Escudero, 26 de febrero del ao 2000
Al comenzar estas vidas de cartujos reconocidos oficialmente por su
ejemplaridad, veremos que unos tienen el apelativo de Santos y otros de Beatos.
Como para los que estamos envueltos en el trajn diario de la calle estos trminos
nos pueden resultar algo oscuros, creo que lo primero que debemos hacer es
aclarar el significado y alcance de dichos vocablos.
La actual disciplina eclesistica no puede canonizar a un siervo de Dios sin que
previamente haya precedido su beatificacin.
La canonizacin es la sentencia ltima y definitiva del Romano Pontfice, por la cual
se declara solamente que un difunto goza de gloria celestial. La beatificacin es un
acto previo a la canonizacin, que no tiene un carcter definitivo, ni irreformable, ni
universal. En cambio, segn sentencia comn de los telogos, el Papa es infalible
al pronunciar la canonizacin.
Hay otra diferencia en cuanto a la extensin del culto: mientras que la canonizacin
impone obligatoriamente a todos los fieles, sin excepcin, un culto supremo y
universal hacia el que ha sido proclamado Santo, la beatificacin es un decreto
permisivo, concediendo al declarado Beato un culto limitado solamente a ciertos
actos y en ciertos lugares, o para algunas personas, por ejemplo, una familia
religiosa.
A los Beatos slo se les puede tributar culto en los lugares y en la forma que el
Romano Pontfice concediere:
Sin indulto de la Sede Apostlica, no se les puede dedicar iglesias, ni altares, ni
constituirles Patronos de lugares o personas morales.
Slo pueden exponerse sus imgenes y reliquias en las iglesias en que, por
3
Benedicto XIV, en la bula de beatificacin del Beato Nicols de Albergati, el 6 de octubre de 1744.
concesin de la Santa Sede se celebre el oficio y la Misa de los mismos; pero esta
Misa slo puede celebrarse en la fecha sealada y no, como votiva, durante el resto
del ao.
Las imgenes de los Beatos no pueden ser nimbadas con la aureola de la santidad
(especie de aro que se les coloca sobre su cabeza), aunque s se les puede rodear
de mayor claridad y de rayos luminosos.
En otras rdenes religiosas existe un postulador, es decir, un religioso consagrado
a estudiar las causas de los Santos y pedir su beatificacin y posterior canonizacin.
En la Cartuja, sin embargo, no existe tal cargo, no se promueve la causa de ninguno
de sus miembros y por ello un siervo de Dios declarado Beato puede estar as
indefinidamente, hasta que algn organismo eclesistico interesado en el asunto
remueva su causa. Y es que, como deca algn Papa, La Cartuja se interesa ms
en hacer santos que en declararlos.
3

Beato Ayraldo, 3 de enero
4
Las Consuetudines Cartusiae, es la primera norma de vida cartujana puesta por escrito por el V Prior de
la Grande Chartreuse, Dom Guigo I, fallecido en 1136, a peticin de otros eremitorios que seguan la
observancia vivida por San Bruno y sus compaeros.
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 11
Bto. Ayraldo, copia del S. XVIII de un Zurbarn de
Jerez, perdido.
3 de enero
BEATO AYRALDO, MONJE Y PASTOR
Ayraldo, nacido a fines del siglo
XI, fue hijo de Guillermo II, El Atrevido,
Conde de Borgoa, y hermano de Guigo,
Arzobispo de Viena de Francia, luego
Papa con el nombre de Calixto II.
Despreciando la nobleza de su casa
y renunciando las riquezas y honores a los
que poda aspirar, prefiri la humildad de
la Cruz y la obscuridad del Claustro.
Ingres y recibi la tonsura monacal en la
recin fundada Cartuja de Las Puertas, en
la dicesis de Lyn, abrazando con el ms
alegre nimo la austeridad de aquella vida.
Desde su noviciado, segn
atestiguan los documentos, se distingui
de tal modo por la pureza de su vida y la
perfeccin de la observancia, que
conquist la admiracin y el amor incluso
de los ms ancianos, desde largo tiempo
ejercitados en la disciplina religiosa, a
quienes San Bernardo da el nombre de
santos en sus cartas, y como tales los
quera y reverenciaba. Publicadas en 1127
las COSTUMBRES
4
, de Dom Guigo, se
aplic a vivirlas ntegramente, con anhelo
y fidelidad admirables, sin distinguir entre
lo de estricta obligacin y lo de consejo, ya que opinaba que nada carece de
importancia en la vida espiritual, y que la obediencia lo hace todo grande a los
ojos del Seor; con lo que en poco tiempo vino a ser modelo de los suyos y de
los extraos, asombrados todos de sus rpidos progresos. Nadie poda tratarlo sin
Beato Ayraldo, 3 de enero
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 12
sentirse atrado por el perfume de su bondad y de su humildad, frutos de su
continua unin con Dios; de tal modo que, cuando se trat de elegir un nuevo
Prior para el Monasterio, Ayraldo, que vena siendo su modelo, fue investido de
la autoridad sobre todos los religiosos.
Habiendo quedado vacante la sede de San Juan de Maurienne, el Cabildo
Catedral, reunido para nombrar sucesor, eligi a Ayraldo por Prelado; y apoyado
por la autoridad del Papa y por los ruegos e instancias del Conde de Saboya,
seor temporal de buena parte de la Dicesis, venci la repugnancia que senta
el santo en dejar su amada soledad. Elevado a la sede mauriennense, uni a la
austeridad de la vida y a la observancia de la Orden Cartujana las virtudes de
prudencia y caridad propias de Episcopado, conservando de las primeras cuanto
fue compatible con su nueva dignidad; y as llev hasta su muerte el cilicio y el
hbito blanco, y observaba los ayunos y dems prcticas de penitencia de uso
en la Orden. Pero lo que sobre todo lo distingui fue el saber conservar el espritu
de silencio y de soledad en medio de tantos afanes de administracin espiritual
y material de la Dicesis, pues que en buena parte le competa tambin el rango
de Prncipe, Soberano temporal y Juez de Apelacin de la misma. En sus visitas
reciba las querellas de sus sbditos, mediaba en sus litigios, reprima los
abusos, y a la par de la Administracin de los Sacramentos y dems cuidados
pastorales, tena que ocuparse de censos y feudos, e inspeccionar sus pequeas
plazas fuertes.
Amaba, no obstante, el volver con frecuencia a su antigua y nunca olvidaba
la soledad de Las Puertas, donde se entregaba con tanto ardor a la oracin y el
ayuno, que luego reemprenda con nuevos brios el cuidado de los negocios
exteriores y de la solicitud pastoral, animado y confortado con los consejos del
Venerable Bernardo, Prior y Padre espiritual suyo anteriormente, y luego su
sucesor en el Obispado.
Los afligidos acudan confiadamente a su encuentro cuando recorra la
Dicesis; acoga las demandas de los pobres con extremada amabilidad, y los
colmaba de dones; reciba con el mayor afecto a todos los que visitaba la
desgracia, y los consolaba y atenda con amplias limosnas, hasta el punto que
segn una antigua y autorizada crnica, hacia el final de su Pontificado pareca
como si hubiese desaparecido de aquella comarca la pobreza. Por el contrario
usaba consigo mismo de una austeridad suma, siendo vivo ejemplo de cmo
debe usar un Obispo las rentas eclesisticas.
Beato Ayraldo, 3 de enero
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 13
Bto. Ayraldo, por Francisco Glvez, 1667, Cartuja de Jerez
Don muchas propiedades a su Catedral, y fund en ella una Misa y
procesin anual en el aniversario de su muerte. Fue celoso defensor de los
derechos de la Iglesia frente a los poderes seculares; y as sali al encuentro de
Amadeo III de Saboya, para hacerlo desistir de una investidura de Preboste del
Monasterio de Augame, que haba usurpado en favor de un hijo suyo, hacindole
suscribir una cdula de restitucin, en la que deca: Devuelvo lo usurpado, a las
sagradas manos del Venerable Obispo de Maurienne.
A g o t a d o
prematuramente por las
austeridades y las fatigas de
su ministerio, y sintiendo
faltarle las fuerzas de da en
da, supo de su cercana
muerte, e hizo venir junto a
s a Arducio, Obispo de
Genve, y a Bernardo de les
Portes, ya Obispo de Belley,
a los que anunci su prximo
fin. Tras haber platicado
largamente con ellos de los
gozos de la bienaventuranza
y del ardentsimo deseo que
tena de poseerlos, recibi
con grande edificacin de
t o d o s , l o s s a n t o s
Sacramentos, en presencia
del clero y del pueblo, y
entreg su alma al Seor el 2
de enero de 1146, con la
alegra y la paz que
acompaa siempre la muerte
de los Santos.
Fueron concurridsimos
sus funerales, vindose
i l ustrados con vari as
curaciones milagrosas, que
aumentaron la fama de santidad del finado, y la devocin que sus diocesanos le
profesaban, hasta tal punto que en su sepulcro se puso este epitafio: Aqu yace
Beato Ayraldo, 3 de enero
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 14
Ayraldo, monje de las Puertas, y honor del Pontificado, lumbrera de la Iglesia y
padre de los pobres, glorioso por su santidad y por sus numerosos milagros.
El cuerpo del santo obispo Ayraldo fue objeto durante siglos de gran
veneracin. A su sepulcro acudan multitud de peregrinos para pedir la salud,
registrndose numerosas curaciones.
Cuando estall la Revolucin francesa, uno de los programas acometidos
para erradicar la fe del pueblo contena la quema de reliquias de honda y secular
veneracin en los fieles. As ocurri con los cuerpos de San Dionisio de Pars,
San Martn, Santa Genoveva, etc. As tambin tenan pensado ejecutarlo los
revolucionarios venidos de Maurienne con el venerado cuerpo de Ayraldo.
El ayuntamiento de la ciudad concedi el 18 de marzo de 1794 la solicitada
licencia para realizar tal desafuero por miedo a ser tachado de ir contra la
libertad tan jaleada por la Revolucin.
Como consecuencia de todo ello, despojaron las sagradas reliquias de las
vestiduras pontificales que llevaba y colgaron el cuerpo en la pared de la Sala
Capitular a la espera de la fiesta de la diosa Razn, en abril. Mientras tanto se fue
adoctrinando al pueblo sobre la falsedad del culto a los santos y de las curaciones
que se les imputaban que, o eran un engao ilusorio, o se deban a fuerzas de la
naturaleza. Como cosa curiosa el orador reconoca que en el sepulcro de
nuestro beato se daba una naturaleza que no se perciba en otros lugares.
Por resolucin capitular, tales discursos difamatorios se imprimieron y, cosa
curiosa, serviran 64 aos ms tarde como un argumento nada sospechoso para
reforzar las pruebas del culto inmemorial dado al siervo de Dios.
Llegado el momento y, por causa ignorada, aquellos pobres hombres
prefirieron celebrar a la Razn arrastrando por las calles de Maurienne una
imagen del Aquel que es la razn ltima del hombre, la Sabidura misma
encarnada. El cuerpo de nuestro siervo de Dios qued colgado en la pared de la
Sala Capitular. Un mauriennense lo tom y escondi, hasta que restaurado el
culto en Francia posteriormente, lo entreg al cura de su parroquia, quien en
1846 lo entreg a su vez al Obispo de Maurienne que lo deposit en su capilla
privada.
Finalmente, habiendo la Sagrada Congregacin de Ritos contestado
afirmativamente a la pregunta de si constaba con certeza la antigedad de su
Beato Ayraldo, 3 de enero
5
Con este rito se celebra en la Cartuja el segundo grado de solemnidad con que se honra la memoria de un
santo. En el oficio de maitines se leen XII lecciones con sus responsorios.
6
Idem, tercer grado de solemnidad.
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 15
culto, el 8 de enero de 1863, el Papa Pio IX tuvo a bien confirmar el culto
pblico eclesistico tributado desde tiempo inmemorial al beato Ayraldo, Obispo
Mauriennense. Y el 6 de agosto del mismo ao aprob su oracin propia, y la
fecha 2 de enero, aniversario de su muerte, para la celebracin de su fiesta en
toda la Orden Cartujana, con rito de XII lecciones
5
. Por ltimo, restaurada a
expensas de la Orden la capilla donde anteriormente haban reposado sus
reliquias, y la catedral toda, fueron trasladadas de nuevo a ella solemnemente en
el ao 1891; y all son objeto de constante veneracin por parte del pueblo fiel.
Al ajustar el santoral cartujano a las normas del Concilio Vaticano II, se determin
celebrar la fiesta del bienaventurado Obispo, con III lecciones
6
, el da 3 de enero.
He aqu la oracin propia del Beato en el santoral cartujano:
Seor: t te dignaste llamar a la vida monstica
al beato Obispo Ayraldo, y l con su vida nos ense
a amarte; concdenos que, renunciando a los halagos
del mundo, podamos alcanzar el Reino celestial.
Por N. S. JC.
Beato Odn, 14 de enero
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 16
Beato Odn, medalln de yeso. Cartuja de Calabria
14 de enero
BEATO ODN, MONJE.
No son muchas las noticias
que conocemos con seguridad de este
Beato Cartujo. Naci Odn en Novara,
ciudad de Lombarda, en los ltimos
aos del siglo XI, ignorndose el
nombre y la condicin de sus padres,
y cmo pas su infancia y primera
juventud. Novicio en la Casa de la
Grande Chartreuse, fue de all enviado
con el grupo de los primeros
fundadores, a la de Seitz, en la
Moravia (Austria-Ungria), y despus a
Nuestra Seora de las Casotto
(Cartusia Casularum) en el Piamonte,
de donde se le llama profeso en
muchos documentos.
Fue su aprovechamiento espiritual tan grande, su humildad tan profunda,
tan rendido en el entendimiento, tan pronto en la obediencia, tan pobre en el trato
de su persona y en el ajuar de la celda, tan riguroso y penitente, tan continuo en
la oracin, tan fervoroso en el amor de Dios, que necesitndose un varn de
suma virtud y prudencia para prior de la Cartuja de Gyrio (Yugoslavia), fue
elegido l sin la menor disputa. Dicha Casa, fundada el 1169 por Enrique, Obispo
Gurcense, haba estado hasta poco antes prspera y tranquila; ms Teodoro,
Obispo de la Dicesis, haba comenzado a vejarla y perseguirla, creando una
situacin por ms espinosa y delicada. Nada pudo la prudencia y santidad del
nuevo prior ante la enconada persecucin y adverso nimo del Obispo, que
acab por arrebatarle la hacienda, entregando la Casa a otra Orden. Convencido
de que nada hara ya con el Obispo, parti nuestro santo, nonagenario, para
Roma, a querellarse ante la Santidad de Clemente III, de tamaa injusticia. Mas,
por causas que no pueden precisarse, tampoco all obtuvo la esperada
reparacin; por lo que estim que deba depositar en manos del Pontfice la
renuncia de su Priorato; y con la bendicin del mismo partiese para la amada
soledad de su cartuja piamontesa.
Beato Odn, 14 de enero
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 17
Habindose detenido a descansar en el Monasterio de lo Santos Cosme y
Damin, en la ciudad de Taglacozzo, (unos kilmetros al sur de Roma), cuya
Abadesa, Adhuisa, vio en el siervo de Dios el varn santo que necesitaba, y que
durante tanto tiempo vena pidiendo al Seor, para el gobierno de la clereca de
su Monasterio y para la direccin espiritual de las monjas, recibi su vida, por
obra bien manifiesta del Seor, una direccin harto distinta de la que l pretenda
darle. La Abadesa, en efecto, obtuvo del Santo Padre, de quien era parienta
prxima, una bula en la que se otorgaba a Odn licencia y mandato para que se
quedase como Vicario de aquella comunidad de vrgenes, y como Superior del
clero adscrito a la iglesia de aquel monasterio.
Sujetse nuestro santo a aquella nueva prueba, acatando humildemente la
voluntad del Papa, y alcanz de la Abadesa que le hiciera construir una pequea
celda junto a la clausura, en la que hizo vida propia de un padre del yermo. Su
cama era como una parrilla de madera, con haces de sarmientos por colchn, y
un tarugo por almohada. Puesto que dorma poco, quedbale algn rato despus
de cumplidas sus prcticas de piedad, para dedicarlo al trabajo de manos, que
no le serva de mero entretenimiento, pues con lo que de l sacaba y lo que le
sobraba de lo que le daban en el monasterio, haca no pocas limosnas a los
pobres de su vecindad. Nunca dej su spero cilicio; ayunaba siempre, no siendo
los domingos; guard siempre tambin la abstinencia de carne y alimentos
grasos propia de la Orden, e incluso abstvose de lacticinios en tiempos en que
sta los permita; tomaba muchas y sangrientas disciplinas, y guardaba la
soledad de la celda como si estuviese en el claustro de su cartuja. Solamente
sala para celebrar la santa misa, o bien para confesar y predicar a las religiosas,
a quienes hizo mucho provecho en las vas del espritu.
Vol su fama por todo el pas y concurran a l de muchas partes para
Beato Odn, 14 de enero
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 18
Muerte del Beato Odn de Novara, por Carducho, Museo del
Prado.
lograr remedio en las enfermedades del alma y del cuerpo. Cur varias veces,
con slo imponer las manos, antiguas y rebeldes enfermedades; y en cierta
ocasin, estando l mismo enfermo y dbil en extremo, como pidiese al
sacerdote que lo asista que
le diese de beber, dile ste
agua de un cntaro en una
jarra, viendo con asombro al
acabar de beber el varn de
Dios, que, para fortalecer y
regalar a su siervo, haba el
Seor cambiado el agua en
generoso vino.
Pasaba ya de los cien
aos cuando, cargado de
mritos, entendi que era
llegada la hora de ir a recibir
el premio de sus trabajos; y
despus de recibir con
extraordinario fervor los
Santos Sacramentos,
reunido el clero del
convento, hzoles una
pltica amonestndoles a
vivir siempre con la mayor
pureza de alma y cuerpo, a
huir de la avaricia y a estar
siempre unidos en caridad,
acabando con este vaticinio: Maana a estas horas dejar este mundo; rugoos
de parte de Dios que no hagis a mi cuerpo honra alguna particular, sino que
con este mismo hbito que tengo puesto lo pongis en la sepultura, y a la
cabeza de ella una simple cruz de madera; sealando mientras tanto con la
mano una que haba all, hecha por l.
Al da siguiente, 14 de enero del ao 1200, a la hora prefijada, hallndose
presentes todos los clrigos y otra muchas personas, dijo el siervo de Dios:
Agurdame, Seor, en buena hora; presto voy a Vos, mi descanso y mi gloria.
Preguntado por los sacerdotes con quin hablaba, respondiles: Ya veo a mi
Rey y Seor; ya estoy en su presencia; y extendiendo los brazos y
levantndolos un tanto de su penitente lecho, pareci que quera subir al cielo en
Beato Odn, 14 de enero
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 19
cuerpo y alma; mas dejando aquel all postrado, con los ojos abiertos, fuese ella
a gozar del abrazo del amado, eterno premio de sus trabajos y virtudes, y
merecida corona de su inmaculada vida, ya que, segn l mismo manifest a su
confesor, jams ningn sucio deleite empa el brillo de su angelical pureza. Su
cuerpo fue enterrado en el cementerio de pobres.
Desde el cielo consigui ste lo que no haba podido lograr en la tierra, ya
que poco tiempo despus de su muerte, Leopoldo, Duque de Austria y Styria,
restituy a la Orden la Cartuja de Gyrio, con nuevos e importantes beneficios,
floreciendo dicha Casa hasta el ao 1564, en que el simultneo avance de
herejes y Turcos hicieron cerrarla, junto con otras de aquella misma regin.
Estuvo el santo cuerpo en aquella humilde sepultura ms de 40 aos,
pasados los cuales aparecise el Santo por tres veces consecutivas a Oderisio,
Arcipreste de la iglesia del Monasterio, y le mand dijese a la Abadesa, de parte
del Seor, le trasladasen a otro lugar ms honorfico, dentro de la misma iglesia.
As se hizo con asistencia de mucha gente del pueblo, del clero y de la nobleza,
que pudo apreciar el estado del sagrado cuerpo, que se hallaba sin la menor
seal de corrupcin y despidiendo un olor que confortaba y produca gran
consuelo. Muchos prodigios continu el Seor obrando por medio de su Siervo,
parte de los cuales se autentificaron y probaron en el proceso que por orden de
Gregorio IX se hizo para su canonizacin en 1240, que se conserva en la
Biblioteca Vaticana; mas, habiendo fallecido el Pontfice el ao siguiente, qued
interrumpida la causa; pero no la devocin de los fieles, que continuaron
tributando los honores supremos del culto a quien tan poderoso se mostraba ante
el Seor.
Finalmente, por decreto del 14 de junio de 1859 el Sumo Pontfice Pio IX
se dign confirmar el culto eclesistico que desde tiempo inmemorial se vena
tributando al Bienaventurado Odn, monje cartujo, prior que fue de Gyrio,
concediendo a la Orden su rezo y Misa, con rito de XII lecciones, el 14 de enero,
aniversario de su muerte; con la renovacin litrgica actual su fiesta se
conmemora con III lecciones.
Oracin
Seor, concede a cuantos celebramos la fiesta del
beato Odn, tener fija la mirada del alma en la
Beato Odn, 14 de enero
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 20
contemplacin de tu gloria, para que, despus de
haber perseverado en la fe en esta vida, resplandezca
en nosotros la luz de tu rostro en la patria celestial.
Por N. S. JC.
San Hugo de Grenoble, 22 de abril
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 21
S. Hugo de Grenoble, por J. de Valencia y C.
Voisin, 1550, Cartuja de Jerez.
22 de abril
SAN HUGO DE GRENOBLE, PASTOR
Naci Hugo en Chateauneuf
dIsre, pequeo pueblo prximo a Valencia
del Delfinado, a mediados del siglo XI
(1053), de una familia de la clase media,
sumamente piadosa. Su padre, Odiln, que
ejerca la carrera de las armas, fue varn
de gran virtud, veraz y casto en sumo
grado, y acab sus das por consejo de su
hijo, en la Grande Chartreuse, en donde
entr a los 82 aos, muriendo pasados ya
los cien, y asistido de su hijo, que era ya
Obispo de Grenoble. Su madre mientras
tanto quedaba al frente de su casa y
hacienda, pese al gran deseo que tambin
tena de consagrarse a Dios en el Claustro.
Refera esta santa mujer, que llevando an
en su seno a Hugo, vio en sueos cmo
naciendo lo rodeaban varios santos, entre
ellos San Pedro, y lo llevaban al cielo.
Infludos sus padres por esta visin,
dedicronle desde nio a los estudios y
luego al estado eclesistico; y fue tal su
aficin a las letras, que a trueque de
alcanzar cada vez mayores progresos,
recorri distintas escuelas de Francia.
Acabada su formacin, volvi a Valencia y
obtuvo una canonja en el Cabildo de
aquella Catedral, sin tener an las rdenes
sagradas. All fue ya desde el principio
modelo de todos, por la integridad y
dignidad de sus costumbres.
El Cardenal Hugo, Legado a Latere de
toda Francia, prendado de sus virtudes y
San Hugo de Grenoble, 22 de abril
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 22
letras, rogle compartiera con l los trabajos de la Sede Episcopal de Dio, que le
estaba encomendada por aquel entonces (despus fue Arzobispo de Lyon).
Aceptlo nuestro santo, por juzgarlo muy de la gloria de Dios. Algn tiempo
despus (1079) acudi acompaando al Legado, al Concilio de Avin, adonde
fueron tambin los cannigos de Grenoble a solicitar le diesen a Hugo por
Obispo, pues el que tenan acababa de fallecer. Otorgronselo el Legado y el
Concilio; pero nuestro santo se opuso, alegando que ni por su edad (apenas
contaba 27 aos), ni por sus cualidades, era digno de tal cargo. De nada le
valieron sus alegatos, y vise precisado a aceptar. Recibi las Ordenes Sagradas
de manos del Cardenal Legado, y en su compaa se traslad a la Ciudad Eterna,
para recibir de las del Romano Pontfice su Consagracin Episcopal. All sufri
un terrible asalto del demonio, con pensamientos de blasfemia y tentaciones
continuas contra la confianza en Dios, que se continuaron por ms de 40 aos,
sindole motivo de no escaso mrito y corona.
Consagrado Obispo por Gregorio VII, parti para su iglesia, que estaba en
un estado verdaderamente lamentable, ya que su antecesor, Ponce II, con el
desarreglo de su conducta y su trfico de las cosas sagradas haba tenido que ser
excomulgado por el Papa; y con tal ejemplo el clero estaba como Dios no quera,
y los seglares peor, habiendo entrado a saco los poderosos en los bienes de la
iglesia, dejndola pobre y en el mayor descrdito. Empez a predicar con gran
fervor; ayunaba, oraba, azotbase y afliga su cuerpo con diversas penitencias;
arga, reprenda, amonestaba, y en todo haca el oficio de santo y vigilante
pastor, no sin pasar notables privaciones en su persona y familia, pues jams
quiso consentir, ni muy de lejos, trmites que por aquel entonces se hubieran
tomado como legtimos, para remediarlas. Pas as dos aos; y habiendo sabido
por divina inspiracin que no estaba an maduro el fruto de sus trabajos, y
desconfiando siempre de s mismo, se retir a CASA DEI de la Orden
San Hugo de Grenoble, 22 de abril
7
En el escudo de la Orden Cartuja figuran, sobre una Cruz en el Mundo, siete estrellas que simbolizan este
sueo. Una frase envuelve todo ello, en latn Stat Crux dum voltitur orbis, que significa: La Cruz
permanece mientras el mundo gira, ver dicho escudo al final del Eplogo, pgina 141 de este libro.
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 23
S, Hugo de Grenoble, de Zurbarn, Museo de Cdiz.
Cluniacense, amando ms el obedecer y ocultarse, que el mandar y vivir en los
honores, cuyos peligros haba experimentado. All tom el hbito benedictino; y
fue tal el fervor de este santo
Obispo, como novicio, que
asombr a los monjes ms
ancianos por sus virtudes,
particularmente por su humildad,
resultando modelo de todos
aquellos, cuyas huellas se juzgaba
l indigno de seguir. Pasado un
ao, y enterado el Papa de su
retiro, mandle volviese a cuidar de
su iglesia, reprendindole por
haberla dejado sin su autorizacin.
Humilde y obediente, dej su
amada soledad, y volvi a Grenoble
con ms deseos de trabajar, de los
que haba mostrado anteriormente,
viviendo, en cuanto le fue posible, y
si bien instalado en su palacio, vida
religiosa.
Tres aos despus de su
vuelta, en el mes de junio, tuvo un
sueo misterioso. Vio caer a sus
pies siete estrellas
7
, y que se
levantaban luego y le guiaban a
travs de las montaas hasta el
desierto llamado CHARTREUSE, a
donde vio bajar a Jesucristo y
edificarse por manos de ngeles
una mansin para l. Andaba el
santo Obispo en el pensativo
significado de este sueo, cuando
vinieron a postrarse a sus pies
San Hugo de Grenoble, 22 de abril
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 24
Maestro Bruno y sus seis compaeros, hacindole saber que, habiendo decidido,
dejar el mundo y entregarse a Dios, lejos de los peligros que aquel presenta,
venan a pedirle les sealara una soledad donde poder hacerlo. Viendo tan
manifiesta la mano de Dios, los acogi con benignidad y los anim en sus
propsitos, prestndoles mucha ayuda primero en la fundacin, y despus en la
aprobacin de la Orden. Hzoles descansar algunos das (los suficientes para
preparar su instalacin en aquel agreste desierto de la Cartuja) y antes de partir
vistiles l mismo el hbito escogido para el nuevo gnero de vida, en la Catedral
de Grenoble, donde se conserva una lpida que indica el probable lugar de la
vesticin, que es la cabecera de la nave izquierda. Fue tanta su devocin a
Maestro Bruno y a sus compaeros que con frecuencia iba a pasar temporadas
con ellos, no como Obispo, sino como el ltimo de los monjes. Amaba el ir a
buscar entre aquellos ermitaos el reposo que tanto ansiaba su alma, y templar
de nuevo en los ejercicios de la vida contemplativa el espritu cansado en su
fatigoso ministerio. A veces incluso pareca olvidarse de su rebao, teniendo que
decirle San Bruno, a la par que con respeto, con energa: Id a vuestras ovejas
y dadles lo que les pertenece.
Fue durante su episcopado el defensor intrpido del Papado, el reformador
del clero y del pueblo cristiano, el padre de los pobres, a quienes distribua cuanto
tena disponible, y de no habrselo prohibido San Bruno, hubiera vendido la nica
mula que tena para hacer la visita pastoral, a fin de dar su precio a los
indigentes. Fue el vindicador de la justicia contra los ms encumbrados
personajes, sin perder la mansedumbre, que practic siempre en grado heroico,
junto con una caridad sin lmites, llevando con gran paciencia no pocas
persecuciones de la gente noble y poderosa que lo combata por excusarse de
devolver a la Iglesia los bienes que le haba usurpado; y hubo vez incluso de
tener que refugiarse en Cartuja; y otra tuvo que huir de su dicesis por las
amenazas del Conde de Albn, a quien haba excomulgado por sus rapias de
los bienes eclesisticos; siendo entonces cuando, despus del concilio de
Clermont (1095), vino a consolarse y a consultar con San Bruno, que ya estaba
en su nuevo monasterio de Calabria. Retenido por una enfermedad en Salerno
durante dos aos, y vuelto a su dicesis, consigui con su fortaleza y
mansedumbre la vuelta al redil de aquella oveja descarriada.
Fue Hugo el apstol elocuente que se haca escuchar de grandes y
pequeos, y el administrador lleno de inteligencia y celo, al que la Iglesia de
Grenoble debe haber recobrado muchos de sus derechos y bienes. Fue un gran
Obispo principalmente porque fue un gran santo. Bajo su imponente y noble
exterior se ocultaba un alma llena de sensibilidad, de delicadeza y de discreta
San Hugo de Grenoble, 22 de abril
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 25
reserva, y aun a ratos timidez que le llev a no pedir a sus ntimos amigos lo que
le era ms necesario. La gracia vino en auxilio de su naturaleza no dejndole
jams retroceder ante el cumplimiento de un deber, o un acto de generosidad.
Merced a esta especial asistencia de la gracia, se le vio siempre con espritu de
iniciativa y con valor para desafiar el sin nmero de dificultades que encontr a
lo largo de su ministerio pastoral. Pero sufri durante toda su vida innumerables
dolores de orden fsico y de orden moral; tentaciones, las ms turbulentas y
obstinadas alarmaban su conciencia, mientras su cabeza y estmago eran
asiento de constante dolor. Y fue precisamente en medio de estas tribulaciones
donde su santidad se aument y acrisol de da en da.
Una uncin maravillosa haca su predicacin decisiva, hasta el punto de
haber provocado en el auditorio la confesin pblica de crmenes que poda
acarrear a sus autores la pena de muerte. En el confesonario sus lgrimas se
mezclaban abundantes con las de los pecadores, que haca volver a Dios, de los
mayores extravos. Siempre y en todas partes observaba angelical modestia en
sus miradas, no fijndose nunca en las mujeres, hasta el punto de poder asegurar
que despus de cincuenta y tantos aos de ministerio episcopal, no conoca de
rostro a ninguna de las innumerables que haban acudido a l para diversos
asuntos. Una austera mortificacin sazonaba sus das y sus noches: coma poco,
hasta sentirse algunas veces desfallecer; y dorma an menos, y vestido y sin
sbanas, segn el uso de nuestra Orden.
Pero sobre todo era la humildad lo que prestaba slida base a sus virtudes.
Llevado de ella pidi al Papa Honorio II que le relevase del Episcopado, primero
por medio de embajadores, despus personalmente en Roma; pero todo fue en
vano. Hizo nuevas splicas a Inocencio II, tambin infructuosamente. Slo
cuando su vejez y enfermedades le imposibilitaron para el ministerio pastoral
alcanz que consagraran a Hugo II, monje de la Grande Chartreuse, como
auxiliar y sucesor suyo. Algunos, como su contemporneo Sigiberto
Gemblancense, en su crnica, o Cristiano Masseo (Crn. 1,6), Rafael Volterrano
y Zacaras Benedicto (Mign. CLIII, Col.578) sostienen que nuestro obispo obtuvo
licencia para vestir el hbito cartujano y prestar obediencia al Prior de la Grande
Chartreuse, pero el hecho de que Dom Guigo no lo diga abiertamente, sino que
slo lo insine en el prlogo de la vida del Santo, que escribi, ha hecho que
autores como Dom Le Couteulx lo nieguen. Sea lo que fuere en este punto, lo
cierto es que siempre anhel la soledad cartujana desde que conoci a Bruno y
sus compaeros, viendo stos en l no slo la solicitud de la Iglesia por la vida
contemplativa, cuanto a un hermano espiritual ms en la bsqueda y alabanza
de Dios.
San Hugo de Grenoble, 22 de abril
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 26
Por lo dems, Hugo continu viviendo en Grenoble para consuelo de sus
ovejas, que a l acudan en demanda de oraciones y consejos; pues, aunque en
los ltimos aos perdi completamente la memoria de las cosas temporales, no
as de las espirituales y divinas; y el que no se recordaba de ningn negocio
material, daba muy atinados consejos, y a veces verdaderos avisos profticos
respecto a los intereses del alma. Finalmente, a media noche, el Viernes de
Pasin de 1132, 1 de abril, vol su alma al Seor, siendo de edad de ochenta y
tantos aos. Congregados los Obispos de Dio, Grenoble y Carnotin celebraron
solemnes funerales, con innumerable concurso del pueblo, siendo sepultado en
la iglesia de Sta. Mara, Catedral de la Dicesis, sin que su cuerpo diese ninguna
seal de corrupcin.
Obr el Seor, por sus reliquias, multitud de milagros, sanando enfermos
de diversas graves dolencias; por lo que, dos aos despus de su muerte, el
Papa Inocencio II le canoniz el da 22 de abril de 1134 en el Concilio de Pisa,
mandando escribir su nombre en el catlogo de los Santos, y ordenando a Dom
Guigo, quinto Prior de la Cartuja, que escribiese su vida. (Migne CLIII, col. 767).
Su fiesta comenz a celebrarse inmediatamente en la Cartuja con rito de
XII lecciones, mientras que en el resto de la Orden se haca slo con III, hasta
que el Captulo General de 1258 la elev para todas las Casas a XII, como se
conserva hasta hoy en da.
Oracion:
Seor, tu hiciste a San Hugo instrumento
de tu providencia para manifestar a nuestros
Padres el inters de la Iglesia por la vida
contemplativa; concdenos, por sus ruegos,
progresar sin desfallecer en nuestra vocacin.
Por N. S. JC.
Santos Juan, Agustn, Roberto y compaeros, Mrtires, 4 de mayo
8
18 fueron estos mrtires: los priores San Juan, San Agustn y San Roberto (fallecido el 4-5-1535), y quince
beatos martirizados durante los aos 1535-1540: ocho sacerdotes, un dicono y seis hermanos conversos,
siendo el ltimo mrtir el hermano converso Beato Guillermo Horn (fallecido el 4-8-1540) y que se cita
ampliamente en su festividad del 5 de agosto.
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 27
Los santos Juan, Agustn y Roberto al ser colocados sobre los caizos ante la torre de Londres. Oleo de
la Cartuja de S. Hugo, Parkminster.
4 de mayo
SANTOS JUAN, AGUSTN, ROBERTO Y COMPAEROS,
MRTIRES
San Juan Houghton, primera vctima de la Reforma Anglicana, y cabeza y
gua de los mrtires de la Cartuja en Inglaterra
8
, naci de una familia honorable
y cristiansima del Condado de Essex (Gran Bretaa). Hizo sus estudios en la
Universidad de Cambrige, saliendo a los veinte aos con el ttulo de bachiller en
Santos Juan, Agustn, Roberto y compaeros, Mrtires, 4 de mayo
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 28
ambos Derechos. Rechazando un brillante partido que le haba preparado su
familia, y venciendo la oposicin de sta, ordense sacerdote en 1511. Un recto
y tenaz aborrecimiento del hombre viejo, manifestado en la lucha contra la
naturaleza y propias comodidades, fue desde el noviciado la idea constante de
este gran siervo de Dios, que pronto alcanz una profunda y slida humildad,
base de su adelantamiento sin tregua en todas las virtudes de la vida religiosa.
Las ms furiosas tentaciones lo dejaban serenamente confiado en la ayuda
divina; y su piedad era tan tierna, que frecuentemente no poda contener las
lgrimas, principalmente en el altar. Nombrado Sacristn en 1523, dio a nuestro
Seor un testimonio excepcional de amor al consumir la Hostia vomitada por un
apestado. Encargado de la Procura en 1528, conserv en medio del ajetreo y
disipacin del cargo su espritu de recogimiento y su habitual unin con Dios.
Elevado al Priorato de la Cartuja de Beauval en 1531, y a los pocos meses
reclamado por sus hermanos de Londres, por voto unnime, para que fuese su
cabeza y gua, dedic desde el principio todos sus afanes a que el Oficio Divino,
que constituye el principal deber del Cartujo, se cumpliese del modo ms
perfecto. Si somos siervos intiles al hacer las cosas que debemos, -deca una
vez en Captulo, a raz de un error cometido en el Coro-, qu seremos cuando,
por culpa nuestra, no hacemos lo que debemos?. Can fue reprobado por ofrecer
vctimas menos dignas, y la ley de Moiss reclamaba para Dios vctimas
inmaculadas. Temamos la sentencia de la Escritura, (Jer. 48, 10): Maldito el
que hace la obra de Dios con negligencia . Era tambin celossimo de la mejor
formacin y provecho espiritual de sus religiosos, interrogndolos con frecuencia
sobre el empleo que hacan del tiempo, e investigando el grado de
arrepentimiento que tenan de las culpas pasadas. Sus desvelos fueron fecundos,
y bajo su gobierno continu la Casa en la perfecta observancia que tena en los
tiempos del Venerable Tynbygh, aumentando si cabe, el espritu de fervor, hasta
el punto de hacerse comn el dicho: Quieres ver Santos?. Vete a la Cartuja
de Londres.
Habindose Enrique VIII declarado libre, en marzo de 1534, del matrimonio
en que estaba ligado con Catalina de Aragn, y undose con Ana Bolena, y
tratando de legitimar la prole habida en ella, redact e impuso al Parlamento una
frmula para lograr el reconocimiento de estos hechos. Sabiendo la gran
autoridad moral que tena la Cartuja de Londres en toda la ciudad, pens en
doblegar a los monjes a sus intentos, por lo que ya en el mes de abril les envi
dos delegados, exigiendo a todos y a cada uno de los miembros de la Comunidad
la adhesin plena a la supremaca real y al hecho de la sucesin, tal como en la
antedicha frmula se expona. El Padre Prior les contest: Los Cartujos
Santos Juan, Agustn, Roberto y compaeros, Mrtires, 4 de mayo
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 29
tenemos por costumbre no meternos en los asuntos de los Gobiernos. Por tanto
no nos toca decir cul ha de ser la persona llamada a compartir los honores del
Trono, o a recibir la sucesin de la Corona. Poco satisfechos de esta respuesta,
reunieron los Delegados reales a la Comunidad en el Captulo, y obligaron al Prior
a manifestar l primero su opinin; quien valientemente respondi: No veo cmo
un matrimonio (el de Enrique VIII con Catalina de Aragn) bendecido por la
Iglesia, y tenido hasta ahora por vlido, sea de repente declarado nulo. . . . -
Sin dejarlo terminar fueron l y el Padre Procurador conducidos prisioneros a La
Torre. Mas aconsejados por el Obispo de Londres de que no tena tanta
importancia la cuestin de la sucesin, como para exponerse a la muerte por ella,
prestaron juramento, pero con la restriccin de que lo hacan en cuanto lo
permitiese la ley de Dios; juramento y clusula que suscribi toda la comunidad
el 6 de junio, no sin algunas dudas y resistencias.
Precipitado por su hertica vesania, y alentado por los malos consejeros
Cranmer y Cromwell, hizo el Monarca aprobar por el Parlamento, en 4 de
noviembre, una declaracin explcita y terminante de que l y sus sucesores
seran reconocidos como los nicos jefes supremos de la Iglesia Anglicana;
suprimiendo la frase restrictiva anterior: en cuanto no fuese contra la ley de
Dios y ordenando que el que se opusiese a lo dispuesto sera declarado reo de
alta traicin, y como tal condenado y ejecutado. Se mandaba tambin el que se
exigiese a todos los Obispos y dems individuos del clero regular y secular nuevo
juramento, por el que rechazaran la supremaca del Papa, reconociendo la del
Rey, y juraran no consentir jams que el Obispo de Roma volviera a ejercer
autoridad alguna en el Reino, ni apelar a l, ni dejar apelar, ni escribirle, ni
delegar a nadie para con l, ni recibir mensaje alguno suyo sin comunicarlo
inmediatamente al Rey.
Ante este nuevo estado de cosas, nuestro santo Prior, debidamente
aconsejado, decidi morir antes de reconocer al Rey por cabeza de la Iglesia,
renegando del Vicario de Jesucristo; y habiendo reunido la Comunidad en
Captulo, les dio cuenta de la situacin. Unnimemente contestaron todos:
Santos Juan, Agustn, Roberto y compaeros, Mrtires, 4 de mayo
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 30
Dom Agustn Webster, mrtir ingls, en talla de pino escocs,
con manos de tilo, por el P. D. Luis M. de Pont. Antigua
cartuja de Axholme, actualmente parroquia.
Muramos en la simplicidad de nuestros corazones. El cielo y la tierra darn
cuenta de nuestra inocencia. Y el Prior contest: Sea una misma muerte la
que nos haga nacer a la vida eterna a los que una misma regla tuvo muertos al
mundo y a s mismos; y decidieron prepararse al martirio con un triduo de
especiales ejercicios. El primer da hicieron todos confesin general con quienes
quisieron, que para eso otorg el Prior licencias a todos los de la Casa; el
segundo da reunironse en Captulo, y el Prior fue arrodillndose ante cada uno,
desde el Padre Vicario hasta el ltimo Converso, pidindoles perdn de sus
negligencias y malos ejemplos; y luego todos, uno tras otro, fueron realizando
igual acto de humildad y caridad. El tercer da celebr el Prior la Misa Conventual
del Espritu Santo; y fue, pudiramos decir, el Pentecosts de nuestros mrtires,
pues durante ella, despus de la
elevacin, toda la Comunidad,
emocionada, oy como una
suave brisa que corri por toda la
iglesia, mientras sentan obrarse
en ellos una misteriosa
operaci n di vi na, y un
inexplicable consuelo y fortaleza
invadan sus almas. San Juan,
inmvil en el altar, tuvo que
interrumpir varias veces el Santo
Sacrificio, presa de indescriptible
emocin. Era el Espritu del
Cenculo que vena a investir de
la virtud de lo Alto a los
combatientes de Cristo; y todos
aquel l os que supi er on
corresponder a esta gracia con la
oracin y santidad de vida,
lavaron sus vestiduras en la
Sangre del Cordero.
Pocos das despus
llegaron a la Cartuja de Londres para entrevistarse con aquellos Padres y pedirles
normas a seguir, dom Roberto Lawrence, Prior de Beauval, que era profeso de
Londres, y dom Agustn Webster, Prior de Axholme; ya que San Juan era, desde
el Captulo General de 1532, Visitador de la Provincia Inglesa. Tras larga
deliberacin, acordaron probar suerte, para ver de salvar a sus Casas, y fueron
a entrevistarse con el ministro Cromwell, para rogarle no volviese de nuevo a
Santos Juan, Agustn, Roberto y compaeros, Mrtires, 4 de mayo
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 31
Bto. Sebastin Newdigate. Annimo. Estampa del Siglo XIX
inquietar a unos solitarios, cuya vida era nicamente la oracin y el sacrificio por
las almas. El resultado fue tan desfavorable que de all salieron para el presidio
de la Torre de Londres,
acusados de alta traicin.
Sometidos a toda suerte de
vejaciones, fueron juzgados,
despus de que el Ministro,
en persona, intent en vano
hacerlos claudicar. Todava se
conserva en el archivo oficial
ingls el acta que con
juramento deban firmar los
invictos confesores de la fe y
fidelidad al Papado. A falta de
sus firmas, hay en el dorso
una nota que demuestra, a
ms no poder, el por qu
murieron los siervos de Dios:
Juan Houghton declara que
no puede reconocer al Rey
nuestro Soberano, como jefe
supremo de la Iglesia en
Inglaterra, por encima de los
Apstoles de Jesucristo.
Roberto Lawrence afirma que
no hay sino una sola Iglesia
Catlica, de institucin divina,
bajo la autoridad del Obispo
de Roma; y renuncia, en
consecuencia, reconocer la
supremaca real. Agustn
Webster pretende que el jefe
de la Iglesia es, no el Rey,
nuestro Soberano Seor, sino
el Obispo de Roma, es decir,
aquel que ha sido declarado
tal por los doctores Ambrosio
y Jernimo.
Santos Juan, Agustn, Roberto y compaeros, Mrtires, 4 de mayo
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 32
Tras un largo debate, y bajo la presin y las amenazas de muerte, dict el
Jurado veredicto de culpabilidad, y fueron condenados por delito de alta traicin,
y a causa de ello sometidos a la brbara muerte que entonces se daba a los
traidores en Inglaterra: Arrastrados, ahorcados, destripados y descuartizados.
- Sujetos sobre un caizo, y atado ste a la cola de caballos, fueron nuestros
Bienaventurados arrastrados desde la Torre, hasta Tyburn, lugar de su ejecucin.
Fue el primero Juan Houghton, Prior de Londres. Cuando estaba ya subido a la
carreta, fue de nuevo invitado por un representante del Rey a renegar del Obispo
de Roma, y a reconocer a aquel como jefe supremo de la Iglesia en Inglaterra; a
lo que ni siquiera contest nuestro santo; mas dirigindose al pueblo dijo: Pongo
a Dios por testigo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . que si me niego a obedecer al Rey,
nuestro Seor, no es por obstinacin, ni por malicia, ni por espritu de
insubordinacin, sino porque me obligaba a ello mi conciencia. Encontrndose
los decretos de su Majestad y del Parlamento en contradiccin con la leyes de
la Iglesia, nuestra Madre comn, es mi deber someterme a las rdenes de
Roma, y con la ayuda de Dios, no faltar a la obediencia que les debo, aunque
tenga que sufrir mil muertes. Rogad por m, y tened piedad tambin de mis
Hermanos, de quienes fui indigno Prior. - Pidi al verdugo unos momentos de
gracia, y con gran emocin se le oy recitar los seis primeros versos del salmo
30, que tantas veces haba recitado en la soledad de su celda en el Oficio de
Completas: En Vos, Seor, he esperado; no sea yo confundido para siempre;
libradme por vuestra justicia. Inclinad hacia m vuestro odo; acelerad mi
socorro. Sed para m Dios protector y un lugar de refugio, donde me pongis a
salvo. Porque Vos sois mi fortaleza y mi auxilio; por vuestro Nombre me guiaris
y me sustentaris. Me libraris de este lazo que ocultamente me armaron;
porque Vos sois mi defensa. En vuestras manos encomiendo mi espritu; me
habis redimido, Seor Dios de bondad. . Pusironle el lazo al cuello, y se hizo
correr la carreta que lo sostena, quedando suspendido. El verdugo, cuando not
los primeros sntomas de estrangulacin, cort la cuerda, y el cuerpo cay a
tierra, aparentemente sin vida; pero solamente estaba medio sofocado por la
presin de la cuerda, y aturdido de la cada. Entonces empez el horripilante
final. Arrastrado sobre unas tablas en que se le sujet, hasta un lugar cercano,
se le abri en canal, como a una bestia muerta, y se le fueron sacando las
vsceras una a una. Ni una queja exhal el santo mrtir. Slo dijo: Amabilsimo
Jess, tened piedad de mi en esta hora. Y qu hora, ciertamente!. Todava
lata su corazn. Cuando la mano del verdugo lo apresa y va a arrancrselo, se
le oye exclamar: Jess mo, qu haris de mi corazn?. Pronunciadas estas
palabras, vol su alma al Creador. Descuartizado el cadver, y cocidos los trozos,
fueron stos clavados en los lugares ms concurridos de la Ciudad; y el brazo
Santos Juan, Agustn, Roberto y compaeros, Mrtires, 4 de mayo
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 33
derecho, por orden expresa del Rey, en la puerta de la Cartuja, para intimidar y
rendir a los monjes; pero aquellos indomables campeones de la Fe, no
claudicaron; por lo que uno tras otro fueron ejecutados, fieles a la consigna que
les haba dado su santo Prior: Vosotros haced lo que me viereis hacer a m.
En efecto, al da siguiente de la ejecucin de ste, volvieron los delegados reales
a la Cartuja, y ante sus intiles esfuerzos por hacerlos apstatas, fueron ante todo
encarcelados los bienaventurados Humfroi Middlemore, vicario; Guillermo
Exmew, procurador; y Sebastin Newdigate, hijo de Lord Juan Newdigate, y
cuado de Lord Bormer. Este ltimo monje habra brillado en la Corte de Enrique
VIII, de quien fue ntimo familiar; mas advertido por su hermana, y comprobado
que hubo la escandalosa conducta del Monarca, habindole muerto
prematuramente su esposa en 1524, ingres en la Cartuja, con grande
edificacin de toda la Corte y Ciudad. Avanzado rpidamente en las vas de la
perfeccin, y recibidas las Sagradas rdenes, fue pronto considerado como uno
de los monjes ms fervorosos, que tena gran autoridad moral e influencia sobre
la Comunidad, e incluso en el elevado ambiente que haba dejado en el mundo.
De pie los tres, y fuertemente sujetos al muro por el cuello con un collar de
hierro, las manos sujetas con cadenas y los pies en un cepo, estuvieron varios
das (no menos de quince) sometidos a esta brbara tortura, pues, aunque el
cuerpo desfalleca por la fatiga y el insomnio, preciso era mantenerse en aquella
actitud, para no morir ahorcados por la argolla que tenan al cuello.
Enterado el Rey de la situacin en que se encontraba el que haba sido uno
de sus familiares ms ntimos, acudi dos veces en persona para hacerlo entrar
en razn y obligarlo con las frases ms halagadoras a prestar el juramento. Las
ltimas palabras del mrtir, ante tales requerimientos, fueron stas: No puedo
jurar sin pecado, y el pecado jams es lcito. Llevado luego a La Torre, y
aliviado un tanto su trato, volvi el Monarca a tentar al siervo de Dios, pero todo
fue en vano: ni respuesta le dio; por lo que, exasperado y furioso, mand juzgarlo
junto a los otros dos cartujos, sentenciados a muerte el 11 de junio, siendo
ejecutado con iguales tormentos y mismo da que sus compaeros, el 19 de junio
de 1535.
Santos Juan, Agustn, Roberto y compaeros, Mrtires, 4 de mayo
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 34
Puerta de la celda A con los restos que se conservan del claustro de la antigua Cartuja de Londres.
Poco despus fueron martirizados el Cardenal Juan Fisher y Lord Canciller
Toms Moro, lo que aument la indignacin en todo el Reino. sto, con la muerte
de la reina Catalina, y el proceso, condenacin y muerte de Ana Bolena, fueron
causa de que se aplazasen temporalmente las violencias sobre la Cartuja, slo
en el sentido de que se suspendieron los procesos y las ejecuciones; por lo
dems vinieron agentes reales a instalarse en el claustro mismo, dedicados a
expiar, vejar y tornar imposible la vida a la Comunidad, que se vio sometida al
hambre y a los peores tratos, as como a una intensa campaa hertica.
Incomunicada y sin Pastor, persever no obstante, en general, en su entereza,
por un singular milagro de la gracia. Hubieron, sin embargo, de lamentarse
algunas defecciones. Para colmo pusieron al frente de la Casa, como Prior, a uno
de los renegados, hereje y apstata. Mas antes juzgaron del caso apartar de la
Comunidad a algunos de los religiosos ms autorizados por su virtud y por su
ciencia, a fin de dejar campo expedito a la accin persuasiva del nuevo Prior.
Por tal causa fueron saliendo de la Casa Juan Fox y Mauricio Chauncy. Este
ltimo logr trasladarse al continente, y fue quien despus escribi la Historia
de varios mrtires, que fue la principal fuente para el conocimiento de lo
Santos Juan, Agustn, Roberto y compaeros, Mrtires, 4 de mayo
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 35
ocurrido. Dom Juan Rochester y Dom Jaime Walworth fueron llevados a la
Cartuja de Hull, que se hallaba sometida a la hereja, y all fueron juzgados y
condenados como desafectos a la nueva cabeza de la Iglesia Anglicana y
pertinaces seguidores del Obispo de Roma. Se les hizo gracia del
destripamiento y descuartizamiento, siendo ahorcados con cadenas de hierro,
el 11 de mayo de 1537, y dejando sus cuerpos expuestos a las inclemencias del
tiempo y a la voracidad de las aves de rapia, hasta que motivos de salubridad
obligaron a enterrarlos.
Pero la resistencia en la Cartuja de Londres continuaba; y aunque el nuevo
Prior, ayudado de otros monjes apstatas trados con este fin, lograron engaar
a una parte de la Comunidad, y el 18 de mayo de 1537 hicieron acta oficial de
apostasa con el juramento correspondiente, diez religiosos, de los cuales seis
eran hermanos conversos, apartndose del resto de la Comunidad, se
adelantaron, y al ultimtum de los Visitadores reales contestaron con una
enrgica protesta de fidelidad al Vicario de Cristo. Pocos das despus fueron
llevados a la crcel y sometidos a la misma tortura de la argolla y de la cadena,
de que hemos hablado anteriormente, a la que vino a sumarse la del hambre,
pues, aunque durante un mes pudo una buena mujer, disfrazada, pasarles
alimentos, sospechndolo el Ministro, amenaz de muerte al carcelero por su
falta de vigilancia, y as vinieron a morir de inanicin nuestros hroes, uno en pos
de otro. En el mes de junio, da 6, Bto. Guillermo Greenwood, Converso. Da 8,
Bto. Juan Davy, Dicono. Da 9, Bto. Roberto Salt, Converso. Da 16, Bto.
Toms Redyng, Converso. Antes: Da 10, los Btos. Gautier Pierson, Converso,
y Toms Green, sacerdote. Da 15, Bto. Toms Scryven, Converso. - En agosto:
da 9, Bto. Ricardo Beer, sacerdote; y el da 20 de septiembre, el Bto. Toms
Johnson, sacerdote. Slo les sobrevivi el Hermano Converso Bto. Guillermo
Horn, al que se le suministraba el alimento indispensable para que no muriese,
y que sostuvo durante tres largos aos, con santa y heroica tenacidad, la
supremaca espiritual del Romano Pontfice, cuando la mayor parte de los
dignatarios de la Iglesia se inclinaban temerosos ante el poder real. Al fin alcanz
su corona, siendo ejecutado el da 4 de agosto de 1540 en la misma forma que
lo haba sido el primero de nuestros mrtires, y despus que Cromwell, el
ministro que dirigi personalmente la reduccin de la Cartuja, haba cado en
desgracia de su Soberano, y haba sido a su vez ejecutado. As l, como los
dems que intervinieron en este desgraciado asunto, perecieron de muerte
violenta y desastrada, segn acredita la Historia. Y los apstatas que creyeron
poder, con su servilismo, salvarse y salvar a la Casa, fueron ignominiosamente
expulsados de la misma el 15 de noviembre de 1537, para nunca ms volver.
Santos Juan, Agustn, Roberto y compaeros, Mrtires, 4 de mayo
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 36
Siempre tuvo la Orden como a Mrtires a sus hijos sacrificados en
Inglaterra por odio al Vicario de Jesucristo, y trabaj en distintas ocasiones para
obtener de Roma la confirmacin de su culto; mas no eran los tiempos propicios
para ello. Slo a fines de siglo pasado, el 9 de diciembre de 1886, su Santidad
el Papa Len XIII firm un decreto, promulgado el 29 del mismo mes, que
proclamaba Beatos a 34 vctimas de la Reforma en Inglaterra, y entre ellas se
cuentan nuestros 18 Mrtires. El Captulo General de 1887 public en una
Ordenanza este decreto, estableciendo que cada ao se celebrase la fiesta de
nuestros Bienaventurados, con rito de Solemnidad, que luego qued reducido al
de XII lecciones. Y el Captulo General de 1897 intim un rescripto de la Sgda.
Congregacin de Indulgencias, concediendo a la Orden Cartujana poder ganarla
plenaria en dicho 4 de mayo, con las condiciones acostumbradas.
El Papa Pablo VI, el 25 de octubre de 1970, canoniz a los tres primeros
cartujos que dieron su vida por su fidelidad al sucesor de Pedro, al Bto. Juan
Houghton, prior de Londres, al Bto. Agustn Webster, prior de Axholme, y al Bto.
Roberto Lawrence, prior de Beuval. Fueron canonizados con un grupo de
contemporneos suyos ingleses de diversos estados y condicin social que
prefirieron la cruz de Cristo antes de dar al Csar lo que slo pertenece a Dios.
Oracin:
T has consagrado, Seor, con el martirio
la fidelidad de San Juan y sus compaeros al
Pontfice Romano; concdenos que, guiados
por su ejemplo, permanezcamos afianzados en
la roca de la sede de Pedro, y te sirvamos con
plena seguridad.
Por N. S. JC.
Santos Juan, Agustn, Roberto y compaeros, Mrtires, 4 de mayo
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 37
Recuerdo a los mrtires de Londres en uno de los patios
de la antigua cartuja londinense.
Beato Nicols de Albergati, 9 de mayo
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 38
Bto. Nicols Albergati, por Zurbarn, Museo de Cdiz.
9 de mayo
BEATO NICOLS
ALBERGATI, MONJE Y
PASTOR
Nicols Albergati naci en
Bolonia, centro norte de Italia, en
el ao 1375, en el palacio de los
Albergati, antigua familia de
j ur i sconsul t os. Habi endo
conseguido sus grados en la
Universidad de dicha ciudad, vea
abrirse ante l una brillante carrera
en el mundo, cuando una
circunstancia providencial le movi
a abrazar el estado monstico en
nuestra Orden. Habiendo venido a
visitar la Cartuja de S. Jernimo,
junto a Bolonia, y retenido all por
una tempestad, asisti al Oficio de
Maitines, y se sinti tan conmovido
por la modestia y la piedad de los
monjes, que solicit ser admitido
entre ellos.
Hizo su Noviciado y
Profesin en aquella Casa,
esmerndose en toda observancia,
y sealndose en la prctica de las
virtudes en tanto grado que en
pocos aos se cont entre los ms
aprovechados, y merced de ello,
en la primera ocasin que se
present sus hermanos lo eligieron
Prior, juzgando que estaba preparado para ensear a otros la perfeccin aqul
que vena dando tan manifiestas pruebas de ella en su propia vida. La Orden le
nombr luego Visitador de la Provincia, cargo que al igual que el de Prior
desempe con singular acierto.
Beato Nicols de Albergati, 9 de mayo
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 39
Despus de veintids aos de vida religiosa meritsima, la Santa Sede,
valindose del Padre General, lo arranc del Claustro obligndolo a aceptar la
Sede Arzobispal de Bolonia, para la que acaba de ser elegido por el Clero y el
Pueblo, y que l en principio haba rechazado.
En su nuevo cargo y dignidad retuvo el hbito cartujo y no abandon las
observancias monsticas, e igual que si estuviera en el Claustro, as era de
devoto, modesto, humilde y despreciador de lo transitorio. Llevaba el mismo
grosero hbito de antes, cease con el cilicio, ayunaba todos los ayunos de la
Orden y haca la abstinencia a pan y agua todos los viernes. Tena mucha vida
interior, gastando en oracin largas horas de la noche, y merced al recogimiento
que supo conservar puede decirse que, incluso en medio de tantos negocios
religiosos y seculares, en que segn veremos tuvo que intervenir, vivi de
acuerdo con el espritu de su vocacin. Guard siempre la abstinencia de carnes,
cual si no hubiera salido del Claustro, precindose siempre y en todo de aparecer
como verdadero hijo de San Bruno.
Creci tanto su fama que el Papa Martn V le llam a Roma, sin decirle para
qu, y habindolo tratado, y quedado muy satisfecho de su virtud, ciencia y
prudencia, lo nombr su Legado ante los Reyes de Francia e Inglaterra,
envindolo a los mismos bien autorizado para que los compusiese y pacificase
en las graves y crudas guerras que entre s traan por bajos intereses. Con la
ayuda de Dios, que no cesaba de implorar, desempe tan bien su cometido el
Legado, que satisfechos ambos contendientes, ces el ruido de las armas.
Cuando regres a Roma, antes de entrar en la Ciudad, salile al encuentro
un familiar del Papa, portando el Capelo Cardenalicio, como premio a sus
virtudes y al relevante servicio que acababa de prestar a la causa de Dios; mas
nuestro Beato declin modestamente tal distincin, hasta que el Papa, en virtud
de obediencia, lo oblig y hubo de rendirse. Fue su ttulo de Santa Cruz de
Jerusaln, cuyo signo tom por escudo y divisa. Hzole tambin el Pontfice su
Camarlengo Mayor, y le encarg nuevas e importantes legaciones, especialmente
a las repblicas de Venecia, Florencia y Miln, que estaban a punto de romper
las hostilidades por diferencias que l arregl con plena satisfaccin de las partes.
Muerto Martn V, sucedile Eugenio IV, que lo distingui an ms que su
predecesor, sirvindose de l en muchos negocios y legaciones a diversos
Prncipes y Reinos, y para congregar y presidir algunos Concilios; de tal modo
que apenas se haca algo importante en la Iglesia, que no pasase por su mano.
As, fue en legacin al Emperador de Alemania, Alberto II; luego en otra
Beato Nicols de Albergati, 9 de mayo
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 40
reconcili a Felipe, Duque de Borgoa, con el Rey Carlos VII de Francia,
consiguiendo por un milagro hecho ante ste ltimo, que cesasen en las armas.
Fue a Roma a dar cuenta al Pontfice y hubo de volver revestido an de
mayor autoridad a sentar y ajustar las condiciones definitivas de esta paz, en
Atrebase, en septiembre de 1435, con gran concurso de Prncipes y Cardenales.
Y en todas las Cortes donde hubo de actuar fue general la apreciacin y el dicho
de no haberse visto jams hombre ms recomendable por sus virtudes, y al que
Dios favoreciese tan visiblemente en la pacificacin de las almas; por lo que se
le llamaba el ngel de la Paz.
Presidi todo un ao como Legado el Concilio de Basilea, en unin del
Cardenal Cesarino. Tambin el de Ferrara, que por la peste tuvo que ser
trasladado a Florencia, y al que acudieron los Griegos, a cuyo Emperador y
principales Obispos fue nuestro Beato, en representacin del Papa a recibirlos a
Venecia, acompandolos despus a Ferrara.
Fue uno de los principales Padres del Concilio que defendi y prob la
procedencia del Espritu Santo, del Padre y del Hijo, como de un solo principio,
en contra de los Griegos, en presencia del mismo Pontfice y del Emperador Juan
Palelogo, logrando la unidad de la Iglesia.
Mostr siempre una profunda humildad, un carcter entero y elevado, lleno
de prudencia y de sencillez a un propio tiempo. Su caridad se prodigaba sobre
todo con los pobres vergonzantes, y se desvel tambin sin medida en servicio
de los atacados de la peste. Pero lo que ms le distingui fue la obediencia. No
olvidaba que nuestro Santo Fundador haba tambin, a requerimiento del Papa,
abandonado su desierto de la Cartuja, donde tena todas sus predilecciones, y
donde pareca exigir su presencia la conservacin misma de su naciente familia
religiosa, para ir a ponerse al servicio inmediato del Vicario de Jesucristo. Y
nuestro Beato, animado con este ejemplo, renunci tambin a su amado
Claustro, primero para apacentar durante veintitrs aos el rebao que se le
haba encomendado, y luego tambin para vacar a una intensa y meritsima labor
diplomtica, an a trueque de los sufrimientos que le produca una maligna
enfermedad, e incluso de arrostrar la muerte al publicar en la Catedral la
sentencia de entredicho fulminada por el Papa en contra de su pueblo, que l se
haba esforzado en vano por evitar. El pueblo amotinado invadi su palacio y le
encerr en una habitacin, intentando con amenazas y malos tratos ponerlo de
su parte; pero viendo que no lo conseguan, tramaron darle la muerte. Avisado
y protegido del Cielo, pudo huir, disfrazado con el hbito de dominico, llegando
Beato Nicols de Albergati, 9 de mayo
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 41
El Bto. Nicols intercediendo ante el Seor en sus mediaciones
de paz, por Carducho, Museo del Prado.
despus de muchas penalidades a Roma donde dio parte al Pontfice del mal
estado del asunto, y previa su autorizacin, apresurse a volver a la Cartuja de
Florencia, dndose de nuevo con fervor a la vida monstica, en apostolado
secreto por aquellos mismos que le haban perseguido y maltratado. Intentaron
los mal aconsejados Boloneses elegir otro Obispo, pero el Papa, para impedirlo,
envi un ejrcito que puso sitio
a la ciudad. Lo apurado de la
situacin hizo entrar en razn
a los amotinados, y recordando
las bondades de su legtimo
Pastor, le enviaron splicas
para que, olvidndose de sus
pasadas injurias y desacatos,
intercediese en su favor ante el
Pontfice. As lo hizo,
complacidsimo, el buen
Nicols, pues no deseaba otra
cosa, pagando bien por mal a
aquel su descarriado rebao. Y
merced a ello levantles el
Pontfice el sitio de la ciudad.
Hacia el fin de su vida el
Papa Eugenio IV, lleno de
admiracin por sus virtudes, le
prometi concederle todo lo
que desease, pero a condicin
de que no quisiera privar a la
Sede Apostlica de los
relevantes servicios que poda an prestarle. Inclinse de nuevo nuestro Beato
bajo el yugo de la obediencia que tan costosa se le haca en aquella ocasin,
pues lo que honradamente deseaba era el pasar en una cartuja el resto de sus
das preparndose para la muerte. Concedile al menos el Pontfice que en aquel
trance supremo pudiese ser asistido por uno de sus Hermanos de Religin. El
feliz trnsito tuvo lugar en Siena, el 9 de mayo de 1448; haba ido all, en ltimo
acto de obediencia, acompaando al Papa. l mismo en persona, contra toda
costumbre, lo visit muchas veces de noche en su postrera enfermedad, y asisti
a su entierro y funerales con muestras del gran pesar que experimentaba en la
prdida de tan santo y prudente varn. Su vida y sus virtudes, as como los
prodigios que se obraron en sus tumba, hicieron que se le tuviera en gran
Beato Nicols de Albergati, 9 de mayo
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 42
veneracin y se le tributara culto como a santo. Contribuy a ello muy
especialmente el haberse aparecido poco tiempo despus de su muerte, gozoso
y lleno de gloria, a su mayordomo, Toms de Sarzana, de grandes dotes
naturales y grandes virtudes, revelndole algunas cosas que ataan al bien de
su alma y al comn provecho de la Iglesia, profetizndole que andando el tiempo
vendra a ser supremo Pastor de la misma, cosa que se realiz luego, viniendo
a ser elegido Papa, con el nombre de Nicols V.
De acuerdo con lo dispuesto en su testamento, su cuerpo, algunos aos
despus, fue trasladado a la Cartuja de Florencia, de la que tan a pesar suyo se
haba visto alejado en vida.
Finalmente, en 1744, Benedicto IV, que haba sido su sucesor en Bolonia,
reconoci y aprob el culto inmemorial que le tributaban las diferentes Cartujas,
y algunas dicesis de Italia, entre ellas Bolonia. Al ao siguiente el Captulo
General promulg en una Ordenanza el Decreto de Beatificacin emanado de la
Santa Sede el 25 de septiembre anterior; y mand que cada ao se celebrase su
fiesta en toda la Orden, el da 9 de mayo, con rito de XII lecciones, y Oficio y
Misa del Comn de Confesor Pontfice, y que se agregase al Martirologio de dicho
da el elogio que el citado Papa haba mandado introducir. Honrosa distincin
rara vez otorgada a un Beato, que prueba la veneracin en que lo tena aquel
gran Papa.
He aqu el citado elogio: En Bolonia, el Beato Nicols Albergati, monje
cartujo y Cardenal de la Santa Iglesia, esclarecido en santidad, y por sus
legaciones apostlicas; cuyo cuerpo est enterrado en Florencia, entre los
Cartujos.
Oracin:
Concdenos, Seor, aquella simplicidad de
vida que permiti al beato Nicols permanecer
fiel a su vocacin cartujana entre los muchos
cuidados de su ministerio.
Por N. S. JC.
Beato Juan de Espaa, 26 de junio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 43
Bto. Juan de Espaa. Medalln en yeso. Cartuja de
Calabria.
26 de junio
BEATO JUAN DE ESPAA, MONJE
Naci Juan en Almansa,
reino de Len, Espaa, all por el
ao 1123, de una familia
acomodada de la clase media, que
le educ en el santo temor de Dios.
Estudi Gramtica en su tierra
natal; pero, ansioso de nuevas
luces y de mayor seguridad de la
que haba entonces en su tierra,
turbada por las incursiones de la
morisma, siendo de 13 aos parti
para Francia con otro compaero.
Pas un ao en una ciudad de la
vega del Rdano dedicado al
estudio. De all pas a Arls; mas
habindosele terminado el poco
dinero que le haba dado su familia,
se vio reducido a la mayor
estrechez, hasta que una familia
noble, prendada de sus cualidades, le dio cuanto precisaba, y termin
adoptndolo por hijo. Acab sus estudios filosficos a los 16 aos con el mayor
xito. Por entonces determin su compaero regresar a su patria, y propuso a
Juan que le acompaase; pero, preocupado ste por una llamada de la gracia a
vida ms perfecta, que le pareca sentir en su interior, se retir unos das el
monasterio de San Basilio para consultar a un religioso que gozaba fama de gran
santidad, quien le inform de que sin duda era la voz del Seor la que le llamaba.
Por lo que, dando de mano el brillante porvenir que le brindaban sus protectores,
qued sometido a la direccin del santo monje, que fue desde entonces su
maestro en las letras divinas y humanas, Suceda esto al principio de la
Cuaresma, durante la cual se aplic el nuevo religioso con tanto ardor a la
penitencia y al estudio que vino a enfermar.
Fueron sus progresos en la virtud tan rpidos y creci tanto en l el deseo
de la perfeccin, que habiendo odo hablar con encomio de la Cartuja de
Montrieux, y en ocasin en que los religiosos de San Basilio, queran, pese a su
Beato Juan de Espaa, 26 de junio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 44
juventud, elegirlo por Prior, pas a aquella, solicitando ser admitido entre los Hijos
de San Bruno.
Pasado el ao del Noviciado, durante el cual la indiferencia con que haba
sido recibido se resolvi en fervor, profes con gran contento de toda la
Comunidad. Ordenado sacerdote, fue nombrado Sacristn; y apenas haban
pasado siete aos cuando se le nombr Prior. Sus tareas inmediatas fueron la
restauracin del edificio y el acrecentamiento del fervor y de la regular
observancia, que lleg a tal grado, que las religiosas del Monasterio de Prebayn,
llevadas de aquel buen olor de Cristo, y con la anuencia de San Antelmo, Prior
de la Grande Chartreuse, rogaron a nuestro Beato les hiciese una adaptacin de
las COSTUMBRES de Dom Guigo, para con ellas aprovechar el ejemplo de
santidad que haban recibido de la Comunidad de Montrieux. As comenz la
rama femenina de la Cartuja, que por el gran nmero de almas santas que la han
esclarecido, indica bien a las claras el acierto de nuestro Beato en este asunto.
Tampoco descuid el siervo de Dios el mejoramiento de las tierras del
Monasterio, que vinieron a despertar la ambicin de un vecino poderoso, que
intent usurparlas. Mas ante la varonil resistencia del Prior, hubo de cambiar de
tctica, probando de indisponer con l la Comunidad, y luego elegir un nuevo
Prior; pero habiendo fracasado en ambos intentos, amenaz con arruinar el
Monasterio. Entonces el Beato Juan, antes de consentir la ruina de aquella
Cartuja que haba gobernado con tanto amor durante diez aos, se retir a la
Grande Chartreuse, seguido de algunos religiosos que no consintieron separarse
de tan buen padre.
Acogidos por San Antelmo con gran caridad y afecto, permanecieron algn
tiempo en aquella Casa; pero, ni las posibilidades econmicas de la misma, ni
las COSTUMBRES, que sealaban un mximo de 13 religiosos, permitan
Beato Juan de Espaa, 26 de junio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 45
Bto. Juan de Espaa, puerta del Coro de la Cartuja de Jerez,
1630
prorrogar all la estancia del Beato Juan y de sus compaeros. Perplejo andaba,
sin saber que hacer, el santo
Prior Antelmo, cuando le
lleg una embajada del noble
y piadoso seor Aymn de
Faucigny, en la Saboya,
pidiendo se le mandasen
monjes para fundar una
cartuja en el valle de Bol
(llamado despus Reposoir)
donde ya aos antes haba
comenzado a existir, pero que
h a b a f r a c a s a d o .
C o n v e n i e n t e m e n t e
aleccionado nuestro Beato
por las causas de dicho
f racaso, que procur
investigar diligentemente, as
como por las que le haban
movido a abandonar la
Cartuja de Montrieux, ech en
firme los fundamentos del
nuevo Monasterio, cuya
escritura fundacional tiene
fecha del 22 de enero de
1151.
Slo las ruinas de las
celdas de la anterior
fundacin ofrecieron algn
cobijo a nuestro Prior y a sus
seis compaeros, que durante
bastante tiempo hubieron de
vivir en medio de la mayor
estrechez; pero la presencia
de nimo, la santidad, la
prudencia y el sentido
prctico del Prior hicieron de
aquel desierto inhspito un
lugar frtil y acogedor, que
Beato Juan de Espaa, 26 de junio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 46
justific el nombre de Repausatorium, que sustituy el antiguo de Bol.
Con las limosnas que fue recibiendo de los Seores vecinos estableci la
Cartuja en un mejor emplazamiento del que haba tenido la anterior, y estableci
en ella la observancia regular en todo su vigor. En 1152 asisti al tercer Captulo
General, presidido por San Antelmo; al que asistieron tambin, entre otros, el
venerable Bernardo de la Puertas, y San Artoldo, Prior de Arvires.
Fue el Beato Juan muy austero y penitente, y tan asiduo en la oracin que
lleg a pasar en ella noches enteras; muy estudioso y de incesante actividad, de
una pureza anglica, de profunda humildad, de una solicitud sin lmites por sus
hijos, de un gran espritu de sacrificio, y sobre todo de un perfecto olvido de s
mismo y de un ardiente amor a Dios y al prjimo.
Despus de haber gobernado esta Casa nueve aos, minado por las
austeridades y trabajos, cuando slo contaba 37 de edad entreg su alma a Dios
el 25 de junio, segn parece del ao 1160, dndonos tambin en su muerte una
profunda leccin de humildad, a la que se debi que providencialmente
comenzase su memoria a ser venerada por los pueblos vecinos. En efecto,
habiendo muerto durante su priorato dos sirvientes del Monasterio en la sierra,
bajo una avalancha de nieve, hizo enterrarlos en un lugar inconveniente,
mereciendo por ello la reprensin de sus superiores. Pues bien, para expiar su
falta hizo jurar a sus religiosos que cuando muriese lo enterraran fuera de la
clausura, en el mismo lugar donde yacan las vctimas del expresado siniestro;
y as se hizo. Y merced a ello, oh designios de la Providencia!, comenzaron las
gentes a orar en su tumba, y a obrarse all multitud de milagros, siglo tras siglo,
principalmente con los atacados de fiebres malignas, hasta el punto que la Iglesia
termin por aprobar su culto inmemorial.
En septiembre de 1659, Carlos Augusto de Sales, sobrino y sucesor en el
Episcopado de San Francisco del mismo apellido, sac de su tumba los huesos
del Bienaventurado, que fueron despus honorficamente colocados en una
capilla del Monasterio. Salvados del furor revolucionario por dos fieles
montaeses, fueron devueltos nuevamente a la Cartuja de Reposoir. Finalmente
su Santidad Pio IX, el 14 de julio de 1864, confirm el culto eclesistico
tributado desde tiempo inmemorial al Beato Juan, llamado el Espaol, y en 15
de septiembre del mismo ao, a peticin del Reverendsimo Carlos Mara
Saisson, concedi a todas las Cartujas el privilegio de celebrar su fiesta el 25 de
junio con rito de XII lecciones, y el Oficio y Misa del comn de Confesores no
Pontfices, con indulgencia plenaria, a lucrar en dicho da, con las condiciones
Beato Juan de Espaa, 26 de junio Beato Juan de Espaa, 26 de junio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 47
acostumbradas.
Oracin:
Tu suscitaste, Seor, al beato Juan de Espaa
para ayudar a las vrgenes de Cristo en la
bsqueda de su vocacin; concede la caridad
perfecta a cuantos hemos abrazado generosamente
la vida monstica.
Por N. S. JC.
San Antelmo, 26 de junio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 48
S. Antelmo, por Zurbarn, Museo de Bellas Artes de
Cdiz
26 de junio
SAN ANTELMO, MONJE Y PASTOR
Naci Antelmo en la Saboya,
de la noble familia de los Cignino.
Aplicronle desde joven a los estudios,
que hizo con gran lucimiento y
aplauso; y recibido en el estado
clerical, obtuvo grandes rentas
eclesisticas, prebendas y dignidades,
entre otras una canonga en Belley y el
Deanato de Ginebra. Rico y estimado
de todos, liberal y limosnero, acogedor
y muy distinguido en su trato, resista,
prendado de las cosas exteriores y de
la gloria humana, a la gracia de Dios,
que desde haca algn tiempo le vena
invitando a la perfeccin.
Visitaba con frecuencia la
Cartuja de las Puertas en la que era
Procurador su hermano Bosn. ste y
el venerable Bernardo aplicaron lea
de amonestaciones y sanos consejos
al fuego que en su pecho haba
encendido el Seor; y por tales medios
le hizo determinarse a seguir a Cristo
en la Cartuja y dejar por su amor todo
lo terreno. Pidi, pues, el santo hbito
en aquella Casa, y admitido a la
prueba del Noviciado, dio bien pronto
muestras de las excelentes prendas
que le asistan. Carcter viril, corazn
lleno de energa, y voluntad de hierro,
era cuanto desde el punto de vista de
la naturaleza precisaba para librar el buen combate de Jesucristo. Y en efecto,
su celo en adquirir el ideal de santidad de la Cartuja hzole bien pronto
distinguirse entre todos sus compaeros, an los ms avezados, en forma que
San Antelmo, 26 de junio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 49
su fama ya desde entonces vol lejos.
Enterado de estos magnficos progresos Dom Guigo, Prior de la Grande
Chartreuse, que estaba a la sazn necesitada de religiosos por haber perecido
siete de los suyos en la avalancha de nieve que sepult casi por completo el
Monasterio el 30 de enero de 1132, y ayudado por Hugo II, antiguo monje de la
Grande Chartreuse y entonces Obispo de Grenoble, pidi con instancia a los
monjes de las Puertas le enviasen al novicio Antelmo a profesar a la Grande
Chartreuse. Hzose as; siendo acogido con extraordinario gusto por Dom Guigo,
que quiz presinti en Antelmo el futuro puntal de la Orden. Mas poco goz de
su presencia el gran Prior, que muri el ao 1136. Su sucesor Dom Hugo ech
mano de Antelmo para el gobierno y administracin de la hacienda y cosas
exteriores, nombrndole Procurador, a lo que se le prest humildemente, no
obstante la repugnancia que tal cargo le inspiraba. Lo desempe con mucho
provecho para la Casa, sin descuidar el propio suyo espiritual, dando pruebas de
saber hermanar bien el oficio de Marta con el de Mara. Fue tanto as, que
habiendo renunciado a su cargo Dom Hugo, la Comunidad, por voto unnime, le
eligi para Prior.
Dedicse ante todo a reedificar el Monasterio en distinto emplazamiento,
para evitar nuevas desgracias, favorecindole el Cielo en tal empresa, mediante
abundantes cosechas e incremento en los ganados, y moviendo el corazn de
algunos poderosos del siglo, que le ayudaron con limosnas. Pero el principal
empeo del Santo fue la restauracin moral de la Comunidad, que pronto
experiment las ventajas de su firmeza, dulzura, sabidura y humildad. Visitaba
a sus monjes con frecuencia en las celdas, y con la suavidad de sus palabras
llenaba de paz cualquier espritu que pudiera estar turbado, velando tanto por el
bien de los cuerpos como por la salud de las almas, teniendo mucho en cuenta
para sus consejos el carcter de cada uno. Cuando alguno cometa una falta
prefera emplear para corregirla, ms bien la mansedumbre y la dulzura, que la
San Antelmo, 26 de junio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 50
San Antelmo, puerta del Coro de la Cartuja de Jerez, 1630
severidad y la dureza. Y cuanto
ms severo e intransigente era
c o n s i g o m i s m o ,
tanto ms se inclinaba a la
indulgencia y a la comprensin
para con los dems. Y as, el
que iba a acusarse de una falta
poda estar bien seguro del
perdn. Podemos decir que
eran los enfermos, tanto del
cuerpo como del alma, los que
constituan las preferencias de
su celo paternal. Tena un
especial don del Cielo para
disipar las tentaciones y animar
a los desalentados. En cuanto a
los perfectos, los juzgaba
dignos de todos los honores, y
veneraba en ellos al mismo
Jesucristo, y le tributaba todas
las pruebas de perfecta estima,
hasta llegar a cederles el paso y
estar de pie en su presencia.
Pero el principal empeo de
Antelmo fue el afirmar la
prctica de las observancias
cartujanas, puestas ya en uso
por San Bruno, y consignadas
por Dom Guigo en LAS
COSTUMBRES. Por eso acogi
con gozo la propuesta que le
hi ci er on var i as casas
recientemente fundadas, de
agruparse en una Orden sujeta
al Prior de la Cartuja,
considerando a sta como
madre y maestra de todas; y as reuni y presidi el primer Captulo General en
1142, poniendo de este modo uno de los ms fuertes puntales de la Orden y de
la observancia cartujana.
San Antelmo, 26 de junio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 51
Su amor a la soledad le hizo pedir reiteradamente misericordia del cargo
que desempeaba. Obtvola por fin; pero poco le dur el contento, porque
habiendo muerto el Prior de las Puertas, pidironle al Padre General les
nombrase por sucesor al que all haba tomado el hbito, y fue preciso rendirse
a la obediencia.
Estuvo poco ms de dos aos al frente de dicha Cartuja, mejorndola
mucho en lo material, y conservando en lo espiritual el estado de florecimiento en
que la haba dejado el Vble. Bernardo. Mediante nuevas y reiteradas instancias
se le concedi otra vez misericordia de su Priorato, y le fue dado acogerse al
retiro de su celda de la Grande Chartreuse. Pero tampoco entonces goz mucho
tiempo de tan apacible retiro, pues habiendo vacado el Obispado de Belley,
pidironle al Papa por Prelado. Vino en ello el Pontfice de muy buen grado y
despach luego las bulas para Antelmo, en las que le rogaba y aconsejaba que
consintiese en su eleccin, y que sin dilacin tomase posesin de su Obispado.
Mand tambin Letras Apostlicas para el Padre General, para que, caso de no
querer ir de grado, le obligase a ello por precepto de santa obediencia. Al
entender el Santo lo que se trataba, huy del Monasterio, y se escondi en el
monte, pero habiendo sido encontrado, se le trajo a la Casa, y se le intim la
orden del Papa. l entonces, juzgando que el Papa no estara bien informado,
fuese a Avin, donde a la sazn resida, a rogarle que no echase semejante
carga sobre sus hombros; pero en vez de la apetecida misericordia encontrse
con el precepto formal de que aceptase la prelaca, y de que fuese enseguida a
hacerse cargo del rebao que se le haba encomendado.
Consagrado Obispo, permaneci Antelmo firme al espritu, y en cuanto
pudo tambin a la letra de su Regla. Cada ao tornaba a revivirla durante algunos
das que pasaba en la Grande Chartreuse, donde tena su celda como otro monje
cualquiera. Prest grandes servicios a la Iglesia, principalmente en haber
provocado en unin de San Bernardo el concilio de Tolosa, para poner trmino
al cisma que afliga a la Iglesia, viniendo a reconocerse en l al papa verdadero.
Reprimi los abusos del clero y del pueblo, con dulzura al principio, y con
sostenida fortaleza despus; defendi los derechos de la Iglesia contra los
poderosos; demostr el temple de su carcter cuando Humberto, Conde de
Saboya, atropellando el derecho, mand prender a uno de sus clrigos, al que
libr nuestro Santo yendo en persona a sacarle de la crcel, y fulminando
excomunin contra los fautores del atentado. Ms exasperado el Conde, mand
dar muerte al citado Clrigo, y comenz a calumniar a nuestro Santo, y a ponerle
pleito por unas tierras; por todo lo cual se juzg ste en el caso de deber sostener
San Antelmo, 26 de junio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 52
la excomunin contra el Conde con especial rigor, hasta que el Papa tuvo a bien
levantrsela. Entonces Antelmo, no por despecho, sino por un leal
convencimiento de su ineptitud para el gobierno de su Obispado, pidi al Papa
el relevo del mismo, y mientras tanto no le llegaba la respuesta, que esperaba
favorable, retirse a su celda de la Grande Chartreuse. Acudieron el Clero y el
pueblo al Papa, pidindole le obligase a volver, como as lo hizo en efecto. El
Conde por su parte, bien que hubiese sido absuelto por el Pontfice, no
juzgndose tranquilo en el fuero de su conciencia, por los medios de que se
haba valido, acudi tambin a Antelmo, al que pidi perdn por sus pasados
yerros y atropellos, Le perdon Antelmo con la mayor benignidad, y le profetiz,
por aadidura, el nacimiento de su primognito, que no esperaba ya tener, pues
llevaba varios aos de matrimonio sin sucesin. Recomendando a sus clrigos
la caridad y la concordia, como los ms seguros medios de agradar a Dios,
durmise en el Seor el 27 de junio del ao 1180, a los 70 aos de edad y 18 de
Pontificado.
Los prodigios se multiplicaron ante sus reliquias, siendo pronto canonizado
por la voz del pueblo, a la se uni rpidamente el consentimiento de la autoridad
eclesistica, siendo expuesto su cuerpo a la veneracin de los fieles. En 1630 el
encargado de la custodia del templo vio una procesin celestial, que vena a
venerar los restos del Santo, y como consecuencia de este prodigio, se levant
una capilla en su honor, en la que fueron aquellos depositados, notndose al abrir
el sepulcro en el que estaban anteriormente, un exquisito sobrenatural olor que
llen todo el recinto.
Profanada su tumba por la Revolucin, pudieron, no obstante, salvarse sus
reliquias, que fueron autenticadas en 1823 por Monseor Davis, primer Obispo
de Belley despus de la Revolucin.
En la Orden Cartujana fue siempre venerado San Antelmo, al igual que en
la iglesia de Belley, pero slo a partir del ao 1607, por orden del Captulo
General, se celebra su fiesta en todas sus Casas, con rito de XII lecciones.
Oracin:
Seor, que amas la unidad y la paz,
concdenos por intercesin de San Antelmo,
buscar siempre, todos juntos, tu voluntad y
alabarte a una voz, con un solo corazn.
Por N. S. JC.
San Antelmo, 26 de junio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 53
Beato Bonifacio de Saboya, 14 de julio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 54
Bto. Bonifacio de Saboya, medalln de yeso, Cartuja de
Calabria
14 de julio

Perteneci Bonifacio a la
familia de los Condes de Saboya; y
no obstante estar reputado como
uno de los personajes ms
brillantes de su tiempo, lo dej todo
para ser, como novicio de la
Grande Chartreuse, el ms
humilde servidor de todos. Pero
sus altas prendas fueron causa de
que la Santa Sede lo sacase de su
retiro para hacerlo Prior de un
Monasterio ajeno a la Orden
cartujana, que atravesaba una
crisis gravsima. Conjurada sta,
merced al tacto singular de
Bonifacio, obtuvo licencia para
retornar a su noviciado cartujano;
pero al poco tiempo, (y esta vez de
modo definitivo) volvi a privarlo el
Papa de tan apacible retiro para
conferirle la plenitud del sacerdocio, y hacerlo pasar sucesivamente por las sedes
de Belley, Valence y Cantorbery.
La reina de Inglaterra, en cuyo territorio se encuentra la ltima de las tres
citadas sedes, era su pariente prxima, y en cuanto al rey, se sabe que guardaba
al Beato una consideracin extraordinaria, lo que no le impeda corregir al
monarca en la forma ms enrgica cuando lo vea apartarse de la recta senda
cristiana.
Presidi dos concilios, y se mostr implacable en corregir los abusos en
materia de disciplina. Y el Papa lo tena en tanta estima que hubo de llamarlo a
Lyon para confiarle la defensa de los intereses de la Sede Apostlica,
amenazados por enemigos muy poderosos.
Sorprendile la muerte en un viaje por la Saboya, en el castillo de Santa
Helena, y recibi sepultura en el Monasterio de Valle Alto, donde se encontraba
Beato Bonifacio de Saboya, 14 de julio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 55
el panten de la Casa de Saboya, adjudicndosele un sepulcro de especial
suntuosidad en gracia al lustre de su dignidad y de sus virtudes.
A los tres siglos de su muerte estaban an incorruptos los sagrados restos,
en recompensa sin duda, de su pureza de vida. Y fueron varios los enfermos que
al solo contacto de sus reliquias recobraron la salud. Merced a ello fue escrito su
nombre en el Martirologio francs, y puesta su fiesta en el calendario de la Iglesia
de Ivrs.
El 7 de septiembre de 1838, Gregorio XVI, a ruegos del rey de Cerdea,
Carlos Alberto, confirm el culto inmemorial que vena rindindose al Beato
Bonifacio, al propio tiempo que era declarado Bienaventurado el abuelo de dicho
rey, Humberto III; todos tres de la Casa de Saboya. El 23 de febrero siguiente un
nuevo decreto de la Sagrada Congregacin de Ritos estableca el Oficio y la Misa
del Beato, con oracin propia, la cual veinte aos ms tarde vino a enriquecer los
libros litrgicos cartujanos. En efecto, en 1858 obtuvo nuestra Orden celebrar su
fiesta, siendo el Captulo General del ao siguiente el que estableci: Admodum
fiet, cum III Lectionibus et Missa, festum Beati Bonifacii a Sabaudia, Episc. Et
Conf., quondam novitii nostri Ordinis, die 15 julii.
En esta forma corresponda la Cartuja al gran afecto y a los beneficios que
en vida le haba dispensado el Beato Bonifacio; quien, a su vez, recibi de aquella
toda la consideracin y amor que se deben a un hijo muy preclaro, como lo
demuestra, entre otras cosas, la carta que le dirigi el Reverendo Padre General
proponindole como singular patrono y modelo de su apostolado a San Hugo de
Lincoln. Hoy la Orden Cartujana celebra su conmemoracin el 14 de julio.
Beato Bonifacio de Saboya, 14 de julio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 56
Oracin:
Seor, que hiciste al beato Bonifacio modelo
de amor a Dios y al prjimo; concdenos
por sus mritos, mantener vivo, en nuestra
soledad, el deseo de salvacin de las almas.
Por N. S. JC.
Beatos Claudio Beguignot y Lzaro Tiersot, 16 de julio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 57
Los beatos Claudio y Lzaro con la palma del martirio en su fidelidad al Papa, por Rafael Tardo, Cartuja
de Jerez
16 de julio
BEATOS CLAUDIO BEGUIGNOT Y LZARO TIERSOT.
MRTIRES
La cristiandad medieval se haba caracterizado por una simbiosis casi
total de los dos rdenes: el espiritual y el temporal; simbiosis mantenida por la
firme autoridad del poder papal. Con la reforma protestante, al comienzo del s.
XVI, la unidad del mundo cristiano comenzaba a resquebrajarse. Precisamente
Beatos Claudio Beguignot y Lzaro Tiersot, 16 de julio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 58
es el momento en que nuestra Orden se hallaba en todo su apogeo con un total
de 206 casas. Estamos en 1521, el ao en que Lutero fue excomulgado por el
Papa. Sobre la Iglesia se abati una ola de demolicin que tambin barri del
mapa unos 50 Monasterios cartujanos.
Un siglo despus vino el secularismo que, bajo el nombre del Iluminismo,
comenz a contaminar los entendimientos de toda Europa. El Jansenismo no
podr nada contra esta fuerte corriente. . . Pronto los Enciclopedistas
combatieron los valores religiosos ms fundamentales, mientras Voltaire lanz
su clebre grito: Aplastad a la Infame (refirindose a la Iglesia).
La autoridad e influencia del Papa estn en decadencia, mientras que las
rdenes religiosas tambin conocen un perodo de gran merma y falta de fervor.
Sin embargo, los historiadores coinciden en afirmar que la Orden de los Cartujos
permaneci fiel a su estricta observancia y mantuvo su celo religioso.
En este momento reina Jos II (llamado el Emperador Sacristn), que
suprime una veintena de nuestras casas.
En Francia, la Iglesia est ms o menos dividida en dos bandos: de un lado
est el episcopado, un tanto infeccionado de galicanismo, que con frecuencia gira
en torno a la Corte y se mantiene bastante alejado del pueblo llano; y del otro
lado, se encuentra este mismo pueblo, guiado y conducido sobre todo por sus
curas. Estamos en las vsperas de una de las mayores explosiones sociales de
la Historia. Algunos pasos dados por el Rey Luis XVI para atender las
reivindicaciones del pueblo llegaron demasiado tarde.
Cuando estall la revolucin, aquello fue el caos. Muchos no saban qu
partido tomar. Por eso el 12 de julio de 1790, la Constitucin Civil del Clero fue
votada con la aprobacin de una parte importante de los sacerdotes. Esto fue la
causa de que ms tarde se dividiera profundamente la Iglesia de Francia y todos
sus ministros sagrados. Dos aos despus (el 10 de agosto de 1792) se exigi
a todos los sacerdotes un nuevo juramento de fidelidad al movimiento
revolucionario. De este modo, toda la Nacin se encontr con un clero dividido
en miembros juramentados (los que haban prestado el juramento), y miembros
refractorios (los que haban rehusado prestar tal juramento). De entre los Obispos
franceses, 136 se mantuvieron adheridos a la Iglesia de Roma, teniendo que
sufrir la muerte o el destierro, y slo 4 Obispos admitieron la Constitucin Civil.
Los revolucionarios se agitaban por todo el pas; los comits revolucionarios se
esforzaban por instalar en todas partes a la diosa RAZN; mientras que, bajo la
Beatos Claudio Beguignot y Lzaro Tiersot, 16 de julio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 59
fatdica guillotina, comenzaron a rodar las cabezas. Fueron expulsados los
religiosos de sus Monasterios y sus muebles sacados de las casas religiosas y
mal vendidos. Otro dato muy significativo del estado de cosas, por lo que se
refiere a la Cartuja, nos lo da el hecho de que slo en el ao 1790 fueron
suprimidas 50 casas; casi otras 20 tendran la misma suerte a lo largo de los 7
aos venideros. El fin que con todo se persegua, era sofocar a la Iglesia y
someterla al Estado. En esta perspectiva, el clero fiel al Papa, era uno de los
peores enemigos del movimiento revolucionario (podemos hacernos una idea de
aquella situacin comparndola con lo que sucede actualmente en China,
respecto a la Iglesia patritica).
Pronto fueron dictadas leyes por las que se estableca la deportacin de
todos los sacerdotes refractarios a las Guayanas, territorio lejano, del que a nadie
le sera posible poder escapar vivo.
Dnde estaban durante este tiempo, todos nuestros hermanos cartujos
que haban rehusado prestar el juramento y que, si no haban abandonado
Francia, estaban reducidos a vivir en la clandestinidad? Tenemos que decir que
slo conocemos el paradero de algunos de ellos. Varios pasaron a Suiza, Italia
y Espaa (concretamente a Jerez) para seguir su vida monacal en alguna
Cartuja. El Padre Jos Martinet, de la cartuja de Villeneuve-Avignon, se ocult
en Marsella, ejerciendo en esta ciudad, aunque en secreto, un maravilloso
ministerio sacerdotal; llegando a ser en 1793 el nico sacerdote de la ciudad que
permaneci fiel al Papa. Falleci en olor de santidad el 12 de junio de 1795.
Conocemos tambin el caso de D. Buenaventura Froment, profeso de la misma
Casa que el anterior, y que desempe un tiempo en Montrieux el cargo de
Vicario. Dio testimonio de su fe y fidelidad a la Santa Madre Iglesia, el lunes de
Pascua, 21 de abril de 1794. Citemos, por ltimo a D. Pacomio Lessus, profeso
de la cartuja de Montmerle, quien, despus de un perodo de ministerio
sacerdotal, ejercido en secreto, fue guillotinado el 25 de abril de 1794 en
Pontarlier.
La Revolucin francesa hizo, por lo menos, 46 vctimas entre los cartujos:
42 sacerdotes, un subdicono, una monja (Priora, guillotinada), y dos conversos
(uno guillotinado y otro falleci embarcado). De los 46: 16 fueron guillotinados;
14 murieron en prisin a causa de los malos tratos y el hambre (uno de ellos
guillotinado despus de muerto); 10 murieron en los barcos que deban llevarlos
a las Guayanas; 2 en el destierro; 2 fusilados; y 2 ahogados.

Pero, volvamos a nuestros sacerdotes deportados. El primer grupo de 1794,
Beatos Claudio Beguignot y Lzaro Tiersot, 16 de julio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 60
sali efectivamente de Burdeos, el 16 de abril de 1793. Despus se decidi que
las futuras partidas tendran lugar desde Rochefort. Aqu es donde se reunieron
ms de 800 sacerdotes entre el mes de noviembre de 1793 y el de julio de 1794.
Entre ellos se encontraban 15 cartujos. Todos fueron embarcados en dos viejos
buques, llamados les Deux-Associs (los Dos-Socios) y el Washington,
los cuales haban sido anteriormente utilizados para la trata de negros y que
permanecan anclados ante el puerto de Rochefort, cerca de la isla de Aix, a
modo de un pequeo campo de concentracin flotante.
Muchos de estos sacerdotes moriran por agotamiento o por causa de la
miseria, algunos de ellos como verdaderos testigos de fe; si bien hubo quienes,
ms tarde, en 1795, seran puestos en libertad. Entre ellos podemos contar 5
cartujos, los cuales sobrevivieron a la prueba.
Ahora surge espontneamente la pregunta: por qu sobre los 10 cartujos
fallecidos sobre los pontones, solamente se ha colocado a 2 en la lista de los
canonizables? Aqu es donde comienza la historia de la beatificacin.
El inters por conservar intacta la memoria de la heroicidad de los mrtires
de los pontones, data de las primeras dcadas del siglo XIX. Sin embargo, no fue
hasta el s. XX en que se trabaj en serio en su beatificacin. La Sagrada
Congregacin de Ritos permiti, en 1952, que se abriera el proceso de la causa,
la cual llevara en adelante el nombre de Juan Bautista Souzy y sus compaeros.
Sobre las 547 vctimas de los pontones, en un principio se escogieron 103
nombres. Ms tarde este nmero fue reducido a 64. Esto obedeca a dos
criterios. Por un lado, era necesario probar que los verdugos (es decir, las
autoridades polticas y administrativas, los capitanes y marineros) haban obrado
conscientemente por odio implacable contra la fe catlica. Y, por otro, haba que
demostrar tambin que las vctimas haban aceptado voluntariamente sus
sufrimientos y su muerte por fidelidad a Cristo y al Soberano Pontfice. Por lo
tanto, para cada uno de ellos era necesario que se ofrecieran pruebas
irrecusables sobre los ltimos momentos de su vida, y ms an sobre las
disposiciones de virtud en el momento de la muerte, demostrada por una
excepcional abnegacin, en particular, atendiendo a los otros condenados,
haciendo de enfermeros voluntarios hasta el agotamiento. De los 10 cartujos,
solamente 2 reunieron estos requisitos.
Hablemos, en primer lugar, de DOM CLAUDIO BEGUIGNOT (1736-1794).
Profes en la cartuja de Bourgfontaine, el 15 de agosto de 1760. Sabemos muy
Beatos Claudio Beguignot y Lzaro Tiersot, 16 de julio
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 61
poco de su vida en la Cartuja; sin embargo, despus de la supresin de su Casa,
rehus prestar juramento y se escondi en la Cartuja de Run como husped,
o sea, como miembro de aquella Comunidad de la que no era profeso, segn
consta en el Captulo General de 1782. En 1791 se dispers esa Comunidad,
siendo arrestado en la casa de un particular en abril de 1793, y deportado el 6 de
marzo del ao siguiente en que le llevaron a Rockefort, donde tras ser objeto de
un cacheo fue embarcado en el buque Les Deux-Associs (Los dos socios).
Ms tarde, otro cartujo y compaero en la prueba, llamado LABICHE DE
REIGNEFORT, ofreci de l el siguiente testimonio: Este santo religioso
falleci en el gran hospital, durante mi permanencia en l. Despus de haber
pasado santamente la mayor parte de su vida en la contemplacin y en la
prctica de todas las virtudes propias del claustro, la termin an ms
santamente en la profesin de la fe, en medio de las obras penosas de su
ministerio sacerdotal, como confesor. Casi todos los enfermos acudan a l,
aunque Dom Claudio estuviera tan enfermo como ellos. Tantos trabajos
terminaron por enardecer su sangre. A esto se aadi el empeoramiento de una
llaga que se haba hecho en una pierna, y en tal forma que le ocasion la
muerte. Falleci como haba vivido; con las seales de un verdadero
predestinado, en el mes de julio de 1794. Con solo ver a este hombre de Dios,
se senta uno atrado por el amor a la penitencia. Llevaba la mortificacin de
Jesucristo en todo su cuerpo. Nunca se hubiera uno cansado de orle hablar de
Dios, tal era la uncin conque lo haca. . . Los rasgos de su rostro tenan algo
de parecido con los que los artistas acostumbran a representar a San Jos
Benito Labre. Esta es la razn por la que habamos dado ese mismo nombre a
este gran siervo de Dios. Dom Claudio de Beguignot falleci el 16 de julio de
1794, a la edad de 58 aos. Siendo sepultado en la isla de Aix.
El otro cartujo se llamaba DOM LZARO TIERSOT (1739-1794). Era
profeso de la cartuja de Ntr. Sra. de Fontenay (18 de diciembre de 1769).
Cuando fueron suprimidas las rdenes monsticas, l se retir a la ciudad de
Avalln. All fue detenido el 19 de abril de 1793 siendo trasladado a Auxerre,
desde donde, con otros 15 sacerdotes de Avalln, fue deportado un ao mas
tarde y se le embarc en el buque Washington. Un compaero de infortunio
llamado SOUDAIS, nos dej despus el siguiente testimonio sobre Dom Lzaro:
El primero de nuestro departamento que cay enfermo fue el Padre TIERSOT,
cartujo de Avalln, quien haba ejercido en otro tiempo el cargo de Vicario en su
Orden. Se atribuy su enfermedad a la caritativa costumbre que haba tomado
de no acostarse durante 4 das, para no molestar a sus vecinos que se
Beatos Claudio Beguignot y Lzaro Tiersot, 16 de julio
9
Est introducida actualmente en Roma la causa de beatificacin de 47 mrtires de la Revolucin francesa
de la dicesis de Valenciennes, y entre ellos hay cuatro cartujos: los Padres Crisgono Honor (vicario y antes
sacristn), Carlos Lecoutre (procurador), Bernardo Ledoux (sacristn y antes vicario) y Francisco Dubois
(monje del claustro y antes vicario), todos ellos guillotinados en octubre de 1794. En el proceso de martirio
introducido tambin en Roma por la dicesis de Besanon est el padre cartujo Pacomio Lessus, profeso de
Montmerle (Ain), guillotinado a los 28 aos de edad el 25-4-1794. Es posible que pronto estos cinco cartujos
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 62
quejaban de no disponer de cama. . . El ltimo da de su enfermedad, algunos
de los nuestros le encontraron y le dijeron que pronto volvera a unirse a
nosotros en el mismo departamento. Ante esta salida, sonri y dijo: Maana me
toca a m. Dentro de tres horas ya no estar ms en este mundo.
Es cierto que para nosotros fue motivo de alegra, ver que uno de los
nuestros iba a recibir la recompensa que justamente haba merecido por tantos
sufrimientos tolerados por causa de la fe; sin embargo, fue tambin motivo de
gran dolor, perder un hombre tan extraordinario. Su sola presencia era suficiente
para infundirnos valor y constancia. Cuando alguno se le quejaba del sufrimiento
que tena que soportar, el cartujo sola responder as: Esto no es nada;
merecemos mucho ms. Quienes eran condenados a las minas en los primero
tiempos de la Iglesia, despus de haberles cortado un pie o haberles sacado un
ojo, por la confesin de Jesucristo, lo pasaban mucho peor que nosotros.
La dulzura de su carcter, su modestia y humildad, as como su tierna
piedad, eran causa de que fuera querido y buscado por todos. Los recin
venidos, que an no le conocan, nos preguntaban al verle: Quin es ese? Y,
sin esperar nuestra respuesta, aadan: Ese Padre es un santo! Yo tuve el
gusto de conocerle en Auxerre y de permanecer en su compaa cerca de 10
meses. No vi en l otra cosa, sino muchas y excelentes cualidades, sin ningn
defecto. Me admir, sobre todo, su fortaleza para superar cualquier sufrimiento;
austero consigo mismo e indulgente hacia los dems. En l se daban de la
mano un gran sentido comn, con un profundo conocimiento de la teologa.
Falleci a principios de agosto (el da 10), dejando el ejemplo de todas las
virtudes. Contaba a la sazn 55 aos de edad . Segn el certificado oficial
falleci de fiebre ptrida.
Su cuerpo, lo mismo que el de Dom Claudio Beguignot, descansa en la isla
de Aix.
SS. Juan Pablo II, el 1 de octubre de 1995, beatific a stos dos mrtires
cartujos juntos con otros de la Revolucin Francesa
9
, testigos de su fe y fidelidad
Beatos Claudio Beguignot y Lzaro Tiersot, 16 de julio
sean beatificados as como otros tres a los que tambin se le ha introducido su causa.
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 63
al Vicario de Cristo.
Oracin:
Fortalece, Padre, nuestras almas, para que
as como nuestros hermanos, sufriendo por
toda la Iglesia, consumaron su soledad, nosotros,
tambin, viviendo en lo escondido de tu
rostro, lleguemos a la caridad perfecta.
Por N. S. JC.
Beato Guillermo Horn, 5 de agosto
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 64
Grupo de los diez cartujos apresados el 20 de mayo de 1537. Oleo de la Cartuja de Londres.
5 de agosto
BEATO GUILLERMO HORN, MRTIR
El calendario cartujano celebra hoy al ltimo de los mrtires de la Cartuja
londinense. Ya vimos en la resea del martirio de San Juan Houghton y sus
compaeros, el 4 de mayo, las circunstancias pormenorizadas del martirio de
aquellos monjes a los que el lugarteniente de Enrique VIII, Toms Cromwell, no
slo se neg a orles su defensa sino que les infligi un terrible martirio.
Nuestro Beato Guillermo forma parte del grupo ltimo que fue apresado por
negarse a reconocer como cabeza de la Iglesia en Inglaterra al sensual Rey
Enrique. Todos los datos de las detenciones y provocaciones de los sbditos de
Cromwell a aquella Comunidad los sabemos de primera mano por el monje Dom
Mauricio Chauncy, miembro de la Cartuja de Londres, que pudo huir al
continente y le escribi lo sucedido al Reverendo Padre General. A l seguimos
transcribiendo lo que nos dice del Hermano Guillermo.
Beato Guillermo Horn, 5 de agosto
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 65
Grupo de cartujos apresados el 20 de mayo de 1537, por
Carducho, Museo de la Catedral de Valladolid
El Padre Chauncy nos dice que despus de dos aos de vejaciones, desde
la muerte de los primeros mrtires, y viendo que todo el mundo se someta al
edicto regio, algunos de la Comunidad no sin gran lesin de su conciencia y,
llorando, se sometieron a la voluntad del Rey.
Los dems no quisieron
tener en ms la Casa de piedra
que a s mismos y anteponiendo
a todo la salvacin de su alma,
dieron con gusto cuanto tenan, y
se negaron a conseguir su
libertad mediante una simulacin,
antes bien, resistieron al rey con
firmeza para alcanzar as una
resurreccin ms feliz y tener en
el cielo una casa no hecha por
mano de hombres.
Este ltimo grupo
consta de diez cartujos, seis
Hermanos y cuatro Padres.
Todos fueron encarcelados el 20
de mayo de 1537 en crcel
asquerossima, en la ciudad de
Newgate, en donde murieron al
poco tiempo, excepto uno, por la inmundicia y el hedor de la crcel. Al or esto,
el predicho representante regio se impacient mucho y jur que los habra
atormentado ms cruelmente si no hubiesen muerto.
El Hermano converso sobreviviente, Guillermo Horn, permaneci tres aos
en la crcel con buena salud. Sacado finalmente el 4 de noviembre de 1541 y
sometido a los mismos tormentos de mutilaciones y desgarramientos de su
cuerpo que su Padre Prior, padeci y muri con l. As, el hijo sigui a su
Padre, siendo entre todos el ms cruelmente atormentado, y muri al cabo por
amor a Jesucristo y por la fe de su Esposa la Iglesia catlica, negndose a
prestar en falso un juramento.
En la Orden siempre se guard con gran veneracin la memoria de estos
hermanos mrtires, mas cuando Inglaterra comenz a cambiar la legislacin
Beato Guillermo Horn, 5 de agosto
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 66
respecto a los catlicos en el S. XIX, el Papa Len XIII proclam, el 6 de
diciembre de 1887, beatos a los dieciocho cartujos ingleses junto con otros
diecisis mrtires de la Reforma de Enrique VIII.
Oracin:
Padre todopoderoso, que concediste al Beato
Guillermo fortaleza para morir por la
libertad de la fe; te rogamos que su intercesin
nos ayude a soportar por tu amor la adversidad
y a caminar con valenta hacia T,
fuente de toda vida.
Por N. S. J. C.
San Esteban de Die, 7 de septiembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 67
S. Esteban de Die, medalln de yeso, Cartuja de Calabria
7 de septiembre
SAN ESTEBAN DE DIE, MONJE Y PASTOR
Naci Esteban de la noble
familia de los Chatillon, en Lyon,
en el ao 1150. Dironle sus
padres excelentes maestros, de
los que aprendi la virtud y las
letras, en tal grado que presto
descoll entre todos sus
compaeros. Fue castsimo,
guardando de por vida la
virginidad, para lo que hubo de
armarse de la ms austera
penitencia: ayunos, disciplinas,
vigilias y dems asperezas, a las
que se entregaba ardorosamente,
pese a la oposicin del mundo,
que no poda contemplarlas
indiferente en aquel joven noble,
rico y delicado.
Viendo, pues, que en medio de aquella sociedad no podra seguir a
Jesucristo con el desembarazo y la paz que su alma anhelaba cada vez con ms
ardor, y sabiendo cun grande era la observancia y la santidad de la Cartuja de
las Puertas, fue a pedir a aquellos religiosos, cuando contaba veinticinco aos,
que lo admitiesen en su compaa; splica que se acept muy gustosamente, en
gracia a las excelentes prendas que lo adornaban.
Fue toda su vida religiosa un dechado de perfeccin del cartujo, pudiendo
resumirse en estos caracteres principales: devocin ardiente a la Pasin de N.
S. Jesucristo, a la sagrada Eucarista, a la Santsima Virgen y al Oficio divino;
todo ello en la ms caldeada atmsfera del amor de Dios y del prjimo. La vista
de un crucifijo le bastaba para ser arrebatado de xtasis; y un da vino un ngel
a tomar parte visiblemente en su oracin, como recogindosela para ofrecerla al
Altsimo en un incensario de oro que despeda el ms delicado perfume. Jams
celebr el santo Sacrificio sin que corriesen por sus mejillas abundantes lgrimas,
empleando das y noches enteros en dar gracias a la divina Majestad por
habrsele dispensado en la sagrada Comunin, y en disponerse para la siguiente.
San Esteban de Die, 7 de septiembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 68
El gozo que le produca el canto de los salmos se dibujaba de tal modo en su
rostro, que pareca transportado al coro de los Serafines. Abrasado de amor a las
almas redimidas con la preciosa Sangre, se ofreca cada da como vctima por
las intenciones ms urgentes de la Santa Sede. Con tan santos ejercicios creca
de da en da en su corazn la llama del amor divino, y la estimacin y fama de
sus virtudes se extenda y comunicaba a muchos dentro y fuera de aquel
desierto, venerndole todos como santo religioso y perfecto cartujo. Y de esta
forma, muerto que fue el Prior de aquella Casa, todos a una le eligieron por
sucesor; y aunque l se opuso de todas veras, al fin, a fuerza de verdadero
humilde, se rindi a sus superiores y al deseo de todo el Convento. Y gobern su
comunidad tan prudente y santamente como poda esperarse de hombre de tan
preclaras dotes y en tal grado unido con Dios; razn por la cual puede asegurarse
que aquella Casa, donde todos eran cor unum et anima una, constitua un
trasunto del Paraso.
Habiendo quedado hurfana de pastor la iglesia de Die, reunironse los
electores para dotarla de uno nuevo. Encontrados eran los pareceres y varios los
candidatos al principio; mas apenas unos pocos propusieron a nuestro Esteban,
dando a conocer sus prendas, cuando todos se sumaron y de comn acuerdo le
eligieron por Prelado; mas previendo cun difcil sera sacarlo de su soledad y
hacerle aceptar el Episcopado, acudieron al Pontfice y al General de la Orden
para que se lo mandasen en virtud de santa obediencia, y as, cuando quiso
oponer su indignidad y falta de dotes para tan elevado cargo, tuvo que rendirse
a los mandatos terminantes, que dimanaban de tan alto.
Consagrado en Vienne en 1202 (dos aos despus de la muerte de San
Hugo de Lincoln) pas a Die a tomar posesin de su cargo, con gran regocijo de
toda la ciudad. Asista al Coro con los Cannigos, con lo que tan sagrada funcin
gan no poco en pausa y dignidad. Y no ya solamente por la oracin y las
austeridades, que sigui practicando como en el claustro, sino tambin por la
predicacin y el buen ejemplo, trabajaba incansablemente y con los mejores
frutos en la salvacin de las almas.
San Esteban de Die, 7 de septiembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 69
San Esteban predicando en la Catedral contra los abusos de su
tiempo. V. Carducho, Museo Provincial de La Corua.
Muchos prodigios obr el Seor por su siervo, demostrando cun aceptos
le eran sus desvelos; pero entre todos fue clebre, por lo extraordinario del caso
y por el provecho que caus en las almas, el siguiente: Como hubiera durante
mucho tiempo rogado, amonestado y reprendido intilmente a sus diocesanos
por el abuso de dedicar el
Domingo a profanidades, un
da que con ms vehemencia
que nunca condenaba en La
Catedral estos desrdenes,
afligido de no acertar a mover
el corazn de sus oyentes,
levant las manos al Cielo y
rog al Altsimo permitiera
que sus endurecidos hijos
vieran con los ojos del cuerpo
a aquellos a quienes servan
en su obstinacin. Orden,
pues, a los demonios que se
les apareciesen en forma
visible; y en efecto se le
aparecieron en las ms
espantables y horrorosas
figuras que imaginar se
puede; de modo que todo el
pueblo, atnito y sobrecogido
del ms saludable temor
lloraba a gritos, y clamaba al
Santo arrojase de all aquella
maldita caterva. Hzolo as el
Santo en el nombre del Seor; y el pueblo enmendse de tal modo de sus
desrdenes pasados, que la Dicesis de Die lleg a ofrecer el espectculo de
virtudes dignas de los primeros cristianos.
Volva el siervo de Dios con frecuencia a su amada soledad de las Puertas,
para recrear y enfervorizar su espritu y aliviar un poco las cargas del obispado.
Pasaba all algunas semanas, como un monje cualquiera, guardando la soledad,
los ayunos, la observancia al Coro y las dems observancias cartujanas, sin
revelar su alta dignidad en cosa alguna, no siendo en el anillo, y en la cruz
pectoral que llevaba sobre la cogulla de religioso.
San Esteban de Die, 7 de septiembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 70
Bien saba el santo cuntos peligros llevaba consigo el ministerio exterior
de las almas, y por ello, encontrndose un da en la Cartuja de Durbon, dijo a un
converso, varn de gran virtud, que estaba enfermo: Creed, hermano, que esta
enfermedad os llevar al Seor; por eso os pido que cuando estis con l, le
roguis por m, y le pidis la gracia de que no permita contine en mi obispado,
si el hacerlo hubiera de ser causa de ofenderlo a l. Muri luego el converso,
y el mismo da cay enfermo Esteban, falleciendo doce das despus, 7 de
septiembre de 1208, a los 58 aos de edad y seis de episcopado, despus de
haber recibido con grandsimo fervor los Santos Sacramentos. Quizs con esta
muerte prematura escap al peligro de ofender al Seor, cosa que l tanto tema.
Dise a su cuerpo honorfica sepultura el 8 de septiembre, Natividad de la
Santsima Virgen, de cuyo misterio haba sido siempre devotsimo, y en cuya
capilla haba elegido su enterramiento. Los milagros que obr el Seor ya en
aquel mismo da, manifestaron que se le haba concedido celebrar con Ella en el
Cielo su santo aniversario. Fueron en tan gran nmero los milagros obrados ante
su tumba, que 23 aos despus el Arzobispo de Vienne y los Obispos de
Valence, Die, Grenoble, Viviers, Ginebra y Maurienne firmaron una carta
colectiva, dirigida al Papa Gregorio IX con el objeto de obtener la rpida
canonizacin del nuevo taumaturgo. En ella, despus de haber relatado 67
milagros, entre ellos 12 resurrecciones, aaden dichos Prelados: Otros muchos
milagros hay con los que la divina clemencia clarific al dicho Obispo entre sus
fieles, y no deja todava de honrarlo en ellos, recomendando los mritos de su
siervo con la evidencia de los prodigios. Se ignora la contestacin que dio el
Papa a esta postulacin, pues en 1561 los Hugonotes quemaron, juntamente con
el cuerpo, entonces an incorrupto, todos los documentos relativos al culto del
Santo, del que, sin embargo, se sabe por otros medios que vena tributndosele
desde tiempo inmemorial, celebrndose su fiesta en la Catedral y Dicesis de Die
el 7 de septiembre.
La Orden Cartujana celebrbala slo en la Provincia de Borgoa; mas a
partir de 1859, por concesin de la Santa Sede del 10 de septiembre de 1857, se
extendi a todas las Casas.
Oracin:
Dios de poder y misericordia, que concedes
el acceso a tu eterna felicidad a tus hijos,
animosos en el espritu pero frgiles en la
carne; haz que, en compaa de San Esteban,
San Esteban de Die, 7 de septiembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 71
podamos vivir siempre en la ciudad celestial.
Por N. S. JC.
San Bruno, 6 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 72
Maestro Bruno rodeado de jvenes alumnos clrigos en
Reims, dibujo a plumillas de Enrique Hernndez de los Ros
6 de octubre
SAN BRUNO, FUNDADOR Y PADRE DE LA CARTUJA
Bruno era muy joven
cuando sali de su patria,
Colonia, para ir a estudiar a
Francia, donde haba un famoso
centro de formacin en Reims.
Quera hacer los cursos del
trivio, quatrivio y teologa, propios
de los futuros clrigos. Iba
decidido a formarse muy bien.
En efecto, estudi con afn
y fue un brillante alumno. Sobre
todo le gustaba la Sagrada
Escritura, Palabra de Dios. Ya
maestro, el arzobispo lo nombr
profesor y director de la Escuela
de la catedral. All se reunan
estudiantes de toda Francia y de
Europa entera. Se hizo muy
clebre por su magisterio y sus
virtudes. Tuvo alumnos que luego
seran dignidades de la Iglesia.
Uno de ellos, Eudes de Chatillon,
llegara a ser el Papa Urbano II.
Todos le apreciaban por sus
enseanzas, sus consejos y su
conducta.
Adems era cannigo, del cabildo de la iglesia catedral. Como Reims era
metrpolis eclesistica, su prestigio creci en toda la regin y lejos de ella.
Pero aquellos triunfos no acababan de llenar su corazn, convencido de
los falsos goces y de las perecederas riquezas de este mundo.
San Bruno, 6 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 73
Mi alma -exclamaba- tiene sed del Dios fuerte y vivo. Cundo ir a ver
el rostro de Dios?.
En 1049, cuando tena 22 aos, hubo grandes festejos en la ciudad. Vino
el Papa Len IX, traslad en una solemne procesin las reliquias de San Remigio
a la iglesia y consagr el nuevo templo. Despus celebr un concilio o reunin
solemne de clrigos, sacerdotes, abades y obispos.
La iglesia padeca grandes males y el Papa buscaba su remedio. Sobre todo
el rey Felipe I, de malas costumbres, abusaba de su poder y de su influjo, y
aunque daba palabra de enmendarse, no se correga nunca. A su ejemplo otros
seores hacan lo mismo.
Un amigo suyo, Manass, vido de riquezas y muy astuto, con su apoyo y
sus tretas, consigui que lo eligieran para la prelatura. El legado del Papa y varios
cannigos, entre ellos Maestro Bruno, se le opusieron abiertamente.
La lucha se aviv y ante los ataques de Manass, que tena tropas a su
mando, Bruno y sus amigos tuvieron que refugiarse en un castillo.
El Papa intervino varias veces, y al fin mand que lo rechazaran. Manass,
condenado y expulsado, tuvo que huir y se refugi junto al emperador Enrique IV
de Alemania, enemigo declarado del Papa.
Bruno, fiel a la Iglesia y al Sumo Pontfice, sufri mucho y se port siempre
de modo ejemplar. El legado papal dijo de l que era maestro en toda virtud de
la Iglesia de Reims. Y en el pueblo corri su fama y empezaron a desear elegirlo
arzobispo de su sede.
San Bruno, 6 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 74
Bruno, Ral y Fulco, en el jardn de la casa de dam, donde
ardiendo en amor del Seor, y ansiando captar lo eterno, hacen
voto de abrazar la vida monstica. Por E. Hernndez de los
Ros.
Un da estando con dos amigos, Ral y Fulco, en el jardn de la casa de dam,
donde se hospedaban, trat con ellos de la falsedad de los triunfos humanos, de
las vanas riquezas del mundo y de los goces del cielo. Entonces, como movidos
por el Espritu, ardiendo en amor divino, prometieron e hicieron voto de dejar el
mundo, dedicarse a la piedad y
entrar monjes.
l dej los cargos y las
riquezas que posea, y sin
atender al aprecio del clero y
del pueblo, que tanto le
estimaban, se alej con dos
compaeros de Reims. Dios le
llamaba a la soledad y a la vida
interior, y l responda con toda
generosidad, aunque todava
no conoca bien cmo llevarlo
a cabo.
Se encamin hacia
Molesme, donde haba un
centro monstico fundado por
San Roberto, organizador de
monjes de vida en comn. All
cerca permanecieron algn
tiempo. Pero Bruno aspiraba a
una vida ms solitaria. Su
carisma se iba precisando:
soledad y oracin.
Al fin con otros seis
amigos, se dirige hacia
Grenoble, al pie de los Alpes,
visitan al obispo Hugo, que
tiene fama de santo y le
exponen sus deseos. Buscan
un lugar apto para la vida
monstica solitaria. El obispo los recibi con gozo y les ayud cuanto pudo.
Cosa admirable, precisamente pocos das antes, el obispo haba visto en un
San Bruno, 6 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 75
San Hugo, obispo. Visin de las siete estrellas, plumilla de E.
Hernndez de los Ros.
sueo que Dios se construa
una mansin y que siete
estrellas indicaban el camino.
Ellos eran siete y buscaban
lo mismo!.
Entonces los llev a un
paraje apropiado para lo que
deseaban.
El sitio era un pequeo
valle escondido entre las
montaas de Chartreuse, de
clima muy riguroso, rodeado
de altas montaas, cubiertas
de nieve buena parte del ao.
All construyeron con
maderos unas celdas, como
p e q u e a s c a s a s
provisionales, y una iglesia
de piedra que dedicaron a
San Juan Bautista, patrono
de l os sol i t ari os. Y
organizaron una vida de
mucha oracin, centrada en
el Oficio divino y en la
meditacin de la Sagrada
Escritura, y de gran
austeridad y pobreza.
Tenan pocos recursos
materiales, abundante agua y
mucha madera para hacer
fuego con que defenderse del fro, algn ganado, pero escasos cultivos. La lana
y las pieles de oveja les servan para abrigarse. Uno o varios das a la semana
ayunaban a pan y agua, y nunca tomaban carne. De septiembre a Pascua hacan
una sola comida. Daban al sueo varias horas, ms en invierno que en verano.
San Bruno, 6 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 76
Entrevista del Beato Urbano II y San Bruno en Roma, plumilla
de E. Hernndez de los Ros
Los hermanos cuidaban de los servicios ms indispensables, del campo y
el ganado y de la construccin. Cada monje atenda a los trabajos de limpieza,
lavado y cocina dentro de la celda. Incluso el obispo San Hugo, que a veces por
devocin conviva con ellos, cumpla humildemente con estos servicios.
Cantaban en la iglesia el
Oficio divino, formando un coro
reducido y sin instrumentos
musicales, y completaban el
Oficio en la soledad de sus
celdas.
La misma dureza de su
vida les ayudaba al fervor del
corazn y a la alabanza divina.
Maestro Bruno era el prior y por
su bondad y sabidura se hacan
querer de todos. Sin regla
escrita, su ejemplo vivo era la
norma que seguan.
A veces en la vida de los
santos hay momentos en que
Dios les exige sacrificar su propia
obra. Hora suprema y decisiva en
que Dios reserva sus planes.
Ante tales inmolaciones, si el
alma las acepta, resurge luego y
llega a ser, como Abraham,
padre de un gran pueblo.
Haca ya seis aos que
aquella comunidad de solitarios
estaba fundada, cuando les lleg
inesperadamente un mensajero
de Roma. Traa una orden del
Papa mandando a Maestro
Bruno ir a la curia de Roma para ayudarle con su consejo y apoyo. Urbano II
haba sido discpulo suyo y lo estimaba mucho. Pero esta marcha truncaba los
planes del fundador y de sus seguidores.
San Bruno, 6 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 77
La orden del Papa produjo una gran perturbacin en la comunidad. Qu
hacer sin el organizador, modelo y padre de todos?.
Bruno obedeci sin rplica. Una vez en Roma, expuso al Papa la crisis de
los suyos, y el Papa les escribi restableciendo la paz. En la curia comenz a
ayudar en la tramitacin de asuntos muy importantes para toda la Iglesia.

Pero la situacin no estaba tranquila: Guiberto haca la guerra al Papa,
quien tuvo que salir de Roma, con su curia huyendo y recorriendo el sur de Italia.
Durante algn tiempo Bruno, sumiso y obediente, sirvi en su oficio. Pero
empez a sentir inquietudes en su corazn. Le pareca que aquellas ocupaciones,
aquel ir y venir, aquel puesto de categora, no eran su verdadera vocacin. Qu
hacer?
Ciertamente entre estas preocupaciones y estos trabajos Bruno no se
encontraba en su centro, y con toda sumisin expuso sus sentimientos al Papa.
ste escuch sus razones, pero deseando aprovechar su sabidura y prudencia,
le propuso ser arzobispo de Reggio, al sur de Italia, cargo para el que ya haba
sido elegido. Bruno le manifest claramente que no quera dignidades ni cargos,
sino retirarse a la vida solitaria y contemplativa, en compaa de otros monjes.
Urbano II, que era un santo, comprendi a otro santo, y convencido acept.
El sur de Italia estaba en manos de los normandos, amigos y defensores del
Papa. Uno de ellos, el conde Roger, le facilit fundar una nueva Cartuja en
Calabria, y all, en Santa Mara de la Torre, se instal. Pronto le llegaron
discpulos, pues saba vivir los grandes ideales que atraen a los jvenes, y era de
un carcter muy afable. Fund entonces una nueva comunidad, relativamente
numerosa, con las mismas normas de observancia y el mismo espritu que en la
Cartuja francesa.
La fundacin le obligaba a intervenciones y actividades que le quitaban el
tiempo y la paz para entregarse a su tarea favorita, la oracin, y en cuanto pudo
descarg los quehaceres exteriores en un procurador y se dedic a la vida interior.
Su corazn se iba llenando de amor a Dios y a los hermanos. As se
preparaba para el encuentro definitivo con el Seor. Oh bondad de Dios!, sola
exclamar.
Iba adelantando en edad, gastado por las pruebas padecidas y por los
San Bruno, 6 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 78
sacrificios realizados. Su bondad, mansedumbre y maravillosa sencillez
encantaban a sus hijos.
l se acordaba mucho de Ral, uno de sus viejos amigos, cannigo como
l, que haba prometido hacerse monje, pero que no acababa de cumplir lo
prometido. Y decidi escribirle una carta, carta que es un tesoro de sabidura y
amor.
Vivo en tierras de Calabria -le deca- con mis hermanos, esperando al
Seor, en permanente centinela, en un desierto bastante alejado de toda
vivienda. Su amenidad y lo templado de sus aires, la vasta y graciosa llanura
entre montaas, sus praderas, pastos, colinas y ros, cmo te los podr
describir?.
Y luego le dice: Cunta utilidad y gozo traen la soledad y el silencio del
desierto a quien los ama, slo lo saben quienes lo han experimentado.
Le anima despus: Renuncia a todo para vivir la divina filosofa.
Y exclama transfigurado: Dios es el nico bien, de incomparable atractivo
y belleza.
Al final se despide con sencillez y cario: Me he alargado porque como no
puedo tenerte presente, al escribirte me parece hablar contigo ms tiempo.
Deseo mucho que recuerdes mi consejo y goces muchos aos de buena salud.
As, tan carioso y afable, era el santo de tan gran austeridad y
recogimiento.
Por entonces tuvo lugar un hecho memorable.
Urbano II, en 1095, en el concilio de Clermont, exhort a los cristianos a
librar la ciudad de Jerusaln y el Santo Sepulcro, donde haba sido enterrado el
cuerpo del Seor, del poder de los infieles.
- Hombres de Dios! unid vuestras fuerzas, tomad el camino del Santo
Sepulcro, librad Tierra Santa de las manos de los infieles, y tendris una gloria
eterna. Que cada uno renuncie a s mismo y se cargue con la Cruz.
Esta arenga provoc un enorme entusiasmo en los cristianos. Dios lo
San Bruno, 6 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 79
quiere!, fue el clamor universal. Y para significar su compromiso los voluntarios
se vestan una cruz de pao: eran cruzados.
La iniciativa tuvo un eco extraordinario. De toda Europa occidental acudan
voluntarios. En Espaa la Reconquista absorba las fuerzas.
En la primavera siguiente una multitud de caballeros, soldados, monjes,
campesinos y personas de todas las clases sociales, a caballo, en carro, a pie, se
dirigi por Turqua a Palestina. Hubieron de soportar dificultades enormes,
hambre y sed, emboscadas de bandidos y adversarios, guerra formal.
Tres aos despus, el 29 de julio de 1099, Jerusaln fue al fin conquistada.
Pocos das antes haba muerto Urbano II.
Bruno, aunque obedeca las consignas del pontfice, sin embargo sigui fiel
a su vocacin personal. Ni l ni sus monjes participaron de este ambiente ruidoso
y belicoso, dedicados a orar por la Iglesia y por la salvacin del mundo entero.
En la Cartuja primitiva las cosas funcionaban bien, y su prior, Landuino,
nombrado por San Bruno, quiso visitarle para informarle y pedirle nuevos
consejos.
Desde Francia hasta Calabria el viaje era largo y difcil. Haba que ir a
caballo, varias semanas, atravesando los Alpes, hospedndose en las hosteras
del camino, y tratando de sortear a los bandidos y a las tropas de Guiberto, en
guerra contra el Papa y los normandos.
Providencialmente lleg sano y salvo. En Calabria estuvo varios das con
San Bruno, a quien tanto quera. Le expuso y le consult muchas cosas, y el
santo qued muy satisfecho. Despus, aunque se senta enfermo, crey oportuno
volverse a su Cartuja. Vindole dbil y enfermo, Bruno quiso retenerlo, pero
Landuino senta tanto afecto hacia los suyos que lleg a llorar de pena. Al fin le
dej irse entre tristes presentimientos. Volvera a verlo? Y le dio una carta para
sus hijos, rebosante de amor y afecto.
Felicitaba a todos por su fidelidad a la vocacin, y a los hermanos por su
obediencia y caridad. Alegraos porque habis alcanzado el puerto seguro y
tranquilo al que muchos desean llegar.
Les mandaba que cuidaran mucho a su prior, tan enfermo: Os ruego que
San Bruno, 6 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 80
la caridad que tenis en el corazn lo mostris en obras para con l.
Conclua as: En cuanto a m, hermanos, sabed que mi nico deseo,
despus de Dios, es ir a veros. Cuando pueda lo pondr por obra, con la ayuda
de Dios. Adis.
Los santos brillan como estrellas luminosas de virtud. A veces se agrupan
formando constelaciones. La santidad es luz y fuego que se comunica.
San Bruno que irradiaba virtud, vivi rodeado de astros de santidad. Urbano
II, Papa, discpulo suyo, es beato. Hugo de Grenoble, amigo personal suyo y
eficaz colaborador de los cartujos, es santo canonizado. Lanuino, procurador suyo
en Santa Mara de la Torre, es tambin beato. Y entre sus discpulos y
seguidores, an sin canonizar, debi de haber muchos hroes de la santidad.
Esto se vio en el caso de Landuino.
A su vuelta a Francia fue apresado por los soldados enemigos del Papa. Lo
detienen y quieren obligarle a que reniegue del Vicario de Cristo. l se mantiene
firme una y otra vez. Entonces lo encierran en un calabozo oscuro, maltratado y
cargado de cadenas. Pero sigue inquebrantable, aunque por la dureza de la crcel
y su dbil salud comienza a resentirse en sus fuerzas fsicas. Ms an, perdona
a sus enemigos, e incluso reza por ellos y por su jefe Guiberto. Inesperadamente
ste muere. Informado de ello Landuino, amando a sus enemigos hasta el fin, lo
llora por haber muerto en su lamentable cisma.
Siete das despus este hroe de la caridad, discpulo fiel de San Bruno,
muere santamente.
Para el santo fue una gran pena, por el gran afecto que le tena, y tambin
un aviso. l ya iba sintiendo los achaques de la edad y de los trabajos sufridos.
En octubre de 1101, cuando tena unos 74 aos, el Seor lo llam de esta
vida.
Conociendo que iba a morir, convoc a sus monjes alrededor del lecho. La
emocin de sus hijos fue extraordinaria. Todos le escuchaban con profunda
atencin. Explic su conducta en las diversas etapas de su vida. Despus, en una
larga y profunda alocucin, hizo un acto de fe en los misterios ms profundos de
la Religin.
San Bruno, 6 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 81
Apoteosis de San Bruno, por Zurbarn, Museo de Bellas Artes de Cdiz
C r e o
firmemen te en el
Padre, el Hijo y el
Esp r i t u S a n t o .
Creo que el Hijo de
Dios fue concebido
de Mara v i r g e n .
Creo que padeci ,
f u e muerto y
sepultad o. Creo
en l os sacrame
ntos de la Iglesia.
Creo en l a
Eucarist a. Creo
e n l a resurrecc
in de los muertos y
en la vida eterna. . .
.
Ellos lo
escribier on todo
p o r q u e les rog
q u e f u e s e n
t est i gos de su fe
a n t e Dios. El
domingo siguiente,
recibidos l o s
sacrame n t o s ,
aquel l a s a n t a
alma se deslig de
la carne. Era el 6
d e oc t ubr e
de 1101.
San Bruno, 6 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 82
Cuando en la Cartuja francesa supieron su fallecimiento, escribieron con
entraable afecto:
Privados de nuestro piadossimo padre Bruno, varn notabilsimo, no podemos
fijar lo que haremos por su querida y santa alma. Los mritos de sus beneficios
superan todo lo que podemos hacer. Ahora y siempre oramos y todo lo
cumpliremos como hijos, por su alma.
El amor que l les haba mostrado en vida, brotaba ahora encendido en el
corazn de sus hijos.
Era tan conocido San Bruno y sus hijos lo queran tanto, que enviaron un
mensajero por las Iglesias y monasterios pidiendo oraciones por su eterno
descanso.
El postulador, a caballo, llevando un rollo de pergaminos cosidos, donde se
anotaban los funerales, misas y rezos que se comprometan a celebrar por l,
recorri Italia, Francia, Blgica y pas a Inglaterra. De aqu, volviendo por
Francia, pas luego por mar a Italia.
Resulta impresionante leer lo que algunos escribieron en el rollo.
Soy de la ciudad de Reims -dice uno- o varios aos sus lecciones.
Aprovech mucho y quera darle gracias, teniendo intencin de ir a verlo. Estoy
muy impresionado. No he podido dejar de llorar. . .
Y uno de sus monjes lo describe en sencillos versos:
Bruno mereci alabanza en muchas cosas, mxime en una:
fue un hombre de vida equilibrada, notable en esto.
Con el vigor de un padre, mostr entraas de madre.
Nadie lo sinti altanero, mas cual manso cordero.
Fue enteramente en esta vida el verdadero israelita.
San Bruno dej grabado su espritu en sus hijos, los cartujos, quienes
despus de 900 aos siguen su misma observancia.
Como l exclamaba, y ellos lo repiten: 0h bondad de Dios!
El Papa Len X autoriz el culto de San Bruno por un orculo de viva voz,
San Bruno, 6 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 83
como se dice en estilo de cancillera. El hecho nos lo cuenta en una carta el
cardenal de Pava, protector de la Orden de los Cartujos, que presidi estas
gestiones. Su Santidad el Papa Len X, nos dice el Cardenal, habiendo odo
desde hace mucho tiempo grandes ponderaciones de la gloria y santidad del
bienaventurado confesor Bruno, juzg justo y razonable que quien haba estado
adornado de dones tan grandes y gracias tan excelentes y haba recibido del
Todopoderoso un corazn tan dcil para cumplir sus preceptos y guardar su ley
de vida y santidad, fuera venerado y honrado con un culto digno de l, ahora que
goza para siempre de la gloria divina.
La autorizacin slo se extenda a los Cartujos. Por una bula del 17 de febrero de
1623, Gregorio XV extendi el culto de San Bruno a la Iglesia entera.
Oracin:
Dios todopoderoso y eterno, que preparas
una morada en el cielo a los que renuncian al
mundo; escucha con tu inmensa clemencia,
nuestra humilde splica y haz que, por intercesin
de nuestro Padre San Bruno, cumplamos
fielmente nuestros votos y lleguemos, con
seguridad, al puerto que prometes a quien
persevera en buscarte.
Por N. S. JC.
San Artoldo, 8 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 84
San Artoldo, por Zurbarn, Museo de Bellas Artes de Cdiz
8 de octubre
SAN ARTOLDO, MONJE Y PASTOR
Naci Artoldo (o Artaldo)
de una noble familia oriunda de
Verona (Italia) en el ao de
1101, el mismo ao en que
falleca el Fundador de la
Cartuja.
Educado piadosamente y
segn convena en todo a su alta
cuna, encendise en el amor de
Dios desde sus primeros aos,
haciendo de su adolescencia y
juventud una marcha decidida
en busca de las virtudes. Pero,
no juzgndose seguro entre
tantos halagos que por doquier le
prodigaba el mundo, decidise
en el ao 1123, cuando contaba
22 aos de edad, a ir a buscar el
nico necesario a la Cartuja de
las Puertas, bajo el Priorato del
Venerable Bernardo, que fue el
primero que la gobern.
Dise all a la oracin y a la
penitencia con grandsimo fervor
desde un principio. Varias veces
encontrronle sus Superiores
inmvil en la celda, en alta
contemplacin; y ms tarde,
siendo ya sacerdote, veasele el
rostro iluminado de celestiales
resplandores, mientras celebraba y en la accin de gracia. El Amor de Dios y del
prjimo, junto con el odio de s mismo, hicieron pronto de su alma un santuario
en el que la Cruz de Jesucristo se elevaba sobre las ruinas de todos los deseos
San Artoldo, 8 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 85
e inclinaciones de la naturaleza.
Humilde, recogido y en alto grado piadoso, distinguise tanto en la
observancia regular, que Dom Guigo, Prior de la Grande Chartreuse, juzglo
digno de ocuparse ya en la salud de los dems.
Lo design como fundador y primer Prior de la Cartuja de Arviers, por la que
se haba interesado grandemente Humberto de Grandson, Obispo de Ginebra.
Para cumplir tan honroso mandato escogi el Santo en tierras de su familia una
vasta soledad, de extraordinaria aspereza, cubierta de nieve la mayor parte del
ao y hasta entonces tan slo habitada por osos y otras alimaas. Lleg all en
1132 con unos pocos religiosos y dironse a construir unas celdillas donde
pasaron diez aos con la mayor pobreza, pero bien abastecidos de medios de
santificacin y de virtudes, cuyo buen olor lleg presto a Arducio de Faucigny,
nuevo Obispo de Ginebra, el cual les visit, y viendo lo incmodo e insalubre de
aquel lugar, persuadi a Artoldo que construyese el monasterio en la cima del
monte, para lo que les prometi ayuda, que efectivamente les dispens
consiguindoles el favor del Papa, del Conde Amadeo de Saboya y de otros
nobles seores que fueron facilitando la construccin de la Iglesia, Captulo,
Refectorio y dems dependencias. Mientras tanto el principal empeo de Artoldo
era la edificacin espiritual de su comunidad, basndose en la ms perfecta
observancia y en la prctica de las virtudes religiosas. Sola comparar a los
religiosos que son fieles al retiro y al silencio, a los rboles plantados en terreno
bien cercado, que cran frutos slo para sus dueos; mientras que los religiosos
disipados se parecen a los rboles que estn plantados al lado del camino, que
se ven saqueados por los viajeros, y resultan intiles para el nico que tena
derecho a aprovecharse de ellos.
Apacentaba Artoldo su pequea grey con los mejores pastos cuando,
habiendo muerto Raynaldo, Obispo de Belley, que haba sido profeso de la
Grande Chartreuse, por comn inspiracin, segn parece, y con gusto del Clero
San Artoldo, 8 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 86
San Artoldo, por Francisco de Glvez, 1667, Cartuja de Jerez
y de todo el pueblo, fue
elegido para dicha Sede
nuestro Artoldo, pese a
s u s 8 7
aos. Cuando se enter de
su eleccin escapse a
una granja y se encerr en
una cueva para librarse de
la temida carga; pero una
claridad sobrenatural que
llev hasta all a unos
enviados de su Iglesia, lo
delat. Ante una seal tan
manifiesta de la divina
voluntad acept el yugo de
la obediencia y una vez
consagrado, dedicse a
cumplir los deberes de su
cargo con la misma
diligencia y fervor con que
haba cumplido los de
monje y los de Prior.
Pocos aos despus
(que equivalieron a
muchos por el bien que
hizo a las almas) obtuvo
del Papa Clemente III que,
a causa de sus achaques,
le aceptase la renuncia del
Obispado, y le permitiese
volver a su amada
Comunidad de Arviers, en
la que con gran edificacin
de todos mostr, a pesar de su dignidad y de sus aos, toda la sumisin y
regularidad de un novicio. All le visit San Hugo de Lincoln, en 1200, ya Obispo.
Aunque Arviers le cuadraba muy fuera de camino, no quiso volver a Inglaterra sin
visitar a un varn de tan insigne fama como era San Artoldo. Por cierto que, como
San Hugo, interrogado por uno de los monjes, hubiera comenzado a relatar las
condiciones en que se haba concertado la reciente paz entre los Reyes de
San Artoldo, 8 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 87
Inglaterra y Francia, lo interrumpi Artoldo, medio en broma, medio en veras, con
estas palabras: Seor y padre mio: or rumores y comentarios es lcito a los
Obispos, pero no lo es a los monjes; tales rumores no deben entrar en el claustro
ni en las celdas; dejar la ciudad para llevar noticias a la soledad, no es lcito.
Y con santo celo apart la conversacin hacia un tema de edificacin espiritual.
Seis aos vivi todava, en toda humildad, obediencia, piedad, paciencia y
caridad. Y falto ya de fuerzas para celebrar la santa Misa, comulgaba cada da;
y fue en una accin de gracias de la Comunin cuando lo fue revelada la fecha
de su prxima muerte. Sus ltimas palabras fueron para hacer a los religiosos de
su amada Comunidad las siguientes recomendaciones: Que acudiesen al Espritu
Santo para pedirle luz en las dudas y consuelo en las penas; a la Santsima
Virgen, como especial protectora; y a San Bruno, como modelo. Les inculc
tambin que jams se relajasen en la prctica de la oracin, de la penitencia y de
la pobreza. Creced en virtudes, les dijo, a fin de que la santidad se perpete de
edad en edad en esta Casa por las buenas tradiciones que dejaris a los que
vendrn en pos de vosotros; amaos los unos a los otros; que la caridad sea el
lazo que os una a todos siempre en Jesucristo. Luego, dndose al gozo que le
produca el pensar que pronto estara con Dios, cant: Me he alegrado por lo
que se me ha dicho: vamos a la Casa del Seor. Como anhela el ciervo la fuente
de las aguas, as mi alma te anhela a t, Dios mo. Recibi los Santos
Sacramentos con transportes de la ms viva alegra y gratitud, contestando
distinta y reposadamente a todas las preces. Despus de recibir el Cuerpo del
Seor entr en xtasis, vuelto del cual, hzose poner sobre la ceniza; y
habindosele presentado el Crucifijo, psose sobre sus temblorosas rodillas y
extendiendo los brazos al cielo, entreg su espritu al Creador el 6 de octubre de
1206, a los 105 aos de inocentsima vida y 83 de Religin, durante la cual no
ces de gustar cun suave es el Seor.
Su cuerpo fue enterrado en el claustro pequeo, entre la puerta de la Iglesia
y la del Captulo. All permaneci hasta que en 1640 el Obispo de Belley coloc
sus reliquias en una caja, que tras varios traslados, con los que se consigui
salvarlas de la Revolucin, fueron finalmente llevados con solemnidad a la Iglesia
Parroquial, para ser expuestos a la veneracin de los fieles; y en 17 de noviembre
de 1896, Monseor Luon las puso en un magnfico relicario debido a la
munificencia del Prior de la Cartuja de Selignac.
Numerosos y estupendos milagros obrronse siempre en la tumba del San
Artoldo, por lo cual el santo Obispo cartujo fue pronto canonizado por la voz del
pueblo; ms su culto no fue reconocido por Roma hasta el Siglo XIX. El Papa
San Artoldo, 8 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 88
Gregorio XVI, por un breve fechado en 2 de junio de 1834, lo autoriz en toda la
dicesis de Belley; y un decreto de la Sagrada Congregacin de Ritos del 6 de
septiembre del mismo ao autoriz el Oficio propio.
Nuestra Orden, que siempre haba venerado la memoria de San Artoldo, no
celebr sin embargo su fiesta sino desde 1859, en que el Captulo General
public la concesin hecha por la Santa Sede el ao precedente, de celebrar
dicha fiesta en todas nuestras casas el 7 de octubre. Despus del Vaticano II se
traslad su celebracin al da ocho.
Oracin:
Seor, Dios de poder, concdenos que
la intercesin de San Artoldo nos ayude
a afrontar con valenta los combates de
esta vida, para conseguir un da el
descanso de la eternidad.
Por N. S. JC.
Beato Lanuino, 13 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 89
Beato Lanuino, Cartuja de Serra San Bruno (Calabria)
13 de octubre
BEATO LANUINO, MONJE
Lanuino era hijo de una familia
oriunda de Normanda (Francia),
ignorndose ms detalles de su vida
anterior al ao de 1087, fecha en que
parece ser vino a solicitar su ingreso
en Chartreuse, atrado por la gran
fama de santidad de que gozaban
Maestro Bruno y sus compaeros.
Varn letrado, de exquisita prudencia
y de muy grande integridad en las
costumbres, atrjose desde el
comienzo de su vida monstica el
afecto y la admiracin de todos, que
vean en l un fiel discpulo de
Maestro Bruno, que le distingua con
particular amor y consideracin.
Dos aos ms tarde, habiendo
sido llamado a Roma San Bruno por su antiguo discpulo el Papa Urbano II, para
ser ocupado en los asuntos de la Cristiandad, siguironle varios de los suyos,
entre ellos Lanuino, el cual por haber pasado casi toda su vida anterior en la
Ciudad Eterna, y aplicndose en ella a los estudios literarios y morales, con
tanto xito que se le tena como uno de los ms sabios (Tromby, T. IV. Pg.
258), fue para San Bruno una ayuda incomparable, hasta el punto de parecer que
nada importante quiso hacer all Bruno, sin este auxiliar, a quien estimaba en
sumo grado. Feliz de poder en cierto modo eludir su responsabilidad y el
lucimiento de su propia actuacin, se complaca en ver el crdito que su discpulo
tena con todos, y encontr en l una preciosa ayuda en sus entrevistas con los
Prncipes Normandos, que estaban encantados de encontrar uno de su raza, tan
eximio en letras y en virtud.
Establecidos en aquella relativa soledad de las Termas de Diocleciano, que
les cedi el Papa, hicieron un ensayo de vida monstica, mientras su santo
Fundador, an despus de haber rehusado el Episcopado de Reggio, con el que
le instaban, se vea precisado a permanecer al lado del Pontfice. Pero pronto
comprendieron que el ruido de la Ciudad, junto con las frecuentes molestias que
Beato Lanuino, 13 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 90
les irrogaba el Antipapa, no eran ambiente a propsito para la vida de
recogimiento y de oracin; y entonces, por consejo de San Bruno, emprendieron
el retorno a la Grande Chartreuse, presididos por Landuino (no Lanuino), que por
lo mismo vino a ser el segundo Prior de la Casa Madre. Otros empero, no
consintieron en separarse de nuestro Padre, y se quedaron formando con l una
pequea comunidad monstica. Entre estos se contaba Lanuino.
Con ocasin de un viaje que la Corte Pontificia emprendi por el sur de
Italia, se le present a San Bruno buena ocasin de obtener para los suyos un
lugar adecuado a su gnero de vida. Encontrlo en La Torre, de los dominio del
Conde Roger, en Calabria. He aqu lo que en la Carta de Fundacin dice el
piadoso Conde: Por la misericordia de Dios, unos hombres abrasados en el celo
de la Religin, Bruno y Lanuino, vinieron con algunos compaeros de su
convento de Francia a nuestra tierra de Calabria, habiendo despreciado todas
las cosas del mundo y queriendo vivir slo para Dios. Conociendo sus piadosos
propsitos, y deseando tener parte en sus oraciones, hemos conseguido con no
poco trabajo el que aceptasen un lugar en nuestras tierras para servir a Dios,
segn sus deseos. (An. Ord. Cart. T. 1, p. 64)
Dej all Maestro Bruno a Lanuino de Superior, mientras l acompaaba al
Papa y ayudaba a la preparacin del Concilio de Plasencia. Slo despus de ste,
cuando en 1095 pas el Pontfice a Francia, obtuvo San Bruno el anhelado
premiso de retirarse a su amada soledad de Calabria. Ya a partir de este
momento, y hasta la muerte de nuestro Santo, apenas hay documento
eclesistico o civil en que se hable de l sin mencionar tambin a su compaero
Lanuino; siempre se los encuentra juntos a padre e hijo, maestro y discpulo.
En 1097 construyse la Casa de San Esteban, al estilo de Casa Inferior,
pero con la particularidad de que en ella, adems de las Obediencias y del
gobierno de las cosas materiales, haba tambin una pequea comunidad de
monjes, integrada por aquellos que, a consecuencia de sus aos, o de achaques
de enfermedad, no podan seguir en todo la observancia del Yermo de Santa
Mara; siendo nombrado para presidirla, en calidad de Prior y Procurador, nuestro
Lanuino.
En 1098 acudi nuestro Beato, en compaa de San Bruno, a Esquilache,
donde se encontraba Urbano II, para revalidar los ttulos de la donacin del Conde
Roger, y obtuvieron la exencin de la autoridad de los Obispos; siendo de notar
que en la bula de la citada confirmacin les llama el Papa Muy queridos y
venerados hijos Bruno y Lanuino. Juntos tambin, asistieron a la muerte del
Beato Lanuino, 13 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 91
Conde Roger.
Estando Pascual II en Mileto, acudi all Lanuino y alcanz de l la
aprobacin de todas las posesiones recibidas.
Muerto San Bruno el 6 de octubre del 1101, hubo alguna divisin de
pareceres entre sus hijos, en relacin con la sucesin, pues algunos queran que
Lanuino continuase al frente de San Esteban, y se eligiese otro para Santa Mara
de la Torre; o que, si Lanuino pasaba a sta, se le diese a San Esteban otro Prior;
pero la mayor y mejor parte opinaban que era Lanuino, como tan unido e
identificado con San Bruno, el que deba ser elegido como Prior de ambas casas;
y este fue el parecer que triunf. En efecto, en la eleccin cannica que por
delegacin del Papa vino a presidir un Obispo, fue designado Lanuino, como tal,
por unanimidad, y todos le prestaron obediencia. Escribile por ello Pascual II,
dicindole: Lo que tanto desebamos, y con vehemente deseo esperbamos,
ya ha sucedido. Por nuestro hermano R. Albano, Obispo, nos hemos enterado
de que la paz se ha restablecido entre vosotros, y que habis sucedido al
Maestro Bruno, de santa memoria. Tened el mismo celo austero por la disciplina
eremtica, la misma constancia, la misma gravedad de costumbres. Todo cuanto
su sabidura y piedad merecieron en cuanto a autoridad y favor de la Sede
Apostlica, os lo concedemos a Vos, si os acompaa su espritu; y os
mandamos que vengis la prxima Cuaresma, para hablar de viva voz cosas
ntimas del corazn.
Conocido por su reputacin de santidad y prudencia, ya Urbano II haba
confiado a nuestro Beato una importante misin en Salerno; y Pascual II confi
en l ms an que su antecesor; y as, en 1102, lo llam a Roma para que
asistiera al Concilio, y en los aos siguientes lo honr con muchas delegaciones,
muy delicadas, como la de hacer elegir Obispo a los cannigos de Mileto, y en
caso de que no hiciesen, hacerlo l mismo; y la de deponer al Abad de Santa
Eufemia, y de excomulgarlo si se resista, y de poner un nuevo Abad, etc.
El siervo de Dios desempe tan bien estas misiones, que en 1104 le
escriba el Papa felicitndolo calurosamente por ello y nombrndolo Visitador
general de todos los Monasterios de la Provincia, dicindole entre otras cosas:
La santidad, la sinceridad y el celo religioso de que habis dado pruebas en la
reforma de iglesias y monasterios, nos hacen fuerza a estimaros y a elevar
acciones de gracias al Todopoderoso. Nos, pues, al alegrarnos de vuestra
piedad y confiar plenamente en vuestro fervor, hijo amadsimo, os exhortamos
y obligamos a tomar a vuestro cargo el cuidado de los monasterios de nuestra
Beato Lanuino, 13 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 92
jurisdiccin, que estn en vuestra vecindad. Examinad lo que en ellos haya
contrario a la disciplina monstica, y esforzaos en reformar todos los abusos con
gran moderacin y discrecin. No descuidis el castigar aquellos que hasta el
presente no se han comportado del modo debido. Tambin os ordenamos que
os entrevistis con el Obispo de Mileto y tratis fraternalmente con l de las
cuestiones que tiene con los monjes de Santangelo.
Claramente se ve cmo Pascual II pona al Beato Lanuino en el mismo
rango que los Obispos, e incluso lo constitua rbitro de las cuestiones que
pudieran ellos tener con los religiosos. Algunos aos ms tarde, en 1113, otorg
al santo Prior de Calabria el poder de excomulgar a los laicos que haban violado
las posesiones de su monasterio; y es de notar que en su ltima carta Pascual II
no le llama su hijo, sino su hermano, ttulo reservado ordinariamente para los
Obispos, por los Pontfices. En la ltima fecha citada asisti al Concilio de
Benevento.
Tantas y tales ocupaciones exteriores no impidieron a nuestro Beato su
recogimiento y alto don de contemplacin. Sola decir afligido, que lo exterior se
le impona como penitencia, mientras que en la soledad le era dado gustar cun
suave es el Seor. Tornando tan pronto como poda al silencio de su desierto,
daba en l ejemplo a sus religiosos de las ms austeras virtudes y de la ms
perfecta fidelidad a las observancias monsticas, haciendo con ello florecer el
yermo en todo gnero de santidad. Era admirable sobre todo su dulzura. Atrado
el pueblo por su fama, acuda a l, y nadie se marchaba de su lado, que no fuese
con la sonrisa en los labios y lleno de consuelo. Su bondad era tan notoria que
Pascual II se juzg en el caso de deber advertirle no permitiese excesos de nadie
en relacin con la misma: Nadie abuse de tu bondad (Anales, I, pg. 153). En
esto hay, sin duda, una alusin a ciertos conflictos suscitados por algunos
religiosos que, pretextando oraciones y ayunos, descuidaban el ejercicio de la
caridad; por esto en otra de las cartas de dicho Pontfice a la Comunidad de
Calabria, se lee: No queris presumir de ayunos y oraciones; buscad a Dios,
que es caridad. El Dios de la paz y del amor permanezca siempre con vosotros
(L. cit. ).
Con la aprobacin del Sumo Pontfice fund Lanuino en 1114 un nuevo
monasterio, llamado de Santiago de Montauro, para reunir en l a los novicios que
despus de la probacin hubieran reconocido que nuestra Regla estaba por
encima de sus fuerzas, y experimentado la necesidad de un estado monstico en
el que la vida conventual encontrase mayor cabida. Y al poco tiempo obtuvo
permiso del Papa para formar en l a todos los novicios, y slo los que eran
Beato Lanuino, 13 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 93
juzgados aptos para sobrellevar todo el rigor de la vida eremtica, pasaban a Santa
Mara de la Torre. Despus de haber gobernado los tres monasterios hasta el fin,
y de haber sido por su doctrina, celo y vigilancia, por su ternura paternal, y por su
caridad para con todos, el mejor y ms fiel imitador de San Bruno, muri el Beato
Lanuino, cargado de mritos, el 11 de abril de 1120, dejando una gran reputacin
de santidad. Ni despus de muerto se separ de su amado Padre, al que haba
estado en vida tan ligado; y as comparti con l la misma tumba y los honores
de un mismo culto; siendo esto buena prueba del elevado juicio que sobre su
muerte, al igual que sobre su vida, se haban hecho sus contemporneos: a sus
ojos era evidentemente un santo.
El Sumo Pontfice Len XIII, por decreto de la Sagrada Congregacin de
Ritos, del 4 de febrero de 1893, se dign confirmar el culto otorgado a nuestro
Beato desde tiempo inmemorial; y el da 27 de junio del mismo ao autorizaba el
Oficio, la Misa y el elogio del Martirologio, para la dicesis de Esquilache, y
conceda tambin a la Orden, su Oficio y Misa. La Orden, a su vez, public estos
decretos el 17 de noviembre del expresado ao 1893, y el Captulo General del
ao siguiente mand que la fiesta del Beato Lanuino se celebrase en todas las
Casas el 11 de abril con Oficio de XII lecciones del Comn de Conf. no Pontfices
y Misa con oracin propia. Recientemente su fiesta se ha trasladado al 13 de
octubre.
Oracin:
Seor, tu hiciste al beato Lanuino compaero
de nuestro Padre San Bruno en la vida solitaria;
concdenos, por los mritos de entrambos,
alcanzar los bienes eternos del cielo.
Por N. S. JC.
Santa Rosalina, 20 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 94
Santa Rosalina, por Pierre Mignard.
20 de octubre
SANTA ROSALINA, VIRGEN, MONJA
N a c i
R o s a l i n a ( o
Rossoline) de la noble
f ami l i a de l os
Villanueva, en un
castillo de Arcos en la
Provenza, el da 27
de enero de 1263.
Predestinada a
un excelso grado de
santidad, bendjola el
Seor an antes de
nacer, dando a
c o n o c e r c o n
renovados prodigios
cmo quera que se
la llamase; y as
esparca un fragante
olor a rosas desde el
seno de su madre,
quien la vio en
sueos como una
hermossima rosa sin
espinas, cuyo aroma
embalsamaba toda la
comarca. Cun acertado fue su nombre problo ella misma con el ardor de su
caridad, libre de toda espina de pecados, y con el perfume que se extendi por la
tierra que cubri sus restos y que todava exhalan sus miembros incorruptos.
Fue educada piadosamente en el hogar paterno, y llegada a los siete aos
recibi de manos de Obispo de Frejus el sacramento de la Confirmacin en la
capilla del castillo; y en el momento en que el Pontfice marcaba con el dedo la
uncin santa en la frente de la nia, una aureola de luz sobrenatural rode su
cabeza, ante la emocin del Prelado y de todos los asistentes, muchos de los
Santa Rosalina, 20 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 95
cuales vean el prodigio entonces por segunda vez, pues, recin nacida, habanla
ya rodeado dichos fulgores.
Recibida su primera comunin, hizo voto de perpetua virginidad,
siguindose un rpido crecimiento en todas las virtudes, principalmente en la que
la reina de todas ellas, la caridad, manifestada ante todo con los pobres. Tmida
por temperamento, tornbase decidida y hasta audaz cuando se trataba de
socorrer las necesidades de los indigentes y los sufrimientos de los enfermos, que
muchas veces cur con slo acercar sus labios a las llagas de los mismos. Las
provisiones de pan de la seorial casa paterna desaparecan rpidamente
pasando por las manos de Rosalina a las de los pobres; por lo que la servidumbre
bajo cuya custodia estaban aquellos alimentos, denunci al padre lo que pareca
una prodigalidad; pero ste, Arnaldo de Villanueve, liberal casi hasta el exceso,
gozoso de descubrir tan hermosa virtud en su hija, quiso ponerla a prueba, y en
efecto, un da de enero en que los pobres se agrupaban a las puertas del castillo
acuciados por el hambre, en demanda, no slo de pan, sino tambin del amor
con que los trataba la jovencita, llen sta su falda de pan y corri presurosa
hacia ellos, cuando su padre, cortndole el paso con aparente severidad, le
pregunt: Qu llevas ah?, Oh, padre mo, respondi ella, son rosas que acabo
de cortar; y extendiendo la falda mostr dichas rosas a la vista atnita del padre,
el cual, guardando estas cosas en su corazn, orden a la servidumbre: en
adelante dejadla hacer.
Apenas contaba 16 aos cuando, despreciando el ms brillante enlace
matrimonial que poda habrsele ofrecido, manifest el decidido propsito de
abrazar la religin en la Cartuja, que le era conocida por sus visitas a la de Celle-
Roubaud, fundada por su padre, en la que era priora la hermana de ste, Juana
de Villanueva. Mas como esta Casa no tena noviciado, aprovechando el paso del
Obispo de Orange, que volva de Roma para su dicesis, y que se aloj en el
castillo, march en su comitiva, a fines de 1278, a la Cartuja de San Andrs de
Ramires. All dedicse por completo a la ms cabal negacin de s misma, para
seguir en todo al Maestro, comenzando el noviciado con aquella generosidad de
nimo y total entrega que fueron siempre su lema y su divisa.
Un da tuvo que ocuparse en la cocina para preparar la frugal comida de las
religiosas. Llena de santo ardor para corresponder a los deberes de la obediencia,
iba a prepararla, cuando el Espritu Santo la visit, dejando a la improvisada
cocinera arrebatada en amoroso xtasis, durante el cual mand el Esposo a sus
ngeles que sustituyesen a su amada en las faenas de la cocina. Llegada la hora
de la comida, y a punto de sonar la campana, la Madre Procuradora fue por s
Santa Rosalina, 20 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 96
misma a asegurarse de que todo estaba a punto. A su llegada retirronse los
ngeles, pero no fue tan de prisa que no se hubiese ella, llena de maravilla,
advertido de su presencia. Retorn Rosalina del xtasis, y viendo junto a s a la
Madre, mientras recordaba que no haba preparado la comida, cay a sus pies
con los ojos llenos de lgrimas implorando perdn y suplicando que se retrasase
la hora de la comida. La Madre, llena de gozo y de respeto, la abraz y le ense
al Seor que de tal modo se preocupaba de alimentar a sus siervas. Bien instruida
ya en sus deberes materiales y en sus ejercicios religiosos de San Andrs de
Ramires, que era un especie de Escolasticado, Rosalina deba llegar al trmino
de su viaje a fin de recibir la doctrina religiosa en toda su perfeccin en la Cartuja
de Bertaud, donde haba de hacer su Profesin, y que est situada a 30
kilmetros de Gap, en los Alpes, en un spero desierto, rodeado de montaas
coronadas de nieves perpetuas.
La llegada de Rosalina a la Cartuja de Bertaud fue como la de un ngel de
paz; y as, tanto por su influencia familiar, como por la proteccin de los Prncipes
de la Provenza, y por su personal influjo, restituyse la buena armona entre la
Comunidad y el Obispado de la Dicesis, que haca tiempo estaban en discordia
por cuestin de unos diezmos.
Acabado sus dos aos de noviciado profes solemnemente en Navidad de
1280, ligndose definitivamente a su amada Orden cartujana, y obligndose por
el voto de estabilidad a vivir alejada para siempre de su bello cielo provenzal y
confinada entre aquellas densas brumas alpinas. Mas Dios, que acept el
sacrificio, no permiti la consumacin del mismo, y por los deseos de sus
paisanos y los ruegos de su familia y de las casas de la Orden situadas en la
Provenza, movise el Padre General a restituirla a la Cartuja de Celle-Rouband,
donde convena mucho su presencia, para que pudiese, cuando preciso fuera,
influir en la Corte, y para ayudar en las faenas del gobierno de la Casa a su ya
anciana ta.
Cumplido que hubo los 25 aos, recibi en 1288 la consagracin de las
vrgenes y la dignidad de diaconisa de manos de Bernardo de Favas, Obispo de
Frejus. Fue para todos un da de gran fiesta, y para ella de gozo celestial, pues
pas todo el da en xtasis, sin tomar alimento alguno; y aunque asisti al Coro
y sigui todos los actos de la Comunidad, su alma estuvo unida en sublime
transporte de amor al Esposo.
En su vida de claustro fue modelo de todas las virtudes, asentadas
fuertemente sobre la ms perfecta humildad, por la que, pese a ser el orculo de
Santa Rosalina, 20 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 97
toda su linajuda familia, y uno de los personajes ms influyentes de su tiempo en
la Provenza, queridsima de sus hermanas de Religin, e idolatrada por todo el
pueblo, se reputaba la ltima de todas, teniendo por lema: Hacerme til a todos,
y recoger como fruto slo su desprecio. Debido a su gran pureza de corazn le
concedi Dios el don de leer en las almas; de tal manera que nadie se atreva a
acercarse a ella con la conciencia manchada de pecado. Su espritu de sacrificio
fue extraordinario, hasta el punto de tener por perdido el da en que no
experimentaba alguna prueba o contradiccin. Dbase a abstinencias continuas
y maceraba duramente su cuerpo con disciplinas y otras asperezas, para as
corresponder al encargo que le haba hecho Jesucristo una noche en que se le
apareci lleno de llagas (imagen de las revueltas y herejas que desgarraban su
cuerpo mstico) pidindole se uniera a sus dolores para aplacar al Padre
terriblemente ofendido, y as alcanzar el perdn y la paz para su Iglesia. Los das
que comulgaba slo se alimentaba de pan cubierto de ceniza, y reduca con
frecuencia su sueo a cuatro horas, dedicando el resto de la noche a la oracin,
pues sola decir que los Hijos y las Hijas de San Bruno deban ser desde su
soledad los ngeles invisibles protectores de los hombres; de tal manera que la
oracin fue para ella el ms importante de los ejercicios de caridad. Y as obtuvo
sealadsimas gracias para su Orden, para su familia y su pueblo, y de creer es
que para toda la Iglesia.
Rendida su ta, Juana de Villanueva, por el peso de los aos y por la carga
de sus 25 aos de Priorato, alcanz tras muchos ruegos la anhelada misericordia;
y el Rvdo. Padre, Dom Boson oblig a nuestra Santa en virtud de santa
obediencia, en 1300, a aceptar el cargo vacante. Presidi su instalacin en la silla
de Priora el Obispo de Frejus, Jaime de Russe, luego Romano Pontfice con el
nombre de Juan XXII.
Gobern Rosalina aquella Casa durante 29 aos con gran suavidad y
fortaleza, haciendo de las religiosas de Celle-Rouband una Comunidad modelo.
Para ello les bast seguir el ejemplo de su Priora, que avanzaba de virtud en
virtud, sin pararse un momento en la mstica ascensin al Amado. Para dedicarse
ms libremente al coronamiento de su obra, ya poco antes de morir, alcanz
misericordia, y dejado el gobierno de sus Hermanas, se dedic tan solo a
prepararse para la venida del Esposo.
A principios de 1329 le revel Dios que se avecinaba la hora de su muerte,
y despus de haber recomendado a todas sus religiosas la negacin de s
mismas y una perseverante entrega al cumplimiento de la Regla, con gran
fidelidad al espritu de la misma, hizo confesin pblica de lo que ella llamada
Santa Rosalina, 20 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 98
grandes infidelidades al Seor.
Recibi luego los Santos Sacramentos, repitiendo esta frase: Salvadme,
Seor, para que pueda cantar vuestras alabanzas en la tierra de los vivientes,
ya que deseaba el Cielo, ms que por su propia felicidad, para mejor poder cantar
a su Dios. Fue luego arrebatada en xtasis, del que slo volvi para con voz
serena y firme decir: Adis, me voy a mi Creador. Una piadosa tradicin cuenta
que vino el nio Jess en brazos de su Madre, y precedido de San Bruno, de San
Hugo de Lincoln y de San Hugo de Grenoble, con incensarios en la mano todos
tres, a recibir el alma de la sierva fiel. Ocurri su muerte el 17 de enero de 1329.
Manifest Dios enseguida con patentes milagros la gloria de la Santa.
Muchos ciegos recobraron la vista y otros enfermos su salud, al contacto de sus
reliquias. Fue sepultada en el cementerio comn. Cinco aos ms tarde, el 11 de
junio de 1334, por orden del Papa Juan XXII, el propio hermano de la Santa,
Elezaro de Villanueva, Obispo de Dihne, exhum su venerable cuerpo que
apareci fresco y sonrosado como el da que se le haba dado sepultura. Sus ojos,
que jams haban mirado las vanidades del mundo y que en sus frecuente xtasis
habran contemplado tantas maravillas ultraterrenas, deban, menos an que el
resto de su cuerpo, experimentar la corrupcin del sepulcro; y en efecto,
aparecieron con tal brillo que caus vivsima impresin en todos los que los
contemplaron, que fue el pueblo entero. Movido, segn se cree, por una
inspiracin celestial, Elezaro sac aquellos hermosos ojos de sus rbitas y los
coloc en un magnfico relicario de plata, donde pueden aun hoy contemplarse
incorruptos. Tanto ha impresionado siempre el brillo de estos ojos, que en el
pasado siglo un mdico francs quiso cerciorarse personalmente de que se
trataban en realidad de unos ojos humanos punzndolos con una aguja. Su
cuerpo fue entonces depositado en el interior de la iglesia, en una cripta accesible
a la piedad de los fieles, y diez aos ms tarde se le puso en el altar en una caja
cerrada. En 1360 el Obispo de Marsella, Hugo de Arpagn, lo traslad a una
nueva caja en la que poda ser contemplado a travs del cristal. Pero habiendo
sido abandonada la Cartuja de Celle-Rouband, por la Orden, en el Siglo XV, el
venerable cuerpo fue depositado en una cripta, llegando a perderse su memoria,
en gran parte al menos, bien que continuasen an algunas peregrinaciones del
pueblo fiel al lugar donde se le supona enterrada. En el ao de 1657 el Abad de
Villanueva y Prior de los Arcos, pariente de la Santa, bien identificados sus santos
restos, hzolos depositar en una caja ricamente adornada que fue colocada en un
arcosolio practicado en un muro de la capilla. En 1835 fue reemplazada esta caja,
que se deshaca a efectos de la humedad, por otra de mrmol. Finalmente, en
1894, por encargo de nuestra Orden, fueron realizados delicados trabajos para
Santa Rosalina, 20 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 99
proteger el sagrado cuerpo contra ciertos insectos que se introducan en la caja,
restaurndose al mismo tiempo la capilla.
El culto de la Santa fue autorizado por la Santa Sede en 1851, para la
dicesis de Frejus, fijndose la fiesta en el 17 de enero. Y en 17 de septiembre
de 1857 se dio igual autorizacin a nuestra Orden para poder celebrarlo en todas
sus casas; y de conformidad con ello, el Captulo General de 1859 estableci la
fiesta, con rito de XII lecciones, a celebrar el 16 de octubre; y en 1863 fue elevada
a solemnidad para las casas de monjas. En el actual calendario cartujano se
celebra el 20 de octubre.
Oracin:
Seor Dios, por tu amor, Santa Rosalina
desde los halagos que lisonjeramente le
ofreca el mundo para pertenecerte slo
a ti; concdenos, como ella, despreciar
los bienes del mundo, para participar con
alegra de las riquezas celestiales.
Por N. S. JC.
Santa Rosalina, 20 de octubre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 100
Cuerpo de Santa Rosalina de Villanueva, Los Arcos de Provenza
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 101
San Hugo de Lincoln, escuela francesa de Picardie, S.
XV
17 de noviembre
SAN HUGO DE LINCOLN, MONJE Y PASTOR
En los confines del Delfinado
con la Saboya y para defender aquel
territorio francs de las incursiones de
los saboyanos, se alzaron en la Edad
Media dos castillos fortalezas, muy
prximos entre s, cuna de sendos
hroes, cuyo renombre tuvo
justamente alcance universal: nuestro
santo, y el caballero Bayardo.
Guerrero el uno, monje el otro; y
ambos prototipos en su clase. Con
razn admirado Bayardo como el
caballero sin miedo y sin tacha,
espejo por ello de cuantos caballeros
fueron despus de l. Y con no menor
motivo admirado y venerado Hugo,
como modelo y espejo de Prelados
defensores de la Iglesia.
Muy propiamente pudiera servir
como smbolo representativo de la
personalidad de nuestro biografiado, la
fortaleza de la torre del castillo de
Avaln que le vio nacer. Pues entre
las muchas virtudes con que Dios
adorn su alma, es la de fortaleza la
que, a nuestro juicio, sirve como de
eje y sostn a la rectitud de su
conducta durante toda su vida.
Tercero de los hijos de los
seores de Avaln, Guillermo y Ana,
naci Hugo el ao 1140 en el castillo
de sus padres, quienes le inculcaron
desde los primeros aos una fe
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 102
ardiente e inconmovible, junto con las dems virtudes cristianas, protegido todo
ello por una gran austeridad.
La prdida de su madre, cuando slo contaba ocho aos de edad, sirvi
para templar mejor su alma y acabar de volver su corazn hacia arriba, cerrndolo
para siempre a las seducciones mundanas. Su padre se hace para l gua y
compaero juntamente, que en vez de disputar su hijo a la gracia, tuvo la
inspiracin de orientarlo l mismo hacia la vida religiosa; sabiendo, adems,
cumplir este designio con delicadeza admirable. Con el pequeo Hugo ingresa en
el priorato de Villard-Benoit, cercano a su castillo, donde habita una comunidad
de cannigos regulares conocidos por su fervor, uno de los cuales queda
encargado de presidir la educacin monstica del joven y preparar su profesin
religiosa. Las cualidades de Hugo, entregado dcilmente al maestro, se
desarrollaron y brillaron ms y ms en esta nueva vida, sobre todo cuando a los
quince aos pudo hacer sus votos y vivir plenamente el rgimen del claustro.
Entre tanto, envejecido y agotado su padre por las enfermedades, y
queriendo el prior que fuera asistido como mereca, tuvo la delicadeza de darle
por enfermero al propio Hugo, quien prodig con la mayor ternura al enfermo
cuantos cuidados poda ste desear, sin abandonarlo un momento hasta que Dios
lo llam a S.
A los diecinueve aos, ordenado de dicono, fue encargado del ministerio
de la predicacin. De espritu naturalmente vivo y abierto, y de corazn accesible
a todas las santas emociones, le bastaba amar las almas para arrastrarlas y
ganarlas a la virtud. Su palabra vehemente era una espada a la que nadie se
resista.
Administrador ms tarde del priorato de San Maximino, que tena adjunta
una pequea parroquia, el joven cannigo prob de nuevo su temple y descubri
excelentes dotes de director de almas, de organizador y administrador, uniendo
la prudencia a una inquebrantable energa.
Pero Dios le peda an ms. . .
Una cadena de montaas abruptas corta el horizonte de Villard-Benoit y San
Maximino. Es el macizo de la Cartuja, donde un siglo antes lleg desde Colonia
un hombre eminente, Maestro Bruno, en busca de un lugar solitario donde vacar
ms cumplidamente a Dios. Tal hecho dio lugar al nacimiento de una nueva
familia religiosa: la de los Cartujos. Desde entonces haba aumentado
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 103
considerablemente el nmero de los seguidores de Bruno y transcendido de la
agreste residencia la fama de su santidad, a pesar del riguroso aislamiento en que
vivan.
Hugo de Avaln, el enamorado de Dios, no puede quedar indiferente a la
muda llamada que parece brotar del otro lado de las montaas y, en la primera
oportunidad que se le ofrece, marcha a visitar la Grande Chartreuse. Recorre el
monasterio y conversa con los monjes. Descubre enseguida el hermoso secreto
oculto en aquella forma de vivir tan cerca del cielo y tan lejos de las agitaciones
de la tierra, y comprende que en el ideal de los Cartujos ha encontrado al fin lo
que tanto dese. En espritu, ya puede considerarse cartujo l mismo.
El prior de Villard-Benoit sospecha la grave prdida que va sufrir su
comunidad y en una entrevista con Hugo, regada por las lgrimas y plena de
emotivos sollozos, consigue arrancarle el juramento de que no le abandonar
antes de su muerte. Mas este obstculo a la nueva vocacin produjo en el joven
cannigo grandes angustias de conciencia y crueles pruebas, hasta que, apiadado
Dios de l, le ilumin para que pudiera ver claramente la nulidad de un juramento
que redundaba en dao para su alma; inmediatamente marcha a la Grande
Chartreuse, cuyo Prior le confirma en la rectitud de su decisin y le admite
seguidamente al noviciado. Bien pronto es puesta de nuevo a prueba la firmeza
de su vocacin, pues el demonio us de todas sus armas a fin de apartar del
camino de la santidad a un alma tan querida de Dios. Le suscita mil tentaciones
y se sirve del aguijn de la carne para infligirle el ms horrible suplicio, que Hugo
sufre multiplicando sus oraciones y gemidos, y sus mortificaciones corporales, sin
perder en ningn momento la firme confianza en Dios.
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 104
San Hugo de Lincoln, por Pedro Roldn, 1677, Retablo Mayor de la
Cartuja de Jerez.
Procurador del Monasterio a los diez aos de su ingreso en l, trata los
asuntos materiales con tal
prudencia y seguridad de
juicio que sus consejos
resultan muy buscados y
apreciados por cuantos
con l se relacionan. Mas
nunca olvida elevar a sus
interlocutores de los
intereses materiales a los
del cielo, con algunas
sencillas palabras brotadas
del fondo del alma. Y
cuando sube al Monasterio
y se quita la capa antes de
entrar en el Coro, como si
al mismo tiempo se
despojase igualmente de
todas sus preocupaciones,
dice a stas con simpata:
Quedad aqu con mi
capa; despus del oficio
volver a recogeros.
Transcurridos siete
aos, cuando contaba casi
cuarenta de edad, padeci
de nuevo una terrible
prueba de tentaciones
semejantes a las sufridas
durante el noviciado y,
aunque no descuid
aplicar ningn medio para
vencer los ataques del
enemigo, la crisis alcanz
un punto tal, que slo su
inquebrantable confianza y
su decisin de esperar
contra toda esperanza la mantuvieron firme. Hasta que el Seor una noche, al
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 105
verle suficientemente probado, le cur de forma inesperada y para siempre
aquellas agotadoras tentaciones.
Pocos das despus se present en la Cartuja el Obispo de Grenoble,
acompaando al de Bath y a los nobles embajadores que mandaba Enrique II de
Inglaterra en solicitud de que Hugo de Avaln fuese enviado como prior a la
cartuja de Witham. Tras las humillantes tentaciones, la exaltacin del humilde.
Atendida la peticin real por el Captulo y el Prior, instados vehementemente
por el propio Obispo de Grenoble, parti nuestro santo para Witham, donde hubo
de comenzar por construir el monasterio y superar los grandes obstculos que
haban detenido a sus antecesores. Una energa sin lmites, una diplomacia
insospechada, una generosidad sin tasa, una caridad desbordada, fueron
venciendo uno tras otro tales obstculos, los reparos y excusas del rey, las
prevenciones que habitaban los terrenos otorgados a la nueva cartuja, y el
monasterio fue por fin construido.
Con todo ello, el respeto y veneracin por el santo Prior de Witham se
extendi rpidamente por todo el pas; y personajes distinguidos por su nobleza,
su poder o su ciencia venan a buscar en l consejo y consuelo, que nunca les
faltaban. El rey mismo le tom por consejero predilecto, no obstante la firmeza y
claridad con que le expona cuanto su rectitud consideraba oportuno, fuesen o no
agradables al monarca el asunto, las palabras o la ocasin.
En 1186, a propuesta del rey, los cannigos de Lincoln le eligieron como
pastor, y una representacin de ellos fue a Witham para notificar al Prior de la
Cartuja su eleccin como Obispo. Mas el favorecido trata humildemente de
esquivar el honor que le confieren y consigue convencer a los diputados para que
regresen a Lincoln, renan el Captulo catedralicio y elijan un pastor digno.
La humildad y prudencia mostradas por el santo prior confirma a los
cannigos de Lincoln en el acierto de su eleccin y, reunidos en Captulo
conforme al consejo de Hugo, le proclaman unnimemente Obispo. Otra vez se
resiste el elegido, que alega su condicin de monje sujeto a la obediencia de sus
superiores, los cuales le han confiado aquella Cartuja; mas slo consigue que
aumente la estima que ya tienen de sus cualidades y que, no queriendo perder
Pastor de tanta vala, se trasladen personalmente a la Grande Chartreuse algunos
miembros notables del Captulo apoyados por los ruegos del rey y las instancias
del Primado ingls, a fin de alcanzar la aquiescencia del Padre General, quien
efectivamente ordena al Prior de Witham que acepte el Obispado como yugo del
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 106
La memoria de este gran santo sigue presente en Inglaterra, donde le est dedicada la actual cartuja de
St. Hughs, Parkminster, en el condado de Sussex.
Seor.
En el templo de Westminster, en Londres, tuvo lugar la grandiosa
ceremonia de la consagracin episcopal, destacando la humildad de los
ornamentos elegidos por el nuevo Obispo para tal acto, y de toda su persona,
entre la brillante concurrencia all reunida. Inmediatamente se puso en camino
para Lincoln, ganndose todos los corazones de quienes le iban conociendo.
Coincidiendo con la entronizacin en su dicesis ocurri un hecho curioso,
causa ms tarde de la costumbre de representar a San Hugo con un cisne a sus
pies. Y es que en una de las posesiones episcopales apareci entonces
repentinamente un cisne muy grande y salvaje, al que nadie poda acercarse; mas
la primera vez que el Obispo se present all, tuvo lugar una curiosa
transformacin en el ave, que se dej coger y conducir a las habitaciones de San
Hugo y desde entonces, como el animal ms dulce y manso, le segua, se dejaba
acariciar por l y reposaba a veces su cabeza y largo cuello en las mangas de su
amo; afirmndose por los servidores y vecinos que anunciaba con movimientos
y gritos de alegra la llegada del Obispo, aun cuando nadie le esperaba. Mas slo
respecto a l cambi el cisne, pues mantuvo su fiereza para cualquier otra
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 107
persona, incluso del squito episcopal.
Pensando Hugo que de la santificacin de los sacerdotes depende la de
todo el pueblo cristiano, los clrigos de su dicesis fueron uno de los primeros
objetos de su solicitud pastoral, y en bien de ellos y de su instruccin teolgica
cre una escuela, que bien pronto goz de gran renombre, y ayud de todos
modos a las instituciones similares. Lo que, unida a sus luminosos dictmenes
y profundos conocimientos, le vali el ttulo de orculo de las escuelas.
Pronto rein la ms estrecha unin entre el Obispo y sus clrigos; a los que,
no obstante, reprenda enrgicamente cuantas veces era oportuno hacerlo. Pues
si, como ya sabemos, la firmeza era el nervio de su proceder, a ella saba unir
siempre la dulzura y caridad ms exquisitas.
Estas mismas virtudes cautivaron tambin al pueblo, y la dicesis comenz
muy pronto a acusar el sabio gobierno de aquel hombre de Dios, que atenda a
todos y a todo, multiplicando su tiempo de modo admirable y sin acusar fatiga, a
pesar de tener la salud muy debilitada por ayunos y austeridades sin medida. Y
as, siendo el servicio de Dios y de las almas lo nico para l verdaderamente
importante, pareca no contar el tiempo cuando se trataba de ceremonias
religiosas, que celebraba y exiga que se celebrasen siempre con toda
meticulosidad, o de atender a las mnimas peticiones de sus diocesanos, aunque
se trate de parar y bajar una y cien veces la cabalgadura, simplemente para
bendecir con todo requisito a cuantos se lo pedan en el camino.
Y esta inagotable caridad del Obispo llega a lmites insospechados cuando
se trata de nios, de enfermos, o de muertos. Adems del bondadoso trato y
cuidados para los pequeos en general, acostumbr tener siempre algunos
educndose en su propio palacio, que luego mandaba por su cuenta a las
escuelas, procurando asegurarles un porvenir digno. Los leprosos no gozaban de
menos favor con l; sostena en la dicesis con recursos de todo gnero varios
lazaretos y los visitaba con frecuencia, tratando a los desgraciados enfermos con
dulzura de madre y no teniendo reparo en abrazar a los ms desfigurados por el
horrible mal, a los cuales consolaba y animaba hacindoles ver la predileccin
que les mostraba el Seor unindolos a su Pasin y el premio eterno que les
preparaba. Las honras fnebres perecan tener especial atractivo para l, que las
segua con edificante devocin en cualesquiera circunstancias. Lejos de declinar
el honor de presidirlas o asistir a ellas, haba ordenado a todos los sacerdotes de
su dicesis que no enterrasen a nadie en localidades donde se hallase l sin
haberle prevenido, y all concurra aun a costa de su propio descanso, o con
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 108
riesgo incluso de faltar a conveniencias mundanas que otro hubiese considerado
inviolables; aunque fuera el propio rey quien le esperase, como ocurri ms de
una vez; en una de las cuales, al recibir un aviso del monarca, que le tena
invitado a comer y ya se impacientaba, respondi con sencillez al mensajero: No
es preciso que nos espere el rey; que tome su comida en el nombre del Seor,
explicando seguidamente a los clrigos que le rodeaban: Mejor es dejar a un rey
de la tierra comer sin nosotros, que quebrantar los mandatos del rey de la
eternidad.
La misma firmeza, serena e inquebrantable, acusa el siguiente hecho,
ocurrido por entonces, del que fueron protagonistas nuestro Obispo, el rey y un
alto dignatario del reino, Jefe de los Guardabosques reales. Estos guardabosques,
prevalindose de su carcter de servidores reales, vejaban inicuamente a los
pobres campesinos, no sirviendo para evitarlo las reclamaciones de nuestro
Santo. Con el fin de cortar definitivamente estos abusos, que haban llegado a
recaer sobre algunos de los protegidos por inmunidades de su Iglesia, el Obispo
de Lincoln no dud en fulminar excomunin contra el poderoso Jefe de los
mismos. Encolerizse el rey, pero supo contener su resentimiento hasta hallar
ocasin de expresarlo eficazmente al animoso Prelado, y al quedar vacante poco
despus una pinge prebenda de la catedral de Lincoln, escribi a San Hugo
pidiendo el rico beneficio para uno de sus cortesanos. Los mensajeros
trasladronse a la cercana ciudad de Dorchester en donde a la sazn se hallaba
el santo y le entregaron el regio escrito; mas el Obispo, sin desconocer la
gravedad del caso, tom bien pronto su partido y a los mismos mensajeros dio
seguidamente esta respuesta: No es a los cortesanos, sino a los eclesisticos
a quienes deben conferirse los beneficios eclesisticos. La Sagrada Escritura
no dice que sus poseedores deban ser gentes del palacio, del fisco o de la
hacienda, sino que deben servir al altar. El seor rey no carece de recompensas
que dar a quienes le sirven; tiene bienes temporales. El bien de su alma pide
que deje a la milicia del Rey de Reyes gozar de los recursos que le son
necesarios, sin permitir que sea despojada de ellos.
No falt quien atizase el fuego de la clera de Enrique II al conocer tal
respuesta, e inmediatamente un nuevo mensajero llev al Obispo orden de
comparecer ante el rey. Hugo obedeci con serena confianza. Cuando Enrique
se entera de su llegada a las puertas del castillo, monta a caballo y, rodeado de
su corte, se retira a un bosque vecino, donde se sienta y hace sentar a sus
cortesanos alrededor suyo, prohibindoles levantarse o simplemente saludar o
responder cuando llegue el Obispo. Llegado ste, saluda al rey y a los cortesanos,
sin que nadie le responda. Sin dejarse impresionar por el glacial silencio y el gesto
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 109
adusto de Enrique, se acerca a ste, toca ligeramente el hombro de su vecino
para hacerse un sitio, y con toda tranquilidad se sienta junto al monarca. Al cabo
de unos momentos consigue vencer el enojo del soberano y le responde en los
siguientes trminos a sus quejas: Seor rey, yo s todo lo que habis hecho
para procurarme la dignidad episcopal. De ello se sigue que vuestra alma estara
en gran peligro si yo no cumpliese los deberes de mi cargo y no defendiese los
derechos de la dicesis que me est confiada. He querido evitaros esta
responsabilidad y esa es la razn de que haya castigado a un opresor de mi
Iglesia mediante las censuras eclesisticas, y de que no haya podido de ningn
modo conceder una prebenda a un sujeto desprovisto de ttulo cannico. Era
preciso presentarme a Vuestra Excelencia para arreglar estos dos asuntos? No
lo he credo til ni aun conveniente, dado que vuestra sabidura puede por s
misma discernir con prontitud el bien, y que es fcil a vuestra voluntad
aprobarlo.
La firmeza y dignidad de estas palabras obtuvieron un xito pleno. El rey
abandon todas sus prevenciones y abraz cordialmente al hombre de Dios,
encomendndose a sus oraciones. No se ocup ms de la cuestin de la
prebenda y dej a la libre decisin del Obispo el levantamiento de la censura
impuesta al Jefe de Guardabosques. El poderoso dignatario hubo de someterse
a las condiciones exigidas para ello por la Iglesia y recibir juntamente con sus
cmplices una flagelacin pblica. Slo entonces fue absuelto de la excomunin
por el Prelado, en el que, junto a la firme autoridad, encontr el corregido tal
corazn de padre y tal pureza de intencin que, a partir de entonces, se convirti
en uno de sus amigos ms fieles.
Un perodo de tranquilidad sigui a este hecho, y durante l nuestro santo
emprendi la reconstruccin y mejora de su catedral, conservando de la antigua
nada ms que algunos restos muy bellos y adoptando para la nueva el estilo
gtico, nuevo entonces, con lo que se puso en Inglaterra a la cabeza del
prodigioso movimiento arquitectnico al que debemos tantos templos
maravillosos.
Actividad tan infatigable no impeda a Hugo cuidar su propia perfeccin.
Arrancado contra su gusto a la vida del claustro, intentaba asemejar en cuanto
poda a ella la que ahora llevaba. Quiso ser y fue siempre cartujo: un Obispo
cartujo. Fuera de la capa correspondiente a su dignidad episcopal, vestida en
pblico, conserv el blanco hbito y el uso continuo del cilicio, que no consinti
abandonar ni cuando en su ltima enfermedad le produca llagas que el sudor
ulceraba. El espritu de soledad, las prcticas de piedad propias de su Orden; el
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 110
San Hugo de Lincoln, por J. de Valencia y C. Voisin, sillera
coral de Jerez.
recogimiento, la puntualidad y
gravedad monacales descubran
prontamente al monje en el
Obispo. Cuando sonaba la hora del
Oficio, se retiraba aun de las
grandes asambleas o tribunales,
para entregarse a la divina
alabanza, no pudiendo sufrir en ello
negligencia alguna, ni precipitacin
irreverente, de acuerdo con su
mxima Hacer en todo tiempo y
en todo lugar lo que se debe
hacer, y hacerlo con toda la
perfeccin posible.
No poda, sin embargo,
consolarse de haber sido
arrancado de su amada soledad, y
cada ao retirbase algn tiempo a
Witham, cuanto permitan sus
funciones. Entonces se igualaba
en todo a sus hermanos de hbito,
no admitiendo alojamiento
especial, ni privilegio alguno
respecto al lecho, el vestido o la
comida, salvo la autorizacin que
obtuvo del Prior para buscar entre
los restos del pan los ms duros y
estropeados, realizar algunos
trabajos muy humildes y
preocuparse, en fin, cuantas
humillaciones poda atesorar en su
gran alma.
Dios no poda negar pruebas
de su predileccin a servidor tan
fiel y concedile oracin muy
subida, alta contemplacin,
consolaciones en grado que no
dejaba traslucir fcilmente el
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 111
fervoroso Obispo, y multitud de milagros obrados por su mediacin. Uno de ellos
dio lugar a otra simblica representacin del Santo, que unas veces aparece
figurado con el cisne a sus plantas y otras en el momento de consagrar con un
pequeo Nio Jess sobre el cliz; pues as fue visto el Seor por algn testigo
cuando celebraba el santo sacrificio San Hugo, y aunque ste pidi mantenerlo
secreto, no supo negar que se le hubiera concedido un don tan regalado.
Muerto en 1189 Enrique II, ocup el trono de Inglaterra su hijo Ricardo
Corazn de Len. Grande y noble corazn en efecto, aunque dominante y
voluntarioso en sumo grado. Estas condiciones personales del nuevo rey, y la
circunstancia de haberse empeado en casi continuas y largas guerras fuera de
su pas, con los gastos consiguientes, se reflejaron necesariamente en sus
relaciones con la Iglesia, y fueron motivo para poner a prueba la inquebrantable
fortaleza del Obispo de Lincoln con ms frecuencia de la que ste hubiera
deseado.
Una de aquellas graves tormentas vali definitivamente a Hugo el apelativo
de martillo de reyes, que ya tena en verdad muy merecido. A fines de 1197,
por encargo del rey, y con el fin de proporcionar al mismo nuevos y abundantes
subsidios, reuni el Arzobispo de Cantorbery en Oxford la asamblea general de
Obispos y Barones del reino; cada uno de los cuales debera poner a disposicin
del monarca una fuerza de trescientos caballeros, y sufragar los gastos de ella
durante un ao. Hugo de Lincoln, haciendo constar que la demanda era contraria
a las antiguas inmunidades de su Obispado y que no era Obispo para abandonar
los derechos de su Iglesia, se neg firmemente a la peticin real. El Obispo de
Salisbury se solidariz con el de Lincoln, por lo que el Arzobispo levant
seguidamente la sesin y declar disuelta la asamblea.
Informado el rey del fracaso de su plan, y enfurecido contra los responsables
de ello, orden confiscar inmediatamente los bienes de ambos Obispos.
Cumplise en el acto la orden contra el de Salisbury, quien slo a costa de una
crecida suma pudo volver a la gracia del soberano. Mas nadie osaba molestar al
de Lincoln, prefiriendo desobedecer a Ricardo mejor que exponerse a una
excomunin del santo prelado, cuya energa era bien conocida ya para todos. As
transcurrieron hasta nueve meses y entonces Hugo, rindindose a las splicas de
los oficiales reales encargados de la confiscacin y para terminar la comprometida
situacin de los mismos frente al rey, se puso en camino a fin de tratar el asunto
personalmente con el monarca, entonces en Normanda. Salironle al encuentro
dos de los principales seores de la corte, ofrecindole su mediacin y
advirtindole el peligro de exponerse en persona a la clera de Ricardo; pero San
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 112
Hugo, agradeciendo profundamente aquella generosidad, la rechaz con el an
ms generoso razonamiento de que, al interceder por l, ellos mismos se
exponan a caer en desgracia del soberano o, en el mejor de los casos, a que
Ricardo les atendiese en este asunto y con ello les disminuyese la recompensa
debida por los grandes servicios que le prestaron hasta entonces. Los nobles
personajes, admirando tal magnanimidad, informaron al rey de lo sucedido, y
Ricardo, compartiendo a su pesar esa admiracin y comprendiendo el desafo
caballeresco que le haca el prelado, lo acept dispuesto a mantener la lucha, y
envi a decir al mismo que le recibira tres das ms tarde.
Al llegar la fecha sealada presentse San Hugo en el castillo residencia del
monarca, e informado de que ste se hallaba en la capilla oyendo Misa, se
apresur a reunirse all con l. Los clrigos de su squito, conocedores del
carcter violento del rey, siguieron temblorosos a su sereno Obispo, y as entran
a la capilla, que ofrece deslumbrador aspecto. El rey, sobre un trono cerca de la
puerta, est rodeado de una brillante corte, en la que destacan dos Arzobispos y
cinco Obispos, dos de los cuales estn sentados en las gradas bajo el trono.
Rodeado, pues, de todo el esplendor de la majestad real, Corazn de Len
aguarda a aquel que desde hace nueve meses tiene su poder en jaque. Menos el
del propio Obispo de Lincoln, todos los nimos estn tensos cuando se aproxima
a saludar al rey. El prncipe, tras una furiosa mirada, vuelve la cabeza sin
responder al saludo. Seor rey, dadme el beso de paz, pide el Obispo. Ricardo
persiste en su silencio y actitud despreciativa. Hugo entonces le coge por el
manto y tira de l diciendo: Vos me debis el beso de paz, pues he venido
desde lejos para encontraros. No, no lo habis merecido. Oh, s que lo he
merecido: vamos, abrazadme, y hablando as, el Obispo sacude ms y ms
fuerte cada vez el manto del rey. Los presentes estn suspensos y aterrorizados.
. . Maravillado de tamaa intrepidez, Ricardo sonre por fin y reconoce su falta,
abrazando a su vencedor.
Los Obispos se apresuran entonces a preparar un sitio entre ellos para
nuestro santo, pero ste no se detiene: va derecho al altar, junto al cual se
arrodilla con los ojos en tierra y el espritu enteramente ocupado se prosigue con
las ceremonias ordinarias. El rey le ha seguido con la vista, y se complace al
contemplarlo en su humilde recogimiento. l, que se avergonzara de ser vencido
por un poderoso rival, se da cuenta de que resulta glorioso rendir las armas a un
servidor del Rey de reyes; y su generoso corazn, cambiando el resentimiento en
estima, ya est deseoso de manifestar su sincera reconciliacin con el hombre de
Dios y la profunda veneracin que le merece. Cuando se llega al Agnus Dei,
el celebrante da la paz a uno de los Arzobispos, que se dispone a llevarla en
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 113
primer trmino al soberano; mas ste abandona su trono, avanza presuroso hasta
las gradas del altar, toma de manos del Arzobispo el portapaz, lo besa con
respeto, y lo presenta por s mismo al Obispo de Lincoln. La honra que deba
rendirse a su real persona es as transmitida por sus propias manos a aquel santo
varn. Bella inspiracin del monarca, que se complace en proclamar el triunfo de
la santidad sobre la fuerza. Y bello y caballeresco eplogo de aquel grave
incidente.
Actuaciones tan admirables, repetidas siempre que fue preciso a travs de
los reinados de tres prncipes tan diferentes como Enrique II, Ricardo Corazn de
Len y el hermano y sucesor de ste Juan sin Tierra, acrecentaron de forma tal
la autoridad de San Hugo que, durante el ltimo ao de su vida pudo consolidar
todas sus obras y acabar la transformacin de su querida dicesis. Entonces,
presintiendo quizs la muerte, decidi realizar el viaje-peregrinacin que tantos
aos ya ansiaba. Recorrera en l todos los lugares donde se haba desarrollado
su vida. Pars, Grenoble, la Grande Chartreuse, Avaln, Villard-Benoit y San
Maximino recibieron sucesivamente al insigne prelado con las mayores muestras
de respeto y veneracin, en un viaje que lleg a convertirse en verdadera marcha
triunfal, en la que altas personalidades eclesisticas, prncipes, nobles y pueblo
parecan competir en las manifestaciones de afecto y entusiasmo por el santo
Obispo, cuya presencia les haca muchas veces revivir felices recuerdos del
tiempo en que le tuvieron como pastor, hermano o amigo. As sucede en Pars,
con los estudiantes de la universidad y los prncipes Luis de Francia, Arturo de
Bretaa y Blanca de Castilla; en Grenoble, saliendo a recibirle el pueblo en masa
y a su cabeza el Obispo, Juan de Sassenage, tambin cartujo, que marchan
luego en solemne procesin con l hasta la Catedral, por las calles alfombradas
de flores y adornadas con tapices y colgaduras; en el castillo de Avaln, con la
multitud de personas de toda clase que acuden de los lugares vecinos a reunirse
con los hermanos del santo, para recibir y agasajar el eminente paisano; y en fin,
en Villard-Benoit y San Maximino, con la incontenible alegra y el legtimo orgullo
de los cannigos regulares y de sus antiguos feligreses, que no se cansan de
festejar al antiguo compaero y prroco.
De regreso a su dicesis, hallndose todava en Saint-Omer, le sorprende
la enfermedad que ha de llevarle a la tumba. El ocho de septiembre, no obstante
su agotamiento, celebra la santa misa de la Natividad de Nuestra Seora, y a los
tres das, sintindose aliviado, embarca en Wissant. Al pisar de nuevo tierra
inglesa, encuentra numerosos amigos que acudieron a recibirle; pero muy poco
se entretiene con ellos en su apresuramiento por llegar a la iglesia y celebrar en
honor de la Reina del Cielo una misa, que sera la ltima de su vida, pues la
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 114
enfermedad hace rpidos progresos en un organismo ya muy debilitado. Todava,
sin embargo, al paso por Cantorbery, puede rogar algn tiempo ante el sepulcro
del mrtir de Inglaterra santo Toms Becket. Pero llegado a Londrs hubo de
meterse en el lecho, preso de ardiente fiebre y fuertes dolores.
El 19 de septiembre decidi hacer confesin general de toda su vida en
presencia de su capelln y otros tres venerables sacerdotes, durando sus
humildes acusaciones hasta la maana siguiente, en que recibi el Vitico y la
Extremauncin. Al saber que se aproximaba Su Divina Majestad, se levant del
lecho y, vestido del cilicio, el hbito y la cogulla cartujanos, march descalzo ante
su seor y all se puso de rodillas y exclam sollozando: Yo soy muy culpable,
pero Vos sois el Dios de toda misericordia. Me abandono en vuestras manos, y
os pido ser hasta el fin mi refugio y mi socorro.
Durante la enfermedad no consinti, segn dijimos, abandonar en ningn
momento el cilicio, a pesar de las grandes lceras que le causaba. Tampoco se
dispens de recitar el Oficio divino noche y da a las horas fijadas, ni aun en los
accesos de fiebre, salmodindolo con todos los clrigos de su Casa cuando las
fuerzas se lo permitan. Su alma permaneca adems en oracin continua, y el
piadoso enfermo ofreca el espectculo ms edificante a los que le visitaban, entre
los que figuraron el rey y el Arzobispo de Cantorbery.
Finaliz septiembre y transcurri todo octubre sin otro cambio que el
paulatino agotamiento del enfermo, a causa de los crecientes sufrimientos y el
desgaste de la pertinaz dolencia; si bien su confianza en Dios no disminuy en
nada, y la fortaleza de su alma encontraba, una y otra vez, nuevas energas en la
sagrada comunin que le llevaban cada semana.
El diecisis de noviembre por la tarde, sintiendo que las fuerzas le
abandonaban totalmente, mand prevenir al prior de Westminster y al Den de
San Pablo, que deban celebrar sus funerales. Luego, con la mano sobre la
cabeza de su fiel capelln, or largamente por l y por sus hijos espirituales.
Conforme a los deseos expresados anteriormente por el Obispo, se form con
cenizas sobre el suelo una cruz; el mismo enfermo la bendijo alzando su mano,
y luego ador el smbolo redentor bajando la cabeza reverentemente. Los clrigos
recitaron entonces el oficio de Completas, convencidos de satisfacer as los
ltimos deseos de su Pastor. El propio enfermo hizo oportunamente seal para
que le depositaran sobre las cenizas, y all se durmi dulcemente en el Seor,
mientras se entonaba el cntico Ahora, Seor, puedes dejar a tu siervo irse en
paz. Era la noche del 16 de noviembre de 1200.
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 115
San Bruno y San Hugo de Lincoln han polarizado siempre la atencin de los cartujos en su seguimiento de
Cristo, como aparece en esta tabla annima de 1616 de la Grande Chartreuse
El pueblo londinense corri en multitud para honrar los restos entre lgrimas
y gemidos, y comenz desde el primer momento a venerar aquellas santas
reliquias. Organizado inmediatamente el solemne traslado del cuerpo a Lincoln,
el da 23 entr al fin en su villa episcopal, acompaado de un magnfico cortejo
que se haba formado para rendir este postrer tributo al venerado Obispo. A la
cabeza de los eclesisticos figuraban el Primado, otros dos Arzobispos, catorce
Obispos y ms de cien abades. Al lado de ellos, el rey de Inglaterra y el de
Escocia, rodeados de un brillante grupo de barones y grandes de ambos reinos,
y de una multitud innumerable en la que se confundan las nacionalidades ms
diversas. Los eslavos, los escoceses, los irlandeses, los galeses, se unan a los
ingleses y a los franceses en este triunfo concedido al hombre Dios. Los judos
mismos tambin haban acudido a glorificar al santo Obispo, cuyo noble carcter
apreciaban y respetaban.
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 116
Los dos reyes y los grandes seores reivindicaron el honor de llevar el
venerado cuerpo. Los miembros de la alta nobleza les suceden en este piadoso
oficio hasta la entrada en la Catedral. Pero aqu son los Arzobispos y los Obispos
quienes se hacen cargo del fretro, que introducen en el santuario. Y desde este
momento empez ya la serie de milagros que el Seor de todos se dign
conceder por intercesin y para gloria de tan fiel servidor.
Iniciado prontamente el proceso de beatificacin, el 17 de febrero de 1220,
antes del vigsimo aniversario de la muerte, firm el Papa Honorio III el decreto
canonizando a San Hugo.
Su fiesta se celebra en la Orden el diecisiete de noviembre, pues es uso de
la Cartuja considerar como fallecido al siguiente da al religioso que muere a partir
de Completas. Hasta el ao 1917 se mantuvo con rito de solemnidad; pero
entonces fue establecida, en unin de otras varias, al de XII lecciones, en un
reajuste del calendario cartujano dirigido a tutelar la soledad caracterstica de la
vida eremtica, amenazada por el crecido nmero de solemnidades que haban
ido acumulndose.
Oracin:
Oh Dios, que colmaste a tu obispo
San Hugo de eminentes mritos y del
don de milagros; concdenos, por tu
bondad, ser alentados con sus ejemplos
e iluminados con sus virtudes.
Por N. S. JC.
Beata Beatriz, 25 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 117
Beata Beatriz de Ornacieux, leo annimo de finales del Siglo XVIII,
Cartuja de Jerez.
25 de noviembre
BEATA BEATRIZ, VIRGEN MONJA
Naci Beatriz,
de la noble y antigua
f a mi l i a d e l o s
Ornacieux, en el solar
feudal de los mismos,
en los confines del
Delfinado y de la
Saboya, en la ltima
mitad del siglo XIII.
Concedile el
Seor, junto con la
nobleza de la sangre, la
del corazn, y un
espri tu l l eno de
docilidad y de dulzura,
que cultivado con su
esmerada educacin
cristiana, la llev al
desprecio del mundo,
para escalar las ms
altas cimas del amor
divino; y as, apenas
entrada en la pubertad,
a los 13 aos, cambi
las galas y los lujos
propios de su rango,
por la burda lana de las
Hijas de San Bruno, en
la recin fundada
Cartuja del Monte de
Santa Mara, en el
desierto de Parmnie.
Su edificante y maravillosa vida nos la dej escrita en Provenzal la
bienaventurada Margarita de Oyngt, su Maestra de Novicias, guardndose an en
Beata Beatriz, 25 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 118
Grenoble, procedente de la Grande Chartreuse, el manuscrito original.
Humildsima de corazn, era muy caritativa y sufrida, procurando en todo
subvenir a las necesidades de sus hermanas. En extremo obediente, y
perseverante en la oracin, concedile el Seor el don de lgrimas, y era tal su
abundancia, que en varias ocasiones estuvo a punto de perder la vista. Todo
dulzura en sus palabras, siempre recogida y ejemplar, fue su deseo y constante
aplicacin entender, proclamar y hacer la voluntad divina, sobre todo desde que
un da, angustiada por la continua guerra que le haca el demonio, pidi, postrada
ante el Sagrario, que la sacase Dios de este destierro; mas una milagrosa voz
salida del Tabernculo le prohibi desear jams nada que no fuese el cumplir la
divina voluntad; sintiendo entonces, entre oleadas de consuelo, cmo su deseo
de morir se cambiaba en el de vivir para la mayor gloria de Dios; por lo que,
recordando su flaqueza y muchas enfermedades, postrse de nuevo e implor la
salud para poder servirle; pero otra vez la milagrosa voz se dej sentir, diciendo:
Recibe las consolaciones que te doy y no rehses los sufrimientos que te
enve; siendo desde aquel momento un acabado modelo de confianza y
abandono en las manos de Dios.
Tuvo desde el principio de su vida religiosa multitud de carismas y
celestiales dones, no siendo los menores el de gozar de manera continua de la
presencia del Seor en visin corporal junto a ella, y el que siendo devotsima de
la Eucarista, levantara para ella los velos eucarsticos que lo cubren,
mostrndosele en forma de nio en las manos del sacerdote; pero su espritu de
sacrificio llevla a pedir al Seor le quitase todo consuelo sensible; y desde
entonces no vio sino una intensa luz, y luego tan slo las especies sacramentales.
Admitida a la profesin solemne, y luego a la consagracin de las vrgenes,
recibi en ella, de acuerdo con el respectivo ceremonial, la cruz, el manpulo y la
estola, smbolos en los que podemos ver compendiada su vida de penitencia, su
fortaleza invencible frente a los ataques del enemigo, y la sumisin y abandono
completo en manos de la divina Providencia.
En extremo penitente, poseda de la locura de la Cruz, se la vio pasear con
los pies desnudos sobre la nieve y sobre el hielo, llevar brasas encendidas en las
manos, exponer la cara a la accin prolongada del fuego hasta casi saltrsele los
ojos, y sobre todo, llevada de su amor al Crucificado, cuyas llagas llevaba ya
impresas en su espritu, atravesarse las manos con un gran clavo sin punta, para
hacerse as participante de los dolores de su Esposo, quien pagaba con dulzuras
inenarrables, xtasis y prodigios sin cuento, estos excesos inimitables del amor.
Beata Beatriz, 25 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 119
Sala de estas llagas un agua clarsima, y cerrbanse prontamente, sin que nadie
pudiera apercibirse de ellas, aunque cada viernes las renovaba con la punta de
un estilete. Dbase sangrientas disciplinas y sometase a prolongados ayunos
cuando su endeble constitucin lo permita, y aun a veces se exceda en ello, de
modo que una cuaresma lleg su debilidad a tal extremo que la Priora le puso una
compaera de celda para que la cuidase y le hiciese evitar todo exceso. Mas
quiso Dios demostrar cun grata le era la penitencia de su sierva, con el siguiente
milagro: Llegado un Viernes Santo, como estuviera mala y se hubiera dormido
poco antes de Maitines, decidi la hermana acompaante ir a ellos, y march al
coro dejando bien cerrada con llave la celda donde descansaba la santa. Despert
pronto sta, y oyendo el lejano canto de los salmos, entr en ganas de ir a
acompaar a sus hermanas; por lo que invoc con la mayor fe a la Santsima
Virgen, querellndose amorosamente de aquel encerramiento y soledad en que
la tenan; y cogiendo una imagen de Mara, que estaba pintada en una tablilla, la
ech fuera por la mirilla de la puerta, mientras deca: Madre ma, tendr que
verlo para creerlo, que consientes me quede aqu sola, sin hacer nada, y sin
saber cmo, se encontr fuera de la celda y fuese al coro a ocupar su silla, con
no pequeo asombro de la Priora y Hermanas, enteradas, las cuales fueron
enseguida a ver si haba forzado la llave, encontrndola intacta. Obligada
entonces por la Priora y por el Padre Vicario en virtud de santa obediencia, relat
lo sucedido.
Envidioso el demonio de tanta virtud, esforzbase en atormentarla de todas
las maneras: ponale delante imgenes obscenas y revolva su fantasa con las
ms torpes imaginaciones; mas, convencido de lo vano de sus esfuerzos para
mancillar la pureza angelical de Beatriz, emprendi furioso nuevos ataques
intentando aterrorizarla con fantasmas nocturnos, animales feroces, devastadores
incendios y gritos y ruidos espantosos. Pero la santa supo vencerlo todo con
fortaleza sobrenatural, siendo tras cada victoria consolada por el Seor y su Santa
Madre, que le dijo un da estas alentadoras palabras: Nada temas, ten
confianza; soy la Madre del Rey Omnipotente, tu Esposo, la Madre de la
misericordia, y tomo tu alma y tu cuerpo bajo mi cuidado y proteccin; yo te
defender contra los asaltos del demonio y te salvaguardar de sus engaos.
A los ataques diablicos juntronse luego las sequedades y aparentes
abandonos del Seor, que tanto le hacan sufrir. Llegaron a su colmo en un
Adviento, hasta el punto que la noche de Navidad se qued en su silla cuando las
dems fueron a comulgar, presa de mortal angustia, pues le laceraba el corazn
la duda de si estara en pecado mortal; mas, sacando fuerzas de su misma
flaqueza, recurri a la Misericordia divina, pidindole se dignara manifestarle su
Beata Beatriz, 25 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 120
voluntad, a fin de cumplirla ciegamente. Entonces encontrse, como arrastrada
por una fuerza superior, junto al comulgatorio. Grandes fueron las gracias que
derram el Seor sobre ella en aquella comunin. Slo citaremos la de una
partecita de la sagrada forma que se le qued en la boca, con un marcado sabor
a carne y sangre, sin que la pudiera tragar, lo que la angusti en gran manera;
mas, al fin, sinti como que le pasaba al corazn y le abrasaba con tal fuego de
amor, que qued sumida en un arrobamiento que le dur varios das; y lo que es
ms, desde entonces, vuelta al pleno goce de su unin con Dios, recobr la
perfecta paz del alma, para no perderla ya ms.
Sobre el ao 1300 fue obligada por la obediencia a aceptar el Priorato de
Eymeux, donde demostr los elevados quilates de su virtud, que le permitieron
superar las no pequeas dificultades de aquella nueva fundacin; pero cuando
todo pareca marchar en ella viento en popa, plug al Seor destituirla de su
Priora, a la que encontr madura ya para el cielo; y en efecto, llamla a as, con
una muerte tan preciosa como su vida, el 25 de noviembre de 1303.
Sepultada all, brill con multitud de milagros que extendieron su fama de
santidad y aumentaron la devocin de los fieles. Mas habindose tenido que
abandonar la fundacin, con no poca resistencia de los habitantes de Eymeux fue
trasladado a Parmnie el sagrado cuerpo, con renovadas maravillas, como la de
haberse separado las aguas de dos impetuosos torrentes para dar paso a la
comitiva. En Parmnie recibi honrosa sepultura, extendindose su veneracin
por todo el pas, y en especial en la Orden. Habiendo sido abandonado el
Monasterio a causa de la revolucin de los Albigenses, que lo incendiaron,
quedaron las santas reliquias ocultas bajo los escombros, pero no se perdi su
culto, en la Orden principalmente, donde continu honrndosela como especial
protectora, segn consta de la abundante iconografa existente en las ms
remotas casas de la misma: tablas, lienzos y grabados de los siglos XV, XVI y
XVII.
En 1697 una pastorcita de aquellos contornos, guiada por la tradicin de que
entre las ruinas del Monasterio haba cuerpos santos, y acuciada por un
manuscrito de la vida de la Beata Beatriz, que providencialmente vino a sus
manos, busc y encontr los sagrados restos, que fueron autenticados por el
Cardenal Le Camus, Obispo Prncipe de Grenoble. Reconstruida la iglesia, y
colocados aquellos en lugar decoroso, renovse la devocin popular en frecuentes
peregrinaciones que cubrieron el sepulcro de ofrendas y exvotos, en
agradecimiento de los muchos milagros que obraba el Seor por intercesin de
su sierva.
Beata Beatriz, 25 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 121
Ocupada y vendida Parmnie por la Revolucin en 1790, y habiendo pasado
al poder de los herejes anticoncordatarios en el 1802, no volvi al culto catlico
hasta el 1839, en que la adquiri el Obispo de Grenoble, el cual autoriz la
apertura de la sepultura (que, pese a tantas vicisitudes, guardaba intactos los
sellos que le haba puesto el Cardenal Le Camus), y fueron trasladadas al
Monasterio de Beauregard parte de las reliquias.
Comenzaron entonces los procesos para la beatificacin equipolente, y el
20 de marzo de 1869 la Sagrada Congregacin de Ritos decret que la sierva de
Dios Beatriz de Ornacieux deba continuar gozando el culto que los pueblos le
tributaban con el ttulo de Beata desde tiempo inmemorial.
Beata Beatriz, 25 de noviembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 122
Beata Beatriz, Cartuja francesa de Parmenia, por Mignard
Finalmente, Pio IX, Pontfice Mximo, aprob esta sentencia por decreto del
15 de abril de 1869; y por otro del 13 de mayo del mismo ao, concedi a toda
la Orden su Misa y Oficio, con rito de XII lecciones, del comn de vrgenes no
mrtires, con la oracin propia siguiente:
Por la imitacin de la Pasin de Cristo hiciste,
Seor, a la beata Beatriz, virgen, una vctima de
tu amor; concdenos por su intercesin y ejemplo,
compartir aqu en la tierra los padecimientos de tu Hijo
y participar un da de tu gloria en el Cielo.
Por N. S. JC.
Beato Guillermo de Fenol, 16 de diciembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 123
Beato Guillermo de Fenol
16 de diciembre
BEATO GUILLERMO DE FENOL, MONJE.
Naci Guillermo en un lugar
del Marquesado de Monferrato,
dicesis de Alba, en las montaas
del Piamonte, Italia, a principios del
siglo XII, ignorndose muchos
detalles de su vida. Dej, no
obstante, tantos ejemplos de las
virtudes propias de su estado
humilde y condicin obediente, que
el Postulador de su Causa de
Beatificacin pudo decir: Si la
virtud eminentemente practicada es
admirable cuando se junta al
esplendor de la doctrina, mucho
mayor es todava su encanto
cuando tiene por compaera la
ingenuidad, el candor, la simplicidad
del alma; y esta simplicidad debe
tenerse como la suprema sabidura,
especialmente en aquellos que
fueron llamados a vivir en la
obscuridad del Claustro, no para
ensear, ni para mandar, sino para
obedecer y para darles ejemplo de
sumisin. Tal sucedi con nuestro
bienaventurado Guillermo.
Era todava joven cuando,
ilustrado por Dios, y desengaado
del mundo, de sus vanidades y
falsos goces, se consagr a la
penitencia en una profunda soledad
de las montaas del Piamonte, junto
a una fuente que an hoy se llama
del beato Guillermo. All se ocult
Beato Guillermo de Fenol, 16 de diciembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 124
para morir al mundo, a s mismo y a sus pasiones. Separado de todo comercio
mundano con el cuerpo, mucho ms lo estaba an con el espritu y el corazn;
y persuadido de que su recuerdo es siempre peligroso, procuraba borrarlo
enteramente, prohibiendo a su imaginacin toda libertad en ejercitarse sobre el
mismo; y as, descuidado de cuanto ocurra en la tierra, no tena otro intento que
el de pasar sus das santamente en la obscuridad, y prepararse del mejor modo
al juicio de Dios, meditando los aos eternos que siguen al voluntario destierro,
olvidado de todas las criaturas, pensando slo en su Hacedor, y entregado a una
dura penitencia, trituraba los ltimos restos de sus pasiones y de los halagos de
este mundo; y, aplicado fervorosamente a la oracin, que de ordinario unga con
las lgrimas, santificaba todos sus instantes y se una a Dios de modo cada vez
ms ntimo, embelleciendo cada vez ms y ms su alma con las gracias y dones
que el Seor dispensa abundantemente a sus leales servidores.
Mas, como su hermosura de alma era tanta, que hasta en su cuerpo se
trasluca, el demonio, rabioso por tanto desprecio y dolido por las constantes
derrotas que nuestro Guillermo le infliga, movi a una mala mujer a que le
ayudase en su empeo de derribar al siervo de Dios de tan anglico modo de
vivir. Encendida, pues, en malos deseos, fuese a la soledad, y all solicit
impdicamente a Guillermo con seducciones y halagos; pero ste, puesta en Dios
toda su confianza, sali triunfante de tales acechanzas; las que, no obstante, le
hicieron comprender que no estaba bien solo en aquellos montes, y lo movieron
a solicitar su admisin en la cercana Cartuja de Casetas (Casularum), para
hermano Converso, siendo admitido inmediatamente, con general satisfaccin de
la Comunidad.
No quiso el Seor dejar sin castigo la injuria hecha a su siervo con la
tentacin que acabamos de relatar; por lo que suscit tremendas tempestades en
aquella tierra que haba tenido que abandonar para salvaguardar su virtud.
Comprendieron sus habitantes que el Altsimo castigaba en aquella forma el
atentado contra el santo solitario, y acudieron a la Cartuja a suplicarle se apiadase
de ellos y suplicase al Cielo que aplacase sus iras. Hzolo as Guillermo y al punto
renaci la calma en la atmsfera y pudieron ya vivir tranquilos aquellos
campesinos, que en gratitud ofrecieron a la Cartuja un censo de varias cargas de
leas, y algunas tierras.
Beato Guillermo de Fenol, 16 de diciembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 125
Beato Guillermo de Fenol, por Serra Goday, Cartuja de Montalegre.
Seguro ya en el puerto de la vida religiosa, enaltecidas sus obras con el sello
divino de la obediencia, dedcose con toda su alma a la ms exacta observancia
de la Regla, con lo que
alcanz en breve tiempo
una elevada santidad.
Miraba a sus superiores
solamente con los ojos de
la fe, y estaba siempre
dispuesto a obedecerlos a
la menor insinuacin de su
voluntad, prescindiendo en
absoluto de sus juicios,
i n c l i n a c i o n e s y
repugnancias.
La simplicidad de su
espritu fue su mejor
preparaci n para l a
contemplacin. Quin
ms quieto que el ojo
sencillo? dice Kempis; y
el libro de los Proverbios,
(3, 32): Su conversacin
es con los sencillos. Por
ello la piedad del Beato
Guillermo no iba a la zaga
de su obediencia.
Su espritu estaba
todo con Dios, su corazn
todo en Dios, y sus
esfuerzos eran todos para
Dios. Era sobre todo
devotsimo de Jess
Crucificado. Habale el
Seor enseado lo que
dice San Pablo, que la
ciencia de la salvacin consiste en conocer a Jesucristo, y este Crucificado (1
Cor, 1, 2-3) es decir, en penetrarse de la gravedad de las propias ofensas hechas
Beato Guillermo de Fenol, 16 de diciembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 126
al Seor, considerando a qu precio fueron expiadas, y cun grande amor
demostr a los hombres el Hijo de Dios, entregndose por ellos a una tal
reparacin. Saba Guillermo que, si todo cristiano est obligado a esto, mucho
ms el religioso cartujo, que en correspondencia a vivir en la intimidad del divino
Maestro, debe estar siempre ms vigilante para evitar las ms pequeas
infidelidades en su servicio y ms avivado para crecer siempre en su amor.
Cuenta Dorlando que, estando un da el Siervo de Dios orando ante un
Crucifijo, mientras abundantes lgrimas de compasin regaban sus mejillas, de
pronto el Seor comenz a hablarle desde la Cruz; y mientras le llenaba el alma
de soberana dulzura, le crucific en espritu, de tal manera que desde aquel da
no poda recordar la sagrada Pasin sin llenarse de afliccin profunda.
Exento de toda ambicin, y emulando slo las virtudes de su estado, de las
que en su sencillez se crea desnudo, hallse sin saberlo con la ventaja de ser,
en realidad, el ms humilde servidor de todos. Y as, libre de todo temor y de toda
esperanza humana, hizo tan santo uso de lo terreno, que se elev por encima de
ello, suspirando slo por la eternidad, a la que procur prepararse con las
prcticas de la vida regular, en las que persever con la ms hacendada piedad
y constancia hasta su muerte, que fue la de los justos, y ocurri alrededor del ao
1200.
Su cuerpo fue enterrado en la casa de abajo o Conrera; pero acudiendo el
pueblo en constantes peregrinaciones que turbaban no poco el recogimiento de
los Hermanos, se le traslad al cementerio de arriba; pero, prodigiosamente, sus
sagrados restos volvieron a aparecer esa misma noche en su primera sepultura.
E igual prodigio volvi a realizarse otras dos veces que fue llevado arriba el cuerpo
del Beato. Dios lo quera abajo, donde pudiera ser venerado de los fieles.
La fama de tales maravillas extendi ms y ms la del Beato, y comenzaron
a levantarse altares en su honor y a pintarse y a esculpirse muchas imgenes
suyas a lo largo de los siglos XIII, XIV y XV, probando los numerosos exvotos,
que se le dedicaron, no ser vana la confianza que en l se depositaba. En
innumerables actas de donacin, pertenecientes algunas ya al siglo XII, se le da
el ttulo de Santo y de Bienaventurado. Y San Pio V, que haba sido Obispo de
Mondoni, cerca de la Cartuja de Casetas, en un Breve de1868 autoriza el ttulo
de Bienaventurada Virgen Mara en su Purificacin y Bienaventurado Guillermo
Casotolo y Garecio.
Tres siglos despus fue encontrado el cuerpo del Santo incorrupto, premio
Beato Guillermo de Fenol, 16 de diciembre
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 127
sin duda de la virginal pureza que tan celosamente guard en vida. Y an ahora,
despus de ms de ochocientos aos, es objeto de pblica veneracin en la
parroquia donde descansa, y en todas las pblicas necesidades se recurre a su
proteccin.
Pio IX, por decreto de 1862, confirm el culto inmemorial que se le vena
tributando al bienaventurado Guillermo Fenouil, y el Captulo General del ao
siguiente insert en su Carta la siguiente Ordenanza: Confirmamos la
Ordenacin hecha entre ao por el Reverendo Padre sobre la fiesta del Beato
Guillermo, la que se fija el 19 de diciembre, con XII lecciones, del comn de
Confesor no Pontfice (hoy de monjes), para toda la Orden. Su memoria se
celebra despus de la renovacin litrgica el 16 de diciembre.
Oracin:
Oh Dios, que enalteces a los humildes;
servirte a ti es reinar; concdenos imitar
la sencillez del beato Guillermo, para
alcanzar el reino prometido a los pequeos.
Por N. S. JC.
10
Tomado de Vocacin y vida de los Cartujos, por un monje de Jerez, 2 edicin, Grande Chartreuse, 1993
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 128
EPLOGO
Antes de terminar la redaccin de este libro he querido pedir su parecer a diversas
personas de las que me causan inters su opinin (entre las que se encuentra mi
hermana Julia) y algunas de ellas me mostraron su deseo de saber el da a da de
estos Santos, es decir, algo sobre el gnero de vida de estos hombres y mujeres de
Dios de los que tan poco sabe el hombre de la calle y, a veces, lo poco que sabe
viene envuelto en leyendas.
A continuacin transcribo un opsculo escrito por un annimo monje de Jerez que
creo satisfar los deseos antes apuntados.
Al final, se aaden las direcciones de algunas Cartujas y otras de inters cartujano,
por si el lector prefiere pedir ms informacin y bibliografa a las propias monjas y
monjes cartujos, o encontrarla en las pginas webs que hay sobre ellos.
Funcin de la Orden Cartujana
10
La Orden de la Cartuja es una institucin monstica enteramente consagrada a la
divina contemplacin. Lo afirman as repetidamente los Estatutos Renovados de la
Orden. El Cartujo tiene por finalidad primordial disponerse a vivir en ntima unin con
Dios, la ms perfecta posible aqu en la tierra, segn el grado de gracia concedido
a cada uno. Buscar a Dios ms ardientemente en el hombre interior, encontrarlo
ms rpidamente y poseerlo ms perfectamente, es el fin que los Estatutos sealan
al monje.
Atento a la oracin y a la alabanza, mientras parece desinteresado del mundo, sin
embargo, en la medida en que vive de Aquel que con su accin y su presencia llena
todo el universo, y de Cristo, que dio su vida para vivificarnos, realiza un eminente
apostolado transfundiendo en las almas, en virtud de la Comunin de los Santos, el
caudal divino que el Salvador aport al manantial.
Su funcin en el Cuerpo Mstico es la de las arterias que, silenciosas y escondidas,
transmiten sin cesar la sangre vivificante a todos los rganos.
El edificio, las ocupaciones, el horario, la organizacin entera de los Cartujos
responde a ese fin. Vida eremtica combinada con algunos elementos cenobticos,
que una larga experiencia de nueve siglos ha ido unificando y perfeccionando.
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 129
El ambiente
Los monasterios cartujanos estn formados por un claustro, en cuyo centro hay un
extenso patio, y en l ordinariamente el cementerio monacal. Alrededor del claustro
estn alineadas las celdas de los monjes, presididas por la Iglesia del monasterio.
Fuera del claustro se hayan los talleres, habitaciones y dependencias.
La celda en que el Cartujo transcurre gran parte de su vida, es una casita de varias
habitaciones, con un pequeo huerto o jardn. Cada celda da al claustro o corredor
por un ventanillo donde el Hermano despensero deja las viandas para la comida.
Siempre que el monje entra en su celda reza un Ave Mara en la habitacin de
entrada. El interior de la celda sirve de oratorio para el rezo de los Oficios divinos y
la oracin, de sitio de estudio, de comedor y de alcoba. Tiene tambin un taller o
galera con banco de carpintero, una leera y los servicios ms indispensables.
Los Hermanos no-sacerdotes, encargados especialmente de los trabajos materiales,
viven ms cerca de sus talleres y dependencias, y en celdas ms reducidas, pues
gran parte del da estn ocupados fuera de ellas.
Cerca del recinto claustral, la portera y sus locales sirven para atender, sumaria y
caritativamente, a huspedes y familiares.
Todo el monasterio y su claustro de celdas independientes responden al espritu
peculiar de los Cartujos. Una atmsfera serena de paz y silencio, lejos del trfago
urbano y del turismo masivo, invita al recogimiento interior y a la oracin.
Vida Eremtica
Como el desierto para los antiguos monjes, la soledad es el elemento caracterstico
del Cartujo. Protegido y envuelto por ella escucha la voz del Espritu, que es luz y
amor, y se prepara para llegar a la intimidad con Cristo y a la unin con Dios. Nada
tanto como la soledad puede favorecer la suavidad de la salmodia, la aplicacin de
la lectura, el fervor de la oracin, la profunda meditacin y el don de lgrimas.
En el retiro de la celda el solitario se ocupa la mayor parte del tiempo en obras
espirituales: rezo del Oficio cannico y del Oficio de la Virgen, lectio divina o
lectura meditada de la Palabra de Dios, lectura de Santos Padres y autores
espirituales, estudios teolgicos, oracin. Ocupaciones intercaladas con labores
manuales. Su fin es el descanso mental y el ejercicio fsico conveniente para la salud,
servir a la Comunidad con su trabajo y atender mejor al fin de su vocacin. El monje
cuida y limpia su celda, cultiva el herto con sus rboles y plantas, y ejecuta pequeos
trabajos de artesana (carpintera, torno, encuadernacin...). Ha de colaborar en las
actividades comunitarias y en la atencin espiritual y cultural de sus hermanos. El
Hermano a su vez, con el trabajo abnegado, sostiene la economa, la vida y la
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 130
vocacin de los dems, y fiel a su ideal contemplativo se santifica consagrando el
mundo a la gloria del Seor.
Pero esta soledad no excluye la necesaria relacin con la propia familia, por carta o
alguna vez de visita.
Espritu Contemplativo
El carisma de la vocacin contemplativa mueve al solitario a unificar toda su vida y
convertirla en oracin. Purificado por la paciencia, robustecido por la meditacin de
las Escrituras y penetrando en lo profundo de su corazn mediante la gracia del
Espritu, puede no slo servir a Dios, sino unirse a l.
Fruto inmediato de esta gracia es el despego afectivo de lo creado, la simplicidad de
corazn y una virginidad espiritual en que se realiza un gran misterio, el de Cristo y
la Iglesia, cuyo modelo es Mara Santsima, misterio oculto en toda alma fiel y que la
soledad revela ms hondamente. Dios concede a sus atletas la ansiada
recompensa por el esfuerzo del combate, la paz que el mundo ignora y el gozo en el
Espritu Santo, escriba San Bruno a su amigo Ral.
Pero miembro de la Iglesia, el contemplativo no abandona a sus hermanos.
Segregado de todos, est unido a todos y en nombre de todos ora en presencia del
Dios vivo. En un mundo materializado y hedonista, en plena sociedad de consumo,
es un testimonio elocuente de espiritualidad, un intercesor -con Cristo y unido a l-
que expa los pecados de todos, un apstol del puro amor y de la fe en Dios. Su vida
muestra que los bienes celestiales estn ya aqu presentes, preludia la resurreccin
y en cierto modo anticipa la renovacin final.
Austeridad y Penitencia
La vocacin del religioso, como la de todo cristiano, es lucha contra los propios
El mundo os mira y, acaso sin saberlo, espera mucho de
vuestra vida contemplativa. Vuestro camino es evanglico, en
pos de Cristo. l exige la donacin total en la separacin del
mundo, como consecuencia de una eleccin valiente, que tiene
su origen en la sola llamada de Jess. Es l quien os ha
dirigido esta invitacin de amistad y de amor a seguirle a la
montaa para quedaros con l.
Juan Pablo II, 5 octubre 1984
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 131
defectos y ejercicio de la virtud. Abarca tambin una asctica especial, sabiamente
estudiada, segn el fin propio de la orden. En la Cartuja todo est regulado por una
tradicin venerable: la ausencia de confort y de distracciones que disipan la mente
y debilitan la voluntad, el rigor de la soledad, la pobreza en el ajuar, en el vestido y en
el trato, el corte cotidiano del sueo, el trabajo manual, la penitencia en la comida.
Y todo prueba que la profesin de la vida solitaria es fuente de honda paz, que
purifica e ilumina el espritu y al mismo cuerpo le da salud y longevidad.
Nunca, ni an estando enfermos, comen carne; por la maana no desayunan nada;
de septiembre a abril se contentan, por cena, con una frugalsima colacin; y en
Adviento y Cuaresma tampoco toman lacticinios. Un da a la semana, si la salud lo
permite, ayunan a pan y agua. Por lo dems la comida no es escasa, y est bien
preparada. Aunque interrumpen el sueo por varias horas, el tiempo total de
descanso es suficiente, y su lecho, de tablas y paja, con mantas y sbanas de lana,
es austero pero sano.
Esta ascesis moderada produce un equilibrio fuerte y saludable, ordenado a fines
ms altos: la pureza de corazn y la bsqueda infatigable de Dios mismo.
Convivencia Monstica
Una parte de vida comn viene a perfeccionar y moderar la soledad, evitando sus
posibles peligros. Sirve para asegurar y comprobar el progreso en la renuncia de s
mismo y en el amor al prjimo, sin el cual no se dara verdadera unin con Dios.
Permite tambin aceptar jvenes vocaciones que con la colaboracin comn lleguen
a hacerse autnticos monjes.
Varias veces al da acuden los monjes a la iglesia para celebrar los Oficios
conventuales, en los que la convivencia monacal alcanza su mejor expresin. La
salmodia y el canto litrgico, que en la Cartuja conserva el aejo sabor y el sentido
entraablemente religioso del canto gregoriano, funden la voz y el afecto de cada uno
con los de sus hermanos y los de toda la Iglesia, pues todo el Cuerpo Mstico, es
decir, la Cabeza, Cristo, y sus miembros, realiza el culto pblico ntegro. La liturgia,
cima y fuente de la vida eclesial, es para el Cartujo signo de contemplacin y
complemento de la oracin solitaria. a su vez la oracin en soledad completa el culto
comunitario. Y por la conjuncin de ambas participa del Misterio de Cristo,
crucificado y resucitado.
Todo el ao, en el corazn de la noche, el Cartujo se levanta para entonar las
alabanzas del Seor. Resulta impresionante este Oficio nocturno: reunidos todos en
la iglesia, cantando y orando a la vez, recitan himnos, salmos y cantos bblicos, y
escuchan en profundo recogimiento la lectura de la palabra de Dios y de los Padres
de la Iglesia.
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 132
De maana toman parte en la Eucarista, rezada, cantada o concelebrada, centro y
alimento de la vida solitaria. El resto del Oficio no cantado en coro, lo recita cada uno
en su celda con un ceremonial semejante. Todo ello forma el sacrificio de labanza
de una Comunidad de eremitas.
Las reuniones capitulares y la administracin o gobierno de cada monasterio
suponen una atividad organizada y llevada en comn, para bien de todos y de cada
uno.
Completan la convivencia monstica algunos recreos en comn, los domingos y
solemnidades, y un paseo semanal y mensual de varias horas fuera del monasterio.
Los monjes disfrutan en ellos de un sobrio descanso, conviven familiarmente y
pueden edificarse mutuamente.
La Orden Cartujana recibi como herencia de sus fundadores una
vida separada del mundo y unida a Dios, y -ejemplo claro y digno de
todo elogio- la ha conservado intacta y sin mengua a travs de los
siglos. A toda la Iglesia importa que mantenga su vitalidad, es decir,
que sus miembros deseosos de dar a Dios lo que se le debe, no
cesen de consagrar todas sus fuerzas en adorarle. Mediante tal
culto, puro y sin menoscabo, la Cartuja aporta al pueblo cristiano
una insigne y manifiesta ayuda, y auxilia a todos los hombres, pues
todos buscan el camino de la vida y necesitan la gracia de Dios. La
contemplacin y la constante oracin deben ser tenidas por
funciones primordiales, realizadas en beneficio del mundo entero.
Pablo VI, 18 abril 1971
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 133
La jornada cartujana
La distribucin est centrada en el horario del Oficio divino. A media noche, en la
iglesia, durante dos o tres horas, toda la Comunidad asiste y participa de los Maitines,
siguiendo las pocas del ciclo litrgico anual. A continuacin, -a primera hora del da-
cantan las Laudes correspondientes. De vspera el Cartujo ha descansado varias
horas, y despus de Laudes volver al lecho a tomar el descanso necesario para
cumplir a satisfaccin con una vida austera y reglamentada.
Por la maana reza Prima, tiene oracin, y en la iglesia asiste a Misa, ms
participada con el corazn que con los labios, en profundo recogimiento. Los das
festivos la Misa conventual se celebra ms solemnemente. Luego se diversifican las
ocupaciones, estudios y trabajos, en las celdas y en los talleres u obediencias,
entreverado todo con el rezo de las Horas menores a su tiempo apropiado.
A medio da toma el almuerzo, seguido de un amplio intervalo libre, en la celda. A
primera hora de la tarde vuelve al estudio o al trabajo, hasta las Vsperas, trmino del
oficio comunitario. Tras una nueva combinacin de ocupaciones, toma la frugal cena
o colacin, y despus de un buen rato de recoleccin espiritual u oracin, las
Completas cierran el da.
Los domingos y fiestas, el Oficio cannico se canta en la iglesia, comen juntos en el
refectorio, y tienen reunin, pltica y recreo en comn. Los das de paseo, que es
semanal o mensual segn el grado mayor o menor de retiro de Padres o Hermanos,
un horario acomodado por la tarde les permite tener varias horas de sano
esparcimiento.
Distribucin metdica y prudente, avalada por una larga experiencia, que permite al
solitario alcanzar la meta de su vocacin: santificarse en su unin con Dios para bien
propio y de las almas.
Hermanos no-sacerdotes
Padres y Hermanos, sacerdotes y no-sacerdotes, conviven, bajo forma algo diversa,
la misma vocacin solitaria y contemplativa. La familia cartujana puede llenar as ms
perfectamente su funcin integral en la Iglesia. Los Hermanos estn preferentemente
dedicados a las ocupaciones ms indispensables para una Comunidad reducida, o
a labores que requieren cierta especializacin tcnica.
Adems de los ejercicios que practican individualmente, todas las noches participan
del oficio coral. Y los domingos y solemnidades acuden a todos los Oficios
conventuales. Diariamente tienen Misa participada en comn, y pueden asistir a la
Misa conventual. Segn la preferencia espiritual de cada uno, toman parte en el
11
Tomado de Los Cartujos, hoy. Una vida para la vida de la Iglesia, por un Cartujo. 2 edicin, Cartuja
Aula Dei, Zaragoza, 1987. Pginas 46-47.
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 134
Oficio mediante el rezo vocal, la salmodia, o la oracin en silencio.
La formacin del Hermano Cartujo es larga y exigente. Despus de un tiempo de
probacin, l mismo elige entre la vida de Donado, sin votos pero con un compromiso
de religiosa fidelidad; o la de Hermano converso, con profesin perpetua. Adems de
la preparacin que requiere cada trabajo, cursan un ciclo de estudios apropiados,
inspirados en la Palabra de Dios y la Espiritualidad de la Orden.
Unidos a Jess en su vida oculta y de trabajo, viven la fe y la caridad, y cooperan
eficazmente a la marcha y al espritu del monasterio.
Monjas cartujas
11
La Cartuja cuenta tambin, casi desde sus comienzos como Orden, de rama
femenina, siempre ntimamente ligada a la masculina de la que recibe cuidadoso
apoyo y ayuda espiritual y material. Dos Padres y algunos Hermanos, residiendo en
cada monasterio femenino, atienden a lo espiritual y ayudan en lo temporal,
respectivamente.
La finalidad, el espritu y los medios empleados son idnticos en ambas ramas. La
soledad, elemento primordial de la observancia cartujana, conserva tambin entre las
monjas su lugar, aunque acomodado al temperamento femenino.
La liturgia comunitaria de las monjas consiste, lo mismo que la de los monjes, en los
Maitines y Laudes a medianoche, la Misa conventual por la maana y las Vsperas
por la tarde.
Al igual que los monjes, la rama femenina realiza su vocacin tambin bajo dos
modalidades: monjas de coro y Hermanas (profesas o donadas). Hoy como ayer,
cada una de estas modalidades sigue teniendo su razn de ser. Hay almas, en
efecto, que para ofrecer a Dios el don total de s mismas sienten la apremiante
necesidad de consagrarse a l en la mayor soledad posible; otras, en cambio,
sintiendo idntico deseo de entrega a Dios en la soledad, necesitan que este don de
su vida se encuadre en el marco de una existencia sencilla y laboriosa. Caminos de
Dios ...
Ambas vocaciones se complementan entre s y confieren al monasterio una
atmsfera de equilibrio y armona.
Las monjas de coro se encargan, en lo posible, de aquellos trabajos que pueden ser
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 135
realizados en la soledad, mientras que las Hermanas ejecutan los restantes trabajos
de la casa. Los Hermanos se ocupan, generalmente, de los trabajos de la huerta,
fuera de la clausura.
Por un antiqusimo privilegio, las hijas de San Bruno profesas solemnes reciben de
manos del Obispo diocesano, la consagracin virginal, expresiva ceremonia que
simboliza la unin de la religiosa con Cristo, su celestial Esposo.
Siguiendo la tendencia postconciliar dentro de la Cartuja, las monjas de Benifa
habitan celdas con su jardincito individual, a modo de las de los Padres.
Tienen todas las semanas una recreacin-paseo en comn, que comprende una
hora de trabajo en comn y dos horas de paseo por la amplia extensin de la
clausura.
En general, las distintas Casas tienen amplio margen para acomodar a las
necesidades personales los tiempos de recreacin en comn. La tendencia moderna
es acomodarse lo ms posible al rgimen de los monjes, es decir, al que vivi San
Bruno.
Las etapas de desarrollo de la vocacin femenina coinciden casi totalmente con las
de la rama masculina.
Aceptad el desafo del mundo contemporneo y del mundo
de siempre, viviendo ms radicalmente que nunca el misterio
mismo de vuestra condicin absolutamente original, que es
locura a los ojos del mundo y sabidura en el Espritu Santo:
el amor exclusivo al Seor y en l a todos vuestros hermanos
los hombres.
(Juan Pablo II a las monjas de clausura: 2-6 1980)
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 136
Condiciones de Ingreso
1.- Sincero deseo de darse totalmente a Dios; inclinacin sobrenatural a la soledad,
el silencio y la oracin.
2.- Buena salud, sin enfermedades hereditarias o adquiridas, sin neurosis o
perturbaciones psquicas; buen sueo.
3.- Madurez fsica y psquica; temperamento equilibrado, sin excesiva sensibilidad
o imaginacin; juicio recto, voluntad firme y dcil; adaptable a la soledad y a la vida
comn.
4.- Capacidad mental y fsica para realizar las obligaciones regulares, los estudios
o los trabajos manuales.
5.- Ausencia de todo impedimento cannico, familiar, econmico o de otra clase.
El que aspire al sacerdocio tiene que poseer la instruccin humanstica, o
equivalente, para poder cursar los estudios preparatorios de filosofa y teologa. Es
preciso cierto conocimiento del latn, pero en caso de insuficiencia se le ayuda a
perfeccionarse. Debe estar ya en los veinte aos, sin pasar de los cuarenta y cinco.
Una edad superior, como tambin el profeso perpetuo de otro Instituto, necesitan una
dispensa expresa extraordinaria.
La vocacin -invitacin de Jess a una entrega por amor- se manifiesta por la
inclinacin personal y por la posesin de las condiciones requeridas. Cuanto sea ms
pura y elevada la motivacin, y a la vez ms honda, mayor garanta habr de
responder con xito a esta predileccin divina.
Etapas de formacin
La primera es el postulantado. El candidato, que usa sus ropas y efectos
personales, vive en una celda y practica los ejercicios regulares, bajo la direccin del
Maestro de novicios. Experimenta y compulsa as la vida que desea abrazar y sus
propias disposiciones personales.
Despus de varios meses, si el voto de la Comunidad le es favorable, pasa al
noviciado. El novicio vive ya enteramente la regla monstica, vestido del hbito
cartujano: tnica blanca de lana, escapulario o cogulla de la misma tela, y lleva una
capa negra en los actos conventuales. En el segundo ao comienza a cursar los
estudios de Liturgia, Escritura, Teologa y Espiritualidad propios de su vocacin
monstica personal. Al terminar el noviciado, si el voto comn es positivo, pronuncia
ante el altar la Profesin temporal por tres aos.
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 137
Concluido este trienio convive dos aos con los monjes profesos, antes de su
definitiva entrega, para una mayor libertad y autodeterminacin. Si el voto de la
comunidad le es favorable, hace al fin la profesin solemne que lo incorpora
perpetuamente a la Casa y a la Orden.
La emotiva ceremonia de la Profesin, celebrada en comunin con el sacrificio de
la Eucarista, es la consagracin en cuerpo y alma a Dios. Por ella vive el profeso
plenamente su consagracin bautismal, se libera de todo lazo para observar mejor
los consejos evanglicos y d pblico testimonio de la nueva vida que nos trajo Cristo
Redentor. El sacerdote cartujo, doblemente consagrado y vctima, se ofrenda a s
mismo por la Iglesia y por el mundo entero, unido a Cristo Sacerdote.
Los Institutos destinados por entero a la contemplacin, cuyos
miembros se dedican a slo Dios en la soledad, el silencio, la asidua
oracin y la generosa penitencia -por mucho que urja la necesidad
del apostolado activo-, ocupan siempre un lugar preclaro en el
Cuerpo Mstico de Cristo, ofrecen al Seor un eximio sacrificio de
alabanza, ilustran al Pueblo de Dios con frutos ubrrimos de
santidad, lo arrastran con su ejemplo y lo dilatan con una misteriosa
fecundidad apostlica. As son el honor de la Iglesia y torrente de
gracias celestiales.
Concilio Vaticano II, Perfectae Caritatis, n.7
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APNDICE N 1
LAS CARTUJAS ACTUALES EN EL MUNDO
En el actual ao 2000 hay un total de 19 Monasterios de Cartujos, con unos 370 monjes,
y 5 Conventos de Cartujas, con unas 75 monjas. Se encuentran situadas en Europa, Estados
Unidos de Amrica y en Hispanoamrica, donde en 1997 fue fundado el ltimo Monasterio
Cartujo, en Argentina.
PAS MONJES MONJAS
FRANCIA
Grande Chartreuse (Isre)
Chartreuse de Portes (Ain)
Chartreuse de Slignac (Ain)
Chartreuse de Montrieux (Var)
Chartreuse de Nonenque
(Aveyron)
Chartreuse Notre Dame
(Alpes de Haute Provence)
SUIZA Chartreuse de la Valsainte
ESPAA
Cartuja de Aula Dei (Zaragoza)
Cartuja de Jerez (Cdiz)
Cartuja de Miraflores (Burgos)
Cartoixa de Montalegre
(Barcelona)
Cartuja de Porta Coeli (Valencia)
Cartuja Santa Mara de
Benifa (Castelln)
PORTUGAL Cartuxa de Scala Coeli (vora)
ITALIA
Certosa de Farneta (LU)
Certosa de Serra San Bruno (VV)
Certosa della Trinita(SV)
Certosa de Vedana (BL)
GRAN
BRETAA
St Hugh's Charterhouse
(Parkminster)

ALEMANIA Kartause Marienau
ESLOVENIA Kartuzija Pleterje
EE.UU (USA)
Ch. of the Transfiguration
(Vermont)

BRASIL Mosteiro N.S. Medianeira (RS)
ARGENTINA San Jos (Den Funes)
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 140
APNDICE N 2
BREVE HISTORIA DE LAS CARTUJAS ESPAOLAS EXISTENTES EN LA
ACTUALIDAD Y SUS DIRECCIONES
PORTA COELI
Fundada en 1272. A 31 Kms. de Valencia y otros tantos del mar. Suprimida en la exclaustracin
general de 1835. Restaurada a la vida cartujana en 1943.
-Direccin postal: Cartuja de Porta Coeli. 46117 Btera. Valencia. Tel. 961600111
MONTALEGRE
Comienza en 1463. Queda suprimida en la exclaustracin de 1835. Recuperada por la Orden
en 1867 y restablecida la vida comunitaria en 1901. Se halla a 12 Kms. en linea recta de
Barcelona (17 por carretera), a 5 de Badalona y muy cerca de Tiana. Tel. 933951802
Fax (93) 395 02 82
-Distrito postal: Cartuja de Montalegre. 08391 Tiana. Barcelona.
MIRAFLORES
Fundada en 1442. A 3 Kms. de Burgos. En la exclaustracin de 1835 consigui mantener una
pequea comunidad para conservacin del edificio. Esto permiti que no se extinguiera por
completo la vida cartujana en Espaa. En 1880 fue repoblada por monjes espaoles residentes
en Francia. Todo el monasterio es monumento nacional.
-Distrito postal: Cartuja de Miraflores. Apartado 43. 08080 Burgos. 947268799
Fax (947) 27 28 54
JEREZ DE LA FRONTERA
A orillas del ro Guadalete, a 4 Kms. de Jerez y unos 15 del mar. Nace a la vida cartujana en
1476 con cartujos de Las Cuevas (Sevilla). Suprimida en 1835, fue restaurada y habitada de
nuevo por los monjes blancos en 1948. Es monumento nacional.
-Distrito postal: Cartuja de Ntra. Sra. de la Defensin. Apartado 229. 11406 Jerez de la Frontera
(Cdiz). Tel. y Fax 956156464
AULA DEI
Fundada en.1563, a orillas del ro Gllego y a 12 Kms. de Zaragoza. Suprimida en 1835, fue
recuperada por la Orden y repoblada en 1901. Declarada en 1985 monumento histrico nacional.
-Distrito postal: Cartuja de Aula Dei. 50192 Zaragoza. Tel. 976154211 Fax (976) 45 10 11
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 141
CARTUJA DE MONJAS DE BENIFA
Esta nica fundacin de hijas de san Bruno en Espaa se abri a la vida conventual en 1967, en
un antiguo convento de Cistercienses debidamente restaurado. Haba sido declarado monumento
nacional en 1931. Se halla en las cercanas de Puebla de Benifasar (provincia de Castelln de la
Plana).
-Distrito postal: Cartuja de Sta. Mara de Benifa. 12599 Puebla de Benifasar. (Castelln). Tel.
y Fax 977729011
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 142
APNDICE N 3
LOS CARTUJOS EN LA RED INTERNET
DIRECCIONES WEB DE INTERS
Los cartujos se han abierto su sitio en la red internet a travs de una serie de pginas webs, en
varios idiomas, en las que podemos obtener todo tipo de informacin sobre su vida, historia,
Monasterios, Estatutos, bibliografas diversas, informaciones prcticas, emails, fotografas y videos
del interior de algunas cartujas, enlaces wbes de inters, liturgias, etc.
A continuacin citamos algunas de estas direcciones webs cartujanas y otras de inters general
catlico:
Pgina oficial de la Orden Cartuja: http://www.chartreux.org
Pginas de fotos de La Grande Chartreuse, Chartreuse de Portes, Chartreuse de Slignac,
Chartreuse de Montrieux, Chartreuse Notre-Dame, Cartuja de Aula Dei, Cartuja de Santa Mara
de la Defensin, y Certosa della Trinit: http://www.chartreux.org/fr/cadre.html
St Hugh's Charterhouse (Parkminster): http://www.parkminster.org.uk
Cartuja de Aula Dei: http://www.auladei.es
La Certosa di Farneta: http://www.net.caen.it/certosini
La Grande Chartreuse: http://www.chez.com/fabul/Chartreux
Otras pginas: http://www.angelfire.com/pq/cartujavirtual/Vovicar.html
http://www.esglesia.org/cartujos.htm
Los Cartujos hoy, una vida para la Iglesia: http://www.chartreux.org/esp/hoy.htm
Enlaces eclesiales: http://www.esglesia.org
Santos, beatos, venerables...: http://www.esglesia.org/santos.htm
Para cualquier tipo de cuestiones histricas y cientficas se pueden dirigir a: Centre de
Recherches Cartusiennes, Muse, 30130 Pont-Saint-Esprit. FRANCIA y a los emails
Contact@chartreux.org y gc@chartreux.org
- LAUS DEO, VIRGINIQUE MATRI -
NDICE
Santos y Beatos de la Cartuja, por Juan Mayo Escudero. Pgina 143
Virgen de las Cuevas, por Zurbarn, Museo de Bellas Artes de Sevilla
Prlogo.....................................................................................................................
Beato Ayraldo, 3 de enero.........................................................................................
Beato Odn, 14 de enero..........................................................................................
San Hugo de Grenoble, 22 de abril............................................................................
Los Santos Juan, Agustn, Roberto y compaeros, 4 de mayo....................................
Beato Nicols Albergati, 9 de mayo...........................................................................
Beato Juan de Espaa, 26 de junio............................................................................
San Antelmo, 26 de junio..........................................................................................
Beato Bonifacio de Saboya, 14 de julio.....................................................................
Beatos Claudio Beguignot y Lzaro Tiersot, 16 de julio...........................................
Beato Guillermo Horn, 5 de agosto...........................................................................
San Esteban de Die, 7 de septiembre.........................................................................
San Bruno, 6 de octubre............................................................................................
San Artoldo, 8 de octubre.........................................................................................
Beato Landuino, 13 de octubre.................................................................................
Santa Rosalina, 20 de octubre...................................................................................
San Hugo de Lincoln, 17 de noviembre.....................................................................
Beata Beatriz, 25 de noviembre.................................................................................
Beato Guillermo de Fenol, 16 de diciembre...............................................................
Eplogo: Vocacin y vida de los Cartujos..................................................................
Apndices:
Las Cartujas actuales en el mundo............................................................................
Breve historia de las cartujas espaolas existentes en la actualidad y sus
direcciones................................................................................................................
Los cartujos en la red internet. Direcciones web de inters .......................................
6
11
16
21
28
40
46
51
57
60
67
70
75
88
93
99
106
124
130
135
147
148
150

Ju a n M a y o
Escudero, extremeo y
maestro en la ciudad
gaditana de El Puerto de
Santa Mara, nos es ya
conocido autor en tareas
cartujanas con su libro
sobre el Padre Ramos de
la Pea, 1998; sus
ponenci as en l os
C o n g r e s o s
I n t e r n a c i o n a l e s
Cartujanos de Sevilla
(1998), Val demosa
( 1 9 9 9 ) , y
Montebenedetto (Italia) y
Aggsbach (Austria) en el
presente ao.
En la presente obra, Juan Mayo ha querido salir al
paso de un tal vez excesivo nmero de publicaciones
sobre temas cartujanos netamente artsticos. Las Bellas
Artes son en verdad valores importantes para el hombre,
pero ms an lo son los ideales que vivieron aquellos
hombres y mujeres que fueron objeto de inspiracin para
Ribera, Zurbarn, Le Seur, Carducho, etc. Poco o nada es
lo que los ciudadanos de a pie podemos encontrar en
nuestras libreras sobre dicho tema. Juan Mayo ha
aprovechado la invitacin de Juan Pablo II a dar a
conocer a las nuevas generaciones del 2000 las vidas de
los testigos de la Fe para poner en nuestras manos esta
nueva obra, breve y completa a la vez.
En la foto superior, de 1999, aparece Juan en el patio
de honor de la Cartuja inglesa de Sant Hugs, Parkminster
, Condado de Sussex, en cuya visita a sta y a la antigua
de Londres el autor recibi el impulso definitivo para
componer este libro.
Mauricio Gonzlez-Gordon Dez
Presidente de la Asociacin de Amigos de la Cartuja de Jerez

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